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Romanos 12:1, 2
La vida requiere cambios. Todo lo que tiene vida es dinámico y para mantener su
existencia se requiere de cambios constantes en diferentes áreas y niveles.
La vida cristiana es también dinámica y requiere de grandes cambios. De hecho, la
vida cristiana comienza con un primer gran cambio: El arrepentimiento, que
esencialmente es un cambio de 180 grados. En seguida se da la regeneración y el
nuevo nacimiento, que de igual manera son grandes cambios. Así que es imposible ser
cristiano sin experimentar cambios.
La cultura es buena, toda vez se sujete a la Palabra del Señor. Sin embargo,
lamentablemente muchas cosas de nuestra cultura, por cuanto no depende de la
palabra de Dios es pecaminosa, por eso Jesús fue un hombre que se reveló contra
la cultura.
Uno de los obstáculos que impiden una auténtica espiritualidad es una mente no
renovada. Queremos vivir espiritualmente con una mente mundana. Eso
simplemente no es posible.
Deje que las Escrituras cambien su manera de pensar. La segunda parte del
versículo 2 dice: “para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios,
agradable y perfecta.” Es decir, para poder disfrutar la buena voluntad de Dios para
nuestra vida, es importante renovarnos en nuestra manera de pensar. Muchos
cristianos se pierden la oportunidad de conocer más a Dios y de experimentar su
gracia y lo nuevo que Dios quiere hacer porque se resisten a cambiar su manera de
pensar. Si queremos tener parte en lo nuevo que Dios quiere hacer debemos
cambiar nuestra manera de pensar porque solo así comprenderemos las nuevas
cosas que Dios quiere hacer. Cambiar de pensamiento es rendirse al Señor.
3. Ríndase al Señor
El versículo 1 dice: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro
culto racional.”
El apóstol nos exhorta a entregarnos como un sacrificio, pero vivo, es decir, para
agradar a Dios ya no se hace como en los tiempos del Antiguo Testamento mediante
sacrificios de animales, sino rindiendo la vida a la voluntad del Señor.
En segundo lugar, la santidad tiene que ver con una vida recta, no conforme a lo que
nosotros pensamos que es correcto, sino conforme a lo que las Escrituras nos dicen,
por eso el apóstol agrega que nuestra vida debe ser agradable al Señor. A quien quiere
agradar usted, con lo que usted hace en esta iglesia debe agradar a Dios no a los
demás hermanos.
Conclusión
La vida cristiana es posible disfrutarla, cuando nos rendimos plenamente a Dios,
cuando cambiamos nuestra manera mundana de pensar por una mentalidad bíblica.