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MITO
Y
HERMENÉUTICA
MITO Y HERMENÉUTICA
MITO Y
HERMENÉUTICA

Cuadernos de Reflexión
1
Publicaciones El Escudo
Buenos Aires
Argentina
Mito y Hermenéutica es una colección de trabajos prepa-
rados por miembros de la Sociedad Argentina de Profe-
sores de Sagrada Escritura.
ÍNDICE

A modo de presentación 7
/. Severíno Croatto

Introducción general al mito y la hermenéutica 11


Carlos Cuiten, Armando J. Levoratti,
Ignacio Vicentini

La nueva hermenéutica en perspectiva 31


/. Andrés Kirk

Mito y semántica 57
Armando Asti Vera

El mito-símbolo y el mito-relato 83
/. Severíno Croatto

El relato de la caída: análisis hermenéutico .. 97


Francisco García Bazán

Elementos mitológicos y midrásicos en la


interpretación de Juan 6:31-58 119
Rodolfo Obermüller

La epístola de Santiago como modelo de halaká


cristiana 145
© Publicaciones El Escudo
Luis Fernando Rivera
1973, Buenos Aires, Argentina
El mito "cristiano radical" según Thomas J. J.
Queda hecho el depósito que dispone la ley Altizer 171
Alejandro J. Desecar
Printed in Argentina Impreso en Argentina
A MODO DE PRESENTACIÓN

Con el título de "Mito y Hermenéutica" se


recogen aquí varios trabajos de miembros de
la Sociedad Argentina de Profesores de Sagra-
da Escritura (S.A.P.S.E.) que fueron discuti-
dos en común. El tema indicado suscitó un
hondo interés y a partir del problema del len-
guaje, y sus niveles de expresión y compren-
sión, se llegó hasta un análisis de la hermenéu-
tica, fundamentalmente de la "nueva herme-
néutica", y del mito, en sus aspectos esen-
ciales. De esta manera el tema del lenguaje se
situaba en el centro de la discusión, y una vez
considerado desde el punto de vista de la her-
menéutica, se podía profundizar en una direc-
ción concreta, la del mito.
El haber incluido una referencia a la teolo-
gía de la "muerte de Dios" tenía su sentido:
en el fondo, esa teología parte de un problema
de "lenguaje"; pero parece no haber medido
lo insondable del lenguaje religioso en su ex-
presión simbólica y mítica de la trascendencia.
Por otra parte, la conexión con el miarás
bíblico fue otro aporte enriquecedor: en efec-
to, si mucho se lo ha estudiado en las últimas
décadas (Bloch, Vermes, etc.), poco se lo ha

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analizado a partir del fenómeno de la "nueva nados mitos (por ej., el de la culpa) o los es-
hermenéutica" e incluso como otra manifesta- tudios midrásicos.
ción del lenguaje mítico-simbólico que se pre- Y un deseo final es que los miembros de la
senta como "relato" de un acontecimiento pero Sociedad Argentina de Profesores de Sagrada
que se sitúa más allá de lo contingente del Escritura podamos contribuir mucho, por me-
mismo, o sea en un nivel de trascendencia. dio de publicaciones de esta índole, al esclare-
Se puede incluir sin dificultad al midrás en cimiento de los grandes problemas que, en tan-
el lenguaje mítico en su sentido más profundo to universales, se re-manifiestan en nuestro
y orientador, salvas las características que le propio mundo latinoamericano.
vienen precisamente de ser un lenguaje "bí-
blico" y, por lo tanto, centrado en arquetipos J. Severino Croatto
no cosmogónicos sino históricos, y de su proxi-
midad con la "tipología".
Creo que una contribución común en estos
trabajos sobre el lenguaje religioso en sus as-
pectos hermenéutico y semántico por un lado,
o mítico y midrásico por otro, ha sido el mos-
trar la expresión de lo trascendente que se da
en él. Se va superando así esa comprensión
superficial de la "palabra" sagrada (en toda
religión) como mera subjetividad, o como li-
mitada a narrar "hechos" contingentes, resul-
tando de allí su ineptitud total. Mas esa "in-
justicia" cometida hacia el "homo religiosus"
es un pecado incomprensible de la "razón" que
—por este solo gesto fallido— se demuestra
inferior al lenguaje perenne de la trascendencia,
sea religioso o metafísico.
Para que el lector aproveche al máximo los
temas tratados en este volumen le sugerimos
que los relacione unos con otros, tal como fue
la situación original de la discusión en común.
Leídos, por ejemplo, los trabajos sobre la "nue-
va hermenéutica" se contará con un nuevo ho-
rizonte de intelección para entender el mito,
y viceversa, o ambos aspectos ayudarán a "com-
prender" los temas específicos sobre determi-

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INTRODUCCIÓN
Caitos Cuiten GENERAL AL MITO
Armando J. Levonatti Y LA
Ignacio Vicentini HERMENÉUTICA
1. La actividad hermenéutica.

El proceso hermenéutico comienza cuando


el hombre se interroga sobre el sentido de algo.
Lo que suscita la actividad hermenéutica es
esa realidad que revela y encubre un sentido:
lo revela, porque de lo contrario el sujeto no
se sentiría incitado a proponer la pregunta
sobre el sentido; lo encubre, porque si el sen-
tido se manifestara inmediatamente, no ca-
bría ninguna búsqueda hermenéutica.
Todo hecho significativo puede convertirse
en objeto de la actividad hermenéutica. Por
eso, el mundo de los signos y símbolos cons-
tituye su ámbito propio.
Signo es una totalidad concreta que incluye
un significante y un significado o, en otras
palabras, es la expresión (sensible) de un
significado. Hay símbolo, en cambio, "cuando
el lenguaje produce signos de grado compues-
to, donde el sentido, no contento con designar
algo, designa otro sentido, que no podría ser
alcanzado sino en y por el primero" (P. Ri-
coeur).
Como el lenguaje es la realización más per-
fecta y más rica de la capacidad simbólica
del hombre, el lenguaje es el ámbito privile-

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giado del proceso hermenéutico. En especial formalmente de sus principios y en la medida
el lenguaje literario, que emplea al máximo en que, desde cada uno de sus resultados,
los recursos expresivos, portadores de signi- vuelve a aquéllos".
ficado.
Este proceso termina en un metalenguaje, 3. La hermenéutica hoy.
es decir, en un "discurso sobre el discurso",
donde la palabra interpreta y descubre el sen- Diversos intereses suscitan en el hombre la
tido de otra palabra. pregunta sobre el sentido (el sentido de su
vida, de su estar-en-el-mundo, de su praxis).
Al asumir críticamente esta pregunta, y los
2. La reflexión hermenéutica. esfuerzos realizados para encontrar una res-
La actividad hermenéutica —como búsque- puesta, se tematiza en una ciencia o saber re-
da y apropiación de sentido— es algo que to- flexivo —la hermenéutica— la búsqueda hu-
dos realizamos de manera más o menos in- mana del sentido.
consciente. La reflexión o el saber hermenéu- Esta actitud crítica y reflexiva surge de una
tico, en cambio, toma conciencia de esa acti- serie de hechos convergentes que conviene
vidad y la convierte en objeto de indagación destacar:
sistemática. En primer lugar está la toma de conciencia
Estos dos aspectos no deben separarse. Las filosófica de la situación a partir de la cual
diversas actividades del proceso interpretati- se desarrolla toda interpretación o, en otras
vo fundamentan la reflexión sobre la índole palabras, de los presupuestos de toda inter-
del proceso. Y esta reflexión, a su vez, señala pretación. En el ámbito de la hermenéutica
las condiciones y los límites de toda interpre- bíblica todavía se suele establecer la distin-
tación, al mismo tiempo que le abre nuevos ción entre "exégesis histórica" y "exégesis
caminos. teológica". La primera exigiría una rigurosa
Por eso, lo nuevo de la hermenéutica —tal exclusión de todo interés personal del exégeta,
como comienza a desarrollarse ahora de ma- es decir, tendría que prescindir de todo pre-
nera cada vez más sistemática— no es el he- supuesto. La otra, en cambio, lleva inherente
cho mismo de la interpretación, sino el "es- el riesgo de que el exégeta altere las fuentes
fuerzo por comprender la estructura del acto para acomodarlas a su propio sistema de pen-
hermenéutico y, consiguientemente, por situar samiento. Pero la idea de que el intérprete
al intérprete en el ejercicio de su actividad. pueda dejar de lado su propia historicidad,
En otras palabras, se trata de hacer de la her- hasta tanto se apronte a pasar sistemática-
menéutica una ciencia, en el sentido señalado mente al campo teológico, se funda en un pre-
por Zubiri: "Una ciencia es realmente cien- juicio positivista y pasa por alto la cuestión
cia, y no simplemente una acumulación de co- claramente planteada por Bultmann: "¿Es
nocimientos, en la medida en que se nutre posible una exégesis sin presupuestos?".

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Entre los momentos que han conducido a En segundo lugar —y paralelamente— el
esta toma de conciencia se podrían señalar los desarrollo de las ciencias del hombre ha pues-
siguientes: to de relieve, además de los condicionamientos
—la crítica de Kant, que no parte del cono- de toda praxis y, por consiguiente, de toda in-
cimiento como de un simple dato, sino que se terpretación, la existencia de estructuras ocul-
pregunta sobre las condiciones de posibilidad tas detrás de las apariencias empíricas. En
de todo conocimiento, e introduce las formas esta serie se incriben:
"a priori", que no extraemos de la realidad —la sociología, en especial la de orienta-
sino que imponemos a las cosas; ción marxista, según la cual la relación visi-
—el despertar de la conciencia histórica ble, que es representación, encubre la estruc-
—realizada sobre todo gracias a Hegel— y la tura, que es real;
concepción de la historia como marco que —el psicoanálisis, abocado a poner de mani-
condiciona y hace inteligible la vida humana
(el hombre hace la historia, pero la hace en fiesto el fondo inconsciente del comporta-
condiciones que él mismo no ha elegido); miento consciente (hermenéutica de los sue-
—la comprensión, en sentido heideggeriano. ños);
En el análisis de la existencialidad de la exis- —la antropología, sobre todo en su línea
tencia, la comprensión aparece como uno de estructuralista, que parte del análisis sistemá-
los existenciales constitutivos de la existencia. tico de los productos objetivados del pensa-
En este sentido, la comprensión, entendida miento, para remontarse a las estructuras
como un modo de conocer posible entre otros, inconscientes del espíritu donde esas obras
debe ser interpretada como un derivado esen- tienen su origen;
cial del comprender primario constitutivo del —las ciencias del lenguaje (lingüística y
Dasein. Este aspecto ha sido destacado enfá- estilística en su orientación más reciente);
ticamente por Bultmann, a propósito de la ac- —la historia de las religiones y la revalori-
tividad hermenéutica: "La autocomprensión zación del mito.
del exégeta, en cuanto pre-comprensión, es
una parte del hecho hermenéutico" \ En esta situación, la hermenéutica está lla-
mada a realizar las siguientes tareas:
—la filosofía de la cultura, realizada parti-
cularmente por los filósofos neokantianos, cu- (1) tomar conciencia de esta complejidad,
yos temas fueron reasumidos luego, desde sin pretender reducirla, para dar cuenta de las
otra perspectiva, por ciencias como la lingüís- múltiples funciones del significar humano;
tica, la etnología, la sociología y la arqueolo- (2) establecer las debidas relaciones en es-
gía. ta pluralidad y polivalencia de funciones, pa-
ra mostrar su esencial interdependencia, je-
i Cf R. Lapointe, Les Trois Dimensions de l'Her- rarquizando al mismo tiempo los diversos ni-
menéutique, Gabalda, 1967, pág. 106. veles;

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(3) elaborar una teoría que haga com-
prensible el acto hermenéutico. vuelve en un horizonte constitutivamente li-
mitado: el horizonte de la historia y de su
4. Los tres parámetros de la hermenéutica. propia historia.
De esta manera, el conocimiento se encuen-
La reflexión sobre el proceso hermenéutico tra doblemente relativizado, o sea, en razón
nos lleva a establecer la existencia de tres del sujeto y del objeto, porque el ser, la rea-
parámetros, es decir, de tres dimensiones lidad, se dan históricamente, y tienen acogida
constitutivas de dicho proceso. Estas dimen- en el hombre dentro de un horizonte histó-
siones están dadas por los tres elementos que rico. Pero la reflexión crítica, a su vez, con-
integran todo acto hermenéutico: la obra, el fiere un valor a esta relatividad percibida
intérprete y la realidad. como necesaria. La hace aparecer menos co-
La deducción de los tres parámetros tiene mo una restricción del conocimiento que como
como punto de partida concreto el hecho mis- una condición de su existencia. Así, la histo-
mo de la comunicación en el espacio y en el ricidad del hombre se hace constitutiva de la
tiempo: dos o más sujetos que se ponen en verdad.
comunicación gracias a la mediación de for- Esto anula toda pretensión de "objetividad"
mas significantes. En otras palabras, toda absoluta. Por eso es preciso distinguir en todo
comunicación implica un emisor y un recep- acontecimiento histórico —como lo hace R.
tor, y no puede realizarse sin la mediación G. Collingwood— un aspecto externo, sus-
del lenguaje. ceptible de ser delimitado y descrito objeti-
Ante este hecho —un receptor que asimila vamente, y un aspecto interior, es decir, el
el lenguaje proveniente del emisor— se plantea pensamiento de los actores de la historia, que
el problema de cuáles son las condiciones a sólo puede ser conocido cuando se prolonga
priori de la interpretación, es decir, las es- o encuentra un eco en el pensamiento del his-
tructuras fundamentales de la experiencia toriador. De esta manera el pensamiento del
hermenéutica. Se trata, entonces, de la de- historiador se integra en el objeto de la his-
terminación trascendental del acto hermenéu- toria y, en sentido inverso, el conocimiento
tico en su estructura esencial y necesaria. histórico es conocimiento de sí mismo.
Esto es lo que R. Lapointe denomina la "de- Esta presencia del sujeto en el acto herme-
ducción trascendental de los parámetros". néutico constituye el parámetro existencial.
(2) En el lenguaje y por el lenguaje •—en
5. La deducción trascendental de los tres el sentido amplio de toda objetivación porta-
parámetros. dora de significado— el hombre entra en el
diálogo hermenéutico. El lenguaje represen-
(1) La comprensión hermenéutica es el ta el momento terminal y plenamente consti-
hecho de un existente concreto, que se desen- tuido del pensamiento. Además, el carácter
social del lenguaje hace que trascienda a cada
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uno de los existentes que usan de él: sus re- tica o literaria radica en que así se respeta el
cursos semánticos y sintácticos se oponen al orden seguido por la conciencia. Lo primero
hombre como un dato, que le exigen un pro- de que es consciente el intérprete es la obra,
ceso de acomodación. "Esta 'dureza' del len- o el objeto en sí mismo, como conjunto _sig-
guaje, que resiste, como un mármol, a la in- nificativo. Sólo en un segundo momento esos
tención significante del individuo, confiere a signos y símbolos refieren al intérprete a un
esta intención resonancias ilimitadas, al mismo más allá de sí mismo. Y hace falta un nuevo
tiempo que una objetividad que la hace comu- esfuerzo de reflexión para descubrir, en la
nicable. .. y hace que la interpretación del apropiación del significado de la obra, las
mensaje sea a la vez posible y difícil. Posi- estructuras que provienen del hermeneuta.
ble, porque gracias a él el individuo salé de Esto se debe a la función mediadora del len-
sus límites subjetivos; difícil y riesgosa, no guaje. Al objetivarse en una obra, el sujeto
solamente porque cada lector está dotado de creador se hace interpretable y comprensible.
una sensibilidad verbal idiosincrática, sino Sin esa mediación, nunca podría serlo. Por
sobre todo porque el instrumental de palabras consiguiente, tanto el acto del autor como el
lleva consigo una plasticidad nunca reducti- acto del intérprete se encuentran suspendidos
ble plenamente" 2. del lenguaje.
Esta función mediadora del lenguaje en el En este aspecto, los aportes más valiosos
hecho de la comunicación fundamenta el pa- provienen de la filosofía del lenguaje y de las
rámetro estético. ciencias de la literatura. El aporte filosófico
(3) El lenguaje nos da la realidad, el mun- está dado principalmente por la orientación
do, el ser. En otras palabras, nos conduce al que toma el pensamiento de Heidegger en su
tercer parámetro: el ontológico. Toda con- última etapa. Esta "conversión" o Kehre influ-
ciencia remite a un más allá de sí misma; to- ye sobre la así llamada "nueva hermenéutica"
do pensamiento es intencional; toda expresión (Gadamer, Ebeling, Fuchs), porque señala el
lingüística tiene un referente. El revestimien- paso de las categorías de existencia auténtica y
to verbal y el contenido trasmitido son inse- no-auténtica, a las de lenguaje objetivamen-
parables. Por consiguiente, toda interpreta- te de todos los días, opuesto al puro lenguaje
ción implica, de alguna manera, la realidad del ser.
objetiva, el ser. Otra ciencia que está llamada a ejercer una
importante influencia sobre la hermenéutica
6. El parámetro estético. es, sin duda, la estilística en su enfoque más
reciente. Sus dos características fundamenta-
La razón más simple y más convincente pa- les son las siguientes:
ra conceder la prioridad a la dimensión esté- (1) el paso del punto de vista genético al
punto de vista estructural. Para el historicis-
2 R. Lapointe, o. c, págs. 65, 66. mo, comprender es encontrar la génesis, la

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forma anterior, las fuentes, el sentido de la ra bien, ¿cuál es el nivel en el cual actúan los
evolución. El enfoque estructural, en cambio, autores bíblicos? "La mayor parte del Anti-
se interesa por las organizaciones sistemáti- guo Testamento y parte del Nuevo pertenecen
cas en un estado determinado. Conociendo la a este nivel (literario) del lenguaje. En los
personalidad del autor o las circunstancias ex- dos sentidos antes expuestos: los autores sa-
ternas que condicionan la creación literaria, grados operan con una lengua literaria pre-
aún no se llega a comprender la obra misma existente y, bajo la acción del Espíritu, desa-
—su sentido inmanente— que es lo realmente rrollan su propia lengua literaria" 3 .
importante; Por eso, la hermenéutica bíblica no debe
(2) como consecuencia de lo anterior, la perder de vista esta dimensión estética. Ella
consideración de la obra como objetividad au- nos permite, además, esa fruitio sensus spiri-
tónoma, es decir, como totalidad con sentido tualis, que un excesivo cientifismo literálista
propio o como "totalidad delimitada" (W. Kay- tiende a sofocar.
ser).
La importancia del parámetro estético se El parámetro ontológico.
funda en un hecho que ha sido puesto muy
bien de relieve por L. Alonso Schóckel, a quien El lenguaje "arriesga" el ser: lo oculta o
sigue Lapointe: las diversas lenguas se em- lo manifiesta. La palabra auténtica es la que
plean habitualmente a diferentes niveles. Los responde y corresponde al ser. Lo propio del
principales son la lengua literaria, la científi- hombre es hacer venir al ser en la palabra.
ca y la vulgar. En la esfera científica, la len- De esta manera, el lenguaje "nombra", es de-
gua tiene un uso puramente referencial: la cir, hace presentes las cosas que nombra. Así
correspondencia entre el significante y el sig- el ser se dice en el lenguaje y el lenguaje di-
nificado sería algebraica, del orden de la ce al ser.
igualdad (1 igual a l ) . El signo es trasparen-
te, y no detiene su atención sobre sí. En En el ámbito filosófico, la palabra, al reve-
el lenguaje cotidiano o vulgar, las palabras larnos el ser, se hace acontecimiento-apro-
también desempeñan una función de canal, piación (Er-eignis). En el ámbito de la reve-
pero ocasionalmente aportan valores distintos, lación —que es el propio de la Biblia— la
de carácter expresivo. El lenguaje literario, Palabra se hace acontecimiento al revelarnos
en cambio, se complace en ser ambiguo, uti- a Cristo, en la realidad de los momentos (kai-
liza ampliamente las cualidades sonoras de roi) que realizan el designio salvífico de Dios.
las palabras, añade nuevos significados al sig- La pregunta sobre el contenido de realidad
nificado semántico de las palabras. Más gra- es esencial al proceso hermenéutico. Pero en
tuito y desinteresado que el lenguaje común, cada caso se deberá tener en cuenta la "ín-
se esfuerza por explotar conscientemente los
recursos expresivos de una lengua dada. Aho- 3 L. Alonso Sehokel. La palabra inspirada, La Biblia
a la luz de la ciencia del lenguaje, Herder, 1966, pág. 140.

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dolé" de la realidad en cuestión (hermenéu- Haciendo una analogía con la Encarnación,
tica de los mitos, los sueños, las obras litera- podemos afirmar la "completa kenosis de la
rias, la Biblia. . . ) . palabra de Dios en el lenguaje humano", y a
partir de ahí proponer una concepción de la
7. El parámetro existencial. hermenéutica bíblica completamente inscrita
La hermenéutica comporta una dimensión en los cuadros de una hermenéutica general.
existencial, es decir, un conjunto de factores: Es posible establecer una relación entre de-
presupuestos, experiencias, conocimientos, terminadas concepciones de la hermenéutica
dudas, disposiciones afectivas, gustos, a priori bíblica y las correspondientes "teologías" de
filosóficos, etc., que brotan de la subjetividad la Encarnación. Así, por ejemplo, al punto de
del intérprete. Todos estos factores pueden vista fundamentalista corresponde una teolo-
considerarse en bloque con el nombre de his- gía docetista; al racionalismo hermenéutico,
torialidad. un tipo de arrianismo; a una excesiva separa-
Sin embargo, no hay que olvidar la pruden- ción de los cánones naturales y sobrenatura-
te advertencia de Kásemann: "La principal les, una separación nestoriana de las natura-
virtud del historiador y el fundamento de to- lezas de Cristo; a una absorción total de la
da hermenéutica sensata es, en mi opinión, hermenéutica general en la hermenéutica bí-
el ejercicio de la facultad de escuchar, el em- blica, correspondería una absorción monofisis-
peño por respetar los derechos de aquéllo que ta de la naturaleza humana en la divina, etc.
está sustraído a nuestro conocimiento y de no De aquí surge la difícil cuestión: no el que se dé
hacer violencia sistemáticamente a la realidad una relación, sino el cómo de esa relación.
de las cosas" (Zum Thema der urchristlichen
Apokalyptik, ZTK 59, 1962, pág. 258). 0 como Para aclarar, al menos en parte, esa rela-
dice Fuchs, es el texto el que nos interpreta a ción, y justificar de esa manera la afirmación
nosotros, y nuestra pre-comprensión, además de la inscripción total de la hermenéutica bí-
de cumplir su función de guía para la interpre- blica en una hermenéutica general, se pueden
tación del texto, nos induce a poner en duda hacer dos reflexiones:
nuestra propia autocomprensión, en base a la (1) la tradición como punto de inserción
autocomprensión que nos viene del texto 4 . de ambas hermenéuticas;
(2) los presupuestos que intervienen en el
8. La hermenéutica bíblica. intérprete de la Biblia.
Lo dicho hasta ahora pretende ser una re-
flexión sobre la hermenéutica general. ¿Qué (1) El punto de inserción: la tradición.
relación guarda la hermenéutica general con
la hermenéutica bíblica? La comprensión hermenéutica debe conce-
birse no tanto como un proceso subjetivo
* Cf R. Lapointe, o. c. pág. 106 sig. cuanto como la inserción en un acontecimien-

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to de tradición, donde pasado y presente ín- mitida por el lenguaje nos viene de otros
ter actúan constantemente. hombres, del pasado, de la historia.
La interpretación supone, entonces, que la Este principio de la "inserción del sujeto
subjetividad del intérprete se inserta en la en un acontecimiento de tradición" constitu-
tradición, y que la tradición penetra en la sub- ye lo fundamental de la hermenéutica general
jetividad del intérprete. Esta afirmación y es válido también para la hermenéutica bí-
compromete los tres parámetros antes descri- blica, donde nos revela su especificidad y su
tos, sobre todo el ontológico y el existencial, irreductibilidad (que no es lo mismo que se-
es decir, el hecho pasado real y su sentido parabilidad) respecto de la hermenéutica ge-
existencial presente. neral.
Aquí conviene destacar el carácter inter-
siíbjetivo o interpersonal del proceso (diálo- (2) Los presupuestos.
go) hermenéutico, porque es la intersubjeti-
vidad la que unifica los tres parámetros. (De En realidad, el único presupuesto del intér-
allí que el punto de partida de la deducción prete de la Biblia es la fe. La fe es el funda-
sea el hecho de la comunicación en el espacio mento y el resumen de todas las disposiciones
y en el tiempo). requeridas para la lectura de la Biblia. En su
El carácter intersubjetivo del parámetro es- función de presupuesto, la fe implica que el
tético se funda en la realidad interpersonal del intérprete se considera sometido a la misma
lenguaje. Ferdinand de Saussure, por ejem- fuerza espiritual de la cual procede la obra es-
plo, distingue en el lenguaje la lengua y el crita, y además, la pertenencia del intérprete
habla. La lengua es un idioma concreto, sis- a un medio, a una comunidad que comparte
tema de signos lingüísticos o conjunto de con- su actitud. Es decir, la fe implica el Espíritu
venciones adoptadas por un cuerpo social pa- (y por eso es sobrenatural) y la Iglesia (y por
ra permitir el ejercicio del lenguaje entre los eso es social). Esta fe sobrenatural, a su vez,
individuos. El habla es el uso individual de constituye la tradición exegética, que se estruc-
la lengua. Según esto, el lenguaje es inter- tura y ramifica por la acción de los diversos
personal en su doble dimensión de lengua y órganos que se ha dado el cuerpo social de la
de habla: como sistema de signos socialmente iglesia bajo la acción del Espíritu (autoridad
vigente y como instrumento de comunicación. del magisterio, sensus fldelium, actividad exe-
El carácter intersubjetivo del parámetro gética. . .). Estos órganos tradicionales impri-
existencial aparece sobre todo por la inserción men en el intérprete de la Biblia los diversos
del intérprete en una determinada tradición presupuestos, que en realidad no son más que
histérico-cultural y su actualización para el las articulaciones de un único presupuesto: la
presente. fe. De estos presupuestos son tres los que están
especialmente relacionados con la hermenéuti-
El carácter intersubjetivo del parámetro ca bíblica: la inspiración, la revelación y la
ontológico se funda en que la realidad tras-
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canonicidad. Los otros presupuestos —relacio- ben lanzarse a un diálogo sincero y fecundo con
nados más indirectamente con l:i Biblia— pue- el texto sagrado, cuyo resultado sea —simul-
den ser agrupados con la expresión analogía táneamente— una justa comprensión de las
de la fe. Escrituras y un esclarecimiento de la existen-
La inspiración parece asociada al parámetro cia actual.
estético, y como presupuesto hermenéutico sig- De todo lo dicho podemos concluir que la her-
nifica propiamente que al ser Dios sti único menéutica bíblica no debe ser sumergida en
autor todos los libros de las Escrituras, Anti- la hermenéutica general así como tampoco ha
guo como Nuevo Testamento, forman un con- de ser situada al margen de ella. Como Cristo,
texto literario unificado. ella une a Dios y al hombre. Hemos podido
La revelación acompaña necesariamente al ver que aquello que hace divina a la herme-
presupuesto de la inspiración y se asocia al pa- néutica bíblica, lejos de hacerla menos humana,
rámetro ontológico. En efecto, toda obra litera- la inserta —por el contrario— en lo más pro-
ria revela a su autor, y en el caso de la Biblia fundo de la experiencia hermenéutica.
reduplicativamente, porque el autor (presu-
puesto de la inspiración) es el mismo que cons-
tituye el "objeto", el "tema", el "actor" de la
obra. Y el conocimiento se hace por vía de
"familiaridad", porque la obra literaria me
acerca al autor, lo mediatiza.
La canonicidad como tercer presupuesto vie-
ne asociada al parámetro existencial y significa
la suficiencia de las Escrituras para la vida de
la iglesia. Es decir, por el hecho de ser "canó-
nico" un libro se convierte en "sagrado" y así
se hace norma de fe y de conducta para el cris-
tiano. Este presupuesto manifiesta también la
dimensión social del fenómeno de la inspira-
ción y de la revelación. Porque es la Biblia la
que estructura la iglesia, y es la iglesia la que
determina su canonicidad.
La analogía de la fe, finalmente, aunque no
toque directamente a la Biblia, constituye tam-
bién un presupuesto del intérprete creyente.
Estos presupuestos de la hermenéutica bí-
blica son, justamente, sólo presupuestos, y de-

28 29
•M,t4«-

LA NUEVA
J. Andes Wrk HERMENÉUTICA EN
PERSPECTIVA
La nueva hermenéutica está vinculada es-
pecialmente con los nombres de dos de los dis-
cípulos de Rudolf5 Bultmann: Ernst Fuchs y
Gerhard Ebeling .
La metodología tiene como fundamento la
hermenéutica de Heidegger, tal como la des-
arrolla en la segunda fase de su filosofía6.
Para los teólogos existencialistas la nueva
hermenéutica es una tentativa de resolver el
problema del lenguaje 7 . Este problema pone de
manifiesto el dilema de que a la historia se la
preserva solamente en un lenguaje entendido
en términos de conceptualización racional. Por
otra parte estos mismos teólogos, ocupados en

5 Véase J. M. Robinson, su propagador en el idio-


ma inglés, "Basic Shifts in Germán Theology", Interp,
16, 91, 1962, págs. 95-97; "The Germán Discussion of
the Later Heidegger", The Later Heidegger and Theo-
logy, New Frontiers in Theology, Vol. I, red. J. M.
Robinson y J. B. Cobb, 1963; "Hermeneutic Since Barth",
The New Hermeneutic, New Frontiers, Vol. II, págs. 1-77.
6 Véase Voegelin, "History and Gnosis", The Oíd
Testament and Christian Faith: A Theological Discus-
sion; comp. B. W. Anderson, 1963, págs. 64-89.
i Es importante subrayar que el problema surge de
los preconceptos compartidos por ellos. No existe co-
mo tal para los que no los hayan aceptado.

33
la nueva búsqueda del Jesús de la historia , Por otra parte la nueva hermenéutica no
no pueden dejar de lado como inaplicable la empieza su tarea únicamente cuando se ha
posición tomada por los teólogos liberales del fijado, según la ciencia de la crítica textual,
siglo pasado en cuanto a esa búsqueda. Sien- el mejor texto, sino que considera que el len-
ten la necesidad de responder a la mismas pre- guaje mismo trasmite una interpretación. 0
guntas que antes se hacían acerca de la meto- sea, dentro de las palabras y frases bíblicas
dología histórica, aunque es cierto que sus interviene un principio hermenéutico; por cuan-
supuestos filosóficos han cambiado en parte. to el lenguaje, al intentar expresar sus temas,
Para los teólogos que intentan ir más allá ya está cumpliendo una función hermenéutica.
de Bultmann la diferencia entre la hermenéu- De modo que el exégeta del texto no tiene nada
tica clásica y la nueva hermenéutica se ve en más que hacer sino seguir con la tarea herme-
el hecho de que la nueva reclama solamente néutica ya empezada por el texto. El resultado
para sí el derecho de llamarse la única tarea de este punto de vista es que la nueva herme-
genuma de estudio bíblico 9 . La hermenéutica néutica absorbe todas las demás disciplinas
llamada "clásica" era una subdivisión de todo bíblicas —exégesis, teología sistemática, teolo-
el estudio de la Biblia; tenía que ver con el es- gía práctica, homilética, etc.— n.
tudio de las reglas filológicas y la historia de
la exégesis de los textos aplicables a las pala- Sería útil exponer la posición de la siguiente
bras mismas 10. manera. Los hechos no existen "en bruto" co-
mo tales. Un hecho cualquiera ya lleva su pro-
pia interpretación al informarse sobre él, o sea,
8 Véase J. Jeremías, Das Problem des historischen el hecho inevitablemente es algo que ha sido
Jesús, 1960; J. M. Robinson, The New Quest for the interpretado de antemano. Alan Richardson se
Historie Jesús, 1959; J. B. Bedenbaugh, "The First De- expresa así: "La mayoría de los historiadores
cade of the New Quest of the Histórica! Jesús", Luth Q contemporáneos (aquí exagera) ya no conside-
16, 1964, págs. 239-67; J. Barr. "Revelation through ran que su tarea sea recoger hechos históricos
History in the Oíd Testament and Modern Theology"
(Interp 17, 1963, págs. 193-205); Amos N. Wilder, "New de los cuales los sociólogos y otros puedan sa-
Testament Hermeneutics To-day", Current Issues in car generalizaciones científicas. La historia es
New Testament Interpretation; comp. Klassen y Sny- considerada como un proceso recíproco entre
der, 1962; R. P. Martin, The New Quest of the Histo-
rical Jesús; Kantzer, The Christ-Revelation as Act and
Interpretation. Jesús of Nazareth: Saviou- and .Lord; New is the New Hermeneutic?". Th To-day, 22, 1965-6,
comp. C. F. H. Henry, 1966, págs. 23-45; 241-64. págs. 218-235, dice, "la hermenéutica tradicional suele
haber sido interpretada como los principios teóricos o
» Véase J. M. Robinson, The New Hermeneutic, pág. las reglas que gobiernan la interpretación de los docu-
6; G. Ebeling, artículo en Die Religión in Geschichte mentos históricos, especialmente las Escrituras", pági-
und Gegenwart. na 220.
io Véase K. Stendahl, "Implícations of Form-Oriti- 11 Véase J. M. Robinson, "Scripture and Theological
cism and Tradition-Criticism for Biblical Interpreta- Method", C B Q. 27, 1965, págs. 12, 13; "Basic Shifts...";
tion"; J B L 11, 1958, págs. 33-38; C. E. Braaten, "How o. c, pág. 95.

34 35
el presente y el pasado, de modo que los com-
promisos actuales facilitan un entendimiento como un acontecimiento histórico (el hecho en
sí); sólo existe la reflexión del profeta acerca
del pasado desde dentro" n. del acontecimiento histórico captada en pala-
Esta posición se diferencia de la adoptada bras que no son la trasmisión fiel de la revela-
por Bultmann en el sentido de que sus discí- ción de Dios, ni son meramente palabras, sino
pulos afirman que la historia tiene importancia que en sí mismas son hechos históricos que
(y no solo el kérygma) porque nos hace tomar crean nuevas situaciones.
conciencia de nuestra situación. En este pro- Entendemos, en resumen, que la hermenéu-
ceso el lenguaje tiene un lugar único. tica de los teólogos existencialistas es solamen-
En la mitología clásica, Hermes (hermenéu- te un instrumento en la tarea de encontrar la
tica), el mensajero de los dioses, fue quien in- realidad del "ser" dentro del proceso continuo
ventó el lenguaje l''. Es decir, comunicó la ver- de la historia, entendida ahora como la trasmi-
dad divina a través de palabras. La hermenéu- sión de la interpretación de las palabras y no,
tica tenía que ver, según este concepto, con la a la inversa, como la delineación e interpreta-
interpretación y la aplicación de la revelación ción de la historia y su significado por medio
divina. de las palabras.
Ahora, este concepto ha cambiado totalmen- Lo importante, entonces, en la cuestión de
te y ha llegado a ser el estudio del lenguaje en la interpretación del texto no es la explicación
cuanto comunicación de la verdad acerca de la de lo escrito, sino la búsqueda de la experien-
existencia. Alan Richardson dice que jamás cia del escritor, frente a esa situación con-
podemos pensar en la revelación como propo- creta. La hermenéutica se usa como instru-
siciones trasmitidas por Dios al hombre, sino mento en la búsqueda ontológica del "porqué"
como acontecimientos en la historia. Sin em- de la existencia. Por eso no podemos evitar
bargo, según la metodología de los teólogos de una discusión filosófica, sobre todo de los
la nueva hermenéutica ya no existe tal cosa supuestos filosóficos, cuando tratamos de la
hermenéutica.
12 Artículo en The Listener, Londres, 1965, "When
Is a Word an Event?". Véase también, H. Ott. "Die El lenguaje en el 'Nuevo Testamento
Frage nach dem Historischen Jesús und die Ontoíogie
der Geschichte, Theologische Studien, 1960. Que esta Los conceptos claves en el pensamiento de
metodología representa una mala interpretación de la la nueva hermenéutica son: el lenguaje, la fe
historiografía de Collingwood, y que no es sostenible, y la relación entre el lenguaje y el texto por
véase R. O. Bender, "Historical Criticism and the Bi- un lado y. por el otro, entre el lenguaje y la
ble", Luth. Q., 17, 1965, págs. 24-42; J. Hopkins, "Bult- historia. En estas relaciones tan individual-
mann on Collingwood's Phílosophy of History", H T R,
58, 1965, págs. 227-233. mente concebidas es donde la nueva hermenéu-
13 Véase Hch. 14:12, "A Pablo llamaban Mercurio
tica busca la comunicación de la palabra de
(Hermes) porque éste era el que llevaba la palabra". Jesús con la autodeterminación del hombre
de hoy.
36
37
En estas dos secciones dejaremos que hable de la fe. La nueva búsqueda del Jesús de la
la nueva hermenéutica a través de Fuchs 14 , historia debe entenderse a la luz de esta rela-
quien empezando con el texto mismo del Nue- ción. La realidad histórica está condicionada
vo Testamento, se expresa sobre la importan- por el lenguaje en la manera que la historia
cia del lenguaje (que no debe confundirse con nos hable. La historia nos confronta con ella
las palabras) y su relación con la iglesia y el a través del lenguaje. Porque:
canon del Nuevo Testamento. "Donde sucede la historia, el lenguaje no es
Toda la composición de los evangelios se meramente un instrumento para indicar todos
plantea al nivel del lenguaje. Los evangelios los significados posibles; por el contrario, el
son un fenómeno lingüístico. La iglesia primi- lenguaje mismo llega a ser un acontecimiento
tiva también constituía un fenómeno lingüís- que puede crear un mundo o destruirlo" 15.
tico. Existía por el nuevo lenguaje. Terminó su El lenguaje del Nuevo Testamento precede
función cuando el Nuevo Testamento quedó y puede protegernos de una vida de mudez cau-
escrito. sada por el pecado. Cuando el lenguaje fun-
Para Fuchs la comprensión verdadera del ciona como debe, se trasforma en gracia, y He-
Nuevo Testamento solo se da a los ojos de la era a ser palabra de Dios. El lenguaje es una
fe que siempre corre el riesgo de ser trasfor- llamada (Anruj) y un cita (Zuruf). Él hombre
mada en vista. La fe debe ser contrastada con existe entre el llamado y la respuesta.
sus consecuencias, las cuales siempre reper- El lenguaje como palabra de Dios funciona
cuten contra la fe, trasformándola así en vista. de la manera siguiente. El lenguaje justifica
E] problema de la exégesis tradicional es jus- al ser por permitirle existir y estar presente
tamente que, en sus supuestos, se ha tornado en el tiempo. Trasforma al ser en aconteci-
ya en vista. Hay dos peligros que se deben miento. El lenguaje hace más que meramente
evitar. La teología de la fe busca un término asignar el ser al pensamiento, reduciendo así
medio entre el fanatismo (la esperanza apoca- su significado a una entidad. Hace que, tanto
líptica, como por ejemplo en el testimonio el ser como la entidad, lleguen a ser un acon-
ocular del Jesús resucitado) y la tradición (la tecimiento. Solamente en el lenguaje el ser es
formulación de la creencia expresada de ma- un acontecimiento.
nera concreta). "La palabra concreta es lo que primero eleva
La relación entre el lenguaje y la fe es un el ser hacia el ser, admite el reunirse como
punto central en el desarrollo de la teología reunión v así lo hace posible". El aconteci-
miento lingüístico {Sprachereignis) 16. enton-
14 Studies of the Historical Jesús, Londres, SCM. tes, puede describirse como "permiso" 1T.
1964, originalmente Zur Frage nach dem Historíschen
Jesús, Gesammelte Aufsatze II, 1960; véase también G. IB Studies of the Historical Jesús, pág. 79.
Ebeling, Wort und Glaube, Tubinga, J. C. B., Mohr (Paul 16 Ebeling prefiere el término Wortgeschehen (el
Sicbeok), 1960 (ensayos), (traducción en inglés, Word acontecimiento de la palabra).
and Faith, Filadelfia, Fortress Press, 1963). 17/6/4 pág. 209.

38 39
pósito, su intención. Estudio para el cual con-
El lenguaje no es la condensación del pensa- taba con algunos instrumentos que la ayuda-
miento, sino al contrario. La lucha entre 'el he- ban: la historia de las palabras; la crítica li-
cho' y "la palabra" debe resolverse a favor de teraria; los léxicos; las gramáticas; la crítica
la palabra. del estilo; las materias paralelas; el trasfondo
"El texto, no es, pues solamente el siervo que histórico del cual surgió el texto y la historia
trasmite las formulaciones kerygmáticas, sino de las ideas y de la religión.
más bien un amo que nos dirige al contexto "El sentido del texto, entonces, sería apre-
lingüístico de nuestra existencia, en la cual hendido hasta el punto de ser entendido de
existimos 'ante Dios' " 1S. tal manera que refleje fielmente la verdad en-
El texto mismo es una hermenéutica con el cerrada en él" 20 .
resultado de que la exégesis siempre debe ser Los textos religiosos presuponen un conoci-
continuada. Por lo tanto, en realidad, lo que miento del fenómeno de la religión. Si dicen
está interpretándose con la ayuda del texto es algo nuevo deben tomar por su cuenta su auto-
el momento presente. conocimiento. Por lo tanto, la exégesis del Nue-
Trataremos de resumir el argumento de vo Testamento mayormente es la interpreta-
Fuchs de la siguiente manera: la esencia del ción, ya que se refiere a un acontecimiento
lenguaje está en que da el permiso. El permi- nuevo. La tradición y el texto están estrecha-
so es un acontecimiento lingüístico posibilitado mente unidos. La exégesis exige una interpre-
por las palabras de Jesús. El hombre depende tación en el sentido de una crítica de la materia
de la comunicación de la gracia de Dios que le a tratarse.
viene a través del lenguaje, no depende de los Hacemos una distinción metodológica entre
sucesos históricos. La certeza histórica es la exégesis e interpretación. La exégesis se tras-
antítesis de la fe. La función principal de Je- forma en interpretación cuando el expositor se
sús en su ministerio estaba en lo que decía. pregunta en cuanto al objeto de la exégesis
El significado de la cruz está consumado una como una declaración de la verdad —lo que el
vez que determina un nuevo tipo de existencia. texto entiende por la materia a tratarse.
Las palabras nos crean una prolongación tem-
poral para tomar decisiones. Si se perdiera el La exégesis lleva el sentido del texto. La
lenguaje de Jesús, todo estaría perdido. predicación obliga a toda,persona a asumir una
actitud frente al texto. Únicamente cuando se
prueba la utilidad de un texto para la predi-
Función interpretativa de la exégesis del cación, éste entrega su sentido completo.
Nuevo Testamento 19. El tipo de exégesis llamado histórico-crítico,
Tradicionalmente entendida, la exégesis exa- tiene una metodología que apunta a las co-
minaba el sentido de un texto. Es decir, su pro- nexiones irrefutables. El tema principal, sin
ís Ibid, pág. 211. 2o Ibid, pág. 84.
19 Ibid, págs. 84-103.

41
40
embargo, debe ser la pregunta: ¿De qué mane- § 2. El tesoro escondido (Mt. 13:44). El te-
ra entendían un dicho determinado los com- soro no es el reino. El reino es el rendimiento.
prometidos originalmente en la cuestión? La Así, que la frase introductoria, ó[xoía eatlv f|
respuesta exigirá la comprensión del autocono- PaaiAEía TWV OVQCCVWV, con dativo de comparación,
cimiento de aquellas personas. confunde el propósito de la parábola. La
fiaoikeía viene por medio de la predicación de
El método histórico-crítico se opone al mé- Jesús.
todo de autoconocimiento, pues este último, di-
ce, introduce todo tipo de caprichos y fantasías Fuchs termina esta sección con una discu-
de interpretación. Tal método está ligado a los sión metodológica. Entre otras cosas dice que
existencialistas (Heidegger) y al tiempo, su la exégesis debe tener en cuenta los aconteci-
propósito es revelar lo que es el hombre. "La mientos psicológicos porque, inevitablemente,
interpretación existencial" es aquella interpre- debe hacer suposiciones acerca de las inten-
tación inspirada por los existencialistas. Lo ciones que hay detrás del acontecimiento.
existencial que se debe emplear es la "libertad
para la palabra". El objeto de la interpretación El poder de Dios ya se ha manifestado en
en la exégesis del Nuevo Testamento es la fun- una palabra que ha vencido toda necesidad.
ción del texto como lenguaje, especialmente en Por consiguiente, el lenguaje ya no está ba-
la situación de la predicación. sado sobre el sentido conceptualizado de las
palabras, el fruto del pensamiento cartesiano,
Fuchs da dos ejemplos para ilustrar cómo sino sobre la naturaleza personal de la exis-
funciona sobre el texto neotestamentario lo tencia, en la relación entre el "yo" y el "tú".
que él llama el método de autoconocimiento:
La fe tiene por objeto la palabra. En cuanto
§ 1. La semilla de mostaza (Me. 4:30-32). El a la función de la fe no nos interesa su con-
contexto es la proclamación y no la interpre- tenido, sino el solo hecho de que tenga liber-
tación del reino. Tenemos que criticar la ori- tad de ejercicio. El ser del hombre (Dasein)
ginalidad de la parábola ya que no cabe bien aparece como la palabra. Lo que sí nos im-
en el contexto escatológico. Sería equivocado porta ahora es que la fe se trasmita en el
interpretarla en términos de crecimiento. En mundo, pasando por alto las crisis. La palabra
la imagen, el fin depende de su comienzo. Te- encuentra su característica en que puede se-
nemos que descartar la imagen y concentrarnos guir siendo palabra sin perecer en la historia.
en el objeto, es decir, en la situación presente Jesús poseía de tal manera la libertad de
de los discípulos que seguían la PaaiAeía. El proclamar la palabra que, a pesar de la cruz
milagro no consiste en el contenido de la pa- y el destino de los discípulos, nosotros nos po-
rábola: principio pequeño —resultados super-
abundantes—, sino en el milagro de la fe: una demos adherir a ella. La constancia en la fe
entrega pequeña— un rendimiento grande. es la victoria incesante del gozo de la fe.

43
42
Evaluación de la nueva hermenéutica
sus conceptos, inevitablemente romperá la
Como se puede ver por la síntesis presen- unidad del mensaje bíblico, forzando el texto
tada de algunos de los escritos de Fuchs, es para hacerlo corresponder a un esquema par-
bien difícil captar su modo de pensar. Más va- cial 21 y, por consiguiente, representará mal
le tratar de entenderlo dentro de la línea teo- la totalidad del tema central de las Escrituras.
lógica de Bultmann, teniendo en cuenta que Si bien es inevitable que vayamos a las Es-
Fuchs nos presenta dos nuevos enfoques ge- crituras con algunos supuestos "filosóficos",
nerales. En primer lugar, muestra un nuevo ninguno de ellos puede tener valor si no pre-
interés en la historia, en cuanto afirma la ne- tende ser universal. Aquí abrimos la discusión
cesidad de escuchar la voz auténtica de Jesús. sobre la validez del intento de comprimir o
En segundo lugar, afirma que lo que nos con- estrechar el mensaje universal del texto para
fronta y nos hace conscientes de nuestra si- que responda a una interpretación de la exis-
tuación existencial, lo que va a validar nuestro tencia del hombre fundada sobre una filosofía
ser, no es tanto el kérygma acerca de Cristo limitada, parcializada 22 . ¿No es cierto que tal
(con Bultmann), sino el lenguaje que él usaba
durante su ministerio terrenal.
21 Como hace Fuchs, por ejemplo, en su exégesis de
Ahora, es bien evidente que no podemos las parábolas.
prescindir de algunas afirmaciones generales 22 Puede ser de ayuda en la comprensión del fenó-
por medio de las cuales deba ser juzgada toda meno de la nueva hermenéutica reflexionar seriamen-
la tarea de la nueva hermenéutica. O sea, que te sobre el hecho de que esta metodología ha encon-
la metodología en que se basa tiene que res- trado muy poca aceptación en Inglaterra pero una
entrada significante en la teología estadounidense. Yo
ponder a ciertas preguntas para poder ser eva- sugeriría dos razones para explicar este hecho. En pri-
luada. En caso contrario, toda discusión sobre mer lugar, la teología estadounidense ya tiende a for-
la nueva hermenéutica se hace imposible. marse, en términos generales, alrededor de la suprema
Doy por sentado que admitimos algunos cri- importancia de la psicología pastoral. La nueva her-
menéutica n a t u r a l m e n t e respondería a tal énfasis con
terios generales a través de los cuales pode- sus conceptos de comunicación y autenticidad. En se-
mos analizar la posición de Fuchs y otros que gundo lugar, la filosofía reinante en Inglaterra hace
piensen de la misma manera. Sugeriría los varias décadas, ha sido el positivismo lógico cuya
criterios siguientes: metodología favorece un análisis cuidadoso del texto
mismo y una evaluación constante de los criterios em-
§ 1. El texto de la Biblia no responde a una pleados en la exégesis. Por otra parte sería muy hos-
exégesis que parte de una base filosófica no- til a términos indefinidamente usados y un excesivo
sujetivísimo. Braaten, o. c, págs. 229, 30, hace la pre-
tablemente parcial. Es decir, el texto de la gunta, ¿qué habría pasado si la nueva hermenéutica
Biblia muestra una unanimidad en cuanto a hubiera tomado en serio la filosofía del lenguaje del
su contenido, su mensaje, su tema central. Wittgenstein posterior? La respuesta sería, por su-
Cualquier filosofía moderna, por ser parcial, es puesto, especulativa. Sin embargo, subraya la parcia-
decir, por no poder lograr universalidad en lidad filosófica de la metodología bajo discusión que la
distorsiona.

44
45
metodología inevitablemente tergiversará el ponder a cualquier crisis de decisión en que
texto mismo y, por ello, debe ser rechazada? esté envuelta mi autenticidad como hombre.
5; 2. La nueva búsqueda del Jesús de la his- Para Bultmann la sucesión apostólica, si po-
toria señala la imposibilidad de negar por com- demos llamarla así, a través de la historia de
pleto la importancia de Jesús de Nazaret para la iglesia, es la sucesión de la experiencia que
la fe. Ahora tenemos que preguntarnos acerca yo puedo compartir con los discípulos, enfren-
de los discípulos de Bultmann: ¿En qué con- tando así mi situación existencial de igual mo-
siste su nuevo interés en la historia de Jesús? do que lo hicieron ellos 24. El golpe de muerte
Bultmann sigue disputando vigorosamente es- para la posición de Bultmann está en el hecho
te interés, insistiendo, desde su punto de vista, de que la fe de los discípulos no era del tipo
que es una vuelta atrás a la búsqueda de una que él imagina. Es decir, para ellos, como Pa-
nueva certeza basada en lo humano y, por lo blo apunta claramente en las evidencias de la
tanto, contraria a la verdadera posición de la resurrección, la fe alejada de un fundamento
fe 2B histórico abierto a la verificación, no es fe, es
Este nuevo interés puede significar varias incredulidad, y muy pronto se convertirá en
cosas. En primer lugar, puede significar una puro misticismo 25 . Por eso Bultmann no pue-
nueva historiografía que acepte la legitimidad de reclamar hoy para responder a sus necesi-
de una crítica histórica basada sobre la reali- dades la misma experiencia que experimenta-
dad de los "hechos en sí". Pero Fuchs la re- ron los discípulos. El contenido de cada cual
chaza explícitamente. En segundo lugar, pue- es manifiestamente distinto.
de ser una tentativa de evitar que la interpre- Por otra parte, los discípulos de Bultmann,
tación existencialista de Bultmann pierda to- huyendo, digamos, de la conclusión lógica del
do contacto con la historia y, por ende, con el pensamiento de su maestro, intentan encon-
mundo. Es decir, guardar la base filosófica trar su "salvación" (Fuchs la llama "gracia")
pero, al mismo tiempo, enfocarla más en las en algo más sustancial. Para cumplir ese fin
raíces históricas del comienzo de la fe cristiana. han optado por seguir el camino del Heidegger
En tercer lugar, puede significar un cambio posterior 26 , cuando habla de la liberación a
filosófico que haga necesario un ancladero en
los hechos históricos comprobables. Esto es -'* Véase W. E. Hill, "The Relevance of the New
mucho más probable. Para Bultmann, lo im- Testarnent", Rev Exp, 62, 65, págs. 195 sigs.
portante es la nueva fe escatológica que los 25 C. E. Braaten, o. c, pág. 225, pone la situación
muy en claro cuando dice, "la alternativa al pensar y
discípulos experimentaron después de la resu- hablar objetivamente es el silencio — el hondo si-
rrección. Es ésta la fe que me posibilita res- lencio del misticismo".
2« H. Joñas, un teólogo judío y ex-alumno de Hei-
degger reprocha a los teólogos de la nueva hermenéu-
-s Véase "¿Qué es un evento lingüístico?" (Una tica por entender mal el proceso de la filosofía de
carta de contestación de Fuchs a Bultmann), Studies Heidegger, perjudicando así toda su tarea de refor-
of the Historical Jesús, págs. 207-212. mular la hermenéutica en categorías del lenguaje tal

46 47
través del lenguaje . Ahora bien, para ellos bargo, Fuchs no nos dice según qué criterios
el que nos va a liberar no es un lenguaje cual- llegó a optar por este principio como el único
quiera, sino el lenguaje vinculado al mensaje aceptable 29.
de Jesús de Nazaret. La conclusión lógica del El principio es aceptado partiendo de otros
énfasis de Fuchs sobre las palabras sería, se- criterios que aquellos basados en el texto mis-
gún la opinión de Achtemeier, que "si el len- mo. También perjudica al tipo de respuesta,
guaje de Jesús estuviese perdido todo estaría que se va a encontrar. Toda la exégesis de la
perdido" ". nueva hermenéutica está plasmada, de hecho,
§ 3. Es imprescindible que tengamos en cla- por este único principio. En cambio, el Nuevo
ro dos cosas distintas. En primer lugar, está Testamento nos proporciona otros criterios
la interpretación del sentido original del texto. igualmente válidos, por ejemplo: la muerte y
En esto no diferenciamos, en cuanto a meto- la resurrección de Jesús, como acontecimientos
dología, entre las Sagradas Escrituras y los históricos interpretados a la luz del mensaje
otros escritos clásicos. En segundo lugar, está profético del Antiguo Testamento. Los crite-
el valor que demos al texto en su aplicación a rios adoptados deben ser variados para balan-
nuestra situación. Confundir las dos cosas en cear una interpretación unilateral y evitar con-
nombre de una exégesis existencial significa clusiones como la siguiente, que va directamen-
relativizar toda la tarea exegética. te contra la interpretación neo-testamentaria
Para poner fin a la discusión, cabe criticar de la resurrección: "la confesión de la resurrec-
la pretensión de la nueva hermenéutica de ser ción de Jesús no es nada más que la fe de ir
un paso adelante frente a la posición tomada experimentando la victoria de la palabra de
por Bultmann. Jesús". 30
Fuchs señala que el principio hermeneútico Si deseamos que el texto nos hable y corri-
que debe reinar en la tarea exegética es la ten- ja nuestra parcialidad es imprescindible que
tativa de descubrir o manifestar la "verdad" aprendamos a emplear en la exégesis diversos
del texto. En esta tarea el único principio vá- criterios o instrumentos de interpretación.
lido es el anhelo de autoconocimiento. Sin em- El problema de un criterio único es justa-
mente que el texto quede mudo, como quedó
como están prestadas de Heidegger. Véase "Heidegger 29 Véase p. J. Achtemeier, o. c, pág. 114, hace la
and Theology", The Review of Metaphysics, 18, 1964; observación pertinente, "Si alguien le preguntase ai Nue-
y el informe de la segunda consulta sobre hermenéu- vo Testamento acerca del autoconocimiento, sin duda re-
tica realizada en la Universidad de Drew, en R. W. cibiría respuestas acerca de ello. Sin embargo, eso no
Funk, "Logic and the Logos", Ch. Cen., 1964, págs. implicaría que ésta es la única pregunta válida que se
1175-8. , le pueda hacer. Tal juicio ha sido hecho según otros cri-
2T Véase Einfuhrung in die Metaphysik, 1953. terios que aquellos encontrados en la naturaleza del
28 "How Adequate is the New Hermeneutik", Th texto."
To-day, 23, 1966-7, pág. 111; Fuchs, Hermeneutic, 30 Fuchs, Hermeneutik, pág. 229 (las cursivas son
pág. 226. mías). ,

48 49
mudo Jesús frente a Herodes, juzgándolo así La conclusión ineludible de la ontología de
por sus pretensiones. El texto no puede faci-
litar respuestas si ya tenemos decidida de an- Fuchs es que la fe sin Jesús es una posibilidad
temano la única forma de obtenerlas. abierta. La vida y el mensaje de cualquier
Hay una confusión, además, en la metodolo- persona cuyo testimonio tenga mas relación
gía de la nueva búsqueda en su relación con la con nuestro presente podría servirnos mejor
nueva hermenéutica. La nueva búsqueda se como ayuda en la confirmación de nuestra fe.
hace imperativa por la necesidad de encontrar Buscar textos en el Nuevo Testamento sola-
el lenguaje de Jesús ya que es el único que pue- mente para que sirvan como instrumentos de
de dar la vida. Surge, entonces, la pregunta: trasmisión del lenguaje, pareciera un poco
¿Qué están buscando ellos, exactamente? No arbitrario según los preconceptos de la nueva
pueden ser meramente palabras, porque Fuchs hermenéutica.
insiste constantemente en que no le preocupa
para nada la transferencia de un contenido al La falla más importante en el pensamiento
lenguaje. El lenguaje ya no se basa sobre el de este sistema es justamente evitar una defi-
sentido conceptualizado (contenido) en las pa- nición adecuada de la palabra "lenguaje". Sos-
labras.31 Por el contrario, el lenguaje signifi- pechamos, con razón, que ésta no sólo no tras-
ca esencialmente la comunicación de la natura- mite contenido, sino que tampoco tiene un con-
leza personal de la existencia. Si es así, ¿por tenido conceptual. Si es verdad que el lengua-
qué la nueva hermenéutica insiste tanto en el je antecede al sujeto que habla y también a la
lenguaje hablado por Jesús? Según sus pro- realidad hablada, ¿cómo es posible dar conte-
pias normas, acaso se justifique la nueva bús- nido al lenguaje en sí? ¿No es precisamente
queda. lo contrario, es decir, que la realidad crea el
Sin embargo, al fin y al cabo, el lenguaje lenguaje; que el lenguaje es liberado por la
sólo puede significar "verbalización". Usar el realidad? ¿Como dice Achtemeier, "el lenguaje
término en otro sentido es retirarlo de cual-
quier discusión y trasformarlo en un símbolo nos pone en contacto con la realidad pero no
mágico que carece de controles. la crea 33 ."
Siguiendo la misma línea, no parece que Si insistimos en el orden de la nueva herme-
haya suficientes razones para insistir en la va- néutica no hay ninguna manera de evitar la
lidez del lenguaje de Jesús para la fe.32 posibilidad de que el lenguaje exprese una dis-
larga sucesión de personas que llevaron la palabra de
31 Studies of the Historical Jesús, págs. 76; 96; Her-
meneutik, pág. 132. Dios. Sin embargo, podría argumentarse que, según el
32 G. E. Ladd, "The Role of Jesús in Bultmann's mismo razonamiento, Juan el Bautista fue aún más
Theology" S J Th, 18, 1965, pág. 63, sugiere que la ori-
ginalidad de Jesús para el pensamiento de Bultmann original.
la constituye el hecho de que fue el primero de una 33 o. c, pág. 118; Braaten, o. c, pág. 231.

50 51
torsión de la realidad; que el lenguaje libere inmersos en un puro relativismo; en pura es-
las ilusiones, el caos. Como dice J. C. Weber, peculación.
"la ontología de Fuchs corre el riesgo de ser El objeto es el texto porque detrás del tex-
disipada en el ilusionismo psicológico" 34 . to, según el texto, está el Dios del texto. Es de-
cir, Dios se ha revelado por medio del texto. El
Conclusiones objeto es la revelación de Dios a través del
A la luz de la discusión anterior quisiera texto porque el texto trasmite, en la objetivi-
apuntar lo que a mi juicio pareciera ser la úni- dad de las palabras, la revelación de Dios cuya
ca manera de salir de un subjetivismo que, en existencia nos da el derecho de considerarnos
última instancia, hace imposible tanto la tarea como sujetos. Es el texto el que nos va a juz-
exegética como el entendimiento de la fe. gar y nos va a enseñar quiénes somos, y no al
Fuchs, siguiendo a Bultmann, está tratando revés.
de superar el esquema de sujeto y objeto en la La segunda sería rechazar la distinción ile-
realidad de la relación entre la revelación y la gítima entre el lenguaje y las palabras. El len-
fe. Como ya hemos visto no ha tenido mucho guaje sin palabras es un símbolo sin sentido,
éxito porque la dimensión de un acontecimien- sin la posibilidad de ser discutido ni analizado.
to lingüístico significa al hombre dependiente Además, las palabras fueron hechas por causa
de sí mismo como para entender el misterio de del hombre, y no el hombre por causa de las
su ser. Por lo tanto, la tarea de la exégesis no
tiene un punto donde empezar porque es im- palabras. Son instrumentos por medio de los
posible, según Fuchs, entender el texto sin cuales podemos expresarnos, comunicarnos, en-
entender el autoconocimiento de los autores, y tendernos mutuamente. La exégesis objetiva
este último sólo es posible a través del texto. presupone al hombre creado a la imagen de un
Por consiguiente, la tarea exegética demanda Dios que habla, que se comunica. Podríamos
normas objetivas, tanto para poder empezar decir que la idea de la Trinidad es una presu-
con la tarea como para entender el texto, y, posición necesaria para validar la comunica-
últimamente, como consecuencia, mi propia ción. La relación "yo" y "tú" carece de sentido
existencia. ¿Cuáles serán estas normas obje- si el "tú" no se me ha comunicado. Así que,
tivas? la única alternativa al excesivo subjetivismo de
La primera sería restablecer la distinción la nueva hermenéutica es el restablecimiento
entre objeto y sujeto como un principio válido. de la idea de una revelación proposicional y
Sin esta distinción estamos inevitablemente verbalizada.
La tercera sería poner en tela de juicio la
3* "Language-Event and Christian Faith", Th To-day, suposición dogmática de que la única manera
1964-5, pág. 455). legítima de cumplir la tarea histórica es con-

52 53
siderar la historia como35 un proceso de auto- juicio con la ayuda de nueva evidencia, o de
conocimiento existencial . La presuposición de evidencia ya conocida pero presentada otra vez
los que siguen el método existencial de análi- de manera distinta. La crítica se ha hecho; por
sis histórico es que el mundo externo carece lo tanto, puede volver a hacerse" 36 .
de objetividad y que sólo tiene valor la pos-
tura subjetiva del individuo. Por el contrario,
los que creemos en la objetividad del mundo
externo hacemos la tarea histórica de manera
distinta. Para nosotros existe la posibilidad de
reconstruir objetivamente el pasado. Tal re-
construcción que debe, hasta donde pueda, des-
pojarse de todo criterio personal, está abierta
a la verificación y, por consiguiente, a la dis-
cusión.
En último análisis la exégesis de la nueva
hermenéutica es infalible porque nadie tiene
con qué disputarla. La conclusión lógica de tal
posición, para todas las otras disciplinas bíbli-
cas, por ejemplo: la homilética, es, en realidad,
hacer de la predicación y de la comunicación
un autodiálogo que nadie jamás podrá penetrar.
Concluimos con una cita de J. W. N. Wat-
kins:
"Para mí la pregunta ¿cuánta objetividad
puede tener la historia?, se resume en la pre-
gunta ¿hasta qué punto está expuesta a la crí-
tica una reconstrucción histórica sistemáti-
ca? ... La respuesta es bastante obvia... Hay
una cantidad de ejemplos en los cuales una in-
terpretación descriptiva es puesta en tela de

35 A veces uno tiene la impresión de que los teólo-


gos bíblicos han perdido contacto con las disciplinas se-
culares cuya historiografía muestra una diferencia de
metodología muy notable. Véase J. Montgomery, "To-
wards a Christian Philosophy of History", Jesús of Na- 36 La Philosophie au núlieu de vingtiéme siécle, Vol.
zareth.-Saviour and Lord, o. c, págs. 225-40. III, pág. 174.

54 55
Aimsido Asti Vera MITO Y SEMÁNTICA
El renovado interés por el estudio del mito
no es ajeno a las siguientes causas:
a) La vigencia del problema de la desmito-
logización, desarrollado casi siempre en un am-
biente polémico, planteado con frecuencia am-
biguamente y, no pocas veces, equívocamente.
Como veremos, esta cuestión es uno de los
signos típicos de la edad contemporánea, lo
que Heidegger ha llamado "la imagen de la
época moderna" y Guénon "los signos de
nuestro tiempo", glosando quizás la conocida
expresión de Strauss "el espíritu del tiempo".
b) La actual superación del denominado
"etnocentrismo cultural" mediante el ejercicio
del método fenomenológico y la inversión co-
pernicana del antropocentrismo de las concep-
ciones hierológicas que obstaculizaban fatal-
mente la comprensión de la visión teocéntrica
del hombre y del mundo. Este cambio trajo
como lógica consecuencia una apertura al pen-
samiento y las religiones orientales y arcaicos.
c) La imperiosa necesidad de comprender
el sentido de los mitos contemporáneos, sobre
todo de los mitos políticos cuyas trágicas re-
percusiones sociales exigían un análisis herme-
néutico que hiciera posible su eliminación. El

59
estudioso contemporáneo volvió su mirada ha-
cia los mitos arcaicos con la secreta esperanza lítico (restringiéndolo exclusivamente a la
de desentrañar el sentido de los actuales. ideología nacional-socialista) insistió en el ca-
Eliade intentó aclarar la cuestión al insistir rácter universal de su analogía: la dialéctica
en que los mitos modernos lejos de ser su- historicidad-anhistoricidad de los mitos arcai-
pervivencias arqueológicas, son integrantes cos funciona igualmente en el mito de la re-
esenciales del ser humano. El materialismo volución francesa (uno de los mitemas sería
histórico, por ejemplo, sería análogo al mito —según Levi-Strauss— la expresión "sans
de la edad de oro, extensamente difundido en culotte") 38.
las tradiciones de oriente y occidente, incluso Por una parte, Levi-Strauss reconoce el ca-
en las culturas sudamericanas. La sociedad sin rácter mítico de las ideologías políticas y; por
clase: la función profética y soteriológica del otra, en la elaboración de su doctrina cientí-
proletariado y la lucha del bien contra el mal fica parte de presupuestos marxistas. La se-
con el triunfo final del primero, son los mite- gunda paradoja concierne al reconocimiento
mas constituyentes, para usar la expresión del carácter atemporal del mito coincidente
acuñada por Levi-Strauss. Basta con pensar con el de autores que usan otra metodología,
en la actitud idolátrica del pueblo ruso desfi- por ejemplo, con Eliade. Creo que las razo-
lando ante la figura de Lenín en la Plaza Roja nes son diametralmente opuestas y residen
de Moscú, el respeto reverencial por los li- en el carácter reversible, y por eso, atempo-
bros "sagrados" del marxismo y el poder pseu- ral, de las estructuras sintácticas.
do-carismático de ciertos signos, para admitir d) En situaciones límite —la muerte, Dios,
que el comunismo es un Ersatz de la religión. el bien— parece que incluso el hombre mo-
Por eso, aún admitiendo lo agudo de la ca- derno recurre como por instinto al simbolis-
racterización de Eliade, sólo si partimos de mo mítico. Una de esas situaciones-límite es
una teoría de los niveles del pensamiento mí- la enfermedad mental, donde naufraga el equi-
tico, podríamos aceptar la naturaleza mítica librio de la persona. Baruk, en un reciente
del materialismo histórico. trabajo39 , descubre la coexistencia de dos pro-
Resulta interesante señalar la coincidencia cesos vigentes en nuestro tiempo: (a) la obje-
con la tesis de Levi-Strauss, que parte de tivación del sujeto y la reificación institucio-
principios y métodos muy distintos, cuando nal. La objetivación consiste en una simplifi-
afirma que nada se parece más al pensamien- cación y racionalización de los seres humanos,
to mítico que la ideología política 31 . Y, en esquematizados mediante signos formales, es
un diálogo con Jean Pierre Faye, que soste- decir, la trasmutación de las personas en ob-
nía una concepción reduccionista del mito po-
38 Esprit, Nouvelle serle, noviembre 1963, pág. 643.
37 Olaude Devi-Strauss: Anthropologie structurale, 3» Henri Baruk: "Les symboles dans les maladies
París, Plon, 1958, pág. 231. mentales et dans le monde moderne", en Cahiers Inter-
nationaux de symbolisme, N* 4, sin fecha, págs. 5-21.
60
61
jetos. La propia medicina moderna nos ofre- está sometido a los mismos avatares que éste.
ce numerosos ejemplos: los pacientes se con- Los filósofos han denunciado en diversos to-
vierten en fichas donde se anotan los resulta- nos esta degeneración de los símbolos, pero
tados de electrocardiogramas, electroencefa- quienes los han descubierto antes que nadie
logramas, curvas, estadísticas, etc. Incluso, ya han sido los poetas: HólderlinM, Trakl 41 , Mi-
existe el diagnóstico electrónico. Las perso- losz (especialmente en Le cantique de la con-
nas son deshumanizadas, niveladas y conver- naissance), Kafka, Ernst Jünger (sobre todo
tidas en signos impersonales idénticos. en sus ensayos Uber die Linie a y El que se
El proceso de reificación está en la misma va a la selva), Antoine de Saint-Exupery
línea sólo que se inscribe con un sentido dis- (Cindadela, El principito y la patética Carta
tinto. Consiste en dar alma a los objetos, a al general X) y Alain Fournier {El gran Me-
los automatismos —escritorios, secretarios, aulnes). Esta visión premonitoria de los poe-
burócratas, hombres automatizados— convir- tas se explica —a nuestro juicio— por la po-
tiendo al mundo en el alucinante universo sesión de un órgano de conocimiento, que no
previsto por Kafka. está igualmente desarrollado en todos los
hombres, la imaginación.
Ambos procesos confluyen en la deshuma-
nización. La racionalización lógica, los signos Veamos algunas de las causas de la degra-
abstractos, el esquematismo formal reducen dación simbólica en general y, en especial, lo
las fuentes afectivas de la personalidad, me- que Jaspers llama "la desfiguración del mi-
jor dicho la ciegan. Pero el hombre reaccio- to" 43:
na ante la deshumanización —aunque sea en a) La pérdida de la mentalidad simbólica
los estratos más profundos de su persona— característica de las civilizaciones tradiciona-
y lo hace desarrollando una actividad mito- les como las orientales y la Edad Media occi-
poyética que se refleja en sus sueños y en sus dental. Con respecto a la Edad Media, esta
dibujos, como se comprueba abundamente en mentalidad simbólica ha sido descrita magní-
las psicosis. Mitopoyesis que corresponde a ficamente por M. D. Chénu 44 en su libro La
un nivel psicológico y psicopatológico y que théologie au XIf Siécle y por Marie Made-
no debe ser confundida con los niveles reli-
gioso y metafísico, como veremos más adelan-
te. 40 Véase Martín Heidegger: Hólderlin y la esencia de
la poesía, México, Séneca, 1944.
41 Véase Martín Heidegger: George Trakl, una loca-
La degradación de los mitos. lización de su poesía, Buenos Aires, Carmina, 1956.
42 El trabajo de Heidegger sobre la cuestión del ser
La degradación mítica no es sino un caso parte del planteo expuesto por Jünger en ese libro.
particular de la degradación simbólica pues 43 Kart Jaspers: La desmitologización del Nuevo Tes-
tamento, Buenos Aires, Sur, 1968, pág. 166.
el mito es una especie del género símbolo (la 44 Véase el capítulo titulado La mentante symboli-
otra especie del símbolo es el rito), y por eso que, en la edición de Vrin, París, 1957.

62 63
leine Davy en su obra Initiation á la symbo- de las concepciones, al que no puede escapar
lique romane. XIF Siécle ' . la teoría del mito. Esta deformación antropo-
Esta decadencia de la mentalidad simbóli- céntrica no es sino una de las formas asumi-
ca coincide con lo que Strauss denominó "el das por el humanismo y trae como consecuen-
espíritu del tiempo" (Zeitgeist) y que Heid- cia las diversas teorías del mito signadas por
egger ha descrito como la época en que el sendas orientaciones positivistas, naturalistas
mundo se transforma en imagen; a la que Jün- y materialistas.
ger denomina "meridiano cero". Este oscu- d) Eliade ha expresado reiteradamente que
recimiento de los símbolos característico de cuando el mito no es aprehendido como una
la degeneración de la mentalidad simbólica revelación del misterio se degrada y se con-
se produce en el período llamado Kali Yuga vierte en cuento o leyenda. Desde el punto
(según el Atharva Veda) o también edad de de vista de una semántica metafísica (tema
hierro o de las tinieblas, como lo explica la que desarrollamos en el próximo parágrafo),
teoría de los ciclos cósmicos 46 . la conversión del mito en cuento significa la
b) Jaspers se ha referido a la desfiguración identificación de dos expresiones de significa-
de la verdad del mito mediante la trasmu- do opuesto: mito y fábula. La palabra griega
tación del lenguaje cifrado en la realidad ma- HvSog proviene de la raíz mu (que aparece tam-
terial del contenido mítico y lo atribuye a bién en el latín mutus) que representa la bo-
"nuestro materialismo cotidiano" *7. Este pro- ca cerrada; a través de derivadas intermedias,
ceso descrito por Jaspers no es más que un se trasmuta en \ivllw que significa, a la vez,
caso particular de la inversión de la relación cerrar los labios y murmurar sin abrir la bo-
jerárquica símbolo-simbolizado y consiste en ca (de ahí el onomatopéyico latino murmur).
explicar el significado del mito reduciéndolo a La palabra latina mutus significa mudo y las
las imágenes materiales cuya verdadera fun- voces griegas citadas aluden al silencio por-
ción es, justamente, la contraria: sugerir in- que el mito es "el lenguaje de lo inexpresa-
directamente (intencionalidad) las significa- ble" 48. La palabra "fábula" proviene de una
ciones supranaturales. Puede explicarse tam-
bién este proceso como un caso particular del
48 En el libro de Rene Guénon Apergus sur Vinitia-
literalismo hermenéutieo, al que nos hemos de tion hay un desarrollo analítico de las nociones de mi-
referir detenidamente más abajo. to, misterio, iniciación, alegoría, parábola, sagrado y se-
c) Da razón del proceso, también uno de los creto, que aquí omitimos por razones de brevedad. Un
análisis semántico interesante puede verse en el trabajo
signos del modernismo: el antropomorfismo de A. Wagner De Reyna: Mythe, histoire et mystére,
publicado en el tomo colectivo La Phüosophie et VHis-
45 París. 2* edición aumentada, Flammarion, 1964. toire de la Phüosophie, París-Roma, Vrin, 1956, págs. 19-
*6 En la obra de Eliade, El mito del eterno retomo, 43. A pesar de haber sido elaborado desde otra perspec-
hay una exposición de esta teoría. tiva, coincide en lo esencial con el enfoque guenoniano
47 Loe. cit. de algunos conceptos básicos.

64 65
raíz que designa al lenguaje, es lo que se di- anteriores , nos hemos ocupado del tema se-
ce, aquello de lo que se habla e.
mántico; en esta oportunidad, volveremos so-
Finalmente, hay que distinguir tres expre- bre él para reiterar, ante todo, que pocas cues-
siones que se manejan como sinónimos: mi- tiones necesitan tanto del análisis semántico
to, mitologema y mitología. El mitologema como la semántica misma. En este lugar, ex-
es la expresión literaria del mito, su forma ex-
terior (sintáctica, no semántica), en cambio pondremos sintéticamente dos aspectos funda-
podemos asignar al mitema (Levi-Strauss) el mentales del problema:
sentido de elemento del mito entendido se- 1?) la ordenación de los distintos concep-
mánticamente. La mitología clásica es el re- tos de semántica y;
sultado de vina incomprensión de segundo 2?) la integración de la teoría de los nive-
grado —como dice Guénon en la obra cita- les semánticos —que hemos propuesto en los
da— porque sólo considera el aspecto exte- dos trabajos mencionados— con dos planos
rior de los mitos. La degradación simbólica fundamentales: el religioso y el metafísico.
de los mitos corresponde a lo que este autor
llama incomprensión de primer grado. Así como por razones científicas se han je-
rarquizado las funciones del lenguaje (en in-
Incluso desde el punto de vista sintáctico formativo, expresivo y directivo), los tipos de
puede observarse la degradación del mito en lenguas (en natural o coloquial, artificial o
la medida en que los símbolos se trasmutan técnica y literaria o estética) y por razones
en signos. Análogamente, en la perspectiva epistemológicas se ha formulado la teoría de
hermenéutica la degradación se pone de ma- los niveles del lenguaje (lenguaje de objeto
nifiesto cuando se sustituye la comprensión y metalenguaje), por razones hierofilosóficas
por la explicación (casi siempre vinculada al y metafísicas nosotros proponemos la teoría
reduccionismo), como se advierte en la Es- de los niveles semánticos.
cuela del Mito, la Escuela de París y, más
recientemente, en la interpretación estructu- La distinción que los lógicos llaman uso y
ralista de Levi-Strauss, sobre la que volvere- mención corresponde a la distinción medieval
mos más abajo. entre suppositio formalis y suppositio materia-
lis, respectivamente. La necesidad de cons-
truir un "lenguaje donde se pueda hablar con-
La teoría de los niveles semánticos. sistentemente del lenguaje" (Bertrand Russell)
De los desarrollos que hemos realizado has-
ta aquí, se desprende la importancia del aná- 60 A. Asti Vera: Semántica y metafísica (en el tomo
publicado por la Asociación Argentina de Filosofía ti-
lisis semántico como método esclarecedor de tulado Aislamiento y comunicación, Buenos Aires, Sud-
cuestiones de fundamento. En dos trabajos americana, 1966, págs. 193-203) y A. Asti Vera: La prue-
ba metafísica (Cuadernos de Filosofía, edición del Ins-
49 A. Wagner de Reyna, o. c, pág. 20. tituto de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras
de Buenos Aires), año IX, ri? 11, 1969, págs. 2946.
66
67
desembocó en la distinción entre lenguaje de das la lingüística estructural y la lingüística
objeto y metalenguaje, establecida por los ló- trasformacional) es igual a la suma de la sin-
gicos polacos y análoga a la propuesta por taxis descriptiva, la semántica descriptiva y
Hilbert para distinguir entre matemática y la pragmática; como las tres disciplinas men-
metamatemática. Ahora bien, por analogía con cionadas anteriormente son ramas de la se-
la teoría de los niveles de lenguaje —cuya
importancia se ha reflejado en los difíciles miótica, la lingüística está incluida dentro de
problemas de la formalización lógico-matemá- la ciencia general de los signos.
tica y, especialmente, en la solución de las (5) comprende el estudio de las relaciones
antinomias semánticas— nosotros proponemos significante-significado (De Saussure) de dos
una teoría de los niveles semánticos que tam- tipos de lenguaje: las lenguas rituales y las
bién presenta analogías con la teoría de los lenguas sagradas. Lenguas rituales son las que
tipos lógicos de Russell, aunque difiera esen- se usan en el culto, como el latín en el cristia-
cialmente de ella tanto por su intención como nismo 52; lenguas sagradas son las de los tex-
por sus principios y su método. Los niveles tos revelados, como el sánscrito en el hiduis-
semánticos son los siguientes: mo y el árabe literal en el islamismo. Desde
el punto de vista de la lingüística y la filolo-
(1) Semántica lingüística gía modernas, estas lenguas son denominadas
(2) Semántica lógica "muertas" porque se las evalúa por oposición
(3) Semántica general (Korzybski, Hayaka- a las llamadas lenguas "vivas". Desde el pun-
wa, Rapoport) to de vista espiritual la valoración es inversa:
(4) Semántica filosófica sólo viven las lenguas rituales y sagradas pues
la denominadas lenguas vivas están en cons-
(5) Semántica religiosa tante degeneración sintática y semántica. En
(6) Semántica metafísica rigor, las lenguas rituales y sagradas son len-
(4) es idéntica a (2), la que, a su vez, es guas fijas o fijadas (más las últimas que las
una rama de la semiótica y (3) equivale a la primeras) pues deben conservar sin variación
pragmática 51 ; (1) equivale a la semántica des- el contenido de la doctrina sacra, sustrayén-
criptiva, rama de la semiótica. La lingüística, dolo al devenir espacio-temporal inevitable en
en el sentido tradicional del término (exclui- las lenguas modernas.
Además, las lenguas metafísicas se basan
51 Véanse las siguientes obras: Charles Morris: Foun- en una correspondencia estricta con la doc-
dations of the Theory of Signs, Chicago, University of
Chicago Press, 1940 (versión española editada por la
Universidad Nacional Autónoma, México); Adam Schaff: 52 Las modificaciones post-conciliares con respecto al
Introducción a la semántica, México, F.C.E., y R. Car- uso del latín en la liturgia plantean un problema de se-
nap: Introduction to Semantics, Chicago, University of mántica religiosa, que es un caso particular del proble-
Chicago Press, 1948. ma fundamental de la traducción de las lenguas ritua-
les y sagradas.
68
69
triti.i y emplean e\ lencamente el simbolismo, disciplina que se ha convertido en ciencia au-
r.'inii'li'ir, .IMIML; (¿ue hacen muy difícil su
trailiiri inii, v es lo que explica, por otra parte, tónoma adoptando el simbolismo y los loga-
Id', ri i(iic; cometidos por la escuela filológi- ritmos de la matemática, ¿cómo no pensar en
i'ii alemana con Max Müller a la cabeza, a la existencia de una filosofía implícita en las
|M':;;tr de su buena voluntad. Esto explica tam- diversas teorías del mito?
bién por qué toda traducción de una lengua Hay que tener en cuenta, pues, que no exis-
oriental implica siempre comentarios anejos te una neutralidad metodológica absoluta pues
ineludibles. En nuestro trabajo ya citado, La la elección de los métodos —tanto en la doc-
prueba metafísica, nos hemos referido con el trina del mito como en su hermenéutica— es-
debido detalle a la existencia de ciencias de tá necesariamente condicionada por la doctri-
la interpretación simbólica en las respectivas na previa desde la cual se realiza la investi-
tradiciones orientales. gación.
Las teorías reduccionistas, por ejemplo, son
Las expresiones simbólicas son un compo- la consecuencia de la aplicación del método
nente constante de las lenguas metafísicas, lo explicativo, pero éste supone la búsqueda de
que se comprueba fácilmente en la metafísica causas y la elección de una de ellas obedece
tradicional, pero incluso en textos metafísicos precisamente a la filosofía implícita que se di-
modernos se acude al recurso analógico. Los simula tras la metodología. El psicologismo, el
enunciados apofánticos usados en las doctri- sociologismo, el historicismo, el materialismo
nas metafísicas constan de un sujeto metaem- y el evolucionismo como teorías explicativas
pírico y de un predicador empírico, la unidad condicionan inevitablemente los métodos del
de la frase se alcanza "moldeando" —como di-
ce Urban— el predicado, esto es, interpretán- análisis hermenéutico. Según cuál sea la doc-
dolo analógicamente. En el pensamiento míti- trina previa, se formula una explicación por
co se emplean constantemente ambos procedi- las causas (psicológicas, sociales, filológicas),
mientos, es decir, el símbolo y los predicados por la génesis (individual, histórica) o por la
metaempíricos. función (afectivas, ideológicas). Así es como
se reduce la rica complejidad del mito a uno
de sus aspectos posibles, trasmutando el sím-
Cuestiones metodológicas. bolo en signo al intentar convertir la polise-
mia original del lenguaje mítico a la univoci-
Jean Piaget en su Tratado de lógica y Fer- dad de la lengua científica.
dinand Gonseth en su estudio sobre La lógica Veamos un ejemplo de la prevalencia de la
y los lógicos coinciden en señalar que la supues- filosofía implícita en la metodología en una
ta neutralidad logística tiene en su base refle- teoría actual del método: el estructuralismo de
xiones extralógieas, es decir, que suponen una Levi-Strauss. La idea central del estructura-
doctrina previa, una filosofía implícita. Si es- lismo de este autor se basa en la aplicación de
ta situación se presenta en el terreno de una un modelo lingüístico de la fonología contem-
70
71
poránca y de algunos conceptos extraídos de
la teoría de la información, la lógica simbólica las definiciones del mito. Ante esa multipli-
y la lingüística estructural. La raíz del modelo cidad de concepciones podríamos decir —glo-
lingüístico de la teoría del mito de este autor es- sando a Aristóteles— que cuando hay tantas
tá en las distinciones de Ferdinad De Saussu- definiciones es porque ninguna es verdadera.
re entre diacronía y sincronía y en la subordi- A nuestro juicio, entre las razones que difi-
nación de la primera a la segunda. Levy Stra- cultan el alcanzar esa definición hay que
uss se pronuncia por la sintaxis antes que por apuntar las siguientes: I A ) La falta de una
la semántica, por el signo antes que por el sím- teoría de los niveles míticos. En algunos au-
bolo, por la decodificación antes que por la her- tores se advierte la confusión entre los aspec-
menéutica. Su método estructuralista es una tos psicológicos del pensamiento mítico con
consecuencia de su doctrina del mito, pero la significación religiosa o metafísica, que per-
método y doctrina contienen una filosofía im- tenecen a otro nivel. Es el caso de Ricoeur
plícita y esta filosofía es la que determina la cuando intenta esclarecer la hermenéutica del
elección metodológica. La doctrina previa es, mito a través de las interpretaciones freudia-
en éste como en muchos otros casos, una ex- nas, como lo hace en su libro De l'Interpre-
presión más del espíritu del tiempo, una nueva tation; o de la teoría de los arquetipos y del
máscara del modernismo: el racionalismo for- inconsciente colectivo, como propone Pierre
mal y operativo. Barthel en su libro Interpretation du langage
mythique et théologie biblique M.
El método de los modelos. A pesar de que los intereses de Jung exce-
dían en amplitud y profundidad a los de Freud
En uno de sus libros más recientes, Eliade limitados por un estrecho naturalismo positi-
declara que difícilmente sería aceptada por vista, sucumbió al mismo error metodológico:
todos los estudiosos una definición cualquiera como su antiguo maestro, antropomorfizó los
del mito; con todo, él mismo ensaya una que, símbolos y los mitos a partir de la simple
más que una definición, es una enumeración dialéctica consciente-inconsciente. Así como
de los caracteres del mito que él considera más Freud redujo lo supraconsciente a una subli-
notables. Lenguaje primario de la humanidad; mación de los impulsos inconscientes, Jung los
expresión de la mentalidad prelógica; visión atribuyó al inconsciente colectivo. Ni uno ni
mística de las cosas; concepción pre-científica otros parecen haber comprendido el carácter
del mundo; testimonio de la intención ética; realmente satánico (en el sentido etimológico
noción prefilosófica de la realidad; manifesta- del término) de esta inversión de las relacio-
ción del irracionalismo de la humanidad, es- nes jerárquicas, pues ambos pretendieron ex-
bozo impreciso del conocimiento, rectificado
por la razón; cifra de la realidad; lenguaje 53 Leiden, E. J. Brill (reimpression anastatique),
simbólico y analógico; éstas son algunas de 1967. Aunque afortunadamente no cita ninguna vez a
Freud, Barthel se refiere a Jung en 15 oportunidades.
72
73
plicar lo superior por lo inferior. No deja de a su forma vacía, es decir, convierte su con-
ser sintomático que, en nuestro tiempo, se tenido simbólico en puros signos. Esta tras-
haya despertado en algunos teólogos un inte- mutación trae aparejada la sustitución de la
rés, desusado otrora, por la psicología profun- hermenéutica por la descodificación en un
da. En realidad, ni la doctrina ni el método nivel puramente convencional y nominalista.
psicoanalíticos han resistido las críticas epis- Por eso —como señaló agudamente Ricoeur—
temológicas, como lo prueban los trabajos de la metodología estructuralista sólo puede fun-
Eynseck y Nagel, reiterados, en lo fundamen- cionar cuando se eligen cuidadosamente los
tal, por Ricoeur en la obra citada M . submodelos y ése es el caso, precisamente,
2?) El olvido de la relación mito-símbolo del totemismo.
como una relación género-especie, en el senti- En varios trabajos, nos hemos ocupado de
do antes indicado. Lo mismo afirma Ricoeur la teoría de los modelos 57 ; en esta oportuni-
cuando declara que el mito no es más que una dad, adelantamos algunas reflexiones metodo-
de las categorías del símbolo y que debemos lógicas que hemos de desarrollar con el debido
subordinar el primero al segundo 5. R. Gué- detalle en un estudio en preparación sobre el
non, en varios de sus libros y, especialmente, método de los modelos en la filosofía. Empe-
en la obra ya citada Apergus sur l'initiation cemos por formular algunas definiciones pre-
y en el libro56 Symboles fondamentaux de la vias. La semántica es la rama de la semiótica
science sacrée ha mostrado cómo el mito y que estudia las relaciones entre los signos y
el rito no son más que especies del género los objetos que éstos denotan (o connotan),
símbolo. como caso particular estos objetos pueden ser
3?) La restricción de los métodos estructu- significados. Si establecemos una relación de
ralistas a su sentido sintáctico reduce el mito isomorfismo entre una teoría y un conjunto
de signos o de objetos, podemos decir que éste
54 Resulta inexplicable que el conflicto en cadena
es un modelo de aquélla. Cuando el modelo
suscitado en Cuernavaca por Lemercier no haya servido consiste en adjudicar significados a los signos
de toque de alerta. Aunque no se nos escapa el carác- de la teoría decimos que el modelo es una
ter de argumento ad hominem que pueda tener, no nos interpretación de la teoría. Podemos distin-
resistimos a señalar el interés de Freud por la figura guir modelo de interpretación refiriendo el
del diablo, como se puede advertir a través del libro
de David Bakan: Freud et la tradition mystique juive,
primero a entes y la segunda a significados;
París, Payot, 1964. Por otra parte, ¿quién podría probar pero —como es fácil ver— modelo e interpre-
que todas las posesiones demoníacas son demonopatías? tación puede considerarse expresiones equi-
Véase el curioso libro de Gregory Stefan: Diario de un
esquizofrénico, Buenos Aires, Emecé, 1969.
55 Véanse P. Ricoeur: "Le symbdlisme et l'explica- 57 Véase mi libro Metodología de la investigación,
tion structurelle", en el Np 4 de los Cahiers Internatiau- Buenos Aires, Kapelusz, 1968 y "Modelos formales", en
naux de symbolisme, pág. 82. Diálogos, Revista de la Universidad de P u e r t o Rico, año
56 París, Gallimard, 1962. VI, n? 17, 1969, págs. 73-92.

74 75
valentes desde el punto de vista que aquí nos hace pensar" 58 se refiere a que el primer sen-
.tido del mito conduce a un segundo sentido.
interesa. Más claramente lo ha expresado Urban en su
El método de los modelos es importante libro Lenguaje y realidad: los símbolos meta-
desde el punto de vista de la hermenéutica físicos tienen dos referentes: uno empírico y
del mito y, en general, del simbolismo, por dos otro metaempírico. Es decir, que el lenguaje
razones fundamentales: a) es posible descu- del mito —como todo simbolismo religioso y
brir los modelos esenciales o primordiales —es metafísico— tiene una referencia dual: sus
decir, metafísicos— mediante estudios compa- símbolos designan, por una parte, objetos em-
rados; b) los modelos sirven como prueba de píricos y, por la otra, se refieren a entes me-
la validez de la teoría. Claro que para que el taempíricos.
método de los modelos cumpla estas importan- La primera aporía que acecha a la herme-
tes funciones es preciso superar el planteo néutica del mito es la de la literalidad. Una
manera de explicar el sentido de un mito con-
sintáctico y respetar el sentido semántico. Así, siste en reducirlo a expresiones literales, disol-
contrariando completamente la metodología viendo el doble sentido, es decir, aniquilando
de Levi-Strauss y su escuela, buscaremos el la referencia metaempírica que le confería
isomorfismo de los símbolos y sólo reparare- sentido simbólico y a la que debía su formula-
mos en la identidad formal sintáctica una vez ción. El mito —dice Jaspers— es un lenguaje
establecido el primero. Y buscar los modelos de imágenes, intuiciones y representaciones
ejemplares no sólo para alcanzar el plano me- de significación suprasensible, que tienen por
tafísico sino para que, a través de ellos, sea finalidad buscar una verdad "más allá de la
posible la ordenación jerárquica de los sub- imagen" —según la feliz expresión de Jámbli-
modelos que éste subtiende y, lo que es fun- co. Por eso Jaspers se opone a la traducción
damental, interpretarlos como simples mani- 58 Aunque Ricoeur no lo dice, creo que esta expre-
festaciones en su orden de ese modelo esencial sión debe ser interpretada en el sentido de lo que Hei-
trascendente. degger llama el "pensar que medita", por oposición al
"pensar que calcula". Digamos, de paso, que el estilo y
el léxico de los autores suele ser un reflejo de su doc-
La hermenéutica. trina previa y su metodología. Así, se entiende perfecta-
mente que Levi-Strauss utilice un lenguaje cibernético
La hermenéutica del lenguaje religioso y (código, realimentación, etc.), pero resulta inexplicable
metafísico y, en general, la hermenéutica del en autores como Lapointe o Nida (al que Lapointe ci-
símbolo —como caso particular, la del mito— ta en su libro Les trois dimensions de Vherméneutique,
París, Gabálda, 1967. La obra de Nida, Eugene A. se
es amenazada por dos aporías. En primer lu- llama Toward a Science of Translating, Leiden, Brill,
gar, recordemos que la polisemia del lenguaje 1964. Nida es autor de un libro sobre Blble Translating,
simbólico tiene en su base un doble sentido de innegable valor para los traductores de la Biblia, que
intenta perfeccionar en Toward...
esencial. Cuando Ricoeur dice que "el mito

76 77
del mito a pensamientos porque "hace desa- lengua metafísica y alude directamente a ella
parecer la auténtica significación del mito" 59 . en las epístolas 2a y 7a y hay motivos para
La segunda aporía de la hermenéutica es pensar que el lenguaje "no dicho" que busca
una consecuencia del método empleado: la ex- Heidegger en los textos de los poetas, y re-
plicación; porque, según se ha visto, la expli- montando afanosamente las etimologías del
cación desemboca en el reduccionismo, es de- alto alemán y del griego clásico, es esa lengua
cir, en una interpretación parcial, unilateral "adámica".
y equivocada en la medida en que convierte
la polisemia originaria en monosemia. Toda Replanteo del problema de la desmitologiza-
hermenéutica racional tiene por objeto despe- ción.
jar la ambigüedad de los símbolos, en este ca-
so, esclarecer la oscuridad del mito; pero pa- Finalmente, usaremos los instrumentos me-
radójicamente, la exégesis complica la inter- todológicos desarrollados en los parágrafos an-
pretación en vez de simplificarla. teriores de este trabajo para intentar un re-
planteo del problema de la desmitologización.
Desde otra perspectiva, también Ricoeur se Advertimos que nuestra intención apunta ex-
plantea el conflicto de las hermenéuticas que clusivamente a la cuestión metodológica y no
se manifiesta en una interpretación lógica de a la doctrina ni a los autores. No se nos ocul-
los enunciados apofánticos y una hermenéu- ta que ésta implica una filosofía y ha de tener
tica del doble sentido. Esta última ejerce so- una repercusión en los aspectos de la doctri-
bre él una innegable fascinación pero amena- na, pero en este lugar, hacemos epojé de todo
za —dice— introducir la ambigüedad en el ello.
campo riguroso de la filosofía.
IA) La fenomenología, en su versión heideg-
En nuestro trabajo ya citado, La prueba me- geriana de ser y tiempo, proyectada como mé-
tafísica, propusimos trasladar a los textos me- todo en la desmitologización sólo posee valor
tafísicos tradicionales de oriente y occidente como método filosófico, pero carece de la vali-
la hermenéutica espiritual tal como se prac- dez que exige la ciencia moderna y no sé has-
tica en el hinduismo y en el islamismo, por ta qué punto es legítima teológicamente.
ejemplo. Esta consiste en la exégesis simbólica 2?) En la obra de Heidegger hay que consi-
de los textos revelados que posibilite la recu- derar dos tipos de hermenéutica, una es la
peración de las significaciones originarias. hermenéutica de Ser y tiempo o hermenéutica
Este tipo de hermenéutica supone la existen- del Dasein que se identifica con el método fe-
cia de una lengua originaria de significado nomenológico, la otra es la hermenéutica de
metafísico, referida directamente a la realidad los textos es decir la del "último Heidegger".
última. Platón, en el Cratilo, se refiere a esa Ahora bien, la que se usa en la desmitologiza-
ción no es la segunda —como pareciera "más
S9 Véase K. Jaspers. o. c. pág. 226. adecuado hacerlo— sino la primera.

78 79
3 A ) La distinción entre desmitologización y desmitologización sino subsidiaria de ésta, es
desmitificación, entendiendo la primera como un aspecto especial del problema. En efecto,
la depuración de los significados paracientífi- la cosmología es una ciencia tradicional, es de-
cos y la segunda como la reducción racional cir, el resultado de la aplicación al orden de
del lenguaje mítico implica dos riesgos: a) el la manifestación de los principios metafísicos.
insensible deslizamiento de la primera a la La metafísica es anterior (coneeptualmente,
segunda (arrojar el niño junto con el agua de no temporalmente) a la cosmología, ésta es
la banadera) y b) el olvido de que la desmito- una aplicación de aquélla. Además, hay "que
logización sólo se justifica, en su plano, si distinguir entre cosmología científica moder-
conduce a una restauración de la semántica na (una rama de la física) y cosmología sim-
originaria del mito. bólica (una ciencia tradicional), distinción
que no parece haber escapado a Barthel cuan-
4£) La oposición desmitologización-antides- do define a la cosmología neotestamentaria
mitologización es una falsa dialéctica porque como simbólica.
antes que una distancia metodológica revela
una oposición doctrinaria y, casi siempre, de 79) Sobre la base de las consideraciones ex-
actitudes. presadas hasta aquí, la cuestión de la desmi-
5?) Aún admitiendo la legitimidad del plan- tologización debe replantearse a la luz de con-
teo de la desmitologización, el problema exce- sideraciones semánticas que tengan en cuenta
de al plano meramente teológico tanto en an- los dos niveles del lenguaje revelado: el simbó-
tigüedad como en amplitud, porque se remon- lico o metafísico y el que constituye una ex-
ta a la incomprensión de primer grado, es de- presión adaptada al espíritu del tiempo (don
cir a la conversión del mito en fábula que es de lenguas) y ejercer la hermenéutica espiri-
anterior en siglos a Bultmann y se proyecta tual con respecto al primero, es decir, cumplir
también al campo metafísico toda vez que los un análisis semántico de nivel metafísico. Hay
símbolos se convierten en signos por obra de que distinguir, pues, el lenguaje de las formas
la sustitución del intelecto por la razón, del de pensamiento producidas por el espíritu del
logos por la ratio o, lo que es peor aun, por la tiempo, del lenguaje usado para adaptar la
praxis, como acontece a partir de la Edad Mo- doctrina trascendente a las formas expresivas
derna. que caracterizan a una época. A su vez, estas
dos expresiones lingüísticas deben ser diferen-
6<?) La conversión de la desmitologización ciadas de los símbolos y mitos que manifies-
en descosmologizacion, propuesta por Prenter tan analógicamente la intemporal presencia
requiere una distinción previa entre descos- de los referentes metaempíricos.
mologizacion y descosmificación, análoga a la
ya explicada entre desmitologización y desmi-
tificación. En segundo lugar, la cuestión de
la descosmologizacion no es equivalente a la

80 81
EL MITO-SÍMBOLO
J. SeMEího Crodfo Y EL MITO-RELATO
¿Podemos hablar de "mitos" en la Biblia? Es
el mito un escándalo o un fenómeno normal
en toda literatura religiosa? También podemos
preguntarnos si el lenguaje de la fe puede re-
nunciar a las representaciones de origen y
estructura míticos; en tal caso, ¿cabe una
"desmitologización"? Sin embargo, ¿qué sen-
tido tiene para el hombre de hoy un lenguaje
mitologizante?
De otro modo, nos preguntamos: ¿cómo en-
tender el mito en sí, y cómo interpretarlo exis-
tencialmente?

Dos palabras sobre el mito.


Antes se oponía el mito a la racionalidad y
a la ciencia. Aquel era desechado; pertenecía a
una edad superada, precisamente las aetas
mythica. Pero nuestro siglo vio surgir otras
aproximaciones al mito, más auténticas y que
regresaban a su significación fontanal.
Jung había comenzado a valorar el mito co-
mo manifestación de los "arquetipos" o mol-
des del "inconsciente colectivo" y como com-
ponente positivo de la expresión religiosa. Tras

85
él, Eliade justiprecia el mito como el lenguaje mero, la "cosmización" de lo sagrado hace que
propio de la captación de la realidad en su el hombre mítico cree sucesos extraordinarios,
onticidad y sacralidad más profundas y tras- incoordinables con las leyes del mundo natural
cendentes, enraizadas en la gran hierofanía y con la historia común.
cosmogónica. De ahí que el mito, por una par- Pero aquí es donde se plantea nuevamente
te, se refiera incansablemente a las situaciones un problema hermenéutico: ¿Qué significa
paradigmáticas, y primordiales del "illud tem- tanto el lenguaje como la historia del mito?
pus" de los dioses y de la ontofanía cósmica; De allí que será conveniente retomar el mito
y por otra, apele a la repetición —mediante la desde otro ángulo para poder entrar en la her-
acción ritual— de aquellos gestos originales menéutica. Se trata de su dimensión simbó-
que se consideran la fuente de toda realidad lica.
presente.
Por eso, para el "homo religiosus" el mito es El mito-símbolo
historia sagrada en el sentido estricto del tér-
mino; en otras palabras, es historia "verdade- Diferente del signo (que supone más bien
ra", cuidadosamente diferenciada de las histo- una relación causal), el símbolo indica una
rias falsas o cuentos 60 . realidad relativamente desconocida en sí, pero
reconocida a través de él. El símbolo es siem-
Esta valoración del mito, sobre todo en las pre oscuro porque es rico. Cuando se aclara
obras de M. Eliade, nos ubica en una postura pierde su "vida", se convierte en signo. Por
de "oyentes" de la palabra mítica. Entende- eso nunca el pensamiento lógico solo podrá pe-
mos y admiramos la profundidad metafísica netrar exhaustivamente en un símbolo. Este
de la experiencia religiosa del nombre cons- guarda siempre una faz en el misterio, en la
tructor de mitos. Para nosotros, no obstante oscuridad. No cabe en el logos, es inabarcable,
el mito no es una historia "verdadera". ¿Por y la única manera de aprehender la realidad
qué? ¿Porque no lo es, o porque no lo inter- a que apunta es su propio claroscuro. Si el
pretamos en su auténtica intención? Creo que signo es "semiótico", indicativo, el símbolo es
por las dos cosas. O sea que, para comenzar "semántico", orientador. Es de la naturaleza
por lo segundo, lo hemos entendido como "his- del símbolo el partir de un sentido natural y
toria" y entonces ya no podía homologarse con primario (de las cosas, objetos, palabras, per-
ningún proceso humano \ En cuanto a lo pri- sonas) para indicar un sentido de orden dife-
rente pero con alguna analogía profunda. En
60 Cf R. Pettazzoni, "The Truth of Myth", en Essays el símbolo la relación con lo significado es in-
on the History of Reltgions, Brill, Leiden, 1954, págs. directa e intuitiva y —creo— necesita una es-
11-23; M. Eliade, Aspects du mythe, París, Gallimard,
1963, passim. pecie de pre-comprensión (una disposición al
si Para el sentido radical del mito-relato véase más
misterio, a lo trascendente, a lo profundo): una
adelante. puesta de sol significa el cambio del día a la

86 87
noche, y esto lo aprehendo inmediatamente; El símbolo además es polisémico; tiene una
pero puedo estar distraído en cuanto al sim- plurivalencia significativa. Un mismo objeto
bolismo que connota, por ejemplo el misterio material, un elemento del cosmos (por ejem-
de la muerte-vida (como lo ha captado tan plo, el agua) orienta a diferentes aspectos de
exquisitamente el mito de Osiris). Tal trans- la realidad trascendente o a diversas epifanías
significación es intuida, más que demostrada. de lo sagrado (así, el agua como potencia des-
Es un "plus" que la mirada entrevé a través tructora, caótica, diluvial, o como principio pu-
de las cosas y que es mucho más importante rificador, salvador y regenerador). Eliade
que el sentido "original", al que trasciende. alude aquí a una "polaridad" del símbolo 63 .
Ahora bien, puesto que el misterio es insonda- Esta polisemia del símbolo se relaciona ínti-
ble, el símbolo que "orienta" a él es perma- mamente con el fenómeno de la "coincidentia
nente, está siempre "apuntando" está siem- oppositorum" de los mitos. Si la realidad se
pre "ahí", no caduca. manifiesta de una manera contradictoria no
Pero si "orienta", también participa de aque- puede ser expresada por conceptos precisos; la
llo a lo que orienta. Un objeto se convierte en imagen multivalente, en cambio, como fascícu-
símbolo en el curso de una situación revelado- lo de significaciones, es capaz de abarcarla
ra (Tillich). Conviene recordar lo que afir- totalmente, siendo por eso mismo intraducibie
ma Eliade sobre la "ontofanía arcaica": el ser, en un solo concepto.
lo sagrado, se revela en la cosmognía. Diría- Si el intelecto racional llega al ser como
mos, entonces, que los elementos naturales del verdad, el símbolo conduce al ser-misterio (lo
cosmos quedan impregnados por lo sagrado, cual no es agnosticismo, sino un conocimiento
lo "óntico" trascendente. De ahí su capacidad trascendente, inefable). Por ello, el símbolo
simbólica que "orienta" a su fuente original, es un componente esencial del lenguaje reli-
y su actualidad permanente, como la de la gioso que apunta constantemente al "hierón"
realidad que hierofaniza. concebido como lo óntico por antonomasia. En
otras palabras, el símbolo es "revelador" de
Por otra parte, el símbolo revela planos de una realidad última, con la cual quedaron im-
la realidad que de otra manera quedarían ce- pregnados "originalmente" los elementos del
rrados para nosotros. En tal sentido es insus- cosmos. Nace de una situación ontofánica y
tituible. Algo intrínsecamente invisible, se ha- enfoca hacia el ser trascendente.
ce visible por el símbolo. Éste actúa por tras-
parencia (la alegoría, en cambio, da en tra- Así entendido, el símbolo, aparece de inme-
ducción, es hermenéutica) 62. diato ligado al lenguaje religioso. Nada ex-
63 M. Eliade, "Le symbolisme des Ténébres dans les
62 El sentido literal es contingente y el segundo es religions archaiques". en Polarités du Symbole, Etudes
lo suficientemente exterior como para ser directamente Carmélitaines, Descleé de Brower, 1960. Importante es
accesible: cf. P. Ricoeur, "Le symbole donne á penser", su artículo "Spirit, Light, and Seed", en History of Re-
Esprit, 1959, pág. 66. ligions, 11:1, 1971, págs. 1-30.

88 89
traña entonces que el mito lo explote al má- ría". En el mito, el símbolo está en su medio.
ximo. Al ser tocado por el logos pierde su virginidad,
Mito no es sinónimo de símbolo, pero es su capacidad de ser siempre nuevo y siempre
esencialmente simbólico. El agua es un obje- "todo". En el mito, en cambio, el símbolo no
to simbólico, pero no es un mito; puede entrar es "definido" sino que guarda su cualidad "re-
sin embargo como elemento simbólico de la misora", o sea, de remitir a las zonas más pro-
realidad a formar parte de un relato mítico. O fundas de la realidad trascendente manifesta-
sea, el mito utiliza y explota el simbolismo de da en la naturaleza. De hecho, el mito nece-
las cosas justamente porque dirige a una rea- sita del símbolo. Pero éste emerge a nuevas
lidad profunda y radical, protológica o escato- significaciones en el mito. En ese sentido, es
lógica. recreado y fecundado. Por un lado, el mito
"especializa" al símbolo, como al rito. El sim-
Significa todo ello que el mito integra y po- bolismo de las aguas, por ejemplo, explotado
tencializa la dinámica simbólica de las cosas. en el ritual de las inmersiones, adquiere un
Un objeto simbólico —en la medida en que yo nuevo significado —en su propia línea— cuan-
lo capto en esa dimensión— me "orienta" a al- do integra el gesto bautismal cristiano. Su
go distinto y significante, pero de una mane- horizonte de significación se ensancha. Pero
ra difusa y oscura (por ejemplo, en el arte, en debe conservar su frescura original. De otro
ciertas actitudes o en el uso de objetos). Mas modo se agota. En otras palabras, el gesto de
desde que ese mismo objeto, o un gesto deter- la inmersión (simbólico!) y el agua (objeto
minado, entran en una "composición" mítica, simbólico) no recuerdan solamente lo "sucedi-
ayudan a iluminar el sentido de toda la reali- do" en el bautismo de Jesús en el Jordán,
dad. De modo que en el mito entran dos com- sino que también actualizan el valor que signi-
ponentes muy característicos, el símbolo (pe- ficaron en aquel "suceso" arquetípico. De lo
ro modificado, como ya insinuamos) y el "re- contrario se convertirían en "signos".
lato". Ambos adquieren un horizonte nuevo
precisamente por su enmarcación en el mito. Por otro lado, el símbolo incorporado al mi-
to añade a su valor universal el de ser comuni-
Lo podemos esquematizar de la siguiente ma- tario. Como los ritos universales (por ejemplo,
nera: la danza, el sacrificio, la oración, etc.), así tam-
1. — El mito retoma y recrea el símbolo: bién los símbolos "mitizados" entran en una
lo retoma porque es "materia preparada" pa- órbita intermedia entre lo general y lo indi-
ra epifanizar el misterio del ser y de la vida. vidual. Como no hay mitos "universales" (los
El lenguaje de la experiencia religiosa —el motivos, o temas, sí podrán serlo; por ejem-
mito—, trasporta a una escala más alta y ex- plo, el diluvio), tampoco los hay individuales:
plícita la intuición simbólica. En otra forma, toda experiencia religiosa tiende a "compa-
el mito "dice" el símbolo, pero sin convertirlo ginarse" en un grupo o comunidad de fe; el
en logos totalizador, pues lo limitaría y "cerra- mito suele ser su lenguaje unificador y orien-

90 91
tador. Por eso los mitos no tienen autor, son ción humana. Esta es "sacada" aparentemente
anónimos. Son el patrimonio de la comuni- de su linealidad temporal. La "coincidencia"
dad y, de hecho, nacen y se desarrollan en de dos sucesos bloquea la interpretación: mi
el seno de una vivencia coparticipada de lo historia tiene que homologarse con la de los
sagrado. Los símbolos del mito tienen las mis- dioses (en la cosmovisión bíblica, en cambio,
mas características. El simbolismo del "pan" el suceso paradigmático es interpretado y no
eucarístico tiene un valor "apelativo" propio repetido). Sin embargo hay allí una intención
y común a todos los cristianos, sin que se ago- muy honda, cual es la de dar sentido —y un
te el simbolismo universal del "pan" alimento. sentido trascendente— a las situaciones hu-
En tercer lugar, el símbolo, de por sí uni- manas. Lo "sucedido" en el mito no corres-
versal y difuso, donante de sentido en el cla- ponde con la historia y la geografía científicas,
roscuro de la intuición, remite, en el mito, a sino con la vivencias más profundas del hom-
las situaciones límite del mundo y del hombre bre como "ser-en-el-mundo". De esta manera,
(cosmogonía, escatología, vida-muerte, etc.). además, el "acontecimiento" paradigmático tie-
Se recarga de tal manera de una nueva capa- ne una "reserva de sentido" que es captada y
cidad reveladora: así, el árbol cósmico no es condensada en el mito. Justamente por ser
sólo una "cifra" del mundo en su aspecto de "relato" de ese "suceso" inagotable y por es-
realidad viviente e inagotable sino una hiero- tar expresado en el lenguaje inexhaurible del
fanía: significa la "vida" trascendente partici- símbolo.
pada por tal divinidad, o —como axis mundi—
la cohesión estructural del universo dádale a Esta riqueza del mito es significativa y nos
éste por la manifestación de un ser divino fa- va a servir para hacer dos observaciones fi-
miliar a tal o cual expresión religiosa. De ahí nales que interesan en este momento.
que el mito, al introducir a los dioses, aclara En primer lugar, el mito no es el relato de
la dimensión trascendente del símbolo. Lo que una historia simplemente pasada. Cuenta sola-
el símbolo sugiere, el mito "dice". mente aquello que es "fundador" de la reali-
dad presente y que lo es en la medida en que
2. —• Como "relato" el mito, y el símbolo in- sucede de nuevo. Por eso, el mito es profunda-
gresado en él, tienen otros valores que con- mente "situacional". Diría que dramáticamen-
viene destacar. Desde ya, la aparición de los te tal. La estabilidad del cosmos, la subsisten-
"dioses", como acabamos de apuntar, remite cia del hombre, dependen de la "memoria" del
más claramente al mundo trascendente. Ahora "suceso" narrado en el mito con una fuerza
bien, tales dioses de los mitos aparecen como sacramental y recreacional. Por lo tanto, a tra-
"actores" de un acontecimiento primordial y vés del mito, el hombre religioso se proyecta
arquetípico que define la realidad presente. El a un momento ontofánico que es la fuente pe-
modo narrativo del mito quiere justamente re- renne de su ser-en-el-mundo. El hombre se
marcar una coincidencia, a niveles distintos "encuentra" ontológicamente en el mito. En
sin duda, entre un suceso divino y una situa- él, se interpreta a sí mismo en las zonas más

92 93
hondas de su existencia. Por lo tanto, el mito gos de la creación-arquetipo, y así sucesiva-
tiende a ser hermenéutico. De una manera es- mente).
pecial, sin duda. La coincidencia (comparar En segundo lugar, y a pesar de este enri-
más arriba) de mi "situación" con la "historia quecimiento, el lenguaje de la Biblia guarda
divina" del mito anula, en cierto modo, la his- una estructura (no un contenido) de color mí-
toria ya vivida pero refleja la conciencia de tico. Y esto justamente, creo, por estas dos cua-
que el "suceso" primordial no se ha agotado lidades del mito como "relato" (que favorece,
sino que tiene sentido en "mi" existencia. In-
versamente, esta última es interpretada por su sobre todo en la visión bíblica de la re-
radicación en aquel momento fundador. Diría- alidad, la circularidad hermenéutica) y como
mos entonces que el mito ya es hermenéutico símbolo (cuya "reserva de sentido" provoca
—y a ello contribuye también su cualidad de un retorno ininterrumpido a su meditación).
ser "lenguaje"—, sólo que por una vía y con Que estas observaciones basten para valorar el
presupuestos que ya no se mantienen en la mito y su lenguaje.
cosmovisión bíblica. En ésta, el momento her- Y para entender también que la "desmitolo-
menéutico tiene una relevancia mucho mayor gización" que hace la Biblia es una "kenosis"
que en el mito. El hecho de la valoración del y no una anulación: un vaciamiento del conte-
tiempo y de su integración continua en un "fu- nido (la concepción del mundo y de la histo-
turo" pleromático impide fuertemente la coin- ria y el sentido del hombre en ellos), no un
cidencia que persigue el mito. Sin embargo, los abandono del molde. Este, ligado en el mito
"sucesos" arquetípieos tienen su significación a una comprensión muy profunda del lengua-
inamisible. De ahí, entonces, que la actividad je como "suscitador de sentido", no puede ca-
hermenéutica de releerlos a la luz de las nue- ducar.
vas situaciones reveladoras se hace mucho
más urgente y recreadora. En realidad, ya no
hay coincidencia sino re-interpretación. Con
tres consecuencias: esta última "modifica" el
suceso primordial 64 ; éste, a su vez, es enrique-
cido (lejos de ser empobrecido, es ampliado en
su horizonte de significación); se tiende a ela-
borar otros arquetipos, esta vez más intrahis-
tóricos (por ejemplo, el éxodo retoma los ras-

64 De hecho, esta tendencia ya aflora en el mito por


cuanto éste es releído ¡en cada cultura o en distintas épo-
cas. Las diversas recensiones de muchos mitos orienta-
les son una indicación de ello.

94 95
EL RELATO DE LA CAÍDA:
Francisco ANÁLISIS
GardaBazan H ERMENÉUTICO
El contenido del presente ensayo girará fun-
damentalmente en torno al contenido del ca-
pítulo 2, desde el versículo 4b en adelante, y
del capítulo 3 del Génesis. Pero este programa
de ajuste a un texto determinado del Génesis,
no representará un inconveniente para que, en
momento oportuno, se muestre su sentido en
relación con otros pasajes bíblicos.
Mi exposición sobre el relato de la caída, se
estructurará sobre dos ideas que desde el co-
mienzo quiero dejar claramente enunciadas:
1) la comprensión religiosa del relato en el
ámbito que le es consustancial, o sea, sobre
el fondo bíblico de ambos Testamentos y la
exégesis cristiana a que ha dado lugar; 2) el
intento de comprender fenomenológicamente
el dato religioso y dejarnos penetrar, en la
medida en que se haga posible, por el fondo
metafísico del relato, con lo que una misma
realidad se nos mostrará bajo dos perspectivas
diferentes, pero indisolubles, la metafísica y la
religiosa, confirmando, simultáneamente, la po-
sibilidad de la transición de la mente hacia
ambos niveles del fenómeno sagrado y de la

99
trasposición del discurso religioso en discurso tioquía, se pasará a la interpretación con ma-
metafísico65. tices tipológicos de Ir éneo de Lión y Tertu-
Pero, para realizar esta tarea con la narra- liano, para retornar al desnudo literalismo con
ción yahvista de Génesis 2-3, debemos previa- Metodio de Olimpia y al sentido semi-alegórico
mente despejar el camino de dificultades, des- con Atanasio, Dídimo el Ciego y Cirilo de Ale-
embarazándonos de algunas de las ideas que jandría. Los padres capadocios recuperarán en
han endurecido su interpretación, impidiendo sus especulaciones ambos sentidos, el literal y
calar en los niveles más promisorios de su es- el espiritual, y ya pasado el siglo IV, la inter-
tructura religiosa. Para ello no tenemos más pretación literal retomada por la escuela an-
que colocarnos en el apéndice de la exégesis tioqueña, será sancionada por el prestigio de
contemporánea sobre el relato de la caída 6. Agustín, concepción que será en gran parte
Probablemente, uno de los primeros autores remozada por Tomás de Aquino y canonizada
cristianos del cual tengamos noticia, que haya indirectamente por el Concilio de Trento, ya
interpretado literalmente el pasaje del Géne- que, en este apartado, sus más directos ana-
sis que nos interesa, ha sido Justino mártir 67 . temas tenían como fin el rechazo de la doctri-
Y, en esto, el apologista cristiano no hace más na de Lutero sobre el pecado orimnatum en-
que anticiparse a modos de comprensión que tendido como enfermedad congénita 8. Las cin-
se irán perfilando cada vez con mayor preci- co cláusulas del concilio tridentino referentes
sión en la literatura patrística: Desde el aná- al pecado original unifican la creencia en
lisis decididamente textual de Teófilo de An- Adán como habitante del paraíso y primer
os Sobreentiéndase a todo Jo largo de la exposición hombre prevaricador que ocasiona con su fal-
"metafísica tradicional" cuando se emplea el término ta la indignación divina y, al mismo tiempo,
"metafísica" o palabras de la misma raíz. Para un ma- el mal y la muerte en su cuerpo y en su alma,
yor desarrollo de lo que decimos aquí compárese el no sólo para sí, sino también para su descen-
ensayo de A. Asti Vera, en este mismo volumen sobre dencia; pecado uno, trasmitido por generación
"Mito y semántica" o algunos de estos trabajos: A. As- y que impone la necesidad del bautizo para
ti Vera, "Caracteres antimetafísicos del pensamiento poder alcanzar la regeneración por la gracia
moderno", Revista de Filosofía, La Plata, Sept. 1960; R. de Nuestro Señor Jesucristo.
Guénon: La metafísica oriental (trad., int. y notas de
A. Asti Vera), inédito; G. Vallin, ¡La perspective rnéta- En estas apretadas consideraciones conci-
physique, París, 1959; Alan W. Watts, La suprema iden- liares en donde el relato del Génesis aparece
tidad, Int. II, Bs. As., 1961. penetrado por una cierta exégesis neotesta-
es Remitimos fundamentalmente al rico análisis de
P. Ricoeur, Philosophie de la Volonté. Finitude et Cul-
pabilité II. La symbolique du mal, París, 1950, pág. 217- «8 Cf D. Ruíz Bueno, o. c, Teófilo de Antioquía, Los
243 y P. Grelot, Réflexions sur le probleme du peché tres libros a Autólico. II, 20-28, por ser los textos más
originel, II, Tournai, 1968. característicos. Para los restantes padres y doctores de
«7 Cf D. Ruíz Bueno, Padres apologistas griegos, la iglesia cf. H. Rondet, Le peché originel dans la tra-
Justino, Diálogo con Trifón, 81,3; 88,4; 94,2; 132,1, etc. dition patristique et théologique, págs. 35-199, París. 1967.

100 101
mentaría y teológica, como más adelante vere- sido tomada por la Iglesia Católica Romana y
mos, se sugiere, no obstante, a nuestra inte- así lo refleja la encíclica Humani Generis.
ligencia una interpretación literal del relato Pero la carencia de historicidad científica de
de la caída común en la época a católicos y la exposición de la caída no trasforma estas
protestantes, que difícilmente pueda ser con- páginas y otras de la Biblia en una simple ta-
firmada en el actual estado de los estudios bulación, como han querido los racionalistas e
hierológicos, pero que no impedía esa supe- iluministas del siglo XVIII y sus epígonos dis-
ración frazados tras la crítica bíblica de la Escuela
Resulta críticamente injustificado adscribir del Mito 70 . Con esto queremos decir que si la
carácter histórico, en el sentido científico del descripción de Génesis 2: 4b-3:24 no es un
término, a la descripción de Génesis 2: 4b-3: documento historiográfico, no por ello ha de
24. En efecto, se carece tanto de los testimo- ser necesariamente una muestra mitológica71.
nios externos que confirmen que el relato que Muy por el contrario, el relato de Génesis 2:
trascurre en el paraíso sea el reflejo escrito 4b-3:24 manifiesta los rasgos de la narración
de un suceso humano determinado, como de mítica, esencia que se ha mantenido inaltera-
las coordenadas precisas de lugar y tiempo da frente a todos los intentos de "mitologiza-
que emplacen la facticidad de la caída. La se- ción" historizante o fabuladora que sus intér-
mejanza, por otra parte, con narraciones de pretes han proyectado sobre él.
la mitografía del Próximo Oriente, ha torna- Pero el mito, como todo fenómeno religioso,
do más difícil el sostenimiento de la tesis his- posee una naturaleza ambigua, y según las
tórica y abierto la investigación hacia otros circunstancias, puede mostrar un rostro más
rumbos. Clara conciencia de esta dificultad ha o menos exterior.
En 1943, por medio de la encíclica Divino
«» En rigor, los decretos citados correspondientes a affiante spiritu, Pío XII insistía en el sentido
la sesión 6? del Concilio, son preliminares para la san- al mismo tiempo literal y espiritual de muchos
ción de los cánones de la sesión 7* que formula la doc- pasajes bíblicos y, en 1950, en la Humani Ge-
trina de la iglesia sobre la justificación. Estrictamente
hablando los cinco cánones resumidos no se dirigen só-
lo contra la doctrina de Lutero (1 y 5), sino también 70 Cf P. Barthel, Interprétation du langage mythi-
para colocar en su interpretación justa las concepcio- que et théologie biblique, Leiden 1963, págs. 21-28. Asi-
nes pelagianas de Erasmo y otros humanistas (2, 3, 4). mismo, J. Severino Croatto, "II peccato origínale come
El Concilio no dice nada concreto sobre la esencia del sacralizzazione naturistica della sessualitá e della sa-
pecado ni la solidaridad en la falta entre los "proto- pienza", en Bibbia e Oriente 11 (1969), págs. 149-157 (en
plastas" y la posterior descendencia. Asimismo el deli- castellano, en Víspera n. 17. 1970, págs. 20-25).
cado problema que suscita la exégesis literal propia de 7i Entendemos el relato mitológico como una forma
los teólogos de la época y la perspectiva de los pensa- de degradación del mito, por hipertrofia de sus figu-
dores contemporáneos fecundizados por la hermenéu- ras o vaciamiento de su esencia en épocas en que al
tica bíblica, puede atribuirse al fin inmediato de los no ser comprendido por incapacidad metafísica, ha sido
decretos más arriba señalados. Cf H. Rondet, o.c, deformado. Cf G. van der Leeuw, La religión dans son
págs. 200-207. cssence et ses manifestations, París, 1955. pág. 404.

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neris, refiriéndose a una consulta epistolar fa- deramos que sólo es posible entender Génesis
cilitada por la Comisión Pontificia de Ciencias 2: 4b-3:24 desde una perspectiva bíblica tota-
Bíblicas al arzobispo de París subraya que: litaria, centrada en Cristo como eje de una
"... Esta carta, en efecto, advertía claramente historia de la salvación, y valorar las imáge-
que los once capítulos primeros del Génesis, nes míticas aquí en juego, sobre un fondo re-
aún cuando no responden en forma rigurosa interpretativo que las integra en una historia
a la idea de la historia propia de los grandes progresiva que se considera como la epifanía
historiadores griegos y latinos o de los maes- de la voluntad divina en el tiempo, teledirigida
tros de nuestro tiempo, no obstante pertene- a la salvación del hombre, manifestación tam-
cen en sentido verdadero, sentido que los exé- bién de esa voluntad, en forma gratuita y eter-
getas deberán investigar y establecer, al gé- na, mediante el sacrificio de Jesucristo.
nero histórico. Estos mismos capítulos refie- En nuestro tema, el pasaje paulino de Ro-
ren, en estilo simple y figurado, tal como manos 5: 12-21, parece señalar la plenitud del
convenía a la mentalidad de un pueblo poco contenido sugerido en el relato de la caída. Sin
cultivado, las verdades esenciales por las que entrar en este momento en la serie de inter-
se rige la prosecución de nuestra salvación pretaciones a que ha dado lugar tan controver-
eterna... Si los hagiógrafos antiguos han to- tido texto, podemos afirmar que la significa-
mado algo de las narraciones populares, es ne- ción de la sección doctrinal de la epístola
cesario no olvidar jamás que lo han hecho (Ro. 1:16-11:36), versa globalmente sobre la
ayudados por la inspiración divina, que los li- salvación por la fe en Jesucristo, finalidad del
braba de todo error en la elección y aprecia- mensaje evangélico. Lo dicho se hace mani-
ción de estos documentos. Por consiguiente, fiesto en el texto en tres etapas: 1?) mediante
de ninguna manera se pueden colocar a idén- la explicitación en el evangelio de la justicia
tico nivel las narraciones acogidas por los li- salvífica de Dios o salvación por medio de la
bros santos y las mitologías u otros relatos fe (1:16-4:25); 2<?) por un cuadro de los be-
semejantes, más fruto de la imaginación que neficios de la salvación en los creyentes (5-8),
del gusto por la verdad. . .". y 3"?) con la confirmación de la tesis de la sal-
Estas últimas referencias vienen en apoyo vación por la fe, pese al desvío de Israel (9-
de lo que la hermenéutica teológica contem- 11). Y nuestro texto, precisamente, se integra
poránea ha llamado el carácter "mitihistórico" en la descripción de las ventajas salvíficas traí-
de aquellos pasajes bíblicos que ostentan re- das por Cristo al creyente. Este es por consi-
presentaciones de origen y estructura mítica guiente el núcleo sobre el que se desenvuel-
y, a partir de aquí, esbozar su sentido en la ve la perícopa de Romanos 5: 12-21. Cristo es
p e r s p e c t i v a religiosa 72. Y en este plano consi- la fuente de redención y vida que procede de
ga Cf P. Barthel, o. c , pág. 66, y el sentido algo di- Dios y su obra gratuita supera infinitamente
ferente que damos a la expresión "mitihistoria" al apli- la situación de pecado y de ella salva (15-19).
carlo a textos veterotestamentarios. En cuanto a esto se opone a Adán, por cuya

104 105
desobediencia ha entrado el pecado y la muerte Hay, pues, en estos textos de Pablo una cla-
espiritual en el mundo, muerte cuyo signo ex- ra alusión a Génesis 2: 4b-3:24, cuyo texto se
terior es la corporal. Y esta muerte se ha he- muestra a la luz de la relectura salvífica del
cho presente por la falta del hombre tanto en Antiguo Testamento, que ya está presente en
el período anterior a la Ley como con mayor la ordenación sacerdotal postexílica del Penta-
frecuencia, en el de la Ley (12-17). Los ver- teuco en la forma en que se ha conservado en
sículos 18-19 confirman al versículo 12, un su esquema histórico, en que creación, caída y
solo hombre, pero en el díptico salvífico en restauración, forman una unidad inseparable
donde no se puede omitir al Cristo. Los ver- que da cuenta de los designios de Yahveh ma-
sículos 13 y 14 se encuentran aclarados un nifestados en el tiempo. Esta exégesis ya ma-
poco más adelante (20 y 21). dura en Pablo de Tarso es la que fragmenta-
riamente se hace presente en Eclesiástico 25:
De la misma manera 1 Corintios 15: 44b- 24 y en algunos pasajes del libro de la Sabidu-
49, está inserto en la apología de la resurrec- ría 4, marcando una ordenada marcha de pro-
ción de los muertos y en este tópico alcanza fundización espiritual que ha conducido del
su sentido, oponiendo nuevamente a la huma- paraíso perdido a un paraíso por venir inami-
nidad redimida y a la pecadora. El acceso al sible por la gracia redentora de Jesucristo.
ámbito de lo incorruptible, exige también un
ser viviente incorruptible. En este amplio marco signado por el sello
de la redención, se hace posible la doctrina de
Con lo expresado no queremos afirmar, co- la recapitulación de Ireneo de Lión, el simbo-
mo de hecho se ha hecho, que sea ilegítimo ex- lismo eclesial de Tertuliano, la doble creación
traer de estos párrafos toda una serie de ideas del hombre con antecedentes en Filón, de Gre-
que han dado forma a la comprensión del dog- gorio de Nisa, en quien Adán como humanidad
ma del pecado original, de manera que aún pecadora es contemplado a través del Cristo
hoy reclaman el cuidado de los teólogos, por Salvador, interpretación que se mantendrá vi-
ejemplo: la realidad de una primera falta y su va en Ambrosio de Milán y, finalmente, en los
presencia activa en cada individuo y la situa- cimientos de la doctrina católica sobre el pe-
ción histórica en que le toca existir; no, lo que cado original echados por Agustín, cuya teo-
expresamos claramente es que el pensamiento logía de la redención ha sido a menudo prete-
de Pablo está movido por un profundo interés rida.
soteriológico y que si habla del pecado, en una
identificable línea bíblica, es para hacer más
evidente la acción redentora de Jesucristo 73 . V; A. Feuillet, "Le plan salvifique de Dieu d'aprés
l'épltre aux Romains", Revue Biblique, 57, 1950, págs.
336 y sigs.; P. Tresmontant, Saint Paul et le mystére du
73 Cf J. Cantinat, Les ¿pitres de Saint Paul expli- Christ, 1956, págs. 48-63.
quées, París, 1964, cap. V y VIII. Ver bibliografía al co-
mienzo de ambos capítulos y especialmente: A.M. Du- 7* Sb. 2: 23-24; 10: 1, 2; 12: 10, 11; 14: 12, 27. Cf
barle, Le peché originel dans VEcriture, París, 1967. Cap. A.M. Dubarle, o. c, Cap. III.

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Pero, si sobre estos fundamentos la doctri- Los Evangelios guardan, asimismo, silencio
na del pecado original se ha ido acendrando y sobre el pecado de Adán, silencio que es aún
mostrando diferentes niveles de profundidad más elocuente que el de los testimonios cris-
en la tradición religiosa del cristianismo occi- tianos citados. Pero la servidumbre a la que
dental a través de los siglos, no por ello debe- somete el pecado, el papel redentor y el triun-
mos olvidar algunos aspectos del problema que fo de Cristo sobre el despotismo diabólico ejer-
han escapado a esta sistematización y que pue- cido sobre el hombre desde sus albores, es sub-
den facilitarnos la interpretación metafísica rayado claramente por el mensaje de Jesús (Jn.
de Génesis 2: 4b-3:24. 8: 44-45; 12: 31; 16: 21), por otra parte, sobre
Lo primero que llama la atención, históri- este fondo se recortan las siguientes ideas so-
camente hablando, es el silencio de los padres bre el mal: todos los hombres son de hecho pe-
apostólicos sobre el estado primitivo del hom- cadores (Mt. 4: 17; Me. 1: 15; Le. 13:2,3), el
bre, la caída de los "protoplastas" y la solida- pecado es causa de la muerte espiritual (Jn.
ridad de la descendencia humana con ellos. No 8: 51), el hombre posee una tendencia hacia
obstante, entre estos cristianos, Cristo es en to- el mal (Mt. 15: 18 y 19; 7: 11 y 12: 35; Le. 7:
do momento el centro de la fe y ha muerto 14-23), aunque Mt. 23: 31 y 32 —confirma-
por librarnos del pecado, de la muerte y_ del do por Jn. 8: 44— parece revelar la creencia
imperio del demonio. Esta liberación de la po- en una herencia espiritual. La función del de-
tencia diabólica es el punto sobre el que con- monio se encuentra bien acentuada (Jn. 8: 44,
cretamente insiste el Pastor de Hermas, Comp. 45) y sólo la conversión en Cristo otorga la
VIII, 6, perspectiva teológica seguida por algu- salvación (Jn. 3: 3). Así, tras la generalidad
nos apologistas 75 . del pecado presente en cada persona y grupo
social, por su extravío —pecado del mundo—
se perfila el pecado de los ángeles rebeldes.
T5 Cf. especialmente D. Ruiz Bueno, o. c, Justino,
Apol. I, 54 y 56; Dial, con Trifón 79,3-4; ibidem, Atená- La doctrina evangélica sobre el reino de Sa-
goras. Legación en favor de los cristianos, 24, 25, 26; tán nos lleva a indagar en las nociones hebreas
ibid., Teófilo de Antioquía, Los tres libros a Autólico, de la época sobre demonología. Y aquí descu-
28. Acerca de lo dicho más arriba de las autores de la
época patrística, pueden consultarse los siguientes tex-
tos: Ireneo de Lión, Adv. Haer. T. II, 87-88, 105-106, interpretación literal, basamento sobre el que se levan-
120, 120-130, 292-296 (citado por ed. de Harvey). Ter- ta su doctrina espiritual: De Genesi contra Manichaeos,
tuliano. De Anima, 43, 10 (ed. crítica J.H. Waszink, I, 27-28-29; De Trinitate. XII, 9; De Genesi ad litteram,
Amsterdam, 1947); Gregorio de Nisa, De hominis opi- 1, 15-17; VIII, 1-15; IX, 12-25-26, XI y XII; un cuadro
ficio, pásr. 159 (trad. de Laplace-Daniélou, Sources Chré- de las consecuencias del pecado es presentado en De
tiennes N» 11); Ambrosio de Milán, Hexaemeron, p. L. civitate Dei XXII. 22,1-4; sobre la redención, De mori-
14, c. 272 CD.; San Agustín, De vera religione, 37-38; bus Ecclesiae et Manichaeorum, i, 35; in Ps. 70, serm.
De moribus Ecclesiae et Manichaeorum, I, 40 y De ser- 2, n? 1. Hay también en el Obispo de Hipona una cierta
mone Domini in monte, I, 31, relacionan al santo con sus nostalgia origenista en In Ps. 147, serm. 16-17; In Joan.
predecesores, pero en siguientes textos opta por una X, 11. Cf. H. Rondet, o. c, págs. 134-143.

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brimos por la literatura apócrifa que el mal es Estos testimonios y el silencio sobre Adán
atribuido a la incitación de los demonios, ba- observado por los profetas —salvo en Ose_as
sándose en el relato de Génesis 6: 14 7 6 o a 6: 7—que son claros exponentes de la concien-
una tendencia o predisposición personal {ye- cia del pecado israelita como infidelidad a la
zer) hacia el bien o el mal que puede tomar in- alianza, o en aquellos textos que tratan el pro-
cluso un aspecto personificado como sucede en blema del mal liberando a Dios de toda respon-
el Manual de Disciplina 77. En este último ca- sabilidad en su origen, bien señalando la rebe-
so creemos descubrir una orientación que ya lión del ser humano (Ez. 28: 1-19; Is. 14: 13-
está presente en Ben-Sirach, coexistiendo con 15) 80 o su connatural limitación de interpre-
una tendencia salvífica78 que puede ser com- tación (Job o Génesis 11), nos inducen legíti-
prendida metafísicamente, y que es la que en mamente a tratar de dejarnos penetrar por el
su elevado alegorismo desarrolla Filón de Ale- sentido de Génesis 2: 4b-3:24 en una perspec-
jandría en su De Opificio Mundi y Legum tiva metafísica 81.
Allegoriae y, en cierta medida, se prolonga en
los autores de la Escuela de Alejandría . La crítica de textos, por una parte, que in-
dependientemente del sentido unitario capta-
do y establecido por el recopilador sacerdotal,
76 J. Bonslrven, La Bible Apocriphe, París, 1953, ha distinguido la diferencia cronológica entre
Henoch, pág. 29-30 (6,10); Jubileos, 4,5; Testamento de Génesis 1-2: 4a y Génesis 2: 4b-3:24, cristali-
los doce patriarcas, hacen igual alusión a la leyenda de
la seducción de los ángeles. En estos escritos se multi- zación de una tradición que toma forma escri-
plican también las referencias al estado de Adán y Eva. ta hacia el siglo X, pero que reconoce un nivel
Cf Jub. III, 16; IV, 29-31; J. Bonsirven, o. c, La vida de tradición oral mucho más antiguo, en el que
de Adán y Eva, págs. 215, 216. Véase J. Daniélou, Messa- es detectable, con cierto grado de probabilidad,
ge évangélique et culture hellénistique aux lie. et. lile,
siecles, págs. 402, 403 y H. Rousseau, Le dieu du mal, Pa-
rís, 1963, pág. 59 y sigs. También J. Daniélou, Théo- 1-6; Clemente de Alejandría, Protréptique, S. Ch. N? 11,
logie du Judéo-Christianisme, Tournai, 1958, págs. 413 pág. 179; idem, Le Pédagogue, S. Ch. 108, pág. 64.
y sigs. Las Stromata son más ricas en citas. Cf H. Rondet,
77 IQS IV, 15 y IQS III, 20-26, el mismo sentido en o. c, págs. 81-100, en ella están reunidos los testimonios
D.D. XVI, 5; M. IV. 1-6, etc.; pero en IQS III, 18-19 y IV, de Orígenes.
25-26 y HA., 8-9, envuelven el sentido del yeser tób y 80 Cf A. Gelin, El hombre según la Biblia. Bs. As.,
yeser ra' de las especulaciones rabínicas. Esta doctrina 1964, págs. 95, 96, en donde se relaciona la hybris del rey
se encuentra también presente en el rollo de Isaías, en de Tiro con el episodio de la torre de Babel, y Génesis
el IV Esdras; Testamento de Judá, 20; Testamento de 3 y Daniel 3: 24-27, además de Isaías.
Aser, 1,3; Test, de Nephtalí 2,6. si Nos referimos aquí al libro de Job. no a su intro-
78 Eclesiástico 15: 11-20; 17: 26; 25: 12; 33: 7-15; ducción que es posterior. En sus páginas como en otros
37: 3. pasajes bíblicos se revela la esencial contingencia que
79 Cf. Philon d'Alexandrie, De opificio mundi, París, experimenta el hombre frente a Dios. Cf también Ecle-
1961, Les Oeuvres de Philon d'Alexandrie, par R. Ar- siástico 17:30-32; Jr. 30:21 y textos que señalan la in-
naldez, J. Pui'lloux y C. Mondésert, parágrafos 150 a compatibilidad (Mitológica como Ex. 19:6 ó 21, Ez. 1:28;
165; idem, Legum allegoriae. I, 45, 59; II, 25, 26; III, Dn. 2:1; Gn. 32:31; Je. 6: 22; Dt. 4:33.

110 111
otra corriente folklórica interline al 82 , los pro- dad de esencia antropológica; así como la rela-
gresos de los estudios de la historia comparada cin de no separación con el principio (la des-
de las religiones y la fenomenología religiosa en nudez del versículo 25), es aún más, subraya-
su nivel metodológico, que han familiarizado a da en el versículo 24 por el símbolo de la unión
los sustentadores de tales métodos hierológicos necesaria entre lo masculino (el elemento uni-
con las formas religiosas a nivel ontológico, ficante y de dirección) y lo femenino (el ele-
han llegado a ser un eficaz medio de ayuda en mento que necesita ser determinado). El sim-
esta dirección. Y, naturalmente en esta pers- bolismo metafísico del matrimonio es aquí
pectiva, el relato de la caída se muestra en su puesto a las claras y su forma religiosa puede
significación mítica universal, como la expre- ser rastreada en todas las hierogamías y en el
sión simbólica de la profunda intuición huma- profundo respeto bíblico por él 8 .
na del desarraigo ontológico y que no tiene
otro modo adecuado de manifestarse que por 2) Los dos árboles: Llama la atención la
un discurso indirecto: la experiencia del ale- presencia del simbolismo específico del árbol
jamiento o abandono, de la ruptura con lo di- de la vida y del de la ciencia del bien y del
vino o totalidad, que es sentido como el más mal en medio de la intencionalidad del relato
profundo y trágico drama humano, de aquí la como ya lo advertía Filón 84 . En nuestra opi-
forma de relato que reviste. Los diferentes mo- nión es este un rasgo normal en la imaginería
mentos del drama que conducen de lo uno a lo mítica, como el lenguaje de los animales, que
múltiple y a la reintegración o disolución, se señala la integridad de los órdenes del ser y
van desarrollando de la siguiente forma: el conocer. La posibilidad hacia el ámbito de
la unidad cósmico-espiritual, como perdura-
1) Expresión de la captación de la unidad: ción en el ser (inmortalidad-árbol de la vida)
El estado de felicidad simbolizado por el.mo- o el extravío hacia el límite de la sustancializa-
do de existencia paradisíaca revela en el ám- ción separadora (el bien y el mal), está concre-
bito cosmológico y antropológico la analogía
esencial de los diferentes grados de la mani-
festación y su principio (2: 4b-15). Esto expli- 83 Cf. M. Eliade, Mitos, sueños y misterios, Buenos
ca la labor creadora de Dios, la convivencia di- Aires, 1961, Cap. IV; ídem, Tratado de historia de las re-
vina y humana, el medio amistoso y el diálogo ligiones, Madrid, 1954; ídem, Estructura y función del
universal. El símbolo de la humanidad en su mito cosmogónico, Fac. de Filosofía y Letras, Universi-
dad Nacional de Buenos Aires; Ananda K. Coomaras-
aspecto masculino (Adán) es completada con wamy, Hindouisme et boudhisme, París, 1949, págs. 30-33;
la presencia de lo femenino (Eva) y la identi- idem, "Spiritual Authority and Temporal Power in the
Indian Theory of Government", en American Oriental
Series, XXII, 1942; V. Lossky, A l'image et a la ressem-
S2 cf. Paul Ricoeur, o. c. Véase tabién infra 84 Ligier, blance de Dieu, París, 1967, Cap. X; A. M. Dubarle o. c,
págs. 161 y slgs. con bibliografía al día; asimismo Bi- págs. 63-70.
blia de Jerusalén, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1967, Int.
al Pentateuco. 8* De Op. Mdi, págs. 154 y sigs.

112 113
tada en las imágenes de ambos árboles paradi- cia la nada o la posibilidad del reencuentro en
síacos 85. lo uno (versículo 7) 87.
3) La serpiente: Es la imagen que viene a 5) El castigo: Superado el límite bien-mal,
representar al anhelo que individualiza. La la separación ha sido experimentada (concien-
constante solicitación hacia la ilusión que se- cia de la propia desnudez), el voluntario ocul-
para y genera la creencia en una realidad se- tamiento del principio se continúa en la deci-
parada de su centro. Este llamamiento y acep- sión de querer ocultarse a los ojos de Dios (ver-
tación egoísta es la que permite traspasar el sículos 8 y 9) y el anhelo separador se revela
límite entre el bien y el mal, la inmediata con- en sus tres fases unitarias: como potencia uni-
cepción religiosa y como consecuencia la ética. versal (nahash), como virtualidad humana
La conservación en el ser exige la integración (Eva— el aspecto diversificador) y como indi-
de lo moral y religioso en lo ontológico (3: 1- vidualización consumada (Adán— el hombre
preso en su actualidad separadora).
4) La mujer: La subsiguiente vacilación del Seguidamente se enumeran las condiciones
aspecto diversificador del ser humano (Eva) y de la nueva situación de perdición y la imagen
la subjetivación de la incitación en el perso- de su superación. La serpiente, la mujer y el
naje femenino, señalan a la figura de Eva co- hombre, arrancados de su principio, perdidos
mo la representación del deseo de separación en el aspecto de sus condiciones limitantes, y
virtual en el aspecto determinable o pasivo del oculto en ellos todo destello trascendente, son
ser humano. De ahí que la caída encuentre su considerados en la perspectiva negativa de la
flanco débil en la mujer, y el carácter que ad- desgracia, que reviste sólo tal carácter para
quiere la actualización del anhelo separador, la una comprensión descentralizadora (versícu-
fatal individualización con la apertura de una los 14-19) pero, simultáneamente, en los mis-
inclinación que se precipita irrefrenable ha- mos versículos se señala cual es la ordenación
profunda: tensión entre el anhelo de dispersión
sbejtivo y subjetivo y necesario dominio inte-
85 Cf. F. Michaelis, Le livre de la Genese, París, grador por parte de éste abierto hacia el cen-
1957, págs. 33-48; N. Williams, The Ideas of the Fall tro masculino regulador.
and of original Sin, 1929; J. Daniélou, Au conmence-
ment, París, 1963, Cap. III; F. Schuon, Sentiers de Gno- La parte final del relato confirma la situa-
se, París, 1957, págs. 85 y sigs.; L. Ligier, Peché d'Adam
et peché du monde, París, 1960, cap. VIII; G. van der 87 L. Ligier, o. c, págs. 219-231; J. Guitton, Le dével-
Leeuw o.c, págs. 45-46. oppement des idees dans VAnden Testament, Aix-en
86 Cf. F. Michaeli, o. c, págs. 49-60; H. Renckens, Provenoe, 1947, págs. 97 y sigs. Recuérdese, asimismo
Creación, paraíso y pecado original, Madrid, 1960, págs. en relación con esta interpretación, el antifeminismo
269 y sigs.; L. Ligier, o. c, págs. 211 y 218. A RicharoV de los gnósticos, ciertas .sectas zurvanitas y los místicos
son,Genes¿s 1-11, The Creation Stories and the Modern cristianos, y no lejos de esta línea el sentido de la an-
World View, 6 ed., Londres, 1969, págs. 71-79. droginia adámica.

114 115
ción en el dominio del egoísmo, el medio pro- ma que las pone en movimiento. No omita-
pio de los hijos de Eva (versículo 20). El mos que la falta (fallo) se expresa mítica-
nombre se ha constituido en hacedor de un mente por el relato. Hay en él un dinamis-
mundo que le oculta el verdadero y con leyes mo, una acción que es complementaria con
propias —bien-mal—, con ello se ha apartado nuestra anterior descripción de la caída y
de su perduración en el ser —se ha divorciado que manifiesta la posibilidad que se reve-
de la fuente de su existencia ontológica, se ha la en la existencia de poder anularse en
desrealizado (versículos 22-24) y se ha conde- sistencia. Diríamos que el ser no puede pecar,
nado, ignorando su centro, al puro aspecto ma- puesto que no es existencia. Sólo la ambigua
terial (versículos 19 y 23). naturaleza infinito-finita de la existencia, es
A modo de conclusión quiero sintetizar las pasible de pecado. Sólo la existencia reflejo de
últimas ideas expuestas con una terminología lo infinito en las condiciones limitantes de su
filosófica a la que la razón puesta al servicio grado de manifestación, puede divinizar sus
de la intuición metafísica, ha hecho posible en condiciones limitantes, separándolas de su ra-
nuestro tiempo y con la que todos estamos fa- zón de ser y atribuyéndoles la autosuficiencia.
miliarizados Esta dramática intuición es la que revela el
En el mundo del ente, ámbito de la manifes- relato de la caída.
tación o creación, se manifiesta la existencia.
La ex-sistencia es radical referencia al ser, que
en ella se revela y en el que ella se sostiene.
La amputación referencial que radica en el ex
de la existencia, trasforma a ésta en simple sis-
tencia, arrancada ilusoriamente de su principio
ontológico y constituyéndose, en consecuencia
como presunto ente autónomo. Éste es el de-
sarrollo descriptivo que la razón, puesta al
servicio del intelecto, puede hacer de la caída.
Pero esta explicitación en cuanto objetiva, es
estática, incluye en sí las imágenes de la ex-
posición de la caída, pero no la narración mis-

ss Cf M. Heidegger, ¿Qué es metafísica?, Buenos Ai-


res, 1955, y el epílogo a esta obra traducido por Eduar-
do García Belsunoe en Revista de Filosofía, N? 14, La
Plata, 1964, págs. 74-82. Véase, asimismo, R. Pannikar,
"La faute originante ou l'inmolation créatrice, le mythe
de Prajápati" en E. Castelli et al., 11 mito delta pena,
Archivio di Filosofa, Padova 1967, págs. 65-100.

116 117
ELEMENTOS MITOLÓGICOS
Rodólo Y MIDRASICOS EN LA
Obermüer INTERPRETACIÓN DE
JUAN 6:31-58
/

Problemas literarios y religiosos de Juan 6

Entre los enigmas que se presentan al exé-


geta en las páginas del evangelio juanino hay
un buen número reunido en el capítulo sexto.
Uno de ellos es de carácter literario; los exé-
getas no concuerdan en el análisis de forma y
estructura. Otro enigma es de carácter religio-
so; ya que unos hablan de un marco de refe-
rencia judío, otros de un ambiente helenista y
otros de una mentalidad más bien sincretista
y hasta gnóstica. En este contexto resulta in-
teresante examinar la hipótesis de la existencia
de elementos de midrás en Juan 6. Si esto se
verificara, habría un argumento a favor de la
unidad literaria del capítulo y del carácter re-
ligioso judío del autor. La hipótesis fue pre-
sentada en el año 1959 por el profesor noruego
Peder Borgen 89 . Esta hipótesis motiva el pre-
sente ensayo.
El problema de la unidad literaria ha sido

89 ZNW 50 (1959) págs. 277 y sigs.: "The unity of


the discourse in John 6"; ZNW 54 (1963) págs. 232-240:
"Observations on the midrashic character of John 6".
La temática en general: Hudolf Schnackenburg, La
teología del Nuevo Testamento, Bilbao, 1966, págs. 109-
111, 116 y 128.

121
señalado por Rudolf Bultmann 90 . Dicho autor náutica definida. Los intérpretes se dividen en
no halla progresión sistemática en el discurso helenistas y hebraístas. En las categorías hele-
y verifica la falta de organización lógica del nistas de dualismo entre materia y espíritu se
pensamiento, todo lo cual causa "grandes difi- interpreta el dicho "yo soy el pan de la vida"
cultades". Bultmann reordena entonces los como una afirmación simbólica o sacramental;
fragmentos 91 y elimina 51 b-58 b como glosa en las categorías hebreas de acción y persona
de un redactor eclesiástico ortodoxo posterior. como una expresión de personificación. Tal di-
También Juan Leal observa que hay trozos que lema hermenéutico se presentará frecuente-
tienen "todo el aire de digresión" 92 y distin- mentemente en nuestro estudio.
gue "varios ciclos y círculos en el desarrollo
general literario del diálogo" que no permiten Elementos mitológicos: El Redentor de la vida
una progresión discursiva. Menos radical es
C. Kingsley Barrett, pero no deja de constatar El primer paso en la investigación es un
"cuatro partes" de una temática casi incohe- examen de supuestos elementos mitológicos.
rente 93. Ahora bien, si la incoherencia lógica Buscando un mito subyacente se lo puede de-
es tan evidente bien puede ser que el tropiezo tectar en las palabras "descender del cielo, vi-
se origine en una mente de lógica aristotélica. da plena, atraer, venir a mí, dar el pan, resu-
No reina la misma silogística para la mentali- citar". Sería el mito del drama de un ser pre-
dad judía del midrás, en ella puede encontrar- sente en Dios que desciende al cosmos y busca
se un planeamiento literario que no responde aquí una élite elegida por Dios mismo; los
a los criterios filosóficos griegos. Por esto es elegidos se sienten atraídos y se reúnen con
interesante estudiar la hipótesis de Borgen. él, quien se comunica a ellos con su poder vi-
tal y los acompaña, así, a través de la muerte
El problema del carácter religioso recibiría hacia una vida inmutable. En este mito se re-
por lo mismo un enfoque aclaratorio. Si se pue- conocería fácilmente el conocido teorema de
de comprobar que en Juan se nota una menta- un misterio redentor iranio, los avatares dra-
lidad midrásica judía, habría por lo menos un máticos de un redentor que baja del cielo y
indicio más a favor de la ambientación judía regresa llevando consigo a los suyos. Es de
del autor y la misma interpretación del mensa- preguntarse en qué medida lo está ya interpre-
je de Juan 6 recibiría una orientación herme- tando como una visualización del drama exis-
tencial, de la búsqueda de un encuentro autén-
90 Das Evangelium des Johannes, 15a. ed., Gotinga, tico del hombre con la fuerza que crea y man-
1957, págs. 161 y sigts. tiene la vida en todo el universo, como el drama
9i Ib. pág. 164, nota 4. de la aspiración a vivir sin ilusiones y creati-
92 SENT, BAC, 207, Madrid, 1961, pág. 908; M. E.
Boismard, pág. 902, nota 3; La Bible de Jérusalem, vamente 94.
1956, pág. 1405 (edición española: La Biblia de Jeru-
salén, Bilbao, Desclée de Brouwer, 1967). »4 R. Schnackenburg, o. c, nota 1, pág. 119; Alfre-
93 Peake's Commentary, Londres, 1962, 743 c. do W i k e n h a u s e r , "Introducción al Nuevo Testamento",

122 123
Otro elemento mitológico en Juan 6 sería la comprensión, lo pasajero de lo perdurable, lo
figura central del pan: imagen de nutrición, derivado de lo auténtico, lo concreto de lo abs-
sustancia y sostén alimenticio. Hay muchas tracto, lo que se consume de lo que produce.
mitologías bromatológicas. En el olimpo grie- La hermenéutica desmitizante es consecuente
go se vive de néctar y ambrosía. La antigua y concluyente dentro de sus premisas. Sin em-
Babilonia tiene un dios del cielo, Adapa, que bargo, quedan elementos que no entran en el
ofrece pan y agua de vida en reemplazo del cuadro y que Bultmann los elimina consecuen-
pan que da la muerte. En el culto iranio de temente mediante su análisis literario. Se men-
Mitra se celebra una comunión con pan y ciona a Moisés, el día del juicio, a judíos y ga-
agua. En general es difícil conseguir este pan, lileos, todo lo cual Bultmann lo considera co-
se alcanza recién más allá de la tumba. Pero, mo glosa correctiva de un redactor de tradi-
en las celebraciones cúlticas se sabe, por lo ción eclesiástica. Pero, de todos modos, los
menos, que se dará ese pan. Es de preguntar- elementos llevan características judías que si no
se en qué medida el evangelista quiere mito- son eliminadas necesitan poder explicarse den-
logizar a Jesús y ver en el pan material un tro de su contexto total. Por esta razón se pue-
símbolo o una coincidencia de algo perecede- de suponer que la búsqueda de elementos mi-
ro con algo imperecedero, de la nutrición de drásicos tendrá valor exegético.
una cosa con la fuerza dada por una persona.
En contestación a las preguntas formuladas, Elementos religiosos. La palabra y la fe
Bultmann expresa que "este ambiente de ideas
gnósticas y su lenguaje es el fondo sobre el El segundo paso de nuestra investigación
cual hay que comprender Juan 6:26 y siguien- puede ser el de examinar elementos religiosos
tes. El Revelador contesta a la pregunta sobre del mensaje. Juan Leal supone que se puede
si hay una nutrición que suministra la vida buscar una vivencia religiosa y una teología:
auténtica y, frente a las respuestas que se dan piensa hallarlos en la descripción de la persona
comúnmente, habla y dice 'Yo soy el pan de la de Jesús y de los creyentes a través del voca-
vida'. En su persona está presente aquello por bulario "ir hacia Jesús, ver y creer, escuchar
lo cual preguntan" a> . Resulta que Bultmann y aprender, masticar y tragar". Para la des-
desglosa símbolos que relacionan y diferencian cripción, el evangelista repara en el origen sin-
lo cosificado en el mito: lo personificado en la gular de Jesús y en su eficacia singular. Su
modo de expresar su pensamiento es doble;
narra una historia (de ningún modo un mito)
Barcelona, Herder, 1960, págs. 233-237; "El Evangelio y reproduce discursos. Leal distingue en el
según San Juan", Barcelona, 1967, passim; Serge Hut- evangelio dos planos, el histórico y el teológi-
tin, "Los gnósticos", Cuadernos Eudeba, Buenos Aires, co. Los dos se conectan entre sí por medio del
1958, pág. 97. En oposición: Juan Leal, "La sabiduría",
SENT, BAC, 211, Madrid, 1962, págs. 352-354. lenguaje del evangelista que es sacramental,
95 O. c, págs. 166 y sigs. teológico y litúrgico. Su método hermenéuti-

124 125
co es, pues, la significación. Interpretar es pe- trata del pan de la vida, hay que estudiar el
netrar en la misión de Jesús desde el plano midrás que explora el sentido del maná.
teológico, descubrir el origen de Cristo y su En las tradiciones del mismo Antiguo Tes-
eficacia. Sus dos cualidades que son las mismas tamento hay repetidas menciones al obsequio
como las tiene un pan, vale decir, que Dios lo del maná. El maná es una comida que provoca
da y que Dios le da su fuerza. El agente de tal la pregunta ¿Ma ná?: "¿Qué es esto?". La in-
penetración es la fe. En consecuencia se con- terpretación en la Biblia destaca la fidelidad
centra el interés hermenéutico de Juan Leal de Dios que da sostén a su pueblo en medio de
en una presentación del significado de la fe. La penurias y pruebas (Ex. 16:15, Sal. 78:24, 105:
fe es la idea que se explicita, que se ha con- 40, Sb. 16:20) y la falta de fe en el pueblo be-
cretado; en ella se explica el sentido del pan; neficiado (Nm 11:5-9) lo que motiva la ora-
la historia del maná es un término de compa- ción que confiesa los propios pecados (Ne 9:
ración. Su hermenéutica se acerca notable- 15). En todos los casos, la interpretación se
mente a la interpretación de las parábolas —tan mantiene dentro de la teología de la alianza.
frecuente en la producción sapiencial de los Las aplicaciones posteriores en la literatura
proverbios y del masal— y puede buscar el rabínica se fijan en detalles. Los textos ofre-
sentido de la acción que se describe con fines cen una emocionante descripción. "Como ca-
kerigmáticos en la analogía del acto de Jesús pullos —como blancos y menudos capullos—
que desafía la fe. Leal se abstiene de recurrir floreció una mañana en el desierto el maná. To-
al simbolismo desmitizante bultmaniano por- do el desierto estaba sembrado del delicioso
que respeta el plano histórico en la cristolo- maná, el alimento del cielo. Los errantes is-
gía 96 . raelitas no tenían más que agacharse y reco-
gerlo. ¿A qué supo este pan ganado sin es-
Elementos midrásicos: El maná fuerzo, este pan edénico, después de haber co-
mido el amargo pan de la esclavitud? ¿Qué
Después de haber caracterizado la interpre- sensación tuvieron los israelitas al llevárselo
tación en función de supuestos elementos mi- a la boca? Fue la sensación del lactante al ma-
tológicos y religiosos el cuadro se completa con mar el pecho materno, Placidez de beber la
el examen de la interpretación midrásica. vida a sorbos y con los ojos cerrados. Al hablar
El midrás es, según la etimología del térmi- del maná, la Biblia lo denomina ya "pan", ya
no, una búsqueda, una exploración e investi- "aceite", ya "miel". ¿Por qué? Es claro. Para
gación, con fines de proyección, de un texto los jóvenes pan. Para los viejos aceite. Para
escritural de contexto pretérito sobre una si- los pequeños miel. Y cuentan que cuando el
tuación nueva del presente; su propósito es sol derretía el maná formábanse arroyuelos
una actualización. En nuestro caso, donde se donde iban a abrevar los ciervos, los gamos,
los asnos... Y si los gentiles daban caza a al-
98 O. c, págs. 908-921. guno de estos animales y comían su carne sen-

126 127
tían tal satisfacción que alababan involunta-
riamente al Eterno" 9 . En este relato moder- los méritos de Moisés101. Y porque los israe-
no se combinan varios trozos de textos talmú- litas habían aceptado los estatutos y derechos
dicos. recibieron merecidamente el pan de Dios 102 .
En el texto de Cantar de los Cantares 2:9 se Job 27:17 lo comprueba (La ropa habrá prepa-
"busca" el maná: El esposo está tras nuestra rado él, mas el justo se vestirá.) ¿Para quién
pared mirando por las ventanas y atisbando está preparado ahora el maná? Para los justos
por las celosías. Lo mismo se dice del Mesías. del siglo venidero. Todo creyente es digno y
Después de conducir a Israel por el desierto, come de él; el que no cree es excluido. Si se
él será arrebatado; durante 45 días estará en combinan Dt. 10:18 y Pr. 9:5, se puede identi-
el más allá, después será revelado y hará ficar la Ley con el maná (Yahveh ama al ex-
bajar el maná 98 . Una lectura de Ex. 16:25 tranjero, proporcionándole pan y vestido. Ve-
busca también una proyección hacia los tiem- nid, comed mi pan y viviréis.) La Ley da vida,
pos mesiánicos (hoy no hallaréis en el campo). también a los prosélitos, según el rabí Jo-
En este siglo no hallaréis maná, mas en el si- sué 103. El mismo dijo: Si alguien sirve a Dios
glo que viene lo hallaréis. Se trata de la vida hasta el día de su muerte, será saciado por el
en abundancia que da Dios. También el rabí pan del mundo venidero. Josué relaciona tam-
Simeón ben Jo j a i " conoce el midrás de Sb 16: bién los méritos de esta vida con la futura en
20 sig.: "Alimentaste a tu pueblo con comida el banquete mesiánico. La nota futurística se
de ángeles y les enviaste desde el cielo pan repite a menudo. Se espera de Dios la repeti-
preparado sin trabajo que podía dar un gozo ción de su acto protector y la manifestación
variado y era del gusto de cada uno. Cada uno de la vida abundante. El rabí Yisjaq ben Ma-
lo preparaba como quería, según deseaba go- ryon dijo: Cuando viene el fin Dios se revela
zar de este sabor o de aquel" 00. Una lectura sobre ellos y les hace bajar maná, porque no
de Ec. 1:9 hace pensar en Moisés ("Lo que fue hay nada nuevo bajo el sol 104 . El documento
eso será y lo que se hizo, eso se hará, pues na- apocalíptico de Baruc Siró promete lo siguien-
da hay nuevo bajo sol"). Fue Moisés quien te: "En aquel tiempo volverán a caer desde
hizo bajar el maná y como este primer reden- arriba las provisiones de maná" 105. Otros cen-
tor así también el último hará bajar maná. tran el midrás en la angelología. Sb 16:20 se
Dios dio el maná durante 40 años en vista a admira de que Yahveh haya alimentado al

101 Midrás Qohelet, rabí Yisjaq (300 d e ) ; Mekiltá


97 Rebeca Mactas de Pollak, "Leyendas y Parábo-
Éxodo 16:35, es comparable con J u a n 6:32.
las Judías", Buenos Aires, 1950, págs. 101 y sigs.
98 Rabba Megillot 2:9 (¿Pentecostés?). 102 Rabba Éxodo 25.
99 Str-B II 2,481. Mekiltá Éxodo; Mekiltá Números ios Tanjuma bslj 21, Rabba Deuteronomio 10:18 (90
(150 de). de). Véase Pollak o. c, pág. 102.
104 Midrás Rut 2:14 (280 de),
100 Trad. Juan Straubinger, pero retocada. ios Segundo Baruc, versión siria 29:8 (100 de).

128 129
pueblo con comida de ángeles. Esto revela a Encontramos referencias a la fidelidad de
sus hijos lo dulce que es él. El rabí Aqiba pien- Dios al pacto, a la falta de fe del pueblo, al
sa que se trata del pan que comen los ángeles culto de alabanza y de expiación, a los mé-
de servicio 106. ritos de los justos, a la angustia por el ham-
En la interpretación alegórica de Filón de bre, a la vida religiosa orientada por la Tora
Alejandría —que quiso ser un griego para en medio de extranjeros y, muy marcada-
los judíos y un judío para los griegos— se mente, a la esperanza apocalíptica angustia-
prolonga el proceso hermenéutico que ya co- da por el curso de la historia. Referencias
menzó con la literatura sapiencial. Para Fi- tan diversas no se pueden sistematizar en un
lón, los efectos del maná son comparables con orden lógico de premisas generales y deduc-
los efectos del estudio de la filosofía. La sa- ciones particulares porque responden a situa-
biduría conoce las razones que Dios tiene; ciones y acontecimientos. Son ajenas al pen-
entonces el maná es imagen de la nutrición samiento de Bultmann y de Leal, y tienen
que la razón divina brinda al alma 101 . La su hermenéutica propia.
narración bíblica de la alimentación milagro-
sa es pues una manera de hablar en alegoría Las reglas midrásicas.
de las experiencias permanentes del filósofo;
el maná es hasta un typos: un molde para Según la definición de Roy A. Stewart, "el
acuñar una imagen del Logos que desciende propósito más evidente del midrás rabínico
para mediar el Dios Altísimo y la mente hu- es llegar más allá del sentido de la letra de
mana. las Escrituras, mediante la exégesis, la ana-
La interpretación en búsqueda de un sen- logía, la alegoría u otros métodos convenien-
tido actual no se interesa, pues, por una demiti- tes, e iluminar el sentido más profundo y más
zación existencialista ni por una mera parabo- rico que se presume como el verdadero in-
lización de una vivencia religosa o de un con- terés de la sentencia" ln8.
cepto teológico abstracto. Su interés es explotar Las pautas hermenéuticas que correspon-
los marcos de referencia actuales o futuros en den al midrás han sido formuladas en las
la historia concreta como proyección de lo que SIETE, MEDIDAS que se atribuyen al rabí
Dios hizo hacia lo que Dios hará. Hillel 10l). Se encuentran en una glosa a los

loe Misná babilónica, tratado Yoma 75, b. ios Roy A. Stewart, "Rabbinic Theology", Edimbur-
W7 Bultmann, o. c, pág. 169, nota 5. ooqpía, 'SETOS, go, 1961, pág. 8; Luis Fernando Rivera, "Hagadá y
OÍiAáviog 4'fXTJS TOóqpf]. Véase Filón, "Legum AUe- Midrás", en Revista Bíblica, 31, pág. 131 (1969), pág. 36
goriae", III, 169, 175: "Quod deterius potiori insidian y sigs., nota 1.
soleat", 118; "Quis rerum divinarum heres sit", 79; io» Natán N. Glazer, "Hillel el Sabio", Buenos Ai-
"De fuga et inventione", 137: f] oíipáviog TQoqpf); "De res, 1962. Época estimada de la vida de Hillel: entre
sacrificio Abelis et Caini. 86". Véase también nota 124. 60 ac v 30 de.

130 131
dichos del rabí Natán ha-Bablí, en la tradi- 6 kayose ba mi-makon ajer: como procede
ción de los maestros (tanaím) de la quinta de otro lugar, silogismo de combinación de
generación, entre 130 y 160 de 110 . Estas acuerdo a otro pasaje de contenido similar.
rniddot tienen nombres gráficos. 7 dabar ha-lamed me-'inyano: un asunto
1 kal waj&mer: vaso chico a otro mayor, que se aprende si uno se ocupa de su temá-
silogismo de comparación, de lo poco con lo tica, la comprobación por el contexto.
mucho, de lo menor a lo mayor, de lo mayor 8 Además de las reglas de Hillel se cono-
a lo menor, de la parte al todo y viceversa, ce un método al-tiqri: no leas así, la susti-
ampliación y reducción de elementos simples tución de una letra por otra con el propósito
y complejos.
de interpretar distintas situaciones. Al-tiqri
2 gezará sáwa: corte igual, el silogismo de es afín al principio alegórico helenista de dar
identificación, cargando sobre una palabra en a entender una cosa mediante otra que se
un pasaje la secuencia entera de ideas que lle- metaforiza m .
va a otro.
3 binyan-ab mi-katub ejad: construcción ar- Elementos midrásicos en Juan 6.
quitectónica en base a un escrito patrón, silo-
gismo de correlación en general, un pasaje Partiendo de la hipótesis de que el autor
provee las reglas básicas para interpretar otros del cuarto evangelio pueda haber utilizado la
muchos. hermenéutica midrásica, se puede abordar el
problema literario de los dos pasajes 6:31 y
4 binyan-ab mi-seney ketubín: el silogismo 6:45 que aparentemente son citas bíblicas se-
de correlación en base a dos escritos que tie- gún la formulación de los LXX.
nen una característica común para interpretar
muchos otros.
La forma de las citas.
5 Mal u-prat, prat u-klal: breve y abundan-
te, abundante y breve, el silogismo de deduc- En 6:31 presenta "las masas" de los galileos;
ción restringida, un pasaje particular que no no coincide ni con Ex. 16:15 ni con los Sal-
puede ser generalizado, otro universal que mos 78:24 y 105:40, ni con Ne. 9:15. La ma-
no puede ser limitado por circunstancias. yor coincidencia ocurre con Nehemías, pero
n° Jacobo Zaleel Lauterbach, "Talmud hermeneuUcs', el agregado tpayeiv viene de Ex. 16:15. Es pues
en The Jewish Encyclopedia, Nueva York, 1906, Vol. una combinación al estilo de la regla 6 en co-
XII, págs. 30 sigs.; Morris Adler, "El mundo del Tal- nexión con la regla 4.
mud", Buenos Aires, 1963, pág. 66 sig.; "Alegorías"
(Remez) en A. Cohén, Everyman's Talmud, Nueva
York, 1949, XXXVI; Iser Guinzburg, "Los métodos pa- 111 M. Gertner, "Midrashim in the New Testament"
ra la investigación de la Tora" en El Talmud, Bue- Journal of Semitic Studies, Londres, 1962. vo). VII,
nos Aires, 1943, págs. 71-82. pág. 273; P. Borgen, ZNW 54 (1963), pág. 234.

132 133
En 6:45, Jesús presenta su dicho como un tanto más será siempre. La regla del kal wajó-
pasaje de "los" profetas. La mayor coinciden- mer subyace también en 6:49 Ecpayov xal OCJÉ
cia ocurre con partes de Is. 54:13 —-jtávreg, •Savov, qpáyn xai [ir] obto-SávT]. El contraste es un
S80ÍXTO! -SBOC; pero lo demás se toma de Jr. 24: paso de "lo poco" a "lo mucho".
7, Joel 2:27,29 y Ha. 2:14. Se repite la combi- El 6:33 tiene que ver con la regla 2. Hay una
nación al estilo de las reglas 6 y 4, "los" pro- analogía que llega hasta la identificación de
fetas. ó áQtoq xov -SECÚ con ó xacaPaivcovy ó 8i8<yug El ar-
tículo masculino de ó antog se liga con el artícu-
La forma de la exégesis. lo de ó xataPaívcov y ó SS'íf'g y conecta analógi-
camente una cosa con una persona.
Además hay reglas midrásicas a observar En 6:35,41,48 y máxime en 6:51 "se identi-
en el desarrollo de la exégesis. fica una palabra del Antiguo Testamento con
En 6:31 se explora palabra por palabra, una primera persona en singular" 112. éyco e!(w
ESCTKEV dkoí?; en 32, ex TUÜ CÚQCW3V; en 42 y 48, ó aprag. . .: el pan se identifica con la perso-
SQTO?; en 49, cpayeív. En 6:45 TOVTE?; b, 8i8axrol;
c, #eov; en 46, íeoO. Se sigue la regla 5. na actual de Jesús. Es una afirmación que no
se acepta comúnmente porque ÉYÍ> se conside-
ra como predicado. La regla midrásica del
Aplicación de las reglas de Hillel. gezerá sawá permite considerarlo como suje-
Además pueden hallarse reglas midrásicas to 113.
en varios detalles del discurso de Jesús. Al- La analogización se halla expresamente se-
gunos ejemplos sirven para su comprobación: ñalada en 6:57 y 58, xa-Soog . . ó /vw jtariiQ, xáyd)
En -6:32 se usa un al-tiqri (regla 8). Se lee Z,5). . . xal ó tocóycov [is ATJOEI. . . / ov xa-So»;
«újiív en vez de leer atrroí; que está en el tex- Ecpayov.
to escrito. Es una proyección a los presen- Las reglas 4, 5 y 6 ya se mencionaron en
tes que se repite en 6:36. 6:31 y 45. No se destaca un ejemplo para la
En 6:32 dice: No leas que Moisés dio el regla 7 de prueba por el contexto.
maná. Ov Mcoüarjg 8é8a>xev. . ., áXk' ó jtaxrjQ pov Aplicación de formas rabínicas de discusión.
ftt'Scooiv. El pretérito 8éScax£v se convierte así en
presente 8í8(oav. El al-tiqri sirve para proyec- La búsqueda de actualización por medio del
tar un acto de Dios al presente. La vocaliza- midrás desarrolló también formas típicas de
ción hebrea lo permite y esto se imita en grie-
go; del natán pasa al noten = 8i8oí>g, en 6:33. 112 Borgen, ib., pág. 238; Isaías 40:3, LXX; Lam.
En 6:35 se recuerda la regla 1. ¿yá eljn ó Jeremías 1:16; Rabba Lam. I 16:45; Salmo 7:9, LXX:
apTog, ahora; ó TÍIGTEVWV Bg e\is ov \ii\ bityr\aei Deuteronomlo 8:15 en la versión de Filón, De somniis,
II, 222. En oposición: Bultmann, o. c., pág. 167 sigs.,
námoxe, para siempre. Lo "poco" de ahora se notas 2 y 4.
amplía al "mucho" del tiempo. Si ya es ahora, lis Yo soy "de corte igual como" el pan.

134 135
preguntas y respuestas. En 6:25, 28, 30 pre- jes que explican las palabras de Jesús. En
guntan los galileos xí JIOTOEV %OX £Qyaow\ie$a; 33, 40 y 55 se hallan oraciones introducidas
tíjtoiEIg; TÍ ?.oyáC,r\; y en 6:34 solicitan jtávrorE por una conjunción causal coordinadora. La
Sos 'ñuív. En 6:26, Jesús toma la palabra y con- conjunción yág es poco frecuente tanto en
testa con un djitiv áyLr'w léym. En 6:42 y 52 pre- el vocabulario como en la forma de pensar
guntan los judíos y expresan dudas, otix oíros del cuarto evangelio, yág introduce explica-
BOIIV ó utos lü)0T|(p; iióós w AÉyB. r. .; neos Súvarcu ción, repetición, alegorización; en un texto
oíros W¿v ooüvcu xr\v aápxa cpáyEIv. En 47 y 53, corrido pueden faltar cláusulas como las tres
Jesús responde solemnemente al modo de un indicadas que son a la vez únicas en todo el
oráculo con á\ir\v á\ir\v Aé}00 vydv. Es pues evi- capítulo. Del mismo modo, también podrían
dente que las preguntas y respuestas deter- faltar 45 y 46 que contienen solamente una
minan una forma de discusión que por cier- referencia bíblica. El resultado es que hay
to no coincide del todo con la diatriba heléni- una serie de elementos en Juan 6 con las
ca aunque tiene cierto parecido con ella. Schlat- mismas características que se observan en
ter comenta que "Juan demuestra conocer la la literatura y reglas midrásicas.
manera de pensar judía"; Borgen describe for-
mas114similares en la Mekiltá Éxodo y en Fi-
lón . Coordenadas hermenéuticas.
El próximo paso en la investigación corres-
Miarás del midrás. ponde a una comparación de la exégesis jua-
v nina con la exégesis talmúdica del maná, pa-
Tal vez, hay, además, un midrás del mi- ra llegar a una definición final sobre su ca-
drás dentro del sermón ya que vienen pasa- rácter en comparación con la interpretación
mítica y religiosa del mensaje.
H4 Borgen, ZNW 54 (1963), pág. 235, menciona La exégesis talmúdica relaciona la acción
ejemplos, Mekiltá Éxodo 12:2 y Filón, De mutatione de Dios en la gracia del maná con mar-
nominum ad Génesis 17:16. cos de referencia muy variados 115. La exége-
Objeción — ¿No es acaso un h e c h o . . . ? sis juanina se refiere también al motivo de la
¿Qué significa e n t o n c e s . . . ? falta de fe del pueblo y a la muerte 116, a la
Cuestión — ¿Pero c ó m o . . . ? angustia por el hambre 1 1 7 y a la esperanza
¿Cómo p u e s . . . ? en el porvenir apocalíptico mesiánico 18. Pe-
Solución — Dice r a b í . . . ro no se mencionan cultos, méritos de los jus-
Contestamos...
Para más amplia discusión: Salo W. Barón y Joseph
L. Blau, Judaism, Nueva York, 1954: "Postbiblica] and 115 Supra pág. 130.
talmudic period, the halakhic Midrash", págs. 127 y lie 6:42, 49, 53.
sigs. ("For if... Now then... But scripture says... 117 6:52.
Now it may be reasoned"). 118 6:40.

136 137
tos, Tora, sábado o ángeles. La proyección vestigación resaltaría la contribución juanina
juanina va hacia la persona y obra de Jesús dentro de los enfoques midrásicos a Ex. 16:13
y, muy especialmente, hacia su misión 119 pa- y, casi, su "Cristología del Antiguo Testamen-
ra la humanidad entera 120 en anticipación del to".
juicio final121. En 40: TOÍTO yág éotiv TÚ •SéÁrrAa El midrás sobre el maná se refiere al pasa-
roí ira-roo? ¡ion, iva jtág ó -fflJiJDV TDV uíóv xai do; Juan lo refiere al presente permanente de
Kiaxevmv eig awove'xTl /bcr)v aícóviov. . . En 35, 41, la evangelización; 6 5i8oí>s, SíScooiv (6:32).
48: lyá) HLK Ú CÍOTOS. . . Aquí estamos en un mar- El midrás se refiere del pasado al futuro;
co de referencia cristológico, soteriológico, es- en cambio, Juan insiste en el presente del
catológico. Se hace referencia a un acontecer día final definitivo, su escatología es inau-
y a una acción, no a doctrinas o ideas (como, gural.
por ejemplo, la justificación por méritos, la El midrás habla del descenso desde el cielo
observancia del sábado, el alimento de los án- como de algo excepcional —todos los demás
geles, etc.). El marco de referencia mesiánico panes son de panaderos comunes—; Juan se
de la exégesis talmúdica es el más parecido refiere al descenso en el contexto de una in-
al juanino. En este contexto también cobra sistencia en el hecho de Jesús enviado, man-
interés la observación de que sería necesario dado y con una misión a cumplir. Su Padre es
eliminar 51-58 con sus referencias al día pos- el que ájtecTEMEi, JTEUJIEL Jesús mismo pasa al
trero y a la realidad de la carne y la sangre de nivel humano para comunicar la vida, así co-
la persona de Jesús, para lograr un texto que mo el pan que asimilado da vida.
no provoque objeciones y dudas en los oyen-
tes judíos 122. El midrás habla de la fuerza de atracción
del maná para ganarse el corazón del hom-
Un estudio detallado de los elementos de bre: es dulce y aromático. De la misma ma-
la exégesis juanina tendría que buscar los te- nera Moisés atrajo a Jetró hacia la Tora.
mas destacados por el evangelista para descri- Juan se refiere a la fuerza de atracción en
bir la misión de Jesús en paralelismo con la la obra misionera de Jesús. El Padre es el
dádiva del maná: xaTaPouVeí, EX TOV ovoavoí), campo magnético activo en Jesús. Jesús ac-
fiíTJv oíScoaiv, TÜ> xóoyicp, piévE. A través de esta in- túa como el pescador que tira la red hacia
la playa 123 .
119 6:29.
120 6:51. 123 Dios baja al monte Sinaí (Ex. 19:20), a Egipto
121 6:40. (Gn. 46:4). Gn. 18:21, lo traduce el Targum Onkelos
122 La hipótesis de un censor eclesiástico que hu- por "se manifiesta". Maimónides, "Guía de Descarna-
biera querido restituir la ortodoxia retocando un texto dos", Madrid, s/f, I, 27, 101, lo traduce por "Dios atrae".
difícil mediante glosas para asegurarle un lugar en el En Mekiltá Éxodo 16:31 y Sifré Deuteronomio 31:7,
canon ( B ü l t m a n n , nota 3) no considera la situación maná es igual a haggadá, ambas tiran al corazón del
misionera del evangelio j u a n i n o . hombre. En Mekiltá Éxodo 18:58, Moisés contó todo a

138 139
El midrás se refiere al pan como a un man- tigua Alianza como también la obra y la per-
jar que será el deleite de la era mesiánica; sona de Jesús —el Enviado— en la misión
Juan habla del comer y del beber como de que Dios le da. En cierto sentido nos da "un
actos de comunicación, identificación, asimi- midrás de la Nueva Alianza" para la hagga-
lación, que hacen del pan el sostén para el dá de la alimentación de los cinco mil gali-
hombre y es ya realidad de carne y sangre leos; en otro sentido es Jesús mismo quien
por la comunicación con Jesús, con su pala- actualiza el método midrásico mediante su
bra, con su presencia eucarística 124 . éyeó EÍ[U. Juan evangeliza dentro de una
En el midrás se utilizan las siete reglas comprensión de relaciones de fe y comunica-
para buscar un significado implícito en he-
chos y dichos; Juan procede así para expre- ción. Si el midrás parte de una comprensión
sar relaciones espirituales con Jesús: Jesús de situaciones cambiantes y el mito de una
es el mayor que viene al menor, con Jesús comprensión del ser valedera para siempre
se análoga, se identifica, se construye, se lee y para cada instante, Juan puede reclamar
un texto antiguo con nuevas letras... para sí el derecho hermenéutico de otra di-
Es evidente que la hermenéutica juanina mensionalidad. En el medio de la evangeli-
actualiza tanto los hechos y dichos de la An- zaron, el mensaje es distinto del dado en el
medio halákico o filosófico, aunque se digan
Jetró para atraerlo y acercarlo a la Tora (motivo mi- sílaba por sílaba las mismas palabras.
sionero). Documentación exhaustiva en ThWNT, II,
500, págs. 21 sigs., ad vocem hélko (Oepke). También La interpretación mítica del sermón de Je-
en los textos gnósticos se caracteriza la acción reden- sús en Juan 6 se basa en el tema del xaTa|3cuVeiv
tora por hélko. Corpus Hermeticum (Poimandres y y se proyecta todo sobre el mito iranio y gnós-
otros, entre 50 y 100 de) XVI, 6: "el demiurgo hélfeon, tico del Redentor que desciende y asciende. La
todas las cosas y todos los seres en su periferia y en
su esfera, de sí mismo da todo. A todos regala gene- interpretación midrásica muestra también un
rosamente la luz". Bultmann, o. c, pág. 171, nota 7. gran interés en el mismo tema en las lecturas
"Tirar la red" (Juan 21:6, 11). sobre Dios que desciende al Sinaí, que mira
124 Str-B, II, págs. 482 sigs., IV, págs. 620 sigs.
ThWNT, I, págs. 475 sigs., ad vocem artos (Behm): desde los cielos, cuyo soplo espiritual da vida
Zoé es una palabra dinámica, habla del poder creador a los seres que ha creado, que habita en Sión
vitalizante, es pan que crea vida, tiene fuerza vitamínica, y juzga desde arriba a todas las naciones de la
es vida que comunica vida, es fuente de vida (comp.
4:11: TÓ V&(ÚQ TÓ fC5V yevñaexai m\yr\ vbaxog
tierra. Sobre cada uno de los elementos tex-
áklonévov £Íg t,(OT)v alcóvióv)- El vocablo juanino no tuales mencionados se dieron proyecciones ac-
tiene, pues, antecedentes ni paralelos en el judaismo tualizadas que impiden reconstruir en esta tra-
ni en la mayoría de las religiones de la antigüedad que dición algo así como el mito que tenían los per-
sólo saben de una comida celestial que confiere vida.
Pueden ofrecer un pan que nutre vidas, Jesús dice sas. Por esto, como hipótesis de trabajo, la her-
que es el pan que crea la vida auténtica. menéutica mitológica tiene que ser compro-

140 141
bada en los mismos textos de igual manera ñas de inmortalidad y que une a los comen-
que la hermenéutica midrásica m . sales entre sí; Juan habla del pan como de
El mito habla del descenso del Enviado una persona que se comunica enteramente y
como de una etapa en el camino a recorrer trasmite la vida eterna que es vida en comu-
hacia abajo, etapa que corresponde a la caída nión y comunidad.
de las almas en la alienación de la verdad y Es evidente que la hermenéutica de Juan
de la realidad cósmicas; Juan habla del des- se proyecta resueltamente hacia la misión ac-
censo del Enviado como de una caracterís- tual de Jesús; es una presentación y perso-
tica en su misión que tiene un iva porque nalización que tiene poco de común (si lo
está en función de la acción vivificadora del tiene) con un mito que se proyecta hacia una
Padre que quiere comunicarse en can/i. destemporalización y objetivación de lo divi-
El mito habla del cielo como de una esfe- no en lo humano. Juan señala las caracterís-
ra alta que es difícil de alcanzar; Juan habla ticas de Jesús en su obra redentora que co-
del cielo como del origen de una acción divi- munijca vida eterna; los elementos mitoló-
na universal trascendente de sí misma. gicos son tomados al servicio de la hermenéu-
El mito habla de la vida como de algo fí- tica juanina para hablar de la "misión de Je-
sico que se hace agente sobrenatural para sús", de su origen y de su eficacia126. Juan
trasformar lo mortal en lo inmortal; Juan mismo está condicionado por su situación mi-
habla de la vida como de una dinámica, de sionera en Efeso.
un paso cualitativo de la muerte que mata a
la vida que se comunica: "Hemos pasado de Conclusiones exegéticas.
la muerte a la vida"; se produjo una metá-
basis activa "porque amamos" (Juan 5:24; I Aplicando así esquemas midrásicos que, por
Juan 3:14). La vida es real en el amor. lo menos, parecen surgir en la composición
El mito habla de una fuerza de atracción juanina de la tradición de los hechos de Je-
de lo divino que se experimenta en vivencias sús, se puede arriesgar un bosquejo de uni-
extáticas y en el culto de religiones mistagó- dad del capítulo. De 6:30 en adelante se com-
gicas; Juan habla de la fuerza de atracción pone de cuatro midrás 127. Cada midrás tiene
de amor del Padre que acerca los hombres su propio tema, algo que no es simplemente
a Jesús y a su enseñanza, en la obra misio- una relectura del Éxodo 16, sino que es el re-
nera. sultado de la vida con Jesús por la fe y la
El mito habla del pan como de una materia obediencia.
mágica que transfiere poderes en sus vitami- El 30-33, primer midrás, comienza con una
pregunta de los galileos simpatizantes: ¿Qué
125 El maná se come crudo, tal como es. ¿Qué pue-
den comprobar entonces los textos mándeos y maniqueos 126 Leal, nota 4.
que Bultmann presenta con tan amplia documentación 127 Muy bien A. J. Levoratti en Libro de la Nueva
en "Exegética". Tubinga, 1967, págs. 55-104? Alianza. Comp. Barrett, nota 8.

142 143
signo haces? ¿Das de comer? Jesús contesta
diciendo que el Padre ahora les da al Envia-
do; JÍSUJB128.
El 34-40, segundo midrás, comienza con un
pedido de los galileos: ¡Dánoslo siempre!
Jesús contesta diciendo que siempre se pue-
de venir a él; él es una persona libre, no una
cosa disponible objetivamente.
El 41-51, tercer midrás, comienza con una
duda de los judíos racionalistas: Sabemos que
tiene padre y madre. ¿Cómo dice enton-
ces..? Jesús contesta diciendo que la infor-
mación sobre Dios la da Dios mismo que ac-
túa en la obra misionera m .
El 52-58, cuarto midrás, comienza con otra
duda de los judíos prejuiciados: ¿Cómo pue-
de éste darnos la carne para comer? Jesús
contesta diciendo que en una comunión y co-
municación mutua con su persona está la vi-
da continua; en la asimilación a su vida mi-
sionera.
La nota novedosa en Juan estaría pues en
que su fe se inspiró en Jesús que le buscó y
se le reveló; entró en comunión con su ha-
blar y recibió al mismo tiempo un lugar so-
cial en la obra misionera evangelizadora. Es-
ta novedad de un amor experimentado es el
punto de partida en la búsqueda midrásica
del significado del maná bíblico y de la ali-
mentación de los cinco mil galileos en pre-
sencia de los judíos. LA EPÍSTOLA DE
Luis Fernando SANTIAGO COMO
128
JtÉpCTQv pone en marcha; air.ouxekl.siv' autoriza. Rivera MODELO DE
12» Carlos A. Valle, "Los judíos" en el evangelio se-
gún San Juan, "Cuadernos Teológicos", 49 (1964), pági- HALAKA CRISTIANA
nas 31-48.

144
El punto de partida para estas reflexiones
—y al mismo tiempo la base de toda inter-
pretación ulterior— es la consideración de la
epístola de Santiago como modelo de halaká
cristiana, es decir, como un tratado perfecta-
mente planeado y coherente de cómo caminar
(halak) en la vida diaria. En la interpretación
de Santiago sucedió lo mismo que en la de Mar-
cos. A primera vista nos enfrentamos con un
escrito desarticulado, desordenado y eclécti-
tico. De hecho, tanto para el estudio como
para la pastoral no pareció significar otra co-
sa que una "epístola de paja": sin contenido
específico, sin cohesión, sin lógica, sin cristo-
logia y, por lo tanto, hasta sin cristianismo 13°.
Por otra parte los comentaristas no dejaron
de admirar la pulcritud de su griego: es qui-
zás la mejor pieza literaria neotestamenta-

130 Sobre el carácter eminentemente práctico de la


epístola cf K. G. Eckart; E. Lohse, habla de un ma-
nual de indicaciones y amonestaciones. A partir de
A. Mayer hubo una tendencia de considerar a Santiago
como un escrito de índole enteramente judía. Pero esta
posición cayó en desuso. Véase una refutación católica
en P. Ambroggi. Como fuente para la interpretación de
Santiago, de parte católica se suele usar J. Chaine, A.
Charue y I. Ropes.

147
ria 131. De ahí que muchos recurrieran a re- desde el mero punto de vista literario, es in-
lacionar la epístola con el género literario negable el procedimiento hebreo y el tempe-
gnómico de sentencias y, más en particular, ramento altamente semita de la composi-
con la diatriba cínico-estoica132. Lo más co- ción 136, que logra obtener una obra maestra
mún hoy en día —y a partir de Dibelius— de perspectiva y simetría. La búsqueda se ha
es afirmar que Santiago pertenece al género de orientar a la literatura sapiencial del An-
parenético 13 . Pero si el género parenético sé tiguo Testamento y en particular a la paré-
define o se describe al tenor de los artículos nesis u homilía sinagogal 136 .
consagrados a nuestra epístola en Review and
Expositor (N<? 4, 1969), entonces se ha de En el presente estudio se penetrará en el
ver con más reservas su pertenencia a dicho carácter literario-estructural de la epístola
género. Efectivamente la parénesis parecie- para demostrar su firme cohesión interna y
ra significar yuxtaposición —así como se es- clara articulación según el procedimiento ha-
tila en las colecciones de máximas— de ins- lákico de la literatura judía 137.
trucciones concretas y desconectadas 134. En el La pieza literaria que ahora tenemos entre
caso de Santiago, la unidad parenética más manos se puede comparar globalmente a las
simple no sería la sentencia imperativa, co- epístolas más antiguas de Pablo a los Tesalo-
mo quieren algunos, sino el xóitog, una uni- nicenses:
dad algo más desarrollada; y toda la epístola
constaría de una cantidad singular de TOJtot —En ambos casos se trata de halaká sin ci-
Pero si se deja de rascar en la superficie, tas sistemáticas que hagan de demostración
escriturística. Tal es así que Pablo ni si-
131 Véanse las características resumidas en J. Can-
quiera habla del y.r\Qvy\ia del evangelio sino
tinat, y J. Salguero. de la 3taQáxXt)ai?, expresión clave para enten-
132 Salguero, ib., pág. 12 habla de la inclusión como der toda la primera exposición cristiana pau-
recurso del lenguaje griego! lina.
133 Modernamente siguen esta línea A. Blenker, Mac
Gorman, J. B. Polhill. Este último dice que en la co- —En ambos casos apenas si existe una
rriente parenética hay una gran "barrida" de mucho cristología: Pablo menciona rápidamente la
material ecléctico para construir algo así como una co-
lección de máximas. P. Stagg en "An a n a l y s i s . . . " ofrece pasión, la muerte y la venida de Cristo; San-
algunas estructuras del pasado y propone una propia
muy minuciosa. 135 En Ambroggi, pág. 20, se da una lista de carac-
!34 H. S. Songer considera como elemento caracte- terísticas semitas.
rísticos de la parénesis la falta de progresión lógica, 136 Salguero, pág. 13; J. Alonso Díaz.
la ligazón por catchwords, la reunión de dichos en TOJtoi 137 j . Schneider especifica más el género pare-
y listas, etc. (pág. 383 sigs.). R. G. Brachter sigue este nético hablando de una "didáctica parenética" ( § i § a x ñ ) .
mismo criterio de los TOJtoi en su exégesis a los ca- Efectivamente la SiSaATJ neotestamentaria reproduce
pítulos 3-5 (pág. 408). las más de las veces la halaká judía.

148 149
tiago dejando implícitas las primeras etapas, antes la firme estructuración general enmar-
sólo se refiere a la venida de Cristo 138. cada en una inclusión:
—En ambos casos se trata de una soteorio- A. La situación cristiana de prueba y ten-
logía que apremia ante la inminencia de los tación (1:2-18).
acontecimientos: en Pablo la exhortación del B. La palabra y la fe (1:19-2:26).
evangelio tiene por objeto la santidad de vi- B\ La sabiduría-amor (3:1-5:6).
da (1 Ts. 4:3-8) y en especial la práctica del A'. La paciencia ante la parusía del Señor
amor (1 Ts. 4:9-12) en la perspectiva de la (5:7-20).
venida inminente (1 Ts. 4:13-5:11); en San-
tiago se repetirá el mismo esquema pero con A. La situación cristiana de prueba y ten-
otra terminología como lo comprobaremos. tación (1:2-18).
La epístola de Santiago expone una sabidu-
ría de vida muy cara a rabinos y sabios ju- Dejando de lado el versículo primero, esta-
díos: la concupiscencia origen de la tentación; mos ante un tratado y no una epístola; al
el Padre de las luces punto de partida para final ya no aparecerán más las acostumbra-
todo don de lo alto; la palabra que engendra y das despedidas y saludos.
lleva a la obra; el hermoso nombre invocado Toda la sabiduría cristiana de nuestro trata-
que en Santiago es el de Cristo; la no pretensión do sapiencial se enmarca literalmente por la
de ser maestros y el dominio de la lengua tentación (1:2-12) que llega a su climax en la
(abundan sobre este motivo las comparacio- gran prueba final cuando la parusía del Señor
nes rabínicas); la oposición al diablo y la (5:7-20). La invitación a alegrarse por esta
confianza en la providencia; las lluvias tem- situación de tentación de 1:2 remata en una
pranas y tardías en la doble interpretación e bienaventuranza del tentado en 1:12. La fe
incluso la unción en el nombre del Señor con probada en estas circunstancias lleva por la
las diferentes normas de oración 139 . paciencia a la perfección (1:3 sig.) en virtud
Comencemos a examinar por parte la ex- de una sabiduría que se recibe de lo alto (1:5;
posición que hace Santiago pero reteniendo cf vers. 16). La sabiduría de vida es la reacción
cristiana a una situación de tentación. El que
está dividido interiormente (Siaxoivó^evog,
138 Este pensamiento de la parusía no es tan irre- 1:6) wo y el de corazón doble (bltyv%os, 1:8)
levante como lo quiere E. Lohse, a. c, en sus resultados. no puede recibir cosa alguna del Señor. Aquí el
La prueba y la tribulación culminan en la parusia y autor comienza a descender a casos particula-
encuadran la sabiduría haciéndola más urgente (ex-
presamente en Santiago 5:7-9). Tampoco estamos de res: que el pobre se gloríe en su exaltación
acuerdo con A. Feuillet, que reduce la parusía al juicio —en Cristo— y el rico en su humillación —sus
histórico del pueblo judío (cf. pág. 278). El caso corres- bienes que se marchitan como hierba (1:9-11).
pondería más a la presentación de Lucas.
139 Str Bill III, págs. 751-761. 14) s. Wiersma.

ISO 151
Después de este primer planteo global que palabra de la verdad (1:18), lo urgente es
como kelalá —sumario— hace de marco a la "oir" (ta/vg elg TÓ áxoícca 1:19) esa palabra
epístola, el autor vuelve a la bienaventuran- "sembrada" y que tiene la potencialidad de
za del tentado y pone en claro que el origen salvar (1:21). Tan importante es esta acti-
de la tentación no está en Dios (1:13). La tud de fe en el "oir" que para corroborarla
génesis de la misma es la siguiente: La con- encontramos una de las raras citas explícitas
cupiscencia de cada uno tienta y arrastra has- del Antiguo Testamento (Eclesiástico 5:11;
ta concebir el pecado y engendrar la muerte cf 1:19). En la nueva kelalá —sumario (1:19-
(1:14 sig.). A este proceso de perdición se 21)— se afirma globalmente la función so-
opone otro de parte de Dios que tiene la si- teriológica de la palabra recibida con fe, la
guiente génesis: El Padre de las luces conce- función antinómica de la locuacidad y la ac-
de por la verdad el don perfecto de lo alto titud fundamental cristiana de mansedumbre
—la sabiduría (cf. 1:5 y 3:15-17)— para hacer a la que más adelante se reducirá toda la sa-
de los creyentes las primicias de sus criatu- biduría de Santiago (cf 3:13): se trata, en
ras: la creación empalma así en la salva- efecto, de saber recibir una palabra salvado-
ción " i . ra por la que se nos da el don perfecto de lo
alto "*.
Por esta contraposición de los versículos
más importantes de su tratado (1:17 sig.), Después de este nuevo enfoque, Santiago
Santiago se abre de entrada a la realidad cris- entra en tema para construir uno de los pi-
tiana que se expondrá en dos secciones cen- lares de su sabiduría cristiana. Toda esta par-
trales. El siman —palabra clave— que sirve te que va de 1:22 a 2:26 podría intitularse
de puente es X^co áAri-Seíag (1:18). "La palabra en su exigencia de una fe ope-
rante". La primera exposición de esta exi-
B. La palabra y la fe (1:19-2:26). gencia de obras por parte de la fe se delimita
por una inclusión sobre la ley de la libertad:
Este es el título que propiamente corres- "Quien considera atentamente la ley perfec-
ponde a la primera sección de la epístola. ta de la libertad" (1:25); "hablad y obrad tal
Santiago quiere recalcarlo de inmediato: "Te- como corresponde a los que han de ser juz-
nedlo presente, hermanos amados, que cada gados por la ley de la libertad" (2:12).
uno sea diligente para escuchar y tardo pa- La palabra en su exigencia de obra refleja
ra hablar". A partir de la generación nueva como un espejo cuál debe ser nuestro verda-
que tuvo su origen en Dios, por medio de la dero rostro (1:22-25). ¡Bienaventurado el que
practica esta ley de la libertad! Una ley que
141 Esta expresión tiene origen judío sin influjo he- da la libertad interna porque la palabra no
lenístico. Según la enseñanza de la iglesia primitiva,
Dios y Cristo son XVQIOI de la creación y salvación 142 Para el uso pastoral de los versículos véase R.
(1 Co. 8:6; Col 1: 15 sig.), cf. L. E. Elliot-Binns. Gantoy.

152 153
queda afuera sino se "planta" en nuestros co- embarca con sus aplicaciones muy sapien-
razones 143. Esta es la interpretación de la "ley ciales 146: es el tema de la no discriminación
de la libertad" que condiciona el carácter cris- en el ejemplo construido del pobre deshonra-
1 1 ' i 144
do en las asambleas públicas (2:1-12). En
tiano de la epístola Santiago no aparece el ideal de pobreza ni de
Este cumplimiento práctico de la palabra comunidad de bienes como tampoco en Pablo.
es lo que constituye la verdadera religión y La actitud para con el pobre es una expresión
confiere la santidad. Es el tema de la unidad
siguiente (1:26, 27) como aplicación concreta de fe dentro del contexto de las obras de la
y de muy rancia estirpe profética: "El culto fe: "Hermanos, míos, no entre la acepción
puro e intachable ante Dios Padre es este: de personas en la fe que tenéis en nuestro
visitar a los huérfanos, a las viudas en sus tri- Señor Jesucristo glorificado" 147 (2:1,9). Los
bulaciones y guardarse incontaminado de es- pobres son, en efecto, ricos en la fe (2:5); el
te mundo" '(1:27) 145. rico, en cambio, es el que arrastra a los tribu-
De esta manera eminentemente concreta y nales y blasfema el hermoso Nombre (2:6 sig.).
bajo el lema del verdadero culto el autor se En esta situación particular sabemos ahora lo
que significa estar dividido internamente (§ia-
M:I E] motivo se encuentra con otra terminología en
Ro. 8: 14-17: somos hijos de Dios porque estamos guia- y.Qivóuevog 24: cf 1:2) y ser doble de cora-
dos por su Espíritu; este Espíritu recibido no es el de zón (SrJnjx°S> cf 1:8) u . La discriminación
esclavos para recaer en el temor sino el de hijos llama- procede de un corazón doble y va contra la
dos a la herencia de la glorificación. Efectivamente en "ley real" de la Escritura (2:8: único caso de
St. 4.5 es el Espíritu el que habita en nosotros (cf,
también Ro. 8:26). No todos estarán de acuerdo con este epíteto para ley en el Nuevo Testamento),
esta conclusión pero hay suficiente evidencia tanto por la del amor al prójimo. La "ley de la libertad"
una comparación con el contexto paulino (la sabiduría llega aquí a su máxima expresión (2:12) al
en 1 Co. 1-2; Ro. 8:26 sig.) cuanto por e] paralelismo
entre las dos partes de Santiago que aquí examinamos.
No es el caso ahora de explayarnos en esto. Baste cons- 140 Estos contactos se han de tener particularmente
tatar que la sabiduría nunca se identifica con el Espíritu en cuenta para dilucidar el sentido 5tipl>XOc;. H. Rus-
en el Nuevo Testamento; eso sí, el Espíritu es el prin-
cipio de la sabiduría cristiana. che, recurre a otras consideraciones para determinar
el sentido de estos términos.
144 Sobre el tema cf. C. H. Dodd, Das Gesetz der
Freiheit, Glaube und Gehorsam nach dem Zeugnis des 1*7 Sobre la traducción preferible de "Señor de la
Neuen Testaments, Chr. Kaiser Verlag, 1960, y mi re- gloria" o "Señor glorificado" cf. J. Brinktrine. Hay una
sumen a la obra en Rev. Bíb. 23 (1961), págs. 92-98. traducción imposible de este versículo que habla de la
fe de Jesucristo: cf J. A. Schep. C. E. D. Cranfield
145 Sobre la interpretación de 1:22-27 ver A. Sisti. tiene un comentario a 2:1-3.
C. Spicq, divide esta sección en los siguientes títulos con
un fondo bíblico acostumbrado: 1. Recibir la palabra 148 E. Trocmé, distingue en la sección que trata tres
(1:19-21); 2. Obra y palabra (1:22-25); 3. Lo que exige ejemplos de mal comportamiento y que apartan del
la palabra (1:26-27). culto cristiano.

154 155
oponerse diametralmente a la mente clasista B'. La sabiduría-amor (3:1-5:6).
y discriminatoria.
Después de este planteo más genérico so- Después del primer gran tema de "La pa-
bre la indiscriminación como primera reali- labra y la fe", Santiago pasa a su tratado de
zación cristiana en nombre de la fe y del pre- la sabiduría cristiana que no tiene otro alcan-
cepto del amor, el autor remacha su posición ce que la vida de fe en la concepción y for-
al insistir en la inutilidad de la fe sin obras mulación de sabiduría-amor.
(2:14-26). Para esto se suceden dos casos con- En una primera interpelación Santiago amo-
cretos (2:15-17 y 2:18-20) y dos ejemplos nesta contra la vana pretensión de ser sabios
(2:21-24 y 2:25-26); cada caso con sus respec- sin el dominio de la lengua. Justamente este
tivas conclusiones: "Así también la fe, si no dominio de la lengua hace al hombre perfecto:
tiene obras está realmente muerta" (17); "No os hagáis maestros muchos de vosotros,
"¿Quieres saber tú que la fe sin obras es es- hermanos míos [...], si alguno no cae hablan-
téril?" (20); "Ya veis cómo el hombre es jus- do es un hombre perfecto [...]" (3:1 sig.).
tificado por las obras, no por la fe solamente" Las reflexiones sobre el dominio de la lengua
(2:24); "así también la fe sin obras está muer- se desmembran en dos consideraciones: La len-
ta" (26). Justamente en este tema de la fe gua es un miembro pequeño que se gloría de
y de las obras se estudia mucho a Santiago cosas grandes (3:3-5a); la lengua domina to-
en contraposición a Pablo. Ya no se encuentra do y no puede ser dominada por nada (3,5b-
12). Ambas disquisiciones tienen sus conclu-
más un pensamiento antagónico en ambos au- siones respectivas: "Así también la lengua es
tores: o Santiago da respuesta cristiana a una un miembro pequeño que puede gloriarse dé
comprensión extrema de la fe paulina —que grandes cosas" (3:5a); "¿Acaso, hermanos
no incluiría obras 149— o, más seguramente, míos, puede la higuera producir aceitunas y
partiendo de los conceptos de fe, obra y ley la vid higos? Tampoco el agua salada puede
de Santiago, el autor se expresa contra una producir agua dulce" (3:12). Pero este último
falsa interpretación de la fe como testimonio versículo hace al mismo tiempo de siman —se-
interior. La fe, por el contrario, es el punto ñalador— en el término JUXQÓ; para agua y
de partida y el fundamento de todo compor- a continuación para envidia (3:14) 1S1.
tamiento humano, en su unión necesaria a la
obra. Es el planteo que se debe entender en Después de esta prevención enérgica contra
Jesús y el mismo Pablo. Por lo tanto no se la lengua para aquel que quiere ser sabio, San-
establece una oposición entre la fe y las obras tiago aborda directamente la sabiduría del
sino entre la fe viva y la fe muerta 50. cristiano manteniendo siempre la orientación
a la vida concreta (3:13-5:6): "¿Hay entre
W9 O. J. F. Seitz.
150 H. B. Jakobsen. Sobre la contraposición a la ten- ísi Cranfield, ib., hace exégesis de 3:1-12. Sobre el
dencia judaizante cf Stagg, o. c, pág. 401. sentido particular de vkr\ cf. L. E. Elliot-Binns.

156 157
vosotros quien quiera ser sabio y prudente?" sa sus deseos y ansias 15S: ahora se dice expre-
(3:13). samente que consiste en el Espíritu (4:5). Y
En primer lugar el autor cree necesaria una es tan importante esta actitud de humildad
aclaración de conceptos. La sabiduría cristia- que se corrobora con una cita del Antiguo Tes-
na puede reducirse a una actitud: la manse- tamento (Pr. LXX 3:14).
dumbre. Es la bienaventuranza de los mansos Finalmente una conclusión en forma de ke-
en Mateo que desdobla la de los pobres. El que lalá concluye el tema sobre las guerras y con-
quiera ser sabio que "muestre por su buen tiendas apelando a un tópico de recio sello
comportamiento sus obras hechas en la manse- neotestamentario: el no juzgar (4:11,12; cf
dumbre de la sabiduría" (3:13). Esta sabidu- Mt. 7:1-5). El de corazón doble (4:8) además
ría de vida se opone a otra terrena, natural de tener una mentalidad clasista (cf 2:4) se
y demoníaca (3:15) que consiste en la amarga opone al humilde 15*.
envidia y en el espíritu de contienda (3:14,16),
mientras que la sabiduría cristiana es de arri- El tema de los ricos y las riquezas es emi-
ba (3:15,17) y consiste en el amor. De ahí nentemente sapiencial, de ahí su aparición aho-
que los epítetos del himno del amor (cf 1 Co. ra después de haberse iniciado explícitamente
13:4-7) aparezcan aquí: "La sabiduría que el tema de la sabiduría cristiana. Las conside-
viene de lo alto es en primer lugar pura, ade- raciones se enuclean en torno a la concepción
más, pacífica, complaciente, dócil, llena de material de la vida (4:13-16) y a la caduci-
compasión y buenos frutos, imparcial y sin dad de los bienes (5:1-6). En estos trozos re-
hipocresía" (3:17). Antes que nada el amor no suena con vigor la parábola lucana del que se
tiene envidia (cf 1 Co. 13:4 y St. 3:14) 152. El prometía llenar sus graneros sin contar con
versículo 18 que es conclusivo hace también una muerte intempestiva (Le. 12:19-20) y la
de puente con la mención de la paz como fru- enseñanza del sermón de la montaña sobre el
to de la justicia y en antítesis a la unidad si- verdadero tesoro (Mt. 6:19-21) pero con la
guiente sobre las pasiones que engendran gue- amenaza de la maldición de Lucas a los ricos
rras y contiendas. La humildad, en cambio, se
constituye en la disposición para recibir el 153 Este lugar (jtQÓg cp#óvov) es difícil de interpre-
don mayor de la sabiduría: negativamente en tar por razón de su contenido. Lo entendemos a la luz
4:1-4, positivamente en 4:5-10. Este don que de Ro. 8:26. J. Jeremías, traduce la expresión así: "nach
seinem Werk begehrt". J. Michl, concluye que la fuente
habita en nosotros es de tal índole que expre- del dicho no es el Antiguo Testamento ni ninguno de
los libros canónicos conocidos; su adopción tuvo lugar
cuando mucho material rabínico se consideró como Sa-
152 Estamos aquí en el tratado central de la sabiduría grada Escritura.
cristiana. A. Calmet, hace una interpretación práctica 154 El tema lo t r a t a H. Rusche, o. c, aunque más
de la verdadera y falsa sabiduría. Es menos acertado al que hablar de las pasiones como estorbo de la fe habría
recurrir a 1:19-21, en cambio, hubiera tenido que usar que referirse, de acuerdo al nuevo contexto, a la sa-
3:1-12. biduría.

158 159
(Le. 6:24) 1M. Con esta sección se completa bien de una situación en la que debemos salir
el enfoque por así decirse social de Santiago 156. de nosotros mismos para salvar al pecador:
El tema de la caducidad de los bienes introdu- "El que convierte a un pecador (...) salvará
ce al mismo tiempo un siman para pasar a la su alma y cubrirá una multitud de pecados"
última sección sobre la parusía: "habéis acu- (5:20).
mulado riquezas en estos días que son los úl-
timos" (5:3). De esta manera —muy ex abrupto para una
epístola— se termina nuestro pequeño trata-
A'. La paciencia ante la parusía del Señor do halákico. Si ahora preguntamos por qué to-
(5:7-20). da la vida cristiana se enmarca en el contexto
La paciencia —que caracteriza el comporta- de prueba y tribulación, la respuesta la encon-
miento cristiano en su situación concreta de tramos en la misma tradición sapiencial bíbli-
tentación y tribulación— es ahora urgente ca. Hay dos caminos para aprender la sabidu-
cuando se trata de la máxima prueba en vís- ría: el del estudio denodado de la Ley y el
peras de la venida del Señor. Tener paciencia del sufrimiento en una vida de luchas y supe-
significa no quejarse. Los modelos de la mis- raciones. Este último camino —de prueba y
ma se han de encontrar en los profetas y muy tentación— es el que para Santiago abre al
en particular en Job (5:10 sig.). El mismo ju- hombre de fe a una revelación especial.
rar de la doctrina del sermón de la montaña
(cf. Mt. 5:34-37) tiene aquí el matiz de exaspe- Conclusión
ración e impaciencia (5:12). Positivamente, el
comportamiento más adecuado en esta actitud 1. El análisis literario y estructural de esta
de espera es el de la oración en todas sus for- epístola confirmó nuevamente que la litera-
mas y de acuerdo a las circunstancias: una tura neotestamentaria tiene una marcada im-
oración persistente a la que está prometida la pronta semita, tanto de pensamiento como de
eficacia como en el caso de Elias hombre co- estilo. Aquí se ha de detener la investigación
mo nosotros (5:13-18) 157. Pero se trata tam- antes que recurrir a categorías y formas grie-
gas —por ejemplo la diatriba— para dar ra-
155 Un comentario a estos versículos véase en Bent zón del alcance y proporción del pensamiento.
Noak.
156 Véase M. Bustler. Se trata aquí de una diserta- 2. El ejemplo de halaká cristiana que hemos
ción presentada en Viena en 1952. Cf. también: G. W. analizado tiene raíz profunda en la literatura
Meyenfeld.
157 La interpretación católica se detiene con interés
sapiencial. Es innegable, desde el punto de vis-
en esta sección por razón de la "unción de los enfermos" ta literario el recurso a la literatura judía:
y hasta de la "confesión sacramental". No falta la con- simaním y kelalót dan las bases para una es-
t r a p a r t e protestante. Cf. F. Hoyos, Th. Orbiso, K. Con- tructuración y articulación de todas las uni-
dón, J. Sailer. Sobre la conversión de los pecadores cf: dades a primera vista dispersas caprichosa-
E. C. Dell'Oca, Th. Orbiso.
mente.
160
161
3. Pero el contacto cierto —directo o indi- BIBLIOGRAFÍA
recto— con otros escritos del Nuevo Testamen-
to y el paralelismo doctrinario nos colocan en Introducción y comentarios
un plano nuevo de la salvación: la palabra Agouridis, S. C: "The Origin of the Epistle of St. James.
ahora encarnada (efiqnrrov, 1:21) trae la reali- Suggestions for a fresh Approach", GrOrthTR 9
dad del Espíritu que habita (%axAiaaev, 4:5). (1963), págs. 67-78.
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eso posee un "hermoso nombre" invocado so- Ambroggi, P. de: "Le Epistole cattoliche di Giacomo,
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168 169
EL MITO
Alejandro J. "CRISTIANO RADICAL"
Desecar SEGÚN
THOMAS J. J. ALTIZER
T. J. J. Altizer es el único de los teólogos,
llamados radicales, quien ha propuesto un mi-
to "cristiano radical". Su concepción del mito
se encuadra dentro de su sistema doctrinal el
cual, antes que teológico —en sentido radical—
es filosófico. Por lo tanto, será necesario ante
todo ilustrar el pensamiento filosófico y teoló-
gico del escritor mencionado, para luego ex-
poner y valorar su concepto del mito.
/ EL PENSAMIENTO FILOSÓFICO-
TEOLÓGICO
1. Thomas J. J. Altizer como filósofo de las
religiones
T. J. J. Altizer es, en primer lugar, un filó-
sofo de las religiones 158 . Ahora bien, Altizer
158 A propósito es ilustrativa la autoconfesión de
Altizer: "My own route to theology has been through
the discipline of the history of religions" (The Gospel
of Christian Atheism, Filadelfia, 1966, pág. 11). Y aña-
de (ib.) que los estudios de J. Wach, R. Otto y M.
Eliade representan "an impaet upon theology". L/uego
afirma (ib.): "Moreover, I am persuaded that one of
the most important sources of a new direction of theo-
logy will be a new and more critical understanding of
the uniqueness of Christianity. All theological talk
about a 'religionless Christianity' will remain largely
meaningless so long as the theologian remains igno-
rant of the historical phenomenon of religión".

173
es un hegeliano convencido 159 , y como tal apli- caicas se esfuerzan por eliminar a la realidad
ca el método dialéctico de Hegel a los resulta- profana mediante el regreso al comienzo pri-
dos que han aportado a la historia de las reli- migenio (Tao, Atman-Brahman, Purusha, Nir-
giones los estudiosos del siglo, especialmente vana, Sunyata) —en el que la coincidentia op-
M. Eliade 160 . positorum resulta ser una identificación de lo
La filosofía de las religiones de Altizer se re- sacro con lo profano— 163 ; el cristianismo, en
duce a este esquema: Existe una realidad sa- cambio, acepta plenamente la realidad profa-
cra que ontológicamente se identifica con la na, originada por la caída que significa la
totalidad cósmica en su estado primigenio es- ruptura entre lo sacro y lo profano x .
tático, y la realidad profana que es el deve- Pero, hasta el momento, a pesar de su acep-
nir™. Siguiendo siempre las pautas de la fi- tación de la realidad caída o profana, la teolo-
losofía hegeliana del espíritu, ambas realida- gía cristiana nunca ha sido suficientemente
des, gracias al proceso dialéctico, han de des- dialéctica 165. La encarnación del Verbo, según
embocar en una síntesis en la cual la coinci- Altizer, precisamente señala a la kenósis plena
dentia oppositorum significará la transforma- y total de la divinidad: con la encarnación el
ción de la tesis y antítesis en una nueva rea- Verbo cesa de ser Dios 166. He aquí la antítesis
lidad, el "ésjaton definitivo y total" 162.
163 Cf. especialmente, Altizer en Altizer-Hamilton,
2. Thomas J. J. Altizer como teólogo cristiano o. c, pág. 218; además el capítulo de Altizer, Lo sacro
radical y lo profano: una concepción dialéctica del cristianis-
mo, ib., págs. 167-134; Altizer, Oriental Mysticism and
En tanto que las grandes religiones orien- Biblical Bschatology, Filadelfia, 1961, passim; Mircea
tales (taoísmo, hinduismo, budismo) y las ar- Eliade and the Dialectic of the Sacred, págs. 41 sigs.
164 Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, págs. 169, 175.
159 Cf por ej., Altizer en T. J. J. Altizer-W. Hamil- 165 Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, págs. 147 sig.,
ton, Teología radical y la muerte de Dios (trad. caste- afirma que la teología cristiana, a partir del siglo II,
llana), Barcelona, 1967, pág. 168; etc. tomó dos direcciones: un pensamiento racional no dia-
ieo Cf por ej., Altizer, Mircea Eliade and the Dialec- léctico y el rechazo del pensamiento racional. El pri-
tic of the Sacred, Filadelfia, 1961, passim. mero que intentó dar una base dialéctica a la teología
181 Cf el capítulo de Altizer, Lo sacro y lo profano: fue Kierkegaard, con sus categorías de "rememoración"
una concepción dialéctica del cristianismo en Altizer- y "repetición" (cf. ib., pág. 178), pero ni él ni sus se-
H a m ü t o n , o. c, págs. 167-183. guidores fueron consecuentes, por lo cual recayeron en
162 Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 218. Al- un dualismo "nada dialéctico".
tizer, ib., pág. 183: "Cuando lo sacro y lo profano se 166 Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, págs. 179 sig.:
conciben como opuestos dialécticos cuya mutua nega- "Si la encarnación es el descenso de Dios a un cuerpo
ción culmina en una transición o metamorfosis de ca- humano, es decir, si Cristo, al nacer como un h o m b r e ,
da uno de ellos en su opuesto, entonces debe quedar se ha vaciado a sí mismo de la forma de Dios (Filipen-
patente que una coincidentia oppositorum... es en de- ses 2:5-7), entonces para comprender dialécticamente
finitiva una confluencia o una unión dialéctica de una la encarnación hay que ir más allá del Nuevo Testa-
sacralidad originaria y de lo radicalmente profano". mento y reconocer que Cristo no puede ser concebido

174 175
de la realidad profana (— el devenir histórico la "muerte de Dios" (en cuanto ésta significa
en el tiempo) opuesta a la tesis de la realidad que "Dios ha muerto en nuestra época, en
sacra (= totalidad cósmica, inmóvil en la eter- nuestra historia y en nuestra existencia") 17 °,
nidad). es su "fe escatológica" m. Ésta apunta a una
Ya están echadas las bases para que pueda total inversión de la historia y el ésjaton gran-
culminar el proceso dialéctico en una síntesis, dioso. El cristiano radical está consciente de
mediante la negatio negationis será posible la vivir en la "tercera y apocalíptica era del Es-
coincidencia de lo sacro y lo profano en "una píritu" m .
participación final que trascienda el comienzo Tal es, en rapidísima síntesis, la sustancia
primigenio" 167. Trátase del "ésjaton definiti- del pensamiento teológico de T. J. J. Altizer
vo y total", idéntico al reino de Dios, anuncia- que le valió a su autor el apodo de "místico" 173.
do por Jesucristo. No importa que el Jesús
histórico se haya equivocado acerca del tiem- II EL CONCEPTO DEL MITO
po del ésjaton 68 ni que haya podido vislum- T. J. J. Altizer cree haber descubierto en la
brar o no con plena claridad la índole del mis- producción literaria del poeta inglés William
mo: el cristiano radical ha de ir más allá del Blake (1757-1827), "el profeta más original de
Nuevo Testamento, sustituyendo la exégesis li- la cristiandad" 17\ un mito cristiano radical.
teral e histórica por la neumática que no se
fija en el pasado sino en el futuro 16 . 1. El mito de William Blake según Thomas J.
Así resulta posible un cristianismo sin Dios J. Altizer 1T5 ~.
y gracias a la "muerte de Dios". Lo que distin-
gue al cristiano radical del hombre medio de El punto de partida para W. Blake es la rea-
nuestro tiempo es que tiene acentuada concien- lidad caída de todo ser. La caída no es un acon-
cia de su inmanencia y, por consiguiente, de
170 Altizer, Mircea Eliade and the Dialectic of the
como Señor exaltado o como Logos cósmico... Cuando Sacred, pág. 13. La frase es repetida por el mismo au-
se entiende la encarnación como descenso a lo con- tor en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 119 sig.
creto o como movimiento desde una sacralidad primi- 171 Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 218.
genia e incorrupta hacia lo profano después de la caí- 172 Altizer, The Gospel of Christian Atheism, pág.
da, no puede concebirse entonces como algo que no 25. Trátase de una reminiscencia de Joaquín de Flore
afecta a una divinidad supuestamente eterna o como cuya tradición apocalíptica es aceptada por el cristiano
extensión estática o como inmutable del Dios que es la radical (ib., pág. 27).
transcendencia del Ser... Un movimiento auténtica- 173 j . w Montgomery, A Philosophical-Theological
mente de "encarnación" ha de ser un proceso continuo Critique of the Death of God Movernent en B. Murch-
del Espíritu que se hace carne, de la eternidad que se land, The Meaning of the Death of God, Nueva York,
hace temporalidad o de lo sacro que se hace profano". 1967, pág. 32, tilda a Altizer de "Mortician-Mystic".
16? Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 176. 174 Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 204.
íes Cfr. Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 32. 175 La interpretación de W. Blake por AQtizer está
169 Altizer, The Gospel of Christian Atheism, pág. 25. contenida en su ensayo William Blake y el papel del

176 MI
tecimiento singular, sucedido en el pasado, si- Dios bíblico con Satanás. . . Esta visión de
no un "proceso continuo, proceso que ha lle- Dios como Satanás se consuma en Jerusalén,
gado a identificarse con la actualidad de la donde el Caos espectral.. . revela. . . que Dios
misma existencia"" 1 . Esa caída incluye al es la 'gran Mismidad [selfliood], Satanás' (33:
mismo Dios: 1, 24) ^ 9 .
¡Mirad, una sombra de horror se alza La tétrica visión de Blake, empero, no care-
en la eternidad! Desconocida, estéril, ce de esperanza. A menudo Blake repite con
cerrada en sí misma; qué demonio diversos matices su exhortación hecha en Je-
ha formado este vacío abominable, rusalén 4:6
esta nada estremecedora? Algunos dicen:
"Es Urizen". Pero la oscura potencia se ocultó, ¡Despierta! Despierta, oh durmiente del país de las
desconocida, intrigante, abstraída, secreta. [sombras, despierta, ensánchate!
(El Libro de Urizen, 1 :l-7)
Es que en las obras posteriores del poeta vi-
Altizer comenta así el texto citado de Bla- sionario Blake surge "la visión de un movi-
ke: "Aquí Urizen aparece como el creador que, miento kenótico en la divinidad que lleva a la
sin ser visto ni conocido, divide y mensura es- redención de una humanidad cósmica" 18°. Ya
pacio tras espacio en su 'oscuridad nueve ve- en el final de -Les puertas del Paraíso, Blake
ces oscura'. Así pues Urizen —o el Dios cris- se ha dirigido a Satanás con los siguientes ver-
tiano— es un producto de la caída" m. Por eso, sos:
Dios (Urizen) es un 'tirano coronado' (Euro-
Aunque tú eres adorado bajo los nombres divinos
pa, 10:23), siendo "el agente de la represión, de Jesús y Jehová, tú eres aún
y su ley el obstáculo más serio a la liberación y el hijo de la mañana al declinar de la cansada noche,
a la alegría" 178. el sueño del viajero perdido bajo la colina.
En los poemas de Blake, Las cuatro Zoas,
Müton y Las puertas del paraíso, Urizen se "Si el joven Blake se deleitaba saludando a
convierte en Satanás. "A este respecto, debe- Satanás como figura redentora y un Blake más
mos reconocer plenamente que Blake cometió viejo se veía abrumado y casi aplastado al dar-
la blasfemia de las blasfemias al identificar al se cuenta de las consecuencias más hondas que
tenía la identidad de Dios con Satanás, el Bla-
ke regenerado era por último capaz de desig-
mito en la concepción cristiana radical en Altizer-Ha- nar a Satanás como Jesucristo, poniendo con
milton, o. c, págs. 201-224. De ahora en adelante las ello de manifiesto la finalidad redentora del
citas que se refieren a este estudio de Altizer serán caído mundo de la experiencia" 18X.
indicadas con la simple referencia a la página respecti-
va.
176 pág. 204. "9 pág. 207 sig.
i" Pág. 205 sig. iso Pág. 208.
178 Pág. 205. 181 Pág. 209.

178 179
Jesús es una figura central en el mundo mí- hablar de 'La gran humanidad divina' como
tico de Blake. La razón está en el hecho que Los o la imaginación humana" 184:
Jesús es la 'humanidad universal' que bebe el
Entonces Jesús apareció junto a
Albión 185 como el
cáliz de la pasión hasta su extremo: "Ya en los
[buen pastor
Cantos de la Inocencia hallamos una visión al lado de la oveja descarriada que había encontrado,
subyacente de la omnipresencia de la pasión de [y Albión
Jesús, y como que Blake vino a descubrir, gra- sabía que era el Señor, la humanidad universal; y
dual pero decisivamente, esta pasión en cada [Albión vio su forma,
caso concreto de dolor y de pena, estaba pre- la de un hombre, y conversaron, como entre hombres
parado para celebrar el desnudo horror de la [en las edades de la eternidad.
experiencia como epifanía del cordero de Dios Y la aparición divina era a imagen y semejanza de Los.
(Jerusalén, 96:3-9)
crucificado" 182.
Puesto que Dios mismo se autoaniquila en "Las páginas finales de Jerusalén recogen la
la pasión de Jesucristo y el cristiano la revive visión del advenimiento de una coincidentia
en su propia experiencia, se vislumbra una oppositorum apocalíptica que revela cómo la
nueva humanidad que surge debido a la muer- unión final de Dios con el hombre ha de ani-
te de Dios 183 . Esta nueva humanidad es la quilar al Dios que sólo es Dios resucitándolo
humanidad universal' (Jerusalén, 96:4) cuya en tanto que 'gran humanidad divina'.. . Fi-
suprema ley es el amor: nalmente, Albiójn se convertirá en una Jeru-
salén radiante y aparecerá un nuevo cosmos
Renovando nuestro amor
y nuestro encono recíprocos como 'humanidad divina', como Edén que se-
vivimos como un solo
hombre; contrayendo nuestros
[infinitos sentidos
rá 'un solo hombre' 186 .
vemos la multitud, o ensanchándonos vemos como uno Tal será, en la visión apocalíptica de Bla-
[solo, ke, el "Ésjaton final y decisivo", la culmina-
como un solo hombre toda la familia universal, y a este ción de "un proceso dinámico y progresivo que
[hombre único incluso ahora está invirtiendo la totalidad de
lo llamamos Jesús, el Cristo.
la historia y del cosmos y efectuando por en-
(Jerusalén, 38:16-20) de una absoluta trasformación en una totali-
dad que es humana, cósmica y divina" 187.
La pasión de Jesús, el Dios encarnado plena- Ésta es la síntesis a la que llega el mito de
mente en el mundo de la experiencia, prepara Blake, el único de los artistas cristianos que
el advenimiento de 'la gran humanidad divi-
na'. "Quizás sólo un poeta se habría atrevido a 184 pág. 215.
i»B Albión en Blake es el nombre del hombre uni-
versal y cósmico.
182 Pág. 210. , 186 págs. 223 sig.
isa Págs. 213 sig. 187 Pág. 219.

180 181
ha creado una mitología total" 188, que ha sido se esfuerza en llegar al estado primitivo del
el "único creador de un apocalipsis cristiano cual surgen los contrarios 191. Ya propósito de
postbíblico" y que "ha proporcionado a la cris- las figuras mitológicas de Blake, escribe que
tiandad su única visión de una inversión cós- son "relaciones mentales, disposiciones del áni-
mica completa de la historia" 189. mo o diagramas psicológicos" 192 que carecen
de valor ontológico.
2. La interpretación de William Blake por
Thomas J. J. Altizer 3. El significado del mito cristiano radical se-
gún Thomas J. J. Altizer
La presente exposición no tiene por finali-
dad el investigar la exactitud de la interpreta- En su libro Oriental Mysticism and Biblical
ción del pensamiento de Blake propuesta por Eschatology, Altizer, resumiendo los resulta-
Altizer. Pero hay que señalar que tal interpre- dos de los estudios actuales sobre el mito, es-
tación está lejos de concordar con el parecer cribe: "El mito no es una categoría literaria o
unánime de los intérpretes de Blake. El mismo conceptual. El mito es un modo de respuesta
Altizer está consciente de que su ensayo sobre religiosa primaria que, en su origen, no puede
Blake habrá de causar asombro 190. ser separado del ritual" 193.
Aquí, simplemente, señalamos la opinión de Si la precedente definición del mito vale pa-
J. G. Davies, autorizado intérprete del pensa- ra las religiones arcaicas y aún para las reli-
miento teológico de Blake, con respecto a dos giones superiores (Hochreligionen), de ningún
puntos doctrinales que juegan un papel impor- modo corresponde al concepto de mito tal cual
tante en la poesía visionaria del difícil poeta Altizer cree haberlo descubierto en las obras
inglés. Con respecto al método dialéctico em- de Blake. Esto es evidente por dos razones: 1)
pleado por Blake, J. G. Davies afirma que su el cristiano radical rechaza el rito 194; 2) el mi-
dialéctica de ninguna manera coincide con la
de Hegel, sino más bien con la de Barth que
191 J. G. Davies, The, Theology of William Blake,
Oxford 1948, pág. 139: "Ñor would Blake nave agreed
iss Pág. 216. with Hegel who sought the synthesis beyond two oppo-
18» Pág. 217. sites which Blake nave would condemned as a blasphe-
i»o Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, pág. 199: "En mous attempt to 'make One Family of Contraríes' (Je-
la primavera de 1965 empecé a temer que no hallarla a rusalem, 55:15)... Rather Blake would have accepted
nadie dispuesto a publicar mi manuscrito sobre Blake. the Barthian position, which endeavours to go back to
Este no encaja en ninguna de las categorías estableci- the original state from which the Contraríes aróse —
das, puesto que consiste en un análisis teológico de un 'there is a place where Contraríes are equally true'
extraño conjunto de poesías proféticas, análisis que se (Milton, 33:1)".
sirve de Hegel como guía dialéctico para comprender a 192 Davies, o. c, pág. 83.
Blake y que intenta poner los cimientos de una nueva 193 Pág. 164.
forma de teología cristiana". 19* Altizer, The Gospel of Christian Atheism, pág. 21.

182 183
to creado por Blake fue el fruto de una larga
elaboración conceptual y afectiva 19B.
Entonces resulta claro que en su ensayo Wi-
lliam Blake y el papel del mito en la concep-
ción cristiana radical, Altizer emplea el térmi-
no mito para designar la elucubración mental,
revestida de forma poética, de W. Blake. Si T.
J. J. Altizer atribuye un valor real a la misma,
eso se explica en la medida en que el mito de
W. Blake corresponde a la cosmovisión filosó-
fico-teológica suya 196.

196 Cf. Altizer en Altizer-Hamilton, o. c, págs.


206 sig.
i«« Cf las palabras de Altizer en la nota 190, se des-
cubre un curioso paralelo entre la posición de Altizer
con respecto al mito de Blake y la posición del Euhe-
merismo con respecto a los mitos griegos: ambas posi-
ciones proyectan en los mitos su propia cosmovisión (cf.
Pauly-Wissowa, sub voce Euhemeros).

184
Se terminó de imprimir
el 15 de julio de 1973 en la
Imprenta Beu, Borchardt y Cía. s.R.L.
Moreno 359 - Buenos Aires
Argentina

f
La Sociedad Argentina de Profesores de Sa-
grada Escritura, algunos de cuyos miembros
son autores de los trabajos que integran este
volumen, nació en 1954 por iniciativa de un
grupo de biblistas interesados en promo\
común la investigación en su especialidad 5
compartir sus inquietudes y trabajos. En la
actualidad es de carácter ecuménico, contan-
do entre sus miembros con clérigos y laicos
tanto católicos romanos corno protestantes.
Los trabajos que se publican bajo el título de
"Mito y hermenéutica" constituyen aportes de
diferentes miembros de la sociedad al estudio
e investigación de un tema anual, en este caso
"la hermenéutica del lenguaje mitológico".
Los diferentes autores tienen sobrada capaci-
dad para analizar las diferentes facetas del
tema de este libro, que sin duda es un verda-
dero aporte para los interesados en la cuestión.

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