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SERIE AUTOAPRENDIZAJE
1. Principios generales.
Requisitos
responsabilidad civil Un daño o perjuicio Que no haya sido
reparado
Vinculo de casualidad Personal y directo
Savatier (1939) referiere que la falta es el acto o la abstención que no habría cometido
una persona diligente, prevenida o prudente.
La falta puede ser definida como un error de conducta que no habría sido cometido
por una persona normal en igualdad de condiciones. La Suprema Corte de Justicia ha
dicho que la falta consiste en el incumplimiento de un deber jurídico por parte del
agente, siendo necesario que se haya cometido un hecho que esté prescrito o que esté
prohibido. (S. C. J. 8 de abril 1960, B. J. 597, p. 755).
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UNIDAD: III. REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
de los negocios humanos, o en hacer alguna cosa que no haría un hombre prudente y
razonable
Según la teoría de la falta, uno sólo está obligado a responder de un daño si se le prueba
que ha cometido una falta y que esa falta es la causa de ese daño. Según esta teoría, la
falta es el fundamento de la responsabilidad civil. Sin falta no hay responsabilidad civil.
Esta es la teoría consagrada por el Código Civil (Art.1382 y 1383) y constituye la regla:
Las otras teorías son excepciones a esa regla. A la responsabilidad civil fundada en la
falta se le llama responsabilidad civil subjetiva, y tiene como fuente las faltas voluntarias
o delito civil y las faltas involuntarias o cuasidelitos que nacen de las imprudencias,
negligencias, inadvertencias e inobservancias de los reglamentos.
La responsabilidad civil que no tiene como fundamento la falta se conoce con el nombre
responsabilidad civil objetiva, ejemplo: la responsabilidad civil del guardián por el hecho
de la cosa inaminada (Art.1384-1 del C.Civ., la responsabilidad civil del guardián por
el hecho de los animales (Art.1385 C.Civ.), la responsabilidad civil resultante de los
accidentes de trabajo, y. la responsabilidad civil del daño provocado con una aeronave
en vuelo.
El artículo 193 de la ley de Aviación Civil No.491-06 dice que la persona que sufra los
daños, tiene derecho a reparación en las condiciones fijadas en esta ley, con sólo probar
que los daños provienen de una aeronave en vuelo o de por cuanto de ella caiga o se
desprenda. Sin embargo, no habrá lugar a la reparación si los daños no son consecuencia
directa de los acontecimientos que los ha originado o si se deben al mero hecho del
paso de la aeronave a través del espacio aéreo y dicho paso ha sido efectuado dando
cumplimiento y en conformidad a las disposiciones reglamentarias del tránsito aéreo.
Debemos observar que la ley no obliga que se establezca la falta del operador aéreo para
que su responsabilidad quede comprometida. Basta el hecho y que éste sea la causa del
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Responsabilidad civil
En algunos casos la falta del autor del daño se presume. Cuando la falta se presume la
víctima queda liberada de la obligación de probar que el autor del daño cometió falta, ya
que la ley prima facie (a priori) da por estblecido la existencia de la falta. Hay dos tipos
de presunción: Una que admite prueba en contrario y que se denomina presunción
juris tantum o presunción simple; y una que no admite prueba en contrario, llamada
presunción irrefragble o juris et de jure. Ejemplo de la primera es la consagrada en
el párrafo cuarto del Art.1384 del Código Civil. En ese texto se presume la falta de
los maestros y artesanos por el hecho de sus alumnos y de sus aprendices. Pero estas
personas pueden liberarse de su responsabilidad si demuestran que no pudieron evitar el
daño. Debemos aclarar que el párrafo segundo del Art.1384 referente a los padres, que
también consagraba una presunción juris tantum a su favor, fue sustituido por el artículo
69 del Código del Menor el cual consagra, en contra de los padres y responsables de
un menor, una presunción juris et de jure, una presunción irrefragable, que no admite
prueba en contrario, y una responsabilidad objetiva, ya que no se fundamenta en la
falta sino en el daño. Al hablar de la teoría de la falta suele decirse que en ella la falta es
probada o presumida, con lo que se está expresando que cuando la falta se presuma, el
ofendido no tiene que probarla, pero en caso contrario sí.
Sin embargo, hay textos como el artículo 1137, que parecen revivir una clasificación de
las faltas, pues anuncia que la obligación de vigilar la conservación de la cosa “será más
o menos extensa en cuanto a ciertos contratos cuyos efectos, en esta parte, se explican
en los títulos correspondientes”. Véase Art. 1928 (ciertos depositarios); 1992 (mandato
no asalariado); 1927 (depósito ordinario) y 1882 (préstamo a uso); pero estos textos no
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UNIDAD: III. REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
son contradictorios (imperativos: aclara José de Paula) y las partes quedan en libertad de
fijar el grado de diligencia prometida por el deudor.
Los redactores del Código Civil han querido fijar supletoriamente este grado para ciertas
convenciones
A pesar de lo que acabamos de indicar con la transcripción del texto del Lic. Juan A.
Morel, es interesante exponer en qué consiste la clasificación de la falta, así como señalar
otras categorías de falta e indicar las consecuencias que se derivan de las diferentes faltas.
La clasificación tripartita distingue la falta leve u ordinaria (la falta ligera); la falta levísima
(falta muy ligera) y la falta grave o falta lata. Además de estos tipos de falta es necesario
referirnos a la falta intencional o falta dolosa y la falta inexcusable.
La falta leve, simple u ordinaria (falta ligera). Según Pothier existe falta leve cuando el
deudor no pone en los asuntos de otro el cuidado que las personas prudentes suelen
poner en sus propios asuntos. La falta leve o simple se divide en falta levís in abstracto y
falta levis en concreto. Cuando un deudor debe responder de su falta levis in abstracto,
quiere decir que ese deudor está obligado a poner en los asuntos de otro los mismos
cuidados y diligencias que corresponden a un buen padre de familia, buen padre de
familia, es la expresión que emplea el Código Civil para referirse al tipo de administrador
cuidadoso y diligente, modelo al que deben ajustarse todas las personas que tienen la
administración o el goce de un bien ajeno.
La falta levis in concreto. Esta falta existe cuando el deudor no pone en los asuntos de
otro, los mismos cuidados y diligencia que él pone en las cosas suyas.
El deudor que en la conservación de la cosa sólo está obligado a prestar los cuidados
que presta a sus propios asuntos, tiene una obligación menos onerosa que los anteriores,
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Responsabilidad civil
él debe menos cantidad de cuidado y diligencias. Ejemplos de este tipo de deudor son:
los que prestan un servicio gratuito como el depositario no retribuido y mandatario
gratuito.
Esto es así porque no se le puede exigir a quien presta un servicio gratuito, un servicio
de amigo, que sea más diligente y cuidadoso con los asuntos ajenos que con los suyos.
Cabe señalar que las personas que tienen bajo su cuidado una cosa ajena como es el
caso del vendedor, del arrendatario, del inquilino, del comodatario, del depositario y
del mandatario, son deudores de dos obligaciones: la obligación de entregar la cosa
(obligación de resultado) y la obligación de cuidar y conservar la cosa (obligación de
medios). En la obligación de entrega, es al deudor a quien corresponde probar que no
pudo entregar la cosa el día convenido por una causa ajena (fuerza mayor, el hecho
de un tercero o el hecho del acreedor). En cuanto a la obligación de conservación, el
deudor está obligado a entregar la cosa en las mismas condiciones en que se encuentre
(art. 1245 y 1302 del C. C.). Si el acreedor no está conforme y entiende que el deudor de
la entrega no cumplió a cabalidad su obligación de cuidado y conservación, como ésta
es una obligación de medios o prudencia y diligencia, es al acreedor a quien corresponde
probar la falta (la ausencia de cuidado, la negligencia e imprudencia) del deudor.
Es bueno decir que los jueces casi nunca hacen tales distinciones, pero no debe olvidarse
que la Suprema Corte de Justicia ha dicho que en materia contractual la falta ligera no
compromete la responsabilidad del deudor.
La falta levísima o muy ligera. Es, como la falta levis in abstracto y la falta levis in
concreto, una falta simple. La falta levísima o muy ligera consiste en no poner en la cosa
de otro los cuidados que las personas más solícitas ponen en sus asuntos. Es la falta en
que no incurría un hombre muy inteligente o muy hábil. El deudor en este caso está
obligado a diligencias y cuidados especiales, extraordinarios, su comportamiento sería
el de un muy buen padre de familia, no el de un hombre de una prudencia media, sino
el de un excelente ciudadano; su obligación es más gravosa, tiene mayor cantidad de
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cuidado y diligencia que el deudor común. Este tipo de obligado responde de la menor
falta que cometa, cual que sea.
Un contratante incurre en una falta grave cuando no pone en los asuntos de otro el
cuidado que hasta las personas más descuidadas no dejan de poner en sus asuntos.
Una falta grave es una falta burda, y puede resultar de varias faltas leves u ordinarias
aisladamente consideradas. Para la jurisprudencia, toda falta profesional, por ligera que
sea, (por ejemplo la que comete un médico, un abogado, un notario, ) es una falta grave,
ya que un profesional no puede desconocer el arte de su ciencia (spendet peritiam artis).
Señala Morel (2003) que es el tipo de falta cometida por una de las partes, no en
la ejecución del contrato, sino en ocasión del contrato, por ejemplo, durante las
negociaciones, si una de las partes se retira de las mismas injustificadamente, o si el
ofertante retira su oferta antes de que concluya el plazo que tiene el destinatario para
decidir si contrato o no. Las consideraciones teóricas acerca de la falta in contrahendo
las formuló el alemán von Ihering, para quien esa falta crea la obligación de reparar el
daño que se origina en el contrato nulo o anulable. Hoy día, según lo sostiene en su
obra Derecho de Daños, Luis Pascual Estevill, la falta in contrahendo nace, no sólo
de la responsabilidad del contrato nulo, sino también de una ruptura injustificada de
los tratos preliminares y de la rescisión unilateral del contrato. Dicho autor afirma que
parece que esta falta generaría una obligación de reparar los daños nacidos en ocasión
del contrato, obligación extracontractual o delictual.
Falta inexcusable. Esta se define como una falta gravísima. Según el artículo 25 del
Convenio de Varsovia, la falta inexcusable consiste en un acto o en una omisión de
transportador o de sus dependientes realizado temerariamente y con conciencia de que
probablemente resultará un perjuicio (Larroumet).
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Responsabilidad civil
Es bueno destacar que la falta inexcusable es igual a la falta grave, pero con mayor grado
de gravedad, aunque sin que pueda considerársele como una falta voluntaria.
La falta leve (falta levis in abstracto). a) Esta falta se aprecia in abstracto, o sea, se toma
en cuenta para determinar si la falta cometida no la hubiera cometido en esas mismas
condiciones un ciudadano medianamente diligente. Una falta leve es suficiente para
comprometer la responsabilidad del deudor contractual. Ahora bien, existen ciertos
casos en los que el contratante sólo es responsable si comete una falta grave, como
por ejemplo en el contrato de trabajo siempre que no se trate de faltas sancionadas
penalmente. Igualmente, en algunas de las obligaciones de medios, el deudor sólo
responde de su falta grave.
.b)La falta grave y la falta dolosa. Estas faltas tienen como consecuencia:
(1) Se aprecian in concreto, el juez debe examinar el estado de ánimo del deudor
para determinar si cometió o no la falta, el juez estudia los hechos que rodearon la
actuación del imputado porque pueden darse unas situaciones en las que él entienda
que un individuo no ha cometido falta, y sin embargo, considerar que otro individuo sí
la cometió. Por ejemplo, usted debe entregar una cosa a una persona y esa cosa tiene un
vicio que un experto podría descubrir con facilidad, más no así un profano. En el caso
del experto, el hecho de no detectar el vicio, constituye una falta, pero tratándose de un
profano, su proceder no puede considerarse falta.
(2) El deudor debe, en caso de incurrir en falta grave, o en falta dolosa, responder no
sólo de los daños previsibles sino también de los daños imprevisibles. (Ver Arts. 1150
y 1153 C. C.). (3) El deudor no podrá alegar a su favor la existencia de una cláusula
de exención de responsabilidad o una cláusula limitativa de responsabilidad. A pesar
de todo, la falta grave no es sinónimo de falta dolosa que es una falta voluntaria y la
otra, una falta no voluntaria, por eso, el seguro de responsabilidad no responde en
caso de daños causados intencionalmente, pero sí responde de los daños provocados a
consecuencia de una falta grave.
Tradicionalmente se distinguen dos clases de faltas, según la intención del autor del
daño: falta intencional y no intencional.
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Falta intencional: esta se caracteriza porque el agente comete el hecho con intención de
perjudicar y dañar, y lo hace con conocimiento de casusa y en ocasiones sabiendo que
está prohibido por la ley. En la esfera de la responsabilidad civil delictual se le conoce
como falta delictual, y en materia contractual la falta es dolosa. La falta delictuosa se
aprecia subjetivamente como la falta penal.
Tratándose de una falta cuasi delictual, habría que determinar si se trata de una
obligación de resultado o de prudencia o diligencia. En el primer caso la falta del agente
se caracteriza por no cumplir a lo que se obligó, y en el segundo caso hay un error de
conducta, y para saber cuándo hay un error de conducta habría que tomar en cuenta la
apreciación in concreto y la apreciación in abstracto.
Conforme al principio actori in cumbe probatiot, consagrado por el artículo 1315 del
Código Civil, corresponde a aquél que alega la comisión de la misma probar su existencia.
Es decir, el demandante que pretende obtener la reparación del daño derivado de esa
falta le corresponde probar la misma.
Para probar la falta en materia contractual, es necesario saber cual era la obligación
del deudor, si era de medio o de resultado, porque tratándose de una obligación de
medio a la víctima le corresponde demostrar que el deudor no se manejó con la
prudencia y diligencia necesaria, lo cual fue el resultado de la falta. En tanto que cuando
la obligación es de resultado, a la víctima sólo le basta demostrar que el deudor no
obtuvo el resultado prometido. Cuando la obligación puesta a cargo del deudor es de
resultado o determinada, se produce un desplazamiento del fardo de la prueba, ya que
corresponde al deudor demostrar que el incumplimiento de su obligación se debió a
caso fortuito o fuerza mayor.
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Responsabilidad civil
Corresponde al juez de fondo establecer soberanamente los hechos que sirven de base
a la calificación de la falta, lo cual es una cuestión de derecho, sujeta al control de la
casación.
8. Apreciación de la falta.
9. La Culpa.
Golstein (1993), apunta que constituye una de las dos especies de culpabilidad; la otra es
el dolo. Se dice que existe culpa cuando se produce un resultado tipicamente antijurídico
debido a una falta de previsión del deber de conocer, no sólo cuando ha faltado al autor
la representación del resultado que sobrevendrá, sino también cuando la esperanza de
que no sobrevenga ha sido fundamento decisivo de las actividades del autor, que se
producen sin querer el resultado antijurídico y sin ratificarlo.
Goldstein (1993), dice que para Mezger, ha actuado culpososamente aquél a quien se
le reprocha no haber atendido un deber de precaución que le incumbe personalmente y
que por esa circunstancia no se evitó el hecho y sus consecuencias.
Canno(1944) sostiene que el concepto de culpa ha sido interpretado por los tribunales
de justicia de todo el mundo, en mayor o menor extensión, pero ampliándolo a los casos
impericia y descuido Benzo, op. Cit. sigue apuntando, que la jurisprudencia en España
considera responsable al médico y al cirujano por los daños y perjuicios originados
por cualquier falta, aun cometida de buena fe, como resultante de su impericia, de su
negligencia, de un error evitable, o de la ignorancia de las reglas fundamentales de su
profesión.
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10. La impericia.
11. La negligencia.
De acuerdo con (Gostein, op. Cit) la negligencia puede ser definida como la omisión
por parte del autor de los debidos cuidados que no le permitieron tener conciencia de
los peligros que su conducta podría causarle a los demás. Se caracteriza porque el autor,
a raíz de su falta de cuidado, no ha previsto, debiendo hacerlo.
12. La Imprudencia.
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14- El perjuicio.
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UNIDAD: III. REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Sigue comentando Headrick, que los tribunales franceses se niegan a condenar al pago de
daños morales a favor de personas que, por efecto del accidente, han caído en un estado
vegetativo. Su deseo es evitar que la indemnización sea disfrutada, no por la víctima
misma, sino por personas de su entorno. Estas personas pueden reclamar “daños por
rebote” si tiene calidad para ello. A las víctimas caídas en estado vegetativo no se les
otorga más que los daños materiales. A saber, los gastos médicos y los cuidados que
ocasionan. Por la misma razón no se pronuncia una condena a daños morales a favor
de una persona muerta en un accidente o de su sucesión a pesar de que el acortamiento
de su vida es un daño evidente.
Tipo de prejuicio
Moral
Existen dos clases de perjuicios: el perjuicio material y moral, los cuales pueden tener
por fundamento la responsabilidad contractual y extra contractual.
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Responsabilidad civil
Perjuicio material: Se refiere a los daños materiales que recibe una persona directamente
o a una cosa que le pertenece o pose, los que pueden consistir en golpes, heridas,
mutilaciones, amputaciones, entre otros.
El daño material puede ser emergente y cesante (danum emergens y lucro cesans). El
primero se refiere al daño emergente e inmediato, y el segundo se refiere a las ganancias
que deja de recibir el damnificado como consecuencia del daño sufrido. Corresponde a
los jueces de fondo explicar en sus sentencias en que han consistido los daños materiales
y exponer la magnitud de estos. (S. C. J. 22 de febrero 1985, B. J. 891, p. 446).
También del incumplimiento del contrato pueden existir los daños moratorios, que
pueden ser el resultado del retraso en el pago de una suma de dinero, o en la entrega de
mercancía o en la conclusión de una obra.
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UNIDAD: III. REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
No todo perjuicio debe ser reparado. Para que esto ocurra, se exige que el perjuicio: a)
sea cierto y actual, b) que no haya sido reparado, y c) el perjuicio debe ser personal y
directo.
Cierto y actual
Perjuicio cierto y actual: El perjuicio debe existir o haber existido y debe reposar en
hechos precisos porque el perjuicio hipotético no da lugar a responsabilidad civil. Se
sostiene que la condición de un perjuicio cierto y actual es fundamental para la admisión
de la demanda en daños y perjuicios. (S. C. J. 10 de dic. 1958, B. J. 581, p. 2710).
El perjuicio no debe haber sido reparado: Si no existe perjuicio o si este ha sido reparado
no es posible que se pueda admitir una demanda en responsabilidad civil. Pero cuando
este ha sido reparado parcialmente el damnificado puede demandar en responsabilidad
civil por la parte faltante. Tal es el caso del asegurador que indemniza a la víctima
parcialmente porque el riesgo que cubre el seguro es inferior al daño sufrido.
El perjuicio debe ser personal y directo: para que el perjuicio pueda ser reparado se exige
que el reclamante haya experimentado un perjuicio directo, es decir el perjuicio debe ser
la consecuencia directa del daño, ya que el perjuicio indirecto no es reparable, de modo
que no se puede pedir reparación de un daño que no esté debidamente protegido por la
ley, es decir debe haber un interés jurídicamente protegido y ligado por la preexistencia
de un vínculo de derecho entre el demandante y la víctima primaria.
El estado vegetativo de una persona humana no excluye el perjuicio, ya que éste debe
ser reparado independientemente de esa situación. (Cass. 2e civ., 22 févr. 1995, D. 1996,
p. 69, note Y. Chartier, cité par Castelletta, Angelo, Op. cit. p. 220).
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La prueba del perjuicio debe hacerla la víctima que alega haberlo sufrido, como
una consecuencia del principio establecido en el artículo 1315 del Código Civil, que
establece que todo aquél que alega un hecho debe probarlo, para el paciente probar
el perjuicio puede aportar certificados médicos, análisis de laboratorios, radiografías,
historia clínicas, recetas, y cualquier otro documento que permita demostrar que en su
contra se ha cometido un perjuicio que amerita ser reparado.
Otras veces se pierde la posibilidad de evitar un daño, como ocurre cuando un paciente,
víctima de un descuido quirúrgico, pierde la posibilidad de sobrevivir a su enfermedad.
La información incorrecta dada a una mujer encinta, de que su feto está saludable, la
priva de la posibilidad de interrumpir su embarazo y de evitar el nacimiento de un hijo
minusválido.
Hedrick (2007) sostiene que en casos como éstos los tribunales no otorgan la reparación
integral del beneficio perdido o del daño sufrido, porque no es seguro que se hubiesen
producido. Por otro lado, razonar en base a la causalidad, para señalar qué otro factor,
en adición la culpa del demandado, ha incidido en la pérdida del beneficio o en el daño,
sería desconocer la participación del hecho culposo. La cuantía de la indemnización de
la pérdida de una oportunidad se obtiene aplicando al valor total del daño una fracción
que representa la posibilidad de que se hubiese podido evitar.
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UNIDAD: III. REQUISITOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL
Para que una persona comprometa su responsabilidad civil, no es suficiente, que haya
cometido una falta y un perjuicio, sino que es necesario, el vínculo de causalidad entre
la falta y el daño, ya que puede haber falta sin daño y daño sin falta. Por ejemplo si un
médico no tiene exequátur para ejercer, constituye una falta, pero si causa un daño
probablemente el daño no tenga nada que ver con esa falta.
Las disposiciones del Código Civil, exigen el vínculo de causalidad para que el daño pueda
ser reparado, tanto en el ámbito de la responsabilidad contractual como extracontractual.
(Arts. 1147, 1382, 1383 y 1384 del Código Civil)
Ha sido juzgado que la relación de causa a efecto es indispensable para que el daño
pueda ser reparado. Cuando se trata del daño ocasionado por una persona o por una
cosa, en este último caso debe haber un comportamiento anormal o una intervención
activa de la cosa. (S. C. J. abril 1954, B. J. 525, p. 733; p. 21 de sept. 1984, B. J. 886, p.
2462).
Aquí se aplica el principio general del artículo 1315 del Código Civil, por lo que
corresponde a la víctima probar la existencia del lazo de causa efecto entre la falta y el
daño. Sin embargo, cuando se trata falta o responsabilidad presumida, también el vínculo
de causalidad se va a presumir. Es precisamente lo que ocurre con la responsabilidad
de los comitentes y los guardianes de las cosas inanimadas, y con las obligaciones de
resultados, que como la falta de se presume también el vínculo de causalidad se va a
presumir.
El vínculo de causalidad que debe existir entre la falta y el daño para que la víctima pueda
reclamar daños y perjuicios, se puede ver afectado por algunos hechos que en ocasiones
divorcian totalmente el vínculo de causalidad y en otros casos atenúan el vínculo. En el
primer caso están las causas ajenas exoneratorias y en el segundo la pluralidad de causas.
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Resumen de la Unidad III
Para que el autor de un daño comprometa su responsabilidad civil, es indispensable que
se encuentren reunidos tres requisitos: la falta, el perjuicio y la relación de causa a efecto.
Existen dos clases de perjuicios: el perjuicio material y moral, los cuales pueden tener
por fundamento la responsabilidad contractual y extra contractual.
No todo perjuicio debe ser reparado, para que esto ocurra, se exige que el perjuicio: a)
sea cierto y actual, b) que no haya sido reparado, y c) el perjuicio debe ser personal y
directo.
Es necesario además la relación de causalidad entre la falta y el daño. De tal modo que
el demandante debe demostrar que la falta del demando ha sido la causa eficiente del
daño, porque se puede cometer una falta, y esa falta no necesariamente genera un daño
o a veces existe una falta compartida entre el autor del daño y la víctima.
RESUMEN
Actividades Unidad III
Responde lo que a continuación se te pide, invocando textos legales, doctrina o
jurisprudencia).
1.Busca una sentencia de una cámara civil, otra del Juzgado de Paz especial de tránsito,
y otra de una Corte de Apelación, y resalta la aplicación de los elementos de la
responsabilidad civil que realizaron las partes envueltas en dichos procesos, y lo decido
por los jueces. Expresa tu criterio de cada uno de los aspectos.
Caso No. 3
El señor Yun fue atendido como paciente por el Dr. Kaku, en el centro Clínico. Buena
Salud. Dicho médico le realizó un estudio radiológico, el cual le produjo un daño al
paciente que le causó una lesión en un órgano interno, lo cual le produjo la muerte.
Un peritaje determinó que el daño le fue causado al paciente, por un defecto que tenía
el aparato utilizado por el médico, lo cual era desconocido por éste y el centro. Los
familiares del paciente demandaron al médico, y al centro y al fabricante. El médico
se defendió alegando que él no cometió una falta, por lo tanto es imposible que lo
condenen. El centro adujo que el paciente no ha contratado con el centro, y el fabricante
alegó lo mismo. El tribunal condenó al médico a pagar una indemnización y liberó a los
otros codemandados.
Responde.
1-V. F. La falta es un error de conducta que no hubiera sido cometido por una persona
prudente.
8- V. F. Para que el perjuicio sea reparable se requiere: que este sea cierto y actual,
personal y directo y que no haya sido reparado.
10 V. F. -Los daños morales ameritan una reparación porque afectan los sentimientos
de la víctima.
Bibliografía Básica de la Unidad III
Código Civil, República Dominicana.
-Hernández Ramos, Pedro Pablo, 2012. Teorías de las Obligaciones, 2da. Ed. Editora
Nelson Soto Castillo, Santo Domingo, D. N.
-Subero Isa, Jorge A., 2000. Tratado Práctico de Responsabilidad Civil Dominicana, 4ta
ed.,Editora Dalis, Moca,, RD.