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Iniciación viene del verbo latino initiare, que a su vez deriva del sustantivo initium, principio, en cuya raíz está el verbo
inire, entrar. Antes de ser una institución eclesiástica, fue una categoría antropológica universal
AGENTES DE LA INICIACION
En la iniciación es decisiva la participación activa de la comunidad de los ya iniciados: es ella la que acoge y acompaña
a los iniciados, influye en ellos y se compromete con ellos; es ella la que prevé la institucionalización del camino iniciático
para poder verificar la autenticidad de la iniciación.
El sujeto de la iniciación
Es el hombre o mujer libre, capaz de actos personales y conscientes de adhesión, con voluntad de agregarse al grupo. La
iniciación no va dirigida solamente a la mente, al hombre interior, sino al hombre con toda su realidad corporal-
espiritual. La iniciación es, pues, un paso: paso de una condición a otra, de un status a otro; por eso a los ritos de iniciación
se les llama también ritos de paso o ritos de umbral. A diferencia de otros tipos de iniciación, reservados a los varones o
a los miembros de la tribu, etc., la iniciación cristiana se distingue por su carácter universal: se ofrece a todos, sin
discriminación: a judíos y griegos, a libres y esclavos, a hombres y mujeres
La iniciación es un proceso
La iniciación cristiana es también sólo el comienzo de la existencia cristiana; sólo abre la puerta a la vida cristiana, que
toda ella ha de considerarse como un proceso de conversión e iniciación permanentes. La verdadera iniciación definitiva
sólo se dará, a través de la muerte, con el ingreso en el goce de la vida eterna.
En los hechos de los apóstoles: muestran el crecimiento de la comunidad cristiana en los orígenes. También, de alguna
manera nos muestran el rito que siguen y dejan entre ver su doctrina Pentecostés Hch 2,37-38.40-42.47 Elementos 1.-
Anuncio de la salvación 2.- Acogida por parte de los presentes 3.- Invitación a la conversión 4.- El bautismo Serie de
conexiones: 1. La conversión como condición para el bautismo, 2. Relación directa que se establece entre el bautismo y el
perdón de los pecados, 3. Conexión entre el bautismo y el don del Espíritu Santo, 4. El texto invita a contemplar la
iniciación cristiana. Bautismo (¿y confirmación?) en Samaria Hch 8, 5.12-13.14-18ª Elementos del proceso: 1. el anuncio del
Kerigma, 2. Su aceptación en la fe, 3. El bautismo en el nombre de Jesús, 4. La invocación al Espíritu Santo, seguida de
la imposición de las manos. curioso notar que la venida del Espíritu Santo, no se dé en el bautismo, sino, por la acción de
la imposición de las manos. El bautismo del eunuco de Etiopía Hch 8,27-28.34-39 El bautismo del carcelero de Filipos
Hch 16,30-34 bautismo de Lidia Hch 16,13-15 Bautismo (¿y confirmación?) en Éfeso Hch 19,lb-7
EN LA LITERATURA PAULINA
El bautismo aparece como una práctica común a todas las Iglesias cristianas. Textos neotestamentarios más importantes
de teología bautismal, 1 Cor 1,12b-15 17 bautismo como asociación a la muerte de Cristo. Sugiere que el bautismo genera
en el bautizado una pertenencia a Cristo. Al comienzo de la 2 Cor, al evocar los inicios de la comunidad, parece aludir a
los sacramentos de la iniciación mediante una acumulación de imágenes referentes al Espíritu (confirmar, ungir, sellar),
que luego la tradición aplicará específicamente al sacramento de la confirmación. El pasaje bautismal de mayor
densidad teológica entre los paulinos lo encontramos en Rom 6. Lo que le interesa a Pablo es la muerte al pecado. En
Rom 13,11-14 volvemos a encontrar las expresiones despojarse-revestirse que Pablo utiliza para definir lo que acontece en
el bautismo. Gal 3,26-28; 4,6-7 Se atribuyen al bautismo explícitamente una especial vinculación a Cristo (expresada con
la metáfora revestir a Cristo) y la unidad en Cristo de los bautizados, menos directamente, la filiación divina
(especialmente recalcada aquí y directamente atribuida a la fe en Jesús) y el don del Espíritu.
Primera de Pedro Al comienzo de la carta se habla dos veces del segundo nacimiento, que se atribuye una vez a la
resurrección de Jesucristo y la otra, a la Buena Nueva. Concibe el diluvio como figura del bautismo, del que surge una
humanidad purificada interiormente. El bautismo supondría en el bautizado el compromiso expreso ante Dios de una
disposición interior recta (disposición personal).
En la literatura joánica En el diálogo con Nicodemo (Jn 3,1-21), Jesús presenta el bautismo como un segundo nacimiento:
En las curaciones (signos) del paralítico de Betesda (con su alusión a la inmersión en el agua: Jn 5,1-19) y del ciego de
nacimiento (bautismo como iluminación: Jn 9,1-38), la catequesis tradicional (y quizá también el propio evangelista) ha
visto figuras del bautismo cristiano. Bautizo en nombre de Jesus, Este giro, en todas sus formas, afirma la relación que el
bautismo cristiano guarda con la persona de Cristo. Bautizar con agua – bautizar con Espíritu Las dos expresiones
aparecen con cierta frecuencia en el NT, unas veces por separado; otras, en cambio, juntas en la misma frase, pero, a
veces, en contraposición. La expresión bautizar en el Espíritu es una manera nueva de marcar diferencias entre ambos
bautismos: el de Jesús confiere el Espíritu Santo; no así el de Juan. La comunidad cristiana primitiva entendió el bautismo
en el Espíritu como un bautismo real con agua, que lleva emparejada la comunicación del don del Espíritu, y lo identificó
además con el bautismo cristiano. La analogía con la circuncisión judía, considerada ya por Pablo (Col 2,11-13) como
figura del bautismo cristiano. La santificación de los hijos por la santidad de los padres cristianos, afirmada por Pablo en
1 Cor 7,14. La necesidad del bautismo para la salvación (cf Me 16,16, Jn 3,5), que entienden se debe extender también a
los niños. La escena evangélica de Jesús con los niños (cf Mc 10,13-16
La doctrina del pecado original como motivación para justificar el bautismo de los niños aparece por vez primera en
Orígenes. ,Se da inicio con la teología del pecado original. El bautismo perdona los pecados y perdona el pecado original.
La práctica romana de reservar la crismación al obispo se fue extendiendo, lo que lleva a una disociación del
bautismo y la confirmación en occidente.
Los ritos episcopales de la unción con crisma y la consignatio se fundieron en un solo rito la signación con el crisma.
Sufren y merman algunos valores del pensamiento teológico patrístico, la sensibilidad simbólica, el uso de la
tipología bíblica, la concepción histórico-salvífica, la dimensión eclesial, la atención a la acción del Espíritu.
Respecto a la confirmación en Occidente se sigue atribuyendo a este sacramento el don del Espíritu septiforme
y relacionando la unción crismal con la unción de reyes y sacerdotes del AT, y con el misterio de Pentecostés.
En Oriente, una vez que se generalizó la unción posbautismal, prolifero la literatura encomiástica sobre
el myron, en forma de homilías o tratados y comentarios al rito de su consagración.
En Occidente hasta el s. XIV las fuentes siguen hablando de triple inmersión; a partir de estas fechas el bautismo
por inmersión irá cayendo en desuso para quedar suplantado definitivamente en el s. XV por el bautismo por
infusión.
En el ritual de la confirmación la imposición de las manos fue perdiendo importancia, incluso en Occidente; se
fue convirtiendo en un elemento secundario.
Se da la aplicación del método dialéctico también a la teología de los sacramentos del bautismo y confirmación.
Se trabaja por plantear con más precisión las cuestiones, ampliar su número, analizar y definir mejor los
conceptos y ofrecerlo todo como un cuerpo de doctrina.
Desde su hilemorfismo planteaban variedad de quaestiones sobre la materia y forma de estos sacramentos: sobre
materia remota y materia próxima; sobre la materia y forma esenciales; sobre los elementos que son necesarios
en la fórmula para su validez.
Respecto al rito es importante la fe requerida en el sujeto adulto; el rito mismo como profesión de fe: fe en la
Pasión; fe en la Trinidad; la influencia de la fe en la causalidad del sacramento; el papel de la fe de la Iglesia en
el bautismo (de niños sobre todo); la relación entre la eficacia objetiva del sacramento y la cooperación subjetiva
del hombre
También se abordan cuestiones sobre el sujeto del sacramento y sobre el ministro del sacramento.
• Todos los reformadores del s. XVI valoraban positivamente el bautismo y lo consideraban un sacramento,
aunque su doctrina bautismal se resiente de la concepción que cada grupo tiene de lo que es un
sacramento.
• REFORMADORES
• Contra la lógica de sus principios, Lutero, Zuinglio y Calvino aceptaron y justificaron el bautismo de los
niños.
• Ante la postura de los reformadores la teología católica responde con el Concilio de Trento (1545),
acerca de la reflexión sobre el bautismo y la confirmación.
*El bautismo borra el pecado original tanto en los adultos como en los niños, aunque no la
concupiscencia; no los hace inmunes al pecado. Borra los pecados actuales personales. Condona
todas las penas temporales debidas al pecado.
*Por el bautismo el hombre es renovado interiormente, justificado, revestido de gracia
santificante, positivamente santificado, convertido en hijo adoptivo de Dios, incorporado a Cristo,
hecho amigo de Dios, sin que nada quede en él que pueda odiar Dios.
• Estos pronunciamientos del concilio, en su conjunto representan una exposición bastante completa y
autorizada de la doctrina católica acerca de estos dos sacramentos de la iniciación, que durante algunos
siglos serviría de punto de referencia a los teólogos católicos.