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Suelos no saturados

Debido a que las teorías sobre Mecánica de Suelos se desarrollaron en


países con climas templados y climas fríos del hemisferio Norte, donde los
suelos están casi o totalmente saturados, se asumió esta situación crítica
para todos los estudios de suelos, escenario que simplificaba los análisis, ya
que toma el suelo como un sistema bifásico formado por el suelo y el agua
contenida dentro del mismo.

Sin embargo, se debe considerar que en gran parte del territorio no se


cumple esta condición. La mayoría de los asentamientos humanos se
encuentran localizados en suelos donde el nivel freático es profundo y los
vacíos del suelo no están totalmente llenos de agua, sino de agua y aire. El
volumen del suelo no saturado se modifica. Se están ensayando nuevas
metodologías para evaluar el comportamientos de estos suelos (Wolle,
2004).

La condición de suelo no saturado, se puede presentar en cualquier tipo de


suelo, desde las gravas, arenas y suelos finos. En los suelos finos formados
por arcillas expansivas y suelos colapsables, llamados también “suelos
problemáticos”, toma mayor importancia este factor dominante en los suelos
no saturados, como lo es el efecto de presión de agua de poro negativa.

En los suelos saturados existen dos fases: 1) sólida y 2) líquida y en los


suelos no saturados se presentan tres fases: 1) sólida, 2) líquida y 3)
gaseosa (Figura 2.1)

Figura 2.1 Diagrama de tres fases de un suelo no saturado.


(Fredlund and Rahardjo, 1993)

Los suelos no saturados pueden cambiar su volumen, debido a la presencia


de la tensión de succión, la cual puede cambiar su magnitud dependiendo
del medio poroso, pues la succión y la humedad están en relación íntima.

Alfaro (2008), planteó un esquema del comportamiento de los suelos no


saturados en el medio ambiente, diferenciado dos regiones la árida y la
húmeda, a partir del realizado por Fredlund (1995) ver figura 2.2. Cada elipse
contiene una línea horizontal que indica el nivel freático, que separa el suelo
saturado por de debajo de la línea y el suelo no saturado por arriba de la
línea.

Figura 2.2. Componentes de un suelo para los problemas geotécnicos. a) Generalización;


b) Situación en región árida; c) Situación en región húmeda y templada; y d) Composición
del medio poroso. (Alfaro, 2008. Modificado de Fredlund, 1995).

El agua en el suelo no se encuentra libre, permanece adherida a las


partículas del suelo, esta situación no se cumple cuando el suelo está
saturado (Klute, 1986). El agua en el suelo presenta dos formas de energía,
la energía cinética y la energía potencial. La energía cinética no es tomado
en cuenta en muchos casos, debido a que el movimiento del agua en el suelo
es muy lento, y por lo tanto no influye de manera considerable, en cambio la
energía potencial, es la determina el estado energético del agua en el suelo
(Klute, 1986).

Según Fredlund, Morgenstern y Widger (1978), definen la succión como “la


capacidad de un suelo de retener agua capilar”. “Cuantitativamente se
expresa como el trabajo necesario para retirar una unidad de masa de agua,
de una unidad de masa de suelo independientemente de la presión onmótica
y de otras influencias”

La succión es una medida de la afinidad del suelo para retener agua y puede
proveer información sobre las propiedades del suelo que son influenciadas
por el agua, por ejemplo el cambio de volumen, la deformación y las
características de resistencia (ASTM, 2003).

El clima es un factor decisivo en el comportamiento de los suelos. En los


periodos de sequias el agua del suelo es removida debido a dos procesos
particulares, la evaporación en la superficie y la evapotranspiración de las
plantas. Estos dos procesos generan un flujo ascendente hacia el exterior
del suelo, produciendo un secado gradual y agrietamiento del suelo. Cuando
suceden los periodos de lluvia se produce humedecimiento del suelo, el cual
genera un flujo descendente hacia el interior del suelo. Por lo tanto, en el
periodo de sequía aumenta la presión de poros de forma negativa y en el
periodo de lluvias de forma positiva (Fredlund and Rahardjo, 1993).

El aumento de la presión intersticial debido al humedecimiento del suelo


originado por diversas fuentes como la lluvia, colapso de sistemas de
recolección de aguas servidas, deterioro en los sistemas de distribución de
agua potable, regadío de cultivos, entre otras, es un factor crítico que da
inicio a la falla de una ladera. No obstante, en unión a este factor se debe
tomar en cuenta otros elementos que influyen en la estabilidad de una ladera
como: la hidrogeología, el relieve, la litología, entre otros.

La reducción de la succión por una lluvia inducida es uno de los factores que
mejor explica la falla de una ladera en zonas tropicales (Miyasaki, 1993). Se
ha demostrado que en condiciones del trópico húmedo, la mayoría de los
problemas de fallas de laderas son inducidos por la lluvia y que en muchos
casos se da en suelos no saturados (Brooks y Anderson, 1995).

En algunas situaciones, se da que el ángulo de la pendiente es mayor que


el ángulo de fricción y los suelos se mantienen estables debido a la succión
matricial que presentan. Según Brooks y Anderson (1995), señalan que en
caso de lluvias fuertes la estabilidad de la ladera está supeditada a la perdida
de succión más que al aumento del nivel freático.

Se hace difícil medir los cambios de la succión en un evento de lluvia, sin


embargo Fredlund, Morgenstern y Widger (1978) (Ecuación 1), crearon un
modelo donde incluyeron en la ecuación de Morh-Coulomb, la succión
matricial como término de esfuerzo efectivo, dentro de la zona saturada y
en la zona no saturada.

(1)
Para medir los cambios dinámicos de la presión intersticial, tanto en la zona
saturada como no saturada, se recomienda hacerlo a largo plazo para
determinar su influencia en la estabilidad de la ladera, ya que los
movimientos en masa ocurren por efectos acumulados después de
consecutivas lluvias o por infiltraciones de aguas servidas, agua potable o
agua de regadío.

Se hace necesario sintetizar las formulaciones teóricas de los suelos no


saturados, referentes al cambio de volumen, resistencia al corte y flujo de
agua.

En cuanto al cambio de volumen Fredlund (1979), estable una relación


construida con base en la superficie de estado formada el logaritmo de las
variables de tensión versus los parámetros de volumen (e) o humedad (Sr,
w) representados por las siguientes ecuaciones:

En cuanto a la resistencia al corte, Alfaro (2004) demostró que la resistencia


al corte aumenta (Rc) con el aumento de la succión de forma no lineal (ver
figura 2), lo que difiere de la relación propuesta por Fredlund et al., (1978),
que indicaba una tendencia linear.
El flujo de agua en el suelo no saturado se da en cualquier condición de
humedad menor a la de saturación; en la fase líquida de un suelo no
saturado, tanto el agua como el aire se moviliza por la influencia de los
potenciales presentes en el medio no saturado (Alfaro, 2008).

La ley de Darcy es la más utilizada para el flujo de agua dentro de un suelo


no saturado y se expresa con la siguiente ecuación:

Infiltración

La infiltración se conoce como el proceso de entrada de agua al suelo, bien


sea por lluvia, por la nieve derretida, por regadío de cultivos, y el caso de
áreas urbanas por daños en las tuberías de aguas servidas, de agua potable
y de sistemas de drenaje. Todo el contenido de agua infiltrada en el suelo
se traslada lentamente y de forma gradual a las aguas subterráneas.

El tipo de suelo y sus características como tamaño de las partículas, textura


y tamaño de los poros, determinan de forma directa el movimiento del agua
dentro del mismo. Los suelos están constituidos en cantidades variables de
arenas, limos y arcillas, dependiendo de la cantidad de estos tres
componentes que predomine, se suelos arenosos, limosos y arcillosos.

Al analizar la infiltración en los suelos arenosos, se concluye que el proceso


de infiltración es más rápido, debido a que el tamaño de la arena está
comprendido entre 0.05 mm y 2 mm, y por ende el tamaño de los macroporos
en grande. El proceso de infiltración en las arcillas es muy lento, ya que el
tamaño del grano es menor a 0.002 mm, formando microporos pequeños
por donde se mueve el agua (González de Vallejo, et al., 2002).

Cálculo de la humedad en suelos según su textura


La capacidad de campo y el punto de marchitez determinan los límites máximo y
mínimo de la humedad del suelo que puede ser utilizada por los cultivos. La
cantidad de agua comprendida entre estos dos valores se define como agua útil o
humedad disponible.

HUMEDAD EN EL SUELO
Capacidad del Punto de Humedad
Textura del suelo
campo marchitamiento disponible
Arenoso 9% 2% 7%
Arenoso – franco 14% 4% 10%
Franco arenoso – limoso 23% 9% 14%
Franco arenoso +
29% 10% 19%
materia orgánica
Franco 34% 12% 22%
Franco – arcilloso 30% 16% 14%
Arcilloso 38% 34% 14%
Arcilloso con buena
50% 30% 20%
estructura

La velocidad de infiltración nos da la capacidad del suelo de absorber agua. Al


principio (cuando el suelo está más seco) la velocidad de penetración en el suelo es
más rápida pero si seguimos aportando agua, llega un momento en que esta
velocidad es más o menos constante. A esta velocidad se la conoce como
velocidad de infiltración.

VELOCIDAD DE INFILTRACIÓN
Muy arenoso 20 – 25 mm/h
Arenoso 15 – 20 mm/h
Limo – arenoso 10 – 15 mm/h
Limo – arcilloso 8 – 10 mm/h
Arcilloso < 8 mm/h
González de Vallejo, L. I., Mercedes, F., Ortuño, L. & Otero, C., 2002. INGENIERÍA
GEOLÓGICA.
Madrid: PEARSON EDUCACIÓN.

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