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UNIVERSIDAD DE CASTILLA-LA MANCHA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES


ÁREA DE DERECHO CONSTITUCIONAL

TESIS DOCTORAL

El derecho a la muerte digna en el


ordenamiento jurídico mexicano

Presenta:
Paola Lizett Flemate Díaz

Para la obtención del grado de Doctora en Derecho,


bajo la dirección del
Dr. Enrique Belda Pérez-Pedrero
Catedrático de Derecho Constitucional de la UCLM

TOLEDO, ESPAÑA, 2015


DEDICATORIA

A mi dolor:

a todo el dolor físico lacerante

que una servidora ha sentido a lo largo de su vida,

y que no estaría dispuesta a soportar

si supiera que ese dolor fuese producto de una enfermedad incurable y/o terminal.
AGRADECIMIENTOS

Deseo hacer de manifiesto la profunda huella de gratitud que embarga a esta autora hacia
todos los seres humanos de los que he recibido soporte, no solo en la elaboración de este
trabajo sino en todas las vicisitudes que trajo consigo, ya que elaborar una tesis doctoral
es mucho más que un mero requisito académico.

A mis padres: Don Olegario y Doña Lupita que penetraron y penetran mi vida de sueños e
ilusiones.

A mis hermanos: Oliver y Fernando, y a mi cuñada Paola, por los que me he sentido
acompañada en este sueño y en todos los demás.

A mis sobrinos que desde su llegada han plagado mi vida de fuerza vital, que
indefectiblemente me inspira.

A mi amiga Evangelina Dávila Rivera que enriquece mi mundo con su conocimiento y


pasión por la educación.

A Alejandra Martínez y Adrián Busuá que se convirtieron en un aliciente importante y


apoyo fiel en la culminación de esta tesis.

Al Dr. Víctor Mendoza Lara por enseñarme el sendero hacia mi auto conocimiento y por
ende hacia mis potencialidades.
Al Mtro. Saúl Méndez Hernández que creyó en mí y me embarcó en este arduo pero a la
vez maravilloso viaje del Doctorado.

A todos mis queridos ex compañeros de la Facultad de Ciencias Administrativas y Sociales


de la UABC.

A todos los alumnos que laboraron con una servidora en el Tribunal Universitario de la
UABC, campus Ensenada, especialmente a Isis, Claudette, Denisse y Sergio, gracias por
todo.

A todo el personal de biblioteca UABC, especialmente el del campus Ensenada, gracias por
su colaboración.

A todos los integrantes de la Casa de Cultura Jurídica “Ministro de Jesús Tena”,


especialmente a los Lics. Alejandra Guadalupe Soto Alcalá y Ricardo Ávalos Romero, por su
gran apoyo en pro del presente trabajo de investigación.

Al Dr. Ramón Galván Sánchez por su apoyo invaluable en cuanto la corrección de estilo del
presente estudio.

A todos los capaces Doctores de la Universidad de Castilla-La Mancha que me impartieron


cátedra, especialmente a los Drs. Francisco Javier Díaz Revorio y Pedro José Carrasco
Parrilla.

Al mejor Director de Tesis que he tenido, al Dr. Enrique Belda Pérez-Pedrero, que
atinadamente utilizó la mayéutica para dirigirme y me hizo crecer, inspirarme y culminar
el más grande reto de mi vida profesional y académica hasta hoy, sin Usted no lo hubiera
logrado, eternamente gracias.

Por último y no menos importante, deseo agradecer a Dios, por que puso a estas
maravillosas personas a mi paso.
“No se puede ser apóstol de una idea sin provocar la veneración o el odio de los hombres.
Solo los pequeños son capaces de pasar por la historia sin conmover su tiempo”.

Luis Razetti.
ABREVIATURAS

Art./arts. Artículo/artículos
SCJN Suprema Corte de Justicia de la Nación
CPEUM Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos
AMM Asociación Médica Mundial
CE Constitución Española
TCE Tribunal Constitucional Español
AFDMD Asociación Federal de Derecho a Morir con
Dignidad
CPF Código Penal Federal
EUA Estados Unidos de Norteamérica
CORTE IDH Corte Interamericana de Derechos Humanos
COMISIÓN IDH Comisión Interamericana de Derechos
Humanos
ÍNDICE
DEDICATORIA .................................................................................................... 3
AGRADECIMIENTOS .......................................................................................... 4
ABREVIATURAS ................................................................................................. 8
CAPÍTULO I .......................................................................................................... 14
INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA ................................................................... 14
1.1 Introducción. ................................................................................................ 14
1.2 Planteamiento del problema y preguntas de investigación. ......................... 17
1.3 Justificación. ................................................................................................ 19
1.4 Objetivos. ..................................................................................................... 19
1.4.1 Objetivo general. ................................................................................... 19
1.4.2 Objetivos específicos. ........................................................................... 19
1.5 Hipótesis. ..................................................................................................... 20
1.5.1 Hipótesis general................................................................................... 20
1.5.2 Hipótesis particulares. ........................................................................... 20
1.6 Limitaciones al estudio de investigación. ..................................................... 20
1.7 Delimitaciones al estudio de la investigación. .............................................. 21
1.8 Metodología. ................................................................................................ 21
CAPÍTULO II ......................................................................................................... 24
EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA VIDA ......................................................... 24
2.1 Introducción. ................................................................................................ 24
2.2 Antecedentes relacionados con el derecho a la vida. .................................. 25
2.3 Los derechos humanos................................................................................ 27
2.3.1 Desarrollo histórico, cartas de derechos y constitucionalismo. ............. 30
2.3.2 Internacionalización de los derechos humanos. .................................... 32
2.3.3 Problemas terminológicos, derechos humanos, fundamentales,
constitucionales. ............................................................................................. 33
2.3.4 “nuevos derechos”, “nuevos derechos humanos”, “nuevos derechos
constitucionales”. ........................................................................................... 35
2.3.5 Clasificación de los derechos humanos en generaciones. .................... 37
2.4 Interpretación de los derechos fundamentales. ........................................... 39
2.5 Ponderación de derechos fundamentales.................................................... 43
2.6 Los derechos fundamentales en México...................................................... 44
2.6.1 Interpretación de los derechos fundamentales en México. ................... 45
2.6.1.1 Principio de la interpretación conforme. .................................................................. 48
2.6.1.2 Principio pro homine. ................................................................................................ 50
2.7 El derecho fundamental a la vida. ................................................................ 53
2.8 Recapitulación. ............................................................................................ 61
CAPÍTULO III ........................................................................................................ 63
VIDA HUMANA, BIOÉTICA Y EUTANASIA .......................................................... 63
3.1 Introducción y vida humana. ........................................................................ 63
3.1.1 Evolución del concepto de vida humana. .............................................. 65
3.1.2 Calidad de vida...................................................................................... 66
3.1.3 Vida como valor..................................................................................... 71
3.2 Muerte.......................................................................................................... 76
3.2.1 Determinación de la muerte. ................................................................. 77
3.2.2 Muerte con calidad o buena muerte. ..................................................... 80
3.3 Bioética. ....................................................................................................... 82
3.3.1 Orígenes de la bioética. ........................................................................ 85
3.3.2 Problemas de la bioética. ...................................................................... 86
3.3.3 Bioética de los máximos y de los mínimos. ........................................... 88
3.3.4 Principios básicos de la bioética. .......................................................... 88
3.4 Eutanasia. .................................................................................................... 97
3.4.1 Orígenes de la eutanasia. ................................................................... 102
3.4.2 Tipos de eutanasia. ............................................................................. 107
3.4.2.1 Eutanasia activa y pasiva. ........................................................................................ 107
3.4.2.2 Eutanasia pura, indirecta, activa, pasiva y precoz. ................................................. 108
3.4.2.3 Clasificación de la eutanasia en cuanto a los móviles subjetivos. .......................... 110
3.4.2.4 Otros tipos de eutanasia. ........................................................................................ 111
3.4.3 Otros conceptos relacionados con la eutanasia. ................................. 113
3.4.3.1 Ortotanasia.............................................................................................................. 113
3.4.3.2 Distanasia. ............................................................................................................... 114
3.4.3.3 Consentimiento informado. .................................................................................... 115
3.4.3.4 Voluntad anticipada. ............................................................................................... 119
3.5 Justificación de la eutanasia desde la bioética. ......................................... 125
3.6 La eutanasia y su conciliación con el derecho a la vida. ........................... 127
3.7 Recapitulación. .......................................................................................... 128
CAPÍTULO IV ...................................................................................................... 130
MARCO NORMATIVO VIGENTE DE LA EUTANASIA EN MÉXICO, Y UNA
MIRADA AL DERECHO COMPARADO .............................................................. 130
4.1 Introducción y la eutanasia en México. ...................................................... 130
4.2 Tratamiento jurídico penal de la eutanasia en México. .............................. 134
4.2.1 Suicidio asistido, art. 312 del CPF....................................................... 138
4.2.1.1 Conducta típica........................................................................................................ 140
4.2.1.2 Elementos del tipo penal y su clasificación. ............................................................ 141
4.2.2 Justificación del suicidio asistido. ........................................................ 144
4.3 Eutanasia pasiva e indirecta. ..................................................................... 146
4.4 Fundamentos jurídicos de la eutanasia. .................................................... 169
4.4.1 Dignidad humana. ............................................................................... 169
4.4.1.1 Dignidad humana como principio y como valor. .................................................... 174
4.4.1.2 Dignidad humana como derecho fundamental. ..................................................... 177
4.4.2 Norma general de libertad. .................................................................. 184
4.4.3 Derecho al libre desarrollo de la personalidad. ................................... 186
4.4.3.1 Concepto y contenido. ............................................................................................ 187
4.4.3.2 Titularidad, ejercicio y límites. ................................................................................ 189
4.4.4 Derecho a la libertad ideológica. ......................................................... 190
4.4.4.1 Concepto y contenido. ............................................................................................ 191
4.4.4.2 Titularidad, ejercicio y límites. ................................................................................ 194
4.4.5 Derecho a la integridad personal......................................................... 194
4.4.5.1 Concepto y contenido. ............................................................................................ 198
4.4.5.2 Titularidad, ejercicio y límites. ................................................................................ 204
4.4.6 Principio de autonomía de la voluntad, como principio de rango
constitucional. .............................................................................................. 205
4.5 Dignidad Humana en un Estado constitucional, democrático y secular. .... 207
4.6 Objeción de conciencia, ¿un problema? .................................................... 214
4.7 Experiencias indicadoras del derecho extranjero sobre el contexto
eutanásico. ...................................................................................................... 219
4.7.1 Estados Unidos de Norteamérica. ....................................................... 219
4.7.2 Holanda. .............................................................................................. 244
4.7.3 Bélgica. ............................................................................................... 251
4.7.4 Luxemburgo. ....................................................................................... 253
4.7.5 Reino Unido. ....................................................................................... 256
4.7.6 Australia. ............................................................................................. 258
4.7.7 Alemania. ............................................................................................ 258
4.7.8 Suiza. .................................................................................................. 259
4.7.9 España. ............................................................................................... 260
4.7.10 Uruguay. ............................................................................................ 265
4.7.11 Colombia. .......................................................................................... 266
4.7.12 Canadá.............................................................................................. 277
4.8 ¿Existe un derecho constitucional a la muerte digna? ............................... 282
4.9 Modelos de interpretación constitucional de la eutanasia. ......................... 297
4.9.1 Eutanasia prohibida............................................................................. 298
4.9.2 Eutanasia como derecho fundamental. ............................................... 298
4.9.3 Eutanasia como libertad limitable. ....................................................... 299
4.9.4 Eutanasia como excepción permitida. ................................................. 300
4.10 Recapitulación. ........................................................................................ 301
CAPÍTULO V ....................................................................................................... 303
PROPUESTA Y CONCLUSIONES ..................................................................... 303
5.1 Propuesta. ................................................................................................. 303
5.2 Conclusiones. ............................................................................................ 323
BIBLIOGRÁFIA ................................................................................................ 333
CAPÍTULO I

INTRODUCCIÓN Y METODOLOGÍA

1.1 Introducción.
En los últimos años hemos sido testigos de una notable dinámica social que ha ocasionado
que la humanidad haya venido cambiando de manera vertiginosa. Los avances científicos
y tecnológicos logrados han dado como resultado que la sociedad sea cada día más libre,
plural, informada, autónoma, participativa y consciente de sus derechos.

La ciencia jurídica no puede quedarse atrás, el carácter progresivo de las normas jurídicas
exige que éstas estén en constante desarrollo y evolución, provocando que su número y
ámbito de protección sean mayores1 acorde a la dinámica social existente. Quienes hemos
albergado el ideal de justicia teniendo como instrumento el derecho, nos vemos obligados
a adoptar una actitud de apertura hacia el nuevo conocimiento, descubrimiento y
preocupación por actualizar nuestro ordenamiento jurídico.

Es preciso señalar que la democracia y laicidad de un Estado se mide en virtud de las


libertades que otorga a sus gobernados, a través de su amplio catálogo de derechos
fundamentales garantizados coactivamente.

Dentro de esta inquietud se expone el presente trabajo de investigación, bajo el sistema


hipotético deductivo en el que empleamos fundamentos jurídicos e ideas construidas
hace tiempo. Hemos realizado un estudio sobre la muerte digna, eutanasia o derecho a
disponer de la propia vida, como nuevo derecho 2 o derecho constitucional no escrito en el
ordenamiento jurídico mexicano, fundando la afirmación anterior, en lo siguiente:

1
Suprema Corte de Justicia de la Nación, Serie de derechos humanos. Dignidad humana, derecho a la vida y
derecho a la integridad personal, Tomo 2, Poder Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la
Nación, México, Primera reimpresión 2014, p. VII.
2
Díaz Revorio en su obra titulada: Los Derechos Humanos ante los nuevos avances Científicos y Tecnológicos.
Hace referencia a los nuevos derechos constitucionales, para incluir a cualquier forma de derechos no
proclamados con rango constitucional, naturalmente con alguna base o fundamento jurídico en la misma.
Cfr., Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos ante los nuevos avances Científicos y Tecnológicos. Genética e
Internet ante la Constitución, Valencia, Editorial Tirant lo Blanch y Comisión Nacional de los Derechos
Humanos México, 2009, p. 34.

14
Primero, en el principio pro homine 3consagrado en el artículo 1, segundo párrafo, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), el cual consagra a su vez
varios principios, de los que destaca dentro de su variante interpretativa el principio favor
libertatis el cual postula la necesidad de que el operador jurídico interprete o entienda
una norma jurídica en el sentido más propicio a la libertad en un caso determinado 4; y el
principio favor debilis que indica que en una situación jurídica dada, es menester
considerar especialmente a la parte situada en inferioridad de condiciones 5. Asimismo, en
los principios de autonomía y solidaridad que irradian en todo el ordenamiento jurídico
mexicano.

Segundo, en los derechos humanos de dignidad humana, vida, vida digna, libre desarrollo
de la personalidad, integridad física y libertad ideológica, consagrados dentro del bloque
de constitucionalidad 6 del ordenamiento jurídico mexicano, unos en la propia Constitución
y otros, dentro de los tratados internacionales que México ha suscrito con otros países en
materia de derechos humanos, como son: la Convención sobre los Derechos del Niño,
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer, Convención Internacional sobre la Protección de los Derechos de los Trabajadores
Migratorios y de sus Familiares, Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de
los Derechos Civiles y Políticos, destinado a Abolir la Pena de Muerte, Protocolo de la
Comisión Americana de Derechos Humanos, relativo a la Abolición de la Pena de Muerte,
Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempos de Guerra,
Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra, relativo a la Protección de Víctimas de los

3
A partir de la reforma constitucional de 10 de junio de 2011 la más importante reforma a la CPEUM en
materia de Derechos Humanos, es consagrado en la misma el principio pro homine o pro personae,
señalando textualmente lo siguiente: “Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de
conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo
tiempo la protección más amplia”.
4
Tesis Aislada. I.4º.A.20 K (10ª.). PRINCIPIO PRO HOMINE. VARIANTES QUE LO COMPONEN. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito, México, t.II, libro 1, diciembre de
2013, p. 1211, Registro IUS. 2005203.
5
Ídem.
6
La noción bloque de constitucionalidad surge en la doctrina francesa en la segunda mitad del siglo XX para
designar al conjunto de normas situadas a nivel constitucional. Cfr. Rubio Francisco y otros. El bloque de
constitucionalidad, Madrid, Civitas, 1991, pp. 17 y ss.

15
Conflictos Armados sin Carácter Internacional (Protocolo III), Convención para la
Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, Declaración sobre la Protección de todas
las Personas contra las Desapariciones Forzadas, entre otros.

Tercero, a través del derecho comparado, analizando las leyes de Holanda (2002), Bélgica
(2002) y Luxemburgo (2009), que permiten la eutanasia activa directa, así como las leyes
de los Estados de Oregón (1994), Washington (2008), Vermont (2013) y California (2015),
de los Estados Unidos de Norteamérica (EUA), las cuales permiten el suicidio
medicamente asistido.

Por último, en base a los diversos criterios jurisprudenciales extranjeros e internacionales,


como son las sentencias C-239/97, de 20 de mayo, de la Corte Suprema de Justicia de
Colombia, y Carter v. Canadá, de 6 de febrero de 2015, del Tribunal Supremo Canadiense,
las cuales determinaron que el derecho a la muerte digna era un verdadero derecho
fundamental en sus respectivos ordenamientos jurídicos. Asimismo, las diversas
sentencias de EUA, como la dictada por el Tribunal Supremo Federal en el caso Cruzan v.
Director, Missouri Department of Health, de 1990, en la que dicho Tribunal reconoció el
derecho a morir con fundamento en el principio de autonomía firmemente establecido
por el common law y confirmado por la Cláusula del Debido Proceso de la Decimocuarta
Enmienda de la Constitución. Criterio que en 1997, anuló la misma Suprema Corte al
resolver los casos Washignton v. Gluucksberg, y Vacco v. Quill. Así como en un plano
internacional se analizó la sentencia emitida por la Corte Europea de Derechos Humanos
relativa al caso Diane Pretty v. the United Kingdom, de 29 de abril de 2002, donde la Corte
determinó de forma rotunda, que del derecho a la vida no se podía deducir que existiera
un derecho a la muerte, como de ningún otro derecho.

Para terminar con esta exposición se propone derogar o reformar el artículo 312 del
Código Penal Federal (CPF) y los códigos penales de las diferentes entidades federativas
en lo referente a la ayuda al suicidio en contextos eutanásicos, y crear una ley federal que

16
prevea el derecho a la muerte digna en México para los enfermos terminales y/o
incurables con graves afectaciones físicas y/o psicológicas que decidan de manera seria,
libre, autónoma, reiterada y consciente, terminar con su vida, cuando la consideren
indigna o desprovista de calidad.

1.2 Planteamiento del problema y preguntas de investigación.


Hoy más que nunca es necesario que el Estado mexicano reconozca y salvaguarde en
mayor medida los derechos humanos a sus gobernados, en cuanto al número de derechos
y ámbito de protección. A nivel internacional se han venido gestando movimientos
importantes ante la preocupación de la sociedad de salvaguardar los derechos humanos,
derechos que tiene todo individuo independientemente de su raza, sexo, color, cultura o
religión.

Al respecto, los genocidios acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial ocasionaron que
la positivación de los derechos humanos se extendiera a un plano internacional; así
mismo, el garantismo de los mismos, como aconteció con la Declaración Universal de los
Derechos Humanos, seguida de otros instrumentos internacionales, por ejemplo el
Convenio Europeo de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, los cuales permitieron acceder a los individuos a las Cortes internacionales para
la protección de los derechos humanos.

Resulta importante señalar que históricamente podemos hablar de cuatro generaciones


de derechos humanos: primero fueron los derechos civiles y políticos durante la segunda
mitad del siglo XIX; posteriormente los derechos económicos, sociales y culturales en la
primera mitad del siglo XX; después, los derechos ecológicos y a un medio ambiente sano
en la segunda mitad del siglo XX 7; y ahora se habla de una última generación de derechos
relacionados con los avances científicos y tecnológicos, que según Díaz Revorio, en su obra
titulada: “Los Derechos Humanos ante los nuevos avances Científicos y Tecnológicos.

7
Cárdenas, Jaime. Introducción al estudio del derecho. México, Ediciones Nostra e Instituto de
Investigaciones Jurídicas de UNAM, 2009, p.255.

17
Genética e Internet ante la Constitución”, son en buena medida los derechos no escritos 8,
precisamente como se considera que es el derecho a la muerte digna en el ordenamiento
jurídico mexicano, tema de estudio del presente trabajo de investigación.

En México hasta el año 2009 solo en los consultorios del Sistema Nacional de Salud,
40.000 personas recibieron diagnósticos de enfermedades en etapa terminal con un
pronóstico de vida menor a los seis meses9. Lo anterior podría encontrar sustento a partir
de lo que estableció la Secretaría de Salud, al señalar que la tercera causa de muerte en
México es el cáncer y que el 60% de los casos es detectado en etapas avanzadas10.
Además, estos enfermos terminales sufren muchas veces tratos inhumanos o
degradantes, a los que la doctrina tradicional les llama: encarnizamiento terapéutico11,
ésta locución se refiere a mantener la vida de forma dolorosa y artificial en condiciones
que degradan la dignidad de la persona. Casos para los cuales el sistema jurídico mexicano
no otorga una solución satisfactoria.

A partir de lo anterior, debemos proceder a cuestionar lo siguiente:

¿El derecho a la vida, derecho de rango constitucional en México, se transforma en algún


momento en una obligación de vivir?

¿Existe un derecho a morir con dignidad?

Si existe un derecho a morir con dignidad ¿será un nuevo derecho constitucional o


derecho constitucional no escrito en el sistema jurídico mexicano?

Si es así, ¿sería válido crear una ley federal que regule dicho derecho?

8
Cfr., Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos. op. cit., p. 37.
9
Alcántara, Liliana. “El bien morir, derecho de unos cuantos “, en Periódico el Universal, octubre de 2009.
Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/172393.html (consultada el 7 de enero de 2015).
10
Información disponible en: http://www.spps.gob.mx/noticias/1445-5-tipos-cancer-mas-afectan-
mexicanos.html (consultada el 8 de enero de 2015).
11
Rodríguez, José. Morir es nada, Barcelona, Ediciones B, 2002, p. 169.

18
1.3 Justificación.
Las ciencias sociales en el nuevo milenio han atravesado por importantes procesos de
cambio, por los cuales han tenido que revisar sus alcances y reinterpretar sus objetos de
estudio. La ciencia del derecho no puede ser ajena a estos cambios, quienes hemos
abrigado el ideal de justicia teniendo como bandera al derecho, nos vemos obligados a
asumir una actitud de apertura hacia el conocimiento de las diversas ramas del saber
científico, y de preocupación por actualizarnos en las necesidades sociales actuales que
repercuten directamente en el fenómeno jurídico, como la necesidad de que el Estado
mexicano garantice y reconozca un catálogo de derechos humanos más amplio, ya que de
acuerdo a la amplitud de dicho catálogo, se puede medir el grado de democracia y
civilidad de un Estado.

Teniendo en cuenta lo anterior, la relevancia del presente estudio estriba en llevar a la


mesa de análisis la posibilidad de que el ordenamiento jurídico mexicano reconozca y en
su caso, garantice el derecho a la muerte digna (que a la fecha no es un derecho
reconocido y garantizado por dicho ordenamiento jurídico), su pertinencia y viabilidad, a
través del análisis de la situación jurídica actual respecto de los derechos relacionados con
el objeto de estudio, sus valores, principios, criterios, además de un estudio de derecho
comparado, para estimar de manera seria la posibilidad de positivizar el derecho a la
muerte digna en México, y aportar una propuesta de creación de una ley federal que
garantice dicho derecho.

1.4 Objetivos.

1.4.1 Objetivo general.


Valorar en términos jurídicos los elementos a favor y en contra de la existencia de un
derecho a la muerte digna en México.

1.4.2 Objetivos específicos.


Analizar el derecho fundamental a la vida, contenido y límites.

19
Determinar si la muerte digna es efectivamente un derecho constitucional no escrito del
ordenamiento jurídico mexicano.

Determinar si es viable la creación de una ley federal que regule el derecho a la muerte
digna en México.

1.5 Hipótesis.
Las hipótesis que se plantean para el desarrollo del presente trabajo de investigación se
demostrarán en el desarrollo del presente texto y se concluirán con la metodología del
análisis científico de la ciencia jurídica.

1.5.1 Hipótesis general.


El derecho a la muerte digna es un derecho fundamental en México de los denominados
“derechos constitucionales no escritos”.

1.5.2 Hipótesis particulares.


Hipótesis 1: Los conflictos relativos a los enfermos terminales o incurables, con graves
afectaciones físicas y/o psicológicas que desean acabar con su propia vida en virtud de
que la consideran indigna, carecen de solución en el ordenamiento jurídico mexicano.

Hipótesis 2: El derecho a la vida en ningún momento se transforma en una obligación de


vivir.

1.6 Limitaciones al estudio de investigación.


Dentro de las limitaciones más sobresalientes en el presente estudio se encuentra la
escasez y falta de literatura mexicana especializada relacionada con el derecho a la
muerte digna.

Aunado a lo anterior, no ha llegado ningún caso a la Suprema Corte de Justicia de la


Nación (SCJN), donde se solicite se haga valer el respeto al “derecho a la muerte digna”,
por lo tanto, el máximo intérprete de la Constitución en México no se ha pronunciado al
respecto, no existiendo precedente jurídico alguno para tomarlo como referencia en el
derecho interno.

20
1.7 Delimitaciones al estudio de la investigación.
El presente estudio de investigación pretende valorar la existencia de un derecho a la
muerte digna en el ordenamiento jurídico mexicano analizando los derechos relacionados
con el objeto de estudio, como son el derecho a la dignidad humana, a la vida, a la vida
digna, a la integridad personal, al libre desarrollo de la personalidad, y a la libertad
ideológica; así como los principios de autonomía y autodeterminación de la persona
humana, pro personae y solidaridad, en el ordenamiento jurídico mexicano y en el
derecho comparado, para determinar en su caso, si es viable la creación de una la ley
federal que regule el derecho a la muerte digna en México.

1.8 Metodología.
Según Walter Arellano 12, el método es el conjunto de pasos a seguir para alcanzar un fin
determinado, o bien, el procedimiento o el camino que se traza o plantea para lograrlo. En
el campo estrictamente científico, se refiere a los procedimientos que las ciencias llevan
para llegar a la verdad, como lo son: observación, hipótesis, experimentación, teoría y ley,
o indagatoria, demostrativa o expositiva, según el autor que se utilice. Con respecto a la
metodología jurídica, el mismo autor establece que se refiere a la aplicación de los
métodos en el campo legal. La metodología 13 que se seleccionó para el presente trabajo
de investigación está basada bajo el sistema hipotético deductivo, el cual consiste en
tomar los aspectos generales que tengan relación con el tema de investigación para que
con base en ellos se llegue a conclusiones particulares, comprendiendo así el objeto en
estudio o de reflexión; ya que coincidiendo con José Martínez Pichardo 14 el presente
estudio se integra con información basada en precedentes judiciales nacionales y de
derecho comparado, doctrina y legislación interna, externa e internacional.

Con respecto a las técnicas de investigación, se ocuparán diversas fuentes documentales


como las bibliográficas, hemerográficas, legislativas y jurisprudenciales.

12
Arellano, Walter. Metodología Jurídica. México, Porrúa, 2007, pp. 1 y ss.
13
Según Luis Ponce de León, la metodología jurídica puede ser intuitiva, discursiva, sistemática, deductiva,
inductiva, analógica, comparativa, histórica, y dialéctica. Ponce de León, Luis. Metodología del derecho.
México, Porrúa, 2008, pp. 77 y ss.
14
Martínez, José. Lineamientos para la Investigación Jurídica, México, Porrúa, 2008, p. 85

21
Ahondando, en el presente trabajo de investigación se han seguido las etapas
metodológicas propias de toda investigación científica: la indagatoria, demostrativa y
expositiva, utilizando como sustento de los resultados que se presentan un análisis
sistematizado de bibliografía, doctrinas y precedentes judiciales, tanto del derecho
doméstico, externo e internacional.

En el segundo capítulo es donde inicia la fase demostrativa, la cual nos condujo a analizar
los antecedentes del derecho a la vida como derecho natural, humano y fundamental.
Asimismo, se analizaron los derechos humanos a través de los tiempos, su
internacionalización, sus problemas terminológicos: derechos humanos, fundamentales,
constitucionales y “constitucionales no escritos”. De igual manera, las generaciones de los
derechos fundamentales, su interpretación y la ponderación de los mismos, además del
catálogo de derechos fundamentales en México, principios y valores que rigen dicho
ordenamiento jurídico.

En el tercer capítulo se analizó la eutanasia y su conciliación con el derecho a la vida a


través del estudio de la evolución del concepto de vida humana y diversos conceptos
como el de calidad de vida. Asimismo, respecto a la eutanasia se estudió su concepto y
clasificación; de igual manera se realizó un estudio de la bioética como nueva ciencia
multidisciplinaria, sus orígenes, sus principios rectores y su relación con el objeto de
estudio.

En el cuarto capítulo se realizó un estudio del modelo normativo vigente de la eutanasia


en México, además se dio una mirada al derecho extranjero; así mismo, se analizaron los
derechos humanos que se interrelacionan con el objeto de estudio, sus fundamentos
legales, titularidad, contenido, problemas y límites. En lo que respecta a México, además
de lo anterior, se analizaron las Leyes de Voluntad Anticipada de las diversas entidades
federativas que las tienen, y la Ley General de Salud; además de un análisis penal de la
eutanasia como delito, específicamente del artículo 312 del CPF y los códigos penales de
algunas entidades federativas, que en nuestro país contemplan el delito de ayuda al
suicidio; asimismo se analizaron las tesis jurisprudenciales que de manera indirecta

22
fundamentan la existencia del derecho a la muerte digna como derecho constitucional no
escrito en el sistema jurídico mexicano.

En el quinto capítulo se transitó a la fase expositiva en la que se plantearon los resultados


de la presente investigación y se realizó una propuesta referente a una ley federal de
muerte digna en México, analizando los factores del entorno. Por otro lado, la propuesta
que se realiza tiene fundamentos sólidos en la doctrina y en precedentes judiciales
internacionales.

23
CAPÍTULO II

EL DERECHO FUNDAMENTAL A LA VIDA

2.1 Introducción.
La vida de los organismos de superioridad ética ha sido protegida jurídicamente en su
vertiente objetiva desde cientos de años antes de Cristo, pudiendo citar como ejemplo: el
Código de Hammurabi (1728 a.C.) y las leyes de la cultura maya en Mesoamérica (400
a.C.), en las que se castigaba a todo el que privaba de la vida a otro, aunque con la ley del
Talión. A partir de lo anterior, es preciso afirmar que la protección del derecho a la vida en
aquella época era implícita.

Pasaron muchos años para que se declarara en forma expresa el derecho a la vida, se
considera que se dio hasta 1776 con la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de
Virginia y la Declaración de Independencia de Estados Unidos; sin duda alguna, fuentes de
inspiración y precedentes importantes para la Declaración Universal de los Derechos del
hombre y del Ciudadano de 1789, y las subsecuentes declaraciones de derechos, que
fueron solo eso, declaraciones de derechos, es decir, no tenían fuerza ejecutiva. Después
de la Segunda Guerra Mundial, como consecuencia de los genocidios ocurridos, se
empezaron a garantizar los derechos humanos y las personas tuvieron subjetividad para
hacer valer los mismos, incluyendo el derecho a la vida.

Actualmente, los individuos gozan de subjetividad jurídica internacional con las creaciones
de la Corte Europea de Derechos Humanos, del 3 de septiembre de 1953 y renovada el 1
de noviembre de 1998, y la Corte Interamericana de Derechos Humanos creada el 22 de
mayo de 1979, por citar algunas.

Hoy en día el derecho a la vida es un derecho fundamental reconocido por casi todas las
constituciones modernas en forma expresa o tácita, ésta última forma de reconocimiento
se da como derecho constitucional no escrito o dentro del bloque de constitucionalidad,
por estar consagrado en alguna ley de derecho interno o internacional que tiene el rango
de Ley Fundamental, como en el caso de México. A su vez, el derecho a la vida es un

24
derecho reconocido y garantizado por la mayoría de los tratados internacionales que
versan sobre derechos humanos.

El derecho a la vida como todos los derechos fundamentales debe ser interpretado
respetando los principios de la interpretación constitucional y de los derechos
fundamentales, y no como cualesquiera interpretación jurídica; tal como lo menciona
Jorge Carpizo 15 al señalar que la finalidad de la interpretación constitucional es distinta a
la de las demás leyes, la cual es proteger y defender lo más valioso que existe para
cualquier hombre: su libertad y dignidad, debiendo respetar entonces los principios de
coherencia, funcionalidad, eficacia, indubio pro libertate, pro homine, entre otros.

2.2 Antecedentes relacionados con el derecho a la vida.


El derecho a la vida siempre ha sido reconocido como un derecho 16 aunque con un
contenido en una vertiente netamente objetiva, es decir, refiriéndose únicamente a la
obligación genérica del Estado de proteger el derecho a la vida, absteniéndose de toda
actuación que pueda menoscabar dicho derecho, así mismo el resto de los ciudadanos,
castigando siempre al que priva de la vida a otro 17. La obligación genérica del Estado de
proteger el derecho a la vida se ha dado con sus respectivos límites, ya que como sabemos
no existen derechos absolutos, citando como ejemplos de los límites del derecho a la vida,
la pena de muerte y la esclavitud, por citar algunos.

No podemos soslayar que en épocas remotas lo que imperaba era el estado de venganza o
la Ley del Talión 18, como se dio en 1728 a.C., con el Código de Hammurabi en el que en su
artículo 229 establecía lo siguiente: “Si un arquitecto hizo una casa para otro, y no la hizo

15
Carpizo, Jorge. La interpretación constitucional en México. En Boletín Mexicano de Derecho Comparado,
México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, año IV, núm. 12, 1971, p. 385.
16
Son las Facultades otorgadas o reconocidas por las normas del derecho objetivo. De Pina, Rafael.
“Derechos”, Diccionario de Derecho, 37ª Ed., México, Porrúa, 2008, p. 242.
17
Frosini, Vittorio. Derechos humanos y bioética, Colombia, Temis, 1997, p. 14.
18
En sentido lato se usa esta expresión como sinónimo de venganza privada: “ojo por ojo y diente por
diente”. En realidad y en sentido estricto, la ley del Talión fue una limitación al derecho de venganza en los
grupos sociales organizados. Fijaba una proporcionalidad entre la ofensa y el castigo. Según el Éxodo: “se
pagará vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por
quemadura”. El mismo principio aparece en el Código de Hammurabi en la legislación mosaica o hebrea y en
la Ley de las XII Tablas. Garrone, José. Diccionario Jurídico. Tomo III, Buenos Aires, Lexisnexis, 2005, p. 147.

25
sólida, y si la casa que hizo se derrumbó y ha hecho morir al propietario de la casa, el
arquitecto será muerto”, el artículo 230, expresaba textualmente lo siguiente: “Si ello hizo
morir al hijo del propietario de la casa, se matará al hijo del arquitecto”. 19 Asimismo, en
Roma en el año 451 a.C., en la Ley de las XII Tablas, específicamente en el libro IX, título
XVI, ley 4ª, se expresaba lo siguiente: “Dubium non est, eum qui inferendae caedis
voluntate praecesserat, iure caessum videri“, es decir, sin duda parece muerto con
derecho quien se había anticipado en la voluntad de inferir la muerte 20.

En abono, en Mesoamérica en épocas pretéritas, tuvo lugar la cultura maya en la cual se


castigaba con su propia vida al que privaba de la vida a otro 21. Lo mismo sucedió con la
cultura azteca en México en el siglo XV, en la que tenían derecho escrito, y éste contenía
un catálogo de tipos delictivos específicamente en el Código Penal de Netzahualcóyotl, en
el que se incluyó la pena de muerte como castigo para aquél que privara de la vida a
otro 22.

En este orden de ideas y dirección, en el Código de Magnus Erikson de 1350, el Rey


determinó lo siguiente: “Ser leal y justo con sus conciudadanos, de manera que no prive a
ninguno, pobre o rico de su vida”. En sentido similar se dieron la Petición de Derechos de
1628, el Cuerpo de Libertades de la Bahía de Massachusetts en 1641, o los Acuerdos de
West New Jersey de 1677, en los cuales se proscribía la condena a muerte sin el proceso
legal debido. Posteriormente, en la Declaración de Derechos del Buen Pueblo de Virginia,
del 12 de junio de 1776, se declaró en forma expresa el derecho a la vida como derecho
innato e inalienable. Lo mismo se hizo en la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos de Norteamérica del 4 de julio de 1776, que en su preámbulo expresaba: “…Que
todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su creador de ciertos derechos
inalienables; que entre estos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad…” y, en
la Declaración de Derechos y Normas Fundamentales de Delaware del 11 de septiembre

19
Peralta, Jorge. Pena de muerte, aborto y eugenesia, México, Editorial Joaquín Porrúa, 1988, pp. 46 y 47.
20
Cabanellas, Guillermo. Repertorio Jurídico. 4ta. Edición, Buenos Aires, Argentina, Heliasta, 2003, p.20.
21
De la Torre, Jesús. Lecciones de Historia del Derecho Mexicano, México, Porrúa, 1971, p. 14.
22
Peralta, Jorge., op. cit., p. 49.

26
de 1776. Así, de forma paulatina y como consecuencia del holocausto, se dio una
protección del derecho a la vida de forma internacional en los siguientes textos legales:
Artículo 1 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre de 1948;
asimismo en los artículos 3 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948;
artículo 2 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos de 1950;
artículo 6 del Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos de 1966; de igual
manera la Convención Americana de 1970 consagra en sus primeros cuatro artículos el
derecho a la vida, y la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos de 1981
también lo prevé. 23

Así fue como los seres humanos a través de la historia fueron considerando dentro del
catálogo de derechos naturales el derecho a la vida; posteriormente, lo nombraron un
derecho humano, el cual ahora es consagrado en la mayoría de las constituciones
modernas en forma expresa, como en la Constitución Española de 1978, o de forma
implícita o dentro del bloque de constitucionalidad, como en el caso mexicano. Otro
camino largo se tuvo que recorrer para que el derecho a la vida como todos los demás
derechos humanos tuviera una garantía, y ahora tiene garantía supranacional con la Corte
Europea de Derechos Humanos creada el 3 de septiembre de 1953 y renovada el 1 de
noviembre de 1998 y la Corte Interamericana de Derechos Humanos creada el 22 de mayo
de 1979, como se ha mencionado.

2.3 Los derechos humanos.


Los derechos humanos son un modismo contemporáneo de los derechos naturales24.
Dichos derechos aluden a cuestiones tan antiguas como el derecho a la condición humana
en toda forma de organización política de cualquier comunidad o grupo humano cuya
forma de denominación como derechos humanos, tiene su origen en la Declaración

23
Álvarez, Íñigo. La eutanasia voluntaria, autónoma, Madrid, DYKINSON, 2012, pp. 165-167.
24
Finnis, John. Ley natural y derechos naturales. (Trad. Cristobal Orrego y Raúl Madrid), Buenos Aires,
Abelado-Perrot, 2000, p. 227.

27
Universal de los Derechos del hombre y del Ciudadano de 1789 25 y de su artículo 2 se
desprende que son: “los derechos y libertades que tiene toda persona sin distinción de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición”. 26 Al
respecto, John Finnis establece que los derechos humanos son los derechos
fundamentales y generales; se pueden llamar humanos o naturales, son los derechos
morales particulares o concretos27. Por su parte, Ferrajoli 28 señala que son: “aquellos
derechos adscritos universalmente a todos en cuanto personas o en cuanto ciudadanos o
en cuanto capaces de ejercicio” 29. Asimismo, Truyol y Serra manifiesta que son derechos
fundamentales los que: “… el hombre posee por el hecho de ser hombre, por su propia
naturaleza y dignidad; derechos que le son inherentes y que, lejos de nacer de una
concesión de la sociedad política, han de ser por ésta consagrados y garantizados” 30.

Jurisprudencialmente, el Pleno de la SCJN ha sostenido que los derechos humanos son en


su acepción más básica pretensiones jurídicas destinadas a establecer los límites que los
representantes de los ciudadanos no pueden traspasar en el desarrollo de sus
responsabilidades normativas 31 y constituyen las demarcaciones a las que debe ceñirse el
ejercicio del poder del Estado, en pro de encontrar un ejercicio social armónico 32.

25
Tealdi, Juan. Bioética de los derechos humanos. Investigaciones biomédicas y dignidad humana, México,
Universidad Nacional Autónoma de México e Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2008, p. 59.
26
Andreu, Federico y otros. Convención Americana sobre Derechos Humanos. Christian Steiner / Patricia
Uribe (editores). Bolivia. Konrad Adenauer Stiftung, 2014, p. 8.
27
Finnis, John., op. cit., p. 228.
28
Ferrajoli, Luigui. Sobre los derechos fundamentales y sus garantías. (Trad. Miguel Carbonell, Antonio de
Cabo y Gerardo Pisarello), México, CNDH, 2007, p. 8.
29
Ferrajoli, Luigi. Epistemología jurídica y garantismo. (dirig. Ernesto Garzón Valdés y Rodolfo Vázquez),
primera reimpresión, México, Distribuciones Fontamara, 2006, p. 286.
30
Truyol y Serra, Antonio. Los derechos humanos. Madrid, Civitas, 1968, p. 11.
31
Solicitud de modificación de jurisprudencia 14/2009-PL. SINDICATOS. LA AUTORIDAD LABORAL ESTA
FACULTADA PARA COTEJAR LAS ACTAS DE ASAMABLEA RELATIVAS A LA ELECCIÓN O CAMBIO DE DIRECTIVA,
A FIN DE VERIFICAR EL CUMPLIMIENTO DE LOS REQUISITOS FORMALES QUE RIGIERON EL PROCEDIMIENTO
CONFORME A SUS ESTATUTOS, O SUBSIDIARIAMENTE, A LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO (MODIFICACIÓN DE
LA JURISPRUDENCIA 2ª./J. 86/2000). Semanario Judicial de la Federación y su gaceta, Décima Época, México,
Pleno, octubre de 2011, Registro IUS. 23181.
32
Tesis P. XII/2011. CONFLICTOS QUE INVOLUCRAN DERECHOS FUNDAMENTALES. SU RESOLUCIÓN
JURÍDICA. Semanario Judicial de la Federación y su gaceta, Novena Época, México, Pleno, agosto de 2011,
Registro IUS. 161368.

28
Por los conceptos doctrinarios y jurisprudenciales aquí transcritos podemos precisar que
los derechos humanos son las facultades o prerrogativas que tiene todo individuo y puede
reclamar en virtud de pertenecer al género humano sin ninguna clase de distingos, los
cuales primarán sobre cualquier otra regla de derecho. En este sentido se trata de
derechos absolutamente fundamentales e inalienables 33 que han sido consagrados de
forma expresa en innumerables declaraciones de derechos y constituciones.

Con base a las anteriores definiciones se puede decir que los derechos humanos tienen las
siguientes características: a) Son auténticos derechos, prerrogativas que integran
facultades, poderes y libertades de diversa índole, como por ejemplo: civil, política,
económica, cultural, tecnológica, entre otras; b) se trata de derechos inherentes a la raza
humana o a la dignidad de la persona, los mínimos derechos que puede tener un ser
humano, los cuales son irreductibles, pues constituyen los derechos esenciales del
hombre, son los derechos básicos o fundamentales para lograr su pleno desarrollo; c) todo
ser humano por su condición de tal es titular de ellos, son connaturales al hombre, como
preexistentes a la ley positiva, por ello todo ser humano independientemente de su
nacionalidad, raza, sexo, religión, edad, preferencia sexual, condición social los posee; y d)
deben ser constitutivos del gobierno democrático, es decir, su respeto y observancia
deben ser garantizados por el Estado 34.

En concordancia con lo que establece Ilva Hoyos 35 la dignidad humana es la base de los
derechos humanos, estipulándolo así la Ley Fundamental de Bonn de 1949, la cual en su
artículo 1.1., establece: “… la dignidad del hombre es intangible y constituye el deber de
todas las autoridades del Estado su respeto y protección…”. En el mismo sentido la
Constitución Española de 1978, misma que ha fungido como base o fuente de inspiración
para muchas de las constituciones latinoamericanas, establece en su artículo 1 lo
siguiente: “la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre

33
Escobar, Jaime y otros. Bioética y Derechos Humanos. Santa Fe de Bogotá, Colombia, Ediciones el Bosque,
1998, p. 163.
34
Hoyos, Ilva. De la dignidad y de los derechos humanos. Bogotá, Colombia, Temis S.A. y Universidad de La
Sabana, 2005, pp. 126 y 127. Suprema Corte de Justicia de la Nación Catalogación. Derechos Humanos: parte
general, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación, 2014, pp.5 y 6.
35
Hoyos, Ilva., op., cit., p. 128.

29
desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son
fundamento del orden político y de la paz social”. Asimismo, la Constitución Política de
Colombia de 1991, que de igual forma ha incidido en las constituciones de los demás
países iberoamericanos, señala en su primer artículo que: “Colombia se constituye como
un Estado social de derecho… fundado en la dignidad humana…”. Añadiendo que hay
otros casos como el de México en que su constitución es omisa al respecto, sin embargo
su más alto Tribunal Constitucional es quien ha determinado que la dignidad humana es:
“(…) la base y condición para el disfrute de los demás derechos y el desarrollo integral de la
personalidad…” 36.

2.3.1 Desarrollo histórico, cartas de derechos y constitucionalismo.


En tiempos primitivos no era posible hablar de los derechos del hombre. Tanto en el
matriarcado como en el patriarcado existió la figura del esclavo, de esta forma se trató a
algunos seres humanos como cosas, hecho que presupone la inexistencia de los derechos
de igualdad, libertad, seguridad, entre otros. En los Estados orientales tampoco existieron
los derechos del hombre, el gobernado únicamente tenía el derecho de obedecer y callar,
no existiendo la diferencia entre derecho y religión, el gobernante era el representante de
Dios en la tierra 37. En Grecia y en Roma, el individuo tampoco gozaba de derechos
humanos como persona reconocidos por la poli oponibles a las autoridades; es decir, no
tenía derechos públicos individuales, participaba en la organización del Estado y las
relaciones con sus semejantes estaban protegidas, más no con el Estado 38. En la Edad
Media, el atropello y el autoritarismo sobre la libertad humana eran las características
imperantes, grandes invasiones se suscitaron a causa de ello. En esta época el cristianismo

36
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA
UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima Época, México, t. I, octubre de 2014,
p. 602, Registro IUS. 2007731.
37
Burgoa, Ignacio. Las garantías individuales. México, Porrúa, 1995, pp. 55-58.
38
Como por ejemplo en Esparta existían tres clases sociales esto producía una verdadera desigualdad social.
Sócrates como uno de los pensadores de la época, manifestaba que el hombre había nacido en un plano de
igualdad con sus semejantes, proclamando también el principio de racionalidad, afirmando que la razón es
el factor omni-determinante de la vida, ya que de acuerdo a su pensamiento, el gobernado debía de tener
todas las prerrogativas que la razón le otorgue frente al Estado. Posteriormente el discípulo de Sócrates,
Platón, justificaba la desigualdad social propugnando la sumisión de los mediocres respecto de los mejores,
a quienes debía encomendarse la dirección del Estado. Ibid., pp. 62-67.

30
pretendió suavizar las ásperas condiciones de desigualdad que prevalecían en el mundo
pagano, declarando que los hombres eran iguales ante Dios, que todos estaban regidos
por una ley universal basada en principios de amor, piedad y caridad. Asimismo, como lo
expresa Díez-Picazo 39 en su obra titulada: “Sistema de derechos fundamentales”, en ésta
misma época el concepto de derecho subjetivo fue entendido como interés jurídico
encomendado a un particular, configurando genuinos derechos fundamentales, es decir,
ámbitos de libertad sustraídos a la capacidad de regulación del Estado, y uno de sus
principales pensadores fue John Locke.

Si nos referimos a las primeras cartas de derechos en los que se ven plasmados los
derechos humanos podemos mencionar la Carta Magna de 1215 de Inglaterra, la cual
protegió un mínimo de libertades individuales; asimismo en Inglaterra destaca The
Petition of Rigths de 1628, donde se aseguran ciertos derechos para los gobernados y
posteriormente, llega la Ley del Habeas Corpus de 1679 y The Bill of Rigths de 1689, las
cuales confirman a Inglaterra como la cuna de los derechos humanos declarados en forma
escrita. En América, la independencia de las 13 colonias frente al Imperio Inglés también
tiene una importancia relevante en los derechos humanos a nivel internacional 40, en este
proceso político se da la Constitución de Virginia de 1776. La propia Declaración de
Independencia de las Colonias Americanas de 1776 y pocos años después la Constitución
de los Estados Unidos de Norteamérica de 1787, así como sus diez primeras Enmiendas de
1791.

Según Díez-Picazo 41 la historia de las declaraciones de derechos está íntimamente ligada a


la historia del constitucionalismo, entendiendo por esto la limitación del poder político a
través del derecho. Puede decirse que las declaraciones de derechos constituyen el
estatuto jurídico-político de las personas o ciudadanos, siendo éstas, una condición sine
qua non para la celebración misma del contrato social. Sin embargo, éstas no tienen una

39
Díez-Picazo., Luis. Sistema de derechos fundamentales. Tercera Edición, España, Thomson. Civitas, 2008.
Pp. 33 y 34.
40
Cabrera, Lucio. Constituyente de Filadelfia de 1857 y la Judicial Review, México, Editado por la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, 2005, pp. 19-22.
41
Díez-Picazo., op. cit., 2008, pp. 32-35.

31
eficacia constitutiva sino meramente declarativa, es decir, desde el punto de vista formal
toman la apariencia de normas jurídicas pero desde el punto de vista sustancial no lo son
ya que les falta una característica sustancial de la norma jurídica, su coercitividad 42. En la
mayoría de los Estados las declaraciones de derechos se encuentran en los primeros
artículos de sus constituciones formando la parte dogmática de las mismas.

2.3.2 Internacionalización de los derechos humanos.


La comunidad internacional como consecuencia de los procedimientos inhumanos,
degradantes y aberrantes utilizados por Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial,
principió un laborioso proceso de internacionalización de los derechos humanos43 el cual
se define según Carlos Villán: como el sistema de principios y normas que regula un sector
de las relaciones de cooperación institucionalizada entre Estados de disímil desarrollo
socioeconómico y poder, cuyo objeto es el fomento del respeto de los derechos humanos
y las libertades universalmente reconocidas, así como el establecimiento de mecanismos
para la garantía y protección de los mismos los cuales se califican de preocupación
legítima y en algunos de los casos de interés fundamental para la actual comunidad
internacional de Estados en su conjunto 44. Algunos de estos textos proceden de la Carta
de las Naciones Unidas por la que se constituye la Organización de las Naciones Unidas,
cuyo artículo 1.3 establece que de entre los propósitos de esta organización: “…realizar la
cooperación internacional (…) en el desarrollo y estímulo del respeto a los derechos
humanos y a las libertades fundamentales de todos, sin distinción por motivos de raza,
sexo, idioma o religión”. De igual manera, es expedida la Declaración Universal de los
Derechos Humanos en la ciudad de París el 10 de diciembre de 1948, aprobada por las
Naciones Unidas en la que se recogen los principios de libertad, igualdad, dignidad y
fraternidad inherentes a la persona humana y proclama la no discriminación, el derecho a
la intimidad, a la propiedad, entre otros. Es importante resaltar que existen numerosos

42
Caló, Emanuel. Bioética. Nuevos derechos y autonomía de la voluntad. Argentina, La Rocca, 2000, pp. 19 y
20.
43
Martin, Claudia y otros. Derecho Internacional de los Derechos Humanos. México, Universidad
Iberoamericana, Academia de Derechos Humanos y Derechos Internacional y Distribuciones Fontamara, S.A.
de C.V., 2006, p. 9.
44
Villán, Carlos. Curso de derecho internacional de los derechos humanos. Madrid, Trota, 2002, p. 1028.

32
tratados y convenciones auspiciadas por Naciones Unidas, entre los que se encuentra por
ejemplo el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, y el Pacto Internacional de
Derechos Económicos Sociales y Culturales, ambos establecidos en Nueva York el 19 de
diciembre de 1966.

Según Díez-Picazo 45 la internacionalización de los derechos humanos trajo consigo un


beneficio significativo a la comunidad internacional que consiste en que se introdujo los
standards mínimos, por debajo de los cuales esta comunidad estima que no se respetan
los derechos humanos. Permitiendo que los derechos en el ámbito regional tengan
respuestas uniformes, como sucede mediante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
o la Corte Interamericana de Derechos Humanos, situación que antiguamente era
impensable.

2.3.3 Problemas terminológicos, derechos humanos, fundamentales, constitucionales.


Como se ha sostenido a lo largo del presente capítulo los derechos humanos y los
derechos naturales son los mismos, solo que la doctrina actual utiliza el término de
derechos humanos; de esta forma es permisible utilizar estos dos términos
indistintamente. John Finnis enfatiza que los derechos humanos o naturales son aquellos a
los que se puede apelar estén o no incorporados al derecho de alguna comunidad 46. Sin
embargo, no son equivalentes los conceptos de “derecho humano”, “derecho
fundamental”, “derecho constitucional”, “libertades públicas” y el término de “garantías
individuales”, éste último al que se apegó la legislación y doctrina constitucional mexicana
por muchos años.

En este orden de ideas Díez-Picazo señala que la diferencia que existe entre los términos
de “derechos humanos” y “derechos fundamentales” consiste en el ordenamiento que los
reconoce y protege: a los derechos humanos los tratados internacionales y a los derechos
fundamentales el derecho interno 47. Por su parte Miguel Carbonell expresa que los
“derechos fundamentales” son aquellos que están consagrados en la Constitución, es

45
Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 35-37.
46
Finnis, John. Ley natural…, op. cit., p. 227.
47
Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 40.

33
decir, en el texto que se considera supremo dentro de un sistema jurídico determinado.
Los “derechos humanos” en cambio, son una clase más extensa y que en la praxis se suele
manejar con menos rigor jurídico que los derechos fundamentales 48. Los “derechos
constitucionales” son los derechos reconocidos constitucionalmente, distinguiéndose
tradicionalmente dentro de las constituciones su doble contenido: por un lado la
organización del poder del Estado (parte orgánica); por otro lado los derechos
fundamentales (parte dogmática) 49. El término “libertades públicas” según Díez-Picazo se
utiliza para nombrar a los derechos fundamentales y en algunos casos cabría apreciar una
especial idoneidad para referirse a aquellos derechos fundamentales que garantizan
ámbitos de autonomía frente al Estado 50.

Continuando la locución “garantías individuales” no debe confundirse con las locuciones


de “derechos fundamentales” o “derechos humanos”. Se hace la anterior precisión ya que
en México desde 1917, año de creación de la Constitución vigente, se empleó
erróneamente dicha locución para nombrar a los derechos fundamentales, situación que
ocasionó que gran parte de los doctrinarios mexicanos cometieran el mismo error.
Constriñendo, la garantía es la obligación o la prohibición correlativa a los derechos, así
como la justiciabilidad de las violaciones51, como lo arguye Miguel Carbonell 52 la garantía
es: “el medio, como su nombre lo indica, para garantizar algo…”, en este caso, el derecho.
Resulta oportuno destacar que a partir de la reforma constitucional del 10 de junio de
2011, la más importante reforma a la CPEUM en materia de derechos humanos, se
corrigió el error terminológico empleado y ahora se utiliza el término “derechos humanos”
para nombrar a los derechos mínimos de los gobernados en México.

En resumen, los “derechos humanos” son propiedades congénitas a la dignidad humana


superiores al poder estatal, son universales, inherentes a todas las personas y conciernen

48
Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales en México. México, Universidad Autónoma de México,
Porrúa y Comisión Nacional de Derechos Humanos México, 2009, pp.6-9.
49
López, Luis y otros. Derecho constitucional. Volumen I. El ordenamiento constitucional. Derechos y deberes
de los ciudadanos. Valencia, Tirant lo Blanch, 2010, pp. 119 y 120.
50
Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 40.
51
Ferrajoli, Luigi. Epistemología jurídica…, op. cit., p. 295.
52
Carbonell, Miguel., op. cit., p. 6.

34
a la comunidad internacional en su totalidad. Los “derechos fundamentales” se refieren a
los derechos humanos reconocidos por la Constitución y los tratados internacionales. El
término “garantías” se refiere a los mecanismos formales de protección 53.

2.3.4 “nuevos derechos”, “nuevos derechos humanos”, “nuevos derechos


constitucionales”.
La generalidad de las constituciones occidentales incluye un catálogo de derechos
fundamentales a partir de la segunda mitad del siglo XX como consecuencia del genocidio
acaecido durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, la carta de derechos o el
catálogo de derechos fundamentales que incluyen dichas constituciones no cubren la
necesidades sociales de manera permanente, los avances científicos en muchas áreas del
conocimiento evocan la necesidad de reformas a la Ley Fundamental de los distintos
sistemas jurídicos, enfrentándose así con grandes problemas, toda vez que el texto
constitucional no es y no debe ser un texto de fácil transformación, sino por el contrario,
debe otorgar a los gobernados cierta permanencia y estabilidad; es ahí donde encuentran
cobijo los “nuevos derechos”, “nuevos derechos fundamentales”, “nuevos derechos
constitucionales”, “derechos no escritos” o “derechos implícitos”, cualquiera que sea la
forma de nombrarlos 54.

Por su parte, Luis Díaz Müller establece que los “nuevos derechos” se refieren a los
derechos de solidaridad de las comunidades indígenas, la relación entre ciencia y
tecnología y derechos humanos55.

Al respecto, Javier Díaz Revorio señala que el uso de las diversas locuciones para nombrar
a los “nuevos derechos” no es perfectamente sustituible, los “nuevos derechos
constitucionales” se refieren a cualquier forma de reconocimiento de derechos
anteriormente no proclamados con rango constitucional, bien sea por vía de reforma de la

53
Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, y otros, (coord.). Derechos Humanos en la Constitución: Comentarios de
Jurisprudencia Constitucional e Interamericana, Tomo I, México, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
Universidad Nacional Autónoma de México y Konrad Adenauer Stiftung, 2014, p. 5.
54
Cfr., Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., pp. 33 y 34.
55
Díaz, Luis. Derechos Internacional de los Derechos Humanos. México, Porrúa, 2006, pp. 35 y 36.

35
norma fundamental, bien a través de la jurisprudencia constitucional, naturalmente con
alguna base o fundamento jurídico en la misma norma suprema. En cambio la locución
“nuevos derechos fundamentales” tendría un contenido dogmático ya que su
conceptualización conlleva una mayor elaboración doctrinal. En cambio, la locución
“derechos no escritos” hace referencia a los derechos que la Constitución no contempla de
manera expresa, sin embargo, la jurisprudencia constitucional sí. Un sentido similar es el
que se les atribuye a los “derechos implícitos” que como su nombre lo indica son los que
se deben derivar implícitamente de la Norma Fundamental 56.

Es importante destacar que las vías de plasmación de los “nuevos derechos” son: la
reforma constitucional; la jurisprudencia constitucional, es decir, los precedentes del
máximo intérprete de la Constitución en el ordenamiento jurídico de que se trate; la
reforma de otras normas que se encuentran al mismo nivel jerárquico que la Constitución,
como por ejemplo, en el sistema jurídico mexicano los tratados internacionales57 y; las
normas reconocidas en los tratados internacionales. A partir de lo anterior y en
concordancia con Díaz Revorio, en el primero de los casos, una vez plasmado el “nuevo
derecho” ya no se podría llamar “derecho no escrito” y en los últimos supuestos, solo se
puede hablar de “derechos no escritos” ya que en los primeros supuestos existe una
plasmación de los derechos aunque no sea en el texto constitucional 58.

En conclusión, los “derecho no escritos” son los derechos humanos de última generación,
la clasificación más utilizada de dichos derechos se explicará ampliamente en el apartado
siguiente, sin embargo, cabe hacer notar que los derechos de última generación pueden
ser producto de una tercera revolución industrial 59, los cuales incluyen: los derechos de
identidad, intimidad e integridad genética, el consentimiento informado en el área de la

56
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., pp. 34-36.
57
Al respecto es preciso poner de relieve que a partir de la reforma Constitucional del 10 de junio de 2011,
el artículo 1, de la Constitución Mexicana establece que: “En los Estados Unidos Mexicanos todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados
internacionales de los que el Estado mexicano sea parte…” Con ello se entiende que los tratados
internacionales aprobados por el Senado de la República son la ley suprema y se encuentran entonces en un
plano de igualdad con la Constitución en materia de derechos humanos.
58
Díaz, Francisco. Los Derechos…, op. cit., Pp. 37-39.
59
Díaz, Luis., op. cit., pp. 8 y 9.

36
salud, la protección de datos personales, el acceso universal a la nuevas tecnologías, entre
otros60.

2.3.5 Clasificación de los derechos humanos en generaciones.


De los derechos humanos se han hecho múltiples clasificaciones, en cuanto a su
estructura, funcionalidad, garantía, inclusive, con respecto al lugar donde se ubican en el
texto constitucional, atendiendo al valor o bien jurídico que protegen, por citar algunas.
En el presente trabajo única y exclusivamente nos abocaremos a la clasificación que han
tenido los derechos humanos por sus “generaciones” entendiéndose por esto su
evolución, siendo éste un parámetro histórico basado en el orden cronológico de
aparición e incorporación como derechos fundamentales en las Constituciones
modernas 61. Cabe aclarar que no hay un acuerdo doctrinal en cuanto al número de
“generaciones” de derechos que han existido. Lo anterior, podría ser consecuencia de lo
que señala Miguel Carbonell, en el texto “Derechos Fundamentales en México”, que la
clasificación de los derechos fundamentales en sentido histórico no puede ser una formula
general ya que es increíble que en todos los países se hayan establecido de forma
progresiva primero los derechos civiles, luego los derechos políticos y finalmente los
derechos sociales; como ocurrió en algunos países en donde primero fueron asegurados
los derechos sociales, y con posterioridad los derechos políticos62. No obstante lo anterior,
procederemos a explicar la clasificación de los derechos humanos por “generaciones”.

La primera generación de derechos se da con la caída del absolutismo a finales del siglo
XVIII, junto con las monarquías que le daban sustento. Según Rodrigo Guerra los derechos
precursores fueron los derechos de libertad de conciencia y libertad religiosa,
salvaguardados en 1598 a través del Edicto de Nantes, por parte de Enrique IV de
Francia 63. Por su parte Díaz Revorio señala que los derechos de primera generación se

60
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., p. 37.
61
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos Parte General. Serie de
Derechos Humanos. Tomo 1, Poder Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
México, 2014. p. 53.
62
Carbonell, Miguel., op. cit,. pp. 44-46.
63
Guerra, Rodrigo. Afirmar a la persona por sí misma. La dignidad como fundamento de los derechos de la
persona. Comisión Nacional de Derechos Humanos, México, 2003, pp. 183 y 184.

37
basan en las ideas de John Locke, de vida, libertad y propiedad 64. En fin, en el siglo XVIII,
los hombres se dieron cuenta de la necesidad de garantizar ciertos derechos y libertades a
partir del legado de igualdad, fraternidad y tolerancia universal; es por ello que a ésta
primera generación se le atribuyen los derechos del individuo, derechos civiles y políticos
o libertades clásicas, entre los que podemos citar: el derecho a la vida, integridad física,
libertad personal, igualdad y no discriminación, seguridad jurídica, libertad de tránsito y
residencia, libertad de pensamiento y religión, libertad de opinión y expresión, libertad de
reunión y asociación, a formar una familia, a la personalidad, inviolabilidad de vida
privada, familia y domicilio, derecho activo y pasivo de voto 65, entre otros.

La segunda generación de derechos se conforma de derechos que surgen a principios del


siglo XX, como consecuencia del constitucionalismo social y tendiente a tutelar los grupos
humanos de una particular situación frente a otros grupos sociales. Se da en el mundo de
la globalización, de la post modernidad o de la guerra fría, surgiendo nuevos derechos al
término de la Primera Guerra Mundial que consistían en una obligación de hacer por parte
del Estado como el derecho a la vivienda, educación, trabajo y seguridad social 66. Este
proceso tiene su inicio en la Constitución Política de los Estados Mexicanos de 1917 y
Weimar de 1919, el cual se extendió hasta después de la Segunda Guerra Mundial 67.
Según Rodrigo Guerra la segunda generación de derechos humanos se instituyó con los
derechos económicos sociales y culturales, cuyo reconocimiento internacional se logró a
partir de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y posteriormente con
el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1966, el
Protocolo de San Salvador de 1988 y la Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los
Pueblos de 1981 68 ; como ejemplo podemos citar los derechos de vivienda, salud,

64
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., p. 36.
65
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos Parte General. Serie de
Derechos Humanos. Tomo 1. Poder Judicial de la Federación, Suprema Corte de Justicia de la Nación.,
México, 2014. pp. 53 y 54.
66
Díaz, Luis., op. cit., p. 7.
67
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., p. 36 y 37.
68
Guerra, Rodrigo., op. cit., pp. 185 y 186.

38
alimentación, seguridad social, trabajo, a formar sindicatos, educación y acceso a la
cultura 69.

La tercera generación de derechos se da en la segunda mitad del siglo XX, la cual se refiere
a aquellos derechos que solo se pueden poner en práctica gracias al esfuerzo conjunto de
todas las personas y de todas las instituciones70. Según Díaz Revorio ésta generación viene
a tener reflejo en las Constituciones de Portugal de 1976 y de España de 1978 y se
constituye por el derecho a la paz, a la libre autodeterminación de los pueblos, al ocio, al
deporte, al desarrollo, a la identidad nacional y cultural, al respeto y a la conservación de
la diversidad cultural, a la cooperación internacional y regional, derecho a un medio
ambiente sano, al equilibrio ecológico 71 y al patrimonio común de la humanidad 72.

Actualmente se habla de derechos humanos de cuarta generación, mismos que nacen a


finales del siglo XX, e inicios del presente siglo, la cual se refiere a los avances científicos y
tecnológicos, que son en buena medida los derechos no escritos de la mayoría de los
sistemas jurídicos occidentales, siendo pionera en este ámbito la Carta de Derechos
Fundamentales de la Unión Europea. Dichos derechos son aquellos relacionados con la
identidad genética, integridad genética, intimidad genética, el consentimiento informado
en la intervenciones relacionadas con la salud, la protección de datos personales, el
acceso universal a las nuevas tecnologías, la intimidad informática y el derecho a que se
fomente el flujo e intercambio de comunicación.

2.4 Interpretación de los derechos fundamentales.


La interpretación 73 de las normas constitucionales es una rama específica de la
interpretación jurídica 74 , para Díaz Revorio 75 la interpretación constitucional es una

69
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos… Tomo 1., op. cit., pp. 54 y 55.
70
Guerra, Rodrigo., op. cit., pp. 186 y 187.
71
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos..., op. cit., p. 37.
72
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos..., Tomo 1..., op. cit., pp. 54 y 56.
73
El vocablo Interpretación puede denotar bien una actividad, la actividad interpretativa, bien el resultado o
producto de esa actividad. Dicho vocablo es comúnmente empleado en el lenguaje de las ciencias sociales
acompañado de los más variados completos-objetos, en diversos contextos y con distintos matices de
significado. Según el uso corriente muchas cosas heterogéneas pueden ser objeto de interpretación, y los
significados que de vez en cuando el vocablo puede asumir parecen depender principalmente del tipo de

39
especie o tipo de interpretación jurídica de cuyas características participa, y que se
distingue por el objeto específico sobre el que recae (la norma constitucional) que al
tiempo proporciona criterios o elementos propios para la propia tarea hermenéutica. Es
decir, se trata de la interpretación de las normas fundamentales de un determinado
ordenamiento jurídico. Al respecto, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia
Administrativa en México, en 1989, determinó que las diferencias que existen entre la
interpretación de las normas constitucionales y las demás normas de un sistema jurídico
son: “la jerarquía suprema de la Constitución y sus contenidos, los cuales se inspiran
rigurosamente en fenómenos sociales y políticos preexistentes de gran entidad para la
conformación de la realidad jurídica en que se encuentra un pueblo determinado. Así el
intérprete de la Constitución tiene por misión magnificar los valores y principios
inmanentes en la naturaleza de las instituciones, convirtiendo a la norma escrita en una
expresión del derecho vivo, el derecho eficaz que resulta no solo de la reconstrucción del
pensamiento y voluntad que yace en el fondo de la ley escrita, sino también de la
búsqueda del fin que debe perseguir la norma para la consecución de los postulados
fundamentales del derecho” 76.

Por su parte, Miguel Carbonell establece que la interpretación constitucional es


parcialmente distinta de la interpretación legal, y dicha distinción se produce en razón del
grado, pero sobre todo en razón de su cualidad, ya que la Constitución tiene una
estructura y una función peculiares que exigen del intérprete un ejercicio hermenéutico

objeto sobre el que la actividad interpretativa versa. Guastini, Ricardo. Estudios sobre interpretación jurídica.
(Trad. Marina Gascón y Miguel Carbonell). Novena Edición, México, Porrúa, 2010, p. 1.
74
La Interpretación jurídica pertenece al género de la interpretación textual. Denota la actividad de
averiguar o decidir el significado de algún documento o texto jurídico o al producto de esa actividad. En
sentido estricto se emplea para referirse a la atribución de significado a una formulación normativa en
presencia de dudas o controversias en torno a su campo de aplicación. En sentido amplio se emplea para
referirse a cualquier atribución de significado a una formulación normativa, independientemente de dudas o
controversias. Ibid., pp. 3-5.
75
Díaz, Francisco. Valores superiores e interpretación constitucional. Chihuahua, México, Tribunal Estatal
Electoral de Chihuahua, 2009, p. 29.
76
Amparo en revisión 553/89. INTERPRETACIÓN DE NORMAS CONSTITUCIONALES Y DE NORMAS LEGALES.
SUS DIFERENCIAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Octava
Época, México, enero-junio de 1989, p. 419, Registro IUS. 228583.

40
distinto 77. En efecto, el Pleno de la SCJN en México determinó en 1998, que: “al
desentrañar el sentido y alcance de un mandato constitucional deben de privilegiarse
aquellos que permitan conocer los valores o instituciones que se quisieron salvaguardar
por el constituyente” 78.

Por lo anterior, en concordancia con María Casado 79 podemos afirmar que la Constitución
no es una norma jurídica más, sino que es una norma que tiene unas características
peculiares que la sitúan en una posición especial dentro del sistema jurídico, se compone
con una serie de valores y principios que son significativos para regular diversos aspectos
jurídicos, políticos, sociales y culturales. En este orden de ideas y dirección Jorge Carpizo
señala que la finalidad de la interpretación constitucional debe ser: “proteger y defender
lo más valioso que existe para cualquier hombre: su libertad y dignidad” 80.

Dentro de la interpretación constitucional se encuentra la interpretación de los derechos


fundamentales 81 , la cual reviste una importancia singular cuando estos derechos
fundamentales 82 están formulados como principios 83 ; cuando se trata de reglas, en
cambio, la interpretación en materia de derechos fundamentales no suscita peculiaridades
dignas de mención. Cuando se trata de principios muchas veces las técnicas de

77
Carbonell, Miguel., op. cit., pp. 126 y 127.
78
Amparo en revisión 2639/96 tesis P. XXVIII/98. INTERPRETACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN. ANTE LA
OSCURIDAD O INSUFICIENCIA DE SU LETRA DEBE ACUDIRSE A LOS MECANISMOS QUE PERMITAN CONOCER
LOS VALORES O INSTITUCIONES QUE SE PRETENDIERON SALVAGUARDAR POR EL CONSTITUYENTE O EL
PODER REVISOR. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno. Novena Época, México, abril de
1998, Tomo VII, p. 117, Registro IUS. 902180.
79
Casado, María. Bioética derecho y sociedad. Madrid, Trotta, 1998, pp. 40 y 41.
80
Carpizo, Jorge. La interpretación constitucional en México. En Boletín Mexicano de Derecho Comparado,
México, UNAM-Instituto de Investigaciones Jurídicas, año IV, núm. 12, 1971, p. 385.
81
Carbonell, Miguel., op. cit., p. 127.
82
Por ejemplo, el Pacto de San José en su numeral 29 establece que no se puede limitar el texto del propio
Pacto para limitar un derecho en otro instrumento jurídico.
83
La estructura de las normas fundamentales está constituida por reglas y principios. La diferencia entre
reglas y principios es cualitativa. En este sentido Robert Alexy alude a lo siguiente: “Por un lado, los
principios son normas que ordenan que algo sea realizado en la mayor medida posible, dentro de las
posibilidades jurídicas existentes. Por lo tanto son mandatos de optimización, que están caracterizados en
que pueden ser cumplidos en diferente grado y medida, debido a que su cumplimiento no solo depende de
las posibilidades reales sino también de las jurídicas. Por otra parte las reglas son normas que solo pueden
ser cumplidas o no. Si una regla es válida, entonces debe hacerse exactamente lo que ella exige, ni más ni
menos”. Por lo tanto las reglas contienen determinaciones en el ámbito de lo fáctico y jurídicamente posible.
Por lo anterior se sostiene que la diferencia entre reglas y principios es cualitativa. Alexy, Robert. Teoría de
los derechos fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales. Madrid, 1993, pp. 81-87.

41
interpretación jurídica resultan insuficientes, la dificultad se origina porque los principios
formulados en los derechos fundamentales son mandatos de optimización de
determinados valores84 o bienes jurídicos85. Por ello, es indispensable identificar cuál es el
valor, o en su caso, valores, que cada derecho fundamental protege, lo que no siempre es
evidente. Esta necesidad de identificar valores o bienes jurídicos trae consigo, a su vez,
una apertura de razonamiento jurídico a la filosofía política y moral. 86

Aunado a lo anterior, el intérprete de la Constitución debe seguir los consecutivos


principios 87 : a) Principio de unidad de la Constitución, la Constitución debe ser
interpretada como una unidad considerando sus preceptos como parte de un todo, nunca
como directrices jurídicas aisladas; b) principio de coherencia, no deberían tener cabida
las contradicciones entre las normas constitucionales que salvaguarden disímiles bienes
jurídicos; c) principio de funcionalidad, se busca la obediencia de las competencias de los
diversos órganos estatales acorde al diseño preexistente por la Ley Fundamental. De esta
forma, ningún órgano del Estado irrumpirá el ámbito competencial de otro, alcanzando un
trabajo ordenado y pacífico entre ellos; d) principio de eficacia, la interpretación debe
encauzar el perfeccionamiento de la validez de las normas fundamentales, buscando que
sus objetivos se ejecuten eficazmente; e) principio indubio pro libértate o indubio pro
homine, éste principio se refiere a que cuando exista una duda a resolver, se debe
privilegiar la libertad humana como garantía de la supremacía y vigencia de los derechos
fundamentales; f) principio de duración de la Constitución, su finalidad primordial es una
carta magna que como ley e ideal político se extienda en el tiempo; g) principio de respeto

84
La diferencia entre principios y valores estriba en que los principios son mandatos de optimización.
Entonces, los mandatos pertenecen al género deontológico, y en cambio, los valores tienen que ser incluidos
en el género axiológico. Ibid., p. 141.
85
Ante la presencia de principios y valores constitucionales que entran en conflicto la subsunción se revela
como un método interpretativo algo superado, y lo que exige al intérprete es acudir a métodos distintos que
incorporen conceptos como los de ponderación, razonabilidad o proporcionalidad; bajo esos esquemas, el
intérprete puede solucionar un caso concreto sin la necesidad de dilucidar sobre la validez de los preceptos
de derecho en conflicto; lo que corresponde al juzgador constitucional es ponderar los bienes en pugna y
tratar de potenciar o maximizar ambos hasta donde sea prudente, evitando sacrificar en forma total alguno
de esos bienes. Ibid., p. 160 y ss.
86
Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 49 y 50.
87 Haberle, Peter. Métodos y principios de la interpretación constitucional. En Suprema Corte de Justicia de

la Nación. Elementos de Derecho Procesal Constitucional. México, Suprema Corte de Justicia de la Nación,
2006, pp. 60 y 61.

42
al régimen político consagrado en la Constitución, toda forma de gobierno adoptada por la
Ley Fundamental simboliza una particular cosmovisión de la sociedad y el Estado. Por lo
tanto, la interpretación constitucional buscará consolidar el régimen político acogido por
la colectividad a través de la Ley Suprema; h) principio de la fuerza normativa de la
Constitución, deben privilegiarse los argumentos que coadyuven a conquistar la máxima
eficacia de las relaciones constitucionales en función de las relaciones sociales y; i)
principio de interpretación conforme a la Constitución, toda regla de derecho debe ser
interpretada de manera que comulgue con los valores y principios consagrados en la
Constitución, solo si lo anterior resultara imposible, dicha ley deberá ser declarada nula.

2.5 Ponderación de derechos fundamentales.


La ponderación es una técnica para resolver las colisiones 88 entre valores o bienes
jurídicos y principios, la cual no indica como la subsunción una preferencia absoluta de
uno de ellos, sino la búsqueda del mayor grado de realización práctica de todos ellos
(optimización), dentro de un criterio de unidad del ordenamiento constitucional 89. En la
ponderación, hay que dar al valor o bien jurídico en juego la máxima efectividad que
permitan las circunstancias del caso concreto y se debe concebir por ponderar como dice
Díez-Picazo 90: “sopesar”; la ponderación se trata de medir las razones a favor de un valor
o principio y otro a fin de desentrañar el punto medio entre ambos que resulte más
apropiado para la situación jurídica de que se trate. Aquí, como es obvio, el Juez
constitucional pudiera basarse en mero subjetivismo. Al respecto Robert Alexy 91 responde
a las críticas que se le hacen sobre los posibles subjetivismos en los que se pudieren ver
viciadas las decisiones de los jueces constitucionales, estableciendo que la ponderación

88
La Real Academia de la Lengua Española establece que se debe entender por colisión, la oposición y pugna
de ideas, principios o intereses, o de las personas que los representan.
89
Como es sabido la presente forma de pensamiento ha tenido un referente muy importante que es Alexy,
Robert, Teoría de los derechos fundamentales. Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1993., a su vez
ha sido sostenida y difundida por muchos otros doctrinarios como Díez-Picazo., op. cit., Díaz, Francisco. Los
Derechos Humanos ante los nuevos..., op. cit. Asimismo en México por Jorge Carpizo. El Tribunal
Constitucional y el control de la reforma constitucional. En Torres, Pedro y otros (Coord.). La reforma
constitucional. Sus implicaciones jurídicas y políticas en el contexto comparado. México, Cátedra Estado de
Derecho. Editorial Porrúa y Tecnológico de Monterrey, 2010.
90
Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 49 y 50.
91
Alexy, Robert., op. cit., pp. 157 y ss.

43
debe estar fundada en un enunciado racional y en un principio de preferencia, siendo éste
último a su vez, fundado en la intención del constituyente originario, en el consenso
doctrinal o en la jurisprudencia o precedentes judiciales, respondiendo a la concordancia
práctica.

Para contrarrestar este peligro, la técnica de la ponderación debe sujetarse a tres reglas,
según Díez-Picazo 92: la primera se refiere a que es de vital importancia llevar a cabo un
cuidadoso análisis de las características del caso particular a dilucidar en todos sus
aspectos fácticos y jurídicos; lo anterior no solo para saber con precisión dónde y cómo se
produce la colisión entre valores o principios, sino también porque puede ocurrir que por
otras vías que no sea la ponderación se pudiera solucionar el caso de que se trata; la
segunda es también llamada principio de razonabilidad, dentro del cual es preciso
determinar cuál de los principios o valores resulta más importante salvaguardar en el caso
concreto, ya que los dos resultan importantes; para ello, pueden servir de orientación dos
criterios: por un lado, conviene determinar el grado en que cada uno de los valores en
colisión se ve afectado, en principio debe darse prioridad a aquél que pone en juego
aspectos más próximos a su núcleo central de significado; por otro lado, está el principio
de proporcionalidad 93, el cual se basa en la relación existente entre el fallo y su finalidad;
la decisión puede no ser la más proporcionada posible, pero sí la más proporcionada
atendiendo al caso concreto, pudiendo verse afectada por el paso del tiempo.

2.6 Los derechos fundamentales en México.


El máximo intérprete de la CPEUM ha dicho que los derechos humanos94 son: “atributos
inherentes a la dignidad humana superiores al poder del Estado. La dignidad humana es el
origen, la esencia y el fin de todos los derechos humanos u otros derechos necesarios para
que los individuos desarrollen integralmente su personalidad; reconoce una calidad única
excepcional a todo ser humano que debe ser respetada y protegida integralmente sin
excepción alguna. Los derechos humanos son universales en tanto son inherentes a todas

92
Ibid., p. 54 y ss.
93
Carpizo, Jorge. El Tribunal constitucional y el control de la reforma constitucional., op. cit., p. 214.
94
Ferrer Mac-Gregor Eduardo, y otros, (coord.). Derechos humanos…Tomo I…, op. cit., p. 5.

44
las personas y conciernen a la comunidad internacional en su totalidad”. A su vez, ha
establecido que los derechos fundamentales son los reconocidos en la Constitución y en
los tratados internacionales de los que México es parte 95.

Miguel Carbonell 96 señala que los derechos fundamentales incluidos en el texto


constitucional no son únicamente los que se encuentran en el Título Primero de la
Constitución el cual se intitula: “De los derechos humanos y sus garantías” y se conforma
de veintinueve artículos, sino también podemos encontrar derechos fundamentales en
todo el texto constitucional y en los tratados internacionales que México ha suscrito, ya
que conforman el bloque de constitucionalidad. Asimismo es preciso descollar que la
Segunda Sala de la SCJN en el año 2002 97, reconoció que los derechos fundamentales en
México reconocidos en la Carta Magna son los derechos mínimos que puede tener un
gobernado en este país, por lo tanto, son susceptibles de ser maximizados, es decir, dichos
derechos son susceptibles de ampliación por los legisladores locales dentro de las
constituciones de las diversas entidades federativas que conforman el territorio nacional.

2.6.1 Interpretación de los derechos fundamentales en México.


A partir de la citada reforma a la CPEUM publicada en el Diario Oficial de la Federación el
10 de junio de 2011, el artículo 1 segundo párrafo reza así: “Artículo 1…las normas
relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y
con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas
la protección más amplia…”. Así del presente texto se desglosa que son dos los principios
que deben observarse al interpretar los derechos fundamentales en México 98: principio de

95
Ferrer Mac-Gregor Eduardo, y otros, (coord.). Derechos humanos… Tomo I..., op. cit., p. 5.
96
Carbonell, Miguel., op. cit., p. 52.
97
Amparo en revisión 123/2002. Tesis 2ª. CXXXIX/2002. DERECHOS DE LOS INDÍGENAS. LOS ESTABLECIDOS
EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS PUEDEN SER AMPLIADOS POR LAS
LEGISLATURAS LOCALES DENTRO DEL MARCO DE AQUÉLLA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Segunda Sala. Novena Época, México, Tomo XVI, noviembre de 2002, p. 446, Registro IUS. 185566.
98
Así lo han establecido la SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos... Tomo 1..., op.
cit., pp. 61 y ss. y, Carmona, Jorge. “Panorama y breves comentarios al sentido y alcance de la inminente
reforma constitucional en materia de derechos humanos en México 2011”. En Abreau, José y Le Clercq,
Juan. (Coords). La reforma humanista. Derechos humanos y cambio social en México. México, Senado de la
República LXI Legislatura/M.A. Porrúa/Fundación Humanismo Político/Fundación Honrad Adenauer, 2011, p.
166.

45
interpretación conforme y principio pro homine o principio pro personae, mismos que
serán ampliamente explicados en los puntos subsecuentes. Aunado a lo anterior la
interpretación que se haga de los derechos fundamentales debe aplicarse conforme a los
principios rectores de dichos derechos los cuales son 99: universalidad, interdependencia e
indivisibilidad y progresividad.

La universalidad de los derechos humanos se refiere a que: “dichos derechos son


inherentes a todos, es decir, conciernen a la comunidad internacional en su totalidad, son
inviolables, lo que no quiere decir que sean absolutos, sino que son protegidos porque no
puede infringirse la dignidad humana…” 100. Por lo tanto, los derechos humanos no son
absolutos, son flexibles, ya que se amoldan a las contingencias; asimismo son inalterables,
es decir, solo se pueden suspender de conformidad con los principios del derecho
internacional 101. Por su parte Carmona Tinoco 102 establece que la piedra angular de la
noción de derechos humanos implica que son inherentes a la persona humana sin
distingos, es su calidad misma de ser humano.

Por interdependencia e indivisibilidad, debe entenderse que los derechos fundamentales


están relacionados entre sí, esto es, no debe hacerse separación entre ellos, debiendo ser
interpretados en su conjunto, se les debe dar igual atención y resultan de aplicación
urgente y potenciarse recíprocamente 103 . La SCJN 104 establece en relación con la
interdependencia, que los derechos humanos hacen referencia a ciertos bienes primarios
constitutivos como la dignidad humana, debiendo ser considerados como un todo. Para

99
Tesis Aislada. 1ª. I.4º.A.9 K. PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA, INDIVISIBILIDAD Y
PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 3, abril de 2013, p. 2254, Registro IUS.
2003350.
100
Ídem.
101
Ídem.
102
Carmona, Jorge. “Panorama y breves…, op. cit., p. 171.
103
Tesis Aislada. 1ª. I.4º.A.9 K. PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA, INDIVISIBILIDAD Y
PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 3, abril de 2013, p. 2254, Registro IUS.
2003350.
104
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos... Tomo 1... op. cit., pp. 39 y ss.

46
Carmona Jorge 105 la interdependencia se refiere a que la satisfacción o afectación de algún
derecho humano en particular tiene efectos a su vez en el goce y eficacia de otros. Por
indivisibilidad se debe entender que no se puede optar por satisfacer o considerar solo
algunos derechos dejando de lado los demás derechos, comprendiendo que el ser
humano goza y es titular de todos los derechos humanos reconocidos y no se le puede
menoscabar o desconocer ninguno de ellos.

En abono, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en la resolución 32/130 del 16 de


diciembre de 1977 utilizó por primera vez dichos principios, siendo indicados en el punto
1, inciso a)106; de igual forma en el preámbulo de la Declaración sobre el Derecho al
Desarrollo, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en la resolución
41/128 del 4 de diciembre de 1996 107 se señalaron; así como en la Declaración y Programa
de Acción de Viena del 25 de junio de 1993, que además de reconocer la
interdependencia e indivisibilidad, reconoce la universalidad de los derechos humanos en
su numerario 5 108109.

La progresividad de los derechos humanos, constituye un compromiso de los Estados para


tomar providencias de todo tipo, para lograr como su nombre lo indica, progresivamente
la plena efectividad de los derechos fundamentales. Luego entonces, éste principio indica
que a medida que mejora el desarrollo de un Estado, debe mejorar la garantía de dichos
derechos fundamentales110. Por su parte Carmona Tinoco 111 manifiesta que el presente
principio se refiere a que en los Estados debe haber avances en cuanto a los derechos

105
Carmona, Jorge. “Panorama y breves…”, op. cit., p. 171.
106
El cual textualmente señala: “Todos los derechos humanos y libertades son indivisibles e
interdependientes…”
107
El que a la letra dice: “…considerando que todos los derechos humanos y las libertades fundamentales son
indivisibles e interdependientes….”
108
Reza así: “5. Todos los derechos humanos son universales, indivisibles e interdependientes…”
109
Lo citado es concordancia con lo señalado en SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos
Humanos... Tomo 1... op. cit., pp. 42 y 43.
110
Tesis Aislada. 1ª. I.4º.A.9 K. PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA, INDIVISIBILIDAD Y
PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 3, abril de 2013, p. 2254, Registro IUS.
2003350.
111
Carmona, Jorge. “Panorama y breves…”, op. cit., p. 171.

47
humanos, es decir, no debe haber estancamientos, y mucho menos retrocesos en cuanto
a los derechos mínimos.

Por último, no podemos soslayar que para hacer una adecuada interpretación de los
derechos fundamentales en México, siguiendo la filosofía jurídica del
neoconstitucionalismo y del Estado de derecho constitucional 112 en el que nos
encontramos según Mario Herrera 113 , toda interpretación constitucional debe estar
orientada a salvaguardar los valores fundamentales del ordenamiento jurídico mexicano:
justicia, seguridad y bien común. Asimismo los valores consecutivos o derivados: la
libertad, la igualdad y la paz y; los valores instrumentales: las garantías constitucionales y
las garantías jurisdiccionales. Siguiendo siempre los postulados de los principios
constitucionales: ideológicos, programáticos y políticos. Resaltando como principios
ideológicos: la libertad individual, la igualdad jurídica, la justicia social, el mestizaje
cultural, la tolerancia ideológica, y el nacionalismo; como principios programáticos: la
democracia integral o social, la independencia nacional, la propiedad originaria, la rectoría
del Estado, el desarrollo sustentable, la economía mixta, y la cooperación internacional, y;
como principios políticos: la soberanía popular, el régimen representativo, la división de
poderes, los derechos humanos, el sistema federal, el Estado laico, y el control
constitucional.

2.6.1.1 Principio de la interpretación conforme.


Según Héctor Fix Zamudio 114 , este principio nace en Alemania, cuyo nombre fue
verfassungskonforme Auslegung von Gesetzen. Dicho principio, como se ha mencionado

112
Según Cárdenas Gracia el Estado de derecho en el que nos encontramos es el constitucional al cual le
antecedieron los Estados de derecho democrático (segunda mitad del siglo XX), social asistencial (primera
mitad del siglo XX) y liberal abstencionista (siglo XIX). El Estado de derecho constitucional se caracteriza en
un nivel jurídico por el pluralismo jurídico, por el menoscabo de la imperatividad, estatalidad y coactividad
del derecho, por la concepción del derecho como argumentación y con una fuerte presencia del Juez
constitucional por encima de los otros poderes y órganos públicos. Cárdenas, Jaime. Introducción…, op. cit.,
pp. 245 y 246.
113
Herrera, Mario. Los valores y principios fundamentales. El capítulo ideológico de la Constitución
mexicana. Reflexiones universitarias sobre los derechos humanos. Los derechos humanos y el Gobierno de
la UABC. UABC, Comisión Nacional de Derechos Humanos en México y CESU, Centro de Estudios sobre la
Universidad. Tijuana, México, 2013, pp. 7 y ss.
114
Fix, Héctor. Ensayos sobre el derecho de amparo. 3ª Edición, México, Porrúa, 2003, p. 956.

48
en el presente capítulo, tiene su fundamento en el artículo 1 de la CPEUM, el cual
establece que: “… los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta
Constitución y con los tratados internacionales de la materia…”. De una interpretación
declarativa, literal, 115 u original 116 del citado precepto se debe entender que el intérprete
de los derechos humanos debe esclarecer su contenido acorde a la Ley Fundamental y a
los instrumentos internacionales de la materia. Así mismo se deben de tomar en cuenta
los valores y principios consagrados en la Constitución y en los tratados o convenciones
relativas117.

La SCJN 118 ha argüido que el presente principio parte del reconocimiento de la supremacía
de las normas constitucionales y de aquellas previstas en los tratados internacionales que
versen sobre derechos humanos, mismas que conforman el bloque de
constitucionalidad 119 del ordenamiento jurídico mexicano.

115
La interpretación declarativa o literal es aquella que le atribuye a las disposiciones normativas su
significado más literal, es decir, inmediato, prima facie, el cual se desprende del uso común de la palabras y
de las reglas sintácticas. Guastini, Ricardo. op. cit., pp. 25 y ss.
116
Hay autores como Enrique Carpizo que utiliza la expresión interpretación original para citar a la
interpretación declarativa o literal. Carpizo, Enrique. Derechos fundamentales. Interpretación constitucional.
La Corte y los derechos. México, Porrúa e Instituto Mexicano de Derecho Procesal Constitucional IMDPC,
2011, pp. 55 y ss.
117
Tesis 1ª. CLXVIII/2013. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS EXTRANJEROS A LA NOTIFICACIÓN, CONTACTO Y
ASISTENCIA CONSULAR. SU FUENTE Y JERARQUÍA EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima Época, México, libro XX, tomo 1, mayo de 2013,
p. 533, Registro IUS. 2003542.
118
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Derechos Humanos... Tomo 1... op. cit., p. 63.
119
Debe entenderse por bloque de constitucionalidad las normas que están en un plano jerárquicamente
igual que la propia Constitución. Cfr. Rubio, Francisco y otros. El bloque de constitucionalidad, Madrid,
Civitas, 1991, pp. 17 y ss. Respecto a la jerarquía de normas en nuestro país podemos decir que la SCJN ha
interpretado de diversas formas el artículo 133 de la CPEUM. En un primer momento destacó que los
tratados internacionales tenían la misma jerarquía que las leyes federales siendo ésta inferior a la
Constitución. En un segundo momento precisó que los tratados internacionales se encontraban en un plano
superior a las leyes federales e inferior a la Constitución. En un tercer momento estableció que los tratados
internacionales se encontraban por encima de las leyes federales y locales, las cuales tenían la misma
jerarquía y por debajo de la Constitución, y a partir de la reforma constitucional del 10 de junio de 2011 en
materia de Derechos humanos la Constitución y los tratados internacionales se encuentran a la par en dicha
materia. Tesis P. C/92. LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA JERARQUÍA
NORMATIVA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Octava Época, México, diciembre de
1992, p. 27, Registro IUS. 205596. Tesis P. LXXVII/99. TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN
JERARQUICAMENTE POR ENCIMA DE LA LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Novena Época, México, t.
X, noviembre de 1999, p. 46, Registro IUS. 192867. Tesis P. IX/2007. TRATADOS INTERNACIONALES. SON

49
La Corte Constitucional de Colombia 120 ha establecido que toda la interpretación que no
sea conforme a la Constitución debe ser descartada, que de dos interpretaciones posibles
para un precepto normativo debe prevalecer la que resulte más acorde a los mandatos
superiores y por último, en caso de haber dos interpretaciones constitucionalmente
correctas en ejercicio de su autonomía funcional debe hacer prevalecer la intención del
constituyente o legislador. De modo análogo la SCJN ha señalado que si para una
disposición legal subyacen dos posibles formas de interpretación, una contraria a la
Constitución y una acorde, debe prevalecer la que comulgue con la Ley Fundamental 121.

Por otra parte, el Pleno de la SCJN 122, ha sostenido que los fallos pronunciados por la
Corte Interamericana de Derechos Humanos son vinculantes cuando los Estados Unidos
Mexicanos sea parte, y cuando no sea parte, son simplemente orientadores para los
Jueces mexicanos.

2.6.1.2 Principio pro homine.


El principio pro homine en México encuentra su fundamento jurídico en el artículo 1
segundo párrafo de la CPEUM, que señala: “Las normas relativas a los derechos humanos

PARTE INTEGRANTE DE LA LEY SUPREMA Y SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES
GENERALES, FEDERALES Y LOCALES. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Novena Época, México, t. XXV, abril de 2007, p. 6, Registro IUS.
172650. Tesis 1ª. CLXVIII/2013. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS EXTRANJEROS A LA NOTIFICACIÓN,
CONTACTO Y ASISTENCIA CONSULAR. SU FUENTE Y JERARQUÍA EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima Época, México, libro XX, t. 1, mayo de
2013, p. 533, Registro IUS. 2003542.
120
Sentencia C-1026/01. Sala Plena de la Corte Constitucional de Colombia, 26 de septiembre de 2001.
121
Amparo directo 4754. PRECEPTOS LEGALES, ANTE DOS INTERPRETACIONES DIVERSAS DEBE PREVALECER
LA QUE ESTA DE ACUERDO CON LA CONSTITUCIÓN. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tercera
Sala, Quinta Época, México, t. CXXXII, abril de 1957, p. 60, Registro IUS. 338716.
122
Tesis P. LXV/2011. SENTENCIAS EMITIDAS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS.
SON VINCULANTES EN SUS TÉRMINOS CUANDO EL ESTADO MEXCIANO SEA PARTE. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Pleno, Décima Época, México, t. 1, diciembre de 2011, p. 556, Registro IUS. 160482.
Tesis P. LXVI/2011. CRITERIOS EMITIDOS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS
CUANDO EL ESTADO MEXCIANO SEA PARTE. SON ORIENTADORES PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE
QUE SEAN MÁS FAVORABLES A LA PERSONA EN TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 1º. DE LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Décima Época, México, t. 1, diciembre de
2011, p. 550, Registro IUS. 160584. Tesis P. LXVIII/2011. PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE
CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Pleno, Décima Época, México, t. 1, diciembre de 2011, p. 551, Registro IUS. 160526.

50
se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales
de la materia, favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia”. El
principio pro personae se colige según la SCJN como una obligación del operador jurídico
de analizar el: “… Derecho Internacional de los Derechos Humanos, en virtud del cual debe
acudirse a la norma más amplia, o a la interpretación más extensiva cuando se trata de
reconocer derechos protegidos, e inversamente, a la norma o a la interpretación más
restringida cuando se trata de establecer restricciones permanentes al ejercicio de los
derechos o de su suspensión extraordinaria, es decir, dicho principio permite, por un lado,
definir la plataforma de interpretación de los derechos humanos y, por otro, otorga un
sentido protector a favor de la persona humana, pues ante la existencia de varias
posibilidades de solución a un mismo problema, obliga a optar por la que protege en
términos más amplios…”123. En términos más claros, si un precepto legal admite dos
interpretaciones, es decir, literal o teleológica, debe preferirse la que garantice de mejor
manera y confiera, por ende, mayor protección al gobernado 124. Asimismo dicho principio
consiste “en ponderar ante todo la fundamentalidad de los derechos humanos, a efecto de
estar siempre a favor del hombre, lo que implica que debe acudirse a la norma más amplia
o a la interpretación extensiva…” 125, cuando se trate de derechos salvaguardados y de
utilizar la norma más restrictiva cuando se trate de límites en cuanto al ejercicio de dicho
derecho 126.

123
Tesis Aislada. 1ª. XXVI/2012. PRINCIPIO PRO PERSONAE. EL CONTENIDO Y ALCANCE DE LOS DERECHOS
HUMANOS DEBEN ANALIZARSE A PARTIR DE AQUÉL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Primera Sala. Décima Época, México, t. 1, febrero de 2012, p. 659, Registro IUS. 2000263.
124
Tesis Aislada. 1ª. VIII.A.C.1 K. SUSPENSIÓN EN EL AMPARO. PARA CONCEDERAL, EN OBSERVANCIA AL
PRINCIPIO PRO HOMINE DEBE DE PREFERIRSE LA INTERPRETACIÓN TELEOLÓGICA SOBRE LA LITERAL,
RESPECTO DE LOS INCISOS QUE INTEGRAN LA FRACCIÓN II DEL ARTÍCULO 124 DE LA LEY DE LA MATERIA, SI
DE AQUÉLLA SE OBTIENE UNA PROTECCIÓN MAS AMPLIA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Décima Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. 4, octubre de 2012, p.2824. Registro IUS.
2002073.
125
Tesis Aislada. 1ª. XVIII.3º.1 K. PRINCIPIO PRO HOMINE. SU CONCEPTUALIZACIÓN Y FUNDAMENTOS.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, México, t. 2, abril de 2012, p. 1838, Registro
IUS. 2000630.
126
Ídem.

51
El principio pro homine, como se ha dicho impone dos variantes127: A) la directriz de
preferencia interpretativa que busca la interpretación que optimice más el derecho
fundamental la cual tiene a su vez, dos variantes: a. Principio favor libertatis, la cual
postula entender la regla de derecho en el sentido más adecuado a la libertad en un caso
determinado, entendiendo las restricciones o limitaciones de una ley, de la forma más
restrictiva posible y debiendo interpretar la norma de forma que más optimice su
ejercicio; b. Principio favor debilis, se refiere a que en la interpretación que comprometen
derechos en colisión, debe de privilegiarse a la parte ubicada en inferioridad de
situaciones, es decir, en el caso de un conflicto entre un maestro y un alumno, debe de
considerarse el alumno. B) la directriz de preferencia de normas prevé que el Juez aplicará
la norma más favorable a la persona con independencia de la jerarquía de las mismas en
el ordenamiento jurídico determinado. La presente directriz a su vez también está
integrada por otras dos directrices las cuales son: a. Principio in dubio pro operario el cual
ordena que en caso de duda sobre la interpretación de un precepto normativo el
operador jurídico deberá resolver conforme a la interpretación o norma que más
favorezca al trabajador, el cual se encuentra contemplado en el artículo 18 de la Ley
Federal del Trabajo 128. b. Principio in dubio pro reo. Consiste en que no se debe aplicar una
pena cuando exista duda respecto a la responsabilidad del sujeto activo en la comisión de
un delito 129.

En este orden de ideas la Convención Americana sobre Derechos Humanos en su artículo


29 señala las reglas de la interpretación de dicho instrumento internacional,
contemplando en él, las reglas del principio pro personae. Mismo artículo que ha sido
interpretado en la opinión consultiva OC-5/85 130 en el párrafo 52, donde señala entre

127
Este criterio lo ha sostenido por Carbonell, Miguel., op. cit., pp. 130 y 131., así mismo los Tribunales
Colegiado de Circuito en: Tesis Aislada. I.4º.A.20 K (10ª.). PRINCIPIO PRO HOMINE. VARIANTES QUE LO
COMPONEN. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito, México, t. II,
libro 1, diciembre de 2013, p. 1211, Registro IUS. 2005203.
128
Carpizo, Enrique., op. cit., p. 99.
129
Ídem.
130
Opinión Consultiva. OC5-85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5. Corte Interamericana de
Derechos Humanos. La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13 y 29 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos).

52
otras consideraciones, que si en una misma situación jurídica son aplicables dicha
Convención y otro instrumento de corte internacional se debe aplicar la norma que más
favorezca a la persona humana.

2.7 El derecho fundamental a la vida.


El derecho a la vida como derecho fundamental ha sido reconocido hasta la segunda
mitad del siglo pasado, precisamente en la posguerra, como consecuencia de los actos
atroces acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial, 131 justamente con la
internacionalización de los derechos humanos y con la necesidad de que las cartas de
derechos que existían hasta entonces tuvieran fuerza ejecutiva. Por otra parte, para
efectuar un adecuado análisis del derecho a la vida como derecho fundamental,
procederemos a responder las siguientes interrogantes: ¿Qué es el derecho a la vida?,
¿Cuál es su valor o bien jurídico protegido?, ¿Cuál es su fundamento legal?, ¿Quiénes son
titulares132 de ese derecho?, ¿Cuál es su contenido?, ¿Cuáles son sus problemas? y
¿Cuáles son sus límites133?

El derecho a la vida es un derecho subjetivo, es decir, se puede hacer valer frente al


Estado y frente a terceros. Según Diez-Picazo 134 el carácter subjetivo del derecho a la vida
presenta una peculiaridad, que consiste en que toda violación del mismo tiene un carácter
irreversible, ya que implica la extinción del titular del derecho. Así mismo es un derecho
de la esfera personal, como el derecho a la integridad física o ideológica; también es un
derecho de libertad y privacidad frente al Estado, ya que cualquier persona tiene la

131
Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 222.
132
Según Diez-Picazo un problema que surge al analizar los derechos fundamentales en particular es
determinar quiénes son titulares de dichos derechos, es decir, quiénes son los sujetos de las relaciones
jurídicas en que se despliegan dichos derechos, quiénes son los sujetos activos ya que las constituciones
hablan de ciudadanos, extranjeros, entre otros. Íbid., p. 136.
133
Luis López Guerra y otros, han determinado que los límites de los derechos fundamentales se refieren a
que el ejercicio de un derecho está sujeto a límites más allá de los cuales el derecho resulta ilegítimo.
Dilucidar es una tarea compleja ya que decidir por una gran amplitud podría reducir el ámbito de los
derechos fundamentales hasta eliminarlos. Los límites de los derechos fundamentales se dividen en dos:
internos y externos. Los límites internos son aquellos que sirven para definir el contenido de los mismos, es
decir, resultan intrínsecos a la propia definición y constituyen las fronteras del mismo. Los límites externos,
se imponen en el ordenamiento jurídico al ejercicio legítimo y ordinario del mismo, los cuales pueden ser
expresos o implícitos. López, Luis y otros..., op. cit., pp. 130 y ss.
134
Íbid., p. 222.

53
libertad de suicidarse, e incluso, de no lograr el objetivo, siendo ésta una conducta
penalmente lícita, ya que el derecho penal se rige por la norma general excluyente 135, es
decir, por el principio: “Todo lo que no está prohibido, está permitido”, claro, siempre que
no haya participación de terceros. Por lo anterior, podemos afirmar que el derecho a la
vida es un derecho autónomo 136.

Según Díez-Picazo 137 el bien jurídico protegido por el derecho a la vida es el carácter
valioso de la vida humana o la convicción de que toda vida humana es digna de ser vivida.
El derecho a la vida, según el mismo jurista, constituye el soporte físico de todos los
demás derechos fundamentales.

Para Ana Salado 138 el derecho a la vida es un derecho inherente al ser humano por el
simple hecho de serlo y que al derivar de la dignidad intrínseca del ser humano es anterior
y superior a la legislación escrita y de las convenciones entre gobiernos, de modo que su
reconocimiento tiene simplemente efectos declarativos, aunque la obligación que de él
deriva es que los Estados deben de adoptar las medidas necesarias a fin de que sea
garantizado y respetado.

Jurisprudencialmente, el Tribunal Constitucional Español (TCE) 139 en la sentencia 53/85,


del 11 de abril, estableció que el derecho a la vida es: “Proyección de un valor superior del
ordenamiento jurídico constitucional-la vida humana- derecho fundamental esencial y
troncal en cuanto es el supuesto ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían
existencia posible”. Por su parte la Corte Interamericana de Derechos Humanos140 ha

135
Kelsen, Hans. Teoría general del derecho y del Estado. (Trad. de Eduardo García Máynez). México, Textos
Universitarios, Universidad Nacional Autónoma de México, 1979, pp. 125 y 126.
136
Según Díez-Picazo, la caracterización del derecho a la vida como autónomo es reciente, cuya única
excepción notable es la cláusula due process of law, de las Enmiendas 5ª y 14ª de la Constitución de EUA,
según la cual, no se puede privar a nadie de la vida sin el debido proceso legal. Íbid., pp. 221 y ss.
137
Ídem.
138
Salado, Ana. La pena de muerte en el derecho internacional: Una excepción del derecho a la vida. España,
Técnos, 1999, p. 17.
139
TCE. Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.
140
Corte IDH. Caso de los “Niños de la calle” (Villagrán Morales y otros) vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de
19 de noviembre de 1999 Serie C No. 63. Corte IDH. Caso Baldeón García vs. Perú. Fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 01 de julio de 2006, Serie C No. 148. Corte IDH. Caso Masacres de Ituango vs. Colombia.
Excepción Preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 1 de julio de 2006, Serie C No. 148. Corte

54
definido el derecho fundamental a la vida, como aquél derecho cuyo goce es un
presupuesto necesario para el ejercicio de todos los demás derechos. Si no se respeta éste
todos lo demás derechos dejan de tener sentido. Inadmitiendo los enfoques restrictivos
para este derecho ya que tiene un carácter fundamental. La naturaleza de este derecho
comprende dos cuestiones: que ningún ser humano sea privado de la vida sin razón y que
se les garantice una vida digna.

En contrasentido a lo antes referido la SCJN 141 ha asentado que el derecho base y


condición para el disfrute de todos los demás derechos, no es la vida humana, sino el
derecho a la dignidad humana, del cual emanan los demás derechos en cuanto son
imprescindibles para que el individuo desarrolle integralmente su personalidad,
incluyendo el derecho a la vida.

En perfecta armonía con Pilar Molero 142 consideramos que el presupuesto necesario para
ejercer cualesquier derecho es poseer vida, empero, ese no es argumento suficiente para
sostener que el derecho a la vida es el derecho superior, el cual deberá prevaler frente a
otros derechos o valores; por ende, el derecho a la vida, no obstante su innegable

IDH. Caso Hermanos Gómez Paquiyaury vs. Perú. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 08 de julio de
2004, Serie C No. 110. Corte IDH. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) vs. Venezuela. Excepción
preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 5 de julio de 2006, Serie C No. 150. Caso IDH.
Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 17 de junio de
2005, Serie C No. 125. Corte IDH. Caso “Instituto de Reeducación del Menor” (Villagrán Morales y otros) vs.
Paraguay. Excepciones preliminares, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 2 de septiembre de 2004,
Serie C No. 112. Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay. Fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006, Serie C No. 146. Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang vs.
Guatemala. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 25 de noviembre de 2003, Serie C No. 101. Corte
IDH. Caso 19 Comerciantes vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 5 de julio de 2004,
Serie C No. 109. Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras. Excepción preliminar, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 7 de junio de 2003, Serie C No. 99. Corte IDH. Caso Masacre de Pueblo
Bello vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140.
141
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813. Tesis Aislada. 1ª.
CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA UN DERECHO
FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014, p. 602, Registro IUS.
2007731.
142
Molero, Ma. del Pilar. La libertad de disponer de la propia vida desde la perspectiva constitucional.
Madrid, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2014, pp. 81 y 82.

55
importancia, ni es ilimitado ni es prócer, por lo que en aquellos casos que entre en colisión
con otros valores se debe acudir a la ponderación y determinar qué valor debe prevalecer.

El fundamento legal del derecho a la vida en México lo encontramos en las diversas


declaraciones, pactos y convenciones que México ha suscrito, es decir, es un derecho de
los denominados derecho constitucional implícito, o derecho constitucional no escrito.
Entre los tratados internacionales que México ha suscrito y que consagran de forma
expresa el derecho a la vida se encuentran: la Convención Americana sobre Derechos
Humanos que en su art. 4, señala: “Derecho a la vida. 1. Toda persona tiene derecho a que
se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y en general, a partir del
momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”; la
Declaración Universal de los Derechos Humanos 143; el Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos 144; y la Convención sobre los Derechos del Niño 145, por citar algunos.

A contrario sensu de la CPEUM, la Constitución Española de 1978 sí reconoce en forma


expresa el derecho a la vida en su artículo 15, el cual señala: “Todos tienen derecho a la
vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a
tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte,
salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra”. La
disimilitud entre estas constituciones seguramente responde a que la CPEUM data de
1917, siendo ésta una Constitución antigua en comparación con la española; aunado a lo
anterior, cuando se creó la CPEUM ésta permitía la pena de muerte en sus numerales
14 146 y 22 147, mismos artículos que fueron reformados el 11 de diciembre de 2005148.

143
Art. 3. “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
144
Art. 6. “El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido por la ley.
Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente”.
145
Art. 6.1. “Los Estados Parte reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida”. 2. “Los Estados
Parte garantizan en la máxima medida posible la sobrevivencia y desarrollo del niño”.
146
Art. 14 Constitucional antes de la reforma del 11 de diciembre de 2005 señalaba: “Nadie puede ser
privado de la vida……..sino mediante juicio seguido ante los Tribunales previamente establecidos…”.
147
Art. 22 antes de la reforma del 11 de diciembre de 2005: “Queda también prohibida la pena de muerte
por delitos políticos, y en cuanto a los demás, solo pondrá imponerse al traidor de guerra extranjera, al
parricida, al homicida con alevosía, premeditación o ventaja, al incendiario, al plagiario, al salteador de
caminos, al pirata y a los reos de delitos graves del orden militar”.

56
Agregando, el derecho a la vida ya era consagrado expresamente en los tratados
internacionales de los que México es parte, y tácitamente en las diversas legislaciones
penales que castigaban y castigan con pena privativa de libertad a quien cometiera y
cometa el delito de homicidio y, a través de todos aquellos delitos que protegían y
protegen la vida de forma indirecta, como los delitos contra la salud pública y el medio
ambiente.

La titularidad del derecho a la vida le corresponde definitivamente a todas las personas, la


titularidad y el ejercicio del derecho a la vida se le reconoce a todos, cualesquiera que se
su nacionalidad 149. Según Luis López Guerra y otros 150, la titularidad del derecho a la vida
revestía un problema en España, ya que el legislador utilizó el término “todos”, para
referirse a los titulares del derecho a la vida en la propia Constitución, y al no utilizar la
expresión “persona”, dejaba la puerta abierta para incluir al nasciturus. Este problema fue
resuelto una vez que el TCE 151 determinó que dicho precepto legal se debía interpretar en
forma sistemática, es decir, el término “todos” era equivalente a la expresión “persona”.
Por su parte, Pérez Royo 152 alude que el derecho a la vida es el único derecho en el que no
se puede diferenciar entre titularidad y ejercicio.

El contenido del derecho a la vida tiene dos vertientes153: la objetiva y la subjetiva. La


objetiva se refiere a que el Estado tiene un deber genérico de salvaguardar el derecho a la

148
El 11 de diciembre de 2005 el Presidente de México Vicente Fox Quezada abolió la pena de muerte en
nuestro país al reformar los artículos 14 y 22 Constitucionales y derogar el artículo 142 del Código de Justicia
Militar. La Unión Europea estima que la abolición de la pena de muerte contribuye al establecimiento de la
dignidad humana y desarrollo progresivo de los Derechos Humanos y reafirma el objetivo de actuar a favor
de la abolición Universal. Desde 1997 la Comisión de Derechos Humanos de la ONU ha aprobado cada año
una resolución instando a los países que no han abolido la pena de muerte a que suspendan sus ejecuciones.
La última resolución fue copatrocinada por 76 Estados miembros de la ONU. En estos términos se encuentra
la página del Congreso de la Entidad Federativa de Tamaulipas. Información extraída de:
http//www.congresotamaulipas.gob.mx/html/instituto/investigaciones/05.pdf. (consultada el 9 de febrero
de 2015).
149
Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 222.
150
López, Luis y otros., op. cit., pp. 185 y ss.
151
T.C. Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.
152
Pérez, Javier. Curso de derecho constitucional. 10a. edición, Madrid, Marcial Pons, 2005, p. 315.
153
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 89.

57
vida y abstenerse de toda actuación que pueda menoscabar dicho derecho, así mismo, el
resto de los ciudadanos. La vertiente subjetiva supone la libre actuación y la posibilidad de
recabar de los poderes públicos la protección de dicho derecho, ante posibles
laceraciones. Al respecto el Tribunal Europeo de Derechos Humanos154 estableció que el
deber del Estado de respetar la vida propia conlleva obligaciones positivas de salvaguarda
y negativas de abstención. Así, el derecho a la vida impone a los Estados la obligación de
investigar diligentemente, y en su caso, perseguir las muertes causadas por agentes
públicos en ejercicio de sus funciones.

A mayor abundamiento, respecto del contenido del derecho a la vida, Díez Ripollés155
considera que el contenido del derecho a la vida comporta también dos vertientes; sin
embargo entendidas por éste, de modo distinto a las anteriormente descritas, la primera
vertiente se refiere a no hacer, o al deber de abstención del Estado de cualquier acción
que pudiere menoscabar el derecho a la vida. La segunda vertiente se refiere a proteger y
promover el ejercicio de ese derecho. Considerando entonces una obligación para el
titular del mencionado derecho salvaguardar su vida a toda costa; luego entonces para el
autor en cita el derecho a la vida es indisponible e irrenunciable, ya que el bien jurídico
protegido no sería supeditado al libre albedrío de su titular basado en la idea de
inalienabilidad de los derechos humanos.

Parejo Guzmán 156 considera que efectivamente el derecho a la vida es irrenunciable,


empero, por renuncia debe entenderse el abandono del bien jurídico en manos de un
tercero, perdiendo el titular el dominio del mismo; por lo que alude que quien dispone de
su vida por sí mismo, o por tercero, no está realizando una renuncia en favor de tercero,
toda vez que mantiene el dominio del hecho y del bien jurídico, es decir, de la vida. En

154
Eur.C.H.R., Kaya v. Turkey, Judgment of 19 February 1998. Eur.C.H.R., Ogur v. Turkey, Judgment of 20 may
1999. Eur.C.H.R., Finncane v. the United Kingdom, Judgment of 1 July 2003. Eur.C.H.R., Slimani v. Russia,
Judgment of 24 February 2005.
155
Diez, José. “Eutanasia y derecho”. En Marcos, Ana. La eutanasia estudio filosófico-jurídico. Barcelona,
España, Marcial Pons y Universidad Nacional de Educación a Distancia Madrid, 1999, pp. 130 y ss.
156
Parejo, María. La eutanasia, ¿un derecho?, Madrid, Thomson Aranzadi, 2005, p. 329.

58
este sentido, Romeo Casabona 157 señala que la disponibilidad del derecho a la vida por
parte del titular del bien con respecto a la intervención de terceros, de ninguna manera
puede entenderse como renuncia al derecho fundamental de la vida.

Por nuestra parte sostenemos que el derecho humano a la vida es inalienable e


irrenunciable, empero, entendiendo dichas características de una forma distinta a Díez
Ripollés, sin embargo, en perfecta simetría con Parejo Guzmán y Romeo Casabona; es
decir, la titularidad del derecho a la vida no se puede transmitir, ni se puede renunciar, es
única de quien la posee 158; no obstante, esto no impide que el titular del bien jurídico
pueda disponer libremente de dicho bien.

Nos parece interesante reproducir la postura de Manuel Atienza 159 sobre el derecho a la
vida, la cual se traduce en los siguientes argumentos: 1) el Estado de ninguna manera
puede efectuar medidas en contra de la voluntad del titular del derecho a la vida, a efecto
de mantenerlo con vida. 2) El derecho a la vida implica que se tiene derecho a vivir o a
morir y que los demás, y, en su caso, el Estado no solo tiene deberes negativos, sino
también positivos de garantizarnos la vida. 3) El derecho a la vida solo puede limitarse si
su ejercicio afecta derechos fundamentales de terceros o supusiera un riesgo para el
sistema democrático, entre otros riegos igualmente graves.

Hay dos grandes problemas en el derecho a la vida: el inicio de la vida y el fin de la vida.
Respecto del inicio de la vida humana, se puede afirmar que ésta comienza con la
concepción y así lo instituyen los diversos preceptos normativos, como son: el artículo 40,
fracciones II, III y IV, del Reglamento de la Ley General de Salud, el artículo 22 del Código
Civil del Distrito Federal y el artículo 329 del CPF. Respecto del fin de la vida, en México
jurídicamente una persona ha perdido la vida cuando se presentan cualquiera de las dos
siguientes situaciones: muerte encefálica o paro cardiaco irreversible. Según el artículo

157
Romeo, Carlos. El derecho y la bioética ante los límites de la vida humana. Madrid, Centro de Estudios
Ramón Arece, D.L., 1994, pp. 102 y ss.
158
Cfr. Álvarez, Íñigo., op. c it., pp. 107 y 108.
159
Atienza, Manuel. Tras la justicia. España. Ariel Derecho, 2003, pp. 114 y ss.

59
343 de la Ley General de Salud, la muerte encefálica se puede verificar cuando se suscitan
los tres signos siguientes: “1. Ausencia completa y permanente de conciencia; 2. Ausencia
permanente de respiración espontánea, y 3. Ausencia de los reflejos del tallo cerebral,
manifestado por arreflexia pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas
vestibulares y ausencia de respuesta a estímulos nocioceptivos (…)” 160.

El derecho a la vida tiene sus límites como todos los derechos fundamentales es decir, el
derecho al libre tránsito 161 está limitado al territorio mexicano, de ésta misma forma, el
derecho a la vida es relativo, especialmente en el ejercicio de los derechos de los demás;
como ejemplo podemos citar, el derecho a violentar la vida sin tener sanción penal alguna
en virtud de legítima defensa, 162 o en estado de necesidad 163, permitidos ambos por la
legislación mexicana vigente; otro ejemplo lo podemos encontrar en las normas
sustantivas penales que permiten al médico privar la vida al producto de la concepción

160
Véase artículo 343 de la Ley General de Salud.
161
Art. 11 Constitucional “Todos tienen derecho para entrar en la Republica, salir de ella, viajar por su
territorio y mudar de residencia, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvo conducto u otros
requisitos semejantes. El ejercicio de este derecho estará subordinado a las facultades de la autoridad
judicial, en los casos de responsabilidad criminal o civil, y a los de la autoridad administrativa, por lo que toca
a las limitaciones que impongan las leyes sobre emigración, inmigración y salubridad general de la
Republica, o sobre extranjeros perniciosos residentes en el país”.
162
El derecho a la legítima defensa lo tenemos consagrado en México, tanto en la Carta Magna, como en el
CPF. El art. 10 de la Constitución señala: “Los habitantes de los Estados Unidos Mexicanos tienen derecho a
poseer armas en su domicilio, para su seguridad y legítima defensa, con excepción de las prohibidas por la
Ley Federal y de las reservadas para uso exclusivo del Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional. La
ley Federal determinará los casos, condiciones y requisitos y lugares en que se podrá autorizar a los
habitantes la portación de armas”. El art. 15 del CPF reza así: “El delito se excluye cuando: IV.- Se repela una
agresión real, actual o inminente, y sin derecho, en protección de bienes jurídicos propios o ajenos, siempre
que exista necesidad de la defensa y racionalidad de los medios empleados y no medie provocación dolosa
suficiente e inmediata por parte del agredido o de la persona a quien se defiende Se presumirá como defensa
legítima, salvo prueba en contrario, el hecho de causar daño a quien por cualquier medio trate de penetrar,
sin derecho, al hogar del agente, al de su familia, a sus dependencias, o a los de cualquier persona que tenga
la obligación de defender, al sitio donde se encuentren bienes propios o ajenos respecto de los que exista la
misma obligación; o bien, lo encuentre en alguno de aquellos lugares en circunstancias tales que revelen la
probabilidad de una agresión”.
163
Artículo 15 del CPF.- “El delito se excluye cuando: (…) V.- Se obre por la necesidad de salvaguardar un bien
jurídico propio o ajeno, de un peligro real, actual o inminente, no ocasionado dolosamente por el agente,
lesionando otro bien de menor o igual valor que el salvaguardado, siempre que el peligro no sea evitable por
otros medios y el agente no tuviere el deber jurídico de afrontarlo”.

60
cuando se encuentra en peligro la vida de la madre 164 y cuando es producto de una
violación 165. Puede ser curioso que sede este derecho a la vida de la madre y no a la del
menor, situación que parece contradictoria 166. Sobre la relatividad del derecho a la vida,
podemos citar ejemplos que aunque sí tienen una sanción penal, ésta es atenuada. Tal es
el caso del homicidio en riña 167 que tiene una pena privativa de libertad de 4 a 12 años,
sanción que resulta mucho menor que la del delito de homicidio simple que tiene de 12 a
24 168 años de prisión. Por todo lo anterior, podemos afirmar que el derecho a la vida como
todos los derechos fundamentales, no es absoluto.

2.8 Recapitulación.
Tratándose del derecho fundamental a la vida, debe determinarse que su presencia como
tal, en el ámbito internacional, se origina en la segunda mitad del siglo XX, esto se dio en
gran medida con el surgimiento de una nueva tendencia del derecho internacional como
es el derecho internacional de los derechos humanos, algunos doctrinarios coinciden que
de entre los acontecimientos que dieron origen a la Segunda Guerra Mundial, se
encuentra la existencia de un derecho interno insuficiente en cuanto a la protección de la
vida humana y de la persona humana, y en consecuencia los Estados iniciaron un proceso
de integración a nivel mundial que principiaría con la creación de la Organización
Internacional de las Naciones Unidas.

En realidad la trascendencia de lo anterior consiste en que la vida humana, la existencia


físico-biológica del ser humano, fuera reconocida como un bien jurídico a proteger de
manera fundamental. Por lo que ahora es concebido como un derecho fundamental,
autónomo, de libertad y privacidad frente al Estado, de la esfera personal, cuya titularidad

164
Artículo 334 del CPF.- “No se aplicará sanción: cuando de no provocarse el aborto, la mujer embarazada o
el producto corran peligro de muerte, a juicio del médico que la asista, oyendo éste el dictamen de otro
médico, siempre que esto fuera posible y no sea peligrosa la demora”.
165
Artículo 333 del CPF.- “No es punible el aborto causado solo por imprudencia de la mujer embarazada, o
cuando el embarazo sea resultado de una violación”.
166
En parecidos términos se pronunció, Aguiar-Guevara, Rafael, Eutanasia: mitos y realidades, Editorial
Tamher, C.A., Maracay-Estado de Aragua, Venezuela, 2003, p. 23.
167
Artículo 308 del CPF.- “Si el homicidio se comete en riña, se aplicará a su autor de cuatro a doce años de
prisión”.
168
Artículo 307 del CPF.- “Al responsable de cualquier homicidio simple intencional que no tenga prevista
una sanción especial en este Código, se le impondrán de doce a veinticuatro años de prisión”.

61
la tienen todos los seres humanos, sin distingos de ninguna especie, siendo éste un
derecho subjetivo, cuyo contenido 169 implica que el Estado debe abstenerse de privar de
la vida (obligación negativa) y debe, a su vez, garantizar el pleno, libre y efectivo ejercicio
de los derechos humanos, luego entonces, debe adoptar medidas (positivas) para
preservar el derecho a la vida en todos los ámbitos. Es decir, existiendo una trasgresión al
derecho a la vida por parte del Estado no solo cuando alguien es privado de la vida por un
agente del Estado, sino cuando éste no adopta las medias razonables y necesarias
tendentes a preservarla, a minimizar el riesgo de que se pierda la vida y adoptar las
medidas necesarias para investigar eficazmente los actos de privación de la vida.

169
Tesis P. LXI/2010. DERECHO A LA VIDA. SUPUESTO EN QUE SE ACTUALIZA SU TRANSGRESIÓN POR PARTE
DEL ESTADO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Novena Época, México, t. XXXIII, enero
de 2011, p. 24, Registro IUS. 163169.

62
CAPÍTULO III

VIDA HUMANA, BIOÉTICA Y EUTANASIA

3.1 Introducción y vida humana.


Según el Diccionario de la Lengua Española, la vida es170: “fuerza o actividad esencial,
mediante la que obra el ser que la posee”. Lo que caracteriza a la vida es que las unidades
funcionales se interrelacionan mediante funciones emergentes, propiedades del todo que
no son poseídas por las partes, como el caso de los órganos con respecto a sus células y
tejidos, o del propio organismo con sus órganos, lo fundamental de la vida es el “sistema
crítico”: que es la capacidad para mantener la tensión arterial, regulación de la
temperatura corporal, el balance electrolítico, entre otros. Luego entonces, la muerte
equivale a la pérdida del “sistema crítico” 171. Es preciso enfatizar que podemos hablar de
la existencia de muchos tipos de vida, unicelular y pluricelular: como la vida animal,
vegetal y humana, por citar algunas. Empero, al tipo de vida que nos vamos a referir,
específicamente, es la vida de los organismos superiores, los seres humanos, a los que se
les llama personas u hombres, los cuales se consideran dignos, es decir, merecedores de
respeto, a los que se les deben de garantizar una serie de derechos que les permitan tener
una existencia plena y compatible con su propia naturaleza 172. Según el TCE 173, la vida
humana es:

“ a) Un devenir, un proceso que comienza con la gestación, en el curso de la cual una


realidad biológica va tomando corpórea y sensitivamente configuración
humana, y que termina en la muerte: es un continuo sometido por efectos del
tiempo a cambios cualitativos de naturaleza somática y psíquica que tienen un
reflejo en el status jurídico público y privado del sujeto vital.

170
Diccionario de la Lengua Española. Vigesimotercera edición, edición del Tricentenario, España, Real
Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Espasa, 2014, Tomo II, p. 2241.
171
Bernart, James. “The biophilosophical basis of whole-brain death”. En De Lora, Pablo y Gascón, Marina.
Bioética, Principios, Desafíos, Debates. Madrid, España, Alianza Editorial, 2008, pp. 215 y 216.
172
SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN. Dignidad Humana, Derecho a la vida..., op. cit., p. VII.
173
TCE. Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.

63
b) Que la gestación ha generado un tertium existencialmente distinto de la madre,
aunque alojado en el seno de ésta.

c) Que dentro de los cambios cualitativos en el desarrollo del proceso vital y


partiendo del supuesto de que la vida es una realidad desde el inicio de la
gestación, tiene particular relevancia el nacimiento, ya que significa el paso de
la vida albergada en el seno materno a la vida albergada en la sociedad, bien
que con distintas especificaciones y modalidades a lo largo del curso vital. Y
previamente al nacimiento tiene especial trascendencia el momento a partir del
cual el nasciturus es ya susceptible de la vida independiente a la madre, esto es,
de adquirir plena individualidad humana.” 174

Por lo anterior, podemos afirmar que la vida humana es un proceso vital que inicia con la
gestación y termina con la muerte, cuyo hecho trascendental es el nacimiento, el cual
concede que la vida sea un proceso real y efectivo, independiente de la vida de la madre,
a su vez, le permite relacionarse con otros seres humanos. Por su parte Emilio Ibeas175
establece que la vida humana pertenece al cuarto nivel de aparición de la vida176,
específicamente al de los eucariotas pluricelulares, a los grupos de individuos relacionados
con parentesco y capaces de reproducirse entre sí; a éste tipo de vida también pertenece
la vida animal, y el número de especies de ésta superan el millón, entre las que destaca,

174
Ídem.
175
Ibeas, Emilio. “Origen del hombre y teología católica”. En García, Dora y otros. (Coords.). Bioética, un
acercamiento médico y jurídico. México, Porrúa y Universidad Anáhuac, 2011, pp. 15 y ss.
176
Al respecto Emilio Ibeas, establece que el estudio de la aparición de la vida se puede hacer al menos, con
tres perspectivas distintas: científica, católica y teológica. En el presente trabajo de investigación,
comentaremos únicamente la científica, toda vez que es la que corresponde a la metodología aplicada.
Desde el punto de vista científico, aproximadamente hace 4600 millones de años una nube de gas y polvo se
contrajo. En dicho evento apareció el sol y los planetas, posteriormente los elementos radioactivos que
ocasionaron lo anterior, se agotaron, la tierra se enfrió y hace 4000 millones de años se solidificaron las
primeras rocas de corteza y apareció un océano. Considerando que la vida surge un poco después. En un
primer nivel aparecieron los seres vivos formados por una sola molécula de ácido nucleico. En un segundo
nivel nacen las bacterias procariotas, aunque sigue siendo unicelular es un organismo complejo, compuesto
de ácidos nucleicos de varios tipos: ADN, que contiene información genética y supervisa la reproducción y
ARN, que participa en la síntesis de las proteínas, comportados como individuos independientes. En un
tercer nivel, aparecen los eucariotas unicelulares que son células más grandes que las bacterias, surgen hace
aproximadamente 1500 millones de años, contienen un núcleo con ADN en forma de cromosomas, respiran
oxígenos y se llaman hongos, protozoos y algas unicelulares, se comportan como individuos independientes
y únicos. El cuarto nivel, es en el que aparecen los animales y los seres humanos. ídem.

64
como se ha dicho, la vida humana, es decir, los Homo sapiens sapiens 177 desde hace
100,000 años, los cuales evolucionaron a partir de la revolución neolítica producida en el
Oriente Medio, y dicha evolución les permitió tener la agricultura y la ganadería.
Posteriormente se dio la evolución biológica, la cual se transformó en evolución cultural, y
actualmente los hombres se encuentran en el principio de la evolución tecnológica y de
alteración biológica o manipulación genética, que exige que el derecho sea
constantemente reformado en concordancia con dicha evolución.

3.1.1 Evolución del concepto de vida humana.


La vida humana a partir de su origen, ha evolucionado a tal grado que el hombre creó
idiomas para comunicarse, religiones, obras de arte, la cultura, la tecnología y el derecho.
Según José Luis del Barco 178, uno de los factores de dicha evolución es el empuje de la
genética, ya que los seres humanos somos producto de los genes, y éstos, dirigen
imperiosamente la marcha de la evolución. De esa forma las especies obedecen las
órdenes de las mutaciones genéticas, empero, en los seres humanos en ese sentido, hay
topes de resistencia, por ejemplo los avances científicos. Sin embargo,
independientemente de todas las formas en las que el hombre ha evolucionado, como la
ideológica o la biológica, lo cierto es que en concordancia con el autor en referencia, “el
hombre rompe todos los límites del paradigma evolutivo” 179. Esto es, el hombre tiene
libertad, a contrario sensu de las demás especies, los cuales viven sumisión en los
procesos fatales; el hombre por el contrario goza de libertad y autonomía. El ser humano
es individuo, a diferencia de los demás seres vivos, los cuales son especies; así mismo, el
ser humano es el único que vive y sufre la realidad de su muerte, él sabe que un día
morirá y reflexiona sobre su final, en cambio, los demás seres se ocupan de sobrevivir. Por

177 Según Emilio Ibeas, en el cuarto nivel de aparición de la vida, hace 4 millones de años aparecen los
homínidos, y se clasifican en dos géneros: Australopitecos y Homo. Del último, o género homo, que llega
hasta hoy, es precisamente de dónde venimos los seres humanos, se conocen tres etapas sucesivas: homo
habilis (2 millones de años), homo erectus (un millón y medio de años) y homo sapiens sapiens (400,000
años). Ídem.
178 Del Barco, José. “Evolución humana y bioética”. En García, Dora y otros. (Coords.). Bioética, un

acercamiento médico… op. cit., pp. 3 y ss.


179 Ídem.

65
lo anterior, queda acrisolado que el hombre ha evolucionado de manera distinta a los
demás seres.

En este sentido, Recasens Siches180 arguye que el hombre es el elemento gracias al cual el
deber ser puede convertirse en una tendencia real o fáctica. Una instancia intermedia
entre el mundo ideal de los valores y el mundo real de los fenómenos, siendo distinto de
los demás seres del universo, ya que es fundamental. El ser humano maneja realidades
psíquicas y corpóreas con un sentido, es decir, por qué y para qué. Siempre actuando con
una finalidad, con un objetivo. Así, los quehaceres del conocimiento, el derecho, el
fabricar un utensilio y todo cuanto realice el hombre va encaminado hacia el logro de
valores. De esta forma la vida humana es estimativa, ya que podemos los seres humanos:
preferir, elegir, valorar, dilucidar, ponderar y si por alguna razón se suprimiera lo anterior,
dejaríamos de ser seres humanos.

En síntesis, la vida humana resulta disímil a las demás especies, el ser humano ha
evolucionado a tal grado que se convirtió en el ser fundamental. La vida humana por
tanto, es un valor, un bien jurídico susceptible de la máxima garantía en el ámbito
nacional e internacional.

3.1.2 Calidad de vida.


Según el Diccionario de la Lengua Española, el término calidad 181 se refiere a la “propiedad
o conjunto de propiedades inherentes a algo, que permiten juzgar su valor”. Asimismo,
señala que la calidad de vida 182 es “el conjunto de condiciones que contribuyen a hacer la
vida agradable, digna y valiosa”. El concepto de calidad de vida se ha debatido a partir de
la mitad del siglo pasado como consecuencia de los avances científicos 183, el cual puede

180
Recasens, Luis. Vida humana, sociedad y derecho. México, Biblioteca Virtual Universal, 2003, pp. 10 y ss.
181
Diccionario de la Lengua Española. Vigesimotercera edición, edición del Tricentenario, España, Real
Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Espasa, 2014, Tomo I, p. 390.
182
Ídem.
183
Escobar, Jaime y otros., op. cit., pp. 41 y ss.

66
analizarse desde diversos ámbitos 184 : moral, económico, biológico, social, médico y
jurídico, por citar algunos. Empero, el presente trabajo de investigación es de naturaleza
jurídica, lo cual nos obliga a abordar dicho concepto única y exclusivamente desde éste
rubro. Las Constituciones modernas como la CE de 1978, establece en su preámbulo lo
siguiente: “Promover el progreso de la cultura y de la economía para asegurar a todos una
digna calidad de vida”. Además, a lo largo del texto constitucional se señala que los
recursos naturales 185 y la participación de los individuos en la Seguridad Social y en la
actividad de los organismos públicos186 son factores determinantes en dicha calidad de
vida.

En cambio, la Constitución mexicana es omisa en cuanto a la calidad de vida, sin embargo,


existen leyes secundarias en el ordenamiento jurídico mexicano que sí aluden a dicha
calidad, como la Ley General de Salud 187, la cual instituye que entre las finalidades del
derecho se encuentran la protección de la salud y el mejoramiento de la calidad de vida
humana; asimismo la Ley de los Derechos de las Personas Adultas Mayores 188 establece
que los adultos mayores tienen derecho a una vida con calidad, manifestando a su vez

184
Según Jaime Escobar, la calidad de vida en su aspecto moral se ha venido discutiendo a partir de la mitad
del siglo pasado como consecuencia de los avances científicos técnico-médicos, sobre todo en los casos
donde se pueden modificar las condiciones humanas del enfermo, afectándolo significativamente. Con
respecto a la calidad de vida desde un punto de vista económico, es preciso enfatizar que ésta se puede
medir a través de la riqueza de las naciones y el número de población de éstas. Posteriormente, se indicó
medirlo de manera distinta, impactando el índice de Bienestar Económico Neto (BEN), al cual se le resta el
índice de riqueza de las naciones, la contaminación ambiental, los daños económicos, la urbanización, entre
otros. Desde un punto de vista médico, la calidad de vida se puede medir en virtud de las características
físicas o mentales del paciente, resultando a través de fórmulas que la calidad de vida equivaldría a las
capacidades naturales del mismo, agregando las condiciones familiares y sociales, relacionadas con la
motivación, habilidades y aptitudes, como elementos determinantes para la calidad de vida del enfermo.
Siempre se debe tomar en cuenta el tipo de enfermedad del paciente, es decir, si es susceptible de cura o
no, y a los términos de proporción en el uso de las tecnologías médicas para la prolongación de la vida,
tomando en cuenta la libertad, autorrealización y competencia del paciente. Ídem.
185
Véase artículo 45, párrafo segundo de la Constitución Española.
186
Véase artículo 129, párrafo primero de la Constitución Española.
187
El cual a la letra señala: “ARTÍCULO 2o. El derecho a la protección de la salud, tiene las siguientes
finalidades: (…) II. La prolongación y el mejoramiento de la calidad de la vida humana; (…)”.
188
El cual establece lo siguiente: “Art. 5 De manera enunciativa y no limitativa, esta Ley tiene por objeto
garantizar a las personas adultas mayores los siguientes derechos: I. De la integridad, dignidad y preferencia:
a. A una vida con calidad. Es obligación de las Instituciones Públicas, de la comunidad, de la familia y la
sociedad, garantizarles el acceso a los programas que tengan por objeto posibilitar el ejercicio de este
derecho (…)”.

67
que: “(…) es deber de las Instituciones Públicas, de la comunidad, de la familia y de la
sociedad, garantizarles el acceso a los programas que tengan por objeto posibilitar el
ejercicio de ese derecho (…)” (Artículo 5, fracción I). De igual manera, la Primera Sala de la
SCJN 189 arguyó que la calidad de vida en un país democrático se estima como aquella en
que los gobernados tengan plena libertad para expresar, recolectar, difundir y publicar
informes e ideas, asociarse y reunirse pacíficamente con algún objeto lícito, ejercer el
derecho de petición, votar y ser votados. Así mismo, de manera análoga respecto a la
calidad de vida, el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa 190 ha utilizado la
expresión “derecho al mínimo vital” para referirse al derecho que emana de la dignidad
humana, el cual alberga el derecho de los individuos a que cuenten con: “… las
competencias, condiciones básicas y prestaciones sociales necesarias para que la persona
pueda llevar una vida libre del temor y de las cargas de la miseria o de necesidades
insatisfechas que limiten sus libertades, de tal manera que este derecho abarca todas las
medidas positivas o negativas necesarias para evitar que la persona se vea
inconstitucionalmente reducida en su valor intrínseco como ser humano, por no contar con
las condiciones materiales que le permitan llevar una existencia digna. Aunado a lo
anterior, el mínimo vital es un concepto jurídico indeterminado que exige confrontar la
realidad con los valores y fines de los derechos sociales, siendo necesario realizar una
evaluación de las circunstancias de cada caso concreto…” 191. En el mismo sentido, el
Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil 192, determinó que los adultos mayores tienen
derecho a una vida con calidad; esto es, tener certeza jurídica de sus procedimientos
judiciales, dándoles preferencias en la defensa del patrimonio personal y familiar, el cual

189
Tesis Aislada. 1ª. CCXV/2009. LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y DERECHO A LA INFORMACIÓN. SU IMPORTANCIA
EN UNA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala.
Novena Época, México, t. XXX, diciembre de 2009, p. 287, Registro IUS. 165760.
190
Tesis Aislada. I. 4º.A.12K (10ª). DERECHO AL MÍNIMO VITAL. CONCEPTO, ALCANCES E INTERPRETACIÓN
POR EL JUZGADOR. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito.
Décima Época, México, Tomo 2, febrero de 2013, p. 1345, Registro IUS. 2002743.
191
Ídem.
192
Tesis Aislada. III.1º.C.13 C (10ª.). ADULTO MAYOR. AL RESOLVERSE SOBRE LA REVOCACIÓN DE LA
DONACIÓN QUE REALIZÓ, DEBE CONSIDERARSE SU DERECHO A UNA VIDA CON CALIDAD Y ATENDER AL
MAYOR BENEFICIO A SU FAVOR. Semanario Judicial la Federación y su Gaceta, Primer Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Tercer Circuito. Décima Época, México, t. III, octubre de 2014, p. 2783, Registro IUS.
2007634.

68
les debe permitir el acceso a los satisfactores necesarios, tales como la alimentación,
bienes, servicios y condiciones humanas o materiales, para su atención integral. A su vez,
el Cuarto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa 193 determinó que de una
interpretación teleológica de los artículos 1, 4 y 123 de la CPEUM, se desprende que los
individuos tienen derecho a la no discriminación, a la dignidad, a la procuración de la salud
y al bienestar, así como a la permanencia de su empleo y que a su vez, el derecho a la
salud incluye el derecho al mejoramiento de la calidad de la vida humana.

En efecto, como ha quedado asentado la jurisprudencia mexicana de alguna manera ha


sentado la base, para considerar lo que jurídicamente podría entenderse por una vida con
calidad. Sin lugar a dudas la jurisprudencia que consideramos más reveladora en este
sentido es la que ha sido determinada recientemente por la SCJN, en la que reconoció la
existencia de un nuevo derecho fundamental 194, el derecho a la vida digna el cual se
desprende según la misma Corte de una interpretación extensiva del artículo 4 de la
CPEUM, y de diversos instrumentos internacionales como lo son los artículos 11, numeral
1 y 12, numeral 1, del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
así como 10, numeral 1 y 12, numeral 1, del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y

193
Tesis Aislada. I. 4º.A.85 A (10ª.). DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA SALUD. MARCO CONSTITUCIONAL,
LEGAL Y CONVENCIONAL APLICABLE PARA SU PRESERVACIÓN Y REPETO, TRATÁNDOSE DEL RETIRO DE UN
MILITAR POR PADECER OBESIDAD. Semanario Judicial la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de
Circuito. Décima Época, México, t. 3, mayo de 2013, p. 1757, Registro IUS. 2004682.
194
Jurisprudencia. 2a./J. 12/2015 (10a.). PENSIONES. LA EXCLUSIÓN DE ALGUNAS PRESTACIONES QUE
ORDINARIAMENTE PERCIBE EL TRABAJADOR EN ACTIVO EN EL SALARIO BASE DE COTIZACIÓN, NO VULNERA
POR SÍ SOLA EL DERECHO A UNA VIDA DIGNA, A LA SALUD Y A LA ALIMENTACIÓN. Semanario Judicial la
Federación y su Gaceta, Segunda Sala. Décima Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1757, Registro IUS.
2008509.
Tesis Aislada. (XI Región) 2o.9 A (10a.). ORDEN DE DESALOJO DE UN ASILO PARA ANCIANOS. ELEMENTOS
QUE EL JUZGADOR DE AMPARO DEBE CONSTATAR QUE PREVEA, ADEMÁS DE CUMPLIR CON LA DEBIDA
FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN, PARA GARANTIZAR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE AQUÉLLOS EN
TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 17 DEL PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE
DERECHOS HUMANOS EN MATERIA DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Semanario
Judicial la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, septiembre
de 2015, p. 2100, Registro IUS. 2009972.

69
Culturales 195. Además en la sentencia respectiva la Corte 196 mencionó que por vida digna
debe entenderse lo que a la letra sigue: “… concreta la intención de todo ser humano de
tener su vida protegida en la totalidad, lo que garantizará el derecho a vivir un nivel de
vida adecuado, o sea, vivir una vida digna “.

Asimismo, Antonio Ruiz de la Cuesta 197 ha manifestado que la defensa al derecho a vivir
con dignidad, implica la receptibilidad y sensibilidad en pro de todo aquello que lleve a
desarrollar el valor de la vida digna, por ende, rechazando todo lo que la descalabre. Así
que utilizando el principio de coherencia, quienes se manifiestan en contraposición de
cualquier tipo de conducta eutanásica, deberían también estar en contra de toda acción
gubernamental tendiente a la insolidaridad, al desamor entre seres humanos, pobreza,
marginación, entre otros aspectos.

Profundizando, podemos precisar que aunque la Ley Fundamental de un Estado sea omisa
en cuanto a la calidad de vida, no significa que ese derecho no sea reconocido en aquél
país, ya que dicha calidad puede ser garantizada jurisprudencialmente o en leyes
secundarias, como lo es el caso de México, pudiéndose afirmar dicho derecho, incluso,
como derecho constitucional no escrito.

Atendiendo a todo lo anterior, es que podemos sostener que la calidad de vida es un


concepto que debe ser medido cualitativamente y nunca cuantitativamente, a su vez, es
un concepto que se encuentra íntimamente relacionado con la dignidad humana, y siendo

195
Jurisprudencia. 2a./J. 12/2015 (10a.). PENSIONES. LA EXCLUSIÓN DE ALGUNAS PRESTACIONES QUE
ORDINARIAMENTE PERCIBE EL TRABAJADOR EN ACTIVO EN EL SALARIO BASE DE COTIZACIÓN, NO VULNERA
POR SÍ SOLA EL DERECHO A UNA VIDA DIGNA, A LA SALUD Y A LA ALIMENTACIÓN. Semanario Judicial la
Federación y su Gaceta, Segunda Sala. Décima Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1757, Registro IUS.
2008509.
196
Ejecutoria; Décima Época; Segunda Sala; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 15,
Febrero de 2015, Tomo II, página 1533. Registro Núm. 25487.
197
Ruíz, Antonio. “Reflexiones sobre el derecho a vivir y morir dignamente: Su prescriptividad ética y
jurídica”. En Ansuátegui, Francisco. (Coord.). Problemas de la Eutanasia. Madrid, Universidad Carlos III de
Madrid y Dykson, 1999, pp. 133 y 134.

70
que la dignidad humana evoca al “ser individual de naturaleza racional” 198, al ser único e
irrepetible; la calidad de vida necesariamente tendría que estar permeada de esa
individualidad, es decir, cuando una persona alude que su vida carece de calidad, es un
hecho que no se puede objetar, puesto que es individual. Para ilustrar esto nos podemos
referir al desafortunado caso de Ramón San Pedro, aquél español que solicitaba morir en
virtud de haber sufrido un accidente en el mar que lo dejó tetrapléjico, causando su caso
tanta conmoción, que llamó la atención de grandes cineastas y actores, realizándose la
película “Mar adentro”; en el presente caso Ramón solicitaba morir con dignidad, toda vez
que consideraba su vida desprovista de dignidad y calidad, como consecuencia de su
imposibilidad física para moverse; sin embargo, puede existir otro tetrapléjico que viva en
las mismas condiciones de cuidado y amor en las que vivió Ramón San Pedro, y que
considere que su vida goza de calidad, situación que sería irrefutable. Por último,
coincidimos plenamente con Calsamiglia 199 al señalar lo siguiente: “Un elemento muy
importante para valorar la calidad de vida es cómo morimos, y el Estado no debe
intervenir imponiendo decisiones en asuntos tan importantes para la vida de un individuo”.

3.1.3 Vida como valor.


La vida humana sin duda tiene un valor, entendiendo el término valor 200 como: “el grado
de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar
o deleite”. La vida humana es uno de los valores fijos de las normas fundamentales de la
totalidad de los ordenamientos jurídicos a lo largo de la historia 201. La concepción de la
vida como valor se ha polarizado en dos frentes 202: el primero, consideran que la vida es
valiosa como creación natural; el segundo, la considera valiosa como auto-creación
personal.

198
Antigua definición de Bohecio de dignidad humana. En Instituto de Investigaciones Jurídicas de la
Universidad Autónoma de México y Editorial Porrúa. “Enciclopedia Jurídica Mexicana”. Tomo III, México D.F.
2002. p. 528.
199
Calsamiglia, Albert. “Sobre la eutanasia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.). Bioética y derecho. Fundamentos
y problemas actuales. Primera edición aumentada, México, Fontamara, Colegio de Bioética, A.C., ITAM y
INSP, 1999, p. 232.
200
Diccionario de la Lengua Española..., op. cit., Tomo II, p. 2211.
201
Parejo, María., op. cit., p. 273.
202
Marcos, Ana. La eutanasia estudio…, op. cit., p. 75.

71
La primera de las posturas señaladas encuentra su origen en las culturas antiquísimas
orientales, “Principio de sacralidad o santidad de la vida humana”, la cual fue heredada a
la cultura judío-cristiana, misma que considera que el ser humano ocupa un lugar central
en la creación, por lo que se escuda en el “principio de inviolabilidad de la vida humana”,
considerando que matar a un ser humano por sí, o por mano ajena es inmoral y considera
que la vida humana es propiedad de Dios, por lo que solo él puede disponer de ella 203.

En la segunda de las posturas antes mencionadas, se encuentra Ronald Dworkin 204 quien
considera que la vida tiene un valor como el que puede tener una obra de arte. De igual
manera, Pablo de Lora y Marina Gascón 205 consideran que la vida no tiene un valor
intrínseco, sino extrínseco, el cual estará condicionado a la calidad de vida, ampliamente
explicada en los párrafos que anteceden. En esta dirección, Xavier Hurtado Oliver 206
señala que “la vida tiene el valor que cada quien le dé a la propia”.

Ronald Dworkin 207 refiere tres consideraciones respecto a lo valioso de la vida humana:
instrumental, subjetiva e intrínseca. Primero, si se considera que la vida tiene un valor
instrumental, la unidad de medida de la misma dependerá de lo que sirva la vida en
examen para otros seres humanos; ejemplificando, la vida de Miguel Ángel, será más
valiosa que la vida de un sujeto común. Segundo, si consideramos que la vida es
subjetivamente valiosa, es que consideramos que la medida del valor de la vida la otorga
la persona misma; es decir, qué tanto la persona desea estar viva. En otras palabras, si
utilizamos la frase: “La vida de Juan no vale nada porque sufre mucho”, estaremos
considerando que el valor de la vida es subjetivo. Al respecto, es preciso enfatizar que ésta
clase de valor de la vida humana, es el que pretenden garantizar los gobiernos como
derecho fundamental cuando incluyen el derecho a la vida con la máxima protección y
garantía en su ley suprema. En tercer término, si discurrimos acerca de que la vida tiene

203
Parejo, María., op. cit., p. 276.
204
Dworkin, Ronald. El dominio de la vida... (Trad. Ricardo Caracciolo y Víctor Ferreres)., op. cit., pp. 158 y
ss.
205
De Lora, Pablo y Gascón., op. cit., p. 219.
206
Hurtado, Javier., op. cit. , p. 135 y 136.
207
Dworkin, Ronald. El dominio de la vida… (Trad. Ricardo Caracciolo y Víctor Ferreres)., op. cit., pp. 158 y
ss.

72
un valor intrínseco, estaríamos considerando entonces, que cualquier vida humana tiene
un valor, incluyendo un feto, independientemente de su valor instrumental o subjetivo;
por lo tanto, aceptaríamos que la vida humana se debe respetar, honrar y proteger por ser
extraordinaria o maravillosa en sí misma, que la vida es sagrada, santa, inviolable,
indisponible e inconmensurable. En este sentido, Jorge Peralta 208 ha argüido que la vida
humana constituye un valor en sí misma, que además como hecho vital acaba por ser el
fundamento de todos los demás valores, “el cimiento del valorar”. A contrario sensu,
Pablo de Lora y Marina Gascón 209 sostienen que ésta posición exacerbada ha sido
adoptada por algunas doctrinas religiosas considerando que hoy es difícil de soportar, ya
que la mera existencia biológica no aporta ningún valor.

Por su parte, Ana María Marcos210 señala que jurídicamente se pueden adoptar tres
posturas sobre la vida humana como valor: a) la vida humana como un valor sagrado, ya
que debe protegerse con las armas más fuertes con las que cuenta el derecho penal, dada
su gran importancia para el individuo y para la sociedad, considerando el valor de la vida
previo a cualquier ordenamiento jurídico; b) la vida humana como valor primario, se
refiere a que el valor de la vida es preeminente cuando entra en colisión con otro valor,
por ejemplo en la eutanasia, donde entra en conflicto con la libertad, siempre deberá
prevalecer el valor de la vida, ya que los que son partidarios de esta postura consideran la
vida humana como la base y fundamento de todos los demás derechos; c) la vida humana
como derecho, la mayoría de los doctrinarios considera que la vida es un derecho.

A nuestro juicio, la postura jurídica aludida en el párrafo anterior, deja de lado a las teorías
que sí consideran la vida humana como un valor dentro del ordenamiento jurídico, pero
no como un valor primario o sagrado, sino subjetivo como lo establece Ronald Dworkin, o
extrínseco como lo señalaron Pablo de Lora y Marina Gascón. Ejemplificando, es diáfano
que el ordenamiento jurídico español se ha mantenido dentro de las dos primeras

208
Peralta, Jorge. Pena de muerte, aborto y eugenesia. México, Editor Joaquín Porrúa, S. A. de C. V., 1988, p.
21.
209
De Lora, Pablo y Gascón., op. cit., p. 236.
210
Marcos, Ana. La eutanasia estudio filosófico-jurídico. Barcelona, España, Marcial Pons y Universidad
Nacional de Educación a Distancia Madrid, 1999, pp. 128-130.

73
posturas de las que alude la autora en comento, ya que el TCE ha considerado en la
sentencia 53/1985 211, que la vida humana es: “… la proyección de un valor superior del
ordenamiento jurídico constitucional -la vida humana- y constituye el derecho
fundamental esencial y troncal en cuanto es el supuesto ontológico sin el que los restantes

derechos no tendrían existencia posible…El legislador parte de una normativa


preconstitucional que utiliza la técnica penal como forma de protección de la vida”.
Asimismo, el Tribunal Supremo en 1997 212, determinó: “La vulneración del derecho a la
vida no puede justificarse jurídicamente por la invocación del también derecho a la
libertad religiosa que únicamente podrá tener un valor modificativo-atenuatorio de la
responsabilidad criminal contraída”. De igual manera, una parte de la doctrina española
considera la vida como un valor primario, como es el caso del ilustre Gregorio Peces-
Barba 213. En cambio, hay sistemas jurídicos como el Colombiano que han adoptado la
segunda de las posturas sugeridas, es decir, el de considerar la vida como un valor del
ordenamiento jurídico, empero, considerando dicho valor, no como un valor sagrado ni
primario, sino como subjetivo o extrínseco. De lo anterior, se desprende lo sostenido por
el máximo intérprete de la Constitución Colombiana que estableció en la sentencia C-
239/97 214 lo siguiente: “La Constitución no solo protege la vida como un derecho sino que
además la incorpora como un valor del ordenamiento, que implica competencias de
intervención e incluso deberes, para el Estado y para los particulares. La Carta no es neutra
frente al valor de la vida sino que es un ordenamiento claramente a favor de él, ya que
comporta efectivamente un deber del Estado de proteger la vida…El Estado no puede
pretender cumplir esa obligación desconociendo la autonomía y la dignidad de las
personas…Solo el titular del derecho a la vida puede decidir hasta cuándo es ella deseable
y compatible con la dignidad humana. Y si los derechos no son absolutos, tampoco lo es el

211
TCE. Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.
212
TS STS 4567/1997, Sala 2ª.
213
Peces-Barba, Gregorio. Curso de derechos fundamentales I, Teoría General, Madrid, España, Eudema,
Universidad, Manuales, 1991, p. 204.
214
CSJC. Sentencia. C-239/97. Homicidio Por Piedad-Elementos/Homicidio Pietistico O Eutanasico/Homicidio
Eugenesico.

74
deber de garantizarlos, que puede encontrar límites en la decisión de los individuos,
respecto a aquellos asuntos que solo a ellos les atañen.”

En nuestra opinión, la segunda de la posturas es la acertada, la vida humana tiene un


valor, sin embargo, no es un valor sagrado, ni es intrínsecamente valioso, ni indisponible e
inconmensurable 215, ya que la SCJN ha sostenido que el derecho a la vida no es la panacea
de los derechos humanos, sino más bien la dignidad humana; la Corte en Pleno en
diciembre de 2009 216 sostuvo que la dignidad humana constituye un derecho
fundamental, el cual es la fuente, base y condición de los demás derechos, del que se
desprende el derecho a la vida. Dicho criterio fue reiterado por la misma Corte en octubre
de 2014 217, donde además agrega que la importancia de la dignidad humana es tal, que se
consagra como la base y condición para el disfrute de todos los demás derechos. En
conclusión, en México la vida es un valor, sin embargo no es un valor sagrado ni primario,
e indefectiblemente la postura anterior abre la puerta para considerar que si en algún
momento la SCJN tuviera que ponderar entre el valor de la vida humana y otro valor,
dicha Corte podría resolver en sentido contrario al valor de la vida.

En síntesis, la vida humana es un valor, ¿qué tipo de valor?, a nuestro juicio es un valor
subjetivo o extrínseco, es decir, individual, que el Estado debe salvaguardar, debiendo
garantizar que los individuos cuenten con los servicios que coadyuven para que dichas
vidas sean buenas, con calidad, y solo el titular del derecho puede determinar si su vida es
mala o buena, y si vale la pena vivirla.

215
Dworkin, Ronald. Una discusión acerca del aborto, la eutanasia y la libertad individual. (Trad. Ricardo
Caracciolo y Víctor Ferreres), 1ra. Reimpresión, Barcelona, España, Ariel, 1998, pp. 158 y ss. Así mismo,
Álvarez, Íñigo, op. cit., pp. 109 y 110.
216
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.
217
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UNA NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA
UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014,
p. 602, Registro IUS. 2007731.

75
3.2 Muerte.
La muerte según el Diccionario de la Lengua Española en su primera acepción es218 “la
cesación o término de la vida”. En su segunda acepción es “la separación del cuerpo y el
alma” 219. Para Engelhardt la controversia sobre la definición de muerte procede como
consecuencia de la falta de claridad de la vida que se declara terminada, distinguiendo
entre la vida biológica y la persona, la evolución respecto de la definición de la muerte que
se basa en la muerte cerebral vino a resolver en gran medida el conflicto 220. Como lo
establece Jaime Escobar 221 la muerte definitiva de un ser humano es: “la total inactividad
del cerebro. La muerte es el acto o el hecho más sólido de las experiencias humanas”.

La muerte es ineludiblemente un hecho biológico por medio del cual cesa toda la actividad
vital. Esto es, todo lo que nace muere, aunque la muerte es relativa al individuo y no de la
especie 222 . La muerte al igual que el nacimiento son experiencias individuales que
únicamente se pueden vivir a través de la otredad, ya que nadie experimenta ni su propia
vida, ni su propia muerte y a la fecha nadie ha regresado después de su muerte a
revelarnos su experiencia al respecto 223. Asimismo, el ser humano vive pensando que la
muerte es un mal, ya que en las especies animales se da una cierta inclinación a la
supervivencia 224. Pedro de Lora y Marina Gascón 225, sostienen que morir no es el peor de

218
Diccionario de la Lengua Española..., op. cit., Tomo II, p. 1508.
219
Ésta acepción es también utilizada por algunas religiones como la cristiana y la judaica, sin embargo no
aportan criterios prácticos que determinen dicho momento. Lo único que aportan son fábulas como la
muerte de Abraham para los judíos que según Xavier Hurtado Oliver es la siguiente: “Abraham, devoto judío,
ortodoxo, yacía en su lecho de muerte rodeado de sus familiares, amigos y el Rabino. Todos oraban
ininterrumpidamente, impidiendo con su actitud que el alma del moribundo abandonara el cuerpo. Así
habían transcurrido tres días con sus noches. Abraham continua vivo, la agonía lo asechaba; su fiel criada les
pedía que las plegarias cesaran y le permitieran morir en paz, pues por el poder de los rezos el alma no podía
partir y la muerte no se consumaba; ante la inutilidad de sus ruegos, la inteligente doncella ideo la forma de
ayudar a morir a su amo: subió al segundo piso de la vivienda y en una jarra de porcelana con agua y
elevándola por encima de su cabeza la dejo caer al suelo con gran estrepito. Alarmados por el ruido los
deudos y acompañantes dirigieron la mirada y su atención al punto del que provenía el ruido; cuando
reanudaron sus plegarias, se percataron de que Abraham había muerto; el alma había aprovechado el
momento de confusión para abandonar el cuerpo; sin saber, la doncella había aplicado a su señor la
eutanasia pasiva”. Hurtado, Javier., op. cit., pp. 148-149.
220
Engelhardt, Tristam. Los fundamentos de bioética. Barcelona, Paidos Básica, 1996, p.259.
221
Escobar, Jaime y otros., op. cit., p. 26.
222
Laín-Entralgo, Pedro. “Cuerpo y alma”. En Escobar, Jaime y otros., op. cit., p. 25.
223
Escobar, Jaime y otros., op. cit., p. 26.
224
Cfr. De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 207 y ss.

76
los males, consideran que la creencia de que morir es un mal es lo que ocasiona el
conflicto de considerar lícita la eutanasia, materia de nuestro estudio. Consideran que lo
que propicia el miedo a la muerte es la privación de bienes a los que somete la muerte, o
en la idea de la extinción misma, o ambas. Al respecto señalan que la muerte puede no ser
tan mala siguiendo los postulados de Bradley 226, el cual a su vez, alude que los sucesos
tienen efectos positivos y negativos como es el caso de la muerte. Ilustrando, la muerte
para un enfermo terminal con padecimientos dolorosos, es buena de momento, porque
evita que la persona siga sufriendo de forma absurda al no tener ninguna esperanza de
vida. Sin embargo, la muerte es mala para él, porque se priva de disfrutar a su familia y
otros placeres.

Por lo anterior, es que podemos aludir que morir puede no ser tan malo, y no tendríamos
por qué los seres humanos tener tanto temor a la muerte, ya que como señalamos al
lumbral del presente capítulo, la muerte es parte del proceso de la vida, además, es un
hecho ineludible para todo ser vivo, no solo para los seres humanos.

3.2.1 Determinación de la muerte.


Sin duda alguna, una situación que genera debate sobre la muerte, es decretar cuándo se
considera que una persona ha perdido la vida. Durante muchos siglos los médicos
determinaron la muerte de sus congéneres, a través del pulso y colocando un espejo
sobre la boca de la persona, así se expidieron innumerables actas de defunción 227. Según
Xavier Hurtado Oliver 228 fueron muchas las personas que se enterraron vivas
considerándolas muertas bajo éstos procedimientos, acreditándose lo anterior al ser
exhumados los cadáveres. Quizás, una de las complicaciones que se da para determinar
cuándo ha muerto una persona es aceptar que la muerte es un proceso 229, es decir, la

225
Ídem.
226
Bradley, B. “When is Death Bad for the One Who Dies?”. En De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp.
212 y 213.
227
Cfr. Behar, Daniel, op. cit., p. 39.
228
Hurtado, Javier., op. cit., p. 147.
229
Al respecto, Daniel Behar señala que en el proceso de la muerte se han destacado cuatro niveles: 1)
Muerte aparente. Es la que se da con la desaparición del tono muscular, paro respiratorio o baja de
actividad cardiaca y circulatoria, pese a lo anterior, la persona podría recobrar la conciencia. 2) Muerte
clínica. Se da cuando concluye la actividad cardiaca y respiratoria, la persona carece de reflejos. Sin

77
muerte no es un hecho instantáneo, tal como lo manifiesta el Dr. Mario Alba, la muerte es
un proceso de pasos sucesivos, donde primero se daña el encéfalo, luego se pierden las
funciones vitales, así hasta la muerte total 230.

En 1968, se constituyó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, un


Comité Ad Hoc para determinar una nueva definición de “muerte cerebral” 231, el cual
finalizó con un Informe 232 que estipulaba cuatro características para determinar la muerte
cerebral: 1) Falta de receptibilidad y sensibilidad ante los estímulos internos y externos. 2)
Falta de movilidad o respiración, lo cual debía ser observado por una hora. 3) Falta de
reflejos. 4) Electroencefalograma durante tres minutos 233. Empero, según George Kieffer
éste criterio falló muy rápido, especialmente el criterio del encefalograma plano;
precisamente en 1969 se dieron a conocer tres casos excepcionales, dichos casos se
suscitaron en Vietnam, Tokyo e Israel, cuyos cerebros planos mostraron actividad, el
primero en 5 minutos, el segundo en un mes, y el último, en dos semanas, y a los dos
meses estaba la persona normal 234. A raíz de lo anterior, en 1971 y 1972, el Instituto
Nacional de Enfermedades Neumológicas y Accidentes Cerebrales de Estados Unidos,
llevó a cabo junto con nueve centros hospitalarios, un estudio para contar con criterios

embargo, subsisten reacciones metabólicas y podría suceder que la persona cobrara la razón, salvo cuando
falta la anoxia (irrigación sanguínea en el cerebro), pasa los ocho minutos. 3) Muerte absoluta. Es la que
sobreviene cuando hay muerte cerebral y vida vegetativa asistida. Se da el coma sobrepasado. 4) Muerte
total. Es la culminación del proceso, cuando la persona ya no tiene células vivas. Behar, Daniel., op. cit., pp.
47 y 48.
230
Íbid., pp. 40 y 41.
231
A este Comité se han referido innumerables autores como: De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp.
213 y ss. Pérez, Víctor. Eutanasia, ¿Piedad? ¿Delito?, México, Universidad Iberoamericana, 2003, pp. 145 y
146. Behar, Daniel., op. cit., pp. 39 y ss. Hurtado, Javier., op. cit., pp. 146 y ss. Escobar, Jaime y otros., op. cit.,
pp. 35 y 36.
232
Cfr. Pérez, Víctor, op. cit. Pp. 145-146. Y Behar, Daniel., op. cit., pp. 39 y ss.
233
“Todas las pruebas que se han mencionado no deben acusar ningún cambio al repetirlas 24 horas más
tarde. Si los procedimientos descritos no revelan ninguna actividad, el paciente puede ser juzgado como
muerto basándose en el daño cerebral irreversible. Hay dos excepciones a estos criterios: el paciente que está
sufriendo hipotermia (temperatura interna del cuerpo por debajo de los 32 grados centígrados) o el paciente
que está bajo la acción de productos depresores del sistema nervioso (por ejemplo barbituratos)”. Pérez,
Víctor, op. cit. Pp. 145-146.
234
Kieffer, George. Bioética, Madrid, Alhambra, 1983, p. 234.

78
más confiables y exigieron una prueba que confirmara la ausencia de circulación de la
sangre en el encéfalo 235.

Sin duda alguna, fue un avance asombroso para la bioética, el Comité realizado en la
Universidad de Harvard, ya que los conceptos de muerte cerebral establecidos ahí fueron
los primeros en ese sentido y gracias a ellos se realizaron muchos trabajos
ulteriores 236 cuyo propósito era definir el coma irreversible, para resolver dos
problemas 237: 1) hasta dónde puede llegar el uso de la tecnología para el cuidado del
moribundo, y; 2) determinar el criterio de muerte con relación en los trasplantes de
órganos.

Precisando, como lo establece Bernart 238 la muerte de una persona se da con la cesación
de las funciones clínicas del cerebro, que es donde se ubica el “sistema crítico”. Es decir,
no se exige la muerte de cada una de sus células, recordando con lo anterior, que la
muerte es un proceso, dando así, lugar a los trasplantes de órganos.

Como consecuencia del Comité realizado en la Universidad de Harvard, es que se definió


la muerte jurídicamente por primera vez en Kansas (Estados Unidos) en 1970 239, la cual
fue definida de dos formas distintas: “….una persona será considerada clínica y legalmente
muerta si, en la opinión de un médico basado en normas corrientes de la práctica médica,
hay ausencia de función espontánea respiratoria y cardiaca… una persona será
considerada clínica y legalmente muerta si, en la opinión de un médico basado en normas
corrientes de la práctica médica, hay usencia de función cerebral espontánea… La muerte
ha de declararse antes de desconectar los medios artificiales de sustentación de las
funciones respiratoria y circulatoria, y antes de extraer cualquier órgano vital con el
propósito de trasplantarlo”. Según Emanuele Caló en Alemania la doctrina distingue dos
momentos de muerte, el relativo a los trasplantes de órganos y el relativo a las

235
Pérez, Víctor., op. cit., pp. 146-147.
236
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 215 y 216.
237
Escobar, Jaime y otros., op. cit., pp. 37 y 38.
238
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 215 y 216.
239
Cfr. Pérez, Víctor., op. cit., p. 148.

79
sucesiones240. Actualmente, la mayoría de los países cuentan con una definición jurídica
de muerte bajo el criterio de muerte cerebral 241, aunque sus procesos han sido distintos.
Por ejemplo, en España se estipuló la muerte cerebral en 1980 242 con el Real Decreto
420/1980 de 22 de febrero, el cual se reformó con el Real Decreto 2070/1999, cuya
exposición de motivos se refiere específicamente a los trasplantes de órganos. En
Argentina se dio un proceso distinto, desde 1977 se reconoce la muerte encefálica a raíz
de la Ley 21.541, modificada por la Ley 23.464 de 1987 y finalmente por la Ley 24.193 de
1993.

En el sistema jurídico mexicano la muerte acontece cuando: “se presentan la muerte


encefálica o el paro cardíaco irreversible. La muerte encefálica se determina cuando se
verifican los siguientes signos: 1. Ausencia completa y permanente de conciencia; 2.
Ausencia permanente de respiración espontánea, y 3. Ausencia de los reflejos del tallo
cerebral, manifestado por arreflexia pupilar, ausencia de movimientos oculares en pruebas
vestibulares y ausencia de respuesta a estímulos nocioceptivos. Se deberá descartar que
dichos signos sean producto de intoxicación aguda por narcóticos, sedantes, barbitúricos o
sustancias neurotrópicas “. (Art. 343 de la Ley General de Salud).

3.2.2 Muerte con calidad o buena muerte.


Walston y otros 243 determinaron que la calidad de muerte es definida como “la calidad de
vida que experimenta el enfermo en los tres últimos días de su existencia”, además dichos
autores presentan un instrumento que diseñaron para evaluar la calidad de la muerte de
un ser humano, tomando en cuenta los siguientes fines244: a) que el enfermo se encuentre
en el lugar elegido para su muerte; b) ser un agonizante físicamente capaz de hacer lo que
desee; c) no padecer dolor; d) sentirse en paz con Dios, consigo mismo y con el entorno; e)

240
Caló, Emanuel., op. cit., p. 103.
241
Según Xavier Hurtado Oliver la muerte cerebral es: “… generalmente irreversible; aunque parte del
cerebro que permite los reflejos involuntarios pudiera estar activa, y dar la impresión de vida por el
movimiento de pestañas, la tos, el bostezo, ciertos ruidos emitidos por el paciente, etc.”. Hurtado, Javier., op.
cit., p. 147.
242
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 213 y ss.
243
Walston, kaylor. y otros. “Comporting the quality of death for hospice and non-hospice center parients”.
En Behar, Daniel., op. cit., pp. 102 y ss.
244
Ídem.

80
participar en la actividades diarias habituales; f) ser capaz de permanecer en el hogar
tanto tiempo como desee; g) morir dormido, sin conciencia; h) sentirse en plenitud de
facultades; i) completar alguna tarea que considere importante; j) ser capaz de aceptar la
muerte y; k) vivir hasta que ocurra un acontecimiento que considere crucial. Asimismo,
para determinar el grado de calidad de muerte en los últimos tres días del enfermo, se
cuenta con ocho escalas análogo-visuales, con base en la evaluación de las condiciones
siguientes: dolor, náusea, depresión, ansiedad, somnolencia, apetito, bienestar y
ahogo 245.

En la doctrina mexicana, Xavier Hurtado Oliver 246 considera que la buena muerte es la
que llega silenciosa, furtiva, inesperada, la que nos sorprenda dormidos, es decir en la
inconciencia, sin sufrimiento ni congoja, en fin, sin advertir dolor físico ni moral. Además
el autor en referencia agrega que todos los anteriores juicios son subjetivos, ya que la
solicitud de un enfermo de ser privado de la vida no es siempre racional, porque en
algunas ocasiones, en los momentos dolor imploran morir y después de que ha sido
paliado el dolor, muchos pacientes desisten de su deseo.

Jaime Escobar 247 arguye que hay que tener dignidad frente a la muerte y ésta consiste en
la actitud de los médicos hacia el paciente moribundo, la cual ha cambiado de forma
trascendente en los últimos treinta años. Antiguamente era normal que los médicos
mintieran, aunque de forma piadosa a los pacientes sobre su estado de salud. Ahora, en
cambio, los médicos están obligados a conducirse con la verdad hacia sus pacientes,
explicándoles su pronóstico, posibilidades de supervivencia, calidad de vida que pudieren
tener, entre otras.

Según la BBC 248 en 2010, de entre los países que tuvieron mejor calidad de muerte se
encontraron Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda y Bélgica, por el contrario los

245
Bruera. “The edmonton symptom assesment system (ESAS): a simple method for the assessment of
palliative care patients”. En Behar, Daniel., op. cit., pp. 104 y 105.
246
Hurtado, Javier., op. cit., pp. 135 y ss.
247
Escobar, Jaime y otros., op. cit., p. 38.
248
Véase en: http://prodigy.msn.com/es-mx/noticias/mundo?cp-documentid=24883125. (Consultada el 27
de marzo de 2015).

81
que resultaron peor evaluados fueron México, China, Brasil, Uganda e India. Según la
misma BBC la calidad de muerte se mide: “(…) en países educados de acuerdo a la
provisión de cuidados paliativos, acceso a tratamientos, analgésicos, políticas y fondos
públicos para enfermos terminales, así como percepciones individuales y comunitarias de
la muerte” 249.

Otros autores consideran que el estado de indignidad o la falta de calidad irreversible que
constituye el ámbito de discusión de la eutanasia puede concretarse en los siguientes
supuestos: a) procesos terminales de muerte, a menudo acompañados de fuertes
sufrimientos físicos; b) casos de existencia dramática, casi siempre acompañados de
graves padecimientos psíquicos y muchas veces también físicos (niños nacidos con graves
deformidades y/o daño mental irreversible, o personas con una enfermedad no terminal
pero sí grave y avanzada que les ocasiona una minusvalía severa), y; c) estados
persistentes de vida vegetativa, esto es, (coma irreversible), que es mantenida por medio
de modernos aparatos 250.

Por último, la calidad de la muerte se ubica en los últimos días de vida del enfermo, en los
cuales se debe respetar su autonomía y autodeterminación, evitando a toda costa el dolor
físico y psicológico, en donde la bandera reinante debe ser su dignidad. Entendiendo a la
calidad de muerte como parte de la calidad de la vida, ya que como ha quedado
acrisolado, la muerte es parte del proceso de la vida.

3.3 Bioética.
Según el Diccionario de la Lengua Española, el vocablo bioética 251 proviene del griego (bios
y ética), y se refiere al “Estudio de los problemas éticos originados por la investigación
biológica y sus aplicaciones, como en la ingeniería genética o la clonación”. Una de sus
primeras definiciones, fue la situada en 1978 en la Encyclopedia of Bioethics, la cual
señaló: “Estudio sistemático de la conducta humana en el área de las ciencias de la vida y

249
Ídem.
250
Con las tres situaciones descritas coinciden Gimbernat, Enrique. Eutanasia y derecho penal. Granada,
Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, no. 12, 1987 y De Lora, Pablo y Gascón,
Marina., op. cit., pp. 237 y 238.
251
Diccionario de la Lengua Española... op. cit., Tomo I, p. 310.

82
la atención de la salud, en tanto que dicha conducta es examinada a la luz de los principios
y valores morales 252”. Por otra parte, Diez-Picazo, alude que la bioética 253 es “el estudio de
los problemas normativos de todo orden- es decir, morales, jurídicos y deontológicos-
planteados por la medicina, tanto en el plano de la investigación científica como el de la
práctica profesional”. A través de las definiciones que anteceden podemos observar la
evolución de la que ha sido objeto el concepto en análisis. Es por ello, que hoy es factible
afirmar que el objeto de estudio de la bioética es la vida humana y los problemas
médicos 254, aunque éste haya sido impreciso por varias décadas. Al respecto coincidimos
con Díaz Revorio 255, que el objeto de estudio de la bioética, no se agota en la vida
humana, ya que puede extenderse a otros problemas relacionados con los seres vivos, y
así podría tener mayor alcance que la Ética médica o la Deontología médica.

En cuanto a la metodología 256 con la cual se debe abordar el estudio de los problemas
inherentes a la bioética, es menester dejar en claro, que no se trata de una rama de otras
ciencias como la Biología o la Medicina, independientemente de la estrecha relación que
pueda tener con estas y otras disciplinas. La bioética se centra en problemas éticos,
morales, deontológicos, jurídicos, políticos, tal como lo arguye Diez-Picazo en la definición
antes citada. Es por ello, que podemos afirmar que la bioética es un estudio
interdisciplinario 257 el cual tiene una relación estrecha con la Ciencia Jurídica,
fundamentalmente con el derecho constitucional y más específicamente con los derechos

252
Reich, Warren T. Encyclopedia of Bioethics, Vol. IV, Free Press Macmillian, New York, 1978, p.116.
253
Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 231 y 232.
254
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos. op. cit., p. 119.
255
Ídem.
256
Íbid., pp. 119 y 120.
257
Coincidiendo con la interdisciplinariedad de la bioética podemos citar a Vidal, Mariano. Bioética. Estudios
de bioética racional. Madrid, Tecnos, 1989, p. 19. Asimismo, De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 35.
Es preciso enfatizar que autores como Díaz Revorio, señalan que la bioética es una disciplina
multidisciplinar.’ Íbid., p. 120. Sin embargo, a nuestro juicio más que disciplinar es una ciencia
interdisciplinar, incluso, podría vislumbrarse como transdisiciplinar, según el Diccionario de la Lengua
Española la interdisciplinariedad se refiere a un estudio que se realiza con la cooperación de varias
disciplinas, y la multidisciplinariedad, es el que abarca varias disciplinas. Ya que los problemas de bioética se
resuelven a partir de la cooperación de varios expertos de distintas disciplinas del quehacer científico, los
cuales trabajan cooperativamente, consideramos que es más correcto hablar de interdisciplinariedad.
Diccionario de la Lengua Española... op. cit., Tomo I, p. 1255 y 1511.

83
humanos 258, ya que los problemas debatidos por la bioética, versan indefectiblemente
sobre el derecho a la vida y a la integridad física y moral, tales como, el aborto y la
eutanasia, éste último, objeto de estudio del presente trabajo de investigación.
Actualmente, la bioética debate sobre la genética, de la que se desgaja la experimentación
científica sobre embriones humanos y la reproducción humana asistida 259.

Al respecto Díaz Revorio 260 alude que la bioética y el derecho constitucional “mantienen
una relación mutua de complementariedad”. El derecho otorga a la bioética los valores en
los cuales desafiar los conflictos planteados por las “ciencias de la vida”, podría decirse
que legitima a esos valores, ya que esos valores se tipifican en normas jurídicas y dichas
normas han sido creadas por el poder constituyente. A su vez, la bioética otorga al
derecho las definiciones de dichos valores, ya que trascienden en el quehacer científico de
otras disciplinas como la Medicina, Ciencia Política, Sociología, Ética, por citar algunas.

En suma, durante mucho tiempo los problemas referentes a la Ética médica se resolvieron
a través de Deontología médica, problemas cuyo debate y dilucidación fueron acotados en
virtud de las limitaciones que nos brinda el conocimiento de una sola disciplina. Dando lo
anterior origen a la bioética, como un discurso interdisciplinario asociado a los
conocimientos y tecnologías biomédicas261. Según Miguel Domingo Centeno la bioética
tiene por delante los siguientes retos: “a) problemas sobre reproducción humana asistida;
b) estatuto ético sobre del embrión y del feto; c) mejorar la naturaleza humana, y; d) la
clonación y el concepto de singularidad individual” 262.

258
Por su parte Juan Carlos Tealdi, atribuye el orden cronológico de ciertos hechos históricos con una
aparición coincidente de los Derechos Humanos y de la bioética. Lo anterior es así, ya que la expresión
francesa droits de I’homme, que fue acuñada en el siglo XVIII, se internacionalizó con la Declaración
Universal de los Derechos Humanos de 1948. De esta forma, la bioética y los Derechos Humanos como
movimientos internacionales surgen de forma análoga en 1947 y 1948, aunque su evolución haya sido
cronológicamente distinta. Es por ello que ambas disciplinas son tan cercanas que parecieran confundirse,
clarificando, el Código de Nuremberg, es un diáfano reconocimiento de los derechos humanos que habían
sido vulnerados y a la vez un claro punto de partida de la bioética como se verá en el apartado subsecuente.
Tealdi, Juan., op. cit., pp. 52 y 53.
259
Cfr. Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 232.
260
Cfr. Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos… op. cit., pp. 121 y 122.
261
Cfr. De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 20.
262
Centeno, Miguel. “Metodología de la bioética”. En En García, Dora y otros. (Coords.), op. cit. p. 185.

84
3.3.1 Orígenes de la bioética.
Según Pablo de Lora y Marina Gascón 263, el término “bioética” se utilizó por primera vez
en 1971 en el libro de Van Reselaer intitulado: “Bioethics: a Bridge to the Future”,
refiriéndose al conjunto de preocupaciones éticas sobre la práctica de la biomedicina y la
biotecnología. Por su parte, Juan Carlos Tealdi 264 señala que la bioética surgió para
salvaguardar la sobrevivencia humana y la mejora de la calidad de vida. De facto, el
modelo central de bioética se originó en la década de los sesentas en los Estados Unidos,
cuando se empezaron a utilizar términos como: hemodiálisis, trasplantes, consejo
genético, contraceptivos orales, diagnóstico prenatal, entre otros. Resultando
contrastante que haya surgido dicho modelo en EUA ya que en la misma época, en EUA se
advertían problemáticas de autoridad incuestionada de los médicos, prejuicios raciales y
sociales y, un imperativo técnico-ético indiscutible 265. Por otro lado, los historiadores de la
bioética ubican su lumbral en los juicios de los médicos nazis de 1947 dando lugar al
Código Nuremberg. En el mismo año, la Asociación Mundial de la Salud, definió la salud
como: “El completo estado de bienestar físico, mental y social y no meramente la ausencia
de enfermedad”. Asimismo, en 1948 la Asociación Médica Mundial (AMM) aprobó la
Declaración de Ginebra, en el intento más relevante por actualizar el Juramento
Hipocrático 266. Posteriormente, la comunidad mundial estremecida por las ideologías
racistas que propiciaron tantos hechos aberrantes durante la Segunda Guerra Mundial,
promulgó en 1964 la Declaración de Helsinki, en la que abolió la experimentación con
seres humanos sin que mediara su conocimiento informado, que a juicio de Pablo de Lora
y Marina Gascón 267, no es otra cosa más que la expresión del “principio de autonomía”.
Ulteriormente, se descubrió en los años setenta en Estados Unidos una investigación
denominada Tuskegge 268 con Afroamericanos, la cual provocó el surgimiento en 1974, de

263
Cfr. De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 26.
264
Tealdi, Juan., op. cit., p. 52.
265
Cfr. Albarellos, Laura. Bioética con Trazos Jurídicos. México, Porrúa, 2007, p. 4.
266
Tealdi, Juan., op. cit., p. 52.
267
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 23
268
Dicha investigación se dio en 1932, como un experimento en el que aproximadamente 600 hombres
afroamericanos fueron analizados durante 40 años, con el objeto de conocer la evolución de la sífilis sin
tratamiento. 400 de ellos estaban infectados y los otros 200 fueron utilizados como control. El estudio

85
la Comisión Nacional de Bioética dependiente del Congreso, a la que le fue encomendado
un informe, al que hoy conocemos como “Informe Belmont”, publicado en 1978, en el cual
fueron señalados los principios rectores de la bioética 269 a los cuales nos referiremos en
los puntos subsecuentes.

En este orden de ideas y dirección, Juan Carlos Tealdi alude que los antecedentes de la
bioética se deben a una triple raíz: 1) la defensa de los derechos humanos en la posguerra
de manera internacional y el movimiento de derechos civiles en Estados Unidos, ambos en
su relación con la medicina y la salud; 2) el poderío y ambigüedad moral del desarrollo
científico y tecnológico en pro de la supervivencia de la especie humana y el bienestar de
los mismos y; 3) los problemas de justicia en los problemas de salud 270.

En contraste con lo anterior, Pablo de Lora y Marina Gascón 271 plantean que el
surgimiento de la bioética se debió a una tercia de circunstancias las cuales se enlistan a
continuación: 1) que la medicina y la biología lograran impactar en la vida de los seres
humanos, a través de la curación efectiva o que la muerte de los seres humanos se
pudiere posponer, ocurriendo lo anterior hasta la segunda mitad del siglo XIX; 2) el
aprovechamiento masivo de los seres humanos como sujetos de investigación biomédica
y; 3) la ideología racista que propició las mal llamadas “eutanasia de los débiles e inútiles”
y la “eugenesia”.

3.3.2 Problemas de la bioética.


Según Diez-Picazo 272 uno de los problemas de la bioética estriba en la diversidad de
soluciones, incluso en países con características análogas en cuanto a la cultura y política,

continuó después de haber sido descubierta la penicilina, y por ende, la cura de la enfermedad en comento.
A los pacientes no se les comunicó que tenían sífilis. Se les ofreció tratamiento médico gratuito y se les
aseguró alimentos y servicios funerarios sin costo a cambio de su apoyo. La elección de los hombres de raza
de color, se dio por una creencia racista que los consideraba como raza inferior, hecho que se les hizo saber.
El cierre del estudio en comento se dio en 1972, después de que murieron 28 varones, otros 100 más por
complicaciones relacionadas; asimismo, por lo menos 40 esposas de los mismos habían sido infectadas y 19
niños habían nacido con sífilis. Tealdi, Juan., op. cit., p. 4.
269
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 23
270 Tealdi, Juan., op. cit., p. 52.
271
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 21 y ss.
272
Cfr. Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 231 y ss.

86
lo cual responde a criterios discrepantes de carácter antropológico y moral, sobre los
principales asuntos en juego en dicha materia, como lo es la vida humana, relaciones
entre padres e hijos y los límites de la ciencia, situación que se ha intentado paliar con los
principios de la bioética, los cuales abordaremos en los apartados siguientes. Lo que es un
hecho es que la bioética pone de relieve los límites del derecho como medio de control
social, ya que de nada sirve poner límites a través del derecho, si los gobernados se
pueden trasladar a otro país, incluso siendo vecino, y alcanzar su objetivo.

Pablo de Lora y Marina Gascón 273, señalan que los retos y desafíos de la bioética emanan
de los principios de la misma, los cuales orientan a las siguientes interrogantes: ¿quién
debe decidir?, ¿qué beneficio se debe perseguir y/o qué daño se debe causar? y, ¿qué trato
debe darse a un individuo con relación a los demás? 274 Si la bioética es una ciencia de la
vida biológica de los seres humanos, ésta se proyecta desde el inicio de la vida hasta al
término de la misma, pasando por la reproducción, curación y tratamiento de
enfermedades y en todos estos ámbitos a diferencia de los animales, el ser humano puede
decidir, es decir, manifiesta su disposición, mediante el ejercicio de su libertad, salvo en el
inicio de la vida, por obvias razones. Sin embargo, la situación se complica una vez que la
bioética brinda una gama de opciones de biomedicina y biotecnología como en el caso de
las técnicas de reproducción humana asistida, la interrupción voluntaria del embarazo y el
empleo de métodos anticonceptivos. Ante esto, ¿Cuál es el alcance de nuestra
autonomía? Por otra parte y no menos importante, el final de la vida, presenta otras
decisiones trascendentales para el ser humano, como la posibilidad de disponer de la
propia vida como último ejercicio de su autonomía, con el objeto de evitar el
“encarnizamiento terapéutico”, a través de cuidados paliativos y poder anticipar su
voluntad, ante la eventualidad de no poder estar en condiciones de emitirla,
permitiéndoseles a los seres humanos morir con dignidad.

273
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 26 y ss.
274
Ídem.

87
Profundizando, Juliana González 275 señaló que la problemática principal de la bioética nos
remonta a situaciones críticas inherentes a la vida y a la muerte; sin embargo, también
engloba el conflicto de hasta dónde llega la libertad de investigación y no solo eso, sino
también, la facultad de intervención o manipulación en los procesos y en la naturaleza
privada de la vida y de la muerte y, a su vez, saber hasta dónde llega el poder predictivo
del conocimiento y, por ende, los límites éticos sobre ello.

3.3.3 Bioética de los máximos y de los mínimos.


Tal como lo establecen Pablo de Lora y Marina Gascón 276, en la bioética como en la Ética
caben las expresiones de bioética de los máximos y de los mínimos. La primera, se refiere a
las propuestas de la ética de los máximos, la cual puede ser entendida como aquella que
no reconoce la diferencia entre la ética pública y la privada. Por lo tanto, es ciega ante la
pluralidad social, con mayor razón cuando versa sobre criterios de globalización y
universalidad. La segunda, hace referencia al mínimo ético exigible, es decir, se basa en un
mínimo ético consensuado, reconociendo entonces, la diferencia entre la ética pública y
privada. El mínimo ético en la cultura occidental lo constituyen los derechos humanos.

Resulta diáfano que una sociedad civilizada, democrática y secularizada requiera una
bioética de los mínimos, la cual ha sido propuesta por Hugo Tristram Engelhart, mismo
que sostiene que la bioética de los mínimos debe ser minimalista y permisiva, porque a su
juicio no hay acuerdo sobre la jerarquía de los valores que pueda estar por encima de la
autonomía o autodeterminación de la persona humana 277.

3.3.4 Principios básicos de la bioética.


Los principios básicos de la bioética son aquellas directrices generales que valen como
soporte para justificar las disposiciones éticas y la valoración de los quehaceres humanos
en el área biomédica, con el objeto de facilitar la tarea de dilucidar sobre ciertos conflictos
de tipo valoral que plantea el ejercicio de dicha actividad en todos sus ámbitos, clínica e

275
González, Juliana. “Valores éticos de la ciencia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.). Bioética y derecho.
Fundamentos y problemas actuales. Primera edición aumentada. México, Fontamara, Colegio de Bioética,
A.C., ITAM y INSP, 2012, pp. 29 y ss.
276
Íbid., p. 35 y ss.
277
Ídem.

88
investigación 278. Según Pablo de Lora y Marina Gascón 279 dichos principios constituyen
“(…) el material con el que se teje toda discusión: investigación con embriones,
experimentación en humanos, eutanasia, trasplantes, terapias génicas, rechazo de
tratamientos, reparto de recursos escasos en medicina, etc.“.

Los principios en estudio se originaron en 1978, en Estados Unidos con el “Informe


Belmont” tal como ha sido asentado en los apartados precedentes, los cuales en suma son
los siguientes: autonomía, beneficencia, justicia e imparcialidad. Sin embargo, la
“expresión canónica” 280 de dichos principios se dio en 1979 con el libro de Tom. L.
Beauchamp y James F. Childress, el cual se intituló “Principles of Biomedical Ethics”. En
dicha obra se agregó un principio más, subsistiendo entonces, los principios siguientes281:

a) Autonomía: implica la capacidad de decidir sobre sí mismos (auto-legislación).


Invoca a reconocer el derecho de toda persona a decidir sobre los asuntos que le
conciernen. Dicha decisión no se puede llevar a cabo sino con el pleno
conocimiento de su situación, es decir, a través de pruebas diagnósticas y
tratamientos282. En el ámbito de la práctica médica, conlleva a que los valores,
criterios y preferencias de la persona son principales desde el punto de vista ético,
lo cual presume que la obligación del galeno es la de respetar el ejercicio de la
autonomía del paciente en todo lo que se refiere a su salud 283. Cabe agregar que a
juicio de Pablo de Lora y Marina Gascón 284, éste principio es central en la praxis
clínica y de investigación biomédica, el cual ha sido consagrado en el Convenio de
Bioética del Consejo de Europa. En España se creó la ley 41/2002, sobre la

278
Buisan Lydia. “Bioética y principios básicos de ética médica”. En Casado, María (Comp.). Nuevos
materiales de bioética y derecho. México, Fontamara, 2007, p. 73 y 74.
279
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 40 y 41.
280
Dicha expresión fue utilizada por Manuel Atienza por primera vez en 1998 en Atienza, Manuel Juridificar
la bioética”. En Bioética y Derecho, Lima-Bogotá, Palestra-Temis, 2004, p. 75. Posteriormente, fue recogida
un década más tarde como “formulación canónica” por De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 41.
281
Atienza, Manuel “Juridificar la bioética”. En op. cit., p. 75.
282
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 43.
283
Buisan Lydia. “Bioética y principios básicos de ética médica”. En Casado, María (Comp.). Nuevos
materiales… op. cit., pp. 79 y 80.
284
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 43.

89
autonomía del paciente, asimismo, la autonomía es ampliamente regulada en el
Código de Deontología Médica.

b) Beneficencia: se traduce en el deber de procurar el bien, es decir, planear las


mejores alternativas, tanto en la práctica clínica como en la investigación. No solo
implica no hacer mal, sino también exige ayudar activamente a los demás.
Inclusive abarca la actividad de promover la investigación de beneficios futuros. Es
uno de los principios hipocráticos por medio del cual el médico está obligado a
hacer el bien, prevenir y evitar daños o menoscabo a la salud 285.

Según William Frankena 286 los principios de beneficencia y no maleficencia, se


funden en uno solo principio, y éste, a su vez, se compone de cuatro elementos en
el siguiente orden de prelación: 1) se debe no infligir mal o daño; 2) se debe
remover el mal; 3) se debe prevenir el mal o daño y; 4) se debe hacer o promover
el bien. En la praxis, siempre es preferible analizar el caso en particular y revisar los
cuatro elementos en conjunto, pues en muchas ocasiones será necesario invertir el
orden de prelación. Siempre tomando en cuenta que lo que hay que evitar es
“dañar”.

c) No maleficencia: este principio se traduce en primum non nocere, imponiendo el


respeto por la integridad física o psicológica del paciente. Dejando claro que no
causar perjuicio es distinto a dar beneficio, los seres humanos están obligados a no
causar perjuicio, más no están obligados a proporcionar beneficio. En Biomedicina
éste principio tiene algunas matizaciones, toda vez que si se aplicara de forma
absoluta, muchos tratamientos médicos no tendrían cabida, por lo tanto, debe
entenderse como el principio de no perjudicar innecesariamente a alguien 287. Para
Lydia Buisan 288, éste principio engloba varias obligaciones al galeno, como: a) tener
una formación teórica y práctica rigurosa y actualizada; b) buscar o investigar

285
Íbid., p. 45.
286
Frankena, William, Ethiks, Englewood Cliff. New Jersey, Prentice Hall, 1973.
287
Buisan Lydia. “Bioética y principios básicos de ética médica”. En Casado, María (Comp.). Nuevos
materiales… op. cit., pp. 82 y 83.
288
Ídem.

90
procedimientos diagnósticos y terapéuticos nuevos y, mejorar los existentes para
que sean menos inhumanos y dolorosos; c) avanzar en el tratamiento del dolor; d)
evitar la llamada medicina defensiva, no multiplicando sin necesidad los
procedimientos diagnósticos y; e) cultivar una actitud afable con el paciente 289.

d) Justicia: este principio encierra el deber de imparcialidad de los profesionales de la


salud en la distribución de riesgos y beneficios, en la asignación de recursos y
servicios médicos; específicamente, la obligación de igualdad en los tratamientos y
en el reparto de beneficios y cargas en la investigación. Para el Estado impone el
deber de la distribución equitativa de recursos en pro de prestar diligentemente
los servicios de salud e investigación en el mismo campo 290.

Cabe agregar, que Manuel Atienza 291 , Beauchamp y Childress aluden a que dichos
principios son prima facie, esto es, obligan únicamente si no se encuentran en colisión con
otro principio, en caso contrario, los criterios de resolución serían sobre la base de
jerarquizar los principios de acuerdo a la situación concreta. Dicho de otra forma, no hay
reglas específicas sobre qué hacer en un momento dado, ni sobre la jerarquía de los
principios, menudo conflicto surge al poner un principio frente al otro. Según el autor en
referencia, Diego Gracia genera una gran polémica al jerarquizar los principios de la
bioética; dicho autor consideró que los principios de la bioética tendrían operatividad al
jerarquizarlos, esto con la intención de que no dependieran de una simple ponderación de
las circunstancias en cada caso; consideró los principios como de primer y segundo rango,
como principios de primer rango aludió a los principios de no maleficencia y de justicia;
como de segundo rango, reconoció al principio de autonomía y de beneficencia, dicha
distinción a juicio del autor se debió a su fundamentación, los primeros se fundan en que
obligan independientemente de la voluntad de los particulares, o de la voluntad de las
personas implicadas, es decir, los de primer rango atienden al bien común y los del

289
Ídem.
290
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 43.
291
Atienza, Manuel “Juridificar la bioética”. En op. cit., p. 76 y ss.

91
segundo rango, atienden a fines particulares; o bien, los primeros son concordantes a la
bioética de los máximos y los segundos a bioética de los mínimos.

En nuestra opinión, y en correspondencia con Manuel Atienza 292, ni el criterio por demás
principalista de Beauchamp y Childress, ni el de jerarquía de Gracia, responden
objetivamente a un bioética aplicada, ya que ninguno responde a criterios objetivos. El
primero, al dejar al arbitrio de quien o quienes les correspondería decidir en un momento
dado, situaciones sobre la salud o la vida un ser humano, basados en un relativismo
absoluto, resulta algo arriesgado; tal vez podrían ser aceptado en los sistemas jurídicos
que devienen del common law, no para los sistemas jurídicos del civil law, como el sistema
jurídico español, y por obvias consecuencias el mexicano. Por el contrario, la propuesta de
Gracia, no responde a la bioética de los mínimos, la cual como ya ha quedado asentado en
el presente trabajo de investigación, es la que exige una sociedad civilizada, donde no se
debe sacrificar el principio de autonomía bajo ninguna circunstancia.

En abono, nuestra concurrencia de criterios respecto del trabajo realizado por Manuel
Atienza 293, atiende a que viene a aportar una teoría intermedia entre las precedentes, es
decir, ni se basa en el relativismo absoluto de Beauchamp y Childress, ni en la
jerarquización de principios de Gracia, sino que con base en la relación estrecha que
guardan el derecho y la bioética de tipo metodológico, proponiendo “juridificar la
bioética”, esto es, utilizar el criterio adoptado por los juristas para resolver los conflictos
entre principios de un ordenamiento jurídico, basados en la idea de reglas y principios
inmersos en las normas jurídicas, el cual es la “ponderación”, cumplidamente explicado en
el capítulo antepuesto.

La propuesta en comento es la siguiente, Atienza 294 expone que realizando un análisis de


los anteriores principios, es factible responder a las siguientes interrogantes: “¿quién debe
decidir?, ¿qué beneficio se debe de perseguir y/o que daño se puede causar?, ¿qué trato

292
Ídem.
293
Íbid., pp. 67 y ss.
294
Íbid., pp. 92 y ss.

92
debe darse a un individuo con relación a los demás?” 295, y por último, ¿qué se debe decir y
a quién? Ahora bien, según el doctrinario en comento, hasta interpretando de forma
abstracta los cuestionamientos antes descritos, llegaríamos a la conclusión de que dichos
principios coinciden con los principios de la ética kantiana, es decir, autonomía, dignidad,
universalidad y publicidad. Además, reconociendo los rasgos que identifican a los seres
humanos como: a) nadie puede decidir por nosotros, si estamos en condiciones de
hacerlo; b) no se nos instrumentaliza; c) no se nos trata peor que a los demás, y; d)
debemos conocer para decidir. Atienza considera reformular los principios de la bioética,
quedando como siguen: 1) principio de autonomía; 2) principio de dignidad; 3) principio
de universalidad, y; 4) principio de información. Para Atienza, los primeros cuatro
principios serían suficientes para resolver algunos casos, los denominados “fáciles”, pero
no para resolver todos los casos, es por ello que agrega a los mencionados principios, el
principio de información y de no instrumentalización, y a su vez, añade algunos principios
secundarios 296. En cuanto a los principios de información y no instrumentalización, deben
entenderse como sigue:

e) De información. este principio sirve como soporte del principio de autonomía, toda
vez que se requiere recabar la información necesaria para estar en posibilidad de
ejercer el principio de autonomía. Esta información debe ser veraz, comprensible y
que conlleve los pros y los contras de alguna práctica médica.

f) De no instrumentalización. Este principio está basado en el principio de dignidad


humana, el cual proscribe el deber de que las personas sean tratadas como fines y
no como medios. Prohíbe las actuaciones médicas que no le traigan beneficio
alguno a las personas.

295
Ídem.
296
La teoría propuesta por Atienza ha sido estudiada por muchos doctrinarios a lo largo y ancho del mundo
entero, a grosso modo podemos citar en España a De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 41 y ss., en
México, Vázquez, Rodolfo. Del aborto a la clonación, principios de una bioética liberal. México, Fondo de
Cultura Económica, 2004, pp. 40 y ss.

93
Los principios secundarios propuestos por Atienza 297 son los siguientes:

a) Principio del paternalismo 298 justificado: es legal tomar una medida si perturba la
vida o la salud de otro, solo si éste se encuentra en un estado de incompetencia y
la decisión supone un beneficio racional hacia él o si se puede sospechar de
manera objetiva que aprobaría dicha práctica.

b) Principio del utilitarismo restringido: es legal emprender una práctica que no


supone un beneficio para un individuo, o que no le supone un daño, si con ella, se
ocasiona un provecho palpable para otros; contándose con el consentimiento del
afectado o se pueda presumir objetivamente que consentiría y, si se trata de una
acción no degradante.

c) Principio del trato diferenciado: es legal tratar a un ser humano de manera disímil
que a otro si la distinción de trato se funda en una circunstancia que sea
universalizable y produce un provecho en otra u otras y si se puede presumir
objetivamente que el perjudicado estaría de acuerdo si pudiera decidir en
circunstancias de imparcialidad.

d) Principio del secreto: es legal omitir a una persona información que afecta a su
salud, si con ello se respeta su personalidad o se hace factible una investigación
que ha consentido.

Abonando, la Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos de 2005,


establece que los principios de la bioética son los siguientes:

1. Dignidad humana y derechos humanos. El cual obliga el respeto de la dignidad


humana, derechos humanos y libertades, debiendo dar prioridad a los intereses y

297
Atienza, Manuel “Juridificar la bioética”. En op. cit., pp. 94 Y 95.
298
Según Sánchez Jiménez, el paternalismo médico, es el concepto utilizado para abarcar los conflictos que
plantea la actuación del médico que interviene en beneficio del paciente. Sánchez, Enrique. La eutanasia
ante la moral y el derecho. Sevilla, Universidad de Sevilla, Secretariado de Publicaciones, 1999, p. 185.

94
bienestar de la persona respecto del interés exclusivo de la ciencia o sociedad (art.
3).

2. Beneficios y efectos nocivos. Señala la necesidad de potenciar colosalmente los


beneficios directos e indirectos de los pacientes, reduciendo al máximo los posibles
efectos nocivos para dichas personas, al aplicar y fomentar el conocimiento
científico (art. 4).

3. Autonomía y responsabilidad individual. Hace referencia al respeto de la


autonomía de la persona en lo que se refiere a la facultad de adoptar decisiones,
asumiendo la responsabilidad de éstas y respetando la autonomía de los demás
(art. 5).

4. Consentimiento. Toda intervención médica preventiva, diagnóstica y terapéutica,


y, la investigación científica, solo se podrá llevar a cabo previo consentimiento libre
e informado de la persona interesada, basado en la información adecuada. Cuando
proceda, el consentimiento deberá ser expreso, y la persona interesada podrá
revocarlo en todo momento y por cualquier motivo, sin que esto entrañe para ella
desventaja o perjuicio alguno. En el caso de investigaciones comunitarias se deberá
solicitar permiso a los representantes legales del grupo (art. 6).

5. Personas carentes de la capacidad de dar su consentimiento. El cual deberá


hacerse de acuerdo a los intereses de la persona y a la legislación nacional,
siempre y cuando redunden directamente en un beneficio a la salud de la persona
interesada (art. 7).

6. Respeto de la vulnerabilidad humana y la integridad personal. Se deberá tomar en


cuenta los grupos vulnerables debiendo ser protegidos de su integridad personal,
al aplicar y fomentar el conocimiento científico, la práctica médica y las tecnologías
conexas (art. 8).

7. Privacidad y confidencialidad. Debe respetarse la privacidad de las personas para


que su información no sea utilizada para fines distintos (art. 9).

95
8. Igualdad, justicia y equidad. Se habrá de respetar la igualdad de los seres
humanos, de tal modo que sean tratados con justicia y equidad (art. 10).

9. No discriminación y no estigmatización. Ningún individuo o grupo deberá ser


sometido a discriminación o estigmatización alguna (art. 11).

10. Respeto de la diversidad cultural y del pluralismo. Se deberá tener en cuenta la


importancia de la diversidad cultural y del pluralismo (art. 12).

11. Solidaridad y cooperación. Se fomentará la solidaridad entre los seres humanos y la


cooperación internacional (art. 13).

12. Responsabilidad social y salud. Se deberá promocionar la salud y el desarrollo


social, los cuales comprenden: el acceso a una atención médica de calidad y a los
medicamentos esenciales, especialmente para la salud de las mujeres y los niños;
el acceso a una alimentación y agua adecuadas; la mejora de las condiciones de
vida y del medio ambiente; la supresión de la marginación y exclusión de personas
por cualquier motivo y; la reducción de la pobreza y el analfabetismo (art. 14).

13. Aprovechamiento compartido de los beneficios. Los beneficios resultantes de toda


investigación científica y sus aplicaciones deberían compartirse con la sociedad en
su conjunto y en el seno de la comunidad internacional, en particular con los países
en desarrollo (art. 15).

14. Protección de las generaciones futuras. Se deberá tener en cuenta las


repercusiones de las ciencias de la vida en las generaciones futuras, en particular
en su constitución genética (art. 16).

15. Protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad. Se deberá tener en


cuenta la interconexión entre los seres humanos y las demás formas de vida, la
importancia de un acceso apropiado a los recursos biológicos y genéticos y su
utilización, el respeto del saber tradicional y el papel de los seres humanos en la
protección del medio ambiente, la biosfera y la biodiversidad (art. 17).

96
A su vez, la Declaración en cita, establece que para la aplicación de dichos principios se
deberá tomar en cuenta lo siguiente:

a) La adopción de decisiones y tratamiento de las cuestiones bioéticas, se hará


promoviendo el profesionalismo, honestidad, integridad y transparencia en dicha
adopción, entablando un diálogo permanente entre los involucrados, promoviendo
el debate público pluralista e informado (art. 18).

b) Los comités de ética, se debe promover la creación de comités de ética al nivel que
corresponda (art. 19).

c) La evaluación y gestión de riesgos, se debe promover la evaluación y gestión


apropiada de los riegos relacionados (art. 20).

d) Las prácticas trasnacionales, los Estados, las institucionales y los profesionales


involucrados en actividades trasnacionales deberán de velar por el cumplimiento
de los principios enunciados, debiendo negociar un acuerdo de condiciones de
colaboración específica y equitativa para las partes involucradas, tomando en
cuenta las medidas adecuadas en el plano nacional e internacional, luchando
contra el bioterrorismo y el tráfico ilícito de órganos, tejidos, muestras, recursos
genéticos, y materiales relacionados con la genética (art. 21).

3.4 Eutanasia.
El vocablo eutanasia proviene del griego eu que significa bien y thánatos que significa
muerte 299. Traducido del griego quiere decir buena muerte. Según el Diccionario de la
Lengua Española en su primera acepción, la eutanasia es “la intervención deliberada para
poner fin a la vida de un paciente sin perspectiva de cura” 300. El término eutanasia ha sido
definido de innumerables modos, tal vez lo anterior responde, a que dicho término es un
término vago y emotivo 301; sin embargo, con el ánimo de contrarrestar la anarquía

299
Diccionario de la Lengua Española..., op. cit., Tomo I, p. 983.
300
Ídem.
301
Según Genaro Carrió el lenguaje del derecho es natural, el cual tiene cuatro características: a)
ambigüedad: se refiere que una misma palabra puede tener diversos significados, según los distintos

97
reinante en cuanto a la definición de nuestro tema de estudio, analizaremos el concepto
de forma deductiva, intentando culminar con una definición unívoca del mismo.

Doctrinalmente, Claus Roxin 302 define a la eutanasia como: “la ayuda prestada a una
persona gravemente enferma, por su deseo o por lo menos en atención a su voluntad
presunta, para posibilitarle una muerte humanamente digna en correspondencia con sus
propias convicciones”. Según el jurista en análisis, dicho concepto puede ser definido en
stricto sensu y lato sensu 303. En stricto sensu la eutanasia puede entenderse, cuando la
ayuda es proporcionada después de que el suceso mortal haya comenzado, precisamente
cuando la muerte está próxima con o sin la mencionada ayuda. En lato sensu, se da
cuando alguien auxilia a la muerte de un ser humano que, en efecto, podría vivir más
tiempo, pero que desea finalizar una vida que le resulta intolerable cuya fuente de dicha
circunstancia, es una enfermedad terminal.

En el mismo propósito, Diez Ripollés304 señala que la eutanasia debe entenderse como:
“aquél comportamiento que, de acuerdo con la voluntad o interés de otra persona que
padece una lesión o enfermedad incurable, generalmente mortal, que le causa graves
sufrimientos y le afecta considerablemente a su calidad de vida, da lugar a la producción,
anticipación, o no emplazamiento de la muerte del afectado”.

contextos en que vaya insertada, o bien, que un mismo vocablo pueda tener disímiles matices de significado
en función de contextos diversos; b) vaguedad: son casos que se encuentran en zona de penumbra; c)
textura abierta: son palabras que no son vagas; sin embargo, de acuerdo a dónde están inmersas son
potencialmente vagas y; d) emotividad: hay palabras que tienen inmersa una fuerza emotiva. Carrió,
Genaro. Notas sobre derecho y lenguaje. 4ta, edición, Buenos Aires, Abeledo-Perrot, 1990, p. 135 y ss.
Sostenido lo anterior, por destacados doctrinarios mexicanos actuales como Álvarez, Mario. Introducción al
Derecho. 2da, edición, México, D.F., Editorial Mc Graw Hill, 2010, p 13., y Vázquez, Rodolfo. Teoría del
Derecho. México, Oxford, 2007, p. 5 y ss. De estas cuatro características algunos autores sostienen que el
término eutanasia tiene la característica de vaguedad y emotividad como Íñigo Álvarez., op. cit., p. 31., y
autores como Pablo de Lora y Marina Gascón., op. cit., p. 231, consideran que el vocablo eutanasia es
emotivo.
302
Roxin, Claus, et al., Eutanasia y suicidio. Cuestiones dogmáticas y de política criminal, Perú, Ara Editores,
2008, p. 15.
303
Ídem.
304
Díez, José. Eutanasia y derecho. El tratamiento jurídico de la eutanasia: una perspectiva comparada.
Valencia, Tirant lo Blanch, 1996, p. 511.

98
Por su parte Tropodina Chiara 305, arguye que la eutanasia es el derecho del enfermo
terminal de poder decidir el modo y el tiempo de su propia muerte. En contraposición de
la anterior definición, la Asociación Médica Mundial (AMM) establece que la eutanasia
es 306 “El acto deliberado y contrario a la ética, de dar fin a la vida de un paciente, ya sea
por su propio requerimiento o a petición de sus familiares”. Tal como lo establece el
Manual de Ética Médica de la AMM, la acción de privar de la vida a un paciente es un acto
contrario a la ética del médico, aún a solicitud del mismo; empero, ¿existe un derecho a
morir, como lo alude Tropodina?, si existe un derecho a morir, ¿dónde queda ese derecho
cuando la persona idónea para materializar el acto eutanásico es el médico y dicho acto es
contrario a su ética? Estas interrogantes serán reveladas a lo largo del desarrollo del
presente capítulo y en el capítulo siguiente.

Continuando con el examen que nos ocupa, la Ley de Bélgica que permite la eutanasia,
define el concepto como: “un acto practicado por un tercero que intencionalmente
termina con la vida de una persona que lo solicite” 307. El ordenamiento jurídico mexicano
define a la eutanasia como: “El acto a través del cual se acaba con la vida de una persona,
a petición suya o de un tercero cercano, con el fin de eliminar el sufrimiento” 308.

En virtud de todo lo antes dicho, la eutanasia puede ser entendida como la ayuda a morir
que realiza una persona, a otra, a su ruego, en virtud de una enfermedad que
inexcusablemente lo llevará a la muerte, o por lo menos incurable, y ésta, le haga padecer
sufrimientos insoslayables.

En estrecha relación con el concepto de eutanasia, Luis Cousiño Mac Iver aludió a cinco
elementos que deben coexistir al hablar de eutanasia, los cuales son: 1) que se trate de un
enfermo incurable; 2) que se padezcan crueles dolores; 3) que la muerte se dé a su propio

305
Agregando que ésta concepción de la eutanasia es propia de la época técnica. Tripodina, Chiara. “IL
Diritto nell’eta della Tecnica”. En Rey, Fernando. Eutanasia y derechos fundamentales. Madrid, Tribunal
Constitucional. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2008, p. 13.
306
Véase Declaración Médica Mundial y Manual de la Ética Médica-El médico y el paciente de la AMM, p. 59.
307
Véase art. 2. Ley de Bélgica sobre eutanasia.
308
Véase Art.3, Fracción IV, de la Ley Protectora de la Dignidad del Enfermo Terminal, para el Estado de
Coahuila, y Art. 3, Fracción IV de la Ley Estatal de Derechos de las Personas en Fase Terminal, del Estado de
San Luis Potosí.

99
pedido, o de sus familiares o guardadores; 4) que se haga a impulsos de un sentimiento
profundo de piedad y humanidad, y; 5) que se procure una muerte exenta de
sufrimientos 309.

En sentido parecido, nosotros sostenemos que los elementos de la eutanasia son los
siguientes 310:

1) Sujeto activo. Es el que por acción u omisión priva de la vida a otro que se lo solicita por
compasión; es decir, es el que ejecuta la conducta eutanásica.

2) Sujeto pasivo. Es la persona en la que recae la conducta; o sea, el enfermo terminal


que implora morir.

3) El requerimiento. Es la solicitud de morir realizada por un enfermo terminal con


capacidad legal, de forma libre y espontánea. Como lo manifiestan Pablo de Lora y Marina
Gascón, se tiene que tomar en cuenta que hay ocasiones en que el enfermo o sujeto
pasivo no pide morir, como en el caso de coma irreversible y sin embargo, la conducta de
desconectarlo o privarlo de la vida de forma directa, sí resulta eutanásica 311. Según Diez-
Picazo 312, el requerimiento lo debe hacer el sujeto pasivo, no debe ser a solicitud del
médico, toda vez que la iniciativa del médico jamás debe sustituir la iniciativa del paciente
terminal en el hecho de poner fin a su vida.

Nuestra postura en cuanto al requerimiento, es coincidente a la que manifiestan Pablo de


Lora y Marina Gascón, ya que hay situaciones en que resulta imposible que el sujeto
pasivo manifieste su voluntad, o también hay casos en que los pasivos son incapaces, y al
respecto la mayoría de los sistemas jurídicos estipulan quién tiene la facultad de decidir
con respecto a los incapaces; no obstante, de ninguna manera el médico puede decidir
309
Cousiño, Luis. Breve curso de Medicina Legal. San Bernardo, Chile. Talleres del Politécnico de Menores,
1942., p. 323.
310
Por su parte, Pablo de Lora y Marina Gascón aludieron a los elementos en los que se encuentran los
desacuerdos de dicha definición, los cuales son los siguientes: acciones y omisiones, voluntad del sujeto y
móviles y circunstancias. Pablo de Lora y Marina Gascón., op. cit., pp. 232 y ss. Asimismo la AMM arguye que
los elementos de la definición de eutanasia son los siguientes: el sujeto pasivo, el agente o sujeto activo y
acto compasivo. Manual de la Ética Médica-El médico y el paciente de la AMM, pp. 57 y 58.
311
Pablo de Lora y Marina Gascón., op. cit., p. 234.
312
Díez-Picazo, Luis., op. cit., p. 230.

100
sobre la vida de los pacientes, como bien lo arguye Diez-Picazo 313. Además, hay que tomar
en cuenta que el requerimiento que hace el sujeto pasivo de acabar con su vida, debe
tener por objeto finalizar con enfermedades o discapacidades incurables y evitar los
resultantes sufrimientos. Es decir, donde hay enfermedad con posibilidad de cura, no hay
eutanasia 314.

4) Móviles y circunstancias. El móvil específico de la conducta eutanásica es la


consideración hacia el sujeto pasivo, tanto como si actúa el sujeto activo bajo su plegaria o
no, dependiendo de la situación en la que se encuentre el sujeto pasivo. En resumen, el
móvil de la eutanasia es la piedad, compasión o humanidad 315. Aclarando que el dolor que
se pretende evitar con la conducta eutanásica es el de una enfermedad incurable, y no de
una migraña o de un dolor de muelas 316, aunque sea muy agudo.

Pablo de Lora y Marina Gascón 317 señalan que la eutanasia se da cuando la vida ya no es
digna, por lo tanto consideran que es incorrecto hablar de muerte digna, ya que la
conducta eutanásica no tiene que ver con la muerte sino con la vida. Por nuestra parte,
consideramos que es correcto hablar de muerte digna, en virtud de lo siguiente: a) la
eutanasia trasciende a la vida y a la muerte, ya que el proceso de muerte puede no ser
digno, porque la muerte puede acontecer con una agonía de incontables horas; siendo
convergentes en el móvil de la conducta eutanásica la vida y la muerte. Esto se da a raíz de
que lo que busca el sujeto pasivo es acabar con su vida indigna y la mejor manera de
lograr lo anterior, es a través de una muerte con dignidad, pronta y sin más dolor, y; b) Si
adoptamos los conceptos de calidad de muerte o muerte digna, que señalan que esa
calidad sobreviene en los últimos tres días del sujeto pasivo en la faz de la tierra; luego
entonces, afirmamos que la calidad de muerte transcurre de manera simultánea a la
calidad de vida, durante esos tres días.

313
Ídem.
314
Íbid., p. 229.
315
Pablo de Lora y Marina Gascón., op. cit., pp. 235 y 236.
316
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 33.
317
Íbid., p. 236.

101
5) La conducta eutanásica. Es la acción u omisión que de forma directa o indirecta provoca
la muerte del enfermo terminal que así lo solicita. Según Pablo de Lora y Marina Gascón,
habría que tener cuidado en las medidas que prolongan artificialmente la vida del
paciente cuando no existen esperanzas de recuperación ya que actualmente los avances
de la medicina permiten que esto ocurra 318.

3.4.1 Orígenes de la eutanasia.


El término eutanasia no envuelve un conocimiento novedoso, por el contrario, ha sido un
problema persistente en la historia de la humanidad. Desde tiempos remotos se habló de
la eutanasia, aunque no se le conocía como tal; en Grecia, podemos citar a Hipócrates de
Cos (460-377 a.C.), que en su llamado “Juramento Hipocrático”, prohibía la práctica
eutanásica, el cual punteó textualmente lo siguiente: “… no dañaré nunca a nadie. Nunca
procuraré a nadie un veneno mortal, aunque él me lo pidiera…” 319. En época análoga a la
Hipócrates, empero, a contrario sensu de su pensamiento, Platón (427-337 a.C.) en su
obra la República, libro III, argüía: “Se dejará morir a quienes no sean sanos de cuerpo”,
“seres desprovistos de valor” 320. En este mismo orden y dirección, Lucio Anneo Seneca (4

318
Íbid., pp. 232 y 233.
319
Dicho juramento señala textualmente lo siguiente: "Juro por el médico Apolo, por Esculapio y todos los
poderes de la salud y de la curación, en presencia de los dioses y diosas, el siguiente juramento, que
procuraré cumplir fielmente: Daré siempre mis recetas para bien de los pacientes, según mi ciencia y
conciencia, y no dañaré nunca a nadie. Nunca procuraré a nadie un veneno mortal, aunque él me lo pidiera,
ni aconsejaré nunca nada que pueda tener por consecuencia la muerte. Jamás procuraré a una mujer un
medio para matar el fruto de su vientre, sino que guardaré siempre pura y diligentemente mi vida y mi arte
médica. A fin de no poner en peligro los órganos viriles de la generación, no operaré nunca por mí mismo los
cálculos vesicales, sino que dejaré esta intervención a cirujanos facultativamente formados. En cualquier
casa que entrare, solo la pisaré para bien de mis pacientes, y me abstendré de todo placer, especialmente de
todo placer sensual con hombres o mujeres, ora se trate de libres o de esclavos. Callaré sobre cosas de que
tenga conocimiento por el tratamiento de mis pacientes y hasta sobre cosas discretas que conozca fuera de
ese trato, y las guardaré para mí como un secreto sagrado. Si guardare este juramento, goce yo de mi vida y
de mi arte médica ante todos los hombres y por todos los tiempos; mas si fuese perjuro, caiga sobre mí toda
desgracia”. Información disponible en: http://bioetica.com.mx/juramento-hipocratico/ (consultada el 1 abril
de 2015).
320
Platón, Diálogos. 12ª Edición, México, Porrúa, 1981, p. 489. Así mismo, En Pérez, Víctor. Eutanasia
¿Piedad? ¿Delito?, Universidad Iberoamericana y Noriega Editores, México, D.F., 2003, p. 97. y
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego. Derechos Humanos, Aborto y Eutanasia. Madrid, Dykinson, S.L., 2010, p. 79.

102
a.C.- 65 d.C.) establecía: “Es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con
sufrimiento” 321.

Posteriormente, en la edad media se dio la expansión del cristianismo de manera


progresiva con postulados en contra de la práctica eutanásica. 322 En la misma época, y en
rivalidad a las ideas cristianas, Dante Alligheri (1265- 1321), en una de sus obras relata el
cuadro del “Sublime sacrificio del amor filial”, cuando un personaje suplica a su mejor
amigo que tronque su agonía y éste amorosamente lo estrangula. Por su parte Tomas
Moro, en su obra titulada: “La Utopía” (1516), presenta una sociedad en la que los
habitantes justificaban el suicidio y también la eutanasia activa, sin usar este nombre 323.

El vocablo “eutanasia” aparece en 1605, atribuyéndosele al filósofo inglés Francis Bacon,


lo cual no fue obra de la casualidad, sino al inverso, según Diego Valadés324, Bacon era una
persona apegada al estudio, el cual realizó un ensayo titulado: “The Proficiencie and

321
Séneca, Lucio. Tratados filosóficos, Cartas. México, Porrúa, 1979, pp. 173 y 174. En Pérez Valera, Víctor
Manuel, Eutanasia ¿Piedad? ¿Delito?, Universidad Iberoamericana y Noriega Editores, México, D.F., 2003,
pp. 96 y 97.
322
“Ahora me alegro cuando tengo que sufrir por usted, pues así completo en mi carne lo que falta a los
sufrimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la iglesia” (Col, 1, 24). “Puesto que esos hijos son de
carne y sangre, Jesús también experimentó esa misma condición y al morir, le quitó su poder al que reinaba
por medio de la muerte, es decir al diablo” (Heb, 2, 14). “Ustedes tienen por padre al diablo y quieren realizar
los medios los malos deseos de su padre. Ha sido un asesino desde el principio, porque la verdad no está en
él, y no se ha mantenido en la verdad. Lo que se le ocurre decir es mentira, porque es un mentiroso y padre
de toda mentira” (Juan, 8, 44). “Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque
muera, vivirá” (Juan, 11, 25). La Sagrada Biblia, trad. De la Vulgata Latina al Español, por Felix Torres Amat,
La Casa de la Biblia Católica, Argentina, 1950.
323
“A los enfermos los tratan con grandes cuidados, sin pasar por alto medicamentos ni alimentos que
puedan devolverles la salud. Les brindan compañía a los incurables, les dan conversación y, en una palabra,
hacen cuanto pueden para aliviarlos de sus enfermedades. Si se trata de un mal que no tiene cura y que
produce continuo dolor, convencen al paciente para que, ya que es inútil para las tareas de la vida, molesto
para los otros y una carga para sí mismo, no desee alimentar por más tiempo su propio mal y corrupción;
que ya que su vida es una tortura no dude en morir, que piense en librarse de una vida tal que es un
tormento, procurándose la muerte o aceptando que otro se la dé; lo convencen de que así actuara
sabiamente, de que la muerte no será un mal sino el fin de su sufrimientos, y de que siendo eso lo que
aconsejan los sacerdotes, intérpretes de la divina voluntad, hará una acción santa y devota. Aquellos que
son persuadidos se dejan morir de hambre o reciben la muerte mientras duermen, sin darse cuenta. Pero a
ninguno se le elimina contra su voluntad, ni dejan de brindarle sus cuidados, convencidos de que así actúan
honradamente”. Moro, Tomás. Utopía, México, Editorial Nuevomar, 1984, pp. 102-103.
324
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 79.

103
Advancement of Learning”, donde mencionó “felici vel honesta norte mori”, a la que le
llamó eutanasia 325.

En la época moderna, el ilustre jurista Luis Jiménez de Asúa 326 en 1928 en su ensayo
“Eutanasia y homicidio por piedad”, incluido en su libro “Libertad de amar y derecho a
morir” definía la eutanasia de la siguiente manera: “Muerte tranquila y sin dolor, con fines
libertadores de padecimientos intolerantes y sin remedio, a petición del sujeto, o con
objetivo eliminador de seres desprovistos de valor vital, que importa a la vez un resultado
económico, previo diagnóstico y ejecución oficiales”. Como es observable, el autor en
comento explicaba a través de un binomio interesante, el móvil de la conducta eutanásica;
en principio se refería a la eutanasia como consecuencia de un sufrimiento insostenible de
un paciente; en segundo plano, con una intención netamente política.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen nazi expandió ideas en pro de la eutanasia
con argumentos que versaban sobre la indignidad de ciertas vidas que eran estimables de
misericordia, como la de los enfermos, minusválidos y débiles, según ciertos criterios
médicos, las cuales fueron aniquiladas327.

Uno de los primeros textos legales propuestos relacionados con la eutanasia se dio en
EUA, en el Estado de Ohio en 1906 el cual declaraba lo siguiente: “Toda persona afectada
de una enfermedad incurable acompañada de grandes dolores, puede pedir la reunión de
una comisión de cuatro personas, las cuales decidirán sobre la oportunidad de poner fin
con su vida dolorosa“. Este proyecto tuvo una vigencia muy precaria, ya que fue rechazado
en la superior jurisdicción. Unos meses después en el Estado de Iowa se presentó otra

325
Cfr. The Advancement of Learning and New Atlantis, Oxford, Oxford University Press, 1951. En
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 79 y 80.
326
Jiménez, Luis. Libertad de amar y derecho a morir. Ensayo de un criminalista sobre la eugenesia y la
eutanasia. Séptima edición. Buenos Aires, De palma, 1992, p. 399.
327
Según Pérez Valera, el programa eutanásico de Hitler, cobró un auge impresionante: “Aproximadamente
25,000 hombres, mujeres y niños fueron eliminados por esta muerte misericordia. Fueron miles los niños
asesinados en hospitales pediátricos. Al principio se mataba solo a los retrasados mentales graves y a los
deformados. Más tarde a los niños con orejas ligeramente deformadas o a los que se orinaban en la cama y
ofrecían dificultades para ser entrenados. Muchos niños expiraron entre dramáticas convulsiones provocadas
por yodo. A otros se les dejó morir de hambre. Muchos ancianos o simplemente débiles fueron suprimidos en
cámaras de gases”. Pérez, Víctor, op. cit., p. 104.

104
iniciativa que proponía la muerte por anestesia a los enfermos incurables y se extendían
los beneficios de la eutanasia a los niños malformados e idiotas. Ambas propuestas fueron
rechazadas por el Congreso en Washington 328.

Así mismo, en Inglaterra en 1936 se presentó un proyecto de ley sobre la materia, el cual
se intituló: “Acta para legalizar, bajo ciertas condiciones, la administración de la eutanasia
a las personas que lo deseen y que estén sufriendo de enfermedades de carácter fatal e
incurable con graves dolores”, dicho proyecto fue propuesto por el Dr. Millard ante la
Cámara de los Lores por Lord Ponsonby, el cual exigía los requisitos de subsecuente
inserción, para que la eutanasia pudiera tener lugar: 1) ser mayor de 21 años; 2) sufrir una
incurable y fatal enfermedad y; 3) firmar una forma en la que pidiera la muerte ante dos
testigos. Aunado a lo anterior, habría que agregarse dos certificados médicos que se
enviarían a un oficial nombrado por el Ministro de Salud, el cual se tendría que entrevistar
con el paciente para asegurarse de todo lo antes mencionado. El oficial, a su vez, tendría
que enviar un certificado aprobatorio a una Corte especial que podía interrogar a todos
los involucrados en el caso. Si la Corte quedaba satisfecha, enviaba dos certificados, uno al
solicitante y otro al encargado de practicar la eutanasia, y ésta tendría que practicarse en
presencia de un testigo oficial 329. Posteriormente, en 1969, se presentó a la Cámara de los
Lores un proyecto que proponía una forma sencilla para que se practicase la eutanasia a
“pacientes cualificados” con “irremediable condición”; los requisitos consistían en lo

328
Íbid., 109 y 110.
329
El presente proyecto fue rechazado el 1ro. de diciembre de 1936 por mayoría: 35 votos contra 14. Entre
los argumentos a favor y en contra se encuentran los siguientes: Lord Denman secundó el proyecto, a los
perros y a los caballos se les mata para que no sufran, afirmó, solo los humanos debe de sufrir hasta el fin. El
Conde de Listowel (Vicepresidente de la Sociedad para la legalización de Eutanasia Voluntaria) apeló a lo que
sentían escrúpulos religiosos, según él, la ley estaría en concordancia con las creencias, puesto que el punto
cardenal de la religión era el ejercicio de la caridad. Por su parte el Vizconde Fitzalan de Derwent se declaró
en contra del proyecto, el que calificó de legalización del asesinato y del suicidio. Dijo que los médicos se
oponen y los católicos y otras religiones también. Lord Horder señaló que el diagnóstico de incurabilidad era
no raras veces equivocado, que se había progresado mucho el campo de los analgésicos y que se esperaba
aún mayor progreso. El Dr. Lang, se opuso al proyecto. Él opinó que los casos límite en que moralmente
sería legítimo acortar la vida no debían legislarse, sino dejarse a los profesionales de la medicina. El obispo
Norwich, reveló que tantas salvaguardas en el proyecto revelaban dudas en los promotores y que le parecía
equivocado en el caso debatido argüir desde la comparación del hombre con los animales. Lord Dawson de
Penn, el dolor insoportable en la muerte es menos frecuente de lo que se cree, aún en algunos casos de
cáncer. Finalmente el Conde de Crawford, catalogó éste como posible causante de más sufrimiento que de
alivio: presión sobre el enfermo, angustia, dolor e intrigas en los familiares. Ibid., pp. 117-120.

105
siguiente: que el enfermo fuera mayor de edad; con una enfermedad física incurable y
terminal; dolorosa y; que tuviera una afección física que ocasionara al paciente severo
daño o incapacidad permanente, o severa aflicción y daño cerebral físico, que a su vez
ocasionara grave e irreparable deficiencia de las facultades mentales normales. El
paciente debería ser calificado como tal, por dos médicos y certificado por escrito. Hecha
esta declaración no se llevaría a efecto la eutanasia sino hasta pasado un mes. El proyecto
fue rechazado por el 60% de los componentes de la Cámara de los Lores330.

Seguidamente en EUA, se siguieron presentando iniciativas de ley al respecto, como


ejemplo podemos citar el proyecto de Nebraska en 1938, el cual era un proyecto muy
similar al inglés. Posteriormente, en 1947 fue presentado a la Asamblea de Nueva York un
proyecto que establecía lo siguiente: “Todo individuo sano de espíritu, no menor de 21
años, afectado por una enfermedad dolorosa e incurable, y que de acuerdo con los
conocimientos médicos actuales no tenga esperanza de curación, es libre de hacerse
administrar la eutanasia”. Posteriormente, en el Estado de Wisconsin fue presentado otro
proyecto que se basaba en lo siguiente: “Toda persona afectada por una enfermedad
incurable y que padezca graves dolores y angustias tendrá derecho a morir con dignidad y
rechazar o negarse al uso de su aplicación, ya sea por médicos, practicantes o cualquier
otra persona, de remedios destinados a prolongar la vida”. Así, de 1947 a 1965 se
siguieron presentado iniciativas de ley en trece Estados de la Unión Americana: Iowa,
Oregón, Pennsylvania, Virginia, Rhode Island, Massachusetts, Maryland, Illinois, Idaho,
Florida, Hawai, Delaware y Montana 331.

Como podemos observar, en el presente recorrido a través de la historia se sustentan


diferentes opiniones a favor y en contra de la eutanasia en los diferentes países del

330
Lord Raglan quien presentó el proyecto argumentó lo siguiente: La opinión pública es más favorable a la
eutanasia y favorece un cambio legal, decía también que el proyecto mejoraría la relación médico-paciente,
y que con esto no se abarataba la vida. Entre los argumentos en contra estuvieron los siguientes: a) La
verdadera compasión consiste en apoyar a los ancianos y enfermos, no en atemorizarlos. b) No se ha
aprobado legalmente el suicidio; c) Nos oponemos a la pena de muerte por el riesgo que existe de
equivocarnos y no seríamos coherentes si aprobáramos la eutanasia; d) Que a los médicos se les deje fuera,
la función del médico es otra. Íbid., pp.121-123.
331
Íbid., 113-114.

106
mundo. Aunque a decir verdad, las prácticas reales de la eutanasia han sido muy poco
investigadas a través de la historia.

3.4.2 Tipos de eutanasia.


La clasificación más habitual de la eutanasia estriba en distar entre eutanasia activa y
pasiva, no obstante el sin fin de clasificaciones que se han realizado con referencia a
nuestro objeto de estudio. Por lo que resulta cardinal, hacer de manifiesto que la
clasificación con la que comulgamos, es la tendiente a distinguir entre eutanasia activa y
pasiva; la primera pudiéndose sub-clasificar en directa e indirecta; esto sin importar, que
se mencionen todas las clasificaciones de las cuales se tuvo conocimiento y alcance.

3.4.2.1 Eutanasia activa y pasiva.


Independiente de las múltiples formas en las que se ha clasificado la eutanasia, nuestro
objeto de estudio, la más típica consiste en distinguir entre eutanasia activa y pasiva. La
eutanasia activa, (mercy killing) para los anglosajones, indica un (facere) de un sujeto
agente sobre el paciente, que utilizando determinados medios, acelera y trae la muerte
del otro. Se refiere a un acto consciente encaminado a ocasionar la muerte 332. En fin, este
tipo de eutanasia se basa en provocar la muerte de forma directa a un enfermo terminal
que lo implora 333. Para Íñigo Álvarez 334 la eutanasia activa se da cuando se produce una
acción del sujeto activo que provoca la muerte del sujeto pasivo, la cual es también
llamada eutanasia propia o genuina, impura o cualitativa 335. Según Pablo de Lora y Marina
Gascón, la eutanasia activa 336 se refiere a la materialización de actos ejecutivos que
producen la muerte o provocan una disminución de la vida, ordinariamente mediante la
utilización de fármacos.

La eutanasia activa se sub-clasifica en eutanasia activa directa e indirecta. La eutanasia


activa directa, es la que se refiere a la acción de privar de la vida a otra persona; y la

332
Cfr. Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 228 y 229.
333
Cfr. De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 232 y 233.
334
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 38.
335
Torío, la llama eutanasia propia, por su parte Muñoz Conde se refiere a eutanasia impura, Diez Ripollés la
denomina cualitativa. Ídem.
336
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 241 Y 242.

107
eutanasia activa indirecta, no tiene como móvil privar de la vida, no obstante, se asume
que eso puede suceder, a lo que suele llamársele, doble efecto, ya que lo que se busca es
aliviar el dolor, sin embargo, a veces provoca el acotamiento de la vida. Así pues, la
eutanasia activa indirecta puede entenderse como la administración de determinados
fármacos para paliar el dolor aunque lleven aparejada la consecuencia de acortar la
vida 337. Rey Martínez 338 asienta que la eutanasia activa directa, es la culminación de la
vida de una persona con salud extremadamente menoscabada mediante el acto de otro.

La eutanasia pasiva, (letting die), en la terminología anglosajona, indica (non facere), es


decir, omitir, suprimir o no adoptar medidas de alargamiento de la vida 339. Según Pablo de
Lora y Marina Gascón la eutanasia pasiva 340 es la referente a la práctica médica de
contenido tecnológico, la cual marca la posibilidad de prolongar de manera infructuosa la
vida de una persona que se encuentra en fase terminal o en estado vegetativo
persistente, o de mantener o recuperar una vida humana con exagerada falta de calidad.
La Eutanasia pasiva puede tener lugar en tres supuestos relacionados con la enfermedad
terminal, el estado vegetativo persistente y la existencia dramática: a) cuando se eliminan
o no se toman las medidas que alargarían inútilmente la vida; b) cuando se eliminan las
condiciones que mantienen a una persona en estado vegetativo y; c) cuando se eliminan o
no se adoptan los mecanismos que mantienen establemente una vida con pésima calidad.

Según Diez-Picazo 341 dicha omisión es jurídicamente relevante, habida cuenta de que es
muy discutible el hecho de que exista un deber jurídico de actuar; asimismo, considera
que ésta clase de eutanasia no es punible.

3.4.2.2 Eutanasia pura, indirecta, activa, pasiva y precoz.


Claus Roxyn y otros, establecen una tipología distinta de la eutanasia 342 ellos consideran
que la eutanasia se puede clasificar en pura, indirecta, pasiva, activa y precoz. A. La

337
Ídem.
338
Rey, Fernando., op. cit., pp. 119 y 120.
339 Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 38.
340 De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 240 y 241.
341
Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 229 y 230.

108
eutanasia pura es la que acontece en las siguientes situaciones: 1) cuando se da el alivio
anhelado del dolor del paciente sin acortar su vida, a solicitud del enfermo; 2) cuando se
procura el alivio del dolor del paciente a pesar de la voluntad del mismo, pudiendo
acontecer lo anterior, por motivos teológicos, filosóficos o por simple valentía y; 3)
omisión del alivio del dolor en contra de la voluntad del enfermo, ya sea por la nula
aplicación del tratamiento médico o que éste sea aplicado de modo exiguo, a pesar de que
el enfermo lo solicite de forma expresa. B. La eutanasia indirecta, debe entenderse
cuando al enfermo terminal se le suministran medidas paliativas del dolor, a pesar de que
éstas puedan apresurar la llegada de la muerte. C. La eutanasia pasiva, como lo establece
el autor en cita, se da cuando una persona generalmente el facultativo o el demás
personal de salud, omite prolongar una vida que está llegando a su final. Se renuncia a un
tratamiento médico, cualquiera que éste sea, que habría procurado al enfermo una vida
más prolongada, ya sea a petición del enfermo o en contra de sus deseos. D. La eutanasia
activa, se refiere al acto de procurar la muerte a un moribundo o enfermo grave. E. La
eutanasia precoz, se refiere a un problema especial, específicamente a los casos en los
que se deja morir a recién nacidos con graves deformaciones, o bien no vayan a lograr la
propia conciencia, o cuando de acuerdo con un juicio razonable las congojas y minusvalías
a los que tal ser humano estaría sometido prevalecen acrisoladamente sobre el interés
que representa la vida del pequeño.

En efecto, como se ha señalado en párrafos anteriores, reiteramos nuestra postura en la


que aludimos que diferimos con la clasificación que en este punto se presenta, sobre todo
en la mal llamada eutanasia precoz, a la cual no es posible nombrar eutanasia, toda vez
que el sujeto pasivo no es un enfermo terminal, ni enfermo incurable con graves
afectaciones.

342
Roxin, Claus, et. al., op. cit., pp. 17-48.

109
3.4.2.3 Clasificación de la eutanasia en cuanto a los móviles subjetivos.
Claus Roxin y otros, hacen referencia a la clasificación de la eutanasia en cuanto a los
móviles subjetivos, los cuales en suma son los siguientes 343: A. Eutanasia colectivista: es
orientada al logro de una utilidad público-colectiva no consentida y a gran escala; a su vez
comprende los siguientes subtipos: a) eutanasia eugenésica, consistente en la eliminación
indolora de los individuos deformes o tarados, física o psíquicamente, para la mejora de la
raza; b) eutanasia económica, consiste en la eliminación indolora de los enfermos
incurables, de los inválidos y de los viejos, para aligerar a la sociedad de la carga de los
sujetos económicamente improductivos, las denominadas “bocas inútiles que alimentar;
c) eutanasia penal, consiste en la indolora eliminación de los sujetos socialmente
peligrosos; d) eutanasia experimental, consiste en el sacrificio de la vida de determinados
sujetos para efectuar experimentos en aras del progreso médico y científico; e) eutanasia
profiláctica, consiste en el exterminio indoloro de los sujetos víctimas de enfermedades
contagiosas y; f) eutanasia solidaria, consiste en el sacrificio de ciertos individuos a favor
de la vida o la salud de otros. Por ejemplo, en orden para extraer sus órganos para
trasplantes.

B. Eutanasia individual: también denominada compasiva o piadosa, fundamentada en un


sentido de piedad por el particular estado en el que se encuentra sumida la víctima y que
posee un carácter estrictamente individual, pudiendo ser consentida o in-consentida.
Dicha eutanasia, a su vez comprende las siguientes modalidades: a) eutanasia piadosa
pasiva, consiste en la mera omisión o interrupción del tratamiento terapéutico y; b)
eutanasia piadosa activa, consiste en causar la muerte del paciente a través de un
comportamiento activo.

Como se puede observar, la clasificación que hace el autor en referencia respecto de la


eutanasia colectivista e individual es errónea, ya que la eutanasia siempre es individual,
esto es, debe responder a la solicitud que haga un enfermo terminal y/o incurable con
graves padecimientos, y por ende, la sub-clasificación que hace de la eutanasia

343
Íbid., p. 101 y ss.

110
colectivista, de ningún modo puede ser correcta, ya que ni las características del sujeto
pasivo, ni los móviles, corresponden a las características establecidas para calificar dichas
conductas dentro de los contextos eutanásicos, razón por la cual discrepamos de manera
rotunda con la presente clasificación y sub-clasificación.

3.4.2.4 Otros tipos de eutanasia.


Para su estudio la eutanasia se puede clasificar atendiendo su finalidad, modalidad de la
acción, concurrencia de la voluntad de la víctima y a la relación de causalidad que une a la
acción con el resultado. A. Atendiendo a su finalidad, la eutanasia se divide en: a)
eugenésica, es la que se practica para eliminar a las personas que física o psíquicamente
no alcanzan un nivel considerado mínimo, o bien para eliminar deficientes mentales y así
evitar una transmisión genética; b) criminal, consiste en causar la muerte sin dolor a los
individuos socialmente peligrosos; c) económica, es aquella que se practica con el fin de
provocar la muerte de un sujeto para evitar los gastos económicos presentes o futuros
que el mantenimiento que esta persona exige; d) experimental, la cual consiste en
procurar el fin de la vida de forma indolora a determinadas personas con fines de
experimentación para contribuir al adelanto científico; e) solidaria, es una muerte sin
dolor procurada a personas desahuciadas con la finalidad terapéutica de estar en
posibilidad de implantar sus tejidos u órganos a otros seres humanos, procurando salvar
sus vidas; f) social, se refiere a aquella que se practica con la finalidad de que la sociedad
no tenga que soportar vidas que representan cargas sociales para los demás y/o no
contribuyan a mejorar la raza y; g) piadosa, es la muerte provocada por un móvil
misericordioso y altruista hacia una persona que está sufriendo gravemente sin ninguna
esperanza objetiva de cura.

B. Atendiendo a la modalidad de la acción, la eutanasia se clasifica en: a) activa, es la que


provoca la muerte al enfermo terminal, a su ruego y es provocada por la acción positiva de
otro, por ejemplo mediante una inyección de una dosis letal de barbitúricos y; b) pasiva,
es la causada por la omisión de un tratamiento terapéutico necesario.

111
C. Atendiendo a la concurrencia de la voluntad de la víctima 344, la eutanasia se clasifica en:
a) voluntaria, es aquella que se realiza por la solicitud del enfermo terminal o aquella en la
que el sujeto pasivo puede manifestar o manifiesta su deseo o voluntad relevante de
morir y; b) eutanasia impuesta o también llamada contra voluntaria o involuntaria, es
cuando el sujeto pasivo manifiesta su deseo de vivir o simplemente no manifiesta nada, es
decir, cuando la persona goza de capacidad de juicio para consentir su propia muerte, sin
embargo no lo hace, bien porque no se le pregunta, bien porque se le pregunta y opta por
seguir viviendo.

D. Atendiendo a la relación de causalidad que une a la acción con el resultado, la


eutanasia se divide en: a) directa, es la acción que consiste en dar la muerte a un enfermo
terminal, con medios efectivos y con la intención diáfana de producirle el fallecimiento,
como por ejemplo inyectándole una dosis mortal de alguna droga letal e; b) indirecta, es
aquella que tiene como secuela secundaria el acortamiento de la vida del enfermo 345.

Es oportuno dejar en claro, que en nuestra opinión la clasificación que hace el autor en
comento de la eutanasia en cuanto a la finalidad de la acción, es errada, es mal llamada
eutanasia, ya que la única finalidad que debe de tener la eutanasia es la piedad para aquél
que tiene intensos sufrimientos como consecuencia de una enfermedad terminal y/o
incurable. No habiendo ejemplo más clarificador que la masacre cometida por los nazis, la
cual inconcusamente no tenía una política eutanásica sino genocida, no pretendían ayudar
en el bien morir a los enfermos terminales, sino que se disponían a aniquilar a la gente
que consideraban inútil, es decir, el interés que reinaba no era la piedad para con el
enfermo terminal y/o incurable, sino el de un tercero mezquino 346.

344
Según Íñigo Álvarez, una visión elaborada de la clasificación de la eutanasia desde el punto de vista de la
voluntad de la víctima, no se puede subclasificar únicamente en la voluntad o no del sujeto pasivo, sino
también en la ausencia de voluntad del mismo, es decir, el caso en que el sujeto pasivo no manifieste nada.
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 41.
345
Parejo, María. La eutanasia ¿un derecho?, Madrid, Thomson Aranzadi, 2005, pp.391-405.
346
Calsamiglia, Albert. “Sobre la eutanasia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.), Bioética... op. cit., p. 218.

112
3.4.3 Otros conceptos relacionados con la eutanasia.
Con respecto a los tipos de tanasias 347, es preciso mencionar que hay muchas variedades
de ellas, sin embargo coincidiendo con Pablo de Lora y Marina Gascón 348, la mayoría de
éstas no aportan nada al debate, es por ello, que en el presente trabajo de investigación
únicamente nos referiremos a las más relevantes y a otros conceptos relacionados.

3.4.3.1 Ortotanasia.
Según el Diccionario de la Lengua Española, el vocablo ortotanasia 349 proviene del griego
orto, que significa correcto, recto, justo, y thanasia que significa muerte, y se refiere “a la
muerte natural de un enfermo desahuciado sin someterlo a una prolongación
medicamente inútil de su agonía”. Para Pablo de Lora y Marina Gascón la ortotanasia 350 se
refiere a “la muerte a su tiempo, sin acortar la vida ni alargarla extraordinaria o
desproporcionadamente con medios artificiales”. Jurídicamente en México la ortotanasia
se ha definido como: “la muerte correcta. Distingue entre curar y cuidar, sin provocar la
muerte de manera activa, directa o indirecta, evitando la aplicación de medios,
tratamientos y/o procedimientos médicos obstinados, desproporcionados o inútiles,
procurando no menoscabar la dignidad del enfermo en etapa terminal, otorgando los
Cuidados Paliativos 351, las Medidas Mínimas Ordinarias y Tanatológicas, y en su caso la
Sedación Controlada” 352.

347
Francesc Abel, ha utilizado la expresión “baile de las tanasias”, dicha expresión fue utilizada ante la
Comisión del Senado sobre la Muerte digna, Senado, 16 de febrero de 1999, n. 388, p.2. En De Lora, Pablo y
Gascón, Marina., op. cit., p. 239.
348
Ídem.
349
Diccionario de la Lengua Española. Vigesimotercera edición, edición del Tricentenario, España, Real
Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Espasa, 2014, Tomo II, p. 2591.
350
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 239.
351
Jurídicamente debemos entender como cuidados paliativos, los apoyos de todo tipo de aquellas
enfermedades que no responden positivamente a los tratamientos curativos. Se basan en el control del
dolor integralmente, es decir, físico, psicológico, social y espiritual. Es decir Cuidado Paliativo es todo aquel
tratamiento que es alterno al que el galeno le otorga, en virtud de que ni un milagro podría salvar a la
persona. Véase, artículo 2, fracción IV, de la Ley de Voluntad Vital Anticipada del Estado Michoacán de
Ocampo.
352
Véase, artículo 3, fracción XIII, de Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal.

113
Por otra parte, la eutanasia pasiva no se debe confundir con la ortotanasia 353 ya que
existe una diferencia marcada entre estas que es la intención, por lo que no todos los
tipos de eutanasia pasiva son ortotanasia. Ejemplificando, cuando se plantea la idea de no
reanimar a una persona que podría vivir pero con una calidad de vida baja, estaríamos en
presencia de una conducta de eutanasia pasiva y no de ortotanasia, toda vez que la
intención del sujeto activo es evitar el dolor del paciente y en la ortotanasia, el objetivo
radica en evitar el uso de mecanismos que alargarían la vida del paciente de forma
artificial.

3.4.3.2 Distanasia.
Según el Diccionario de la Lengua Española, el término distanasia 354 proviene del griego
dys, que significa dificultad, obstáculo, defecto, y thanasia que significa muerte, y se
refiere a la: “Prolongación medicamente inútil de la agonía de un paciente sin perspectiva
de cura”. Según Pablo de Lora y Marina Gascón 355 la distanasia es: “un retraso
desproporcionado de la muerte, a la vida terminal prolongada”. La Ley Protectora de la
Dignidad del Enfermo Terminal, para el Estado de Coahuila señala que la distanasia es 356:
“el empleo de todos los medios posibles, para retrasar el advenimiento de la muerte, a
pesar de que no hay esperanza alguna de curación.”

La distanasia puede ser proporcionada o desproporcionada dependiendo de los medios


usados para prolongar artificialmente la vida del sujeto pasivo más allá de su muerte
natural 357.

Otro concepto relacionado con el de distanasia, es el de encarnizamiento terapéutico, los


cuales no se pueden fundir o confundir. Por encarnizamiento terapéutico 358 debe
entenderse la aplicación de tratamientos infructíferos, o si son fructíferos,

353
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 232 y 233.
354
Diccionario de la Lengua Española. Vigesimotercera edición, edición del Tricentenario, España, Real
Academia Española y Asociación de Academias de la Lengua Española, Espasa, 2014, Tomo I, p. 813.
355
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 239.
356
Véase, artículo 3, fracción IV, de la Ley Protectora de la Dignidad del Enfermo, para el Estado de Coahuila.
357
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 39.
358
Véase, artículo 3, fracción VI, de la Ley Protectora de la Dignidad del Enfermo, para el Estado de Coahuila.

114
desmedidamente molestos o caros para el efecto que se espera de ellos. Pudiendo el
concepto antes descrito ser análogo únicamente al de distanasia desproporcionada.

3.4.3.3 Consentimiento informado.


La Declaración de la AMM 359, sobre los derechos del paciente, estampa respecto del
consentimiento informado lo siguiente: “El paciente tiene derecho a la autodeterminación
y a tomar decisiones libremente en relación con su persona. El médico informará al
paciente las consecuencias de su decisión. El paciente adulto netamente competente tiene
derecho a dar o negar su consentimiento para cualquier examen, diagnóstico o terapia. El
paciente tiene derecho a la información necesaria para tomar sus decisiones. El paciente
debe entender claramente cuál es el propósito de todo examen o tratamiento y cuáles con
son las consecuencias de no dar su consentimiento”.

Según el connotado jurista mexicano, Diego Valadés 360 refiriéndose a la autonomía vital,
establece que “consiste en la libertad que tiene toda persona para conocer y decidir acerca
de las implicaciones de un tratamiento médico, y para determinar en qué condiciones y
hasta cuándo está dispuesta a soportar un padecimiento irremediable, en ocasiones con
dolores extremos, que desde su perspectiva afecta su dignidad personal”.

A su vez, la Ley Española 41/2002 del 14 de noviembre, denominada básica reguladora de


la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y
documentación clínica, define el consentimiento informado 361 como: “la conformidad
libre, voluntaria y consciente del paciente, manifestada en el pleno uso de sus facultades
después de recibir la información debida para que tenga lugar una actuación que afecta a
su salud”.

De las definiciones anteriores, se desgrana que el consentimiento informado y la


autonomía vital, comprenden las siguientes situaciones: la aceptación de un tratamiento,

359
Véase Declaración de Lisboa de la AMM, sobre los Derechos del Paciente del 9 de enero de 1995.
360
Cfr. Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 88.
361
Véase artículo 3, de la Ley 41/2002 del 14 de noviembre, denominada básica reguladora de la autonomía
del paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica.

115
la negativa a utilizar determinados tratamientos o la supresión de ellos; además, la
terminación voluntaria o asistida de su vida 362.

Según el Manual de Ética Médica- El Médico y el Paciente de la AMM 363 , una


condicionante necesaria para que pueda darse el consentimiento informado, es la
comunicación entre el médico y el paciente, la cual debe ser veraz, es decir, excluyendo el
paternalismo enraizado en los médicos de antaño. Dicha comunicación debe darse con el
objeto de que el paciente tenga conocimiento de las opciones de tratamiento para su tipo
de padecimiento, incluyendo las ventajas y desventajas de cada una.

El consentimiento informado por parte del paciente puede darse en forma implícita o
explícita; el primero, es el que se da mediante signos inequívocos; el segundo, tiene lugar
cuando el paciente manifiesta su conformidad a través de su conducta. Habiendo dos
excepciones para solicitar el consentimiento de los pacientes: a) situaciones en que el
paciente transmite su facultad de toma de decisión al facultativo o a otros, en estos casos
el facultativo debe ser persistente para que el propio paciente tome sus decisiones y solo
cuando no quede otra alternativa, debe tomarla el médico y; b) casos en que la
transmisión de información puede afectar al paciente, en estas circunstancias, se evoca al
“privilegio terapéutico”. Lo anterior permite que el médico retenga información que sería
peligrosa para la salud física, psicológica o emocional del paciente, solo cuando existe
algún temor fundado de que el paciente se pueda suicidar al conocer que padece una
enfermedad terminal.

Otro aspecto importante dentro del consentimiento informado es el de los incapaces, los
menores de edad o personas con enfermedades neurológicas o psiquiátricas y las que
están inconscientes de forma temporal o en estado de coma. En dichos casos, cada
sistema jurídico debe establecer quién debe decidir respecto de estas personas. El médico
solo decidirá en última instancia, es decir, cuando no se pueda ubicar al representante
designado, lo cual suele ocurrir en condiciones de emergencia. Los problemas que pueden

Cfr. Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 88 y 89.


362

Véase Declaración Médica Mundial y Manual de la Ética Médica-El médico y el paciente de la Asociación
363

Médica Mundial, p. 42 y ss.

116
surgir sobre el consentimiento informado respecto de los incapaces, son los siguientes: a)
que las personas que pueden decidir no se pongan de acuerdo o; b) cuando se ponen de
acuerdo, y dicha decisión, no es la mejor para el paciente de acuerdo con el criterio del
médico. En el primero de los casos el médico puede servir de conciliador; en el segundo
de los casos, el médico debe apelar esta decisión en la institución legal pertinente.

Los criterios que deben tomarse en cuenta para estar en posibilidad de tomar la decisión
sobre el tratamiento de un enfermo incompetente son sus preferencias, si es que son
conocidas; cuando no se conocen las preferencias del enfermo incompetente, las
decisiones deben basarse en el mayor beneficio para el paciente, considerando lo
siguiente: a) el diagnóstico; b) los valores conocidos del paciente; c) la información
transmitida de las personas trascendentales en la vida del enfermo y; d) los aspectos
culturales y religiosos del enfermo que indefectiblemente influirían en la dilucidación
sobre adoptar o no un tratamiento.

Según la Declaración sobre los Derechos del Paciente de AMM 364, si el paciente es menor
de edad, deben de decidir sobre su tratamiento sus representantes legales, sin embargo,
el enfermo debe participar en las decisiones al máximo que le permita su capacidad. Por
otro lado, en el caso de los pacientes con trastornos psiquiátricos o neurológicos que son
considerados peligrosos para sí mismos, es importante respetar sus derechos humanos,
en especial el derecho a la libertad en la medida de lo posible.

En México, jurídicamente se ha definido el consentimiento informado 365 como el:


“Derecho del paciente a aceptar o rechazar una intervención médica con base en recibir
información completa, comprenderla y decidir libremente”. Asimismo la Carta de los
Derechos Generales de los Pacientes en México 366 en concordancia con lo que establecen,

364
Véase Declaración de Lisboa de la AMM, sobre los Derechos del Paciente del 9 de enero de 1995.
365
Véase artículo 2, fracción V, de la Ley de Voluntad Vital Anticipada del Estado de Michoacán de Ocampo.
366
La Declaración de los Derechos del Paciente en México se concretó en tres fases, la primera fase, se llevó
a cabo creando un grupo conductor, el cual fue integrado por representantes de las siguientes instituciones:
Comisión Nacional de Arbitraje Médico, Subsecretaría de Innovación y Calidad de la Secretaría de Salud,
Comisión Nacional de Bioética CNDH, Dirección de Prestaciones Médicas del IMSS, Subdirección Médica del
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado, Dirección General de Asuntos
Jurídicos de la Secretaría de Salud, Federación Nacional de Colegios de la Profesión Médica y Comisión

117
el Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de
Atención Médica 367, el Anteproyecto del Código-Guía Bioética de Conducta Profesional de
la Secretaría de Salud 368 y la Declaración de Lisboa de la AMM 369, han argüido que de
entre los derechos de los pacientes, se encuentra la facultad de una persona de decidir
libremente sobre su atención médica, sin presión, respecto a sus procedimientos, terapias
y al uso de medicinas extraordinarias o de supervivencia, en el caso de enfermos
terminales.

Jurisprudencialmente, solo en una ocasión la SCJN se ha pronunciado sobre el


consentimiento informado 370, la cual refirió lo siguiente: “… es consecuencia necesaria o
explicación de los derechos de vida, a la integridad física y a la libertad de conciencia, el
cual consiste en el derecho del paciente de otorgar o no consentimiento válidamente
informado en la relación de tratamientos o procedimientos médicos. En tal sentido, para
que se pueda intervenir al paciente, es necesario que se le den a conocer las características
del procedimiento médico, así como los riesgos y consecuencias inherentes o asociados a
la intervención autorizada; pero no excluye la responsabilidad médica cuando exista una
actuación negligente de los médicos o instituciones de salud involucrados”.

En abono, el consentimiento informado se encuentra consagrado en innumerables


documentos de corte internacional, como lo es el Código de Núremberg 371, referido a la
experimentación biomédica en seres humanos, la Declaración Helsinki 372, la Declaración

Interinstitucional de Enfermería. En una segunda fase, el proyecto fue enviado a las universidades,
organizaciones no gubernamentales y a los representantes de la sociedad civil. En una tercera fase se
presentaron las conclusiones, para obtener en el 2001, la Carta de los Derechos Generales de los Pacientes
en México.
367
Véase artículo 80, del Reglamento de la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de
Atención Médica, NOM-168SSA1-1998, del Expediente Clínico numerales 4.1 y 10.1.1.
368
Véase artículo 4, fracción 4.3 del Anteproyecto del Código-Guía Bioética de Conducta Profesional de la
Secretaría de Salud.
369
Véase Declaración de Lisboa de la AMM, sobre los Derechos del Paciente del 9 de enero de 1995,
apartado C, del punto número 10.
370
Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS PACIENTES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p.
478. Registro IUS. 2001271.
371
Véase inciso 1), del código de Núremberg, Tribunal Internacional de Núremberg, 1947.
372
Véase punto 25 de la Declaración de Helsinki de la AMM, 1964.

118
de Manzanillo 373, la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos
Humanos (UNESCO) 374, el Convenio Europeo para la Protección de Derechos Humanos y la
Dignidad del Ser Humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y de la Medicina
(Convenio relativo a los Derechos Humanos y la Biomedicina) 375 ; la Declaración de Bogotá
sobre Bioética y Manipulación Genética 376 y la Declaración Universal sobre Bioética y
Derechos Humanos 377, por citar algunos.

Finalmente, es preciso recalcar que un ordenamiento jurídico laico, democrático y


civilizado, es el que otorga bienestar y el mayor número de libertades a sus gobernados,
es decir, es aquel que permite a los gobernados ejercer su autonomía, tratándolos como
individuos responsables, alejado del paternalismo exacerbado. Al respecto, algunos
ordenamientos jurídicos han minado sus conflictos sobre el tópico, mediante el
documento de voluntad anticipada 378, al cual nos referiremos en el apartado consiguiente.

3.4.3.4 Voluntad anticipada.


El documento de voluntades anticipadas379 es el documento que contiene la voluntad
predicha de un individuo respecto de la forma en que decide ser medicamente asistido en
el caso de no poder manifestarlo en el momento oportuno. Regularmente se trata de
instrucciones para el caso de suprimir cualquier medida médica diseñada para prolongar
la vida, cuando el proceso de muerte es irrevocable. Por su parte, Diego Valadés380, alude
al “conjunto de previsiones adoptadas por una persona para ser aplicadas cuando no
tenga posibilidades físicas de tomar una decisión”. El documento de voluntades
anticipadas tiene por objeto evitar el “encarnizamiento terapéutico”, es decir, la aplicación

373
Véase punto cuarto, inciso c), de la Declaración de Manzanillo de 1996, revisada en Buenos Aires en 1998
y en Santiago en 2001.
374
Véase artículo 5, de Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (UNESCO)
de 1997.
375
Véase artículo 5, del Convenio Europeo para la Protección de Derechos Humanos y la Dignidad del Ser
Humano con respecto a las aplicaciones de la Biología y de la Medicina (Convenio relativo a los Derechos
Humanos y la Biomedicina de 1997).
376
Véase página 13, de la Declaración de Bogotá sobre Bioética y Manipulación Genética, de 1988.
377
Véase artículo 6, de la Declaración Universal de Bioética y Derechos Humanos, de 2005.
378
Cfr. Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 88 y 89.
379
Hurtado, Javier., op. cit., p. 163.
380
Cfr. Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 89.

119
de tratamientos inútiles, molestos o caros, que mantienen la vida del paciente de forma
artificial, en ocasiones de manera degradante, a su vez, a través de éste documento, se
hace prevalecer la autonomía vital del paciente, como ha sido asentado en el apartado
antepuesto. Ahondando, dicho documento ha sido nombrado de innumerables formas, de
entre las cuales podemos citar los siguientes: “testamento vital”, “testamento biológico”,
“documento del consentimiento informado”, “documento de voluntad vital”,
“instrucciones previas”, “documento de disposiciones previsoras” 381 , “documento de
disposiciones premorten” 382 y “disposiciones para tutelar la propia capacidad” 383 .
Coincidiendo con Diego Valadés, la locución “testamento vital o biológico” 384 es mal
empleada, toda vez que los testamentos se hacen valer una vez que la persona ha
fallecido, a contrario sensu de lo que sucede con el documento de voluntades
anticipadas385, el cual se hace valer cuando la persona está aún con vida, aunque esa vida
carezca de calidad. Resulta pertinente aclarar que ninguna ley estatal de voluntad
anticipada propia del ordenamiento jurídico mexicano ha utilizado el vocablo
“testamento”, para referirse al documento de voluntades previsoras.

Uno de los Estados pioneros en materia de la voluntad anticipada fue EUA, en el cual
legislaron en lo que ellos denominan Living Will ó, directivas previas (advance directives),
siguiendo un modelo uniforme en el que se le reconoce a toda persona mayor de edad y
con capacidad el derecho a rechazar, bajo determinadas circunstancias, un tratamiento
médico dirigido a prolongar su vida. Para 1992, los cincuenta Estados y el Distrito de
Columbia habían adoptado alguna forma de documento de autonomía vital 386. También
en 1992 387, entró en vigor el Pattient Self-Determination Act, que adoptó el documento de

381
Cfr. At. 3 Fracción V, de la Ley Protectora de la Dignidad del Enfermo Terminal, para el Estado de
Coahuila.
382
Cfr. Art. 3 Fracción III de Ley Estatal de Derechos de las Personas en Fase Terminal, para el Estado de San
Luis Potosí.
383
García, Eduardo. “La tutela de la propia incapacidad”. En Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 89.
384
Según Vittorio Frosini la locución “testamento vital” es acuñada en Italia, Frosini, Vittorio., op. cit., p. 158.
385
Cfr. Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 89.
386
Cfr. Juanatey, Carmen, El Derecho y la muerte voluntaria. México, D.F, Distribuciones Fontamara, 2004, p.
183.
387
Cfr. Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 118.

120
voluntades anticipadas en el ámbito federal, para hacerla aplicable a todos los
beneficiarios de los sistemas Medicare y Medicaid.

En este mismo orden de ideas, se puede citar a España como otro ejemplo de civilidad en
cuanto a voluntades anticipadas388, ya que todas las comunidades autonómicas que
forman parte de dicho Reino cuentan con una ley o decreto en la materia. El primer
parlamento que aprobó las voluntades anticipadas fue el de la comunidad autónoma de
Cataluña bajo la ley 21/2000, de 29 de diciembre, sobre los derechos de información
concerniente a la salud y a la autonomía del paciente, y a la documentación clínica;
posteriormente, la comunidad autonómica de Galicia aprobó la ley 3/2001, de 28 de
mayo, reguladora del consentimiento informado y de la historia clínica de los pacientes; la
comunidad autonómica de Extremadura decidió aprobar la Ley 10/2001, de 28 de junio,
de salud de Extremadura; la comunidad autonómica madrileña aprobó la ley 12/2001, de
21 de diciembre, de ordenación sanitaria de la comunidad de Madrid; así mismo, la
comunidad de Aragón aprobó la ley 6/2002, de 15 de abril, de salud de Aragón; la
comunidad de la Rioja aprobó la ley 2/2002, de 17 de abril, de salud; la comunidad
autonómica Floral de Navarra aprobó la ley 11/2002, de 6 de mayo, sobre los derechos del
paciente a las voluntades anticipadas, y a la información y a la documentación clínica de
Navarra; la comunidad autónoma de Cantabria aprobó la ley 7/2002, de 10 de diciembre,
de ordenación sanitaria de Cantabria. Por su parte, el parlamento Vasco aprobó la ley
7/2002, de 12 de diciembre, de las voluntades anticipadas en el ámbito de sanidad; la
comunidad autonómica de Valencia aprobó la ley 1/2003, de 28 de enero, de derechos e
información del paciente de la comunidad de Valencia; las Islas Baleares aprobaron la ley
5/2003, de 4 de abril, de salud de las Islas Baleares; la comunidad de Castilla y León
aprobó la ley 8/2003, de 8 de abril, sobre derechos y deberes de las personas en relación
con la salud; la comunidad autónoma de Andalucía aprobó la ley 5/2003, de 9 de octubre,
de declaración de voluntad vital anticipada; la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha

388
En España existe una Asociación Federal llamada Derecho a Morir Dignamente (DMD), que tiene un
formato de documento de voluntad anticipada y cuenta con toda la información jurídica y literaria en la
materia. Información disponible en: http://www.eutanasia.ws/testamento_vital.html (consultada el 2 abril
de 2015).

121
aprobó la ley 6/2005, de 7 de julio, sobre la declaración de voluntades anticipadas en
materia de la propia salud; la Región de Murcia creó el Decreto 80/2005, de 8 de julio,
Decreto de Reglamento de Instrucciones Previas y su Registro; de igual manera, las Islas
Canarias crearon el Decreto, 13/2006, de 8 de febrero, por el que se regulan las
manifestaciones anticipadas de voluntad en el ámbito sanitario y la creación de su
correspondiente registro. Por último, el principado de Asturias creó el Decreto 4/2008, de
23 de enero, de Organización y Funcionamiento del Registro de Principado de Asturias de
Instrucciones Previas en el Ámbito Sanitario.

Derivado de las leyes en comento, en cada comunidad autonómica existe un registro


oficial de voluntades anticipadas, asimismo, los españoles cuentan con tres formas de
realizar el documento de voluntades anticipadas: 1) ante tres testigos (no pudiendo ser
familiares en segundo grado ni vinculados patrimonialmente); 2) ante notario y; 3) ante el
personal del registro de la comunidad autonómica. Cabe agregar que en España se aprobó
la ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de
derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica, teniendo
como base la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, la Declaración
sobre la Promoción de los Derechos de los Paciente de Europa y sobre todo, el Convenio
del Consejo de Europa para la Protección de los Derechos Humanos y la Dignidad del Ser
Humano respecto de las Aplicaciones de la Biología y la Medicina, suscrito el 4 de abril de
1997, el cual entró en vigor en España el 1 de enero de 2000 389.

Contrastando con los sistemas jurídicos antes referidos, el ordenamiento jurídico


mexicano únicamente cuenta con doce leyes de voluntad anticipada, de un total de
treinta y un entidades federativas y un Distrito Federal, de acuerdo a su división territorial
y política. La ley pionera y por ende, fuente de inspiración de las subsecuentes leyes en la
materia, fue la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal, publicada el 7 de Enero
de 2008, la cual contribuyó para que se reformara y adicionara la Ley General de Salud en

389
Véase Preámbulo de la ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente
y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica.

122
el año de 2009, incluyendo un nuevo Título, denominado: “De los Cuidados Paliativos a los
Enfermos en Situación Terminal”, en dicho Título se contempló el derecho de los
mexicanos a emitir voluntad anticipada, al tenor de lo siguiente: “Toda persona mayor de
edad, en pleno uso de sus facultades mentales, puede, en cualquier momento e
independientemente de su estado de salud, expresar su voluntad por escrito ante dos
testigos, de recibir o no cualquier tratamiento, en caso de que llegase a padecer una
enfermedad y estar en situación terminal y no le sea posible manifestar dicha voluntad.
Dicho documento podrá ser revocado en cualquier momento” 390. Posteriormente, la
Entidad Federativa de Coahuila aprobó la Ley Protectora de la Dignidad del Enfermo
Terminal, publicada el 18 de julio de 2008; el Estado de Aguascalientes aprobó la Ley de
Voluntad Anticipada para el Estado de Aguascalientes, publicada el 6 de abril de 2009;
asimismo, el Estado de San Luis Potosí aprobó la Ley Estatal de Derechos de las Personas
en Fase Terminal para el Estado de San Luis Potosí, publicada el 7 julio de 2009; el Estado
de Michoacán aprobó la Ley de la Voluntad Vital Anticipada del Estado de Michoacán de
Ocampo, publicada el 21 de septiembre de 2009; el Estado de Hidalgo aprobó la Ley de
Voluntad Anticipada para el Estado de Hidalgo, publicada el 14 de febrero de 2011; el
Estado de Guanajuato aprobó la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de
Guanajuato, publicada el 3 de junio de 2011; el Estado de Chihuahua aprobó la Ley de
Voluntad Anticipada para el Estado de Chihuahua, publicada el 2 de junio de 2012; el
Estado de Guerrero aprobó la Ley número 1173 de Voluntad Anticipada para el Estado de
Guerrero; el Estado de Nayarit aprobó la Ley de Derechos de los Enfermos en Etapa
Terminal para el Estado de Nayarit, publicada el 12 de septiembre de 2012; el Estado de
México, aprobó la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de México, publicada el 9 de
mayo de 2013; el último Estado que aprobó una ley en la materia, fue el de Colima, la cual
se intituló Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Colima, publicada el 3 de agosto
de 2013. Es preciso hacer mención que el Estado de Tabasco, no creó una ley de voluntad
anticipada, sin embargo, reformó la Ley de Salud del Estado de Tabasco, en el año de

390
Véase artículo 166 Bis 4, de la Ley General de Salud.

123
2010 391 y específicamente en su numeral 261 se estipula lo siguiente: “Toda persona
mayor de edad, en pleno uso de sus facultades mentales, puede en cualquier momento e
independientemente de su estado de salud, expresar su voluntad por escrito ante un
notario público, con dos testigos y un representante personal, de recibir o no cualquier
tratamiento, para que en el caso de que llegase a padecer una enfermedad y estar en
situación terminal y no le sea posible manifestar dicha voluntad, esta haya sido expresada
con anterioridad. Dicho documento podrá ser revocado en cualquier momento por el
paciente, en pleno uso de sus facultades” 392.

Resulta oportuno mencionar que según la Secretaría de Salud de la ciudad de México 393,
el número de personas que suscribieron el programa de voluntad anticipada, del Gobierno
de la Ciudad de México, se incrementó en un quinientos por ciento durante los últimos
cuatro años, nombrándose así “marzo, mes de la voluntad anticipada”; hasta el 2011, se
habían suscrito 700 voluntades anticipadas en el Distrito Federal, a marzo de 2015 el
número se incrementó a 3972 documentos.

Sobre la base de las consideraciones anteriores, las diferencias que podemos destacar
entre la regulación mexicana y los sistemas jurídicos antes mencionados, consisten en que
en México el documento vital lo pueden suscribir en la mayoría de los casos, los familiares
del enfermo cuando se encuentre en etapa terminal y le sea imposible manifestar su
voluntad; asimismo, es permitido que los padres realicen un testamento vital para
menores de edad (en algunas entidades federativas). Sin embargo, el estudio a fondo de
las leyes de voluntad anticipada mexicanas lo abordaremos en el capítulo ulterior, por
cuestiones de orden dentro del presente trabajo de investigación.

391
Específicamente la Ley de Salud del Estado de Tabasco, en la materia fue reformada en sus artículos 254
al 269 bis, dicha reforma fue publicada el 22 de mayo de 2010.
392
Véase artículo 261, de la Ley de Salud del Estado de Tabasco.
393
www.salud.df.gob.mx/portal/index.php/comunicados/515-se-incrementan-en-500-los-suscriptores-a-la-
voluntad-anticipada

124
En el marco de las reflexiones anteriores, Vittorio Frosini 394 agrega que los derechos
fundamentales que están en juego en la voluntad anticipada o en el testamento de vida
son: el derecho a la vida, el derecho a la libertad, y el derecho a la felicidad (entendida en
el sentido de calidad de vida). Por el contrario, las leyes españolas fundan la voluntad
anticipada en el derecho a la salud, el cual a su vez, conlleva el derecho a la información y
a la libre elección de opciones de tratamiento, como manifestaciones del principio de
autonomía de la persona y la dignidad humana 395. Por otro lado, las leyes mexicanas
fundan la voluntad anticipada en el derecho a la libertad y a la dignidad humana 396.

En nuestra opinión, el derecho a realizar un documento de voluntad vital se funda en los


derechos fundamentales a la integridad física y psicológica y, de dignidad humana,
conforme al principio de autonomía y autodeterminación de la persona humana, a los
cuales me referiré en apartados futuros. Además, es preciso dejar en claro que ni la
Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, ni el Convenio Europeo de
Derechos Humanos de 1950, ni la Convención Americana de los Derechos Humanos de
1969, consagran el derecho fundamental a la felicidad, al que alude Frossini.

3.5 Justificación de la eutanasia desde la bioética.


Los modelos para justificar la eutanasia desde la bioética, son básicamente dos397: 1) el
estado de sufrimiento y/o decadencia irreversible en que se encuentre la persona y con
base en los principios de beneficencia y no maleficencia que rigen la praxis médica. Se
funda en la idea de la dignidad de la vida. La tesis expuesta por Gracia sobre la jerarquía
de los principios de la bioética, y explicada a grosso modo en los párrafos que anteceden,
justificaría la eutanasia pasiva con base en el principio de primer rango de no
maleficencia, toda vez que mantener viva a una persona a través de métodos inhumanos
394
Frosini, Vittorio., op. cit., p. 160 y ss.
395
Véase preámbulo de la ley del Parlamento Vasco, 7/2002, de la ley 12 de diciembre, de las voluntades
anticipadas en el ámbito de sanidad. Asimismo, Véase artículo 1 de la de Cataluña, 21/2000, de 29 de
diciembre, sobre los derechos de información concerniente a la salud y a la autonomía del paciente, y a la
documentación clínica.
396
Véase artículo 1 de la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal, publicada el 7 de Enero de
2008. Asimismo, véase artículo 1, de la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Aguascalientes,
publicada el 6 de abril de 2009.
397
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 242 y ss.

125
o degradantes, es decir, bajo “encarnizamiento terapéutico”, atenta contra dicho
principio. Además éste modelo justificaría la eutanasia activa, en el caso de un coma
irreversible que le impida a la persona manifestar su voluntad, haciendo valer el principio
beneficencia.

2) El principio de autonomía. Opera a través del consentimiento de la persona, es decir, en


el libre albedrío del enfermo de disponer de su propia vida, bajo el hartazgo de vivir en un
menoscabado estado de salud. Uno de los exponentes de este modelo es Manuel
Atienza 398, el cual justifica la eutanasia respondiendo a la pregunta: ¿Quién debe decidir?,
cuyo principio primario es la autonomía, justificándola con base en el mismo principio,
caso en el que en un momento dado, también se pudiera resolver bajo el principio
secundario de paternalismo justificado, con base al beneficio objetivo, incompetencia
básica y consentimiento. Es decir, por este modelo es viable justificar la eutanasia activa y
pasiva, voluntaria e involuntaria. Además deja la puerta abierta para crear nuevos
principios secundarios que coadyuven para resolver conflictos futuros en los que hasta
ahora no se ha pensado.

Según Pablo de Lora y Marina Gascón 399, estos modelos resultan reduccionistas, toda vez
que un modelo que justifique la eutanasia plenamente debe incluir los dos anteriores; el
primero, porque es carente del consentimiento del enfermo; el segundo, porque al
prescindir del estado de sufrimiento o de quebranto físico no cabría la disociación entre
ayuda al suicidio y eutanasia. El modelo que proponen los autores en análisis se refiere a
que la eutanasia es y se justifica en los siguientes casos: “procesos terminales de muerte,
estados persistentes de vida vegetativa y casos de existencia dramática” y cuando
concurre la autonomía moral en cualquiera de los casos antes citados, sería justificable la
eutanasia voluntaria; cuando no se ejerce la autonomía, solo se podría adoptar la
eutanasia cuando existiera un estado de indignidad que resultara irreversible intentando
acabar con el sufrimiento inútil, con base al principio de beneficencia, el cual no obliga a

398
Atienza, Manuel “Juridificar la bioética”. En op. cit., p. 96.
399
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., pp. 244.

126
mantener una vida en la situación antes aludida. Lo que resulta complicado es justificar la
eutanasia de una vida indigna producto de una enfermedad grave, no terminal, con muy
mala calidad, ya que la acción o la omisión de privarlo de la vida podría estar viciada por
razones eugenésicas.

Por nuestra parte, no coincidimos plenamente con el criterio antepuesto. En primer


término, nos parece acertado considerar como reduccionista el modelo que justifica la
eutanasia en virtud de la vida indigna que vive una persona, fundado en los principios de
beneficencia y no maleficencia; toda vez que éste modelo deja de lado el consentimiento
del enfermo, situación que resulta insoslayable. En segundo término, estamos en
desacuerdo en tildar de reduccionista el modelo de justificación de la eutanasia en virtud
del principio de autonomía, ya que el argumento que brindan los autores en análisis para
juzgarlos de reduccionistas, es que prescinden de aclarar la situación de la persona que
pide morir, logrando con lo anterior que la eutanasia sea susceptible de confundir con el
suicidio asistido. Escenario con el que no compartimos del todo, ya que para justificar la
eutanasia debe mediar la voluntad del paciente, es decir el enfermo debe ejercer su
autonomía, si no lo que se produciría sería un homicidio; y claro, cuando se habla de
eutanasia necesariamente se alude a personas con una enfermedad grave e irreversible o
terminal con graves padecimientos.

3.6 La eutanasia y su conciliación con el derecho a la vida.


La relación que media entre la eutanasia y el derecho a la vida es ineluctablemente
estrecha, ya que la eutanasia se refiere a la disposición de la propia vida 400, luego
entonces, si consideramos la vida como un bien indisponible, de ninguna manera
podríamos estar a favor de la eutanasia, si por el contrario, consideramos la vida como un
bien disponible, podríamos ser partidarios de ésta. Cabe agregar que como hemos visto en
el desarrollo del presente capitulado, es innegable que todo ser humano considera a la
vida como un bien merecedor de una protección activa por parte del Estado, incluso,
como un valor, sin embargo, hay quienes valoran la vida de forma sagrada e intocable y

400
Cfr. Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., p. 163.

127
quienes la valoran de forma relativa, es decir, el valor de la vida lo miden de acuerdo a la
calidad de la misma, a mayor calidad de vida, mayor valor de vida. En conclusión, quienes
consideran indisponible la vida es porque consideran que la vida es un valor sagrado, por
lo tanto, para ellos, todas las vida valen por igual. Por otra parte, quienes estiman a la vida
como un bien disponible, discurren que la vida es un valor susceptible de medida en
cuanto a su calidad, entonces, las vidas tendrían valores distintos, incluso, la misma vida
en diferentes momentos podría tener valores disímiles, o dos vidas en condiciones
análogas podrían tener una calidad desigual, de acuerdo a los seres que las poseen, ya que
el valor que cada individuo le da a su vida es un asunto individual, concepto
estrechamente ligado al de dignidad humana.

3.7 Recapitulación.
La vida es la fuerza o actividad interna o sustancial, mediante la cual obra el ser que la
posee; así mismo, la muerte es la eliminación de la vida, de lo anterior podemos afirmar
que el elemento sine qua non para dar muerte, es poseer vida. Empero, a qué tipo de vida
nos estamos refiriendo, específicamente a la vida de los organismos superiores, los seres
humanos, aquella que para perderla se requiere la cesación de las funciones clínicas del
cerebro, y no simplemente la cesación de la función cardio-respiratoria.

Así mismo, la vida de los seres humanos desde su origen ha evolucionado de forma
ideológica, incluso, biológica, aunque de forma distinta a la de los demás seres, ya que el
hombre tiene libre albedrío, vive y sufre la realidad de su muerte y se ha convertido en el
ser fundamental. Dicha vida tiene un valor, sin embargo, no es un valor sagrado, sino un
valor extrínseco y condicionado a la calidad de vida, tal como lo afirman Pablo de Lora y
Marina Gascón 401. Siendo la calidad de vida un elemento en el que se conjugan los
aspectos morales, económicos, biológicos, sociales, médicos y jurídicos de una persona. Al
respecto, es preciso enfatizar que es factible hablar no solo de la calidad de vida de un ser
humano, sino también de la calidad de muerte, la cual tiene lugar en los últimos días con
vida de una persona.

401
De Lora, Pablo y Gascón, Marina., op. cit., p. 219.

128
Como es palpable, el inicio, desarrollo y fin de la vida de un ser humano conlleva muchos
conflictos de carácter valoral y más aun con los avances en biomedicina, es por ello que en
el último tercio del siglo pasado se creó una ciencia interdisciplinaria llamada bioética, la
cual tiene una relación estrecha con la ciencia jurídica, ya que mediante el derecho, es
factible que la bioética pueda establecer límites respecto de los temas biológicos que
abarca. Asimismo, la bioética con el ánimo de resolver los conflictos éticos que aborda,
estatuyó algunos principios básicos los cuales son: autonomía, beneficencia, no
maleficencia, y justicia, con base a los cuales es viable justificar la eutanasia y la voluntad
anticipada, entendiéndose por eutanasia a la ayuda a morir que realiza una persona a
otra, a solicitud de la segunda, en virtud de padecer una enfermedad que
inexcusablemente lo llevará a la muerte, o por lo menos incurable, y ésta, le haga padecer
sufrimientos insoslayables.

129
CAPÍTULO IV

MARCO NORMATIVO VIGENTE DE LA EUTANASIA EN MÉXICO, Y UNA MIRADA AL


DERECHO COMPARADO

4.1 Introducción y la eutanasia en México.


En México como dice Xavier Hurtado Oliver 402 , es factible que quienes realizan la
eutanasia no se atrevan a divulgarlo, se da por hecho que en las instituciones de
beneficencia o de medicina social es una práctica común 403; a contrario sensu de lo que
sucedió en EUA con el Dr. Kevorkian conocido como el “Dr. Muerte”, quien inició haciendo
publicidad sobre sus servicios a quienes optaran por el suicidio 404, y hasta llegó a grabar
los actos eutanásicos. Por otra parte, es de resaltar que a la fecha no ha llegado a
conocimiento de la SCJN ningún caso sobre eutanasia y, que lleguen tan pocos casos a
nivel mundial a los Tribunales. Tal vez, como aduce Calsamiglia 405 ni los fiscales ni los
ciudadanos encuentran razones para denunciar ni para castigar; además, sostiene el
mismo autor, que ésta idea tiene soporte académico ya que hasta los doctrinarios
opositores de la eutanasia recomiendan que en los textos legales se prohíba la eutanasia,
mientras que en la práctica deba de tolerarse, tal es el caso de Jiménez de Asúa. Agrega
Calsamiglia 406 , ésta idea tiene sustento judicial, ya que en septiembre de 2002 se
suspendió una sentencia judicial a un médico que había aplicado una inyección letal a una
anciana que solicitaba morir.

En referencia al ámbito legislativo de la eutanasia en el derecho patrio, podemos aludir a


un avance paulatino pero certero, el cual cuenta con múltiples iniciativas de reforma en el
ámbito federal. La primera iniciativa 407 fue presentada por el diputado federal Pedro

402
Hurtado, Javier., op. cit., p. 162.
403
Así mismo, diversos doctrinarios han aceptado que la eutanasia en México es practicada dentro y fuera
de los centros hospitalarios de forma clandestina a petición del paciente o de los familiares. Cantú, Irma. El
homicidio piadoso. México, Editorial Pax, 1990, p. 38., y Tejeda, Ricardo. La despenalización de la eutanasia
en México. México, Editorial Sista, 1991, p.59.
404
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego. op. cit., pp. 97 y 98.
405
Calsamiglia, Albert. “Sobre la eutanasia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.). Bioética… op. cit., p. 219.
406
Ídem.
407
Información disponible en: http://gaceta.diputados.gob.mx/Gaceta/58/2002/dic/20021211.html
(consultada el 11 de abril de 2015).

130
Miguel Rosaldo Salazar del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática
(PRD), ante la Cámara de Diputados el 10 de diciembre de 2002, dicha iniciativa
salvaguardaba el derecho de todos los mexicanos a la eutanasia activa y pasiva, la cual
consistía en la creación de la “Ley de los Derechos de los Enfermos Terminales” y una
reforma al artículo 312 del CPF, que pretendía despenalizar la eutanasia activa y pasiva.
Asimismo, la nueva ley procuraba la derogación de todas las leyes que se opusieran a
dicha ley, esto es, haciendo referencia indirecta a los diversos códigos penales locales que
penalizaban las conductas eutanásicas. También ordenaba la creación de comités de ética
médica en cada institución de salud. Entre los derechos que consagraba la citada ley para
los enfermos terminales se encuentran: el derecho a ser informado, a un tratamiento
paliativo para el dolor y a un tratamiento psicosocial, considerado éste último, como:
“aquel tratamiento orientado a reducir el sufrimiento emocional y mejorar las condiciones
individuales, familiares y sociales afectadas por la enfermedad”. De la misma forma,
contemplaba el derecho a la calidad de vida, entendiéndola como un: “estado objetivo y
subjetivo de bienestar físico, psicológico y social. Cada paciente tiene derecho de expresar
las variables que definían su propio concepto de calidad de vida”. Además, incorporaba
los derechos a realizar un documento de voluntades previsoras, a solicitar la terminación
voluntaria de la vida, y a la terminación voluntaria de la vida, subdividiendo éste último
derecho en: a) asistencia para la terminación voluntaria de la vida, cuando a solicitud del
enfermo terminal, el médico autorizado administra fármacos en dosis adecuadas al
enfermo terminal, para que éste, sin sufrimiento, se dé muerte a sí mismo, previamente
plasmado en su solicitud de terminación voluntaria de la vida, la cual debería ser aprobada
por el comité de ética médica; b) terminación voluntaria de la vida en forma activa,
cuando el médico autorizado, directa o indirectamente (a través del personal de salud),
provoca la muerte del enfermo terminal sin sufrimiento, suministrando fármacos en dosis
adecuadas, después de que éste lo solicita y lo plasma en su solicitud de terminación
voluntaria de la vida, la cual debería ser aprobada por el comité de ética médica y; c)
terminación voluntaria de la vida en forma pasiva, cuando a solicitud del enfermo
terminal, el médico autorizado interrumpe o no inicia el tratamiento, o cualquier otro

131
medio que contribuya a la prolongación de su vida. Cabe aclarar que la presente iniciativa
no progresó.

Otra de las iniciativas presentadas ante el Congreso de la Unión, tuvo lugar en el año de
2005, a cargo de los diputados federales 408 Eliana García Laguna y Rafael García Tinajero
del grupo parlamentario del Partido de la Revolución Democrática, la cual se basaba en la
despenalización de la eutanasia activa en México, a través de la modificación del artículo
312 del CPF, para que el suicidio asistido no fuera punible en los casos de solicitud
expresa, libre, reiterada, seria e inequívoca del enfermo terminal; asimismo, una reforma
al Código Civil Federal y la creación de una nueva ley federal denominada: “Ley General de
las Personas Enfermas en Etapa Terminal”, en la que se incluía la adopción de un
documento de voluntad anticipada. Sobra decir que dicha reforma no prosperó, ya que los
diputados de los otros dos partidos más importantes en nuestro país, la votaron en
contra 409. Es oportuno indicar que dicha iniciativa, a diferencia de la presentada por el
diputado Rosaldo, provocó el interés de la opinión pública y el debate respecto del tema,
es por ello que en el mismo año se realizó una Consulta Mitofsky 410 en todo el país, la que
arrojó un resultado favorable de la opinión pública, ya que el 64% de los encuestados se
mostraron a favor de la eutanasia, quienes marcaron tendencia fueron las personas con
un nivel socioeconómico alto y las personas con estudios de licenciatura o más.

408
La iniciativa presentada por el diputado Rosaldo, tenía la intención de dar seguridad emocional a los
enfermos terminales y con base en ese interés Coordinó un Foro sobre los Derechos de los Enfermos
Terminales e Incurables y Temas Afines, realizado el 28 de octubre de 2002, en el Palacio Legislativo de San
Lázaro con asistencia de 200 personas de distintas instituciones médicas, académicas y OMG, además del
público en general, cuyos resultados se plasman en la iniciativa propuesta por el citado diputado el 10 de
diciembre del mismo año. Información disponible en:
http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2007/04/asun_2332471_20070412_1176406786.pdf
(consultada el 1 de mayo de 2015).
409
Por su parte la Diputada Martha Palafox Gutiérrez del Partido Revolucionario Institucional (PRI), utilizó
como base de su argumento en contra de la reforma el Juramento Hipocrático que prohibía a los Médicos
provocar la muerte. El Diputado José Ángel Córdova Villalobos del Partido Acción Nacional (PAN), argumentó
que su partido estaba a favor del respeto a la vida y en contra de la muerte. Información disponible en:
http://www3.diputados.gob.mx/camara/content/view/full/12937 (consultada el 8 de mayo de 2015).
410
Consulta Mitofsky es una empresa líder en México en el campo de la investigación de la opinión pública;
cuya principal tarea es la consultoría especializada en estudios de mercado y de opinión pública a través de
mediciones de actitudes, valores y características de diversos estratos poblacionales. Información disponible
en: http://consulta.mx/ (consultada el 9 de mayo de 2015).

132
En abril de 2007, el senador Lázaro Mazón Alonso, del mismo partido que los diputados
que hicieron la propuesta anterior, presentó una iniciativa para reformar el artículo 312
del CPF, y para erigir la ley “Ley General de Suspensión de Tratamiento Curativo” 411.
Respecto a la reforma al CPF, proponía incluir un nuevo párrafo al artículo 312, el cual
rezaba: “No se aplicará pena alguna para el profesional de salud que actúe en
conformidad con lo dispuesto en la Ley General de Suspensión de Tratamiento Curativo”.
De una interpretación literal del precepto normativo en cita, se puede decir que esta
propuesta abarcaba la salvaguarda del derecho de los mexicanos a la eutanasia pasiva y
activa indirecta, pero no la activa directa, toda vez que la reforma al CPF como es
observable, únicamente facultaba al médico para actuar conforme a la Ley General de
Suspensión de Tratamiento Curativo, que más que nada contemplaba los siguientes
derechos: a) solicitar suspensión de tratamientos curativos o paliativos; b) decidir sobre la
sustitución del tratamiento curativo por un tratamiento paliativo y; c) la suspensión
anticipada del tratamiento curativo, al inicio del tratamiento paliativo, sin que haya sido
aplicado el tratamiento curativo, siempre y cuando el diagnóstico y pronóstico de la
enfermedad determinare la imposibilidad de cura y el rápido deterioro de la calidad de
vida del paciente. Es preciso hacer notar que la presente iniciativa tampoco fue aprobada.

La última de las iniciativas presentadas, se dio imbuida por la Ley de Voluntad Anticipada
del Distrito Federal de 2007, la primera en su género en este país. Dicha propuesta fue
presentada por el senador Federico Döring412, del Partido Acción Nacional, en noviembre
de 2007, misma que fue merecedora de aprobación, aunque no en todos sus términos, la
propuesta de reforma consistía en adicionar al CPF los numerales 302, 307, 313, bis, 323 y
335, que contenían la excluyente de responsabilidad penal para el personal médico que
actuara en concordancia con la Ley de Voluntad Anticipada; de igual manera, consideraba

411
La iniciativa que presentó el senador Mazón, se fundamentó en la autodeterminación del ser humano, ya
que la persona es quien decide de acuerdo a sus valores, lo que a su juicio es digno o no. Información
disponible en:
http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2007/04/asun_2332471_20070412_1176406786.pdf
(consultada el 10 de mayo de 2015).
412
Información disponible en:
http://sil.gobernacion.gob.mx/Archivos/Documentos/2008/04/asun_2447109_20080429_1209496944.pdf
(consultada el 4 de junio de 2015).

133
la adición a la Ley General de Salud de los preceptos 316, 326 bis, 332, 334, 338, 339, 345
y 380 bis 8, para que fuera recíproca a la ley Federal de Voluntad Anticipada, siendo ésta
análoga a la aprobada en el Distrito Federal. Dicha propuesta fue aprobada como ya se ha
mencionado, salvo en lo concerniente a la creación de la Ley Federal de Voluntad
Anticipada, entrando en vigor en enero de 2009.

Es preciso destacar que en el año de 2007 se hizo una nueva Consulta Mitofsky que
abordaba el tema de la eutanasia en todo el país, cuyos resultados fueron los siguientes:
el 62.9% de los encuestados se pronunció a favor de la eutanasia, marcando la tendencia
como en la encuesta realizada en el 2005 las personas con un nivel socioeconómico
elevado y las de alto grado de escolaridad 413.

A manera de conclusión, la eutanasia activa directa es una conducta penalmente ilícita en


el derecho positivo mexicano, sin embargo, la eutanasia pasiva y activa indirecta, se
encuentran reguladas en la Ley General de Salud y en las diversas leyes locales de
voluntad anticipada del país, empero, aún nos falta mucho camino por andar, ya que solo
doce Estados de la República cuentan con una ley en la materia, más el Estado de Tabasco,
que sin contar con una ley de voluntad anticipada, salvaguarda el derecho de sus
gobernados a emitir voluntad anticipada a través de su ley de salud local.

4.2 Tratamiento jurídico penal de la eutanasia en México.


El derecho penal protege aquellos bienes que se consideran valiosos para los seres
humanos, y que constituyen las condiciones necesarias para la conservación de la vida
social 414. Lo anterior provoca que estos bienes sean dinámicos y coherentes con los
valores y principios de la Constitución de que se trate 415. En este orden de ideas, el
derecho penal debe reducir su intervención al mínimo y reservarse para los quebrantos
más graves a la vida social, por lo que coincidiendo con Íñigo Álvarez 416 no puede ser el
instrumento para prohibir la eutanasia, ya que de ninguna manera la eutanasia voluntaria

413
Información disponible en: http://consulta.mx/ (consultada el 4 de junio de 2015).
414
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 202.
415
Ídem.
416
Íbid., p. 203.

134
atenta contra la vida social, ni vulnera derechos fundamentales, sino que por el contrario,
hace prevalecer el respeto de los mismos. Por otra parte, los derechos fundamentales en
lo específico que guardan relación con la eutanasia, los estudiaremos en el desarrollo del
presente capitulado.

El tratamiento jurídico penal que se la da a la eutanasia en México, es el de ayuda al


suicidio, contemplado en el artículo 312 del CPF, entendiéndose por suicidio, “al acto por
el que una persona se priva voluntariamente de la vida” 417. Dejando en claro que el
suicidio no es, ni debe ser considerado como un delito 418, es por ello, que en la legislación
mexicana está desprovisto de sanción penal; o sea, la muerte o heridas que se causa una
persona de forma voluntaria, no configuran el delito de homicidio o lesiones, ya que éstos
delitos requieren de actos de terceros, empero, nuestro sistema jurídico castiga a quienes
participan en el suicidio ajeno 419. Cabe aclarar que otros ordenamientos jurídicos y
doctrinarios, encasillan la prohibición de la eutanasia en el injusto penal del homicidio
piadoso, como lo refiere Jiménez de Asúa y Francisco Carrara, que aducen que la voluntad
del ofendido del delito, no anula la criminalidad del acto, excluyendo al agresor de la
pena, y a su vez agregan, que no se puede hablar de cómplices en el suicidio, cuando el
suicidio no es un delito 420.

417
Amparo directo. 1926/57. SUICIDIO. HOMICIDIO SOLICITADO. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Primera Sala. Sexta Época, México, t. II, agosto de 1958, p. 1418, Registro IUS. 907984.
418
En la Roma primitiva se consideraba una acción honrosa el suicidio, con excepción de cuando se realizaba
para evitar un castigo por la comisión de un delito. Inclusive, en el Código de Manu se imponía como castigo
el suicidio forzoso a la mujer de mucha casta que tenía relaciones sexuales con un hombre de casta inferior.
En la actualidad sabemos que el suicidio no puede ser castigado y la tentativa al suicidio tampoco, ya que es
un figura consumada por la frustración y la sanción penal tendría como consecuencia un efecto
contradictorio, sobre todo cuando las causas que originaron la conducta suicida son de tipo psicológico,
aunque no sean el único tipo, ya que pueden ser causas patológicas como las de una enfermedad terminal,
que le puede traer al enfermo innumerables trastornos que desea evitar. Licea, Benigno. “El delito de auxilio
e inducción en el suicidio; homicidio con consentimiento de la víctima. La eutanasia, análisis jurídico”. En
Cano, Fernando y Díaz-Aranda, Enrique y otro. (Coords.). Eutanasia. Aspectos jurídicos, filosóficos, médicos y
religiosos. México, Instituto de Investigaciones Jurídicas de UNAM, 2001, pp. 263 y ss.
419
Ídem.
420
Jiménez de Asúa cita a Carrara para encasillar a la eutanasia dentro del delito de homicidio piadoso.
Jiménez, Luis. Libertad de amar y derecho a morir., op. cit., pp. 427-429.

135
En contraposición a Jiménez de Asúa y Carrara, el alemán Günther Jakobs 421 señala que la
eutanasia no es otra cosa que un suicidio realizado en división de tareas, y lo explica a
través de un caso resuelto por el Tribunal Suprema Alemán 422, refiriéndose a un médico
muy enfermo que se había inyectado veneno a sí mismo de forma madura y consciente,
veneno que únicamente le hizo perder la conciencia, por lo cual su sobrino le inyectó otra
dosis del mismo veneno, tal y como se lo había pedido anteriormente su tío, lo que lo
condujo a la muerte o por lo menos a la agonía. Jakobs enfatiza que dicho caso fue
catalogado por la doctrina tradicional como homicidio a petición punible, y por otra parte
de la doctrina fue catalogado como un supuesto de ayuda al suicidio, ya que el enfermo
había demostrado con su tentativa de suicidio, que él estaba en situación de dar el último
paso. La solución de este caso alude Jakobs, es en resultados idéntica, es decir, el sobrino
no debería ser castigado, ya que con la sola petición del tío, con tal causa, se elimina la
tipicidad del homicidio a petición, tras lo cual el sobrino no debería de ser castigado, aún
que él le hubiera aplicado la primera inyección; por ejemplo, si el tío hubiere actuado por
una pena de amor, él tendría que haber sido castigado por homicidio a petición, por lo
tanto el deseo de morir debe ser objetivado. Para Jakobs la licitud de la eutanasia no
consiste en el medio ni el modo de la división del trabajo en el proceso, por tanto una vez
que se constata que la decisión de morir es objetiva y razonable, no tiene que ser relegado
a la realización del hecho de propia mano, basta que la petición se pondere
razonablemente. Afirma Jakobs, porque para el que no quiere vivir, el análisis de la
división de trabajo resulta intrascendente, ya sea en el caso de eutanasia directa o
indirecta, porque podría haberse matado él mismo, luego entonces, no existe ningún acto
injusto, es por ello, que Jakobs literalmente señala: “la muerte en mano ajena no es, en lo
que se refiere al homicidio a petición, un homicidio en sentido propio, sino un suicidio en
división de tareas; el cansado de vivir no solo quiere morir-tal voluntad puede subordinarse
frecuentemente a otro-, sino que organiza también su muerte a través de su petición.
Siempre que falte tal acto de organización, por tanto, siempre que esté ausente la petición,

421
Jakobs, Günther. Suicidio, eutanasia y derecho penal. (Trad. Francisco Muñoz Conde y Pastora García
Álvarez), Valencia, Tirant lo Blanch, 1999, pp. 58-70.
422
BGH NStZ 1987, pp. 365 y ss.

136
queda excluido hablar de una organización de un suicidio en división de tareas; en este
caso se trata más bien de un homicidio; así que la cuestión no sería ya la extensión de la
tipicidad del homicidio a petición, sino su justificación” 423.

Por su parte, Albert Calsamiglia 424 alude que debe de distinguirse la eutanasia del
homicidio en virtud de lo siguiente: a) en la eutanasia siempre existe una razón
humanitaria, mientras que en el homicidio no; b) la eutanasia tiene como objetivo
disminuir el daño del paciente que va a morir indefectiblemente, pudiendo consistir el
daño en dolores agudos o la perdida de la dignidad, reduciendo a la persona a un vegetal,
es por ello que el interés del asesino no juega ningún papel y; c) el destinatario directa o
indirectamente desea la muerte en el caso de la eutanasia, a diferencia del homicidio. Sin
embargo, en el homicidio consentido, la víctima no es un enfermo terminal, a dicho del
mismo autor, hay casos difíciles en los que la línea divisoria entre el homicidio consentido
y la eutanasia es muy estrecha, ya que hay situaciones en que enfermos no terminales
solicitan morir, pero esa estrechez nunca se da entre homicidio y eutanasia, además
aduce que las penas mínimas con las que se sanciona la eutanasia, de ninguna manera se
equiparan a las de homicidio, ya que los legisladores y jueces saben que se trata de figuras
jurídicas disímiles. Asimismo, Calsamiglia 425 también diferencia la eutanasia del suicidio, y
señala que son análogas en cuanto a la elección de la muerte del enfermo terminal, pero
existe una diferencia esencial, en el suicidio, el sujeto realiza la acción, y en la eutanasia,
los sujetos activo y pasivo no coinciden. Señala el autor en referencia, no se debe olvidar
que la eutanasia no es un método para deshacerse de gente, sino un modo de ayudarla en
una situación muy difícil, es decir, un medio para evitar un daño.

A nuestro juicio, la colocación que hace de la eutanasia activa el legislador mexicano, al


incluirla en el delito de ayuda al suicidio, es correcta, ya que como dice Jakobs 426, el
homicidio a petición no es otra cosa que un suicidio en división de tareas, toda vez que,

423
Jakobs, Günther., op. cit., pp. 58-70.
424
Calsamiglia, Albert. “Sobre la eutanasia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.). Bioética… op. cit., pp. 218-220.
425
Ídem.
426
Jakobs, Günther., op. cit., pp. 58-70.

137
quien dirige la conducta es el enfermo terminal, haciéndose responsable de su propia
muerte mediante una decisión previamente adoptada de forma razonable. Haciendo
hincapié que en los casos en que no media la voluntad del enfermo terminal, no se
pudiere hablar de un suicidio en división de tareas, sino del delito de homicidio u
homicidio piadoso.

4.2.1 Suicidio asistido, art. 312 del CPF.


El artículo 312 del CPF a la letra señala: “El que prestare auxilio o indujere a otro para que
se suicide, será castigado con la pena de uno a cinco años de prisión; si se lo prestare hasta
el punto de ejecutar él mismo la muerte, la prisión será de cuatro a doce años”. Así mismo,
el artículo 313, del mismo ordenamiento legal, aduce lo siguiente: “Si el occiso o suicida
fuere menor de edad o padeciere alguna de las formas de enajenación mental, se
aplicarán al homicida o instigador las sanciones señaladas al homicidio calificado o a las
lesiones calificadas”. Como se puede observar, la figura jurídica de la eutanasia en México
no tiene una tramitación especial en la legislación penal, sino que es encasillada en el tipo
penal de ayuda al suicidio, del artículo 312 del CPF, como norma primara, y el artículo 313,
como norma complementaria o secundaria.

En el ala Jurisprudencial mexicana, el criterio sostenido por la SCJN se basa en aceptar la


represión penal de la eutanasia activa, en virtud de que la legislación no prevé como
excluyente de delito el consentimiento de la víctima, como lo hacen otras legislaciones, en
las que el consentimiento del ofendido constituye la exclusión del injusto con arreglo del
principio de ausencia de interés, a consecuencia de que quien puede disponer del bien
jurídico protegido, lo abandona. Sin embargo, en la República mexicana la eutanasia activa
es constitutiva de delito, ya que nadie puede privar de la vida a otro 427. Asimismo, la
misma Suprema Corte ha argüido que el auxilio o inducción al suicidio de un menor de
edad constituye un agravante, por tratarse de un ser humano con falta de desarrollo, que
no está en aptitud de comprender la trascendencia de los actos a que es inducido, ni de

Amparo directo. 1926/57. SUICIDIO. HOMICIDIO SOLICITADO. Semanario Judicial de la Federación y su


427

Gaceta, Primera Sala. Sexta Época, México, t. II, agosto de 1958, p. 1418, Registro IUS. 907984.

138
resistir o vencer el influjo engañoso, puesto en juego por el acusado para que tome tal
decisión 428.

En contraposición a la legislación punitiva federal, el Código Penal para el Distrito Federal,


de julio de 2002, sí contempla la figura jurídica de la eutanasia, específicamente en su
numeral 127, el cual dispone lo siguiente: “Al que prive de la vida a otro, por la petición
expresa, libre, reiterada, seria e inequívoca de éste, siempre que medien razones
humanitarias y la víctima padeciere una enfermedad incurable en fase terminal, se le
impondrá prisión de dos a cinco años”. Según Olga Islas 429, de acuerdo a éste precepto
normativo, la eutanasia solo puede ser dolosa cuando: a) exista petición expresa, libre,
reiterada, seria e inequívoca que recibe el acusado, y que lo concientiza de la situación, y;
b) las razones humanitarias son las que mueven al activo a causar la muerte. Resaltando
que el artículo 76 del mismo ordenamiento, determina los delitos que pueden cometerse
culposamente, y no contempla lo referente al artículo 127. Por tanto, las únicas formas de
comisión son las siguientes: por acción dolosa consumada, y en tentativa.

Asimismo, la legislación penal coahuilense también regula la eutanasia, y no solo eso,


incluye el vocablo “eutanasia” en la propia ley, la cual reza: “Artículo 354. Sanciones y
figura típica de eutanasia. Se aplicará de tres meses a tres años de prisión: A quien con la
voluntad del pasivo le cause la muerte solo por motivos de piedad; que consistan en evitar
que tenga una agonía dolorosa en extremo o porque se trate de un enfermo en fase
terminal, sin posibilidad de sanar”. Ahondando, el Código Penal para el Estado de México,
configura la eutanasia como un homicidio por piedad, con atenuación de la pena, el cual
señala: “Artículo 243.- Son circunstancias que atenúan la penalidad en el delito de
homicidio y se sancionarán de la siguiente forma: (…) II. Cuando el delito se cometa bajo
alguna de las siguientes circunstancias se impondrá de cinco a veinte años de prisión y de

428
Amparo directo. 2968/78. SUICIDIO, AUXILIO O INDUCCIÓN AL, DE MENORES (LEGISLACIÓN DEL ESTADO
DE NUEVO LEÓN). Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Séptima Época, México,
volumen 115-120, Segunda Parte, septiembre de 1978, p. 110, Registro IUS. 235018.
429
Islas, Olga. Eutanasia. México, Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de
UNAM. Disponible en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1968/22.pdf (consultada el 20 de junio de
2015).

139
cincuenta a trescientos días multa. (…) c) Por móviles de piedad, mediante súplicas
notorias y reiteradas de la víctima, ante la inutilidad de todo auxilio para salvar su vida”.
Lo anterior, por citar algunos ejemplos de las diversas legislaciones locales que sí
contemplan la figura jurídica de la eutanasia, en contraste con la legislación federal.

4.2.1.1 Conducta típica.


El delito de ayuda al suicidio contempla tres formas de participación: 1) participación de
auxilio. Ésta supone una cooperación a quien desea morir mediante el suministro de
medios, como pueden ser armas, venenos, sustancias letales, entre otras. Asimismo, la
contribución puede consistir en explicaciones, indicaciones o consejos; sin embargo, para
la correcta integración del tipo penal específico, se requiere que la conducta incida
psíquica o materialmente en el suicidio de la víctima, misma que debe mantenerse en los
estrictos límites del auxilio, para no incidir en la tercera forma de participación 430; 2)
participación por inducción. Ésta se da por medio de instigación, persuasión o captación
de la voluntad de otra persona, para que éste se prive de la vida, la cual requiere que sea
directa y suficiente; no obstante, que para que pueda tener eficacia jurídico-penal, se
exige la capacidad psicológica de la víctima, ya que si carece de capacidad psicológica, se
estaría en el supuesto de agravación de la pena contemplada en el artículo 313 del CPF 431
y; 3) participación material causante de la muerte. Consiste en ejecutar el partícipe
mismo, la muerte 432; configurándose así, el delito de homicidio consentido por la víctima,
el cual es atenuado, en comparación con el homicidio simple intencional, que impone una
sanción de doce a veinticuatro años de prisión 433.

430
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México y Editorial Porrúa.
“Enciclopedia Jurídica Mexicana”. México D.F., 2002, tomo IV, p. 506.
431
Ídem.
432
Licea, Benigno. “El delito de auxilio e inducción en el suicidio; homicidio con consentimiento de la víctima.
La eutanasia, análisis jurídico”. En Cano, Fernando y Díaz-Aranda, Enrique y otro. (Coords.), op. cit. p. 266.
433
Véase artículo 307 del CPF, vigente.

140
4.2.1.2 Elementos del tipo penal y su clasificación.
Los elementos del tipo penal del suicidio asistido en México, según Olga Islas 434, los cuales
se desprenden del artículo 312 del CPF, son los siguientes:

a) El deber jurídico penal, consiste en la prohibición de prestar auxilio o inducir a otro


para que se suicide.

b) El bien jurídico, es la vida humana, que en este caso se encuentra desvalorada, ya


que la persona ha pedido auxilio para suicidarse o ha sido inducida para ello.

c) El sujeto activo, es la persona que concretiza el tipo penal, la cual requiere la


capacidad psíquica (voluntabilidad e imputabilidad) y de calidad específica.
Entendiéndose por voluntabilidad, la capacidad de conocer y querer la conducta,
es decir, de auxiliar o inducir a otro para que se suicide, aunque sea por razones
humanitarias; la imputabilidad 435, es la capacidad de comprender la ilicitud de
auxiliar o inducir a otro para que se suicide, y capacidad de conducirse de acuerdo
con esa comprensión. Es oportuno subrayar que en el caso de la eutanasia activa el
sujeto activo puede ser el médico, familiar o amigo. En cuanto a la calidad
específica, es la relativa a la del sujeto pasivo, que en este caso, no se específica.

d) El sujeto pasivo, es el titular o poseedor del bien jurídico 436, que en este caso es la
vida humana. Por ello, el sujeto pasivo es en el particular, la persona inducida o
auxiliada para suicidarse, que en el caso de la eutanasia debe ser un enfermo
terminal o incurable.

434
Islas, Olga. Eutanasia. México, Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de
UNAM. Disponible en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1968/22.pdf (consultada el 20 de julio de
2015).
435
Según Luis Jiménez de Asúa, la imputabilidad se basa en la existencia del libre albedrío y de
responsabilidad moral. Jiménez, Luis. Teoría del Delito. México, Editorial Jurídica Universitaria, S.A. y la
Asociación de Investigaciones Jurídicas, 2009, pp. 302 y 303.
436
Según Jiménez de Asúa, el sujeto pasivo del delito es todo poseedor de un bien o de un interés
jurídicamente protegido. Por consiguiente pueden ser sujetos pasivos del delito: el hombre, la persona
jurídica, el Estado, o la colectividad. Cabe aclarar, que en cuanto al hombre, puede ser sujeto pasivo, incluso
un incapaz. íbid., p. 37.

141
e) Objeto material del delito, es el objeto o cosa en la que se produce el delito 437, que
en este caso, es el cuerpo humano.

f) El hecho estructurado con una voluntad dolosa, una actividad y un resultado


material (consecuentemente se requiere un nexo causal). El cual no contiene
medios específicos de comisión, ni referencia temporal, espacial o de ocasión. En el
caso de eutanasia de voluntad dolosa, se debe referir a privar de la vida a alguien
por razones humanitarias.

g) El dolo consiste según Jiménez de Asúa en: “ …la producción de un resultado


antijurídico (o la omisión de una acción esperada), cuando se realiza con
conocimiento de las circunstancias de hecho que se ajustan al tipo y del curso
esencial de la relación de causalidad existente entre la manifestación de la
voluntad y el cambio en el mundo exterior (o de su no mutación), con
consecuencias de que se quebranta un deber, con voluntad de realizar el acto (u
omitir la acción debida) y con representación del resultado (o de la consecuencia
del no hacer), que se quiere o consciente” 438. Asimismo, Carrara 439 agrega que la
esencia del dolo solo puede estar en la voluntad, y el criminalista estudia el dolo en
cuanto puede ser causa de acción, empero la causa de acción no puede
encontrarse en la mera conciencia. Es forzoso que el impulso hacia el acto parta de
la fuerza volitiva, sin embargo, la perversidad no reside en el saber, sino en la
determinación de un acto que se sabe malo. Por tanto, de nada vale objetar que
voluntad sin conciencia no puede considerarse dolosa; entonces, el conflicto radica
en determinar cuál de las dos debe considerarse principal, y cuál el complemento,

437
“La mayor parte de los tratadistas de derecho penal distinguen entre objeto material y jurídico del delito.
El primero lo constituyen, la cosa o la persona en la que se produce el delito. Es decir, todo hombre, vivo o
muerto, consciente o inconsciente, toda persona jurídica, toda colectividad, y particularmente el Estado y
toda cosa animada o inanimada, con la sola diferencia de que si las personas tienen capacidad suficiente
según los casos, pueden ser sujetos y objetos, en tanto que las cosas y los animales nunca pueden ser más
que objetos del delito. El segundo, es la ley la norma, el derecho que se ha violado, o el bien o interés
jurídicamente protegido, según las diversas concepciones de los autores”. Íbid., p. 41.
438
Íbid., p. 41.
439
Carrara, Francesco. Derecho Penal. Biblioteca Clásicos del Derecho Penal. Volumen I. México. Oxford,
2002, p. 107.

142
para representar la parte sustantiva del dolo; es decir, se requiere que el sujeto
activo necesariamente tenga conocimiento de la intención de suicidarse del sujeto
pasivo, y lo auxilie, o bien, lo induzca a ello, existiendo un nexo causal que ligue la
acción con el resultado.

h) La actividad puede ser cualquiera que auxilie o induzca al suicidio, la cual puede
consistir en una participación material o psicológica, que va desde facilitar un arma
o veneno, o explicar el modo en que deba de usarse, en el caso del auxilio; y en el
caso de inducción, se refiere a una provocación psicológica de convencimiento
para que el sujeto pasivo se prive de la vida.

i) Resultado material, es el efecto de la actividad materializada por el sujeto activo,


que en este caso es la muerte o privación de la vida del sujeto pasivo;
consecuentemente, con nexo causal que vincule la actividad con el resultado.

j) Lesión al bien jurídico, consiste en la destrucción de la vida humana.

k) La violación del deber jurídico penal, es la violación de la prohibición de auxiliar o


instigar a otro al suicidio.

En cuanto a la clasificación del tipo penal en comento, puede afirmarse que es un tipo
simple, ya que el único bien tutelado es la vida humana. Con base al sujeto activo se
clasifica en especial y mono-subjetivo; con relación al sujeto pasivo, es personal y mono-
subjetivo; y con relación al hecho, se trata de una acción dolosa, unisubconsciente o
plurisubconsciente, instantáneo, de resultado material, sin modalidades y de formulación
libre 440.

Islas, Olga. Eutanasia. México, Biblioteca Jurídica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurídicas de
440

UNAM. Disponible en: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/4/1968/22.pdf (consultada el 25 de julio de


2015).

143
4.2.2 Justificación del suicidio asistido.
Según Jiménez de Asúa 441, la técnica para determinar la justificación del homicidio
piadoso, consiste en dilucidar sobre la primacía entre el consentimiento del enfermo, la
naturaleza del móvil que guía al autor y el reconocimiento del fin por parte del Estado.
Para el autor en comento, el consentimiento de la víctima no exime al sujeto activo de
responsabilidad penal, ya que este problema, a su vez, se relaciona con otro más general,
la extensión del derecho del individuo sobre su persona jus in se ipsum. Para determinar
dicha extensión, Jiménez de Asúa distingue entre derechos innatos y adquiridos; los
primeros resultan intangibles e inalienables, a diferencia de los segundos que son
tangibles y renunciables. Los derechos innatos son los derechos humanos, como el
derecho a la vida, y los derechos adquiridos, son los derechos patrimoniales. Jiménez de
Asúa sostiene que la facultad de consentir una renuncia de un derecho personal,
encuentra su límite en el derecho ajeno y en el interés público. Jiménez explica lo anterior
de la siguiente forma: en los injustos de robo, violación o detención ilegal, cuando la
víctima ha consentido, no habrá delito, no porque se justifique el ilícito, sino porque se
impide que el delito nazca, toda vez que no se cumplirían los elementos del tipo penal.
Por tanto, Jiménez de Asúa llega a la conclusión de que: “el móvil no egoísta que guía al
homicida piadoso es, pues, el único criterio aceptable para declarar la impunidad, ya que
el tratamiento punitivo o asegurador debe ser actuado tan solo sobre individuos
peligrosos, quedando libres de toda intervención penal quienes no son temibles por el
motivo noble que les mueve….” 442

Por otra parte, Íñigo Álvarez 443 alude que en los casos de eutanasia autónoma, el
consentimiento dado por el sujeto pasivo impide que la conducta del sujeto activo pueda
considerarse típica 444 ya que el comportamiento del sujeto activo, aunque haya

441
Jiménez, Luis. Libertad de amar y derecho a morir., op. cit., pp. 420 y ss.
442
Ídem.
443
Álvarez, Ínigo., op. cit., pp. 204 y ss.
444
Con lo sostenido por Íñigo Álvarez coinciden Gómez, José. Teoría Jurídica del Delito. Derecho Penal. Parte
General. Madrid, Civitas, 1984, p. 422. Gimbernat, Enrique. Eutanasia y derecho penal. Granada, Revista de
la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, homenaje al profesor Sainz Cantero. no. 12, 1987, p.
11 y García, Aurora. Consideraciones acerca de la incidencia de 1983 en la naturaleza del consentimiento.

144
provocado la muerte de otro, no puede traer como consecuencia una imputación objetiva,
porque no rebasa el riesgo permitido, y no se inscribe en la finalidad de protección de la
norma penal; ya que a juicio de Álvarez, el derecho penal no está interesado en proteger
la vida de las personas en contra de su voluntad. Asimismo, indica que el consentimiento
que realice el enfermo debe ser relevante, es decir, no siempre que exista consentimiento
va a haber ausencia de tipicidad, puesto que hay casos en que el consentimiento de la
víctima es irrelevante al estar viciado de nulidad. Los requisitos que debe de poseer dicho
consentimiento, según el autor en cita, son: a) que el sujeto pasivo tenga capacidad
natural, es decir, que pueda entender y querer suficientemente el hecho, para que esté en
aptitud de comprender la trascendencia y alcance de su decisión; para lo cual se debe de
analizar su capacidad cognoscitiva, de comprensión, de procesamiento y de evaluación de
riesgos y beneficios; b) es necesario que la decisión que tome el sujeto pasivo sea clara,
seria, autónoma, responsable y auténtica de morir, no teniendo valor el consentimiento
otorgado por medio de violencia, engaño, o error en el diagnóstico de muerte y; c) que la
decisión del sujeto pasivo sea expresa y tan inmediata a su muerte como sea posible.

Dando una mirada a la jurisprudencia extranjera, es de obligada referencia la sentencia C-


239-97-1 del Estado de Colombia, la cual determinó que “En el caso de homicidio
pietístico, consentido por el sujeto pasivo del acto, el carácter relativo de esta prohibición
jurídica se traduce en el respeto a la voluntad del sujeto que sufre de una enfermedad
terminal que le produce grandes padecimientos, y que no desea alargar su vida dolorosa.
La actuación del sujeto pasivo carece de antijuridicidad, porque se trata de un acto
solidario que no se realiza por la decisión personal de suprimir una vida, sino por la
solicitud de aquel que por sus intensos sufrimientos, producto de una enfermedad
terminal, pide le ayuden a morir”.

Así pues, el ordenamiento jurídico mexicano penaliza toda conducta realizada por un
tercero tendiente a privar de la vida a alguien, asimismo, penaliza el auxilio o inducción al

Granada. Revista de la Facultad de Derecho de la Universidad de Granada, homenaje al profesor Sainz


Cantero. no. 12, 1987, p. 85.

145
suicidio, incluso en contextos eutanásicos, es decir, independientemente de los móviles de
piedad que pudieron ser el detonante de la acción del sujeto activo, o del propio
consentimiento de la víctima, tal como lo resolvió la Primera Sala de la SCJN en el amparo
directo 1926/57 445 . Sin embargo, con singularidad la pena del delito del suicidio
consentido es de uno a cinco años de prisión 446, misma que resulta atenuada en cotejo
con la del homicidio simple, que es de doce a veinticuatro años 447 ; lo anterior
seguramente responde al elemento subjetivo de piedad que mueve al sujeto activo, como
en la mayoría de los sistemas jurídicos. Derivado de lo antedicho, es imposible afirmar que
en México se justifique la eutanasia activa a la luz del derecho penal; además, el
ordenamiento jurídico patrio se rige por el derecho penal del acto 448; por ende, el derecho
penal está limitado a juzgar actos, afirmación que emana de lo enmarcado en el artículo
14, tercer párrafo de la Constitución, al establecer que en los juicios del orden criminal,
queda prohibido imponer pena alguna que no esté decretada en leyes perfectamente
aplicables al delito de que se trata. De modo tal, que el derecho penal únicamente puede
prohibir conductas específicas, como las descritas al inicio del presente párrafo. Siendo
importante recalcar que los casos sobre eutanasia en México no llegan a los Tribunales.

4.3 Eutanasia pasiva e indirecta.


Como se ha dicho ya en el presente trabajo de investigación, la eutanasia pasiva e
indirecta en México son conductas no punibles 449, las cuales se fundan según Carmen
Tomás y Valiente, en el derecho fundamental a adoptar medidas sobre la propia salud,

445
Amparo directo. 1926/57. SUICIDIO. HOMICIDIO SOLICITADO. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Primera Sala. Sexta Época, México, t. II, agosto de 1958, p. 1418, Registro IUS. 907984.
446
Véase artículo 312 del CPF, vigente.
447
Véase artículo 307 del CPF, vigente.
448
Tesis Aislada. 1ª. CCXXIV/2011. DERECHO PENAL DE ACTO. RAZONES POR LAS CUALES LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS SE DECANTA POR DICHO PARADIGMA (INTERPRETACIÓN
SISTEMÁTICA DE LOS ARTÍCULO 1º, 14, TÉRCER PÁRRAFO, 18, SEGUNDO PÁRRAFO, Y 22, PRIMER PÁRRAFO.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, noviembre de
2011, p. 197. Registro IUS. 160694.
449
En el mismo sentido, Rey, Fernando., op. cit., p. 120. y Tomás- Valiente, Carmen. “La disponibilidad de la
propia vida: aspectos constitucionales, en el derecho a la vida”. Madrid, C.E.P.S. y T.C. (Cuadernos y debates,
n. 51), 2003, p. 65.

146
derecho que se corona dentro del marco del derecho fundamental a la integridad
personal del artículo 15 de la CE 450.

Según Jakobs 451, el fundamento de todas las conductas eutanásicas en el sistema jurídico
alemán se alberga en la dignidad humana, el cual de forma expresa menciona: “(… ) lo que
nadie puede negar tampoco al ser humano, en abstracto y a priori, es la posibilidad de
preferir, en determinadas circunstancias, una muerte digna e indolora a una vida llena de
sufrimientos y sin perspectivas. Y si aceptamos esta posibilidad no solo hay que hacer que
adopte, sino también y sobre todo, en caso de que ésta sea la de morir, la posibilidad de
que otra persona le brinde alguna ayuda, (¿por qué no ejecutiva?), que le facilite el
trance“.

Por su parte, la jurisprudencia mexicana, en sentido parecido con Carmen Tomás-Valiente,


ha mantenido tres criterios distintos al respecto, en diversos momentos; el primero se
situó en el año de 2008, donde el Pleno de la SCJN 452 determinó que el derecho a la salud
es un derecho fundamental, indispensable para el ejercicio de los demás derechos, el cual
entraña: “…libertades y derechos, … la relativa a controlar la salud y el cuerpo, con
inclusión de la libertad sexual y genésica, y el derecho a no padecer injerencias, torturas,
tratamientos o experimentos médicos no consensuales …” 453 . Hasta ese momento
histórico se podría considerar que en México el derecho a optar por la eutanasia pasiva e
indirecta se albergaba en el derecho a la salud. El segundo criterio se dio en diciembre de
2009, donde el Pleno de la Suprema Corte determinó 454 que el derecho a la salud no se
limita al estado físico, el cual comprende aspectos internos y externos de la persona que

450
Tomás- Valiente, Carmen., op. cit., p. 55 y ss.
451
Jakobs, Günther., op. cit., p. 17.
452
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2008. DERECHO A LA SALUD. SU REGULACIÓN EN EL ARTÍCULO 4 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y SU COMPLEMENTARIEDAD CON LOS
TRATADOS INTERNACIONALES EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Primera Sala, t. XXVII, julio de 2008, p. 457. Registro IUS. 169316.
453
Ídem.
454
Tesis Aislada. 1ª. LXVI/2009. DERECHO A LA SALUD. NO SE LIMITA AL ASPECTO FÍSICO, SINO QUE SE
TRADUCE EN LA OBTENCIÓN DE UN DETERMINADO BIENESTAR GENERAL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p.6. Registro IUS. 165826.

147
se traducen en un bienestar general, físico, mental, emocional, y social, los cuales se
derivan del derecho fundamental a la integridad física-psicológica. El tercer y último
criterio de los mencionados, tuvo lugar en el 2012, cuando la Primera Sala de la SCJN455
concluyó que el consentimiento informado se funda en los derechos de vida, integridad
física y libertad de conciencia.

No obstante, como ha quedado anotado en los apartados precedentes, la compleción de


las leyes de voluntad anticipada vigentes en ésta República apuntalan como fundamento
de la eutanasia pasiva e indirecta, el derecho a la dignidad humana 456, agregando además
la Ley Potosina el ejercicio de la libertad y autonomía 457 . Por su parte la ley de
Aguascalientes añade el derecho a la autodeterminación sobre su persona y su propio
cuerpo 458; la ley Nayarita amplía como principios rectores la dignidad y autonomía 459; la
colimeña suma a la dignidad humana, la autonomía y la autodeterminación 460; y por

455
Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS PACIENTES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p.
478. Registro IUS. 2001271.
456
Tanto el texto original de la Ley de Voluntad Anticipada para el D.F., ley pionera en la materia en México,
como el texto vigente, apuntalan que el objetivo de dicha la ley es proteger la dignidad humana. Como a
continuación es observable: “Artículo 1. La presente ley es de orden público e interés social, y tiene por
objeto establecer y regular las normas, requisitos formas de realización de la voluntad de cualquier persona
con capacidad de ejercicio, respecto a la negativa a someterse a medios, tratamientos y/o procedimientos
médicos que pretendan prolongar de manera innecesaria su vida, protegiendo en todo momento la dignidad
de la persona, cuando por razones médicas, fortuitas o de fuerza mayor, sea imposible mantener su vida de
manera natural”.
457
“Artículo 1°. Esta ley de orden público e interés general; que bajo el principio de la dignidad de todo
ser humano, regula el derecho de las personas a ejercer su libertad y autonomía, en cuanto a
decidir someterse a tratamiento o procedimiento médico al momento de encontrarse en fase terminal”.
458
“Artículo 1°.- La presente Ley es de orden público e interés social y su objetivo es instituir y regular las
condiciones y formas de la declaración de voluntad de cualquier persona con capacidad de ejercicio, emitida
libremente, respecto a la negativa a someterse a medios, tratamientos y/o procedimientos médicos que
pretendan prolongar la agonía del enfermo terminal, protegiendo en todo momento la dignidad de la
persona, cuando por razones médicas, fortuitas o de fuerza mayor, sea imposible mantener su vida de
manera natural, en virtud de su derecho a la autodeterminación sobre su persona y su propio cuerpo”.
459
“Artículo 2°.- Son principios rectores en la aplicación de esta ley: I. La dignidad y autonomía de la voluntad
del enfermo terminal; (…)”
460
“Artículo 1º.- La presente Ley es de orden público e interés social, y tiene por objeto: I. Garantizar el
derecho de cualquier persona con capacidad de ejercicio respecto a la manifestación de su voluntad para
recibir los cuidados paliativos en sustitución de los tratamientos curativos, que le proporcionen una mejor
calidad de vida y evitar someterse a medios, tratamientos y/o procedimientos médicos que vulneren su
dignidad; protegiendo en todo momento su dignidad, autonomía y autodeterminación, cuando por razones

148
último, la relativa al Estado de México 461 amplía el fundamento de su propia ley, al
derecho a la integridad física, psicológica y moral. Asimismo, el Dictamen de la Comisiones
Unidas de Salud y Asistencia Social y Administración y Procuración de Justicia de la
Asamblea Legislativa del Distrito Federal, para reformar la Ley de Voluntad Anticipada del
Distrito Federal en agosto de 2012, fundó la eutanasia indirecta en el derecho a la
libertad 462.

A nuestro juicio, el ordenamiento jurídico mexicano funda la eutanasia pasiva e indirecta


en los derechos fundamentales a la integridad física y psicológica y a la dignidad humana,
en coherencia con las doctrinas, tesis jurisprudenciales y leyes antes citadas, y, en el
principio de rango constitucional de la autonomía de la voluntad, como fue anotado en el
capítulo que antecede. Se desea hacer de relieve que nos referimos a la dignidad humana
como derecho fundamental, 463 en virtud de lo que el máximo Tribunal mexicano ha

médicas, fortuitas o de fuerza mayor, sea imposible mantener su vida de manera natural, en el supuesto de
que llegado el momento no goce de capacidad para consentir por sí misma; (…)”
461
“Artículo 2.- La presente Ley tiene por objeto: (…); II. Salvaguardar el derecho a que nadie atente contra la
integridad física, psicológica o moral, o someta a condiciones indignas a una/un enferma/o en situación
terminal; (…)”.
462
Véase Dictamen de las Comisiones Unidas de Salud y Asistencia Social y de Administración y Procuración
de Justicia de la Iniciativa de Decreto que Reforma la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal. La
Ley de Salud para el Distrito Federal y el Código Penal del Distrito Federal. 13 de diciembre de 2011, Núm.
195. Año 03.
463
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA UN
DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014, p. 602,
Registro IUS. 2007731.
Tesis Aislada. XVIII.4º.15C. DIVORCIO NECESARIO. DEBE DECXRETARSE AÚN CUANDO NO QUEDEN
DEMOSTRADAS LAS CAUSALES INVOCADAS. EN CONSIDERACIÓN AL DERECHO FUNDAMENTAL A LA
DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito.
Décima Época, México, t. IV, abril de 2013, p. 3051, Registro IUS. 2005339.
Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO AL EXIGIR
LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO MATRIMONIAL VULNERA EL DERECHO DE
LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015, p.
2076, Registro IUS. 2009512.
Jurisprudencia. I.9º.P.J/7. SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA. SI EL JUEZ PONDERA EL
CONTENIDO DEL ESTUDIO DE PERSONALIDAD PRACTICADO AL INCULPADO PARA NEGARLE DICHO
BENEFICIO, TRANSGREDE SU DERECHO A LA DIGNIDAD HUMANANA, EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y LA

149
referido en incontables ocasiones, y además, lo consideramos fundamento del derecho a
tomar decisiones sobre la propia salud, en virtud de que el objeto de creación de las leyes
de voluntad anticipada en nuestro país es la dignidad humana. Asimismo, el principio de
autonomía se entiende como el respeto del individuo a su autodeterminación individual y
ha sido reconocido así por la SCJN 464, y siendo éste de esfera constitucional, por tanto, en
su conjunto, conforman insistimos, en nuestra opinión, el fundamento constitucional de la
eutanasia pasiva e indirecta en México.

Cabe añadir que Rey Martínez 465 plantea que el derecho a la autodeterminación que tiene
por objeto el sustrato corporal, se traduce en el marco constitucional del derecho a la
integridad física y psicológica del artículo 15 de la CE, es decir, es una manifestación de
éste y, en consecuencia, los parlamentarios no podrían derogar o desnaturalizar su
ordenación actual, aunque la jurisprudencia lo señale de forma indirecta.

El derecho a adoptar medidas sobre su propia salud es un derecho nuevo en todos los
sistemas jurídicos y con él, deja el paciente de ser un simple objeto de atención médica
para convertirse en el protagonista de su tratamiento médico, a través de su autonomía y
sus derechos, aunque no de modo exclusivo como agrega Rey Martínez 466. Al respecto, en
nuestro país en el año de 2013, los Tribunales Colegiados de Circuito 467 señalaron las

PROHIBICIÓN DE IMPONER PENAS INUSITADAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales


Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 2, abril de 2013, p. 1649, Registro IUS. 2003779.
Tesis Aislada. II.1º.A.14A. INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL DEL ESTADO DE MÉXICO Y MUNICIPIOS. LA
VERIFICACIÓN DE LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL POSIBLE BENEFICIARIO DE SUS SERVICIOS, MEDIANTE
EL ESTUDIO SOCIOECONÓMICO QUE SE LE PRACTIQUE CONFORME AL FORMATO APROBADO POR EL COMITÉ
DE AFILIACIÓN, AL PERMITIR LA INVASIÓN DE ESPACIOS DE SU VIDA PRIVADA, VIOLA EL DERECHO
FUNDAMENTAL A LA DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales
Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, septiembre de 2013, p. 2038, Registro IUS. 2006535.
464
Tesis Aislada. 1ª. CDXXV/2014. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD ES UN PRINCIPIO DE RANGO
CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I,
diciembre de 2014, p. 219, Registro IUS. 2008086.
465
Rey, Fernando., op. cit., pp. 91 y 92.
466
Íbid., pp. 90 y 91.
467
Tesis Aislada. I.4º.A.90A. PRÁCTICA MÉDICA. DISTINCIÓN ENTRE LOS CONCEPTOS INDICACIÓN Y LEX
ARTIS, PARA DETERMINAR SI SE AJUSTA A LA TÉCNICA CORRECTA. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 3, octubre de 2013, p. 1840, Registro
IUS. 2004743.

150
condiciones de la buena práctica médica, las cuales consisten en que los profesionales de
la salud posean los siguientes atributos: conocimientos científicos actualizados, que hayan
desarrollado destrezas para interpretar los síntomas y signos que presenta un paciente,
que formulen un diagnóstico, entre otros. Todo esto, debiendo ser enriquecido con el
respeto a la autonomía del paciente, el cuidado, conociendo responsablemente los límites
de su capacidad y, sobre todo su prudencia. Asimismo, la Primera Sala de SCJN determinó
en el 2012 468, que el ejercicio del derecho al consentimiento informado del paciente, no
excluye de responsabilidad a los profesionales de la salud cuando exista una actuación
negligente de éstos o de las instituciones involucradas.

En México la eutanasia pasiva e indirecta no solo no se penaliza, sino que de alguna


manera se consagra, en su plano internacional, desde la Declaración de Manzanillo de
1996 469, y la Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos de
1997 470, las cuales contemplan el derecho a adoptar decisiones sobre su propia salud. En
el plano nacional, a través de las diversas legislaciones de voluntad anticipada y la Ley
General de Salud, ésta última, a partir de la reforma motivada por la ley inaugural de
voluntades anticipadas, la ley del Distrito Federal, de 2008. Estas leyes salvaguardan, más
que nada, el derecho del paciente con capacidad de ejercicio en etapa terminal, de exigir
la interrupción de un tratamiento, terapia o analgésicos, que le resulten molestos o
indignos, aunque esto tenga como consecuencia el acotamiento de su vida. La ley
colonizadora en la materia permitió reflexionar sobre el derecho del paciente a decidir
sobre los tratamientos médicos que solo tienen por objeto prolongar la vida, sin garantizar
la salud; el debate se centró en defender el derecho del paciente a tomar sus propias
decisiones, en amparo de la dignidad humana, resultando la eutanasia una opción, al
considerar más indigno dilatar la vida cuando se sabe que no hay esperanza de cura, por

468
Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS PACIENTES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p.
478. Registro IUS. 2001271.
469
Véase punto cuarto, inciso c), de la Declaración de Manzanillo de 1996, revisada en Buenos Aires en 1998
y en Santiago en 2001.
470
Véase artículo 5, de Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (UNESCO)
de 1997.

151
lo tanto, la propuesta procuraba defender la dignidad humana y crear los medios legales
que permitieran acceder a una muerte digna voluntaria 471.

La ley de Voluntad Anticipada del Distrito Federal, publicada en enero de 2008, a dos años
de su promulgación fue sometida a un análisis de expertos integrado por psicólogos,
médicos y abogados, el cual fue nombrado: “Foro de análisis sobre la eutanasia”, cuya
realización estuvo a cargo de la Comisión de Salud y Asistencia Social de la Asamblea
Legislativa del Distrito Federal, culminando con una reforma en agosto de 2012. De dicho
foro destacan los siguientes resultados 472: “1) La publicación de la presente ley constituyó
un avance en el reconocimiento de los derechos de las personas en etapa terminal; 2) la
eutanasia debe ser vista como un derecho; 3) para avanzar en el tema de la eutanasia
debe haber una reforma a la Ley General de Salud, que permita la eutanasia; asimismo,
deben de reformarse los diversos Códigos Penales que tipifican los actos eutanásicos como
delito; de igual manera, a la Ley Federal de Responsabilidad de los Servidores Públicos; 4)
la ley en análisis debe reformarse con el objeto de hacer más ágil el procedimiento y
garantizar los derechos de los enfermos terminales; 5) deben analizarse los aspectos de
apoyo y atención psicológica a los familiares del enfermo terminal y del propio enfermo; 6)
se deben contemplar la formación de recursos humanos en el área de la salud e integrar la
cátedra de medicina paliativa en las Escuelas o Facultades de medicina del país”. Dicho
foro mereció una reforma a la Ley de Voluntad Anticipada del Distrito Federal, publicada
el 27 de agosto de 2012, cuyos cambios resultaron trascendentales, de entre los que
destacan los siguientes:

a) Se eliminó del texto de la ley toda posibilidad de que los menores de edad
pudieran emitir un documento de voluntad anticipada a través de sus
representantes.

471
Cfr. Dictamen de las Comisiones Unidas de Salud y Asistencia Social y de Administración y Procuración de
Justicia de la Iniciativa de Decreto que Reforma la Ley de Voluntad Anticipada para el Distrito Federal. La Ley
de Salud para el Distrito Federal y el Código Penal del Distrito Federal. 13 de diciembre de 2011, Núm. 195.
Año 03, pp. 2 y ss.
472
Íbid, pp. 6 y ss.

152
b) Se eliminó del texto de la ley la posibilidad de que un enfermo terminal impedido
para manifestar su voluntad pudiera manifestarla a través de sus familiares.

c) Se implementó un procedimiento más sencillo para la suscripción y aplicabilidad


del documento de voluntad anticipada que no involucra al Ministerio Público.

d) Se eliminó del texto de la ley la palabra ortotanasia.

La Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal vigente, tiene por objeto 473 regular
el otorgamiento de la voluntad de las personas con capacidad de ejercicio, que se
encuentren en etapa terminal sobre tratamientos médicos que pretendan prolongar su
vida de manera artificial, protegiendo en todo momento la dignidad humana. Cabe
mencionar que la ley en referencia prohíbe la eutanasia activa directa 474 , ya que
establece: “el personal de salud en ningún momento y bajo ninguna circunstancia podrá
suministrar medicamentos o tratamientos médicos, que provoquen de manera intencional
el deceso del enfermo terminal”; asimismo, limita el ejercicio de la eutanasia pasiva e
indirecta para personas con capacidad de ejercicio 475, es decir, lo prohíbe para los
menores de edad e incapaces. El procedimiento que contempla para manifestar la
voluntad anticipada es el siguiente: el documento de voluntad anticipada debe suscribirse
ante Notario 476, nombrando un representante, en caso de estar imposibilitado físicamente
para acudir ante Notario deberá hacerlo ante el personal de salud y ante dos testigos que
emita la Secretaría 477; por su parte, el Notario Público 478 o la persona que nombre el
personal de salud 479 ante quien se suscribió el documento de voluntad anticipada debe
dar aviso a la Coordinación Especializada dependiente de la Secretaría de Salud del
Distrito Federal. Posteriormente, el enfermo o su representante deberán de solicitar al
médico tratante aplique las medidas estipuladas en el documento de voluntad anticipada,

473
Véase artículo 1 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
474
Véase artículo 26 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
475
Véase artículos 1 y 6 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
476
Véase artículo 6 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
477
Véase artículo 6 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
478
Véase artículo 8 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
479
Véase artículo 9 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.

153
debiendo los familiares respetar la voluntad del enfermo 480. La presente ley exime al
médico tratante de actuar, por cuestiones religiosas o ideológicas contrarias a estas
disposiciones, es decir, salvaguarda la objeción de conciencia de éstos481. Cabe agregar
que la ley en comento, también exime al personal de la salud y al enfermo terminal que
hayan actuado en simetría con esta ley, de cualquier responsabilidad civil, penal o
administrativa 482. Debiendo única y exclusivamente aplicarse la voluntad del enfermo,
cuando éste se encuentre en etapa terminal 483.

En el ámbito federal, el derecho a adoptar medidas sobre la propia salud se encuentra


regulado en la Ley General de Salud, en el nuevo Título Octavo Bis, denominado: “De los
cuidados paliativos a los enfermos en situación terminal”, el cual tiene por objeto 484 lo
siguiente: a) salvaguardar la dignidad de los enfermos en situación terminal para
garantizar una vida de calidad a través de cuidados y atenciones médicas; b) garantizar
una muerte natural en condiciones dignas al enfermo terminal; c) establecer los derechos
del enfermo terminal con relación a su tratamiento; d) establecer los límites entre el
tratamiento curativo y paliativo; e) determinar los medios ordinarios y extraordinarios en
los tratamientos y; f) establecer los límites entre la defensa de la vida y la obstinación
terapéutica.

El Título Octavo Bis de la Ley General de Salud, incluye los consecutivos derechos de los
enfermos terminales485: a) recibir atención médica integral; b) ingresar a las instituciones
de salud cuando requieran atención médica; c) abandonar de manera voluntaria las
instituciones de salud de acuerdo a las disposiciones aplicables; d) recibir un trato digno,
procurando preservar su calidad de vida; e) recibir información clara, oportuna y
suficiente sobre las condiciones y efectos de su enfermedad y sus opciones de
tratamiento; f) dar consentimiento informado por escrito, para la aplicación o no de

480
Véase artículo 23 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
481
Véase artículo 25 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
482
Véase artículo 5, segundo párrafo, de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
483
Véase artículo 27 de la Ley de voluntad Anticipada para el Distrito Federal, actualizada.
484
Véase artículo 166 Bis, de la Ley General de Salud, actualizada.
485
Véase artículo 166 Bis 3, de la Ley General de Salud, actualizada.

154
tratamientos, medicamentos y cuidados paliativos de acuerdo a su calidad de vida; g)
solicitar al médico la administración de medicamentos que mitiguen el dolor; h) renunciar
o negarse en cualquier momento a recibir o continuar con un tratamiento; i) optar por
recibir cuidados paliativos en su domicilio; j) designar a un representante, para el caso de
que avance la enfermedad, y esté impedido para manifestar su voluntad, lo haga en su
representación y; k) recibir servicios espirituales, cuando lo solicite el enfermo, su familia
o representante.

La misma ley establece también las subsecuentes obligaciones a las instituciones de


salud 486: 1) ofrecer una atención debida a los enfermos terminales; 2) proporcionar
servicios de orientación a los enfermos terminales y a sus familiares sobre la posibilidad
de que los cuidados paliativos los reciba el enfermo en casa; 3) en caso de que se realicen
los cuidados paliativos en el domicilio particular de enfermo, deberá poner a funcionar
una línea telefónica de acceso gratuito de orientación y asesoría; 4) proporcionar cuidados
paliativos adecuados a su enfermedad y desde el momento del diagnóstico de la misma;
5) fomentar la creación de áreas especializadas que presten atención a este tipo de
enfermos y; 6) garantizar la capacitación y actualización permanente de los recursos
humanos de la salud en materia de cuidados paliativos y enfermos terminales.

En este orden de ideas, la ley en estudio estipula como obligaciones de los médicos, las
correlativas a los derechos de los enfermos en etapa terminal, y además, a solicitar una
segunda opinión a otro médico especialista cuando su diagnóstico sea de enfermedad
terminal 487, estableciendo inclusive, la posibilidad de sancionar 488 a los mismos, cuando
dejen de proporcionar los cuidados básicos a los enfermos terminales, y cuando por
decisión propia, desistan de proporcionar cualquier tratamiento o cuidado sin el
consentimiento del enfermo o su representante. Facultándolos a suministrar fármacos
paliativos a dichos enfermos para mitigar el dolor, aunque con esto se acorte la vida de los
mismos y, posibilita la utilización de analgésicos del grupo de los opioides, con aprobación

486
Véase artículo 166 Bis 13, de la Ley General de Salud, actualizada.
487
Véase artículo 166 Bis 15, fracción X, de la Ley General de Salud, actualizado.
488
Véase artículos 166 Bis 19 y 20, de la Ley General de Salud, actualizada.

155
de los multicitados sujetos o su representantes489. Permitiendo diáfanamente la eutanasia
pasiva e indirecta.

Igualmente, es preciso dejar en claro que la presente ley va más allá que la ley del Distrito
Federal, ya que los derechos anteriormente descritos amparan a los menores de edad e
incapacitados que se encuentran en situación terminal 490, otorgando a los representantes,
padres o tutores las decisiones derivadas de los derechos aludidos. Asimismo, contempla
el caso de urgencia médica 491, es decir, cuando el enfermo se encuentre impedido
físicamente para decidir y en ausencia de representante legal, faculta al médico
especialista a resolver o, en su caso, al comité de bioética de la institución. De igual
manera, impide el encarnizamiento terapéutico, cuando a la letra señala: “Art. 166 Bis 18.
Para garantizar una vida de calidad y el respeto a la dignidad del enfermo en situación
terminal, el personal médico no deberá aplicar tratamientos o medidas consideradas como
obstinación terapéutica ni medios extraordinarios”.

Finalmente, la Ley General de Salud es coincidente con la ley del Distrito Federal, en que
ambas establecen que los familiares del enfermo terminal tienen la obligación de respetar
las decisiones voluntarias que estos tengan a bien emitir 492 y prohíben la eutanasia activa
directa 493.

Es conveniente hacer un análisis riguroso de las leyes estatales de voluntad anticipada,


destacando las diferencias más significativas que concurren entre la Ley de Voluntad
Anticipada del Distrito Federal, y las aprobadas en las diversas entidades federativas que
cuentan con ella. Al respecto, es de resaltar que el instrumento que alberga la voluntad
previsora, es llamado en la mayoría de estas leyes “Documento de Voluntad Anticipada”,
como lo nombra la ley del Distrito Federal, salvo, la ley Michoacana que lo refiere como
“Documento de Voluntad Vital Anticipada” ( Art. 2 fracción I); la Coahuilense lo nombra

489
Véase artículo 166 Bis 16, de la Ley General de Salud, actualizada
490
Véase artículo 166 Bis 8, de la Ley General de Salud, actualizada.
491
Véase artículo 166 Bis 11, de la Ley General de Salud, actualizada.
492
Véase artículos 166 Bis 16 último párrafo y 166 Bis 21, de la Ley General de Salud, actualizada.
493
Véase artículo 166 Bis 3, de la Ley General de Salud, actualizada.

156
“Documento de Disposiciones Previsoras” ( Art. 3 fracción V); la Potosina por su parte lo
reconoce como “Documento de Disposiciones Premortem” ( Art. 3 fracción III); la Nayarita
lo designa como “Documento de Declaración de Voluntad” (Art. 3 fracción XIX); y en la
legislación Guerrerense es bautizado como “Manifiesto de Voluntad anticipada” (Art. 2
fracción IV). Dicho documento puede suscribirse de manera pública ante Notario, o
privada, ante el personal de salud, cuando la persona se encuentre impedida físicamente
para acudir ante él; tal como lo establece la ley del Distrito Federal, con excepción de la
ley de la entidad federativa de Guerrero (Art. 6), donde únicamente se puede signar ante
Notario. Los Estados de Hidalgo, Nayarit y Colima, establecen situaciones distintas para los
casos en que el enfermo este impedido de acudir ante Notario y suscribir el documento; el
primero señala que en el caso de que la persona se encuentre impedida físicamente para
presentarse ante Notario, éste lo podrá signar de forma privada ante dos testigos y
nombrando un representante, sin necesidad de que intervenga el personal de salud; no
obstante, debe de notificar de forma inmediata a la Coordinación especializada de la
misma Secretaría (Art. 10); el segundo, no establece una solución en el caso de que la
persona no esté en posibilidad física de acudir ante Notario, o ante el “Organismo” de la
Secretaría de Salud, siendo las dos señeras opciones que tienen los nayaritas, ante quien
emitir dicho documento (Art. 13); el último de los casos de excepción es el relativo a la ley
Colimeña, que al igual que la Nayarita, se puede suscribir ante Notario y ante el Registro
Estatal de Documentos de Voluntad Anticipada de la Secretaría de Salud (Art. 9 fracción I),
en oposición, prevé que en caso de que el enfermo esté impedido para acudir ante
Notario, éste último deberá acudir al lugar donde se encuentre el enfermo terminal. Cabe
mencionar, que la mayoría de estos Estados creó un organismo especializado dependiente
de la propia Secretaría de Salud, como el Distrito Federal 494, con funciones de evaluación,
registro, control y vigilancia de los documentos de voluntad anticipada 495, con salvedad de

494
El Distrito Federal creó la “Coordinación Especializada”, adscrita a la Secretaría de Salud, encargada de
velar por el cumplimiento de las disposiciones establecidas por la Ley de Voluntad Anticipada (Artículo 28.).
495
El Estado de Michoacán creó la “Unidad Administrativa” responsable del control, seguimiento y
evaluación en materia de Voluntad Vital Anticipada y cuidados paliativos, adscrita a la Secretaría de Salud
(Artículo 2 fracción XIX). El Estado de México, creó la “Coordinación”, que es el órgano administrativo
adscrito a la Secretaría de Salud, encargado de recibir, registrar y resguardar entre otras atribuciones, las
voluntades anticipadas (Artículo 45). El Estado de Aguascalientes creó la “Unidad Especializada de

157
Guerrero, Coahuila y San Luis Potosí. Adicionalmente, los Estados de Nayarit 496 y Colima 497
amplían las funciones de dicho organismo para que las personas puedan ante él, emitir su
voluntad anticipada. Por otra parte, la totalidad de las leyes de voluntad anticipada del
país permiten que las personas en etapa terminal manifiesten su voluntad en cuanto a
utilizar métodos paliativos para el dolor, y la negativa a utilizar medidas extraordinarias o
tratamientos curativos, en fin, técnicas que le alarguen la vida con métodos artificiales y
molestos. Al mismo tiempo, la universalidad de ellas prohíben de manera expresa la
eutanasia activa directa 498 . De igual manera, estas leyes eximen de cualesquier
consecuencia jurídica al personal de salud que haya hecho efectiva la voluntad anticipada
de un enfermo terminal, incluso, algunas de ellas disponen sanciones para el caso de
incumplimiento de la voluntad anticipada, tal es el caso de las leyes Michoacana 499,
Potosina 500 , Nayarita 501 y Coahuilense; al respecto, ésta última dispone: “El
incumplimiento de las disposiciones de esta ley por parte de los médicos o instituciones de
servicios de salud a cargo del cuidado del Autor, los hace responsables de indemnizar
daños y perjuicios a las personas que afecten con su conducta, independientemente de las
demás sanciones que impongan otras leyes” 502.

Voluntades Anticipadas”, que es la unidad administrativa adscrita al Instituto de Salud encargada de velar
por el cumplimiento de las disposiciones establecidas en la Ley de Voluntad Anticipada y en los Documentos
y Formatos de Voluntad Anticipada (Artículo 45). Por su parte el Estado de Hidalgo creó la “Coordinación
Especializada”, que es la unidad administrativa adscrita a la Secretaría de Salud, encargada de velar por el
cumplimiento de las disposiciones establecidas en la Ley de Voluntad Anticipada y en los Documentos y
Formatos de Voluntad Anticipada (Artículo 42). El Estado de Chihuahua creó la “Unidad Especializada”,
encargada del registro estatal de voluntades anticipadas y adscrita a la Secretaría de Salud (Artículo 35). El
Estado de Guanajuato creó la “Unidad especializada”, que es la unidad adscrita a la Secretaria de Salud
encargada del registro de voluntades anticipadas (Artículo 4 fracción XV).
496
Nayarit creó el “Organismo” de la Secretaría de Salud, (Art. 13)
497
Colima creó el “Registro Estatal de Documentos de Voluntad Anticipada”, de la Secretaría de Salud (Art. 9
fracción I).
498
Véanse artículos 2, 7 segundo párrafo, 19 tercer párrafo, 2 y 43, 2, 5 y 33, 43, 2 y 4, 5, 2 y 3 fracción VIII,
48 y 43, de las leyes de voluntad anticipada relativas a las entidades federativas de Guerrero, Michoacán,
Coahuila, Aguascalientes, Hidalgo, Chihuahua, Guanajuato, Nayarit, San Luis Potosí, Colima, Estado de
México y Distrito Federal, respectivamente.
499
Véase artículo 12, de la Ley De Voluntad Vital Anticipada Del Estado De Michoacán de Ocampo.
500
Véase artículo 30, de la Ley Estatal de Derechos de las Personas en Fase Terminal.
501
Véase artículo 36, de la Ley de Derechos de los Enfermos en Etapa Terminal para el Estado de Nayarit.
502
Véase artículo 20, de la Ley Protectora de la Dignidad del Enfermo Terminal para el Estado Coahuila.

158
A diferencia de la ley del Distrito Federal, las leyes de Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí
y del Estado de México, reconocen un catálogo de derechos del enfermo terminal, mismo
que coincide plenamente con el que instauró la Ley General de Salud 503. Ahora bien, en
discrepancia con la ley de referencia, la generalidad de las leyes estatales de voluntad
anticipada albergan la posibilidad de que los enfermos terminales mayores de edad
puedan manifestar su voluntad a través de representantes cuando no estén en posibilidad
física para externarla 504, con la particularidad de las leyes Colimense y Coahuilense505,
donde únicamente la puede exteriorizar el enfermo terminal. Aquellos que pueden
manifestar la voluntad en representación del enfermo de acuerdo con las demás leyes de
la materia, en orden de prelación son los siguientes: cónyuge, concubino/a, hijos/as
mayores de edad, padres, nietos/as mayores de edad, y hermanos/as mayores de edad.
Por su parte, las leyes de Aguascalientes y del Estado de México agregan a la lista anterior
una opción más, al tutor o representante, en el caso de la ley de Aguascalientes (Artículo
19, fracción VII), y a cualquier pariente consanguíneo hasta el cuarto grado, en el caso de
la ley del Estado de México (Artículo 18, fracción VII). Por el contrario, la ley
Guerrerense 506 estipula que: “(…) en los casos que el enfermo en estado terminal se
encuentre incapacitado para manifestar su voluntad, lo podrán realizar por lo menos dos
familiares en línea recta en primer grado, y por afinidad en caso de estar casado o en
unión libre (…)”. Asimismo, la ley Potosina señala que cuando exista incapacidad de la
persona en fase terminal para expresar su consentimiento, y en ausencia de familiares o
del representante legal o persona que ejerza su tutela, la decisión de aplicar un
procedimiento médico quirúrgico o tratamiento necesario, será tomada por el médico

503
Véanse artículos 5, 6 y 7, de las leyes de voluntad anticipada de las entidades federativas de Michoacán,
Nayarit, San Luis Potosí y Estado de México, que al orden corresponden.
504
Véase artículo 19, de las leyes de voluntad anticipada de Aguascalientes e Hidalgo; asimismo, artículo 14
de la ley Nayarita, artículo 28 de la ley Guanajuatense, artículo 15 de la ley Chihuahuense y artículo 18 de la
relativa al Estado de México.
505
Al respecto, la ley Protectora de la Dignidad del Enfermo Terminal, para el Estado de Coahuila, establece
que cuando la persona se encuentre enferma, un médico debe certificar su lucidez al momento de otorgar la
misma ante Notario Público, quien podrá interrogar al enfermo para cerciorarse de su capacidad,
transcribiendo el interrogatorio y los datos generales del médico junto con su cédula, debiendo firmar
también el médico que intervino (Artículo 5), en caso de que el personal de salud ponga en duda la
capacidad del autor al momento de haber otorgado su voluntad anticipada, debe dar aviso al Ministerio
Público (Artículo 6).
506
Véase artículo 6 fracción III, de la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Guerrero.

159
tratante, siempre que ésta se encuentre avalada por el agente del Ministerio Público,
quien ostenta la representación social (artículo 13).

Con relación a los menores de edad e incapaces, la incompatibilidad de las leyes de


voluntad anticipada con la ley del Distrito Federal se hace manifiesta, ya que el conjunto
de ellas reconoce el derecho de los menores e incapaces a manifestar su voluntad
mediante sus padres o tutores 507 . Un caso especial de restricción es el de la ley
Coahuilense 508, la cual declara: “Capacidad. Toda persona con capacidad de ejercicio - es
decir el mayor de edad en pleno uso de sus facultades psíquicas y mentales - así como los
emancipados capaces, tienen derecho a otorgar el Documento de Disposiciones
Previsoras”. La ley hidrocálida 509, marca que: “…se procurará de ser posible escuchar la
opinión del menor de edad o del incapaz”. De igual manera la ley Guerrerense 510 propone:
“Cuando el enfermo en estado terminal sea menor de edad o incapacitado legalmente, se
procurará que externe su voluntad en compañía de sus padres o tutores, quienes deberán
ratificar la voluntad del menor”. La ley Nayarita va más allá, la cual alude que los menores
emancipados lo podrán suscribir por sí mismos (Artículo 13, fracción I), los incapaces y
menores de edad a través de sus padres, tutores o hermanos mayores de edad,
respondiendo al orden de prelación (Artículos 13, fracción IV y 15); también señala que en
caso de no existir personas facultadas lo podrán suscribir los menores de 18 años y
mayores de 16 (Artículo 16). Además, La ley Colimense 511 adiciona: “El Documento podrá
ser suscrito por: (…) El Consejo Local de Tutores, el tutor designado por la autoridad
judicial, cuando se trate de personas menores de edad huérfanos, abandonados o de
padres desconocidos, así como personas adultas y adultas mayores una vez declarado el
estado de interdicción.” Por su parte, la ley Michoacana declara que quienes podrán signar
el documento de menores e incapaces son los padres, tutores, personas que tengan la

507
Véase artículo 7, fracción III de la Leyes de Voluntad Anticipada para los Estados de Hidalgo y Chihuahua;
asimismo, artículo 27 fracción III de la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Guanajuato. El
articulado de las demás leyes de voluntad anticipada se comentará a lo largo del texto.
508
Véase artículo 4, de la Ley Protectora De La Dignidad Del Enfermo Terminal Para El Estado De Coahuila.
509
Véase artículo 7, fracción IV, de la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Aguascalientes.
510
Véase artículo 6, fracción IV de la Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Guerrero.
511
Véase artículo 8, fracción III, de Ley de Voluntad Anticipada para el Estado de Colima.

160
custodia legítima o lo hermanos mayores de edad. (Artículo 14 fracción III). En la ley
Potosina, se instituye que lo deberá suscribir el padre, tutor, representante legal o Juez.
(Artículo 10). La ley del Estado de México dispone que lo suscribirá el padre o quienes
ejerzan la patria potestad, tutores, a falta de éstos, el representante legal. (Artículo 14).

Con respecto a los menores de edad y las leyes de voluntad anticipada mexicanas, habría
que hacer algunas precisiones. En primer término, consideramos que la ley del Distrito
Federal que impide que los menores de edad y enfermos terminales puedan manifestar su
voluntad con respecto a la aceptación o rechazo de tratamientos, medicamentos y/o
cuidados paliativos, mediante sus padres, tutores o representantes, constituye una
antinomia con respecto a la legislación federal, específicamente con la Ley General de
Salud que considera un derecho del menor lo anterior 512; recordando también, que de
acuerdo con la jerarquía de normas en el sistema jurídico mexicano, las leyes locales y
federales están en un plano de igualdad, en virtud de que lo que las diferencia es la
materia que cada una regula 513.

En segundo término, es de acentuar que de una interpretación sistemática de la ley


Nayarita con relación al precepto 16, que permite que en caso de no existir personas
facultadas, el menor de dieciocho y mayor de dieciséis años puede manifestar su voluntad
por sí mismo, tiene contradicciones graves, a nuestro parecer, con el ordenamiento
mexicano en su conjunto, toda vez que de dicho ordenamiento se desprende la
imposibilidad de que un menor de dieciocho años pueda hacerse un tatuaje, micro-
pigmentación o perforación sin el consentimiento de sus padres o tutores514; otro ejemplo
lo podemos encontrar también en la Ley General de Salud, que señala que ningún menor
de veinticinco años puede aparecer en publicidad que tenga que ver con bebidas
512
“Artículo 166 Bis 8. Si el enfermo en situación terminal es menor de edad, o se encuentra incapacitado
para expresar su voluntad, las decisiones derivadas de los derechos señalados en este título, serán asumidos
por los padres o el tutor y a falta de estos por su representante legal, persona de su confianza mayor de edad
o juez de conformidad con las disposiciones aplicables”.
513
Tesis P. LXXVII/99. TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LA
LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Pleno, Novena Época, México, t. X, noviembre de 1999, p. 46, Registro IUS.
192867.
514
Véase artículo 268 Bis 1, de la Ley General de Salud, vigente.

161
embriagantes515. El CPF dispone que los menores de dieciocho años tampoco podrán ser
empleados en ningún bar, antro, taberna o centro de vicio 516. Asimismo, el Código Civil
Federal establece algunas prohibiciones al respecto, como el hecho de que no pueden
contraer matrimonio los varones menores de dieciséis y las mujeres menores de catorce, y
si éstos desean contraer matrimonio, únicamente lo podrán hacer con el consentimiento
de sus padres o tutores 517. En fin, de las únicas facultades que les otorga el sistema
jurídico patrio a los menores de dieciocho y mayores de dieciséis años, se encuentran, la
posibilidad de testar 518, y que elijan su tutor legítimo 519, si es que existieren varios
familiares en posibilidad de hacerlo. Por su parte, la Ley Federal del Trabajo les otorga la
facultad de trabajar 520 con el consentimiento de sus padres o tutores. Luego entonces, si
el derecho doméstico no permite que un menor de dieciséis años pueda hacerse un
tatuaje o trabajar en un antro, con mayor razón debe impedir que tome decisiones con
respecto a su propia salud y, sobre todo, cuando esas decisiones pueden arrastrar
consecuencias tan funestas como la pérdida de la vida.

En tercer término, es acertado resaltar que es difícil establecer que la edad sea una
determinante para considerar a un individuo capaz, porque puede acontecer que exista
un menor de diecisiete años que con motivo de su inteligencia y sus experiencias de vida
sea muy maduro, y otro, de diecinueve años que tenga una madurez mental o intelectual
de una persona de quince años. Lo anterior, en perfecta correlación a lo resuelto por el

515
Véase artículo 308 fracción VII, de la Ley General de Salud, vigente.
516
Véase artículo 201 Bis, del CPF, vigente.
517
Véase artículo 148, del Código Civil Federal, vigente.
518
De una interpretación a contrario del artículo 1306, del Código Civil Federal, vigente, se desprende que
los menores de dieciséis años sí pueden testar, toda vez que el numeral en comento, de forma literal
dispone lo siguiente: “Están incapacitados para testar: I. Los menores que no han cumplido dieciséis años de
edad, ya sean hombres o mujeres; (…)”
519
“Artículo 484.- Si hubiere varios parientes del mismo grado, el juez elegirá entre ellos al que le parezca
más apto para el cargo; pero si el menor hubiere cumplido dieciséis años, él hará la elección”.
520
“Artículo 22. Los mayores de quince años pueden prestar libremente sus servicios con las limitaciones
establecidas en esta Ley. Los mayores de quince y menores de dieciséis necesitan autorización de sus padres
o tutores y a falta de ellos, del sindicato a que pertenezcan, de la Junta de Conciliación y Arbitraje, del
Inspector del Trabajo o de la Autoridad Política. Los menores trabajadores deben percibir el pago de sus
salarios y ejercitar, en su caso, las acciones que les correspondan”.

162
más alto Tribunal del país 521, el cual expresamente determinó que: “(…) debe considerarse
que: la edad biológica de los niños no es el criterio determinante para llegar a una decisión
respecto a su participación dentro de un procedimiento jurisdiccional, sino su madurez, es
decir, su capacidad de comprender el asunto, sus consecuencias y de formarse un juicio o
criterio propio (…)”.

En cuarto y último término, consideramos plausible que la ley hidrocálida oriente a


consultar a los menores sobre la aceptación o no de tratamientos médicos, no que
decidan, empero, sí que le sea permitido manifestar su sentir, atendiendo a lo dispuesto
por los artículos 4 de la CPEUM, 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño y 41 de
la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, que arguyen que
uno de los derechos de los niños, es expresar su opinión en los asuntos que les afecten,
para lo cual se les debe de tomar su parecer; sin embargo, la opinión de éstos debe
tomarse en cuenta siempre y cuando estén en condiciones de formarse un juicio propio, lo
cual implica que las autoridades que conocen del asunto, en cada caso, deban apreciar las
circunstancias objetivas con relación a la capacidad física y mental de los menores, es
decir, ponderar la intervención de éstos atendiendo a su edad, condiciones de madurez y
si tiene suficiente juicio 522.

Ahondando sobre las decisiones respecto de su propio cuerpo y salud que pudieren
efectuar los menores de edad, es merecedora de mención la sentencia dictada por el TCE
154/2002, de 18 de julio, donde resulta que los padres de un menor de trece años acuden
al citado Tribunal después de que fueron sentenciados por el Supremo Tribunal a una
pena de dos años y seis meses de prisión por el homicidio de su hijo, en comisión por
omisión con la atenuante de obcecación o estado pasional. El fruto de los recurrentes

521
Tesis 1a.LXXIX/2013. DERECHO DE LOS MENORES DE EDAD A PARTICIPAR EN LOS PROCEDIMIENTOS
JURISDICCIONALES QUE AFECTEN SU ESFERA JURÍDICA. LINEAMIENTOS PARA SU EJERCICIO. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima Época, México, t. I, octubre de 2012, p. 450,
Registro IUS. 2003022.
522
Tesis 1a.XXXIX/2009. DEBE DÁRSELES INTERVENCIÓN PARA QUE SE ESCUCHE SU OPINIÓN EN RELACIÓN
CON LA CONTROVERSIA DE LOS JUICIOS DE NULIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE ADOPCIÓN. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Novena Época, México, t. XXX, febrero de 2009, p. 447,
Registro IUS. 166359.

163
tenía trece años y tuvo lesiones producto de una caída de bicicleta, a consecuencia de las
cuales los médicos diagnosticaron que el menor se encontraba en alto riesgo hemorrágico
por lo que se hacía necesaria una transfusión sanguínea, los padres se opusieron a la
transfusión por motivos religiosos, y al saber que no había otras opciones de tratamiento
solicitaron el alta de su hijo del hospital en el que se encontraba; el hospital en vez de
autorizar el alta del menor, por considerar que peligraba la vida del adolescente,
solicitaron al Juzgado de guardia autorización para la práctica de la transfusión, misma
que fue concedida y los padres acataron tal disposición. Al disponerse los médicos a
realizar la transfusión, el menor la rechazó con auténtico terror, los galenos la
determinaron contraproducente, pues podía precipitar una hemorragia cerebral, razón
por la cual los médicos solicitaron a los padres convencer al muchacho, a lo cual se
negaron por motivos religiosos. Por ello, después de consultarlo con el Juzgado de
guardia, concedieron el alta. Tres días después el menor ingresó a otro hospital
recomendado por personas de su misma ideología religiosa, tras hacerle un
reconocimiento médico, los mismos determinaron que era urgente la transfusión
sanguínea a fin de neutralizar el riesgo de la hemorragia y anemia, a lo que el menor y sus
padres, manifestaron por escrito que iba en contra de sus convicciones religiosas aceptar
la transfusión sanguínea. Así las cosas, los padres trasladaron al menor a otro hospital,
donde también consideraron necesaria la transfusión sanguínea, misma que fue
nuevamente rechazada por los padres y el menor, en virtud de los mismos motivos, por lo
que los padres regresaron con el menor a su domicilio, y poco más tarde el Juzgado de
Instrucción de Fraga, al recibir un escrito del Ayuntamiento de Ballobar, acompañado del
informe del médico, autorizó la entrada en el domicilio del enfermo a fines de asistencia
médica en los términos que determinaran pertinentes el facultativo y el médico forense,
incluso para que fuera transfundido, apersonándose éstos al domicilio, y al darse cuenta
del deterioro psíquico-físico del menor, acatando los padres la decisión del Juzgado una
vez que manifestaron sus convicciones religiosas, el menor fue trasladado al Hospital
donde se le efectuó la transfusión sanguínea, contra su voluntad y sin la oposición de sus
progenitores. Posteriormente fue llevado a otro hospital, donde el menor finalmente

164
falleció. Como es observable, el presente caso resulta aciago hasta para cualquier
inadvertido, en lo tocante a los argumentos aludidos en la sentencia respecto de los
menores de edad y su derecho a la autodeterminación corporal, el TCE resultó
cantinflesco 523, ya que por un lado expone, que para el ordenamiento jurídico es relevante
la voluntad del menor, ya que “(…) el menor ejercitó determinados derechos
fundamentales de los que era titular: el derecho a la libertad religiosa y el derecho a la
integridad física. (…) no hay datos suficientes de los que pueda concluirse con certeza que
el menor fallecido, hijo de los recurrentes en amparo, de trece años de edad, tuviera la
madurez de juicio necesaria para asumir una decisión vital, como la que nos ocupa. Y Por
otra parte, el Tribunal determinó que la voluntad del menor no es suficiente para
contener eficacia jurídica, ya que consideró que: “el derecho fundamental a la vida tiene
un contenido de protección positiva que impide configurarlo como un derecho de libertad
que incluya el derecho a la propia muerte. En definitiva, la decisión de arrostrar la propia
muerte no es un derecho fundamental sino únicamente una manifestación del principio
general de libertad que informa nuestro texto constitucional, de modo que no puede
convenirse en que el menor goce sin matices de tamaña facultad de auto-disposición sobre
su propio ser”. Seguramente el motivo por el cual el TCE no deja claro éste tópico, es
porque éste, entiende que la demanda de amparo fue dirigida contra el pronunciamiento
condenatorio de los padres del menor, luego entonces, tendría que resolver sobre la
vulneración de la libertad religiosa de los padres, situación que fue resuelta; pero no por
ello, deja de ser un pronunciamiento atrayente.

Volviendo a las leyes de voluntad anticipada del país, éstas en la mayoría de los casos
prevén un procedimiento sencillo, que consiste en que una vez que la persona ha emitido
su voluntad ante quien la ley lo permite, por escrito y de manera fehaciente, nombrado un
representante, éste documento se debe notificar de manera inmediata 524 al Órgano

523
En sentido parecido se pronunció Rey Martínez, utilizando la locución “vacilante”, para referirse al
argumento de la sentencia en el mismo tópico. Rey, Fernando., op. cit., p. 105.
524
Tendríamos que dejar en claro que la ley del Estado de Chihuahua, establece un término de tres días
hábiles para notificar al órgano dependiente de la Secretaría de Salud del Estado que lleva a cabo el registro
de los mismos (artículo 9). La ley del Estado México establece un término de 5 días naturales (artículo 14). La

165
dependiente de la Secretaría de Salud, o si no existiese, en la misma Secretaría de la
localidad para que proceda a hacer el registro correspondiente, y en el caso de que la
persona se encuentre en etapa terminal, tendrá que entregar personalmente o a través de
su representante, al médico tratante, el documento que contenga la voluntad anticipada,
para que la haga valer. En los casos de las leyes de los Estados de Hidalgo, Aguascalientes,
Colima y Nayarit, interviene el Ministerio Público dentro del procedimiento, como
acontecía en la Ley de Voluntad Anticipada del Distrito Federal antes de ser reformada. En
éstos casos una vez que el documento de voluntad anticipada ha sido registrado ante la
Secretaría de Salud del Estado, éste lo hará de conocimiento del Ministerio Público para
los efectos a los que haya lugar 525. La participación del Ministerio Público en el Estado de
Guerrero, es enmarcada por la ley de forma distinta que en los demás Estados, en la que
establece que únicamente cuando el enfermo terminal se encuentre interno se notificará
al Ministerio Público, para que vigile que no se transgredan los derechos del enfermo
terminal (artículo 8). Además, es preciso hacer notar que la totalidad de las leyes de
voluntad anticipada contemplan la posibilidad de que el signatario del documento de
voluntad anticipada, pueda revocarlo en cualquier momento 526. Por último y por sobre
todo, salvo las leyes de las entidades federativas de Chihuahua, Guanajuato y Michoacán
de Ocampo, todas advierten la posibilidad de que los médicos que han de hacer efectiva la

ley del Estatal de Guanajuato prevé el término de un día hábil si el documento se suscribió ante el personal
de salud (artículo 26), y si se suscribió ante notario el término es de tres días hábiles (artículo 8). El caso del
Estado de Coahuila es un poco distinto, si el documento se suscribió ante Notario Público, éste enviará
dentro de los diez días hábiles siguientes a la fecha de su intervención, dos copias originales del documento
de disposiciones previsoras a la Dirección General de Notarías del Estado de Coahuila. Ésta una vez que
reciba las copias originales señaladas en el párrafo anterior, enviará una de ellas a la Secretaría de Salud,
dentro de los tres días hábiles siguientes a la fecha en que las recibió, a fin de que el Registro cuente con un
tanto del documento de disposiciones previsoras (art. 11).
525
Véase artículo 11 de las leyes propias de los Estados de Hidalgo y Aguascalientes. Asimismo, la ley del
Estado de Nayarit establece que la Secretaría de Salud deberá dar aviso dentro de los tres días hábiles al
Ministerio Público (artículo 20) y la ley Colimense establece que se notificará dentro de los cinco días
naturales (artículo 10).
526
Véanse artículos 28 de la ley Chihuahuense, 24 de la ley Guanajuatense, 12 de la Mexiquense, 22 de la ley
Colimense, 37 de la Hidalguense, 24 de la Guerrerense, 30 de la Nayarita, 38 de la Hidrocálida, 23 de la
Potosina, 24 de la Michoacana, 14 de la Coahuilense y 21 de la del Distrito Federal.

166
voluntad del enfermo terminal, puedan ser objetores de conciencia en virtud de sus
convicciones religiosas 527.

A manera de Colofón, de las leyes antes examinadas se deduce el derecho de los


pacientes a decidir sobre su propia salud o a tomar decisiones sobre ella, precisando que
dichas leyes utilizan las expresiones “autonomía del paciente” y “consentimiento
informado”. Coincidiendo con S. Tarodo, en Rey Martínez 528 el consentimiento “más que
un derecho es un acto jurídico de expresión de la voluntad mediante el que se garantiza la
efectividad de ese derecho”. Rey Martínez 529 reafirma que son correctas las expresiones
“derecho a tomar decisiones sobre su propia salud”, “derecho a decidir sobre su propia
salud”, “derecho a la libre elección del tratamiento” y “autodeterminación corporal”, en
virtud de que fue la expresión que acuñó el TCE en la sentencia 154/2002 anteriormente
comentada. En un sentido contrario, en México la Primera Sala de la SCJN 530 ha utilizado la
expresión de “consentimiento informado”, adicionando que dicho derecho, es un derecho
fundamental en consecuencia de los derechos de vida, integridad física y libertad de
conciencia. Confrontándose con muchos doctrinarios españoles como Rey Martínez 531,
que afirman que el derecho a tomar decisiones sobre su propia salud, efectivamente es un
derecho de dimensión constitucional como derecho fundamental, empero de otro modo,
ya que se funda en el derecho a la integridad física del artículo 15 de la CE.

Es oportuno aclarar, que coincidimos plenamente con los autores que sostienen que el
derecho a la autodeterminación corporal se funda según el sistema jurídico español en el
derecho a la integridad física del artículo 15 de la Constitución Española. Por otra parte, no
es posible soslayar que discrepamos con el criterio avalado por la Primera Sala de la SCJN

527
Véanse los numerales 13, párrafo tercero,17, 42, 41, 9 , 27, 21, 8 fracción III y 25, de las leyes de voluntad
anticipada para las entidades federativas de Coahuila, San Luis Potosí, Aguascalientes, Hidalgo, Nayarit,
Guerrero, Colima, Estado de México y Distrito Federal, que al orden corresponden.
528
Rey, Fernando., op. cit., p. 110.
529
Íbid., p. 111.
530
Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS PACIENTES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p.
478. Registro IUS. 2001271.
531
Así se han pronunciado Rey, Fernando., op. cit., p. 111. Así mismo, Tomás- Valiente, Carmen., op. cit., p.
55 y ss., entre otros.

167
que funda el consentimiento informado, de entre otros derechos, en el derecho a la
vida 532, ya que es conveniente esclarecer que el derecho a tomar decisiones respecto de
su propia salud, más que con el derecho a la vida, tiene una estrecha relación con el
derecho a la salud, el cual se funda en el derecho a la integridad física, tal como lo
estableció el Pleno de la SCJN en el año de 2009 533.

Según nuestra cosmovisión del derecho, y como ha quedado asentado en el presente


trabajo de investigación, consideramos que el derecho a tomar decisiones sobre la propia
salud es un derecho fundamental que respecto del sistema jurídico mexicano, se funda en
el derecho a la integridad física y psicológica y en la dignidad humana, bajo el principio de
autonomía, el cual transita por todo el ordenamiento jurídico 534. Aclarando que como se
ha sostenido, el derecho patrio considera a la dignidad humana como el origen, la esencia
y el fin de todos los derechos humanos 535, un bien jurídico circunstancial al ser humano,
merecedor de la más amplia protección jurídica, reconocido en los artículos 1 último
párrafo; 2 apartado A, fracción II; 3 fracción II, inciso c); y 25 de la CPEUM, siendo un
principio jurídico que permea en todo el ordenamiento, pero también un derecho
fundamental a favor de la persona, entendiéndose como el núcleo esencial, como el
interés inherente a toda persona, por el mero hecho de serlo, a ser tratado como tal y no
como objeto, a no ser humillado, degradado, envilecido o cosificado 536. Y debido a que la
censura del derecho a decidir sobre la propia salud, podría traer como consecuencia que
las personas sean tratadas como un medio y no como un fin, al encontrarse en la
posibilidad de que los mantengan con vida, aún sin su consentimiento, en muchas

532
Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS PACIENTES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p.
478. Registro IUS. 2001271.
533
Tesis Aislada. 1ª. LXVI/2009. DERECHO A LA SALUD. NO SE LIMITA AL ASPECTO FÍSICO, SINO QUE SE
TRADUCE EN LA OBTENCION DE UN DETERMINADO BIENESTAR GENERAL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p.6. Registro IUS. 165826.
534
En este sentido se refirió Salvador Tadoro en Rey, Fernando., op. cit., pp. 81 y ss.
535
Jurisprudencia. 1.5º.C.J/30 (9ª.). DIGNIDAD HUMANA. DEFINICIÓN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. 3, septiembre de 2011, p.1528.
Registro IUS. 160870.
536
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UNA NORMA JURÍDICA QUE
CONSAGRA UN DERECHO FUNDAMENTAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época,
México, Primera Sala, t. I, octubre de 2014, p.602. Registro IUS. 2007731.

168
ocasiones bajo métodos artificiales y sobrellevando una vida sin calidad, se reduciría a la
persona en cosa, y siendo lo anterior parte de la esfera de protección del derecho
fundamental a la dignidad humana, consideramos entonces, que el derecho a tomar
decisiones sobre la propia salud, además del derecho a la integridad física y psicológica, se
funda en el derecho a la dignidad humana.

Hasta el momento la adopción de la eutanasia pasiva o activa indirecta en México


exclusivamente la tenemos en trece entidades federativas del país, doce de ellas crearon
una ley en la materia, y el Estado de Tabasco no implantó una ley específica, empero,
reformó su ley de salud en la que incluyó el derecho a tomar decisiones sobre su propia
salud. Indiscutiblemente es un avance laudable; pero queda pendiente la extensión al
resto del país537.

4.4 Fundamentos jurídicos de la eutanasia.


Con el objeto de contextualizar la eutanasia activa en el ordenamiento jurídico mexicano
analizaremos los distintitos derechos, valores y principios de la CPEUM, cuyo estudio
resulta trascendental por la estrecha relación que guardan con nuestro objeto de estudio
y porque es de dónde se podría encontrar la fuente o fundamento de la existencia del
derecho fundamental de los mexicanos a la muerte digna.

4.4.1 Dignidad humana.


La concepción de dignidad humana 538 mucho tiene que ver con afirmar en la persona, la
mejor expresión de un fundamento antropológico de carácter secular 539. Sin lugar a
dudas, uno de los conceptos más significativos de “persona” es el de Bohecio, cuya
definición es: “Persona es una sustancia individual de naturaleza racional”; desentrañado
el sentido de la presente definición, el ser “individual”, significa que la persona constituye
una unidad psíquica y espiritual; el ser “racional” se colige como entendimiento, voluntad

537
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego. op. cit., p. 148.
538
“Dignidad”. Proviene del latín digtnitas-atis, que significa excelencia, realce. Diccionario de la Lengua
Española..., op. cit., Tomo I, p. 799.
539
Cfr. García, Gustavo. “La dignidad personal como fundamento de los derechos humanos”. En Escobar,
Jaime y otros., op. cit., p. 26.

169
de querer libremente amar, lo que la razón le presenta como bueno; la racionalidad del
ser humano hace que su individualidad sea de distinto orden que la individualidad animal;
ella se da cuenta de ser alguien distinto de cualquier otro ser, único e irrepetible; ella
tiene pues, una preeminencia o dignidad respecto de los otros seres creados 540. En otras
palabras, al hablar de dignidad humana se desea significar la excelencia que ésta posee en
razón de su propia naturaleza 541.

Otra de las aportaciones importantes a la idea de dignidad fue la que hizo el ilustre
filosofo Emmanuel Kant, quien afirmó: “obra de manera de tratar a la humanidad tanto en
tu persona como en la persona de otro, siempre como un fin en sí mismo, y nunca solo
como un medio” 542 . Misma afirmación que ha tenido gran impacto y permanencia
atemporal, ya que ha constituido la base de votos razonados y sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos, como veremos en los párrafos subsecuentes.

María Merino 543, afirma que son características de la dignidad esencial de una persona: a)
que dicha dignidad es cualitativamente superior a la del resto de los seres del planeta; b)
que la dignidad humana no admite grados, por lo tanto, todos los seres humanos son
iguales en dignidad; c) el respeto a la dignidad humana es el fundamento de todo derecho
positivo, interno o internacional; por lo tanto, resulta inexcusable adecuar toda norma de
derecho a los postulados de la dignidad humana y; d) la dignidad humana es irrenunciable,
y se conserva con las persona hasta la muerte.

Para Javier Hervada 544 hay dos formas de entender la dignidad. La primera, tiene un
origen kantiano que entiende que la dignidad es algo absoluto e inmanente y está
determinada por la autonomía de la conciencia, de la cual se derivan los derechos y

540
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México y Editorial Porrúa.
“Enciclopedia Jurídica Mexicana”. Tomo III, México D.F., 2002, p. 528.
541
Ídem.
542
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dignidad Humana, Derecho a la vida…, op. cit., p. 2.
543
Merino, María. En Calvo, Alberto. “Visión crítica ético-jurídica de la investigación con embriones
preimplantatorios”. En García, Dora y otros. (Coords.). Bioética…, op. cit., p. 253.
544
Hervada, Javier. En Hoyos, Ilva. De la dignidad y de los derechos humanos., op. cit., pp. 87 y 88.

170
libertades, también absolutos, inherentes a tal dignidad. La segunda forma, se refiere a la
tesis basada en la dignidad como algo relativo, pues se fundamenta más que en el ser, en
los fines del ser humano. Según este planteamiento, el hombre se haría digno por su vida
virtuosa. En este caso la dignidad sería fuente de deberes, sería relativa, y se situaría en un
ámbito exterior, lo que conduciría a la indignidad de aquellos que ordenan su existencia al
logro y obtención de otros fines. Por tanto, Hervada 545 considera que la dignidad tiene un
carácter absoluto y un relativo; el primero, es el radical que corresponde a todo ser
humano; y el segundo, se refiere al hombre concreto que cada quien puede conquistar.

Según Parejo Guzmán 546, la dignidad humana desde un punto de vista jurídico, es la
condicionante más importante de toda normatividad, de ahí que el respeto de la misma y
la conciencia del papel que desempeña en el respeto integral del ser humano, está
plasmado por medio de la inclusión en la mayoría de las constituciones de los Estados.

El reconocimiento de la dignidad humana en el ámbito legislativo tuvo su nacimiento en la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, adoptada y proclamada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas, el 10 de diciembre de 1948, para extenderse luego a
diferentes leyes supremas, sobre todo a las del mundo occidental 547. La Constitución
mexicana hace uso en seis preceptos de locuciones que tienen correspondencia con la
dignidad: “dignidad humana” (art. 1, último párrafo); “dignidad e integridad de las
mujeres” (artículo 2, apartado A, fracción II); “dignidad de la persona“ (artículo 3, fracción
II, inciso c); “vivienda digna” (artículo 4, séptimo párrafo); “dignidad de los individuos”
(artículo 25); y “trabajo digno” (artículo 123). Asimismo, la dignidad humana se encuentra
reconocida en los diversos tratados internacionales que México ha suscrito, los cuales son
los siguientes: Carta de las Naciones Unidas (Preámbulo)548; Declaración Universal de los

545
Ídem.
546
Parejo, María., op. cit., pp. 48 y 49.
547
Calvo, Alberto. “Visión crítica ético-jurídica de la investigación con embriones preimplantatorios”. En
García, Dora y otros. (Coords.). Bioética…, op. cit., p. 253.
548
“Nosotros los pueblos de las naciones unidas resueltos (…) a reafirmar la fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana, en la igualdad de derechos de
hombres y mujeres y de las naciones grandes y pequeñas (…)”.

171
Derechos Humanos (preámbulo y artículo 1)549; Declaración Americana de los Derechos y
Deberes del Hombre (Considerando) 550 y; el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos (Preámbulo)551.

En el ámbito jurisprudencial interno, la dignidad humana ha sido objeto de innúmeros


pronunciamientos, en los cuales ha sido definida como: “el origen, la esencia y el fin de
todos los derechos humanos” 552. Así mismo, la dignidad humana ha sido identificada por el
Pleno de la SCJN en la medida en que no se confunda con un precepto puramente moral,
sino que se proyecta en el ordenamiento mexicano como un bien circunstancial al ser
humano, merecedor de la más amplia protección jurídica, reconocido en la propia
Constitución; el cual funge como un principio jurídico que permea en todo el
ordenamiento, pero también como un derecho fundamental, que debe ser respetado,
cuya importancia es capital, ya que es la base y condición para el disfrute de los demás
derechos humanos y el desarrollo integral de la personalidad. Así, la dignidad humana es
un mandato constitucional erga omnes, la cual debe ser entendida como el núcleo
esencial, como el interés inherente a toda persona, por el mero hecho de serlo, a ser
tratada como tal y no como un objeto, a no ser humillada, degradada, envilecida o
cosificada 553. De igual manera el Pleno de la SCJN reconoce: “… el valor superior de la

549
“Considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la
dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana;
(…)”. Y “Artículo 1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como
están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.”
550
“Que los pueblos americanos han dignificado la persona humana y que sus constituciones nacionales
reconocen, que las instituciones jurídicas y políticas, rectoras de la vida en sociedad, tienen como fin principal
la protección de los derechos esenciales del hombre y la creación de circunstancias que le permitan progresar
espiritual y materialmente y alcanzar la felicidad (…)“ Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre (Considerando).
551
“Los Estados Partes en el presente Pacto. Considerando que, conforme a los principios enunciados en la
Carta de las Naciones Unidas, la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento
de la dignidad inherente a todos los miembros de la familia humana y de sus derechos iguales e inalienables.
(…)” Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (Preámbulo).
552
Jurisprudencia. I.5º.C.J/30 (9ª.). DIGNIDAD HUMANA. DEFINICIÓN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Novena Época, México, t. 3, octubre de 2011, p. 1528, Registro
IUS. 160870.
553
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA
UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA.

172
dignidad humana, es decir, que en el ser humano hay una dignidad que debe ser respetada
en todo caso, constituyéndose como un derecho absolutamente fundamental, base y
condición de todos los demás, el derecho a ser reconocido y a vivir en y con la dignidad de
la persona humana, y del cual se desprenden todos los demás derechos, en cuanto son
necesarios para que los individuos desarrollen integralmente su personalidad, dentro de
los que se encuentran, entre otros, el derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, al
honor, a la privacidad, al nombre, a la propia imagen, al libre desarrollo de la
personalidad, al estado civil y el propio derecho a la dignidad personal” 554.

Respecto de la Jurisprudencia internacional, la dignidad humana ha sido centro de


diversos posicionamientos, de entre los cuales podemos citar el voto razonado del Juez
Antônio Augusto Cançado Trindade, de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, al
caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú, de 2 de agosto de 2008, el cual a la letra
señala: “…La conceptualización de la persona humana fue enaltecida en el pensamiento de
Emmanuel Kant, al reconocer a esta última una dignidad intrínseca, la cual exige respeto
por un mismo y en las relaciones de uno con todos los demás seres humanos. Cada
persona como ser moral (homo noumenon), sujeto de razón práctica, es un fin en sí misma,
no pudiendo jamás ser tratado como un medio para fines de otros”. Así mismo, en el
mismo caso la Corte resolvió: “De ahí los imperativos de deber de cada ser racional, de uno
con todos los demás. Cada ser racional existe con fin en sí mismo, y jamás como medio
para los demás. Subyacente al razonamiento kantiano está el principio de la dignidad
inherente a cada ser humano, el cual marca presencia, en nuestros días, en todo el corpus
juris del Derecho Internacional de los Derechos Humanos. Su preocupación fundamental es
con la protección de la dignidad humana, en toda y cualquier situación” 555.

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014,
p. 602, Registro IUS. 2007731.
554
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.
555
Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú. Interpretación de la sentencia de fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 2 de agosto de 2008. Serie C No. 181.

173
En este corolario, la dignidad humana es una condicionante sine qua non de todo orden
normativo, de ahí que el respeto a la dignidad humana como base y fundamento de los
demás derechos fundamentales se ha plasmado en innumerables instrumentos de
carácter internacional. Así pues, el derecho a la dignidad humana se convierte en la base
sobre la cual tendrán que ponderarse los intereses que se encuentren en conflicto en una
situación jurídica dada, y que constituye por ende, un parámetro de justicia o injusticia y
límite inmanente del derecho positivo y del actuar erga omnes.

4.4.1.1 Dignidad humana como principio y como valor.


Ana María Marcos del Cano 556 establece que la dignidad humana se configura como un
principio dotado de dinamismo que articula y sistematiza todos los derechos
fundamentales, conformando un límite para la actuación de los poderes públicos y de los
individuos. Además, supone un límite para el propio individuo, es decir, un deber genérico
a la propia dignidad.

En concordancia con Javier Díaz Revorio 557, la dignidad humana además de ser un
principio del ordenamiento jurídico, es un valor de carácter fundamental o esencial.
Aunque el autor en comento se refería al caso de España, ésta afirmación y los
argumentos aludidos para considerarlo así, son de fácil extrapolación al ordenamiento
jurídico mexicano, los cuales, como estableció Díaz Revorio 558, son los que siguen:

1) El lugar donde sitúa el constituyente a la dignidad humana es de particular


preeminencia, siendo éste el Título I, Capítulo I: “De los Derechos Humanos y sus
Garantías”.

2) El señalamiento que hace la Constitución al respecto es muy claro: “Queda


prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el género, la

556
Marcos, Ana. La eutanasia estudio…, op. cit., pp. 113 y ss.
557
Díaz, Francisco. Valores superiores…, op. cit., pp. 84 y ss.
558
Ídem.

174
edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión,
las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y
libertades de las personas” (Artículo 1, último párrafo).

3) Son copiosos los pronunciamientos que ha hecho la Suprema Corte en este


sentido. Como ejemplo podemos citar el amparo directo 6/2008, de 6 de enero de
2009, en que determinó en Pleno, lo que a la letra sigue: “El artículo 1o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos establece que todas las
personas son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna
por razones étnicas o de nacionalidad, raza, sexo, religión o cualquier otra
condición o circunstancia personal o social que atente contra la dignidad humana y
que, junto con los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos
suscritos por México, reconocen el valor superior de la dignidad humana, es decir,
que en el ser humano hay una dignidad que debe ser respetada en todo caso,
constituyéndose como un derecho absolutamente fundamental, base y condición
de todos los demás, el derecho a ser reconocido y a vivir en y con la dignidad de la
persona humana, y del cual se desprenden todos los demás derechos, en cuanto
son necesarios para que los individuos desarrollen integralmente su personalidad,
dentro de los que se encuentran, entre otros, el derecho a la vida, a la integridad
física y psíquica, al honor, a la privacidad, al nombre, a la propia imagen, al libre
desarrollo de la personalidad, al estado civil y el propio derecho a la dignidad
personal” 559. De igual manera, la Primera Sala de la SCJN 560 afirmó en el 2011, que

559
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813. Así mismo
véase Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE
CONSAGRA UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN
ÉTICA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de
2014, p. 602, Registro IUS. 2007731.
560
Tesis Aislada. 1ª. CCXXIV/2011. DERECHO PENAL DE ACTO. RAZONES POR LAS CUALES LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS SE DECANTA POR DICHO PARADIGMA (INTERPRETACIÓN
SISTEMÁTICA DE LOS ARTÍCULO 1º, 14, TERCER PÁRRAFO, 18, SEGUNDO PÁRRAFO, Y 22, PRIMER PÁRRAFO.

175
el derecho penal del acto se nutre de distintos valores del ordenamiento jurídico,
de entre los que destaca el valor de la dignidad humana.

4) El reconocimiento casi unánime que hace la doctrina española del valor


fundamental de la dignidad humana y su equiparación a los valores que alude el
artículo I.I de la CE, o inclusive un cierto carácter superior de ellos 561. Cabe aclarar
que en el caso de la doctrina mexicana, no abundan los pronunciamientos al
respecto, sin embargo, sí abundan con respecto a considerar a la dignidad humana
como derecho fundamental, tema al que nos referiremos en el apartado
subsecuente.

5) El reconocimiento que se hace de la dignidad humana como valor en leyes,


doctrinas y jurisprudencia extranjera, como es el caso del TCE quien determinó en
abril de 1985 562, lo siguiente: “… Indisolublemente relacionado con el derecho a la
vida en su dimensión humana se encuentra el valor jurídico fundamental de la
dignidad de la persona, reconocido en el art. 10 como germen o núcleo de unos
derechos «que le son inherentes». La relevancia y la significación superior de uno y
otro valor y de los derechos que los encarnan se manifiesta en su colocación misma
en el texto constitucional, ya que el art. 10 es situado a la cabeza del título
destinado a tratar de los derechos y deberes fundamentales, y el art. 15 a la cabeza
del capítulo donde se concretan estos derechos, lo que muestra que dentro del
sistema constitucional son considerados como el punto de arranque, como el prius
lógico y ontológico para la existencia y especificación de los demás derechos…”.

Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, noviembre de
2011, p. 197. Registro IUS. 160694.
561
Entre los autores que señala Javier Díaz Revorio se encuentran los siguientes: Parejo Alfonso
(Constitución y valores del ordenamiento, 1990), Peces Barba, Gregorio (Los valores superiores, 1984),
Hernández Gil (El cambio político español y la Constitución, 1982), González Pérez (La Dignidad de la
Persona, 1986), Arcey Flores-Valdés (Los principios generales del derecho y su formulación constitucional,
1990), Alegre Martínez (La dignidad de la persona como fundamento del ordenamiento jurídico español,
1996), Torres del Moral (Valores y principios constitucionales: Preámbulo, preceptos del título preliminar y
artículo 10.1, 1992). Cfr. Díaz, Francisco. Valores superiores…, op. cit., p. 87. (pie de página). Además véase
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., pp. 60 y ss.
562
TCE. Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.

176
Para María José Parejo 563 la dignidad humana es: “un valor que implica la conservación de
la propia vida de modo que la eutanasia no es justificable porque elimina al sujeto que es
soporte de la dignidad”, pero también puede concebirse manifestación de la dignidad “el
derecho a elegir el momento, lugar y modo de la propia muerte”.

Por nuestra parte, es preciso aclarar que el proceso de la muerte al que se refiere la
eutanasia requiere vivirse con dignidad y sucede cuando la persona aún está con vida,
razón por la cual estamos en total y profundo desacuerdo con la doctrinaria en comento
en lo que se refiere a que el valor de la dignidad humana implica la conservación de la
propia vida, y sí, efectivamente, coincidimos con la idea de que la dignidad humana puede
utilizarse como justificante de la eutanasia, según nuestra particular impresión y
cosmovisión del derecho.

4.4.1.2 Dignidad humana como derecho fundamental.


El ordenamiento jurídico mexicano se ve permeado de dignidad humana, ya que para
éste, la dignidad humana figura como un bien jurídico congénito a la raza humana, como
un principio, como un valor, y como un derecho fundamental preferente, meritorio de la
más amplia protección jurídica. Es por ello que la SCJN 564 afirmó que: “La dignidad
humana es un derecho humano general cuyo medio de reconocimiento y garantía son los
derechos específicos, lo que implica que aquella se materializa y hace efectiva a través de
estos derechos, que no son sino “las prerrogativas inherentes a la persona humana cuya
realización efectiva resulta indispensable para su desarrollo integral” 565.

563
Cfr. Parejo, María., op cit. p. 235.
564
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dignidad Humana, Derecho a la vida…, op. cit., p. 9.
565
La SCJN, a su vez, hace referencia a los postulados de Campos Monge (El concepto de dignidad de la
persona humana a la luz de la teoría de los derechos humanos, 2007, p. 27), Spaemann, R. (Sobre el
concepto de dignidad humana. En Massini, C.I. y Serna P. El derecho a la vida, 1998, p. 84), Villabella
Armengol (La axiología constitucional y la dignidad humana, 2002, 121), Mier y Terán (Noción ontológica,
jurídica y formal de la persona humana y el derecho a la vida, 1991, p.401.), Becerril González (El
reconocimiento en el artículo primero de nuestra Constitución de la dignidad humana como fundamento de
los derechos humanos y como principio y fin del Estado mexicano, 2009, p.47) y Sastoque, P. (Dignidad de la
persona humana, 2010, p.161). ídem.

177
Así mismo, José Rubén Herrera Ocegueda 566 afirma que: “El derecho a la dignidad de la
persona humana, como el derecho a la vida, es sin duda un valor intrínseco, inherente a
todo ser humano, y así como éste último es el pilar fundamental de los derechos a que se
hace referencia, es precisamente la dignidad humana la que bien pudiera decirse es
inspiración de todos y cada uno de esos derechos. De tal forma que esa idea permanece
inalterada en los instrumentos jurídicos internacionales, pues la libertad, la justicia y la paz
mundial tienen como base, el reconocimiento de la dignidad intrínseca a todo ser humano
y de los derechos humanos con los que se protege y se respeta dicha dignidad”.

En efecto, no solo autores mexicanos sostienen que la dignidad humana es un derecho


fundamental, en este sentido podemos citar al jurista costarricense Ronald Salazar
Murillo 567, el cual alude que la dignidad humana es uno de los derechos fundamentales de
más difícil precisión, por contener en él, los demás derechos fundamentales,
precisamente comprende uno de los más amplios conceptos del hombre, en los que
figuran: a) la existencia física del hombre, que es el fundamento de la dignidad, la cual se
basa en la igualdad de todos los hombres, b) su integridad y, c) su desarrollo y plenitud,
entendida como el poder obrar en libertad. Por tanto, afirma Salazar que la dignidad
humana es: “Un derecho subjetivo en el tanto pertenece a cada persona, y objetivo, en el
tanto la colectividad debe reconocer como tal ese deber” 568. Además agrega que la
dignidad humana es el más importante derecho de todo ser humano 569.

En sentido parecido parte de la doctrina alemana, también sostiene que la dignidad


humana es un derecho fundamental, tal es el caso de Benda 570, quien considera que el
reconocimiento que hace la Ley Suprema en el artículo 1.1, de la dignidad humana, es de

566
Herrera, José. La necesidad de legalizar la eutanasia en México. México, D.F., Revista de la Facultad de
Derecho de la Universidad Autónoma de México, no. 242, tomo LIV, 2004, pp. 122 y 123.
567
Salazar, Ronald. Intervenciones corporales y tutela de los derechos fundamentales. San José de Costa
Rica., IJSA (Investigaciones Jurídicas, S.A.), 2000, p. 80.
568
Íbid., p. 81.
569
Íbid., p. 82.
570
Benda, Ernesto y otros. Manual de derecho constitucional. (Trad. López de Pina). Madrid. Marcial Pons,
2ª. ed., 2001, p. 121.

178
un derecho fundamental, con todo y garantías. Así mismo, Günther Jokobs 571, afirma
como justificación de la eutanasia a la dignidad humana, como resultado de la
ponderación del derecho a la dignidad humana y del derecho a la vida.

De igual manera el Juez James C. Nelson del Tribunal Superior del Estado de Montana 572,
en la Unión Americana respecto de la dignidad humana, sostuvo que es un derecho
fundamental en Montana en virtud de la topografía de la norma que lo alude, el cual está
consagrado en el artículo II, que es relativo a los derechos fundamentales, y que en este
sentido la cláusula de dignidad ordena que: “el valor intrínseco y la humanidad básica de
las personas no puede ser violado”, con base a lo anterior argumenta que: 1) rechaza
categóricamente que la cláusula de dignidad simplemente sea una: “introducción
aspiracional” de la igualdad de derechos de protección y no discriminación. La
Constitución es “una limitación a los poderes”, y en la interpretación constitucional se
tiene la obligación de dar sentido a cada palabra, frase, cláusula; por lo que la dignidad
humana es inviolable y debe ser reconocida como la limitación independiente que está en
el poder del Gobierno, es un derecho en concreto y garantizado por la Constitución; 2)
rechaza la idea de que el derecho a la dignidad tenga plena aplicación en virtud de la
protección de la igualdad y no discriminación, como vehículos operativos para el logro de
la dignidad. El Juez en cita no está de acuerdo con que el derecho a la dignidad solo se
viole cuando se niegue la igualdad de las personas al ejercer sus derechos humanos.
Considera que la cláusula de dignidad debe ser concebida como la cláusula de dignidad
trazada en 1949 en la Constitución de la República Federal Alemana, que fue desarrollada
en respuesta al tratamiento de judíos (homosexuales, gitanos, entre otros). Los que eran
vistos como subhumanos, sin ninguna dignidad, la Constitución de Alemania Occidental
señala que “la dignidad del hombre es inviolable” debe entenderse en este contexto. Por
lo que considera que la dignidad humana no es vaga, más bien es un imperativo, un
mandato constitucional sin ambigüedades, la redacción en el artículo II, sección 4, que se

571
Jakobs, Günther., op. cit., p. 17.
572
Voto particular del Juez James C. Nelson en la sentencia Robert Baxter, Stephen Speckart, M.D., C. Paul
Loehnen, M.D., Lar Autio, M.D. George Risi, Jr., M.D. and Compassion & Choices, plaintiffs and Apelles v.
State of Montana and Steve Bullock. DA 09-0051. MT 449, (2009).

179
titula: “Dignidad individual” se mueve en una progresión lógica de lo general a lo
específico. La primera parte declara que la dignidad es inviolable. La segunda declara que
la dignidad no puede ser violada, por lo que significativamente el derecho a la dignidad
humana es el único derecho de la Constitución de Montana que es inviolable, ningún
individuo puede ser despojado de su dignidad humana bajo el lenguaje sencillo de la
cláusula de dignidad.

En el marco de los planteamientos anteriores, la jurisprudencia mexicana ha resuelto


sobre el derecho a la dignidad humana lo que sigue: El Pleno de la SCJN en el amparo
6/2008 573, determinó: “… el valor superior de la dignidad humana, constituyendo un
derecho absolutamente fundamental, base y condición de todos los demás, el derecho a
ser reconocido y a vivir en y con dignidad, del cual se desprenden todos los demás
derechos, en cuanto son necesarios para que los individuos desarrollen integralmente su
personalidad, de entre los que destacan: el derecho a la vida, a la integridad física y
psíquica, al honor, a la privacidad, al nombre, a la propia imagen, al libre desarrollo de la
personalidad, al estado civil, y el propio derecho a la dignidad”. Por su parte, la Primera
Sala en el amparo directo 1200/2014 574, reafirma que la dignidad humana no debe ser
confundida como un precepto moral sino como un bien jurídico circunstancial al ser
humano, merecedor de la más amplia protección jurídica reconocido por la carta magna,
el cual funge como principio y como derecho fundamental que debe ser respetado, por
ser la base del disfrute de los demás derechos humanos y del desarrollo integral de la
personalidad. Por lo tanto, la dignidad humana no es una simple declaración ética, sino
que se trata de una norma jurídica que consagra en derecho fundamental a favor de la

573
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813. Asimismo, Tesis
Aislada.1ª. LXVI/2009. DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE COMPRENDE.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p.
7. Registro IUS. 165822.
574
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA
UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014,
p. 602, Registro IUS. 2007731.

180
persona. Resulta acertado precisar, que las consideraciones planteadas no son las
únicas 575 vertidas por el máximo Tribunal mexicano, sino que a ningún fin práctico llevaría
adjuntar todos sus pronunciamientos en este sentido.

Del mismo modo, la jurisprudencia colombiana ha sostenido el reconocimiento de la


dignidad humana como derecho fundamental en la sentencia T-881/2002, donde
determinó que la dignidad humana como entidad normativa, puede presentarse de dos
maneras: 1) a partir de su objeto concreto de protección. El cual a su vez, se subdivide en
tres lineamientos: a) la dignidad humana entendida como autonomía o como posibilidad
de trazar un plan de vida y de determinarse según sus características (vivir como se
quiera); b) la dignidad humana entendida como ciertas circunstancias fácticas y concretas
de existencia (vivir bien) y; c) la dignidad humana entendida como intangibilidad de los
bienes incuantificables, integridad física e integridad moral (vivir sin degradaciones). 2) A
partir de su funcionalidad normativa, la dignidad humana puede tener tres lineamientos:
a) como principio fundante del ordenamiento jurídico, y por ende, del Estado, y como

575
Como reafirmación del derecho fundamental a la dignidad humana, se encuentran los siguientes criterios
jurisprudenciales: Tesis Aislada. XVIII.4º.15C. DIVORCIO NECESARIO. DEBE DECRETARSE AÚN CUANDO NO
QUEDEN DEMOSTRADAS LAS CAUSALES INVOCADAS. EN CONSIDERACIÓN AL DERECHO FUNDAMENTAL A LA
DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito.
Décima Época, México, t. IV, abril de 2013, p. 3051, Registro IUS. 2005339.
Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO AL EXIGIR
LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO MATRIMONIAL VULNERA EL DERECHO DE
LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015, p.
2076, Registro IUS. 2009512.
Jurisprudencia. I.9º.P.J/7. SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA. SI EL JUEZ PONDERA EL
CONTENIDO DEL ESTUDIO DE PERSONALIDAD PRACTICADO AL INCULPADO PARA NEGARLE DICHO
BENEFICIO, TRANSGREDE SU DERECHO A LA DIGNIDAD HUMANANA, EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y LA
PROHIBICIÓN DE IMPONER PENAS INUSITADAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales
Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 2, abril de 2013, p. 1649, Registro IUS. 2003779.
Tesis Aislada. II.1º.A.14A. INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL DEL ESTADO DE MÉXICO Y MUNICIPIOS. LA
VERIFICACIÓN DE LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL POSIBLE BENEFICIARIO DE SUS SERVICIOS, MEDIANTE
EL ESTUDIO SOCIOECONÓMICO QUE SE LE PRACTIQUE CONFORME AL FORMATO APROBADO POR EL COMITÉ
DE AFILIACIÓN, AL PERMITIR LA INVASIÓN DE ESPACIOS DE SU VIDA PRIVADA, VIOLA EL DERECHO
FUNDAMENTAL A LA DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales
Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, septiembre de 2013, p. 2038, Registro IUS. 2006575.

181
valor; b) la dignidad humana como principio constitucional y; c) la dignidad humana como
derecho fundamental autónomo.

Contrariamente a todo lo que se ha expresado, parte de la doctrina española considera


que la dignidad humana de ningún modo es un derecho subjetivo propiamente dicho 576,
ya que no contempla las facultades que deben contener los derechos subjetivos 577. A lo
que Pilar Molero 578 arguye que si se considera la dignidad humana como un derecho, éste
derecho también estaría sujeto a límites, como los demás derechos de la propia CE, y si se
considerara así, la dignidad humana sería contraria a su característica de valor
invulnerable, cláusula orientadora de todo sistema jurídico.

Al mismo tiempo el español Ignacio Gutiérrez 579 ha argüido que la dignidad humana no es
un derecho fundamental, sino es un concepto excesivamente endeble, y su empleo
conlleva riegos, y tres dificultades específicas: 1) la idea de dignidad, es una idea
axiológicamente abierta que debe compaginarse con la diversidad de valores y el
pluralismo que se manifiesta en las diversas sociedades democráticas contemporáneas,
siendo un concepto ambiguo; 2) la idea de la dignidad se encuentra disponible no solo en
su contenido, sino también en el tiempo, se refiere a un concepto en permanentemente
desarrollo y; 3) a diferencia de otros valores del ordenamiento, como la libertad e
igualdad, éste se refiere a una cualidad inherente a todo ser humano, se identifica pues,
con el ser humano como tal.

De los anteriores planteamientos, es que a nuestro juicio resulta diáfano aseverar que la
dignidad humana en el derecho positivo mexicano se configura como un principio, valor y
derecho fundamental superior a todos los demás derechos de su misma clase, ya que

576
De entre los que se encuentran Alegre, Miguel. La dignidad de la persona como fundamento del
ordenamiento constitucional español. León, Universidad de León, 1996, p. 82. Y Molero, Ma. del Pilar., op.
cit., p. 72.
577
De entre las facultades de los derechos se encuentran: derechos a acciones, derecho a omisiones y
derecho a tutela. Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 72.
578
Ídem.
579
Gutiérrez, Ignacio. En Rey, Fernando., op. cit., pp. 163 y 164.

182
emanan de él, siendo éste, un derecho constitucional no escrito, toda vez que la
Constitución no hace referencia expresa a dicha calidad, sino que se deduce del texto
constitucional y de los precedentes jurisprudenciales de la SCJN que hemos citado y que
así lo indican.

Por otro lado, es pertinente hacer notar el respeto que sentimos a lo aludido por lo
juristas españoles que aquí se comentan, coincidiendo con ellos, del ordenamiento
jurídico español no se desprende la calidad de derecho fundamental de la dignidad
humana, a contrario sensu de lo que sucede en otros ordenamientos jurídicos, como el
alemán y mexicano, por citar algunos.

Partiendo de la base de las consideraciones antepuestas, la dignidad humana como


derecho fundamental del sistema jurídico mexicano, requiere ser estudiada desde su
titularidad y ejercicio. La titularidad y el ejercicio del derecho a la dignidad humana le
corresponde a todos los seres humanos, sin importar la edad, la condición social, física o
psicológica, es decir, sin distingos, sin discriminación alguna 580; tal como lo establece el
art. 1, último párrafo de la CPEUM 581. Considerando que en México, “la dignidad humana
es un derecho absolutamente fundamental, base y condición de todos los demás
derechos” 582, sería complicado hablar de límites en cuanto a su ejercicio, en función de su
propia naturaleza, a nuestro juicio es un derecho fundamental atípico dentro del propio
sistema, atendiendo a su calidad de valor superior, del cual se desprenden todos los
demás derechos, como el derecho a la vida. En cuanto a su garantía, la misma Corte ha

580
Cfr. Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 69.
581
Artículo 1, último párrafo. “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el
género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por
objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.
582
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.

183
sido clara en precisar que el derecho a la dignidad humana goza de la amplia protección
jurídica 583, y se garantiza a través de los derechos fundamentales específicos584.

4.4.2 Norma general de libertad.


Para Gregorio Peces-Barba 585, “La libertad es el referente central, clave de bóveda del
fundamento de los derechos humanos, al que apoyan, completan y matizan los otros
valores, igualdad, seguridad jurídica y solidaridad. Esa importancia capital deriva de su
conexión con los fines últimos del hombre, expresados en la moralidad, y con su posibilidad
para ofrecer un ámbito de comunicación para el intercambio de razones sobre los fines y
objetivos” 586. Además agrega el ilustre jurista en comento, que “…. la libertad es una
condición imprescindible para la acción que permite alcanzar a cada individuo los objetivos
y fines morales que persiga, y que son expresión de la dignidad humana…”

De la anterior definición se infiere el valor superior de la libertad, en cuanto a que los


demás valores del ordenamiento jurídico se apoyan, completan y matizan a través del
mismo. Siendo el presupuesto necesario para que los individuos realicen sus fines propios,
dentro de los límites impuestos en el propio ordenamiento jurídico, en pro de la
persistencia de las relaciones armoniosas entre los seres humanos587.

En cuanto al sistema jurídico mexicano, resulta espinoso hablar de una “norma general de
libertad”, como podríamos hablar del crisol con que alumbra la misma, al ordenamiento
jurídico español. Al respecto Díaz Revorio 588 señala que la Ley Fundamental española

583
Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA QUE CONSAGRA
UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014,
p. 602, Registro IUS. 2007731.
584
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dignidad Humana, Derecho a la vida… op. cit., p. 9.
585
Peces-Barba, Gregorio y otros. Curso de derechos fundamentales: Teoría general. Madrid, Universidad
Carlos III, 1996, p. 184.
586
Peces-Barba, Gregorio y otros., op cit., 193.
587
Suprema Corte de Justicia de la Nación. Las garantías de libertad. Colección de garantías individuales.
México, D.F., Poder Judicial de la Federación. 2005, p. 18.
588
Díaz, Francisco. Valores superiores… op. cit., p. 372.

184
ofrece mayor base que otros Estados para aseverar la existencia de la “norma general de
libertad”, por tres motivos: 1) la propia Ley Fundamental prevé en su precepto 1.1, la
libertad como valor superior de dicho ordenamiento, y como lo argumenta Díaz Revorio,
ésta norma podría afirmarse como el fundamento constitucional de la norma general de
libertad; 2) el artículo 10.1 estipula como fundamento del orden político y la paz social,
junto a otros derechos inviolables como la dignidad humana, al libre desarrollo de la
personalidad, el cual es “la manifestación concreta de la libertad” y; 3) otros preceptos
constitucionales concretos, como la libertad ideológica (art. 16), y otros, que
interpretados en sentido amplio, pueden servir para deducir nuevos derechos
fundamentales.

Volviendo al caso mexicano, es evidente que la libertad constituye un principio y un valor


del propio ordenamiento jurídico, en virtud del lugar en el que se encuentra plasmado su
reconocimiento en la CPEUM, que es precisamente en el Título Primero, Capítulo I: “De los
derechos humanos y sus garantías”, artículo 1, el cual en lo conducente se lee: “(…) Está
prohibida la esclavitud en los Estados Unidos Mexicanos. Los esclavos del extranjero que
entren al territorio nacional alcanzarán, por este solo hecho, su libertad y la protección de
las leyes. Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el
género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la
religión, las opiniones, las preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente
contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y
libertades de las personas”. Por su parte Mario Herrera Zarate 589, estipula que la Ley
Fundamental mexicana, contiene tres tipos de valores: fundamentales, consecutivos e
instrumentales, y considera que el valor de la libertad es de tipo consecutivo o derivado, y
se configura como la facultad de las personas de hacer todo aquello que está permitido o
no está prohibido 590. Así mismo, Miguel de la Madrid 591 afirma que la Ley Fundamental

589
Herrera, Mario., op. cit., pp. 20 y 21.
590
Miguel Carbonell expresa, que existe en general un principio de libertad dentro del ordenamiento
jurídico mexicano, que dice que las personas pueden conducirse como deseen siempre y cuando no existan
reglas, las cuales son el límite. Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., p. 310.

185
mexicana también alberga tres tipos de valores, los cuales son: personales, colectivos y
públicos, de entre ellos el valor de la libertad es fundamental y encabeza la lista de los
valores personales, y se deducen del capítulo I, de la CPEU.

Jurisprudencialmente, podemos aludir a un pronunciamiento que hizo la Primera Sala de


la SCJN, en noviembre de 2011 592, en el siguiente sentido: “…es necesario ubicar aquellos
preceptos constitucionales que protegen los valores de los que este modelo se nutre. Para
ello en primer lugar, es imprescindible referirse al artículo 1ro. Constitucional…”. Ahora
bien, del presente pronunciamiento podemos afirmar aún más, que la libertad en el
ordenamiento jurídico mexicano consagra un valor, sin entrar en detalles sobre su
jerarquía, es decir, si tiene calidad de valor supremo como lo establece Miguel de la
Madrid, o como valor consecutivo, como lo señala Mario Herrera. Lo que sí es una
realidad, es que no es posible deducir de manera lógica que exista una “norma general de
libertad” en éste ordenamiento jurídico.

4.4.3 Derecho al libre desarrollo de la personalidad.


El derecho al libre desarrollo de la personalidad tiene su fundamento en la dignidad
humana, como derecho fundamental superior reconocido por el orden jurídico
mexicano 593, mismo que es garantizado a través de otros derechos como el del libre
desarrollo de la personalidad; el cual permite que los individuos alcancen un estado de
plenitud física y mental 594. A su vez, el derecho al libre desarrollo de la personalidad
constituye la expresión jurídica del principio liberal de “autonomía de la persona”, de

591
De la Madrid, Miguel. Constitución, Estado de derecho y democracia. México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, UNAM: Serie Doctrina Jurídica, núm. 187, 2004, p. 267.
592
Tesis Aislada. 1ª. CCXXIV/2011. DERECHO PENAL DE ACTO. RAZONES POR LAS CUALES LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS SE DECANTA POR DICHO PARADIGMA (INTERPRETACIÓN
SISTEMÁTICA DE LOS ARTÍCULO 1º, 14, TÉRCER PÁRRAFO, 18, SEGUNDO PÁRRAFO, Y 22, PRIMER PÁRRAFO.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, noviembre de
2011, p. 197. Registro IUS. 160694.
593
Tesis Aislada.1ª. LXVI/2009. DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE
COMPRENDE. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX,
diciembre de 2009, p. 7. Registro IUS. 165822.
594
Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO AL
EXIGIR LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO MATRIMONIAL VULNERA EL
DERECHO DE LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015,
p. 2076, Registro IUS. 2009512.

186
acuerdo con ello, se hace valiosa en sí misma la libre elección individual de planes de vida,
ya que el Estado tiene prohibido interferir en la elección de estos, debiéndose limitar a
crear instituciones que faciliten la persecución individual de planes de vida y la
satisfacción de los ideales de virtud que cada uno elija, así como impedir las inferencias de
otras personas en su persecución 595.

En la Norma Fundamental mexicana no existe disposición alguna que expresamente


reconozca el derecho al libre desarrollo de la personalidad. Sin embargo, dicho derecho es
reconocido en los diversos tratados internacionales que México ha suscrito, como lo es en
la Declaración Universal de los Derechos del Humanos, que a la letra señala: “Toda
persona, miembro de la sociedad, tiene derecho a…, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de la
personalidad” (artículo 22).

4.4.3.1 Concepto y contenido.


La existencia en un ordenamiento jurídico del derecho al libre desarrollo de la
personalidad presupone que cada individuo deba planear su vida como mejor le plazca, es
decir, que incluso, conlleva el simplemente no planearla 596. La SCJN ha determinado que
es “un derecho fundamental que permite a los individuos elegir materializar los planes de
vida que estimen convenientes” 597 . El cual implica según la misma Corte “el
reconocimiento de los derechos a la identidad personal, sexual, de género, pues a partir de
éstos el individuo se proyecta frente a sí mismo y dentro de una sociedad, se concluye que
la reasignación sexual que decida una persona transexual para adecuar su estado
psicosocial a su físico y de ahí, vivir en el sexo con el que se identifica plenamente y ser

595
Tesis Aislada.1ª./J. 28/2015. DIVORCIO NECESARIO. EL REGÍMEN DE DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO QUE
EXIGE LA ACREEDITACIÓN DE CAUSALES, VULNERA EL DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA
PERSONALIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. 1,
julio de 2015, p. 570, Registro IUS. 2009591.
596
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 52.
597
Tesis Aislada.1ª./J. 28/2015. DIVORCIO NECESARIO. EL REGÍMEN DE DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO QUE
EXIGE LA ACREEDITACIÓN DE CAUSALES, VULNERA EL DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA
PERSONALIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. 1,
julio de 2015, p. 570, Registro IUS. 2009591.

187
reconocido como tal por los demás, constituye una decisión que forma parte del libre
desarrollo de la personalidad” 598.

Se observa claramente de las precisiones anteriores, que el derecho al libre desarrollo de


la personalidad integra tres elementos 599: 1) la libertad general de actuar; 2) la autonomía
(que implica autodeterminación) y; 3) la libertad de elección u opción. Lo anterior, incluye
la libertad de hacer o no, lo que se desea y estima pertinente de acuerdo a los anhelos a
cada ser humano. Sumado a lo anterior, la SCJN determinó que éste derecho comprende,
entre otras expresiones, “la libertad de contraer matrimonio o de no hacerlo; de procrear
hijos y cuantos, o bien, decidir no tenerlos; de escoger su apariencia personal; su profesión
o actividad laboral, así como la libre opción sexual, en tanto que todos estos aspectos son
parte de la forma en que una persona desea proyectarse o vivir su vida y que, por tanto,
solo a ella corresponde decidir autónomamente.” 600

En último lugar, y respecto al tema que nos ocupa, en afinidad con José Rubén Herrera
Ocegueda 601, si el derecho al libre desarrollo de la personalidad conlleva la facultad del
individuo para realizarse íntegramente, entonces, cuando esto ya no es posible, tras llevar
una vida sin calidad, con graves sufrimientos producto de una enfermedad incurable y/o
terminal, cobra sentido el derecho aludido, ya que implica la facultad de disponer de su
propia vida, al no poder realizarse íntegramente.

598
Tesis Aislada. P.LXIX/2009. REASIGNACIÓN SEXUAL. ES UNA DECISIÓN QUE FORMA PARTE DE LOS
DERECHOS AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Pleno. Novena Época, México, t. XXX, enero de 2009, p. 17, Registro IUS. 165698.
599
Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO AL
EXIGIR LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO MATRIMONIAL VULNERA EL
DERECHO DE LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015,
p. 2076, Registro IUS. 2009512.
600
Tesis Aislada.1ª. LXVI/2009. DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE
COMPRENDE. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX,
diciembre de 2009, p. 7. Registro IUS. 165822.
601
Herrera, José., op. cit., p. 120.

188
4.4.3.2 Titularidad, ejercicio y límites.
En cuanto a la titularidad del derecho al libre desarrollo de la personalidad, le corresponde
a todas las personas físicas, ya que su titularidad es inherente a la calidad de persona, es
decir, engloba a nacionales, extranjeros o apátridas 602. Entendiendo que el ejercicio de
éste derecho no es absoluto como cualquier otro derecho 603, existiendo dos clases de
límites para el presente derecho: 1) independientes o abstractos, los cuales se refieren al
respeto al derecho de los demás, o sea, los derechos a terceros, a su vez, que no se
lesionen otros bienes y valores constitucionales y; 2) dependientes o concretos, son
aquellos que dependen del caso concreto y por tanto, la ponderación será de acuerdo a la
situación en análisis 604.

Resulta una obviedad decir que los menores e incapaces están desprovistos de capacidad
de ejercicio, al menos para ejercer este derecho a plenitud. Sin embargo, David Guinea
señala 605 que respecto al ejercicio de los derechos de la personalidad, se puede evocar a la
propia vocación de los mismos, lo que es una pauta que marca la necesidad de su ejercicio
lo más pronto posible. No se trata solo de reconocerles la titularidad del derecho a los
menores, sino de respetarles efectivamente esa titularidad y limitarles el ejercicio de sus
derechos solo cuando sea rigurosamente necesario. Ya que respecto al derecho al libre
desarrollo de la personalidad, habría que tener en cuenta que los rasgos distintivos de la
personalidad se adquieren en la infancia y es precisamente ahí, cuando el individuo se
hace consciente de su personalidad.

602
Cfr. Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 54.
603
La Primera Sala de la SCJN, ha determinado que los límites del derecho al libre desarrollo de la
personalidad son exclusivamente el orden público y los derechos de terceros. Tesis Aislada.1ª./J. 28/2015.
DIVORCIO NECESARIO. EL REGÍMEN DE DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO QUE EXIGE LA ACREEDITACIÓN DE
CAUSALES, VULNERA EL DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. 1, julio de 2015, p. 570, Registro IUS.
2009591.
604
Cfr. Molero, Ma. del Pilar., op. cit., pp. 54 y 55.
605
Guinea, David. “Conceptos jurídicos indeterminados en la Ley Orgánica 1/1996 de Protección Jurídica del
Menor”. En González, José y otro. (Coords.). Libro homenaje al profesor Manuel Albaladejo García. Tomo I.
España. Colegio de Registradores de la Propiedad y Mercantiles de España y Servicio de Publicaciones
Universidad de Murcia, 2004, pp. 2269-2271.

189
4.4.4 Derecho a la libertad ideológica.
Las libertades ideológica y religiosa son derechos de la esfera personal 606. Éstos derechos
conllevan libertades diferentes, independientemente de que sean contempladas en los
textos constitucionales de manera conjunta y les otorguen un mismo tratamiento607,
como sucede en la mayoría de los ordenamientos jurídicos, no siendo excepción el caso de
México, en el que ambas libertades son contempladas en el artículo 24 de la Constitución
mexicana, que reza así: “Artículo 24. Toda persona tiene derecho a la libertad de
convicciones éticas, de conciencia y de religión, y a tener o adoptar, en su caso, la de su
agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o colectivamente, tanto en
público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del culto respectivo,
siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley. Nadie podrá utilizar los
actos públicos de expresión de esta libertad con fines políticos, de proselitismo o de
propaganda política”. Por tanto, la Ley Suprema protege el desarrollo de ideas, actitudes y
planes de vida religiosos y agnósticos, y a su vez, permite que los individuos se reúnan o
no, para ceremonias, devociones o cultos.

Ambas libertades según Eduardo Espín 608, pueden considerarse manifestación genérica de
la libertad de pensamiento, la cual se consagra como la facultad que tiene toda persona a
mantener libremente sus propias ideas y convicciones y a manifestarlas externamente
mediante actos o palabras. La afirmación anterior, resulta contraria a lo expresado por
Carlos Colautti 609 quien manifiesta que la libertad religiosa tiene tres aspectos: la libertad
de conciencia o pensamiento, de culto, y de expresión religiosa.

A nuestra justipreciación de las cosas, la libertad ideológica y religiosa, son disímiles, como
bien se afirmó al inicio del presente apartado. Por tanto, no puede ser una manifestación

606
Espín Eduardo señala que los derechos de la esfera personal son aquellos que afectan a la propia
persona, desde su identidad psicológica, intelectual, física y material. Espín, Eduardo. “Los derechos de la
esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op. cit., p. 185.
607
Íbid., p. 191.
608
Ídem.
609
Colautti, Carlos. Derechos humanos constitucionales. Buenos Aires, Rubinzal-Culzani Editores, 1999, p.
125.

190
de la otra, es decir, no podemos congeniar con la idea de que la libertad ideológica sea
una manifestación de la libertad religiosa, ya que salvaguardan derechos distintos.

4.4.4.1 Concepto y contenido.


La libertad ideológica se define según Espín 610 como: “el derecho a mantener las ideas y
convicciones de cualquier tipo sobre la sociedad y la comunidad política”. Por su parte, el
más alto Tribunal mexicano la define como: “la capacidad de los individuos para
desarrollar y actuar de conformidad con su particular visión del mundo, en el que quede
definida la relación del hombre con lo divino” 611. Por su parte, Miguel Carbonell 612 apunta
que consiste: “en la posibilidad de que toda persona tenga su propia cosmovisión y
entienda de la forma que quiera su papel en el mundo, su misión-si es que se considera que
tiene alguna-en la vida y en el lugar de los seres humanos en el universo”. La libertad
ideológica es sostenida por el valor de la tolerancia, el cual exige el respeto a la otredad en
cuanto a sus conductas, nos parezcan o no 613.

Por su parte, la libertad religiosa se crea como salvaguarda de todos los seres humanos
para que tengan la libertad suficiente de asumir sus creencias y prácticas religiosas que le
satisfagan 614. Consiste 615 en la facultad de conservar y defender ideas sobre el origen y la
existencia del hombre, el creador del universo, entre otras análogas.

Ambas libertades tienen una doble faceta o dimensión 616, una interna y otra externa. La
interna se da en el fuero interno de la persona, por lo cual resulta ser ilimitada, ya que el
Estado no cuenta con medios directos para cambiar, imponer o eliminar lo que el
individuo desarrolla en su más irreductible ámbito de intimidad, su pensamiento. Además,

610
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., p. 191.
611
Tesis Aislada. 1ª. LX/2007. LIBERTAD RELIGIOSA. SUS DIFERENTES FACETAS. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Primera Sala. Novena Época, México, t. XXV, febrero de 2007, p. 654, Registro IUS.
173253.
612
Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., p. 519.
613
Íbid., pp. 519 y 520.
614
Íbid., p. 523.
615
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., pp. 191 y 192.
616
En este sentido se pronuncian innumerables doctrinarios, en España podemos citar a Eduardo Espín.
Ídem. Y en México Miguel Carbonell, Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., p. 520.

191
el artículo 1 de la CPEUM, prohíbe la discriminación por credo, religión o ideología 617. La
dimensión externa se da en cuanto que la libertad religiosa tiene características
específicas que se encierran en la libertad de culto, empero este no es objeto de análisis
en el presente estudio de investigación. En cambio, el fuero externo de la libertad
ideológica, se mezcla con el de la libertad de expresión, de enseñanza, de reunión,
manifestación y asociación. Lo anterior de ninguna manera significa que la libertad
ideológica en su faceta externa no tenga contenido y manifestación, sino que ésta
manifestación al exterior se materializa en una actuación simultánea con la libertad de
expresión o de enseñanza, por citar algunas 618 . Según Miguel Carbonell 619 las
manifestaciones externas de la libertad ideológica son las siguientes:

a) La libre tenencia de opiniones y creencias, encierra la aptitud de que tenga o deje


de tener algunas convicciones, y éstas sean inmunes frente a cualquier
intervención, prohibición o coacción, siempre y cuando no trasgredan ningún
límite constitucional, al manifestarse por medio de actos.

b) Derecho a pertenecer a grupos o asociaciones orientados por convicciones o


creencias; refiriéndonos en este caso a la dimensión colectiva de este derecho,
permitiendo ésta libertad, la posibilidad de pertenecer o dejar de pertenecer a
cualquier tipo de minoría, por iconoclasta que le parezca a la mayoría.

c) Derecho a no declarar sobre la propia ideología o sobre creencias personales. Esta


manifestación resulta trascendental para evitar discriminación. Como
manifestaciones concretas de lo anterior, podemos citar el secreto al voto,
garantizado por la legislación electoral vigente y la protección contra la difusión de
datos personales.

617
Art.1, último párrafo: “Queda prohibida toda discriminación motivada por origen étnico o nacional, el
género, la edad, las discapacidades, la condición social, las condiciones de salud, la religión, las opiniones, las
preferencias sexuales, el estado civil o cualquier otra que atente contra la dignidad humana y tenga por
objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas”.
618
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., pp. 192 y 193.
619
Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., pp. 520-522.

192
d) Libre conformación de opiniones, convicciones y creencias. Este derecho no solo
busca proteger el tener creencias, sino también la posibilidad de buscar los
elementos para crearlas; ejemplificando, para ejercer el derecho a la educación,
los padres puedan recibir información fidedigna para elegir el modelo educativo de
sus hijos.

e) Libertad de comunicación de ideas y opiniones; el cual guarda estrecha conexión


con la libertad de expresión, donde encuentra sustento la libertad de cátedra.

f) Libertad para arreglar la propia conducta a las creencias u opiniones que se


tengan; esto supone la libertad de culto, o el derecho a la objeción de conciencia,
la posibilidad de impedir que se le suministre determinados tratamientos o la
práctica de la eutanasia, objeto de nuestro estudio.

Según el autor en referencia 620, la libertad ideológica es la matriz por medio del cual se
pueden desarrollar otros derechos como la libertad religiosa y los derechos
multiculturales, ya que permite a las personas o grupos de éstas, establecer sus propios
modelos de vida, impidiendo que nadie se los pueda cambiar, aunque al parecer sean más
“evolucionados” u “ortodoxos”. La tolerancia hacia esos individuos o grupos, deviene de la
libertad ideológica que permite abatir los prejuicios de antaño y la discriminación hacia
estas minorías. Asimismo, a partir de la libertad ideológica se pueden adquirir algunos
derechos relacionados con la participación política, como mantener y expresar ideologías,
incluso, crear un nuevo partido político, entre otras actividades. En suma la libertad
ideológica constituye un principio del Estado constitucional, democrático y evolucionado.

Las libertades ideológica y religiosa también han sido recogidas por instrumentos de corte
internacional, como es el caso de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la
que establece: “Artículo 18. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de
conciencia y de religión; este derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de
creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual y

620
Íbid., p. 522.

193
colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y
la observancia”.

4.4.4.2 Titularidad, ejercicio y límites.


La titularidad del derecho a la libertad ideológica se le reconoce a todos, sin embargo, el
ejercicio de ese derecho establece algunas limitaciones, como el respeto del orden público
protegido por la ley. En el caso de la libertad religiosa, la ley establece limitaciones
expresas en cuanto a su ejercicio, empero, como se ha mencionado, no es objeto central
de lo investigado. Por su parte, Ana Valero 621 establece que independientemente de que
todas las personas sean titulares del derecho a la libertad de pensamiento y a los derechos
que se desprenden de éste, como la libertad ideológica y religiosa; la capacidad de obrar
de los menores de edad, reviste una particularidad, a lo cual señala que ésta dependerá
del grado de madurez alcanzado por el menor, que determinará su capacidad para asumir
determinada ideología o credo religioso, aunque en ocasiones la capacidad de obrar del
menor en este sentido y la capacidad de ejercicio establecida por la ley, no sean
coincidentes en una situación jurídica determinada.

4.4.5 Derecho a la integridad personal.


El derecho a la integridad personal es un derecho de la esfera personal 622, es un derecho
fundamental que emana del respeto a la vida y sano desarrollo de ésta 623; es un derecho
subjetivo, oponible a terceros. A juicio de Canosa Usera 624, el derecho a la integridad
personal, “implica el reconocimiento de la dignidad inherente al ser humano y, por lo
tanto, de la preservación física, psíquica y moral de toda persona, lo cual se traduce en el
derecho a no ser víctima de ningún dolor o sufrimiento físico, psicológico o moral”.

621
Valero, Ana. Constitución, libertad religiosa y minoría de edad. Un estudio a partir de la sentencia
154/2002, del Tribunal Constitucional. Valencia. Universitat de Valencia, 2004, pp. 75 y ss.
622
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., p. 185.
623
Guzmán, José. “El derecho a la integridad personal”. En Suprema Corte de Justicia de la Nación. Dignidad
Humana, Derecho a la vida…, op. cit., p. 88.
624
Canosa, Raúl. El derecho a la integridad personal. España, Lex Nova, 2006, p. 191.

194
Respecto del marco jurídico del derecho en estudio, en la Ley Fundamental mexicana no
existe disposición alguna que exprese el reconocimiento de dicho derecho; como sucede
en otras legislaciones, como la española, que en su propia Constitución, específicamente
en el numeral 15 625, establece en forma expresa dicho derecho. Sin embargo, en la Carta
Magna mexicana se contemplan prerrogativas de la persona que de alguna u otra forma
garantizan dicho derecho, como lo son las contenidas en los artículos 1, 14, 16, 19, 20 y
22 626, que en lo conducente expresan: Art.1. “En los Estados Unidos Mexicanos todas las
personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los
tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte, así como de las
garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en
los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece (….)”. Art. 14 “(…) Nadie
podrá ser privado de la libertad o de sus propiedades, posesiones o derechos, sino
mediante juicio seguido ante los tribunales previamente establecidos, en el que se cumplan
las formalidades esenciales del procedimiento y conforme a las Leyes expedidas con
anterioridad al hecho. (…)”. Art. 16 “Nadie puede ser molestado en su persona, familia,
domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. (…)” Art. 19. “(…) Todo
mal tratamiento en la aprehensión o en las prisiones, toda molestia que se infiera sin
motivo legal, toda gabela o contribución, en las cárceles, son abusos que serán corregidos
por las leyes y reprimidos por las autoridades”. Art. 20, “El proceso penal será acusatorio y
oral. Se regirá por los principios de publicidad, contradicción, concentración, continuidad e
inmediación. (…).B. De los derechos de toda persona imputada: (…) II. A declarar o a
guardar silencio. Desde el momento de su detención se le harán saber los motivos de la
misma y su derecho a guardar silencio, el cual no podrá ser utilizado en su perjuicio. Queda
prohibida y será sancionada por la ley penal, toda incomunicación, intimidación o tortura.
La confesión rendida sin la asistencia del defensor carecerá de todo valor probatorio (…)”

625
“Artículo 15. Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso,
puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de
muerte, salvo lo que puedan disponer las leyes penales militares para tiempos de guerra.”
626
Suprema Corte De Justicia De La Nación. Dignidad Humana, Derecho a la vida…, op. cit., pp. 92 y ss.

195
Art. 22. “Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los
azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de
bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser
proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado. (…)”. De igual manera, la
Ley Federal para Prevenir y Sancionar la Tortura, de 27 de diciembre de 1991, tiene por
objeto la prevención y sanción de la tortura, cuyo ámbito espacial de validez es todo el
territorio nacional (Artículo 1).

De los anteriores preceptos se advierte que el presente derecho tiene una esfera positiva
y una negativa 627. La positiva se refiere a que los ciudadanos pueden exigir su protección.
La esfera negativa radica en la prohibición estatal a la tortura y a los tratos crueles,
inhumanos o degradantes, derecho que no se puede restringir ni suspender según lo
contempla el artículo 29 de la CPEUM 628. Además, el artículo 1, de la CPEUM, señala que
en los Estados Unidos Mexicanos todas las personas deben de gozar de las prerrogativas
que otorga la Constitución, como en los tratados internacionales de los que Estado
mexicano es parte, y como se verá enseguida, dicho derecho es contemplado en múltiples
tratados internacionales suscritos por México.

En el ámbito internacional, el derecho a la integridad personal se reconoce en diversos


instrumentos de forma expresa o tácita, como en la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (artículo 5)629; la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre
(artículos I 630, XXV 631 y XXVI632); el Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos

627
Íbid., 95.
628
“Artículo 29. (…) En los decretos que se expidan, no podrá restringirse ni suspenderse el ejercicio de los
derechos a la no discriminación, al reconocimiento de la personalidad jurídica, a la vida, a la integridad
personal, a la protección a la familia, al nombre, a la nacionalidad; los derechos de la niñez; los derechos
políticos; las libertades de pensamiento, conciencia y de profesar creencia religiosa alguna; el principio de
legalidad y retroactividad; la prohibición de la pena de muerte; la prohibición de la esclavitud y la
servidumbre; la prohibición de la desaparición forzada y la tortura; ni las garantías judiciales indispensables
para la protección de tales derechos (…)”.
629
“Artículo 5. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
630
“Artículo I.- Todo ser humano tiene derecho a la vida, a la libertad y a la integridad de su persona”.
631
“Artículo XXV. (…) Todo individuo que haya sido privado de su libertad tiene derecho a que el juez
verifique sin demora la legalidad de la medida y a ser juzgado sin dilación injustificada o, de lo contrario, a
ser puesto en libertad. Tiene derecho también a un tratamiento humano durante la privación de su libertad”.

196
(artículos 7 633 y 10 634); la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Artículo 5 635);
Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (Artículo 3 636); Convención
Sobre los Derechos del Niño (Artículos 37 637 y 40 638); Convención Interamericana para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Artículo 4 639) y; Principios
Rectores de los Desplazamientos Internos (Principio 11 640).

632
“Artículo XXVI. (…)Toda persona acusada de delito tiene derecho a ser oída en forma imparcial y pública, a
ser juzgada por tribunales anteriormente establecidos de acuerdo con leyes preexistentes y a que no se le
imponga penas crueles, infamantes o inusitadas”.
633
“Artículo 7. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. En
particular, nadie será sometido sin su libre consentimiento a experimentos médicos o científicos”.
634
“Artículo 10. 1. Toda persona privada de libertad será tratada humanamente y con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano. (…)”.
635
“Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal. 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su
integridad física, psíquica y moral. 2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles,
inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la
dignidad inherente al ser humano. 3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente. 4. Los
procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no condenadas. 5.
Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante tribunales
especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento. 6. Las penas privativas de la libertad
tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de los condenados”.
636
“Artículo 3. Derecho a la integridad de la persona. 1. Toda persona tiene derecho a su integridad física y
psíquica. 2. En el marco de la medicina y la biología se respetarán en particular: el consentimiento libre e
informado de la persona de que se trate, de acuerdo con las modalidades establecidas en la ley, la
prohibición de las prácticas eugenésicas, y en particular las que tienen por finalidad la selección de las
personas, la prohibición de que el cuerpo humano o partes del mismo en cuanto tales se conviertan en objeto
de lucro, la prohibición de la clonación reproductora de seres humanos”.
637
“Artículo 37. Los Estados Partes velarán porque: a) Ningún niño sea sometido a torturas ni a otros tratos o
penas crueles, inhumanas o degradantes. No se impondrá la pena capital ni la de prisión perpetua sin
posibilidad de excarcelación por delitos cometidos por menores de 18 años de edad; (…) c) Todo niño privado
de libertad sea tratado con la humanidad y el respeto que merece la dignidad inherente a la persona
humana, y de manera que se tengan en cuenta las necesidades de las personas de su edad. En particular,
todo niño privado de libertad estará separado de los adultos, a menos que ello se considere contrario al
interés superior del niño, y tendrá derecho a mantener contacto con su familia por medio de correspondencia
y de visitas, salvo en circunstancias excepcionales; (…)”.
638
Artículo 40. 1. Los Estados Partes reconocen el derecho de todo niño de quien se alegue que ha infringido
las leyes penales o a quien se acuse o declare culpable de haber infringido esas leyes a ser tratado de manera
acorde con el fomento de su sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los
derechos humanos y las libertades fundamentales de terceros y en la que se tengan en cuenta la edad del
niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma una función constructiva en
la sociedad.(…)”.
639
Artículo 4. Toda mujer tiene derecho al reconocimiento, goce, ejercicio y protección de todos los derechos
humanos y a las libertades consagradas por los instrumentos regionales e internacionales sobre derechos
humanos. Estos derechos comprenden, entre otros: (…) b. el derecho a que se respete su integridad física,
psíquica y moral (…)”.
640
“Principio 11. 1. Todo ser humano tiene derecho a la dignidad y a la integridad física, mental o moral”.

197
Como se puede apreciar, el derecho a la integridad personal es reconocido en el Estado
mexicano como derecho constitucional no escrito, toda vez que se infiere del texto
constitucional y de los tratados internacionales que nuestro país ha signado, tal como
sucede con el derecho a la vida. Ahondando, la SCJN 641 ha manifestado que el derecho a la
integridad personal es un derecho que se reconoce en el ordenamiento jurídico mexicano
como derecho absoluto 642 que pertenece al dominio del jus cogens internacional.

4.4.5.1 Concepto y contenido.


El derecho a la integridad personal es el “derecho que toda persona tiene a que se asegure
un trato acorde con su propia dignidad y a que se salvaguarden su bienestar físico,
psíquico y moral” 643. Del presente concepto, según la SCJN se deducen los siguientes
elementos: a) es un derecho cuya titularidad recae en todas las personas; b) encuentra su
fundamento en la dignidad humana, como hemos dicho, el ser humano posee una
intrínseca dignidad, misma que le permite gozar de determinados derechos, entre ellos a
la integridad personal y; c) conlleva a que se garantice el bienestar integral de todas las
personas, esto es, garantiza a la persona en todos sus ámbitos, físico, psíquico, y moral 644.

Efectivamente, como se ha resaltado y lo señala el máximo Tribunal mexicano 645, los


ámbitos del derecho a la integridad personal son tres, y de ellos emanan derechos
específicos, como:

641
Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. SU SENTIDO Y ALCANCE COMO PROHIBICIÓN CONSTITUYE UN
DERECHO ABSOLUTO, MIENTRAS QUE SUS CONSECUENCIAS Y EFECTOS PRODUCEN TANTO EN SU IMPACTO
DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS COMO DELITO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Primera Sala. Décima Época, México, t. I, mayo de 2014, p. 562, Registro IUS. 2006484.
Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. CONSTITUYE UNA CATEGORÍA ESPECIAL Y DE MAYOR GRAVEDAD QUE
IMPONE OBLIGACIÓN DE UN ESCRUTINIO ESTRICTO BAJO LOS ESTÁNDARES NACIONALES E
INTERNACIONALES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t.
I, mayo de 2014, p. 561, Registro IUS. 2006482.
642
Así mismo, en el dictamen recaído a la Facultad de Investigación 1/2007, solicitada por el Cámara de
Diputados del Congreso de la Unión, sobre un caso suscitado en el Estado de Oaxaca, la SCJN estableció que
el derecho a la integridad personal es un derecho fundamental absoluto de todos los mexicanos. Pág. 101,
del citado Dictamen. Facultad de Investigación 1/2007 (Dictamen). Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, t. XXXI, febrero de 2007, p. 149. Reg. IUS. 21995.
643
Suprema Corte De Justicia De La Nación. Dignidad Humana, Derecho a la vida… op. cit., pp. 91 y 92.
644
Ídem.
645
Íbid., pp. 102 y ss.

198
1) Derecho a la integridad física: el cual se colige como el derecho que salvaguarda el
cuerpo de la persona, en oposición a la esfera moral de la misma 646. Así pues, el
aspecto físico de la integridad personal salvaguarda al cuerpo y a la salud, para que
las personas puedan desplazarse en libertad, procurando la protección del cuerpo
humano en su aspecto anatómico, funcional y fisiológico de los diversos órganos
que lo componen 647. Es por ello que abarca los derechos: a no ser objeto de
amputaciones, no ser privado de algún sentido u órgano corporal, no sufrir
lesiones o heridas corporales, no ser torturado físicamente, no ser objeto de penas
o castigos corporales, no ver dañada su imagen externa, no ser sometido a
tratamientos o experimentos médicos científicos no consentidos, no ser
intervenido quirúrgicamente sin su consentimiento, y no ser víctima de violación
sexual.

2) Derecho a la integridad psíquica: mismo que se refiere a la salvaguarda de la


“psique” 648 de la personas, es decir, al alma de las mismas. Se consideran
violaciones a este derecho: la intimidación, las amenazas y el peligro real de
someter a una persona a lesiones físicas, la violación sexual, la desmoralización a
través de insultos o vejámenes, obligar a una persona a presenciar la tortura de
otra, la incomunicación y el aislamiento, provocar en la persona sentimientos de
inseguridad, frustración e impotencia, impedir a una persona dormir o descansar y
ocasionar sufrimiento a los familiares de víctimas directas de violaciones a
derechos humanos, por violaciones perpetradas contra seres queridos y las
posteriores actuaciones u omisiones de la autoridad estatal.

3) Derecho a la integridad moral: este derecho protege de las personas su obrar


respecto de su cosmovisión de la vida, es decir, la vida individual, lo que cada uno

646
Esto en virtud de la segunda definición de la RAE, respecto del vocablo “físico”, que a la letra se lee:
“Perteneciente o relativo a la Constitución y naturaleza corpórea, en contraposición a la moral”. Diccionario
de la Lengua Española..., op. cit., Tomo I, p. 1033.
647
Reyes, Alejandra. Derecho a la integridad. Bogotá, Defensoría del Pueblo, 2001, p. 18.
648
Diccionario de la Lengua Española..., op. cit., Tomo II, p. 1807.

199
considera bueno o malo y la posibilidad de obrar en consecuencia 649. Mismo
derecho que otorga a las personas las siguientes facultades: No ser sujeto de
humillaciones o vejaciones, no ser víctima de tratos degradantes, no sufrir
agresiones a su honra y reputación, no ser vulnerada en la intimidad, no ser
obligada a conducirse en contra de sus valores, convicciones o creencias y no ser
tratada como una cosa o como un medio para el cumplimiento de un fin.

La Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dictado cuantiosas resoluciones en


función de la violación al derecho a la integridad personal, como es el caso Blake vs.
Guatemala, donde la Corte resolvió textualmente lo que sigue: “Esta cuestión que plantea
la Comisión, solo puede ser examinada en relación con los familiares del señor Nicholas
Blake, ya que la violación de la integridad psíquica y moral de dichos familiares, es una
consecuencia directa de su desaparición forzada. Las circunstancias de dicha desaparición
generan sufrimiento y angustia, además de un sentimiento de inseguridad, frustración e
impotencia ante la abstención de las autoridades públicas de investigar los hechos. (…) Por
lo tanto, la Corte estima que tal sufrimiento, en detrimento de la integridad psíquica y
moral de los familiares del señor Nicholas Blake, constituye una violación, por parte del
Estado, del artículo 5 de la Convención en relación con el artículo 1.1 de la misma” 650.
Asimismo, el caso Bámaca Velázquez vs. Guatemala, en el que se manifestó así: “A lo
anterior habría que agregar que “el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a
los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel
e inhumano, lesivas de la integridad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo
detenido al respeto debido a la dignidad inherente al ser humano”. Esta incomunicación
produce en el detenido sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, lo coloca en una
situación de particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y arbitrariedad en
los centros de detención. Por todo ello, la Corte ha afirmado que, “en el Derecho

649
Esto en virtud de la definición de la RAE, respecto del vocablo “moral”, que a la letra se lee:
“Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto de vista de su obrar en relación con el
bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva”. Íbid., p. 1494.
650
Corte IDH Caso Blake vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998, Serie C No. 36.

200
Internacional de los Derechos Humanos (...) la incomunicación debe ser excepcional y (...)
su uso durante la detención puede constituir un acto contrario a la dignidad humana” 651.
De igual manera el caso González y otras vs. México, se resolvió: “Los derechos a la vida y
a la integridad personal revisten un carácter esencial en la Convención. De conformidad
con el artículo 27.2 del referido tratado, esos derechos forman parte del núcleo
inderogable, pues no pueden ser suspendidos en casos de guerra, peligro público u otras
amenazas” 652.

Como se puede observar, en los primeros dos casos la Corte Interamericana resolvió que
en un mismo hecho se habían lacerado los derechos a la integridad psíquica y moral, toda
vez que se encuentran estrechamente relacionadas, por contener ambos, derechos
referentes a la esfera interna de la persona.

Otro aspecto que reviste particular importancia respecto al derecho a la integridad


personal, es la prohibición de la tortura y de los tratos crueles e inhumanos, aunque ésta
no sea la única forma de violación de dicho derecho; sin embargo, esta prohibición es tan
substancial, que muchas legislaciones consideraron incorporar dicha prohibición en forma
expresa en su Ley Fundamental, así como en instrumentos de carácter internacional,
como se apuntaló en los temas anteriores.

La tortura es para la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles,


Inhumanos o Degradantes, lo siguiente 653 : “todo acto por el cual se inflija
intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o
mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de
castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o
coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de

651
Corte IDH Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre de 2000, Serie C
No. 70.
652
Corte IDH Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excepción preliminar, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009, Serie C No. 205.
653
Véase artículo 1.1. de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes.

201
discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infringidos por un funcionario
público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimiento que
sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean inherentes o
incidentales a estas. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier
instrumento internacional o legislación nacional que contenga o pueda contener
disposiciones de mayor alcance”. Es por ello, que conductas como la tortura vulneran los
tres aspectos de la integridad personal, es decir, la integridad física, psíquica, y
psicológica 654.

Del concepto anterior se realzan tres elementos de la tortura 655: a) elemento material, el
cual se configura por el dolor o sufrimiento físico o mental grave; b) elemento teleológico,
la conducta debe ser de tipo intencional con una finalidad, de entre las que destacan: la
de obtener información, lograr confesión, coaccionar o castigar 656 y; c) sujeto activo, es
quien inflige el sufrimiento, el cual debe ser servidor público o autoridad, o enviado por
estas.

En cuanto a la gravedad del dolor o el sufrimiento infligido, como elemento determinante


de la tortura, la CIDH 657 ha resuelto lo que sigue: “La infracción del derecho a la integridad
física y psíquica de las personas es una clase de violación que tiene diversas connotaciones
de grado y que abarca desde la tortura hasta otro tipo de vejámenes o tratos crueles,
inhumanos o degradantes cuyas secuelas físicas y psíquicas varían de intensidad según los
factores endógenos y exógenos que deberán ser demostrados en cada situación concreta
(…)” 658.

654
Suprema Corte De Justicia De La Nación. Dignidad Humana, Derecho a la vida…, op. cit., p. 114.
655
Íbid., pp. 115 y ss.
656
La tortura entonces, debe perseguir tres finalidades: indagar, intimidar o castigar (punitiva). Grima,
Vicente. Los delitos de tortura y de tratos degradantes por funcionarios públicos. Valencia, Tirant lo Blanch y
Universidad de Valencia, 1998, p. 117.
657
Corte IDH. Caso Loaiza Tamayo vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 27 de noviembre de 1998,
Serie C No. 42.
658
La SCJN citó a la Corte Interamericana en cuanto a la gravedad de la tortura. Tesis Aislada. 1ª. LVI/2015.
TORTURA. GRADOS DE VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA INTEGRIDAD FÍSICA. Semanario Judicial de la

202
Con relación a la jurisprudencia comparada, El TCE 659, ha señalado que la tortura y los
tratos inhumanos o degradantes son: “… en su significado jurídico, nociones graduadas de
una misma escala que, en todos sus tramos, denotan la causación, sean cuales fueren los
fines, de padecimientos físicos o psíquicos ilícitos e infligidos de modo vejatorio para quien
los sufre y con esa propia intención de vejar y doblegar la voluntad del sujeto paciente”.

Resulta oportuno precisar, que con certeza las penas previstas en el derecho penal causan
dolor y, en su caso, suponen una humillación para el sentenciado; empero, se distinguen
de la tortura y los tratos inhumanos o degradantes, tanto por su justificación y finalidad
(sanción y rehabilitación), como por la naturaleza de la aflicción efectuada, que de
ninguna manera afecta la esfera física de la persona 660.

En este sentido, la SCJN 661 ha sostenido que de acuerdo al marco constitucional y


convencional, los efectos de la tortura impactan en dos vertientes: La primera, en la
violación de derechos humanos; y la segunda, como delito. Por lo cual la misma Suprema
Corte, dispuso lo siguiente: “1. Las personas que denuncien actos de tortura tienen el
derecho a que las autoridades intervengan de forma expedita (...) 2. La obligación de
proteger ese derecho recae en todas las autoridades del país (...) 3. Atento al principio
interpretativo pro persona, para efectos del mencionado derecho, debe considerarse como
denuncia de un acto de tortura a todo tipo de noticia o aviso que sobre ese hecho se
formule ante cualquier autoridad con motivo de sus funciones. 4. Cuando una persona ha

Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1423, Registro IUS.
2008501.
659
TCE. 120/90, de 27 de junio. Derecho a la vida. Asistencia médica obligatoria.
660
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., p. 190.
661
Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. SU SENTIDO Y ALCANCE COMO PROHIBICIÓN CONSTITUYE UN
DERECHO ABSOLUTO, MIENTRAS QUE SUS CONSECUENCIAS Y EFECTOS PRODUCEN TANTO EN SU IMPACTO
DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS COMO DELITO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Primera Sala. Décima Época, México, t. I, mayo de 2014, p. 562, Registro IUS. 2006484.

203
sido sometida a coacción para quebrantar la expresión espontánea de su voluntad, deben
excluirse las pruebas obtenidas mediante la misma” 662.

En cuanto a la eutanasia, el tema que nos ocupa, Eduardo Espín Templado 663 arguye que:
“el derecho a la vida no comprende el de ponerle fin, pero el derecho a la integridad física
y moral sí abarca, sin duda alguna, la totalidad de la vida e incluye, por consiguiente, el
derecho a una muerte digna, como última fase de la vida humana. Y el derecho a la
integridad física y moral hasta la muerte ha de incluir –so riesgo, en caso contrario, de
concebir el derecho a la vida como un derecho contra el individuo supuestamente
protegido”. A su vez, agrega Espín, que el derecho a la integridad física también enmarca
el derecho a decidir sobre tratamientos médicos.

Por las consideraciones anteriores y en concordancia con José Rubén Herrea Ocegueda 664,
el ensañamiento terapéutico del que puede ser víctima una persona en etapa terminal
que padece dolores insoportables, en virtud del avance en la ciencia médica, es una
conducta que contempla un trato inhumano y degradante, sobre todo cuando las
personas tienen un deseo de morir a flor de piel, atentando además contra su dignidad.

4.4.5.2 Titularidad, ejercicio y límites.


Como ha quedado anotado, la titularidad del derecho a la integridad personal se le
reconoce a todas las personas físicas665. Para Raúl Canosa 666, como en el derecho a la vida,
en el derecho a la integridad personal “no hay puridad en el ejercicio del derecho”. Al
calificar al derecho como derecho de la personalidad, exige que el único ejercicio posible
sea el de la persona, uti singulis y no uti socius; cuyo bien jurídico es la persona física. Se
refiere a un derecho que se aproxima al núcleo de la dignidad humana, y es por ello que
es un derecho de defensa de la propia individualidad, es decir, no se proyecta en su

662
Ídem.
663
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., p. 190.
664
Herrera, José., op. cit., pp. 121 y 122.
665
Espín, Eduardo. “Los derechos de la esfera persona”. En López, Luis y otros. Derecho constitucional., op.
cit., pp. 185 y 186.
666
Canosa, Raúl. op. cit., pp. 133 y ss.

204
dimensión asociativa y, por ende, no cabe el ejercicio colectivo. Es también un derecho
reconocido a extranjeros, donde al legislador no le es permitido restringir su ejercicio.

4.4.6 Principio de autonomía de la voluntad, como principio de rango constitucional.


La autonomía de la voluntad 667 es un principio filosófico-jurídico que les dota a los seres
humanos un ámbito de libertad, dentro del cual pueden regular sus propios intereses,
permitiéndoles crear relaciones obligatorias entre ellos, que deberán ser reconocidas y
sancionadas por el ordenamiento jurídico de que se trate 668.

Miguel Carbonell 669, esboza que el principio de autonomía de la voluntad es: “un eje
vertebrador imprescindible para la articulación de las relaciones entre particulares”.
Señala Bilbao 670 que: “A nadie puede obligar a organizar su vida privada con arreglo a los
valores constitucionales. Es el precio que hay que pagar por preservar una sociedad de
hombres libres y responsables, con una capacidad de autodeterminarse”. Así mismo, el
principio de autonomía de libertad es una herramienta para armonizar los derechos en
colisión en una situación jurídica dada, para dilucidar si un derecho debe prevalecer sobre
los otros, constituyendo el hecho de estar en presencia de relaciones asimétricas entre los
sujetos de una situación jurídica 671. Cabe agregar, que la autonomía de la voluntad no
podría ser tan amplia en los casos en los que se le restrinja el acceso a una persona a un

667
El primer antecedente del principio de la autonomía de la voluntad se dio en Roma, con la voz de Ulpiano
“Quid enim tan congnum fidei humana, qua mea, quae inter eos placuerunt servare?”. (¿Qué cosa tan
conforme a la fe humana que cumplir los hombres lo que entre sí pactaron?). Empero no es hasta los siglos
XVII y XVIII, con su principal defensor Grocio, que este principio adquiere fisonomía propia. Es con Rosseau,
que éste principio alcanza un rango fundamental, en virtud del contrato social. Por ello, en el Código
Napoleónico o Código Civil Francés de 1804, se disponía, “artículo 1134. Los convenios legalmente
celebrados tienen fuerza de ley entre las partes”. Posteriormente, el rechazo que se dio sobre el
individualismo a ultranza y la necesidad de proteger intereses colectivos han llevado a imponer limitaciones.
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México y Editorial Porrúa.
“Enciclopedia Jurídica Mexicana”. Tomo I, México D.F. 2002, p. 442 y ss.
668
Ídem.
669
Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., p. 140.
670
Bilbao, Juan. La eficacia de los derechos fundamentales frente a particulares. Análisis de la jurisprudencia
del Tribunal Constitucional. En Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., pp. 140 y 141.
671
Ídem.

205
bien socialmente exiguo y la autonomía de la voluntad, según Miguel Carbonell 672,
siempre debe de ceder ante la dignidad humana.

Ana María Marcos 673 establece: “la autonomía que, desde un punto de vista general,
supone el reconocimiento del actuar autorresponsable, de que cada ser humano tiene el
derecho a determinar su propio destino vital y personal, con el respeto a sus propias
valoraciones y a su visión del mundo, incluso aunque se tenga la plena convicción de que
son erróneas y potencialmente perjudiciales para él, legitima en este caso concreto la
ayuda a morir”.

Según Ronald Dworkin 674, la Cláusula relativa al Debido Proceso, de la Decimocuarta


Enmienda a la Constitución estadounidense, recoge además de la libertad de orden, el
derecho a la (privacy) intimidad; además arguye que el derecho a la intimidad y al aborto,
“son en realidad, condiciones esenciales de una sociedad genuinamente libre”.

Jurisprudencialmente, la SCJN 675 ha apuntalado que el “principio de autonomía de la


voluntad goza de rango constitucional”, por lo que no debe ser reducido a un simple
principio del derecho civil. También arguyó que “el individuo como persona requiere el
respeto de su autodeterminación individual, por lo que si no existe libertad del individuo
para estructurar sus relaciones jurídicas de acuerdo con sus deseos, no se respeta la
autodeterminación de ese sujeto”.

Sobre la Jurisprudencia extranjera podemos citar el caso Planned Parenthood v. Casey,


1992, donde la Suprema Corte de EUA resolvió sobre la aplicación de la Decimocuarta
Enmienda de la Constitución relativa al derecho a la (privacy) intimidad, reconoció el

672
Carbonell, Miguel. Los derechos fundamentales…, op. cit., p. 141.
673
Marcos, Ana. La eutanasia estudio… op. cit., p. 178.
674
Dworkin, Ronald. El dominio de la vida…. (Trad. Ricardo Caracciolo y Víctor Ferreres), op. cit., pp. 158 y
ss.
675
Tesis Aislada. 1ª. CDXXV/2014. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD ES UN PRINCIPIO DE RANGO
CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I,
diciembre de 2014, p. 219, Registro IUS. 2008086.

206
principio general de privacidad a la reproducción, al control de embarazo y al aborto,
mismo que denominó principio de autonomía procreativa. En el mismo caso el Juez
Brennan al respecto adujo: “Si el derecho a la privacidad significa algo, es el derecho del
individuo, casado o soltero, a no sufrir la intromisión del Gobierno en materias que afectan
tan fundamentalmente a una persona, como la decisión de engendrar o la de tener un
hijo”. Él argumentó que muchas decisiones como las económicas o las políticas tienen un
impacto serio sobre los individuos, empero, hay decisiones fundamentales y se refieren al
valor fundamental de la vida humana en sí misma, como las procreativas. En este sentido
el Estado debe de respetar la autonomía de los individuos, y sus derivados como la
autonomía procreativa.

Después de las consideraciones anteriores, el principio de autonomía de la voluntad


impera en el Estado mexicano como principio de rango constitucional, mismo que le
permite a los individuos autodeterminarse, es decir, les reconoce a los individuos tomar
decisiones de todo tipo, fundamentales o no, como la de no seguir viviendo en virtud de
padecer dolores insoportables que ineluctablemente lo llevarán a la muerte.

4.5 Dignidad Humana en un Estado constitucional, democrático y secular.


Un Estado constitucional se caracteriza por la fuerza normativa de la Constitución, que
con su carácter vinculante irradia de sentido a todo el ordenamiento jurídico, además de
dotar de supremacía a la norma constitucional, con validez sustancial y formal. El Estado
constitucional se distingue por la operatividad de la Constitución frente a las antinomias y
lagunas, y la titularidad y ejercicio del Poder Judicial, como la última palabra de la propia
Constitución. Asimismo, el Estado constitucional tiene un fundamento ideológico basado
en los derechos fundamentales, los cuales deben tener la misma jerarquía, y cuyos límites
los conforman los otros derechos de su misma clase y cuando entran en colisión, la

207
ponderación respecto del caso concreto, es la llave maestra para resolver dicho
conflicto 676.

A partir de lo anterior, resulta evidente hacernos la subsecuente interrogante: ¿dónde


queda la dignidad humana en un Estado constitucional de derecho?, en nuestra opinión, la
respuesta resulta ser muy sencilla en el caso del Estado mexicano 677, ya que el origen, la
esencia, el fin, la base y condición de todos los derechos humanos, es el derecho
absolutamente fundamental de la dignidad humana 678, tal y como lo ha expresado el
máximo intérprete de la Ley Fundamental en nuestro país. Luego entonces, si el
fundamento ideológico del Estado constitucional, como apuntalamos en el parágrafo
anterior, son los derechos humanos, y éstos a su vez gravitan en la dignidad humana,
consideramos entonces, que el fundamento ideológico de un Estado constitucional de
derecho es la dignidad humana, o por lo menos en el Estado constitucional mexicano.

En efecto, la democracia como régimen político según Ilva Myriam Hoyos 679 abarca tres
consideraciones: a) poder participar en la formación de la voluntad política; b) poder
gobernar o acceder libremente a los diversos órganos del poder y; c) poder controlar al
gobierno de manera que los ciudadanos garanticen entre sí la efectiva protección de las
libertades públicas. Por lo anterior, un sistema o Estado democrático es concebido como
un régimen de libertad e igualdad, es por ello que gran parte de la doctrina ha nombrado
a algunos derechos humanos como “libertades públicas”. Consiguientemente, un sistema
democrático no debe desconocer la libertad esencial de la que goza la raza humana y
debe protegerla a través de esas libertades públicas, como lo son, la libertad de

676
Gil, Andrés. Estado constitucional de derecho y libertad religiosa. México. Revista Internacional de Teoría
Política y Jurídica. no. 3. Monográfico: El principio del Estado laico. UANL, FACDYC, Editorial Porrúa, EGAP y
Cátedra Estado de Derecho, 2010, pp. 121 y ss.
677
Jurisprudencia. 1.5º.C.J/30 (9ª.). DIGNIDAD HUMANA. DEFINICIÓN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. 3, septiembre de 2011, p.1528.
Registro IUS. 160870.
678
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.
679
Hoyos, Ilva., op. cit., pp. 141 y ss.

208
conciencia, religiosa, de trabajo, ideológica, de prensa, de cátedra, entre otras. Estas
libertades, vienen siendo una auténtica manifestación y garantía del principio de
autonomía y autodeterminación de la persona humana, y por ende, coincidiendo con la
autora en comento: “también son expresión de la dignidad humana y excelencia
humana” 680.

En abono, un Estado secular como lo vislumbra Andrés Gil 681, implica el reconocimiento
de la realidad del poder religioso, de una o varias religiones, recogiendo el fenómeno
espiritual, institucionalizando políticamente su existencia y resolviendo favorablemente la
relación del Estado con la comunidad religiosa de todo tipo. La característica principal de
un Estado secular es la flexibilidad con la que coexisten las diversas religiones, al no
trasgredir los derechos humanos y el orden constitucional, además promueve la
composición pluralista digna de toda sociedad democrática.

Dadas las consideraciones que anteceden, el Estado constitucional democrático y secular


actual, según Diego Valadés 682, resulta ser muy complejo, ya que exige que el Estado
salvaguarde y garantice al máximo los derechos humanos, con una visión incluyente,
ocupado de las minorías, no de las mayorías en una visión errónea de justicia, como lo
hizo el Estado mexicano por siglos. Además, este Estado debe desterrar la discriminación
en todas sus modalidades, recordando que la discriminación atenta contra la dignidad
humana, tal como lo establece el artículo 1 683, de la propia Constitución y ha sido
sostenido así por la SCJN 684.

680
Ídem.
681
Gil, Andrés. Estado constitucional de derecho…, op. cit., pp. 122 y 123.
682
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 137 y ss.
683
“Artículo 1o. En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos
reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado mexicano sea parte,
así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los
casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.”
684
Jurisprudencia. 1ª. /J. 37/2008. IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL DEBE HACER
UN ESCRUTINIO ESTRICTO DE LAS CLASIFICACIONES LEGISLATIVAS (INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1º. DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS). Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Primera Sala, t. XXVII, abril de 2008, p. 175. Registro IUS. 169877.

209
El Estado mexicano hasta la Constitución de 1917, salvaguardó el derecho a la libertad
ideológica y religiosa; solo para ilustrar, la Constitución de 1824, en su artículo 3,
manifestaba lo siguiente: “la religión de la nación mexicana es y será perpetuamente la
católica, apostólica, romana. La nación la protege por leyes sabias y prohíbe el ejercicio de
cualquier otra”. Así, podemos encontrar en las diversas legislaciones latinoamericanas
antiguas, normas tan aberrantes como la que acabamos de trascribir, basadas en ideas
judío-cristianas. Como sabemos, el Estado moderno se forjó con la secularización del
Estado, sin embargo, este canje ha sido paulatino, del que quedan todavía residuos en el
ordenamiento jurídico mexicano, como la prohibición del aborto en la mayoría de las
entidades federativas, la prohibición de la eutanasia activa directa en todo el territorio
nacional y de la eutanasia pasiva e indirecta en más de la mitad del país; estos y otros
ejemplos, resultan claves para darnos cuenta de la realidad en la que vivimos, en un
Estado a nuestro parecer, no del todo secularizado, ni democrático, ya que no se dota al
gobernado de todas las libertades, y por ende, no se respeta el principio de autonomía del
ser humano, y sobre todo la dignidad humana inherente a la raza humana.

A partir de lo anterior, es posible afirmar que desde nuestra perspectiva el Estado


mexicano denota tener un paternalismo desmedido o injustificado. Para estar en
posibilidad de entender la antepuesta afirmación, en principio tendríamos que explicar
qué es el paternalismo, y posteriormente explicar dicho concepto desde un punto de vista
jurídico, como a continuación se hace: un Estado paternalista es el que se comporta para
sus gobernados como un padre, pretendiendo saber lo que mejor conviene a sus
destinatarios 685 al impedir un catálogo de libertades amplio, timorato de que sus
beneficiarios puedan hacer mal uso de las libertades que la propia ley les confiere. A juicio
de Garzón Valdés686 el paternalismo es “la intervención coactiva en el comportamiento de
una persona a fin de evitar que se dañe a sí misma”; afirmando a su vez, que el
paternalismo jurídico se caracteriza por aseverar positivamente una prohibición jurídica

685
Sánchez, Enrique., op. cit. p. 186.
686
Garzón, Ernesto. ¿Es éticamente justificable el paternalismo jurídico? Universidad de Alicante. Área de
Filosofía del Derecho. Revista Doxa No. 5, 1988, pp. 155-173.

210
en contra de los destinatarios, en razón de impedir que los mismos se hagan un daño
físico, psíquico o económico; a modo de ejemplo, podemos aludir a las normas jurídicas
que obligan a los conductores de motocicletas que usen casco, o a los conductores de los
automóviles que usen cinturón de seguridad; situaciones que en determinados casos
resultan provechosas.

Por su parte, Manuel Atienza 687 critica a Garzón Valdés en los subsecuentes sentidos: a) la
introducción del vocablo “coactiva”, sumergido en el centro de la definición de
paternalismo, ya que Atienza considera que hay conductas paternalistas que no encierran
una coerción, restringiéndose indebidamente el concepto de paternalismo jurídico,
citando el ejemplo de un médico, o el mismo Estado, que omite informar al paciente de
algo, con base, no en una prohibición jurídica sino con base en una facultad y; b) el
descuido de considerar paternalistas las conductas que se derivan del perfeccionamiento
moral, eludiendo adscribir a la expresión “paternalismo”, carga emotiva de efectos
negativos. Por su parte, Garzón Valdés 688 responde, que aunque le parece intrascendente
la primera de la críticas aludidas por Atienza, está de acuerdo con la misma, añadiendo
que lo que verdaderamente importa es que la medida que se imponga sea contraria a la
voluntad del destinatario de la norma; respecto de la segunda crítica sostenida por
Manuel Atienza, Garzón Valdés arguye que se encuentra en profunda oposición, ya que en
ningún momento en su definición se refiere a un bien, habla del paternalismo con el
ánimo de evitar un daño, nunca con la idea de provocar un bien, locuciones que no
resultan equivalentes entre sí. Incrementando, que cuando se refiere a un daño, está
aludiendo a un concepto con carga moral que presupone la determinación previa de lo
que debiere ser considerado como valioso y digno de mención.

Ahora bien, después de aludir a los conceptos de paternalismo, y paternalismo jurídico, el


camino por recorrer será el de determinar qué tipo de paternalismo resulta justificado, y

687
Atienza, Manuel. Discutamos sobre paternalismo. Universidad de Alicante. Área de Filosofía del Derecho.
Revista Doxa No. 5, 1988, pp. 203-214.
688
Garzón, Ernesto. Sigamos discutiendo sobre el paternalismo. Universidad de Alicante. Área de Filosofía
del Derecho. Revista Doxa No. 5, 1988, pp. 215-219.

211
cuál injustificado. Para Gerald Dworkin 689 los Estados deben mantener una forma de
paternalismo limitado, como un medio de seguridad social que aceptarían las personas
racionales con el fin de protegerse. Por lo que para él la justificación del paternalismo
estatal pende del consentimiento de los individuos que son plenamente racionales en el
Estado de que se trate.

Por otra parte, Garzón Valdéz 690 alude que el paternalismo éticamente justificable, partirá
del grado de competencia de la persona a quien se dirige la conducta paternalista; es
decir, él se refiere a las situaciones excepcionales en las que los individuos son
desprovistos de competencia básica, pudiéndose suscitar lo anterior, a partir de lo
siguiente: a) cuando la persona desconoce elementos relevantes de la situación en la que
debe actuar; b) cuando su fuerza de voluntad se encuentra tan menguada que le impide
tomar sus propias decisiones; c) cuando tiene sus facultades mentales afectadas, ya sea
temporal o permanentemente; d) cuando se actúa bajo mandato o amenaza y; e) cuando
se acepta un determinado bien y no se utilizan los medios necesarios para salvaguardarlo,
pudiendo disponer sencillamente de ellos. Según el autor en referencia, esta
incompetencia debe contar con un soporte objetivo, y la sola verificación de la
incompetencia no basta para justificar el paternalismo, sino que se requiere un interés
benevolente en el que el individuo incompetente supere el déficit. Por lo que Garzón
Valdés 691 alude a dos requisitos que deben coexistir para justificar el paternalismo:
empírico (verificación de la incompetencia) y ético normativo (la incompetencia debe ser
realizada en aras de una mayor igualdad y autonomía.

Ahondando, Manuel Atienza 692 considera que se tendría que crear un criterio único de
justificación del paternalismo, mismo que debe ser complejo y debe incluir lo siguiente:

689
Dworkin, Gerald. “El paternalismo”. En J. Betegón y J.R. de Páramo (eds.). Derecho y Moral. Ensayos
Analíticos. (Trad. J.F. Malem Deña). Barcelona, Ariel Derecho, 1990. Versión Original: Dworkin, Gerald.
“Paternalism”, en R. Wasserstom (ed.). Morality and the law, Belmont, California, 1971, pp. 107-126.
690
Garzón, Ernesto. ¿Es éticamente justificable el paternalismo jurídico?, op. cit., pp. 165 y 166.
691
Ídem.
692
Atienza, Manuel. Discutamos sobre paternalismo., op. cit., p. 213-214.

212
una medida paternalista solo se justifica éticamente si promueve bienes de tipo primario
(como la igualdad); que sea aplicada a incompetentes básicos y pueda sospechar
racionalmente su aceptabilidad. Concluye Atienza 693 que la justificación del paternalismo
consiste en: “combinar una definición amplia de paternalismo, con un criterio estricto, lo
más estricto posible, de justificación ética de acciones o normas paternalistas”.

Por último, Sánchez Jiménez 694 sostiene que para que una conducta sea justificada, se
debe cumplimentar en forma conjunta lo siguiente: a) si se realiza con la intención de
impedir un daño a una persona o a una colectividad; b) si el individuo al que se aplica la
medida es incapaz o incompetente para prestar su consentimiento y se presume que lo
daría si estuviera en posibilidad de hacerlo y; c) si la medida resulta imprescindible para
superar el déficit de igualdad y autonomía de los incompetentes básicos. Razón por la cual
para el autor en comento, la medida paternalista estaría complementando dos principios:
1) en todos los casos en que se aplique la medida paternalista deben ser diáfanos los
efectos dañinos que se pretenden evitar y; 2) si existe una forma alterna de lograr los fines
deseados sin limitar la libertad de las personas, aun cuando esto suponga grandes gastos,
el Estado debe adoptarla.

A manera de colofón, en armonía con Paulette Dieterlen 695, el problema de la justificación


del paternalismo “radica en querer encontrar un criterio único. Habrá casos que el
argumento que funcione es el daño, otros casos, el de las capacidades básicas será el
mejor. Solo la investigación empírica de las cuestiones en que se encuentran las personas
afectadas por la acción paternalista podrá ayudarnos a elegir cuál de las justificaciones se
aplica mejor y por qué”. Asimismo, habríamos que advertir que en los países como
México, donde existen tantas desigualdades de todo tipo (sociales, culturales,
económicas, entre otras), los gobiernos se ven en la necesidad de adoptar acciones
paternalistas; sin embargo, ese paternalismo debe ser justificado o limitado, pero, ¿de

693
Idem.
694
Sánchez, Enrique., op. cit. p. 200.
695
Dieterlen, Paulette. Paternalismo y estado de bienestar. Universidad de Alicante. Área de Filosofía del
Derecho. Revista Doxa No. 5, 1988, pp. 175-194.

213
acuerdo a qué criterio?; como lo establece Paulette Dieterlen basado en la investigación
empírica, que para el caso de la eutanasia, el criterio a adoptar a nuestro juicio debería ser
el consenso, esto es, que sea aceptado por las personas racionales que habitan en el
Estado mexicano con el fin de protegerse como lo alude Dworkin, siendo coincidente con
la aceptabilidad social que señala Manuel Atienza, sin impedir la libertad de las personas
como lo sostiene Sánchez Jiménez, ya que como lo hemos discutido, un Estado secular,
democrático y constitucional de derecho, es entre otras cosas, el que le permite un
catálogo amplio de libertades a sus gobernados como expresión de la dignidad humana.

4.6 Objeción de conciencia, ¿un problema?


En diversas ocasiones, las creencias religiosas o ideológicas de los individuos entran en
colisión con las obligaciones jurídicas, lo que origina un conflicto de valores e intereses
que al derecho le importa resolver. Tales acaecimientos son los que provocan supuestos
de objeción de conciencia 696. La objeción de conciencia emana de lo más íntimo del ser
humano, como pueden ser sus convicciones religiosas, y aparentemente se contrapone al
orden jurídico que debe regir a una sociedad, el cual no debe quebrantarse, so riesgo de
alterar la paz social; ya que entran en juego principios como la libertad religiosa, la
vigencia y obligatoriedad de la ley, y la obligación que tiene todo individuo de seguir los
dictados de su propia conciencia, de tal forma que nunca actúe en contra de ella 697.

Para John Rawls 698, la objeción de conciencia es “el incumplimiento de un precepto legal o
administrativo, más o menos categórico que suele argüir razones religiosas o de moral
crítica o individual, es decir, razones de conciencia, para no obedecer al derecho”.

Por su parte, Joaquín Navarro Valls y Rafael Palomino la definen como: “toda pretensión
contraria a la normatividad por razones axiológicas no meramente psicológicas, de
contenido primordialmente religioso o ideológico, y tenga por objeto la intención menos

696
Andreu, Federico y otros., op. cit., pp. 310 y 311.
697
Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México y Editorial Porrúa.
“Enciclopedia Jurídica Mexicana”. Tomo V, México D.F., 2002, p. 295.
698
Rawls, John. Justicia como equidad. Materiales para una Teoría de la Justicia. (Trad. Miguel Ángel
Rodilla). Madrid, Editorial Tecnos, 1986, p. 90.

214
lesiva para la propia conciencia entre las alternativas previstas en la norma, eludir el
comportamiento contenido el imperativo legal o la sanción prevista por su incumplimiento,
o aceptando el mecanismo represivo, lograr la alteración de la ley contraria al personal
imperativo ético” 699.

En este corolario, la objeción de conciencia es la desobediencia a una ley en virtud de


convicciones morales individuales, donde no se busca reformar la ley, ni incumplirla, sino
que, la única finalidad es la congruencia entre el actuar y sentir de un ser humano. Actos
de objeción de conciencia se practican todos los días en México y otros países, cuando los
varones se niegan a realizar el servicio militar o enlistarse en el ejército en caso de guerra;
también, cuando los menores en la escuela o colegio se niegan a realizar honores a la
Bandera o cantar el Himno Nacional, independientemente del imperativo categórico de
sus profesores o directivos, y de la obligación jurídica preestablecida 700 ; asimismo,
negarse a una transfusión sanguínea, independientemente de las consecuencia fatales
que se puedan originar, o la negativa de los médicos a practicar abortos, no obstante la
permisión legal.

En virtud de lo anterior, la práctica de la objeción de conciencia es positiva en nuestro


país, empero, ¿jurídicamente es permitida la objeción de conciencia en México? Cabe
mencionar que la Ley Fundamental no garantiza de forma expresa el derecho a la objeción
de conciencia, y además, el máximo intérprete de la Constitución, no ha emitido opinión al
respecto; por lo cual, es menester echar una mirada más profunda al ordenamiento
jurídico mexicano. Ahora bien, la objeción de conciencia se fundamenta en las libertades
ideológica y religiosa contempladas en el numeral 24 de La Ley Suprema 701. Además, en el
ámbito federal la Norma Oficial Mexicana NOM, del 16 de septiembre de 2009, señala en
el punto 6.4.2.7, el permiso expreso de los médicos a la objeción de conciencia en el caso

699
Navarro, Rafael y Palomino, Rafael. Las objeciones de conciencia, en: Tratado de Derecho Eclesiástico.
Pamplona. EUNSA, 1994, p. 1095.
700
La Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional, al respecto aduce: “Artículo 46. Es obligatoria la
enseñanza del Himno Nacional en todos los planteles de educación primaria y secundaria”.
701
Art. 24 Constitucional: “Todo hombre es libre para profesor la creencia religiosa que más le agrade y para
practicar las ceremonias, devociones o actos de culto respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta
penados por la ley”.

215
del aborto; igualmente, en el ámbito local, la Ley de Salud para el Distrito Federal en su
numeral 16 bis 7 702, permite de forma expresa la objeción de conciencia a los médicos con
relación al aborto, las Leyes de Voluntad Anticipada para el D.F. (artículo 25); Coahuila
(artículo 13, párrafo tercero); San Luis Potosí (artículo 17); Aguascalientes (artículo 42);
Hidalgo (artículo 41); Nayarit (artículo 9); Guerrero (artículo 27); Colima (artículo 21); y
Estado de México (artículo 8 fracción III), regulan el derecho de los médicos a la objeción
de conciencia en todo lo relativo al cumplimiento de dichas leyes, es decir, en casos de
eutanasia pasiva o activa indirecta. Por el contrario la Ley de Asociaciones Religiosas y de
Culto Público, en su precepto 1, párrafo segundo, establece: “Las convicciones religiosas
no eximen en ningún caso del cumplimiento de las leyes del país. Nadie podrá alegar
motivos religiosos para evadir las responsabilidades y obligaciones prescritas en las leyes”;
la cual, pareciera prohibir la objeción de conciencia en todo el territorio nacional, siendo
legislación federal.

Respecto a los tratados internacionales de los que México es parte y consagran el derecho
a la libertad Ideológica y religiosa, podemos referirnos a la Declaración Universal de la
Derechos Humanos (Art. 18)703; al Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos
(Art. 18) 704; a la Convención Americana sobre Derechos Humanos (Art. 12)705 y; por

702
Art. 16 bis 7. Ley de Salud para el Distrito Federal. “Los prestadores de los servicios de salud a quienes
corresponda practicar la interrupción del embarazo en los casos permitidos en el Código Penal, y cuyas
creencias religiosas o convicciones personales sean contrarias a tal interrupción, podrán ser objetores de
conciencia y por tal razón excusarse de intervenir en la interrupción del embarazo, debiendo referir a la
mujer con un médico no objetor. Cuando sea urgente la interrupción del embarazo para salvaguardar la
salud o la vida de la mujer, no podrá invocarse la objeción de conciencia. Será obligación de las instituciones
públicas de salud garantizar la oportuna prestación de los servicios y la permanente disponibilidad de
personal no objetor de conciencia en la materia.”
703
Art. 18. “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este
derecho incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión
o su creencia, individual y colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el
culto y la observancia”.
704
Art 18. “1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este
derecho incluye la libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de su elección, así como la
libertad de manifestar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en
privado, mediante el culto, la celebración de los ritos, las prácticas y la enseñanza. 2. Nadie será objeto de
medidas coercitivas que puedan menoscabar su libertad de tener o de adoptar la religión o las creencias de
su elección. 3. La libertad de manifestar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a
las limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la
moral públicos, o los derechos y libertades fundamentales de los demás. 4. Los Estados Partes en el presente

216
último, a la Convención Sobre los Derechos del Niño (Art. 14) 706. Debiendo resaltar que
ninguno de estos instrumentos de corte internacional, consagra expresamente el derecho
a la objeción de conciencia.

En cuanto a la jurisprudencia extranjera, es oportuno citar la sentencia del TCE 15/1982 de


23 de abril, en la cual se reconoce que la objeción de conciencia es un derecho
constitucional, siendo una manifestación de la libertad de conciencia. Además, la
resolución enfatiza que el contenido del derecho de objeción de conciencia no garantiza la
abstención del objetor, sino solo del derecho a ser declarado exento del deber.
Posteriormente, el mismo tribunal en la sentencia 53/1985 de 11 de abril, reafirma el
derecho constitucional de la objeción de conciencia y arguye que dicho derecho parte del
contenido del derecho fundamental a la libertad ideológica y religiosa.

En lo tocante a la jurisprudencia internacional, es preciso mencionar la sentencia emitida


por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (Comisión IDH), en el caso Cristián
Daniel Sahli Vera y otros vs. Chile 707, en la que resolvió: “En el sistema interamericano,
hasta ahora no se ha dictaminado en casos sobre la cuestión de la objeción de conciencia y
la Comisión solo ha hecho referencia a la cuestión fuera del contexto de las peticiones
individuales. Dado que las Naciones Unidas y el sistema europeo han debido interpretar

Pacto se comprometen a respetar la libertad de los padres y, en su caso, de los tutores legales, para
garantizar que los hijos reciban la educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias
convicciones”.
705
Art. 12. “1. Toda persona tiene derecho a la libertad de conciencia y de religión. Este derecho implica la
libertad de conservar su religión o sus creencias, o de cambiar de religión o de creencias, así como la libertad
de profesar y divulgar su religión o sus creencias, individual o colectivamente, tanto en público como en
privado. 2. Nadie puede ser objeto de medidas restrictivas que puedan menoscabar la libertad de conservar
su religión o sus creencias o de cambiar de religión o de creencias. 3. La libertad de manifestar la propia
religión y las propias creencias está sujeta únicamente a las limitaciones prescritas por la ley y que sean
necesarias para proteger la seguridad, el orden, la salud o la moral públicos o los derechos o libertades de
los demás. 4. Los padres, y en su caso los tutores, tienen derecho a que sus hijos o pupilos reciban la
educación religiosa y moral que esté de acuerdo con sus propias convicciones”.
706
Art. 14. “1. Los Estados Partes respetarán el derecho del niño a la libertad de pensamiento, de conciencia
y de religión. 2. Los Estados Partes respetarán los derechos y deberes de los padres y, en su caso, de los
representantes legales, de guiar al niño en el ejercicio de su derecho de modo conforme a la evolución de sus
facultades. 3. La libertad de profesar la propia religión o las propias creencias estará sujeta únicamente a las
limitaciones prescritas por la ley que sean necesarias para proteger la seguridad, el orden, la moral o la salud
públicos o los derechos y libertades fundamentales de los demás”.
707
Comisión IDH. Caso 12.219. Cristián Daniel Sahli Vera y otros. vs. Chile. Fondo. Sentencia de 10 de marzo
de 2005, Informe número 43/05.

217
disposiciones similares de sus respectivos instrumentos de derechos humanos, un breve
examen de su jurisprudencia puede servir de orientación en este caso. La Convención
Americana no crea y ni siquiera menciona expresamente el derecho de “objeción de
conciencia”, el alegado derecho a no ser obligado a cumplir, por razones de conciencia, las
imposiciones de la ley. El término “objetores de conciencia” solo aparece una vez en la
Convención Americana. En el artículo 12, que establece el derecho a la libertad de
conciencia y religión, no se hace mención explícita al término “objeción de conciencia”,
sino que se hace referencia al mismo en el artículo que define el trabajo forzado u
obligatorio. El artículo 6 de la Convención Americana define el derecho a ser libre de la
esclavitud o de la servidumbre involuntaria, y el artículo 6(3)(b), siguiendo el Convenio Nº
29 de la OIT sobre la misma materia, expresamente excluye de la definición de trabajo
forzado o compulsivo el “servicio militar y, en los países que reconocen a los objetores de
conciencia 708, el servicio nacional que la ley prevea en lugar del servicio militar.” En suma,
y conforme al análisis resumido que se realiza a continuación, la jurisprudencia
internacional de derechos humanos reconoce la condición de objetor de conciencia en los
países que prevén dicha condición en sus leyes nacionales. En los países que no prevén la
condición de objetor de conciencia, los órganos internacionales de derechos humanos
concluyen que no existe violación del derecho a la libertad de pensamiento, conciencia o
religión” 709.

Con la intención de dar respuesta a la interrogante inicial del presente tema, en México
está garantizado el derecho constitucional a la objeción de conciencia, cuyo fundamento
es la libertad ideológica y religiosa, reconocida por la misma Constitución y por diversos
instrumentos internacionales. Asimismo, la objeción de conciencia en México, sí está
dotada de regulación jurídica expresa en los casos de aborto y de voluntad anticipada, en
las entidades federativas que se permite. En virtud de lo anterior, es menester dejar en
claro, que la objeción de conciencia no sería un problema en nuestro país en caso de que
se decidiera legislar sobre la eutanasia activa, ya que ésta se podría incluir en la misma ley,

708
El subrayado viene en el texto original, así como las comillas intermedias. Ídem.
709
Comisión IDH. Caso 12.219. Cristián Daniel Sahli Vera y otros. vs. Chile. Fondo. Sentencia de 10 de marzo
de 2005, Informe número 43/05.

218
o bien, podría darse la aplicación analógica de la misma en virtud de los demás textos
legales que sí la contemplan al interior del propio sistema, salvaguardando así, el derecho
de los médicos a la objeción de conciencia y, al mismo tiempo, protegiendo el derecho a
morir con dignidad de los enfermos terminales con graves sufrimientos físicos.

4.7 Experiencias indicadoras del derecho extranjero sobre el contexto eutanásico.


Ponemos de manifiesto las enriquecedoras experiencias del derecho extranjero con
referencia al contexto eutanásico, dentro de las que aludiremos al caso de España en el
que no se ha despenalizado la eutanasia activa directa, ni el suicidio asistido, sin embargo,
se ha elaborado jurisprudencia merecedora de hacer notar, además de algunos casos que
han dado la vuelta al mundo y resultan de obligada referencia. También analizaremos las
diversas leyes sobre suicidio asistido de la Unión Americana (Ley de Oregón, Washington,
Vermont y California) y las sentencias que consideramos más interesantes en aquél país,
aunque las mismas se encuentren ya lejanas en tiempo. Asimismo, comentaremos las
leyes de Holanda, Bélgica y Luxemburgo, las primeras en su tipo en la Unión Europea;
examinaremos también, el gran fracaso de Australia con relación a la eutanasia; los
grandes silencios de los ordenamientos jurídicos Alemán, Suizo y Uruguayo; el caso de la
inglesa Diane Pretty, el cual llegó hasta la Corte Europea de Derechos Humanos y; por
último, las maravillosas y atrevidas sentencias de Colombia C-239/97, de 20 de mayo de
1997 y, de Canadá Carter v. Canadá, de 6 de febrero de 2015.

4.7.1 Estados Unidos de Norteamérica.


En la Unión Americana a la fecha, cuatro Estados han legislado sobre el suicidio asistido,
Oregón, Washington, Vermont y recientemente el Estado de California. El primero en
legislar fue el Estado de Oregón en el año de 1994 y desde entonces, se han presentado
más de cien iniciativas en todo el país 710. Asimismo, cabe hacer mención de la amplia y
atrayente jurisprudencia relativa a la eutanasia con la que cuenta este país, sobre la cual
haremos un breve análisis. Además, examinaremos la sentencia Baxter v. Montana que

710
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 94.

219
emitió la Suprema Corte de Montana 711, por medio de la cual los habitantes de ese
Estado, tienen derecho al suicidio medicamente asistido, sin contar con una ley específica.

En Oregón en noviembre de 1994 712 se aprobó por referéndum 713, la Death whit Dignity
Act, que legalizó la ayuda médica al suicidio (physican-Assisted suicide). Coincidiendo con
Rey Martínez 714 y Diego Valadés715; resulta merecedor de mención el hecho de que la
presente ley no la haya aprobado el poder legislativo estatal, sino el Pueblo. Esta ley,
permite únicamente a los enfermos terminales, mayores de edad, competentes
mentalmente, bien informados (sobre diagnóstico, pronósticos, riesgos potenciales,
alternativas, control del dolor, entre otros aspectos.) y residentes de Oregón, solicitar por
escrito el suministro de fármacos que les apoyen a morir. La misma ley establece
requisitos específicos que impiden los posibles abusos. También establece que el paciente
debe ser capaz de comunicarse de manera directa o indirecta a través de quien pueda
interpretarlo (art.1). Además, la dosis letal no puede ser administrada por el médico sino
por el propio paciente. Los requisitos que establece la citada ley son: que tenga un
pronóstico de menos de seis meses de vida, solicitar la prescripción de una dosis letal de
drogas para poner fin a un sufrimiento insoportable (art. 2), dos médicos especialistas
deben afirmar el carácter incurable e irreversible de la enfermedad y la condición terminal
del paciente, siendo estos, su médico, y uno ajeno; la solicitud debe ser formulada al
menos en tres ocasiones, y la segunda ha de ser por escrito y ante dos testigos (uno de
ellos no puede ser pariente del enfermo, ni tener intereses económicos que deriven de su
muerte, ni estar relacionados con los servicios de salud; asimismo, tampoco puede ser

711
Baxter v. Montana, 31 de diciembre de 2009.
712
Oregón Death with Dignity Act, 1994.
713
Según la Enciclopedia Jurídica Mexicana, el referéndum es la: “Institución política mediante la cual el
pueblo o el cuerpo electoral opina sobre, aprueba o rechaza una decisión de sus representantes elegidos
para asambleas constituyentes o legislativas. Es una manifestación de una democracia constitucional, en la
cual mediante la ampliación del sufragio y el libre acceso a los cargos públicos, la totalidad del pueblo
organizado en cuerpo electoral participa en el proceso del poder, lo que hace indirectamente al elegir a sus
representantes y directamente por medio del referéndum, el plebiscito u otras formas de democracia
participativa”. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Autónoma de México y Editorial
Porrúa. “Enciclopedia Jurídica Mexicana”. México D.F., 2002, Tomo VI, p. 113.
714
Rey, Fernando., op. cit., p. 62.
715
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 94.

220
testigo el médico del enfermo terminal). El paciente puede anular la solicitud en cualquier
momento, y tras quince días de espera después de la última petición (art. 3.6), el médico
debe ofrecer al enfermo la posibilidad de renunciar. A partir de este momento, si el
enfermo persiste en su decisión, el médico puede proceder a prescribir la medicación
letal.

Con la finalidad de impedir la entrada en vigor de esta ley, un grupo de abogados, médicos
y pacientes, presentaron una demanda contra la misma, alegando que vulneraba la
Primera y Cuarta Enmienda a la Constitución. El Juez Federal que conoció de la demanda,
declaró la inconstitucionalidad de la Ley, por considerar que la misma no contenía
suficientes garantías frente a la posibilidad de posibles abusos. En la apelación, el Noveno
Circuito revocó la decisión del Juez de Primera Instancia y declaró que los Jueces Federales
no tenían ninguna jurisdicción sobre el asunto 716.

716
Cfr. Juanatey, Carmen, op. cit., pp. 184-189. Al respecto Rey Martínez señala: “El 23 de mayo de 1994,
una coalición de abogados, médicos y enfermeros planteo una class action contra ella ante un Tribunal de
Distrito Federal en Enguene (Oregón) alegando su inconstitucionalidad. Se trata del caso Lee v. Oregón. El
argumento principal de los demandantes era que la Ley violaba la cláusula de igual protección porque, de
modo no razonable, denegaba solo a los enfermos terminales la protección contra el suicidio asistido y
prohibía con carácter general. La defensa del Estado se opuso a esta tesis. Primero, porque la Ley era
opcional y no obligaba a todos los enfermos terminales a acudir al procedimiento previsto en ella. Segundo,
el Estado aportó cinco razones para tratar de modo desigual a los enfermos terminales: 1.a) Evitar daños y
sufrimientos innecesarios. 2.a) Preservar el derecho de las personas adultas de adoptar decisiones sobre su
propia salud. 3.a) Evitar trágicos casos de suicido, proporcionando un procedimiento de muerte humana y
digna. 4.a) Evitar a los enfermos terminales y a sus familias excesivos costes económicos. 5.a) Proteger a los
enfermos y a sus familias de intromisiones no queridas sobre sus asuntos personales. En febrero de 1997, la
Ninth Circuit Court of Appleals se opuso a la Sentencia de Lee v. Oregón y ordenó el archivo del caso por
razones procesales (falta de legitimación de los demandantes etc.). Los demandantes intentaron llevar el
caso al Tribunal Superior Federal, pero éste no lo admitió. En noviembre de 1997, el Congreso sometió a
referéndum la Ley (Measure 51) y, de nuevo, los ciudadanos de Oregón convalidaron su apoyo del
procedimiento de suicidio asistido por médico, con el 60% de los votos a favor. Es decir, esta Ley ha pasado
dos veces por el cuerpo electoral, en 1994, cuando se aprobó directamente por el y tres años después
rechazando derogarla, y con mayor apoyo popular que la primera, por cierto (51 del 60 %). Las controversias,
sin embargo, no finalizaron. En 2001 el Attorney General John Ashcroft propuso una Interpretative Rule de la
Ley federal de Substancias Contraladas (1970), según la cual esta prohibiría a los médicos prescribir tales
substancias para usar en suicidios asistidos por médicos, ya que ello no sería una práctica médica
<<legítima>>. La Ley Substancias Controladas relaciona en una serie de listados (del II al V) drogas que están
aprobadas para uso médico, pero sujeto a diversas restricciones: el médico debe estar registrado en la
Agencia federal correspondiente (la Drug Enforencement Administration, D.E.A) y su prescripción debe de
perseguir <<un objetivo médico legítimo>>. En este punto se concentraba la cuestión litigiosa. Hasta la fecha,
todos los medicamentos recetados bajo la Ley de Muerte con Dignidad han sido barbiturísticos, que son
substancias controladas (del listado II); a juicio de Ashcroft, su uso en los suicidios asistidos por médico no

221
Según la American Bar Assosiation 717, para el año 2012 los pacientes terminales que
murieron a consecuencia de la implementación de la Ley de Muerte con Dignidad de
Oregón, representó el 0,2 % de todas las muertes en ese Estado. De las tres principales
razones para adoptar el suicidio asistido que manifestaron los pacientes, la menos común
fue las cuestiones financieras del tratamiento médico. Hasta el mismo año, 1050 pacientes
con enfermedades terminales recibieron recetas letales, 673 de estos pacientes ingirieron
las drogas prescritas y 377 optaron por no hacerlo. Solo el 2% de las personas que
ejercieron su derecho al suicidio asistido en Oregón, no tenía seguro. Otra situación digna
de mención, es que el informe anual de 1997, reveló que el 80% de los pacientes que
murieron después de ingerir la medicación establecida en la ley en comento, murió en su

perseguía un <<objetivo médico legitimo>>. En respuesta a una demanda interpuesta contra esta
interpretación por el Estado de Oregón, un Tribunal Federal de Distrito sostuvo el 17 de abril de 2002 la
validez de la Ley de Muerte con Dignidad y la incorrección de la tesis de Ashcroft. El Ninth U.S. Circuit Court
of Appleals denegó el 26 de mayo de 2004 el recurso que contra la decisión del Tribunal de Distrito había
formulado el Attorney General. Según este órgano judicial, la interpretación del Attorney General de los EUA
convertía un procedimiento médico autorizado por un Estado en un delito federal, alterando el balance de
poderes entre los Estados y el Gobierno federal. Y, además, era contraria a la propia Ley de Substancias
Controladas, que tiene por objeto tan solo el control del consumo y tráfico de drogas convencionales. La Ley
reprime, por supuesto, que los médicos utilicen su poder de prescribir para participar en el tráfico de drogas,
pero no persigue, de ningún modo, regular la práctica de la medicina. El Tribunal también advierte que la Ley
de Substancias Controladas otorga ciertas competencias al Attorney General, como, por ejemplo, la de
añadir o quitar substancias controladas según los avances científicos y médicos, pero siempre a partir de la
opinión de la Secretaría de Salud, y, en todo caso, la Ley de ninguna manera le autoriza a tomar decisiones
de política sanitaria. Por último, el asunto llegó al Tribunal Supremo federal, que fallo el 17 de junio de 2006
confirmando la decisión de los tribunales inferiores. El Supremo sostuvo, en la Sentencia Gonzales v. Oregón,
que la Ley de Substancias Controladas no permite al Attorney General prohibir a los médicos prescribir
drogas reguladas para utilizarlas en un suicidio asistido por ellos bajo una ley estatal que permita tal
procedimiento. El Attorney General carece de autoridad para declarar el suicidio asistido antijurídico bajo la
Ley de Substancias Controladas por que esta se refiere únicamente al consumo y tráfico de drogas ilícitas. La
Sentencia es interesante por varios motivos. Como sagazmente observa el conservador Justicie Scalia en su
voto discrepante, el mensaje principal de esta Sentencia (en línea con sus otras decisiones en este campo) es
que la decisión sobre permitir o no el suicidio asistido no corresponde a las instituciones federales, sino a las
estatales. El Tribunal prefiere aquí la tesis de la experimentación legislativa estatal, los Estados como
laboratorio de políticas sociales. A pesar del intento del Attorney General (que pertenece a la conservadora
administración de Bush, opuesta al suicidio asistido), el Tribunal Supremo rehúsa la oportunidad de convertir
en impracticable el procedimiento estatal de suicidio asistido por el expediente indirecto de reconocer la
competencia federal sobre la determinación de qué usos médicos de las drogas son legítimos y cuáles no”.
Rey, Fernando., op. cit., pp. 63-67.
717
La Asociación de Abogados de EUA (ABA), es una de las mayores organizaciones de profesionales
voluntarios en el mundo, con cerca de 400,000 miembros. De entre sus funciones están: servir a los
miembros en la mejora de la profesión legal, la eliminación de los prejuicios y promover la diversidad y la
promoción del Estado de derecho en EUA y alrededor del mundo. Fundada en 1878. Información disponible
en: http://www.americanbar.org/about_the_aba.html (consultada el 9 de agosto de 2015).

222
hogar. En contraste con el informe del mismo año, de todos los Centros Hospitalarios de
EUA, arrojó que el 45% de las muertes en ese país acontecen en los hospitales 718. Las
anteriores cifras muy probablemente responden a lo que atinadamente señala Rey
Martínez 719, que a continuación se agrega: “Oregón es un Estado donde se reconoce gran
valor al principio de autonomía personal; es uno de los Estados más secularizados de la
Unión, donde las confesiones religiosas juegan un papel social y político menor”.

En noviembre de 2008, fue aprobada en Washington 720, también por referendum, la


Death with Dignity Act (Ley de Muerte con Dignidad). De la que se puede decir que es
idéntica a la ley de Oregón. Según Diego Valadés 721 la única diferencia que puede
despuntar de estas leyes es lo que se agrega al certificado de defunción, en Oregón se
anota la causa de la muerte al certificado, y en Washington, el médico solo hace constar
su padecimiento, más no la eutanasia practicada.

Ulteriormente, el 13 de mayo de 2013, la Cámara de Representantes de Vermont aprobó


la “No. 39. An act relating to patient choice and control at end of life” 722 (Ley 39. Un acto
relativo a la elección y control del paciente al final de la vida), otra ley al estilo de la ley de
Oregón; la cual fue suscrita por el Gobernador el día 20 del mismo mes y año,
convirtiéndose así, en la tercera ley de muerte digna en la Unión Americana, y el primer
Estado en aprobar dicha ley fuera de la asamblea legislativa a la recepción de un
Gobernador en espera 723.

718
Disponible en:
http://www.americanbar.org/publications/gp_solo/2013/july_august/twenty_years_living_the_oregon_dea
th_dignity_act.html (consultada el 10 de agosto de 2015).
719
Cfr. Rey, Fernando., op. cit., p. 63.
720
Washington Death with Dignity Act, 2008.
721
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 96 y 97.
722
Vermont. No. 39. An act relating to patient choice and control at end of life, 2013. Puede revisarse su
versión electrónica en: http://www.leg.state.vt.us/docs/2014/Acts/ACT039.pdf (consultada el 15 de agosto
de 2015).
723
Información disponible en: http://patientchoices.org/how-it-works/ (consultada el 16 de agosto de
2015).

223
Recientemente, el lunes 5 de octubre de 2015 el Gobernador del Estado de California,
Jerry Brown, promulgó la ley SB-128 End of life (fin de la vida), misma que había sido
aprobada previamente por el Senado de California, la cual fue producto de un agudo
debate. La iniciativa fue presentada por los senadores Wolk y Monning, misma que contó
con la oposición del Partido Republicano y de algunos demócratas que argumentaron
razones morales para votar en contra; finalmente salió avante con el apoyo de 23
senadores frente a la negativa de 14. La SB-128 surgió como respuesta al caso de Brittany
Maynard, una joven californiana de 29 años que sufría un cáncer cerebral de tipo invasivo
y que se mudó a Oregón para poner fin a su vida en 2014. Discurrimos que la única
diferencia que existe entre la nueva Ley del Final de la Vida californiana y las demás leyes
de la materia estadounidenses, radica en que el enfermo terminal capaz, puede hacer su
solicitud ante notario, nombrando un representante que sea abogado, para el caso en que
el paciente no puede emitir su voluntad, el abogado representante la haga valer.

Como es palpable con base al recorrido anterior, la Ley de Muerte con Dignidad de
Oregón, fue la punta de lanza para las demás leyes sobre suicidio asistido en la Unión
Americana, ya que dichas leyes adoptaron el modelo implementado en Oregón,
seguramente como consecuencia de los resultados positivos que ha arrojado la ley
originaria, a más de diez años de su implementación.

Continuando con lo anterior, y en relación con la jurisprudencia estadounidense sobre la


disponibilidad de la propia vida, son merecedores de estudio los siguientes casos: El caso
Karen Ann Quilan v. New Jersey Department of Healt, reviste una importancia
considerable por ser el primero en su género; éste asunto se conoce según el common law
como “seminal case” 724, es decir, el primer caso. Karen, en 1975 entró en estado
vegetativo, dependiendo así de un respirador artificial. Tras varios meses de esa situación
sus padres solicitaron a los médicos desconectarla, acudiendo al Juez de Primera Instancia,

724
De Montalvo, Federico. Muerte digna y Constitución: Los límites del testamento vital. Madrid,
Universidad Pontificia Comillas, 2009, p. 124.

224
el cual rechazó la petición aduciendo lo siguiente: “parece correcto decir no existe un
derecho constitucional a elegir morir”. Posteriormente, los padres de Karen apelaron al
Tribunal Supremo de New Jersey, el cual revocó la sentencia anterior, declarando que:
“todos los ciudadanos tienen un derecho a morir, que deviene del common law y
constitucionalmente protegido por el derecho a la privacy (intimidad)”; es decir, el
Tribunal hizo valer el derecho a la privacidad o autonomía de Karen. Según éste Tribunal,
el derecho a la privacidad supera el interés del Estado en la preservación de su vida,
mediante la aplicación del llamado estándar del juicio sustituido substituted judgment, y el
padre de ésta, como su sustituto, podría ejercer ese derecho por ella. Recordando
que Karen vivió durante nueve años después de que los médicos le retiran el respirador;
por lo que el presente caso causó conmoción y abrió un intenso debate que a la fecha no
ha concluido 725.

En 1977, surgió el caso de Joseph Saikiewiks, el cual era deficiente mental de nacimiento y
padecía leucemia en fase terminal, los médicos determinaron que sin tratamiento Joseph
podía vivir tan solo unos meses, y con tratamiento habría posibilidades de que su vida se
alargara un poco más. Por ello, su tutor legal nombrado judicialmente, solicitó que no se
le tratara y así llegó el caso al Juez de Primera Instancia; el mismo que confirmó la
solicitud de su tutor legal. El Tribunal Supremo de Massachusetts confirmó la decisión y
resolvió en el mismo sentido que la sentencia de Karen Ann Quinlan. El Tribunal sostuvo
que una persona no pierde a través de su incompetencia su derecho a estar "libre de la
invasión sin consentimiento de su integridad corporal" principio de autonomía; que "los
derechos sustantivos de las autoridades competentes y la persona incompetente son los
mismos en relación con el derecho de rechazar potencialmente prolongar el
tratamiento"; y que el mecanismo conceptual por el cual el derecho de la persona

725
Sentencia T.S. Quinland v. New Jersey, 355 A.2d 647 (1976). Así mismo, Urofski. Melvin. “Lethal
judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of Kansas, 2000; Lewis, P.
Rights discourse and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine, pp. 45-99, 2001. En el
mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., pp. 158-161.

225
incompetente para rechazar el tratamiento médico debe ser ejercitado; es la doctrina del
"juicio sustituido" 726.

El hermano Charles Fox 727 en agosto de 1997, durante una intervención quirúrgica tuvo un
paro cardiorrespiratorio que le ocasionó que dependiera de un respirador para poder
vivir. Fox, en el año de 1977 cuando se produjo un intenso debate sobre el tema de la
eutanasia como consecuencia del caso de Karen Quinlan, le comentó a su amigo y director
espiritual, el padre Philip Eichner, que si alguna vez se encontraba en una situación en la
que no pudiera manifestar su voluntad, con una enfermedad terminal, no deseaba que se
le mantuviera vivo por métodos artificiales; por lo que al encontrarse por desgracia en la
situación predicha, el padre Philip Eichner solicitó fuera desconectado del respirador. Los
médicos, a sabiendas de que nunca se repondría rechazaron desconectarlo. Eichner
entonces, solicitó al Juez de Primera Instancia desconectarlo, dicha solicitud fue
concedida, fundando su resolución no en un derecho constitucional a la intimidad
(privacy), sino en el derecho a la autodeterminación personal salvaguardada por el
common law. El Fiscal de Distrito recurrió la resolución ante el Tribunal de Apelaciones de
Nueva York, dicho tribunal independientemente del fallecimiento de Fox, decidió
pronunciarse al respecto, por considerar el caso de extrema relevancia, el cual basándose
en la autonomía personal aceptó la posibilidad de interrumpir tratamientos salvadores en
supuestos de pacientes incompetentes, siempre que estos hubieren manifestado
previamente su voluntad de forma clara e indubitada, y además, contraponiéndose a la
decisión recaída en Massachusetts en el caso Quinlan. El Tribunal de Apelaciones de
Nueva York consideró que si había pruebas suficientes de la voluntad del enfermo no era
necesario solicitar autorización judicial, ni ningún otro procedimiento especial para
proceder a la interrupción del tratamiento; dejando claro que si no existía prueba de la

726
Superintendent of Belchertown State Scool v. Saikeiewicz, 370 N.E.2d 417 (Tribunal Supremo de
Massachusetts, 1977). Así mismo, Urofski. Melvin. “Lethal judgments: Assisted suicide and American law”.
Lawrence K. University Press of Kansas, 2000; Lewis, P. Rights discourse and assisted suicide. 27 American
Journal of Law and Medicine, pp. 45-99, 2001. En el mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., pp. 161-163.
727
Eichner v. Dillon, 426 N.Y.S. 2d. 517 (new York, 1980). Así mismo, Urofski. Melvin. “Lethal judgments:
Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of Kansas, 2000; Lewis, P. Rights discourse
and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine, pp. 45-99, 2001. En el mismo sentido,
Juanatey, Carmen., op. cit., pp. 163-165.

226
voluntad del enfermo, no se podría proceder. Con lo anterior, abandonaba a todos los
casos en que los enfermos fueran incompetentes y no hubiera pruebas de que su voluntad
era morir, es decir, aquellos que hayan nacido incompetentes o que posteriormente se
volvieron incompetentes y no manifestaron su voluntad. Es de destacar que este Tribunal
continuó con dicho criterio, ya que subsiguientemente negó dicho derecho a un paciente
incompetente 728.

En este orden de ideas se puede citar el caso de Clarence Herbert, quien se encontraba en
coma y sin esperanza de recuperación. La familia solicitó su desconexión del respirador,
de acuerdo con los deseos manifestados por la propia Clarence, cuando era competente.
Los médicos accedieron y la desconectaron, sin embargo, Clarence continuó respirando
por sí misma, por lo que la familia y los médicos decidieron suspenderle la alimentación
intravenosa, por lo que Clarence murió seis días después. El Fiscal acusó a los médicos,
Robert Nedjl y Neil Barber de homicidio; sin embargo, el Juez de Primera Instancia los
absolvió de los cargos. El Fiscal recurrió de nuevo y así, el caso llegó al Tribunal de
Apelaciones de California, el cual resolvió de forma favorable a los médicos, en virtud de
considerar que aunque existía una diferencia entre el respirador artificial y la alimentación
intravenosa, ambas son formas de tratamiento médico. Por otra parte, el Tribunal
también adujo que los médicos no deberían materializar conductas “activas”, como
inyectar dosis letales, pues constituiría su actuar en el delito de homicidio, por lo que
consideró que la acción de los médicos fue omisiva y no activa; ya que en estos casos la
causa de la muerte no es la interrupción de un tratamiento, sino por otra enfermedad
anterior. También el Tribunal advirtió, que aunque los médicos pueden ser sancionados
por acciones y omisiones, la interrupción de un tratamiento no constituye delito, siempre

728
La Madre de John Stonar, solicitó al Tribunal de Apelaciones de Nueva York, suspender las transfusiones
de sangre a su hijo, un deficiente mental de 52 años que padecía cáncer en estado avanzado con continua
pérdida de sangre. El Tribunal denegó la demanda por considerar que no se puede dejar morir a un paciente
incompetente por el hecho de que otra persona, no obstante sea su Madre, piense que es lo mejor para él.
In re Storar, 438 NYS 2d 266, 273, 420 NE 2d 64, 71 (NY 1981). Así mismo, Urofski. Melvin. “Lethal
judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of Kansas, 2000; Lewis, P.
Rights discourse and assisted suicide”. 27 American Journal of Law and Medicine, pp. 45-99, 2001. En el
mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., p. 164.

227
y cuando el médico actúe de buena fe, y su actuar no sea irracional de acuerdo con los
estándares médicos729.

El caso del Dr. Jack Kevorkian, es quizá el caso más famoso relacionado con la eutanasia en
el mundo entero, al cual se le apodaba “Dr. Death” (Dr. Muerte), se dice que apoyó a
morir a más de 130 personas, y precisamente por la muerte de uno de ellos, Thomas Youk
de 52 años, fue acusado y procesado por el delito de homicidio en segundo grado, ya que
se consideró que el consentimiento de la víctima era irrelevante, por lo que fue
condenado a 25 años de prisión en 1998 730; en junio de 2007 fue puesto en libertad como
consecuencia de su deteriorado estado de salud 731. El Dr. Muerte 732, desde 1987 empezó
a ofrecer sus servicios mediante anuncios publicitarios, por lo cual perdió su licencia
profesional y fue procesado en varias ocasiones por el delito de homicidio; sin embargo,
resultó absuelto en razón de que en el Estado de Michigan no se castigaba la conducta de
apoyo al suicidio 733. Kevorkian había inventado una máquina que podía activar la persona
que deseaba morir, y ésta a su vez, aplicaba una dosis letal de fármacos al paciente que le
ocasionaba la muerte.

Seguidamente, aludiremos al caso Cruzan por Cruzan v. Director del Departamento de


Salud de Missouri; la joven Nancy Cruzan después de haber sufrido lesiones graves, como
consecuencia de un accidente automovilístico en 1983, se encontraba en un hospital del
Estado de Missouri, en lo que se conoce como un estado vegetativo persistente por

729
Barber v. Superior Court, 195 Cal. Rptr. 484. Tribunal de Apelaciones de California, 2o. Distrito, 1983. Así
mismo, Urofski. Melvin. “Lethal judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press
of Kansas, 2000; Lewis, P. Rights discourse and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine,
pp. 45-99, 2001. En el mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., p. 165.
730
Urofski. Melvin. “Lethal judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of
Kansas, 2000; Lewis, P. Rights discourse and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine, pp.
45-99, 2001. En el mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., p. 166. En sentido parecido Carpizo, Jorge y
Valadés, Diego., op. cit., p. 98.
731
Ídem.
732
Urofski. Melvin. “Lethal judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of
Kansas, 2000; Lewis, P. Rights discourse and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine, pp.
45-99, 2001. En el mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., p. 166. En sentido parecido Carpizo, Jorge y
Valadés Diego., op. cit., p. 98.
733
En septiembre de 1998, el Estado de Michigan aprobó una ley que castigaba expresamente el delito de
apoyo al suicidio. Warner, A.C., The Michigan Legislature persists in prohibing assisted-suicide, 77 U. Det.
Mercy L. Rev., 2000, pp. 875-926.

228
años; por lo que sus padres solicitaron a los empleados del hospital finalizar la nutrición e
hidratación artificial que mantenía con vida a Nancy, con la intención de darle la muerte.
Los empleados del hospital se negaron, hasta que no mediara autorización judicial. El Juez
de Primera Instancia que conoció inicialmente el caso, autorizó la alimentación de Nancy
en virtud del siguiente argumento: “…que una persona en el mismo estado de Cruzan tiene
un derecho fundamental en virtud de las Constituciones Estatales y federales para dirigir o
rechazar la retirada de los procedimientos de la muerte de prolongación, y que la
expresión de Cruzan a un antiguo compañero de casa fue que ella no desearía continuar
con su vida si estuviese enferma o herida … sugirió que ella no desearía seguir adelante
con su nutrición e hidratación”; la Corte Suprema del estado de Missouri, interviene
revocando la resolución del Juez de Primera Instancia, aludiendo lo que a la letra sigue:
“…Si bien se reconoce el derecho a rechazar un tratamiento consagrado en la doctrina del
common law de consentimiento informado, el tribunal cuestionó su aplicabilidad en este
caso. También se negó a leer en la Constitución del Estado un amplio derecho a la
intimidad que apoyaría un derecho ilimitado a rechazar el tratamiento y expresó dudas de
que la Constitución Federal encarnaba ese derecho. Entonces, el tribunal decidió que el
estatuto de Estado Living Will encarna una política de Estado que favorece fuertemente la
preservación de la vida, y que las declaraciones de su compañero de piso a Cruzan no eran
fiables con el fin de determinar su intención. Rechazó el argumento de que sus padres
tenían derecho a pedir la terminación de su tratamiento médico, concluyendo que ninguna
persona puede asumir que la elección de un incapaz, a falta de las formalidades exigidas
por la ley, testamento vital, o evidencia clara y convincente de los deseos del paciente”.
Posteriormente, los progenitores de Nancy acudieron al Tribunal Supremo de EUA, donde
se resolvió reconociendo el derecho a morir derivado del principio de autonomía
individual firmemente establecido por el common law, y confirmado por la Cláusula del
Debido Proceso de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, pero no protegido o
emanado del derecho constitucional a la intimidad (privacy) 734.

734
Cruzan v. Director, Missouri Department of Health, 497 U.S. 261 (1990). Urofski. Melvin. “Lethal
judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of Kansas, 2000; Lewis, P.

229
En este propósito me referiré al caso Terri Shiavo, la Señora Teresa Marie Shiavo como
consecuencia de una parada cardíaca en 1990, padeció una lesión cerebral grave
quedando en "estado vegetativo persistente". Terry no había dejado instrucciones escritas
acerca de sus deseos para el caso de que quedara inválida. Así permaneció inconsciente
durante 15 años, su esposo solicitaba la suspensión del tratamiento que la mantenía con
vida y sus padres se oponían, dando lugar a diecinueve acciones judiciales ante Tribunales
de Florida y Federales, incluyendo cuatro solicitudes a la Suprema Corte, además de
acciones legislativas y gestiones gubernativas estatales y federales, encaminadas a inhibir
o posibilitar la desconexión de la paciente, según cada una de las partes. Al final, en marzo
de 2005 se accedió a la desconexión 735.

Por último, haremos un breve examen de los sendos y famosos fallos pronunciados en los
casos Washington v. Glucksberg y, Vaco v. Quill, en donde en 1996 las Cortes
Norteamericanas, United States Court of Appels for the Ninth Circuit y United States Court
of Appels for de Second Circuit, respectivamente, determinaron sobre la ayuda al suicidio
lo que sigue: En el primer caso 736, la Corte resolvió haciendo un análisis exhaustivo y
minucioso del suicidio, desde Sócrates hasta nuestro días, en el que decretó 737 :
“…Sostenemos que existe un interés de la libertad en la elección de cómo y cuándo uno
muere, y que la disposición de la ley de Washington que prohíbe el suicidio asistido, tal
como se aplica a los adultos competentes, con enfermedades terminales que desean
acelerar su muerte mediante la obtención de medicamentos prescritos por sus médicos,
viola la Cláusula del Debido Proceso…”. Además, esta extraordinaria sentencia, hace
referencia a jurisprudencia relevante sobre el derecho a la (privacy) derivado de la
Decimocuarta Enmienda de la Constitución, como lo son: Cruzan v. Director, Missouri

Rights discourse and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine, pp. 45-99, 2001. En el
mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., pp. 167-169.
735 Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 98.
736 En el presente caso los demandantes son los médicos, Harold Glucksberg, Thomas A. Preston, Abigail

Halperin y Peter Shalit; así como, tres pacientes terminales y la organización Compassin in Dying, todos
afirmaban en la demanda que dio origen a los procesos, que bajo la ley de Washington, la ayuda a una
persona que desea morir constituye un acto criminal, situación que no podía seguir suscitándose.
Compassion in Dying v. Washington, 79 F. 3d 790, de 6 de marzo de 1996.

230
Department of Health, Planed Parenthood v. Casey, Roe v. Wade, entre otros. En lo
conducente, determinó lo siguiente: “Un hilo conductor de estos casos es que implican
decisiones que son muy personales e íntimas, así como de gran importancia para el
individuo. Ciertamente, pocas decisiones son más personales, íntimas o importantes que la
decisión de acabar con la vida de uno, sobre todo cuando la razón para hacerlo es evitar
dolor excesivo y prolongado”; asimismo, el fallo en comento, no deja de lado la
encomienda principal del Estado, como lo es la preservación de la vida, evitar o prevenir el
suicidio, la prevención de la influencia de terceros, la protección de la integridad de la
profesión médica, y la crítica relativa a “abrir la caja de pandora”, o la “pendiente
resbaladiza”; haciendo hincapié en que ninguno de los anteriores argumentos son
suficientes para coartar la libertad de las personas al suicidio medicamente asistido, y que
los mismos argumentos e intereses se utilizan para el rechazo de un tratamiento médico,
siendo imposible diferenciarlos entre sí. Así, el Tribunal deja de lado la diferencia entre
eutanasia activa y pasiva. En el segundo caso 738, la Corte falló en sentido contrapuesto a la
sentencia antes descrita, sosteniendo que sí existe una diferencia entre suicidio asistido y
el rechazo a tratamientos médicos; además, señaló que solo serían derechos o libertades
los que estuvieran de forma expresa reconocidos por la Constitución o por la
jurisprudencia constitucional del Tribunal Supremo Federal, considerando que, para
afirmar que un derecho existe amparado en la Decimocuarta Enmienda, debe estar
hondamente enraizado en la historia y tradición de la nación, o bien, estar tan implícito en
el concepto de libertad ordenada, que ninguna libertad ni justicia existirían si fuera
sacrificada; por lo que la Corte determinó que no se satisfacían estos requisitos en el caso
del suicidio asistido, sin embargo, para esta Corte la prohibición del suicidio asistido sí
viola la igualdad de protección, en virtud de que los enfermos terminales y competentes,
que no dependen de un soporte vital, se encuentran en una situación análoga a los que sí
dependen de un soporte vital, y a ellos sí se les permite acelerar su proceso de muerte
rechazando un tratamiento, mientras que a los enfermos terminales, que no dependen de

738
En el presente caso los demandantes adujeron que las leyes neoyorkinas que prohíben el suicidio
medicamente asistido vulneran la Decimocuarta Enmienda de la Constitución. Quill v. Vaco, 80 F.3d 716,
octubre de 1996.

231
un soporte vital no se les permite, por lo que el suicidio medicamente asistido, debe de
ser permitido.

Estas cardinales sentencias fueron anuladas por el Tribunal Supremo Federal, el 26 de


junio de 1997 739, en donde se negó la existencia de un derecho al suicidio y al suicidio
medicamente asistido, amparado en el derecho de (privacy). No obstante, el Tribunal no
cerró la puerta de forma rotunda al suicidio, toda vez que remitió el asunto del ámbito
federal al estatal, ya que estableció claramente que no existe un derecho constitucional o
fundamental al suicidio, empero, no impide que un Estado pueda permitirlo como
después lo hizo el mismo Estado de Washington, Vermont y ahora California, emulando
así al Estado de Oregón.

Resulta oportuno hacer de relieve que respecto de los casos que acabamos de escudriñar,
se presentaron más de sesenta amicus curiae ante el Tribunal Supremo Federal 740,
incluyendo las presentadas por la American Medical Association y la United States Catholic
Conference, instando a la Corte a revertir los fallos emitidos por los Tribunales de Circuito,
a contrario sensu de los presentados por la American Medical Students Association y la
Gay Men's Health Crisis, que instaban al mismo Tribunal a afirmar dichos fallos, empero,
sin temor a equivocarnos el amicus curiae, mas importante respecto de dichos casos, fue
el presentado por los filósofos del derecho, Ronald Dworkin 741, Thomas Nagel, Robert
Nozick, John Rawls, Thomas Scanlon y Judith J. Jhonson, los cuales elaboraron un Brief, en

739
Washinton v. Gluucksberg, No. 96-110, y Vacco v. Quill, No. 95-1858.
740
Véase, la introducción realizada por Ronald Dworkin de la amicus curiae presentada en 1997, ante el
Tribunal Supremo Federal de la Unión Americana, respecto de los casos Washinton v. Gluucksberg, No. 96-
110, y Vacco v. Quill, No. 95-1858. Texto disponible en:
http://www.nybooks.com/articles/archives/1997/mar/27/assisted-suicide-the-philosophers-brief/
(consultada el 28 de agosto de 2015).
741
Miguel Carbonel ha descrito a Dworkin de la siguiente forma: “Es uno de los intelectuales más influyentes
del mundo en materia de filosofía jurídica. Su trabajo desde los años 70’s del sigo XX se ha caracterizado por
su solidas construcciones conceptuales, pero también su constante atención a los trabajos de la Suprema
Corte estadounidense que de alguna manera ha dejado ejemplares dentro y fuera del país”. Carbonell,
Miguel. Ronald Dworkin frente a la Corte Robert’s. México, UNAM. Material disponible en:
file:///C:/Users/Paola/Desktop/Ronald_Dworkin_contra_la_Corte_Roberts.%20Ensayo%20de%20Miguel%2
0Carbonell.pdf (consultada el 28 de septiembre de 2015).

232
el que destacaban el argumento de la autonomía del paciente en favor del suicidio
asistido y la eutanasia, porfiando los siguientes argumentos:

a) Solicitaron a la Corte salvaguardar el interés constitucionalmente protegido de los


individuos a decidir en cuestiones íntimas, que los Estados no pueden limitar con
su prohibición. Reconocen los mismos autores, que el Estado tiene el deber de
proteger la vida de sus gobernados resguardándolos de decisiones irracionales,
presionadas o inestables de acelerar su propia muerte, empero, denegar la ayuda
a morir a enfermos terminales, o a otros enfermos que juzgan su existencia como
intolerable, siendo competentes y tomando su decisión de forma informada y
firme, es incorrecto, es como imponerle a los destinatarios de las normas ideas o
convicciones religiosas que no son las propias. En contrasentido, la Constitución
prohíbe tal acción y reconoce a las personas el derecho a tomar sus propias
decisiones sobre asuntos que implican las más íntimas y personales elecciones que
un ser humano puede hacer en su vida; elecciones basadas en la dignidad humana
y la autonomía. Habiendo sido sustentando lo anterior, en Planned Parenthood v.
Casey, 1992, protegiendo así lo estatuido en la Cláusula del Debido Proceso
enmarcada en la Decimocuarta Enmienda de la Constitución. Por lo anterior, La
muerte es para cada persona uno de los acontecimientos más trascendentes de su
existencia, e innumerables personas desean que ese último momento fulgure sus
propias convicciones; en este sentido, las personas afrontan la muerte de distintas
maneras, sin embargo, dichos modos deben de ser respetados y nunca impuestos
por el poder estatal, tal como se señaló en Planned Parenthood v. Casey, 1992,
textualmente lo siguiente: “en el corazón de la libertad está el derecho a definir el
propio concepto de existencia, de significado y de universo del misterio de la vida
humana”. Además, apoyan esta premisa a través de la sentencia relativa al caso
Cruzan por Cruzan v. Director del Departamento de Salud de Missouri, en donde se
aludió: “…la elección entre la vida y la muerte es una decisión muy personal de
finalidad obvia y abrumadora… queremos que ese último acto refleje nuestras
propias convicciones, las que hemos tratado de vivir, no las convicciones de los

233
demás forzados en nuestro momento más vulnerable”. Argumentan también, que
un Estado puede declarar que no es capaz de idear leyes lo suficientemente
garantistas, por lo que sería preferible caer en la prohibición general, argumento
que nunca ha sido parte de las sentencias emitidas por los tribunales de la Unión
Americana, por lo que sería incorrecto hacerlo para este caso.

b) No hay diferencia moral ni jurídica entre el derecho reconocido a rehusarse a


utilizar un tratamiento de soporte vital, a la eutanasia, y al suicidio asistido.

c) Los argumentos usualmente vertidos para justificar la prohibición al suicidio


asistido y a la eutanasia directa no son convincentes. Respecto del argumento de la
“pendiente resbaladiza”, tales riegos pueden suscitarse también en la eutanasia
pasiva, en virtud de los siguientes puntos: 1) el derecho a rechazar un tratamiento
de soporte vital podría repercutir en la muerte de la persona, tal y como pasaría en
el suicidio asistido o la eutanasia; 2) ningún sistema de riesgos podría reducir el
margen de error, se podría utilizar el mismo procedimiento para el suicidio asistido
o la eutanasia, que se utiliza en la eutanasia pasiva, ya que los riegos en los que se
basó el Procurador General en estos casos, son los referentes a la ley holandesa;
sin embargo, la ley de Oregón resulta más garantista que la referida ley europea y;
3) se pone en tela de duda que los riesgos aludidos por el Procurador General,
justifiquen una prohibición absoluta de una libertad, sobre todo que dichos riesgos
se pueden prevenir a través normas garantistas. Contra el riesgo de presiones de
los familiares, éstos doctrinarios se contraponen a esta crítica, toda vez que
cualquier persona tiene el derecho de oír, y si lo desea, actuar a como le dicen los
demás que actúe.

Una respuesta a los argumentos aludidos en los párrafos anteriores, se encuentra en el


Informe de la Task Force on LIfe & The Law 742, de abril de 1997, dicho informe es

742
Fundada en 1985 por el Gobernador Mario Cuomo, el Grupo de Trabajo del Estado de Nueva York sobre
la Vida y la Ley ("Task Force") se compone de 23 expertos, que ofrecen voluntariamente su tiempo para
ayudar al Estado en el desarrollo de políticas públicas sobre cuestiones que se plantean en la interfaz de la
medicina, el derecho y la ética. El grupo de trabajo está compuesto por líderes en el campo de la religión, la

234
suplemento del Informe de 1994, publicado bajo el título: “When Death in Sought.
Assisted Suicide and Euthanasia in the Medical Context” 743, mismo que sirvió como base
de las sentencias del Tribunal Supremo Federal, Washinton v. Gluucksberg, y Vacco v.
Quill, de junio de 1997; de igual manera, éste Informe constituyó el fundamento de la
sentencia Krischer v. McIver 744, emitida por el Tribunal Supremo de Florida, que niega la
existencia de un derecho constitucional al suicidio asistido basado en el derecho a
(privacy) derivado de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución. El informe original
recomienda entre otras cosas, que se prohíba el suicidio asistido y la eutanasia, las cuales
son conductas moralmente incorrectas, que de ninguna manera constituyen un derecho
constitucional; afirma también, que el suicidio no es castigado en ningún Estado de la
Unión Americana, e independientemente de esto, no existe un derecho al suicidio
amparado en el common law; es por ello, que la ayuda al suicidio es castigada bajo las
leyes del Estado de Nueva York; considerando que la permisión del suicidio asistido sería
altamente peligrosa para la población, específicamente para las personas enfermas y,
expondría el fracaso de la medicina estadounidense ante el dolor y la depresión, en
algunos casos. Dicho informe señala los siguientes riesgos sociales en caso de legalizarse el
suicidio asistido y la eutanasia: a) no es suficiente catalogar a estas prácticas como
“buenas”, para legalizarlas, sino también, hay que advertir que hay poca práctica social; b)
estas prácticas plantean un mayor riesgo para los pobres, ancianos y miembros de las
minorías, que no tienen acceso a una adecuada atención médica; c) la creciente
preocupación por los costos de salud, aumenta el riesgo; d) en muchas ocasiones no se
cumplen las garantías estipuladas en ley; e) es inadecuado que el debate de las políticas
públicas se centre en la dramática de casos individuales; f) cuando las personas gozan de
inmejorable salud, consideran que optarían por estas prácticas cuando se viera disminuida

filosofía, el derecho, la medicina, la enfermería y bioética y está presidido por el Comisario del Estado de
Nueva York de la Salud. El Grupo de Trabajo ha elaborado informes influyentes sobre temas de bioética de
vanguardia, incluyendo la retención y la retirada del tratamiento de soporte vital, las tecnologías de
reproducción asistida, el trasplante de órganos, los suplementos dietéticos, el suicidio asistido, las pruebas
genéticas, y la asignación de los ventiladores en una pandemia de influenza. Disponible en:
https://www.health.ny.gov/regulations/task_force/ (consultada el 29 de agosto de 2015).
743
Ambos informes se encuentran en: https://www.health.ny.gov (consultada el 29 de agosto de 2015).
744
Krischer v. McIver. 697 So. 2d 97, 104. (1997).

235
su calidad de vida, sin embargo, en la realidad no siempre es así, ya que en algunos casos,
las personas que luchan contra su enfermedad se consideran más valiosas; g) la sociedad
debe de lograr mecanismos más eficaces para combatir el dolor, en vez de legalizar estas
prácticas; h) la mayoría de los médicos no están capacitadas para aliviar la depresión; i) la
presencia del dolor mal atendido aumenta la susceptibilidad al suicidio; j) si se legalizaran
estas prácticas, la sociedad se acostumbraría a ellas, y esto no permitiría ver con claridad
la gravedad de dichas prácticas; k) en la praxis las salvaguardas se hacen elásticas y se
terminaría practicando la eutanasia, no a petición, sino por misericordia. El suplemento
realizado en 1997 del multicitado informe, se dictó con el fin de debatir lo esgrimido por
los Tribunales Federales de Circuito de los casos Washinton v. Gluucksberg, y Vacco v.
Quill, fallos que fueron examinados en los parágrafos que anteceden, los cuales
consideraron que el suicidio asistido debe ser una conducta penalmente lícita,
independientemente de los riesgos. Ahora bien, el suplemento citado enlistó diez riesgos
que se correrían al despenalizar el suicidio asistido y la eutanasia, vale decir que unos se
repiten del informe original, los cuales rezan así: 1) enfermedad mental no diagnosticada
o no tratada, muchas personas que contemplan el suicidio, incluyendo aquellos que son
enfermos terminales, sufren de trastornos mentales tratables, como la depresión, con
mayor frecuencia clínica; 2) síntomas físicos mal tratados; 3) la insuficiente atención a los
sufrimientos y los temores de los pacientes moribundos; 4) la vulnerabilidad de los grupos
socialmente marginados; 5) la devaluación de la vida de las personas con discapacidad, es
probable que dependa en gran medida de la percepción del médico, la calidad de vida del
paciente; 6) sentido de la obligación, la legalización del suicidio asistido sería en sí, enviar
un mensaje de que el suicidio es una respuesta socialmente aceptable, terminal, o
enfermedad incurable; por lo que pacientes que no quieren suicidarse pueden sentirse
obligados a justificar su decisión de seguir viviendo; 7) deferencia del paciente a las
recomendaciones del médico; 8) el aumento de los incentivos financieros para limitar la
atención médica, reduciendo costos; 9) la arbitrariedad de los límites propuestos, no
habría base de principios para negarles el derecho a personas con igualdad de
circunstancias, a las propuestas en ley e; 10) imposibilidad de desarrollar una regulación

236
efectiva, las salvaguardias clínicas que se han propuesto para prevenir el abuso y los
errores, son poco probable que se realicen en la práctica médica diaria. Por otra parte, el
carácter privado de estas decisiones socavaría los esfuerzos para monitorear el
comportamiento de los médicos para evitar errores y abusos.

Dadas las sentencias que se anteponen, vale la pena reparar en el derecho a la privacy.
Como se ha asentado, es derivado de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución
Norteamericana, la cual alberga dos aspectos: el primero se refiere a cuestiones
netamente adjetivas o procesales; y el segundo, es relativo a una vertiente sustantiva, que
contiene el derecho a la privacy 745. El mencionado derecho de acuerdo a la jurisprudencia
analizada, evoca a la intimidad como libertad o autonomía para tomar decisiones en
ámbitos personalísimos, independientes al poder estatal 746, mismo que fue reconocido
por primera vez 747 por la Corte Suprema en 1965, a raíz de la sentencia relativa al caso
Griswold v. Connecticut 748, en la que se declaró la inconstitucionalidad de una ley del
propio Estado, que prohibía el uso de anticonceptivos, en virtud de que violaba el derecho
a la intimidad, cabe aclarar que la Corte no utilizó el término privacy, sin embargo, sí
arguyó lo siguiente: “…la ley de control de la natalidad de Connecticut entromete
inconstitucionalmente sobre el derecho a la intimidad conyugal… el concepto de libertad
no es tan restringido, y que abarca el derecho a la intimidad conyugal, aunque ese derecho
no se menciona explícitamente en la Constitución”. Otro caso que resultó un parte aguas
en el derecho a la privacy fue Roe v. Wade 749, donde la Suprema Corte determinó que el
derecho de la mujer a abortar se amparaba en el derecho en cita, aduciendo lo siguiente:
“Las leyes estatales que proscriben el aborto… violan la Cláusula del Debido Proceso de la
Decimocuarta Enmienda, que protege contra la acción del Estado el derecho a la “privacy”,
el cual incluye el derecho calificado de la mujer a interrumpir su embarazo…”. A través de
las anteriores resoluciones es factible asimilar como la Suprema Corte de la Unión

745
Tomás- Valiente, Carmen., op. cit., p. 162.
746
Íbid., p. 167.
747
Íbid., p. 168.
748
Griswold v. Connecticut. 381 U.S. 479. (1965).
749
Roe v. Wade 410 U.S. 115. (1973).

237
Americana ha asumido en determinados casos, una postura de amplitud hacia el concepto
de privacy, al encuadrar dentro de ese derecho, los derechos a utilizar anticonceptivos, y
al aborto, entre otros derechos750; y en otros casos, de forma por demás contradictoria,
ha adoptado una acepción netamente restringida hacia el mismo concepto, como ocurrió
con los casos Washinton v. Gluucksberg, y Vacco v. Quill, donde la misma Corte, se negó a
encuadrar el derecho a morir anticipadamente de los enfermos terminales, capaces y con
dolores intolerantes, o que juzgan su vida sin calidad. Asimismo, en Bowers v. Hardwick 751,
la Corte Suprema también se rehusó a reconocer el derecho de los homosexuales adultos
a mantener relaciones sexuales consensuadas dentro de su domicilio. Parece llamativa la
contradicción que yace en el seno de la Suprema Corte estadounidense, respecto de la
amplitud y/o restricción del concepto privacy, siendo conductas semejantes las
anteriormente aludidas, pues todas son parte de la esfera de libertad más íntima de los
seres humanos, y por ende, deben ser sustraídas de la voluntad estatal. Lo anterior
seguramente dio la pauta para que los doctrinarios norteamericanos también hayan
adoptado criterios contrapuestos, por una parte los orginalistas o interpretativistas 752 que
consideran que únicamente se pueden reconocer como derechos constitucionales, los que
se derivan de forma expresa del texto constitucional, es decir, los derechos “originales” o
“genuinos”, de estos son parte los constitucionalistas conservadores, que sostienen que el
derecho al privacy, es una invención judicial, de los cuales forma parte el Juez White 753;

750
El derecho a utilizar anticonceptivos de las personas solteras con base en el derecho a la igualdad,
resaltando que el derecho a la privacy, es de las personas, no de las parejas matrimoniales, en Eisenstadt v
Baird, 405 U.S. 438. (1972) y el derecho de los menores también al uso de anticonceptivos, en Carey v
Population Services International, 431 U.S. 678. (1977), donde la Corte tachó de inconstitucional una ley del
Estado de Nueva York que prohibía a los farmacéuticos vender anticonceptivos a menores de 16 años, en
virtud de que el derecho a la privacy con relación a las decisiones de la procreación se extiende a los
menores de edad, ya que no se puede establecer una prohibición general.
751
Bowers vs. Hardwick, 478 U.S. 186 (1986).
752
Ronald Doworkin la llama doctrina “originalista”. Dworkin, Ronald. El dominio de la vida….(Trad. Ricardo
Caracciolo y Víctor Ferreres), op. cit., pp. 170 y ss. En cambio otros la nombran doctrina “Interpretativista”,
Grey, Thomas. Do we have an unwritten Constitution. Chicago, “Chicago-Kent Law Review”, vol. 64, 1988,
artículo 11, Perry, Michael. The Constitution, the Courts and human rigths. E.U.A., “Jourmal of Law and
Religion”, vol.1, no.1, 1983, pp. 249-251., Ely, John. Democracy and distrust. A theory of judicial review.
Boston, Harvard University Press, 1981, p. 1, entre otros.
753
Dicho Juez se rehusó a reconocer el derecho constitucional de los adultos, competentes homosexuales de
sostener relaciones sexuales consensuadas, en el caso Bowers vs. Hardwick, 478 U.S. 186 (1986), donde
expresó, que tal derecho no está mencionado expresamente en la Constitución, y por consiguiente, si la

238
por otro lado se encuentran los filósofos del derecho que redactaron el Brief como amicus
curiae en los casos Washinton v. Gluucksberg, y Vacco v. Quill, que estudiamos con
antelación. De entre ellos, destaca la doctrina de Dworkin 754 respecto de la eutanasia
activa y el suicidio medicamente asistido, que expuso: “Los norteamericanos tienen el
derecho constitucional de que el Gobierno no infrinja ciertas libertades personales cuando
actúa en salvaguarda de un valor intrínseco. Un Estado no puede coartar la libertad para
proteger ese valor cuando el efecto sobre un grupo de ciudadanos resulte especialmente
grave, cuando la comunidad se halle seriamente dividida acerca de qué tipo de respeto
requiera ese valor y cuando las opiniones de la gente acerca de la naturaleza de ese valor
reflejen convicciones esencialmente religiosas que son fundamentales para la personalidad
moral”. También, adujo: “…. El reconocimiento de un derecho individual de autonomía
hace posible la autocreación. Permite a cada uno de nosotros hacernos responsables para
conformar nuestras vidas de acuerdo a nuestra propia personalidad, coherente o
incoherente, pero, en cualquier caso, distintiva. Nos permite conducir nuestras propias
vidas, en vez de dejarnos llevar a lo largo de ellas, de tal forma que cada uno de nosotros
pueda ser, en la medida en que un esquema de derechos lo haga posible, lo que hemos
hecho con nosotros mismos. Permitimos que alguien elija morir, ante la alternativa de una
amputación radical o de una transfusión sanguínea, si éste es el deseo que ha comunicado
previamente porque reconocemos su derecho a una vida estructurada según sus propios
valores”. Además, reconoció que: “…la negativa a legalizar la eutanasia es en sí misma
dañosa para muchas personas…”, los riesgos existen “…tanto en legalizar como en
rechazar la legalización, los peligros polarizados deben de equilibrarse y ninguno debería
ser ignorado…”. En cambio Kreimer 755 asegura que también legalizar el suicidio asistido

Corte lo admitiera, estaría elaborando derechos constitucionales, situación que sería sumamente
sospechosa, en tanto que esos derechos no tendrían ninguna raíz reconocible en el lenguaje de la
Constitución. De forma parecida se pronunció en los juicios Roe v. Wade 410 U.S. 115. 1973 y Planned
Parenthood of Southeastern Pa. v. Casey. 505 U.S. 833. (1992) respecto del aborto en estos dos últimos
casos.
754
Dworkin, Ronald. El dominio de la vida... (Trad. Ricardo Caracciolo y Víctor Ferreres), op. cit., pp. 170 y ss.
755
Kreimer, Seth. Does pro-Keborkian? An essay on Roe, Casey, and the right to die. University of
Pennsylvania Law School, 1995. Disponible en:
http://scholarship.law.upenn.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=2176&context=faculty_scholarship
(consultada el 1 de septiembre de 2015).

239
causaría mucho daño a las personas moribundas o gravemente enfermas, en virtud de
posibles abusos y al poder estatal le competerá resolver si vale la pena correr dichos
riesgos.

Particularmente consideramos que el texto constitucional estadounidense, a partir del


derecho a la privacy, derivado de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución, en una
interpretación evolutiva, sí contempla el derecho a la eutanasia de los estadounidenses
como derecho fundamental, de los denominados “derechos constitucionales no
escritos” 756.

Para finalizar con el estudio de la eutanasia en la Unión Americana, y en relación con el


derecho a la privacy, al inicio del presente capitulado indicamos que el suicidio
medicamente asistido era permitido en diversos Estados, en virtud de la promulgación de
leyes estatales en la materia, no obstante, señalamos que el Estado de Montana también
permitía el suicidio asistido, no por ley, sino por la sentencia que había emitido su Corte
Suprema Estatal, a la cual nos referiremos a continuación:

En el año de 2008, Robert Baxter 757 era un camionero jubilado de Billings que estaba
enfermo de leucemia linfocítica en fase terminal, el cual había sido tratado mediante
quimioterapias y como consecuencia de ellas era víctima de otros padecimientos, tales
como dolores agudos, nauseas, enfermedades infecciosas, fatiga crónica, problemas
digestivos, entre otros; el pobre Sr. Baxter, no tenía perspectiva de cura, por lo que
decidió junto con cuatro médicos y la organización Compassion & Choices, interponer un
recurso ante el Tribunal de Distrito, impugnando la constitucionalidad de la aplicación de
las leyes relativas al homicidio del Estado de Montana, alegando el derecho de los
pacientes a morir con dignidad amparado en los derechos constitucionales del artículo II,

756
En este sentido Rey Martínez sostuvo que la Constitución Española, en comparación con la
estadounidense, no contemplaba una cláusula como la de privacy, en la que derivado de una interpretación
evolutiva de la misma se pudiera considerar ciertas conductas que no se encuentran en el texto
constitucional. Rey, Fernando, op. cit., pp. 82 y 83.
757
Robert Baxter, Stephen Speckart, M.D., C. Paul Loehnen, M.D., Lar Autio, M.D. George Risi, Jr., M.D. and
Compassion & Choices, plaintiffs and Apelles v. State of Montana and Steve Bullock. DA 09-0051. MT 449.
(2009).

240
secciones 4 y 10, de la Constitución de Montana, referentes a la dignidad y a la privacy, a
lo que la jueza Dorothy McCarter resolvió 758 sosteniendo que el derecho a la privacy y a la
dignidad humana en conjunto, abarcan el derecho de los pacientes competentes y
terminales a morir con dignidad; asimismo, dichos pacientes pueden utilizar la ayuda de
su médico para obtener una prescripción de una dosis letal de medicamentos, incluyendo
dentro del mismo derecho, la protección del médico; además el Tribunal de Distrito
concedió los honorarios del abogado del Sr. Baxter, con recursos estatales. La sentencia
emitida por el Juzgado Primero de Distrito fue apelada por el Estado de Montana y, en
diciembre de 2009, el Tribunal Supremo del Estado de Montana falló 759 afirmando y
revocando en parte la sentencia anterior. Primeramente consideró tomar como base el
principio jurídico que establece que se deben de abstener de pronunciarse sobre la
constitucionalidad de una ley, si es factible resolver el caso sin llegar a cuestiones
constitucionales; por lo que la Corte determinó advirtiendo que el suicidio no era un delito
bajo la ley de Montana, y además existía un estatuto de consentimiento, y bajo éste
estatuto, los médicos que prescribieran medicinas letales a los enfermos terminales,
capaces y adultos, podrían no tener responsabilidad en el delito de homicidio, delito en el
que podría encuadrarse la conducta, el cual textualmente indica 45-5-102 (1), MCA: “… la
persona que intencionalmente o a sabiendas causa la muerte de otro ser humano
siendo…”, estableciendo también como defensa el consentimiento, ya que se indica: “…el
consentimiento de la víctima a la conducta incriminada para constituir un delito o para el
resultado del mismo es una defensa” (45-2-211 (1), MCA), el estatuto del consentimiento
tiene cuatro excepciones: a) cuando sea dado por persona incompetente; b) cuando es
dado por menor, enfermo o enfermo deficiente mental, o intoxicado incapaz de hacer un
juicio razonable sobre la naturaleza o nocividad de la conducta incriminada para constituir
un delito; c) por la fuerza, coacción o engaño y; d) está en contra de la política pública

758
Robert Baxter, Steven Stoelb, Stephen Speckart, M.D., C. Paul Loehnen, V M.D., Lar Autio, M.D. George
Risi, Jr., M.D. and Compassion & Choices, plaintiffs v. Montana and Mike McGrath, Attorney General,
Defendants. Cause no. ADV-2007-787. Montana First Judicial District Court Lewis and Clark. (2008).
759
Robert Baxter, Stephen Speckart, M.D., C. Paul Loehnen, M.D., Lar Autio, M.D. George Risi, Jr., M.D. and
Compassion & Choices, plaintiffs and Apelles v. State of Montana and Steve Bullock. DA 09-0051. MT 449.
(2009).

241
para permitir la conducta o el daño resultante, a pesar de su consentimiento. (45-2-
211(2), MCA). Por obvias razones la Corte solo se limitó a analizar la última de las
excepciones, la cual opera cuando se trasgrede la paz pública y se pone en peligro a otros;
a lo cual la Corte falló que la ayuda del médico a morir no entra en el ámbito de las
políticas públicas, además el médico que auxilia a un enfermo terminal a morir no es
directamente involucrado en la decisión final o el acto final. Él o ella solo proporcionan el
medio por el cual el paciente puede estar en control de su propia muerte y la subsiguiente
decisión que toma el paciente, es netamente privada, de ingerir o no la droga letal, la cual
no vulnera el orden público. Asimismo, en la misma resolución se señaló que la Ley de
Enfermos Terminales estipulaba el derecho de la autonomía del paciente al final de la
vida. Por lo que la Corte determinó que el suicidio medicamente asistido en el Estado de
Montana, para enfermos terminales, capaces y adultos, era un derecho del paciente,
siendo ésta una conducta apegada a derecho.

Nuestra opinión 760 respecto de la sentencia de la Suprema Corte de Montana, la


centraremos en dos puntos: 1) consideramos acertado que se haya hecho valer el derecho

760
Nuestra opinión resulta parecida a la votación que hizo el Juez James C. Nelson en el presente caso, el
inició felicitando a la Juez de Distrito Doroty McCarter, aludiendo que su sentencia fue compasiva, valiente y
que hizo una visionaria interpretación de la de la Constitución de Montana. Considera el Juez James C.
Nelson que la dignidad es el más importante y frágil de los derechos humanos reconocidos por la
Constitución de Montana. Considera que este caso en particular es el más importante que haya considerado
la Corte, respecto a la dignidad humana. Consideró que en este caso el auxilio a morir con dignidad es
fundamental y esencial en cuanto a la dignidad humana. Por lo que a ese derecho dirigió sus comentarios,
dijo que ninguna Constitución te puede otorgar un derecho a morir, sino que lo que debe garantizar es la
autonomía y dignidad individual, con base a los siguientes razonamientos: 1) el sufrimiento en todas sus
manifestaciones que una persona es capaz de soportar es una cuestión individual; 2) el sufrimiento puede
implicar una percepción única y personal de su calidad de vida, íntimamente ligada con la dignidad humana;
3) todas las enfermedades son únicas y personales en cuanto a la experiencia de la persona afectada; 4) los
avances del tratamiento médico pueden estar disponibles durante el periodo que se diagnostica la
enfermedad incurable; 5) el acceso a individual a médicos puede variar; 6) cada enfermo vive una situación
familiar diferente y; 7) muchos de los enfermos terminales pueden exponer a la familia a una fuente
profunda y emocional de angustia espiritual. Respecto de la dignidad humana señala que es un derecho
fundamental en Montana por la topografía de la norma que lo alude, el cual está consagrado en el artículo
II, que es relativo a los derechos fundamentales y que en este sentido la cláusula de dignidad ordena que “el
valor intrínseco y la humanidad básica de las personas no puede ser violado”, con base a los siguientes
argumentos: 1) rechaza categóricamente que la cláusula de dignidad sea simplemente alguna “introducción
aspiracional” de la igualdad de derechos de protección y no discriminación. La Constitución es “una
limitación a los poderes” y en la interpretación constitucional se tiene la obligación de dar sentido a cada
palabra, frase, cláusula. Por lo que la dignidad humana es inviolable debe ser reconocida como la limitación
independiente que está en el poder del Gobierno, es un derecho concreto garantizado por la Constitución;

242
de los pacientes terminales al suicidio medicamente asistido, en plena congruencia con
tantas y tantas sentencias que así lo estimaron, emitidas por diversas cortes
estadounidenses, en virtud del control difuso que impera en su sistema judicial,
permitiéndoles a los habitantes de ese Estado, que sean enfermos terminales, capaces y
mayores de edad, con dolores insoportables, solicitar drogas letales a su médico, y ese
mismo derecho proteja al médico de la incriminación de homicidio, independientemente
de que el poder legislativo estatal, posteriormente pueda pronunciarse al respecto; 2) Por
otra parte, el hecho de que el Tribunal Supremo de Montana se haya negado a reconocer
el derecho al suicidio medicamente asistido como derecho fundamental, amparado en el
derecho a la privacy, tal como valientemente lo hizo el Juzgado Primero de Distrito, no nos
parece plausible, sino por el contrario, dicha Corte actuó de forma timorata, al negarse a
realizar el estudio relativo a la constitucionalidad de tan polémico derecho, aunque es de
resaltar como ya se ha sostenido, que independientemente del temor que probablemente
recayó en los miembros de la Corte, sí resolvieron sobre la existencia de dicho derecho,
aunque no como derecho fundamental, inverso a lo suscitado en el Estado de Nuevo
México 761, donde un Juzgado de Distrito determinó reconocer el derecho al suicidio
asistido de sus gobernados y la Suprema Corte del mismo Estado, invirtió dicho fallo.

2) rechaza la idea de que el derecho a la dignidad tiene plena aplicación por la protección de la igualdad y no
discriminación, como vehículos operativos para el logro de la dignidad. No está de acuerdo con que el
derecho a la dignidad solo se viole cuando se niegue la igualdad de las personas al ejercer sus derechos
humanos. La cláusula de dignidad debe ser concebida como la cláusula de dignidad trazada en 1949 en la
Constitución de la República Federal Alemana, que fue desarrollada en respuesta al tratamiento de judíos
(homosexuales, gitanos, entre otros). Los que eran vistos como subhumanos, sin ninguna dignidad, la
Constitución de Alemania Occidental señala que “la dignidad del hombre es inviolable” debe entenderse en
este contexto. Por lo que considera que la dignidad humana no es vaga, más bien es un imperativo, un
mandato constitucional sin ambigüedades. La redacción en el artículo II, sección 4, que se titula: “Dignidad
individual” se mueve en una progresión lógica de lo general a lo específico. La primera fase declara que la
dignidad es inviolable. La segunda, declara que la dignidad no puede ser violada, por lo que
significativamente el derecho a la dignidad humana es el único derecho de la Constitución de Montana que
es inviolable. Ningún individuo puede ser despojado de humana dignidad bajo el lenguaje sencillo de la
cláusula de dignidad.
761
El 13 de enero de 2014, el Juez Segundo Judicial Nan G. Nash dictaminó que los médicos que ayudan a los
pacientes con enfermedades terminales competentes a terminar con sus vidas no podrían ser procesados,
que era un auténtico derecho fundamental el derecho a solicitar la ayuda al suicidio por médico. El fallo
aplica solo para el Condado de Bernalillo en Nuevo México y fue apelado por el Procurador General de
Nuevo México, Gary King el 13 de marzo de 2014. King también solicitó la suspensión de la resolución del
juez Nash. El 11 de agosto de 2015, la Corte de Apelaciones de Nueva México revocó el fallo del juez Nash. El

243
4.7.2 Holanda.
El Estado pionero en legislar la eutanasia activa directa fue Holanda 762, el día 10 de abril
de 2001, el Senado del Reino de Holanda aprobó la Ley Korthals/Borst 26691, que entró
en vigor el día 1º de abril de 2002 763. La presente ley cuenta con doce artículos y a raíz de
ésta ley tuvo que ser reformado el Código Penal y la Ley General de Derecho
Administrativo; la presente, reviste una importancia considerable en el mundo entero, ya
que en determinadas condiciones, la ley considera a la eutanasia como un derecho
subjetivo individual.

De entre los antecedentes jurisprudenciales de ésta ley, podemos citar los siguientes: 1. El
21 de febrero de 1973 el Tribunal de Leuuwarden, dictó la que se conoce como la primera
resolución en la que un órgano judicial admitió una serie de condiciones bajo las cuales
cabría justificar la eutanasia. En dicha sentencia la doctora Geetruida Postma, una Médico
General Holandesa fue condenada por homicidio, tras haber causado la muerte de su
Madre mediante una inyección de morfina, la Madre había sufrido una hemorragia
cerebral que le había paralizado la mitad del cuerpo, estaba sorda, apenas podía hablar y
estaba siendo tratada de neumonía. Ella había fallado en un intento previo de suicidio, le
había manifestado a su hija su firme deseo de morir y le había pedido ayuda para poner
fin a su sufrimiento. Aunque la sentencia fue condenatoria, el Tribunal aprovechó la
ocasión para admitir la existencia de una serie de requisitos cuyo cumplimiento excluiría el
castigo de conductas de eutanasia o de ayuda al suicidio, los cuales son los siguientes: a)
que se trate de un paciente que haya entrado en la última fase de la enfermedad; b) que
padezca un dolor insoportable; c) que la ayuda sea prestada por un médico, y; d) que el
paciente solicite ayuda al médico por escrito. De acuerdo con el Tribunal cuando se dieran
esas condiciones no cabría exigir responsabilidad criminal por ayudar al suicidio de otro.

fallo del tribunal hace al suicidio asistido por un médico ilegal en el condado de Bernalillo y en todo Nuevo
México. Katherin Morris, M.D, Aroop Mangali K, M.D, y Aja Riggs v. Kari Brandenburgo, Fiscal de Distrito del
Condado de Bernalillo Nuevo México, y Gary Kig, Fiscal General del Estado de Nuevo México. No. 33630
(2014).
762
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 239 y Juanatey, Carmen., op. cit., p. 191.
763
Cfr. Parejo, María., op cit. p. 33.

244
2. El Tribunal de Rotterdam, el 1 de diciembre de 1981, resolvió un caso de una mujer que
estaba convencida de que padecía cáncer, aunque una autopsia posterior mostró que se
trataba de una creencia errónea, la cual había solicitado a un miembro de la Asociación
pro la Eutanasia Voluntaria que la ayudara a suicidarse. Éste último, aunque no era
médico suministró a la mujer 30 pastillas Vesparax mezcladas con un dulce, lo que le
causó la muerte a la mujer. El Tribunal desestimó la aplicación de una causa de
justificación o de inexigibilidad y dictó una sentencia condenatoria. No obstante lo
anterior, éste Tribunal hizo las siguientes precisiones: la ayuda al suicidio y la eutanasia,
no pueden ser consideradas conductas condenables, y en todo caso, la ayuda de una
persona que no desea vivir, de una forma apacible y no dolorosa estará justificada,
siempre que se den las siguientes circunstancias: a) la persona padezca sufrimiento físico
o psicológico insoportable y persistente; b) la decisión de morir se tome de forma
voluntaria y firme; c) la persona tenga pleno conocimiento de su situación y de las
posibles alternativas; d) no hayan perspectivas de mejora; e) la muerte no cause un
sufrimiento innecesario a terceros; f) la decisión no sea tomada por una sola persona y; g)
un médico ha de tomar parte en la decisión de prestar ayuda y ha de ser él, quien
prescriba la medicina a utilizar, solicitando en un caso la opinión de otro facultativo a fin
extremar las garantías en la toma de decisión.

3. el Tribunal Supremo, el 21 de junio de 1994, dictó la Sentencia Chavot, nombre del


psiquiatra condenado en la misma. Los hechos relatados en la sentencia describen a una
mujer de cincuenta años que se sentía profundamente desgraciada y deseaba fielmente
morir. La mujer había contraído matrimonio a los 22 años, desde el comienzo había sido
infeliz. Había tenido dos hijos; el mayor de ellos se había suicidado en 1986, hecho que, a
juicio de un psiquiatra que le había tratado, nunca llegó a aceptar. En 1991, su segundo
hijo murió de cáncer, quien, según las propias declaraciones de la mujer, constituía su
única razón para continuar viviendo. Entonces, con la finalidad de obtener ayuda para
morir se puso en contacto con la Asociación Holandesa para la Eutanasia Voluntaria y a
través de ella con el psiquiatra Chavot. El Dr. Chavot, se convenció de que la decisión de
morir de la mujer era libre, voluntaria y seria, con un sufrimiento irresistible y las

245
probabilidades de éxito de un tratamiento eran mínimas dado el firme rechazo de la mujer
al mismo. Siete expertos consultados por Chiavot manifestaron esta misma opinión, no
obstante, ninguno de ellos examinó personalmente a la mujer. Así las cosas, en
septiembre de 1991 dicho Doctor dio drogas letales a la mujer que solicitaba seriamente
morir, mismas que ella ingirió, en presencia de un médico general, una amiga y el mismo
Dr. Chiavot. Pues bien, también en esta sentencia el Tribunal Supremo afirmó que bajo
determinadas circunstancia la eutanasia y la ayuda al suicidio pueden considerarse
justificadas.

4. Finalmente, el Tribunal de Leeuwarden, el 4 de abril de 1996, dictó una resolución


diferente a las anteriores; la paciente era una recién nacida, y en consecuencia, la decisión
de poner fin a su vida no podía basarse en su libre voluntad, sino en la de sus padres
debidamente informada, de acuerdo con los correspondientes dictámenes médicos. En
este caso se trataba de una niña nacida con gravísimas taras congénitas que le provocaba
efectos graves, dificultades respiratorias, lo que hacía necesario el uso de un respirador
artificial, además de un deficiente funcionamiento del riñón; asimismo, presentaba una
grave lesión en la cabeza. Los médicos que la examinaron coincidieron en que padeció una
alteración cromosómica (Trisomía-13) y que viviría una semana o a lo sumo, unos meses, y
con graves sufrimientos; los padres, una vez informados de la situación, decidieron
llevársela a casa y cuidarla ellos mismos con la ayuda de su médico general que asumió la
asistencia médica de la pequeña. A los pocos días, la salud de la niña empeoró
notablemente y a consecuencia de los dolores que padecía lloraba sin cesar. Ante ésta
situación, los padres pidieron a su médico general que pusiera fin a la vida de la recién
nacida, el médico requirió la opinión de otros facultativos, un pediatra y un médico
general (éste mismo examinó personalmente a la niña), los tres especialistas estuvieron
de acuerdo, considerando que el deber del médico era poner fin a su vida como único
medio de aniquilar su dolor, el médico, además solicitó información sobre los aspectos
jurídicos del caso a la fiscalía, a los 26 días de nacimiento la situación de la niña deterioró
considerablemente y el médico le dio una dosis alta de stesolid, que la sumió en sueño
profundo. Una hora y media más tarde le inyectó alloferin y la pequeña murió

246
plácidamente en brazos de su Madre. El Tribunal consideró que, en principio, la conducta
del acusado era constitutiva de un delito de asesinato, pero, dadas las circunstancias del
caso, el sufrimiento insoportable de la niña y el carácter inevitable de su muerte, dicha
conducta estaba justificada. El acusado había actuado ante un conflicto entre su deber de
preservar la vida, y su deber de hacer todo lo posible por aliviar el sufrimiento y había
adoptado la elección correcta: poner fin a los padecimientos inútiles de la pequeña. El
órgano judicial basó su decisión en este caso, en los siguientes argumentos: a) el
diagnóstico y el pronóstico sobre la salud de la niña, en los que tanto el acusado como los
padres habían basado su decisión, habían sido concluyentes; b) la solicitud de los padres
había sido voluntaria y fundada en un conocimiento profundo de la situación; c) el
acusado había requerido la opinión de otro médico general (quien había examinado
personalmente a niña) y la de un pediatra, coincidiendo en el diagnostico; d) el facultativo
había puesto extremo cuidado en la elección del método de poner fin a la vida del bebé y;
e) había puesto los hechos en conocimiento de la autoridad 764. Por lo anterior, podemos
afirmar que la eutanasia en Holanda inició como una “lex artis médica” y culminó como
una ley.

Retomando la actual ley de Muerte Digna Holandesa, para que un médico pueda aplicar la
eutanasia en Holanda según esta ley, tiene que cumplir con los siguientes requisitos de
cuidado (Art. 2): 1) el médico debe haber llegado al convencimiento de que el paciente
solicita que lo priven de la vida de forma voluntaria y bien meditada; 2) que el
padecimiento del paciente es insoportable sin esperanza de mejora; 3) que se le ha
informado del padecimiento que presenta y de su situación a futuro; 4) que no existe
ninguna otra solución razonable a su padecimiento; 5) que el paciente ha consultado por
lo menos con un médico independiente y éste ha emitido un dictamen por escrito, que
contenga todos las características que se han mencionado y; 6) que lleve la eutanasia
acabo con el mayor de los cuidados. Además, el precepto en comento exige que la
eutanasia se pueda practicar a menores de edad que cuenten con dieciséis años, que ya
no estén en condiciones de expresar su voluntad, siempre y cuando, con antelación,

764
Juanatey, Carmen., op. cit., pp. 192-198.

247
hayan redactado por escrito una solicitud que contenga los requisitos de cuidados que
acabamos de mencionar. También se puede atender la solicitud de menores de edad que
cuenten con la edad de dieciséis a dieciocho años, cuando sus padres o tutores hayan
participado en la toma de decisión. Incluso, se permite la eutanasia de menores de edad
que tengan de doce a dieciséis años, cuando los padres o tutores estén de acuerdo con la
terminación de la vida del paciente. El Médico inmediatamente después, tiene que
notificar a las Comisiones Regionales que ha practicado la eutanasia. Las Comisiones
Regionales están integradas por un número impar de miembros (Art. 3), de los cuales al
menos uno debe ser jurista, y a la vez, será presidente; un médico y un experto en
cuestiones éticas y sus respectivos suplentes. Todos nombrados por los Ministros (Art. 4).
Las comisiones tienen entre sus funciones juzgar si el médico ha cumplido con los
requisitos de cuidado (Art. 8) y emitir un dictamen en un plazo de seis semanas que será
notificado al médico. En caso de que a opinión de la Comisión, el médico no haya actuado
conforme a los requerimientos establecido por la ley, tiene que notificar dicho dictamen a
la Fiscalía General de Estado y al Inspector Regional (Art. 9).

En definitiva, la ley holandesa por ser la ley precursora en la materia, fungió como fuente
de inspiración de las demás leyes del mismo tipo; en nuestra opinión, el modelo legal
adoptado por los holandeses resulta útil, ya que cuando la persona ya no puede emitir su
voluntad al respecto, la ley permite que se haga valer la voluntad emitida con antelación,
siempre y cuando se haya manifestado por escrito y de manera certera; además, abre la
puerta para que los enfermos con padecimientos incurables puedan acceder a la
eutanasia activa directa, no solo los enfermos terminales, aunque no ofrece muchas
garantías para evitar abusos.

La práctica de la eutanasia en Holanda está recogida primordialmente en tres informes


elaborados por el Gobierno, en 1990, 1995, y en 2001. Es advertible que dichos informes
fueron elaborados antes de la entrada en vigor de la ley, ya que la práctica de la eutanasia
en Holanda tuvo un desarrollo atípico, en principio se dio como una práctica médica

248
recurrente, luego, bajo permisión judicial, y posteriormente, se legalizó 765 ; muy al
contrario de lo sucedido en los otros países que también han legalizado prácticas
eutanásicas. Holanda es un país de aproximadamente 16 millones de habitantes. Pues
bien, de los 128.824 fallecidos en 1990, 2.300 murieron por eutanasia activa voluntaria,
400 por suicidio medicamente asistido y 1.000 por eutanasia activa no actualmente
voluntaria. En 1995, fallecieron 135.675 personas, y de ellos, 3.200 fueron mediante
eutanasia activa voluntaria, 400 por suicidio medicamente asistido, 900 por eutanasia
activa no voluntaria, y 95 por eutanasia neonatal. Para el año de 2001, murieron 140.377
holandeses y, 3.700 lo fueron por eutanasia activa voluntaria, 300 por suicidio
medicamente asistido, 1.000 por eutanasia activa no voluntaria y 100 por eutanasia
neonatal. Sin duda, lo que reflejan las anteriores estadísticas, es el incremento en el
número de enfermos que utilizaron la eutanasia, o sea, se refleja una aceptación total de
la sociedad ante las prácticas eutanásicas766.

En el año 2012, el Centro Médico de la Universidad de Erasmus en Rotterdam, el Centro


Médico de la Universidad VU en Ámsterdam, y el Centro Médico de la Universidad de
Utrecht, realizaron un estudio científico dirigido por la profesora Bregje Onwitw aka-
Philipsen 767, y publicado en “The Lancet”, en el que analizaron el impacto de la ley
holandesa a diez años de su promulgación, en cuanto al número de personas que
utilizaron dicha ley. El estudio arrojó los siguientes resultados: encontraron que las tasas
respecto de las personas que optaron por la eutanasia son análogas a las tasas arrojadas,
incluso antes de la entrada en vigor de la ley. Los científicos encontraron que entre 1990 y
2001, las tasas de eutanasia y suicidio asistido se incrementaron del 1,9 al 2,8% en las
tasas totales de mortandad. Entre 2002 y 2005, ya legalizada la eutanasia, las tasas
disminuyeron a 1,8%, y posteriormente, de 2005 a 2010 percibieron un incremento al
2,9%; nada comparado al 0,2% del total del índice de mortandad que tenía para el 2012, la

765
Rey, Fernando., op. cit., pp. 59 y ss.
766 Cfr. L’état du monde. Annuaire économique géopolitique mondial, ed. La Découvert, Paris 2002, p. 473.
Dicha información la han transcrito múltiples doctrinarios como: Rey, Fernando., op. cit., pp. 59 y ss.
767
Información disponible en:
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/07/120711_eutanasia_tasas_mortalidad_men.shtml
(consultada el 1 de septiembre de 2015).

249
ley de Oregón. Otro de los hallazgos interesantes encontrados en dicho estudio fue que
las eutanasias aplicadas, en su mayoría han sido a personas jóvenes, pacientes de cáncer,
y no han sido en asilos de ancianos, ni en hospitales.

Intentando nutrirnos de la experiencia holandesa y a la vez pretendiendo analizar si es


viable la extrapolación de dicha experiencia al caso Mexicano, siendo el tema central de
nuestro estudio, habría que considerar que tal vez, al igual que como aconteció en 1990
en Holanda, ahora en México la eutanasia podría ser una realidad dentro de la práctica
médica, tal como lo afirmó Xavier Hurtado Oliver 768, al sostener respecto de los actos
eutanásicos lo siguiente: “… se da por cierto que por lo menos en las instituciones de
beneficencia o medicina social es práctica común”. Asimismo, Irma Cantú 769 y Ricardo
Tejeda 770 han argüido que la eutanasia en México se practica dentro y fuera de los
hospitales de manera clandestina y se aplica a los enfermos graves, a su ruego o al de los
familiares. Por otro lado, Resulta extraño que en México jamás haya llegado a los
Tribunales un caso de eutanasia, siendo que solo en 2009 771, en el sistema nacional de
salud 40.000 personas recibieron un diagnóstico de muerte, con una expectativa de vida
menor a los 6 meses; y que además, la tercera causa de muerte en nuestro país sea el
cáncer 772. Pudiendo entonces, acontecer en México lo que sucedió en Holanda, donde el
último paso de la aceptación de la eutanasia fue la ley; esto es, que de la práctica médica,
pudiéramos transitar a la ley. No olvidando que en las encuestas nacionales realizadas por
Consultas Mitofsky 773 en el 2005 y 2007 sobre la aceptabilidad de la eutanasia, más del
62% de la población mexicana consideró estar de acuerdo con la misma; tal vez lo anterior
responde al hecho de la pérdida de aceptación del catolicismo en México en los últimos
cincuenta años, ya que por más de un siglo se mantuvo una población católica de más del
90% de los habitantes, y en los últimos 50 años, la aceptación del catolicismo ha tenido un

768
Hurtado, Javier., op. cit., p. 162.
769
Cantú, Irma., op. cit., p. 38.
770
Tejeda, Ricardo., op. cit., p. 59.
771
Alcántara, Liliana. “El bien morir, derecho de unos cuantos “, en Periódico el Universal, octubre de 2009.
Disponible en: http://www.eluniversal.com.mx/nacion/172393.html (consultada el 7 de enero de 2015).
772
Información disponible en: http://www.spps.gob.mx/noticias/1445-5-tipos-cancer-mas-afectan-
mexicanos.html (consultada el 8 de enero de 2015).
773
Información disponible en: http://consulta.mx/ (consultada el 4 de junio de 2015).

250
descenso considerable, según cifras históricas de INEGI, para 1970 el 96.2% de la
población en México todavía era católica 774, y para el 2010 solo el 82.7% de los habitantes
lo era 775.

No obstante lo anterior, consideramos que la legislación Holandesa no podría trasladarse


mutatis mutandis al ordenamiento jurídico mexicano, porque como bien lo señala Rey
Martínez 776, la eutanasia en Holanda no fue planteada desde el derecho a la autonomía
del paciente, ni a partir de los derechos fundamentales, ya que en Holanda no existe
jurisdicción constitucional, sino que este modelo de eutanasia fue planteado desde un
proceso político ordinario, sobre la necesidad de legalizar la praxis médica, de esta forma,
el problema de la eutanasia en Holanda no fue formulado en virtud del derecho a morir de
los ciudadanos, sino desde la necesidad de legalizar la “lex artis médica” como dice el
doctrinario en referencia.

Por último, el modelo en comento no resulta lo suficientemente garantista como para que
pudiere servir de patrón en el caso de querer implementarlo en el ordenamiento jurídico
mexicano, si se tuviera que adoptar un modelo de guía o base para la concreción de estas
prácticas en nuestro país, sería más recomendable utilizar el modelo adoptado en
Luxemburgo, el cual ofrece mayores garantías que el holandés, para evitar abusos.

4.7.3 Bélgica.
Bélgica se convirtió en el segundo país europeo en aprobar una ley a favor de la eutanasia,
y el primero con tradición católica en aprobarlo 777; la presente ley fue aprobada el 16 de
mayo de 2002 y entró en vigor el 23 de septiembre del mismo año 778. Para la presente ley,

774
Información disponible en:
http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/integracion/sociodemografico/
religion/div_rel.pdf (consultada el 5 de septiembre de 2015).
775
Información disponible en:
http://www.inegi.org.mx/prod_serv/contenidos/espanol/bvinegi/productos/integracion/pais/mexcon/follet
o_nacional_pliegos_baja.pdf (consultada el 5 de septiembre de 2015).
776
Rey, Fernando., op. cit., p. 61.
777
Cfr. Parejo, María. La eutanasia ¿un derecho? Madrid. Thomson Aranzadi, 2005, p.41.
778
Según Diego Valadés, la presente ley permitió que el distinguido poeta Hugo Claus, afectado por
Alzheimer, pudiera decidir el momento de su muerte y solicitara la aplicación de la eutanasia, falleciendo el

251
la eutanasia es “un acto practicado por un tercero, que pone intencionalmente fin a la vida
de una persona a petición de ésta 779”. Como podemos observar, superficialmente hay una
diferencia notable entre el concepto de eutanasia de la ley belga y la holandesa, pues el
concepto belga aparentemente abre la puerta para que cualquier persona pueda practicar
la eutanasia, al contrario de la ley holandesa que únicamente la puede practicar un
médico. Sin embargo, al realizar una análisis exhaustivo de la ley belga, nos daremos
cuenta que no es así. Los requisitos que deben cumplimentarse según la presente ley,
para que la eutanasia no sea punible según el artículo 3, son: a) que se lleve a cabo por un
médico; b) el paciente sea mayor de edad o menor emancipado, capaz y consciente al
momento de presentar sus solicitud; c) el paciente ha de solicitarlo por escrito y de
manera voluntaria, reflexionada y reiterada, en la que no medie presión externa; d) el
sufrimiento físico o psíquico, ha de ser constante, insoportable e irreversible, y puede
tener su origen en una afección accidental o en una patología incurable y; e) el médico ha
de llegar al convencimiento de que no hay otra solución que la eutanasia, debe consultar a
otros facultativos antes de practicarla, y ha de dejar pasar al menos un mes, a contar
desde que el paciente termine su petición (por escrito y con dos testigos sin interés
económico) a efecto de llevar a cabo la eutanasia. Una vez aplicada la eutanasia, dentro
de los cuatro días siguientes el médico deberá presentar un registro a la Comisión Federal
de Control y de Evaluación de la aplicación de la Ley de la eutanasia 780. Esta Comisión, es
compuesta por dieciséis miembros781, su función es verificar que el facultativo ha actuado
conforme esta ley782. En el supuesto de que dos tercios de los miembros de dicha
Comisión estimen que el médico no ha observado las condiciones establecidas en la ley,
éste órgano enviará el caso al Fiscal, para que éste último, emprenda medidas judiciales si
lo considera oportuno 783.

19 de marzo de 2008, en un centro hospitalario de Amberes. Le Soir. En Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op.
cit., pp. 90 y 91.
779
Véase, artículo 2 de la Ley de Bélgica.
780
Véase artículo 5, de la Ley de Bélgica sobre la Eutanasia.
781
Véase artículo 6, de la Ley de Bélgica sobre la Eutanasia.
782
Véase artículo 8, de la Ley de Bélgica sobre la Eutanasia.
783
Ídem.

252
De los anteriores planteamientos se deduce que la ley holandesa y la belga tienen muchas
coincidencias, las dos permiten la eutanasia activa voluntaria mediante una declaración
correspondiente. En ambos casos solo la puede aplicar el facultativo, lo único en lo que
podrían diferir estas dos leyes, en conclusión, es en su tramitología, siendo más garantista
la ley belga 784. Haciendo oportuno agregar, que la presente ley sufrió una reforma en la
que permite que los menores de edad puedan acceder a la eutanasia activa directa, sin
hacer mención de edad específica, como acontece con la ley holandesa.

4.7.4 Luxemburgo.
En marzo de 2009 el Parlamento de Luxemburgo aprobó con treinta votos a favor y
veintiséis en contra, la “Ley de cuidados paliativos, eutanasia y asistencia al suicidio”, que
despenaliza la eutanasia en todas sus modalidades. Convirtiéndose así, en el tercer país de
la Unión Europea en despenalizar la eutanasia.

La ley en referencia como su nombre lo señala, permite la eutanasia y la ayuda al suicidio.


Definiendo a la eutanasia como: “el acto, practicado por un médico, que pone fin,
intencionalmente a la vida de una persona a la demanda expresa y voluntaria de la
misma”. Por asistencia al suicidio debe entenderse: “el hecho de que un médico ayude
intencionalmente a otra persona a suicidarse o procure a otra persona los medios a tal
efecto, a la demanda expresa y voluntaria de la misma” (artículo 1). Asimismo, exime de
toda responsabilidad penal o civil a los médicos que hayan atendido la solicitud de
eutanasia o asistencia al suicido, siempre y cuando se cumplan las condiciones siguientes:
1) que el paciente sea mayor de edad, capacitado y consciente; 2) la demanda se formule
de manera voluntaria, reflexionada y preferentemente, repetida; 3) el paciente se
encuentre en estado médico sin solución y su sufrimiento físico o psíquico sea constante e
insoportable y sin mejoría y; 4) que la demanda del paciente de recurrir a la eutanasia o a
la asistencia al suicidio, se realice por escrito, en un documento que deberá redactar,
firmar y fechar el paciente; en caso de contar con una imposibilidad física para hacerlo, lo
hará un adulto de su confianza, se plasmará en el documento la imposibilidad física del

784
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 240.

253
paciente, el cual podrá ser revocado en cualquier momento, y se agregará en el historial
médico del mismo (Art. 2). Es preciso señalar que ésta ley prevé la objeción de conciencia
para los médicos (Art. 15).

El procedimiento que deberá cumplimentar el médico para estar en posibilidad de


practicar la eutanasia o el suicidio asistido, según sea el caso, es: 1) informar al paciente
de su estado físico, diagnóstico médico y esperanza de vida; así como también, sus
posibilidades terapéuticas, cuidados paliativos y consecuencias. Convenciéndose éste, de
que la solicitud que hace el enfermo es voluntaria y consciente, (dicha entrevista la hará
constar en el expediente clínico del paciente); 2) deberá asegurarse de la fijeza del
sufrimiento físico o psíquico del paciente, y su reiteración de la demanda de suicidio
asistido o eutanasia, por lo que deberá realizar varias entrevistas; 3) deberá consultar con
otro médico independiente y especialista en el área médica relativa a la enfermedad del
paciente. El nuevo médico deberá corroborar el diagnóstico y sufrimiento constante del
paciente, (debiendo notificar al enfermo); 4) si el paciente no se opone, deberá dialogar
con los integrantes del personal de salud de que se trate, sobre su caso; 5) si el paciente
no se opone, deberá dialogar sobre su caso, con la persona que él mismo designó como
persona de su confianza, en el documento de voluntad anticipada o en su demanda de
suicidio asistido o eutanasia; 6) asegurarse de que el paciente haya tenido la oportunidad
de dialogar con quien haya dispuesto sobre su demanda de suicidio asistido o de
eutanasia e; 7) informarse ante la Comisión, del registro de la voluntad del paciente. (Art.
2). Una vez cumplidos los antepuestos requerimientos, el médico podrá practicar la
eutanasia o el suicidio asistido, enviando el documento oficial de registro a la Comisión
Nacional de Control y de Evaluación (Comisión), dentro de los ocho días siguientes. (Art.
5).

El documento oficial es establecido por la Comisión, de esta forma, únicamente lo llena el


médico, el cual está compuesto de dos partes, la primera parte se refiere a los datos de
identificación del enfermo, del médico, si hubo médico auxiliar, también de él, y de la

254
persona de confianza del paciente, teniendo éste, carácter de confidencial; la segunda
parte, se refiere a si existió documento de voluntad anticipada o no, o, en su defecto,
demanda de eutanasia o suicidio asistido, la edad y sexo del paciente, el padecimiento
específico del enfermo, la persistencia del dolor físico o psicológico, los medios que
llevaron a determinar la incurabilidad de la enfermedad, los elementos que llevaron al
médico a determinar que era voluntaria, consciente y reiterada la decisión de morir del
enfermo, los médicos consultados, la descripción del procedimiento llevado a cabo por el
médico en la eutanasia o suicidio asistido, entre otros. (Art.7).

La Comisión revisará el documento oficial con base en la segunda parte, en caso de duda
votada por mayoría simple, o sea, por siete votos, romperá el anonimato y conocerá la
primera parte del documento, y podrá solicitar al médico el expediente clínico del
paciente; la cual resolverá en un plazo de dos meses. Cuando por mayoría simple
considere que no se han respetado por el médico los requisitos aludidos en los parágrafos
que anteceden, se enviará al Colegio Médico, el cual podrá decidir en mayoría de sus
miembros si es necesaria una medida disciplinar y lo enviará a la Fiscalía correspondiente.
(Art. 8).

En último lugar, la Comisión es integrada por nueve miembros con conocimientos y


experiencia en la materia, de entre los cuales habrá tres doctores en medicina, tres
juristas, un profesionista sanitario y dos representantes de la Organización de la Defensa
de los Derechos del Paciente. Los tres doctores en medicina serán nombrados, uno por el
Colegio Médico y los otros dos, por la organización más representativa de médicos, los
cuales deberán tener calidad y experiencia en el tratamiento del dolor. Los tres juristas
serán nombrados, de la siguiente forma: uno, por el Supremo Consejo del Colegio de
Abogados, el segundo será un magistrado de la Corte Superior de Justicia, y el último, será
un profesor de derecho de la Universidad de Luxemburgo; la totalidad de los miembros
serán propuestos por el Gran Duque, y la duración de su cargo será de tres años, los
cuales se podrán reelegir en tres ocasiones. (Art. 6).

255
Según nuestra cosmovisión, la presente ley resulta ser merecedora del más alto
reconocimiento como una ley vanguardista, abierta, impregnada de civilidad, pluralidad,
secularidad y democracia, en virtud de hacer valer la autonomía individual del ser
humano, traducida en un derecho al bien morir de la personas capaces, adultas, que
tienen una enfermedad incurable, con cuadros agudos y constantes de dolor físico y/o
psicológico. Es decir, la presente ley no limita a los enfermos terminales para adoptar la
eutanasia activa directa o el suicidio medicamente asistido, sino va más allá, y posibilita
que puedan acceder a ella, los enfermos con padecimientos incurables,
independientemente de que no tengan una enfermedad terminal; además, permite el
suicidio asistido por médico y resulta ser más garantista que las anteriores, aunque, esto
último, podría repercutir en el ánimo de los médicos para no querer practicar la eutanasia
o el suicidio asistido; siendo también discutible el hecho, de que no se permita acceder a
los menores de edad a los mencionados derechos, como abiertamente lo permite la ley
belga, y con ciertas restricciones, la ley holandesa como lo aludimos en los anteriores
apartados.

4.7.5 Reino Unido.


El Estado Británico no tiene una legislación que permita la eutanasia, sin embargo, en el
pasado siglo y en el presente, han existido un sinfín de propuestas legislativas en ese
sentido. Además de casos relevantes como el de Diane Pretty, el cual llegó a la Corte
Europea de Derechos Humanos.

Diane Pretty 785 tenía 43 años, había estado casada por 25 años con Brian Pretty y vivía con
él, su hija y su nieta. Diane sufría una neuropatía degenerativa incurable que corría a su
sistema nervioso y la mantenía prácticamente inmóvil, sin afectar eso sí, su capacidad
mental, enfermedad que le detectaron en el año de 1999. Diane, conociendo el estado de
salud que la aquejaba, platicó con su esposo y habían llegado al acuerdo de que se
respetase su autonomía de voluntad, evitando sufrimientos innecesarios y esperando se le

785
Eur.C.H.R., Diane Pretty v. the United Kingdom, Judgment of 29 April 2002.

256
hiciera valer su derecho a la muerte digna. Pero, por desagracia, sus planes resultaron
diametralmente opuestos a la realidad que le esperaba, por tener una incapacidad física
para acabar ella misma con su sufrimiento, por lo que acudió a los Tribunales. La primera
demanda que Diane Pretty interpuso, se basó en una solicitud para autorizar a su marido a
ayudarle a morir. El 27 de julio de 2001, le escribió al Director de Procesamientos Públicos
buscando asegurar la no prosecución de Brian Pretty en el caso de ayudar a su esposa a
privarse de la vida; por consiguiente, el 8 de agosto de 2001, se negó la inmunidad de
Brian para ayudar a su esposa a suicidarse; el 31 de agosto de 2001, solicitó a la High Court
revisión judicial de la decisión anterior; el 18 de octubre de 2001, la High Court rechazó la
solicitud de Diane a permitirle asistencia en la finalización de su vida; en noviembre de
2001, Diane apeló ante la Cámara de Lores (la última instancia judicial Británica) y el
Supremo Tribunal le rechazó su apelación el 29 de noviembre de 2001. Posteriormente,
Diane le escribió una carta al Primer Ministro Tonny Blair, para instarle a modificar la
legislación y permitir la eutanasia, pero Blair anunció de inmediato que no iba a cambiar la
legislación en esta materia regulada desde 1961, por lo que cualquier persona en el Reino
Unido que ayude a otra a quitarse la vida, tendría como condena catorce años de cárcel. El
18 de marzo de 2002 presentó demanda a la Corte Europea de los Derechos Humanos; el
22 de abril de 2002, la Corte Europea de los Derechos Humanos negó la apelación por
unanimidad, aduciendo que el suicidio asistido no es un derecho humano, estableciendo
textualmente lo siguiente: “(…) En todos los asuntos que ha debido conocer, el Tribunal ha
hecho hincapié en la obligación del Estado de proteger la vida. No considera que se pueda
interpretar que el «derecho a la vida» garantizado por el artículo 2 conlleva un aspecto
negativo. (…) El Tribunal considera por tanto que no es posible deducir del artículo 2 del
Convenio un derecho a morir, ni de la mano de un tercero ni con la ayuda de una autoridad
pública. Se siente apoyado en su opinión por la reciente Recomendación 1418 (1999) de la
Asamblea parlamentaria del Consejo de Europa (apartado 24 supra). (…) Suponiendo
incluso que el artículo 3 fuese aplicable, no conferiría un derecho a morir sancionable
judicialmente”. 786

786
Idem.

257
Habiendo perdido la batalla legal, el 11 de mayo de 2002 falleció Diane Pretty a los 43
años después de entrar en coma. Diane intentó evitar su dolorosa muerte 787, sin embargo,
ni su justicia doméstica ni la justicia internacional se lo permitió.

4.7.6 Australia.
El caso de Australia 788, lamentablemente genera una profunda frustración para todos
aquellos que somos defensores de las prácticas eutanásicas, ya que el primer caso de
reconocimiento de la eutanasia a nivel mundial se sitúa precisamente en Australia, donde
en 1996 el Territorio del Norte aprobó el Acta de Derechos de los Enfermos Terminales,
que legalizaba la eutanasia. La ley permitía la eutanasia a los mayores de edad, es decir, a
los mayores de dieciocho años, que estuvieran en pleno uso de sus facultades mentales, y
que no hubiera un tratamiento adecuado para suprimir sus intensos dolores; además,
exigía que existiera la firma de tres médicos, de entre ellos un psiquiatra que avalara lo
anterior. A pesar de las garantías que la presente ley brindaba, únicamente tuvo vigencia
de unos cuantos meses, la cual fue derogada en marzo de 1997.

4.7.7 Alemania.
La eutanasia en Alemania evoca los más pavorosos recuerdos 789, o más bien la “mal
llamada eutanasia de los débiles” de la Alemania Nazi, que de ninguna manera se puede
llamar eutanasia. Tal vez a lo anterior acontece, que en ningún texto legal alemán se aluda
a la voz: “eutanasia”; a pesar de lo anterior, la eutanasia en Alemania se puede decir que
es permitida, con excepción de la eutanasia activa, en virtud de la no regulación del
suicidio asistido y la participación en el mismo. En Alemania solo se castiga el homicidio a
petición 790, que sería lo equiparable a la eutanasia activa, aunque con una sanción
reducida en comparación con el homicidio simple; es decir, no se castiga a quien consigue
la droga letal y se la acerca al enfermo terminal, sino únicamente a quien se la

787
Brian expresó: “Diane ha debido sufrir lo que más temía que era la muerte por asfixia y nada he podido
hacer para ayudarla”. Aguiar-Guevara, Rafael., op. cit., p. 40.
788
En parecidos términos. De Lora, Pablo y Gascón., op. cit., p. 251.
789
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 226.
790
Art. 216, del Código Penal, el cual establece que cuando existe solicitud expresa y seria de la víctima, la
pena privativa de libertad será de 6 meses a 5 años de prisión. Siendo ésta reducida en comparación con la
del delito de homicidio simple.

258
suministra 791. Ante ésta situación, la gran mayoría de la doctrina considera que tanto el
auxilio en el suicidio y la participación en él, son impunes 792, con honrosas excepciones la
de Schmidhauser 793, quien considera que el suicidio sí puede generar responsabilidad para
los actores.

Según Íñigo Álvarez 794, en 1986 un grupo de penalistas y médicos publicaron el “Proyecto
Alternativo de Ley Reguladora de la Ayuda a Morir” (V.A., Proyecto, 1988, 835), en el que
se admitía la ausencia de regulación jurídica diáfana y precisa en Alemania, y por ello, se
proponía la reforma al Código Penal, para dispensar de la pena a quienes participaran
activamente en el homicidio de otro, en virtud de móviles de piedad, mismo que no
prosperó; seguramente la falta de legislación precisa en la materia, es lo que origina que
en la colectividad alemana no se perciba la despenalización de la eutanasia, ni es una
práctica recurrente.795

4.7.8 Suiza.
En Suiza, como en Alemania, no hay ningún texto legal que se refiera al vocablo
“eutanasia”, sin embargo, se considera que la ayuda al suicidio por móviles que no sean
egoístas, es permitida, en virtud de una interpretación a contrario sensu 796, del precepto
115 del Código Penal, que señala de forma literal, lo que sigue: “Incitación y asistencia
para el suicidio. El que, movido por motivos egoístas, incite a una persona al suicidio o le
prestare asistencia para suicidarse, y el suicidio se consuma o intenta, será castigado con
una pena privativa de libertad de un máximo de cinco años o de una sanción pecuniaria”.

791
De modo parecido ejemplifica Jakobs., op. cit., p. 25. Tomás-Valiente., op. cit., p. 16. Rey, Fernando, op.
cit., pp. 42 y 43. Y, Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 241.
792
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., pp. 240 y 241.
793
Schmidhause, “Selbstmord und Beteilingung am Selbstmord in strafrechtlicher Sitch”. En Molero, Ma. del
Pilar., op. cit., p. 241.
794
Álvarez, Ínigo., op. cit., p. 227.
795
Así se pronuncian, Rey, Fernando, op. cit., p. 43., y Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 241.
796
Según Ricardo Guastini el argumento a contrario sensu, se puede usar como argumento interpretativo o
como productor de una norma nueva, es decir, si el texto legal arguye: “El que, movido por motivos egoístas,
(…) será castigado con una pena privativa de libertad…”. Luego entonces, si utilizamos el argumento a
contrario sensu como productor de una norma nueva, el mismo texto legal diría: “El que, movido por
motivos honrosos, altruistas, honestos, ….no será castigado penalmente”. Guastini, Ricardo. op. cit., pp. 28 y
29.

259
Sin embargo, el homicidio a petición si es castigado, según lo señala el artículo 114 del
mismo ordenamiento legal, que expresa: “Muerte a solicitud de la víctima. El que, movido
por un motivo honorable, en particular el de la piedad, de la muerte a una persona que la
haya solicitado de una manera seria e insistente, será castigado con una pena privativa de
libertad de un máximo de tres años o de una sanción pecuniaria”.

Por lo anterior, es que queda claro y evidente que en Suiza está prohibida la eutanasia
activa, no obstante, no se penaliza la ayuda al suicido o la incitación al mismo en
contextos eutanásicos. Además, es un país al que viajan personas de otras partes del
mundo con padecimientos graves e insoportables para solicitar apoyo al suicidio, en virtud
de que dicha conducta es desprovista de sanción 797.

4.7.9 España.
La eutanasia en España se encuentra sometida a una insondable porfía, con casos tan
desgraciados como el de Ramón San Pedro, y otros no tanto, como el de Inmaculada
Echeverría, por citar algunos, a los que me referiré en los párrafos subsecuentes.
Asimismo, con la creación de la Asociación Federal Derecho a Morir Dignamente (AFDMD)
fundada en 1984, que a la fecha cuenta con más de 4,000 socios de las diversas
comunidades autonómicas 798. Pero sobre todo, con trabajos tan circunspectos y algunos
hasta excelsos, como los de D. Luis Jiménez de Asúa 799 D. Fernando Rey Martínez 800, D.
Pablo de Lora Deltoro y Da. Marina Gascón Abellán 801, Da. Carmen Tomás-Valiente

797
Tal es el caso de la canadiense Kay Carter, que según el relato de su hija la Sra. Carter y el marido de la
misma, el Sr. Johnson, la Sra. Kay Carter fue diagnosticada en 2008 con estenosis espinal, una enfermedad
que resulta en la compresión progresiva de la medula espinal. A mediados de 2009 su estado de salud se
había deteriorado mucho, y requería apoyo para poder realizar sus actividades diarias, por lo que a
principios de 2010, la Sra. Kay Carter, acudió con su hija y su esposo a Suiza, en donde se dirigieron a una
clínica operada por la organización suiza DIGNITAS, “muerte con dignidad”. Finalmente, la Sra. Kay Carter
tomó la dosis de pentobarbital sódico prescrita, rodeada de su familia y falleció en veinte minutos. Carter v
Canadá (Fiscal General), 2015 SCC 5, (2015) 1 SCR 331, 6 de febrero de 2015. Exp. 35591, párrafos 17 y 18.
798
Extraído de la página de internet oficial de la asociación, la información está disponible en:
http://www.eutanasia.ws/quienes_somos.html. (consultada el 2 de septiembre de 2015).
799
Libertad de amar y derecho a morir, 1942.
800
Eutanasia y derechos fundamentales, 2008.
801
Bioética. Principios desafíos y debates, 2008.

260
Lanuza 802, D. Carlos María Romeo Casabona 803, Da. Carmen Juanatey Dorado 804, Da. María
José Parejo Guzmán 805, Da. Ana María Marcos del Cano 806, D. María Casado González807,
D. Ángel Torío López 808 , D. Salvador Tarodo Soria 809 , D. Ínigo Álvarez Gálvez 810 y,
recientemente, Da. Ma. del Pilar Molero Martín-Salas 811. En los que se han plasmado los
principales argumentos a favor y en contra de la eutanasia, y la han justificado como
derecho fundamental, como libertad limitable y como excepción permitida 812.

En el ordenamiento jurídico español, la eutanasia pasiva en sentido estricto, no resulta


ilícita, y sobre todo, a partir de la Ley 41/2002 del 14 de noviembre, denominada básica
reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de
información y documentación clínica, la cual rige en todo el Reino de España y en su
precepto 2.4 contempla el derecho de todo paciente a negarse a recibir un tratamiento
médico y permite a su vez, que todos las personas puedan suscribir un documento de
instrucciones previas, para el caso de encontrarse en un estado de incapacidad y no poder
manifestar su voluntad (artículo 12).

Precisamente la española Inmaculada Echeverría de 51 años, amparada en el derecho a


rechazar un tratamiento médico, es que pudo liberarse del aparato de ventilación
mecánica del que dependía su vida desde hacía ya varios años. La Sra. Echeverría padecía
distrofia muscular de nacimiento, una enfermedad incurable y progresiva, que la llevó
prácticamente a la inmovilidad total. Los últimos 21 años de su vida solo tenía movilidad
en los dedos de las manos y los pies. La Sra. Inmaculada Echeverría estuvo internada en el
Hospital San Rafael de Granada los últimos diez años de su vida, en donde solicitó una y

802
La disponibilidad de la propia vida en el Derecho Penal, 1999.
803
El derecho y la bioética ante los límites de la vida humana, 1994.
804
El derecho y la muerte voluntaria, 2004.
805
La eutanasia ¿Un derecho?, 2005.
806
La eutanasia estudio filosófico-jurídico, 1999.
807
Bioética, derecho y sociedad, 1998.
808
Instigación y auxilio al suicidio, homicidio consentido y eutanasia como problemas legislativos, 1981.
809
Libertad de conciencia y derechos del usuario de los servicios sanitarios, 2005.
810
La eutanasia voluntaria autónoma, 2002.
811
La libertad de disponer de la propia vida desde la perspectiva constitucional, 2014.
812
Rey, Fernando., op. cit., pp. 81 y ss.

261
otra vez, de forma inequívoca, prescindir del tratamiento que la mantenía con vida, el cual
le causaba una pesadumbre inaguantable y por ello, solicitó a la Consejería de Salud y al
Servicio Andaluz de Salud, que le garantizaran su derecho a rechazar el mencionado
tratamiento. Así pues, el 27 de febrero de 2007 la Comisión Permanente del Consejo
Consultivo de Andalucía emitió un dictamen reconociendo el derecho de la Sra.
Inmaculada de rechazar el tratamiento médico que la mantenía con vida, retirando el
respirador el 14 de marzo del mismo año 813.

Por el contrario, la eutanasia activa directa en España es una conducta penalmente


sancionable, contemplada en el artículo 143 del Código Penal, el cual penaliza la
inducción, cooperación y cooperación ejecutiva al suicidio. Aunque dichas conductas son
penalizadas de una forma más leve que el delito de homicidio.

Al inicio del presente epígrafe, aludimos al caso de Ramón San Pedro, al cual calificamos
de desgraciado, porque San Pedro cuando tenía 25 años tuvo un accidente que lo dejó
tetrapléjico, trascurridos más de veinte años del fatídico día, Ramón San Pedro, cansado
de vivir postrado a una cama, con apoyo de la AFDMD, inició una batalla legal para
solicitar que no sancionaran a quien le brindara apoyo en una muerte voluntaria y libre 814,

813
De Lora, Pablo y Gascón., op. cit., p. 228. Así mismo, Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 116 y
117.
814
He aquí unos fragmentos de la carta que Ramón San Pedro le envió a los jueces. “Srs. Jueces: … En abril
del 93 ante los tribunales de justicia con una demanda que, en síntesis, preguntaba si se debe ser sancionada
judicialmente una persona que me preste ayuda, sabiendo que es con el fin de provocar voluntaria y
libremente mi muerte. … Es un grave error negarle a una persona el derecho como protector a disponer de su
vida, porque es negarle el derecho a corregir el dolor irracional. Como bien dijeron los jueces de la audiencia
de Barcelona: vivir es un derecho, pero no una obligación. Sin embargo no lo corrigieron, ni nadie parece ser
responsable de corregirlo. Aquellos que esgrimen el derecho como protector indiscutible de la vida humana,
considerándola como algo abstracto y por encima de la voluntad personal sin excepción alguna, son los más
inmorales. Podrán disfrazarse de maestros en filosofías jurídicas, medicas, políticas o metafísico-teológicas,
pero desde el instante en que se justifiquen lo absurdo se convierten en hipócritas. … Cuando el derecho de la
vida se impone como un deber, cuando se penaliza ejercer el derecho a liberarse del dolor absurdo conlleva
la existencia de una vida absolutamente deteriorada, el derecho se ha convertido en absurdo y las
voluntades personales que lo fundamentan, normatizan e imponen en unas tiranías. Acudí a los tribunales de
justicia para que ustedes decidiesen si me asistía o no ese derecho que mi conciencia considera de ámbito
moral exclusivo. Acudí a la justicia, … porque considero mi deber denunciar la injusticia y rebelarme contra la
hipocresía de un Estado y de una religión que toleran la práctica de la eutanasia si es llevada a cabo con
discreción y secretismo pero no [si lo es] con la sensatez y la claridad de la razón liberadora. … Justificar
sufrimientos irremediables por el interés de alguien que no sea el desafortunado ser humana que los padece
es crear un infierno para qué diablos y diablillos disfruten con el espectáculo de los condenados, mientras

262
ya que por su condición de tetrapléjico no lo podía hacer por sí mismo. La primera vez que
fue sometido el caso al conocimiento de los Tribunales, fue rechazado por cuestiones de
forma, ya que fue presentado en Barcelona y debió ser presentado en la Coruña 815.
Finalmente, el 15 de enero de 1998 Ramón San Pedro apareció en una cama después de
casi 30 años de encontrarse prácticamente inmóvil, muerto. Días más tarde, la AFDMD
entregó al Juez encargado de su caso un video que contenía una grabación de los últimos
minutos de vida de Ramón, en el que dejaba un testamento con la intención de que no se
culpara a nadie de su muerte. 816Según Diego Valadés 817, durante la averiguación penal

filosofan gravemente sobre el sentido del dolor. … Mi único propósito es defender mi dignidad de persona y
libertad de conciencia, no por capricho, sino porque las valoro y considero un principio de justicia universal.
Con una sentencia favorable tal vez no se volviera a obligar a otro ser humano a sobrevivir como tetrapléjico,
si esa no es su voluntad. … Si no se le concede a cada individuo la oportunidad de hacer todo aquello que su
conciencia considera bueno, no hay perfección ética posible, porque no hay evolución posible. Si no se le
concede al individuo el derecho a una muerte racional, voluntariamente decidida, la humanidad no podrá
llegar a aceptar culturalmente su propia mortalidad. Y si no se entiende el sentido de la muerte, tampoco se
entiende el sentido de la vida.
El juez tiene el mandato de velar por la seguridad jurídica del grupo. Pero, por coherencia ético-moral, para
que ese cometido fuese equilibrado y miedos represores para protegerse de las posibles agresiones
individuales. Sin embargo el individuo se encuentra indefenso para protegerse del abuso de las agresiones
del Estado. Atentamente. Ramón Sampedro Camenan. 13 de noviembre de 1996”. De Lora, Pablo y Gascón.,
op. cit., pp. 224 y 225.
815
Sentencia recaída en el presente caso, dictada por el Juez de Primera Instancia núm. 5, reproducida en
Marcos, Ana., op. cit., pp. 294 y ss.
816
“Srs. Jueces, Autoridades Políticas y Religiosas:
Después de las imágenes que acaban de ver, a una persona cuidando de un cuerpo atrofiado y deformado-el
mío-, yo les pregunto: ¿qué significa para ustedes la dignidad? Sea cual sea la respuesta de vuestras
conciencias, para mí la dignidad no es esto. ¡Esto no es vivir dignamente! Yo, igual que algunos jueces, y la
mayoría de las personas que aman la vida y la libertad, pienso que vivir es un derecho, no una obligación. Sin
embargo he sido obligado a soportar esta penosa situación durante 29 años, cuatro meses y algunos días.
¡Me niego a continuar haciéndolo por más tiempo! … Van a cumplirse cinco años que-en mi demanda
judicial- les hice la siguiente pregunta: ¿debe ser castigada la persona que me ayude en mi eutanasia? Según
la Constitución Española-y sin ser un experto en temas jurídicos-categóricamente NO… . Yo acudí a la justicia
con el fin de que mis actos no tuviesen consecuencias penales para nadie. Llevo esperando cinco años. Y
como tanta desidia me parece una burla, he decidido poner fin a todo esto de la forma que considero más
digna, humana y racional. Como pueden ver, a mi lado tengo un vaso con agua conteniendo una dosis de
cianuro de potasio. Cuando lo beba habré renunciado-voluntariamente- a la propiedad más legitima y
privada que poseo; es decir, en mi cuerpo. También me habré liberado de una humillante esclavitud- la
tetraplejia. A este acto de libertad-con ayuda- le llaman ustedes cooperación en un suicidio- o suicidio
asistido. Sin embargo yo lo considero ayuda necesaria- y humana- para ser dueño y soberano de lo único que
el ser humano puede llamar realmente <<Mío>>, es decir, el cuerpo y lo que con él es-o esta-la vida y su
conciencia. Pueden ustedes castigar a ese prójimo que me ha amado y fue coherente con ese amor, es decir,
amándome como así mismo. Claro que para ello tuvo que vencer el terror psicológico a vuestra venganza –
ese es todo su delito-. Además de aceptar el deber moral de hacer lo que se debe, es decir, lo que menos
interesa y más le duele. Si, pueden castigar, pero ustedes saben que es una simple venganza –legal pero no
legitima. ustedes saben que es una injusticia, ya que no les cabe la menor duda de que el único responsable

263
realizada como consecuencia de la muerte de San Pedro, más de cuatro mil personas se
auto-inculparon ante las autoridades competentes, por lo que el caso fue sobreseído ya
que era imposible fincar responsabilidades.

Jurisprudencialmente, es de resaltar que el TCE no ha abierto la puerta para considerar


que el derecho a disponer de la propia vida, sea un derecho constitucionalmente
reconocido, sino por el contrario. Podemos citar en este sentido a la sentencia 120/1990,
relativa a la huelga de hambre de los presos del Grapo, donde sin aludir a la voz
“eutanasia”, el TCE se pronunció sobre el derecho a la vida, manifestando que el derecho
a la vida no es un derecho de libertad, de tal forma que el artículo 15 CE, que contempla el
derecho a la vida, no faculta a los individuos para disponer de ella, y que la existencia de
esa facultad, tampoco podría fundarse en la autodeterminación personal, ya que éste no
es no derecho fundamental 818. Además textualmente agrega: “el derecho a la vida tiene
un contenido de protección positiva que impide configurarlo como un derecho de libertad
que incluya el derecho a la propia muerte. Ello no impide, sin embargo, reconocer que,
siendo la vida un bien de la persona que se integra en el círculo de su libertad, pueda
aquélla fácticamente disponer sobre su propia muerte, pero esa disposición constituye una
manifestación del agere licere, en cuanto que la privación de la vida propia o la aceptación
de la propia muerte es un acto que la ley no prohíbe, y no, en ningún modo, un derecho
subjetivo que implique la posibilidad de movilizar el apoyo del poder público para vencer la
resistencia que se oponga a la voluntad de morir, ni, mucho menos, un derecho subjetivo
de carácter fundamental en el que esa posibilidad se extienda incluso frente a la
resistencia del legislador, que no puede reducir el contenido esencial del derecho”.

de mis actos soy yo, y solamente yo. Pero, si a pesar de mis razones deciden ejemplarizar con el castigo
atemorizador, yo les aconsejo –y ruego- que hagan lo justo: Córtenle al cooperador/ra los brazos y piernas
porque eso fue lo que de su persona he necesitado. La conciencia fue mía. Por tanto, míos han sido el acto y
la intención de los hechos. Srs. Jueces, negar la propiedad privada de nuestro propio ser es la más grande de
las mentiras culturales. Para una cultura que sacraliza la propiedad privada de las cosas- entre ellas la tierra
y el agua- es una aberración negar la propiedad más privada de todas, nuestra Patria y Reino personal.
Nuestro cuerpo, vida y conciencia. – Nuestro Universo”. Íbid., pp. 225 y 226.
817
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 116.
818
TCE 120/90, de 27 de junio. Derecho a la vida. Asistencia médica obligatoria.

264
De igual manera, el TCE en la sentencia 53/1985, señala que: “…el derecho a la vida,
reconocido y garantizado en su doble significación física y moral por el art. 15 de la
Constitución, es la proyección de un valor superior del ordenamiento jurídico constitucional
-la vida humana- y constituye el derecho fundamental esencial y troncal en cuanto es el
supuesto ontológico sin el que los restantes derechos no tendrían existencia posible….” 819
De lo anterior se deduce que si el derecho a la vida estuviera en colisión con cualquier
otro derecho, el TCE fallaría, según nuestra opinión, en favor del derecho a la vida, ya que
para dicho Tribunal el derecho a la vida es el derecho fundamental, sin el que todos lo
demás derechos no tendrían cabida.

4.7.10 Uruguay.
En Uruguay se permite la eutanasia activa directa a través del Código Penal, es decir, no
existe una legislación específica en la materia, sin embargo, puede no ser una conducta
sancionable en determinados casos.

En principio, el artículo 310, del Código Penal señala: “El que, con intención de matar,
diere muerte a alguna persona, será castigado con veinte meses de prisión a doce años de
penitenciaría”. El artículo anterior, nos indica que en el Estado uruguayo está prohibido
matar; no obstante, el artículo 37, del mismo código, arguye: “Los Jueces tienen la
facultad de exonerar de castigo al sujeto de antecedentes honorables, autor de un
homicidio, efectuado por móviles de piedad, mediante súplicas reiteradas de la víctima”.
Por lo tanto, en Uruguay los jueces tienen la facultad de indultar al sujeto activo en la
eutanasia activa, siempre y cuando, éste sea honorable y se comprueben los móviles de
piedad, y la solicitud repetida del sujeto pasivo; haciendo valer la doctrina consolidada del
“perdón judicial” 820.

819
TCE Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.
820
Al respecto, Pablo de Lora y Marina Gascón aducen que el “perdón judicial”, es aplicable al médico que
apoya al enfermo terminal que desea morir, como una especie de indulto, el cual produce efectos similares
a la legalización. Íbid., p. 253.

265
4.7.11 Colombia.
En Colombia, no se reconoce la licitud de la eutanasia activa directa o del suicidio asistido,
solo se tipifica el homicidio, inducción o auxilio al suicidio en forma atenuada 821. Empero,
la sentencia de la Corte Suprema de Justicia de Colombia C-239/97, de 20 de mayo de
1997, cuyo ponente fue el Dr. Carlos Gaviria, ha producido que Colombia sea un referente
en materia de eutanasia, de la cual daremos cuenta a continuación: José Eurípides Parra
Parra presentó demanda contra la inconstitucionalidad del artículo 326 del Código Penal
el cual a la letra señala: “Homicidio por piedad. El que matare a otro por piedad, para
poner fin a intensos sufrimientos provenientes de lesión corporal o enfermedad grave o
incurable, incurrirá en prisión de seis meses a tres años”. De entre los argumentos que
expuso el actor en su demanda para exigir la inexequibilidad del artículo mencionado se
encuentran los siguientes:


a) El rol principal de un Estado social y democrático de derecho, se basa en garantizar
la vida de las personas, protegiéndolas de situaciones de peligro, previniendo
atentados contra ellas y castigando a quienes vulneran sus derechos. En la norma
acusada la ley no cumple su función pues deja al arbitrio del médico o del
particular, la decisión de terminar con la vida de aquellos quienes se considere un
obstáculo, una molestia, o cuya salud represente un alto costo.

b) Si el derecho a la vida es inviolable, como lo declara el artículo 11 de la


Constitución, de ello se infiere que nadie puede disponer de la vida de otro; por
tanto, aquel que mate a alguien que se encuentra en mal estado de salud, en
coma, inconsciente, o con dolor, merece se aplique la sanción prevista en los
artículos 323 y 324 del Código Penal, y no la sanción del artículo 326, que por su
levedad, constituye una autorización para matar; y es por esta razón que debe

821
Código Penal Colombiano (Ley 599/2000) “Artículo 106. Homicidio por piedad. [Penas aumentadas por el
artículo 14 de la ley 890 de 2004] El que matare a otro por piedad, para poner fin a intensos sufrimientos
provenientes de lesión corporal o enfermedad grave e incurable, incurrirá en prisión de dieciséis (16) a
cincuenta y cuatro (54) meses”.

266
declarase la inexequibilidad de esta última norma, compendio de insensibilidad
moral y crueldad.

c) La norma acusada vulnera el derecho a la igualdad, pues establece una


discriminación en contra de quien se encuentra gravemente enfermo o con mucho
dolor. De esta manera el Estado relativiza el valor de la vida humana, permitiendo
que en Colombia existan ciudadanos de diversas categorías.

d) La vida es tratada por el legislador como un bien jurídico no amparable, no


tutelable, como una cosa, como un objeto que en el momento en que no se
presenten ciertas cualidades o condiciones, debe desaparecer. El homicidio piadoso
es un subterfugio traído de legislaciones europeas en donde la ciencia, la técnica y
la formación son disímiles al medio colombiano, donde se deja morir a las personas
en las puertas de los hospitales; es una figura que envuelve el deseo de librarse de
carga social.

e) La norma olvida que no toda persona que tenga deficiencia en su salud tiene un
deseo vehemente de acabar con su vida, al contrario, las personas quieren
completar su obra por pequeña o grande que ella sea.

f) En el homicidio piadoso se reflejan las tendencias de los Estados totalitarios


fascista y comunista, que responden a las ideas hitlerianas y stanilistas; donde los
más enfermos son conducidos a las cámaras de gas, condenados a éstas
seguramente para “ayudarles a morir mejor” 822.

Entre las consideraciones de la Corte se encuentran las siguientes823:

A. Competencia. Se determinó que a esta Corporación le compete decidir sobre la


constitucionalidad, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 241-5 de la
Carta.

822
C-239/97. Homicidio Por Piedad-Elementos/Homicidio Pietístico O Eutanásico/Homicidio Eugenésico.
823
Ídem.

267
B. Homicidio por piedad. El homicidio por piedad según los elementos que el tipo
describe, es la acción de quien obra por la motivación específica de poner fin a los
intensos sufrimientos de otro. Doctrinariamente se le ha denominado homicidio
pietístico o eutanásico. Por tanto, quien mata con un interés distinto, como el
económico, no puede ser sancionado conforme a este tipo. El actor confunde los
conceptos de homicidio eutanásico y eugenésico; en el primero la motivación
consiste en ayudar a otro a morir dignamente, en tanto que en el segundo se
persigue como fin, con fundamento en la hipótesis seudocientíficas, la
preservación y el mejoramiento de la raza o de la especie humana. Es además el
homicidio pietístico, un tipo que precisa unas condiciones objetivas en el sujeto
pasivo, consistentes en que se encuentra padeciendo intensos sufrimientos,
provenientes de lesión corporal o de enfermedad grave o incurable, es decir, no se
trata de eliminar a los improductivos, sino de hacer que cese el dolor del que
padece sufrimiento, sin esperanza de cura. Es preciso aclarar que diferentes
conductas pueden adecuarse al tipo penal, lo que necesariamente lleva a la Corte,
a la luz de la Constitución, a realizar un análisis distinto frente a cada una de ellas.
En efecto, el comportamiento no es el mismo cuando el sujeto pasivo no ha
manifestado su voluntad, o se opone a la materialización del hecho porque, a
pesar de las condiciones físicas en que se encuentra, desea seguir viviendo hasta el
final; al de aquel que realiza la conducta cuando la persona consciente el hecho y
solicita que le ayuden a morir. En estas condiciones las interrogantes que debe
absolver la Corte, son las siguientes: ¿Desconoce o no la Carta, la sanción que
contempla el artículo 326 del Código Penal, el tipo de homicidio piadoso? y ¿cuál
es la relevancia jurídica del consentimiento del sujeto pasivo del hecho?

En un derecho penal del acto la pena se condiciona a la realización de un hecho


antijurídico, dependiendo del grado de culpabilidad. Dado que el homicidio por
piedad es un tipo doloso, las reflexiones siguientes se limitarán a esta forma de
culpabilidad:

268
a) La Constitución colombiana consagra un derecho penal del acto, que supone la
adopción del principio de culpabilidad. El artículo 29 de la Constitución, en
armonía con el carácter político del Estado social de derecho, y del postulado
de respeto a la dignidad de la persona humana, consagra el principio de que no
hay delito sin conducta, al establecer que “nadie podrá ser juzgado sino
conforme a las leyes preexistentes al acto que se le imputa”. En estos términos,
es evidente que la Constituyente optó por un derecho penal del acto, en
oposición a un derecho penal del autor. Dicha definición implica la adopción
del principio de culpabilidad, que se fundamenta en la voluntad del individuo
que controla y domina el comportamiento externo que se le imputa, en virtud
del cual solo puede llamarse acto al hecho voluntario. En otros términos, el
principio de que no hay acción sin culpa, corresponde a la exigencia del
elemento subjetivo o sociológico del delito; según dicho principio, ningún
hecho o comportamiento humano es valorado como acción sino es el fruto de
una decisión; por tanto, no puede ser castigado si-no es intencional, esto es,
realizado con conciencia y voluntad por una persona capaz de comprender y de
querer. De ahí que solo puede imponerse pena a quien ha realizado
culpablemente el injusto. Otra cuestión importante es determinar la ubicación
dogmática del elemento subjetivo de la conducta. Hay autores que lo
consideran un elemento subjetivo del tipo, en tanto que para otros se trata de
un elemento subjetivo de la culpabilidad. Pero al margen de la discusión
doctrinaria, lo cierto es que para graduar la culpabilidad deben tenerse en
cuenta los móviles de la conducta, pero solo cuando el legislador los ha
considerado relevantes al describir el acto punible. Dichos móviles que
determinan en forma más concreta el tipo, en cuanto no desconozcan las
garantías penales ni los demás derechos fundamentales, se ajustan a la
Constitución, y su adopción hace parte de la órbita de competencia reservada
del legislador.

269
b) La piedad como consideración subjetiva del acto. Aceptado entonces, que los
móviles pueden hacer parte de la descripción del tipo penal, sin que por ello,
en principio, se vulnere ninguna disposición constitucional, el paso siguiente
consistirá en examinar si la disminución punitiva que contempla la norma
acusada, con relación al tipo de homicidio simple o agravado, en consideración
al aspecto subjetivo del acto, resulta proporcionada y razonable o, por el
contrario, desconoce garantías o derechos fundamentales. La piedad es un
estado afectivo de conmoción y alteración anímica profundas, similar al estado
de dolor que consagra el artículo 60 del Código Penal como causal genérica de
atenuación punitiva; pero que, a diferencia de éste, mueve a obrar en favor de
otro y no en consideración de sí mismo. Quien mata a otro por piedad, con el
propósito de ponerle fin a los intensos sufrimientos que padece, obra con un
claro sentido altruista, y esa motivación es la que ha llevado al legislador a
crear un tipo autónomo, al cual atribuya una pena considerablemente menor a
la prevista para el delito de homicidio simple, o agravado. Tal decisión no
desconoce el derecho fundamental a la vida consagrado en el artículo 11 de la
Carta, pues la conducta, no obstante la motivación, sigue siendo antijurídica, es
decir, legalmente injusta; pero en esa consideración al aspecto subjetivo, la
sanción es menor, lo que se traduce en respeto por el principio de culpabilidad.
Por lo tanto, la tacha de inconstitucionalidad que propone el actor, en el
sentido de considerar que el artículo 326 del Código Penal desconoce el
derecho a la vida de quien se encuentra en condiciones precarias de salud,
porque la levedad de la sanción constituye una autorización para matar,
comporta una actitud que reclama la aplicación de una pena en virtud de la
sola materialidad del comportamiento, sin consideración a los aspectos
subjetivos involucrados en el mismo, cuya relevancia guarda armonía con los
mandatos constitucionales.

C. Consentimiento del sujeto pasivo. El consentimiento es, en relación con algunos


tipos penales, causal de atipicidad, como en el hurto, daño en bien ajeno,

270
secuestro, o extorsión, entre otros; circunstancias de atenuación punitiva,
verbigracia, la sanción para quien realice el aborto, es menor cuando la mujer
consciente en el hecho y, en otros hechos punibles, el consentimiento de la víctima
es una condición necesaria para la configuración del tipo, como en el estupro. En
relación con el homicidio por piedad, ninguna disposición penal hace alusión al
consentimiento del sujeto pasivo del hecho ¿significa esta omisión que dicho
consentimiento no es relevante?

La Constitución de 1991 indujo significativas modificaciones en relación con los


derechos fundamentales que obligan a reinterpretar todas las disposiciones del
Código Penal, bajo esa nueva luz; es por ello que la Corte entra a analizar si es
legítimo dentro de este orden, que se penalice a la persona quien ejecuta un
homicidio por piedad, pero atendiendo a la voluntad del otro.

a) El derecho a la vida y a la autonomía, a la luz de la Constitución de 1991. Si bien


existe conceso en que la vida es un presupuesto necesario de los demás
derechos, un bien inalienable, sin el cual el ejercicio de los otros sería
impensable, su protección en el ámbito jurídico occidental, y de respuesta en
torno al deber de vivir cuando el individuo sufre una enfermedad incurable que
le causa intensos sufrimientos, es vista desde dos posiciones: 1) la suma de la
vida como algo sagrado y; 2) aquella que estima que es un bien valioso pero no
sagrado, pues las creencias religiosas o las convicciones metafísicas que
fundamentan la sacralización son apenas una entre varias opciones. En la
primera la muerte debe llegar por medios naturales. En la segunda, por el
contrario, se admite que, en circunstancias extremas, el individuo pueda
decidir si continúa o no viviendo, cuando las circunstancias que rodean su vida
no la hacen deseable ni digna de ser vivida, verbigracia, cuando los intensos
sufrimientos físicos que la persona padece no tienen posibilidades reales de
alivio, y sus condiciones de existencia, provocan que la muerte sea una opción
preferible a la sobrevivencia.

271
La decisión, entonces, no puede darse al margen de los postulados superiores.
El artículo 1 de la Constitución, por ejemplo, establece que el Estado
colombiano está fundado por el respeto a la dignidad de la persona humana;
esto significa que, como valor supremo, la dignidad irradia el conjunto de
derechos fundamentales reconocidos, los cuales encuentran en el libre
desarrollo de la personalidad su máxima expresión. Como lo ha expresado la
Corte en las sentencias T-041 de 1992 y T-090 de 1996 “El principio de dignidad
no sería comprensible si el necesario proceso de socialización del individuo se
entendiera como una forma de masificación y homogenización integral de su
conducta, reductora de toda traza de originalidad y peculiaridad. Si la persona
es en sí misma un fin, la búsqueda y el logro incesantes de su destino
conforman su razón de ser y a ellas por fuerza acompaña, en cada instante, una
inextirpable singularidad de la que se nutre el yo social, la cual expresa su
interés y una necesidad radicales del sujeto que no pueden quedar
desprotegidas por el derecho a riesgo que convertirlo en cosa”.

Por otra parte, el mismo artículo 1 de la Constitución, en concordancia con el


artículo 95, consagra la solidaridad como uno de los postulados básicos del
Estado Colombiano, principio que envuelve el deber positivo de todo
ciudadano de socorrer a quien se encuentra en una situación de necesidad, con
medidas humanitarias. Y no es difícil descubrir el móvil altruista y solidario de
quien obra movido por el impulso de suprimir el sufrimiento ajeno, venciendo,
seguramente, su propia inhibición o repugnancia frente a un acto encaminado
a aniquilar una existencia cuya protección es justificativa de todo el
ordenamiento, cuando las circunstancias que la dignifican la constituyen en el
valor fundante de todas las demás.

272
En efecto, la dignidad humana irradia el ordenamiento jurídico, es claro que la
vida no puede verse simplemente como algo sagrado hasta el punto de
desconocer la situación real en la que se encuentra el individuo y su posición
frente al valor de la vida para sí. En palabra de esta Corte: “el derecho a la vida
no puede reducirse a la mera subsistencia, sino que implica el vivir
adecuadamente en condiciones de dignidad”(T-366 de 1993 y T-123 de 1994).

b) La vida como valor constitucional, el deber del Estado de protegerla y su


realización con la autonomía de la persona. La Constitución no solo cuida la
vida como un derecho, sino que además la incorpora como un valor del
ordenamiento, que implica competencia de intervención, e incluso deberes,
para el Estado y para los particulares. Por su parte el artículo 2do. establece
que las autoridades están instituidas para proteger a las personas en su vida y
asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los
particulares. Igualmente el artículo 95 ordinal 2 consagra como uno de los
deberes de la persona actuar humanitariamente ante situaciones que pongan
en peligro la vida de sus semejantes. Finalmente el inciso último del artículo 49
establece implícitamente un deber para todos los habitantes de Colombia de
conservar al máximo su vida. Sin embargo, el Estado no puede pretender
cumplir esa obligación desconociendo la autonomía y dignidad de las propias
personas. Por ello ha sido doctrina constante es esta corporación que toda
terapia debe contar con el consentimiento informado del paciente, quien
pueda entonces, rehusar determinados tratamientos que objetivamente
podrán prolongar la duración de su existencia biológica pero que él considera
incompatibles con sus más hondas convicciones personales.

c) Enfermos terminales, homicidio por piedad y consentimiento del sujeto pasivo.


El deber del Estado de proteger debe ser entonces compatible con el respeto a
la dignidad humana y al libre desarrollo de la personalidad. Por ello la Corte
considera que frente a los enfermos terminales que experimentan intensos

273
sufrimientos, este deber estatal cede frente al consentimiento informado del
paciente que desee morir en forma digna. En efecto, en este caso el deber
estatal se debilita considerablemente por cuanto, conforme a los informes
médicos, puede sostener que, más allá de toda duda razonable, la muerte es
inevitable en un tiempo relativamente corto. En cambio, la decisión de cómo
enfrentar la muerte, adquiere una importancia decisiva en el enfermo terminal,
que sabe cómo no puede ser curado, y por ende no está optando entre la
muerte y muchos años de vida plena, sino entre morir en condiciones que el
escoge, o morir poco tiempo después en circunstancias dolorosas que juzga
indignas. El derecho fundamental a vivir en forma digna implica entonces el
derecho a morir dignamente, pues condenar a una persona a prolongar por un
tiempo escaso su existencia, cuando no lo desee o padece profundas
aflicciones, equivale no solo a un trato cruel e inhumano, prohibido por la
Carta, sino a una anulación de su dignidad y de su autonomía como sujeto
moral. La persona quedaría reducida a un instrumento para la preservación de
la vida como valor abstracto.

Por lo anterior, la Corte concluye que el Estado no pude oponerse a la decisión


del individuo que no desea seguir viviendo y que solicita le ayuden a morir,
cuando sufre una enfermedad terminal que le produce dolores insoportables,
incompatibles con su idea de dignidad. Por consiguiente, si un enfermo
terminal que se encuentra en las condiciones objetivas que plantea el artículo
326 del Código Penal, considera que su vida debe de concluir, porque la juzga
incompatible con su dignidad, puede proceder en consecuencia en ejercicio de
su libertad, sin que el Estado esté habilitado para oponerse a su designio, ni
impedir a través de la prohibición o de la sanción, que un tercero le ayude a
hacer uso de su opción. No se trata de restarle importancia al deber del Estado
de proteger la vida sino, como ya se ha señalado, de reconocer que esta
obligación no se traduce en la preservación de la vida solo como hecho
biológico.

274
En el caso de homicidio pietístico, consentido por el sujeto pasivo del acto, el
carácter relativo de esta prohibición jurídica se traduce en el respeto a la
voluntad del sujeto que sufre de una enfermedad terminal, que le produce
grandes padecimientos, y que no desee alargar su vida dolorosa. La actuación
del sujeto pasivo carece de antijuridicidad, porque se trata de un acto solidario
que no se realiza por la decisión personal de suprimir una vida, sino que por la
solicitud de aquel que por sus intensos sufrimientos, producto de una
enfermedad terminal, pide le ayuden a morir.

No sobra recordar que el consentimiento del sujeto pasivo debe ser libre,
manifestado inequívocamente por una persona con capacidad para
comprender la situación en que se encuentra. Es decir, el consentimiento
implica que la persona posee información seria y fiable acerca de su
enfermedad, las opciones terapéuticas, su pronóstico, y cuenta con la
capacidad intelectual suficiente para tomar la decisión. Por ello, la Corte
concluye que el sujeto activo debe de ser un médico, puesto que es el único
profesional capaz no solo de suministrar esa información al paciente sino de
brindarle las condiciones necesarias para morir dignamente. Por ende, en los
casos de enfermos terminales, los médicos que ejecuten el hecho descrito en la
forma penal, con el consentimiento del sujeto pasivo, no pueden ser, entonces,
objeto de sanción, y en consecuencia, los jueces deben exonerar de
responsabilidad a quienes así obren.

D. La regulación de la muerte digna. Como la regulación de la muerte digna solo


puede ser establecida por el legislador, la Corte considera que mientras se regula
el tema, en principio todo homicidio por piedad de enfermos terminales, debe dar
lugar a la correspondiente investigación penal, a fin de que en ella, los funcionarios
judiciales, tomando en consideración todos los aspectos relevantes para la
determinación de la autenticidad y fiabilidad del consentimiento, establezcan si la

275
conducta del médico ha sido antijurídica, en los términos señalados en esta
sentencia.

De otro modo, y en aras de la seguridad jurídica, la Corte exhortará al Congreso


para que en el tiempo más breve posible, conforme a los principios
constitucionales y a elementos considerados de humildad, regule el tema de la
muerte digna.

Como se puede observar, y comulgando con Rey Martínez 824, las sentencias de la Corte
Constitucional de Colombia gozan de muy buena técnica jurídica, y para muestra la
sentencia en análisis. Dicha sentencia resulta trascendente por dos motivos: 1) en
principio, el fallo de referencia va mucho más allá en cuanto a su pronunciamiento, que la
simple declaración de constitucionalidad o inconstitucionalidad del artículo 323 del Código
Penal, que solicitaba el actor en su escrito inicial de demanda, habida cuenta de que
además de declarar la constitucionalidad el artículo debatido, como consecuencia de una
labor interpretativa ardua, sienta las bases para considerar lícita la eutanasia activa
directa, a la luz de la Constitución Colombiana, a través de considerar a Colombia como un
Estado secular y pluralista, que respeta la autonomía individual, la dignidad humana
(artículo 1), el principio de solidaridad (artículo 1) y el derecho a la vida (artículo 11);
además, de la prohibición de los tratos crueles e inhumanos (artículo 12), de los cuales se
desprende que la muerte digna es un auténtico derecho fundamental en Colombia; 2) tal y
como lo establecieron los Magistrados disidentes 825 de la presente resolución, la
sentencia se extralimita al trasgredir la esfera competencial del poder legislativo, toda vez
que ordena a ese poder, legislar conforme a dicho fallo, y en tanto no lo haga, los casos
subsecuentes se deben de resolver acorde a los lineamientos estatuido en esa resolución.
Lo anterior, resulta imposible de soslayar, ya que la Constitución colombiana establece en
el precepto 113, que las ramas del poder público son legislativa, ejecutiva y judicial,

Rey, Fernando., op. cit., p. 39.


824

Los magistrados disidentes son: José Gregorio Hernández Galindo, Vladimiro Naranjo Mesa, Hernando
825

Herrera Vergara y Eduardo Cifuentes Muñoz.

276
mismas que se diferencian por sus funciones separadas, las cuales deberán trabajar de
manera armónica.

4.7.12 Canadá.
En Canadá al igual que en Colombia, la eutanasia no es una conducta legal; sin embargo, el
Tribunal Supremo de Canadá, el 06 de febrero de 2015 dictó la sentencia relativa al caso
Carter v Canadá (Fiscal General)826, en la que al igual que la sentencia anteriormente
aludida, determinó que la muerte digna es un derecho fundamental, contraponiéndose así
a la sentencia que el mismo Tribunal había dictado años atrás, en Rodríguez v. British
Columbia (1993).

La sentencia en análisis determinó que en Canadá, ayudar o instigar a una persona a


cometer el suicidio es delito tipificado en el artículo 241 del Código Penal. Lo que significa
que en Canadá una persona no tiene derecho a la asistencia médica para morir.
Aceptando la afirmación que hizo la Corte en 1993 en el caso Rodríguez v. Columbia
Británica (Fiscal General) (párrafo 5 de la sentencia). Empero, la Corte señala que el
panorama de hace veinte años ha cambiado, arguyendo que la democracia occidental ha
permitido la ayuda a morir, aludiendo a los casos de Holanda, Bélgica, Luxemburgo, Suiza,
Oregón, Washington, Montana y Colombia (Párrafo 8 de la sentencia); aceptando
también, que sigue siendo la asistencia médica a morir, un delito en otros países
occidentales (párrafo 9).

Este caso según el Tribunal Supremo, inició en el 2009 cuando la Sra. Gloria Taylor fue
diagnosticada con una enfermedad neurodegenerativa, esclerosis lateral amiotrófica, en
la que los pacientes, en principio pierden la capacidad de utilizar sus extremidades,
posteriormente su capacidad de caminar, masticar, deglutir, hablar, y más tarde, respirar.
La Señora Taylor, “no quiso morir pieza por pieza” y decidió presentar una demanda ante
el Tribunal Supremo de Columbia Británica para impugnar algunos artículos del Código
Penal, entre ellos el artículo 241; a esta demanda se unió la Sra. Carter, en el objetivo de

826
Carter v. Canadá (Fiscal General), 2015 SCC 5, (2015) 1 SCR 331, 6 de febrero de 2015. Exp. 35591.

277
morir con dignidad (párrafo 11). Para el 2011, la salud de la Sra. Taylor se había
deteriorado hasta el punto de necesitar una silla de ruedas, producto de su deterioro
muscular (párrafo 12). Asimismo, la Sra. Taylor no podía solicitar una muerte asistida
porque la ley no se lo permitía y no tenía recursos para viajar a Suiza, donde el suicidio
asistido es legal (párrafo 13). Por su parte la Sra. Carter sí acudió a Suiza, como
consecuencia de un diagnóstico de estenosis espinal, una enfermedad progresiva de la
médula espinal, falleciendo en Suiza después de 20 minutos de haber tomado lo prescrito
por una clínica operada por DIGNITAS 827(párrafo 17). Así el caso, el Juez de Primera
Instancia determinó que la privación de los derechos de los demandantes, era contraria a
los criterios de justicia, además de los efectos graves de la prohibición absoluta (párrafo
31). Por lo que declaró la inconstitucionalidad de los preceptos del Código Penal aludidos
(párrafo 32); además ordenó la indemnización de los gastos especiales en favor de los
actores, por lo que ordenó a la Procuraduría General de Columbia Británica pagar el 10
por ciento de los costos; Canadá fue condenado a pagar el 90 por ciento restante (párrafo
33).

Ésta sentencia llega a la conclusión de que la prohibición de muerte con asistencia médica
viola el derecho a la vida, a la libertad, y a la seguridad de las personas; por lo tanto no
está de acuerdo con los principios de justicia fundamental, violando el artículo 7, de la
Carta de los Derechos Fundamentales (párrafo 56). La sentencia en análisis, valora los
derechos en juego, de la siguiente manera:

a) Derecho a la vida. Considerando la Corte que no está de acuerdo en la prohibición


absoluta de la asistencia a morir, ya que los individuos pueden “renunciar” a su
derecho a la vida, sino se crearía una “obligación de vivir”, en lugar de una retirada
o denegación de salvamento. Reafirmando que la santidad de la vida es un valor
social y tiene sus raíces en el valor de la vida humana. Pero también abarca la vida,
la libertad y la seguridad de la persona durante su muerte, es por ello que la
santidad de la vida se entenderá en el sentido de que “ya no se va a exigir que toda

827
Es una organización Suiza, titulada: “Un muerte con dignidad” o “DIGNITAS”.

278
vida humana sea preservada a toda costa” 828, la ley ha llegado a reconocer que en
determinadas circunstancias, la decisión de un individuo sobre el final de su vida
tiene derecho al respeto (párrafo 63).

b) Derecho a la libertad y seguridad. Detrás de estos dos derechos impera la


protección de la autonomía personal y la dignidad humana, que implica el respeto
del derecho a la integridad personal y la prohibición de la intromisión Estatal
(Párrafo 65). Recalcando que la ley siempre ha protegido la autonomía del
paciente en la toma de decisiones médicas (párrafo 67).

Por lo anterior, es que el Tribunal Supremo aduce que la prohibición de la muerte asistida
por un médico privado, a las personas que sufren condiciones médicas graves, lacera
indefectiblemente los derechos de vida, libertad y seguridad de la persona, por lo tanto,
no se adecua a los principios de justicia fundamental (párrafo 70).

Así mismo, la sentencia en análisis realiza el examen de, si los límites al derecho a la vida,
libertad y seguridad, son o no legítimos; por lo cual sometió dicho análisis a un doble
juicio:

a) Los criterios de justificación específicos, de los límites al derecho a la vida, libertad,


y seguridad, que se encuentran en el artículo 7 de la Carta, concuerdan con los
principios fundamentales de justicia. El principio de arbitrariedad: Hace referencia
a la situación en la que no hay ninguna conexión racional entre el objeto y el límite
que impone a la vida, libertad y seguridad de la persona. Esto es, “una ley
arbitraria es aquella que no es capaz de cumplir sus objetivos” (Párrafo 83). Por lo
que el objeto de morir con asistencia de un médico, es proteger a las personas
vulnerables (párrafo 84). Principio de excesiva amplitud: Éste principio pregunta, si
una ley que resta los derechos de una manera general, apoya al objeto de la ley, o
bien, va demasiado lejos al negar los derechos de algunos individuos de una

828
STSC. Rodríguez v. British Columbia (1993).

279
manera que no guarda relación con el objeto (párrafo 85). Por lo que se concluye
que la prohibición de la muerte asistida es excesivamente amplia (Párrafo 86).
Principio de desproporcionalidad: Éste principio se infringe cuando la medida en la
ley resulta ser extremadamente desproporcionada con el objeto (párrafo 89). Por
lo que la Corte considera que el límite impuesto por la ley a los derechos de vida,
libertad y seguridad, resulta injustificado porque tiene excesiva amplitud.

b) La proporcionalidad. La analiza la Corte para determinar si los límites exceden la


proporción. Po lo cual señala el Tribunal que se debe de calcular y compensar la
perspectiva de las personas que podrían estar en riesgo en régimen facultativo,
frente aquellos que solicitan apoyo para morir. Por lo que dicho Tribunal
determinó que la medida de prohibición absoluta al suicidio medicamente asistido.
resulta desproporcionada (párrafo 121).

La presente sentencia no resulta ser un simple fallo; tal y como ocurrió en Colombia, el
Tribunal Supremo Canadiense ordena al Parlamento que elabore una ley que no lesione
los derechos fundamentales aludidos, contemplados en el artículo 7 de la Carta de
Derechos, ya que considera que no es apropiado simplemente hacer una excepción en el
caso particular (párrafos 125 y 126). Además, nulifica los artículos del Código Penal que
proscriben el derecho al suicidio médico asistido, e indirectamente alude a las
restricciones o garantías que tendrá que contener la nueva ley de la materia, en las que
señala lo siguiente: 1) que el derecho a morir con dignidad lo podrán hacer valer los
adultos competentes que claramente otorguen su consentimiento y; 2) que dicha persona
tenga una condición médica grave e incurable (incluyendo enfermedad o discapacidad),
que sea causa de pesadumbre duradera y que resulte intolerante para el individuo vivir en
esa situación (párrafo 127). Asimismo, se debe considerar en dicha ley el derecho a la
objeción de conciencia del personal de salud que intervenga (párrafo 130).

280
Como podemos observar, la presente sentencia 829 es de obligada referencia de estudios
ulteriores; es de recalcar que dicha sentencia sienta las bases para considerar que en otros
ordenamientos jurídicos a los que influye Canadá, podrían pronunciarse en el mismo
sentido 830. La sentencia también resulta contraria como dijimos en el umbral del presente
epígrafe, a los pronunciamientos que había emitido la misma Corte, hace poco más de
veinte años831; sin embargo, se funda en los países que han despenalizado la eutanasia
activa y la ayuda al suicidio, explicando que Canadá se encuentra en contextos distintos
que cuando se pronunció en un sentido disímil. El presente fallo, tendría que haber
dilucidado la constitucionalidad de la penalización del suicidio asistido y la incitación del
mismo, empero, dicha sentencia no se quedó ahí, sino magistralmente se pronunció sobre
la eutanasia activa directa, y aludió que la ayuda al morir y la ayuda en el morir,
significaban lo mismo 832 , y que eran además, conductas constitucionales, es más,
mencionó que era un derecho fundamental 833, que podrían ejercitar los adultos capaces
que hayan otorgado su consentimiento de forma clara, no teniendo como requisito el
tener una enfermedad terminal, como la mayoría de las legislaciones vigentes
relacionadas con actos eutanásicos, solo pone como requisito los graves padecimientos
físicos 834. Dicho derecho lo fundó en el derecho a la vida, libertad y seguridad, que éste
último, en el sistema jurídico mexicano y en otros sistemas jurídicos del orbe, como el

829
A la presente sentencia Rey Martínez la llamó: “…una sentencia epocal y no solo episódica… No obstante,
su argumentación, a mi juicio, no es especialmente sólida, coherente o consistente.” Rey, Fernando. “La
ayuda médica a morir como derecho fundamental. (Comentario crítico a la sentencia de la Corte Suprema
de Canadá de 6 de febrero de 2015, asunto Carter v. Canadá). En Diario La Ley, número 8512, año XXXVI,
miércoles 1 de abril de 2015. www.diariolaley.es, p. 8.
830
Al respecto Rey Martínez aludió: “Canadá no solo influye en España en el debate territorial (Quebec), sino
que tiene mucho prestigio en materia de derechos (sobre todo, en materia de diversidad cultural)”. Íbid., p. 2.
831
Íbid., p. 6.
832
Rey Martínez advierte que: “uno de los puntos centrales de la sentencia es borrar por completo las
diferencias entre la ayuda médica en el morir (cuidados paliativos que acortan la vida; limitación de esfuerzo
terapéutico) y la ayuda médica a morir (suicidio asistido por médico y eutanasia activa directa por médico)”.
ídem.
833
Rey Martínez sostiene que: “El Tribunal convierte una conducta penalizada como delito en Canadá…nada
menos que en un nuevo derecho fundamental”. Ídem.
834
Rey Martínez que con la sentencia en análisis, en mano sería muy complicado para el mismo Tribunal, en
un futuro, negar el derecho a morir a alguien, aunque no padeciera una enfermedad terminal. Íbid., p. 9.

281
español es equiparable al derecho a la integridad personal 835, haciendo valer también el
principio de autonomía que irradia en el sistema jurídico canadiense. La sentencia en fin,
además de ser clara, contunde y ordenada, hasta lleva un índice (cuestiones de forma) 836.
Por otro lado, (de fondo), sí deja algo que desear en cuanto a su argumentación, ya que se
pronuncia sobre el derecho a morir con dignidad como derecho fundamental, sin decir
claramente por qué es un derecho fundamental 837 , además de que el juicio fue
presentado por varios actores, refiriéndose especialmente a uno, a la Sra. Gloria Taylor 838;
además alude que el objeto de la ley en análisis es: “proteger a las personas vulnerables”,
y no el proteger la vida, situación que parece comprensible, ya que sin esa triquiñuela
jurídica sería muy complicado llegar a donde se deseaba llegar, por la forma en que se
abordó el tema. Concordando con Rey Martínez 839 en algunas de las críticas, también
coincidimos en decir que se pudo llegar al mismo resultado por una vía distinta. Otra
crítica que le podemos observar a la presente resolución, es sobre la dignidad humana 840,
ya que se refirió a la dignidad humana, empero no la analiza, hizo referencia al derecho a
“morir en dignidad”, sin embargo, a lo más que llegó en la citada sentencia es, a decir que
era un valor en el ordenamiento jurídico, como lo era la autonomía, acaso, ¿es un derecho
fundamental en su ordenamiento jurídico?

4.8 ¿Existe un derecho constitucional a la muerte digna?


¿Puede hablarse de un derecho constitucional a la muerte digna, amparado en derechos o
principios reconocidos en la Constitución mexicana? A nuestro juicio sí. El derecho a la
muerte digna en México según nuestra más íntima justipreciación, es un derecho
constitucional de los denominados “derechos constitucionales no escritos”, amparado en

835
En este sentido, Rey Martínez, adujo que: “…el derecho a la ayuda médica a morir, aunque sea
manifestación de la libertad y la seguridad (esto es, integridad personal)…”. Íbid., p. 8.
836
Para Rey Martínez llama la atención la sentencia, en virtud de: “…la belleza de su tono narrativo y la
calidad y el orden expositivos…La sentencia incorpora un índice que permite al lector seguir sin perderse la
argumentación…”. Íbid., p. 5.
837
Respecto del tópico Rey Martínez alude que se le pasó al tribunal señalar en “qué precepto constitucional
se debería colgar el nuevo derecho a la ayuda médica a morir”. íbid., p. 8.
838
Refiriéndonos a lo agregado, Rey Martínez, destaca: “El caso se llama Carter v. Canadá y no Taylor v.
Canadá…”. íbid., p. 9.
839
Íbid., p. 5.
840
Rey Martínez aduce que la sentencia no reconoce el ambiguo derecho a morir con dignidad, ni reconoce
que el derecho a la vida impida a aceptar por completo el derecho a la ayuda médica a morir. Íbid., p. 8.

282
el derecho absolutamente fundamental de la dignidad humana, recordando que entre las
formas de dicho reconocimiento según el ilustre jurista español Díaz Revorio 841, se
encuentra la jurisprudencia constitucional, como sería en este caso; aunque es cabal dejar
en claro que a la fecha el máximo intérprete de la CPEUM, no se ha pronunciado al
respecto; sin embargo, suponemos que haciendo gala del Estado de derecho en el que
vivimos, el cual ha evolucionado hasta convertirse en Estado constitucional, y además,
estando conscientes de que dicho Estado constitucional se caracteriza, entre otros
aspectos, por concebir al derecho como argumentación, con una afanosa presencia del
juez constitucional por encima de los otros poderes y órganos públicos 842; es por lo que
tenemos la convicción, entonces, que si llegara al conocimiento de la SCJN un caso relativo
a la eutanasia, ésta Corte, resolvería afirmando la existencia de una derecho fundamental
a la muerte digna de todos los gobernados de este país.

De acuerdo al razonamiento anterior, el ministro jubilado 843 Diego Valadés 844 hace
referencia a que la dignidad humana permea en el constitucionalismo con la intención de
impedir atropellos y excesos por parte del Estado y representa el límite infranqueable del
respeto a la autonomía de cada individuo, la cual abarca fronteras impensables, ya que “la
dignidad es una tendencia en expansión que debe incluir la capacidad de decidir sobre la
muerte propia” 845. Por su parte, Fernando Potes846 adujo que dadas las sentencias que los
Tribunales mexicanos han emitido respecto de la libertad sexual, amparadas en la
dignidad humana, en la autonomía, y en el libre desarrollo de la personalidad, es posible

841
Díaz, Francisco. Los Derechos Humanos…, op. cit., pp. 34-36.
842
Según Jaime Cárdenas Gracia, el Estado de derecho en el que nos encontramos es el constitucional, al
cual le antecedieron los Estados de derecho democrático (segunda mitad del siglo XX), social asistencial
(primera mitad del siglo XX) y liberal abstencionista (siglo XIX). El Estado de derecho constitucional, se
caracteriza en un nivel jurídico, por el pluralismo jurídico, por el menoscabo de la imperatividad, estatalidad
y coactividad del derecho, por la concepción del derecho como argumentación y con una fuerte presencia
del Juez constitucional, por encima de los otros poderes y órganos públicos. Cárdenas, Jaime., op. cit., pp.
245 y 246.
843
Nombrado así en la Gaceta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de noviembre de 2004.
844
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 157.
845
Ídem.
846
Potes, Fernando. Una muerte digna al amparo del derecho constitucional mexicano: autonomía y
eutanasia. Revista Internacional de Derecho y Ciencias Sociales. Monterrey. UDEM, no. 19, octubre de 2012,
p. 121 y ss.

283
imaginar que estarían dispuestos a reconocer el amplio margen de las conductas
eutanásicas de los enfermos terminales frente a posibles intromisiones estatales o de
terceros. De igual manera, José Rubén Herrera Ocegueda 847 considera que el derecho a
disponer de la propia vida en México, es un derecho constitucional el cual se funda en el
derecho a la dignidad humana, a la vida, al libre desarrollo de la personalidad, al libre
pensamiento, y en la prohibición de tratos inhumanos y degradantes, el cual asevera:
“cuando la vida pierde todo sentido de dignidad, la disponibilidad de la misma surge como
un derecho de toda persona humana” 848.

Resulta pertinente puntear, que en uno de los estudios más determinantes realizados
sobre la práctica de la eutanasia en Holanda, el de la Comisión Remmelink, ejecutado para
el Gobierno 849, en 1990, o sea, antes de que se promulgara la Ley de Muerte Digna
Holandesa, arrojó que la primera causa por lo cual los pacientes solicitaban la eutanasia,
es la pérdida de dignidad, en un total del 57% de los casos analizados, y la segunda causa,
resulta ser el dolor con un 46% de los encuestados.

En contrasentido a los pronunciamientos antepuestos, algunos doctrinarios de la Unión


Americana sostienen una postura interpretativista u originalista 850, la cual se basa en
desconocer la existencia de derechos fundamentales disímiles a los estatuidos
expresamente en el texto constitucional. Ésta doctrina indica entonces, que la labor del
justiciero debe de constreñirse a descifrar las más profundas intenciones de los
constituyentes.

Por nuestra parte, y coincidiendo con Ronald Dworkin 851 la teoría originalista resulta algo
vacía, ya que ¿de dónde se pueden recabar las verdaderas intenciones de los

847
Herrera, José., op. cit., pp. 111 y ss.
848
Ídem.
849
Casado, María. (Editora). Materiales de bioética y derecho. Barcelona, Centro de Estudios de Derecho,
Economía y Ciencias Sociales, (CEDECS Editorial, S.L.), 1996, p. 305.
850
Ronald Dworkin la llama doctrina originalista. Dworkin, Ronald. El dominio de la vida..., (Trad. Ricardo
Caracciolo y Víctor Ferreres)., op. cit., pp. 170 y ss.
851
Ídem.

284
constituyentes? y, en todo caso que se pudieren extraer los pensamientos de los
constituyentes por algún medio objetivo, como lo son documentos, éstos pensamientos,
¿se adecuarían a la época?; para ilustrar lo anterior, la prohibición del racismo, cuando se
hizo la Constitución de la Unión Americana (1787), ¿abarcaba al homosexualismo?; por lo
anterior, consideramos que ni siquiera en EUA podría llevarse a la práctica en forma
tajante dicha postura; ni qué decir de México, que la jurisprudencia constitucional ha
determinado la existencia de infinitos derechos fundamentales que no se encuentran en
el texto constitucional de forma expresa, como es el reciente caso del reconocimiento del
derecho fundamental a una vida digna 852 en febrero de 2015, apoyado en una
interpretación extensiva del artículo 4 de la Constitución, y de diversos instrumentos de
corte internacional; asimismo, el derecho fundamental al “mínimo vital” 853, el cual fue
declarado así en febrero de 2013, determinando que se apoyaba en la dignidad humana y
solidaridad social, fundando lo anterior, en los artículos 1º, 3º, 4º, 13, 25, 27, 31, fracción
IV, y 123 de la CPEUM; aunado a diversos instrumentos internacionales de los que el
Estado mexicano es parte.

Volviendo al tema central del presente epígrafe, consideramos que el derecho a la muerte
digna es un derecho fundamental en el Estado mexicano en virtud de lo siguiente:

852
Jurisprudencia. 2a./J. 12/2015 (10a.). PENSIONES. LA EXCLUSIÓN DE ALGUNAS PRESTACIONES QUE
ORDINARIAMENTE PERCIBE EL TRABAJADOR EN ACTIVO EN EL SALARIO BASE DE COTIZACIÓN, NO VULNERA
POR SÍ SOLA EL DERECHO A UNA VIDA DIGNA, A LA SALUD Y A LA ALIMENTACIÓN. Semanario Judicial la
Federación y su Gaceta, Segunda Sala. Décima Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1757, Registro IUS.
2008509.
Tesis Aislada. (XI Región) 2o.9 A (10a.). ORDEN DE DESALOJO DE UN ASILO PARA ANCIANOS. ELEMENTOS
QUE EL JUZGADOR DE AMPARO DEBE CONSTATAR QUE PREVEA, ADEMÁS DE CUMPLIR CON LA DEBIDA
FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN, PARA GARANTIZAR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE AQUÉLLOS EN
TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 17 DEL PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE
DERECHOS HUMANOS EN MATERIA DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Semanario
Judicial la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, septiembre
de 2015, p. 2100, Registro IUS. 2009972.
853
Tesis Aislada. I. 4º.A.12K (10ª). DERECHO AL MÍNIMO VITAL. CONCEPTO, ALCANCES E INTERPRETACIÓN
POR EL JUZGADOR. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito.
Décima Época, México, Tomo 2, febrero de 2013, p. 1345, Registro IUS. 2002743.

285
Primero, en México como ya ha quedado acrisolado, “la dignidad humana es el origen, la
esencia y el fin de todos los derechos humanos” 854. Esto nos lleva a considerar que si hay
carencia de dignidad, ningún derecho tendría sentido, es decir, sin dignidad, no hay nada.
Según el pleno de la SCJN 855, de la dignidad humana se deriva la posibilidad de adoptar en
forma libre y autónoma todo proyecto de vida. La dignidad es un principio, es un valor, es
un derecho absolutamente fundamental en el que guardan cobijo todos los derechos
humanos, necesarios para que el individuo desarrolle íntegramente su personalidad, como
son: el derecho a la vida, la integridad personal, el libre desarrollo de la personalidad, el
honor, el estado civil, entre otros856; en él se salvaguarda el incuantificable valor que tiene
toda persona por el hecho de serlo, es el derecho condicionante del disfrute de todos los
demás derechos857, el cual se garantiza a través de otros derechos, y por lo tanto, no se
debe fundir o confundir con un concepto meramente moral, sino es un bien jurídico
substancial merecedor de la más anchurosa protección jurídica, el cual se reconoce en los
artículos 1º, último párrafo, 2º, apartado A, fracción II, 3º, fracción II, inciso c), y, 25 de la
propia Constitución.

La concepción de esta cláusula tan amplia como es la dignidad humana para el


ordenamiento jurídico mexicano según el máximo Tribunal del país, la comprenden otros
Estados de la orbe, como el Estado alemán, que recordando un caso antes citado, donde
un joven inyectó una sustancia letal a su tío que solicitaba morir, y éste motivado por la

854
Jurisprudencia. 1.5º.C.J/30 (9ª.). DIGNIDAD HUMANA. DEFINICIÓN. Semanario Judicial de la Federación y
su Gaceta, Novena Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. 3, septiembre de 2011, p.1528.
Registro IUS. 160870.
855
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813. Asimismo, Tesis
Aislada.1ª. LXVI/2009. DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. ASPECTOS QUE COMPRENDE.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p.
7. Registro IUS. 165822.
856
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.
857
Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO AL
EXIGIR LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO MATRIMONIAL VULNERA EL
DERECHO DE LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015,
p. 2076, Registro IUS. 2009512.

286
piedad, lo hizo, no obstante que era una conducta penalmente ilícita en aquél país; se
determinó que la autodeterminación y la dignidad personal del paciente, con capacidad
de juicio, se debe de respetar, absolviendo así al joven 858. De igual manera, la doctrina
alemana también considera a la dignidad humana como un derecho fundamental, tal es el
caso de Bendan 859 y Günther Jakobs860; así mismo, otros juristas no alemanes, también
han aludido a la cláusula de dignidad humana alemana como derecho fundamental, como
es el juez James C. Nelson 861 del Tribunal Supremo de Montana, en la Unión Americana,
que adujo que la cláusula de dignidad de la Constitución de Montana, debe ser tratada
como la cláusula de dignidad trazada en 1949 en la Constitución de la República Federal
Alemana, la cual fue desarrollada en respuesta al tratamiento de judíos (homosexuales,
gitanos, entre otros), los que eran vistos como subhumanos, sin ninguna dignidad. La
Constitución de Alemania Occidental señala que “la dignidad del hombre es inviolable”
debe entenderse en este contexto. Por lo que considera que la dignidad humana no es
vaga, más bien es un imperativo, un mandato constitucional sin ambigüedades. Asimismo,
Rey Martínez 862 afirmó que el texto constitucional español tan detallado, no contiene una
cláusula tan amplia de la dignidad humana como la contiene el ordenamiento jurídico
alemán, el cual identifica a la dignidad humana como un legítimo derecho fundamental,
que permite la interpretación evolutiva, que ampara conductas que no están
expresamente protegidas en la Constitución.

Ahora bien, el Pleno de la SCJN 863 ha determinado que la dignidad humana resulta ser el
fundamento de cualquier institución jurídica y social; por ello, en la interpretación

858
Roxin, Claus, et. al., op. cit., pp. 72 y ss.
859
Cfr. Benda., op. cit., p. 121.
860
Cfr. Jakobs, Günther., op. cit., p. 17.
861
Voto particular del Juez James C. Nelson relative a la sentencia Robert Baxter, Stephen Speckart, M.D., C.
Paul Loehnen, M.D., Lar Autio, M.D. George Risi, Jr., M.D. and Compassion & Choices, plaintiffs and Apelles v.
State of Montana and Steve Bullock. DA 09-0051. MT 449. (2009).
862
Rey, Fernando., op. cit., pp. 82 y 83.
863
Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE JALISCO AL
EXIGIR LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO MATRIMONIAL VULNERA EL
DERECHO DE LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial
de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015,
p. 2076, Registro IUS. 2009512.

287
constitucional, el parámetro constante de la justificación y solución del conflicto jurídico,
es la dignidad humana, como base que edifica la entidad del sistema jurídico y orienta su
formación, comprensión y ejecución. Asimismo, existe una serie de derechos que tienen
por objeto que la dignidad humana sea garantizada y, por tanto, permiten que toda
persona alcance un estado de plenitud física y mental, entre ellos se encuentra el libre
desarrollo de la personalidad, el cual es un derecho fundamental superior que, de acuerdo
a Anabella del Moral Ferrer 864, se integra por tres elementos: a) la libertad general de
actuar; b) la autonomía, que implica autodeterminación y; c) la libertad de elección y de
opción. Éste derecho incluye por tanto, la libertad de hacer o no hacer lo que se considere
conveniente para la existencia de cada ser humano, como considerar su vida indigna y no
querer seguir viviendo en virtud de padecer una enfermedad incurable con dolores por
demás traumáticos, agudos y permanentes. Su propia naturaleza precisa que el Estado no
solo se abstenga de interferir en el desarrollo autónomo del individuo; sino por el
contrario demanda que garantice y procure las condiciones más favorables para que todos
los habitantes alcancen sus aspiraciones y por tanto, su realización personal y de vida. Con
base en ello, si la libre voluntad de la persona capaz y consciente con graves
padecimientos y con una enfermedad incurable, es la de no seguir viviendo, al Estado no
le resta más que respetar el derecho a morir con dignidad de los individuos que habitan
en suelo nacional; por tanto, consideramos que el derecho a morir con dignidad es un
auténtico derecho constitucional, por lo cual tendría que declararse que el artículo 312
CPF, lacera el derecho al libre desarrollo de la personalidad y por consiguiente a la
dignidad humana; así mismo, la misma suerte tendrían que tener los demás códigos
penales de las diversas entidades federativas del país que consideran delito al suicidio
asistido con móviles eutanásicos.

Segundo, como se ha esclarecido en el presente estudio, el ordenamiento jurídico


mexicano considera a la vida como un derecho fundamental reconocido por diversos
instrumentos de derecho internacional, de los cuales el Estado mexicano es parte, y, es a

Del Moral, Anabella. El libre desarrollo de la personalidad en la jurisprudencia constitucional colombiana.


864

Cuestiones jurídicas. Venezuela, Volumen VI, núm.2. Universidad Rafael Urdaneta, 2012., pp. 63-96.

288
su vez, un valor, el cual de ninguna manera es un valor sagrado, ni inviolable; sino un valor
extrínseco, ya que la vida en nuestro ordenamiento jurídico, no es la base del mismo, ni es
el presupuesto necesario de los demás derechos, como acontece en otros ordenamientos
jurídicos865. Lo anterior tiene sustento en lo establecido por el Pleno de la SCJN 866, el cual
ha manifestado que el derecho a la vida se desprende de la dignidad humana, como un
presupuesto necesario, para que el individuo desarrolle integralmente su personalidad, es
decir, un derecho que se encuentra dentro de la esfera de la dignidad humana, como
barrera estatal frente a la autonomía individual. Es por ello, que osamos afirmar, que si el
máximo tribunal mexicano, ponderara el derecho a la vida frente a la dignidad humana,
resolvería a favor del segundo derecho, como sería en el caso del derecho a morir con
dignidad; ya que el deber del Estado es salvaguardar la vida, empero, enarbolando la
dignidad humana, como barrera indestructible estatal de la autonomía de la persona, para
que ésta, esté en aptitud de efectuar libremente el desarrollo de su personalidad, ya que
el valor de la vida en un Estado secular, como lo es el Estado mexicano, de ninguna forma
puede ser sagrada porque considerar a la vida como sagrada o santa, sería tanto como
aceptar que la vida la ha otorgado Dios, situación que sería inadmisible a la luz de la
Constitución Mexicana (arts. 24 y 29 segundo párrafo)867. En similar sentido se pronunció
la Corte Suprema de Justicia de Colombia, la cual arguyó en la sentencia C-239/97, “El
deber del Estado de proteger la vida debe ser entonces, compatible con el respeto a la

865
Como ejemplo, podemos citar al ordenamiento jurídico español, en el que el Tribunal Supremo se
manifestó en este sentido. TCE. Sentencia 53/85, de 11 de abril. Aborto.
866
Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA RECONOCE COMO
CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.
867
“Artículo 24. Toda persona tiene derecho a la libertad de convicciones éticas, de conciencia y de religión, y
a tener o adoptar, en su caso, la de su agrado. Esta libertad incluye el derecho de participar, individual o
colectivamente, tanto en público como en privado, en las ceremonias, devociones o actos del culto
respectivo, siempre que no constituyan un delito o falta penados por la ley….”. “Artículo 29. En los casos de
invasión, perturbación grave de la paz pública, o de cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro
o conflicto, solamente el Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, con la aprobación del Congreso de la
Unión o de la Comisión Permanente cuando aquel no estuviere reunido, podrá restringir o suspender en todo
el país o en lugar determinado el ejercicio de los derechos y las garantías que fuesen obstáculo para hacer
frente, rápida y fácilmente a la situación … En los decretos que se expidan, no podrá restringirse ni
suspenderse el ejercicio de los derechos a la no discriminación, al reconocimiento de la personalidad jurídica,
a la vida, a la integridad personal, a la protección a la familia, al nombre, a la nacionalidad; los derechos de
la niñez; los derechos políticos; las libertades de pensamiento, conciencia y de profesar creencia religiosa
alguna…”.

289
dignidad humana y al libre desarrollo de la personalidad”. Asimismo, el Tribunal Supremo
de Canadá en la sentencia Carter v. Canadá, de 6 de febrero de 2015, estatuyó: “… no
estamos de acuerdo con la formulación existencial del derecho a la vida requiere una
prohibición absoluta de la asistencia al morir, o que los individuos no puedan renunciar al
derecho a la vida, esto crearía un deber de vivir, en lugar de un derecho a la vida… la
santidad de la vida es uno de nuestro valores sociales más fundamentales. Tiene sus raíces
en un profundo respeto por el valor de la vida humana. Pero también abarca a la vida, a la
libertad y a la seguridad de la persona durante el paso de la muerte. Es por esta razón que
la santidad de la vida ya no exigirá que toda vida sea preservada a toda costa”. (Párrafo
63).

Tercero, como se ha asentado, el derecho fundamental a la vida digna, reconocido así por
la SCJN 868, concreta la posibilidad de que todo ser humano tenga una vida protegida en su
totalidad, lo que le garantizará a éste, vivir una vida digna 869. Luego entonces, como el
criterio para medir la dignidad o calidad de una vida es individual o personalísimo, el
derecho a la vida digna, a nuestro juicio de manera implícita reconoce el derecho a la
muerte digna, pues procura que el ser humano tenga una vida, el tiempo que dure ésta,
en condiciones dignas, y si la persona no la considera así, a causa de afecciones graves de
salud, incurables y permanentes, el derecho a la vida digna, debe contemplar la
posibilidad de que un ser humano de forma autónoma decida dar fin a la vida que
considera indigna.

868
Jurisprudencia. 2a./J. 12/2015 (10a.). PENSIONES. LA EXCLUSIÓN DE ALGUNAS PRESTACIONES QUE
ORDINARIAMENTE PERCIBE EL TRABAJADOR EN ACTIVO EN EL SALARIO BASE DE COTIZACIÓN, NO VULNERA
POR SÍ SOLA EL DERECHO A UNA VIDA DIGNA, A LA SALUD Y A LA ALIMENTACIÓN. Semanario Judicial la
Federación y su Gaceta, Segunda Sala. Décima Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1757, Registro IUS.
2008509.
Tesis Aislada. (XI Región) 2o.9 A (10a.). ORDEN DE DESALOJO DE UN ASILO PARA ANCIANOS. ELEMENTOS
QUE EL JUZGADOR DE AMPARO DEBE CONSTATAR QUE PREVEA, ADEMÁS DE CUMPLIR CON LA DEBIDA
FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN, PARA GARANTIZAR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE AQUÉLLOS EN
TÉRMINOS DEL ARTÍCULO 17 DEL PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE
DERECHOS HUMANOS EN MATERIA DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y CULTURALES. Semanario
Judicial la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, de
septiembre de 2015, p. 2100, Registro IUS. 2009972.
869
Ejecutoria; Décima Época; Segunda Sala; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación. Libro 15,
Febrero de 2015, Tomo II, página 1533. Registro Núm. 25487.

290
Según Antonio Ruíz de la Cuesta 870, el derecho a vivir con dignidad implica receptibilidad y
especial sensibilidad de todo aquello que conlleve a cultivar el valor “vida humana digna”
en plenitud; por ende, rechaza todo lo que propicie su detrimento. En este tenor, para
estar en contra de la eutanasia utilizando como bandera la vida digna, habría que estar en
desacuerdo también, de otras muchas políticas gubernamentales que contribuyen al
hambre, insolidaridad, falta de amor en los seres humanos, entre otras.

Cuarto, como se indicó en los cimientos de la presente investigación, a partir de la


reforma constitucional del 10 junio de 2011, se estatuyó en el artículo 1º Constitucional,
segundo párrafo, la obligación de cumplir con el principio pro personae, cuando se
interpreten normas que alberguen derechos humanos, como acontecería en el caso de la
eutanasia. Dicho principio según la jurisprudencia mexicana 871 abraza una directriz de
preferencia interpretativa, la cual a su vez, se traduce en dos principios a saber, el
principio favor libertatis, el cual obliga al intérprete constitucional a interpretar los
derechos humanos de manera que más propicien la libertad y, principio favor debilis; que
entraña el considerar especialmente a la parte situada en inferioridad de condiciones,
cuando las partes no se encuentren en un plano de igualdad. Por lo anterior, todos los
tribunales que interpreten normas de derechos humanos en nuestro país, en virtud del
control difuso de la Constitución, están obligados a resolver con base al principio pro
homine, el cual obligaría a los juzgadores mexicanos, según nuestro particular punto de
vista, en un caso de eutanasia a fallar a favor de ésta, con base en los principios referidos,
toda vez que según estos principios, el Juez estaría obligado a resolver en el sentido que
más favorezca a la libertad del enfermo y, además, en la contienda judicial estaría el
Estado frente al paciente, lo cual, propiciaría aún más, que el Juez falle a favor del
paciente, ya que es imposible sostener que el Estado se encuentre en un plano de
igualdad frente a los particulares.

870
Ruíz, Antonio. “Reflexiones sobre el derecho a vivir y morir dignamente: Su prescriptividad ética y
jurídica”. En Ansuátegui, Francisco. (Coord.)., op. cit., pp. 133 y 134.
871
Tesis Aislada. I.4º.A.20 K (10ª.). PRINCIPIO PRO HOMINE. VARIANTES QUE LO COMPONEN. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito, México, t.II, libro 1, diciembre de
2013, p. 1211, Registro IUS. 2005203.

291
Quinto, como se ha plasmado en el presente epígrafe, en el ordenamiento jurídico
mexicano rige el principio de autonomía de voluntad, el cual goza de rango constitucional,
y se colige como el respeto de los individuos a su autodeterminación individual sin
injerencias de terceros, a su vez, es un elemento central del libre desarrollo de la
personalidad 872. Por lo tanto, a través de dicho principio los mexicanos tienen la facultad
de decidir de forma libre, reiterada y consciente, cuál será su destino en caso de padecer
una enfermedad incurable con graves afectaciones. Así lo esgrimió el Tribunal Supremo de
EUA 873 , donde reconoció el derecho a morir derivado del principio de autonomía
individual, firmemente establecido por el common law, y confirmado por la Cláusula del
Debido Proceso de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución. Por su parte, Ronald
Dworkin 874 considera que el Estado debería alentar a través del principio de autonomía, a
que las personas diluciden sobre cuestiones relativas a la salud, específicamente, sobre la
voluntad anticipada o la eutanasia.

Sexto, en incontables sentencias la SCJN 875 ha hecho de manifiesto el principio de


solidaridad que impera en el derecho patrio, el cual debe de entenderse como “uno de los
postulados básicos del Estado … principio que envuelve el deber positivo de todo
ciudadano de socorrer a quien se encuentra en una situación de necesidad, con medidas
humanitarias” 876; por lo que con base en este principio, ninguna persona impulsada por
motivos altruistas, es decir, movido por la intención de colmar el sufrimiento de alguno de

872
Tesis Aislada. 1ª. CDXXV/2014. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD ES UN PRINCIPIO DE RANGO
CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I,
diciembre de 2014, p. 219, Registro IUS. 2008086.
873
Setencia Cruzan v. Director, Missouri Department of Health, 497 U.S. 261 (1990).
874
Dworkin, Ronald. El dominio de la vida….(Trad. Ricardo Caracciolo y Víctor Ferreres), op. cit., p. última.
875
Como ejemplos podemos aludir a las siguientes tesis: Tesis Aislada. 1ª. CCCLXI/2014 (10a.). ALIMENTOS.
LA OBLIGACIÓN DE OTORGARLOS A CARGO DE LOS ASCENDIENTES, DESCENDIENTES, HERMANOS O
PARIENTES COLATERALES HASTA EL CUARTO GRADO DERIVA DE UN PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD FAMILIAR.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014,
p. 590, Registro IUS. 2007725. Tesis Aislada. I.5o.C.6 C (10a.). PENSIÓN ALIMENTICIA. SI SE DEMANDA SU
MODIFICACIÓN, NO OPERA EL PRINCIPIO JURÍDICO DE QUE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES ES LA LEY
SUPREMA, SINO OTROS COMO EL INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR, EL DE PROPORCIONALIDAD Y EL DE
SOLIDARIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, T.C.C. Décima Época, México, t. 3, marzo de
2013, p. 2048, Registro IUS. 2003099.
876
Sentencia. C-239/97. Homicidio Por Piedad-Elementos/Homicidio Pietístico O Eutanásico/Homicidio
Eugenésico.

292
sus congéneres, debería ser castigado, sino por el contrario, ya que estaría actuando con
base a un principio de rango constitucional.

Séptimo, es imposible soslayar que es un derecho fundamental en el ordenamiento


jurídico mexicano el derecho a la integridad personal, tal como lo ha reconocido la SCJN877
como derecho constitucional no escrito, el cual emana del derecho a la vida, y de su
contenido, se desprende en su esfera negativa, la prohibición de tratos crueles e
inhumanos (art. 29 de la CPEUM); situación en la que se encontraría un enfermo terminal
con graves sufrimientos físicos o psíquicos incesantes e interminables, razón por la que
consideramos que se debería atender a su plegaria.

Por todo lo antes dicho, consideramos fielmente que el derecho a la muerte digna es un
derecho “constitucional no escrito” en el orden constitucional mexicano, el cual es un
auténtico derecho fundamental, y se apoya en el derecho a la dignidad humana y en los
principios de un Estado de derecho, pro homine, solidaridad y autonomía de la voluntad,
el cual cobraría vigencia a partir de la interpretación evolutiva de los derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
particularmente en los artículos 1º, 3º, 4º, 13, 25, 25, 29, 31, fracción IV y 123; aunados a
diversos instrumentos internacionales suscritos por México y constitutivos del bloque de
constitucionalidad, y conformados por la satisfacción y protección de diversas
prerrogativas que, en su conjunto o unidad, forman la base o punto de partida desde la
cual los individuos cuenten con la libertad de decidir sobre su vida cuando, a su juicio, su
vida ha perdido toda calidad o les resulte indigna, recordando que la vida es digna o
indigna, de acuerdo al ser que la posee; que en éste caso, la indignidad debe depender de
graves afectaciones físicas o psíquicas, producto de una enfermedad incurable y/o

877
Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. SU SENTIDO Y ALCANCE COMO PROHIBICIÓN CONSTITUYE UN
DERECHO ABSOLUTO, MIENTRAS QUE SUS CONSECUENCIAS Y EFECTOS PRODUCEN TANTO EN SU IMPACTO
DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS COMO DELITO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Primera Sala. Décima Época, México, t. I, mayo de 2014, p. 562, Registro IUS. 2006484.
Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. CONSTITUYE UNA CATEGORÍA ESPECIAL Y DE MAYOR GRAVEDAD QUE
IMPONE OBLIGACIÓN DE UN ESCRUTINIO ESTRICTO BAJO LOS ESTÁNDARES NACIONALES E
INTERNACIONALES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t.
I, mayo de 2014, p. 561, Registro IUS. 2006482.

293
terminal. Teniendo el Estado mexicano que determinar las medidas garantistas para seguir
protegiendo el valor de la vida, y permitir a su vez, el derecho fundamental a la muerte
digna de los individuos que habitan en México, poniendo a disposición de las personas los
mecanismos para hacer valer en su caso, ese derecho subjetivo; estableciendo las
condiciones para su ejercicio, ya que la titularidad le correspondería a todas las personas,
instituyendo las características de los sujetos, activo y pasivo; lo relativo al consentimiento
y al procedimiento para que la eutanasia activa y pasiva se pueda llevar a la práctica. Lo
anterior siempre y cuando, como mínimo se garantice lo siguiente: a) exista un
diagnóstico de una enfermedad incurable, pudiendo ser terminal o no, siempre y cuando
tenga padecimientos de afectación física o psicológica severos y permanentes, sin
posibilidad de cura (dicho diagnóstico debe ser avalado al menos por dos médicos de la
especialidad de que se trate); b) medie una solicitud seria, expresa, inequívoca y reiterada
(obteniendo una garantía de que el paciente no ha sido manipulado, pudiendo ser a través
de pruebas psicológicas o psiquiátricas). En caso de encontrarse inconsciente la persona,
tendría que mediar un documento de voluntad anticipada, emitido conforme lo señala la
Ley General de Salud y; c) en los casos en que la persona se encuentre en un estado de
inconsciencia (coma irreversible), únicamente, se hará valer la voluntad anticipada, si es
que la emitió con antelación.

Ilustrando lo anterior, es imprescindible hacer de manifiesto que tanto la Suprema Corte


Colombiana en la sentencia C-239/97, de 20 de mayo de 1997 y el Tribunal Supremo de
Canadá en la sentencia Carter v. Canadá, de 6 de febrero de 2015, aseveraron la existencia
de una derecho constitucional a la muerte digna en sus respectivos ordenamientos
jurídicos. El primero, con base en el principio de dignidad humana y el respeto del derecho
al libre desarrollo de la personalidad. El segundo, con base en el derecho a la vida, libertad
y seguridad, entendiendo el derecho a la seguridad, con la connotación que en México se
le da al derecho a la integridad personal. De igual manera, la Suprema Corte
estadounidense, en la sentencia relativa al caso Cruzan v. Director, Missouri Department
of Health, de 1990, reconoció el derecho a morir, con base al principio de autonomía,
firmemente establecido por el common law y confirmado por la Cláusula del Debido

294
Proceso de la Decimocuarta Enmienda de la Constitución 878, criterio que en 1997, anuló la
misma Suprema Corte, en las sentencias relativas a los casos Washington v. Gluucksberg, y
Vacco v. Quill, donde negó la existencia de un derecho constitucional al suicidio asistido
amparado en el derecho a la privacy; sin embargo, remitió el asunto del ámbito federal al
estatal, aduciendo que independientemente de que no exista un derecho constitucional al
suicidio, nada impide que los estados puedan permitirlo.

En este sentido, son abundantes las sentencias que los Tribunales estatales
estadounidenses han dictado considerado la existencia de un derecho constitucional a
morir o al suicidio asistido en contextos eutanásicos, derivados de la Decimocuarta
Enmienda de la Constitución, como lo son: la sentencia relativa al caso Quinland v. New
Jersey, emitida por el Tribunal Supremo de New Jersey, en 1976; la dictada en el caso
Superintendent of Belchertown State School v. Saikeiewicz, emitida por el Tribunal
Supremo de Massachusetts, en 1977; la emanada del Tribunal de Apelaciones de Nueva
York, respecto del caso Eichner v. Dillon, de 1980; y, la dictada por la Corte de Apelaciones
del Noveno Circuito de Washington en el caso Washinton v. Gluucksberg, en 1996, por
citar algunas. Aunado a esto, es de destacar que no solo la jurisprudencia ha determinado
la existencia de un derecho constitucional a morir en el ordenamiento jurídico
estadounidense, sino también los grandes y reconocidos juristas Ronald Dworkin, Thomas
Nagel, Robert Nozick, John Rawls, Thomas Scanlon y Judith J. Jhonson 879, los cuales
afirmaron la existencia de un derecho constitucional a decidir cuestiones íntimas, como el
caso de la eutanasia, basados en diversos pronunciamientos del Tribunal Supremo
Federal, como Cruzan v. Director, Missouri Department of Health y, Planed Parenthood v.
Casey.

878
Setencia Cruzan v. Director, Missouri Department of Health, 497 U.S. 261 (1990). Urofski. Melvin. “Lethal
judgments: Assisted suicide and American law”. Lawrence K. University Press of Kansas, 2000; Lewis, P.
Rights discourse and assisted suicide. 27 American Journal of Law and Medicine, pp. 45-99, 2001. En el
mismo sentido, Juanatey, Carmen., op. cit., pp. 167-169.
879
Véase el Brief presentado por los filósofos del derecho aludidos, como amicus curiae en 1997, ante el
Tribunal Supremo Federal de la Unión Americana, respecto de los casos Washinton v. Gluucksberg, No. 96-
110, y Vacco v. Quill, No. 95-1858. Texto disponible en:
http://www.nybooks.com/articles/archives/1997/mar/27/assisted-suicide-the-philosophers-brief/
(consultado el 28 de agosto de 2015).

295
Profundizando, el listado de los doctrinarios mexicanos, latinoamericanos y
norteamericanos que se encuentran a favor del derecho a la muerte, que han sido citados
en esta investigación, de ninguna manera es limitativo, pudiendo citar como ejemplo a la
española María José Parejo Guzmán 880, la cual considera que el derecho a la muerte digna
es un derecho fundamental, en virtud de que el auténtico derecho fundamental a la
dignidad debe primar sobre el derecho a la vida, además el respeto por la dignidad,
impide que las personas vivan indignamente. Así mismo, el australiano John Finnis881, que
considera que lo que debe primar es la autonomía de la persona, empero no cualquier
autonomía, sino aquella que esté basada en premisas reales y que no perjudique a otros
miembros de la sociedad. De igual manera el inglés John Harris882, considera que es “…una
vana y perversa arrogancia frustrar los deseos de quienes desean morir…”, entre otros
muchos autores que se encuentran a favor de un derecho a la muerte digna.

Los anteriores pronunciamientos se encuentran absolutamente opuestos a lo sostenido


por la Corte Europea de los Derechos Humanos en la sentencia relativa al caso Diane
Pretty v. the United Kingdom, de 29 de abril de 2002, en donde la Corte asentó que del
derecho a la vida no se puede deducir la existencia de un derecho a la muerte, ni de
ningún otro derecho.

Finalmente, si bien es cierto consideramos que del ordenamiento jurídico mexicano se


deduce la existencia de un derecho a morir con dignidad, con base al derecho
absolutamente fundamental a la dignidad humana, no consideramos que la misma suerte

880
Parejo, María., op. cit., pp. 444 y 445.
881
El caso de John Finnis llama la atención, toda vez que inicialmente elaboró un ensayo titulado: “Un
argumento filosófico contra la eutanasia”, y posteriormente, realiza otro titulado: “Un frágil argumento en
favor de la eutanasia, réplica a John Harris”, dónde como los títulos llaman, en el primero de los ensayos el
autor en referencia estaba en total desacuerdo a la eutanasia, y en segundo, ya se encuentra a favor. Dichos
ensayos y el tercero de la serie titulado: “Mala interpretación del argumento contra la eutanasia: Respuesta
a la primera réplica de Harris”, se encuentran en: Keown, John. (Comp.). La eutanasia examinada.
Perspectivas éticas, clínicas y legales. (Trad. Esteban Torres Alexander). México, Fondo de Cultura
Económica, 2004, pp. 49 y ss.
882
Harris, John. “La eutanasia y el valor de la vida”, “Un argumento filosófico contra el caso filosófico contra
la eutanasia” y “Pensamientos finales acerca de actos finales”. En Keown, John. (Comp.). La eutanasia
examinada..., op. cit., pp. 29 y ss.

296
la tengan otros ordenamientos jurídicos, ya que en la mayoría de los ordenamientos
jurídicos, la dignidad humana no es un derecho fundamental.

4.9 Modelos de interpretación constitucional de la eutanasia.


Rey Martínez 883 ha apuntalado que hay cuatro modelos de interpretación constitucional
sobre la eutanasia activa directa, los cuales se centran en considerar la eutanasia como:
prohibida, derecho fundamental, libertad limitable y como excepción permitida 884. A la
fecha la gran mayoría de los sistemas jurídicos han abordado el tema de la eutanasia y el
suicidio asistido desde un punto de vista penal; es decir, sancionando penalmente la
eutanasia activa directa, incluidos los ordenamientos de México y España, por citar
algunos. En los exiguos países en los que se ha resuelto legislar de forma permisiva la
eutanasia activa directa, claro, bajo ciertas limitaciones, se optó por la despenalización de
la misma, salvo en el caso de Holanda, Bélgica y Luxemburgo, en los que se creó una ley
que permite la eutanasia en determinados casos. Sin embargo, como es bien sabido, la
figura de la eutanasia sí tiene repercusiones en el ámbito constitucional, aunque ningún
ordenamiento jurídico haya considerado expresamente a la eutanasia como derecho
fundamental, en su Constitución. Empero, para justificar constitucionalmente la
eutanasia, es menester hacer una interpretación sistemática o en algunos casos evolutiva
de diversos derechos, principios y valores constitucionales, tal como lo ha señalado la
doctrina al argumentar a favor de la misma con base en el derecho a la vida, a la
autonomía personal, a la dignidad humana, a la integridad física y moral, y a la prohibición
de tratos inhumanos y degradantes; así mismo, en los principios de dignidad humana,
libre desarrollo de la personalidad y libertad ideológica y religiosa y, en los valores de la
libertad y el derecho a la intimidad, entre otros.

883
Fernando Rey Martínez catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Valladolid, recibió el
Premio “Francisco Tomás y Valiente”, por su trabajo titulado: Eutanasia y derechos fundamentales, en el
2007. Dicho premio fue instituido por el Tribunal Constitucional y el Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, de España en 1996 con carácter bianual con el objeto de premiar a la mejor obra científica,
original e inédita, de españoles o extranjeros, que verse sobre temas históricos o actuales de la Constitución
o de Justicia Constitucional, a partir de un enfoque teórico y práctico nacional y comparado. No debiendo
soslayar que Rey Martínez lo obtuvo por unanimidad de votos.
884
Rey, Fernando., op. cit., pp. 81 y ss.

297
4.9.1 Eutanasia prohibida.
El modelo tradicional de la eutanasia como constitucionalmente prohibida 885, concibe al
derecho fundamental a la vida como absoluto, imposibilitando la adopción de una
apología constitucional sobre la facultad de un individuo para disponer de su propia vida o
la de un tercero a petición del titular. Por tanto, la ayuda al suicidio y la eutanasia activa
son conductas contrarias a derecho, aunque no se castigue la tentativa al suicidio, pero sí
castigándose, de manera obvia, la tentativa en el caso del homicidio a petición. Asimismo,
existe una distinción radical entre eutanasia activa, pasiva e indirecta, no denominándose
las segundas eutanasias por el propio sistema jurídico, y siendo éstas conductas
penalmente lícitas; además, se consideran algunas conductas eutanásicas indirectas como
directas; como la de desconectar a una persona del respirador. Agregando, no lacera el
presente modelo que la eutanasia activa directa tenga una sanción menor a la del
homicidio, toda vez que ésta se justifica con el desvalor de la vida que se está sacrificando.
Por todo lo anterior es que la despenalización de la eutanasia sería inconstitucional para
los partidarios del presente modelo, que por desgracia son la mayoría de los sistemas
jurídicos, modelo en el que en este momento se encuentra el ordenamiento jurídico
mexicano.

4.9.2 Eutanasia como derecho fundamental.


El segundo modelo versa sobre considerar a la eutanasia como derecho fundamental 886,
es decir, es un modelo diametralmente opuesto al anterior, en éste modelo se considera
que coexiste en el ordenamiento jurídico un derecho a disponer de la propia vida, y éste
se incluye en el derecho fundamental a la vida, siempre en relación con otros derechos,
principios y valores del ordenamiento de que se trate, como el derecho a la integridad
física, a la dignidad humana y a no sufrir tratos inhumanos o degradantes, en los principios
de solidaridad o autonomía y en el valor de libertad. Se considera que vivir es un derecho
no un deber, por tanto, no solo el suicidio, sino la eutanasia activa directa serían
manifestaciones de ese derecho y, por tanto, la pena atribuida al suicidio o a la ayuda a

885
Rey, Fernando., op. cit., pp. 84 y 85.
886
Rey, Fernando., op. cit., p. 85.

298
morir sería inconstitucional. En suma, la eutanasia es un auténtico derecho subjetivo
constitucional para los que comulgan con el presente modelo, claro, sometiéndose a los
límites procedimentales, ya que no existen derechos absolutos, siendo el distingo de la
eutanasia activa, pasiva e indirecta, irrelevante, basados en la máxima del derecho “quien
puede lo más, puede lo menos”. Actualmente, como ha quedado asentado en la presente
investigación, las Cortes Supremas de Colombia y Canadá, han determinado que la muerte
digna es un derecho fundamental en su sistema jurídico, tal y como a nuestro juicio
sucedería en el caso mexicano, si la SCJN se pronunciara algún día al respecto.

4.9.3 Eutanasia como libertad limitable.


El tercer modelo relativo a considerar la eutanasia como libertad constitucional
legislativamente limitable 887 , corresponde al patrón que aporta según el autor en
comento, Carmen Tomás y Valiente, la cual sostiene que de la ley suprema no se deduce
la existencia de un derecho a disponer de la propia vida, ni tampoco se desprende dicho
derecho de la cláusula de la dignidad, la cual es por demás imprecisa. Empero, considera
que la cláusula general de libertad ampara numerables conductas como la del suicidio, el
cual carece de reconocimiento expreso como derecho fundamental, sin embargo,
imposibilita al poder público a imponer limitaciones arbitrarias o desproporcionadas. De
modo tal, que una prohibición al suicidio rebotaría contraria al mandato constitucional ya
que penalizaría una conducta que no supone la lesión de bienes jurídicos de terceros,
pero, una negación como la de la eutanasia, no sería una restricción arbitraria de la
libertad porque pretende evitar riegos de abuso y respetar el interés público.
Terminantemente, el legislador penal tiene la capacidad en atención al interés público de
limitar la libertad constitucional que permita justificar la eutanasia activa directa, y a su
vez, está en posibilidad de ampararla, bajo ciertas circunstancias. Subsistiendo las
diferencias existentes entre los diversos tipos de eutanasia, eutanasia activa directa,
indirecta y pasiva. Asimismo, consideramos que en este modelo también se encuadra la
libertad de disponer de la propia vida, que propone la doctora Ma. del Pilar Molero
Martín-Salas.

887
Rey, Fernando., op. cit., pp. 86 y 87.

299
4.9.4 Eutanasia como excepción permitida.
El modelo planteado por Rey Martínez de considerar a la eutanasia como excepción
legítima bajo ciertas condiciones de la protección estatal a la vida 888, propone que
deberían sujetarse al principio de proporcionalidad los límites de los derechos
fundamentales, en el caso particular, los límites de la dimensión objetiva del derecho a la
vida, es decir, el deber estatal de protección de la vida. Coincidiendo con el modelo
anterior, que de la Ley Suprema no se deriva el derecho fundamental a disponer de la
propia vida, teniendo que diferenciar entre eutanasia activa directa y la pasiva e indirecta.
Coincidiendo con el punto de vista del TCE, no existe un derecho al suicidio, ni el suicidio
es una libertad constitucionalmente protegida, sino es una libertad fáctica, simplemente
no prohibida por el derecho. Esto de ninguna manera debe entenderse como que existe
una obligación de vivir, ya que cualquier persona que no desee vivir independientemente
del motivo de ello, puede terminar con su vida. Sustenta el autor en comento que no
puede considerarse a la eutanasia activa directa un derecho de libertad o una libertad
constitucionalmente amparada, ya que podría resultar muy riesgoso, en cuanto al abuso
que pudiera cometerse por parte de los terceros que tendrían que participar en este tipo
de eutanasia, asimismo, considera que la participación ejecutiva de un tercero ya sea un
servidor público o un particular sería obligatoria, en virtud de la característica impero-
atributiva de la norma jurídica.

Por consiguiente, la sanción penal o no de la eutanasia activa directa, podría ser


constitucional de acuerdo a la proporción de la pena en el primer caso, es decir, ésta
tendría que ser necesariamente menor a la del homicidio, en el segundo, de acuerdo a la
proporción de la justificación que exista para despenalizarla, estando constitucionalmente
correcta la medida de ausencia de sanción de la misma, amparada en el derecho frente al
dolor que se encuentra dentro de la integridad personal consagrada en el artículo 15 de la
CE, bajo ciertas restricciones. El autor en comento añade que esta regla es ya conocida y
se ha utilizado para despenalizar en algunos casos el delito de aborto, empero, que el

888
Rey, Fernando., op. cit., pp. 87 y ss.

300
legislador pueda hacerlo, no significa que deba hacerlo o más bien que sea
convenientemente hacerlo.

4.10 Recapitulación.
Como puede observarse a lo largo de los planteamientos vertidos en la presente sección
de la investigación, a la fecha en el orden jurídico mexicano la eutanasia activa directa es
una conducta penalmente ilícita, tipificada como el delito de ayuda al suicidio, según lo
dispone el artículo 312, del CPF; sin embargo, la eutanasia pasiva o indirecta es una
conducta que goza de licitud según lo señala la Ley General de Salud, y las doce leyes de
voluntad anticipada en el país, de las diversas entidades federativas que han legislado al
respecto; y el Estado de Tabasco, que sin contar con una ley específica, reformó su Ley de
Salud, e incluyó en ella, el derecho de los que habitan en esa entidad federativa, para
emitir voluntad anticipada. Como es palpable, de lo anterior se deduce que ni siquiera la
mitad de los Estados que conforman el Estado Federal Mexicano cuenta con una ley de
voluntad anticipada, esto nos indica que nos falta mucho por hacer en materia de
eutanasia pasiva o indirecta.

Es preciso poner en relieve, que a la fecha tres países de la Unión Europea, Holanda,
Bélgica y Luxemburgo, cuentan con una ley que permite la eutanasia activa directa, y seis
Estados de la Unión Americana ya admiten el suicidio medicamente asistido, Oregón,
Washington, Vermont, California y Montana; además en Europa, dos Estados no castigan
penalmente el suicidio asistido en contextos eutanásicos, Suiza y Alemania; en América,
Uruguay tampoco lo castiga. Asimismo, como tanto se ha señalado las Cortes Supremas de
Canadá y Colombia, han sostenido que la muerte digna es un derecho constitucional en su
ordenamiento jurídico. Ante éste panorama mundial, el Estado mexicano no se puede
quedar atrás, y consideramos que como consecuencia de los tantos pronunciamientos que
ha tenido a bien exponer la SCJN, se puede deducir que en México existe un derecho
constitucional, de los denominados “derechos constitucionales no escritos”, es decir, que
se deducen del texto constitucional, producto de una interpretación armónica o evolutiva
de diversos derechos fundamentales, a la muerte digna, fundada en el derecho
absolutamente fundamental a la dignidad humana, derecho del que emana el derecho a la
301
vida, a la vida digna y al libre desarrollo de la personalidad, y de éstos, a su vez,
específicamente del primero de los derechos aludidos, se desprende el derecho a la
integridad personal, y del tercero, el principio de autonomía.

Consecuentemente, no se debe permitir que en un Estado constitucional, social,


democrático y secular, se lacere la dignidad humana y se irrumpa con la autonomía y
autodeterminación del ser humano, al negarle la libertad de disponer de su propia vida a
un individuo, cuando su vida se encuentra tremendamente deteriorada como
consecuencia de una enfermedad incurable que le provoca graves trastornos y
padecimientos de todo tipo, y lo que es peor, sin esperanza de alivio; cuando sabemos
que la vida es un derecho, no una obligación, ni es un bien sagrado ni indisponible.
Además, la autodeterminación es garantía ineluctable de cada ser humano, y solo él, es
quien puede a su juicio, determinar lo que es digno o no para él. De igual manera,
considerar sagrada la vida, o mantener el objetivo de la profesión médica, son netamente
excusas paternalistas para no justificar la eutanasia 889, que un Estado democrático de
ninguna manera puede abrazar. Es por ello, que consideramos y reiteramos que la muerte
digna, es un derecho constitucional no escrito, y que si no llegase a conocimiento del
máximo tribunal mexicano un asunto en el que se deba pronunciar al respecto, es preciso
que el Congreso de la Unión se disponga a legislar, tal y como recientemente lo hizo el
Estado Luxemburgo, permitiendo la eutanasia activa directa e indirecta, con una ley que
verdaderamente garantiza los malas prácticas que pudieren sobrevenir.

889
Cohen, Diana. Uso y abusos del derecho a morir. Argentina. Universidad de Buenos Aires, Argentina. En
línea: bioderecho.org.mx/repositorio/0016.pdf (consultado el 9 octubre de 2015).

302
CAPÍTULO V

PROPUESTA Y CONCLUSIONES

5.1 Propuesta.
Hasta el momento hemos considerado que en el ordenamiento jurídico mexicano existe
un derecho fundamental a la muerte digna, el cual cobra validez a partir de una
interpretación evolutiva del derecho absolutamente fundamental a la dignidad humana, y
de los derechos de vida, vida digna, libre desarrollo de la personalidad, e integridad
personal; así como también, de los principios pro personae, autonomía y solidaridad, que
imperan en nuestro ordenamiento jurídico. Dicho derecho, o sea, el derecho a la muerte
digna, se refiere no específicamente a morir, sino a la forma de morir, y que ésta sea
acorde con la dignidad personal 890. Ana María Marcos, alude que el derecho a morir con
dignidad entraña el acto de seleccionar el momento, lugar y modo de la propia muerte,
por lo que morir dignamente significa “morir racionalmente y en pleno uso de la libertad
personal, dueño de las condiciones y con el respeto de los demás hacia la propia
voluntad 891”.

A continuación se despliega una propuesta para la regulación del multicitado derecho en


el orden jurídico mexicano, no sin antes referir que previo a legislar en la materia, es
preciso analizar el estatus quo de la sociedad mexicana respecto de la factibilidad de la
misma, es decir, realizar una encuesta nacional actual que arroje el porcentaje de los
mexicanos que se encuentran a favor de la eutanasia, y otra, al personal de la salud;
considerando también, los efectos financieros, inter alia, que una propuesta como la que
se presenta puede arrastrar, anteponiendo que deben de superarse estos elementos de
forma, pues no resultarán jamás un argumento válido para impedir el ejercicio de un
derecho fundamental, las razones de tipo económicas y/o administrativas; además,
discurrimos que los elementos de fondo para que la misma se pueda concretizar, han sido
dados con claridad y profundidad a lo largo de la presente investigación.

890
Blanco, Luis. Muerte Digna. Consideraciones bioéticas-jurídicas. Buenos Aires, Ad-Hoc, S.R.L., 1997, pp. 49
y ss.
891
Marcos, Ana. La eutanasia estudio…, op. cit., p. 239.

303
Una vez analizados los alcances de los derechos y principios que fundamentan el derecho
a la muerte digna en México, además del estudio comparativo del estado del arte
respecto de la eutanasia en el derecho internacional y extranjero, solo resta puntualizar
los elementos que han de tomarse en cuenta al momento de proyectar una ley que regule
los actos eutanásicos, basados en el respeto y armonía del ordenamiento jurídico
mexicano en su conjunto, con una visión enfocada a prevalecer la dignidad humana, la
cual tiene un contenido formal que tiene que ver con la libertad de la persona, aclarando
que hasta el momento son múltiples los pronunciamientos que ya se han hecho en la
presente investigación al respecto, y los problemas materiales a los que nos
enfrentaríamos, recalcando que se deben de evitar a toda costa los abusos a través de un
instrumento lo más garantista posible, sin caer en el hecho de coartar el que se considera
“nuevo derecho constitucional” a la muerte digna de los gobernados en este país, por
miedo a los excesos o mala “ praxis médica”.

El principal argumento que sostienen los detractores de la eutanasia es evitar la


“pendiente resbaladiza”, misma que se refiere a que al legalizar la eutanasia, se abre la
puerta a abusos impensados, pues resulta ineludible que una vez que se abre un requisito
legal, éste siga ampliándose, consciente o inconscientemente por parte de los actores, a
nuevos casos no previstos, por lo que los partidarios de dicha postura creen que la única
forma de evitar abusos es no permitir ningún tipo de eutanasia 892, consideran pues, que si
permiten la eutanasia, terminarían aceptando la eugenesia hitleriana 893.

Por el contrario, coincidimos con Calsamiglia 894 al considerar que siempre se pueden
establecer límites y excepciones. Asimismo, el ministro jubilado Diego Valadés 895, asegura
que el argumento de la pendiente resbaladiza resulta algo ilógico, sería como decir “no se
castiguen a los delincuentes porque más adelante se castigarán a los inocentes”, o “no se
debía dar el voto a los jóvenes de 18 años, porque luego habría que concedérselo a los de

892
Álvarez, Ínigo., op. cit., pp. 125 y ss.
893
Calsamiglia, Albert. “Sobre la eutanasia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.). Bioética..., op. cit., p. 214.
894
Ídem.
895
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., pp. 158 y 159.

304
17” o, “no se podría reducir la jornada laboral a ocho horas y cinco días, porque la
pendiente llevaría a una hora y un día”.

Aunado a lo anterior, en nuestra opinión, no hay, ni habrá, razón suficiente para que un
ordenamiento jurídico quebrante la autonomía de los ciudadanos, ya que la función
original del derecho es “regular la conducta o el comportamiento social de los hombres
para facilitar la sana convivencia que asegure los intereses primigenios” 896, de esos
intereses primigenios, destaca la autonomía, como la libertad de decidir de todo hombre
su destino 897. Por lo tanto, para nosotros, el derecho que limita la autonomía individual,
no cumple su función. Además, habríamos de recordar que de acuerdo a Manuel
Atienza 898, el principio primario de la bioética, parece ser la autonomía. Diego Valadés899
al respecto agrega: “no encuentro argumento alguno que justifique que el Estado invada la
esfera íntima de decisiones de una persona, imponiéndole la obligación de acatar un
tratamiento sañoso impidiéndole tomar una decisión que ponga fin a su dolor”. Según
Stuart Mill 900, la independencia del individuo es un derecho absoluto, el individuo en lo
que se refiere a su cuerpo y espíritu es soberano, cuyo límite es el respeto de los demás.
Abonando, si el Estado restringiera el derecho a morir dignamente, se podría conducir a
las personas a la pérdida de su propia autoestima, del respeto propio, y del interés por la
vida, por lo que resulta necesario permitir el ejercicio de la autonomía individual 901.

En consecuencia, proponemos a los poderes públicos mexicanos el acogimiento de


medidas jurídicas y sociales, con el objeto de que bajo determinadas condiciones los
mexicanos puedan hacer uso del multicitado derecho, como un auténtico derecho
subjetivo, considerando que al igual que el derecho a la vida, el derecho a la muerte digna
pueda tener dos vertientes: objetiva y subjetiva. La objetiva se refiere a que el Estado
tenga la obligación genérica de proteger el derecho a la muerte digna y abstenerse de

896
Álvarez, Mario., op. cit., p 9.
897
Íbid., p. 11.
898
Atienza, Manuel “Juridificar la bioética”. En op. cit., p. 75.
899
Carpizo, Jorge y Valadés, Diego., op. cit., p. 156.
900
Mill, Stuart. Libertad, gobierno representativo, esclavitud femenina. Madrid, Tecnos, 1965, p. 49.
901
Sabanes, Ines. “Mesa redonda: Propuestas legislativas en relación con la eutanasia”. En Ansuátegui,
Francisco. (Coord.). Problemas de…, op. cit., p. 188.

305
toda actuación que pueda menoscabar dicho derecho; así mismo, el resto de los
ciudadanos. La vertiente subjetiva, supone la libre actuación y la posibilidad de recabar de
los poderes públicos la protección de dicho derecho, ante posibles laceraciones, mediante
los medios de control constitucional, como lo son el juicio de amparo, las controversias
constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad 902, por citar algunos. Las referidas
propuestas, se describen al tenor de lo siguiente:

1. Considerando al derecho a la muerte digna como un auténtico derecho


fundamental, resulta necesario que se derogue el artículo 312 del CPF, el cual
tipifica el suicidio asistido en todas sus modalidades. Asimismo, deben de correr
con la misma suerte los demás códigos penales de las diversas entidades
federativas que así lo estipulan, al declararse dichos artículos inconstitucionales 903.

2. El Congreso de la Unión debe regular los requisitos y procedimientos para que la


disposición de la propia vida en determinados supuestos pueda llevarse
efectivamente a la práctica, a través de una ley federal que regule la eutanasia
voluntaria, y el suicidio asistido, los cuales deben atender a una petición seria,
expresa, inequívoca y reiterada de un enfermo terminal, o un enfermo incurable
con graves afectaciones físicas y/o psíquicas que sean insoportables, constantes y
sin mejoría 904. En fin, los casos que la Sociedad Española de Cuidados Paliativos y la
European Association for Palliative Care, han referido como: a) presencia de una
enfermedad avanzada, progresiva, incurable; b) falta de posibilidades razonables
de respuesta a un tratamiento específico; c) presencia de numerosos problemas o
síntomas intensos, múltiples, multifactoriales o cambiantes; d) gran impacto
emocional en el paciente, familia y equipo terapéutico, muy relacionado con la

902
Según Jaime Cárdenas, los medios de control constitucional establecidos por la propia Ley Fundamental,
tienen por objeto ser los instrumentos mediante los cuales los individuos pueden defenderse de los actos y
omisiones de autoridades y particulares en contra de las normas constitucionales y los más importantes son:
El juicio de amparo, las controversias constitucionales y las acciones de inconstitucionalidad. Cárdenas,
Jaime., op. cit., p. 165.
903
En este sentido Rey Martínez afirma que en el modelo relativo a considerar la eutanasia como derecho
constitucional, el suicidio asistido se considera inconstitucional. Rey, Fernando., op. cit., p. 85.
904
Al respecto se tomó como base el artículo 1, de la Ley de cuidados paliativos, eutanasia y asistencia al
suicidio, de Luxemburgo, de marzo de 2009.

306
presencia, explícita, o no, de la muerte; y, e) pronóstico de vida menor a los seis
meses 905.

En este sentido, es preciso que la petición que realice el enfermo la haga por
escrito, o mediante medios inequívocos, si el enfermo no estuviere en posibilidad
de hacerlo. Pudiendo también, hacerse a través de un documento de voluntad
anticipada, y cuando concurran más de un documento de voluntad anticipada, se
debe hacer prevalecer el último de ellos. Asimismo, dicha petición, de ser posible,
debe ser reiterada por escrito, o por medios inequívocos, porque muchas veces
sucede que el paciente cambia de opinión, ya que muchos enfermos tienen
trastornos de depresión y/o desesperanza a causa de su enfermedad, o
simplemente por la evolución natural de la persona. De igual manera, deben
hacerle al paciente pruebas psicológicas y/o psiquiátricas, al menos dos, por parte
de psicólogos o psiquiatras independientes entre sí, que determinen que el
enfermo tiene la capacidad intelectual para decidir y está emitiendo una voluntad
libre, es decir, que la eutanasia no sea impuesta por los familiares o el médico.

Como lo señala Romeo Casabona 906, la proximidad de la muerte de una persona


asociada a una patología o procesos traumatológicos, puede presentarse de
formas variadas, por lo que resulta de primacía revisar que el afectado antes de
emitir su voluntad, conserve una capacidad intelectual suficiente para percibir la
magnitud del estado clínico en el que se encuentra, para lo cual debe mantener un
cierto grado de entendimiento con su entorno.

Otro factor trascendente en la voluntad del paciente, es que éste sea bien
informado, porque puede ocurrir que el paciente no haya tenido la información
adecuada o suficiente al momento de emitir su consentimiento. Al respecto, la

905
Romeo, Carlos. El médico y el derecho penal. Tomo II. Argentina, Editorial Rubinzal-Culzoni, 2011, p. 474.
906
Íbid., p. 471.

307
jurisprudencia mexicana 907 ha sostenido que el “consentimiento informado”, es un
derecho fundamental de los pacientes como explicitación de los derechos de vida,
integridad física y libertad de conciencia, el cual tiene como contenido el derecho
de los pacientes en México para que le den a conocer las características y los
riesgos de los procedimientos médicos; así el paciente asume los riesgos y
consecuencias inherentes; empero no se excluye a los médicos ni a las
instituciones de salud de responsabilidad en caso de negligencia.

Sánchez Caro 908 opina que si la información brindada al paciente por el médico ha
sido incompleta, pueden acaecer dos supuestos: a) cuando el resultado es positivo;
el médico se libera de responsabilidad penal, empero, podría generarse una
responsabilidad de tipo civil y; b) cuando el resultado es desafortunado, también
podría generar responsabilidad penal.

Respecto de la responsabilidad médica en México, la Primera Sala de la SCJN 909,


determinó en 2014, que existen diversas alternativas en caso de ser víctima de
negligencia médica, así que la idoneidad de la vía dependerá de dos cosas, del
carácter del demandado y del tipo de responsabilidad que se pretenda demandar.
El procedimiento de responsabilidad administrativa, servirá cuando la intención es
sancionar al médico que labora en una Institución Pública de Salud y que haya
vulnerado algún principio de derecho disciplinario; por lo tanto por esta vía no se
puede obtener indemnización alguna. El proceso penal tiene por objeto imponer
penas al personal de salud que haya actuado delictuosamente, los delitos en que
puede encuadrar la mala praxis médica son: responsabilidad profesional, lesiones y

907
Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS PACIENTES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p.
478. Registro IUS. 2001271.
908
Sánchez, Javier. “La falta de consentimiento informado como causa de responsabilidad patrimonial
sanitaria”. En Enrique Belda Pérez-Pedrero y otros. (Coords.). Problemas actuales de la responsabilidad
sanitaria. Valencia, Thomson/Civitas, Navarra, 2008, pp. 364 y ss.
909
Tesis Aislada. 1ª. CLXXIV/2014 (10ª). NEGLIGENCIA MÉDICA COMETIDA POR PERSONAL QUE LABORA EN
LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS DE SALUD. LA VÍA ADMINISTRATIVA ES LA IDÓNEA PARA RECLAMAR LOS
DAÑOS DERIVADOS DE AQUELLA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México,
Primera Sala, t. 1, abril de 2014, p. 808. Registro IUS. 2006243.

308
homicidio, teniendo la víctima derecho a la reparación del daño por esta vía, la
cual la deberá cubrir el médico penalmente responsable, nunca la entidad pública
en la que labore 910. En cuanto al proceso civil, tiene por objeto que el médico o la
institución de salud privada, indemnicen a la víctima del daño causado. Asimismo,
en el 2015 el Primer Tribunal Colegiado en materia civil determinó que existe un
límite temporal para solicitar la indemnización por mala praxis médica, que es de
dos años, los cuales se empezaran a computar a partir de que la víctima tenga
conocimiento del daño causado 911.

Por último, respecto de la voluntad libre y contrastada de la persona, considero


que como acertadamente lo asentó Carbonell Mateu 912, dicha voluntad trasciende
erga omnes, por lo que los terceros guardan un deber de respeto hacia la decisión
cuya obstaculización supondría consecuencias jurídico-penales en orden a la tutela
de la libertad y seguridad.

3. La ley en comento, ha de puntualizar la labor del médico respecto al proceso de la


eutanasia, para que éste pueda ser liberado de toda responsabilidad jurídica, si es
que actúa con estricto apego a la ley; además, de forma expresa la misma ley debe
liberar de toda responsabilidad penal a todo el personal de salud que actúe de
conformidad con el estipulado en dicha ley.

Se debe dejar en claro que el cumplimiento de las condiciones clínicas que se


establezcan para poder aplicar la eutanasia a un enfermo, así como el seguimiento
para asegurar que el paciente pueda morir de forma expedita e imperceptible le

910
Tesis Aislada. 1ª. CLXXIV/2014 (10ª). NEGLIGENCIA MÉDICA. SUS CONSECUENCIAS EN EL PROCESO PENAL.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, abril de 2014, p.
810. Registro IUS. 2006245.
911
Tesis Aislada. 1.3º. C. 226 C (10ª). PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA DE LA ACCIÓN. RESULTA APLICABLE A LAS
ACCIONES EMPRENDIDAS PARA LOGRAR LA REPARACIÓN DE LOS DAÑOS CAUSADOS POR UNA MALA PRAXIS
MÉDICA, SIN QUE ELLO IMPLIQUE VIOLACIÓN AL DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA SALUD. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. III, agosto
de 2015, p. 2418. Registro IUS. 2009853.
912
Carbonell, Juan. “Suicidio y eutanasia en el Código Penal de 1995”. En José-Luis Gómez Colember y José-
Luis Gómez Cussac. (coords.). La reforma de la justicia penal (estudios en homenaje al Prof. Klaus Tiedeman).
Universitat Jaume I, Estudis jurídics y Diputasió de Castelló, 1997, no. 2, p. 196.

309
compete al médico, independientemente de que la muerte, además del médico,
se la pueda dar el propio paciente, en caso de suicidio asistido; nunca una persona
distinta. A nuestro juicio, la idea de “buena muerte” que evoca la voz “eutanasia”,
podría no darse cuando no es aplicada por un médico, o a través de drogas que él
mismo recetó. En este sentido, María Casado 913 señala: “Para que se cumpla esa
voluntad de buena muerte se precisa la ayuda del médico, puesto que, de acuerdo
con los conocimientos actuales, habrá que prescribir fármacos y administrarlos
correctamente. Y la razón de que se requiera esa intervención médica, es de
carácter práctico, ya que el conocimiento profesional es el que asegura que la
muerte acaecerá de la manera apacible que se pretende”.

Otro aspecto importante que hay que tener en cuenta dentro del procedimiento,
que tiene que ver con los facultativos, es que la eutanasia no se deba permitir
cuando solo obre en el expediente del enfermo que solicita la eutanasia un
diagnóstico clínico, es decir, al menos la ley debe de exigir dos diagnósticos más,
emitidos por médicos especialistas, los cuales deben ser independientes al médico
tratante y coincidentes con el diagnóstico inicial 914.

De igual manera, la ley debe contemplar el derecho a la objeción de conciencia de


los médicos y de todo el personal de salud directamente involucrado, en armonía
con el corpus jurídico mexicano, ya que se contempla dicho derecho en las leyes
que permiten el aborto en el Distrito Federal y en la mayoría de las leyes de
voluntad anticipada del país. A juicio de María Casado 915, la objeción de conciencia
del personal de salud debe ser respetada, empero, con algunos requisitos, cuyo
límite esencial es que el ejercicio de dicho derecho, de ninguna manera puede

913
Casado, María. “Acerca de la disposición de la propia vida en determinados supuestos: La cuestión de la
eutanasia”. En María Casado (Comp.). Nuevos materiales…, op. cit., p. 234.
914
En este sentido, las leyes de la materia, de Holanda y Luxemburgo, únicamente exigen que el médico
consulte a otro especialista, en cambio, la ley de Bélgica señala que deberá consultar con algunos médicos
especialistas, no especificando el número, por lo que consideramos que la ley mexicana en su caso, debe
especificar que al menos el médico que practique la eutanasia cuente con dos diagnósticos más, que sean
concordantes con el que él mismo emitió.
915
Casado, María. “Acerca de la disposición de la propia vida en determinados supuestos: La cuestión de la
eutanasia”. En María Casado (Comp.). Nuevos materiales…, op. cit., p. 234.

310
suponer un daño para el paciente. Además, la objeción de conciencia es un
derecho privado, nunca de la institución de salud.

4. La ley que se propone debe de hacer mención de la representación que pudiere


darse.

Nos referimos a aquellos casos en que el adulto enfermo no puede manifestar su


voluntad, en esos casos se consulta a un familiar o representante; si el paciente
manifestó su voluntad mediante documento de voluntad anticipada, al
representante únicamente le compete dar a conocer dicha voluntad, y hacerla
valer 916; el problema surge cuando el paciente no dejó documento de voluntad
previsora, en caso de caer en estado de incompetencia; en tal caso, consideramos
que el representante únicamente puede optar por la eutanasia cuando existan
pruebas indubitadas de que esa era la voluntad del enfermo. Considerando que no
podría aplicarse lo que las Cortes Supremas de Nueva Jersey917 y Massachusetts918,
determinaron en 1976 y 1977, respectivamente, al resolver en base al substituted
judgment, o juicio sustituto, considerando que se debía hacer prevalecer el
derecho a la privacy y a la autonomía del paciente, mediante el juicio sustituto
cuando el enfermo no podía manifestar su voluntad o fuera incapaz,
concediéndose así, a los padres la posibilidad de decidir, sin que los enfermos
hayan manifestado su voluntad o no mediaran pruebas fidedignas de ella. En este
sentido, comulgamos plenamente con Pilar Molero 919, ya que decidir terminar con
una vida que no es la propia de ninguna manera puede ser admisible. A nuestro
juicio, la determinación de aplicar la eutanasia activa directa o indirecta a un
enfermo que no lo ha solicitado, no es eutanasia, sino homicidio.

Sobre la base de las consideraciones anteriores, quedan excluidos de esta


propuesta los incapaces. En cuanto a las personas que se encuentran en estado de

916
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., pp. 354 y 355.
917
Quinland v. New Jersey, 355 A.2d 647.
918
Superintendent of Belchertown State Scool v. Saikeiewicz, 370 N.E.2d 417.
919
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 356.

311
coma persistente, como ya se mencionó, sus familiares o representantes
únicamente pueden optar por la eutanasia en dos situaciones: cuando el paciente
haya suscrito documento de voluntad anticipada, o bien, cuando por medios
fidedignos e inequívocos se puede demostrar que esa era su voluntad.

5. La ley deberá hacer prevalecer la autonomía de los menores tomando en cuenta


su grado de madurez 920.

Como ya se tuvo la oportunidad de argumentar en capítulos anteriores, derivado


de la Jurisprudencia mexicana 921, se debe de tomar en cuenta que la edad
biológica no resulta ser determinante para que un menor pueda tomar sus propias
decisiones, sino que lo que resulta determinante es su madurez, su capacidad física
y mental, mismas que se traducen en su capacidad para discernir las consecuencias
de sus actos. Asimismo, de los artículos 4, de la CPEUM, 12, de la Convención sobre
los Derechos del Niño y, 41, de la Ley para la Protección de los Derechos de Niñas,
Niños y Adolescentes, se desgaja que uno de los derechos de los niños es:
“expresar su opinión en los asuntos que les afecten, para lo cual se les debe de
tomar su parecer; sin embargo, la opinión de éstos debe tomarse en cuenta
siempre y cuando estén en condiciones de formarse un juicio propio, implica
entonces, que las autoridades que conocen del asunto, en cada caso, deban
apreciar las circunstancias objetivas en relación con la capacidad física y mental de
los menores” 922.

920
María casado propone lo mismo en cuanto a los menores en, Casado, María. “Acerca de la disposición de
la propia vida en determinados supuestos: La cuestión de la eutanasia”. En María Casado (Comp.). Nuevos
materiales…, op. cit., p. 238.
921
Tesis 1a.LXXIX/2013. DERECHO DE LOS MENORES DE EDAD A PARTICIPAR EN LOS PROCEDIMIENTOS
JURISDICCIONALES QUE AFECTEN SU ESFERA JURÍDICA. LINEAMIENTOS PARA SU EJERCICIO. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima Época, México, t. I, octubre de 2012, p. 450,
Registro IUS. 2003022 y; Tesis 1a.XXXIX/2009. DEBE DÁRSELES INTERVENCIÓN PARA QUE SE ESCUCHE SU
OPINIÓN EN RELACIÓN CON LA CONTROVERSIA DE LOS JUICIOS DE NULIDAD DEL PROCEDIMIENTO DE
ADOPCIÓN. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Novena Época, México, t. XXX,
febrero de 2009, p. 447, Registro IUS. 166359.
922
Véanse artículos 4 de la CPEUM, 12 de la Convención sobre los Derechos del Niño y, 41 de la Ley para la
Protección de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

312
En concordancia con María Casado 923, consideramos que sería adecuado seguir la
pauta de considerar que los menores de 16 años puedan decidir por sí mismos, con
el requisito de que los padres sean escuchados y se involucren en la decisión del
menor, aunque con una salvedad, que precisamente expone Pilar Molero 924, dicha
salvedad se refiere a que esos menores de 16 años se consideren lo
suficientemente maduros. En los demás casos, los padres tomarán las
decisiones925; sin embargo, me parece adecuado que los padres tomen decisiones
respecto de aceptar o rechazar tratamientos médicos, pero no considero que
puedan tomar una decisión de eutanasia activa directa en relación con sus
menores hijos, o tomar una decisión sobre tratamientos médicos que constituya el
deterioro de su salud, ya que los padres se consideran los primeros garantes de la
vida, salud y bienestar de sus hijos. En lo conducente la SCJN 926 ha asentado que la
inclusión del interés superior del menor en la CPEUM, abre un nuevo paradigma
sobre la patria potestad de los menores, la cual se configura como una función
encomendada a los padres, en beneficio de los hijos, la cual está dirigida a la
protección, educación y formación integral de los menores, asentándose la
vigilancia de los poderes públicos en el ejercicio de dicha institución, en
consideración prioritaria del interés del menor. La protección integral del menor,
entonces, instituye un mandato a los padres y a los poderes públicos para
considerar al menor como persona, y por ende, como titular de derechos. Por lo
cual, sería inaceptable que los padres tomaran decisiones que constituyan un
detrimento en la salud de sus menores hijos, recordando el desventurado caso del
menor español de 13 años que murió tras haberse negado a una transfusión

923
María casado propone lo mismo en cuanto a los menores en, Casado, María. “Acerca de la disposición de
la propia vida en determinados supuestos: La cuestión de la eutanasia”. En María Casado (Comp.). Nuevos
materiales…, op. cit., p. 239.
924
Molero, Ma. del Pilar., op. cit., p. 366.
925
En este sentido, el artículo 425 del Código Civil Federal, señala: “Los que ejercen la patria potestad son
legítimos representantes de los que están bajo de ella, y tienen la administración legal de los bienes que les
pertenecen, conforme a las prescripciones de este código”.
926
Jurisprudencia 1a./J.42/2015. PATRIA POTESTAD. SU CONFIGURACIÓN COMO UNA INSTITUCIÓN
ESTABLECIDA EN BENEFICIO DE LOS HIJOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala,
Décima Época, México, t. I, junio de 2015, p. 563, Registro IUS. 2009451.

313
sanguínea al considerarla inadecuada de acuerdo a su religión 927. Por todo lo
anterior, comparto plenamente la postura que al respecto adoptó Pilar Molero 928,
quien arguyó: “…a los padres se les debería exigir una actitud activa encaminada a
explicar a sus hijos las consecuencias negativas de su decisión y a tratar de
convencerlos para que consientan el tratamiento salvador, al menos para que los
menores tengan la posibilidad de llegar a mayores, y puedan ser ellos, de manera
competente, los que puedan decidir acerca de su vida y su salud…”.

6. La ley debe apoyarse en la Comisión Nacional de Bioética, otorgándole facultades


de vigilancia, registro y autorización de las eutanasias practicadas. Éste organismo
fue creado en México en el año de 2005 a partir de un decreto presidencial, por
instrucciones del entonces Secretario de Salud, doctor Julio Frenk Mora, el cual fue
concebido como un órgano desconcentrado, con una estructura semejante a la de
la Comisión Nacional de Derechos Humanos, y tiene como misión coadyuvar en el
desarrollo de una cultura de bioética en México, habida cuenta de la estrecha
relación que guarda con instituciones públicas y privadas, de entre las que
destacan importantes centros educativos del país; asimismo, cuenta con
organizaciones locales, llamadas Comisiones Estatales de Bioética, mismas que
dependen de las diversas instituciones de salud de las entidades federativas, y a su
vez, cuenta con comités hospitalarios de bioética 929. Por lo cual consideramos que
éste órgano desconcentrado sería ideal para autorizar, registrar y vigilar a los
médicos que le sea solicitada la eutanasia, y a todo el personal de sanidad
involucrado.

7. Los poderes públicos deberán propiciar la implementación de políticas en apoyo al


personal de la salud que atiende enfermos terminales.

927 TCE 154/2002, de 18 de julio. Derechos Fundamentales a la libertad Religiosa.


928
Íbid., p. 369.
929
Soberón, Guillermo. “Bioética y el ejercicio de la práctica médica”. En Rodolfo Vázquez y otros. Derecho y
Medicina. Intersecciones y convergencias en los albores del siglo XXI. México, Suprema Corte de Justicia de la
Nación, Dirección General de la Coordinación de Compilación y Sistematización de Tesis, Fundación
Mexicana para la Salud y Academia Nacional de Medicina de México, 2008, pp. 382 y ss.

314
Al mismo tiempo, consideramos que servirán de base las trece políticas instituidas
por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que implementó con la
intención de apoyar al profesional que atiende enfermos terminales y a sus
familiares a tomar decisiones razonables, justas y satisfactorias. Dichas políticas
están elaboradas mediante un trabajo hospitalario y conforman una herramienta
educativa para que sea utilizada por todos los comités de ética y por el personal de
salud en su totalidad, en todos los países americanos. Sin embargo, las personas e
instituciones que vayan a utilizarlas deben tener una preparación 930.

Las trece políticas son las siguientes931:

I. Políticas sobre la muerte y la agonía: Renunciar al tratamiento de sostén.


Estas políticas son las siguientes: 1) todos los tratamientos e intervenciones
médicas, desde los más simples hasta los más complejos, pueden ser
rechazados por los pacientes; 2) las instituciones de salud deben atenerse a
la distinción legal y ética entre asesinato directo y decisiones por parte de
los pacientes de omitir o retirar una intervención médica de sostén; 3)
cuando un paciente decide renunciar a un tratamiento potencialmente
beneficioso, el profesional debe de asegurarse que el paciente no haya
tomado la decisión con el fin de aliviar el dolor, lo que se puede remediar
con medicamentos adecuados; 4) las decisiones de negarse a recibir
tratamientos de sostén pueden causar especial estrés en las enfermeras y a
las auxiliares que los asean y atienden, por lo que deben tomar parte en el
proceso de la toma de decisiones; 5) pública y privadamente a las
instituciones se les encomienda el cuidado humanitario del paciente
agónico y el respeto por la santidad de la vida que proscribe los actos
directos de asesinato. Sin embargo, el asesinato indirecto puede ser
justificable desde una perspectiva ética, la acción es aceptable si: la acción

930
Drane, James. El cuidado del enfermo terminal. Ética clínica y recomendaciones prácticas para
instituciones de salud y servicios de cuidados domiciliarios. Washington, Organización Panaméricana de la
Salud, 1999, p. IX y ss.
931
Íbid., p. 7 y ss.

315
es en sí buena, si la intención es producir un buen efecto, el buen efecto no
se produce a través de uno malo, existe una razón suficiente para permitir
un posible mal efecto; 6) las intervenciones administradas en el contexto
clínico, deben de ser entendidas y aceptadas por el paciente o sus
representantes; 7) cualquier decisión sobre no aplicar o retirar un
tratamiento, debe estar sujeta a un análisis ético; 8) en caso de duda acerca
del uso apropiado de tecnologías de sostén, se debe considerar la iniciación
con la expresa reserva de interrumpirlo, si resulta ser ineficaz; 9) renunciar
al tratamiento puede ser psicológicamente distinto a retirarlo; 10) no existe
ningún requerimiento ético para continuar con un tratamiento en contra de
la voluntad de un paciente una vez iniciado; 11) el representante puede
decidir por un paciente incompetente sobre el rechazo o la interrupción del
tratamiento basándose en la voluntad previamente manifestada por el
paciente competente o en el criterio de mayor beneficio para este desde el
punto de vista médico; 12) éticamente hablando es más fácil interrumpir
un tratamiento que ya ha demostrado su ineficacia que uno que podría
traer mayores beneficios y; 13) la institución respalda la interrupción de
modalidad de tratamiento no deseadas, ineficaces e inútiles.

II. Políticas sobre nutrición e hidratación tecnológicas: 1) los enfermos


terminales no deberían ser forzados a comer y a beber; 2) si se cree que las
deficiencias están en la ingesta de alimento, se tiene que consultar a un
nutricionista, antes de imponer hidratación y nutrición; 3) antes de que el
paciente pierda competencia se tiene que discutir sobre la hidratación y
nutrición; 4) se pueden considerar pruebas de tiempo limitado, si se tienen
dudas; 5) la decisión de no utilizar nutrición o hidratación no significa que
no se proveerá comida y líquidos; 6) éstos procedimientos se consideran
equivalentes a otras tecnologías médicas, por lo tanto se requiere
consentimiento; 7) éstas tecnologías, no se pueden considerar términos

316
sinónimos a la paliación o al cuidado paliativo y; 8) a los agónicos se les
puede aliviar la sed humedeciéndoles los labios.

III. Políticas sobre ventiladores mecánicos y máquinas de diálisis: 1) los


pacientes que los utilizan, no se verán forzados a continuar usándolas; 2)
los pacientes que las han utilizado por largos periodos pueden reusarse a
continuar usándolas; 3) los pacientes y sus representantes compartirán con
los miembros del equipo la decisión de no aplicar o interrumpir el
tratamiento; 4) los profesionales no fingirán hacer uso apropiado de la
ventilación; 5) los pacientes apartados del ventilador compartirán la toma
de decisiones con quienes dispensan los cuidados; 6) los médicos y las
enfermeras no solicitaran que otros lleven a cabo las tareas de remoción,
desconexión o ajuste; 7) por lo general, los pacientes en ventilación tienen
problemas para comunicarse, por lo que el médico al inicio establecerá las
formas de comunicación; 8) la decisión de no aplicar o interrumpir el
tratamiento estará documentada; 9) el paciente siempre será informado,
aunque primariamente la decisión de apartar a un paciente del tratamiento
es de tipo médico; 10) un paciente que está considerando suspender la
diálisis debe estar bien informado; 11) el paciente debe estar informado de
las posibilidades de trasplante y lo que esto involucra; 12) si se sospecha
que la decisión del enfermo de no continuar con las diálisis es por las
molestias que esta genera, se deben mejorar sus condiciones; 13) si la
diálisis requiere cirugía, el paciente debe ser informado y; 14) si el paciente
renuncia a la diálisis y prefiere morir en su domicilio, debe poder hacerlo.

IV. Políticas sobre órdenes de resucitación cardiopulmonar y de no


resucitación. La resucitación cardiopulmonar es una tratamiento complejo,
que incluye diversas tecnologías, algunas muy incisivas, por lo que
regularmente se aplica en emergencias, aunque cuando existe una
emergencia, los pacientes por obvias razones no se pueden involucrar en la
toma de decisiones, entonces, el médico actúa siempre en favor de la vida.
317
Cada hospital cuenta con políticas referidas a la resucitación
cardiopulmonar.

V. Políticas sobre transfusión sanguínea: 1) es un tratamiento que se puede


rechazar; 2) la decisión de rechazo deberá ser comunitaria o al menos
institucional; 3) los pacientes de cuidados domiciliaros, en caso de
emergencia deberán ser transfundidos; 4) los profesionales que brindan
cuidados domiciliarios deben tocar el tema cuando los pacientes son
testigos de Jehová; 5) si un paciente es incompetente pero no está
agonizando, se puede respetar el rechazo, de lo contrario se practicará la
transfusión; 6) el rechazo debe presentarse por escrito; 7) en caso de
menores, los representantes no pueden rechazar transfusiones sanguíneas,
si de esto depende su vida; 8) también se puede restringir el rechazo si una
mujer está embarazada o tiene hijos; 9) si se puede prever, es mejor que el
paciente haga una deliberación anticipada de su rechazo y; 10) de igual
manera con los pacientes de hospicio.

VI. Políticas sobre religión: 1) las instituciones de salud, pueden ser


expresiones de un solo conjunto de ideas religiosas y sin embargo
compatibles con una amplia variedad de perspectivas éticas; 2) los
profesionales médicos que atienden enfermos terminales, toman muy
enserio los asuntos religiosos; 3) las decisiones de la muerte y la agonía
incluyen elementos religiosos; 4) las creencias religiosas deben de ser
respetadas por el personal de salud; 5) las decisiones sobre tratamientos
médicos derivadas de creencias religiosas suelen ser confusas, por eso es
importante la comunicación; 6) los profesionales médicos no pueden ser
obligados a cumplir con demandas que sean contrarias a sus criterios
religiosos; 7) si las convicciones religiosas parecen estar en conflicto con las
creencias del personal médico, se consultará al comité de ética; 8) ingresar
a un hospicio no significa renuncia a una esperanza; 9) el comité de ética
buscará el apoyo de autoridades respetadas en la tradición religiosa del
318
conflicto; 10) los profesionales médicos que cuidan a los enfermos
terminales respetan las creencias religiosas de los pacientes y; 11) el comité
de ética interrelacionará las posturas éticas inspiradas en la religión de los
pacientes.

VII. Políticas sobre la toma de decisiones y el consentimiento informado. El


consentimiento informado es clave en la ética clínica contemporánea, el
cual debe ser libre, por lo que los profesionales procuraran asegurarle al
enfermo terminal que no tenga dolor y que controle el proceso de toma de
decisiones médicas.

VIII. Políticas sobre procedimientos inútiles: 1) no se les puede exigir a los


médicos que brinden procedimientos inútiles; 2) el consentimiento
informado del paciente es primero, un derecho a rechazar un tratamiento y
luego, a escoger uno útil; 3) los médicos no deben sugerir tratamientos
inútiles; 4) un tratamiento inútil, no es capaz de producir los resultados
planeados; 5) una vez que comenzó el proceso de agonía, muchos
tratamientos resultan inútiles; 6) si un paciente es incompetente, el médico
puede decidir si un tratamiento es inútil; 7) los médicos están obligados a
discutir las opciones de tratamiento con sus pacientes; 8) los más indicados
para tomar decisiones en este sentido, son los médicos; 9) si los familiares
no aceptan la inutilidad del tratamiento, se designa a un miembro del
comité de ética; 10) si el desacuerdo no se puede resolver con mediación,
se resolverá con una consulta independiente; 11) cuando no se acepta la
inutilidad del tratamiento con el respaldo del segundo médico, se puede
trasladar al paciente a otro lugar; 12) el rechazo debe limitarse a un
tratamiento particular; 13) se tendrá la certeza que el rechazo, no reducirá
el cuidado del enfermo; 14) se le informa al paciente y su familia que no se
proporcionaran tratamientos inútiles; 15) los juicios de inutilidad no se
verán influidos por la condición social y económica del paciente; 16) existen
otras razones que limitan las opciones de tratamiento; 17) si un médico
319
tiene dudas, en este sentido debe consultarlo con el comité de ética; 18)
cuando el paciente agoniza o está conectado en forma continua a una
unidad de cuidados intensivos, los tratamientos se consideran inútiles; 19)
inicialmente las decisiones de inutilidad las toma el médico; 20) debe haber
franqueza entre el médico y el paciente y; 21) la determinación de
inutilidad, se pondrá por escrito, entre otras políticas.

IX. Políticas sobre el comité de ética institucional: 1) el comité se ubica entre el


anticuado paternalismo y el impracticable formalismo; 2) su primera
responsabilidad es la educación de su personal; 3) desarrollará directrices
éticas; 4) desarrollará políticas consensuadas; 5) dependiendo la
complejidad del problema es posible que se necesite un bioeticista; 6) las
peticiones se manejaran oportunamente; 7) el desarrollo de opciones es
fundamental; 8) los miembros de la comunidad moral del paciente serán
notificados de una consulta ética si se requiere; 9) la consulta será
estrictamente confidencial; 10) será sensible ante los problemas; 11)
esbozará políticas institucionales relacionadas con la seguridad del
paciente, abuso y manejo del dolor; 12) la autoridad y legitimidad del
mismo, derivan de la administración del cuidado; 13) es multidisciplinario;
14) se debe de prestar atención al género cuando se elijan a los miembros
del comité; 15) se debe privilegiar la mediación; 16) las discusiones
informales tendrán lugar, sin que haya iniciado el proceso formal; 17)
cualquier problema no resuelto, indica la necesidad de consulta con el
comité; 18) resolverá en base a la experiencia y circunstancias; 19)
publicará un calendario de reuniones; 20) los problemas rutinarios no
requieren consulta; 21) los casos se tratarán mediante un procedimiento
diseñado con anterioridad; 22) los miembros del comité deberán tener
cierta estabilidad y entrenamiento similar; 23) las recomendaciones que
emita, se agregaran al registro del paciente; 24) establecerá un mecanismo
para la consideración de quejas; 25) se emprenderán análisis periódicos de

320
sus servicios; 26) cada miembro llevará a cabo un programa de educación
formal de un año de duración y; 27) los asesores éticos llamados por el
comité, tendrán grado de doctor; entre otras.

X. Políticas sobre directrices anticipadas: 1) los pacientes pueden prever y


planear su muerte; 2) los profesionales animan a los enfermos terminales
para que hagan planes para la muerte y participan en el proceso de
planificación; 3) las directrices anticipadas del paciente se incluirán en su
historia clínica; 4) las directrices anticipadas entran en vigor en caso de
pérdida de competencia; 5) si un Estado cuenta con un formulario de
directriz anticipada, éste deberá estar a disposición de los pacientes; 6) el
profesional a cargo ayudará a informar a la comunidad moral del paciente
de la existencia y contenido de la directriz anticipada; 7) los pacientes
pueden cambiar su directriz anticipada en cualquier momento; 8) los
pacientes pueden revocar una directriz anticipada en cualquier momento,
ya sea de manera escrita o verbal; 9) las directrices anticipadas de los
pacientes deberán concordar con las políticas de las instituciones de
cuidado sanitario y con los criterios profesionales y personales de los
profesionales a cargo y; 10) el reflejo más seguro de lo que un paciente
desea es la directriz anticipada.

XI. Políticas sobre confidencialidad: 1) las enfermeras y médicos no deben


revelar información del paciente; 2) se puede quebrantar cuando se pone a
un tercero en peligro de muerte o infección grave; 3) se pude quebrantar
cuando el paciente se niegue a revelar información que podría eliminar o
reducir el daño de otro; 4) deben reducirse al mínimo los efectos negativos
de la falta de confidencialidad; 5) se verificará que la inobservancia de la
confidencialidad efectivamente evitará el daño; 6) se debe asegurar que no
hay otra forma de evitar el daño; 7) las leyes de salud pública, deben de
basarse en pruebas científicas rigurosas; 8) y deben dar respuesta a una
necesidad real; 9) debe existir relación entre las políticas de salud pública y
321
los objetivos de salud de la comunidad; 10) cuando es necesario violar
derechos individuales, es preciso que la política de salud pública logre un
equilibrio; 11) las políticas de salud pública que no vulneren derechos
individuales son aceptables; 12) los derechos individuales deben ser
afectados lo menos posible; 13) cuando las personas son afectadas deben
recibir indemnización y; 14) las violaciones injustificadas a la
confidencialidad deberían castigarse jurídicamente.

XII. Políticas sobre cuestiones financieras. Las instituciones de salud, son


instituciones financieras que no pueden funcionar sin apoyo financiero y su
capacidad económica no es ilimitada. Las políticas al respecto intentan
resolver las dificultades y dilemas que puede acarrear el cuidado del
enfermo terminal a los profesionales de la salud.

XIII. Políticas especiales para hospicios: 1) se informará a los potenciales


pacientes de las reglas institucionales de admisión y permanencia; 2) las
personas con un diagnóstico terminal, pueden ser admitidas en el hospicio;
3) los pacientes deben estar totalmente de acuerdo con la admisión a un
programa de hospicio; 4) tanto los profesionales como los pacientes
necesitan conocer las políticas del hospicio sobre la admisión y traslado,
sobre los tratamientos que se contemplan y los que no; 5) los involucrados
deberán llegar a un acuerdo en condiciones extraordinarias, como
hemorragias; 6) las políticas de admisión deben discutir y las partes deben
llegar a un acuerdo; 7) antes del traslado se informará a los pacientes de las
razones que lo motivan; 8) el traslado del pacientes se acompañará con un
documento que contendrá la información requerida; y 9) no siempre los
pacientes pueden controlar las condiciones del traslado al hospicio y
pueden por ello, rechazar el traslado.

322
8. Sería deseable incluir en el currículo de los médicos y enfermeras, un curso de
ética médica y tanatología, ya que los derechos de los enfermos terminales y el
derecho a la muerte digna, involucran a todo el personal de salud 932.

9. Para Finalizar, el poder público debe implantar campañas de concientización de la


nueva ley, con la intención de que los gobernados conozcan el derecho que tienen
de morir con dignidad, y la posibilidad de emitir un documento de voluntad
anticipada, si así lo consideran.

5.2 Conclusiones.
Al inicio de la presente investigación nos planteábamos analizar los elementos doctrinales,
normativos y jurisprudenciales, en el marco del ordenamiento jurídico mexicano, para
determinar la existencia de un derecho a la muerte digna como derecho fundamental, y
en su caso, la creación de una la ley federal en la materia, ese planteamiento no podría ser
estudiado de manera abstracta, pudiendo generar un conflicto de carácter ético para
todos los actores involucrados, es decir, los médicos y pacientes, por temor a la
“pendiente resbaladiza” que se pudiere producir, una vez permitida y regulada la
eutanasia en algunos casos, se abre la puerta para casos no previstos; por lo que existen
innumerables detractores, empero, el objetivo cardinal de esta investigación fue a partir
de todos los elementos jurídicos analizados, determinar la existencia del derecho
fundamental de la muerte digna en México, partiendo de la base del análisis integral del
ordenamiento jurídico en su conjunto, del derecho externo y del derecho internacional de
una forma global, y claro, a través de un recorrido histórico de la evolución de los
conceptos de vida humana, calidad de vida, vida como valor, y del reconocimiento de esa
vida como derecho fundamental, con la internacionalización de los humanos, como
consecuencia de los procedimientos inhumanos, degradantes y aberrantes utilizados por
Adolfo Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

932
En parecidos términos se manifestó, Tejeda, Ricardo., op. cit., p.112.

323
En este propósito, se recogió la experiencia extranjera de los ordenamientos americanos y
europeos que han reconocido ciertos actos eutanásicos, bien por la vía de la ley, o bien, a
través de la jurisprudencia constitucional, con el propósito de presentar una propuesta
seria, convincente y sobre todo viable, atendiendo a las necesidades y características
propias del ordenamiento jurídico mexicano.

El primer objetivo específico que nos propusimos fue analizar el derecho fundamental a la
vida, y como ningún derecho se encuentra aislado sino que pende de una topografía
dentro de un ordenamiento jurídico, siendo este último un sistema, verbigracia, una
totalidad ordenada de normas933 en función de una norma fundamental 934, y siendo el
derecho a la vida un derecho de naturaleza fundamental, decidimos abordar el estudio del
origen de los derechos fundamentales, su primera concepción como derechos naturales,
así como su transformación a derechos humanos, a partir de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789. En este sentido, los derechos humanos
constituyen el límite infranqueable para el desarrollo social armónico; son los derechos y
facultades que tiene todo ser humano, por el hecho de serlo, sin distingos, y que primarán
sobre otros derechos. Los cuales tienen las siguientes características935: son auténticos
derechos, son inherentes a la raza humana, todos los seres humanos son titulares de ellos,
y deben de ser constitutivos de un gobierno democrático.

Originalmente los derechos humanos se recogían en cartas de derechos, las cuales no


tenían fuerza ejecutiva, esto es, los derechos humanos no eran verdaderos derechos, pues
no tenían coercibilidad, sin embargo, con la llegada del constitucionalismo moderno, se
logró limitar al poder político a través del derecho 936. Otro aspecto importante que se
analizó sobre los derechos humanos fue su internacionalización, como consecuencia de
los actos aberrantes acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial. La
internacionalización de los derechos humanos, según Villán 937 consiste en el sistema de

933
Álvarez, Mario., op. cit., p 271.
934
Ídem.
935
Hoyos, Ilva. op. cit., pp.5 y 6.
936
Díez-Picazo., op. cit., pp. 32-35.
937
Villán, Carlos., op. cit., p. 1028.

324
principios y normas que regulan un sector de las relaciones de cooperación
institucionalizada entre Estados de desigual desarrollo socioeconómico y poder, cuyo
objeto es el fundamento de los derechos humanos y libertades universalmente
reconocidas, estableciendo mecanismos para la garantía y protección de los mismos. El
comienzo de dicha internacionalización se dio con la Carta de las Naciones Unidas, por la
que se creó la Organización de las Naciones Unidas en 1945.

Asimismo, se analizaron los derechos humanos con base en sus generaciones y su


interpretación, ya que las normas fundamentales tienen reglas específicas en ese sentido,
habida cuenta de su preeminencia jerárquica dentro del sistema, la interpretación de las
normas fundamentales debe hacerse identificando los valores y bienes jurídicos que
pretenden proteger, lo cual no resulta una tarea sencilla. Precisamente, del artículo 1, de
la CPEUM, se desprende que la interpretación constitucional en México debe atender a
dos principios a saber: al Principio de interpretación conforme y al Principio pro homine. El
primero se colige como la obligación del intérprete de la Norma Fundamental de
interpretarla en consonancia con la Constitución y los tratados internacionales que México
ha signado; el segundo se colige como la obligación del operador jurídico de analizar el
contenido y alcance del derecho internacional de los derechos humanos, por lo cual debe
acudirse a la norma que proteja en mayor medida al gobernado, mismo que tiene dos
variantes: a) directriz de preferencia interpretativa, la cual se base en los principios favor
libertatis y debilis y; b) de preferencia de normas.

Respecto del derecho fundamental a la vida, podemos afirmar que siempre fue
reconocido como tal, aunque únicamente en su vertiente objetiva; la subjetividad del
derecho a la vida tuvo lugar debido al reconocimiento de la vida humana como bien
jurídico merecedor de la más amplia protección jurídica; situación que se produjo en la
posguerra. El derecho fundamental a la vida en México es un derecho constitucional no
escrito, derivado de los instrumentos internacionales que México ha suscrito, y que son
parte del bloque de constitucionalidad del propio sistema. El derecho fundamental a la
vida se configura como un derecho de la esfera personal, autónomo, es un derecho de
libertad y privacidad frente al estado, esto es, el derecho a la vida no implica una
325
obligación de vivir, mismo que se deriva de la integridad intrínseca del ser humano, el cual
tiene sus límites como todos los derechos fundamentales, como el derecho de eliminar
una vida en virtud de la legítima defensa, entre otros.

Analizamos también los conceptos de vida, vida humana, su evolución y, calidad de vida;
respecto de ésta última, podemos afirmar que la calidad de vida debe ser medida
cualitativamente nunca de forma cuantitativa, misma que se encuentra íntimamente
relacionada con la dignidad humana, razón por la cual la calidad de vida debe ser medida
de forma individual; además, un elemento importante para medir la calidad de vida, es
cómo morimos.

Otro aspecto trascendente abordado en la presente investigación, fue la vida como valor,
indudablemente la vida tiene un valor, empero, el valor de la vida no es un valor sagrado,
ni comulgamos con la idea de “santidad de la vida”, ya que no es un valor
inconmensurable, sino biológico, extrínseco, o subjetivo, es decir, el valor de la vida lo
otorga el poseedor de la misma, y ese valor está estrechamente relacionado con la calidad
de vida.

Por otra parte, el inicio, desarrollo y fin de la vida de los seres humanos conlleva muchos
conflictos de carácter valoral, y más ahora con los avances de la biomedicina; dichos
estudios han sido abordados desde el último tercio del siglo pasado en una ciencia trans-
disciplinaria llamada bioética 938; misma que tiene una estrecha relación con el derecho, ya
que el derecho otorga a la bioética los valores en los cuales desafiar los conflictos dados,
ya que esos valores se transforman en normas jurídicas, y la bioética otorga al derecho las
definiciones de dichos valores ya que trascienden al quehacer científico de otras
disciplinas distintas al derecho. La bioética para resolver los problemas que abarca,
instituyó varios principios los cuales son, grosso modo, los siguientes: autonomía,
beneficencia, no maleficencia y, justicia.

938
Díez-Picazo, Luis., op. cit., pp. 231 y 232.

326
La expresión eutanasia, evoca a la “buena muerte”, la cual se puede definir como “aquel
comportamiento que, de acuerdo con la voluntad o interés de otra persona que padece
una lesión o enfermedad incurable, generalmente mortal, que le causa graves sufrimientos
y le afecta considerablemente a su calidad de vida, da lugar a la producción, anticipación,
o no emplazamiento de la muerte del afectado” 939. A partir de la definición anterior, los
elementos de la eutanasia son los siguientes: sujeto activo, sujeto pasivo, el
requerimiento y, los móviles y circunstancias. La clasificación más común de la eutanasia,
es distinguir entre eutanasia activa y pasiva; la primera se provoca mediante la acción, y la
segunda por omisión.

El segundo objetivo planteado en este estudio, se refirió a analizar el marco normativo


vigente de la eutanasia en México, respecto de lo cual podemos afirmar que la eutanasia
activa directa es una conducta penalmente ilícita, tipificada como el delito de ayuda al
suicidio, según lo dispone el artículo 312 del CPF, empero, la eutanasia pasiva e indirecta
es una conducta lícita según lo estipula la Ley General de Salud y las diversas leyes de
voluntad anticipada de los Estados de Michoacán de Ocampo, Coahuila, San Luis Potosí,
Nayarit, Guerrero, Aguascalientes, Hidalgo, Guanajuato, Chihuahua, Estado de México y el
Distrito Federal. Asimismo, el Estado de Tabasco no implantó una ley específica, sin
embargo, reformó su ley de salud, en la que incluyó el derecho a tomar decisiones sobre
su propia salud; no obstante lo anterior, en este sentido a México le falta mucho camino
por andar, ya que los Estados que legislaron al respecto no representan ni la mitad de los
Estados de la Federación.

Como tercer y cuarto objetivos, nos planteamos analizar los derechos y principios del
orden jurídico mexicano, de los cuales se podría desprender la existencia de un derecho a
la muerte digna, y dilucidar en su caso, la existencia, o no, de dicho derecho, como un
auténtico derecho constitucional, mismo que consideramos afirmar su existencia, basado
en los siguientes derechos y principios:

939
Díez, José., op. cit., p. 511.

327
a) Considerando que el derecho que encabeza la lista es la dignidad humana, el cual
se configura como un principio, un valor y un derecho fundamental superior a
todos los demás derechos de su clase, toda vez que emanan de él, merecedor de la
más anchurosa protección jurídica, el cual es un mandato constitucional erga
omnes, mismo que debe ser entendido como el núcleo central y el interés
inherente a toda persona por el mero hecho de serlo, a ser tratada como un fin y
no como un medio, siendo éste un derecho constitucional no escrito, pues su
reconocimiento como tal, se lo ha otorgado la jurisprudencia constitucional.

b) Derecho al libre desarrollo de la personalidad, el cual es otro derecho


constitucional no escrito, reconocido como tal, a partir de la jurisprudencia
constitucional, mismo que encuentra sustento en la dignidad humana, y constituye
la expresión jurídica del principio de autonomía, habida cuenta de que alberga el
derecho de los individuos de elegir sus planes de vida, esto es, elegir su identidad,
preferencia sexual, entre otras; inclusive, le permite a los seres humanos realizarse
integralmente, a nuestro juicio, razones suficientes para salvaguardar el derecho a
decidir el momento y la forma de la muerte cuando se sufren tremendas
afecciones producto de una enfermedad incurable y/o terminal.

c) Derecho a la libertad ideológica, el cual está reconocido en el artículo 24 de la


CPEUM, y salvaguarda el desarrollo de ideas, actitudes y planes de vida religiosos y
agnósticos, de entre los cuales engrana perfectamente la libertad de decidir sobre
la muerte propia.

d) Derecho a la integridad personal, el cual también es un derecho constitucional no


escrito, e implica el respeto por la dignidad humana y por lo tanto la preservación
física y moral de toda persona, el cual se resume en no ser víctima de tratos
inhumanos y degradantes. Precisamente consideramos que, a esos tratos
inhumanos y degradantes se expondría a un enfermo al que resultara imposible
paliarle el dolor teniendo una enfermedad incurable o terminal.

328
e) Derecho a la vida digna, derecho de rango constitucional, reconocido así por la
jurisprudencia constitucional, el cual garantiza a los individuos tener una vida
digna, rechazando todo lo que provoque su detrimento; luego entonces, si la
muerte es parte del proceso de la vida, el derecho a la vida digna abarca
necesariamente el derecho a la muerte digna.

f) Principio de autonomía, es un principio de rango constitucional, que dota a los


seres humanos de un ámbito de libertad, dentro del cual, pueden regular sus
propios intereses.

g) Principio de solidaridad social, encierra el deber positivo de todo ciudadano de


socorrer a quien se encuentra en una situación de necesidad, en virtud de motivos
humanitarios.

Por todo lo anterior, es que consideramos que el derecho a la muerte digna en México es
un auténtico derecho fundamental, de los multicitados “derechos constitucionales no
escritos”, el cual se refiere no específicamente a morir, sino a la forma de morir, misma
que debe ser acorde con la dignidad personal 940. Ana María Marcos, alude que el derecho
a morir con dignidad entraña el acto de seleccionar el momento, lugar y modo de la
propia muerte, por lo que morir dignamente significa “morir racionalmente y en pleno uso
de la libertad personal, dueño de las condiciones y con el respeto de los demás hacia la
propia voluntad 941”.

Para finalizar, el último objetivo específico planteado fue el de determinar si sería


necesaria la creación de una ley federal que regulara el derecho a la muerte digna en el
derecho patrio, a lo cual consideramos una vez discutidos los argumentos a favor y en
contra de la eutanasia, concordando plenamente con Calsamiglia 942, lo siguiente: “se
tiende a exagerar la maldad de la eutanasia y creo que se debe practicar y legalizar en

940
Blanco, Luis., op. cit., pp. 49 y ss.
941
Marcos, Ana. La eutanasia estudio…, op. cit., p. 239.
942
Calsamiglia, Albert. “Sobre la eutanasia”. En Vázquez, Rodolfo (Coord.). Bioética..., op. cit., p. 232.

329
algunas circunstancias y por procedimientos establecidos que garanticen el mínimo de
errores”. Por lo que propusimos lo siguiente:

1) Derogar el artículo 312 del CPF, el cual tipifica el suicidio asistido en todas sus
modalidades. Asimismo, deben de correr con la misma suerte los demás
códigos penales de las diversas entidades federativas que así lo estipulan, al
declararse dichos artículos inconstitucionales.

2) El Congreso de la Unión debe regular los requisitos y procedimientos para que


la disposición de la propia vida en determinados supuestos pueda llevarse
efectivamente a la práctica, a través de una ley federal que regule la eutanasia
voluntaria, la cual debe atender a una petición seria, expresa, inequívoca y
reiterada de un enfermo terminal, o un enfermo incurable con graves
afectaciones físicas y/o psíquicas que sean insoportables, constantes y sin
mejoría.

3) La ley en comento, ha de puntualizar la labor del médico respecto del proceso


de la eutanasia, para que éste pueda ser liberado de toda responsabilidad
jurídica, si es que actúa con estricto apego a la ley; además, de forma expresa
la misma ley, debe liberar de toda responsabilidad penal a todo el personal de
salud que actúe de conformidad con el estipulado en dicha ley.

4) La ley que se propone debe de hacer mención de la representación que


pudiere darse.

5) La ley deberá hacer prevalecer la autonomía de los menores tomando en


cuenta su grado de madurez.

6) La ley debe apoyarse en la Comisión Nacional de Bioética, otorgándole


facultades de vigilancia, registro y autorización de las eutanasias practicadas.

7) Los poderes públicos deberán propiciar la implementación de políticas en


apoyo al personal de la salud que atiende enfermos terminales.

330
8) Incluir en el currículo de los médicos y enfermeras, un curso de ética médica y
tanatología, ya que los derechos de los enfermos terminales y el derecho a la
muerte digna, involucran a todo el personal de salud.

9) La implantación de campañas de concientización de la nueva ley, con la


intención de que los gobernados conozcan el derecho que tienen de morir con
dignidad, y la posibilidad de emitir un documento de voluntad anticipada, si así
lo consideran.

Finalizando, el debate sobre la eutanasia está presente en México y en todo el mundo, y lo


seguirá estando, al ser un conflicto intra personal, inherente al ser humano, el problema
del cómo morimos, pregunta que debería encontrar respuesta únicamente en la fibras
más íntimas de cada ser humano, donde la actividad del Estado constitucional,
democrático y secular debe constreñirse a crear las salvaguardas para que esa libertad sea
protegida, como todas las demás libertades públicas, subrayando que la democracia de un
Estado se mide a partir del número de libertades que le otorga a sus gobernados. Además,
el Estado debe fomentar el espíritu de respeto a la otredad y misericordia hacia sus
congéneres, a través del principio de solidaridad social, cumpliendo así una de las
funciones del derecho, que es la educativa, la cual consiste en formar buenos
ciudadanos943.

Asimismo, México ha cambiado, ya no es aceptado el paternalismo desmedido enraizado


en los albores del siglo pasado. En la actualidad es factible un paternalismo justificado o
limitado, basado en la investigación empírica, en el consenso, entonces, si más de la mitad
de los gobernados en México se encuentran a favor de la eutanasia, tal como fueron los
resultados arrojados de las últimas dos encuestas Mitofsky nacionales en los años de 2005

943
Jaime Cárdenas Gracia abraza la idea de la existencia de siete funciones del derecho, las cuales son: 1)
Integradora, misma que está encaminada a una sociedad pacífica, es decir, a-conflictiva; 2) de resolución de
conflictos, para que el derecho los resuelva y restituya el estado natural de las cosas; 3) de orientación
social, por su carácter persuasivo; 4) de legitimación del poder, porque confiere el respaldo social a las
autoridades; 5) distributiva, se refiere al reparto de bienes económicos y de oportunidades; 6) educativa,
porque pretende forma buenos ciudadanos y; 7) represiva promocional, porque castiga y sanciona las
conductas ilegales. Cárdenas, Jaime., op. cit., pp. 15 y 16.

331
y 2007, al poder público no le resta más que legalizarla, claro, con límites que impidan los
abusos, porque de otra manera, lo que sucede es que se convierte en “lex artis médica”,
que conlleva a una práctica clandestina, situación que no sería benéfica para ninguno de
los actores involucrados.

Por último, al hollar el umbral de uno de los problemas sociales de más difícil solución,
que de manera obligada sacude las fibras más íntimas de todo ser humano, quisiéramos
hacer de manifiesto el profundo respeto que sentimos por todas aquellas personas que no
comparten los argumentos sostenidos en este trabajo de investigación. Conscientes
estamos de que este estudio es bastante arrojado y puede parecer incluso alarmante para
todos aquellos que no comulgan con las posiciones adoptadas, las cuales resultan en
algunos casos extremas; sin embargo, responde ampliamente con nuestro muy particular
punto de vista el cual fue respaldado por amplia y sólida doctrina y jurisprudencia.

332
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septiembre de 2011, p.1528. Registro IUS. 160870.

Jurisprudencia 1a./J.42/2015. PATRIA POTESTAD. SU CONFIGURACIÓN COMO UNA


INSTITUCIÓN ESTABLECIDA EN BENEFICIO DE LOS HIJOS. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima Época, México, t. I, junio de 2015, p. 563,
Registro IUS. 2009451.

Jurisprudencia. 1ª. /J. 37/2008. IGUALDAD. CASOS EN LOS QUE EL JUEZ CONSTITUCIONAL
DEBE HACER UN ESCRUTINIO ESTRICTO DE LAS CLASIFICACIONES LEGISLATIVAS
(INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 1º. DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS). Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época,
México, Primera Sala, t. XXVII, abril de 2008, p. 175. Registro IUS. 169877.

Jurisprudencia. 2a./J. 12/2015 (10a.). PENSIONES. LA EXCLUSIÓN DE ALGUNAS


PRESTACIONES QUE ORDINARIAMENTE PERCIBE EL TRABAJADOR EN ACTIVO EN EL
SALARIO BASE DE COTIZACIÓN, NO VULNERA POR SÍ SOLA EL DERECHO A UNA VIDA
DIGNA, A LA SALUD Y A LA ALIMENTACIÓN. Semanario Judicial la Federación y su Gaceta,
Segunda Sala. Décima Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1757, Registro IUS.
2008509.

Tesis Aislada. I.4º.A.20 K (10ª.). PRINCIPIO PRO HOMINE. VARIANTES QUE LO COMPONEN.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito, México,
t.II, libro 1, diciembre de 2013, p. 1211, Registro IUS. 2005203.

345
Tesis Aislada. (XI Región) 2o.9 A (10a.). ORDEN DE DESALOJO DE UN ASILO PARA
ANCIANOS. ELEMENTOS QUE EL JUZGADOR DE AMPARO DEBE CONSTATAR QUE PREVEA,
ADEMÁS DE CUMPLIR CON LA DEBIDA FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN, PARA
GARANTIZAR LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE AQUÉLLOS EN TÉRMINOS DEL
ARTÍCULO 17 DEL PROTOCOLO ADICIONAL A LA CONVENCIÓN AMERICANA SOBRE
DERECHOS HUMANOS EN MATERIA DE DERECHOS ECONÓMICOS, SOCIALES Y
CULTURALES. Semanario Judicial la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de
Circuito. Décima Época, México, t.III, septiembre de 2015, p. 2100, Registro IUS. 2009972.

Tesis Aislada. I. 4º.A.12K (10ª). DERECHO AL MÍNIMO VITAL. CONCEPTO, ALCANCES E


INTERPRETACIÓN POR EL JUZGADOR. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, Tomo 2, febrero de 2013, p.
1345, Registro IUS. 2002743.

Tesis Aislada. III.1º.C.13 C (10ª.). ADULTO MAYOR. AL RESOLVERSE SOBRE LA REVOCACIÓN


DE LA DONACIÓN QUE REALIZÓ, DEBE CONSIDERARSE SU DERECHO A UNA VIDA CON
CALIDAD Y ATENDER AL MAYOR BENEFICIO A SU FAVOR. Semanario Judicial la Federación y
su Gaceta, Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Tercer Circuito. Décima Época,
México, t. III, octubre de 2014, p. 2783, Registro IUS. 2007634.

Tesis Aislada. I. 4º.A.85 A (10ª.). DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA SALUD. MARCO


CONSTITUCIONAL, LEGAL Y CONVENCIONAL APLICABLE PARA SU PRESERVACIÓN Y REPETO,
TRATÁNDOSE DEL RETIRO DE UN MILITAR POR PADECER OBESIDAD. Semanario Judicial la
Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. 3,
mayo de 2013, p. 1757, Registro IUS. 2004682.

Tesis Aislada. 1ª. VIII.A.C.1 K. SUSPENSIÓN EN EL AMPARO. PARA CONCEDER, EN


OBSERVANCIA AL PRINCIPIO PRO HOMINE DEBE DE PREFERIRSE LA INTERPRETACIÓN
TELEOLÓGICA SOBRE LA LITERAL, RESPECTO DE LOS INCISOS QUE INTEGRAN LA FRACCIÓN
II DEL ARTÍCULO 124 DE LA LEY DE LA MATERIA, SI DE AQUÉLLA SE OBTIENE UNA
PROTECCIÓN MAS AMPLIA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima
Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. 4, octubre de 2012, p.2824. Registro
IUS. 2002073.

Tesis Aislada. XVIII.4º.15C. DIVORCIO NECESARIO. DEBE DECRETARSE AÚN CUANDO NO


QUEDEN DEMOSTRADAS LAS CAUSALES INVOCADAS. EN CONSIDERACIÓN AL DERECHO
FUNDAMENTAL A LA DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. IV, abril de 2013, p.
3051, Registro IUS. 2005339.

346
Tesis Aislada. 1ª. LVI/2015. TORTURA. GRADOS DE VIOLACIÓN DEL DERECHO A LA
INTEGRIDAD FÍSICA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima
Época, México, t. II, febrero de 2015, p. 1423, Registro IUS. 2008501.

Tesis Aislada. 1ª. LXVI/2009. DERECHO A LA SALUD. NO SE LIMITA AL ASPECTO FÍSICO,


SINO QUE SE TRADUCE EN LA OBTENCIÓN DE UN DETERMINADO BIENESTAR GENERAL.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX,
diciembre de 2009, p.6. Registro IUS. 165826.

Tesis Aislada.1ª. LXVI/2009. DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD.


ASPECTOS QUE COMPRENDE. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, México, Pleno, t. XXX, diciembre de 2009, p. 7. Registro IUS. 165822.

Tesis Aislada. 1ª. LXV/2008. DERECHO A LA SALUD. SU REGULACIÓN EN EL ARTÍCULO 4 DE


LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS Y SU
COMPLEMENTARIEDAD CON LOS EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Primera Sala, t. XXVII, julio de
2008, p. 457. Registro IUS. 169316.

Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. CONSTITUYE UNA CATEGORÍA ESPECIAL Y DE


MAYOR GRAVEDAD QUE IMPONE OBLIGACIÓN DE UN ESCRUTINIO ESTRICTO BAJO LOS
ESTÁNDARES NACIONALES E INTERNACIONALES. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I, mayo de 2014, p. 561, Registro IUS.
2006482.

Tesis Aislada. I.5o.C.6 C (10a.). PENSIÓN ALIMENTICIA. SI SE DEMANDA SU MODIFICACIÓN,


NO OPERA EL PRINCIPIO JURÍDICO DE QUE LA VOLUNTAD DE LAS PARTES ES LA LEY
SUPREMA, SINO OTROS COMO EL INTERÉS SUPERIOR DEL MENOR, EL DE
PROPORCIONALIDAD Y EL DE SOLIDARIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, T.C.C. Décima Época, México, t. 3, marzo de 2013, p. 2048, Registro IUS. 2003099.

Tesis Aislada. 1ª. CCV/2014. TORTURA. SU SENTIDO Y ALCANCE COMO PROHIBICIÓN


CONSTITUYE UN DERECHO ABSOLUTO, MIENTRAS QUE SUS CONSECUENCIAS Y EFECTOS
PRODUCEN TANTO EN SU IMPACTO DE VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS COMO
DELITO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época,
México, t. I, mayo de 2014, p. 562, Registro IUS. 2006484.

Tesis Aislada. III. 2º.C.25.C. DIVORCIO. EL ARTÍCULO 404 DEL CÓDIGO CIVIL DEL ESTADO DE
JALISCO AL EXIGIR LA ACREEDITACIÓN DE UNA CAUSAL PARA DISOLVER EL VÍNCULO
MATRIMONIAL VULNERA EL DERECHO DE LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD Y, POR
TANTO, DE LA DIGNIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales
Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, junio de 2015, p. 2076, Registro IUS.
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347
Jurisprudencia. I.9º.P.J/7. SUSPENSIÓN CONDICIONAL DE LA EJECUCIÓN DE LA PENA. SI EL
JUEZ PONDERA EL CONTENIDO DEL ESTUDIO DE PERSONALIDAD PRACTICADO AL
INCULPADO PARA NEGARLE DICHO BENEFICIO, TRANSGREDE SU DERECHO A LA DIGNIDAD
HUMANA, EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y LA PROHIBICIÓN DE IMPONER PENAS
INUSITADAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de
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Tesis Aislada. 1ª. CLXXIV/2014 (10ª). NEGLIGENCIA MÉDICA COMETIDA POR PERSONAL
QUE LABORA EN LAS INSTITUCIONES PÚBLICAS DE SALUD. LA VÍA ADMINISTRATIVA ES LA
IDÓNEA PARA RECLAMAR LOS DAÑOS DERIVADOS DE AQUELLA. Semanario Judicial de la
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Tesis Aislada. II.1º.A.14A. INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL DEL ESTADO DE MÉXICO Y


MUNICIPIOS. LA VERIFICACIÓN DE LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL POSIBLE
BENEFICIARIO DE SUS SERVICIOS, MEDIANTE EL ESTUDIO SOCIOECONÓMICO QUE SE LE
PRACTIQUE CONFORME AL FORMATO APROBADO POR EL COMITÉ DE AFILIACIÓN, AL
PERMITIR LA INVASIÓN DE ESPACIOS DE SU VIDA PRIVADA, VIOLA EL DERECHO
FUNDAMENTAL A LA DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, septiembre de
2013, p. 2038, Registro IUS. 2006535.

Tesis Aislada. 1ª. CLXXIV/2014 (10ª). NEGLIGENCIA MÉDICA. SUS CONSECUENCIAS EN EL


PROCESO PENAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México,
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Tesis Aislada. 1ª. LXV/2009. DIGNIDAD HUMANA. EL ORDEN JURÍDICO MEXICANO LA


RECONOCE COMO CONDICIÓN Y BASE DE LOS DEMÁS DERECHOS FUNDAMENTALES.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, México, Pleno, t. XXX,
diciembre de 2009, p. 8. Registro IUS. 165813.

Tesis Aislada. 1ª. CCXV/2009. LIBERTAD DE EXPRESION Y DERECHO A LA INFORMACIÓN. SU


IMPORTANCIA EN UNA DEMOCRACIA CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Primera Sala. Novena Época, México, t. XXX, diciembre de 2009, p.
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Tesis Aislada. 1.3º. C. 226 C (10ª). PRESCRIPCIÓN EXTINTIVA DE LA ACCIÓN. RESULTA


APLICABLE A LAS ACCIONES EMPRENDIDAS PARA LOGRAR LA REPARACIÓN DE LOS DAÑOS
CAUSADOS POR UNA MALA PRAXIS MÉDICA, SIN QUE ELLO IMPLIQUE VIOLACIÓN AL
DERECHO A LA PROTECCIÓN DE LA SALUD. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, México, Tribunales Colegiados de Circuito, t. III, agosto de 2015, p.
2418. Registro IUS. 2009853.
348
Tesis Aislada. I.4º.A.90A. PRÁCTICA MÉDICA. DISTINCIÓN ENTRE LOS CONCEPTOS
INDICACIÓN Y LEX ARTIS, PARA DETERMINAR SI SE AJUSTA A LA TÉCNICA CORRECTA.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima
Época, México, t. 3, octubre de 2013, p. 1840, Registro IUS. 2004743.

Tesis Aislada. 1ª. XLIII. CONSENTIMIENTO INFORMADO. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS


PACIENTES. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, México,
Primera Sala, t. 1, agosto de 2012, p. 478. Registro IUS. 2001271.

Tesis Aislada. 1ª. CDXXV/2014. AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD ES UN PRINCIPIO DE RANGO


CONSTITUCIONAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima
Época, México, t. I, diciembre de 2014, p. 219, Registro IUS. 2008086.

Tesis Aislada. 1ª. I.4º.A.9 K. PRINCIPIOS DE UNIVERSALIDAD, INTERDEPENDENCIA,


INDIVISIBILIDAD Y PROGRESIVIDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS. EN QUÉ CONSISTEN.
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima
Época, México, t. 3, abril de 2013, p. 2254, Registro IUS. 2003350.

Tesis Aislada. 1ª. CCCLIV/2014. DIGNIDAD HUMANA. CONSTITUYE UN NORMA JURÍDICA


QUE CONSAGRA UN DERECHO FUNDAMENTAL A FAVOR DE LAS PERSONAS Y NO UNA
SIMPLE DECLARACIÓN ÉTICA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera
Sala. Décima Época, México, t. I, octubre de 2014, p. 602, Registro IUS. 2007731.

Tesis Aislada. 1ª. XXVI/2012. PRINCIPIO PRO PERSONAE. EL CONTENIDO Y LACANCE DE LOS
DERECHOS HUMANOS DEBEN ANALIZARSE A PARTIR DE AQUÉL. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. 1, febrero de 2012, p. 659,
Registro IUS. 2000263.

Tesis Aislada. II.1º.A.14A. INSTITUTO DE SEGURIDAD SOCIAL DEL ESTADO DE MÉXICO Y


MUNICIPIOS. LA VERIFICACIÓN DE LA DEPENDENCIA ECONÓMICA DEL POSIBLE
BENEFICIARIO DE SUS SERVICIOS, MEDIANTE EL ESTUDIO SOCIOECONÓMICO QUE SE LE
PRACTIQUE CONFORME AL FORMATO APROBADO POR EL COMITÉ DE AFILIACIÓN, AL
PERMITIR LA INVASIÓN DE ESPACIOS DE SU VIDA PRIVADA, VIOLA EL DERECHO
FUNDAMENTAL A LA DIGNIDAD HUMANA. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Tribunales Colegiados de Circuito. Décima Época, México, t. III, septiembre de
2013, p. 2038, Registro IUS. 2006575.

Tesis Aislada. 1ª. CCCLXI/2014 (10a.). ALIMENTOS. LA OBLIGACIÓN DE OTORGARLOS A


CARGO DE LOS ASCENDIENTES, DESCENDIENTES, HERMANOS O PARIENTES COLATERALES
HASTA EL CUARTO GRADO DERIVA DE UN PRINCIPIO DE SOLIDARIDAD FAMILIAR.

349
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. I,
octubre de 2014, p. 590, Registro IUS. 2 007725.

Tesis Aislada.1ª./J. 28/2015. DIVORCIO NECESARIO. EL REGÍMEN DE DISOLUCIÓN DEL


MATRIMONIO QUE EXIGE LA ACREEDITACIÓN DE CAUSALES, VULNERA EL DERECHO AL
LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Primera Sala. Décima Época, México, t. 1, julio de 2015, p. 570, Registro IUS.
2009591.

Tesis Aislada. 1ª. XVIII.3º.1 K. PRINCIPIO PRO HOMINE. SU CONCEPTUALIZACIÓN Y


FUNDAMENTOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, México, t.
2, abril de 2012, p. 1838, Registro IUS. 2000630.

Tesis Aislada. P.LXIX/2009. REASIGNACIÓN SEXUAL. ES UNA DECISIÓN QUE FORMA PARTE
DE LOS DERECHOS AL LIBRE DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Pleno. Novena Época, México, t. XXX, enero de 2009, p. 17,
Registro IUS. 165698.

Tesis Aislada. 1ª. CCXXIV/2011. DERECHO PENAL DE ACTO. RAZONES POR LAS CUALES LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS SE DECANTA POR DICHO
PARADIGMA (INTERPRETACIÓN SISTEMÁTICA DE LOS ARTÍCULO 1º, 14, TÉRCER PÁRRAFO,
18, SEGUNDO PÁRRAFO, Y 22, PRIMER PÁRRAFO. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Décima Época, México, Primera Sala, t. 1, noviembre de 2011, p. 197. Registro IUS.
160694.

Tesis Aislada. 1ª. LX/2007. LIBERTAD RELIGIOSA. SUS DIFERENTES FACETAS. Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala. Novena Época, México, t. XXV, febrero
de 2007, p. 654, Registro IUS. 173253.

Tesis P. LXV/2011. SENTENCIAS EMITIDAS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS


HUMANOS. SON VINCULANTES EN SUS TÉRMINOS CUANDO EL ESTADO MEXCIANO SEA
PARTE. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Décima Época, México, t. 1,
diciembre de 2011, p. 556, Registro IUS. 160482.

Tesis P. LXVI/2011. CRITERIOS EMITIDOS POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS


HUMANOS CUANDO EL ESTADO MEXCIANO SEA PARTE. SON ORIENTADORES PARA LOS
JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEAN MÁS FAVORABLES A LA PERSONA EN TÉRMINOS
DEL ARTÍCULO 1º. DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Pleno, Décima Época, México, t. 1, diciembre de 2011, p. 550, Registro IUS.
160584.

350
Tesis P. XII/2011. CONFLICTOS QUE INVOLUCRAN DERECHOS FUNDAMENTALES. SU
RESOLUCIÓN JURÍDICA. Semanario Judicial de la Federación y su gaceta, Novena Época,
México, Pleno, agosto de 2011, Registro IUS. 161368.

Tesis P. LXVIII/2011. PARÁMETRO PARA EL CONTROL DE CONVENCIONALIDAD EX OFFICIO


EN MATERIA DE DERECHOS HUMANOS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Pleno, Décima Época, México, t. 1, diciembre de 2011, p. 551, Registro IUS. 160526.

Tesis P. LXI/2010. DERECHO A LA VIDA. SUPUESTO EN QUE SE ACTUALIZA SU


TRANSGRESIÓN POR PARTE DEL ESTADO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Pleno, Novena Época, México, t. XXXIII, enero de 2011, p. 24, Registro IUS. 163169.

Tesis P. C/92. LEYES FEDERALES Y TRATADOS INTERNACIONALES. TIENEN LA MISMA


JERARQUÍA NORMATIVA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Octava
Época, México, diciembre de 1992, p. 27, Registro IUS. 205596.

Tesis 1ª. CLXVIII/2013. DERECHO FUNDAMENTAL DE LOS EXTRANJEROS A LA


NOTIFICACIÓN, CONTACTO Y ASISTENCIA CONSULAR. SU FUENTE Y JERARQUÍA EN EL
ORDENAMIENTO JURÍDICO MEXICANO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Primera Sala, Décima Época, México, libro XX, t. 1, mayo de 2013, p. 533, Registro IUS.
2003542.

Tesis P. LXXVII/99. TRATADOS INTERNACIONALES. SE UBICAN JERARQUICAMENTE POR


ENCIMA DE LA LEYES FEDERALES Y EN UN SEGUNDO PLANO RESPECTO DE LA
CONSTITUCIÓN FEDERAL. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Novena
Época, México, t. X, noviembre de 1999, p. 46, Registro IUS. 192867.

Tesis 1a.LXXIX/2013. DERECHO DE LOS MENORES DE EDAD A PARTICIPAR EN LOS


PROCEDIMIENTOS JURISDICCIONALES QUE AFECTEN SU ESFERA JURÍDICA. LINEAMIENTOS
PARA SU EJERCICIO. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Décima
Época, México, t. I, octubre de 2012, p. 450, Registro IUS. 2003022.

Tesis 1a.XXXIX/2009. DEBE DÁRSELES INTERVENCIÓN PARA QUE SE ESCUCHE SU OPINIÓN


EN RELACIÓN CON LA CONTROVERSIA DE LOS JUICIOS DE NULIDAD DEL PROCEDIMIENTO
DE ADOPCIÓN. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Primera Sala, Novena
Época, México, t. XXX, febrero de 2009, p. 447, Registro IUS. 166359.

Tesis P. IX/2007. TRATADOS INTERNCAIONALES. SON PARTE INTEGRANTE DE LA LEY


SUPREMA Y SE UBICAN JERÁRQUICAMENTE POR ENCIMA DE LAS LEYES GENERALES,
FEDERALES Y LOCALES. INTERPRETACIÓN DEL ARTÍCULO 133 CONSTITUCIONAL. Semanario

351
Judicial de la Federación y su Gaceta, Pleno, Novena Época, México, t. XXV, abril de 2007,
p. 6, Registro IUS. 172650.

Solicitud de modificación de jurisprudencia 14/2009-PL. SINDICATOS. LA AUTORIDAD


LABORAL ESTA FACULTADA PARA COTEJAR LAS ACTAS DE ASAMABLEA RELATIVAS A LA
ELECCIÓN O CAMBIO DE DIRECTIVA, A FIN DE VERIFICAR EL CUMPLIMIENTO DE LOS
REQUISITOS FORMALES QUE RIGIERON EL PROCEDIMIENRO CONFORME A SUS
ESTATUTOS, O SUBSIDIARIAMENTE, A LA LEY FEDERAL DEL TRABAJO (MODIFICACIÓN DE
LA JURISPRUDENCIA 2ª./J. 86/2000). Semanario Judicial de la Federación y su gaceta,
Décima Época, México, Pleno, t. I, octubre de 2011, p. 739, Registro IUS. 23181.

Facultad de Investigación 1/2007 (Dictamen). Semanario Judicial de la Federación y su


Gaceta, Novena Época, t. XXXI, febrero de 2010, p. 149. Reg. IUS. 21995.

Amparo directo 4754. PRECEPTOS LEGALES, ANTE DOS INTERPRETACIONES DIVERSAS DEBE
PREVALECER LA QUE ESTÁ DE ACUERDO CON LA CONSTITUCIÓN. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Tercera Sala, Quinta Época, México, t. CXXXII, abril de 1957, p. 60,
Registro IUS. 338716.

Amparo directo. 1926/57. SUICIDIO. HOMICIDIO SOLICITADO. Semanario Judicial de la


Federación y su Gaceta, Primera Sala. Sexta Época, México, t. II, agosto de 1958, p. 1418,
Registro IUS. 907984.

Amparo directo. 2968/78. SUICIDIO, AUXILIO O INDUCCIÓN AL, DE MENORES


(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN). Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Primera Sala. Séptima Época, México, volumen 115-120, Segunda Parte,
septiembre de 1978, p. 110, Registro IUS. 235018.

Amparo en revisión 553/89. INTERPRETACIÓN DE NORMAS CONSTITUCIONALES Y DE


NORMAS LEGALES. SUS DIFERENCIAS. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Tribunales Colegiados de Circuito. Octava Época, México, enero-junio de 1989, p. 419,
Registro IUS. 228583.

Amparo en revisión 2639/96 tesis P. XXVIII/98. INTERPRETACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN.


ANTE LA OSCURIDAD O INSUFICIENCIA DE SU LETRA DEBE ACUDIRSE A LOS MECANISMOS
QUE PERMITAN CONOCER LOS VALORES O INSTITUCIONES QUE SE PRETENDIERON
SALVAGUARDAR POR EL CONSTITUYENTE O EL PODER REVISOR. Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Pleno. Novena Época, México, Tomo VII, abril de 1998, p. 117,
Registro IUS. 902180.

Amparo en revisión 123/2002. Tesis 2ª. CXXXIX/2002. DERECHOS DE LOS INDÍGENAS. LOS
ESTABLECIDOS EN LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS

352
PUEDEN SER AMPLIADOS POR LAS LEGISLATURAS LOCALES DENTRO DEL MARCO DE
AQUÉLLA. Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Segunda Sala. Novena Época,
México, Tomo XVI, noviembre de 2002, p. 446, Registro IUS. 185566.

Ejecutoria; Décima Época; Segunda Sala; Gaceta del Semanario Judicial de la Federación.
Libro 15, Febrero de 2015, Tomo II, página 1533. Registro Núm. 25487.

Corte IDH

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septiembre de 2004, Serie C No. 112.

Corte IDH. Caso Loaiza Tamayo vs. Perú. Reparaciones y costas. Sentencia de 27 de
noviembre de 1998, Serie C No. 42

Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay. Fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 17 de junio de 2005, Serie C No. 125.

Corte IDH. Caso Juan Humberto Sánchez vs. Honduras. Excepción preliminar, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 7 de junio de 2003, Serie C No. 99.

Corte IDH. Caso Blake vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998, Serie C
No. 36.

Corte IDH. Caso del Penal Miguel Castro Castro vs. Perú. Interpretación de la sentencia de
fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 2 de agosto de 2008. Serie C No. 181.

Corte IDH. Caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay. Fondo, reparaciones y
costas. Sentencia de 29 de marzo de 2006, Serie C No. 146.

Corte IDH. Caso González y otras (“Campo Algodonero”) vs. México. Excepción preliminar,
fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 16 de noviembre de 2009, Serie C No. 205.

Corte IDH. Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 25 de noviembre
de 2000, Serie C No. 70.

Corte IDH. Caso Baldeón García vs. Perú. Fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 01 de
julio de 2006, Serie C No. 148.

353
Corte IDH. Caso Montero Aranguren y otros (Retén de Catia) vs. Venezuela. Excepción
preliminar, fondo, reparaciones y costas. Sentencia de 5 de julio de 2006, Serie C No. 150.

Corte IDH. Caso Masacres de Ituango vs. Colombia. Excepción Preliminar, fondo,
reparaciones y costas. Sentencia de 1 de julio de 2006, Serie C No. 148..

Corte IDH. Caso Hermanos Gómez Paquiyaury vs. Perú. Fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 08 de julio de 2004, Serie C No. 110.

Corte IDH. Caso Myrna Mack Chang vs. Guatemala. Fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 25 de noviembre de 2003, Serie C No. 101.

Corte IDH. Caso Masacre de Pueblo Bello vs. Colombia. Fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 31 de enero de 2006. Serie C No. 140.

Opinión Consultiva. OC5-85 del 13 de noviembre de 1985. Serie A No. 5. Corte


Interamericana de Derechos Humanos. La colegiación obligatoria de periodistas (Arts. 13 y
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Voto razonado del Juez Antônio Augusto Cançado Trindade en el Caso del Penal Miguel
Castro Castro vs. Perú. Interpretación de la sentencia de fondo, reparaciones y costas.
Sentencia de 2 de agosto de 2008. Serie C No. 181.

Comisión IDH.

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354
Eur.C.H.R., Ogur v. Turkey, Judgment of 20 may 1999.

Eur.C.H.R., Finncane v. the United Kingdom, Judgment of 1 July 2003.

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Tribunal Supremo. Sentencia. 4567/1997, Sala 2ª.

Corte Constitucional República de Colombia.

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Superintendent of Belchertown State Scool v. Saikeiewicz, 370 N.E.2d 417 (Tribunal


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Eichner v. Dillon, 426 N.Y.S. 2d 517 (New York, 1980).

Matter of Storar, 420 N.E. 2d 64 (Tribunal de Apelaciones de Nueva York, 1981)

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Compassion in Dying v. Washington, 79 F. 3d 790, de 6 de marzo de 1996. United States


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Quill v. Vaco, 80 F.3d 716, octubre de 1996. United States Court of Appels for de Second
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Krischer v. McIver. 697 So. 2d 97, 104 (1997).

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Jr., M.D. and Compassion & Choices, plaintiffs and Apelles v. State of Montana and Steve
Bullock. DA 09-0051. MT 449 (2009).

Robert Baxter, Steven Stoelb, Stephen Speckart, M.D., C. Paul Loehnen, V M.D., Lar Autio,
M.D. George Risi, Jr., M.D. and Compassion & Choices, plaintiffs v. Montana and Mike
McGrath, Attorney General, Defendants. Cause no. ADV-2007-787. Montana First Judicial
District Court Lewis and Clark (2008).

Katherin Morris, M.D, Aroop Mangali K, M.D, y Aja Riggs v. Kari Brandenburgo, Fiscal de
Distrito del Condado de Bernalillo Nuevo México, y Gary Kig, Fiscal General del Estado de
Nuevo México. No. 33630 (2014).

Voto particular del Juez James C. Nelson en la sentencia Robert Baxter, Stephen Speckart,
M.D., C. Paul Loehnen, M.D., Lar Autio, M.D. George Risi, Jr., M.D. and Compassion &
Choices, plaintiffs and Apelles v. State of Montana and Steve Bullock. DA 09-0051. MT 449
(2009).

Corte Suprema de Canadá

Rodríguez v. British Columbia, 1993 3 s.c.r. 519, 30 de septiembre de 1993.

Carter v Canadá (Fiscal General), 2015 SCC 5, (2015) 1 SCR 331, 6 de febrero de 2015. Exp.
35591.

Tribunal Supremo Alemán.

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357
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2009.

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Ley de Voluntad Anticipada parta el Estado de Guanajuato. Publicada el 3 de junio de


2011.

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29 de agosto de 2011.

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mayo de 2011.

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el 18 de julio de 2008.

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Ley Estatal de Derechos de las Personas en Fase Terminal del Estado de San Luis Potosí.
Publicada el 7 de julio de 2009.

358
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septiembre de 2009.

Ley de Salud del Distrito Federal. Publicada el 17 de septiembre de 2009.

Código Penal del Estado de México.

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Código Penal de Netzahuatcoyotl.

Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional. Publicada el 8 de febrero de 1984,


última reforma el 27 de enero de 2015.

Ley de Asociaciones Religiosas y de Culto Público. Publicada el 15 de julio de 1992, última


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Norma Oficial Mexicana Num. Punto 6.4.2.7., del 16 de septiembre 2009, (permiso
expreso de los médicos a la objeción de conciencia).

Reglamento a la Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención


Médica. Publicado el 14 de mayo de 1986, última reforma el 24 de marzo de 2014.

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Anteproyecto del Código Guía Bioética de Conducta Profesional de la Secretaría de Salud,


de 2001.

Referencias Normativas extranjeras.

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Ley 41/2002, de 14 de noviembre. Básica reguladora de la autonomía el paciente y


derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica.

Código de Núremberg.

Ley de Cataluña. 29 de diciembre de 2000. Sobre los derechos de información


concerniente a la salud y la autonomía del paciente, y a la documentación clínica.

359
Ley 3/2001. 28 de mayo de 2001, Galicia. C.A. Reguladora del consentimiento informado y
de la historia clínica de los pacientes.

Ley 10/2001. 28 junio de 2001. De salud de Extremadura.

Ley 12/2001. 21 de diciembre de 2001. Ley de ordenación sanitaria de la comunidad de


Madrid., última reforma de 2 de enero de 2015.

Ley 6/2002. 15 de abril de 2001. De salud de Aragón.

Ley 2/2002. 17 de abril 2002. De salud de la Rioja.

Ley 11/2002. 6 de mayo 2002. Ley de ordenación de la actividad de los centros y servicios
de acción social y de mejora de la calidad en la prestación de los servicios sociales de la
comunidad de Madrid.

Ley 7/2002. 10 de diciembre 2002. Ley de ordenación sanitaria de Cantabria.

Ley 6/2005, de 7 de julio. Sobre la declaración de voluntades anticipadas en materia de la


propia salud.

Ley 7/2002. 12 de diciembre 2002. De las voluntades anticipadas en el ámbito de la País


Vasco.

Ley 1/2003. 28 de enero 2003. De derechos e información al paciente de la comunidad de


Valencia

Ley 5/2003. 4 de abril de 2003. De salud de Islas Balears.

Ley 8/2003. 8 de abril 2003. Sobre derechos y deberes de las personas en relación con la
salud de Castilla y León.

Ley 5/2003, de 9 de octubre. De declaración de voluntad vital anticipada de la comunidad


autónoma de Andalucía.

Ley 2/2010, de 8 de marzo. De derechos y garantías de la dignidad de la persona en el


proceso de muerte. Comunidad autonómica de Andalucía.

Ley 21/2000, de 29 de diciembre. Sobre los derechos de información concerniente a la


salud y a la autonomía del paciente y a la documentación clínica.

Decreto 4/2008, de 23 de enero. De organización y funcionamiento del registro de


Principado de Austrias de instrucciones previas en el ámbito sanitario.

360
Decreto 80/2005, de 8 de julio. Decreto Reglamento de instrucción previa y su registro, de
la región de Murcia.

Real Decreto 2070/1999, de 30 de diciembre, por el que se regulan las actividades de


obtención y utilización clínica de órganos humanos y la coordinación territorial en materia
de donación y trasplante de órganos y tejidos.

Ley General de Sanidad. Ley 14/1986 (España).

Ley 24.193, de 1993 (Argentina).

Ley de Países Bajos (Holanda). Ley de Comprobación de la Terminación de la Vida a


Petición Propia y del Auxilio al Suicidio. 2002.

Ley de Bélgica. Acto de Eutanasia. 2002.

Ley de Muerte con Dignidad del Estado de Oregón. 1994.

Ley de Muerte con Dignidad del Estado Washington. 2008.

Ley de cuidados paliativos, eutanasia y asistencia al suicidio, de Luxemburgo. 2009

Vermont. No. 39. An act relating to patient choice and control at end of life, 2013.

ley SB-128 End of lif. (California). 2015.

The Michigan Legislature persists in prohibing assisted-suicide, 77 U. Det. Mercy L. Rev.,

Código Penal (Alemania).

Código Penal (Suiza).

Código Penal (Uruguay).

Código Penal (Colombia).

Código Penal (Canadá).

Instrumentos Internacionales.

Convenio del Consejo de Europa para la Protección de los Derechos Humanos y la


Dignidad del Ser Humano respecto de las Aplicaciones de la Biología y la Medicina, 1997,
el cual entró en vigor en España el 1 de enero de 2000.

361
Declaración Universal sobre Bioética y Derechos Humanos, 2005.

Convención Americana sobre Derechos Humanos, 1969 y ratificada por México el 24 de


marzo de 1981.

Declaración Universal de los Derechos Humanos, 1948.

Declaración de Bogotá sobre Bioética y Manipulación Genética, 1988.

Convenio Europeo para la Protección de Derechos Humanos y la Dignidad del Ser Humano
con respecto a las aplicaciones de la Biología y de la Medicina (Convenio relativo a los
Derechos Humanos y la Biomedicina, 1997).

Pacto Internacional de los Derechos Civiles y Políticos. Ratificado por México el 23 de


marzo de 1981.

Convención Internacional sobre la Protección de los de los Derechos de los Trabajadores


Migratorios y de sus Familias, 1990, ratificada por México el 8 de marzo de 1999.

Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia en contra de


la Mujer, 1994.

Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, 1948.

Carta de las Naciones Unidas, 1948.

Protocolo de San Salvador, 1988.

Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos, 1950.

Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


destinado a Abolir la Pena de Muerte, 1989.

Protocolo a la Convención Americana sobre Derechos Humanos relativo a la Abolición de


la Pena de Muerte, 2007.

Convenio de Ginebra relativo a la Protección de Personas Civiles en Tiempos de Guerra,


1949.

Protocolo Adicional a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949, relativo a la


Protección de Victimas de Conflictos Armados sin Carácter Internacional (Protocolo III),
1977.

362
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, 1948.

Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, 1994.

Convenio Relativo a los Derechos humanos y la Biomedicina, 1997.

Convenio de Bioética del Consejo de Europa, 1997.

Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea, 2000.

Convención sobre Derechos del Niño, 1989.

Convenio Relativo a los Derechos Humanos y la Biomedicina, 1997, también conocido


como Convenio de Oviedo.

Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, 1966.

Código de Núremberg, Tribunal Internacional de Núremberg, 1947.

Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en materia de


Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas. Protocolo de San
Salvador, 1988.

Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, 1789.

Convención de Viena sobre Celebración de Tratados, 1969.

Declaración de Manzanillo de 1996, revisada en Buenos Aires en 1998 y en Santiago en


2001.

Declaración de Helsinki, 1964.

Declaración de Ginebra, 1948.

Declaración de Lisboa de la Asociación Médica Mundial sobre los Derechos del Paciente,
1995, que México suscribió el 23 de marzo del 2000.

Carta Africana de los Derechos del Hombre y de los Pueblos, 1981.

Pacto de San José, 1858.

Declaración Universal sobre el Genoma Humano y los Derechos Humanos (UNESCO),


1997.

Otros:

363
Declaración Médica Mundial y Manual de la Ética Médica-El médico y el paciente de la
Asociación Médica Mundial.

Declaración sobre la Promoción de los Derechos de los Paciente de Europa, de 28 de junio


de 1994.

Código de Deontología Médica, de 2011.

364

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