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Licenciatura En Criminología

5º Cuatrimestre, Grupo C (Sabatino)

Materia: Derecho Procesal Penal

Alumnos:
Juan Alfredo Álvarez Flores.

Profesor: Lic. Blas Cuevas.

Fecha: 20 de julio de 2019 H. Nogales Sonora.


LA SUSPENSIÓN CONDICIONAL DEL PROCEDIMIENTO
La suspensión condicional del procedimiento
La suspensión condicional del procedimiento es una institución procesal que permite que el
proceso penal, aún sin sentencia, sea suspendido, bajo condición de que el procesado
sea sujeto a un término de prueba, en el que se le someterá a determinadas reglas de
conducta, que cumplidas a cabalidad, extinguen la acción penal. Nuestra legislación lo
regula en el los arts. 24 al 26 del Código Procesal Penal (Pr.Pn.).

Prácticamente, permite bajo determinadas circunstancias regladas, prescindir de la sanción


penal, la cual es demandada por la estricta legalidad. En concreto obvia el mandato que
contiene toda norma penal, dirigido al juez, mediante el cual obliga a aplicar la consecuencia
jurídica del delito (pena o medida de seguridad) cuando concurre el supuesto de hecho. A
esta norma se le denomina secundaria[1]. A continuación nos proponemos no sólo estudiar
su regulación, sino sus fundamentos.

1.- REGULACIÓN.
El art. 24 Pr. Pn. regula los presupuestos para su procedencia, el cual a la vez, remite a los
supuestos procesales de la Suspensión Condicional de la Ejecución de la Pena, el cual
refiere que su decreto es procedente en los mismos supuestos de ésta; la que, según el art.
77 del Código Penal (Pn.), es aplicable a casos en los cuales las penas sean calificadas
como menos graves, a tenor del art. 18 Pn., es decir menores a tres años de prisión,
siempre y cuando lo aconsejen las circunstancias personales del condenado, las del hecho
y la duración de la pena.

En otras palabras, en esta institución impera el “principio de necesidad de la pena”


establecido en el Art. 5 Pn. por cuanto su decisión debe fundamentarse en la
inconveniencia de la pena, exigiéndose además, que el beneficiario haya cancelado
las obligaciones civiles provenientes del hecho, garantice satisfactoriamente su
cumplimiento o demuestre su absoluta imposibilidad de pagar.

De igual manera, el referido art. 24 Pr.Pn., establece que también procede para aquellos
casos en que se atribuyan al beneficiado, delitos sancionados con penas no privativas de
libertad.

El segundo requisito para su procedencia, es la conformidad del procesado, no sólo con


la aplicación de la suspensión del procedimiento, sino también se le exige que admita
los hechos que se le imputan.

Sobre ello, es importante aclarar que no constituye una confesión en estricto sentido, donde
el procesado acepte culpabilidad, sino más bien es una simple aceptación de hechos como
requisito de procesabilidad, que implica un allanamiento a los hechos contenidos en el
requerimiento o acusación, ya que enseguida se regula que si el juez rechaza la solicitud,
la admisión de los hechos por parte del imputado carecerá de valor probatorio.
Sobre la conformidad, doctrinariamente se ha analizado la respuesta estatal ante el
cometimiento de un ilícito penal: 1) se investigan y persiguen penalmente todos los hechos
acaecidos acreditados como delitos sin excepción alguna y con el mismo esfuerzo, o 2) se
elige qué casos perseguir. La primera respuesta está acorde con el principio de legalidad,
y la segunda con el principio de oportunidad en estricto sentido o disponibilidad[2]. El
primero tiene como características la necesidad e irretractabilidad, es decir la acción penal
es obligatoria y una vez ejercida no puede interrumpirse[3].

El segundo es definido por CAFFERATA NORES, como: La atribución que tienen los
órganos estatales encargados de la promoción de la persecución penal, fundada en
razones de política criminal y procesal, de no iniciar la acción pública, o de suspender
provisionalmente la iniciada, o de limitarla en su extensión objetiva y subjetiva, o de hacerla
cesar definitivamente antes de la sentencia, aun cuando concurran las condiciones
ordinarias para perseguir y castigar[4].

En ese sentido, la conformidad es una derivación del principio de oportunidad, según el cual
las partes aceptan uno o varios puntos de la pretensión contraria, a cambio de un beneficio,
derivación del principio dispositivo en el proceso penal, como excepción al principio de
oficialidad, y por ende una excepción del principio de legalidad.

Por último, el juez podrá disponer la suspensión condicional del procedimiento siempre que
se hayan reparado los daños causados por el delito o asumido formalmente la obligación
de repararlos incluso mediante acuerdo con la víctima. La reparación del daño puede
cumplirse a plazos, sin que el mismo pueda exceder del período de prueba fijado.

Siguiendo siempre con el tema de la regulación, el art. 25 del Pr.Pn. establece que se
someterá al beneficiado a un plazo de prueba que no será inferior a un año, ni superior a
cuatro, debiendo determinarse una o varias de las reglas a cumplir del listado siguiente:

1) Residir en un lugar determinado o someterse a la vigilancia que determine el juez.

2) La prohibición de frecuentar determinados lugares o personas.

3) Abstenerse del uso de drogas ilícitas.

4) Abstenerse del abuso de bebidas embriagantes y del uso indebido de drogas lícitas.

5) Comenzar y finalizar la escolaridad primaria, si no la tiene cumplida, aprender una


profesión u oficio o seguir cursos de capacitación en la institución que determine el juez.

6) Prestar trabajo de utilidad pública a favor del Estado o instituciones de beneficencia fuera
de sus horarios habituales de labor.
7) Permanecer en un trabajo o empleo o adoptar en el plazo que el juez determine un oficio,
arte, industria o profesión si no tiene medios propios de subsistencia.

8) La prohibición de tener o portar armas o la restricción de obtener licencia o matrícula de


ellas, en su caso.

9) La prohibición de conducir vehículos de motor.

10) Participar en programas de tratamiento o de rehabilitación para evitar el consumo de


drogas, psicotrópicos, estupefacientes o bebidas alcohólicas o para evitar involucrarse en
hechos delictivos.

11) Someterse a tratamiento médico, psicológico, psiquiátrico o sicosiquiátrico.

Estas reglas de conducta serán fiscalizadas por el Juez de Vigilancia Penitenciaria y


Ejecución de la Pena.

De igual manera, es necesario aclarar que está vedado que dichas reglas de conducta
afecten el ámbito de privacidad del imputado, sus creencias religiosas, políticas, así como
que se traten de normas de conducta no directamente relacionadas con el hecho admitido.

Por último, el art. 26 del Pr.Pn. establece la consecuencia del incumplimiento injustificado
de las normas de conducta impuestas, los acuerdos de reparación del daño, así como la
reincidencia delictiva, la cual es la revocación del beneficio y la continuación del proceso.

2.- JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL.


La Sala de lo Constitucional dijo en reciente jurisprudencia, al juzgar la inconstitucionalidad
alegada del instituto en estudio, que es un instrumento procesal que detiene el ejercicio
de la acción penal a favor de un imputado que ha cometido un delito, y a quien se
somete durante un cierto lapso al cumplimiento de un periodo de prueba, en el que
deberá cumplir determinadas obligaciones[5]. Al concluirlo satisfactoriamente, se
declara extinta la acción penal sin consecuencias penales posteriores; pero si ello no es
así, procede su revocatoria, con la consiguiente persecución penal de la Fiscalía General
de la República.

En dicha jurisprudencia, la Sala derivó del principio de oportunidad que implica apartarse
de la finalidad retributiva de la pena y dirigirla a fines utilitaristas de prevención general y
especial. Por ende, se trata de una salida alterna, con la que se descarga al sistema
de administración de justicia de casos de menor importancia.
De igual manera estableció, como objetivos particulares de esta práctica los siguientes: i)
retirar el caso del sistema de justicia penal en la etapa más cercana a su inicio; ii) brindar
al procesado un tratamiento distinto al que en rigor le corresponde conforme al
procedimiento común, como la búsqueda de su rehabilitación; iii) evitar los efectos nocivos
y estigmatizantes inherentes a la prisión; e iv) una ventaja económica respecto de la
implementación de los programas de rehabilitación en relación con una estancia en la
cárcel.

Con respecto a las finalidades de la pena, advirtió la consonancia del instituto en estudio
con los incs. 2° y 3° del art. 27 Cn.; en particular categorizando como “principio
constitucional” a la finalidad de resocialización contenida en dicha norma,
definiéndola como un proceso que comprende tanto la reeducación como la
reinserción social del infractor de la norma penal. Dicho principio, señaló, irradia una
proyección amplia con relación al tratamiento sancionatorio que deben recibir hechos
delictivos de menor gravedad y ante delincuentes ocasionales con una positiva prognosis
de reinserción.

Por último, la fricción de dicho instituto con finalidades preventivo generales,


señaló que no supone una merma del efecto intimidatorio que tiene el Derecho
Penal y que se desarrolla por medio del proceso penal, pues pende sobre el
beneficiado la amenaza de continuación del proceso para el caso de
incumplimiento injustificado, reiterado y persistente de las condiciones.

Qué es el procedimiento abreviado

El procedimiento abreviado es un proceso o procedimiento penal que se ocupa de juzgar


aquellos hechos tipificados como delito por el Código Penal español bajo la condición de
que la pena privativa de libertad contemplada para tal delito no supere los nueve años de
prisión, así como penas de cualquier naturaleza, cuantía y duración (inhabilitación, multa,
etcétera).
El procedimiento abreviado requiere para su inicio de una querella o denuncia presentada
por una persona particular, o a través de un atestado policial o por las diligencias
practicadas por el Ministerio Fiscal.
También es necesario señalar que, si se inicia un procedimiento abreviado y más tarde se
comprueba que los hechos deberían ser juzgados por otro procedimiento, el enjuiciamiento
proseguirá por el proceso penal que en su caso corresponda, sin necesidad de que las
actuaciones y diligencias efectuadas hasta el momento sean anuladas.

En qué consiste el procedimiento abreviado


El procedimiento abreviado consta de tres fases perfectamente diferenciadas: instrucción o
de diligencias previas, intermedia o de preparación del juicio oral, y juicio oral penal.
Primera fase: instrucción o diligencias previas
Esta fase del procedimiento abreviado se desarrolla ante el Juzgado de Instrucción
correspondiente al partido judicial donde han tenido lugar los hechos que podrían ser
constitutivos de delito.
De trata de una fase de investigación cuya misión última es la de recabar la mayor
información posible que permita efectuar una acusación determinando las circunstancias y
naturaleza del supuesto hecho delictivo, sus participantes y el órgano que deberá
encargarse de juzgarlo.
Durante esta fase, los perjudicados tendrán derecho a recibir la protección que
corresponda, se podrá ordenar la detención del presunto culpable y se mantendrá una
férrea custodia de las pruebas con el fin de que estas no puedan desaparecer ni ser
alteradas.
El juez citará al presunto autor de los hechos quien deberá comunicar un domicilio para
notificaciones o designar a alguien que las reciba en su nombre. Así, el juicio podrá
celebrarse aún cuando el acusado no se presente.
Si existe intervención de la Policía Judicial en los hechos, ésta identificará y tomará los
datos de todas las personas que se encuentren en el lugar pudiendo también retener todos
los objetos que se encuentren en el lugar, mover el cadáver, si lo hubiere, a un lugar
adecuado siempre dentro de las circunstancias d los hechos, retener el permiso de conducir
e intervenir el vehículo, citar en comparecencia ante la autoridad judicial competente a las
personas presentes dentro de un plazo de 24 horas…
El Juzgado de Instrucción podrá imponer una fianza al supuesto autor del delito con el fin
de garantizar las responsabilidades derivadas del mismo y las costas del proceso. También
podrá decretar su ingreso en prisión o su libertad provisional.
Una vez que se haya finalizado la investigación de los hechos, si el delito debe ser tramitado
por un procedimiento abreviado, continuará su tramitación sin embargo, se podrá acudir al
juicio oral inmediatamente si concurre alguna de las siguientes circunstancias:
● Si el fiscal y el acusado solicitan al Juez de Instrucción que los hechos delictivos sean
enjuiciados de inmediato, en cuyo caso las actuaciones serán remitidas al Juez de lo
Penal.
● Si el hecho delictivo corresponde al Juzgado de lo Penal por tener contempladas penas
privativas de libertad inferiores a cinco años y pena de multa.

Segunda fase: preparación del juicio oral


Continuará siendo el Juez de Instrucción el encargado de desarrollar esta fase cuya
finalidad es determinar si procede la apertura de juicio oral. Así, el juez comunicará todas
las actuaciones a las partes y estás podrán solicitar:
1. Apertura del juicio oral a través del escrito de acusación.
2. El sobreseimiento o archivo de la causa. También el juez podrá acordar el
sobreseimiento si considera que no existe delito que atribuir al acusado, aun cuando
acusación y fiscal hayan solicitado la apertura del juicio oral. Esta decisión podrá ser
recurrido mediante recurso de apelación.
3. La práctica de diligencias de investigación complementarias.
Una vez que el juez acuerde la apertura de juicio oral, la parte acusada recibirá las
actuaciones con el fin de que presente su escrito de defensa.

Tercera fase: el juicio oral


Se celebrará ante el juzgado que corresponda según el tipo de delito objeto de
enjuiciamiento:
● Juzgado de lo Penal, en caso de delito que puede ser sancionado con pena de prisión
no superior a cinco años y faltas relacionadas con ese delito.
● Audiencia Provincial, en caso de delitos sancionables con penas de cárcel entre cinco
y nueve años, y faltas relacionadas.
El acusado, o acusados, deberán acudir acompañados de abogado y procurados
libremente designados o de oficio. Si no acuden, ni han comunicado un domicilio para
notificaciones, podrán ser declarados en rebeldía, procediéndose a su búsqueda.
Durante esta fase se practicarán todas las pruebas, incluyendo testimonios de testigos,
peritos, etcétera, que las partes hayan solicitado en sus escritos de acusación y defensa.
El procedimiento abreviado llegará a su fin cuando el juez dicte la sentencia, que no podrá
incluir una condena mayor a la solicitada por cualquiera de las acusaciones, ni tampoco
condenar al acusado por un delito diferente.
La sentencia podrá ser recurrida ante la Audiencia Provincial, si fue dictada por el Juzgado
de lo Penal, o ante la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional si fue dictada por el Juez
Central de lo Penal…
El plazo para recurrir es de diez días a contar a partir de la notificación de la sentencia.

Auto de vinculación a proceso en el sistema acusatorio

La figura del auto de vinculación a proceso tiene por objeto someter a un imputado
a la segunda fase de la etapa preliminar del proceso penal, es decir, a la
investigación formalizada. El autor expone cómo, con la implementación del
sistema acusatorio, existen criterios jurisprudenciales contradictorios en cuanto a
si es necesario o no analigzar los elementos del tipo penal (objetivos, normativos y
subjetivos) en el auto de vinculación a proceso.
Al implementarse el sistema acusatorio, existen criterios jurisprudenciales contradictorios
en cuanto a si es necesario o no analizar los elementos del tipo penal (objetivos, normativos
y subjetivos) en el auto de vinculación a proceso. El Primer Tribunal Colegiado en Materia
Penal y Administrativa del Décimo Séptimo Circuito, en sus tesis con registros 160330 y
2004857, visibles en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, libro V, febrero
de 2012, tomo 3, tesis XVII.1o.P.A J/25 (9a), p. 1942, y libro XXVI, noviembre de 2013,
tomo 1, tesis XVII.1o.P.A. J/2 (10a), p. 757, respectivamente, con los rubros: “auto de
vinculación a proceso. en su dictado no es necesario acreditar el cuerpo del delito
(elementos objetivos, normativos y subjetivos) y justificar la probable responsabilidad del
inculpado, sino que sólo debe atenderse al hecho ilícito y a la probabilidad de que el
indiciado lo cometió o participó en su comisión (nuevo sistema de justicia penal en el estado
de chihuahua)” y “auto de vinculación a proceso. en su dictado la acreditación del requisito
“hecho ilícito” debe limitarse al estudio conceptual (nuevo sistema de justicia penal en el
estado de chihuahua)”, estima, como se advierte, que no es necesaria su constatación.
Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito, en su tesis aislada
con registro 2011026, visible en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, libro
XXVII, febrero de 2016, tomo III, tesis XXVII.3o.20 P (10a), p. 2025, de rubro: “auto de
vinculación a proceso. para que el juez de control pueda determinar si el hecho imputado
por el ministerio público al acusado es o no constitutivo de delito, debe analizar los
elementos de la descripción típica del ilícito correspondiente, esto es, sus elementos
objetivos, normativos y subjetivos”, considera si deben acreditarse los mismos a través de
su análisis con el fin de calificar si los hechos imputados son o no constitutivos del delito;
con ello, afirma, se contribuye al respeto al derecho de defensa y crea seguridad jurídica.

Marco jurídico y requisitos para el dictado del auto de vinculación a proceso.


De la interpretación sistemática y analítica de los artículos 19 y 136 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y del Código Nacional de Procedimientos
Penales, respectivamente, se observa que para dictar el auto de vinculación a proceso se
requiere:
1. Que se desprendan de la investigación datos de prueba.

1. Que de los mismos, se establezca se ha cometido un hecho que la ley señala como delito.
2. Que se entiende que obran datos cuando existan indicios razonables que así permitan
suponerlo.

Estándar probatorio para su emisión


El problema real, más allá de si se deben analizar o no los elementos del tipo penal, es el
grado del estándar probatorio que se requiere para estudiar la tipicidad en la vinculación
procesal, que opino debe construirse en distintos grados, a partir del más alto, que se
contiene en la sentencia condenatoria, en el cual se debe llegar a la íntima convicción del
juzgador acerca de la culpabilidad del imputado, más allá de toda duda razonable (artículo
359 del Código Nacional de Procedimientos Penales).
En efecto, es en la sentencia condenatoria en la que se debe tener íntima convicción e
incluso en plena constatación de que la conducta del imputado es injusta (típica y
antijurídica) y, por ende, se le debe formular el reproche penal (culpabilidad), conforme al
artículo 15, a contrario sensu, del Código Penal Federal, y del artículo 406 del Código
Nacional de Procedimientos Penales.
Luego, a partir del estándar probatorio más alto, se deben construir grados más bajos del
mismo, en los diversos actos procesales: a) citatorio al imputado, orden de comparecencia
y orden de aprehensión (artículo 141 del Código Nacional de Procedimientos Penales); b)
auto de vinculación a proceso (artículo 316 del Código Nacional de Procedimientos
Penales), y c) acción penal del Ministerio Público al formular la acusación (artículo 335 del
Código Nacional de Procedimientos Penales).
Esto es, el estándar incide en el tema del derecho probatorio, en el que se debe contar, a
través de la información que arroja la misma, con diversos grados de convencimiento o
credibilidad razonable, conforme a la etapa procesal en que se actúe, donde no en todos
ellos se requiere prueba plena. De esta forma, la información razonable del dato de prueba,
para la vinculación procesal, debe ser analizada de manera libre y lógica, con el fin de
constatar que constituyen indicios que permiten suponer la abstracción del hecho
delictuoso.
Lo contrario es caer en el error en el que hemos incurrido en el antiguo sistema mixto
inquisitivo, de exigir acreditar o comprobar plenamente en el cuerpo del delito los elementos
del tipo penal, en la resolución del plazo constitucional, con lo cual se realiza el
prejuzgamiento del caso concreto o se adelanta la sentencia.
Máxime que del estadio de investigación inicial no se habla de prueba sino de dato de
prueba (fuente de prueba), que constituye la información que proporciona el Ministerio
Público y que el juez de control no puede valorar, al no desahogarse ante su potestad.
Por ende, del análisis temático de los artículos 261, 265 y 316 del Código Nacional de
Procedimientos Penales, es inconcuso que el dato de prueba es la referencia al contenido
de un determinado medio de convicción aún no desahogado ante el órgano jurisdiccional,
aportado por las partes, el cual se advierte probable para establecer razonablemente la
existencia o no de un hecho delictivo. En ese contexto, afirmar que obran datos que
establecen que se ha cometido un hecho que la ley señala como delito, resulta cuando
existen indicios razonables que así permiten hacerlo probable, a través de la abstracción
intelectual y razonable del contenido del delito y el hecho precisado.
¿Qué debe entenderse por “hecho que la ley señala como delito” y qué implica su
análisis?
El concepto de hecho delictuoso debe formularse del conocimiento del enunciado
constitutivo del delito y de la práctica jurisdiccional, cuya validez puede ser verificada
concretamente en la experiencia de cualquier persona. En su conformación legal descriptiva
por el legislador, no en cuanto a su análisis dogmático; sin soslayar que la teoría del delito,
en su carácter de postulado científico del contenido normativo, resulta herramienta eficiente
para sustentar el conocimiento requerido.
Luego, su concepto implica las siguientes operaciones:

1. La abstracción del enunciado delito con el hecho fáctico tema de la litis.


2. Lo anterior al formular racionalmente entre el enunciado y ese hecho fáctico la abstracción
justificada intelectualmente con los datos de prueba que permitan vincular cada uno de
ellos.
3. La afirmación o no, por medio de la abstracción, si el enunciado delito, racionalmente a
través del conocimiento obtenido a través del dato de prueba, nos permite suponer que el
hecho es delictivo.
4. Incluso, si existe o no causa de exclusión del delito.

Por lo que resulta claro que el hecho delictivo no debe ser comprobado plenamente con
cada uno de sus elementos típicos, sino sólo que existan indicios razonables que
representen un estadio de convencimiento de probabilidad, a través de un hecho indicador
(dato probatorio) de cada uno de sus elementos y no convencimiento fuera de toda duda
razonable.
¿Es necesario analizar los elementos objetivos, normativos y subjetivos de la
descripción típica del delito correspondiente?
En la evolución histórica del artículo 19 constitucional, hasta 1993, para dictar un auto de
formal prisión se exigía acreditar el cuerpo del delito, que conforme al artículo 168 del
Código Federal de Procedimientos Penales requería la acreditación de elementos objetivos
o materiales. A partir de septiembre de ese mismo año, el numeral en comento exige
acreditar los elementos del tipo penal (objetivos, subjetivos genéricos y específicos y
normativos).2 En 1999 se regresó al concepto de cuerpo del delito en la norma secundaria,
y se exige acreditar los elementos objetivos y normativos. A partir de 2008 se exige justificar
un hecho que la ley señala como delito.
Luego, si la teleología del legislador fuere que se acreditaran los elementos del tipo penal
o el cuerpo del delito, expresamente así lo debió señalar en la reforma de 2008 al artículo
19 constitucional.
Esto es, en un argumento histórico progresivo, actualmente no se requiere acreditar en la
vinculación procesal ni el cuerpo del delito ni los elementos del tipo penal, sino la
constatación de un hecho que la ley prevé como delito.
En los artículos 19 y 136 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y del
Código Nacional de Procedimientos Penales, respectivamente, en relación con los artículos
405 y 406 del último ordenamiento en comento, es incuestionable establecer que acreditar
los elementos del tipo penal corresponde a requisitos de una sentencia condenatoria; en la
absolutoria se podrá sustentar con las causas de exclusión del delito (atipicidad, causas de
justificación o de inculpabilidad). Esto es, la constatación de la tipicidad, conforme al artículo
406, párrafo séptimo, del Código Nacional de Procedimientos Penales, en la sentencia
condenatoria, “hará referencia a los elementos objetivos, subjetivos y normativos del tipo
penal correspondiente…”, así como a la antijuridicidad y el reproche penal (culpabilidad).
Ahora bien, si la culpabilidad debe acreditarse conforme al tipo penal y ésta se afirma con
el dictado de la sentencia, es en esta última cuando se deben acreditar los elementos del
tipo penal conforme a la descripción específica.
Lo anterior es así, porque el estándar probatorio que se requiere en la sentencia
corresponde al grado más alto, más allá de toda duda razonable e íntima convicción de
culpabilidad.
Conclusiones
Para la vinculación procesal, basta establecer que la información aportada por el Ministerio
Público, a través de datos de prueba (que no son medio de prueba, ni pruebas), de manera
lógica y razonable, constituyan indicios (conocimiento) que, conforme a una abstracción
intelectual sustentada en la experiencia, son probables con el fin de establecer que se ha
cometido un hecho que la ley señala como delito. Por lo que no deben acreditarse los
elementos objetivos, subjetivos y normativos del tipo penal, los cuales corresponden a las
sentencias, absolutoria o condenatoria (artículos 406 y 407 del Código Nacional de
Procedimientos Penales), donde se valuarán las pruebas desahogadas en la audiencia de
juicio, con el fin de constatar el delito y sus elementos (tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad) o su exclusión.
En lo que se vence la presunción de inocencia del imputado, y el órgano de acusación —
esto es, el Ministerio Público— demuestre la culpabilidad del imputado conforme al tipo
penal (artículo 20, inciso b, fracción V, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos), la potestad del amparo (directo o indirecto) no debe requerir que el juez de
control, en la resolución de vinculación procesal, exija acreditar los elementos del tipo penal,
ya que desnaturalizaría el sistema acusatorio, al solicitar hacer valer el dato de prueba en
el grado más alto del estándar probatorio, más allá de duda razonable o íntima convicción,
que es propio de la sentencia.

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