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Alumnos:
Juan Alfredo Álvarez Flores.
1.- REGULACIÓN.
El art. 24 Pr. Pn. regula los presupuestos para su procedencia, el cual a la vez, remite a los
supuestos procesales de la Suspensión Condicional de la Ejecución de la Pena, el cual
refiere que su decreto es procedente en los mismos supuestos de ésta; la que, según el art.
77 del Código Penal (Pn.), es aplicable a casos en los cuales las penas sean calificadas
como menos graves, a tenor del art. 18 Pn., es decir menores a tres años de prisión,
siempre y cuando lo aconsejen las circunstancias personales del condenado, las del hecho
y la duración de la pena.
De igual manera, el referido art. 24 Pr.Pn., establece que también procede para aquellos
casos en que se atribuyan al beneficiado, delitos sancionados con penas no privativas de
libertad.
Sobre ello, es importante aclarar que no constituye una confesión en estricto sentido, donde
el procesado acepte culpabilidad, sino más bien es una simple aceptación de hechos como
requisito de procesabilidad, que implica un allanamiento a los hechos contenidos en el
requerimiento o acusación, ya que enseguida se regula que si el juez rechaza la solicitud,
la admisión de los hechos por parte del imputado carecerá de valor probatorio.
Sobre la conformidad, doctrinariamente se ha analizado la respuesta estatal ante el
cometimiento de un ilícito penal: 1) se investigan y persiguen penalmente todos los hechos
acaecidos acreditados como delitos sin excepción alguna y con el mismo esfuerzo, o 2) se
elige qué casos perseguir. La primera respuesta está acorde con el principio de legalidad,
y la segunda con el principio de oportunidad en estricto sentido o disponibilidad[2]. El
primero tiene como características la necesidad e irretractabilidad, es decir la acción penal
es obligatoria y una vez ejercida no puede interrumpirse[3].
El segundo es definido por CAFFERATA NORES, como: La atribución que tienen los
órganos estatales encargados de la promoción de la persecución penal, fundada en
razones de política criminal y procesal, de no iniciar la acción pública, o de suspender
provisionalmente la iniciada, o de limitarla en su extensión objetiva y subjetiva, o de hacerla
cesar definitivamente antes de la sentencia, aun cuando concurran las condiciones
ordinarias para perseguir y castigar[4].
En ese sentido, la conformidad es una derivación del principio de oportunidad, según el cual
las partes aceptan uno o varios puntos de la pretensión contraria, a cambio de un beneficio,
derivación del principio dispositivo en el proceso penal, como excepción al principio de
oficialidad, y por ende una excepción del principio de legalidad.
Por último, el juez podrá disponer la suspensión condicional del procedimiento siempre que
se hayan reparado los daños causados por el delito o asumido formalmente la obligación
de repararlos incluso mediante acuerdo con la víctima. La reparación del daño puede
cumplirse a plazos, sin que el mismo pueda exceder del período de prueba fijado.
Siguiendo siempre con el tema de la regulación, el art. 25 del Pr.Pn. establece que se
someterá al beneficiado a un plazo de prueba que no será inferior a un año, ni superior a
cuatro, debiendo determinarse una o varias de las reglas a cumplir del listado siguiente:
4) Abstenerse del abuso de bebidas embriagantes y del uso indebido de drogas lícitas.
6) Prestar trabajo de utilidad pública a favor del Estado o instituciones de beneficencia fuera
de sus horarios habituales de labor.
7) Permanecer en un trabajo o empleo o adoptar en el plazo que el juez determine un oficio,
arte, industria o profesión si no tiene medios propios de subsistencia.
De igual manera, es necesario aclarar que está vedado que dichas reglas de conducta
afecten el ámbito de privacidad del imputado, sus creencias religiosas, políticas, así como
que se traten de normas de conducta no directamente relacionadas con el hecho admitido.
Por último, el art. 26 del Pr.Pn. establece la consecuencia del incumplimiento injustificado
de las normas de conducta impuestas, los acuerdos de reparación del daño, así como la
reincidencia delictiva, la cual es la revocación del beneficio y la continuación del proceso.
En dicha jurisprudencia, la Sala derivó del principio de oportunidad que implica apartarse
de la finalidad retributiva de la pena y dirigirla a fines utilitaristas de prevención general y
especial. Por ende, se trata de una salida alterna, con la que se descarga al sistema
de administración de justicia de casos de menor importancia.
De igual manera estableció, como objetivos particulares de esta práctica los siguientes: i)
retirar el caso del sistema de justicia penal en la etapa más cercana a su inicio; ii) brindar
al procesado un tratamiento distinto al que en rigor le corresponde conforme al
procedimiento común, como la búsqueda de su rehabilitación; iii) evitar los efectos nocivos
y estigmatizantes inherentes a la prisión; e iv) una ventaja económica respecto de la
implementación de los programas de rehabilitación en relación con una estancia en la
cárcel.
Con respecto a las finalidades de la pena, advirtió la consonancia del instituto en estudio
con los incs. 2° y 3° del art. 27 Cn.; en particular categorizando como “principio
constitucional” a la finalidad de resocialización contenida en dicha norma,
definiéndola como un proceso que comprende tanto la reeducación como la
reinserción social del infractor de la norma penal. Dicho principio, señaló, irradia una
proyección amplia con relación al tratamiento sancionatorio que deben recibir hechos
delictivos de menor gravedad y ante delincuentes ocasionales con una positiva prognosis
de reinserción.
La figura del auto de vinculación a proceso tiene por objeto someter a un imputado
a la segunda fase de la etapa preliminar del proceso penal, es decir, a la
investigación formalizada. El autor expone cómo, con la implementación del
sistema acusatorio, existen criterios jurisprudenciales contradictorios en cuanto a
si es necesario o no analigzar los elementos del tipo penal (objetivos, normativos y
subjetivos) en el auto de vinculación a proceso.
Al implementarse el sistema acusatorio, existen criterios jurisprudenciales contradictorios
en cuanto a si es necesario o no analizar los elementos del tipo penal (objetivos, normativos
y subjetivos) en el auto de vinculación a proceso. El Primer Tribunal Colegiado en Materia
Penal y Administrativa del Décimo Séptimo Circuito, en sus tesis con registros 160330 y
2004857, visibles en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, libro V, febrero
de 2012, tomo 3, tesis XVII.1o.P.A J/25 (9a), p. 1942, y libro XXVI, noviembre de 2013,
tomo 1, tesis XVII.1o.P.A. J/2 (10a), p. 757, respectivamente, con los rubros: “auto de
vinculación a proceso. en su dictado no es necesario acreditar el cuerpo del delito
(elementos objetivos, normativos y subjetivos) y justificar la probable responsabilidad del
inculpado, sino que sólo debe atenderse al hecho ilícito y a la probabilidad de que el
indiciado lo cometió o participó en su comisión (nuevo sistema de justicia penal en el estado
de chihuahua)” y “auto de vinculación a proceso. en su dictado la acreditación del requisito
“hecho ilícito” debe limitarse al estudio conceptual (nuevo sistema de justicia penal en el
estado de chihuahua)”, estima, como se advierte, que no es necesaria su constatación.
Por su parte, el Tercer Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito, en su tesis aislada
con registro 2011026, visible en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, libro
XXVII, febrero de 2016, tomo III, tesis XXVII.3o.20 P (10a), p. 2025, de rubro: “auto de
vinculación a proceso. para que el juez de control pueda determinar si el hecho imputado
por el ministerio público al acusado es o no constitutivo de delito, debe analizar los
elementos de la descripción típica del ilícito correspondiente, esto es, sus elementos
objetivos, normativos y subjetivos”, considera si deben acreditarse los mismos a través de
su análisis con el fin de calificar si los hechos imputados son o no constitutivos del delito;
con ello, afirma, se contribuye al respeto al derecho de defensa y crea seguridad jurídica.
1. Que de los mismos, se establezca se ha cometido un hecho que la ley señala como delito.
2. Que se entiende que obran datos cuando existan indicios razonables que así permitan
suponerlo.
Por lo que resulta claro que el hecho delictivo no debe ser comprobado plenamente con
cada uno de sus elementos típicos, sino sólo que existan indicios razonables que
representen un estadio de convencimiento de probabilidad, a través de un hecho indicador
(dato probatorio) de cada uno de sus elementos y no convencimiento fuera de toda duda
razonable.
¿Es necesario analizar los elementos objetivos, normativos y subjetivos de la
descripción típica del delito correspondiente?
En la evolución histórica del artículo 19 constitucional, hasta 1993, para dictar un auto de
formal prisión se exigía acreditar el cuerpo del delito, que conforme al artículo 168 del
Código Federal de Procedimientos Penales requería la acreditación de elementos objetivos
o materiales. A partir de septiembre de ese mismo año, el numeral en comento exige
acreditar los elementos del tipo penal (objetivos, subjetivos genéricos y específicos y
normativos).2 En 1999 se regresó al concepto de cuerpo del delito en la norma secundaria,
y se exige acreditar los elementos objetivos y normativos. A partir de 2008 se exige justificar
un hecho que la ley señala como delito.
Luego, si la teleología del legislador fuere que se acreditaran los elementos del tipo penal
o el cuerpo del delito, expresamente así lo debió señalar en la reforma de 2008 al artículo
19 constitucional.
Esto es, en un argumento histórico progresivo, actualmente no se requiere acreditar en la
vinculación procesal ni el cuerpo del delito ni los elementos del tipo penal, sino la
constatación de un hecho que la ley prevé como delito.
En los artículos 19 y 136 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y del
Código Nacional de Procedimientos Penales, respectivamente, en relación con los artículos
405 y 406 del último ordenamiento en comento, es incuestionable establecer que acreditar
los elementos del tipo penal corresponde a requisitos de una sentencia condenatoria; en la
absolutoria se podrá sustentar con las causas de exclusión del delito (atipicidad, causas de
justificación o de inculpabilidad). Esto es, la constatación de la tipicidad, conforme al artículo
406, párrafo séptimo, del Código Nacional de Procedimientos Penales, en la sentencia
condenatoria, “hará referencia a los elementos objetivos, subjetivos y normativos del tipo
penal correspondiente…”, así como a la antijuridicidad y el reproche penal (culpabilidad).
Ahora bien, si la culpabilidad debe acreditarse conforme al tipo penal y ésta se afirma con
el dictado de la sentencia, es en esta última cuando se deben acreditar los elementos del
tipo penal conforme a la descripción específica.
Lo anterior es así, porque el estándar probatorio que se requiere en la sentencia
corresponde al grado más alto, más allá de toda duda razonable e íntima convicción de
culpabilidad.
Conclusiones
Para la vinculación procesal, basta establecer que la información aportada por el Ministerio
Público, a través de datos de prueba (que no son medio de prueba, ni pruebas), de manera
lógica y razonable, constituyan indicios (conocimiento) que, conforme a una abstracción
intelectual sustentada en la experiencia, son probables con el fin de establecer que se ha
cometido un hecho que la ley señala como delito. Por lo que no deben acreditarse los
elementos objetivos, subjetivos y normativos del tipo penal, los cuales corresponden a las
sentencias, absolutoria o condenatoria (artículos 406 y 407 del Código Nacional de
Procedimientos Penales), donde se valuarán las pruebas desahogadas en la audiencia de
juicio, con el fin de constatar el delito y sus elementos (tipicidad, antijuridicidad y
culpabilidad) o su exclusión.
En lo que se vence la presunción de inocencia del imputado, y el órgano de acusación —
esto es, el Ministerio Público— demuestre la culpabilidad del imputado conforme al tipo
penal (artículo 20, inciso b, fracción V, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos), la potestad del amparo (directo o indirecto) no debe requerir que el juez de
control, en la resolución de vinculación procesal, exija acreditar los elementos del tipo penal,
ya que desnaturalizaría el sistema acusatorio, al solicitar hacer valer el dato de prueba en
el grado más alto del estándar probatorio, más allá de duda razonable o íntima convicción,
que es propio de la sentencia.