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Universidad Nacional Jorge Basadre Grohmann de Tacna

Facultad de Ciencias Agropecuarias


Escuela Profesional de Ingenieria en Economía Agraria
NOTA

Trabajo Virtual N°01 de Responsabilidad Social Primer ciclo

Apellidos y Nombres MENDOZA QUILLE ADRIAN


Código 2018-109003
Ciclo 1ER SEMESTRE

Objetivo: El presente trabajo dirigido tiene como objetivo evaluar al estudiante en función al artículo de
Ética de la materia de Responsabilidad Social.

1. Realice un resumen con los puntos más importantes que a su criterio personal denota
en el artículo.

Introducción:
Jaime Balmes la ética es la ciencia que tiene por objeto la naturaleza y el origen de la moralidad porque se reduce a
eso. La ética se refiere en sí al hombre, alma y cuerpo, en corazón y razón.
Siendo llevado todo esto también por la moralidad, Balmes lo describe conciencia moral como el dictamen de la
razón, la conciencia moral juzga si lo que hacemos es bueno o malo.
Balmes decide no explicar más a fondo la moralidad porque eso tomaría un volumen de páginas muy largo. Material
de información sobre la ética abundan en todo sitio siendo fácil escribir un libro sin que se conozca el plagio sobre
este tema, pero Balmes decide escribir esto con sus propios principios, conocimientos, con claridad. Llegando así a
ideas precisas para que el lector no se extravíe en la lectura.
Capítulo 1: Existencia de las ideas morales y su carácter practico
Todos los hombres tienen entendimiento sobre ideas morales entre lo que abarca lo bueno y lo malo, la ingratitud y
la inequidad son cosas puramente morales.
Nos da a entender que las ideas morales están profundamente arraigadas con el espíritu, que son inseparables, algo
que ya está impuesto por la naturaleza del hombre.
Las ideas morales se nos han dado como reglas de conducta que son más que todo practicas por lo que no
necesitan de un análisis científico para poder regirnos a nosotros mismos o a la sociedad. Las ideas morales son
están constituidas en parte por la razón, conciencia y el sentido común siendo estos reguladores de la conducta de
nosotros.
Capítulo 2: Condiciones indispensables para el orden moral
La inteligencia del ser humano es la primera condición para que una acción pueda pertenecer al orden natural, pues
el orden moral corresponde al mundo intelectual, dando a entender que solo los seres con capacidad de razonar se
encuentran dentro, habiendo como ejemplo excepciones si el hombre esté en un sueño o ebrio (por la perturbación
mental).
Para actuar con moral no es suficiente si la persona no actúa espontáneamente libre. Espontaneidad porque no a
una persona no lo puedes forzar a actuar, es como te forzaran la mano para escribir (no serias más que un
instrumento del agente principal) y libertad porque suponiendo que la persona actúe normalmente, si actúa por un
impulso irresistible, no hay un orden moral.
La inteligencia (conocimiento de relaciones) y libertad es necesaria para el orden moral, se necesita la capacidad de
conocer la moralidad de las acciones. Una persona aunque no reflexione lo que está haciendo al accionar es al
menos reflexionar moralmente, el conocimiento moral siempre está ahí.
Capítulo 3: Necesidad de una regla
La persona no tiene un principio determinante de sus acciones es por eso hay que buscar una regla que este a sus
posibilidades. Esto último a degradar al ser racional, haciéndola inferior a los brutos, así pues será necesario en que
las acciones libres deban de tenar alguna regla que deba consistir a si misma con la moralidad.
Esta regla no depende del albedrío de los hombres, las acciones no son morales o inmorales porque se haya
establecido así, sino por su íntima naturaleza. La diferencia entre el bien y el mal no es arbitraria.
Capítulo 4: La regla de la moral no es el interés privado
No se debe confundir la moralidad con la utilidad privada, según esto, para una persona lo útil es moral para y lo
nocivo (dañino) inmoral. El orden moral es el conjunto de relaciones de utilidad pero debe ser llevada al egoísmo.
Utilidad es el valor de un medio para llegar a un fin como por ejemplo: el dinero, el dinero nos es útil porque nos
permite proveernos de nuestras carencias. La utilidad e inutilidad nos esencialmente relativas. Siendo la utilidad algo
relativo es malo querer cimentar la moral sobre una utilidad privada. Aunque querer ponerle fin a los placeres del
hombre es trastornar el orden la naturaleza. No siendo el placer sensible la regla de la moral. Es evidente pues que
en la utilidad privada no hallamos el fundamento de la moralidad, ni aun refiriéndola a las facultades intelectuales.
Capítulo 5: La moralidad no es la relación a la utilidad pública
Al desaparecer el interés privado, nos da una cuestión: ¿Será posible cimentar la moralidad, en la utilidad de todos;
por manera que lo qué conduzca al bien común sea moral, y lo que a él se oponga sea inmoral?, la razón es
evidente: si la moralidad es la relación del bien común, cuando esta relación falta, no hay ni puede haber moralidad.
Si la norma de la moralidad fuese el bien común entonces la perfección de los pueblos consistirá de una mayor
cantidad de goces; la moralidad estará a merced de las pasiones y caprichos de los hombres, por lo que unos lo
llamaran moral, lo que estos llamaran como virtud, aquellos los condenara a un vicio. Esta incertidumbre afectará
mucho más a los actos individuales que no se refieran al bien común.
Capítulo 6: Razones contra el principio utilitario en todos los sentidos
Los que confunden la moralidad con la utilidad caen en reducir la moral a una cuestión de cálculo, dando a las
acciones ningún valor. La doctrina del interés social o del bien común adolece de los inconvenientes morales ya que
podrían explotar todos los vicios y delirios de los hombres. En nombre del bien común se han cometido los más
horrendos crimines.
La razón y el sentido común ven en la moralidad algo muy superior a una cuestión de cálculo, y de aquí se origina el
desprecio que se acarrea al egoísmo. La razón del bien común no nos basta para que hallemos en la acción
hallemos moral.
Capítulo 7: Relaciones entre la moralidad y la utilidad
Balmes las considera totalmente unidas. Lo moral también es útil ya que una persona que cumpla con estos deberes
será dichoso en esta vida y después de la muerte, en cambio la dicha del hombre inmoral es fastuosa.
La utilidad bien entendida no solo está hermanada con la moralidad, si no que puede estar intentado de la acción
moral si que pierda su carácter, la combinación de utilidad con la moralidad nos la indica nuestro deseo innato de ser
felices.
Capítulo 8: No se explica bastante en la moralidad con decir que lo moral es conforme a la razón
La palabra razón suele tomarse en varias acepciones (contextos), en sentido que el bruto carece de razón y que el
demente ha perdido el uso de razón, por lo que la razón en fin, se toma frecuentemente por la equidad y justicia
moral. Decir que la moralidad es la conformidad a la razón es no decir nada o caer en un círculo vicioso porque la
moralidad consiste en la conformidad de verdades morales, las ideas morales están en nuestro espíritu.
Capítulo 9: Nada se explica con decir que la moral es un hecho absoluto de la naturaleza humana
La naturaleza humana en general es un ser abstracto, el individuo humano es un ser contingente donde el orden
moral es necesario y existió antes que nosotros lo existiéramos. Aunque no existiese hombre alguno aun así habría
orden moral, con tal que hubiera criaturas racionales. El hombre es susceptible a este orden social, pero no el origen
de este. La moralidad es un hecho creado por un ser superior.
Capítulo 10: Origen absoluto del orden moral
Llegando a concluir que el hombre no fue el creador del orden moral, es menester que busquemos en una fuente de
todo ser, todo vendad y todo bien, una entidad divina, Dios. ¿Dependen de la voluntad de Dios el origen de las
verdades morales? No, Dios no puede alterar la esencia de las cosas, pues que ésta se halla fundada en la misma
verdad y santidad infinita. Cada vez vamos despejando menos elementos que puedan ser el principio de la
moralidad, la santidad de Dios no es cumplimiento de una deber, es una necesidad intrínseca, como la de existir.
Veamos ahora como de la santidad infinita, del acto moral por esencia.

Capítulo 11: Como la moralidad absoluta dimana la relativa


La impresión de esta regla en nuestro espíritu, hecha por la mano del Creador, es la que se llama ley natural, en esta
ley figura como primera línea el amor de Dios, el orden moral en la criatura no podía fundarse en otra cosa, ya que en
el amor de Dios es la moralidad por esencia. Dios ama el orden que corresponde a las criaturas conforme a lo que
está en la sabiduría infinita. La criatura, mando a este orden, ama lo que Dios ama, lo que está de Dios y ama en
algún modo a Dios, infringiendo este orden, no amamos a Dios, obramos en contra lo que él ama, participamos de la
moralidad cuando procede arreglo a este orden y peca cuando le plazca. Así hemos encontrado lo absoluto en
moral. Con esta piedra de toque podemos recorrer toda la moral y reconocer la bondad o la malicia de las acciones.
Capítulo 12: Explicación de las nociones fundamentales del orden moral
Ahora podemos definir el orden moral y todas las ideas fundamentales, la moralidad absoluta y esencial es la
santidad infinita, o sea el acto con que Dios ama su perfección infinita. El amor explícito es el amor de orden que Dios
nos ama.
El orden moral es el orden entre nosotros, bien moral, relativo y finito, es lo que pertenece al orden amado por Dios.
Ley natural es la comunicación del orden moral hecha por Dios al hombre desde su creación, lícito es lo que no
contraría el orden moral, responsabilidad moral es la sujeción a la imputabilidad y a sus consecuencias, culpa es la
misma responsabilidad por una mala acción; virtud es el hábito de obrar bien, vicio es el hábito de obra mal; laudable
es el ser la acción digna de que la reconozcan y aprecien los demás, vituperable es lo digno de que los demás lo
reconozcan. Si hay verdad en el juicio de la moralidad de un acto, la conciencia se llama recta: si hay error, errónea;
si hay certeza, cierta. La conciencia dudosa es la que está fluctuante entre el sí y el no.
Capítulo 13: Como se entiende el orden moral a lo que no le pertenece por intrínseca necesidad
Lo que pertenece al orden moral necesario, está mandado porque es bueno, o prohibido porque es malo. El amor de
Dios está mandado porque es bueno, los mandamientos relativos al orden necesarios se llaman naturales; los
demás, positivos. La obligación positiva es la misma obligación natural aplicada en un caso. La ley natural prescribe
que se guarde en la sociedad el orden debido, el cual no puede subsistir, rotos los vínculos de la obediencia a la
autoridad legítima humana.
Capítulo 14: Deber para con Dios
Una persona racional no puede prescindir de sus relaciones con el Creador. El objeto de la voluntad es el bien, y por
tanto el objeto esencial de la voluntad es el bien por esencia, el bien infinito. El amor de Dios engendra la veneración,
la gratitud, el reconocimiento de que todo lo hemos recibido de su mano bondadosa y por tanto la adoración interior
con que nos humillamos en su presencia rindiéndole los debidos homenajes. Los que admiten la existencia de Dios
y niegan la posibilidad de la revelación incurren en una contradicción. La obediencia que debemos a Dios en todas
las cosas, se la debemos también en lo tocante al culto, así es que estamos obligados a tributárselo de la manera
que su infinita sabiduría nos haya prescrito.
Capítulo 15: Deberes consigo mismo
Sección 1: Nociones Preliminares
El ser que obra, no sólo con espontaneidad, sino también con libertad, ha de tener una regla que le fije la conducta
que debe observar consigo mismo. El hombre, dotado de tan nobles facultades, está sujeto a la misma ley, también
debe buscar su desarrollo pero este desarrollo aunque sujeto a una ley está condenado al libre albedrío y así es que
se nota una diferencia entre el hombre y los animales y vegetales.
Sección 2: Amor de sí mismo
El deber fundamental del hombre consigo es el amor de sí mismo y la formula general de la ejecución de este deber
es el desarrollo armónico de sus facultades. El amor de sí mismo no puede ser el término del hombre, este amor por
sí solo no te proporcionaría la felicidad que desea, el ser feliz por la contemplación y amor de sí propio corresponde
sólo a Dios, que contempla y ama en sí toda la verdad y todo bien.
Sección 3: Deberes relativos al entendimiento
Es la primera de las facultades y esta como en la cima humana naturaleza, el que conoce la verdad y sirve de guía a
las otras.
No pueden ser indiferentes para el entendimiento la verdad y el error, por su perfección consiste en el conocimiento
de la verdad, luego tenemos un deber de buscarla y cuando no empleamos el entendimiento en ese sentido,
abusamos de la mejor de nuestras facultades. Y la moral en este punto se halla también acorde con las inclinaciones
naturales. Todos deseamos conocer la verdad.
Sección 4: Deberes relativos al orden sensible
Si el hombre fuera un espíritu puro, sus deberes estarían cumplidos con procurar conocer a Dios y a sí mismo. No
teniendo más facultades que el entendimiento y la voluntad, su ser estaría en el orden moral dirigiendo el
entendimiento de la verdad. La sensibilidad se nos ha dado para satisfacer las necesidades animales y para excitar y
fomentar el desarrollo de las facultades superiores. La naturaleza misma nos está enseñando que debemos
conservar la vida y la salud, a más del deseo que a ello nos impele, los dolores sensibles nos avivan cuando la vida
corre peligro o la salud se perturba.
He aquí las reglas morales, reducidas a un principio bien sencillo. La medida de uso de los sentidos, en sus
relaciones con las necesidades del cuerpo, es la conservación de la vida y de la salud: la higiene, extendiéndose no
solo a los alimentos, sino a cuanto tiene relación con la salud y la vida. Esta es una excelente piedra de toque para
reconocer la moralidad de las acciones relativas a las necesidades o deseos sensibles
Sección 5: El suicidio
Al tratar las obligaciones del hombre para consigo, ocurre la cuestión del suicidio. Es de notar que la inmoralidad de
este acto no puede fundarse únicamente en las relaciones del individuo con la familia o la sociedad, de otro modo se
seguiría que el que estuviese falto a ellas podría atentar contra su vida. El deseo de conservación de la vida, y el
horror a la muerte, es un indicio de que no están en nuestra mano. Los brutos animales, como obedecen
ciegamente al instinto de la naturaleza, no se suicidan nunca, solo el hombre, en fuerza de su libertad, puede
perturbar de una manera tan monstruosa el orden natural.
Sección 6: Mutilación y otros daños
Así como el deber de conservar la vida implica la prohibición del suicidio, el de conservar la salud incluye la
prohibición del suicidio, el de conservar la salud incluye la prohibición de mutilarse, de disminuir en cualquier sentido
la integridad del cuerpo, o de causarse enfermedades.
Sección 7: Resumen
Resumiendo los deberes del hombre, diremos que debe amar a Dios, y amarse a sí mismo; que debe la verdad a su
entendimiento y el bien a su voluntad; que debe a todas sus facultades la correspondiente armonía, para que no
sirvan como esclavas las que deben mandar como señoras, que el uso de las sensibles, en cuanto se refieren a
informarle de los objetos, deben ser cual conviene para que no le induzcan a error.
Capítulo 16: El hombre está destinado a vivir en sociedad
Hemos explicado los deberes del hombre considerando como si estuviese solo en el mundo, sin un ser semejante
con el cual pudiera tener relaciones; pero esto es una hipótesis que únicamente tuvo lugar en los breves momentos
que transcurrieron desde la creación de Adán hasta la de Eva, su mujer. Los que han vivido sin comunicación con
sus semejantes ha sufrido este infortunio por algún accidente. El aislamiento que sobreviene desplegada ya la razón,
es un accidente rarísimo en los fastos de la historia. Las leyes que rigen en la generación, crecimiento y perfección
del hombre físico, son un argumento irrecusable de que no puede estar solo; las que presiden el desarrollo de sus
facultades intelectuales y morales, confirman la misma verdad. La necesidad de la comunicación con sus
semejantes la manifiestan con no menor claridad las condiciones de su desarrollo intelectual y moral.

Capítulo 17: Deberes y derechos de la sociedad doméstica, es decir, de la familia


La reunión de los hombres forma las sociedades, las que son de diferentes especies, según los vínculos que las
constituyen. La primera, la más natural, la indispensable para la conservación del género humano, es de la familia.
Su objeto nos ha de enseñar las relaciones morales que de ella dimanan. Ninguna sociedad por pequeña que sea,
puede conservarse ordenada, sin una autoridad que la rija; donde hay reunión, es preciso que haya una ley de
unidad. Antes de la sociedad con los hijos, la de marido y mujer y entre estos ha de haber autoridad, para que haya
orden. La autoridad de la familia se halla, pues en el varón, la de la madre viene en su auxilio y la reemplaza cuando
falta.
En la infancia de las sociedades cuando las familias no estaban unidas con vínculos bastantes para constituir
verdaderos estados políticos, la potestad patria debía ser naturalmente muy fuerte, siendo el único elemento de
orden privado y público, debía tener todo lo necesario para llenar su objeto. Los innumerables beneficios que los hijos
deben a sus padres, producen la obligación de la gratitud y así el hijo debe cuidar de la vejez de su padre. La
naturaleza no comunica al amor filial la viveza, profundidad, ternura y constancia que distinguen al paterno y al
materno, en lo cual se manifiesta la sabiduría del Creador, que ha dado impulso más irresistible, a proporción de que
se dirigía a un objeto más necesario. La obligación moral de los hijos para con los padres es grave, el amor, la
obediencia, el respeto, la veneración, el auxilio en las necesidades, la tolerancia de sus molestias, el compasivo
disimulo de sus faltas.
Capítulo 18: Origen del poder público
La variedad de formas del poder público es un hecho análogo a la variedad de alimentos, de trajes, de edificios. Esta
variedad nada prueba contra la necesidad del hecho fundamental; solo manifiesta la diversidad de sus aplicaciones;
no indica que haya dependido de la libre voluntad, sino que la necesidad, la convivencia, u otras causas, le han
modificado. En resumen el objeto del poder público es una necesidad del género humano, su valor moral se funda
en la ley natural, que autoriza y manda la existencia del mismo; el modo de su formación ha dependido de las
circunstancias, sufriendo la variedad e inestabilidad de las cosas humanas.
Capítulo 19: Derechos y deberes recíprocos, independientes del orden social
El derecho de defensa existe independientemente de la organización socia. Por lo mismo que el hombre puede y
debe conservar su vida, tiene un indisputable derecho a defenderla contra quien se la quiere quitar. Por idéntica
razón se extiende el derecho a defensa a la integridad de los miembros y al ejercicio de nuestras facultades. Estos
derechos y deberes se fundan en el hombre como hombre, y no como individuo de una sociedad organizada, nacen
de una ley de sociedad universal, que ha establecido Dios entre todos los individuos de la especie humana, por el
mismo hecho de criarlos.
Conviene tener bien entendida y presente esta doctrina sobre los derechos y deberes individuales, para comprender
a fondo los que nacen de la organización social, o la reunión permanente de los hombres en sociedad.
Capítulo 20: Ventajas de la asociación
La asociación es una condición indispensable para el progreso, sin ella el género humano se hallaría reducido a la
situación de los brutos. En la asociación las fuerzas no se suman, sino que se multiplican, y a veces la multiplicación
no puede expresarse por la ley de los factores ordinarios. La acumulación de los medios para proveer a las
necesidades de todas las especies, es otro de los resultados importantes de la asociación. Ella liga a los hombres
distantes en lugar y tiempo, y hace que las generaciones presentes se aprovechen del trabajo de las pasadas. El
que condena la sociedad, el que la mira como un mal o como un hecho inútil, se puede comparar al hijo insolente
que desdeña la protección de su padre, y le exige una liquidación de cuentas, las cuentas se liquidan, y el resultado
es que el insolente pierde hasta la ropa que lleva, y se queda desnudo.
Capítulo 21: Objeto y perfección de la sociedad civil
Hay que tener presente que la sociedad no es para bien de unos ni de pocos, sino de todos, y por consiguiente el
poder público que la gobierna no debe ni puede encaminarse al solo bien de un individuo, de una familia, ni de una
clase sino de todos los asociados. Este es un principio fundamental de derecho público. El interés público, acorde
con la sana moral, debe ser la piedra de toque de las leyes, por lo cual debemos también fijar con exactitud cuál es el
verdadero sentido de las palabras interés público, bien público, felicidad pública, palabras que se emplean a cada
paso, y por desgracia con harta vaguedad. Y, sin embargo es imposible conocer bien los principios y las reglas de la
legislación, si el sentido de dichas expresiones no está bien determinado.
Ahora podemos señalar que el último término de los adelantos sociales, de la civilización, y de cuanto se expresa por
otras palabras semejantes, diciendo que es la mayor inteligencia posible, para el mayor número posible, la mayor
moralidad posible, para el mayor número posible, el mayor bienestar posible. Dadle inteligencia y moralidad, pero
suponedle en la miseria es digno de compasión, dadle inteligencia y bienestar, pero suponedle inmoral merece
desprecio dadle por fin, moralidad y bienestar, pero suponedle ignorante será semejante a un hombre bueno, rico y
tonto lo que ciertamente no es modelo de la perfección humana.
Capítulo 22: Algunas condiciones fundamentales en toda organización social
Para una buena organización social debe de existir el poder público, valores y normas .Sin embargo ni aun en las
funciones protectoras son siempre tan claros los deberes del poder público, como en los ejemplos aducidos porque
la protección no solo se encamina a impedir la violencia, sino también todo aquello que de un modo u otro ataca al
derecho, lo cual produce dificultades y complicaciones.
Capítulo 23: Derecho de propiedad
Sección 1: Estado, importancia y dificultades de la cuestión
Es la pertenencia de un objeto a un sujeto, asegurada por la ley, si esta ley natural, la propiedad es natural. El
hombre es propietario de sus facultades intelectuales, morales y físicas, la ley natural le garantiza esta pertenencia. El
derecho de propiedad no puede fundarse en el solo trabajo individual empleado para la adquisición de un objeto. En
el derecho de propiedad se combinan los eternos principios de la moral, con las necesidades individuales,
domésticas, públicas y con miras económicas, también con el fin de evitar que la sociedad esté entregada a una
turbación continua.
Sección 2: El principio fundamental del derecho de propiedad es el trabajo
Este derecho se funda en la misma naturaleza de las cosas
Sección 3: Como el principio del trabajo se aplica a las transmisiones gratuitas
Cuando la persona trabaja no solamente busca su utilidad, sino que también la de las personas que ama, y que
dependen de él, a cuyo bienestar puede contribuir a su familia, a sus seres amados siendo esto heredadas por sus
hijos.
Sección 4: Como el principio del trabajo se aplica a las transmisiones no gratuitas
La transmisión de la propiedad no siempre es gratuita, a veces no hay más que un cambio. Para entenderlo mejor, el
comprador transmite al vendedor la propiedad del dinero, pero es con el fin de adquirir una propiedad del objeto
comprado. Toda propiedad se basa en el trabajo, las personas ven el dinero un signo de su trabajo.
Sección 5: La usura
La usura no se refiere precisamente al interés del dinero su principio fundamental no puede exigir un fruto de aquello
que no lo conoce.
Capítulo 24: La sociedad en sus relaciones con la moral y la religión
La naturaleza del hombre y la sana razón están enseñando que la moral es un verdadero y muy grande interés
público por los bienes que produce y desastres que evita. La religión produce bienes inmensos en la sociedad, hasta
en el orden puramente civil contribuyendo a fortalecer la autoridad pública, la moral no puede aplicarse en la religión
pero en si los dos en la sociedad, cuando la religión y la moralidad están abajo despiden un vapor mortífero que mata
al poder público y cuando están arriba son una lluvia de fuego que todo lo convierte en polvo y en ceniza.
Capítulo 25: La ley civil
Al tratar del origen y la esencia de la moralidad podremos formar ideas claras sobre la ley civil, la ley es una
ordenación de la razón dirigida al bien común por el que tiene cuidado de la sociedad. La ley no es una regla
meramente humana, es un dictamen de la razón y de la justicia, reflejo de la verdad. La ley debe emanar del poder
público.
Las leyes no deben hacerse para la utilidad de los gobernantes, sino de los gobernados, los gobiernos son para el
pueblo, la ley civil regula las relaciones entre las personas con el fin del bien común.
Capítulo 26: Los atributos
Son los impuestos que el pueblo da al Estado para cubrir los gastos públicos por lo que ellos mismos deciden si una
persona de buena tenencia económica page igual o más que una persona con un sueldo ajustado. El Estado no es
dueño de todo los tributos da el pueblo, el Estado se encarga de administrar esos fondos para el bien común de toda
la sociedad. Teniendo como verdaderos principios lo moral, la justicia.
Capítulo 27: Penas y premios
Dios ha prescrito a la humanidad el orden para observar la conducta, en la sociedad misma se han impuesto leyes
para mantener el orden social, toda persona es libre de hacer lo que quiere pero sin hacer daño a los demás. Si una
persona no cumple con estas normas o leyes, deberá ser sancionado de acuerdo a lo que imponga el juez, que es el
representante de ley y la justicia, la sanción será para corregir el carácter del hombre. Y el premio al final de todo
sería el esfuerzo realizado por mejorar sus faltas volviendo a hacer una persona ética y moral, y poder volver a la
sociedad luego de cumplir todas sus faltas impuestas por la ley.
Capítulo 28: Premios y penas de la otra vida
Todo esto se liga a lo espiritual y doctrinas religiosas, teniendo en cuenta si el alma muere con el cuerpo no
podríamos llenar nuestros deseos, las privaciones que tuvimos en vida no tendrán ninguna recompensa y todo
nuestro esfuerzo sería en vano.
En cambio si la doctrina religiosa fuera verdad gozaríamos de inmortalidad en la otra vida, viviendo en paz y armonía
siendo un premio por todo nuestro cumplimiento con el Creador en vida. El ser humano vive en un sociedad basada
por reglas ya sea divina o social, y si fuese lo contrario tendríamos mucha mayor libertad pero por ende esto se
dejaría de llamar criatura racional. Todos los seres tienen un objetivo se debe tener al menos una regla para formar la
moralidad. El orden moral se explica también como inmortalidad, el bien, tiene su premio y el mal, su castigo; así es y
debe ser, así nos dice el corazón, así lo enseña la razón, lo manifiesta la sana filosofía, así lo proclama la religión, así
lo ha creído siempre el género humano, así lo hallamos en las tradiciones primitivas, todo está relacionado, en la
cunda del mundo.

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