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Escondidos En Cristo

Col 3:1 Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del cielo, donde Cristo está
sentado en el lugar de honor, a la derecha de Dios.
Col 3:2 Piensen en las cosas del cielo, no en las de la tierra.
Col 3:3 Pues ustedes han muerto a esta vida, y su verdadera vida está escondida con Cristo en Dios.
Col 3:4 Y, cuando Cristo —quien es la vida de ustedes* —sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.
Col 3:5 Así que hagan morir las cosas pecaminosas y terrenales que acechan dentro de ustedes. No tengan nada que ver con la
inmoralidad sexual, la impureza, las bajas pasiones y los malos deseos. No sean avaros, pues la persona avara es idólatra porque
adora las cosas de este mundo.
Col 3:6 A causa de esos pecados, viene la furia de Dios.*

Al llegar al tercer capítulo de la carta hacia la iglesia de Colosas, el apóstol Pablo se centra
específicamente en la vida cristiana, en cómo hemos cambiado de un antiguo estilo de vida a uno
nuevo, en cómo ahora debemos cambiar nuestra manera de ver, pensar, hablar y vivir. Si te
consideras a ti mismo cristiano o seguidor de Cristo y con tu vida no lo reflejas estás viviendo
autoengañado, el cristianismo se nota, seguir a Jesús y vivir de acuerdo a su Palabra te cambia por
completo, o dicho de otro modo si ser cristiano no te ha cambiado en nada ¡no has entendido aún
el cristianismo!

Necesitamos volver a lo básico, a pasar tiempo cada día buscando a Dios y leyendo su Palabra,
permitiéndole que verdaderamente Él sea señor de todo lo que hacemos. El apóstol Pablo
menciona algunas señales claras que tiene todo seguidor de Cristo, dales una leída y pídele al
Espíritu Santo que te muestre aquellas que todavía no hayas desarrollado y haz un plan para
comenzar desde el día de hoy.

Pon tu mirada en el Cielo

“Ya que han sido resucitados a una vida nueva con Cristo, pongan la mira en las verdades del
cielo”. Cuando no conocíamos a Dios vivíamos prácticamente reaccionando y respondiendo a lo
que veíamos y percibíamos, si nos rodeaban problemas o adversidad sentíamos peso en nuestros
hombros y preocupación, si llegaba alguna enfermedad o evento inesperado que nos amenazara
nos invadía un miedo al futuro y a lo desconocido sin embargo ahora que le hemos dado el control
de nuestro corazón a Jesucristo, ¡levantemos la mirada! Dejemos de ver las circunstancias a nuestro
alrededor, nuestras carencias y falta de recursos, ¡tenemos un Padre y un Salvador viendo por
nosotros, los nuestros y nuestro futuro!

¿En dónde tienes tu mirada?, ¿qué pensamientos llenan tu mente cada día?, ¿relaciones
interpersonales, posesiones, estatus social, salud, bienes, riquezas?, ¿qué porcentaje del día haces
o piensas en principios relacionados con Dios y su Palabra o su carácter? En nuestra vida personal
y en el mundo laboral las relaciones más exitosas son aquellas en la que los involucrados han
aprendido a ver la vida de una manera similar, han establecido una comunicación continua y una
firme confianza. Invirtamos en tiempo en establecer una relación sólida, de confianza y de
constante comunicación con el Señor para aprender a ver la vida como la ve Él.

Haz morir en ti lo que te separa de Dios

El apóstol Pablo en nuestra lectura de hoy escribe una lista de las cosas que debemos hacer morir
en nuestra vida pues no agradan al Señor: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos
deseos, avaricia, ira, enojo, malicia, mentiras, deshonestidad. Pero si vemos un poco más
allá de esta lista de pecados, los cuales solemos tener bien identificado como acciones incorrectas,
podemos ver que lo que es importante es que Dios a través de la Biblia nos está diciendo que
¡somos nosotros quienes debemos hacer morir estas acciones de nuestra vida!

A veces nos gusta orar y decirle a Dios: “Señor quita este pecado de mi vida…”, “Señor yo le
ordeno a tal pecado que salga de mi vida…” u oraciones similares, pero la su Palabra es clara, no
es con órdenes ni diciéndole a Dios que Él lo haga como venceremos los pecados, sino que nosotros
mismos debemos tomar la decisión de dejar de pecar. Una buena manera de hacer morir algo es
dejando de alimentarlo. No le des de comer más a tus pecados, ten cuidado con lo que ves (película,
cine, Internet), con lo que escuchas (amigos, música, radio), ten cuidado de las personas con quien
te rodeas y de los pensamientos que dejas que llenen tu mente. ¡Corta con todo lo que alimenta tu
pecado!

Revístete del nuevo hombre

Invirtamos en lo que llena nuestra vida de Dios. Debemos renovarnos hasta que lleguemos al
conocimiento pleno de Cristo, ¿cómo hacemos esto? La renovación es tomar algo viejo y
cambiarlo por algo nuevo, es una sustitución. Necesitas aprender verdades de la Palabra que
sustituyan tus antiguas maneras de pensar o actuar, si antes te llenabas de amargura ahora perdonas,
si antes pensabas mal de ti ahora piensas lo que Dios dice de ti, etc. El apóstol Pablo dice en los
versículos 12 y 13: “Vístete como escogido de Dios, santo y amado de entrañable misericordia,
vístete de benignidad (bondad), humildad, mansedumbre (dar lugar a la justicia de Dios),
paciencia, soportando y perdonando a los demás de la manera que Cristo los perdonó“.

Que la Palabra de Dios abunde en ti

“La palabra de Cristo more en abundancia en ustedes, enseñándose y exhortándose unos a otros
en toda sabiduría “. Finalmente, Dios nos deja saber que anhela que sus principios, enseñanzas y
mandamientos abunden en nosotros, desea que más y más aprendamos de Él, desea que unos a
otros nos enseñemos y corrijamos usando su Palabra, desea que nos vistamos de su amor para que
su paz gobierne nuestro corazón, para que cantos de gracia y gratitud salgan de nuestro ser. Dios
está tocando la puerta de tu corazón, no dejes para mañana el comenzar a tener una relación
personal con Él. Búscalo mientras puede ser hallado, llámalo mientras está cercano.

Conclusiones

Hacia el final del capítulo la carta a los Colosenses nos dice que hacer todo esto que hemos
estudiado hoy debe ser más que un deber, debe ser un deseo en nuestro corazón de conocer y
agradar a Dios. Dios mismo nos deja saber que quiere que levantemos nuestra mirada y vivamos
como si todo lo que hacemos es para Él, el Señor nos recuerda que Él está dispuesto a
recompensarnos cuando dejamos que la motivación de nuestro corazón a cada instante sea servirle
y agradarle. Este es un buen día para comenzar a vivir de manera que todo en nuestra vida se trate
de Él y que deje ya de tratarse de nosotros y nuestros deseos, si Él es el Señor de nuestra vida, si
verdaderamente hemos resucitado con Él, busquemos las cosas de arriba, pongamos nuestra
mirada en Cristo.

Haz una lista de aquellas cosas que te roban la paz, aquellas cosas que desequilibran tu vida y
reconoce delante de Dios que en esas áreas de tu vida has dejado de poner la vista en Él para
ponerla en las personas o circunstancias que te rodean, levanta tu mirada a Dios y entrégale el
control de cada situación. Encuentra los pecados o hábitos que más poder tienen en tu vida, elabora
un plan de cómo los harás morir de hambre, ponlo en manos de Dios y pídele su gracia para obtener
la victoria. Llena tu mente con su Palabra para que puedas conocerle más.

ZaLu2 y Bendiciones

Leer el Capitulo 3 Completo.

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