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ia vida espiritual del monje, pero

propiciándole siempre
Es decisiva la influencia ejercida por los
monjes

õfü*titución de la liturgia de las horas.


El monacato no inventó
nuevo de oración, sino que afianzó y
organizó elementos tradicionales

humano de trabajo y de descanso; experimentó esta forma de


oraciónritrn canonizó su experiencia. Esta oración de las horas,
cuyo reincidencia correspondían al ritmo de vida monástica, luego
fue y impuesta tal cual, sin operar los cambios que hubieran sido

La celebración de esta liturgia comporta una teología del


tiempo: mico, humano y también salvífico. Por 10 general la
Biblia y, en especial los Salmos, a pesar de su carácter pre-
cristiano, constituyen el ingrediente esencial de este diálogo de la
comunidad cristiana con Dios.144

MÚSICA Y CANTO EN EL CULTO CRISTIANO

1. El año 112, Plinio el Joven, gobernador del Ponto y de


Bitinia, en su carta al emperador Trajano, describe el tipo de
vida que llevaban los cristianos y dice: "tienen por costumbre,
en días señalados, reunirse antes de rayar el sol y cantar,
alternando entre sí a coro, un himno a Cristo como a
Dios" 145. Se refiere, sin duda, a la reunión dominical; y es significativo que

143 A. DE VOGÜE, La Regle de saint Benoit et la tradition de la priêre


commune, en M. KLÓCKENER-B. KRANEMANN (dir.), Liturgiereformen.
Historische Studien zu eine'lil bleibendell Grundzug des christliclles Gottesdienst,
tomo 1 (Aschendorf, LQF88) 2002, 209-222.
144 R. TAFT, La liturgie des Heures en Orient et en Occident. Origine et sotsd? i
tffice divin (Mysteria 2) Brepols 1991, 42 ss; A. BAUMSTARK, Comparative liturg, { A.R
Mowbrais; ed. por B. Botte y editada en inglés por F.L.Cross), London 1958, 111 ss; A.C.
MARTIMORT, La oración comunitaria de las horas después de lapa:dl la Iglesia (siglos IV-
VI), en La Iglesia en oración. Introducción a la liturgia (Herder) Bar ce)ona 1987,1065-
1069; PH. ROUILLARD, Liturgia de las horas, en A. Dl BERARDINO! Diccionalio
patrístico y de la Antigiiedad cristiana, tomo II ( Sígueme, Verdad e imago 98) Salamanca
1992, 1291-1293; R.M. LEIKAM- R. TAFT, Liturgie delle ore, en A.
PEKGCO (dir.) Sci€ntia iiturgica, volumen V (Piemme) Casale Monferrato
2000,29» I
FERNÁNDEZ, Historia de la liturgia de las horas (Biblioteca litúrgica 16)
Barcelona

145i'Quod essent soliti statu die ante lucem convenire


carmenque
3, En del (a. 313-590)

la pluma de un observador pagano haya elegido el canto a Cristo, corno


nota característica del existir cristiano.
pocos años antes, bajo el mismo emperador Trajano, Ignacio de
Antioquía, de camino hacia Roma, donde habría de sufrir el martirio,
escribe sus famosas siete Cartas. El lenguaje de Ignacio delata a cada paso
un hombre apasionado por la música y el canto. Valga como muestra este
pasaje de su carta a los Efesios:
"Vuestro presbiterio, digno de fama y digno de Dios, está en
armonía con el obispo, como las cuerdas con la cítara. Por ello,
Jesucristo entona un canto por medio de vuestra concordia y de
vuestra armoniosa caridad. Cada uno de vosotros sea un coro para
que, afinados en la concordia, a una con la melodía de Dios, cantéis
al unísono al Padre
146
por medio de Jesucristo
Imitando el modelo de los salmos del Antiguo Testamento, los
cristianos de los primeros tiempos crearon cantos de inspiración propia.
Algunas reminiscencias de estos cantos primitivos parecen encontrarse,
como citas anónimas, en las epístolas de san Pablo, como aquel himno
bautismal de Efesios 5,14: "Despierta tú que duermes / y levántate de
entre los muertos,/ y te iluminará Cristo", cuya continuación se halla en
Clemente de Alejandría (siglo II): "Cristo, el sol de la resurrección,
generado antes de la estrella matutina, que con sus rayos nos vivifica".
147

De la gran riqueza de estos cantos cristianos primitivos (llamado


también "salmos idióticos"o de creación propia) sólo se han conservado
las Odas de Salomón. Se trata de un conjunto de 42 himnos de un grupo
cristiano-gnóstico, que al parecer gozaron de gran aceptación en otros
grupos ortodoxos; están compuestos a mediados del siglo II, y reflejan
un estilo de piedad contemplativa, que aglutina la espiritualidad judía
con la más pura vivencia del Nuevo Testamento.
La forma de canto es responsorial. El poeta y cantor es un solista al
que la comunidad responde con el alleluya o con una breve doxología
como "Gloria y honor a su nombre", "Gloria a ti, oh Dios, alegría del jardín
eterno",
quasi deo dicere secum invicem": Actas de los mártires, ed. D. Ruiz Bueno (Bac 75;
ed.) Madrid 1974, 246.
146 IGNACIO DE ANTIOQUíA,A los Efesios IV,1-2; trad. J.J. Ayán Calvo (Ciudad
Nueva, Fuentes patrísticas 1) Madrid 1991, 106-107.
147 CLEMENTE DE ALEJANDRÍA, Protréptico IX, 84, 2, ed.CL Mondesert
(Cerf, sources chrétiennes 2) París 1976, 151. ver P. GRELOT, La liturgie dans le

Nouveau (Desciée) París 199133; GELINEAU, Los cantos en la liturgia del


bautismo:
"Un cántico nuevo al Señor de aquellos que le aman" . El estri al himno
41, "Dancemos con la danza del Señor", parece SUgerirbillo asignad
cantos cultuales iban acompañados de movimientos rítmicos deque
ciertos Muy poco sabemos acerca de las melodías utilizadas por estas
meras comunidades cristianas. Hace algunas décadas, unos pris ingleses
descubrieron en las ruinas de la antigua Oxyrhincos, en Egiptogos papiro
del siglo 111. Se trata de un canto cristiano, un himno de
Trinidad, con su melodía, con texto y notación vocal; el papiro está
mutilado conteniendo solamente las últimas líneas del himno. El papiro
de cos es el único ejemplo de la música cristiana de los primeros siglos.
pocas veces ha sido citado como testimonio de la influencia griega la
música cristiana primitiva; algunos musicólogos modernos, sin embargo
muestran más escépticos, porque el hecho de que la notación empleada
sea la griega, no dice forzosamente que la música tenga ese origen. 149

2. El culto cristiano de los primeros siglos y, en concreto, su


Sión músico-vocal, recibe la influencia de un doble legado: la
tradición judía y la cultura griega. Si poco sabemos de las melodías
y ritmos quelas comunidades de los primeros siglos utilizaron en sus
celebraciones litúrgi_ cas, poseemos en cambio centenares de textos
patrísticos que nos pueden informar acerca de este aspecto del
culto.150

148 L. TONDELLI, Le Odi di Salomone. Canto cristiani degli inizi del II


secolo, Roma 1914, 260; A. DIEZ MACHO (dir.), Apócrifos del Antiguo
Testamento III (Cristiafr dad) Madrid 1982, 59-100; PH. VIELHAUER, Historia
de la literatura cristiana primitiva (Sígueme, Biblioteca de estudios bíblicos 72)
Salamanca 1991, 783-789.
149 Así D.J. GROUT, Historia de la música occidental, 1 (Alianza Música 15)
Madrid 1984, 27-28; G. REEsE, La música en la Edad Media. Con una
introducciónsobre la música en la Edad Antigua (Alianza Música 43) Madrid 1989, 75.
Este papiro de Oxvrhincos se halla transcrito en: J. GELINEAU, Chant et musique dans
le culte chrétiot, (Fleurus, Kinnor 1) París 1962, 66-67.

christlichen Fruhzeit, Munster 1930; TH. GÉROLD, Les pêres de l'église et la


Strasbourg-París 1931; E. WERNER, The sacred bridge. The
interdependence ofliturg and music in synagogue and Church during
thefirst millenium, London-NewYorklH; X. BASURkO, El canto cristiano en la
tradición primitiva (Eset, Victoriensia 59), Vit 1991; La música en la tradición
cristiana, en A. GALINDO (ed.), La música la Igles de ayer a hoy (Bibliotheca
Salmanticensis, Estudios 151) Salamanca 1992, FRANZ, Tradtion und
Innovation in der Liturgie der Alten Kirche, dargestellt des liturgischen Gesangs,
en M. KLÓCKENER-B. KRANEMANN (dir.), Liturgier
Historische Studien zu einem bleibenden Grundzug des christliches Gottesdienst,—
(Aschendorf, 88) Münster 2002, 97-120.-
l.,n tica utncntación, i',tan
parte, asambleas vivas que cantan, y cantar; y
otra, unos paNtotvs preocupan de educar a los en cl del canto cristiano.
Reqpondiendo a laq consultas de Jenaro, san expresa su firrnc
convicción acerca dc la función del canto comun cn celebración

"Siempre es buen tiempo para cantar cosas Qantas, cuando tos


manos se reúnen en la iglesia; a no ser cuando se lee, cuando se
prrdtcacuando el obispo reza en alta voz o cuando la voz del diácono
dinge la oración común, En las demás ocasiones no veo que los
cr;sttanos puedan hacer cosa mejor, más útil v más santa"

"Cantad al Señor, que la música es buena" dice el arranque del Salmo


146, Acogiendo esta invitación bíblica, los pastores de los «tglos IV-V
encomian el canto litúrgico en su predicación habitual, tomando pte de
cualquier pasaje blT)lico que haga mención de él; por ejemplo, cuando
comentan la invitación paulina de alabar al Señor "con salmos, himnos y
cánticos espirituales "152 de Efesios 5,19 v Colosenses 3,15. El libro de
los Salmos, como ya dijimos, es el libro más comentado por los Padres de
esta época l ;g; ahora bien, la introducción a estos comentarios a los
Salmos, es el lugar clásico donde los Padres se detienen a ponderar el
valor espiritual de los salmos, insistiendo precisamente en el hecho de que
sean cantados.
Considerando la documentación en su conjunto, bien puede hablarse
de una espiritualidad, o mejor, de una mistagogia del canto cristiano en el
conjunto de la tradición patrística y, de forma eminente, en estos dos
autores: Juan Crisóstomo en Oriente y Agustín en Occidente. Esta
reflexión patrística, que se alimenta sin duda de una previa y común
tradición, se vertebra según esta triple convicción:

a) Como punto de arranque, está el valor antropológico de la


gestualidad del canto, como dato de experiencia, esto es, como humano

151 AGUSTÍN, Carta 55, 34-35; trad. Cilleruelo (Bac 69) Madrid i95S,
359-361
152 "Es difícil decir a qué clase de cántico se refierv cada uno de los tres
conceptos (salmos, himnos y cánticos espirituales), Tal vez nos eon una manera
de hablar puramente la cgtta a *los (Sígueme, Biblioteca de estudios bíblicos
71 ) Salamanca 1991?
153 Les psaumes à LMt) 135 (1978/3)
180

tanto individual, como familiar y comunitario; un rasgo del existir tanto


cotidiano como festivo. El canto es considerado como una acción humana
rica en virtualidades: ante todo, es un ejercicio altamente gratificante para
el ser humano, un aspecto repetidamente subrayado por los Padres.
Además, es una fuerza capaz de conmover las zonas más intimas de
nuestro psiquismo; se le reconoce la capacidad de expresar y dar cuerpo a
toda la variada gama de nuestros sentimientos y deseos. El canto es, sobre
todo, expresión privile_ giada de la alegría y del amor. El canto sirve por
excelencia, para significar e incluso para crear la comunión entre los seres
humanos.

b) Partiendo de esta base antropológica, el canto es valorado


como obvio componente interno de la celebración litúrgica. El canto es
la con. junción original de música y texto, de ritmo y de sentido, de
emoción y de razón, de melodía y de palabra; es la simbiosis de dos
lenguajes, que deben estar en armonía, pero que pueden entrar en mutua
concurren_ cia. Comentando, sobre todo, el célebre texto de ICO 14, 15
("cantaré con el espíritu y cantaré también con la mente"), los pastores
en sus homilías al pueblo insisten, una y otra vez, en la primacía del
logos por una parte y en la función ministerial del melos por otra,
como servicio a la palabra, que es nada menos que la palabra de Dios
en el canto de los Salmos. De esta jerarquización de valores, los Padres
harán derivar en perfecta lógica, las actitudes básicas, que han de ser
exigidas tanto al cantor solista como a la asamblea en su conjunto en la
realización del canto.

c) Entre las variadas funciones que el melos puede cumplir en el


interior del canto, como expresar los sentimientos, prestar cohesión al
grupo reunido, y potenciar la fiesta, los Santos Padres se han recreado,
de modo particular, en la función recordatoria o evocadora del melos.
La música posee, en efecto, una poderosa virtualidad de imprimir en
las profundidades de nuestro psiquismo las ideas, las emociones y los
sentimientos, experimentados con todas sus connotaciones espacio-
temporales. De este modo, por mediación de los ritmos y de las
melodías, el canto enraíza en nuestra memoria la palabra bíblica,
convirtiéndose así en un instrument0 privilegiado para estructurar y
enriquecer la fe del pueblo. Así lo reconoce san Basilio en el transcurso
de una homilía:
"iOh sabio invento del Maestro, que
ideó un arte para a la vez cantar y aprender
cosas útiles; pues de esta forma los
preceptos quedan impre{
181
3. En la Iglesia del Imperio (a. 313—590)

sos con más fuerza en el alma! En verdad, difícilmente permanece lo


que se ha aprendido de mala gana; lo que, por el contrario, se ha recibido
con gusto y suavidad, dura con más firmeza en nuestro espíritu". 154

3. Dietrich Bonhõffer, el teólogo martirizado por los nazis, hablaba en


sus cartas de prisión de la "polifonía de la vida" que ha de caracterizar la
existencia cristiana, y del amor a Dios como cantusfirmus, "hacia el cual
las demás voces de la vida se elevan como contrapuntos" 155 . También la
tradición primitiva ha considerado el canto no sólo como praxis, sino
también como imagen y símbolo. En esta dirección los Padres, muy en
especial san Agustín, han hablado del canto interior del corazón, que, al
igual que el cantusfirmus de Bonhóffer, se resuelve en el amor efectivo a
Dios. El canto litúrgico realizado en la asamblea, carece de valor y
consistencia si no está animado de modo permanente por este canto interior
del corazón.
A través de este filón temático, los Padres descubren una auténtica
teología del culto cristiano, y la conexión imprescindible entre liturgia y
existencia.&l culto agradable a Dios, ya desde el Antiguo Testamento,
surge del corazón humano, y exige no una pequeña parcela de la vida,
sino la existencia íntegra del creyente Los testimonios patrísticos
abundan en este sentido. Bastará este retazo homilético del obispo de Hipona:

"Os exhorto, hermanos, a alabar a Dios... Pero alabad con todo lo


que sois; es decir, que no sólo alabe a Dios vuestra lengua y vuestra
voz, sino también vuestra conciencia, vuestra vida, vuestras obras...
Por tanto, hermanos, no os preocupéis simplemente de la voz cuando

156 AGUSTíÑ, Enar in ps.148,2: Migne, PL 37,1938. El


Concilio Carthaginense

[ansí,
alabáis a Dios, alabadle totalmente; que cante la voz, que cante la vida,
que canten las obras 156

El jubilus es una determinada forma de canto en el que sólo juega


el sonido melódico de la voz, liberada de las palabras. Como
antecedentes, suelen señalar, por una parte, las invocaciones vocalizadas
sobre los

154 BASILIO, Homilía ill ps.1,2: Migne, PG 29,214. La misma idea en Ambroio:
Explan.ps.1,9 ed. M. Petschenig: CSEL 64, 8.
155 D. BONHÓFFER, Resistencia y sumisión. Cartas y apuntes desde un
cautiverio. ditadas por E,Betge (Síguemez El peso de los días 18) Salamanca 1983, 212-
213 y
182

nombres divinos de los sacerdotes egipcios, que suscitaban gran asombro


entre los helenos; y, por otra, la tradición judía que conservó la
COStUmbre de vocalizar artísticamente las palabras o las sílabas más
importantes de los cantos. Estas vocalizaciones están al parecer
plenamente acreditadas tanto en los cantos profanos como en los cantos
litúrgicos en tiempo de
san Agustín, quien de modo reiterativo e incomparable, ha expuesto a
sus fieles el sentido del cantar al Dios inefable, in jubilatione:
"¿Qué significa cantar con júbilo? Entender que no puede
explicarse con palabras lo que se canta en el corazón. Así los que
cantan en la siega, en la vendimia o en algún otro trabajo activo, cuando
comienzan a alborozarse de alegría por las palabras de los cánticos,
estando ya como llenos de tanta alegría y no pudiendo explicarla con
palabras, se comen las sílabas de las palabras y se entregan al canto del
júbilo. El júbilo es un canto que significa que el corazón da a luz lo que
no puede decir 1

4. La cultura antigua ha atribuido a la música un poder


extraordinario en la esfera psicológica del ser humano, y también en
su ámbito religioso. Hablan de una función catártica y también de un
doble efecto apotropaico y epiclético respecto a los malos y buenos
espíritus. Es conmovedor observar cómo la tradición cristiana se ha
apropiado de estos temas paganos, empezando por la cristologización
de la leyenda de Orfeo, que amansaba las fieras con su cítara. 23
Por lo demás, la época patrística, en su conjunto, se ha mostrado
firmemente contraria al uso de los instrumentos musicales en el culto.
Los pastores cristianos han debido ver en ellos un índice del
paganismo ambiental, de los cultos idolátricos y de los espectáculos

1
AGUSTíN, Enar,ll in ps.32,sermo 1,8: Migne, PL 36,283; ver asimismo Emr.
in ps-46,7: PL 36,528 Enar.in ps.102B: PL 37? 1323; Enar.in ps.97,4: PL 37,1254-5.
bién JERÓNIMO, Breviariam in psalmos.Psal.32: Migne, PL 26, 914-5,
2
X, BASURKO, El canto cristiano en la tradición primitiva (Eset, Victoriensw 59)
Vitoria 1991, 62-64.
3
AGvsríN, Enar.in ps.150, 8: Migne, PL 37, 1965, Ver todo el capítulo VI:-
profanos que los creyentes han rechazado en su renuncia bautismal.
Ante la constante aluSión a los diversos instrumentos musicales en los
Salmos, que la comuni dad canta a diario, los Padres no han
encontrado otra solución que la de interpretarlos alegóricamente.
Como dice Agustín a sus fieles: "Vosotros mismos sois la trompeta,
el salterio, la cítara, el tímpano, el coro, las cuer: das y el órgano"159
183
3. Efi la Iglesia del Imperio (a. 313-590)

5. En el siglo IV, y respondiendo sin duda al deseo de una mayor


par-
ticipación por parte del pueblo, aparece en Oriente otro género de
canto, llamado "antifonal". Este nueva modalidad se presenta como un
ulterior desarrollo del canto responsorial. La ejecución de los
versículos del salmo
o del himno sigue, según el método tradicional, a cargo de un solista;
el refrán o estribillo del pueblo, por el contrario, adquiere ahora una
forma más animada y dramática, ya que la asamblea repartida en dos
coros que se oponen mutuamente (antifonein) va repitiéndolo
alternativamente, pres tando una mayor variedad y dinamicidad al
canto.
Este nuevo tipo de canto alcanza una rápida difusión y pasa, muy
pronto, a Occidente, Es san Ambrosio el primero en introducirlo en su
comunidad de Milán, como nos atestigua san Agustín en un conocido
pasaje del libro de las Confesiones.
"No hacía mucho que la Iglesia de Milán había empezado a
celebrar este género de consolación y exhortación con gran entusiasmo de
los hermanos que los cantaban con la boca y el corazón... Entonces fue
cuando se instituyó que se cantasen himnos y salmos, según la costum bre
oriental, para que el pueblo no se consumiese por el tedio de la tristeza.

Desde ese dia se ha conservado hasta el presente, siendo ya imitada por


muchas, casi por todas tus iglesias, en las demás regiones del

No fue la fascinación nociva de los cantos y espectáculos del


paganismo el único escollo con que tuvo que enfrentarse la pastoral de
esta época tb!. Los herejes se sirvieron abundantemente del canto para
propagar

Dr IÜS Instruprtenfos tnusrcalt•s al puro canto como sacrificio espiritual, en X. BASURXO,


El canto cnstiano la tradición primitiva, 169-197.
H) AGUSTÍN, Confcssiont•s, IX, 7,15, trad. AC Vega (Bac 11) Madrid 1955, 49-35'0.
Ver J: GELINEAU, Chant et datzs le culte chmien (Fleurus, Kinnor 1) Paris 1962, 128-129;
X. FRISQVE. Ir chant Christ chez Ambroise. LA fri de Nicée
urrs ses hymnes•. LMD 221 101-128; J, FONTAINE, Les origines de 11:vntndÊ
hétwzne latine'. IYHflaire de Poitiers à Ambroise dc Mtlan: LMD 161 (1985/ i) 33-74;
L
"Aeternae rcrumconditor":

CHARLFÜ Richesse spirituelle d -une hvmne


173 (1988/1 ) 6149; MiGLtAVACCA, Ar+rtsv,
( 339-344; E AROCENA, Tres himnos de

la vigilàrw-•ia por la
184

sus ideas e introducirlas hasta en el seno de las mismas asambleas


nas. Así sabemos que, en tiempos de Agustín, los donatistas
sus propios cantos, mientras acusaban a los católicos de salmodiar con
excesiva sobriedad los divinos cánticos de los profetas.
Pero fueron los arrianos los que de una manera especial se
sirvieron del canto para propagar sus ideas. Arrio compuso cantos para
el mar, para el molino y para el camino, a los que puso música
apropiada. Los histG riadores Sócrates y Sozomeno nos relatan cómo
los arrianos hacían giras nocturnas en grupos para propagar sus ideas
heréticas. Además, trataban de provocar a los cristianos cantando estos
himnos al amanecer, en las cercanías del lugar donde estos celebraban
sus vigilias.
Al parecer, los pastores no se dejaron amilanar por esta
ofensiva de los heréticos, pasando, en ocasiones, al contraataque.
Así sabemos que Juan Crisóstomo, para contrarrestar la influencia
de los cantos arrianos, organizó él mismo grupos nocturnos que
cantaban himnos antifonalmente, para confirmar a sus fieles en la
profesión de la fe ortodoxa.
En Siria, será Bardesano, y más tarde su hijo Harmonio, los que
compondrán cantos nuevos para propalar sus ideas heréticas. San Efrén
no encontró mejor método para neutralizar la influencia de esta herejía
que el de servirse de las atrayentes melodías de Harmonio, pero
ajustándolas a un texto ortodoxo. Desde entonces los sirios cantan las
odas de Efrén sobre las melodías de Harmonio.162

una herencia claramente venida a menos: X. BASURKO, Canto cristiano y


catilopggÑ en los sermones de Cesáero de Arlés, en Mysteriu m et Ministerium
(Misceláneaenw de I. Oñatibia), (Eset, Victoriensia 60) Vitoria 1993, 177-200;
ff ANGLÉS, Sañlt le chant des LMD 92 (1967/4) 73-78.
162 X BASUREO, El canto cristianoen la tradición primitiva; Vitoria
1991,1913 'Bardesano de Edesa compone hacia finales del siglo II 150
himnos desabor rodoxo, cuya popularidad será tal que a mitad del siglo IV
san Efrén adoptará ritmo y sus melcxiías para colocar textos ortodoxos,
Este hecho señaló el de una himnografía común a todas las Iglesias de
lengua siria y cuyainfl1.B'tcj% a todo el mundo cristiano": LH- DALMAIS,
Las liturgias oríentús de Brouwer) Bilbao

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