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Desde que llegaste


a mi vida

Una carta de amor escrita con fuego

Alejandro Espitia Castro


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Querida Karen L. L

Hace algún tiempo me preguntaste si de verdad yo te amaba. Ese día recuerdo


que compartíamos una agradable conversación y un helado de chocolate,
sentados en la banca del parque central. Para ti quizás fue una pregunta hecha
de forma casual, de esas que se hacen a menudo los enamorados en una
conversación de poca trascendencia. Para mí (ya sabes que nuestros asuntos
me los tomo a pecho), fue una pregunta cargada con tanto significado que fui
incapaz de responder en ese instante. Me quedé por un momento tan
ensimismado que solo reaccioné cuando me agarraste la mano y, sonriendo,
me dijiste “responde”. Tu sonrisa captó por completo mi atención y fue el
motivo para que lanzara un chiste que me permitió salir rápido por la tangente
sin que lo notaras. Luego, hice rápidas preguntas sobre temas de interés, lo
que me permitió cambiar el rumbo de la conversación.

Sabiendo de las limitaciones propias del idioma y de mi poca capacidad para


expresar verbal y más literariamente mis pensamientos, sólo ahora me
propongo responderte aquella pregunta, dado que ello se ha vuelto algo muy
importante por las circunstancias que ahora vivimos. Como ya sabes, tengo la
costumbre de acordarme de asuntos que han quedado inconclusos, con el fin
de completarlos, aunque eso haya dejado de ser importante. Sin embargo, te
aclaro de antemano dos aspectos que, a mi modo de ver, pueden ayudarte a
comprender lo que sigue, pues ésta es una respuesta general, sumamente
amplia a tu pregunta igualmente amplia, aunque pareciera simple. El primero
es que lo que te voy a decir puede, sin ser mi intención, ofender tu sensibilidad
femenina y hasta herir la visión noble que tienes del amor y, por ende, tu forma
sencilla y honesta de manejar los sentimientos. El segundo es que espero no
interpretes esta carta de forma inadecuada, de modo que yo no vaya a correr el
riesgo de dejar de ser ante tus ojos el hombre honesto y amoroso, hecho a
imagen y semejanza de tus ilusiones, capaz de realizar todos tus deseos y
fantasías; para convertirme en una bestia salvaje e irracional cuya intención ha
sido aprovecharse de tu inocencia para satisfacer sus sucios y perversos deseos
carnales.
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Por lo anterior, debo decirte que me da miedo pensar que las palabras que
escribo se queden cortas para cumplir el objetivo que me he propuesto que es,
además de responderte, dejarte ver el gran significado que me has traído. Mi
vida, sin restar merito a los logros del pasado, ha encontrado su verdadero
valor después de haberte conocido. También pretendo hablarte sobre algunos
hechos que, a lo largo de nuestra relación, han modificado mi manera de
interpretar el mundo.

Para comenzar, te hablo de aquel día en que te declaré mi amor por primera
vez. Para ti la cosa pudo haber sido sencilla: te sentaste a mi lado derecho y
escuchaste, de manera atenta, como buscando un signo de sinceridad en mi
expresión, mientras yo decía palabras que, aunque estaban cargadas de eso
que tú buscabas, se enredaban en mi lengua negándose a salir precisamente
porque eran sinceras.

Este es el primer punto que deseo aclarar para responder tu pregunta:

Para un joven como yo, acostumbrado a ligar con jovencitas en el primer


encuentro, es casi ofensivo que llegue una chica y haga que le declare su amor
antes de darle un beso. Y tú lo hiciste. Lo peor es que ese día ningún beso me
diste ya que, después de que hablé como un loro durante un buen rato, te
fuiste con la pisoteada excusa de que era tarde. Fue entonces cuando comenzó
una de las mejores aventuras de mi vida: ¡conquistarte!, sin saber si era por
amor o porque ya te habías convertido en un reto.

Ese día, camino a casa y en medio de la emoción por lo ocurrido, supe que me
enfrentaba a algo nunca antes experimentado por mí: el miedo al rechazo, el
cual es probablemente el mayor obstáculo para el surgimiento de las relaciones
de pareja, sean de sólo una noche o con la intención de casarse y formar un
núcleo familiar.

Yo siempre he pensado que cuando una mujer me rechaza, se debe a


dos aspectos. Primero: como muy poco me conoce, realmente no me está
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rechazando a mí sino a la forma o circunstancias en que hago el abordaje; y,


segundo, ¿qué me importa si me rechaza?: voy por otra y ya está.

Aunque tú en ningún momento me rechazaste y, por el contrario, te mostraste


muy comprensiva, pensé que mis técnicas estaban fallando y eso me molestó.
De cualquier manera, también sabía que con las mujeres los rechazos son en
gran medida temporales. Pueden venir de su mecanismo de defensa, pero con
el tiempo se puede hacer que despierte su interés. He vivido unas experiencias
en las cuales las chicas de entrada han dicho que no y luego cambian su punto
de vista: su conducta se puede modificar. Eso me llenó de esperanza con
respecto a ti.

Esa noche, mientras pensaba en lo ocurrido, concluí que te habías llevado una
buena impresión de mi parte. Me mostré caballeroso y no me rebajé ante ti,
tampoco te subí a un pedestal, ni te minimicé en ningún aspecto. Te traté
amablemente y, aunque dejé que percibieras mis pretensiones amorosas,
siempre me mostré seguro. Durante la conversación manifesté mi interés en
avanzar, desde los temas triviales con los que comenzamos, hacia un nivel más
personal. Apelé a tu necesidad de seguridad haciéndote sentir en confianza. Te
dejé saber que entendía tu visión del mundo, que la compartía, que podía
mejorarla y cambiar tu realidad a través de mi orientación. Además, fui diestro
al manejar las insinuaciones de sensualidad, atracción y coqueteo mutuo. Con
mis palabras pude crear un ambiente romántico propicio para aquella ocasión.

Me sentí tranquilo al saber que, a partir de ese momento, mi vida


comenzó a cambiar ya que, con sólo pensar en ti, mi realidad se
transformaba positivamente y mi universo se convertía en ideal. Claro que
conservaba mis pies sobre la tierra o, por lo menos, eso creía al pensar que
tenía la situación bajo control y que pronto conseguiría mi objetivo, el cual no
era otro que conquistar tu amor.

Mi vida, sin restar merito a los logros del pasado, ha encontrado su


verdadero valor después de haberte conocido.
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Recuerdo (y yo estoy seguro de que tú también) aquella ocasión en que nos


encontramos en una estación de transportes. Estabas hermosa y lo digo, antes
que por ese vestido ajustado que dejaba ver tu esbelta figura, por la manera
sencilla y abierta con la que me trataste en medio de tanta gente. Era una
tarde fresca, con el cielo nublado y con una brisa agradable. Expresé una frase
atractiva para ti y para todas las mujeres a las que se la digo. Al analizar
algunos aspectos de tu personalidad, te comenté que me parecías sexy. En
aquella ocasión lo que me permitió avanzar fue haber dicho “sexy” en una
forma divertida y liviana, acorde con esa manera especial de ser que me
dejaste conocer en aquella ocasión.

Ese día alcancé a hablarte de algunas de las metas que hacen parte de mi
proyecto de vida. Ahora comprendo que, aunque en ese momento no lo sabía,
tú eres una de las grandes motivaciones que yo tengo para alcanzarlas. ¿Qué
es un proyecto de vida? Me preguntaste. Yo aproveché y, haciendo gala de mi
capacidad para identificar una oportunidad, te conté que un proyecto de vida es
un plan para el desarrollo humano integral. También hablamos del interés que
tienes por la medicina, de lo bueno que sería poder ayudar a los demás en el
mejoramiento de la salud, especialmente a los niños y a los ancianos, de lo cual
concluí que eres una persona sensible frente al dolor ajeno.

Aunque hablamos de la importancia de tener un proyecto de vida que guíe


nuestras acciones y haga de nuestras vidas algo extraordinario, no perdí de
vista mi objetivo y utilicé una técnica de seducción que muy pocas veces me
falla (esto lo digo con el solo propósito de ser honesto): dirigí la conversación
desde lo personal hacia una interacción sexual y, aunque escuchaba lo que
decías, en mi mente te imaginaba desnuda, me veía acariciando tu piel y por un
momento me sentí muy dentro de ti. Sé que mi energía sexual te tocó ya que,
unos segundos después de que hablé sobre temas íntimos, te encontré
mirándome fijamente y, de no ser porque en ese instante recibiste un mensaje
en tu celular de parte de tu madre que te requería en la casa, creo que
hubiésemos terminado en un motel. Digo esto no para presumir de seductor o
para demostrarte que cuando me lo proponga sí puedo convencerte de que te
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acuestes conmigo; lo digo porque quiero que sepas que en mi decisión de


responder tu pregunta o, mejor dicho, en la respuesta que estoy dando, está
inseparablemente el deseo de poseerte.

En esa tarde fría me dijiste que tenías novio. Para un chico común eso hubiese
sido desalentador. Yo, por mi parte, sé que algunas veces las mujeres nos
dicen que sostienen una relación amorosa con alguien para ponernos a prueba
y descartarnos rápidamente. Recuerdas que le di poca importancia a eso e
incluso dije que me alegraba por ti. Luego te pregunté que cómo se llamaba tu
novio. Esta actitud de mi parte no la esperas y quedaste al descubierto, ya que
reconociste que no te encontrabas inmersa en una relación amorosa.

Había pasado la primera prueba. Trasmití una energía dominante asociada con
la energía masculina y atraje tu energía femenina. Esto aseguró, en gran
medida, mi éxito en la conversación e hizo que estuvieras dispuesta a
dedicarme un poco más de tu tiempo. Es probable que sigas poniéndome a
prueba, quizá para constatar que mi primera nota no fue casualidad: siempre
he tenido claro que si una chica me pone una prueba es porque quiere
que la pase.

Mi idea desde entonces ha sido seguir transmitiendo energía masculina para


que se genere una atracción cada vez más fuerte entre los dos, y la forma más
sencilla que encontré para lograrlo es tener confianza en mí mismo, no permitir
que el miedo al rechazo me domine, y ser dominante y líder.

Me ha sido difícil borrar de mis recuerdos la primera discusión que tuvimos.


Acosado por el afán de que fueras mi novia, llegué al punto de presionarte.
Este error sólo lo he cometido contigo, pues nunca he tenido novia sino muchas
compañeras de cama. Éste es un detalle en el que hago énfasis porque muestra
el impacto que tu presencia ha provocado en mi vida. En otras circunstancias,
al ver que querías tomarte mucho tiempo, te hubiese mandado por el túnel de
los que se olvidan. Recuerdo que, en aquella ocasión, al despedirte intentaste
darme un beso en la mejilla, pero yo, como estaba molesto, me retiré
bruscamente. Tú inclinaste la cabeza y te marchaste algo desconcertada.
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En los días posteriores yo pasé las jornadas más desesperantes, sin verte, sin
escuchar tu voz que por entonces era la más dulce melodía para mis oídos y,
sobre todo, sin tocarte ni sentir la electrizante sensación que corría por mi
cuerpo cuando acariciaba tus mejillas. También tú te encontraste invirtiendo
tiempo y energía en nuestra relación pues, según me contaste cuando esa
situación se había superado, la preocupación mezclada con el miedo de
perderme y el coraje causado por mi rechazo, fueron emociones muy fuertes
que experimentaste durante largas horas.

Al pensar en ti, que es una de las cosas que más hago últimamente, me
inquieta el hecho de estar perdiendo de vista una de las cosas que más hacía:
identificar lo que realmente quería al conocer una mujer, que por lo general era
seducirla. Creía tener estándares bien definidos, es decir, saber qué cualidades
deben tener las mujeres con las que decido salir, aunque tengo que confesar
que ninguna me llenaba. Sabía la lista de atributos que deben tener las chicas
que busco, así como el límite de defectos en ellas con los cuales puedo vivir o
soportar. Sin embargo (y esto lo digo contento a medias), todos estos
argumentos se derrumbaron ante ti ya que eres la mujer que ha influenciado
definitiva y positivamente los aspectos de mi vida. Por ejemplo, en mi
crecimiento personal. Desde que tengo uso de razón, he sido un soñador
empedernido, siempre pretendiendo mejorar mi realidad, en ocasiones por
decisión propia y en otras obligado por las necesidades y penurias que me ha
tocado vivir.

Tu compañía me ha dado la fuerza suficiente para seguir adelante y


organizar mi vida de manera más consiente. Me atrevo a decir, aunque suene
exagerado, que en los últimos tiempos las decisiones más trascendentales las
he tomado acomodándome a tus expectativas. Sé que para algunas mujeres es
bueno conseguir un hombre y volverlo sumiso, les gusta jugar a las
conquistadoras para poco a poco ir colmando los diferentes terrenos de la vida
del hombre de su interés. Esto es lo que en ocasiones has querido hacer
conmigo, pero puedo asegurar que no lo has logrado ya que, a pesar de lo que
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acabo de decir, siempre he tenido el cuidado de mantener mi identidad


masculina dominante y líder en la relación.

Siguiendo con lo anterior, quiero que sepas cómo tu presencia llena mi mundo
aunque te encuentres lejos. Puedes acordarte del momento en que, debido a
que cambié de ciudad de residencia, nos separamos por un largo tiempo. Te
aclaro que la separación no pasó de ser en lo físico porque me traje tu esencia
impregnada en cada pensamiento, en cada célula de mi cuerpo, de una manera
tan fuerte que a menudo soñaba contigo como una experiencia real.

Para entonces, ya me tenía algo preocupado el hecho de que mi vida, por tu


culpa, estaba llena de inseguridades en el ámbito amoroso, cosa rara para mí
puesto que manejar la timidez al estar con una mujer bonita era uno de mis
grandes logros. Saber iniciar y mantener una conversación interesante con las
que me gustan, y tener claro qué hacer para besar y tener sexo con ellas, era
algo natural para mí, ya que había encontrado, después de practicar buen
tiempo el método de prueba y error, un adecuado nivel de seguridad y
confianza. Gracias a mi buena forma de analizar las interacciones sociales,
tendía a ser muy sociable e interesante para las mujeres.

El miedo a que una mujer rechace un cortejo es un problema común para los
hombres. Yo había aprendido a mantenerme seguro, avanzar en la interacción
y llegar a una cita, a un beso o a terminar en la cama con ella. Sabía que ser
exitoso con las mujeres es más simple de lo que parece, y lo mejor de
todo es que podía lograrlo siendo una persona honesta, y sin manipular. No
obstante, cuando se trata de ti, todo esto para mí carece de validez ya que
cada pensamiento, palabra o acción para contigo va cargada de un sentir
sublime que está más allá de mi escasa intelectualidad.

Gracias a mi buena forma de analizar las interacciones sociales, tendía


a ser muy sociable e interesante para las mujeres.

Me parece muy interesante observar cómo tu presencia hace evolucionar mi


forma de ser. Una cosa en la que me ayustaste, fue en la relación que tenía con
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mi madre. Durante años se había venido deteriorando y, aunque no era tan


mala, debo reconocer que estaba a punto de llegar a cuidados intensivos. Fue
en ese punto en el que se probó la poderosa influencia que tienes sobre mí. Al
pensar en el futuro, donde tú estabas en primera página, deseaba una relación
más armoniosa, guiada por un proyecto de familia: sueño con una digna,
legalmente reconocida por la sociedad. Encontré que era tiempo de tomar las
riendas de la convivencia entre nosotros y hacer unos cambios. Motivado por la
fuerza que me impregnas y la opción de construir juntos un destino, hablé con
mi madre y le hice entender lo infinito que es mi amor por ella y mis hermanos.
Eso cambió radical y positivamente el rumbo de nuestra vida.

Te preguntarás si busco en ti algo más allá de lo que puedes dar como mujer o
como persona, si lo que quiero es llenar un vacío o si lo que pasa es que pienso
que mi vida simplemente sería mucho mejor si lograra ese algo que sólo tú
puedes dar. Pues te digo que soy de los que saben que lo que un hombre
busca en su propósito de vida nunca lo encontrará en una mujer, sólo
lo puede encontrar dentro de sí mismo. Un hombre nunca puede dejar que una
dama sea su única fuente de felicidad. Hacer esto genera comportamientos
poco atractivos, se puede parecer necesitado, inseguro, y además deja la
felicidad a merced de alguien que quizá no corresponde, alguien que no pidió
tan importante rol. Lo peor es que quien hace esto nunca logrará estar
satisfecho: la satisfacción de cada conquista dura poco y deja una sensación de
vacío. Sé que una mujer no va a dar la verdadera felicidad. Ser feliz depende
exclusivamente de uno mismo. Por otra parte, para una mujer es muy atractivo
un hombre que tiene su propia felicidad independientemente de ella, y
repulsivo un hombre que la busca sólo para saciar sus propias necesidades
emocionales.

En una ocasión te dije que podía vivir sin ti. No obstante, si en mis manos
estuviera la decisión, elegiría estar a tu lado el resto de mis días, porque haces
parte de mi realidad y de la esencia de mí existir, lo cual cobra su mayor
sentido cuando mis acciones son dirigidas hacia ti. Por lo anterior, y porque has
transformando mi manera de ver el amor, tomé la decisión de conquistarte.
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Para la mayoría de las personas, eso de conquistar es un proceso de prueba y


error, de química o quizá un asunto de la suerte, pero yo soy consciente de que
consiste en que debo encontrar la manera de hacer desencadenar en la mujer
reacciones a nivel inconsciente, ya que la atracción es una respuesta que hay
que hacerla generar en ella para hacer que se sienta atraída. Como es algo del
nivel inconsciente, no se puede pretender generar atracción de forma lógica.
Tampoco se puede estar convencido de que ella esté atraída. Sólo se debe ser
un hombre atractivo, que sabe escalar rápidamente hasta llegar a una meta
sexual o amorosa. Lo ideal es ser un hombre interesante, divertido, atrevido,
dominante, y seguro de sí mismo al mostrar interés sexual.

Puesto que una de mis debilidades es precisamente no ser tan agraciado


físicamente, me he sentido en ocasiones con insuficientes herramientas ante
mis rivales, tales como ese tiburón de caricatura que vive frente a la tienda de
tus tíos, con quien muy frecuentemente te he encontrado hablando y del cual
conozco sus intenciones. Sólo me tranquiliza el hecho de que tú me manifiestas
que lo ves como un amigo de antaño y que las mujeres son totalmente
diferentes a los hombres en cuanto se tata de sentir atracción por el sexo
opuesto: son atraídas por cualidades del hombre. Para la mayoría es mucho
más importante cómo ellos las hacen sentir.

A lo largo de mi vida, consciente de mis debilidades y fortalezas, he buscado


incrementar mi influencia y éxito a todos los niveles: personal, social,
profesional, financiero, etc. Siempre me ha gustado vivir con optimismo y
alegría, viendo en la mayoría de los casos el lado agradable de las cosas. Esta
es una característica que sirve para atraer a las personas, especialmente a las
mujeres. Cuando estoy interactuando con otras personas, disfruto de la
conversación y trato de enfocarme más en ver las cosas buenas en ellas que las
malas. Esto ha mejorado mis relaciones sociales y evita enojarme por cosas sin
importancia; a propósito suelo tomarme la vida con humor ya que soy
consciente de que los estados de ánimo se contagian: si se es una persona
alegre, las personas alrededor lo sienten y estarán dispuestas a compartir su
tiempo.
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En consonancia con eso, contigo he aprendido a tratar a las mujeres con más
estimación. Te veo como una amiga de años: me gusta juguetear contigo,
hacerte bromas y si te enojas o dices algo pesado, no me siento afectado ya
que es sólo un berrinche y, la verdad sea dicha, así te ves más hermosa. Para
mí todo lo que haces en nuestra relación sencillamente es tierno o sexy. Como
aquella vez en que quise darte un beso después de una pequeña discusión y
apartaste la cara diciéndome “fastidioso”. Recuerdas que yo sólo sonreí y te dije
que eras tierna y que me encantabas. Un momento después estábamos
apasionados, lo que demuestra mi estado mental contigo y cómo me divierto a
tu lado.

Al evaluar nuestra relación me doy cuenta de que, después de haber tenido


sexo contigo, compartir juntos muchas experiencias y conocerte mejor, me
sigues gustando mucho. Me llenas de alegría, me diviertes, y me siento a gusto
estando junto a ti. Estoy contigo más que por el sexo, por todas las cualidades
que encuentro en ti, las cuales son independientes a tu apariencia física. El
sexo es algo importante y fundamental en una relación. No obstante, yo valoro
tu personalidad, tu forma de ser, tu simpatía, y todas las cosas que haces por
mí. Nunca me he dejado intimidar por tu belleza: eres otro ser humano igual
que yo, con virtudes y defectos. Desde que te estoy conociendo, he podido
bromear contigo y molestarte. Te hablo sin temor, disfruto el momento. Por tu
parte, percibo que te sientes muy a gusto conmigo y que sabes que no soy sólo
uno más que se te acerca. Siempre he sabido que la confianza en sí mismo es
una de las cosas más influyentes en los resultados con el sexo opuesto. Si una
persona se siente atractiva, todos sus comportamientos se van a alinear con
este estado. Como sus comportamientos son atractivos, los demás comienzan a
sentirse atraídos.

Estar junto a ti es un camino que me llena de orgullo recorrer, en el que hemos


aprendido a tomar las riendas de nuestra dimensión afectiva y de nuestra vida
en general. Es un camino que me hace crecer y ser un mejor hombre, para mí
mismo y para todas las personas que conozco, un hombre capaz de sostener
una relación, tener una familia, trabajar y sacar adelante sus proyectos. Es una
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vía de automejoramiento tan válida como hacer Yoga o meditación. Las


personas aprecian a quienes trabajan por mejorarse y crecer. A tu lado siento
que estoy dispuesto a romper las reglas preestablecidas y a hacer mi propio
camino. Aunque hasta cierto punto necesitamos reglas, el crecimiento
verdadero se da cuando las dejamos atrás para crear nuestro propio método
para realizar nuestros planes, y aprendemos a construir relaciones estrechas y
poderosas con las personas. Sólo entonces realmente valoramos la fortaleza de
la relación, el contacto que mantenemos con los demás, así como la lealtad y el
compromiso que se genera con ellos.

Siempre he creído que un hombre, al desarrollar un buen proyecto de vida, se


convierte en un ser extraordinario, que ha trascendido las nimiedades de la
existencia. Esta persona logra generar interés ante el mundo. Los demás saben
que existe, saben su nombre y lo que hace. Esto es importante si se tiene en
cuenta que hay personas que son simplemente invisibles, que no generan
ningún tipo de recordación, así trabajen o estudien contigo desde hace años.

También es cierto que un proyecto de vida da cierta relevancia a quien lo


tiene, porque los demás saben que tiene control de la vida. Esto hace que los
demás consideren que tiene algo realmente valioso que ofrecer, ya sea una
opinión, una idea, o ser divertido, inteligente, audaz. Además, consideran que
es un individuo accesible. Hay personas que tienen cosas que ofrecer pero son
prepotentes o vanidosas. Sin embargo, aunque hay otros que ofrecen lo mismo,
el hecho de que tengan un proyecto de vida les da originalidad pues desarrollan
un papel único en el mundo; empieza a generar la impresión de que sólo él
puede ofrecer lo que ofrece, lo cual es totalmente cierto ya que sólo uno hace
lo que hace, cuando lo hace con estilo.

Te preguntarás por qué enfatizo estas cosas en una carta. La razón, en caso de
que no lo hayas notado, es que este escrito es una manera de decirte la
influencia que has tenido, sin que haya sido tu propósito, en cada una de las
áreas de mi vida. Este influjo es causado por tu manera única de vestir, de
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expresarte y de moverte, y por la tonalidad de tu voz al hablarme. Además,


porque me gustas y veo en ti sólo lo que deseo ver.

No es que me conforme con la imagen que tengo de ti, sino que más bien no
me he tomado el trabajo de estar abierto a la posibilidad de conocerte
ampliamente. Para mí esto puede ser peligroso ya que podría estar ignorando
la complejidad de la naturaleza femenina, y estaría accediendo de manera
equivocada a tu pasado. Me he creado de ti una imagen perfecta, aunque esta
definición esté en contra de mi manera de interpretar el mundo. Esto es, en
parte, por la forma como me inspiras a desarrollar una personalidad poderosa,
a hacer ajustes en mi carácter y, en últimas, a volverme la mejor versión de mí
mismo que puedo.

Estoy contigo más que por el sexo, por todas las cualidades que
encuentro en ti, las cuales son independientes a tu apariencia física.

Puede suceder que pienses que te he convertido en un ser idealizado. No


obstante, es necesario que comprendas que en realidad eres sólo una persona
común, pero con la capacidad de causar en lo que soy una influencia
extraordinaria que, con toda seguridad, en otros no causarías. Aunque
reconozco que nos enlaza una gran pasión mutua, más allá de esta atracción
animal también nos unen nuestros lazos sociales, actividades e intereses
comunes. Juntos hemos crecido en discernimiento y nuestro camino, como los
de todos los seres humanos, debe consistir en hacernos cada vez más sabios
para discernir lo que pasa y cuándo nos estamos equivocando.

Me he preguntado en ocasiones si tengo un estado mental tan fortalecido que


me permita ver las cosas desde la óptica correcta, o si mi percepción es la
adecuada. Incluso me he puesto en el lugar tuyo para intuir qué es lo que
sucede en tu realidad, ya que en ocasiones la influencia que ejerces en mis
actos es casi sobrenatural. Sin embargo, sabiendo que la clave del éxito en casi
todo descansa en la capacidad que tenemos de calibrar a las personas, de
distinguir sus rasgos particulares y saber a ciencia cierta si son compatibles con
nuestra manera de ser, he descubierto cómo saber si una mujer, por más bella,
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buena y deseable que sea, me conviene para una relación corta, larga o lo que
desee.

Conservo la imagen de la vez que almorzamos juntos en uno de los mejores


restaurantes de la ciudad, al lado del Teatro Central. Esa tarde hablamos sobre
cómo las personas de pensamientos correctos desean moverse por la vida,
desarrollándose y mejorando continuamente. Esa actitud se adquiere por medio
de la elaboración de un proyecto de vida. Se puede incluso decir que éste es
uno de los mejores medios por los cuales la evolución de la existencia humana
en la tierra se puede acelerar, porque si cada persona elabora uno, seríamos
conscientes del papel que jugamos dentro del desarrollo de la sociedad.

Aquella tarde, yo, emocionado, seguí el hilo de la conversación, agregando que


conocer el propósito de nuestra vida nos hace conscientes de que somos seres
creadores de la realidad que experimentamos. Además, te manifesté,
seguramente lo recuerdas, que conocerte ha sido para mí algo así como un
nuevo poder para lograr dignamente cualquier propósito, y una nueva habilidad
para gozar la belleza y las maravillas de la vida.

Esa vez te comenté acerca de mi maestro y de las cosas que he aprendido a su


lado. Aunque la idea de tener un Maestro te resultó fuera de lo común, te conté
que en una ocasión me dijo, con respecto a las personas, que la verdadera
diferencia entre un ser humano y otro está en la mente o en el conocimiento: la
mente es la fuerza creadora, y constituye la única diferencia entre los hombres.
Es la fuerza mental la que vence cada obstáculo en el sendero de la vida.
Cuando se comprende el poder creador del pensamiento, su efecto se ve en el
universo físico. Todo lo que nos hace distintos en el mundo material que
experimentamos surge de allí. Quien comprende que su verdadero poder viene
de su interior, es decir, de la forma como maneja su pensamiento, y depende
menos de las circunstancias externas, comienza a crear nuevos cimientos para
una vida ya más consciente y milagrosa.

También creamos con el pensamiento condiciones negativas y


desfavorables cuando nos imaginamos con toda clase de limitaciones;
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creamos estas condiciones cuando utilizamos de manera equivocada las


facultades mentales. Muchos hacen esto inconscientemente.

En mi caso, te has convertido en el único método con el que siento que soy
libre, y la libertad a la que estoy acostumbrado, desde que te conozco, como un
derecho inalienable, es saber que el poder que ejerces en mis actos es la piedra
angular de mi realización. La emoción que en mí se genera con la posibilidad de
poseerte, me refuerza en ocasiones la voluntad de vivir y focaliza en mí los
poderes del razonamiento. Pensarte tanto también me ha ayudado a desarrollar
mayores usos para la imaginación; a desarrollar los deseos, las emociones y la
intuición que caracteriza al hombre exitoso, y que le permite ver las
posibilidades y las dificultades en cada situación.

Cuando te conocí llegué a comprender o, mejor dicho, a reforzar en mí el


significado de tener una visión de la vida. A pesar de que había escuchado
muchas versiones sobre el tema en cuestión, fue en ese momento que pude,
por primera vez, formarme una idea clara de lo que verdaderamente quería.
Comprendí que tener una visión clara de lo que verdaderamente deseas ser,
hacer y tener, destruye la desconfianza, la depresión, el temor, la melancolía, la
carencia, la limitación y la debilidad. También despierta los talentos, y da
iniciativa, fuerza, energía y vitalidad.

Por otro lado, el hecho de que deseemos construir una visión de la vida revela
la infinidad de recursos disponibles en cada momento para nuestro
mejoramiento, los cuales pasan inadvertidos para quien no la tiene. Las
cadenas de las limitaciones se funden en el fuego de nuestro coraje y
determinación. Cuando alcanzamos el mundo de la fuerza mental, encontramos
energía en su máxima pureza. Las fortalezas más poderosas del ser humano
son sus fuerzas invisibles o espirituales; y la manera en que estas fuerzas
pueden manifestarse es a través del proceso de crear una visión que nos guíe.

Te has convertido en algo así como una enfermedad de transmisión sexual


incurable, que se disemina por mi pensamiento y emociones, por cada célula de
mi cuerpo y por todas mis neuronas; corres por mis venas y pones en acción, o
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mejor, en predisposición hacia ti, mis tejidos, mi corazón y ni qué decir de mis
órganos sexuales. Siempre he pensado que mi cerebro es una poderosa
máquina generadora de ideas. Desde que llegaste a mi vida, es una poderosa
máquina creadora de imágenes en las que inevitablemente estás tú.

Volviendo al tema que nos interesa (hablar de los pormenores de nuestra


relación y el comportamiento que tengo ante ti), el cual puede responder por sí
mismo la pregunta que me has hecho, debo decirte que la esencia de tu
feminidad en mi vida la encuentro en lo macro y en lo micro, en lo claro y en lo
oscuro. En el día y en la noche, en los mares y en la tierra; en lo finito e
infinito. En los cielos y en el universo, en la paz y la tribulación. En lo positivo y
en lo negativo. En la luna y el sol, en las piedras, en las plantas, en los
animales. En todo estás tú. Estás en los valores. En los principios. En el amor.
En la abundancia, en la verdad. En la humildad, en la generosidad. En el
trabajo, en la creencia. En la fe, en los sueños. En la felicidad. Estás en mi vida
en el principio y en el fin. Has marcado con huella indeleble y celestial el
trasegar de mi existencia. Tu presencia en mí es mi ayer, es hoy, es siempre,
es el eterno presente. Es omnipresencia, es omnisciencia, es omnipotencia. La
influencia que ejerces en mí está detrás de cualquier descubrimiento que hago,
cualquier palabra que escribo, las acciones que promuevo y hasta los sueños
que persigo. Creo que si volviese a nacer dentro de mil, diez mil o millones de
años, la esencia de lo que representas para mí estará presente, porque en mí
eres eterna, infalible, atemporal, inamovible; mi mundo está hecho de ti.

Mi cuerpo se ha acostumbrado a tu cuerpo al punto de sentir que mi vida cobra


sentido real sólo cuando estoy dentro de ti. Por lo anterior, tengo miedo de
manifestarte mis temores y desnudar mi alma ante tu presencia, dejando que
veas por un momento lo impregnado que está de ti todo mi ser. Mis ojos se han
habituado tanto a tu figura que el mundo que me rodea está hecho a imagen y
semejanza de tu silueta.
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La influencia que ejerces en mí está detrás de cualquier


descubrimiento que hago, cualquier palabra que escribo, las acciones
que promuevo y hasta los sueños que persigo.

Cuando estamos juntos, mis manos sólo conocen un universo por el cual
desplazarse: tu cuerpo. Sentirme recorriéndote de pies a cabeza, pasando por
tu ombligo, abdomen y pechos; es lo que hace que me hastíe del mundo y
desee regresar pronto a tu regazo. Nadar en tus labios y pensarme inmerso en
tu feminidad, ha convertido mis placeres en una proyección de tus encantos. Te
has transformado en un centro de energía que une mi vida con la fuente infinita
de sabiduría que está más allá del tiempo y del espacio. Esta fuente es la que
me impulsa en los momentos más desesperantes y me mantiene de pie cuando
el cuerpo se cansa y la mente quiere retroceder. En nuestra condición de
humanos, y a lo largo de nuestro trasegar efímero por esta tierra, en ocasiones
elegimos pasar por angustias, sufrimientos y limitaciones que, de no ser por la
esperanza y la fuerza que nos llega de una entidad superior, nuestra existencia
se vería seriamente amenazada y con pocas posibilidades de sobrevivir. Digo
“elegimos”, porque más allá de la cruel y miserable realidad que el mundo
insiste en mostrarnos cada día, en el núcleo de toda esta pesadilla somos
nosotros los que a cada instante estamos eligiendo esa realidad que
experimentamos. En cada momento, en cada situación, en cada lugar estamos
eligiendo. Es posible creer que el mundo nos presenta circunstancias sin que las
hayamos pedido y, aunque eso fuera cierto, siempre tenemos el poder para
elegir cómo las enfrentamos. Lamentablemente la mayoría elegimos el
sufrimiento de manera inconsciente.

Por lo anteriormente dicho, he buscado llegar a una conclusión de por qué


estoy en esta tierra. Se dice que estamos en esta tierra con o por un propósito.
Si esto es así, quisiera saber por qué Dios me tiene aún en este planeta, a
veces maravilloso y en ocasiones angustioso, pero siempre emocionante.
Cuando te conocí pensé que estaba aquí solo para conquistarte y amarte hasta
donde mis fuerzas me lo permitieran. Ahora sé que, aunque eso fuera cierto,
como todo humano que pisa este planeta, vine con una misión que debo
18

descubrir y cumplir echando mano de los medios a mi alcance. Cuando tienes


una misión, sabes que puedes disponer de todas las cosas que elijas
experimentar; si quieres tener poder, obtén la conciencia del poder, si deseas
experimentar felicidad, adquiere la consciencia de la felicidad. La única forma
en que podemos asegurar la posesión del poder es alcanzando la consciencia
de poder; ser conscientes del poder es saber que todo poder viene de nuestro
interior. Las cosas del mundo exterior fluyen del poder interno que reside en
cada uno. Entiende, utiliza y controla este principio a fin de poder avanzar y
traer el mundo ante ti.

Te preguntas por qué te hablo de los cambios positivos que se dan en la vida
de una persona por el hecho de tener una misión, es decir, por organizar sus
acciones con base en su propósito de vida. Esto es porque saber para dónde
nos dirigimos en la vida permite controlar nuestros pensamientos y manejar las
situaciones. Me ha salido bien la vida porque siempre causo las circunstancias
guiando mi pensamiento y acomodándolo a las distintas realidades. No
obstante, desde que llegaste a mi vida el único pensamiento que no logro
controlar por completo es el que inevitablemente me lleva hacia ti. Eres la
fuerza de mi pensamiento y mi realidad está marcada por tu presencia.

Es correcto decir que, desde que te conozco, dos mundos entretejen la realidad
de mi existencia. Uno es el que me he inventado; en él te tengo sin poseerte,
te amo pero no te idolatro, te deseo pero ninguna necesidad tengo de ti. En
este mundo ideal te amo desde la libertad. En esta realidad fantasiosa tu
presencia es el camino de mi realización. Este mundo de imágenes mentales,
ilusiones y fantasías, es el modelo que sirve como patrón a partir del cual
emerge mi esperanza. Aquí tú eres mi compañía, mi éxtasis. Aquí todo es claro,
hermoso y grandioso; nadie puede imponerme ninguna limitación. En esta
dimensión el Infinito es el comienzo y el fin. En este mundo, creado en parte
por la fuerza que me imprimes, tú eres fuente de vida, de luz, de paz. Este
lugar construido en mi imaginación es el refugio de un niño con armadura de
hombre, de un débil con máscara de héroe.
19

De otro lado, está el mundo real, sólido y ordinario. Se dice que la verdadera
experiencia de realización del ser se encuentra en el alma. Estoy seguro de eso
porque este mundo físico, lleno de inclemencias y atrocidades ha sido, por lo
menos para ti y para mi, indiferente y desalmado. Me comentaste alguna vez la
desalentadora experiencia que tuviste cuando tu padre, prefiriendo a sus hijos
legítimos, te sacó de su vida. Esa experiencia te marcó en forma negativa y ha
sido una de las cargas más pesadas que has traído. Ese incidente fortaleció la
decisión de sacar adelante tu vida y tus proyectos, contando con el poco apoyo
que recibes de tu madre. En aquellos días fui un soporte emocional para ti y lo
hubiese seguido siendo de no ser por la mala jugada que me jugó el destino
apartándome de ti. Esos momentos fueron los que en definitiva mostraron el
verdadero potencial que tienes, y aún me sigue impresionando cómo, a pesar
de tu apariencia sencilla, cálida y sensible, demuestras en los momentos de
tensión una actitud dispuesta y una mentalidad agresiva para tomar decisiones
y actuar rápidamente ante las circunstancias adversas.

Conmigo la vida no ha sido más benévola. Que esto no suene como una queja
(lo que menos aprecio es una persona que se lamenta). Me he topado con
situaciones extremas muy a menudo que, de no ser por el firme propósito que
guardo y por la influencia positiva que tú misma has traído a mi vida, me
hubiese costado un poco más superarlas. La fuerza del pensamiento es el
medio más poderoso para obtener conocimiento, y si está concentrada en un
tema, resuelve cualquier problema. Ha sido también la capacidad de guiar el
pensamiento lo que me mantiene de pie. El pensamiento humano contiene un
principio vital: es el principio creativo del universo y por su naturaleza se
combina con otros pensamientos similares. Cualquier tipo de pensamiento
persistente produce sus resultados en el carácter, la salud y las circunstancias
del individuo. Lo que esto significa es que saber lo que verdaderamente se
quiere en la vida lleva en sí la posibilidad de tenerlo.

Estar ante ti es como conectarme con un poder irresistible que barre toda clase
de discordia, desarmonía, duda y error. Un poder que me trae vitalidad,
crecimiento, emoción, fuerza y perfección. Se dice que el hombre es la suma
20

total de sus pensamientos. En mi caso, los pensamientos son la suma de los


recuerdos que tengo de ti. En el fondo creo que entretenerme mentalmente
contigo es bueno porque me renueva y, cuando un pensamiento de cólera,
temor o preocupación llega, automáticamente comienzo a darme cuenta de que
es incorrecto ya que va en contra de lo que quiero ser para ti. La manera de
luchar con la oscuridad es con la luz, la manera de superar lo malo es con algo
bueno. Para mí eres el símbolo de lo bueno. Siempre he sabido que si nuestra
actitud mental predominante es de poder, valor, amabilidad y compasión,
nuestro ambiente rechaza las condiciones que pertenezcan a pensamientos
equivocados como los de debilidad, crítica, envidia y destrucción.

Con tu manera de ser me has enseñado a vivir la esencia de una vida pródiga,
derrochadora y extravagante. En ninguna parte de ti se ve el propósito de ser
egoísta o avara. Vives y sueñas a lo grande. Siempre dices que la abundancia
se manifiesta en todo. Tu existencia es como un amplio esquema de
reproducción en el que el proceso de crear y recrear novedades está siempre
realizándose. Todo esto indica la generosidad con la cual la naturaleza te ha
revestido.

Eres un ser agraciado por la naturaleza que ha encontrado en su camino a


alguien capaz de exaltarlo sin que eso le reste meritos a su masculinidad. Sé
que las posesiones tienen valor sólo mientras confieran poder. Por esta razón te
he convertido en el símbolo de mi poder. Para mí todas las cosas representan
ciertas formas y grados de poder, pero tú estás por encima de todas ellas.
Cuando apareces siempre dotas mi realidad con nuevas, preciosas y
maravillosas cualidades. Me traes inspiración, eres la musa que construye el
puente de conexión entre el infinito y lo finito, entre lo universal y lo individual.
Entre lo ordinario y lo sublime. Eres la línea que une lo bueno y lo pecaminoso.
Eres amor desinteresado inmerso en deseo insaciable y desenfrenado. Creo que
la manera en que mis ideas podrían evolucionar a una forma de vida superior
es siendo impregnadas con la esencia que sólo puedo encontrar en la calidez de
tu feminidad. Un hombre y una mujer cuando sostienen una relación
amorosa deben entender, aceptar y apreciar sus diferencias con el fin
21

de relacionarse mejor y mantener ardiendo el fuego de la pasión. Alguna vez,


mientras te besaba reiteradamente, insinuaste que sólo me interesaba una
cosa: sexo. No pude desmentirte pues era lo que quería en el momento. Ahora
que recuerdo ese evento, deseo aclararte que lo que verdaderamente quiero
para los dos es amor, aceptando que para llegar a experimentarlo, el camino
más corto que encuentro es una experiencia que me ayude a conectarme con
mis sentimientos amorosos y darles realidad. Sin embargo, he podido entender
que, mediante la comprensión y aceptación de nuestras diferencias, podemos
alcanzar una verdadera relación estupenda. Así como necesitas una buena
comunicación y apoyo para sentirte amada, yo tiendo a requerir un encuentro
íntimo que me ayude a abrir el corazón a la expresión más extraordinaria de mi
amor por ti.

Creo que la manera en que mis ideas podrían evolucionar a una forma
de vida superior es siendo impregnadas con la esencia que sólo puedo
encontrar en la calidez de tu feminidad.

A lo largo de la historia los hombres han buscado la sabiduría, la fortaleza, el


valor y las condiciones armoniosas pretendiendo alejarse de la carencia, la
limitación y la debilidad. Esta actitud ante la vida ha marcado un punto de
referencia en el progreso humano. En mi caso, asirme a ti es agarrarme al valor
y romper las cadenas de la debilidad. Es como descubrir un universo lleno de
fuerza, movimiento y vida. Es entrar en un proceso de pensamiento creativo
que nunca lucha con la conciencia, porque es correcto y completa, con destreza
y armonía, todo lo que comienza. El fruto de este pensamiento es un regalo de
de vida que pocos entienden o aprecian. Pero es un estado maravilloso poseído
por mi mente que me trae condiciones apropiadas y un sentido de alegría y
disposición para solucionar cada problema.

Te has convertido en una fuerza que se descubre mediante lo que soy capaz de
pensar. Eres como un ser de luz. Cuando llegaste a mi vida todo comenzó a
fluir más fácilmente. Fue en ese entonces que comencé a sentir la necesidad de
amor que hasta ese momento se encontraba dormida. Con tu manera de amar,
22

libre y llena de romanticismo, has llegado a mi alma y colmado las fibras más
sensibles de mi masculinidad.

Resulta irónico que, siendo tú quien me ha impactado de una manera tan


profunda, ni siquiera te hayas dado cuenta de ello. Eres paradójicamente la
persona que menos conoce mi círculo social. Sólo unas cuantas personas
conocen de ti. Entre ellas mi amigo Regis quien, en parte y sin pretenderlo,
propició nuestro encuentro al invitarme a su casa en la capital, y a quien una
vez te presenté mientras hacíamos un pequeño mercado en la tienda de tu tío.
También Willis, mi buen amigo y hermano de crianza, con quien comparto gran
parte de mis confidencias. Otra persona que sabe de tu existencia pero de una
manera muy somera, es Alcira, quien incluso me dio sugerencias sobre este
texto, puesto que goza de prerrogativas particulares dentro de mi círculo de
amistades, aunque desconoce el contenido completo de esta carta.

Te deseo en el sentido más amplio. Este sentimiento es el que dirige y


determina, en parte, mis acciones y elimina los elementos que crean
incertidumbre en mi vida. Es como una energía creativa inteligente que me
insta a crear ideas y formas objetivas modificando, para bien, mis condiciones
dentro de la sociedad. Cuando estoy inmerso en este pensamiento alcanzo el
dinamismo más alto, y me impregno de la recóndita fuente de mi ser interior.
Este proceso espiritual, guiado por tu influjo, genera inspiración, inteligencia,
creatividad. Es además la razón por la que la comprensión del amor y el
conocimiento sensual se expanden en mí ser, revelando el verdadero valor de la
vida. Muchas personas desperdician el tiempo en esfuerzos sin dirección, y
dejan de conseguir lo que está a su alcance, porque andan sin un objetivo
preciso o definido. En el caso de mi existencia, tu amor es la fuerza creativa
detrás de toda manifestación, y el génesis de las posibilidades que puedo
concebir. Eres la esperanza que sostiene mis sueños. Eres el eterno
pensamiento que está bañado con amor. Yo creo que el amor es un producto
de las emociones, y por ello es esencial que las emociones sean controladas y
dirigidas por el intelecto y la razón. La adhesión que tengo a ti, engendrada por
23

el amor, es lo que imparte vitalidad a mi pensamiento y le permite germinar en


crecimiento y madurez.

El maravilloso poder de vestir pensamientos en la forma de palabras es una de


las mayores virtudes del hombre. Lo que motiva estas palabras es aquella
ilusión que nació cuando apareciste en mi vida. La palabra es una forma de
pensamiento expresado verbalmente. Te has convertido en la combinación de
pensamientos expresados en un ideal de belleza, luz y fortaleza. Esta carta es
una expresión elevada de mis sentimientos hacia ti y un regalo para tu ser
femenino. Estas palabras son un poder invisible e invencible que se objetivan a
sí mismas en la representación en que ellas son suministradas. La divinidad de
las palabras reside en la divinidad del pensamiento, el poder de las palabras en
el poder del pensamiento, y el poder del pensamiento consiste en su vitalidad.
Quien reconoce que la energía creativa de las palabras es un arma invencible se
hace amo del destino. Esta carta impregnada con la esencia de lo que yo soy,
es como una espada que penetra en tu cuerpo, atraviesa tus tuétanos y se
deposita en tu alma. Si su mensaje logra herir tu alma y adentrarse en tu ser
femenino, habrá alcanzado su objetivo. En caso contrario, si es débil y falla
ante tu indolencia, viviré en el regazo de tu abandono hasta que tu alma
trascienda la conciencia de mi amor.

Recuerdo la vez en que, en una tarde de invierno, fría y oscura, luego de


esperar a que me desocupara de mis labores de la oficina, nos fuimos a comer
un helado. Nos sentamos en una silla de metal, justo frente a una catedral
contigua al parque. El reloj marcaba las 6:15 pm. El lugar fue iluminado
copiosamente por las lámparas que se encendían, al tiempo en que una llovizna
comenzó a caer sobre nuestros hombros. Recuerdo que aquella silla estaba tan
fría que parecía congelada. Al comenzar mi helado se concentró en mi cuerpo
un frío irresistible y comencé a temblar. Era difícil contenerme y mientras más
fuerza hacía para quedarme quieto, parecía como si reforzara el incontrolable
tiritar que se había apoderado de mí. Aún me sigue impresionando la manera
en que mis dientes castañeaban. Tuviste que terminar con el helado que yo fui
incapaz de comer. Los huesos de las manos me dolían. Ésta es una anécdota
24

que siempre que la recuerdo me saca una sonrisa, por el frió y porque aún en
esas condiciones la pasión que sentía y siento por ti se expresaba a través de
mi cuerpo de forma deliberada y a veces incontrolable. Este vigor al que pude
dar rienda suelta unas horas después, siempre ha sido una recompensa y
también algo que me rejuvenece el cuerpo, la mente y el alma. Invariablemente
me ilumina el día y fortalece nuestra relación en los aspectos primordiales. Esta
entrega incondicional, mutua y, a veces, peligrosa, indica una relación
apasionada y un factor importante en nuestra vida. El contacto glorioso de
nuestros cuerpos nos llena el corazón de amor y puede satisfacer casi todas las
necesidades emocionales. El contacto que te proporciono te da seguridad y la
confianza de que te considero importante. El hambre de amor que hay en tu
alma siempre queda satisfecha por mi atención apasionada y plena, mientras te
rindes a las ansias más profundas de tu ser femenino, lo cual satisface
plenamente tu pasión por amar y ser amada.

Con tu manera de amar, libre y llena de romanticismo, has llegado a


mi alma y colmado las fibras más sensibles de mi masculinidad.

Por mi parte, esta clase de encuentros siempre me libera de las frustraciones, y


vigoriza la pasión y el compromiso emocional con esta relación. Tu respuesta
cálida y húmeda me electriza y despierta las fibras más profundas de mi ser
masculino. Este encuentro de nuestras almas crea las herramientas infalibles
que cambian instantáneamente mi experiencia y mis logros. En esta dimensión
en la cual trascendemos lo ordinario, inmersos aun en nuestros instintos,
experimento y satisfago la necesidad de amar y ser amado, a veces oculta,
pero presente siempre. Al final, que por lo general es un nuevo comienzo, me
circundas con tu vitalidad juvenil, proporcionándome un mayor sentido de la
belleza y mejor apreciación del mundo que me rodea. La presencia cálida,
sensual y atractiva con la que colmas mi invulnerable ser masculino, es una
huella indeleble que se extiende por los confines de mi imaginación. Puedes
pensar que ese deseo que me guía en esas circunstancias es algo grosero,
divorciado del amor, ya que es opuesto al romanticismo que tú revelas; pero en
realidad es, en esencia, la manera en que concibo el amor. Se dice que cuando
25

una mujer se siente apoyada en la relación, puede redescubrir el amor de su


corazón y satisfacer sus necesidades emocionales. Si además existe una buena
comunicación, estará dispuesta a abrirse a los requerimientos sexuales de su
compañero.

Yo siempre me he preocupado por ser diestro al satisfacer tus requerimientos


emocionales más apremiantes con el fin, valga la superficialidad, de
encontrarme con tu respuesta amorosa, la cual se ha constituido en la manera
más efectiva de saber si se me ama. También es el medio más poderoso para
reavivar mis sentimientos amorosos. Tu aprecio, aceptación y confianza es lo
que más me potencia y sostiene. La presencia abierta, confiada y dispuesta a
bajar tus defensas y revelarte desnuda para aceptarme en tu cuerpo y en tu
ser. El contacto con tu suavidad, el penetrar en la calidez de tu cuerpo amante
es como el descubrimiento del cáliz sagrado por parte de un creyente. Es
mantenerme recio y masculino, inmerso en la suavidad y la calidez. Lo que
hace de esta experiencia algo sublime es el amor que florece en la medida en
que más te conozco y crece la intimidad y la relación.

Teniendo una perspectiva clara en lo retrospectivo, encuentro que son muchos


los eventos que nos atañen y que desestabilizan el buen fluir de mis emociones.
Traigo a mi mente la ocasión en que viajé más de quince horas para verte.
Obviamente otros detalles enmarcaban el motivo de mi visita a la capital, pero
más fuerza ejerció en mi decisión de viajar el anhelo de encontrarte. La dicha
me duró muy poco debido a que en la mañana del día de nuestro encuentro,
luego de haber concretado los pormenores de la cita la noche anterior, tu móvil
sonaba apagado. Como lo único que dejamos sin definir fue el sitio de
encuentro por mis compromisos del día, por no tener tu nueva dirección me
quedé sólo con las ganas. Tu vaga y extendida explicación llegó cinco días
después a mi correo, cuando ya había salido de la ciudad. Creo que nunca he
sentido una oleada de emociones tan contradictorias como en esa ocasión y
sólo el esclarecimiento de dicha situación me liberó de las tensiones. Esta
aclaración que continuó en un lugar de exclusiva privacidad, tres semanas
después, me permitió convertir dichas emociones negativas en experiencias de
26

gozo y satisfacción. En esa ocasión disfrutaste de manera especial con mi


habilidad para incentivar lenta y gradualmente tu deseo. Recreando esa
experiencia, hasta donde permite mí memoria, encuentro cómo al tocar tu
blanda feminidad me conecté con mi propia blandura, sin dejar de permanecer
centrado y masculino. En ese momento me concentré en ti de manera cariñosa.
Es casi mágico saber cómo quedaste en libertad de volver a experimentarte a ti
misma en todo el esplendor de tu ser sensual. Mi romántica atención hacia los
detalles que te complacen y el hecho de recibir el apoyo cariñoso, sustentador y
sensual que ansiabas, te hizo tomar conciencia de tus anhelos. El acto de
proporcionarte lo que anhelabas te ayudó a saciar tus necesidades mientras
deseabas más y más. Recuerdo que me divertí mucho tentándote poco a poco
y, dirigiendo el contacto físico en la dirección en la que, a su debido tiempo,
desearías más; y me apartaba cuando me estaba acercando. Te provocaba,
dándote un poquito para luego quitártelo.

Cuando un hombre queda inmerso en fantasías o, estando en el mundo real,


piensa en ellas y desea vivir en concordancia, se siente descorazonado si las
cosas salen de manera contraria; puede creer que es el único que no está
gozando de una vida apasionada. Es posible que esta carta sea para ti una
insinuación de que mis ilusiones han sido presa de la telaraña de un mundo
fantasioso. En una ocasión lo pensé y aunque algunos párrafos parecen
ratificarlo, en la base de mi propósito de escribir se encuentra la lucidez propia
de un impulso sosegado. Tanto es así que, para darte mi respuesta, tengo
presente tu deseo apremiante de sentir apoyo emocional.

Cuando leas estas palabras, quiero que te sientas amada y cortejada,


para que este mensaje, en tus manos cobre la misma fuerza con la cual yo lo
escribo. Las mujeres por lo general ansían intimidad y una buena comunicación.
A través de este texto deseo expresarte que, para seguir siendo atractiva para
mí, no necesitas tener un cuerpo perfecto o convertirte en una mujer de
fantasías. Tampoco debes estar dispuesta siempre que busco conversación e
intimidad, ni debes mandarme el mensaje repetido y convincente de que te
encanta hacer el amor conmigo para que mis deseos se mantengan saludables
27

y fuertes. Aunque hagas lo que acabo de decir, recuerda que eres atractiva
para mí porque es lo que yo elijo cada día. La atracción de la que hablo es una
condición de tu alma que trasciende el manifiesto atractivo físico que también
posees. Una vez me comentaste que para ti son muy importantes la buena
comunicación y el apoyo afectuoso. También me dijiste que apreciabas mi
habilidad en cuestiones sexuales. Esta confidencia me da confianza en la actitud
positiva que tienes con respecto al amor, y es para mí un impulso en los
avances que tengo contigo. También ha incrementado mi pasión y me da
libertad para expresarme de la manera más natural.

Las expresiones de la naturaleza sexual femenina no son planeadas ni


decididas; por lo general, ellas las descubren en el momento. La comprensión
del tema en cuestión, además de ayudarme a comprenderte mejor, me ha
vinculado con esas sensaciones de atracción y pasión que se experimentan
cuando se establece una buena conexión emocional. Este vínculo me permite
hacer algo para conquistarte cada día y entregarte la atención y el apoyo que te
mantiene apasionadamente atraída. Contigo he aprendido cómo la mujer
requiere que su compañero le preste atención a sus sentimientos de modo
positivo, y he vivenciado la seguridad de poder iniciar el sexo siempre que me
apetezca sin el temor de ser rechazado.

De otro lado, conocer el lenguaje de la psicología de las mujeres y entender


cómo el cuerpo refleja fielmente el estado espiritual/mental de su ser, ya que
éste no utiliza el lenguaje maquillado del habla, es una de las cosas que, según
tus propias confidencias, más admiras de mí. Esta admiración que ampliamente
se ve manifestada en tus actos, es lo que me sostiene firme en la relación a
pesar de los últimos acontecimientos, o sea de la distancia física que hay entre
tú y yo.

Al leer tu expresión corporal que es, entre otras cosas, un lenguaje que no
engaña porque es inconsciente, me he dado cuenta de que los sentimientos
que siempre me profesas son sinceros. La forma y el tipo de mirada que tienes
conmigo me dicen mucho sobre la hospitalidad que hay en tu persona para mis
28

intereses. A través del brillo y los movimientos, los ojos expresan el estado más
profundo del alma. En los tuyos he visto los íntimos deseos que tienes, incluso
antes de que me los expreses. Tu mirada fija me dice cómo te interesa mi
presencia y lo bien que me piensas. Cuando tus ojos están como brillantes, me
dicen que están atraídos, entusiasmados y alegres. Este tipo de mirada me
insinuó que las puertas de un romance estaban abiertas cuando te conocí.
Desde entonces me divierte saber que, durante el juego de la seducción, sueles
ocuparte de tu arreglo personal, como cuando jugueteas con el cabello o te
acomodas repetidas veces la ropa. Éstos son gestos inconscientes que haces
automáticamente. Esto te explica por qué te pedí que te quedaras más de
veinte minutos la primera vez que hablamos: quería saber cómo te las
arreglabas con ese delicioso conflicto que planteé a tu inconsciente entre el
deseo de tocar y el sentimiento de que tal vez no se debía. Tus labios también
me han demostrado simpatía, en especial con esa sonrisa alegre y relajada que
a menudo dibujas en tu rostro.

Cuando una mujer está tensa o cuidadosa de cómo es percibida, comienza a


transmitir sutiles señales de su estado a las personas a su alrededor. Esto
muestra que está preocupada por sus comportamientos frente al hombre de su
interés. Estas señales pueden parecer sutiles en un principio, pero son señales
muy seguras. En nuestro caso, recuerdo que algunas de esas señales fueron las
miradas rápidas y de reojo que me brindabas. En ese momento supe que te
gusté y querías mirarme, pero tenías temor de demostrar demasiado interés,
por lo cual tus miradas eran muy rápidas.

Esta carta está escrita con fuego. El fuego en ella es el amor inmerso en todo lo
que yo soy. Tiene el poder de acercarnos más o bien separarnos para siempre.
Esta condición extrema causada, en parte, por el rumbo que últimamente han
tomado nuestras vidas, exige una decisión definitiva. El motivo de tu pregunta,
como pude darme cuenta, es un hálito de inseguridad y la sospecha de que ya
no te amo. La respuesta que te doy puede animarte a dar un paso al frente y
seguir con la relación, si la comprendes como yo espero que lo hagas, o bien,
puede causar la separación definitiva entre nosotros. Así como has querido
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tomarte un tiempo para pensar en la relación y los favores de los que, según
tú, aún gozo en tu alma, te insto a que inviertas tiempo para meditar en esta
carta. Si el mensaje en estas palabras es indiferente ante la perspectiva que
ahora tienes de nuestro vínculo, tendrás mi comprensión. Pero si logra herir tu
alma y sensibilizar tus decisiones, celebraré tu regreso, me regocijaré en tu
presencia, y caminaremos juntos hacia el destino que alguna vez planeamos en
beneficio de nuestra realización.

Contactos:

alejandro.spt@gmail.com

yosoytriunfador1a@hotmail.com

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