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Camila Castro Rojas

Cultura del vestir


30/10/18

El vestuario de nuestros abuelos: ¿Decisión o imposición?

La cultura del vestir se encarga de analizar, evaluar y sintetizar los elementos y


características que diferentes culturas quieren transmitir por medio de sus
vestuarios, presentándose a través de sus prendas permitiendo ser escaneados por
una sociedad donde cada estilo, tendencia o elemento de la indumentaria tiene un
significado diferente, lo que nos permite desde una manera superficial analizar a
una persona. El tema de investigación que he seleccionado es: El vestuario de las
personas mayores, ¿Qué determina que las personas mayores deben vestir de una
manera determinada? ¿Qué prendas deben vestir de acuerdo a la sociedad? Estas
interrogantes me llamaron la atención primero porque en ocasiones estamos tan
enfocados en la juventud y en el vestuario modernos que no nos hemos dado cuenta
qué estilos han adoptado las poblaciones mayores, qué tienen de interesante, cómo
ellos transmiten sus personalidades y qué tendencias siguen y como las adoptan.

Lo primero que deberíamos tener presente es que la moda no tiene edad, todos de
alguna manera expresan quiénes son por medio de sus acciones y lo que visten.
Nuestra atención no siempre esta dirigida al vestuario de nuestros abuelos, puede
ser porque nos parece tan simple que no le vemos razón de analizar. Pero lo que no
comprendemos es como si a ti te define una chaqueta de lentejuelas a ellos los
definen sus prendas básicas, que cuentan con una connotación cultural diferente
que no solemos comprender porque no logramos transportarnos 20 o 30 años atrás
para analizar los inicios de este estilo para nuestros abuelos o abuelas. Por otro lado,
podemos ver personas adultas con un estilo llamativo, a veces más de lo que
toleramos, pero es en este punto en que nos debemos preguntar ¿Cuál es esa barrera
que define lo simple de lo llamativo? Y también evaluar estos prejuicios que no solo
nos rodean a nosotros, sino tener más presentes contextos de otra época ya sean
históricos o religiosos.

Evaluando los dos primeros textos donde nos presentan culturas como las de Mar de
plata y la cultura de los Guámbianos, podemos ver como tener prendas tan
arraigadas a la cultura según estas comunidades les facilitaba el saber como vestir
para mantener un estatus, un ideal cultural y hasta para unirse como comunidad. En
el caso de mar de plata se definían que prendas se podían usar dependiendo de las
ocasiones, que se consideraba pulcro y vulgar, como presentarse de una manera
apropiada a la sociedad y la clara diferenciación de clases. (KACZAN, 2005). Y en el
caso de los guámbianos tenían prendas características para cada género y cada
individuo tenía una función con respecto a la construcción del vestuario. (SCHWARZ,
1976). Ahora podríamos decir que el siglo XXI es un siglo de subjetividad, donde
dependiendo de tu entorno cultural, histórico, político y económico tendrás una
opinión frente al vestuario de la gente y su actitud, ya sea positivo o negativo
tenemos ese chip que cada vez que vemos algo que llama nuestra atención un
prejuicio o una idea salta de nuestra cabeza. Pero alguna vez te has puesto a pensar
¿Qué piensan nuestros abuelos del sistema moda?, pues créeme que llegan a tener
más opiniones que nosotros por el entorno en el que se les crió y porque cada que
una nueva tendencia emerge es un nuevo elemento que ellos no conocían y a no ser
que los adultos que tú conozcas sean muy “open minded” siempre habrá una opinión.

Evaluando elementos de la lectura de Prácticas culturales y prácticas del vestir llego


a despertar y a reaccionar de alguna manera hacia donde la moda se está dirigiendo,
sabemos que es para todos, que todos los días evoluciona hacia la diversidad y a la
inclusión de todos y todas. Es por esto que me llamaba mucho la atención de como
en la lectura se habla de cómo el diseñador no debe crear por crear, sino que debe
tener en cuenta que está creando una idea y un pensamiento ya que está ayudando
a formar una personalidad, pero si el diseñador es quien ayuda a crear esta
personalidad tomemos Pat Primo por ejemplo, una marca en la que gran cantidad
de mujeres adultas mayores suelen comprar, pero al igual es una marca con
colecciones capsula para adultos con los mismos tonos de siempre, con las mismas
siluetas. (PORTA, 2014). Entonces teniendo esto en cuenta y la idea del naturalizar
la acción del vestir y del volver esta acción de la vida cotidiana de algo monótono,
no hay razón para que los adultos mayores opten por looks diferentes a lo que su
cultura siempre les ha impuesto, y a todos esos abuelos y abuelas arriesgadas que
optan por prendas más modernas, si no logran un look “Fashion forward” que esté
dentro de las pautas de lo pulcro no vamos a tener una gran opinión al respecto. Me
pregunto ¿En realidad es la cultura e historia impuesta en nuestros abuelos la que
afecta tanto su forma de vestir? O ¿Es el diseñador el que no propone elementos y
estilos vanguardistas en la indumentaria para que nuestros abuelos puedan plasmar
sus personalidades?

La inspiración llega de lugares inesperados, una de esas fuentes de inspiración para


el ser humano es la moda, porque nos permite expresarnos, presentarnos a un mundo
que está listo para juzgar cada paso que cada persona da. Como dice Blair Waldorf
“Fashion is the most powerful art there is. It’s movement, design and architecture
all in one. It shows the world who we are and who we’d like to be” (La moda es el
arte más poderoso que hay. Es movimiento, diseño y arquitectura en uno. Le muestra
al mundo quienes somos y quienes quisiéramos ser). Y si esto es cierto, por qué no
le permitimos a los adultos ser quienes ellos quieran ser por medio de sus prendas,
después de todo la moda parte de todos y todos tenemos el mismo derecho de
expresar nuestro ser por medio de esta.

Para la realización de esta investigación de tomara como base de investigación a dos


individuos: Beatriz Muñoz y Esther Julia Giraldo a las cuales se les evaluara su
vestimenta y forma de actuar y a partir de estos puntos determinar quienes son para
la sociedad, cómo se proyectan y verificar si sienten que la moda las han aprisionado
y no les ha permitido expresar todo su interior; o ver el otro lado de la moneda,
donde nos explican que las ha llevado a vestirse como lo hacen, empezando por su
contexto histórico, político, económico y cultural, tomando como referentes dos
individuos que se desenvolvieron en su juventud en espacios diferentes y por ende
como les afectó su relación con la moda y con la sociedad. Devolvámonos a 1938,
año en el que Beatriz y Esther Julia nacieron haciendo parte de la llamada
“Generación del silencio”, término que utilizo por primera vez la revista Times para
describir a quienes pasaron por la época de “Los pocos afortunados”, ya que este
periodo se vio determinado por la Segunda Guerra Mundial cuyas repercusiones se
vieron en múltiples países incluido Colombia, dado que después del ataque a buques
colombianos que pasaban por el canal de Panamá, el país toma partida en la guerra
a cambio de protección militar. Ya podemos determinar que la situación que se
desenvuelve en el periodo de tiempo en el que la mayoría de nuestros abuelos
nacieron no pudo haber sido más problemático, lo que para unos trajo depresión y
preocupación que se transformó en una generación tradicionalista, donde no todos
tenían las mismas oportunidades, pero se buscaba la manera de salir adelante, esta
es la situación en que nacieron mis abuelas. Añadiendo que ambas se criaron en
familias conservadoras, con gran fe en la iglesia católica, pero contaron con figuras
maternas y paternas que no se dejaban dictar por el “Libre albedrio” e impusieron
el vestuario que creían apropiado para sus hijas, por lo menos hasta que tuvieron
voz y voto en su forma de ser.

Evaluaremos cómo el contexto de ambas determinó quiénes son, empezando con


Beatriz, nacida en 1938 en una familia religiosa con pocas posibilidades, su padre
muere a una edad temprana lo que la lleva a contemplar la idea de casarse a los 15
años, donde encuentra pareja pero como ella nos cuenta no todo salió como se
esperaba; “ El señor tenía dinero y a mi no se me ocurrió nada más, el me dio 10
pesos para comprar un vestido que nunca olvido porque no lo compre, me robé el
dinero y me fui a vivir a Tolima”. Allí se casó con mi abuelo y regresaron a la ciudad
de Pereira, donde construyeron una casa de bareque en la que tenían una ebanistería
y Beatriz ayudaba a la economía del hogar como costurera, arreglando lo que le
llevaran hasta que compro una maquina de coser Singer de segunda, pero algo que
necesitamos saber es ¿Qué determinaba su manera de vestir? ¿Cómo vestía? ¿De
donde sacaba los recursos para vestir? A lo que nos respondió “No había mucho
dinero, cada retazo que me sobrara de los recogidos o remiendos de lo que cosía, lo
reunía y me hacía mis faldas”. Es acá donde podemos determinar que el elegir con
qué vestir no era una prioridad ya que los recursos no eran suficientes, sin embargo,
uno de los elementos que quise rescatar es que ella construía sus faldas, lo que me
llevó a preguntar ¿Qué prendas solía usar?, “Siempre he usado lo mismo, blusas,
faldas, zapatos y un shawl”, teniendo en cuenta esto proseguí a preguntarle por qué
usa estas prendas. “Porque así me he vestido siempre y es lo primero que aprendí a
hacer, el pantalón no lo uso porque es para hombres y no me gustan esos abrigos
grandes”. Acá es donde encontramos un prejuicio que ha definido la manera de
vestir de Beatriz, como ella determina que el pantalón es para hombre y por
consiguiente solo usa faldas, largas por supuesto. A pesar de la falta de recursos
siempre ha seguido sus ideales representándolos en su forma de vestir.

Figura 1. Boda Beatriz y Hernando, vestido fabricado por ella.

Previo a nuestro segundo caso evaluaremos la lectura “El poder de la moda. Sastres
en Medellín”, el cual nos contextualiza en la época de 1900-1930; donde nos
presentan el ideal del vestuario y de moda en la ciudad de Medellín, a donde llegaron
las tendencias europeas que empezaron a determinar una jerarquización por medio
de clases sociales, acá es donde los sastres llegan a ser un engranaje más de una
sociedad con ideales elitistas que por medio de la publicidad y con ayuda de las
mujeres de la élite de Medellín difundían las tendencias. Al igual por medio de la
revista “Letras y Encajes” escrita por mujeres para presentar las prendas que se
deben usar desde la pulcritud y las buenas costumbres. Lo que no presenta como los
adultos mayores están tan arraigados a su cultura e ideales que les es difícil
evolucionar su vestuario, ya que con múltiples tendencias podrían ir en contra con
lo que toda la vida han predicado.

Figura 2. Beatriz con vestido.

Vamos a ver otro caso, donde las oportunidades y el contexto son diferentes, Esther
Julia, nacida el mismo año que Beatriz, pero criada en la ciudad de Medellín por una
familia con más recursos. Lo primero que se le pidió fue que nos dijera como fue su
juventud a lo que nos comentó lo siguiente: “Muy normal, como tenía que ser, mis
hermanas mayores se fueron al convento y solo yo me quede con mis hermanos,
estuve en la escuela y aprendí lo que tenia que aprender a cocinar, organizar, coser,
escribir y leer. Yo me encargaba de la comida con mi mamá y mi papá llegaba tarde
de la finca”. Acá ya nos ubicamos en un contexto económico y cultural diferente,
donde como mujer desde pequeña se le enseño a cumplir con acciones como el
coser, a partir de esto evaluamos ¿Cómo vestía? ¿Quién hacia la ropa? A lo que
respondió “ Yo usaba la ropa que mis hermanas dejaban, pero a ellas mi papá les
llevaba, yo arreglaba mi ropa porque me quedaba grande, pero tenía mucha ropa
porque a nadie más le servía, cuando ya no la usaba más la volvíamos colchas”. Esto
nos da una perspectiva de la vida en Medellín como nos narra el texto, acá es donde
vemos una posición donde no tenían que hacer sus prendas, en cambio cuando ya no
se usaba se le daba una segunda vida. Vemos que las prendas se imponían por quienes
la compraban y más aún cuando eran elementos que pasaban por múltiples personas
antes que Esther Julia.

Figura 3. Esther Julia en el presente.


Vamos a tomar la lectura “El cuerpo punk como referente identitario en jóvenes
mexicanos” como una reflexión del pensamiento de los adultos mayores frente a la
expresión y la liberación por medio de la indumentaria. Donde se nos presenta el
cuerpo punk como una construcción de identidad que nos resulta provocadora,
donde la idea del personaje “antagónico” es la que determinara aquel que generara
ruido, el que pretende escandalizar a una sociedad. (LOPEZ,2013). Está idea me
llevo a pensar en una situación hace aproximadamente 5 años, donde Esther Julia
ve a mi hermana con un lado de su pelo rapado, su primera reacción fue decirme “
Si usted se hace eso en el pelo, no la dejo entrar a mi casa”, procedí a recordarle
aquella situación y preguntarle a que se debe la reacción, a lo que respondió “Una
niña no se debe cortar ese pelo así, además su hermana nunca volvió a misa después
que se hizo eso”, en este punto podemos sacar tres conclusiones de la situación. La
primera es como todos los prejuicios que se han inculcado en nuestros abuelos desde
pequeños siguen arraigados a sus ideales, lo que los lleva a juzgar de una manera
más fácil y al igual les ha impedido a adoptar tendencias o nuevas modas que se
presentan ya que no van acorde a lo que ellos creen. La segunda es como nuestros
abuelos suelen tomar una posición idealista donde pretenden imponer sus
pensamientos cuando observan algo que los sorprende o que rompen con su contexto
cultural. Por último, algo que me llamo la atención fue el complemento a su
respuesta: “Además su hermana nunca volvió a misa después de eso”, como
inmediatamente se le atribuye a este tipo de estéticas una desconexión con la
religión, lo que nos lleva a como los elementos estéticos o ideales que rompen con
las convicciones sociales llamaran la atención y romperán con esa estructura social
“utópica” que se nos suele enseñar.

Ya en la recta final de la investigación nos enfocaremos en Beatriz analizando su


vestuario antes y ahora identificando que cambio, que persiste y como cree ella que
la moda la ha definido a través de su vida. Ya sabemos que principios la definen
como persona, pero queríamos saber qué importancia he tenido la ropa en su vida.
Su respuesta fue la siguiente: “A mi siempre me ha gustado mucho la ropa, coser y
desde pequeña aprendí a hacer patrones, no eran de expertos, pero todos eran para
mí y me quedaban muy bien”. Pero ya que sabemos que ella fabricaba su ropa ¿Qué
ventaja y desventaja le veía al tener que construirla ella? “Pues lo bueno es que me
gustaba hacerme mi ropa y yo sabia que se me veía bien y eso era lo que yo me
hacia, lo más bonito. Lo malo era que en la época no podía comprar muchas telas,
conseguía cuando podía y por lo general eran de las baratas que encontraba”. ¿Esta
situación le afectaba en el ámbito social en cuanto a la necesidad de mantener un
estatus?, “La verdad no eso todo el mundo sabía que yo era costurera, todos me
pedían que les arreglara ropa, hasta llegue a hacer vestidos para mis amigas. Uno
en esa época era muy vanidoso, todos los días había que salir a la calle a hacer
mandados y había que hacerlo viéndose bonita”. A continuación, veremos algunos
de los looks de la época de Beatriz donde podemos ver como mantenía una silueta
de época, la cintura ajustada, con falda larga y blusa o top que le daba un cambio
en cuanto a la estética y el diseño.
Ahora que conocemos que ha impulsado a Beatriz a vestir como lo hace queremos
encontrar una respuesta a una interrogante que nos planteamos anteriormente: ¿En
realidad es la cultura e historia impuesta en nuestros abuelos la que afecta tanto su
forma de vestir o lo que no les permite evolucionar su vestuario es que el diseñador
no cambia la concepción que tiene de “anciano” evolucione creando nuevos estilos
y por ende nuevas personalidades? Le preguntamos a Beatriz si siente que aquellas
prendas diseñadas para su edad la frenan y no le permiten expresar su personalidad
por medio de prendas. “Vea que no, ahora mi prioridad no es vestir con lo mejor
sino sentirme cómoda, usar cosas que me faciliten el día a día. No quiero
despertarme a pensar que tengo que vestir, pero claro igual me gusta sentirme
bonita”. Como sabemos la moda y las tendencias no solo están representadas por la
ropa y los zapatos, elementos como los tatuajes, piercings y adornos o decoración a
nuestro cuerpo son parte de nuestra estética y personalidad, así que procedí a
preguntarle a Beatriz ¿Qué otro elemento decorativo cree que la definen y definen
su estética? Esperaba con esta respuesta encontrar aquel tatuaje que nadie le ha
visto a su abuela, pero su respuesta fue común y mas sorprendente de lo que uno
esperaría. “Pues mi cabello, siempre me ha gustado el volumen y nunca puedo salir
sin mis aceites por que se aplasta y se ve mal”. En este punto podemos definir que
no solo la juventud le da importancia a el aspecto físico, sin importar la edad
siempre habrá algo que nos inquieta de nuestro aspecto físico, así como algo que
esta tan arraigado a quienes somos que no lo dejamos ir, porque sin elementos como
el volumen de nuestro cabello no representamos completamente quienes y como
somos.
Figura 6. Cabello de Beatriz.

Esta investigación a llegado a su final, con resultados más maravillosos de los que
cualquiera esperaría. La moda hace parte de la personalidad de todos nosotros, a
veces les damos significado, otras no nos damos cuenta de la importancia de esta en
nuestras vidas. Pero siempre esta allí, todos nos expresamos de una manera
diferente, y de este mismo modo adaptamos tendencias y con ellas prendas que
definen quienes somos y que definirán como las personas nos ven. Sin importar que
edad tengamos siempre habrá elementos que nos ayudaran a expresarnos, puede no
ser nuestra ropa, ni nuestro pelo o accesorios, pero podemos presentarnos al mundo
con nuestra actitud y determinación y eso bastara. Esperábamos que la conclusión
fuera que por medio de nuestras prendas podemos definir y establecer una
personalidad, pero la verdad son un accesorio más que ayudan a complementar una
pantalla frente al mundo.
BIBLIOGRAFÍA

1. KACZAN. G. P. , (2005). El lenguaje de la moda indumentaria: signos y


significados en los modos de revelar el imaginario. Facultad de Bellas artes.
UNLP. Pág. 6.
2. SCHWARZ. R. A. , (1976). Hacia una antropología indumentaria: El caso de los
Guámbianos. Tulane University. Pág. 19.
3. PORTA. M. E. , (2014). Comunicación, prácticas culturales y prácticas del vestir:
algunas reflexiones teóricas para vincular procesos socioculturales y abordajes
interdisciplinares. Question revista. Pág. 3.
4. CARBONÓ. L. , (2017). El poder de la moda: sastres en Medellín (1900-1930).
Quirón revista. Pág. 85.
5. LÓPEZ. A. S., (2013). El cuerpo punk como referente identitario en los jóvenes
mexicanos. Papeles del CEIC. Pág. 10.

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