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PRESENTADO POR
VII SEMESTRE
26/ 07/2019
En el primer panel del seminario “trabajo social y discapacidad” se contempló que desde
trabajo social las realidades no son monolíticas es decir no se leen de una manera plana o
unidireccional, si no que las realidades sociales tienen una multidimensionalidad y por ende
hay que abordarlas desde los distintos elementos que componen esa realidad social. La
discapacidad no se encuentra excluida de esa complejidad que comprende abordar una
temática como esta, entonces hablar de discapacidad implica pensar, el sistema económico,
de la organización familiar, la cultura, infraestructura y la composición del sistema
educativo, el tema de discapacidad así como cualquier temática del orden social es un tema
complejo que se debe abordar desde su carácter holístico.
Para trabajar una temática como discapacidad en trabajo social se debe entender las
particularidades de cada condición, no es lo mismo la apuesta de abordaje de una persona
ciega a la apuesta de abordaje de una persona con discapacidad auditiva, esas diferencias
hay que entenderlas para poder generar acciones integrales y contextualizadas.
Se podría pensar que como el caribe es diverso y este nos permite leer la diversidad mejor,
las investigaciones realizada desde el programa “enterezas” en la corporación “Caribe
afirmativo” a través de técnicas y metodologías propias del trabajo social se evidencio que
en el escenario caribe, se continúan preservando todo el tema de la violencia de género y
como los hombres tienen acceso a lo público y las mujeres solo se les limita a lo privado, y
es así como se vive este diverso pero excluyente caribe Colombiano,
En este sentido el género y la diversidad en trabajo social es pensando en una simetría, en
la subordinación en la que se encuentran las mujeres, mujeres que se podrían interpretar desde
una categoría intersectorial puesto que no es solo su posición de mujeres que genera ciertas
situaciones de exclusión y subordinación sino también el hecho de tener una orientación
sexual diversa.
En el último panel que llevaba como nombre “Participación social comunitarias” las
personas que intervinieron en el desde sus posturas se cuestionaron cual es el concepto y
como se percibe la participación y como se está concibiendo el asunto de la comunidad, para
dejar de idealizar la comunidad como aquellos grupos donde todos luchan por un bien común
sino que se reconozca que estos espacios comunitarios también están cargados de tensiones,
contradicciones y desacuerdos e incluso ejercicio de poder diversos, donde trabajo social
tiene que entrar a mediar y a generar procesos de participación comunitarios incluyentes, esta
misma idealización de la comunidad lleva a repensar el para qué del ejercicio del trabajo
social en el contexto comunitario en términos de utilidades y beneficios.
Desde trabajo social se han venido liderando una serie de acompañamientos sociales
comunitarios con el fin de generar procesos de autogestión y sobre todo fortalecer redes
comunitarias, que aunque hoy se cuestionan el papel de las organizaciones con el tema de la
“politiquería” también se ven en las personas de las comunidades cierta esperanza para
generar transformaciones a nivel local y en los intereses colectivos.
En este debate que se presentó a través de los diferentes paneles del seminario se genera un
elemento importante y es cuál es la representación socio-lingüística de las categorías con las
que nos estamos refiriendo enunciando al otro en los diferentes contextos, a veces esas
categorías son eufemismos que permiten liberar culpas, pero que siguen camuflando esas
condiciones históricas de exclusión, en la manera en que llamamos al otro gay y no “marica”
pero se sigue discriminando, lo llamamos “diverso funcional” pero seguimos tratando a las
personas con discapacidad como unos minusválidos, es pensar un trabajo social en el que
nosotro/as somos sujetos, donde esas problemáticas y esas realidades nos permean, somos
personas con situación de discapacidad, somos hombres y mujeres que también nos pensamos
desde orientaciones sexuales, desde las diversidades étnico raciales y desde la pobreza, es
entender que la intervención de trabajo social no es pensarse en un sujeto aislado sino que
también nos obliga a pensarnos como sujetos activos en esa intervención.