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Tu Sanador

“Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo


recto delante de sus ojos, y dieres oídos a sus mandamientos, y
guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los
egipcios te enviaré a ti porque yo soy Jehová tu sanador.” Éxodo 15:26

¡El Señor es tu sanador! Él es JEHOVÁ-RAFA (el que sana). Dios ha


provisto en Jesucristo la sanidad definitiva para la enfermedad espiritual,
física y emocional. Dios puede sanarnos. Escucha atentamente la voz
de Dios en tu interior como te convence de tu sanidad. Ninguna
enfermedad llegará a tu casa. Mírate sano, declara sanidad sobre tu
familia. No importa los síntomas que puedas estar sintiendo, mucho
mayor que eso es Su poder y lo que está escrito en Su Palabra. Hay una
promesa de sanidad para ti y tu familia y la recibes hoy.

Decreto

Decreto que Jehová Rafa es mi sanador. Que puedo escuchar


atentamente Su voz y estar convencido de mi sanidad. Declaro que, por
la sangre de Cristo, ninguna enfermedad entrará en mi casa. Creo que su
poder es mucho mayor que todo síntoma y que todo diagnóstico dado
por el hombre. Deposito mi sanidad espiritual, física y emocional en el
Señor. Y que la sangre de Cristo nos será por señal de esto, Amén.
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Ordena a tu alma.

Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él


es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.
Salmo 103:2-3

El salmista le daba una orden a su alma; número uno, que bendijera el


nombre de Jehová, y número dos, que no olvidara nunca ninguno de sus
beneficios. Y parte de los beneficios que recibimos de Dios, luego de
ser perdonados, es que Él sana todas nuestras dolencias. Eso es algo que
nunca debemos olvidar, aun en ese momento que sentimos dolor,
debemos ordenar a nuestra mente que reciba el alivio que viene del
Señor. ¡El sana todas tus dolencias! Comienza el día de hoy a bendecir
Su nombre por toda tu casa, recuérdale a cada uno de los miembros de tu
familia Sus beneficios, y verás cómo el Señor trabaja a su favor y
reciben alivio en medio del dolor, en el nombre de Jesús.

Decreto

Yo ordeno a mi alma a bendecir el nombre del Jehová nuestro Señor.


Decreto que nunca olvido ninguno de sus beneficios. Declaro que, así
como recibí un día Su perdón, también recibo la sanidad de toda
dolencia. Declaro alivio sobe mi cuerpo y sobre todos los miembros de
mi familia que lo necesiten. Declaro, por el sacrificio de Cristo en la
cruz del Calvario, alivio total. Y que la sangre de Cristo nos será por
señal de esto, Amén.
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Su sacrificio por ti.

“Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros
curados.” Isaías 53:5

No hay razón de sufrir, si no hubiera un propósito. Fue en nuestro lugar


que nuestro Señor Jesucristo sufrió. Él fue herido, molido y castigado,
para brindarnos el regalo de la salvación. Todo ese castigo lo hizo
volverse todo una llaga, cargando con Él todas nuestras enfermedades.
Es por ese sacrificio y sufrimiento que somos curados. ¡Ya el Señor
sufrió por ti, ya el Señor te sanó! Tienes que creer que el evento de la
cruz es suficiente, que es el punto final a lo que dicen los médicos y es el
elemento necesario para depositar tu fe. Bien podemos soportar nuestros
sufrimientos más leves porque el sufrimiento mayor lo pasó nuestro
Señor en la cruz del Calvario.

Decreto

Decreto, por el sacrificio en la cruz del Calvario y por la llaga de Cristo,


que soy sano. Declaro que Él llevó todas nuestras enfermedades, y
cargó todo el sufrimiento que estas producen, para que fuéramos libres.
Creo que mi casa es una zona libre de enfermedad y que el médico por
excelencia está al cuidado de nosotros. Creo que el sacrificio en la cruz
del Calvario es suficiente. Y que la sangre de Cristo nos será por señal
de esto, Amén.
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Lo que sobrepasa todo entendimiento.

“7 Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará


vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.”
Filipenses 4:7

Dios protege nuestra salud mental porque hay situaciones que llegan a
nuestras vidas que, muchas veces, no podemos entender. Hay un
elemento que, si no lo reconocemos y no lo aceptamos, podemos estar
vulnerables y perder la cabeza. Ese elemento es la paz de Dios, la que
Su palabra dice que sobrepasa todo entendimiento. En los momentos
que no podemos entender qué sucede, por qué surgió y cómo pasó, es
cuando se manifiesta esa paz. Es la paz que sobrepasa todo lo que se
pueda o no entender, es una paz que no sabrás explicar, que muy
probable no entenderás, pero que vivirás. Es la paz que proviene de
Cristo la que guarda nuestros corazones y pensamientos.

Decreto

Yo decreto que la paz que sobrepasa todo entendimiento se manifiesta


en mi hogar. Declaro que Jehová Shalom guarda nuestros corazones y
nuestros pensamientos. Declaro que Jesús es nuestro Príncipe de paz y
nos brinda armonía interior. Creo que mi casa y yo vivimos en paz. Y
que la sangre de Cristo nos será por señal de esto, Amén.
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La oración eficaz puede mucho.

“¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la


iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor. Y
la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiera
cometido pecados, le serán perdonados. Confesaos vuestras ofensas
unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración
eficaz del justo puede mucho.” Santiago 5:14-16

Te preguntarás: ¿Cuál es la oración eficaz? La oración eficaz es la


oración que hace un justo con fe. Ya has sido justificado por la misma
fe a través de Cristo, ya eres justo y, si eres justo, tu oración será eficaz.
En tiempos de creer por sanidad, no es la oración fría y formal la que es
efectiva, sino la oración que hacemos con fe. Debemos estar preparados
para orar por nuestra familia. Los versos nos instan a orar lo unos por
los otros y a compartir nuestras peticiones. ¡Qué mejor lugar para
comenzar a hacerlo que en casa! Toma en tu mano un poco de aceite, y
ora con fe por ese familiar que hoy lo necesita. Comienza a creer por
milagros y a declarar que Dios te usa para manifestarlos, y lleva tú la
sanidad a tu hogar. Nunca olvides que la oración eficaz del justo puede
mucho.

Decreto

Yo decreto que soy justificado por la fe a través del sacrificio de Cristo


en la cruz del Calvario. Declaro que mi oración con fe es eficaz y puede
mucho. Creo que Dios me usa para llevar sanidad a mi casa y a cada
uno de los miembros de mi familia que lo necesiten. Declaro que pongo
mis manos con aceite sobre los enfermos y sanarán para gloria Suya. Y
que la sangre de Cristo nos será por señal de esto, Amén.
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El deseo para tu familia es…

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que


tengas salud, así como prospera tu alma.” 3 Juan 2

¿Cuál es tu deseo para tu casa? El día de hoy, puedes pedirlo. Esa


expresión “amado” puede ser el sentimiento común que otros expresen
hacia ti, y el deseo es lo que se continúa declarando en el verso. Pero,
¿tendremos la capacidad de creer, declarar y desearlo sobre otros? Es el
deseo de Dios que prosperes en todas las cosas, es Su deseo que goces
de buena salud y que crezcas y madures en tu alma. De la misma forma,
debemos enseñar a otros a crecer y a creer que lo mismo se puede
manifestar en sus vidas. Expresarle a tu familia el deseo de Dios, te hará
hacer realidad el tuyo propio, siempre y cuando se encuentre
completamente alineado al de Él. Tú casa prosperará en todo, tu familia
será saludable y, juntos, crecerán en su alma, hasta alcanzar el máximo
potencial para lo que han sido destinados por Dios.

Decreto

Decreto, por el poder de la Palabra de Dios, que mi familia prosperará en


todo, que nuestra salud estará segura, así como el crecimiento de nuestra
alma. Declaro que mi deseo se alinea al deseo de Dios para mi casa, y
que, juntos, disfrutamos de él. Creo que Dios nos bendice para bendecir
a otros. Y que la sangre de Cristo nos será por señal de esto, Amén.
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Tranquilos

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de


vosotros.” 1 Pedro 5:7

Echa todas tus preocupaciones personales, angustias familiares, ansiedad


por el presente y cuidados por el futuro sobre Dios. Él cuida de ti y
cuida tu casa, no hay porqué estar ansioso. La ansiedad es un estado
que ocupa mucho espacio y tiempo en tu mente, y todo ese espacio debe
ser llenado por la fe. Jesús mismo, en el libro de Mateo 6:26-33, nos
enseña y nos inspira a no vivir afanados y, por ende, en ansiedad.
Nuestro Padre celestial se ocupa y está al tanto de todo. Si las aves del
cielo comen y los lirios del campo visten con más hermosura que la de
un rey, ¿cómo no hará mucho más por ti? El día de hoy, decide buscar
el Reino de Dios y su justicia, y todas las cosas te serán añadidas. Sé
libre de toda ansiedad.

Decreto

Yo decreto que soy libre de toda ansiedad; declaro que mi seguridad y la


seguridad de mi familia provienen de Dios. Sé que Él está al pendiente
de todo y tiene cuidado de mí. Creo que, desde hoy, todos mis
pensamientos son llenos de fe, que buscamos el Reino de Dios y su
justicia, y que todas las cosas nos serán añadidas, en el Nombre de Jesús.
Y que la sangre de Cristo nos será por señal de esto, Amén.

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