Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Construir un concepto de educación de adultos no es tarea fácil, sin embargo tomando las
referencias que la realidad misma en las aulas nos permite ver, los procesos por el cual el
educando y el educador de esta modalidad van pasando, dan luz a una concepción de
Educación de Adultos, entendiéndola como un proceso formativo de personas que pasaron la
edad de obligatoriedad del sistema educativo, y como el sistema no es excluyente, genera
espacios de intercambios de saberes, escuelas, para el trabajo con la modalidad. Sin embargo
nos es oportuno tener una mira más amplia con respecto a este concepto, y por ellos nos
parece interesante destacar algunos documentos que trabajan en el.
En el documento de la UNESCO ¿Qué es la Educación de Adultos? es importante
destacar que:
Educación de adultos es un proceso de carácter multidisciplinar orientado a favorecer
la educación permanente para todos y el aprendizaje eficaz a lo largo de toda la vida.
Pretende la adquisición de conocimientos que mejoren la cualificación profesional y el
logro de actitudes y aptitudes cívicas, sociales, morales y culturales para el desempeño
de responsabilidades y para el progreso en todas las esferas.
Se basa en la justicia, en la disposición a favorecer la comprensión de los aspectos
culturales de la evolución humana y en la cooperación y la paz internacionales,
llevando adelante un proceso de enseñanza-aprendizaje que tiende a hacer aflorar en
las personas una actitud abierta, un modo de entender las relaciones humanas, una
forma de ver el mundo, un espíritu, un estado de ánimo, una disposición mental y un
talante ético. (Juan Ignacio Martínez de Morentin de Goñi, 2006, p.p. 113-114)
revolución educativa que permitirá un autentico desarrollo integral de los hombres y las
mujeres en individuos y en cuanto miembros de una sociedad. Todo ello deviene del gran
auge del desarrollo científico – tecnológico lo cual provoca que los conocimientos vayan
evolucionando a gran velocidad y prontamente lo que recién conocíamos cambia de
paradigma o ideología, o bien aparecen nuevos oficios que juegan un papel importante en el
campo social, provocando una demanda de conocimientos acelerados de esas nuevas
profesiones.
proyecto que se identificaba con el socialismo. También se puede decir que existió
contribución a la constitución de los sectores populares como protagonistas de esta
transformación social, a partir del fortalecimiento desde la educación, de sus organizaciones y
movimientos. Alfonso Torres Carrillo (s.f.)
Que en el plano de lo educativo se pretende una formación de una conciencia crítica en
los educandos populares, entendida como toma de conciencia de la realidad injusta y de la
necesidad de transformarla. Además de una creación de metodologías de trabajo basadas en la
construcción colectiva de conocimiento, el diálogo y la acción.
La identificación de estos rasgos comunes no significa que la Educación Popular haya
sido una corriente homogénea; como toda construcción histórica asumió matices y énfasis en
cada contexto nacional. Así mismo, las particularidades históricas de cada contexto llevaron a
que la Educación Popular inspirara prácticas en alfabetización, educación en derechos
humanos, de género e intercultural. Así, es más que un cuerpo doctrinal compacto, es un
campo pedagógico y un movimiento cultural. Alfonso Torres Carrillo (s.f.)
Resumiendo, la educación popular a través de estas y otras modalidades metodológicas,
desarrolla su propuesta de creación de una educación alternativa, inserta en un proyecto de
creación de hegemonía popular y de identificación con los sectores sociales desfavorecidos
que buscan crear un nuevo tejido social y una nueva forma de sociedad con un proyecto de
ruptura y compromiso político en el campo pedagógico y social.
Conocer los cimientos de la educación de adultos nos hace pensar en cómo se fue
constituyendo a lo largo de la historia y como se fueron centrando las bases para la misma,
por ello cabe resaltar el lugar que desde UNESCO y las diferentes conferencias de educación
de adultos. Nos centraremos en los objetivos de la educación de los jóvenes y de los adultos,
los cuales la consideran como un proceso para toda la vida, y se definen desarrollar la
autonomía y el sentido de responsabilidad de las personas y las comunidades, reforzar la
capacidad de hacer frente a las tranformaciones de la economía, la cultura y la sociedad en
18
Por ello es importante generar una democracia que realmente tome en consideración a las
minorías, que dé prioridad a los proyectos, necesidades, intereses e iniciativas de jóvenes,
mujeres, indígenas y grupos desfavorecidos de las zonas rurales, semidesiertas y de las
periferias urbanas, como bien se señaló desde la 4ta. Conferencia Internacional de Adultos
celebrada en París en 1985.
En este sentido, durante las últimas décadas se han resaltado las nuevas orientaciones
que aportan las mujeres y sus organizaciones. Por sus experiencias y prácticas
específicas se encuentran en el vértice de los desafíos fundamentales para el porvenir
de la humanidad, como lo son la paz y las relaciones igualitarias entre hombres y
mujeres. Por ese motivo es esencial su participación en el desarrollo de la educación
de adultos, así como en la definición de un proyecto de sociedad más humano
(UNESCO, 1985).
La educación de adultos cobra sentido para aquellos que poseen fe profunda e inmanente
en las posibilidades de una aventura intelectual. Si creemos en el hombre, en su infinito
potencial de desarrollo, miraremos las instituciones educativas como un medio para alcanzar
su potencial para el autoperfeccionamiento. Mediante la educación el hombre puede
desarrollar y dominar una adaptación al cambio, comparando educación y cambio con las
modalidades de transporte puede verse como necesitamos reparar continuamente los antiguos
caminos, es decir hacer una educación correctiva, y construir nuevos caminos, educación
permanente, así como experimentar con nuevos y mejores métodos para viajar mediante la
investigación, actualización profesional y programas de desempeño. Asford, (1976).
Se presenta la tarea de la educación de adultos como una aceptación del hecho de que para
sobrevivir como seres civilizados, el hombre debe ser miembro activo de una sociedad que
aprende; este es el principal fundamento de la educación de adultos, lo que le da una
19
Se ofrecen desde el Estado Nacional (1869 – 1875), los cursos para obreros que se
dictaron en los Colegios Nacionales de todo el país, que no subsistieron debido a la
deserción de los alumnos.
Se realiza el primer Congreso Pedagógico (Buenos Aires, 1882), del cual surge que
resulta indispensable la enseñanza de adultos en los cuarteles, destacamentos,
guarniciones, en los buques de la Armada, en las cárceles, en las fábricas, en los
establecimientos agrícolas o rurales y en todo lugar donde hubiese o fuese posible la
reunión permanente y habitual de adultos para educarlos e instruirlos.
Se sanciona en 1884 la Ley 1420, que, no le otorga importancia ni le reconoce
especificidad a la Educación de adultos. Retoma lo expresado en el Congreso
Pedagógico (1882) y establece en su artículo 11, entre otras cosas, que el número
mínimo de alumnos para la apertura de un curso, debía ser de 40.
Se brinda una enseñanza mínima (establecido en el artículo 12 de la Ley 1420) que
comprendía lectura, escritura, aritmética (las 4 primeras reglas y el sistema métrico
decimal), moral, urbanidad, nociones de idioma nacional, Geografía Nacional, entre
otras, enfatizándose la enseñanza de lo nacional, debido al fenómeno inmigratorio.
(Paredes M. y Pochuli en Revista Iberoamericana de Educación)
En los primeros 20 años del nuevo siglo, tiene lugar un proceso de institucionalización.
Las diversas corrientes político-ideológicas -liberales, socialistas, anarquistas, normalistas-
logran especificar más claramente sus propuestas y organizan importantes experiencias de
variado signo ideológico y político. El Centenario marcará el momento de celebración del
triunfo de la tendencia educativa oficial, ubicará finalmente la acción del socialismo como
complementaria de la acción del estado, y significará la represión definitiva de la propuesta
anarquista para la modalidad. (Ministerio de Educación de la Nación, 2008)
23
Los dos primeros años del siglo marcan un punto de inflexión en la Historia de la
Educación de Adultos en nuestro país, luego de la realización del Congreso Pedagógico de
1900. Desde los espacios de poder se hacen esfuerzos por controlar el conjunto de
experiencias que se venían gestando, produciéndose el Primer Reglamento y Plan de Estudios
de Escuelas Nocturnas.
Como características de este período, tenemos:
Se plantean contenidos para la Educación de Adultos que no se apartan de los
establecidos por la Ley de Educación Común para escuelas de niños, obligando a
marchar a la escuela nocturna alejada de la vida, sin más horizontes que los que cabe
en un programa infantil y descontextualizado para los tiempos que corrían.
Se establecen dos tipos de escuelas: las militares y las que funcionaban en Territorio
Nacional.
Se cierran los canales posibles de participación de la sociedad civil en la dirección de
las escuelas.
Se enfatiza el problema de lo autóctono, en el aspecto moral, encarándose en forma
absolutamente prescriptiva.
Se estipulan rígidos mecanismos de control. Los alumnos debían ser evaluados cada
tres meses, con la confección de una composición, uniforme para todas las escuelas,
debiéndose archivar.
Se prohíbe toda enseñanza empírica, fundada exclusivamente en el ejercicio de la
memoria, así como la mera curiosidad o lujo, el dictado de textos o lecciones, o
cualquier otro procedimiento que hiciera mecánica y fatigosa la enseñanza. Esta
oposición férrea a la introducción de contenidos prácticos se argumentaba en el hecho
de que el único fin de las escuelas era el educativo, entendiéndose por ello el de
brindar una formación general y no especializada.
Se establece un mínimo de 15 alumnos para la apertura de un curso y un máximo de
50. Los establecimientos tuvieron en general problemas para funcionar, y en muchos
casos los inspectores las cerraron debido a la falta de alumnos.
Se prohíbe expresamente el trabajo en las escuelas públicas de personal sin título.
(Paredes M. y Pochuli en Revista Iberoamericana de Educación)
24
A lo largo del siglo, y aún a riesgo de simplificar, podemos señalar dos momentos de
consolidación de una propuesta con capacidad de construcción de un sentido totalizador, de
cierre de debates abiertos, vía los mecanismos de incorporación, subordinación, exclusión, y
asentándose siempre en el “consenso acorazado de coerción”. O sea, períodos en los que se
produce la consolidación de un discurso hegemónico.
El primero, en la segundo década del siglo, cuando empieza a instalarse en el imaginario
social la posibilidad de que el sistema escolar infantil quizás no sea suficiente para garantizar
el cumplimiento del mandato original civilizador. En el año 1922, el Consejo Nacional de
Educación dicta una nueva reglamentación para la Educación de Adultos (EA), estableciendo
así 3 tipos de escuelas:
Primarias: correspondientes a las 3 primeras secciones del ciclo de las diurnas;
Superiores: correspondientes a 4 o 5 secciones de las mismas escuelas;
Complementarias: donde se enseñaba: aritmética comercial, cocina, corte y confección,
dactilografía, dibujo industrial, geografía, economía argentina, historia argentina, idioma
nacional (correspondencia comercial), idiomas, labores, música (canto coral), taquigrafía y
teneduría de libros. (Ministerio de Educación de la Nación, 2008)
Para la Educación de Adultos, el año 1910 marca una coyuntura especial y es el momento
de enfrentamiento de los dos discursos pedagógicos de la época. El reglamento de Berrutti del
año 1910 expresa la fuerte presencia del elemento inmigrante y alcanza espacios de poder
dentro del aparato estatal que le permite producir innovaciones, enfrentando obstáculos para
implementar una transformación más profunda del sistema de adultos.
Las tendencias de estos años tienen importantes puntos de coincidencia, tales como la
confianza absoluta en la práctica educativa como palanca del progreso y como factor de
homogeneización de formación del ciudadano y de constitución de la nacionalidad.
Como características distintivas de este período tenemos:
Se plantea la demanda de contenidos diferenciados de los de la enseñanza infantil, y
un rechazo de parte de la población adulta hacia una organización excesivamente
25
Esta reglamentación es el signo más evidente de que el Estado Nacional ha "tomado las
riendas" y coloca bajo su control -material (cuadros de inspección) o simbólico (construcción
de un discurso legítimo)- al conjunto de experiencias, propuestas, discursos, que estaban
circulando en la sociedad de manera dispersa. De este modo, cierra el debate que venía desde
el siglo anterior respecto a dos cuestiones fundamentales acerca de las características de la
modalidad:
Papel del estado y la sociedad civil en la gestión de las escuelas (creación, selección de
contenidos, vínculo docente-alumno, etc.)
Especificidad de la modalidad, referida especialmente a dos aspectos: Vinculación
con el trabajo, desde las posturas construidas con un discurso normativo que sostenían que la
obligación del estado era sólo la de garantizar la educación común, es decir, la alfabetización;
y las que insistían en la necesidad de tomar en cuenta la demanda de formación para el trabajo
presente en los destinatarios reales. Además de características del currículum, desde los que
llevan al máximo la idea de homogeneización fundante del sistema escolar, y sostienen que la
escuela es "común" (igual) para todos, independientemente de las características particulares
de los destinatarios; y los que trabajan por un currículum flexible, acorde al destinatario
potencial real, que facilitará la asistencia y permanencia de los alumnos.
Se logra organizar así un discurso en que el estado asume el papel central de prestador y
regulador, creando un subsistema que incorpora de manera parcial las demandas respecto a la
formación para el trabajo y flexibilización curricular. Paralelamente, se produce la
desaparición o debilitamiento de multiplicidad de experiencias y discursos que la sociedad
civil había sido capaz de generar.
Empiezan a surgir críticas a la metodología escolar y las escuelas de adultos demuestran
su fracaso para retener alumnos y cumplir con la misión para la que fueron creadas.
La diversidad de experiencias y posiciones en el campo de la Educación de Adultos presente
en las primeras décadas, se resuelven y organizan en este período con la acción del estado,
que se hace cargo de la atención de los adultos y de la organización del subsistema.
27
Con la creación oficial de 56 escuelas complementarias en 1922, el estado da por primera vez
una respuesta orgánica y definitiva a la vinculación entre educación y trabajo a través de la
capacitación laboral en oficios.
Los primeros antecedentes de la incorporación de enseñanza práctica en la Educación de
Adultos fueron algunos cursos en escuelas nocturnas creados por Sarmiento cuando era
Director General de escuelas. Pero fueron las sociedades populares las que impulsaron con
más fuerza la enseñanza de oficios desde principios de siglo.
Como características de éste período se tienen:
Se crean escuelas de adultos con el ciclo primario completo y con materias
complementarias divididas por sexo.
Se constituye la Asociación Nacional de Profesores Especiales de Escuelas para
Adultos.
Se modifica el artículo 12 de la ley 1420 aspirando a dar a los educandos adultos una
real capacidad para el trabajo y la formación de obreros de ambos sexos.
Se le asigna mayor carga horaria a Lengua y Matemáticas, y luego a la Historia y la
Geografía
Nacional, seguida por las Ciencias Naturales.
Se reforman los programas de los cursos que existen, suprimiendo lo que no se usa o
dándole aún un carácter más práctico.
Se comienzan a definir y consolidar las sociedades populares, con un perfil propio, de
acción paralela y claramente separada de la estatal. Se oponen a la semioficialización
de sus escuelas y títulos, a la vez que solicitan apoyo estatal para su funcionamiento.
Estas sociedades populares empiezan a construir un circuito de educación privada, y la
participación de vecinos, padres o ex alumnos en las escuelas pasa a ser la de
asociaciones cooperadoras, de apoyo o estímulo.
Se enfatiza la necesidad de la formación profesional. (Paredes M. y Pochuli en Revista
Iberoamericana de Educación)
Se plantea también la necesidad de crear conciencia social del problema, para lo cual se
propuso la creación de la Liga Nacional de Educación Pública.
La identidad entonces consolidada, no tendrá fisuras importantes sino hasta fines de los
años 50. La Pedagogía de la Liberación y la Educación Popular, especialmente la figura de
Paulo Freire, marcarán un nuevo punto de inflexión en la historia de la modalidad. Los
principales elementos de esas nuevas Pedagogías, habían estado presentes en la sociedad
argentina hacia fines del siglo pasado.
El segundo momento, resignificador del mandato original, se ubica en el marco de la
promesa desarrollista. En las sociedades “tradicionales”, “atrasadas”, que necesitan la
protección y guía de los pueblos “modernos”, la EA cobra un rol fundamental en la tarea de
“educar” una cultura que se concibe como intrínsecamente incapacitada para producir
modernidad y progreso. Las teorías del capital humano y de la formación de recursos
humanos dan razones económicas para financiar la destrucción y penetración cultural y la
consolidación de la hegemonía norteamericana en el continente.
Desde el estado nacional de Illía y luego de Onganía, se pone en marcha la primera
Campaña Nacional de Alfabetización, y se crea la Dirección Nacional de Educación de
Adultos (DINEA), se promueve la modernización total de los servicios, y se producen
acciones que significaron un paso fundamental en la construcción de la especificidad, y
produjeron un mejoramiento sustancial del subsistema de Educación de Adultos estatal.
Las escuelas y los centros educativos, así como también otras experiencias de educación
no formal y de trabajo social de inspiración desarrollista, crean un espacio en el que maestros,
trabajadores sociales, militantes religiosos o políticos, llevan a cabo un gran número de
trabajos de educación popular. En múltiples y dispersos espacios de la cotidianeidad del
enseñar y aprender de los sectores populares, nacen los gérmenes de lo que se va a ir
consolidando como la pedagogía de la liberación. La ilusión desarrollista, en contacto con la
complejidad y riqueza cultural de los grupos populares en la Argentina de los 60, se va
transformando en la esperanza freireana. Esa línea va a orientar el accionar de la gestión de la
DINEA durante el breve período que se inicia en el 73, y termina de manera violenta con el
golpe de 1976. (Ministerio de Educación de la Nación, 2008)
31
Si bien se instala como tal el proyecto educativo autoritario en 1976, podemos señalar que
las condiciones históricas en nuestro país no posibilitaron instaurar políticas ni realizaciones
en el campo de la Educación de Adultos desde algunos años antes.
La militancia política y gremial generó numerosos experiencias educativas importantes, se
planteó la necesidad de continuar las políticas generadas en los períodos anteriores, pero el
desorden institucional y el golpe de estado de 1976 apagó todas las iniciativas y persiguió a
buena parte de los educadores que, desde posiciones políticas pedagógicas y anclajes
institucionales diversos habían generado un importante compromiso de trabajo con los
sectores populares.
Encontramos pocas referencias a la Educación de Adultos durante el Proceso, las
experiencias existentes se limitaron, en el mejor de los casos, a una continuidad silenciada y
controlada desde el estado militar, propio, por otra parte, a las políticas implementadas para el
conjunto del sistema educativo.
En el contexto de terror y persecución muchas experiencias educativas no estatales se
constituyeron en “refugios” de educadores progresistas: las experiencias de las ONGs,
algunos sectores de la Iglesia, los curas del tercer mundo, etc. Igualmente muchas de ellas
fueron desarticuladas.