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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID

MASTER EN ECONOMÍA INTERNACIONAL Y DESARROLLO

Integrantes de análisis: Ana Pazos y Bryan Espinoza Estrella


Profesor tutor: David Anisi. Mail: anisi@usal.es
Nuestro interés a través de este texto es realizar un comentario y una
evaluación de los aspectos principales del artículo escrito por Nicholas
Gregory Mankiw, “UN RÁPIDO CURSO ACTUALIZADOR DE
MACROECONOMÍA”, publicado en el Journal of Economic literatura en
el Vol. XXVII en Diciembre de 1990.

Respecto al Autor:
Nicholas Gregory Mankiw nació en 1958, se graduó en Administración de
Negocios en Princeton University, 1980 y de Ph.D en el Instituto
Tecnológico de Massachusetts en 1984.

Entre sus cargos académicos desempeñados se encuentra el haber sido


Instructor del Massachusetts Institute of Technology y Profesor de
Economía en Harvard University. Desde el 2003 es asesor económico del
Presidente George W. Bush.

La labor más importante de este reconocido profesor de Economía en la


Universidad de Harvard ha sido su aportación a cuestiones
microeconómicas y fundamentalmente macroeconómicas. Con sus trabajos
ha intentado explicar el comportamiento del consumidor, la determinación
de precios, las políticas fiscal y monetaria y el funcionamiento de los
mercados financieros.

Respecto al artículo:
Mankiw se plantea por qué los macroeconomistas prácticos no se rigen por
los modelos académicos, existiendo por tanto gran disparidad de criterios
entre ambas áreas, y por qué los avances teóricos de los últimos veinte años
han tenido un bajo impacto en la macroeconomía aplicada.

En los años 70 se rompió el consenso entre prácticos y académicos debido


a que los modelos académicos utilizados no podían explicar los índices de
inflación y desempleo experimentados, que con anterioridad habían sido
cuestionados por Milton Friedman y Edmund Phelps en 1968.

Según la curva de Phillips, se podría alcanzar y mantener un permanente


bajo nivel de desempleo, manteniendo un alto nivel de la inflación; sin
embargo Friedman y Phelps argumentaron desde principios
microeconómicos que esta relación no se cumplía si la política de mercados
tendía a desbordarse.

En sus investigaciones analizaron países con niveles altos de inflación cuya


tasa de desempleo se mantenía constante. Razonaron que el equilibrio, o la
tasa natural de desempleo, deberían depender de: la oferta de trabajo, la
demanda de mano de obra, los tiempos óptimos de búsqueda, y otras
consideraciones macroeconómicas; no en la tasa media de crecimiento
monetario. Los acontecimientos posteriores demostraron que lo que
proponían Friedman y Phelps era correcto: la tasa de inflación aumentó sin
una reducción permanente en el desempleo a partir de ciertas observaciones
en países que tuvieron altas tasas.

Cuando se estaba generando nuevamente un consenso, Robert Lucas


(1976) añade que la mayoría de las variables macroeconómicas, tales como
el consumo y la inversión, dependen fundamentalmente de las expectativas
de la evolución futura de la economía, y de cómo las personas perciben esta
información, concluyendo que estos modelos no deben utilizarse para
evaluar el impacto de políticas alternativas de shokcs y que deberían
fundamentarse en principios microeconómicos adecuados.

Según Mankiw, el desacuerdo de los años 70 se basó en dos principales


causas: una empírica y otra teórica. La causa empírica consistió en que el
consenso no pudo hacer frente al aumento elevado de las tasas de inflación
y desempleo que se experimentaron en la década de los 70 y, la causa
teórica, se remite al gran abismo entre los principios microeconómicos y
macroeconómicos, que en la práctica dejaron de ser intelectualmente
válidos.

El autor divide la evolución reciente de la macroeconomía en tres


categorías:
La primera corriente acepta el axioma de expectativas racionales, que es
para muchos el mayor cambio en la macroeconomía de los últimos dos
decenios.
Una segunda, en la que se usa nuevos modelos clásicos, manteniendo la
hipótesis de que los precios se adaptan continuamente para equilibrar la
oferta y la demanda.
La última, intenta reconstruir la macroeconomía usando modelos
keynesianos, siendo ésta la que más se adapta a las curvas IS-LM.
Expectativas racionales.
Esta corriente asume que las empresas maximizan sus beneficios y los
consumidores maximizan su utilidad, ambos agentes actúan racionalmente
respecto a sus expectativas futuras. Las consideraciones a tener en cuenta
dentro de esta corriente son:

Políticas irrelevantes.- Las políticas monetarias son irrelevantes para el


curso de la producción y el empleo (Sargent y Wallace 1975). La asunción
de expectativas racionales implica por tanto que la gente no puede ser
sorprendida por políticas que ocurren sistemáticamente. Por otra parte,
Stanley Fisher en 1977 demostró que era posible construir modelos con
expectativas racionales en los cuales las políticas monetarias estabilizan la
economía. El trabajo de Sargent-Wallace fue importante básicamente por
haber introducido las expectativas racionales en la macroeconomía

Normas versus criterios.- ¿Debe la política pública llevarse a cabo por


norma o por criterio?
El argumento en contra del criterio se ilustra mejor con un ejemplo
político: las políticas públicas acerca de la negociación con terroristas sobre
la liberación de los rehenes. La anunciada política de los Estados Unidos y
muchas otras naciones es que el gobierno no negociará rehenes. Dicho
anuncio tiene por objeto disuadir a los terroristas: si no hay nada que ganar
del secuestro, los terroristas racionales no tomaran rehenes.
Pero en realidad, los terroristas son lo suficientemente racionales como
para saber que una vez que se toman rehenes, la anunciada política puede
tener poca fuerza, y que la tentación de hacer algunas concesiones para
obtener la liberación de los rehenes puede llegar a ser abrumadora. La
única forma de disuadir a los terroristas es de alguna manera eliminar el
criterio de la política y convertirlo en una norma de no negociación.
Si los encargados de formular políticas han sido verdaderamente incapaces
de hacer concesiones, el incentivo para que los terroristas tomen rehenes se
reducirá sustancialmente. El mismo problema se plantea de manera
espectacular en la conducción de la política monetaria.
Consideremos el dilema de una autoridad monetaria preocupada tanto por
la inflación como por el desempleo. Ésta desea que todos esperemos que
baje la inflación, con el propósito de enfrentarla con una favorable relación
entre inflación y desempleo. Sin embargo, el anuncio de una política de
baja inflación no es creíble. Una vez que las expectativas se forman, la
autoridad tiene un incentivo para renegar de su anuncio a fin de reducir el
desempleo. Actores económicos privados comprenden el incentivo para
renegar y, por tanto, no creen en el anuncio desde el primer momento.
Así como un presidente puede caer en la tentación de negociar la liberación
de los rehenes, una autoridad monetaria con el mismo criterio puede caer
en la tentación de inflar para reducir el desempleo.
En el caso de los rehenes, habrá un menor número de rehenes y un menor
número de muertos, si los gobiernos están obligados a seguir la norma
aparentemente dura de abandonar todos los rehenes que se toman.
La sorprendente implicación de este análisis es que los encargados de
formular políticas a veces pueden alcanzar mejor sus objetivos habiendo
suprimido de su política el criterio. En el caso de la política monetaria,
habrá una reducción de la inflación sin aumento del desempleo siempre que
ésta esté comprometida con una política de inflación cero.

Expectativas Racionales en los trabajos empíricos.- La aceptación


generalizada de las expectativas racionales como principio metodológico
también ha tenido una profunda influencia en los trabajos empíricos. Por
ejemplo, Robert Hall (1978) señala que el consumo refleja las expectativas
de los consumidores acerca de su renta futura.

La macroeconomía neoclásica
Después de la ruptura del consenso la primera tarea que afrontaron los
macroeconomistas fue aprender a obtener información sobre cómo hacer
frente a la previsión racional de los agentes económicos. En un principio se
pensó que los modelos macro-econométricos podrían fijarse con relativa
facilidad, sin embargo el objetivo de la nueva revolución clásica fue la
reconstrucción de la macroeconomía basándola en principios
microeconómicos y en la tecnología como agente económico.

Los nuevos modelos basados en el ciclo real de los negocios, están


rigurosamente fundamentados en principios microeconómicos. A menudo
son modelos de equilibrio general, común en el estudio del crecimiento
económico, sólo ligeramente modificados para incluir los cambios al azar
de la tecnología que de acuerdo a Edward Prescott llegarían a ser un
rompecabezas si no se observan las empresas.

Mankiw menciona tres supuestos:


En primer lugar, la teoría del ciclo real de las empresas supone que la
economía experimenta cambios bruscos en la disponibilidad de la
tecnología de producción. En segundo lugar, la teoría del ciclo real de las
empresas supone que las fluctuaciones en el empleo reflejan los cambios en
la cantidad de personas que desean trabajar, y, en tercer lugar, la teoría del
ciclo real de las empresas asume que la política monetaria es irrelevante
para las fluctuaciones económicas.
En cuanto al cambio sectorial, que es otro nuevo enfoque del ciclo
económico, se hace hincapié en el costoso ajuste de la mano de obra entre
los sectores, donde se plantea que cuando un trabajador pasa de un sector a
otro, un período de desempleo se requiere, tal vez por la búsqueda de otro
empleo. Si los trabajadores están desempleados voluntariamente en las
recesiones, porque se mueven a los nuevos puestos de trabajo en otros
sectores, se esperaría encontrar una alta tasa de desempleo que coincida
con una elevada oferta de empleo.

Los nuevos macroeconomistas keynesianos


Muchos macroeconomistas han tratado de explicar las fluctuaciones
económicas con un enfoque que ha evolucionado a partir de Keynes
"Teoría General”, en el que se sugiere que las fluctuaciones económicas
responden más bien algún tipo de falla del mercado a gran escala. La
imperfección del mercado en las teorías keynesianas es el hecho de que los
salarios y los precios no se ajustan instantáneamente para equilibrar la
oferta y la demanda.

Fijación de precios y desequilibrio general.- Muchas investigaciones en el


decenio de 1970 utilizan las herramientas de la teoría de equilibrio general
para examinar cómo interactúan los mercados cuando los precios se fijan
entre ellos. Estos modelos investigan el por que los precios no se ajustan a
los dictados por el mercado de manera inmediata, ellos dirigen sus
esfuerzos en modelizar el proceso de ajuste de precios.

Contratos de trabajo y viscosidad de salarios.- La mayoría de los intentos


de explicar por qué la economía se desvía de la ideas Walrasianas (vaciado
de mercados), se han centrado en el mercado de trabajo. Keynes puso de
relieve la lentitud propia del comportamiento de los salarios. Una línea de
investigación sugirió que las causas eran los contratos laborales que
especificaban de antemano el salario nominal en la que muchos
trabajadores están cubiertos por contratos formales y muchos otros parecen
estar cubiertos por acuerdos informales con los empleadores. Estos
modelos basados en los salarios nominales fueron ampliamente criticados.

Competencia monopolística y precios pegajosos.- El desacuerdo con los


modelos que enfatizan la viscosidad de lo salarios nominales han girado la
atención de los macroeconomistas Keynesianos en 1980 hacia el mercado
de trabajo y el mercados de bienes, muchos esfuerzos han examinado la
competencia monopolista en donde el menú de costes situarán la nueva
lista de precios. Dentro de esta nueva línea de investigación aun todo es
nuevo para juzgar sustancialmente su impacto.
Conclusiones
Dentro de las conclusiones, el autor sugiere que los desarrollos recientes en
macroeconomía se asimilan a la revolución astronómica que realizó
Nicolás Copernico al expresar que la tierra era quien giraba en torno al sol
y de manera circular. En su momento la teoría de Copernico se mantenía
con pequeño valor práctico al momento de tratar de predecir la ubicación
de los planetas para la navegación marítima, sin embargo la teoría de
Tolomeo que afirmaba lo contrario presentaba gran utilidad para los
marinos de la época en la navegación.

Adicionalmente detalla Mankiw ciertos aspectos referentes a la trayectoria


de la macroeconomía en la última época como:

En la actualidad algunos economistas tienen aún dudas sobre el uso de las


expectativas racionales, haciendo a un lado esta relación evidente el cual se
ha fundamentado toda la economía, axioma que expresa que “Las empresas
maximizan sus beneficios y los hogares maximizan su utilidad”.

El debate sobre las reglas versus los criterios, son también a la vez
inconsistentes por ser un problema con carácter de políticas alternativas,
más fundamentalmente casi todos los macroeconomistas acuerdan que la
bases se fundamenten en principios macroeconómicos empresariales siendo
estos ponderantes sobre las bases de la investigación.

Sobre los resultados de la economía cíclica de negocios parece ser que


convergen hacia nuevos consensos.

Los nuevos clásicos y los nuevos Keynesianos han tenido sustancial


pequeños avances dentro de sus propios paradigmas.

Para explicar las fluctuaciones económicas, los nuevos clásicos ahora


enfatizan en los disturbios tecnológicos, en la sustitución inter-temporal de
ocio y los ciclos reales de negocios.

Los nuevos teóricos ahora hablan de la competencia monopolística, menú


de costes y eficiencia de salarios.

En contexto general se podría decir que los nuevos clásicos creen que los
ciclos de negocios pueden ser predecidos a través de las pérdidas por
fricción de los mercados, mientras que los Keynesianos creen que las
fluctuación de los mercados pueden ser explicados a través de fallas de sus
diferentes segmentos y clases.
Finalmente los desarrollos en la economía serán juzgados por aquellos que
encuentren o no utilidad o algún provecho en las aplicaciones macro-
econométricas y el pasar del tiempo harán que las variables como salarios
eficientes, ciclos reales de negocios y otras más expresadas en las últimas
décadas sean cada vez menos novedosas.

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