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Me introduciré en el mundo de los sentimientos, de las palabras y

recuerdos, para poder contar algo de una escuela: mi escuela. Ella es como
otra cualquiera de las que existen en este país, pero en su esencia, es
especial. Las historias muchas veces son parecidas, solamente cambian los
personajes. Comenzaré escribiendo que soy Profesor y que realizo mi
actividad profesional en la comuna de Recoleta, de Santiago, en una
escuela catalogada de vulnerable, en la cual existen estudiantes en riesgo,
principalmente socioeconómicos y deprivados culturalmente. Es decir,
alumnos pobres, con tendencia al fracaso escolar. Para algunos, los más
postergados, para otros, un instrumento de campaña y centro de grandes
discursos, sobre equidad y calidad educacional.

Los días en mi escuela, son como el tiempo: no se sabe si habrá calor, si


estará nublado, o simplemente lloverá, pues muchas veces los niños llegan
en las mañanas, inestables emocionalmente a raíz de la dura realidad de
sus vidas. No es fácil, vivir y trabajar en un medio así, donde lo normal, es
sinónimo de lo correcto, y lo correcto, es sinónimo de ser estúpido.

Es aquí, en estos lugares, donde se hace el verdadero Maestro, a través de


la templanza, la resiliencia y el amor, para crear un mundo mejor
y provocar un cambio social profundo en nuestros niños y niñas. Es aquí,
donde se construye la verdadera historia de nuestro país, donde se pueden
reparar los sueños rotos y sembrar la esperanza en estas pequeñas
personas, pues como dijo Nelson Mandela: “Es a través de la educación
que la hija de un campesino puede llegar a ser médico, que el hijo
de un minero puede llegar a ser cabeza de la mina y que el
descendiente de unos labriegos puede llegar a ser el presidente de
una gran nación”.

El día esta helado. Los niños van llegando a clases. Van y vienen los
saludos, besos y abrazos, son la tónica de la mañana. Cada día, es un
torbellino de emociones que se van mezclando, en las salas, en el patio y
por toda mi escuela. Nadie puede quedar indiferente a esta nube de
energía, que cotidianamente es hermosamente impredecible.

A lo lejos, se divisa el Copia, un perrito, que deambula por el sector y que


ha hecho de la escuela su hogar. El Copia es parte del personal del
establecimiento y ostenta varios títulos a su haber: mascota, confidente,
consejero e incluso de terapeuta: tiene excelentes habilidades de escucha y
en cada acción demuestra su amor incondicional, tampoco juzga ni habla a
sus espaldas. Los chicos lo acarician y sin saberlo su nivel oxitocina sube
como la espumay se calman. El Copia puede ver muchísimo más allá de lo
físico con su corazón de perrito.

El recreo, ya comienza. Los niños y niñas, salen raudamente al patio.


Algunos compran en el kiosko. Los más pequeños, corren y juegan a la
pelota. Los grandes, caminan a paso cansino, mientras conversan y
bromean entre ellos. Latino América está presente es esta escuela, como
en las de varias de comunas aledañas. Tenemos alumnos provenientes de
diferentes países como: Venezuela, Perú, Haití, Bolivia, Colombia,
República Dominicana y de Chile, reflejando la interculturalidad, presente
hace mucho en nuestro país. Esto hace que nuestra labor, sea más
profunda, dinámica y fundamental, para lograr una buena convivencia
entre las niñas, niños, padres y apoderados.

Ya en el patio, se me arriman algunos niños y niñas a saludar. Me abrazan


cariñosamente y me ofrecen de su poca y escasa colación. Al mismo
tiempo, con rapidez mental y vehemencia, me hacen un llamado de
atención, a través de una pregunta: quieren saber la razón de mi ausencia
el día anterior en clases. Me causa gracia tener que dar una explicación y
les respondo que estaba enfermo. Todos me miran, sus rostros me
comunican una aceptación a mi respuesta, “lo echamos de menos”-
exclama uno del grupo y en coro, reafirman con un sí. Nos abrazamos y
les digo que los quiero mucho. Les explico, que hay situaciones que a veces
escapan a la voluntad. Entretanto, me cuentan de sus cosas, de lo que han
hecho, de las tareas y otras situaciones alusivas a sus vidas personales. Los
escucho con mucha atención. Veo en ellos, a Luchín de Víctor Jara…
muchas veces, también son mi espejo, pues yo también soy un Luchín
jugando a ser grande. “Sé el adulto que tú necesitabas cuando niño”,
pienso y logro reafirmar la razón de abrazar esta gran y noble actividad.
Cuando los escucho y los miro, siento una sensación de paz, amor
y alegría, que recorre todo mi cuerpo. Soy feliz haciendo lo que hago.

Ya es hora de entrar a clases, han tocado el timbre. La gran mayoría corre


rumbo a sus salas. Al perderlos en la inmensidad del patio, recuerdo una
frase del Principito que dice “Todos los mayores han sido primero niños,
pero no lo recuerdan.” Yo espero que ellos, sí lo recuerden en el futuro.

Se realizan muchas actividades en la escuela para ampliar el horizonte


humano y cultural de nuestros alumnos y ellos se motivan dejando volar su
imaginación y creatividad. Como por ejemplo La Feria Científica-
Tecnológica, medioambiental y multicultural que se llevará a cabo día 27
de Septiembre cuyo tema central y transversal, será, la Madre Tierra y su
importancia para el ser humano. Queremos crear conciencia acerca del
respeto a toda forma de vida, tal y como lo entendían nuestros ancestros
de los pueblos originarios, para quienes la Tierra era su madre sagrada,
la benefactora y ellos eran sus hijos. Sabios que entendían y entienden,
que todas las cosas que hay en este planetatienen vida, que vibran y
sienten, ya sea con el agua, con los ríos, la montaña o con los árboles.
También, podían hablar con los animales. Comprendían que todo lo que
hicieran, selo hacían a ellos mismos. Todo estaba relacionado entre sí. Eran
parte del todo, y el todo, era parte de ellos, tal y como lo describe en la
Carta que el Jefe Indio Seattle, de la tribu Suwamish, que le envió al
presidente de los EEUU, en el año 1855, de ese entonces, Franklin Pierce.

Anhelo que el día de la feria y en un futuro, muchas personas del medio


artístico, literatos, filántropos, que entienden este mensaje se
comprometan con esta causa. Ojalá pudieran aportan un granito de amor a
esta noble y profunda toma de conciencia. Que no sea sólo para la foto.
Que pudieran visitar a nuestros alumnos, entregando diferentes
herramientas del conocimiento, para que ellos adquieran una visión más
holística de la vida y que abriguen en sus corazones que a pesar de las
diferentes barreras impuestas por una parte de la sociedad, se puede
construir un mundo mejor. Que la delincuencia, la drogadicción, el hambre
y otros aspectos negativos de la vida, se pueden cambiar, a través de la
verdadera educación, que el verdadero poder radica en nosotros mismos,
en nuestro interior y que luego manifiesta a nuestro alrededor.

He golpeado varias puertas, para poder conseguir ayuda en dar a las cosas
interesantes y hermosas que aquí se realizan. Que existen pequeñas
personas en formación que quieren un mundo mejor, pero a veces, no
tienen las oportunidades para acceder a las experiencias y conocimiento
necesarios para ello. Agradezco a todas las personas, que en alguna
medida, han abrazado esta actividad, de forma desinteresada y en amor,
algunas desconocidas para el medio público y otras conocidas, las cuales
por situaciones de tiempo y compromisos previos, no podrán asistir. Vaya
un abrazo para Roberto Márquez, de Illapu y también a su hermano
Andrés, por su gentileza y amabilidad, en escucharme y ayudar con su
mayor voluntad.

También debo agradecer al Universo, al Gran Espíritu, Ngenechén por


situarme en este tiempo y espacio, a la Madre Tierra, la Ñuke Mapu, la
Pachamama. A los Apus, a las fuerzas del Norte, Sur, Este, Oeste. A los
abuelitos Aire, Fuego, las Abuelas Agua y Tierra y a toda forma de vida.

Si tú quieres aportar a este proyecto de conciencia exponiendo, publicando,


cantando, bailando o realizando alguna expresión artística, que esté
relacionada al amor a nuestra Madre Tierra, te esperamos con los brazos
abiertos, el Copia, los niños y yo.
¡Se necesitan muchos guerreros, para reparar los sueños de vivir en un
mundo mejor!

“El Guerrero no es alguien que pelea, no tiene el derecho de tomar la vida


de otro. El guerrero para nosotros, es aquel que se sacrifica por el bien de
los demás. Su tarea es cuidar a los mayores, a los indefensos, a aquellos
que no pueden hacerlo por su cuenta, y por sobre todo, a los Niños, el
futuro de la Humanidad”. *Gran Jefe Toro Sentado

Joaquín Leiva Cordero

Profesor

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