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La unidad que regula, programa y verifica la actividad consta de los lóbulos frontales y
las estructuras pre-frontales bilaterales de la corteza cerebral. Estas áreas permiten la
formación de planes y secuencias de acciones que autorregulan la conducta humana por
medio del lenguaje, verificando sus resultados orientados hacia metas de carácter racional;
para lo cual integran funciones de signalización, abstracción, interrelación y
retroalimentación de la información.
Las estructuras de esta tercera unidad están localizadas en las regiones anteriores de los hemisferios,
antepuestas al giro precentral. Posee como canal de salida al córtex motor (área 4de
Brodmann), cuya capa V contiene las células piramidales de Betz, donde las fibras van hacia los
núcleos motores espinales y de aquí a los músculos, formando las partes de la gran vía
piramidal. Esta área cortical es proyectiva y no puede trabajar aislada, puesto que los
movimientos de un individuo requieren un fondo tónico, que es proporcionado por los ganglios motores
basales y las fibras antes mencionadas; además delas estructuras secundarias y terciarias del córtex
motor superpuestas.
La tercera unidad tiene una organización similar a la segunda unidad, presenta una región
primaria o de proyección, la secundaria o de asociación y la terciaria o de integración,
localizada en el neocórtex del lóbulo frontal.
El canal de salida de esta unidad es el córtex motor (área 4 Brodmann), la cual se
caracteriza por el notable desarrollo de neuronas piramidales (capa V), rodeando por
delante al área motora primaria, se encuentra el área pre-motora o de asociación (6 y 8
Brodmann), y por delante de esta una amplia región constituida por la corteza del área
terciaria conocida como área pre-frontal (9,10,11,12, 44, 44, 45 y 46 Brodmann), quien
juega un papel fundamental en la regulación del estado de la actividad, cambiando según
las complejas intenciones y planes del hombre formuladas con la ayuda del lenguaje (Luria,
1984). Las áreas motora y pre-motora se atribuyen a las regiones corticales del analizador
motor.
El trabajo del área pre-frontal no solo se encuentra contenida en la tercera unidad, sino que
incluye las restantes unidades con las que tiene amplias conexiones, por ejemplo con la
primera unidad existen conexiones de ida y vuelta que aseguran la activación de la corteza
cerebral para la vigilia y la atención selectiva, con la segunda unidad para regular la
actividad de los analizadores sensoriales corticales, quedando estos subordinados a los
sectores pre-frontales.
Algo importe de señalar, es que las regiones pre-frontales del córtex no maduran hasta que
el niño ha alcanzado la edad de 4 a 7 años, antes de eso no está preparado para orientar la
acción.
La lesión de los lóbulos frontales conduce a la alteración de la capacidad para poder inhibir
reflejos orientadores ante estímulos distruyentes, por lo que toda la actividad empieza a
perder su carácter selectivo.
La tercera unidad funcional, cumple pues, funciones específicamente humanas que por la
amplitud de sus manifestaciones, podemos decir, constituye la base neurobiológica de la
personalidad: de los modos de ser, de pensar, de actuar y de aprender.
ALTERACIONES.
Las alteraciones del tercer bloque funcional se asocian a las lesiones o disfunciones del
córtex frontal. Las lesiones de los lóbulos frontales pueden ocasionar diversas disfunciones,
tanto cognitivas como no cognitivas. Por ejemplo, la atención y las funciones motoras
pueden verse afectadas: la autoconciencia, la personalidad y las emociones pueden ser
anormales; y las funciones sensoriales-perceptivas y visuales-espaciales, así como el habla
y el lenguaje, la memoria y las funciones ejecutivas del sistema pueden resultar dañadas
(Stuss y Benson, 1986).