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INFORME
Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alessio y Angelino Meodoro se encuentran entre los
artistas más famosos y representativos de la región andina en el siglo XVII, cuyas
composiciones inspiraron legiones de artistas a emular el gusto estilístico que trajeron directo
de la influencia europea. Estos famosos precursores de la escuela cusqueña abrieron las
puertas a la diseminación del manierismo en Perú, un movimiento artístico que tuvo lugar a
finales del renacimiento que favorecía figuras alargadas, distorsión perspectiva y el uso de
colores pasteles más claros.
CARACTERÍSTICAS
− Se aleja de la influencia de las corrientes predominantes en el arte europeo y sigue
su propio camino.
− Interés por asuntos costumbristas como, por ejemplo, la procesión del Corpus
Christi, y por la presencia, por vez primera, de la flora y la fauna andinas.
REPRESENTANTES
Sus obras también se encuentran en las iglesias de Santo Domingo, Santa Ana (Cusco), y la
obra cumbre de Quispe Tito es el Zodíaco de la Catedral de Cusco (1681), en razón a que cada
lienzo posee una imagen correspondiente a una casa astral, relacionada a escena del
Evangelio, como parábolas y la vida de Cristo, es decir que cada signo pertenece a una cita
bíblica.
Algunas características de su trabajo son la esquematización lineal y el gusto por los elementos
decorativos característicos de las obras de madurez de este autor de procedencia indígena.
Plantas, flores y pájaros autóctonos se mezclan con arquitecturas extraídas de estampas
europeas. Esto, unido a una especial atención por el detalle y lo anecdótico, dio lugar a una
escuela que tuvo gran repercusión en la tradición pictórica andina. Es considerado el mejor
pintor indio de la Escuela Cusqueña.
San Jerónimo La Sagrada Familia
Retorno de Egipto
Visión de la Cruz
Piscis
Cáncer
Acuario
Basilio Santa Cruz Pumacallao
Basilio de Santa Cruz Puma Callao fue un pintor peruano que vivió durante el tiempo de la
colonia, siglo XVII, en el Cuzco y tuvo al Obispo Mollinedo como su principal mecenas. Su estilo
está marcado dentro del Barroco pleno. Con su obra se puede apreciar por primera vez un
paralelo entre la pintura del Perú y la de España. Su pintura está caracterizada por tener una
composición dinámica, ser muy decorativa y de grandes dimensiones. El estilo de Santa Cruz
es muy diferente al de Quispe Tito, pues no está basada específicamente en grabados, sino
que está más ligada al trabajo de los pintores españoles como Murillo y Valdés Leal, quizás
esto como consecuencia de las piezas que el obispo Mollinedo trajo consigo desde Madrid.
Basilio de Santa Cruz Pumacallao creó, junto a José López de los Ríos y Leonardo Torres, las
iconografías de los ángeles y arcángeles arcabuceros tan característicos de la escuela
cuzqueña y tan distintos de los ángeles que se representaban por la misma época en Europa.
San Cristóbal
Bautismo de Cristo
José Espinoza de los Monteros
Pintor probablemente mestizo, considerado entre los iniciadores de la escuela cuzqueña. El
despegue definitivo de su carrera llegó en el contexto de las obras de reconstrucción de la
ciudad posteriores al terremoto de 1650. Así, por ejemplo, en 1655 los franciscanos le
encomendaron una pintura de dimensiones monumentales con el propósito de que presidiera
la escalera de su nuevo claustro principal. Se trata del Epílogo de la Orden franciscana, un
gigantesco árbol genealógico que agrupa alrededor de ochocientas figuras representativas de
los más célebres franciscanos de la historia. Es probable que Espinosa se trasladara por
algunos meses a esa ciudad, donde habría realizado un par de cuadros votivos para esa nueva
casa de la Orden fundada en 1647. Son pinturas marcadamente tenebristas en las que el
vigoroso realismo de los retratos de donantes contrasta con los rasgos cada vez más
estereotipados que iba adoptando la representación religiosa.
Para componer la mayoría de las escenas del ciclo de san Agustín, que sobrepasan las
cuarenta, Pacheco recibió del comitente las conocidas estampas de Schelte Bolswert, que
muchos años antes habían servido a Miguel de Santiago para pintar la serie del Convento de
Quito. No obstante, la escena final, que representa el Entierro de San Agustín, aparece
ambientada en la plaza mayor del Cuzco e incluye un autorretrato del pintor, de rodillas al
paso del cortejo, mirando hacia el espectador. De este modo, Pacheco no sólo se adjudica la
autoría de esta obra, sino que da muestras de orgullo localista y, a la vez, señala el triunfo de
la pintura cuzqueña en la capital.
Su carrera se desarrolló entre 1748 y 1773. Su influyente estilo se caracteriza por la belleza
dulzona y convencional de sus representaciones marianas, rodeadas casi siempre por cabezas
aladas de querubines. Zapata abordó asimismo temas alegóricos de la Virgen. En este caso, el
pintor se inspiró en las estampas sobre este tema, grabadas por Christoph Thomas Scheffler
en 1732. Son composiciones didácticas, de lectura relativamente fácil con respecto a los
complejos conceptos teológicos que buscan explicar.
Se caracterizó por el buen uso del color, resaltando el rojo y azul hay cierto convencionalismo
en las imágenes.
La Última Cena
La Visitación
Virgen sentada con la graduación de los hermanos García
El Juicio Final
Ángeles Arcabuceros
La escuela cusqueña tuvo diferentes propuestas únicas de valor artesanal que hicieron de su
esplendor único, resaltar su originalidad y su incomparable valor artístico, entre las grandes
creaciones de arte que surgieron de esta tendencia del momento virreinal tuvo resultado por
ejemplo la creación de seres alados que imponían respeto para que los indios de aquel
momento sean más dóciles al ser evangelizados.
Cuando hablamos acerca del gran impacto que tuvo la creación de los ángeles arcabuceros,
nos remontamos a inicios del siglo XVIII, a medida que aumentaba la fuerza de impacto
evangelizador también crecía de manera estrepitosa la demanda de las pinturas coloniales
desde cada rincón del Virreinato. Cientos y miles de pinturas cusqueñas fueron los
requerimientos de la corona virreinal, entre ellos un gran porcentaje fueron ángeles
arcabuceros por su impacto creativo, los conquistadores organizaban viajes constantemente
hacia Lima, el Alto Perú, Chile y el norte argentino, donde realizaban exclusivos pedidos y
también supervisión continua de los diferentes talleres de arte colonial en el Perú. Tal fue la
demanda de la pintura que se instalaron grandes talleres artísticos en su mayoría cubierta por
mano especializada andina que atendían grandes pedidos de diferentes series de cuadros.
En la actualidad, los ángeles arcabuceros marcaron una nueva tendencia de reinversión en las
escuelas cusqueñas, debido a su gran impacto sobre la demanda de obras por los clientes, las
escuelas artísticas que cultivan el clásico en la pintura colonial cusqueña, tienen la obligación
de crear nuevos escorzos, nuevas posiciones y diferentes atuendos para perdurar el dominio
de los arcabuceros en la pintura colonial.