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Escuela Cuzqueña

INFORME

Gabriela Morilla | Historia del Arte 2 | 14.05.2019


La Escuela Cuzqueña
ANTECEDENTES
El desarrollo del arte cusqueño, es la evolución de una tradición pictórica colonial en
Perú, resultado de un proceso dinámico y multifacético que se trasformó de manera increíble
durante 300 años aproximadamente de gobierno colonial español. El establecimiento del
virreinato del Perú resulto no solo en la implementación de nuevas y forzosas burocracias, y
una infraestructura heredada de la península Ibérica, sino también en la difusión de una
religión totalmente desconocidos para los indígenas. Implementar en catolicismo sobre una
sociedad totalmente ajena sería una tarea ardua y dificultosa para aquellos sobre quienes
estaba encargada la tarea de evangelizar, fue así entonces que se desarrolló un sinnúmero de
tareas y métodos de evangelización, las cuales comprendían canciones, artes teatrales,
sermones y en especial la pintura cusqueña.

Las pinturas cusqueñas de arcángeles, vírgenes, parábolas, etc., proporcionaban un


lenguaje visual muy didáctico que facilitaba la comprensión por parte de las congregaciones
indígenas. La pintura cusqueña fue una estrategia para conglomerar imágenes en serie que
representaban la pasión de cristo, santos, ángeles, arcángeles y la virgen María siendo el
medio por el cual los indígenas de aquella época tenían un primer contacto con lo divino. El
arte cusqueño era de vital importancia para agilizar la evangelización andina, ya que con una
gran proporción de la población indígena carecía de una cultura letrada. Por lo tanto, la
sociedad andina dependía de las tradiciones en su mayoría orales y visuales para adquirir
cualquier tipo de conocimiento.

El terremoto de 1650 motivó en el Cusco una serie de reconstrucciones que abrieron


las puertas al barroco, lo cual produjo una gran demanda de pinturas cusqueñas al óleo en
lienzos o paneles de madera para dar un efecto más estético en diferentes iglesias y
conventos dispersos a través de todo el sur de los andes. El personaje que participó
activamente en estos cambios que se operaron y que iniciaría el surgimiento de la escuela
cusqueña fue el obispo Manuel de Mollinedo y Angulo, cuyo mecenazgo artístico y cultural ha
sido llamado también como la “era Mollinedo”, relacionado con el esplendor artístico en los
Andes.

Bernardo Bitti, Mateo Pérez de Alessio y Angelino Meodoro se encuentran entre los
artistas más famosos y representativos de la región andina en el siglo XVII, cuyas
composiciones inspiraron legiones de artistas a emular el gusto estilístico que trajeron directo
de la influencia europea. Estos famosos precursores de la escuela cusqueña abrieron las
puertas a la diseminación del manierismo en Perú, un movimiento artístico que tuvo lugar a
finales del renacimiento que favorecía figuras alargadas, distorsión perspectiva y el uso de
colores pasteles más claros.
CARACTERÍSTICAS
− Se aleja de la influencia de las corrientes predominantes en el arte europeo y sigue
su propio camino.

− Interés por asuntos costumbristas como, por ejemplo, la procesión del Corpus
Christi, y por la presencia, por vez primera, de la flora y la fauna andinas.

− Libertad en el manejo de la perspectiva, un protagonismo antes desconocido del


paisaje y la abundancia de aves en los frondosos árboles que forman parte del mismo.
El motivo de las aves, sobre todo del papagayo selvático, es interpretado por algunos
investigadores como un signo secreto que representa la resistencia andina o, en todo
caso, alude a la nobleza incaica.

REPRESENTANTES

Guido Quispe Tito


Pintor cusqueño de nacimiento, de origen indígena, perteneciente a una de las más ilustres
panacas imperiales, considerado como uno de los miembros destacados y el más insigne
representante de la Escuela Cusqueña del siglo XVII, nació en el distrito de San Sebastián el
año de 1611. Su actividad artística se desarrolló a partir de 1627 a 1681, las evidencias
documentales respecto a su obra son escasas; pero se sabe que existe una amplia
productividad artística-plástica de este pintor andino. Fue seguidor del pintor Gregorio
Gamarra, que llegó al Cusco, y éste a su vez fue discípulo del Padre jesuita Bernardo Bitti.

Sus obras también se encuentran en las iglesias de Santo Domingo, Santa Ana (Cusco), y la
obra cumbre de Quispe Tito es el Zodíaco de la Catedral de Cusco (1681), en razón a que cada
lienzo posee una imagen correspondiente a una casa astral, relacionada a escena del
Evangelio, como parábolas y la vida de Cristo, es decir que cada signo pertenece a una cita
bíblica.

Algunas características de su trabajo son la esquematización lineal y el gusto por los elementos
decorativos característicos de las obras de madurez de este autor de procedencia indígena.
Plantas, flores y pájaros autóctonos se mezclan con arquitecturas extraídas de estampas
europeas. Esto, unido a una especial atención por el detalle y lo anecdótico, dio lugar a una
escuela que tuvo gran repercusión en la tradición pictórica andina. Es considerado el mejor
pintor indio de la Escuela Cusqueña.
San Jerónimo La Sagrada Familia

Retorno de Egipto

Visión de la Cruz
Piscis

Cáncer

Acuario
Basilio Santa Cruz Pumacallao
Basilio de Santa Cruz Puma Callao fue un pintor peruano que vivió durante el tiempo de la
colonia, siglo XVII, en el Cuzco y tuvo al Obispo Mollinedo como su principal mecenas. Su estilo
está marcado dentro del Barroco pleno. Con su obra se puede apreciar por primera vez un
paralelo entre la pintura del Perú y la de España. Su pintura está caracterizada por tener una
composición dinámica, ser muy decorativa y de grandes dimensiones. El estilo de Santa Cruz
es muy diferente al de Quispe Tito, pues no está basada específicamente en grabados, sino
que está más ligada al trabajo de los pintores españoles como Murillo y Valdés Leal, quizás
esto como consecuencia de las piezas que el obispo Mollinedo trajo consigo desde Madrid.

Basilio de Santa Cruz Pumacallao creó, junto a José López de los Ríos y Leonardo Torres, las
iconografías de los ángeles y arcángeles arcabuceros tan característicos de la escuela
cuzqueña y tan distintos de los ángeles que se representaban por la misma época en Europa.

Nacimiento de San Francisco

La Virgen De Belén Con El Obispo Gaspar De Mollinedo Como Donante


Decapitación de San Laureano Inmaculada Concepción

San Cristóbal
Bautismo de Cristo
José Espinoza de los Monteros
Pintor probablemente mestizo, considerado entre los iniciadores de la escuela cuzqueña. El
despegue definitivo de su carrera llegó en el contexto de las obras de reconstrucción de la
ciudad posteriores al terremoto de 1650. Así, por ejemplo, en 1655 los franciscanos le
encomendaron una pintura de dimensiones monumentales con el propósito de que presidiera
la escalera de su nuevo claustro principal. Se trata del Epílogo de la Orden franciscana, un
gigantesco árbol genealógico que agrupa alrededor de ochocientas figuras representativas de
los más célebres franciscanos de la historia. Es probable que Espinosa se trasladara por
algunos meses a esa ciudad, donde habría realizado un par de cuadros votivos para esa nueva
casa de la Orden fundada en 1647. Son pinturas marcadamente tenebristas en las que el
vigoroso realismo de los retratos de donantes contrasta con los rasgos cada vez más
estereotipados que iba adoptando la representación religiosa.

Inmaculada Sobre El Jardín Místico

Epílogo De La Orden Franciscana En Un Árbol De Doce Ramas


Basilio Pacheco
Pintor mestizo que llegó a dirigir uno de los talleres exportadores más reputados de su tiempo.
Es el primer artista cuya personalidad se conoce en el siglo XVIII. Este autor realizó los lienzos
de la vida de San Agustín en el claustro del Convento de San Agustín en Lima. La importancia
de la escuela cusqueña queda reflejada con este encargo desde la capital del Virreinato.

Para componer la mayoría de las escenas del ciclo de san Agustín, que sobrepasan las
cuarenta, Pacheco recibió del comitente las conocidas estampas de Schelte Bolswert, que
muchos años antes habían servido a Miguel de Santiago para pintar la serie del Convento de
Quito. No obstante, la escena final, que representa el Entierro de San Agustín, aparece
ambientada en la plaza mayor del Cuzco e incluye un autorretrato del pintor, de rodillas al
paso del cortejo, mirando hacia el espectador. De este modo, Pacheco no sólo se adjudica la
autoría de esta obra, sino que da muestras de orgullo localista y, a la vez, señala el triunfo de
la pintura cuzqueña en la capital.

Vida De San Agustín (Entierro Del Santo)


Marcos Zapata
Fue uno de los últimos autores de la llamada Escuela cuzqueña. Autor de cuadros religiosos,
entre 1748 y 1764 pintó al menos 200 obras, 24 de ellas acerca de La vida de San Francisco de
Asís (1748), para la orden capuchina de Santiago (Chile); cincuenta lienzos sobre la Letanía
Laurentina (1755) para la Catedral del Cusco y unos 73 trabajos para La Compañía, en el Cuzco
(1762). Usó el azul y el bermellón en sus cuadros.

Su carrera se desarrolló entre 1748 y 1773. Su influyente estilo se caracteriza por la belleza
dulzona y convencional de sus representaciones marianas, rodeadas casi siempre por cabezas
aladas de querubines. Zapata abordó asimismo temas alegóricos de la Virgen. En este caso, el
pintor se inspiró en las estampas sobre este tema, grabadas por Christoph Thomas Scheffler
en 1732. Son composiciones didácticas, de lectura relativamente fácil con respecto a los
complejos conceptos teológicos que buscan explicar.

Se caracterizó por el buen uso del color, resaltando el rojo y azul hay cierto convencionalismo
en las imágenes.

La Última Cena

La Visitación
Virgen sentada con la graduación de los hermanos García

Turris Davídica y Turris Eburnea


Marcos Zapaqa
Pintor indígena del Perú. Activo en 1764. En la Iglesia de San Sebastián del Cusco existen
lienzos La primera serie que pintó de 24 lienzos es la vida de este artista. Desde su taller en el
Cusco pintó de San Francisco de Asís, que se encuentran en el para la Iglesia de Humahuaca,
Jujuy, en la actual Convento de las Capuchinas en Santiago de Chile, Argentina, 12 lienzos con
figuras de los Profetas, Patriarcas y Reyes enviados en 1764 a esa sede el eclesiástica que data
desde 1641. Dicha iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional, se ubica en la calle
Buenos Aires, frente a la plaza principal de Huamahuaca. En su interior, restaurados por
Fundación Tarea, se exhiben las doce pinturas de gran formato de Marcos Sapáca, en el lienzo
de Josafat, Rey de Judá, el autor escribe la fecha de realización de toda la obra pictórica.
Tadeo Escalante
Pintor muralista, activo en Cuzco (Perú) entre 1802 y 1840. Al parecer, pertenecía a una familia
notable del pueblo de Acomayo. Su carrera artística se inicia hacia 1802 en Huaro, decorando
por completo el interior de la iglesia lugareña. Sus muros despliegan un vasto programa
iconográfico que incluye series de doctores de la Iglesia, papas, santos, etc. Pero lo más
interesante se encuentra en la zona del sotacoro, donde Escalante representó las Postrimerías
del hombre, un conjunto de composiciones alegóricas sobre La muerte en casa del rico y La
muerte en casa del pobre, además del gran Juicio Final, dividido en Gloria, Purgatorio e
Infierno. Cubriendo el techo, se ven hileras de animales emblemáticos representados con
manifiesta ingenuidad, que simbolizan virtudes o elementos del universo. Con seguridad son
de mano de Escalante los murales de los molinos de Acomayo y los de la iglesia parroquial de
Belén. Los temas desarrollados en Acomayo —la Creación, la Pobreza y los Incas— revelan ya
una mentalidad más laica y distanciada de las tradiciones religiosas. Todas estas obras podrían
fecharse ya alrededor de 1830, con lo que Escalante traza una fecunda línea de continuidad
entre la pintura colonial y los maestros populares andinos de la primera república.

Iglesia de Huauro, Detalles de pared y techo

El Juicio Final
Ángeles Arcabuceros
La escuela cusqueña tuvo diferentes propuestas únicas de valor artesanal que hicieron de su
esplendor único, resaltar su originalidad y su incomparable valor artístico, entre las grandes
creaciones de arte que surgieron de esta tendencia del momento virreinal tuvo resultado por
ejemplo la creación de seres alados que imponían respeto para que los indios de aquel
momento sean más dóciles al ser evangelizados.

Los ángeles arcabuceros son


en esencia pinturas coloniales
que representan un nuevo
tipo de seres alados o
también llamados como seres
mensajeros de Dios, quienes
usualmente vestían
armaduras representando
soldados o personajes
aristócratas del siglo XVII,
pero no descuidaban los
clásicos detalles de los
arcángeles de quienes fueron
inspirados, se conserva de
manera permanente los detalles en sus sombreros plumados de colores nativos, alas y
exuberantes borceguís.

El popular nombre de “Arcabucero” es evidentemente impuesto por el arcabuz que llevan en


diferentes posiciones y escorzos en lugar de la tradicional espada o indumentarias que
acompañan a los clásicos arcángeles. Los arcabuceros como tal son un segmento especial de
la categoría de ángeles que es expresada en las sagradas escrituras, cabe recalcar que
representan un segmento más cercano a Dios, estos gozaron de especial difusión en la
corriente artística que sucedió en Cusco.

La gran acogida de este ser celestial entre los


indígenas de la época se debe en parte a la
facilidad de relación que existía entre los Dioses
antiguos que veneraban, seres míticos con alas y
demás detalles, debido a esta íntima relación se
cree que su representación gráfica fue de gran
éxito para el proceso evangelizador.

Cuando hablamos acerca del gran impacto que tuvo la creación de los ángeles arcabuceros,
nos remontamos a inicios del siglo XVIII, a medida que aumentaba la fuerza de impacto
evangelizador también crecía de manera estrepitosa la demanda de las pinturas coloniales
desde cada rincón del Virreinato. Cientos y miles de pinturas cusqueñas fueron los
requerimientos de la corona virreinal, entre ellos un gran porcentaje fueron ángeles
arcabuceros por su impacto creativo, los conquistadores organizaban viajes constantemente
hacia Lima, el Alto Perú, Chile y el norte argentino, donde realizaban exclusivos pedidos y
también supervisión continua de los diferentes talleres de arte colonial en el Perú. Tal fue la
demanda de la pintura que se instalaron grandes talleres artísticos en su mayoría cubierta por
mano especializada andina que atendían grandes pedidos de diferentes series de cuadros.

La magia de los ángeles arcabuceros se centran en las técnicas de la pintura colonial y en el


cumulo de los detalles que generan perfección en los lienzos, las clásicas plumas que llevan
pendientes de sus sombreros, tienen colores clásicos en aves andinas, el atuendo colonial
remarcado con suaves toques de brocateado en pan de oro y pan de bronce.

En la actualidad, los ángeles arcabuceros marcaron una nueva tendencia de reinversión en las
escuelas cusqueñas, debido a su gran impacto sobre la demanda de obras por los clientes, las
escuelas artísticas que cultivan el clásico en la pintura colonial cusqueña, tienen la obligación
de crear nuevos escorzos, nuevas posiciones y diferentes atuendos para perdurar el dominio
de los arcabuceros en la pintura colonial.

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