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Magíster en Psicología Jurídica e Intervención Psicosocial

Fundamentos de Psicología Jurídica

REALIDAD LEGISLATIVA E INSTITUCIONAL CHILENA FRENTE A


PRÁCTICAS ABUSIVAS SEXUALES COMETIDAS POR ADOLESCENTES:
DESAFÍOS ACTUALES.

Estudiantes:

Ps. Daniel Álvarez Torche.

Ps. Daniela Pineda Seguel.

Ps. Camila Rico Anabalón.

Docente:

Mg. Ps. Carolina Romero.

Temuco, 26 de septiembre de 2019


Índice

1. INTRODUCCIÓN 1

2. OBJETIVOS 6

1. Objetivo General: 6

2. Objetivos Específicos: 6

3. MARCO TEÓRICO 7

3.1 Prácticas Abusivas Sexuales 7

3.1.1 Clasificación de las Prácticas Abusivas Sexuales. 7

3.1.2 Características de las Prácticas Abusivas Sexuales cometidas hacia otro NNA. 8

3.2 Respuesta legislativa en casos de prácticas abusivas sexuales cometidas por


adolescentes. 9

3.3 Respuesta institucional chilena frente a PAS cometidas por adolescentes. 10

3.3.1 Defensoría Penal Pública 10

3.3.2 Programa Especializado en Intervención con Adolescentes que presentan


Conductas Abusivas de Carácter Sexual (PAS) 11

3.3.3 Programas Especializado en Maltrato (PRM) 13

5. CONCLUSIONES Y REFLEXIONES 16

6. BIBLIOGRAFIA Error! Bookmark not defined.

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1. Introducción

La Psicología Jurídica busca explicitar ciertos fenómenos donde la Psicología y el


Derecho se unen intentando explicar los problemas relacionados con el comportamiento
humano y que surgen dentro de un contexto legal (Morales y García, 2010). Desde ahí
es posible conocer diversas situaciones que se generan dentro de un entorno familiar y
social, tal como la violencia, específicamente la violencia sexual.

La violencia sexual es un problema que afecta y ha afectado a lo largo de la historia


a niños y niñas de todo el mundo, siendo en la actualidad uno de los problemas de salud
con mayor prevalencia en población infanto-adolescente y con la variedad de
consecuencias más graves para su desarrollo (Cantón & Cortés, citado en INDH, 2018).

Según reportes del Cuarto Estudio de Maltrato Infantil de UNICEF, se estima que el
71% de niños y niñas chilenos han sufrido algún tipo de maltrato, donde el 8,7%
correspondería a alguna forma de violencia sexual. La mayor de parte de estas
situaciones, se desconocen por las autoridades judiciales, debido a las bajas tasa de
denuncias (UNICEF, citado en INDH, 2018).

Pero, si bien, la violencia sexual ha sido abordada y sistematizada en Chile mediante


investigaciones a nivel teórico, estas han puesto el foco en agresiones cometidas por un
adulto (Tapia, citado en Castro & Ramírez, 2016), omitiéndose en los reportes
estadísticos de algunas instituciones gubernamentales información respecto al vínculo
entre víctima-agresor, como tampoco se indica si este último corresponde a un adulto o
un niño, niña o adolescente.

En general, la investigación académica chilena, cuenta con un reducido número de


publicaciones relativas a la temática, donde los mismos autores reafirman el vacío
teórico existente, sin embargo, la escasez de estudios acerca de este fenómeno, no
significa que sea poco relevante ni frecuente, más bien habla de la diversidad y
complejidad del mismo (Castro & Ramírez, 2016).

Según reportes de Castro y Ramírez (2016), las agresiones sexuales en Chile y el


mundo son una problemática que afecta a hombres y mujeres de todas las edades,
haciéndose un fenómeno cada vez más visible producto del desarrollo de la

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investigación científica en ciencias sociales, poniendo especial énfasis en los niños,
niñas y adolescentes involucrados, tanto en el rol de víctima como de victimario
(Valenzuela, 2018).

De esta forma, comienza a salir a la luz pública, diversos casos de Prácticas


Abusivas Sexuales cometidas por niños, niñas y adolescentes, las cuales poseen
múltiples manifestaciones y factores de riesgo asociados, acarreando consecuencias
negativas en las diversas áreas de su desarrollo (Castro & Ramírez, 2016).

De acuerdo a cifras internacionales, es posible señalar que un 50% de las agresiones


sexuales contra NNA son cometidos por niños, niñas y principalmente adolescentes
(Barbaree & Marshall, citados en Castro & Ramírez, 2016). En Chile, si bien no existe
un estudio de prevalencia, se estima que un 20% de las violaciones y un 50% de los
abusos son cometidos por NNA (SENAME, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Es por ello, que desde los diferentes gobiernos, se ha intentado dar respuesta a esta
problemática, mediante la formulación de leyes, políticas públicas e instituciones
asociadas.

Una de las instituciones participantes en esta temática, el Servicio Nacional de


Menores (SENAME), durante el año 2017 realizó un análisis de la situación de niños,
niñas y adolescentes de los centros del área de protección de la misma institución, en lo
referente a la existencia de casos de abuso sexual intra-residencial ocurridos durante los
últimos años, el cual contempló la ocurrencia de abuso tanto por parte de pares, como
del personal (SENAME, citado en INDH, 2018). Dentro los principales resultados
obtenidos a partir de la aplicación de un instrumento individual a 401 niños
pertenecientes a 101 centros de SENAME, se identificó un total de 23 casos de abuso
sexual relatado por los propios NNA entrevistados, correspondiente a un 6,8% del total
de casos válidos.

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Respecto a la figura del agresor, el análisis de las respuestas al instrumento
individual, señala que en un 78,2% de los casos, es decir, en su mayoría los abusos
habrían sido cometidos por otro /a menor de edad que vive o no en su centro actual
(SENAME, citado en INDH, 2018).

No obstante, actualmente existen confusiones acerca de la forma en que opera la


legislación chilena en estos casos, específicamente cuando los agresores y víctimas son
niños, niñas y adolescentes. Asimismo, no se conoce en profundidad como intervienen
los programas especializados en Prácticas Abusivas Sexuales, ni cómo se articulan con
otras redes interinstitucionales (Castro & Ramírez, 2016).

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Es por esto, que en base a lo anteriormente planteado la presente monografía busca
conocer la respuesta legal e institucional frente a las Prácticas Abusivas Sexuales
cometidas por adolescentes en Chile, mediante la recopilación de información a través
de diferentes fuentes bibliográficas y de investigación científica y a partir de ello,
identificar y establecer los desafíos actuales para abordar esta problemática cada vez
más visible en la sociedad chilena.

2. Objetivos

2.1 Objetivo General:

● Conocer el abordaje legislativo e institucional chileno frente a prácticas


abusivas sexuales cometidas por adolescentes.

2.2 Objetivos Específicos:

● Describir el marco legal aplicable a casos de prácticas abusivas sexuales


cometidas por adolescentes en Chile.
● Conocer políticas públicas y oferta programática a nivel nacional para la
intervención con adolescentes que han cometido prácticas abusivas sexuales.
● Identificar desafíos actuales en torno a la respuesta legislativa e institucional
chilena para la intervención con ofensores sexuales adolescentes.

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3. Marco Teórico

Las agresiones de carácter sexual cometidas por adolescentes hacia otros niños,
niñas y/o adolescentes, han sido conceptualizadas de diferentes formas, según la disciplina
que las aborde el fenómeno, ya sea a nivel legal, social, psicológica y/o entre otras, sin
embargo, para efectos de la presente monografía, este tipo de conductas se comprenderán
como Prácticas Abusivas Sexuales (PAICABÍ, 2014).

3.1 Prácticas Abusivas Sexuales

Las Prácticas Abusivas Sexuales (PAS) son un tipo de comportamiento sexual


problemático (CSP) de tipo interpersonal que se caracteriza por implicar una relación no
recíproca, donde existe desequilibrio de poder entre los niños, niñas y/o adolescentes
involucrados, atentando contra el consentimiento sexual de la víctima, ya que no existe la
capacidad de elegir con libertad, información y recursos apropiados, la posibilidad de
participar o no de un encuentro sexual con otros. Al respecto, son diversos los elementos
que pueden generar desequilibrio de poder y falta de consentimiento sexual, algunos
pueden provenir del mismo niño, niña o adolescente autor(a) de la PAS como el uso de
amenazas o uso de fuerza; otros pueden ser resultado de las diferencias individuales entre
los NNA involucrados como las diferencias de edad; otros pueden originarse desde las
características vulnerables de la víctima como la discapacidad intelectual, y finalmente, el
desequilibrio puede ser resultado de condiciones dadas por el contexto o la familia como la
asignación de roles de poder- autoridad o tratos privilegiados hacia uno de NNA
(PAICABÍ, 2014).

3.1.1 Clasificación de las Prácticas Abusivas Sexuales

Tal como lo plantea ONG PAICABÍ (2014), las Prácticas Abusivas Sexuales
también pueden clasificarse. En una primera distinción es posible diferenciar Prácticas
Abusivas Sexuales con contacto o sin contacto, dependiendo si la agresión sexual implica
toques directos o contacto piel a piel entre el autor y la víctima, incluyendo desde roces y/o
caricias sexuales hasta penetración; o bien se trate de un abuso sin contacto directo, como

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exponerse desnudo con fines sexuales, espiar con fines sexuales, hacer proposiciones o
acoso verbal de tipo sexual, exhibir pornografía, o molestar mediante internet.

Una segunda distinción es de acuerdo al tipo de ideación, así es posible identificar


Prácticas Abusivas Sexuales Impulsivas o Planificadas. Las primeras, son agresiones
producidas por las dificultades de autocontrol y que no sugieren el uso de estrategias
sofisticadas por parte del autor; mientras que las PAS planificadas sugieren que el autor
elaboró estrategias para agredir sexualmente a la víctima (PAICABÍ, 2014).

Finalmente se pueden diferenciar tipos de PAS de acuerdo a la edad de la víctima.


Según reportes de PAICABÍ (2014), en la mayoría de los casos estas conductas son
dirigidas hacia niños o niñas más pequeños, ya sea una hermana, un primo más pequeño o
un amigo menor, mientras que en otros casos pueden cometerse hacia los pares (por
ejemplo, una compañera/o de escuela o la/el novia/o), o entre adultos.

3.1.2 Características de las Prácticas Abusivas Sexuales cometidas hacia otro NNA

La literatura especializada señala que en general, muy pocos han estudiado la


dinámica de los ofensores adolescentes y los niños/as víctimas. Esto puede deberse a que
mientras que las conductas sexuales entre adultos y niños se consideran sin duda de carácter
abusivas, en el caso de las interacciones sexuales entre NNA, esta determinación no es tan
clara ya que no existe una definición universal de los abusos sexuales que lo diferencie de
los juegos y exploración sexual normal (Collin, citado en Castro & Ramírez, 2016).

Respecto a datos cuantitativos sociodemográficos, estudios en Chile evidenciaron


que más del 90% de los sujetos que han presentado conductas abusivas de carácter sexual,
corresponden al sexo masculino con una edad promedio de 13 años de edad (Rodríguez y
Tobar, citado en Castro & Ramírez, 2016).

En relación a las características de la conducta abusiva en particular, el SENAME,


durante el año 2014 realizó una evaluación a los programas PAS y concluyó, respecto a las
características de la conducta abusiva, que del total de los casos (N=295), en un 60,7% el
tipo de agresión corresponde a agresión con contacto corporal, en un 25,4% a agresión con
contacto corporal y penetración, en un 4,4% a agresión sin contacto corporal y en 9,5% se
encuentra sin información. (SENAME, citado en Castro & Ramírez, 2016).

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Adicionalmente, se observó que en el 43,7% de los casos los NNA cometen la
conducta de manera reiterada, el 38,6% corresponde a episodio único, y en el 17,6%
restante no está disponible dicha información. Por último, el mismo estudio señala que el
40% de las víctimas es de sexo masculino, el 41,3% femenino y el 11,2% ambos sexos; y el
número de víctimas varía entre 1 y 6, con una media de 1,42. En cuanto a la relación con la
víctima, en estudios nacionales aproximadamente el 100% de los jóvenes tienen relaciones
de amistad, cercanía, parentesco o conocimiento cercano con la víctima, alcanzando más
del 50% un vínculo sanguíneo directo, prevaleciendo el vínculo de hermanos, seguido por
el de primos (Rodríguez y Tobar, citado en Castro & Ramírez, 2016).

3.2 Respuesta legislativa en casos de prácticas abusivas sexuales cometidas por


adolescentes

En Chile, la agresión sexual contra NNA es constitutiva de delito de acción pública,


lo que significa que éste debe ser judicializado, por ende, todo chileno en conocimiento de
este tipo de agresión, tiene la obligación legal de denunciar ante las autoridades pertinentes
(Berrios, en Castro & Ramírez, 2016).

Ahora bien, en cuanto a los delitos sexuales cometidos por menores de edad, se
debe tener presente que según la legislación chilena, los NNA que incurren en la conducta
abusiva de carácter sexual que son menores de 14 años, están exentos de responsabilidad
penal, es decir, son inimputables, en cambio, cuando los adolescentes tienen 14 años o más,
son responsables de sus actos, según la Ley 20.084 de Responsabilidad Penal Adolescente
(LRPA) y por ende, son imputables ante la Ley (Ministerio de Justicia, en Castro &
Ramírez 2016).

En caso de que al adolescente se le otorgue una sentencia, esta podría estar asociada
a tres tipos de sanciones: privativas de libertad que incluye internación en régimen cerrado
y semicerrado; y no privativas de libertad, que incluye libertad asistida y libertad asistida
especial; y reparación del daño causado a la víctima, que involucra servicios en beneficio
de la comunidad, multas y amonestaciones y sanciones accesorias que contempla la
rehabilitación de consumo de drogas, entre otras (Ministerio de Justicia, en Castro &
Ramírez, 2016).

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De igual forma, el Tribunal de Familia podrá tomar medidas de protección para la
rehabilitación y reinserción social del NNA que incurrió en la conducta abusiva, ya que,
aunque este tenga responsabilidad penal, también podría haber sido víctima de
vulneraciones derivadas directa o indirectamente de una agresión sexual (Castro &
Ramírez, 2016).

Lo anterior, conlleva que en algunos casos de agresión sexual intrafamiliar en que


ambos involucrados son NNA, la misma familia se puede ver envuelta en un proceso penal
y en un proceso de Tribunal de Familia, lo que implica que se ordenen medidas de
protección simultáneas emanadas por ambas instancias judiciales (Castro & Ramírez,
2016).

3.3 Respuesta institucional chilena frente a PAS cometidas por adolescentes

En lo concerniente a la atención de estos casos en el contexto nacional, cabe


destacar que desde que Chile ratificó la Convención de los Derechos del Niño en el año
1990, ha elaborado políticas públicas a favor de la infancia, contando actualmente con una
red de reparación y persecución de delitos contra la indemnidad sexual (Ministerio Público
de Chile, citado en Castro & Ramírez, 2016). Sin embargo, para efectos del presente trabajo
se profundizará en 3 instituciones relevantes que intervienen con agresores sexuales
adolescentes: la Defensoría Penal Pública (con especialidad en adolescencia), el Programa
Especializado en Intervención con Adolescentes que presentan Conductas Abusivas de
carácter sexual (PAS), y el Programa de Reparación de Maltrato y Abuso Sexual (PRM),
que si bien no interviene directamente en este tipo de casos, brinda protección especializada
en la reparación del daño asociado a maltrato físico y/o psicológico y/o agresión sexual
constitutivo de delito, ya que como se mencionaba anteriormente un adolescente que
comete PAS, también puede ser considerado una víctima de vulneración de derechos por
parte de su entorno.

3.3.1 Defensoría Penal Pública

Respecto a la atención de este tipo casos en el contexto nacional, una institución


relevante que realiza intervención jurídica con adolescentes imputados por Prácticas
Sexuales Abusivas constitutivas de delito, es la Defensoría Penal Pública, un servicio que

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posee personalidad jurídica y patrimonio propio, sometido a la supervigilancia del
presidente de la República a través del Ministerio de Justicia. Esta fue creada en el año
2001, bajo la Reforma Procesal Penal y tiene como principal misión proporcionar defensa
penal a todas las personas que carezcan de abogado por cualquier circunstancia, a través de
un sistema mixto público-privado, velando por la dignidad y los derechos humanos de los
representados y garantizando el acceso a la justicia a aquellos en situación de especial
vulnerabilidad (Defensoría penal Pública, 2018).

Un subproducto de la defensa penal es la Defensoría Penal Adolescente, respaldada por


la Ley 20.084, en la cual se establece que la atención a los jóvenes entre 14 y 18 años de
edad, imputados de crimen, simple delito o falta, debe tener un carácter especializado, pues
se reconoce al adolescente como sujeto de derecho a quien el Estado tiene la obligación de
brindar una adecuada protección a sus necesidades y promover su inserción social, por lo
que se le conceden garantías específicas penales y procesales adicionales a las de los
adultos imputados, contemplando un listado de sanciones cuya finalidad radica
fundamentalmente en la educación y resocialización del adolescente (Defensoría penal
Pública, 2009).

Según reportes de la Defensoría Penal Pública de octubre 2018, la Institución atiende y


representa a más del 80% de jóvenes que ingresan al sistema, contando con 50 defensores
juveniles institucionales para todas las regiones de Chile, quienes son apoyados por
trabajadores sociales institucionales para desarrollar el modelo integral de defensa de
adolescentes (Defensoría Penal Pública, 2018).

3.3.2 Programa Especializado en Intervención con Adolescentes que presentan


Conductas Abusivas de Carácter Sexual (PAS)

Los programas PAS dentro de la oferta programática de SENAME son considerados


proyectos especializados del área de protección de derechos desde el año 2008, que brindan
atención focalizada para un perfil específico de usuarios que presentan conductas de
agresión sexual cometida por un niño, niña o adolescente (SENAME, citado en Valenzuela
2018).

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El objetivo de la intervención desplegada por los PAS apunta a: “interrumpir en los
NNA el desarrollo y ocurrencia de conductas sexualmente abusivas en contra de otros/as,
entregando herramientas para prevenir la reiteración de conducta sexualmente agresiva
y/o reestructurando sus propias experiencias como víctima de graves vulneraciones de
derechos” (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

Durante el año 2008, SENAME por primera vez comienza a atender a la población de la
cual se reportaban conductas de agresión sexual, y desarrolla el primer documento de bases
técnicas con orientaciones y objetivos de los proyectos que entonces comienzan a
denominarse Programas de Agresores Sexuales (PAS). A partir de este momento, el
programa Menores Infractores (MENINF) de la Policía de Investigaciones y el programa
Trafún de la ONG Paicabí, comienzan a trabajar como organismos colaboradores de
SENAME, a los cuales se suma la corporación Opción, con quienes se amplía la lista de
instituciones que se encuentran actualmente ejecutando los programas PAS, los que tienen
presencia en 9 regiones del país (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

En cuanto al público objetivo de los PAS, sus usuarios se encuentran entre los 10 y 17
años de edad y han sido derivados por algún Tribunal de Familia o Tribunal de Garantía.
En este sentido es posible distinguir que, de acuerdo a edad y procedencia, el (la)
adolescente podría ser un niño o niña menor de 14 años inimputables ante la ley, por tanto,
su ingreso al PAS se origina mediante una Medida de Protección emanada por el Tribunal
de Familia competente en cada caso (Valenzuela, 2018).

El segundo grupo de usuarios lo componen adolescentes entre los 14 y 17 años, quienes


en caso de ser denunciados a un organismo de justicia podrían ingresar al PAS bajo la
calidad de imputados o condenados por un delito de carácter sexual, según la Ley de
Responsabilidad Penal Adolescente 20.084 (LRPA). En este caso se pone como criterio que
el (la) adolescente no se encuentre cumpliendo una condena privativa de libertad en el
sistema de justicia juvenil, pues el PAS sólo atiende jóvenes que se encuentren en el medio
libre. De acuerdo a las cifras reportadas por SENAME en el año 2015, el total de los casos
atendidos por los PAS corresponde a 949 casos a nivel nacional, lo cual equivale al 0,4%
del total de ingresos atendidos en alguna de las modalidades de programas ambulatorios del
área de protección y restitución de derechos. Asimismo, considerando la división de esta

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población por los dos grupos etarios identificados en el párrafo anterior, se puede
mencionar que los NNA atendidos por los PAS el año 2015, que están en la categoría de
inimputables suman 292 casos, mientras que durante el mismo período los adolescentes
entre 14 y 18 años alcanzan un total de 655 casos, siendo entonces el grupo etario con
mayor prevalencia de agresiones sexuales cometidas. Finalmente en la desagregación por
sexo, se identifica que del 100% de usuarios de los PAS vigentes durante el año 2015, el
6,7% son mujeres y el 93.3% son hombres (Valenzuela, 2018).

Finalmente, en cuanto al modelo de intervención del PAS, este realiza una intervención
psicosocial desarrollada por profesionales pertenecientes a las disciplinas de la Psicología y
del Trabajo Social. Esta intervención comprende la agresión sexual del joven como una
conducta que puede explicarse bajo la influencia del contexto cultural y social en los
valores, creencias y prejuicios respecto la sexualidad, sumado a los antecedentes
individuales y familiares que puedan encontrarse afectando la emergencia del
comportamiento problemático sexual. Los profesionales parte de este equipo desarrollan
una intervención desde un modelo sistémico y ecológico, en la cual el usuario es
comprendido de manera integral, comprendiendo la conducta transgresora como parte de un
continuo histórico de antecedentes y sucesos que le van dando forma, y no como un evento
aislado en la vida del sujeto (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

3.3.3 Programas Especializado en Maltrato (PRM)

Como se mencionó anteriormente, el Tribunal de Familia puede tomar medidas de


protección a favor de adolescentes que cometan agresión de carácter sexual hacia otro(a)
NNA, dado que estos podrían haber sido víctima de vulneraciones derivadas directa o
indirectamente de una agresión sexual. En estos casos, desde la oferta programática
SENAME existen los Programas de Reparación de Maltrato y Abuso Sexual (PRM), los
cuales brindan protección especializada en la reparación del daño asociado a maltrato físico
y/o psicológico y/o agresión sexual constitutivo de delito, ejercida en contra de un niño,
niña y/o adolescente. Su principal accionar se enfoca en promover su recuperación integral
(física, psicológica, social, sexual, emocional) que debe asegurar la interrupción del
maltrato y proveer de contextos protectores en el proceso a través de una intervención

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especializada, de reparación y re-significación de las experiencias abusivas que los niños,
niñas y adolescentes han vivenciado (SENAME, citado en Valenzuela, 2018).

4. Análisis

A lo largo de la revisión teórica realizada, se puede dar cuenta que si bien las
Prácticas Abusivas Sexuales cometidas por adolescentes presentan altos porcentajes en
relación a las cifras totales de agresiones sexuales a nivel país, es un problema que ha sido
poco abordado y sistematizado mediante investigaciones.

Respecto a la respuesta legal chilena frente a casos de prácticas abusivas sexuales,


se puede evidenciar que pese a la existencia de un marco legislativo que defina cuando un
adolescente es imputable o no, determinar la existencia de un delito de esta categoría es
complejo por las propias características de las agresiones sexuales, ya que como se
mencionó anteriormente, hay situaciones que la ley puede tipificar como abuso sexual sin
serlo, y viceversa, es por ello, que resulta necesario que las personas que intervienen desde
el ámbito jurídico, especialmente desde el área de la Psicología Jurídica, puedan recibir
especializaciones que les permitan comprender el fenómeno en mayor profundidad desde el
área de la Criminología y de la Victimología, teniendo una visión integral de la situación
expuesta en relación a los niños, niñas y adolescentes.

En relación a la respuesta institucional, desde que Chile ratificó la Convención


sobre los Derechos del Niño (CDN), ha realizado esfuerzos para proteger a niños, niñas y
adolescentes de todo tipo de vulneraciones hacia su indemnidad sexual, sin embargo, la
mayoría de los recursos han sido dirigidos a la creación de instituciones y programas que
intervienen con víctimas, invisibilizando la necesidad de atención con adolescentes que
cometen prácticas abusivas sexuales, los cuales son insuficientes en cuanto a recursos
humanos y económicos.

Dentro de las principales instituciones que intervienen desde el ámbito jurídico con
adolescentes que han cometido agresiones sexuales constitutivas de delito, se encuentra la
Defensoría Penal Pública, que desde hace algún tiempo cuenta con especialización en la
Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, lo cual ha significado un avance importante en

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esta materia, ya que permite brindar atención de calidad y especializada en estos casos, lo
cual asegura la garantía de derechos de una gran cantidad de adolescentes a nivel nacional
que no cuenta con recursos para pagar por un abogado particular.

Por otro lado, también se puede afirmar que la oferta programática especializada
para la intervención psicosocial en estos casos es bastante limitada, sobre todo
considerando que a nivel regional, actualmente sólo se cuenta con un Programa PAS con
cobertura de 50 plazas, las cuales no han aumentado desde la implementación del
programa, pese a que la población regional va en aumento alcanzando actualmente una
cifra aproximada de 869.535 habitantes. A esto se suma que el programa PAS sólo atiende
jóvenes que se encuentren en el medio libre, por lo cual, aquellos adolescentes que se
encuentran privados de libertad, no pueden acceder a intervención especializada en este
ámbito.

De igual forma, el trabajo realizado por el Programa PAS no es lo suficientemente


conocido por la red interinstitucional, lo que lleva en algunos casos a cometer
equivocaciones a la hora de solicitar una derivación a este programa, pues tal como plantea
Castro & Ramírez (2016), los adolescentes que cometen algún tipo de agresión sexual
muchas veces son enviados directamente a Programas de Reparación de Maltrato, lo que si
bien es necesario para la reparación de las situaciones vulneración vivenciadas, no
garantiza que el adolescente pueda reconocer, elaborar y reparar los actos cometidos.

Asimismo, también fue posible reconocer que actualmente el programa PAS trabaja
mediante un modelo de intervención indiferenciado según género, pese a que la literatura
plantea que los perfilamientos criminales por sexo son diferentes en algunas características
fundamentales, que permitirían hacer distinciones significativas aplicables tanto al
tratamiento de las víctimas y victimario/a como también a la prevención general (Saradjian
& Hanks, citado en Flores, 2014). Esto puede deberse al escaso interés en investigar a
mujeres perpetradoras de delitos sexuales lo cual se asocia fundamentalmente a aspectos
culturales (González, citado en Flores, 2014), por lo cual aún este es un desafío pendiente.

Finalmente, es importante señalar que en relación a la coordinación


interinstitucional entre los programas PAS y PRM, no se encontró antecedentes a largo del
proceso que dieran cuenta de ello, lo cual se condice con lo planteado por Castro &

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Ramírez (2016), al referir que esta coordinación, al no ser una práctica formalizada en la
institución presenta diversas dificultades que los profesionales deben sortear en la
intervención, relacionada a un desconocimiento del trabajo de intervención del otro
programa, por lo cual se hace especialmente necesario que las instituciones colaboradoras
de SENAME puedan estar interiorizadas sobre su oferta programática, y puedan generar
instancias formales en las cuales puedan abordar en profundidad sobre los casos que tengan
en común.

5. Conclusiones y Reflexiones

El presente trabajo de investigación tuvo como principal objetivo conocer la


respuesta legal e institucional chilena frente a prácticas abusivas sexuales cometidas por
adolescentes.

Dentro de los principales avances se pudo percatar que desde que en Chile se ha
elaborado leyes e instituciones para proteger a NNA frente a todo tipo de vulneraciones
incluyendo aquellas relacionadas con la indemnidad sexual. De esta forma, durante las
últimas décadas ha comenzado a visibilizarse de manera progresiva la problemática de las
Prácticas Abusivas Sexuales cometidas por adolescentes, lo que ha permitido conocer
algunos aspectos de este fenómeno complejo, y por ende comprender que estos casos
requieren ser intervenidos de manera especializada, no sólo considerando al adolescente
como un agresor, sino que también como una víctima de un sistema familiar y social.

De esta forma, actualmente se cuenta con instituciones que trabajan con


adolescentes que presentan prácticas abusivas sexuales desde el ámbito jurídico como
psicosocial, donde se destaca la Defensoría Penal Adolescente, el Programa PAS y PRM,
los que aún poseen una cobertura insuficiente para la demanda existente a nivel nacional y
regional, y que además no poseen en su totalidad instancias formales de coordinación
interinstitucional.

Asimismo, resulta relevante que esta problemática siga siendo abordaba mediante la
investigación científica, ya que hasta el día de hoy es escasa, desconociéndose muchos
aspectos relevantes de la misma, que permitan perfeccionar aún más las intervenciones que

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se llevan a cabo en los programas especializados para adolescentes que presentan prácticas
abusivas sexuales.

Por lo cual, mediante la presente monografía, se develan varios factores de riesgo en


aquellos adolescentes que por sufrir vulneraciones de derecho en etapas tempranas del
desarrollo, tienden a replicar este tipo de conductas hacia otros niños/as o adolescentes lo
que conlleva la necesidad de generar espacios de concientización en la sociedad chilena
para su prevención. De igual forma, es importante que los profesionales del área de las
ciencias sociales profundicen sobre este fenómeno, con la finalidad de abordar e intervenir
de forma oportuna y libre de sesgos a adolescentes que cometen prácticas abusivas
sexuales, garantizando así, la restitución de sus derechos y el reconocimiento del daño
causado a un otro, lo cual podría favorecer remisión de este tipo de conductas.

Como país, aún queda mucho por hacer en esta materia, tanto desde la legislación
como en la forma de identificar, intervenir y activar redes desde las diferentes instituciones
existentes que trabajan con infancia. Además, a nivel profesional, cada agente social que se
involucre en estas temáticas debe especializarse académicamente y personalmente, ya que
al participar en procesos de reparación a nivel de intervención es necesario tener la expertiz
suficiente para realizar una intervención eficaz que logre cumplir los objetivos propuestos y
se puedan generar cambios significativos y perdurables.

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6. Referencias Bibliográficas

Castro, A. & Ramírez, A. (2016). “Características de la intervención especializada en casos


de agresión sexual donde ambos involucrados, tanto víctima como ofensor,
corresponden a niños, niñas y adolescentes”. Tesis para optar al título de psicóloga.
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