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cuenta de que no sirve la predisposición de que existe un equivalente exacto de cada palabra que
emplea con frecuencia en su idioma natal. Cuando nos enfocamos en observar el proceso por el
cual pasa el angloparlante cuando empieza a adquirir el español como segunda lengua, surgen
varios ejemplos de este fenómeno. El ejemplo quizás más prevalente se ve en el empleo de las
preposiciones por y para. Presentaré una teoría sobresaliente de las percepciones espaciales de
por y para y cómo se diferencian las etapas distintas por las cuales pasan el nativo de español y
La preposición por en español tiene su raíz en las dos palabras per y pro en latín. Ya que
las dos palabras se han consolidado en una sola palabra por, la nueva preposición ha asimilado
sus varios significados. En cambio, la preposición para viene de la combinación por + a en latín,
definiciones o aplicaciones específicas en cuanto al uso de estas distintas palabras, pero la teoría
de cómo se convierten estas palabras en percepciones espaciales en la mente del hablante nativo
Patricia Lunn (1987) describe esta teoría de percepciones espaciales. Según ella, “The
trajectory defined by para identifies the object of the P as a goal, while those trajectories defined
by por reveal the object of the P as a landmark through which motion passes into an adjoining
space, hence as source. This source/goal dichotomy explains data in which por and para
contribute to opposite sentence directionalities, and explains the treatment of them as a pair in
many grammars.” En vez de describir la diferencia entre por y para con ejemplos específicos,
esta teoría intenta asignar direccionalidad espacial en la mente del hablante. La teoría sugiere que
el hablante visualiza movimiento de algún objeto, y escoge emplear por o para según la
dirección espacial que percibe. Se basa esta teoría en la idea de que el hablante tiene la capacidad
explica la diferencia entre por y para al describir diferentes movimientos entre un trayector y un
hito que el hablante visualiza. Los siguientes movimientos describen el significado de por según
mueve por el espacio limitado por el hito; el trayector y el hito coinciden; el trayector vaga
combinación por + a en latín, el movimiento de para se describe como el trayector yendo hacia
En el caso del angloparlante mientras aprende el español como segunda lengua, no es tan
obvio que el concepto de percepciones espaciales sea relevante. Según Gail Gunterman (1992),
parece que, en la primera etapa del aprendizaje, “there is a tendency to equate por with English
for, as a manifestation of the naïve lexical hypothesis.” Dicha hipótesis se refiere a la idea de que
el estudiante de algún idioma extranjero supone que cada palabra en su idioma natal debe tener
entre por y for, y presume que son equivalentes. Sin embargo, al aproximarse al nivel
intermedio, el estudiante descubre los límites del uso de por, y comienza a emplear para. Tan
exagerada es esta corrección que el estudiante empieza a usar para en exceso hasta llegar al nivel
avanzado. Este uso excesivo de para se manifiesta en casos de expresiones impersonales (es
difícil para creer), verbos que piden una preposición en inglés (buscar para), el empleo de para
que + subjuntivo (es posible para ellos caen enfermo), y varios otros que demuestran la
incapacidad que tienen los estudiantes de pensar en por y para en términos espaciales.
La distinción entre el caso de los nativos de español y el de los estudiantes angloparlantes
respecto a las preposiciones por y para es cuestión de cómo adquieren percepciones espaciales.
Jiménez (2017) dijo que “los niños adquieren primero funciones con significados espaciales,
español adquieren el idioma según sus experiencias en la esfera física, o, en el mundo espacial.
Luego, habiendo edificado una base de percepciones espaciales, las reglas que gobiernan la
Por lo general, un estudiante que está en el proceso de adquirir una segunda lengua
lingüística de sus ideas según la conjetura lógica. En cuanto a las etapas por las cuales pasan los
estudiantes angloparlantes del español para distinguir entre por y para, Jiménez dijo, “Los
posteriormente relacionadas con el concepto temporal, con escasa frecuencia de uso, y, por
último, en niveles más avanzados de la IL, relacionadas con el concepto espacial.” A pesar de
que la teoría de percepciones espaciales presenta una forma más precisa de diferenciar por y
para, los estudiantes angloparlantes de español aprenden a distinguir las diferencias según casos
En conclusión, la distinción más eficaz de las preposiciones por y para se basa en los
conceptos de direcciones espaciales. Ésta es la forma en la cual los nativos de español adquieren
Quizás el concepto que más les cuesta comprender a los estudiantes del español es el
modo verbal. En el caso de cualquier tema ajeno de una lengua extranjera, conviene intentar
aproximarse al procedimiento nativo de comprensión. El modo verbal es, en sí, un tema muy
complejo que conlleva varias conjeturas respecto a la intuición nativa. Por mucho tiempo,
aquellos que estudian el modo verbal han hecho la pregunta ¿qué piensan los nativos del español
cuando descifran entre el subjuntivo y el indicativo? Explicaré las tres teorías sobresalientes que
La primera teoría que dominaba las opiniones dentro del mundo académico al inicio del
siglo 20 se conoce como la “teoría transformacional.” Empleando los lentes de esta teoría, el
hablante observa una oración como Me alegro que estés bien. Al percibir el empleo del
subjuntivo en este caso específico, el hablante clasifica el verbo alegrarse en el grupo verbos que
pide el subjuntivo. Según Tracy Terrell y Joan Harper, “Some sort of classificatory mechanism
for verbs of the matrix (ie. alegrarse) belongs to a syntactic, and/or semantic class of matrices
which require subjunctive verb forms in sentential complements.” Esta teoría sugiere que la
mejor forma de comprender el uso correcto del subjuntivo es de apartar ciertas combinaciones de
El problema principal con esta teoría es que existen demasiadas excepciones. Por
ejemplo, lo que sigue la combinación tal vez se puede expresar tanto en el subjuntivo como en el
indicativo. Ejemplos como éste muestran que la mera clasificación de combinaciones de palabras
como signos de modo verbal no representa la esencia semántica del modo. Debe haber una
diferencia entre tal vez sea o tal vez es. El límite de la teoría transformacional es una realidad que
observa el estudiante del español como segunda lengua una vez que descubre que el modo verbal
Sobre la teoría transformacional, Roger Hadlich (1971) dijo “Although it would handle
most of the cases of subjunctive, this description obscures the basic fact of the close relationship
between the subjunctive and the semantic content of the sentences.” Procurando conectar el
empleo del modo verbal con el significado semántico, la segunda teoría, la cual se popularizó por
los mediados del siglo 20, se conoce en inglés como el “syntactic feature approach.” Según
Hadlich, “a more accurate description of the subjunctive in Spanish would thus probably be tied
to a high-level description of the semantics of whole utterances, rather than of individual verbs.”
Esta teoría intenta agrupar ciertos conceptos semánticos que piden el subjuntivo para mejor
comprender qué valor semántico ofrece el modo verbal. Los siguientes conceptos han llegado a
ser el método más popular de explicarles el subjuntivo a los estudiantes que no tienen amplia
Esta teoría sirve para representar una forma más sistematizada de comprender la
conexión entre el modo verbal y el significado semántico. Sin embargo, la hipótesis tiene límites
problemáticos cuando trata de la pedagogía. Según Gregory y Lunn (2012), “When the latter
argument (saying that the subjunctive conveys these semantic notions in and of itself) is made, it
leads to some perfectly logical but inaccurate conclusions. Students who are taught that the
subjunctive “means” doubt, often conclude that, given their understanding of the word si, the
subjunctive should always appear after this word.” No se puede decir si tenga tiempo, te llamaré,
pero esta teoría sugiere que el subjuntivo en sí marca duda. El problema principal con esta
hipótesis es que el estudiante empieza a creer que el mismo modo verbal crea el significado
semántico.
La tercera teoría explica el modo verbal como la evaluación intencional que el mismo
hablante transmite sobre la calidad de la información que provee. En cuanto a esta hipótesis,
Gregory y Lunn (2012) dijeron, “Speakers will mark information they feel no need to assert—
(already known)—with the subjunctive; they will mark information they consider worthy of
assertion with the indicative.” Gregory y Lunn crearon el siguiente modelo a seguir para mejor
Si nos fijamos en el ejemplo del subjuntivo de antes, me alegra que estés bien,
observamos que el hablante considera la información dentro de la cláusula nominal (que estás
bien) como información poco informativa, debido a que no es nueva información. Ahora, el
información que provee cuando dice me alegra que estés bien. La evaluación sobre la
información poco informativa, indicada por el uso del subjuntivo, deja en claro que no trae
noticias de que estás bien. Por lo tanto, al hablante, el empleo del subjuntivo le permite ofrecer
un comentario (me alegra) sobre el estado del oyente. En cambio, un hablante podría decir tú
estás bien porque quiere informarle al oyente que no le ha pasado nada mal. En este caso, el
que se ha debatido mucho en el último siglo. Han surgido varias teorías que intentan comprender
significado semántico. El “syntactic feature approach” acorta la distancia entre el modo verbal y
el significado semántico, pero los estudiantes tropiezan al aprender que el subjuntivo mismo
profesa el valor semántico de la oración. La tercera teoría sobre el modo verbal como
Gregory, Amy E, and Patricia Lunn. “A Concept-Based Approach to the Subjunctive.” Hispania,
Gunterman, Gail. “An Analysis of Interlanguage Development over Time: Part I, Por and
Jiménez, Antonio L. “Jerarquía De Aprendizaje: Un Caso Práctico Con ‘Por’ y ‘Para.’” Revista
Lunn, Patricia V. “The Semantics of Por and Para.” Indiana University Linguistics Club, 1987.
Terrell, Tracy D., and Joan Hooper. (1974). "A Semantically Based Analysis of Mood in