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REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA

Aña XXXVIII, Lima-Baston, 2do semestre de 2012, N° 76


ISSN 0252-8843

La RCLL es una publicación semestral arbitrada ("peer reviewed"), cuyo objetivo es


poner en circulación los estudios recientes y los debates centrados en el conocimiento
y entendimiento de la literatura y la cultura latinoamericanas en sus contextos
histórico y social. Incluye textos en español y portugués.

La RCLL se publica en Tufts University con licencia especial de Latinoamericana


Editores (Lirna-Berkeley) sello editorial del Centro de Estudios Literarios Universitat Hamburg
F!H!lbholhel< SLM
Antonio Cornejo Polar (CELACP), bajo los auspicios del Department of Romance Spanis& POl1ug'esísch
Languages de Tufts University y la colaboración del Dean of Arts & Sciences.

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Año XXXVIII - N° 76
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Para ejemplares anteriores al N° 71, dirigirse a Latinoamericana Editores-CELACP,


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En la carátula: Néstor Perlongher.


REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LAT REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA
INOAMERICANA Año X,'OCVllI, N° 76. Lima-Boston, 2"0 semestre de 2012, pp- 3-6

RCLL 76
SUMARIO
D4"ect~r: . ~, ,~ \~,.
SECCIÓN MONOGRÁFICA
J osé Antócl6_M~~;;-Ótti- Consejo editorial:
Ma~o Benedetti t
NEO BARROCO y OTRAS ESPECIES
Raúl Bueno Chávez
António Ciindido
Jaime Concha a cargo de Eduardo Espina
y Róger Santiváñez
Jorge Cornejo Polar t
Editores asociados: Arie! Dorfman
Tomás Escajadillo Edl/(Irdo Espina
Kirn Beauchesne 1ntroducción. Los relojes de la sintaxis, una sincronización
Enrique Cortez Roberto Fernández Retamar 11
Ambrosio Fornet )' Rógrr Santi/,áñez, lntroito
Comité de redacción: Gwen Kirkpatrick
Antonio Melis Gusla/Jo Guemro
Arturo Arias
Nelson Osorio Tejeda Barrocos, neobarrocos y neobarrosos:
LuisC. .arcamo-Huechante
Roberto Paoli t extremosidad y Extremo Occidente 19
<;:hnsl1an Fernández
Alvaro Beatriz Pastor
ROCIO' Fernández Bravo Carlos Rincón Matías Aya/a
Ferreira
C" - Soto de Cornejo Estrategias canónicas del neobarroco poético latinoamericano 33
Paul Firbas nstlna
Rubén Gallo
Enrique Mallén
Florencia Gartamuño
N'llla Gerassi-Navarro El "neobarroco" latinoamericano
I y oland~ Martinez-San Miguel
)' la "poesía del lenguaje" estadounidense 51

I Pedro Angel Palou


Pablo Martín Ruiz Jv[arcos U"-asetl/
I Cilindros de cera, linotipos, fotocopias y pixels 81
I Coordinadores b 'bli '
Vli 1 ograficos· Cristián Gómez O.
ses J. Zevallos-Aguilar .
Transatlantic Poetics: Poéticas trasatlánticas 101
Julia Sabena Para envío de originales,
I
1, p' .
ver las Normas Editoriales
Susana Celia
agma web: Carlos Yushimito de la revísta en 117
http:// ase.tufts.edu/ romlang/ rclI/ Neobarroco en tres compases
Administración y sus .
I Elizabeth Birdsall

CnpClones: Francine Masiello
Cuerpo y materia: una lectura de la poesía contemporánea argentina 143
I La RCLL no comparte
Diseño de la carátula: nec~sariamente las opiniones
Elizabeth Birdsall vertIdas en las colaboraciones
firmadas

I
4
RCLLN" 76
SUMARIO 5
Felipe Cussen
Éxtasis ~qui?~: Né.stor Perlongher Pablo de Cuba Soria
y la poesla VISIonarla en Latinoamérica Tensión y distensión barrocas
173 en la poesía peruana actual: tres casos 405
NanO' Fernández
La escritura neobarroca. Tradiciones y efectos Rubén QuiroZ .Apila
El transbarroco en la poesía peruana contemporánea 431
en la letra argentina (Arturo Carrera y Tamara Kamenszain)
191
Daniel Freidemberg Paolo de lima, Víctor Vich, Gustavo Buntinx,
La excepción y la regla. César Mermet &bén QuiroV José Antonio Ma~otti
frente al relato de la poesía argentina Conversatorio. Los 80 en poesía y arte:
207 Kloaka, el neo barroco )' otras especies 445
Ben Bollig
Activismo p ,. l
oetlco en a Argentina actual
227 NOTA
Mirian Pino
Nuevas poéticas fuera de lu r '" Fernando GómfZ Hemro
el neobarroco en el Río de I~PI::arlnClplO del nuevo milenio: Reseña-ensayo: Desapegos de todo universalismo, incluido
251 el de Occidente [sobre los últimos libros de John Beverley,
Biviana Hernández José Rabasa y Walter Mignolo] 471
Voces poéticas y t lid
hi extua ades de la neo van d'
spanoamericana del Cono Sur guar la
271 RESEÑAS
jill S. lVthnheimy Jacob Rapp
Una puesta en voz neobarroca: A1atl/;e¡I' Bus/; sobre Sara Castro-Klarén, The NalT011' Pa.rs
Diadema de Marosa di Giorgio 297 of Our Nmes: W riting, Coloniality and Pos/colonial TheO/]' 509
Rogelio Guedea
El lenguaje no es un país en ' . , Wa(frido Doria Sánchez sobre Fina García Marruz, ¿De qué, silencio,
Becerra, Marco Antoni M ruinas. la poesla de José Carlos eres tú silencio? Edición e introducción de Carmen Ruiz
o ontes de Oca F .
Y ranCISCO Cervantes 317 Barrionuevo. Selección de Fina García Marruz 511
Arturo Dávila S.
Frontera sin fronteras: introducción a l ' Analía Gerbaudo sobre Judith Podlubne, Escritores de Sur.
a poesla mechicana 335 Los inicios literan'os de José Biancoy Silt!ina Ocampo 515
Óscar Galindo V
Áreas verdes de' la realidad· M ' Jul¡ana Martínez sobre María Helena Rueda, La violencia
de la poesía neovanguardi' hi~tlnez y Zurita en el Contexto y sus huellas, ulta mirada desde la na/Tati/ia colombiana 517
Sta spanoamericana
361
José Ignacio Padilla Maria OrtiZ Cansera sobre Carlos Fernández y Valentino
El terreno en disputa es ell . Gianuzzi, César Vallgo en Madrid en 1931: itil/eracio doCtlmental 519
enguaJe
381
Giancarlo S/agnaro sobre Kim Beauchesne y Alessandra Santos,
editoras, The Utopian Impulre in I.Ah"n America 522
6

Se/meo V.¡ga JácoJJ1e sobre Camilo Fernández Cozman,


César Moro, ¿un antropófogo de la cultura?
I
525
Juan Zevallos Aguilar sobre Gamaliel Churata,
I j
La resurrección de los muertos. Alfobeto de lo incognoscible.
Edición y estudio introductorio de Riccardo Badini.
11 527
Donan Espe?JÍa Salmón sobre Carlos García-Bedoya M.,
I
Indagaciones heterogéneas. Estudios sobre literaturay cultura
530

A la memoria de

Antonio Cisneros (1942-2012),


poeta dilecto,

Jorge Puccinelli Converso (1920-20~2),


irremplazable maestro &anmarqumo
Oración

Qué duro es, Padre mío, escribir del lado de los t'ienfos,
tan presto como est'!)' a maldeciry ronco para el caflto.
Cómo hablar del amor, de las coliflas blafldas de tu Reiflo,
si habito como Ufl gato en Ufla estaca rodeado por las aguas.
SECCIÓN MONOGRÁFICA

Cómo decirle pelo alPelo


diente al dieflte NEOBARROC O y OTRAS ESPECIES
rabo al rabo
y flO flombrar la rata. A CARGO D E EDUARDO
,_ESPINA
y RÓGER SANTIVANEZ

Antonio Cisneros (de El libro de Diosy de los hÚflgaros, 1978)


REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA
Año X,'O.:VIIl, N° 76. Lima-Boston, 2dn semestre de 2012, pp. 11-18

I INTRODUCCIÓN.

1I
Los RELOJES DE LA SINTAXIS, UNA SINCRONIZACIÓN
I
Eduardo Espina
Texas A ¿~ M ullirersit)"

Cada vez es mayor el número de poetas que escriben y publican


en Hispanoamérica. Cada vez son menos los críticos literarios que
dedican su investigación al estudio del género que más desafíos
opone a la inteligencia en el acto de la interpretación. La laguna es
enorme. Además, los críticos literarios de poesía no lo son todo el
tiempo. ¿Cuántos libros de crítica literaria han sido publicados en las
últimas tres décadas dedicados exclusivamente :ti estudio de la poe-
sía hispanoamericana escrita durante el mismo periodo? Si los hay,
se cuentan con los dedos de una mano.
A diferencia de la literatura estadounidense, donde a lo largo de
las décadas ha existido una tradición de excelentes críticos que han
dedicado su investigación con exclusividad a la poesía Qa excep-
cional Marjorie Perloff, que tan notablemente ha dedicado su carre-
ra a la poesía llamada "difícil", es un ejemplo ilustre, aunque hay
unos cuantos más), en la literatura latinoamericana el vacío en este
aspecto ha sido y es alarmante. La ausencia de obras críticas, sin
embargo, vaya paradoja, aumenta la presencia de oportunidades
para empezar de una vez por todas a analizar con rigor, conoci-
miento de causa y sobre todo prestando minuciosa atención a los
textos, la poesía actual, el campo de escritura donde mayores
novedades, principalmente formales, están ocurriendo.
La poesía, lugar idóneo para aplicar a la existencia imperfecta un
deseo imaginado, reinventó sus propósitos en el siglo XIX (aún
vigente en tantas cosas), cuando a partir de Baudelaire se transfor-
mó en modo de reflexión con doble existencia: la del ser que escribe
y la de la escritura. Al desaparecer en el acto de sustitución de pen-
12
EDUARDO EsPINA y RÓGER SANTIVÁÑEZ
INTRODUCCIÓN E INTROITO 13
sal~entlos por palabras, el poeta hizo realidad la imposible tarea de había sido escrito fuera de la historia en cuanto, por su elíptica com-
a eJar a ser del lengu , l'
entidad de 1 ' ,aJe pa~a, que e lenguaje pudiera ser e! Ser, la plejidad, el poema moderno está eximido de la diaria necesidad de
, a :X1stencla, QUlza en ese momento ineludible de la his- comunicación,
tona, en los anos posteriores a la mitad del siglo de! R ' ,
es que comenzó el divorcio en 1 ' ' , , OmantlClsmo, Al confIrmar la condición de la poesía moderna en tanto espacio
oesía Al difi 1 tre a cntlca literana y la escritura de propicio para expresar lo que no puede expresarse de otra manera
P , ICU tar sus aspectos s d' ,
tados 1 'd' ' us proce Irruentos y sus resul- ni en otro lugar, ese núcleo de conocimiento inclasificable, e! poeta
birse 'so~;eo:~~ell eVlnO e! esp~ci? ~e expresión donde podía escri- pasó a ser la voz de la libertad mental absoluta, pero asimismo una
tal o que en pnnclplo resulta imposible de expresar voz exclusiva en el desierto, el gran anacoreta del lenguaje, pues al
como antes lo habían destac d d'r "
!in oo, , , a o con herentes encararruentos quedar destacada una expresividad ilimitada y difIcultante de la
gulSticos y emotivos Cavalcanti G' ,
anticipó a una de la 'd fu d' ongora y Sor Juana, qUIen se efectividad de la razón, comenzó también el desdén del lectorado
afIrmar "d s leas nantes d e Ia mo d erm'd ad poetlca ' ' al por aquella poesía interesada en ser sólo poesía, escritura que
, e manera que aquellas Cosas
menester decir siq 'i que no se pueden decir,! es permite conocer de otra manera los materiales que todo el mundo
, t i era que no se pueden decir",
conoce y que reconoce explícitamente que sus únicas obligaciones
J ean-Mane-Mathias Phili A
Adam autor de d d- 1 pp~- u~ste, conde de Villiers de l'Isle- de comunicación y existencia son consigo misma,
, os e os mas ongt al lib d
balista (Deux essais de " n ~,s ros e la poesía sim- De esta manera, la poesía moderna pasó a compartir e! mismo
19 de agosto de 188t;;' 1858, Y P~emleres poésies, 1859), murió e! espacio con otras disciplinas consideradas "difíciles de entender"
Mallarmé di~ fi' es~s despues, el 27 de febrero de 1890, por el común de la gente, como la física, la química, y las matemá-
una con erenCla sobr '
Comenzó afirmando' "U h e su arrugo fallecido, en la cual ticas, con la diferencia de que la poesía no tiene fórmulas que per-
hablar de otro que 't' nombre acostumbrado a soñar viene a mitan poner en práctica anticipadamente un proceso de decodifi-
, , es a muerto" El ' ,
Villiers de l'Isle-Adaro d M' pIntor Edgar Degas, amIgo de cación, Su suprema dificultad parte de su falta de hipótesis, de pun-
y e allarmé' b tos de partida y llegada, La poesía modema deja percibir la distancia
primera illa pues que' '1 ' qUIen esta a sentado en la
na Ol! a confer ' entre la palabra y su referente, sea una idea, un objeto o una emo-
apesadumbrado a l , enCIa muy atentamente, dijo
. os pocos mInutos d '" d ción, haciendo de su probable sentido una estela móvil, inalcanzable
entiendo, no entiendo" F e lillCla a la misma: "No
aque1 Intencional desbar' 'rustrado
' d por no sab er d e que' I'b a aque II o, de una sola vez, Su utilidad, empírica o intelectual, no depende de la
' aJuste e palabr 1b ', , existencia de una verdad característica situada en e! interior de los
so lipSlsta de sí mismas 1 ' as en ce e raclon felizmente
d er comprender, ' se evanto y se fu e encolerizado ' por no po- elementos semánticos y lingüísticos, sino de la producción de
El paso definitivo hacia el ab' diversos niveles de entendimiento no necesariamente relacionados
Mallarmé al dejar en claro 1 Ismo de la radicalidad lo dio con e! mundo real. El poema está definido por una fonna, una
d erse dependiendo úni que a a poe ' d estructura interna, una multiplicidad de sentidos y significados
sla mo erna no podía acce-
, camente de la razó 1" d
Clente de que la vida y la r lid d h ' n ogtco- eductiva. Cons- asociados a un proceso de representación no lineal y a la suspensión
d '
po la escribir de la mi ea a ablan b' d
cam la o y que ya no se del criterio de valor verdadero de emociones, sentimientos y cosas,
' d
d eca sma manera tal 1 h Por ello mismo, la poesía moderna requiere un proceso lento de
as previas Mallarm' 1 b ' cua se abía hecho en
, ' e ce e ro la difI 1 d
crela que sus contempor' , , cu ta como excepción y lectura y comprensión de la información de superficie,
' aneas, inclUIdo l' M
sab lan leer, Para Mallarmé '1 ' e Joven arcel Proust no A fInes de la década de 1900, con e! extraordinario poema "La
, , segun o estipul' ,
poesla, el poema moderno d b' o en sus ensayos y en su Torre de las Esfinges", Julio Herrera y Reissig (1875-1910) hizo
'1 e la ser Una entid d . al entrar a la poesía hispana en el territorio de la modernidad al des-
no so o estaba separado de 1 ' d a In canzable pues
, , asocIe ad y la cultu d I '
vema, SinO también de la vid d 1 ra e a cual pro- viarse del lugar antenor preparado incompletamente por Rubén
a e autor, Debía dar la idea de que Darío (que leyó a Lautréamont -le dedicó un ensayo en Los raros-, a
14 EDUARDO ESPINA y RÓGER SANTIVAÑEZ
INTRODUCCIÓN E INTROITO 15
Rimbaud y a Mallarmé, pero no se animó a dar e! salto en el vacío
A Jittle Jife with dried tubers.
de la dicción). De ahí en más sería cuestión de arrie~garse aJograr la
Summer surprised us, coming over the Starnbergersee
sincronicidad definitiva con las escnturas de poesla propias d~ la With a shower of rain; we stopped in the colonnadc,
modernidad. La confirmación llegó en 1922 cuando al publicar And went on in sunJight, into the Hofgarten,
Vallejo Trilce puso los relojes de la poesía hispana a la misma ,hora And drank corree, and talked for an hour
que los de la lengua inglesa, pues en ese año T. S. Eliot publico .The (The lV'aste Lanrl¡.
Waste Land (La tierra baldía o La tierra yerma, según las dos cono.cldas
traducciones al español del libro), confirmando la ruta antlclpada Vicente Huidobro, Oliverio Girondo, Pablo Neruda (el de fu,r;-
siete años antes al publicar en 1915 en la revista Poetry el poema T~e dencia en la tierra), pero también José Lezama Lima y José Gorostiza,
Love Song of J. Alfred Prufrock, el cual catapultó a la lírica estadouru- con Muerte de Narciso (1937) y Muerte sin fin (1939), respectinmente,
dense a otra dimensión, con todo lo que eso implicaba para la dejaron instalada a la poesía hispana en la modernidad definitiya
sintaxis y el orden de las palabras al vivir cambiando de ubicación antes de la llegada de la década de 1940. De ahí en más, el espacio
en el pensamiento. Los comienzos de Trilce y The Waste Land ?rea- de la escritura poética quedó abierto -tierra de todos y de nadie,
ban una propedéutica y una formalidad -desequilibrante a partir de baldía y muy ocupada a la misma vez- a todo tipo de incursión en el
las sintaxis- inéditas, las cuales sería imposible evitar a la hora de lenguaje y de estilos pulverizadores de la lectura pasiva. Sin embar-
escribir poesía. Esta entraba a la modernidad por la puerta grande, go, por razones que en otra ocasión convendrá analizar (algo que
dejando esa puerta abierta, misma por la que seguimos pasando, todavía no se ha hecho), la p0esía hispana continuó leyéndose de
hasta el día de hoy: manera convencional, teniendo la participación del lector y del críti-
co igual pasividad que en el siglo anterior, cuando a su propia mane-
Quién hace tanta bulla y ni deja ra y sin disimulado sigilo la moderr.idad llegó en puntas de pie.
Testar las islas que van quedando. La deuda de! pensamiento analítico con los procedimientos de
escritura poética continúa vigente, aunque a decir verdad el ncío de
Un poco más de consideración
en cuanto será tarde, temprano, análisis rigurosos y centrados en la materia esencial de la poesía, el
y se aquilatará mejor lenguaje, parece hoy mayor que noventa años atrás cuando Vallejo
el guano, la simple calabrina tesórea publicó Trilce. En los tiempos recién llegados cuando Herrera y
que brinda sin querer, Reissig construía la primera obra poética de vanguardia en la litera-
en el insular corazón,
tura hispana, el crítico uruguayo Osvaldo Crispo Acosta (Lauxar) lo
salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada.
defenestraba diciendo que la poesía de Herrera carecía de toda lógi-
Un poco más de consideración, ca y que los poemas no tenían comienzo ni fin, sin percatarse que
y el mantillo líquido, seis de la tarde dichas estrategias formales eran ya característica insoslayable de la
DE LOS MÁs SOBERBIOS BEMOLES lírica moderna, una de las maneras de interrogar a las convocatorias
(Trilce). del lenguaje en estado de libertad y librado de todo fin utilitario. A
otras cosas de menos valor expresivo se les debe encargar un análi-
April is the cruelest month, breeding
sis provisional de la realidad, no a la poesía, cuyas preocupaciones
Lilacs Out oE the dead land, mixing
Memory and desire, stirring jerarquizan la disimilitud en la contigüidad, y ensanchan un recinto
Dull toots with spring rain. de dobleces superpuestas situadas dentro y fuera de aquello que se
Winter kept us warm, covering quiere decir. Después de todo, la poesía nada tiene que ver con dar
Earth in forgetful snow, feeding cuenta de las noticias del mundo empírico, ni con referir a la
16 EDUARDO ESPINA y RÓGER SANTIVAÑEZ INTRODUCCIÓN E INTROITO 17

realidad tal como ésta supuestamente sería. Para esos facilismos está cidad performativa de los desplantes sintácticos que se acumulan
e! periodismo. como regueros de pólvora en las diferentes poéticas. Colaborar en la
Una vez inaugurada la modernidad, en el periodo que va de la tarea obligatoria de sincronizar los actos de escritura de poesía y lec-
década de 1940 al presente, la poesía latinoamericana se propuso tura de la misma en el contexto del nuevo siglo es por lo tanto, por
encontrar -mediante un variado menú de formas, métodos y proce- si todavía no quedara claro, uno de los objetivos de este volumen,
dimientos- maneras de expresión inéditas, y esa búsqueda, afortuna- entre los cuales figura además la actualización de los procedimientos
damente, aún no ha concluido. El comienzo del siglo XXI presenta de análisis y acercamiento que la crítica literaria latinoamericana ha
un panorama de singularidades poniendo en práctica maneras diver- venido utilizando para encarar a la poesía más reciente, protagonista
sas de abordaje de la poesía. Dicho escenario en ebullición permite principal de las páginas siguientes.
verificar un permanente acecho a la novedad como si lo nuevo
después de corrida tanta agua bajo el puente: aun tuviera ampli~
espacio donde poder expresarse. INTROITO
Así, pues, en la infancia de un siglo donde otra vez lo nuevo y lo
original tienen protagonismo absoluto Oa tecnología y la medicina Róger Santiváñez
_serían irrelevantes de no estar guiadas por la permanente búsqueda Temple Ul1;Nr,r;!)'
de lo n~evo), la poesía emerge como el género de mayor actividad y
con mas aspectos de novedad de la literatura latinoamericana aun- Mucha agua ha corrido bajo los puentes de la poesía his-
que la misma afirmación podría extenderse a otras literaturas' occi- panoamericana durante los últimos cincuenta años. La gran fuente
dentales, muy notablemente la estadounidense, en la cual los cami- de la Antipoesía -dictaminada por el genio de Nicanor Parra desde
nos ~arcados por la "poesía del lenguaje" (Ashbery incluido) recién los 50- encontró un nuevo cauce en la Poesía Conversacional que,
empIezan a ser recorridos en otra dirección o en la misma pero de desde la modalidad exteriürista de Ernesto Cardenal, imperó a lo
otra manera. " largo de las décadas de los 60 y 70. Enrique Lihn, Antonio Cisneros,
, El ~resente ~olumen tiene como objetivo reunir a críticos de po- Juan Ge!man, José Emilio Pacheco, Roque Dalton serían sus más
eSIa latlnoamencana en diálogo con algunos de los poetas que han connotados representantes. Esta tendencia se expandió como una
InSCrIto su voz en el periodo bisagra de los últimos cuarenta años oleada incontenible por todo e! Continente hasta bien entrados los
cua~do la modernidad Comenzó a cambiar de nombre, por más qu~ años 1980.
el tiempo actual, tanto en lo político, económico como literario ca- Pero en esa misma década empezará a producirse e! punto de
rezca de uno propio, Aún no lo tiene, aunque tampoco es nece:ario quiebre con e! conversacionalismo imperante. En efecto, la poesía
que lo tenga. Después de tanto derroche de facilismos y de! inmo- de Raúl Zurita marcará uno de los inicios rupturistas, así como la
derado ab~so de prefijos y denominaciones vacuas (post-moderno, contribución de Néstor Perlongher, quien en 1986 acuña e! término
post-colorua~, neo-barroco, post-industrial), resulta saludable atra- l1eobarroso para calificar el neobarroco del Río de la Plata, retomando
ves~r un perIo~o de casi anomia en materia de defIniciones y clasifi- un planteamiento codificado por Severo Sarduy en su fundamental
caCIones, .y dejar a la poesía, al menos a ella, librada únicamente a artículo -casi un manifiesto- El barroco y el 11eobarroco, lanzado en un
sus actos Inconmensurables, a su condición de entidad inalcanzable momento tan temprano como 1972. Desde entonces el Neobarroco
M~chas cosas importantes y con variado tono y repertorio estfu ha constituido la nueva vanguardia de renovación para la poesía la-
suced!~ndo en I~. poesía latinoamericana actual que requieren la tinoamericana, incluyendo al Brasil. La creación recogida en la nota-
atencIon de la CrItica literaria, hasta ahora tan distraída a la hora de ble muestra denominada Medusano (1996) y su proyección hasta
configurar los espacios y dicciones de lo nuevo, y de leer la capa- nuestros días viene significando la zona más avanzada de! cambio

- _ . _ - - _ ..~~-~-
18
EDUARDO ESPINA y RÓGER SANTIVAÑEZ

de modo de producción en el plano del lenguaje poético en nuestra REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICl\NA
América.
Año xx.XVIlI, N" 76. Lima-Boston, 2"" semestre de 2012, pp. 19-32
La. sección .mo~ográfica de este número busca explorar los
deverures y der:~aclOnes. de lo suscintamente esbozado. El panora-
ma de nuestra línea continental es muy amplio y extensamente rico'
pero podemos afirmar que a partir de la revolución neoba/roca / neo:
barrosa se a?rió un nuevo. periodo: el de la experimentación verbal, BARROCOS, NEO BARROCOS y NEO BARROSOS:
la superaclOn del ya marudo conversacionalismo a l a ] , d
., . us , as vlas e EXTREMOSIDAD y EXTREMO OCCIDENTE
transformaclOn mediante unapoesía dellenlOua,'e qu 11 1 t '-
'" ", e ama a a enClOn
sobre sí misma _. -sin temor al hermetismo d -
- crean o un am Ita b'
Gustavo Guerrero
aparte y autonomo, SIn referentes directos a la R lid d S
' . . ea a. u aporte Université de CerD'-Polltoise
esta Justamente en la nueva forma de nombrar l I d
orea, retoman o
uno de los veneros más genuinos de la poesl'a I 1:1' . Id Resumen
- . a noamencana: e e
Jase Lezama Lima, Roberto Juarroz Jorge Ed d E' I H I Este artículo examina las teorías del barroco)' el neobarraco en la América La-
_ ' uar o le son, aro _
do de Campos, Juan Sanchez Peláez, Gerardo Deniz. tina del siglo XX, centrándose especialmente en el discurso de la estética de lo
Actualmente la obra de los J' óvenes p t I ' . extremo que implican y promueven. La extremosidad se analiza aquí como un
oe as a1:!noamencanos tópico cultural en relación con la vieja definición de América Latina como Ex-
presenta una suerte de fusión suprema p d I ' .
· - asa o e pnmer Impacto
neo b arroco, a casI veinte años del Medus Ti d I ' li 1 tremo Occidente. Estudiar el vínculo entre estas dos nociones desde un punto
I d l a ()-- e un co oqUla smo a de vista post-occidental permite abrir hoy nuevas perspectivas que ayudan a
que se e a a vuelta -y al que se hace una vuelt _ d d I I entender de otra manera las tevrías de José Lezama Urna, Severo Sarduy, Ha-
., 1- . . a es e a revo u-
ClOn tecno oglca del IPod, el iPad y el texti b I . d raldo de Campos y Néstor Perlongher. Asimismo, ayuda a explicar la persisten-
" b ng so re e conqUIsta o
tert1ton~ tras arroquizado, con la velocidad de la ima en di .tal cia del neobarroco en la cultura latinoamericana del siglo XXl.
por enCIma de todo la ultr . I . g g:t y, Palabras clave: Barroco, neobarrocc;, extremosidad, desoccidentalización, José
d . . ' . avlO enCla del mundo contemporáneo
que a -como diJO el an1:1guo poeta castellano del siglo antepasado- Lezama Lima, Severo Sarduy, Haroldo de Campos; Néstor Perlongher.
en no creer en nada.
Abstraet
Pero nosotros creemos en la poesía Y h '1 b
. e aqUI a prue a. This artide examines the theories of baroque and neobaroque in 20"'-century
Diciembre del 20 12 Lacin America, Eocusing particularly on the discourse of the extreme aesthetics
they subtend and support. The extremosidad (extremeness) is here analyzed as a
cultural topic in relacion with the old definition oE Latin i\merica as an Extreme
West. Studying the link between these two notions Erom a post-westem point
oE view allows today new perspeccives that help to understand in a difEerent
way the theories oE José Lezama Lima, Severo Sardu)', Haroldo de Campos and
Néstor Perlongher. Ir also helps to explain the persistence of the neobaroque in
Latin American culture in the 21 st century.
Key1t'ords: Baroque, neobaroque, extremeness, postwestem, José Lczama urna,
Severo Sarduy, Haroldo de Campos, Néstor Perlongher.

En el capítulo 8 de su libro ya clásico, La cultura del Ea/TOCO


(1975), José Antonio Maravall formula una argumentada crítica de
las diversas tesis que, desde el siglo XVIII, han visto en la exube-
rancia uno de los rasgos más característicos de la literatura y las artes
20 GUSTAVO GUERRERO
BARROCOS, NEODARROCOS y NEOIlI\RROSOS 21
del Siglo de Oro. Según el historiador, se equivocan aquellos que,
Sin embargo, lo que acaso resulte más interesante es la tensión
apelando a la teoría de los estereotipos nacionales, creen descubrir
que Maravall crea, en este y en otros pasajes del libro, entre una lec-
en cualquier forma más o menos proliferante un signo del barro-
tura conservadora de la estética barroca de lo extremo y la \-isión
quismo esencial del alma española. Ni la obra de Velásquez ni la de
más bien revolucionaria que, desde los años 20 del pasado siglo,
Quevedo son exuberantes, nos recuerda, y añade que calificarlas de
también se tiene de la misma. Recordemos que, en su intento por
tales resultaría tan errado como hacerlo con las de sus contemporá-
reunir creación y existencia, las vanguardias apelarán programática-
neos Giacomo della Porta o Georges de La Tour (Maravall 423-
mente a una repetida experiencia de los límites que no podía menos
426). De ahí que, en su opinión, tampoco pueda verse en la exube-
que iluminar la extremosidad de tantos artistas y escritores del siglo
rancia una inclinación o una tendencia que, más allá de la propia
XVII con una luz afín al combate moderno contra el peso de la tra-
España, definiría a toda la producción barroca europea. Se trataría,
dición, el conformismo y los valores de la clase burguesa_ En lugar
por el con~ario, de una cu:wdad secundaria o accesoria que, al igual
de entenderlo como un instrumento destinado al apoderamiento y
que la sobriedad o ellacorusmo, precisarían de la extremosidad para
alcanzar su auténtica expresión barroca: la dirección de las masas dentro de una estrategia de obstrucción del
cambio, lo extremo se presenta, desde esta otra perspectiya, como
El autor barroc~ puede d:jarse llevar de la exuberancia o puede atenerse a una forma de transgresión y un motor revolucionario relacionados
una severa sencillez. Lo nusmo puede servirle a sus fines una cosa que otra. con la producción de lo nuevo (Ardenne 17-39). Huelga obseryar
En ~eneral: el empleo de un~ ~ otra, para aparecer como barroco, no que, entre una y otra lectura, pasa hoy la línea divisoria que separa
reqUIere mas que de una condicIón: que en ambos casos se produzcan la dos modos distintos de concebir y de apreciar la estética del Barro-
ab~ndancia o la simpli~~dad, .extremadamente. Porque la extremosidad, ese sí
sena un recurso de acclOn pSIcológica sobre las gentes, ligado estrechamen-
co y sus repercu~iones en el mundo contemporáneo. Pues si, para
te a los supuestos y fines del Barroco (Maravall 426). Maravall y algunos más, la extremosidad barroca es básicamente un
mecanismo de control, en otros ámbitos intelectuales tan distintos
Mal puede extrañar que un estudio histórico tan centrado en el como el que representa la generación española del 27, o el pensa-
papel de la cultura como instrumento de regulación social destaque miento del cubano José Lezama Lima, o el del argentino Néstor
de esta ,n:anera la importancia de lo extremo en la descripCión de Perlongher, hemos aprendido a considerarla asimismo como un re-
una estettca que, tras los trabajos de Werner Weisbach suele aso- curso crítico y subversivo que extiende las fronteras de lo posible.
ciarse a la retórica del discurso político y religioso de la' Contrarre- La lectura latinoamericana del Barroco y de su extremosidad par-
forma (Weisbach). Subrayemos que, definida en términos de inten- te más bien de esta otra manera de entenderlos y va a desarrollar y a
sidad y ~o de c~~tidad.' ,la extremosidad se erige aquí en la condición llevar hasta sus últimas consecuencias sus presupuestos más radica-
necesa~l~ a la ttp¡ficaClo~ de lo propiamente barroco y lo identifica, les en varios momentos del siglo XX. Obviamente, no es posible
pra~attcamente, a tra~~s sus efectos psicológicos, políticos y socia- agotar en veinte páginas las mil y una peripecias de una ayentura li-
les. VInculada a la, a~clon de los escritores y artistas de la época a teraria, artística y política que merecería muchas horas de estudio y
provocar en sus publicos fuertes sentimientos de a b d· un análisis más completo y detallado. Pero sí quisiera arriesgar algu-
., som ro, a tnlra-
Clan o espanto, la práctica de lo extremo acaba d· d La nas líneas para esbozar un acercamiento al rol que ha desempeñado,
eSIgnan o, en
cultura
.
del Barroco, un recurso cuasi-teatral destino ad . dh
o a SuscItar a e- dentro de nuestra historia reciente, la recepción de la estética barro-
SlOnes y a dominar conciencias, y, al mismo tiempo e t d ca de lo extremo. Simultáneamente, quisiera tratar de vincularla a
' , . . , s una suer e e
valvula catarttca .que hace pOSIble la expresión de un profundo ma- una vieja definición geográfica de nuestra cultura popularizada por
lestar en una socIedad bloqueada y represiva.
el investigador francés Alain Rouquié y que describe América Latina
como un "Extremo Occidente" (Rouquié 20-22).
22 [)\I{R()( ()\, '\.\:(llL\H.I(ll ():-, 1 '\.1:( 11\ \li.!{(l:-\),

1ndepemlit.:l1u:mcmc del hecho ele que: el n.:c()n()Cl'r~l: m:lS n me- ció n de Ami'rica J ,atina en cs{)~ dos frentes (lUl' repn',,'nLln ~ll filLl-
nos ocddenlal es una \':ui;¡bll: que cambia según las regiones, las ción hist(')rica y ~u ge()gr:1fía cultural.
épocas y lo~ grupos étnicos y sociaks a todo lo largo del continente, La leclura illaugll1':d de nuestro tel11:\, b t.:!'lctúa l()~é I,l'l,1111:1
esta noción de un Occidente r.ytrel!lO rcileja una inquil'tud bien asen- Ijma en su lA /,,'-Im .fió" Il!I!C/'/Ú/Jld !ll'l1l' :\~í un c( mle'\.-
tada por nuestra exacta ~itllaci('ln en ell\tbntico, que forma pnrtl' <.k lo amplio de de cuatro siglo" aunque su :ll11ec.edenll·,lnlu.:d:,'lfl,
nuc:stro legado colonial y corre infusa en nllt:~tra n:iyinLlicacir'lll mo- por parad('¡jico llue luzca, eq;'\ en la labor dd ma5 ap()lll1eO de 1,0:-
derna del Barroco. ror eso, a mi 1110do de "cr, no estamos ante dos gOllg(lri~tas :ll11l'ricanl)S, es decir, C11 1:\ olm: de :\lfll11~(l .(.().-
fenómenos disociados, sino cstreclwm<.:ntc unidos en el proceso de !nO el gran adtnini~trad()r (le nllestfll archlHl _, e.l b
construcción de una cicrt:l idcntilhd l;uinoamcricana durante el ~i­ primer; mitad dd si,L!:lo, el filólogo m<.:xicano ~e. ocupa de tl~,1I' lo,
glo XX. Perlongher acaso supo \-islumbrarlo cuandu escribiú en el
princip,ios de un modo de r~ccpciúll d~l, ~()n,L!:(ln:m() ,(lOC no' '?~i~lr(-)
prólogo a Cmi/Je tnmsplatillo, Poesía Ileobtlrto({l mha/w)' /'iry)jati'llH (1991) que a I~ur{}p:¡ n() s('¡lc) a Ir:1\'es de una "lqOn COmll!,l dll ','
l}LH.~ en tanto "po(:tica d<.: la (kstcrritorializacillIl, el barroco siempn~
a tr;¡\,és lk una idea dí.' futuro. Di..: ahí ~lw.: ];¡ ,\r()gld:~ j1OL'!:I l(},'-
choca y corre un límite preconcebido y slljet:mte" (Perlongher 9L~), dohcs SC:l algo I11:1S que un fenómeno pur,\1l1L'ntl' h¡er:1rl r¡, PI Jr ~11
En r.:!t.:([O, si aceptamos que la construcción de una identidall intermedio [\mcrica Latina de~cllhre la ,'oc:1ci(')!1 !1lodcr:1;t de ~u
conllcy:! a la par un po~icion;¡micnto :1nte el pasado y :111Ll' 105 otros,
tradici()!1 h~rr()G, y hace su\'a una hoja de ruta en b Ljue 1'1 :ld:C!1l1~­
bll'n puede ayan'l.arse que, en el caso btinoamericano, la extremosi-
mo, la ~ensualida:l y la fll~ri'.a transgn'si,';¡ del \TfSO de C;I'¡ngo!:l
dad barroca es uno dl' los lugatl's donde se opera esH: proceso l:n b
apuntan hacia \10 h)r¡/.:)llt~' int'dit() d()nde s: P()(\r:l,~':-C:1P<;,1~' !:(')I~t~ll;~
conjunción lk un ¡{)pico r un;¡ topología, El tópico pUl'de Sl'r en-
dd l<)calismo ,'la m'l.rl!;lnalt,lad, d(l11tk pr)r fIn lleg,ll1.1m(), .1,e '
tendido como una prolong;¡ción dl' la tradicional excepcionalidad
Il()~ en cl gran'haIlllue;e uni\'er~al de I;¡ República \hmdi:1l de l.t:- l.c-
ameriGma (jlle, scgún sabemo5-, ap;¡rece con el di~curso colombino y
tras (Conn K¡VJ2),
perdura hasta nuestros dí::)::;, Pero habrí;¡ ljllC <.:dificm y especificar
La "asta red inteh."ctual creada por Reyn l'n :\ml'rlCa :-' en Lurn-
de inmediato dicho h')pico, pues e~lamos hablando de uno quc es,
pa ha de servir de caja di.: resonancia a l'~tl' program:1. j1l'rrJ :-obrl:
en esencia, ¡iteran'(), e incluso jJoético~, y aún más, ,gOJWUúw, Cit.:rtamcn-
lodo fa\'orecc la difusiún de una :tctitud :1ntc b
tt.:, aun cuando la cclebraciún de la extremosiebd no l'st~ ausente en
llllc conduce a Icerla con10 si en ella rL:po<;aran
la i~terprct:lción latinoamericana del barroco elaborada por los his-
clayes de lo más contemporáneo, como si en elb e:-tuY~er;Hl _
tonadores del arte (pienso, por ejemplo, en d argentino l\ngd Cui-
tos los signos ljue, 5in traicionar nuestro pasadn, pe~mit1r~n edltlc:tr
do), el papel de b recepción dc G('mgora como poeta de lo extrl!tno
resulta, a todas luces, crucial t:n esta narral1\·a hislúrica, 1\ decir Yer-
una inlerpn.:laciún p()~tica dd ahora y all1i<.ipar tlemp(l l': "\:1~1:~~
drá, C;óngnra deyil'ne de lal suertc un autor ~l·C1clablc Ul
dad, no podía ~er de Olro modo en un continente con yiejas raíces
inesperadas ayenturas y una dúctil m:1tena dl<;pl1l.:~ta a C:ltrar en
humanistas y donde la literatura y, en p:micular, la poesía ocup:ln un
nlle~tro caldo criollo,
sitio cl'ntral., Como ha mostrado \\/alter ~lign()lo, es ju~t:lmentc esta
,\sf 10 lee Le/,ama Lima tanto en el pwcesn de c()n~tiluci(')l: l:L
base hum;¡ntsta ~:" (1 U l! garanti:;;:l durante ,·ar10s siglos la continuidad
su propio estilo (hipérholes, pl'rífra~is cllfemí~licas y giro:- hcr()!co:-
entre las dos onllas dd Atlúntico y la ljllC dispone la org;¡nización
aplic:'ldos ;¡ b dcscripcir'ltl de lo tri\·ial ahu~ld,~n, en su j1trl:-:1 :- :-u YC:--
e~pacial de su perímetro confines dentro de una klgica moderna y
so), como también desde la perspecti'\'a hl~tonca llUC l0, llc\':\ a
colonial (~!ignol() , A lo CJlle asistimos con el impacto y la
tuJar l¡lle, por su manera de clllli\'ar lo extremo, I(}~ 111:1<; ,
recuperaclon del gongonsmo en el siglo XX l'S precisamente a un
herelkros de Gónpora cst:in, desdi.: l(}~ tiempos C()l()t11:1In, el1 ,\me
intento por reformular, a tr:wés del t{)pico de lo extremo, la posi-
rica y no en I':sp;~~a, Efecri'\'anll'nte, es s;l!:1id:) lille, i.:11 l'l ,~-apitui()
segundo de La /'xf!H'"iri/l a!1II'!7calld, "La cUrloqdad harroc:! , d cu-
22 GUSTAVO GUERRERO
J3ARROCOS, NEOIlARROCOS y NEO BARROSOS
Independientemente del hecho de que el reconocerse más o me-
nos occidental es una variable que cambia según las regiones, las ción de América Latina en esos dos frentes que representan su filia-
épocas y los grupos étnicos y sociales a todo lo largo del continente, ción histórica y su geografía cultural. "
esta noción de un Occidente extremo refleja una inquietud bien asen- La lectura inaugural de nuestro tema, la que efectua J.ose Lezama
tada por nuestra exacta situación en el Atlántico, que forma parte de Lima en su ensayo La expresión amen'cana (1957), nene aSl ~n con.tex-
nuestro legado colonial y corre infusa en nuestra reivindicación mo- to amplio de más de cuatro siglos aunque su ante~edente,mmediato,
derna del Barroco. Por eso, a mi modo de ver, no estamos ante dos por paradójico que luzca, está en la labor del mas apolíneo de los
fenómenos disociados, sino estrechamente unidos en el proceso de gongoristas americanos, es decir, en la obr~ de ~fo~so ~eyes. Co-
construcción de una cierta identidad latinoamericana durante el si- mo el gran administrador de nuestro ar.chivo hlstorlografico. en la
glo XX. Perlongher acaso supo vislumbrarlo cuando escribió en e! primera mitad del siglo, el filólogo meXIcano se. ocupa de fiJar los
prólogo a Caribe transplatino. Poesía neobarroca mbanay rioplatense (1991) principios de un modo de recepción d~l. ?ongorl~mo que nos a~er­
que en tanto "poética de la desterritorialización, el barroco siempre que a Europa no sólo a través de una VlSlon comu~ de! pasado, smo
choca y corre un límite preconcebido y sujetante" (perlongher 94). a través de una idea de futuro. De ahí que la aCOgIda del poeta cor-
En efecto, si aceptamos que la construcción de una identidad dobés sea alge más que un fenómeno purame~~e literario. Por su
conlleva a la par un posicionamiento ante el pasado y ante los otros, intermedio, Arr)érica Latina descubre la vocaClOn moderna de ~u
bien puede avanzarse que, en el caso latinoamericano, la extremosi- tradición barroca y hace suya una hoja de ruta en la que e! a?anus-
dad barroca es uno de los lugares donde se opera este proceso en la mo, la sensualidad y la fuerza transgresiva del ve;so de Gongora
conjunción de un tópico y una topología. El tópico puede ser en- apuntan hacia un r.orizonte inédito donde se podra :scapar por fm
tendido como una prolongación de la tradicional excepcionalidad del localismo y la marginalidad, donde por fin llegarla~os a sentar-
americana que, según sabemos, aparece con el discurso colombino y nos en el gran banquete universal de la República Mundial de las Le-
perdura hasta nuestros dias. Pero habría que calificar y especificar tras (Conn 88-92). , .
de inmediato dicho tópico, pues estamos hablando de uno que es, La vasta red intelectual creada por Reyes en Amenca y en Euro-
en esencia, literario, e incluso poético, y aún más, gongorino. Ciertamen- pa ha de servir de caja de resonancia a este programa; pero so~re
te, aun cuando la celebración de la extremosidad no está ausente en todo favorece la difusión de una actitud ante la poesla gongonna
la interpretación latinoamericana del barroco elaborada por los his- que conduce a leerla como si en ella reposaran desde .siem~re l~s
toriadores de! arte (pienso, por ejemplo, en el argentino Ángel Gui- claves de lo más contemporáneo, como si en ella estu:'~e:an ~scn­
do), el papel de la recepción de Góngora como poeta de lo extremo tos los signos que, sin traicionar nuestro pasado, pe:nunran edificar
resulta, a todas luces, crucial en esta narrativa histórica. A decir ver- una interpretación poética del ahora y anticipar e~ tlempo que ve~­
dad, no podía ser de otro modo en un continente con viejas raíces drá. Góngora deviene de tal suerte un au~or ~eclc1able en las mas
~u.manistas y donde la literatura y, en particular, la poesía ocupan un inesperadas aventuras y una dúctil materIa dispuesta a entrar en
SIUO central.. Como ha mostrado Walter Mignolo, es justamente esta nuestro caldo criollo.
base humamsta ~a que garantiza durante varios siglos la continuidad Así lo lee Lezama Lima tanto en el proceso de constitución de
entre .las dos orill~s del Atlántico y la que dispone la organización su propio estilo (hipérboles, perífrasis eufemísticas y giros heroicos
espac~al de ~u pertmetro y confines dentro de una lógica moderna y aplicados a la descripción de lo trivia~ abu?d~~ en su prosa y su \'er-
colomal ~gnolo 315-3~3). A lo que asistimos con el impacto y la so), como también desde la perspecuva historIca que la. lleva ,a ~os­
:ecuperaclOn del gongonsmo en el siglo XX es precisamente a un tular que, por su manera de cultivar 10 ~xtremo, los ~as autent1c~s
intento por re formular, a través del tópico de lo extremo, la posi- herederos de Góngora están, desde los tlem~os colornales, en -";me-
rica y no en España. Efectivamente, es sabIdo que, en el capitulo
segundo de La expresión americana, "La curiosidad barroca", el cu-
24 GUSTA va GUERRERO
BARROCOS, NEO BARROCOS y NEO BARROSOS 25
bano esboza un panorama de nuestra literatura de la Colonia y, al
hacer su balance, una de las conclusiones principales a las que llega lación" (Lezama Lima 41). No es otra la representación que se hace
es que ni Soto de Rojas ni Trillo y Figueroa ni Polo de Medina fue- Lezama Lima del motor interno de la extremosidad de Góngora ni
ron capaces de entender la radicalidad de la poética gongorina con la serie de metáforas que le permite crear una analogía mejor entre
tanto atrevimiento como e! neogranadino Hernando Domínguez la escritura del cordobés y la interpretación entonces más corriente
Camargo, quien reproduce en Santa Fe de Bogotá su ideal de vida y de la cultura latinoamericana como una entidad mestiza y conti-
de poesía: "la crepitación formal de un contenido plutónico que va nuamente sujeta a procesos de hibridación (Guerrero, "En sus do-
contra. las forma,s :omo c?ntra el paredón" (Lezama Lima 37). minios no se pone e! sol..." 208-211).
Romplend? los lí~tes, hacIendo explotar los marcos, Dornínguez El arte del indio Kondori, maestro del portal de San Lorenzo de
Camargo sigue a Gongora, pero hace en realidad algo más que imi- Potosí, y las esculturas del mulato Aleijadinho en Ouro Preto son
tarlo: digamos que, como el propio Lezama Lima lleva hasta sus las ilustraciones plásticas de esta capacidad de lo barroco para repre-
últimas. consecuencias las enseñanzas de! maestro ~ empuja su ex- sentar un extremo abierto a la semiosis colonial, es decir, a la inter-
tremOSIdad hasta ~se ~xtremo donde surge un nuevo confín y se re- acción de sistemas de signos culturalmente distintos. Lezama Lima
configura todo el amblto de lo posible. destaca el asombro y la temeridad que se expresa en ambos como
traducción de la tensión inherente al propio experimento barroco y
M.ás que una v~luPtuosidad, un disfrute de los dijes cordobeses y de la en- como signo de ese plutonismo que reúne lo diverso, o, mejor, "que
cristalada frutena granadina en DOmínguez e l ' .
. , amargo e gongonsmo, SignO quema los fragmentos y los empuja, ya metamorfoseados, hacia su
~,uy ame!1cano, aparece como una apetencia de frenesí innovador, de rebe-
Iion desafiante de orgullo desat d I 11 . . final" (Lezama Lima 36). Allí, en ese linde, Occidente deja de ser
' canon gongorin
lograr dentro del a o, que o eva' , .luclfe!1nos por
a extremos
Occidente y empieza a ser otra cosa, o bien, otra cosa comienza a
o, un exceso aun mas excesIvo que los de
Don Luis, por destruir el contorno que al mísmo tiempo intenta domesticar formar parte de Occidente. La América Latina de Lo expresión ameri-
una naturaleza verbal de suyo feraz y temeraria (Lezama Lima 38). cana se inscribe en esta alternativa que sólo nuestro barroco hace pa-
Subrayemos que el gongorism . . . tente en el preciso punto donde se cruzan e! tópico de lo extremo y
. o, como SIgno amen cano se Iden- la topología del extremo. Nuestro autor escribe en el último párrafo
tifica aquí con una práctica extrema de lo tr ' .
tada por un afán furiosamente moderno dex tremo que. parece , Iman- de ese capítulo: ''Vemos así que el señor barroco americano, a quien
e ansgreslOn, ruptura y hemos llamado el auténtico primer instalado en lo nuestro, partici-
nove ad. El barroco de Lezama U~a encuentr
d t .
. • , ~u a en es a caracte=a- pa, vigila y cuida, las dos grandes síntesis que están en la raíz del ba-
clon un slmbolo con el que dar una primera did d 1 'fi .
dad cultural de Amenca . . a través de un dobl me
di a e a especl d 'lCl- rroco americano, la hispano incaica y la hispano negroide" (Lezama
. e scurso mun onovlS-
ta ~ob.re las semejanzas y las diferencias entre las dos orillas de!
Lima 56). Ambas le dan al barroco de América e! carácter moderno
Adantico, y sobre la superación de! VieJ'o Mu d IN C y subversivo de un arte que Lezama Lima no duda en calificar como
. . " n o en e uevo. on "arte de la contraconquista" (Lezama Lima 34), oponiéndose a la ya
el, nuestra condiclOn periférica se transforma h 1
. . Y a ora se p asma en mencionada interpretación de Weisbach que lo presentaba como un
una suerte de excentrlC1dad en los sentidos m I 'al d I '
. . , . ora Y espacl e ter- arte de la Contrarreforma.
millO. nos marcanan, a la vez la extravagancia 1 l' , Id'
. . , y a eJarua, e esVIO No habría que exagerar, sin embargo, ni la radicalidad de esta
y la extenondad. Nuestro lugar es el de un límit f
d fi eo una rontera que propuesta ni la hipótesis de una modernidad otra, exclusivamente
nos e me como d oblemente extremos y que, desde el siglo XVII,
estructura nuestra connatural sensibilidad barroca d ' " 1 c' americana y divorciada de la europea. Como ha señalado Marteen
· " . , es eClr, e alan,
tan d10ruslaco como dialéctico de incorporar I m d d h Van Delden (585), la posición de Lezama Lima es bastante más am-
. ' e un o, e acer bigua de lo que suele reconocerse, pues, si, por un lado, sostiene
suyo e! mundo extenor, a través del horno trasmutativo de la asirni-
que e! barroco americano es un arte de la "contraconquista", por
otro, aftrma que ese barroco teje amistosos lazos con la Ilustración y
26 GUSTAVO GUERRERO
BARROCOS, NEOBARROCOS y NEO BARROSOS
lo concibe, repito, desde la perspectiva de su extremosidad, como
una extensión y una superación del Viejo Mundo en e! Nuevo aun- del autor cubano en el movimiento de las neo-vanguardias parisinas
que sobre la misma línea histórica: "Después del Renacimiento, la de los 60 y 70, justo en el momento en que la Revolución de Fid~l
historia de España pasó a América, y el barroco americano se alza Castro vuelve a plantear el tcma de la identidad cultural del conti-
con la primacía por encima de los trabajos arquitectónicos de José nente, va a marcar este proceso que desemboca en una teoría ba~­
de Churriguera y Narciso Tomé" (Lezama Lima 50). tante más compleja, pues su elaboración se ali.menta de una ext.ensl-
No hay, pues, solución de continuidad entre las dos orillas del sima variedad de fuentes dentro del pensamlcnto contemporaneo.
Atlántico ni entre e! proyecto de la modernidad colonial europea y Así la estética de lo extremo se enlaza, con el neobarroco latinoa-
e! barroco americano. Si concedemos que la lógica espacial de! ex- me;icano de Sarduy, a una celebración del artificio y la artificiosidad
tremo como umbral, límite o frontera cultural, supone la existencia que lleva a un punto de irreverencia inusitado la crítica de l~s formas
de las oposiciones entre lo abierto y lo cerrado, lo interno y lo ex- de representación tradicionales y las relee en clave de desvlO, ~ama­
terno, parece claro que la América Latina barroca de Lezama Lima valización, parodia, intertextualidad y polifonia, siguiendo a Kristeva
representa un extremo abierto pero, al mismo tiempo, interno, que y a Bakhtin (Sarduy 1393-1396). Al mismo tiempo, Sarduy echa
mira desde adentro a Occidente. Su extremosidad ejerce una presión mano de la crítica .' la racionalidad y la moral burguesa de Bataille y
cierta que pone a prueba la flexibilidad del contorno y lo amplia, pe- reivindica la demasí~ y el derroche, e! exceso y la transgresión, como
ro no lo quiebra ni lo destruye. Para e! maestro habanero, formamos características de las posturas extremas de este nuevo ~arroco de
parte de! mismo orbe, de la misma koiné: somos, sí, un "Extremo América (Sarduy 1401-1402). Pero hay que añadir enseguIda que las
Occidente". dos referencias mayores que van a señalar el punto de ruptura en su
La poética neo-barroca, tal y como la conciben el cubano Severo elaboración del concepto son, por un lado, la crítica derridiana del
Sarduy y el brasileño Haroldo de Campos en los años 70 y 80 de! logocentrismo y, por otro, el análisis de Foucault de las formaciones
pasado siglo, señala el momento de una mudanza de horizontes que discursivas como instancias donde se pactan las nupcias secretas en-
rediseña esta topología. Ambos recuperan por vías distintas la esté- tre conocimiento y poder.
tica barroca de lo extremo y la asocian a la práctica de la literatura y Aunque haya podido pasar inadvertido, el neo barroco latin?a-
el arte contemporáneo latinoamericano, pero las conclusiones a las mericano supone incontestablemente, para Sarduy, una revol~clon
que llegan se alejan sensiblemente de las de Lezama Lima. De he- de los saberes que pone término al monopolio de un pensarruento
cho, aunque el ensayo del primero, "El barroco y e! neobarroco", único y hace posible otras formas de conocimiento que han sido
data ~e 1972, y el. de! segundo, "Da razao antropofágica", de 1981, hasta entonces ignoradas o reprimidas. "Neobarroco: reflejo necesa-
pareCIera que el tiempo que los separa de La expresión americana es riamente pulverizado de un saber que sabe que ya no está 'apaci-
mucho mayor y que e! diálogo entre ellos y Lezama Lima se ha vuel- blemente' cerrado sobre sí mismo" (Sarduy 1252), escribe al final de
to imposible.
su ensayo en una frase que hoy empezamos a leer de otra manera,
Es de reconocer, sin embargo, que los dos tienen muy en cuenta desde una perspectiva postcolonial. Pues -no habría que olvidarlo-
la lectura que el habanero hace de Góngora y, como ya lo he escrito su crítica de! logocentrismo, como la del propio Derrida, es también
en otro lugar, en ~I caso específico de Sarduy, la teoría de! neoba- una crítica del etnocentrismo, que denuncia el predominio del alfa-
rroco se presenta lllcluso como una continuación de dicha lectura beto y la razón occidental como fundamentos exclusivos de todo
sólo que la interpretaci0~ de la extremosidad gongorina se produc~ conocimiento. Al integrarla en la construcción de su teoría del neo-
ahora dentro de una sene de contextos intelectuales novedosos y barroco, Sarduy nos redefine y nos relocaliza de facto no ya como
que van a resituar a América Latina en una geografía inédita (Gue- ese punto extremo donde se expresa internamente la representación
rrero, "Góngora, Sarduy y el neobarroco" 230-242). La inscripción de una Europa otra, sino como el lugar donde se produce una eclo-
28 GUSTAVO GUERRERO BARROCOS, NEOBARROCOS y NEOBARROSOS 29

sión de formas de conocimiento alternativas que le revelan al propio del barroco español y europeo, el neo barroco sería el avatar con-
Occidente sus límites y limitaciones. temporáneo de un espejo irónico y contracultural con que la hete-
rogeneidad americana refleja la imagen del sueño universalista de
Sintácticamente incorrecta a fuerza de recibir incompatibles elementos Occidente. Lo que se asoma así dentro del pensamiento de Sarduy
alógenos, a fuerza de multiplicar hasta la pérdida del hilo el artificio sin es, evidentemente, la diferencia colonial y la necesidad de rediseñar
límites, la frase neoharroca -la frase de Lezama Lima- muestra en su inco-
rrección (falsas citas, malogrados injertos de otros idiomas) en su no caer la geografía Atlántica de otra manera. Su operación de descentra-
sobre los pies y su pérdida de la concordancia, nuestra pérdida de un a¡JI/curs miento no podía ser, en mi sentir, más clara, pues a través de ella se
único, armónico, concordante con nuestra imagen, teológico en suma. Ba- perfila, con la crítica del etnocentrismo, la denuncia de la vocación
rroeo que en su acción de bascular, en su caída, en su lenguaje pinturero, a hegemónica de la modernidad colonial y europea.
veces estridente, abigarrado y caótico, metaforiza la impugnación de la en- Es verdad que Sarduy no llega a formularla de una manera ex-
tidad logocéntrica que basta entonces lo y nos estrucruraba desde su lejarúa
plicita en su ensayo de 1972 ni en el catálogo de 1977; pero también
y autoridad; barroco que recusa toda instauración, que metaforiza al orden
discutido, al dios juzgado, a la ley transgredida. Barroco de la Revolución lo es que, unos años más tarde, Haroldo de Campos sí lo hace al in-
(Sarduy 1253). tegrar varios elerr:entos de la reflexión del cubano a su propio traba-
jo y al llevarla como hasta sus últimas consecuencias en varios pasa-
Algunos años después, en el catálogo de la Bienal de París de jes del artículo "Da razao antropofágica: a Europa sob o signo da
1977: este velad~ intento po.r rediseñar el mapa del Atlántico y de- devora<;ao" (1981). En él, rindiendo desde el título mismo un ho-
nunCIar la cadUCIdad del uruversalismo ilustrado adquiere una for- menaje a la extremosidad de la antropofagia cultural de Andrade y al
mulación más exp~cita cuando Sarduy replantea la pregunta por los mal salvaje vanguardista de los años 20, el teórico y poeta brasileño
contextos que preSIden al surgimiento de un neo barroco americano. vuelve sobre el gran tema del origen e identidad de la literatura de
Su respuesta, de cara a lo que representa el barroco como herencia su país y le hace un importante lugar al barroco al trazar la genealo-
colonial y española, pone en juego una vez más las relaciones entre gía de la poesía contemporánea. Para hablar de ella, De Campos
tópico y topología: reactiva el aporte derridiano de Sarduy a la definición de un neoba-
rroco latinoamericano y orienta abiertamente la discusión sobre el
ES,te barroc~ .furioso,. impugnador y nuevo no puede surgir más que en las logocentrismo hacia el territorio de la historiografía literaria:
ma~g~?es ~,nt1cas o Violentas de una gran superficie -de lenguaje, ideologia
o "clvilizaclOn-: en el espao'o
,. a 1a vez 1ateral y ab'lerto, superpuesto, excen-
.
triCO y dIalectal de ~menca: borde y denegación, desplazamiento y ruina de Já no Barroco se nutre uma possível "razao antropofágica", deconstructora
la superfiCIe renaoente española, éxodo, trasplante y fin de un lenguaje, de do logocentrismo que herdámos do Ocidente. Diferencial no uni,oersal,
un saber (Sarduy 1308). comensou por aí a torsao et a contorsao de um discurso que nos pudesse
desensimesmar do mesmo. E uma antitradisao que passa pelos vaos da his-
Sarduy problematiza así la visión de Lezama Lima al introducir toriografía tradicional, que filtra par suas brechas, que envieza por suas
fisuras. Nao se trata de uma antitradisao por derivasao directa, que isto se-
soluciones de continuidad allí donde sólo había continuidades: aho- ria substituir una linearidade por outra, mas do reconhecimcnto de certos
ra somos, a la par, b?rd~ y denegación, desplazamiento y ruina, desenhos ou percursos marginais ao longo rateiro da historiografía norma-
trasplante y fin. Es mas, S1, como ya dijimos, la lógica espacial del tiva (De Campos 17).
extremo como umbral, limite o frontera cultural presenta siempre
dos caras .de pares opuestos, ahora la abierta y la externa se acentúan Por otra parte, Haroldo de Campos, no ignora que, también en
ante. un SIstema q~e ha est~ado en mil pedazos. De ahí la impor- Occidente, el barroco es un arte marginal y anti-tradicional, pero es-
tancia de la parodia, el pastiche y la carnavalización en la caracteri- to no le impide ver las asimetrias entre las dos orillas del Atlántico
zación del nuevo barroco de América: como metamorfosis burlesca
BARROCOS, NEOIlARROCOS y NEO!l,\RROSOS 31
30 GUSTAVO GUERRERO

mino "neo-barroso" para hablar de un neo barroco lavado en las


ni enunciar la distinción que marca la separación entre un barroco
metropolitano y un barroco colonial, entre Europa y América: aguas del Río de la Plata (perlongher 115).
Con los artículos que publica en Brasil en los 80 y con e! ya
Na medida cm que o estilo alegórico do barroco era um dizer alternativo mencionado prólogo a la antología Cmibe Irallsp/alil1o. Poesía lIeobmTO-
-um estilo em que, no limite, qualquer coisa poderia simbolizar qualquer ca cubal1a y rioplatense (1991), Perlongher se erige en uno de los prin-
outra (como cxplicou Benjamin em seu estudo capital sobre o Trauerspiel cipales teóricos de la corriente. A la zaga de sus predecesores, rein-
alemao)- a corrente alterna do barroco brasilico era um duplo dizer do ou- traduce en su discurso la nota de extremosidad hasta el punto de
tro como difercn~a: dizcr um código de alteridade e dizé-lo em condi~¡¡o al-
considerar que e! barroco es, por definición, un arte in extremis. Al
terada (De Campos 16).
mismo tiempo, como ya se dijo, articula otra vez tópico y topología
Esta doble articulación de la diferencia -"a diferencia do diferen- en torno a la idea de una poética de la deslemtona/izaciól1 que "siem-
tes", escribe luego (De Campos 17)- da cuenta, para el brasileño, de pre choca y corre un límite preconcebido y sujetan te" (perlongher
una especificidad irreductible del barroco americano que lo erige en 94). Re!eyendo a Sarduy y a Lezama Lima, e! argentino insiste así en
un espacio privilegiado para observar la crisis del sistema colonial la marginalid,'d, la excentricidad y e! exceso como notas reyolucio-
moderno, la herrumbre del universalismo occidental y la aparición narias del barroco y nos recuerda que es "e! arte más escandalosa-
de una nueva geografía que altera las posiciones tradicionales entre mente anti-occidental derivado del propio Occidente" (perlongher
centros y periferias, bárbaros y civilizados, unos y otros. No en vano 114). Pero, a mi modo de ver, lo esencial de su aporte está en la
su ensayo se cierra con una visión extremosa que invierte las pers- manera cómo va a reinscribir y a reescribir la poesía neobarroca, en
pectivas atlánticas y, en cierto modo, anticipa nuestros tiempos glo- tanto diferencia de los diferentes, asociándola esta vez a la cultura gay y a
bales: la irreverencia extrema del camp y del kitsch (perlongher 116).
Tanto en el Sur como en el Norte de América Latina, el neoba-
Os vándalos, há muito já cruzaram as fronteiras e tumultuam o senado e a rroco sigue vivo hoy como una estética de lo extremo en la obra de
ágora, como no poema de Kavafis. Os escritores logocéntricos, que se i- varios poetas de nuestras últimas hornadas, como e! paraguayo Joa-
maginavam usufrutuários privilegiados de urna orgulhosa koiné de máo úni- quín Morales o e! dominicano León Félix Batista. No hago aquí sino
ca, preparem-se para a tarefa cada vez mais urgente de reconhecer e rede- mencionarlos antes de concluir, para subrayar la continuídad de una
varar o tutano diferencial dos novas bárbaros da politópica e polifónica
civiliza~ao planetaria (De Campos 24). práctica americana que prolonga, en el siglo XXI, un proceso inicia-
do en el XX: el tránsito desde la geografía de un Extremo Occiden-
En las últimas décadas de! siglo XX, la poética neobarroca se di- te hasta las perspectivas post-occidentales que hacen posible una
funde rápidamente por América Latina y, como lo ejemplifica el revisión crítica de nuestro legado colonial y moderno. Arma eficaz
propio Haroldo de Campos, toma arraigo en el Brasil e, incluso más en la lucha por la visibilidad dentro de un contexto de saturación,
allá, en el Río de la Plata. Se considera que el prólogo que Severo instrumento para abrir fronteras, herramienta para la liberación de
Sarduy escribe para el libro Colibrí de la ciudad (1982) del argentino las diferencias, la extremosidad barroca, neo barroca y neobarrosa
Arturo Carrera, es uno de los principales hitos en la narrativa de esta constituye en la actualidad algo más que una postura artística o lite-
proyección del neobarroco que va a poner a circular las obras de raria reciclada: es uno de los lugares donde se prosigue creativamen-
Lezama Lima y del propio Sarduy por todo el continente. Junto a te el debate sobre la heterogeneidad y la pluralidad en nuestro tiem-
De Campos, quien defiende la idea de un trans-barroco americano se po global.
cuentan entre las figuras que adhieren al nuevo movimiento a a~to­ Nadie lo vio con más claridad a fines del siglo pasado que el
res como Roberto Echevarren, Tamara Kamenszain y sobre todo martiniqueño Edouard Glissant cuando apuntó que, por sus conno-
Néstor Perlongher, quien propone que se emplee má~ bien el tér~ taciones culturales, e! Barroco se ha ido convirtiendo en una de las

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32 GUSTAVO GUERRERO

formas privilegiadas de la subjetividad contemporánea. "Existe una REVISTA DE CRíTICA LITERARIA LATINOAMERICANA
naturalización del barroco no sólo como arte y estilo -escribió- sino Año XXXV1II, N° 76. Lima-Boston, 2"0 semestre de 2012, pp. 33-50
también como una manera de vivir la unidad-diversidad del mundo"
(Glissant 94).

BIBLlOGRAFIA
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znextznguible, magmtud esteftca y umverso contemporáneo catálogo al cuidado de antologí,\s poéticas Caribe transplatino (1991), TronsplotinoJ (1991) y Medllsario
Joaquin Roses. Madrid: ACE, 2012. ' (1996) junto con los ensayos de ReJistir (2004) de Eduardo Milán. Se los inter-
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Ame~ca, 26-27 abn~ 2001, edición de Joaquín Roses. Córdoba: Universidad cano de fimles del siglo XX toma posición en el campo literario a través de una
de Cordoba, Estudios Gongorinos, 2004. sucesiva y persistente exclusión de! formalismo y de la poesía com'ersacional y
Lezama Lima, José. La expmión americana. Edición de Teresa Blanco. La Haba- poütica. De esta manera el neo barroco intenta ocupar el lugar de la \'anguardia,
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pero también suscribe su historicidad moderna, lineal y progresh'a.
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1921.
El neobarroco poético latinoamericano de finales de siglo x..x ha
devenido uno de los movimientos literarios más reconocidos del
campo literario. Si bien su poética es de filiación vanguardista y li-
bertaria en términos textuales, paradójicamente, ha logrado crear
una identidad grupal muy deftnida y ser fácilmente reconocido. Qui-
siera explorar en este arúculo las estrategias de canonización de este
movimiento. ¿Cómo se han formado las nóminas de las antologías
34 MATÍAS A y ALA

ESTRATEGIAS CANlíNIC¡\S DEL NEOBARROCO POÉTICO 35


que le dieron notoriedad? ¿Cuáles son los rasgos que se han impues-
to? ¿Cómo se han llevado a cabo los movimientos geográficos? Posiblemente la compleja articulación y la tensión permanente
¿Sobre qué exclusiones ha tomado su identidad? ¿Qué elementos de estas preguntas lo hacen un concepto tan productivo. Es, e?peclal
toman de la vanguardia? ¿Qué tipo de historicidad ha sido implica- dado que el barroco da pie para el discurso cultural de Amenca La-
do en su conceptualización de lo barroco? tina en clave de transculturación. El barroco, valorado desde Ma-
Para llevar a cabo esta tarea primero haré una genealogía de! riano Picón Salas, Pedro Henríquez Ureña y Alfonso Reyes, hasta
concepto barroco en tres niveles (cultural, textual y político) que Alejo Carpentier, José Lezama Lima y Severo Sarduy, de~ne la cu~­
desembocará en e! texto teórico fundacional de Severo Sarduy "El tura de América Latina por su apertura a la mezcla y a .I~ mdeterl1l1-
barroco y e! neobarroco" (1972). Después, leeré con detenimiento nado, lo heteróclito y lo fragmentado. Esto ha permJUdo tanto l~
los prólogos a los dos volúmenes programáticos del neo barroco extensión del barroco como una suerte de "figura fundaCl,onal'
poético de 1991, Caribe transp!atino de Néstor Perlongher, y Transpla- -tropo maestro o mito- de la identidad cultural Iatinoamerlcan~:
tinos de Roberto Echavarren -ambos reproducidos en el libro más como la caracterización de Amenca" atina como "postmoderna .
L'
difundido del movimiento Medusario (1996)- con especial atención a avant la lellre.
la manera en que se oponen a la poesía conversacional y política. La síntesis cultural de estos elementos distintos -para Lezama
Por último, leeré Resistir, de Eduardo Milán (2004), sin duda, el más Lima y Carpentier- en el barroco americano es la reunión de lo es-
eficiente ensayista y antologador del movimiento, y propondré una pañol lo indígena y lo negro ("La curiosidad barroca" 34 y 56) Y de
lectura cuidadosa para desentrañar la forma en que excluye al for- la tra~sLendencia y sensualidad en lo textual. Por esta capaclda~ de
malismo del neobarroco. La separación de la poesía conversacional sínteSIS
, y lugar ongmano
.. . d e aI creaclOn,
" G onza'1 ez. Echevarna
. lo
y de la formalista da la clave para entender la filiación vanguardista
llama romántico: "Lezama esgrime el barroco como ansia d~ c~ea­
de! neobarroco. Asimismo, esta adscripción supone una noción li- ción e innovación -el barroco de Lezama es un barroco romantlco,
neal y progresiva de historia.
un barroco al que se atribuyen las características del romanticismo
alemán" (Prole de la Celestina 250). Romántico, además, porque el~Ya
Para una genealogía del concepto neobarroco
la imagen al nivel símbolo, como momento d e reuma ., n en un m\'e!
.
más alto (Benjamin, Origen de! Trauer.rpiel alemán 381). Para e,l BenJa-
Frente a una primera caracterización formal del Barroco con los min de la figura central del barroco es, al contrario, la alegona la que
rasgos de la proliferación del artificio y oscuridad del sentido, de ex-
muestra, a través del exceso de artificialidad, la disyunción entre el
ceso formal y teatralidad arbitraria, es ya un lugar común intentar sentido y el lenguaje. .,
articular sus elementos contradictorios en algún tipo de dialéctica.
En un nivel textual en cambio, la artificialidad, ornamentaClon y
dificultad es un rasgo ~ue permanece en todas las caracteri~~ciones
Da la paradójica impresión de que el mismo concepto de barroco es
especialmente "barroco", valga la redundancia, sobre todo, dada la
del barroco literario, desde la época colonial hasta .las p.oencas de
cantidad de perplejidades que se suman al sopesar sus implicaciones
finales del siglo XX. La preponderancia del código.liter~rlo s~bre la
estéticas, sociales y subjetivas. ¿Es el barroco un estilo o una época
expresión interior, de la escritura sobre la comUl1lCaClOn :e~a una
(M:aravall)? ¿Se distingue del manierismo en Europa (Hauser) y có-
forma de entenderla. González Echevarría lo propone aSI: En el
mo se realiza el "trasplante" del Barroco a América (paz)? ¿Es re-
barroco el lenguaje es un código social; todas las emociones han ~i­
presivo (Maravall) o contestatario (Sarduy)? ¿Distingue o confunde
do codificadas y sometidas al intercambio social" (Prole de/o Celestma
la apariencia de la realidad, la representación de la verdad (Eggin-
ton)? ¿Es intelectual o sensual? ¿Elevado o vulgar? 236). Las emociones se identifican con su forma de aItlc~lar1as, o
más bien, ellas sólo pueden ser articuladas dentro de un .slstema ya
organizado con anterioridad. Derrida sugiere en este pasaJe de De la
gramatología que

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36 MATÍASAYALA ESTRATEGIAS CAN6NICAS DEL NEO BARROCO POI~TICO 37

el escritor escribe en una lengua y en una lógica cuyo sistema: leyes y vida Hasta e! momento hemos visto que el barroco cumple funciones
propios, por definición, no puede dominar absolutamente [... ]. No se sirve distintas en sus diferentes registros: en e! cultural otorga la posibili-
de aquéllas más que para dejarse en cierta manera y hasta cierto punto, go- dad de transculturación; en e! textual, su saturación muestra la artifi-
bernar por el sistema. Y la lectura siempre debe apuntar a una cierta rela-
ción, no percibida por el escritor, entre lo que él impone y lo que no im-
cialidad de los códigos sociales; en e! histórico y político, es e! estilo
pone de los esquemas de la lengua de que hace uso (202). imperial que, no obstante, podría posibilitar su propia deconstruc-
ción. El punto de inflexión en la teorización la produce Severo Sar-
La conciencia del código abre e! hueco entre poeta, e! lenguaje y duy durante los años 70 con sus ensayos sobre "El barroco y e!
el mundo en donde el énfasis recae -tanto en el barroco como en el neobarroco" (1972) y sus libros Barroco (1974) y La si",ulación (1984).
estructuralismo- en el sistema y no en el sujeto. "Conciencia de! có- Sarduy reconduce el debate al extender el descentramiento textual
digo" podría ser leído desde otro ángulo. Es la conciencia de la hacia nive! e! cultural y e! histórico y político.
ideología, esto es, de la forma en que se ordena lo social -lo visible Sarduy escribe en París, colabora con la revista Tel Quel y tiene
y lo invisible, lo imaginable y lo inimaginable (ZiZek 1)-, "la natura- contacto cercano con e! dialogismo de Bajtin presentado por Kris-
lización de! orden simbólico" en registro de Lacan. Así, e! barroco teya, la textualidad de Barthes, la deconstrucción de Derrida y el
no es lugar de interioridad, sino de exterioridad; no expresión origi- psicoanálisis de Lacan. La articulación de los anteriores propuesta
nal, sino articulación de fuerzas narrativas exteriores; no presenta- por Kristeva se hace particularmente relevante para Sarduy, ya que
ción de lo real, sino representación de lo hecho. Kristeva plantea que el lenguaje poético se carga de afectiyidad,
En un nivel histórico y político, el ba~roco ha sido descrito por corporalidad y pulsiones no a través de los significados del texto
Maravall como el estilo literario oficial y propagandístico de la Con- (orden simbólico de Lacan), sino a través de la articulación de! signi-
tr.arreforma y e! centralista imperio español (32). Esto pone de ma- ficante (espacio semiótico según Kristeva). De ahí la identificación
rufiesto los aspectos del poder en su mantenimiento de la Ley y las de cuerpo y texto para Sarduy.
convenciones sociales de sus narrativas. La idea de Maravall se apli- Dada una negatividad como fundamento o "ausencia de centro
ca al teatro sobre todo -actividad cultural de seducción de las ma- en la estructura" de! discurso, de! sujeto o lo social se despliega e!
sas-, aunque Beverley también ha propuesto algo no muy lejano so- texto gozosamente sin jamás detenerse -o la cadena significante
bre.la poé.tica de! gongorismo como e! que mantiene las jerarquías análoga al deseo para Lacan- a través de la proliferación, sustitución
SOCiales e Idealiza la explotación (38-40). Al contrario, otros críticos, y condensación de significantes. Entregada al artificio y el exceso, la
como ~~~e! Maraña, por ejemplo, frente a la represión, insisten en intertextualidad y la parodia, para e! neobarroco -en un registro cul-
las pOSIbilidades de "resistencia" del barroco, a su dispersión: tural- deconstruyen la oposición binaria entre copia y simulacro, ya
que la copia desplaza a un supuesto original inexistente. De esta
Si la modernid~d puede caracterizarse como un modelo que funciona a par- forma, el neobarroco en vez de preguntarse por lo fijo de la identi-
t1~ de wncreClones identitarias "duras" (sujeto nacional, ciudadanía, disci- dad cultural le interesa su desfiguración, lo inarmónico, e! desequili-
plinarruento, progreso, roles sexuales, ordenación institucional, etc.), que brio. Por esto, en un nivel político, el neo barroco -como sostenía
descartan, r~gu1an o relegan la existencia del Otro, la intervención barroca o
Maraña más arriba- se vuelve la bandera de lucha de las políticas de
~eob.arr~ca lntrodu~a estrategias de alterización y distanciamiento en los
lmagmanos moderru:'adores, proponiendo desde la opacidad de lenguajes y la identidad gqy ya que atacan la identidades sociales ya fijadas. Me-
recurso~ represe.ntaaonales, c.ontenidos anómalos (en el sentido etimológi- morablemente Sarduy escribió: "Ser barroco hoy significa amenazar,
co de lttegularldad, es deCIr, de anti-normatividad) que invitan a un juzgar y parodiar la economía burguesa, basada en la administración
desmontaje (Maraña 264-265).
tacaña de los bienes, en su centro y fundamento mismo: el espacio
de los signos, e! lenguaje, soporte simbólico de la sociedad, garantía
de su funcionamiento, de su comunicación" (Obra completa 1250).

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38 MATÍASAYAl.A
ESTRATEGIAS CANÓNICAS DEL NEOBARROCO POÉTICO 39
Posiblemente "El barroco y el neobarroco" es de los ensayos
proclama a José Lezama Lima como la figura clave, se realza al Oli-
"más académicos" que Sarduy publicó, esto es, "menos literario" en
verio Girondo de En la masllJédula y la poesía concreta de Haroldo
su registro de escritura. Quizá por accesibilidad, por su estructura
de Campos. Entre los rasgos comunes, se sostiene la despersonali-
esquemática, aunque sin duda por la novedad, devino fundamental.
zación del sujeto (Medusario 20), la profusión de alusiones, la mezcla
Los demás textos que escribió en esta linea, al contrario, no aspiran
caótica de códigos, la desnaturalización del habla (29), r el exceso
a ser "metalenguaje" técnico que escapa el objeto literario, como
del significante en contra de la claridad de significados (22). De he-
afirmó González Echevarría (La rtfta de Severo Sardl!)l 215). Poste-
cho, propone diferenciar el barroco del neo barroco ya que en el se-
riormente, con El barroco (1974) YLa simulación (1982) Sarduy trabaja
gundo es imposible establecer el sentido del poema, no así en Gón-
a medio camino entre la especulación teórica y la literatura, barro-
camente confunde los órdenes. gora -como demostró Dámaso Alonso al verter en prosa Las soleda-
des- donde a pesar de las alusiones y el hipérbaton sería posible es-
tablecer un sentido (27).
El neobarroco rioplatense en dos volúmenes y la oposición a
la poesía coloquial Asimismo, Perlongher nota la influencia del surrealismo en el
neo barroco (25), ya que ambos se oponen a la tendencia realista y se
reconocen en la vanguardia en "su vocación por la experimenta-
A inicios de los años 90 Néstor Perlongher publicó Caribe trans-
platino (Sao Paulo: Iluminuras, 1991). Este volumen es una antología ción" (28). Se distingue de ella, sin embargo, por dos aspectos, y en
bilingüe castellano/portugués de poetas cubanos, argentinos y uru- esto cita a Roberto Echavarren. Primero, evita "la igualación mili-
guayos con un prólogo al inicio. La nómina completa consiste en: J. tante de los estilos". Esto querrá implicar que la vanguardia tendía a
Lezama Lima, S. Sarduy, J. Kozer, O. Lamborghini, N. Perlongher, hacer que sus participantes escribieran en un estilo parecido -se re-
A. Carrera, R. Echavarren, E. Milán y T. Kamenszain. El texto de ferirá, probablemente, al surrealismo-; en cambio, en el neobarroco
apertura de Perlongher será fundacional para la "poética neo barroca esto no sucedería. Segundo, en contra de la "destrucción de la sinta-
sudamericana
' " ya que muchos de sus recursos serán repetidos e imi- xis", se refiere al énfasis en la imagen visual y metafórica -en por
tados: la mezcla de lo teórico y lo literario en su estilo, la intención ejemplo Poemas árticos de Hnidobro o el primer Borges-, que conlle-
de ser un movimiento internacional cada vez más expansivo (a la va una simplificación de la sintaxis; en cambio, el neobarroco traba-
manera de las vanguardias históricas), la creación de un "canon ja "una hipersintaxif' (26), es decir, su complicación y expansión,
neobarroco oficial" (y por lo tanto, la creación de una lista de como sucede en Góngora y Lezama Lima.
prohibidos o una cierta idea de oposición), las recurrencia a ciertos El segundo momento importante en el establecimiento de este
autores teóricos (Sarduy y Deleuze) y el intento de establecer ciertos movimiento lo fIrma Roberto Echavarren con Transplalil1os. l\1l1estra
rasgos en común para crear una "identidad" neobarroca. de poesía rioplatense (México: El Tucán de Virginia, 1991) en donde
En el prólogo en cuestión, Perlongher propone que la tradición sólo incluye a tres poetas, N. Perlongher, O. Lamborghini y M. di
neobarroca de poesía excede la poesía cubana, se extiende al Río de Giorgio, y un prólogo. Los prólogos tienen persistentemente la fun-
la Plata y se presenta en Brasil, con ansias de que se asiente también ción de manifIesto. Ponen en escena un estilo convencional frente al
allá. Esta intención de mostrar esta expansión geográfica tiene una cual oponerse, de esta manera, hacen su propaganda. Aguí, nue\-a-
clara dimensión política en el campo poético latinoamericano. Así, mente, se establece una genealogía vanguardista en el primer párra-
se afirma en la contratapa del libro que el neo barroco deviene un fo: el modernismo hispanoamericano y el modernismo brasilero,
"nuevo y potente movimiento escritura]". De forma eficiente' Per- cierta vanguardia, V. Huidobro, O. Girondo, O. Paz y el grupo
longher mismo se encarga de establecer los precursores del n~oba­ Noigandres Qa poesía concreta de Sao Paulo: Haroldo, Augusto de
rroco y afincar su espesor en la tradición poética latinoamericana. Se Campos, y Décio Pignatari). Se amplía, así, el espectro de filiación
espacial y temporalmente: por una parte, entre los precursores se
40 MATíAS AYALA EsTRATEGIAS CANÓNICAS DEL NEOBARROCO POETICO 41

encuentran brasileros y, por otra, se retrotrae "el juego con el signi- En el momento más teórico de su ensayo, Echavarren sostiene:
ficante" del modernismo. "En general se asume que un poema sigue una línea de pensamien-
Ahora bien, la línea "Huidobro-Girondo-Paz-Noigandres", se- to, habla de algo (un referente). Pero es una hipótesis demostrable
gún Echavarren, se enfrenta a la poesía neo-realista de "la poesía que un poema desarrolla, o puede desarrollar, varias isotopías se-
coloquial" (o conversacional) o la poesía comprometida (Medusario mánticas paralelas, varias historias a un tiempo" (16). Aquí, Echava-
12). Esta última queda definida en torno a dos ejes: la transmisión rren confunde varios elementos entre sí. Por una parte, sobre lo que
de significados certeros y la necesidad de afirmar una posición polí- un poema "habla" o lo que "quiere decir" no es necesariamente '111
tica en la obra. Así, Echavarren puede juntar sin mayores problemas solo elemento, por lo general son varios a la vez. Además, este
a P. Neruda, E. Cardenal, N. Parra y R. Dalton sin preocuparse por "querer decir" no es el referente (que sería el correlato real en el
las distancias subjetivas, retóricas, políticas y generacionales entre mundo), sino su significado. Más bien, todo poema desarrolla varios
ellos. La obra de Parra, al contrario, escapa de ambas categorías rec- sentidos a un tiempo -"varias isotopías" a la vez- no sólo e! texto
toras, pero Echavarren no se percata de esto. Probablemente lo in- neobarroco, sino también e! poema coloquial.
cluye por la importancia que tuvo para la poesía coloquial y la suma A pesar de estas imprecisiones, el punto central de la poesía
a ella sin mayores complicaciones. De Neruda dice, sin más, que ha- neobarroca es, entonces, ser una reacción en contra de las poéticas
ce "una poesía, más que de! significante, de! discurso de ideas que basadas en la lengua coloquial con fines políticos, asimismo frente a
define un compromiso combatiente" (12). la función didáctica de la literatura proponen el juego y el gozo.
La falta de matices en este retrato se debe a la retórica de! mani- Frente a la lírica, como la identificación entre el hablante y el poeta,
fiesto que debe exagerar los errores de las poéticas contrarias para proponen una despersonalización del sujeto y del habla. Profusión
así legitimarse. Severo Sarduy, en "El barroco y el neobarroco" cita de alusiones y códigos, trabajo arduo de la sintaxis. Se podría decir,
a un pasaje del Canto general de Neruda en donde una enumeración entonces, que e! neo barroco es una puesta al día a la vanguardia, ya
caótica le parece mostrar una efusión barroca, probablemente con que si bien toman su espíritu de grupo y de aventura, reenfocan sus
algo de ironía al proponer como neobarroco al poeta más política- procedimientos y temas.
mente comprometido. Echavarren, en cambio, se encuentra lejos de
la apertura textual de Sarduy ya que está más interesado en separarse Medusario como canon y la represión del formalismo
de las poéticas coloquiales al retratarlas de forma esquemática. Sar-
duy, más complejo en términos teóricos también está más abierto El volumen Medusario. Muestra la poesía latinoamericana, editado por
para sumar a autores a su registro literario. Roberto Echavarren, José Kozer y Jacobo SefamÍ en 1996, es el ter-
El problema de esta oposición en contra de la poesía coloquial cer y definitivo paso en la narrativa de la "canonización" del neoba-
es que la retrata como el discurso por excelencia monológico, que se rroco y su instalación en el precario campo cultural de la poesía his-
presenta con sólo un sentido, y que lo tiene sin interacción problemáti- panoamericana. Lo decisivo de este volumen se explica por dos ra-
ca con.e! plano fonético, sintáctico, semántico y retórico. La poesía zones. Primero, porque la obra fue publicada por el Fondo de Cul-
coloqUIal es como la prosa, como el habla, es pura comunicación, sin tura Económica y tuvo la mejor distribución en América Latina que
significante para Echavarren. Por esto, no sólo no es deconstructi- puede tener un libro de poesía. Segundo, por la ampliación de la
ble, ~ino q~e es mejo: rechazarla por completo. Toda la poesía co- nómina de seleccionados. No sólo se encuentran los habituales cu-
10qUl~1 ~evIene mo~otona, l~~océntrica (incapaz de ver su propia banos a. Lezama Lima, J. Kozer), argentinos (A. Carrera, T. Ka-
materIalidad) y servil a la política. Así, frente a ellos el neobarroco menszain, O. Lamborghini, N. Perlongher, R. Jiménez), uruguayos
es multiplicidad gozosa, derrochadora, frívola. ' (M. Di Giorgio, E. Milán, R. Echavarren, E. Espina) y brasileros (H.
de Campos, W. Bueno, P. Lerninski), sino que aparecen mexicanos
42 MA TÍAS A YALA ESTRATEGIAS CANÓNICAS DEL NEOBARROCO POI~TICO 43

(G. Deniz,]. C. Becerra, D. Huerta, C. Bracho), chilenos (R. Zu;ita gusta decir-, sino seguro, centrado, firme. Es una paradoja que los
G. Muñoz), peruanos (R. Hinostroza, M. Lauer) y venezolanos CM: supuestos "libertadores del significado" en poesía deban fijar con
A. Ettedgui). tanto ahínco las lecturas correctas, la valoración adecuada, esto es el
La cantidad ~e ~utores selec~ionados ha sido ampliada conside- sentido y el significado de su propia muestra de poesía dentro del
r,ablement~ en termmos .de cantJdad, extensión geográfica, naciona- campo poético latinoamericano. El neobarroco en esto toma un cu-
lidad y ~stilos de ellos mlsmos. Poetas que en sus propios países só- rioso parecido con el surrealismo, el que si bien primeramente sos-
lo podrlan ser calificados como "excéntricos" encontraron una cla- tuvo en discurso libertario y oposicional de la vanguardia, en térmi-
ve d~ lectura como, por ejemplo, Gerardo Deniz y David Huerta en nos prácticos y de política literaria se interesó siempre en que fuera
MéXico. Frente a otros poetas, uno se puede preguntar qué rasgos reconocido el valor artístico y literario -su "capital cultural" en tér-
comparten con los demás, como Raúl Zurita o Rodolfo Hinostroza, minos de Pierre Bourdieu- por las instituciones tradicionales, Así,
y no lograr respuesta.
rápidamente el surrealismo devino la vanguardia "oficial" reconoci-
Como es habitual, el libro contiene textos en prosa que guían la da por los museos, con mucha más facilidad con la que pudieron
lectura .
de los poemas. Medusario es una antol 0b· 01a
con una cantJ'd ad incorporar al dadaísmo, mucho más radical en su crítica e inasible
conslderable de "paratextos" en la terml'nol og-¡a ' de G'erard G enette por sus obras,
textos
, fuera del texto principal que funcl' onan como um b raIes que' Parte del éxito de la extensión del neobarroco es que se entronca
gulan la lectura, q~e reducen la multiplicidad del sentido, que expli- fácilmente con los elementos residuales del surrealismo en América
, y valoran, Sosoene
can , Genette-
'"Lugar
r p l'vil egla
'd o d e una pragma- ' Latina. Para Lezama, di Giorgio, entre otros, influenciados por el
!lca, y de una estrateg-¡a ' de una accio' n sobr 1 'bli 1
e e pu co, a servlClo, ' , surrealismo, el neo barroco no es algo lejano. Persistentemente, en
mas o menos , comprendido
. y cumplido d i '
, e una ectura mas pem- , los prólogos se advierte de la filiación "experimental" del neobarro-
nente -mas pertlnente se e o' d i '
" ' n en e, a os oJos del autor y sus alia- co con la vanguardia, a pesar de cambiar el énfasis del juego con la
dos- (8). De esta forma, en Medusario se halla' imagen (de la vanguardia histórica) por el de la simax.is (de! neoba-
1) un~ de~catoria "En memoria de Néstor'Perlongher"; rroco). Es más, da la impresión de que e! neobarroco toma el It'lar de
2) la Razon de esta obra" ftrmada· por "R. E" " presuml'blemen- la vanguardia como e! movimiento internacional de radicalidad poé-
te Ro berto E ch avarren;
3) un "Pr ' 1 " 1 ' tica. Esto explica las hipérboles dignas de manifiestos en sus prólo-
. o ogo que es a mtroducción de Echavarren a Transpla- gos y a su aspiración a formar un grupo cerrado de participantes,
tinos;
De esta forma, el neobarroco latinoamericano de fmes del siglo
4) ~,l ':P~ólogo" d,e Perlongher a Caribe transplatino; XX se convierte en uno de los movimientos poéticos reconocibles a
5) LllIllnar: Jose Lezam Lim"
'" a a tres. poemas del precursor Le- nivel continental. Esto es un gran logro debido a la dificultad de
zama Lima: Llamado del deseoso" "U
"El P ab ell'on d i ' "
e vaclO ; ' n puente, un gran puente" y armar "panoramas" en la poesía hispanoamericana, la multiplicidad
de autores, lo pequeño de muchas editoriales, lo reducido de los ti-
6) cada ,uno de, los veintidós autores antologados tiene una pági- rajes, la dificultad de distribución y falta de comunicación entre los
na y medla de introducción h'
'bli
blogra 'fica; y un ex ausovo currículum bio- poetas de distintos países.
En "Razón de esta obra" en Medusario se sostiene: "Hemos pre-
7) un "Epílogo" de Tamara Kamenszain;
8) y un texto en la contratapa. ferido no incluir ejemplos de verso métrico tradicional como los lle-
vados a cabo por Martín Adán, Carlos Germán Belli o Severo Sar-
Esta cantidad de paratextos muestra la .'d d d
,
1og-¡a , neceSI a e que la anto- duy" (9). La razón de esto no se explica, pero la información es cla-
sea leida correctamente es decir que ,. d
'
li terana, . ' , e n terrrunos e propuesta ra: sólo se incluyen poemas en verso libre. La represión del forma-
el senodo del neo barroco no s li C
ea pro lerante -como les lismo en el Medusario es algo novedoso y único ya que Perlongher
44 MATÍASAYALA ESTRATEGIAS CANÓNICAS DEL NEOBARROCO POI~TICO 45

mismo había incluido un soneto de Sarduy en Caribe transplatino. Es La ensayística de Eduardo Milán como canon vanguardia crí-
más, éste debe ser el motivo por el cual la poesía de Severo Sarduy tica
fue expulsada del "canon neobarroco", a pesar de que el membrete
"neobarroco" fuera popularizado por él y escribió su mejor texto Eduardo Milán, poeta uruguayo, antologado por Perlongher y
teórico. también en Medusario, es además un ensayista curioso. Comenzó ha-
La represión del formalismo me parece significativa, además, da- ciendo reseñas en la revista Vuelta de Octavio Paz y, aunque no lo
do que el "precursor" por antonomasia, José Lezama Lima, escribió cita mucho, adquirió una serie de elementos pacianos en su escritu-
muchos sonetos. También lo hizo Néstor Perlongher. En conclu- ra: su prosa alterna la reflexión filosófica y la especulación estética;
sión, los escritores más importantes han hecho poesía métrica y es- es sentenciosa, a veces polémica y otras algo confusa; suele teñir de
trófica, pero han sido reprimidos, o al menos, esa parte de su obra neorromántica tonalidad libertaria a la vanguardia; es más dado a
ha sido expulsada de lo que debe entenderse por "neobarroco". Lo retratar con imágenes que a argumentar en fragmentos, también
mismo ha pasado con autores como Carlos Germán Belli, o parte comparte con Paz su concepción lineal de historia y la devoción por
de la obra de Enrique Lihn y Óscar Hahn. Para estos autores usar ciertos autores (Heidegger, Mallarmé, por ejemplo). Sus principales
e
lOrmas " estructura d as " es una manera de acceder a la experiencia libros de reseñas y ensayos son Justificación material. Ensq)'os sobre poe-
literaria como un juego con el lenguaje en donde algunas reglas ya se sía latinoamericana (2004) y Resistir. Insistencias sobre el presenfe poétiro
encuentran trazadas. Para el mismo Sarduy, exiliado en París escri- (2004). En la~ últimas décadas se ha vuelto una suerte antologador
bir soneto~ y décimas era una forma de filiarse al barroco his~ánico profesional en México y España, por lo tanto, ha devenido, como
y con la misma Cuba. Afirmó Sarduy en una entrevista: Paz, en un adalid de la vanguardia y al mismo tiempo figura canóni-
ca y canonizadora por excelencia de la poesía en América Latina'.
Pero el gesto métrico obedece, paradójicamente, a una subversión. En Milán en sus ensayos suele tomar partido por el neobarroco y la
cierto momento e.n ~ue la poesía ha llegado a un grado de dispersión, es
vanguardia abiertamente. No obstante, es mucho más interesante su
deCIr, de total lnslgruficancla -en el sentido semiolóo1co del términ
l ' " o' 0-, en intento de articulación de los cambios formales en la poesía con las
que cua qwer. acumulaclOn de adjetivos se califica de "barroca", y cualquier
perez~ de haz-h, creo q~,e un regreso a lo más riguroso, a lo más formal, a alteraciones en la historia. Funcionando dentro de los términos de
~se co~go que es ta~blen una libertad -el soneto, las formas precisas- se Octavio Paz propuestos en Los hijos de! limo (1974), con nociones de
l~~orua. Barthes d,:cla que el régimen de la significación es el de la libertad la necesidad de autoconciencia crítica del poema en la modernidad
Vlgilada, q~e el sentido, no puede surgir si la libertad es toral o nula. Pues las (359) y de la modernidad como linealidad en crisis, l\lilán quiere
formas metrlcas y estroficas son eso (Obra completa 1827).
preguntarse cómo escribir hoy una poesía -es decir, qué forma litera-
ria utilizar- que dé cuenta de su momento histórico; o sea, cómo
Sarduy, consciente de que sólo es posible tomar forma dentro de
lograr formalmente que la poesía tome su lugar en ese momento.
un sistema ya estructurado -del orden simbólico de Lacan la ideo-
En especial, al tomar en cuenta lo que se ha llamado "postmoder-
lo~a de Marx, los códigos literarios de Barthes- se da cuen~a de que
nismo": que la experimentación de la vanguardia parece haberse
la libertad absoluta no eX1ste, sólo hay articulación de elementos ya
agotado y que la historia misma parece no ofrecer mayores proyec-
hechos. Las formas poéticas estrictas enCarnan cómo el sentido se
cons~tuye socialmente y en códigos determinados socialmente. Este
énfasl~ en ell:nguaje ~o~o .molde prefijado se contrapone al énfasis 'Eduardo Milán ha editado: junto con Ernesto Lumbreras Prútil1a)' ,;'tif1Ja
piedra. Antología de poesía hispal10americana presente (México: Aldus, 1999); junto
postenor de libertad silltaCtlca y significante que le dieron al neoba-
con Andrés Sánchez Robayna, José Ángel Valente y Blanca Valera Lo, ínsulos
rroco Perlongher, Echavarren, Kozer y Sefamí en los tres volúme- extrañas. Antokigía de poesía en lengua española (1950-2000) (Barcelona: G.tiaxia Gu-
nes. Entre ambos hay una concepción distinta de la literatura. tenberg/ Círculo de Lectores, 2002) y en solitario Pulir huesos. V dl1titri.' poetas
latinoamericanos (1950-1956) (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2007).
46 MATÍASAYALA ESTRATEGIAS CANÓNICAS DEL NEOBARROCO POI~TICO 4/

tos de liberación colectiva más allá de una inexorable extensión del De esta forma, la poesía de Carlos Germán Belli, que utiliza las
capitalismo. Su respuesta es, entonces, que una cierta experimenta- formas como la sextina y la silva deviene, según Milán, una "coarta-
ción neo barroca -entre otras, eso sí- sería capaz de lograrlo'. da para escapar del presente" (109). Además, Belli cometería un se-
Exiliado, primero, y avecindado después en México, Milán se ha gundo error: se salta la tradición latinoamericana de vanguardia que
enfrentado a una serie de poetas formalistas que, al trabajar con me- es el "momento de mayor conciencia crítica del lenguaje" (109).
tros y formas se oponen allegado de la vanguardia. A este procedi- Doblemente culpable para el ensayista uruguayo, yo creo que se
miento formalista lo llama "el retorno poético" o el "regreso poéti- puede afirmar sin demasiado arrojo que la poesía de Carlos.Germán
co". El formalismo es considerado, en términos literarios, la repeti- Belli no se pudo haber escrito en ningún otro momento SInO en la
ción de una forma que comienza a "perder su grado de imprevisibi- segunda mitad del siglo XX ni en otro lugar que no fuera América
lidad, y comienza a establecerse como objeto decorativo" (fusistir Latina. No hay imitación acrítica e histórica de Belli a sus modelos,
46). Poco arriesgado, el uso de formas poéticas ya valoradas por el sino una articulación creativa hecha desde el presente. Esto se mani-
canon es "el único lugar estético seguro" (75). Y, por otra parte, fiesta en la mezcla radical del vocabulario, distintos códigos, épocas
desde un punto de vista histórico es "una huida desesperada del y registros que lleva a cabo de forma desconcertante y única. En es-
presente caótico" (46) o "es la aliada más inmediata de la negación ta línea, Enrique Lihn escribió sobre él:
de la Historia" (71). Doblemente nefasto, el formalismo es falta de
conciencia poética e histórica al mismo tiempo. Belli invent. esa jerga tradicional mezclando casticismos antañones y pe-
l'v1ilán en algunos pasajes parece ser consciente de que no se trata ruanismos, Ciñéndose a la métrica, a la mitología l' los emblemas del ma-
sólo de la forma usada, sino de cómo ella se relaciona con el mo- nierismo al qu", se asimilan -en la anacronÍa- el campo de fútbol, "la anti-
mento: "Pero este recurso a la boga formal del tiempo depende mu- biótica tableta" o los bocinazos de un camión llamado "¡Viva los ciclos!".
Esa jerga resulta de la imitación diferencial de los modelos canónicos y da
cho del estado de un presente, cuyo punto de apoyo es fundamental
cuenta del opresor en la voz del oprimido que la habla y del "triunfo" del
para toda operación de retorno, sea crítica o no, sea reflexiva o irre- oprimido que la inventa, para encontrar su identidad (172).
flexiva" (47). No obstante, fuera de la lectura de Góngora por la
Generación del 27 española, Milán encuentra pocas lecturas prove- La "imitación diferencial" de que habla Lihn -recurriendo a la
chosas del pasado. Góngora, justamente, fue la figura central para noción de manierismo de Claude Gilbert Dubois- es una suerte de
Lezama Lima y posteriormente para varios de los neobarrocos 3 • parodia no-explícita, una reiteración pervertida y que difiere del
modelo original. En el modelo se identifican elementos textuales,
culturales y políticos. Por esto, en vez de afIrmar el valor cultural del
2 A diferencia de Echavarren, Milán sí valora la obra de Nicanor Parra ya modelo a través de la imitación simple, Lihn propone que en esta
que, más que "poeta coloquial", Parra hace una investigación de las posibilida- "imitación diferencial" se produce una crítica social. Conciencia del
des poéticas de habla despersonalizada. La poesía misma de Milán --que no se
parece a la Parra- es también pródiga en esta veta.
lenguaje y conciencia social -ambos eran las categorías para legiti-
3 De esta forma, Milán, siguiendo a Paz, hace un canon de la "tradición del
mar la poesía latinoamericana según Milán- son cumplidos a cabali-
lenguaje crítico en nuestra lírica" (95-96) o "la tradición de la búsqueda perma- dad por Carlos Germán Belli en la lectura de Lihn.
nente de nuevas formas expresivas cuya base es la investigación del lenguaje Es más, Carlos Germán Belli -marginado de MedlJJalio expresa-
poético" (98): primero, Darío y Herrera y Reissig; después, la vanguardia (Hui- mente, señalado por Milán como reaccionario- parece tomar varios
dobro, Neruda, Girondo, Lezama Lima, Paz, Parra y Gonzalo Rojas). Les si- de los elementos de neobarroco: sintaxis abstrusa, confusión de re-
guen C. Martínez Rivas, R. ]uarroz, H. Gola, l. Vitale y E. Lihn. Posteriormen-
te, G. Sucre, G. Deniz, E. Mitre, R. Hinostroza y, por último, la generación
gistros y códigos, elementos paródicos, trabajo crítico con el habla
neobarroca: J. Kozer, E. Echavarren, A. Carrera, N. Perlongher, D. Maquieira, popular peruana y el vocabulario del renacimiento y el barroco.
R. Zurita, D. Huerta, M. Ulacia,]. L. Rivas. Martín Adán, Carlos Germán Belli, Severo Sarduy y otros han sido
48 MATÍAS AYALA ESTRATEGIAS CANÓNICAS DEL NEOIlARROCO POÉTICO 49

excluidos de Medusario porque representan los "otros" herederos del Cierre


barroco, tan legítimos como el neobarroco oficial en la medida en
que poseen los rasgos de artificio y exceso, la intertextualidad y pa- Examinar las relaciones complejas entre forma y función implica
rodia que Sarduy había identificado en "El barroco y el neobarro- deshacer la historicidad lineal de la modernidad y la vanguardia que
co", pero que han sido excluidos porque el neobarroco quiere to- se encuentra en Octavio Paz y Eduardo Milán. Ambos, ansiosos por
mar el lugar oposicional y modernizador la vanguardia. participar, entender y apresar lo último han devenido poetas de \'an-
Eduardo Milán es ciego a que en la poesía formalista no es la guardia, pero ensayistas fuertemente canonizadores, a pesar de que
forma del pasado lo que es repetitivo, sino la función que se le da a ambos conceptos -vanguardia y canon- participan de campos se-
ella, es decir, de las relaciones que ella teje con el sistema literario y mánticos opuestos: la vanguardia es lo que se debiera oponer a lo
la sociedad. Famosamente, Tinianov sostuvo en "Sobre la evolución canónico. Paz y Milán, al pensar desde la linealidad histórica, desa-
literaria": "La existencia de un hecho como hecho literario depende de tienden la compleja relación entre forma y función y terminan iden-
su cualidad diferencial (es decir de su correlación, sea con la serie tificando vanguardia y canon: sólo la vanguardia latinoamericana es
literaria, sea con una serie extraliteraria); en otros términos depende lo que vale la pena de ser valorado. Esto es lo que quiere decir "la
de su función" (92). Si bien Milán estuvo cerca de entender esto tradición de la ruptura" de Paz que muchos repiten.
-como lo mostré más arriba- sólo es capaz de ver las nuevas fun- Además, los dos, al hacer panoramas históricos y antologías in-
ciones que producen nuevas formas, no cómo formas viejas pueden curren en la --quizá inevitable- costumbre de dar forma a la poesía
producir nuevas funciones. latinoamericana, la que inevitablemente lleva a su propia poética de
No afirmo, al contrario, que todo uso de formas tradicionales forma privilegiada (ver Medina). En Los hijos de/limo toda la poesía
produce una nueva función al ser utilizadas en otro contexto. Tam- romántica y surrealista desemboca en la propia poesía de Paz. Tam-
poco intento esgrimir una defensa del formalismo poético a inicios bién, para Milán, son los neobarrocos, de los cuales él participa, los
del siglo XXI. Sostengo que algunos usos de formas clásicas lo pue- que encarnan de mejor manera la tradición crítica y vanguardista.
den hacer, como es el caso de Carlos Germán Belli -y otros casos-, El mismo neologismo de "neobarroco" llama a repensar la linea-
si son re actualizadas creativamente. Y, al mismo, tiempo quisiera lidad de la historia literaria tradicional. Walter Benjamin proponía al
afIrmar que no todo uso de "formas nuevas" conlleva una función pensar la historia al revés "pasarle a la historia el cepillo a contrape-
nueva. De hecho, ya a veinte años de la primera antología de Per- lo" ("Sobre el concepto de historia" 53). Es decir, dejar de entender
longher, se puede decir que no es un certifIcado de excelencia la historia como progreso, ya que éste hace que el presente le im-
-como creen algunos desprevenidos- pensar que la libertad sintác- ponga un sentido al pasado (por ejemplo, ver cómo Góngora se ha
tica es sencillamente "neobarroca" y por lo tanto es "adecuada" lite- transformado, a través de nexos causales, en Lezama Lima y en Per-
raria y políticamente. De la misma forma, no se debe descartar con longher). Benjamin proponía, en cambio, dado que la historia es una
rapidez la poesía conversacional como una forma agotada, sino que sumatoria de escombros, pensar el presente desde el pasado y sin
es cierta función política la que se agotó. Hay que pensar, entonces, intentar imponerle un sentido (ver cómo Góngora persiste espec-
con más detenimiento las relaciones entre forma y función en la re- tralmente en Darío, Lezama Lima, Perlongher y la poesía de Óscar
lación entre poesía y presente. Para ello hay que sopesar las relacio- Hahn, por ejemplo). A Benjamin le interesa hacer una "imagen dia-
nes espec(ficas del texto en su contexto y, posiblemente, también léctica" del pasado y el presente para descoyuntar la linealidad e
abrirse a pensar la temporalidad de forma excéntrica. iluminar el presente de una nueva manera. Hay que repensar el ba-
rroco y el neobarroco, entonces, desechando la linealidad historicis-
ta y modernizadora de la vanguardia si es que se quiere que el neo-
barroco siga siendo productivo en el siglo XXI. Junto a esto es ne-
50 MATÍAS A y ALA

cesario repensar de forma específica y crítica las relaciones entre REYISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA

forma y función en el desarrollo literario para que así las relaciones Año X}Q,Vm, N" 76. Lima-Bastan, 2"" semestre de 2012, pp. 51-80
entre poesía y sociedad puedan abrirse en un nuevo abanico crítico.

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, ., lIStas mso:. !zvetan Todorov, ed. Buenos Aires: Siglo XXI, 2004. 89-101. Eduardo Espina (2008), el paralelismo entre la poesía "neobarroca" y
Zlzek, SlavoJ. The Spectre of Ideology". En MapPing ldeology. Slavoj Zizek ed.
London and New York: Verso, 1994. '
la "poesía del lenguaje" resulta irrefutable!. Ambas van más allá de

! Citaré extensamente de este libro en las páginas siguientes, resumiendo


también muchas de sus ideas.
52 ENRIQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POEsíA DEL LENGU ....JE" ... 53

la pura representación, teniendo como meta final una percepción En cualquier caso, hay que admitir que quien logró imponer el
abierta y "poli-referencial" estrechamente ligada al lenguaje y que, término de "neobarroco" fue Sarduy, aplicándolo a distintos aspec-
siguiendo la propuesta ya establecida en mi libro Con/figuración Sin- tos de la obra de autores tan dispares como los cubanos José Leza-
táctica (2001), llamo "con/ figuración". ma Lima, Alejo Carpentier y Guillermo Cabrera Infante, los bra.sile-
Es importante definir lo que entendemos por "neobarroco". Se- ños Joao Guimades Rosa y Harol~o de ~ampo~, el colombIano
gún Germán Machado, los escritores latinoamericanos, desde 1972 Gabriel García Márquez, o e! argentino Juho Cortazar, entre otros,
en adelante, se han visto impulsados a una cierta "barroquicidad" aunque posteriormente sería e! teórico italiano Ornar Calabrese el
(término acuñado por Gonzalo Celorio), a una literatura paródica, que armaría la gran teoría estética de! "neobarroco" contemporá-
hiperbólica, sensualista y artificiosa. Tales parecen ser los signos que neo. Al final de! ensayo concluye Sardu}':
definen este tipo de poesía. Sin embargo, puede hallarse esta "ba-
rroquicidad" con anterioridad a esta fecha. Pensemos en la poesía Barroco que en su acción de bascular, en su caída, en su lenguaj,: pinturero.
de Herrera y Reissig (1875-1910), en Trilce de César Vallejo (1892- a veces estridente, abigarrado)' caótico, metaforiza la impugnaclOn de I~ c~­
1938) Y En la masmédula de Oliverio Girondo (1891-1967). tidad logo-céntrica que hasta entonces lo )' nos estructuraba desde su ICJama
En 1972 Severo Sarduy publicó el ensayo titulado "El barroco y y su autoridad; barroco que recusa toda instauración, que metafonza al or-
dtn discutido, al dios juzgado, a la le)' transgredida. Barroco de la Re\'olu-
el neobarroco", texto que abordó asuntos estructurales propios de
ción (1403-1404).
la retórica literaria latinoamericana. No obstante, la noción de "neo-
barroco" había sido ya utilizada anteriormente, cuando fue propues-
El "neobarroco" se asocia igualmente con poetas canonizados
ta por Haroldo de Campos en 1955. Previamente, a comienzos de la
como tales en la antología Medusario: muestra de poesía latiI10a!1ler7ral1a,
década de 1950, los hermanos Augusto y Haroldo de Campos, junto
seminal y fundamental obra para entender la poesía hispana recien-
con Décio Pignatari, habían fundado el movimiento de "poesía
te, y publicada veinticuatro años después de! ensayo de Sarduy .. Esta
concreta", considerado "la última vanguardia". Si bien este tipo de
nueva corriente reconoce como sus precursores a poetas tan lejanos
poesía practicó una lectura extremadamente crítica de lo que había
en el tiempo como Luis de Góngora y Lezama Lima. Sin embargo,
sido la vanguardia en la Europa de los años 1930, su contribución a
no se trata simplemente de heredar una tradición poética.
la continuidad del espíritu de ésta es innegable. Ya no se trata -en el
Como ha aclarado Jorge Panesi, para el caso de poetas como
caso particular de la "poesía concreta"- de la "liberación expresiva"
Néstor Perlongher (1949-1992) la tradición "se confunde con e! de-
del lenguaje poético, sino casi de su opuesto: del control por parte
tritus, [... ] lo que sobre de un todo nunca reunido [... ] Lo que de
de una conciencia crítica del desborde expresivo en favor de una
apuesta "constructiva". una totalidad sirve a la poesía es lo que sobra, la sobra, el resto, lo
inasimilado" (44-61). Por eso Perlongher sugirió que mejor sería
Al practicar una forma de contención extrema en el uso dellen-
hablar de "neobarroso" que de "neobarroco" para referirse al "neo-
guaje, el poema "concreto" resalta la característica "objetual" del
barroco" rioplatense, ligado al limo y al agua sucia del Río de la Pla-
poema, que aspira a funcionar como organismo autorreferente cuya
forma se genera al liberar su funcionalidad. La distinción tan apre- ta. Eduardo Espina, por su parte, utilizó el término "barrococó" pa-
ciada por los poetas concretos entre "forma orgánica" y "forma ex- ra connotar un barroco de firuletes y de exceso de entramado visual.
terior" es clave, tanto en la refutación de los caligramas de Apolli- Entre todas estas diferentes acepciones de similar estética, la rela-
naire, cuya sintonía mimética con el objeto "exterior" es evidente, ción es asimétrica, pero los vasos comunicantes entre las menciona-
como en la propuesta de Stéphane Mallarmé en Un golpe de dados, das están también manifiestos.
verdadero modelo experimental para algunos poetas "neobarrocos". Por lo tanto, acierta Sarduy cuando habla del "neobarroco" co-
mo un nuevo modo de concebir lo barroco en Latinoamérica, a par-
tir de la obra de Lezama. En esto concuerda Eduardo l\filán al re-
54 ENRIQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POESÍA Dr,]. LENGC'\JE" ... 55

conocer que lo que busca el "neobarroco" en la poética de Lezama cos como lIya Prigogine, quien en 1977 había investigado los esta-
no es el "imaginario verbal", que aquél supo desarrollar a través de dos de equilibrio y no equilibrio en la disolución química y había
la lectura de Luis de Góngora y otros poetas barrocos españoles, hablado de los procesos irreversibles que explican por qué una sus-
sino más bien esa peculiar visión de la poesía como "sustrato míti- tancia nunca vuelve a ser la que era cuando vuelve al estado inicial
co-simbólico permanente" (Critica de un exlrao/ero ... 96). No intenta después haber sufrido un cambio. Distorsión y perversión son tam-
emular e! uso de léxicos inusuales en la lírica, extendiendo el campo bién tipicas del "neobarroco".
semántico del texto más allá de cualquier demarcación. De hecho, A comienzos del siglo XX, la corriente moderna en general in-
sigue Milán, esa ambición de conquista ni siquiera es exclusiva de trodujo una ideología contraria al ya exhausto romanticismo, recha-
Lezama y resulta frecuente en la poesía del siglo XX, tal como pue- zando explícitamente el idealismo epistemológico y metafísico de
de verse, por ejemplo, en los Cantos de Ezra Pound. Aunque en Le- aquél, su enardecimiento del "yo" individual, su modelo orgánico
zama vemos un uso extendido de la metáfora, proveniente del ba- para la realización de sujeto y objeto, de palabra y Slgnlfic~do: La
rroco gongorino, lo "neobarroco" se inclina más bien por la meto- obra poética moderna no partía de una convicción en la conunUldad
nimia como recurso casi antitético de la metáfora al considerar que o incluso correlación orgánica con la naturaleza, sino por el contra-
en ésta última hay un intento de legitimación de ordenamientos rio, en la discontinuidad entre sujeto y objeto. La consecuente frag-
simbólicos, tal cual señala IvWán. mentación del "yo" y de la experiencia requería una estrecha cons-
Así, lo que promueve el "neobarroco" sería "la capacidad de en- trucción dd objeto artístico a partir de los fragmentos.
simismamiento textual, de sonambulismo autorreferencial, de posi- La obra aparece a menudo como una desesperada insistencia en
bilidad paradójica, de proliferación y de encierro significante" (Mi- la coherencia frente a la desolación dejada por el tiempo: la inestabi-
lán, Critica 97). Si bien e! hermetismo lingüístico en Lezama hace lidad de la naturaleza, la incertidumbre de la percepción, y lo trágico
que el signo recaiga sobre sí mismo, no por eliminación del referen- de la historia. Por lo tanto, tal movimiento surge en realidad como
te, sino por "refracción significante", no hay un intento de equipa- una intensificación de la ironía romántica. Quizás por ello, los análi-
ración entre palabra y realidad. Más allá de la arbitrariedad del signo, sis del periodo moderno se han concentrado en la ruptura con las
en e! regreso de éste a su auto-alusión queda demarcado un ambito convenciones formales como expresión de la desintegración de los
rico en alusiones, "poli-referencial", como sólo e! léxico es capaz de valores tradicionales, y es este aspecto del modelo moderno que re-
configurar. En opinión del crítico, no se trata tanto de la "autono- salta como antecedente de la postmodernidad.
mía" de! poema "neobarroco", sino de su "soledad". Marjorie Perloff ha llamado a la estética "modernista" en Esta-
Germán Machado explica, citando a Sarduy, que tanto en la obra dos Unidos "la poética de la indeterminación", título de uno de sus
de Lezama, como en la de Carpentier, Guimaraes Rosa, Cabrera In- libros. En otro, The Futurist MOlt¡ent, muestra cómo los escritores de
fante, García Márquez, Cortázar y Haroldo de Campos, encontra- aquel momento adoptaron las técnicas experimentales del bricolaje
mos una retórica caracterizada por el artificio (y sus figuras de susti- verbal del col/age. Las formas orgánicas pasaron de ser correspon-
tución, proliferación, condensación) y la parodia (y sus figuras de dencias halladas con la naturaleza, tal como las percibían los román-
inter-textualidad, intra-textualidad), una retórica destinada a com- ticos, a devenir casi lo opuesto: dislocaciones o abstracciones de
placer los juegos de un erotismo obsesivo; complacer una especula- elementos de la naturaleza en un artefacto inventado o autotélico,
ción incierta ("reflejo necesariamente pulverizado de un saber que por usar la terminología de T. S. Eliot. La combinación de trozos en
sabe que ya no está apaciblemente cerrado sobre sí mismo", dice
una estructura fija llevó a un cambio radical de la estética temporal
Sarduy 183); es decir, complacer el rechazo de todo orden.
de los románticos a una poética del espacio.
Calabrese, por su parte, reconoce la complejidad y la disolución
En pintura, el espacio tridimensional fue transferido a un diseño
como características del "neobarroco", quizás influido por científi-
de superficie; en la poesía, la secuencia se fragmentó y los trozos se
56 ENRlQUE MALLÉN EL "NEORARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POEsíA DEL LENGU'\JE" ... 57

re ensamblaron en una yuxtaposición simultánea. De ahí provienen David Levi Strauss, y Poetics Journal, editada por Barrett \'X1atten y
el cubismo de Picasso o el método ideogramático de Pound. Sin Lyn Hejinian. Libros como The L-A-N-G-U-A-G-E Book (1984), de
embargo, este "modernismo" no fue exclusivamente indetermina- Andrews y Bernstein, y Code qf Signa!.r: Recent II7litings il1 PoetirJ
ción y ruptura. Incluso el bricolaje daba evidencia de una "contrade- (1983), de Michael Palmer, incluyeron manifiestos de poetas que se
terminación" a resistir la "indeterminación". La fragmentación llevó autoclasificaban como poetas orientados hacia el lenguaje.
a una creación imaginativa. Wallace Stevens confesó que "una ben- Craig Dworkin asume que el término "poesía del lenguaje" qui-
dita rabia por el orden" dio al artista motivado una nobleza heroica zás fuera utilizado por primera vez por Broce Andrews a principios
en una época innoble y una función en la sociedad, ya que el trabajo los 70 para distinguir a poetas como Vito Acconci, Carl Andre,
de la imaginación "nos ayuda a vivir nuestras vidas". De igual for- Clark Coolidge y )ackson MacLow de sus contemporáneos. L-A-N-
ma, cuando exigió a sus contemporáneos que renovaran la estética, G-U-A-G-E, como llamaron a su revista Broce Andrews y Charles
tal mandato asignaba al artista poderes casi divinos: el método ideo- Bernstein, comenzó a publicarse en 1978. Tres años antes, Ronald
gramático era una técnica de construcción. Silliman identificó a muchos de estos poetas como tendientes a
Según Marcelo Luna, Williams fue el principal exponente en practicar un tipo de poesía "centrada en el lenguaje", "minimalista"
operar uno de los cambios más radicales en las letras de lengua in- de cierto "formalismo no-referencial" o de "reducida referenciali-
glesa, el cual afectó por igual al verso y a la prosa, a la sensibilidad y dad", "estructuralista". Los poetas agrupados bajo esta denomina-
a la sintaxis. De hecho, la poesía británica le debe a éste y a otros ción son los ya nombrados Broce Andrews y Clark Coolidge, ade-
poetas estadounidenses haberla liberado de la palabrería académico- más de Barbara Barracks, Lee Dejasu, Ray DiPalma, Robert Gre-
metafísica. Un reducido grupo de escritores llevó a cabo esa trans- nier, David Melnick y Barret Watten. Este último añadirá más tarde
formación: los ya citados Ezra Pound y T. S. Eliot, desterrados a a la lista a Rae Armantrout, Steve Benson, Lyn Hejinian y Kit Ro-
voluntad en Londres y París, a los que hay que sumar a Wallace Ste- binson. El movimiento de "poesía del lenguaje" llegó a ser la más
vens y e. e. cummings, dos espíritus cosmopolitas que deciden que- prominente vanguardia poética estadounidense en las décadas de
darse en Estados Unidos, sin olvidar a Robert y Amy Lowell, Ma- 1980 y 1990.
rianne Moore, Hilda Doolitle (H. D.), o a posteriores herederos co- Volviendo a la conexión entre la "poesía de! lenguaje" estadou-
mo los escritores del movimiento Beat en la década de 1950 (Allen nidense y la corriente "neobarroca", e! poeta argentino Arturo Ca-
Ginsberg, )ack Kerouac, Gregory Corso), y poetas como Charles rrera ya la había reconocido al manifestar que se estaba produciendo
Olson, Robert Duncan y Denise Levertov. Olson representaba una "un renacimiento de! conocer a través de la vuelta al presente, a lo
extensión de la estética de Pound y Levertov de la de William Carlos actual, a lo cotidiano, en una poesía que se sacude de las normativas
Williams, mientras que Duncan, en compañía de Robert Cree!ey, del pasado y que se relaciona con la obra de algunos autores que es-
eviden~iaban la fragmentación de las estéticas de Pound y Williams, taban soterrados, como William Carlos Williams" (s. p.). El ambien-
respectlvamente, en formas que anticipaban e! "postrnodernismo". te de crisis bajo e! que se genera el "postmodernismo" estadouni-
La ruptura deliberada con la modernidad se produce recién en dense, inmerso en la relatividad y la "exaltación de la incoherencia",
las décadas de 1970 y 1980, cuando un número de críticos descons- subyace igualmente en la corriente "neobarroca" hispanoamericana.
tructivistas y marxistas, acompañados de jóvenes poetas, preparan Para Sarduy,
un concertado ataque en nombre de una nueva sensibilidad "post-
moderna" y "postestructuralista". Con sus bases principales en el barroco actual, el neobarroco, refleja estructuralmente la inannonía, la
Nueva York y San Francisco, se agruparon bajo la bandera de revis- ruptura de la homogeneidad, del lagos en tanto absoluto, la carencia que
tas como L-A-N-G-U-A-G-E, editada por Bruce Andrews y Charles constituye nuestro fundamento epistémico. Neobarroco del desequilibrio,
Bernstein, Su!lur, editada por Clayton Eshleman, Acts) editada por reflejo estructural de un deseo que no puede alcanzar su objeto, deseo para
el cual el lagos no ha organizado más que una pantalla que esconde la
58 ENRIQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POEsíA DEL LENGUAJE·· ... 59

carencia [... j. Neobarroco: reflejo necesariamente pulverizado de un saber llega a desaparecer en un "yo" anónimo y descentrado que refleja la
que sabe ya que no está apaciblemente cerrado sobre sí mismo. Arte del
"poliglosia" de la cultura popular. La teoría marxista propuso una
destronamiento y la discusión ("El barroco yel neobarroco" 183).
explicación histórico-materialista de la crisis psicológica, según la
Dos de las características reconocidas de este movimiento son la cual los individuos funcionan como meras creaciones de sistemas
inestabilidad y la metamorfosis, según ha destacado Calabrese. Los económicos y de instituciones políticas, y la desvaloración de las ar-
monstruos no sólo generan inestabilidad; ellos mismos son también tes tiene como fin materializar los valores hegemónicos de la socie-
inestables, "formas informes", tal cual comenta el matemático fran- dad de consumo. La razón se siente abandonada.
cés René Thom, creador de la teoría de catástrofes que, a su vez, se El lenguaje sirve -en tal esquema de valores relativos- como ba-
relaciona con la teoría del caos. No se trata de metamorfosis eviden- se material a través de la cual sujeto y entorno se construyen en
tes, sino de la pérdida de los límites de la identidad. Desde el punto forma mutua y dialogante. De igual forma, y dado que no existe con
de vista de las conductas y estéticas sociales, el travestismo evidente anterioridad al lenguaje -o fuera de él- la conciencia es de por sí, a
en muchas de las obras, puede considerarse como una manifesta- decir de Bernstein, una "sintacticalización", una "simaxofonía"
ción del gusto por las metamorfosis. (Andrews y Bernstein, eds. 46). Algo similar a lo establecido se ob-
Hay, pues, quienes consideran que la "postmodernidad" conlleva serva también en la filosofía de Wittgenstein. Según Linda Voris, el
ideas opuestas a la "modernidad", cuyo objetivo metafísico había libro lnvestigacione.r filosóficas rechaza cualquier teoría del significado
sido descubrir una "verdad fundamental" bajo aquello que conside- que esté fundada en ideas metafísicas sobre la correspondencia en-
ramos "realidad". El interés de la época moderna por lo que yace tre lenguaje y realidad (la correspondencia de las palabras para con
bajo la superficie de la existencia humana estuvo influenciado por lo:; objetos y de las oraciones para con los hechos), y sugiere en su
las obras de Freud y de Marx, por la Teoría de la Relatividad de lugar que todo lenguaje, incluido el discurso filosófico, obtiene su
Einstein, y por las preguntas surgidas de la Teoría del Quantum. significado mediante el uso. Lo que relaciona a los "poetas del len-
La "postrnodernidad" cuestiona la existencia misma de estas guaje" con Wittgenstein es, en palabras de Perloff, una táctica de
ideas. En breve, el argumento "postrnoderno" declara que las con- "interrogación del lenguaje", para poder de esa forma inyestigar las
dicione~ económicas y ~ecnológicas de nuestra era han dado pie a gramáticas del uso de las palabras, así como una postura abierta ha-
una socIedad descentralizada, dominada por los diversos medios de cia esa interrogación. En lugar de las certidumbres de la filosofía
comunicación, de tal modo que las ideas son meros simulacros o analítica, Wittgenstein ofrece un método provisional, revisionista y
representaciones inter-referenciales, copias las unas de las otras, ca- descriptivo para corroborar los "límites del lenguaje".
rentes de una fuente objetiva, original o estable de significado. La Perloff afirma en forma convincente que muchos de los escrito-
globalización, producida por las innovaciones en comunicación res experimentales contemporáneos ponen en práctica un proceso
produc~ión y transporte, .se ~~ta como una de las fuerzas que h~ de investigación similar al propuesto por Wittgenstein, que es por
condUCIdo a la descentralizaclOn de la vida moderna creando una necesidad tentativo, "auto-cancelan te" y "auto-corrector", incluso al
sociedad mundial culturalmente pluralista e intercone~tada falta de tratar con los aspectos más ordinarios de la vida diaria. Perloff seña-
un único centro dominante de poder político, comunicació~, o pro- la que normalmente concebimos lo "poético" como aquello que no
ducción intelectual. puede traducirse por completo, aquello que está inserto de forma
. La: teorías"de Ei~s~ein se vi~ron acompañadas del "principio de única en una lengua específica. Para Wittgenstein, lo poético no es
incertidumbre del fíSICO aleman Werner Heisenberg. Jacques La-· una cuestión de elevación sobre la realidad o de separación del len-
can, por su parte, elaboró una dislocación de la teoria de Freud en guaje común, alejándolo del uso cotidiano mediante tropos apropia-
una especie de laberinto sin salida. En poesía, el "yo" perceptivo dos o técnicas retóricas. Lo que hace del lenguaje algo poético es su
potencial de invención, su estatus como algo "conceptual" (por uti-
60 ENRlQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POESÍA DEL I.ENGUl\)E" ... 61

lizar un término estético). El arte conceptual es aquel que, en pala- Bruce Andrews considera que "el autor muere, la escritura co-
bras de Sol Lewitt, "se hace para llamar la atención de la mente del mienza [...]. El tema queda desconstruido, perdido [...] desconstitui-
espectador más que los ojos" (cit. en Marchán Fiz 414-415) -o ha- do como escritura se extiende a lo largo de la superficie" (55). Ineyi-
blando de forma más general, la de los sentidos-; es el arte, pues, tablemente, la pérdida del tema pone en riesgo al objeto. La palabra
que examina el proceso del pensamiento mismo. no designa un objeto, sino que lo sustituye en su ausencia; el lengua-
De acuerdo con las reflexiones de Wittgenstein, el arte concep- je no indica una referencia o presencia, sino disyunción y ausencia.
tual comienza con la investigación de la gramática y activa la des- Por lo tanto, Silliman exige "una escritura que no aspire a un signo
cripción de las relaciones mismas entre palabras o frases y las uni- unificado", una escritura "no-referencial" (Manifest 95) que enfatice
dades mayores en las que están incrustadas. El orden de las palabras la palabra como significante más que como significado.
variará obviamente entre una lengua y otra, según las reglas prescri- De igual forma, siguiendo la caracterización propuesta por Mi-
tas para las relaciones entre las diferentes categorías léxicas. Pero las lán, puede decirse que el poema "neobarroco" desconfía de! orden
relaciones básicas entre nombres, verbos, adjetivos y preposiciones poético a partir de la desconfianza en un orden mayor; el del mun-
se mantendrán intactas. Es bien conocida la afirmación de Witt- do. Se asiste así a una nueva perspectiva de carácter mimético: la de
genstein: "Los limites de mi lengua son los limites de mi mundo". la referencia a una representación, y un orden -en el caso "neoba-
No obstante, a pesar de esto, es sólo en "el interior del lenguaje" rroco"- tanto poético como social (y mental, si entendemos la con-
que paradojas como la intemporalidad de la muerte, por ejemplo, se ciencia como algo impuesto por el entorno). En otras palabras, en
revelan. Por otra parte, tal como destacó Wittgenstein, el lenguaje los poemas "neobarrocos" la demarcación última es psicológica y
presenta a todos las mismas trampas; es como una inmensa red que social. La tendencia al "descentramiento", al no volver a un punto
ofrece fácil acceso a giros erróneos. Lo que el ftlósofo -y también el inicial (ausente en la estructura del poema), responde a una forma
poeta- debe hacer es colocar señales en todos los cruces donde uno cuestionante de todo orden que desborda, incluyendo la tentativa
puede girar equivocadamente, para ayudar a sobrepasar así tales misma de "poema". Es precisamente la constatación de la imposibi-
puntos de confusión. lidad de escapar a una sociedad y a un lenguaje estructurantes, aque-
En la teoría post-wittgensteiniana, e! lenguaje se convierte en un llo que Perlongher denomina "neobarroso". Todo fuerza a una de-
"código" autorreferencial, "autocomplejo" de signos arbitrarios si- finición, que en el caso de Perlongher, es la apuesta por la parodia.
multáneamente determinados por el sistema lingüístico, e indeter- Paradójicamente, el reconocimiento de este cerco social es lo que
minados en su significación dada la separación entre la palabra co- devuelve al poema "neobarroso" a una instancia participativa.
mo significante y significado. De esta propiedad del lenguaje se sirve Echavarren especifica a propósito de la poesía de Perlongher
el "neobarroco" para atacar las formas existentes. que en su obra "la sobreabundancia es compatible con e! doble o
Haciendo referencia a la poética de la "poesía del lenguaje", triple sentido, la aliteración y la deformación de los significantes"
Marjorie Perloff cita la explicación de Maurice Blanchot respecto a (7). En efecto, basta leer apenas unos versos de su poema "Ghetto"
la crisis de referencialidad y el "desliz de! significado postrnodernis- para compartir estas apreciaciones: "Novedades de noche: satén
ta": las palabras son "monstruos de dos caras, una es la realidad, la aterciopelado modelando con flecos la moldura del anca, flatulen-
presencia física; y la otra el significado, la ausencia idealizada". Sin cias de flujo, oscuro brillo. Resplandor respingado, caracoles de ny-
embargo, Charles Bernstein explica que "la realidad" en este contex- lon que le esmaltaban de lamé e! fleco de las orlas. Esas babas, ca-
to no indica principalmente referencialidad o representación, no riacontecidas, cal corosa, en su porosidad, de manubrillos, roznan el
significa "percepción" de un mundo dado como "un campo unifi- arco de un ronquido en la maraña madrugada... " (perlongher 223)
cado", sino más bien "del lenguaje a través de! cual se constituye el Concuerda con ello Teresa Porzecanski, para quien e! término
mundo" (63).
EL "N EOllARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POESÍA DEL LE:-::GUAJE" ... 63
62 ENRIQUE MALLÉN
que esta escritura es fría y distanciada de la experiencia, es simple-
"neo barroco" implica acumulación y exceso, y refiere a "un estilo de
m~nte no entender nada; la experiencia está ahí todo el tiempo l·· .].
blandura sucia, terrosa, húmeda" (s. p.).
Como pocos escritores, Deniz sabe que el proceso de escritura es el
Es esta otra de las características apuntadas por Calabrese para el
que vuelve poco excepcional a la experiencia y demasiado previsible
"neobarroco". Frente a la tendencia del clasicismo, basado en el lí-
a lo que se vive, por eso el silencio que nos aterra puede ser a veces
mite y en la armonía, el neobarroco representa la cultura del exceso
un horizonte seductor" (citado en Palapa Quijas). Espinasa explica
y de las disonancias; rompe, incluso, con la rígida diferenciación en-
que la primera sensación que produce recorrer la poesía deniziana es
tre buen gusto y mal gusto. El emblema de la inclinación por el ex-
de "profunda extrañeza" ante lo que tradicionalmente se ha dicho
ceso es la figura del monstruo. También se integran en el campo del
que es la poesía. La lírica de Deniz es áspera, muy compleja y coloca
exceso las imágenes insólitas de la sexualidad. El tercer aspecto de la
al lector en "un lugar a la intemperie, sin las comodidades de un dis-
búsqueda del exceso se encuentra en la exploración de las imágenes
curso" (ibid.).
de violencia y de horror. Para Sarduy, el escritor es un tatuador y la
Eduardo Espina, por su parte, uno de los poetas del idioma que
literatura, arte del tatuaje.
mayores exigencias deposita en el pensamiento sintáctico del poe-
Ahora bien, tal como señala David Medina Portillo respecto a la
ma, considera que e! sentido de la palabra más simple se multiplica
obra de Coral Bracho, no debemos concentrarnos exclusivamente
desde el momento en que intentamos definirla, "más allá de ser un
en la "multidimensionalidad" de esta poesía. Así, el concepto de ri-
deslizamiento en la extensión del deseo, [es] una unión de los o-
zoma, extraído del discurso de Deleuze y Guattari, se ha sobrepues-
to como un mapa de lectura sobre varios de los poemas de Bracho.
puestos y de las premoniciones de la memoria, ~a] poesía es una re-
flexión sobre el lenguaje. El lenguaje piensa en sí mismo, aunque a
Pero esto sólo tiene sentido como un símil que ilustra el carácter in-
determinado de sus poemas, los largos fraseas que inician en cual- veces ~a] induye". Esto es así porque el significado referencial de
quier punto y no parecen concluir nunca. La figura del rizoma, co- una palabra o proposición es un objeto o un hecho de! mundo, pero
mo amasijo de tallos subterráneos que crece por acumulación sin el sentido refereacial del discurso es su universo: la realidad total en
seguir un desarrollo natural y progresivo que les dé forma, sirve en su unidad. Lo cual no significa que el pensamiento no esté ni en el
tanto símil que nos ayuda a discernir una estructura. espacio ni en el tiempo. Al respecto, tal como apuntara Saussure,
. En la poesía del lenguaje, la representación, es decir, el uso' pro- "El signo vocal o escrito es una realidad física, por lo tanto una es-
SaICO de los componentes lingüísticos para presentar una experien-
pecie de cosa; el sentido no es una cosa; no tiene realidad física dis-
cia a través de la descripción, se subordina al uso de estos compo- tinta del acto por medio del cual la palabra significa" (llS).
nentes con un mayor énfasis en sus cualidades poéticas. El estilo se Lo mismo puede aplicarse a la poesía de los poetas "neobarro-
centra en los componentes individuales más que en la composición cos". De acuerdo con JiU Kuhnheim, el complejo estilo "neobarro-
en general, extendiéndose el léxico y produciéndose una progresiva ca" de estos poetas es con frecuencia bastante elaborado y conden-
degeneración de la sintaxis en fragmentos. Las interconexiones en- sado porque utiliza elementos estructurales (tanto visuales como fo-
tre rasgos fonológicos y semánticos permiten que la oración se néticos) para crear un lenguaje alternativo que resalta la cuestión de
componga de entidades "multi-referenciales", donde todos los po- la representación. Tal como señala Kuhnheim, el "neobarroco" -y
sibles enlaces deben ser explorados. la "poesía del lenguaje" en general- nos recuerda constantement~
Otro de los poetas del lenguaje, Gerardo Deniz, utiliza una so- que no podemos tener acceso directo a la realidad. Revalorizando
berbia libertad de sintaxis, cambiando continuamente de registros una complejidad formal "a-temática", los poetas "neobarrocos" han
en su habla y recurriendo a una adjetivación insólita. Para José Ma- conseguido promulgar una lectura más lenta y atenta que destaca la
ría Espinasa, la obra poética de Deniz es extraña porque habla de particularidad de su poesía. La inaccesibilidad auto-consciente \. la
una relación poco convencional entre la escritura y la vida: "Pensar dificultad en distintos niveles conforman la estrategia fundame~tal
64 ENRIQUE MALLÉN EL "NEODARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POEsíA DEL LENGUAJE" ... 65

de sus poéticas y son dínamo de un cuestionamiento sintáctico del . El poema debe poseer una unidad de efecto, circunstancia que
status quo que, simultáneamente, extiende los límites de! lenguaje. limita su extensión y que subordina todos los recursos a una sola
Se pasa de la mímesis de la realidad externa a la mímesis del meta. Mediante un adecuado uso de las posibilidades fonéticas y
momento presente de la percepción de un objeto. Destaca, en otras semánticas, el poeta debe crear una especie de encantamiento que se
palabras, e! surgir de la "literatura" como si se tratara de una reali- adueñe de! lector/ oyente y lo introduzca en un entorno mágico. Así
dad independiente; como si fuera algo independiente que no tiene pues, para satisfacer plenamente las aspiraciones de! género poético
necesidad de representar cualquier otra realidad objetiva para justifi- es necesario suscitar mediante la técnica propicia un estado anímico
car su existencia. Su atención no se concentra ya en una experiencia de exaltada perceptividad, en vez de limitarse meramente a transmi-
universal, sino más bien en e! proceso de experimentación de cada tir información.
momento presente al quedar conectados todos los rasgos de! nivel Calabrese reconoce como otra de las características del "neoba-
intennedio con la conciencia misma. troco" un cierto énfasis en e! detalle y e! fragmento: "De/tallar"
Los "poetas de! lenguaje" y los poetas de! "neobarroco" descu- significa hacer un corte, destacar una parte para llegar a una mayor
bren que los elementos significativos pueden utilizarse de forma comprensión del todo, como los estudiantes de medicina que, en la
más arbitraria que en e! pasado para producir un objeto indepen- sala de disección, cortan una parte de! cuerpo para entender mejor
diente que deja de ser básicamente mimético. Ambas poéticas con- la anatomía del conjunto (84-105). El fragmento, en cambio, es el
vierten la sintaxis tradicional (gramatical o espacial) en un juego de hallazgo de ia forma inacabada de un objeto. Ahora bien, a diferen-
complejidades, centrando la atención en el objeto artístico como cia del collage, en el que se construye un nuevo objeto por la unión
objeto con valor propio, al que hay que observar en su desafiante de partes de objetos dispares, el disfrute reside aquí en captar lo re-
opacidad. El símbolo Qa semiosis) da paso a la pura representación, cortado en sí mismo, no necesariamente como representación de un
que debe mantener su poder rechazando la fácil integración a la ex- todo. Esta recombinación de fragmentos tiene conexión con lo que
periencia diaria que usualmente imponemos a la percepción. Todos Eliot llamó "la dolorosa tarea de unificar" (147-148).
estos poetas comparten una misma concentración en los objetos Peyrou menciona, a propósito de la poesía de William Carlos
mismos, tal como éstos existen en la mente. Los objetos están in- Williams, que allí la irrupción de elementos de la vida diaria se pro-
mersos en un continuo de sonidos y asociaciones semánticas que el duce de una manera más radical y estructural: fragmentos verbales
poeta intenta reconstituir en su escritura, considerando que ésta de la realidad cotidiana se transmutan en poesía. "Esto es sólo para
puede informar sobre las cosas tal como "son" antes de que la men- decirte" es un poema que toma la forma de una nota que el autor le
te las "capte" y las despoje de su objetividad. Al concentrar su obra deja a su mujer. De cualquier manera, Williams sugiere que la poesía
en la percepción inmediata del mundo a través de la conciencia, no consiste en respetar normas concretas, sino en un modo especí-
tiende a tratar con el léxico mismo, con imágenes mentales sugeri- fico de mirar. Visto de cierta forma, todo es susceptible de conver-
das por las palabras (significados), y por éstas como objetos pro- tirse en poema -cabe mencionar el comentario de uno de los pre-
piamente dichos (significantes). Sin embargo, en la asociación de las cursores de la "poesía del lenguaje", Gerard Manley Hopkins y su
construcciones mentales (significados), se utilizan relaciones basadas comentario sobre la importancia de la mirada para el poeta: "Si mi-
en la contigüidad -identificadas por Jakobson como metonirnia- y ras a un objeto con la suficiente intensidad, te devolverá la mirada"
en la similitud, que e! lingüista identifica con la metáfora. En este (cit. por Philip Ballinger).
caso, la operación asociativa queda resaltada no sólo por imágenes y Este procedimiento consiste en desplazar la línea divisoria entre
conceptos (semántica), sino también por las cualidades de las pala- el poema y la vida cotidiana, de modo que algo de ésta pase a for-
bras como tales (fonología) (ver Jakobson, Ungüísticay poética). mar parte de aquél. Perloff cuenta que en una entrevista John W.
Gerber le preguntó a William Carlos Williams: "¿qué es lo que hace
6(Í EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LI\ "POESÍA DEL LENGUAJE" ... 67

que 'Esto es sólo para decirte' sea un poema?" (90). Es :1 mismo ras en objetos de consumo que pueden ser manipulados en la venta
tipo de pregunta que cosechó Marce! ~~champ con su rumie,. un de productos al cliente. Tal como afirma Ronald Silliman, "e! más
orinal común presentado en una exposlclOn en 1917, o Pablo PlCa- importante impacto del lenguaje en el crecimiento del capitalismo,
sso con Cabeza de toro de 1942, y tantos otros desde entonces. Este ha sido en el área de la referencia y se relaciona directamente con e!
desplazamiento, de lo cotidiano o banal a un contexto en el que s.e fenómeno conocido con el fetichismo del consumo" (cit. por
espera algo "artistico", demanda del espectador/l~ctor una redefiru- O'Reilly). Siguiendo esa lógica, según McCaffery, "la humanización
ción del arte. Tradicionalmente, todo lo perteneciente al mundo de de! signo lingüístico" (189), su liberación de las cadenas del capita-
la naturaleza (el caos, la barbarie) quedaba fuera del texto. lismo viene de "centrar el lenguaje en sí mismo" (id.), la insistencia
En el caso de Ezra Pound, sabemos que su interés por la conci- en las palabras como significantes, es decir, como objetos distancia-
sión, por una mínima extensión y una máxima intensidad (y con ella dos aunque no separados del uso referencial.
una máxima capacidad de sugerencia), proviene de sus contactos Cabe en este punto analizar la relación entre realidad y lenguaje.
con el arte oriental, especialmente e! "haiku" japonés. Hay varias Teniendo en cuenta la dimensión descriptiva del lenguaje -o, si se
características en esta estética minimalista que conviene resaltar. Por quiere, los aspectos semánticos mediante los cuales se alcanza a des-
una parte, un elemento conceptual. Como ocurre en muchos poe- cribir el mundo-, podríamos preguntarnos qué se agrega a éste al
mas de William Carlos Williams, las relaciones que se establecen en- reseñarlo. En un principio parece que nada. Esta es la cuestión a la
tre dos elementos son el núcleo de la obra. En segundo lugar, el que se refiere Arthur Danto como "la tesis del externa!ismo" (571-
poema imaginista tiene clara influencia de la espiritualidad oriental, 584). La id.~a del "externalismo" del lenguaje parece convincente,
que no puede dejarse de percibir, y que sin duda procede del asce- sobre todo cuando se insiste en la citada dimensión descripti,-a y no
tismo estético que lo genera, pero también de un deseo de valorar lo se pretende que todo lenguaje sea reducible a ella. Más aún: a menos
breve y espontáneo. Estas obras parecen situarse en un lugar pro- de suponer que el mundo es indiferente a las delineaciones que cabe
pio, al margen del tiempo y de la historia. dar de él, no sería posible formular ninguna descripción. Al fin y al
Por último, una estética que insinúa en lugar de mostrar, que se cabo, una descripción que cambia lo descrito deja de serlo.
detiene justo antes de llegar a ser explicita, que no considera que la Sin embargo, la tesis "externalista" presenta varios inconvenien-
función referencial del lenguaje pueda ser el elemento principal de la tes. Uno es la interpretación exacta de la expresión "se halla fuera
obra, exige que el lector/ espectador desempeñe un papel activo. Es- del mundo". Debemos suponer que "fuera de" no significa "en otro
te papel que se requiere del receptor, el cual puede consistir en in- lugar" (por ejemplo, en un universo "platónico"), ya que entonces
terpretar (o en suspender su ansia de interpretación), en completar no haríamos sino replicar el llamado "mundo" con otro supuesto
(o en conformarse con lo incompleto), en relacionar (o en asumir lo "mundo", considerado inclusive como paradigmático del primero.
inconexo), es una de las principales consecuencias de los experi- Pero asumamos que "fuera de! mundo" significa algo similar a lo
mentos de vanguardia. Y la dificultad que dicho pape! entraña es que Immanue! Kant denominaba "trascendental": la dimensión
una de las razones del progresivo distanciamiento del público del trascendental del lenguaje sería entonces la que permitiría hablar
arte contemporáneo. acerca del mundo, de "lo que el mundo calla", en palabras de Espi-
La moderna poética se sumergió en la crítica y la lingüística, "pa- na (200). Por otro lado, para colocar a la dimensión trascendental
labras sobre palabras" que terminaron tragándoselo todo. La crítica fuera de! mundo tendríamos que suponer que éste se compone úni-
marxista achacó el excesivo énfasis en la referencialidad de! lenguaje camente de "hechos", quedando eliminados de este ámbito aquellos
al capitalismo, que se entendía como promotor del contenido léxico. constituyentes de la realidad que se definen sólo en oposiciones sig-
Al imponer una relación directa entre palabras y referentes en la nificativas ("ambivalencia", "infinitud", "otredad"), como sugiere la
economía de mercado, el acto de significación convierte a las prime- obra de Espina. Efectivamente, la historia parece ser otra.
68 ENRlQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERlCANO y LA "POESÍA DEL LENGUAJE" ... 69

Podríamos pensar, de forma alternativa, que lo que se dice con dos y las modalidades en que esa "figuración constitutiva" (lo que
expresiones del lenguaje descriptivo es asi~i~,~o un ~en~men~ del aquí denominamos "con/figuración") de toda dicción se produce.
mundo. Con ello nos adheriríamos a la tes1S lnternalista, segun la En la figuración constitutiva (o "con/figuración") de! lenguaje
cual todo lenguaje, incluyendo sus vehículos semánticos, se halla en reside una capacidad generadora de conocimiento que sólo aquél
el mundo. La incursión radical que la poesía que nos ocupa hace posee; un conocimiento que es no sólo "representación" (Gr. mime-
sobre el lenguaje parece inclinarse más bien hacia e~ta segu~d.a sis "imitación de los dioses" < Gr. mimeisthai "imitar"), sino "crea-
acepción. El lenguaje poético se explora tanto desde el angulo f~ru­ ción" (Gr. poiesis "creación" < Gr. poiein "hacer"). De acuerdo con
ca, por su valor como objeto físico, como desde el punto de v1sta George Steiner,
semántico, por su aportación cognitiva, esto es, e.n tant~ aparato
hermenéutico. En su función simbólica, "el lenguaje no solo nom- el lenguaje es el instrumento privilegiado gracias al cual el hombre se niega
bra y designa, sino que alude y sugiere", como indica Albert Chillón. a aceptar el mundo tal y como es. Sin ese rechazo, si el espíritu abandonara
"No es sólo concepto racional, sino imagen y sensación" (35). esa creación incesante de ami-mundos, según moc!alidades in disociables de
Al proponer que la naturaleza del texto no es sólo lógica sino la gramática de las formas optativas y subjuntivas, nos ycriamos condena-
"logomítica", es decir, simultáneamente "abstractiva" y "figurativa", dos a girar eternamente alrededor de la rueda de molino del tiempo
presente (406).
Chillón afirma que las palabras son, además de "designaciones abs-
tractas", "imágenes sensoriales": que el lenguaje tiene "una natural~­
La realidad sería, por citar a Wittgenstein, "todos los hechos tal y
za audio-visual". Según el crítico, esto lo acepta sólo en parte la esu-
como son y nada más. El hombre tiene la facultad, la necesidad de
lística ortodoxa que incluye una figura retórica denominada "ima-
contradecir, de desdecir el mundo, de imaginarlo y hablarlo o pin-
gen", emparentada con la metáfora y la ~~~e:tesia. ~a, d~ aC!,ara~se, tarlo de otro modo" (18I).
no obstante, que las palabras no son lmagenes lcorucas , SlnO
Esa capacidad poétic,'. de! lenguaje, esa facultad no sólo de re-
"imágenes mentales". E~ vocabl~ "imagen" es, si~ dud,~~ mucho.más
presentar la experiencia, sino de crear y tener sentido está enraizada
complejo de lo que a pnmera v1sta parece (Lat. zmago lffiagen: ld~a,
representación mental"); nótese que en latín, ido!um vuelve a slgrufi- en la misma entraña de la composición. Steiner e!ucida así esa deci-
car "imagen"; y en griego, idea es "imagen ideal de un objeto". siva cuestión: "El lenguaje mismo posee y es poseído por la dinámi-
ca de la ficción. Hablar, bien a uno mismo o a otro, es -en el senti-
Esa ¡mago latina, que es a la vez "imagen" e "idea o representa-
ción", da la clave para desentrañar la cuestión. Es necesario pensar do más desnudo y riguroso de esta insondable banalidad- inventar,
que las palabras, por su naturaleza "logomítica", por su ten~ión reinventar, el ser y e! mundo" ("The Retreat''). La verdad expresada
inevitable entre abstracción y sensorialidad, poseen por necesidad es, lógica y ontológicamente, "figuración verdadera", donde la eti-
una dimensión imaginaria o "con/figuradora". De ahí se desprende mología de "figuración" remite de forma inmediata a la de "hacer"_
que al "verbalizar" la "realidad", los sujetos no hacen sin~ ~a~nar­ El lenguaje crea por virtud de la nominación (nombramiento de
la. Este es e! pensamiento que se deriva de esa concepclOn ruetzs- todas las formas); de la calificación adjetival (modulación de los
cheana sobre la naturaleza retórica de! lenguaje: que al hablar, los conceptos), y de la predicación (vinculación de lo nombrado a un
sujetos inevitablemente idean; que se imaginan la "realidad" (sea és- evento). El lenguaje mismo posee y es poseído por la dinámica de la
ta vivida, observada, evocada o anticipada); que toda dicción huma- "figuración". Podría pensarse que existe una íntima sintonía entre la
na es siempre "figuración"; que dicción y figuración son constituti- representación y lo representado, la forma y el fondo, el estilo y el
vamente una misma cosa; y que, en cualquier caso, la tarea reflexiva contenido. No es que, dada una cierta realidad objetiva, haya diver-
y analítica del lector/autor consiste en discernir cuáles son los gra- sas maneras y estilos de referirla, sino que ambos suscitan v cons-
truyen su propia realidad representada, la "con/figuran". '
EL "NEO BARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POESÍA DEL LENGCAJE" ... 71
70 ENRIQUE MALLÉN

Esto quiere decir, ni más ni menos, que sintaxis y contenido son "con/figura", diríamos nosotros). Sólo siendo personal y única será
inseparables; que, cualquiera que sea la "realidad" a la que nos refe- satisfactoriamente universal y válida. Si debiera interpretar y repro-
rimos sólo nos es dado conocerla como realidad representada por ducir a todos, se vería obligado a suponer cuáles son los deseos con-
medi~ del lenguaje empleado para su evocación, lo que venimos tenidos en los otros y entonces deducir -mediante "una pretenciosa
llamando "con/figuración". Como destaca Chillón, fue quizá Flau- y por demás absurda matemática metafísica"- el mayor denomina-
bert quien expresó este reconocimiento con mayor elocuencia: "El dor común intelectual y sensible del ser, para luego expresar algo
estilo es en sí mismo una manera absoluta de ver las cosas". El len- que a esta altura no complacería a nadie. Por ello, cuando se habla
guaje no es sólo un instrumento con el que puede darse cuenta de de "poesía difícil", o incluso de "poesía ilegible", no ha de sorpren-
una realidad independiente de él, sino la manera fundamental en que der que sea sólo una minoría la que pueda verse felizmente arrastra-
todo individuo experimenta "la realidad". El escritor es, según Flau- da por la corriente lingüística que generan poetas de lenguaje y es-
bert, aquel que a partir de la conciencia sobre la identidad sustancial trategias deslumbrantes, como Eliot, Ezra Pound, Charles Berns-
entre lenguaje, pensamiento y experiencia, "con/figura" la "reali- tein, José Kozer o Eduardo Espina, productores de una lírica donde
dad" mediante su elaboración lingüística. El estilo se reconoce no la inteligencia ejecuta al máximo su poder imaginativo y racional.
como ornamento superficial o simple recurso para cautivar al lector, Según Vieytes, la destreza no es sustantiva al "acontecimiento
. sino como una manera absoluta de ver las cosas. poético" (porque "el poema no se construye lógicamente: sucede",
Podríamos preguntarnos a continuación cuál es el papel del poe- es producto de la potencialidad "con/figurativa" del mismo lengua-
ta, dada esta posible "con/figuración de la realidad". Sin duda, tal je). Es inevitable que el manejo de las convenciones gramaticales y
cual apunta Vieytes, "el poeta es su propio instrumento, [... ] su de- literarias anteceda a la elaboración del poema, pero no se escribe
sarrollo ontológico potencia sus posibilidades poéticas, posibilida- por su causa, sino a travér -y con frecuencia a costa- de ellas. El
des éstas más de percepción y transmisión que de construcción" (s. profesional asume siempre la obligación de una tarea; el poeta, en
p.). La poesía exige de él un estado de alerta o, si se quiere, una dis- cambio, se proyecta a sí mismo en el poema. Puede que cuando el
posición permanente de su ser para que ésta ocurra: no decide el poeta perciba que domina un determinado registro de lenguaje y ya
momento en que se producirá el vislumbramiento o surgirán las pa- no haya misterio que lo confunda, "dejándolo sin recursos raciona-
labras precisas con las que dar nota de su visión. Lo que propone- les para descifrarlo", necesite poner alto a su escritura al menos
mos, sin embargo, es que no sólo la palabra poética es un medio por hasta tanto no se abra de nuevo a la "creación Original':, ilusionán~
el cual se puede comunicar un estado elevado de experiencia física y dose una vez más con la utopía del "conocimiento total".
psíquica, sino que el poema es a su vez capaz de crear nuevas visio- La poeta Lyn Hejinian aclara que "el lenguaje descubre lo que
nes, nuevas "con/figuraciones". uno podría saber, que es siempre menos de lo que el lenguaje podría
Ahora bien, como no tiene otras pruebas que su palabra, el pú- decir", lo cual se asemeja a la intuición fundamental formulada por
blico general escogerá las más de las veces no entenderlas; o las pri- el ~ósofo Wilhem van Humboldt en 1805. Para éste, igual que para
vilegiadas minorías que manipulen su discurso intentarán pontificar Wllbur Marshall Urban o John Locke, el lenguaje y el conocimiento
dogmáticamente sobre quiénes deben o no sintonizarlas, decidiendo son inseparables. Pero lo fundamental está en que el lenguaje no só-
con antelación quiénes son capaces de hacerlo y quiénes no. Aduce lo es el medio por el cual la verdad (algo conocido sin la interven-
Vieytes, sin embargo, que nadie tiene derecho a evitar que la palabra ción del lenguaje) se expresa, sino más bien el instrumento con el
poética se lance al viento, pues nadie sabe quién la sabrá acoger co- que se descubre lo desconocido, se lo "con/figura". Como se ha di-
mo es debido. cho, conocimiento y expresión son una y la misma cosa. Este es el
Esa evidencia que el poeta anuncia no puede ser más que la ~upue~to de todas las investigaciones de Humboldt sobre el lengua-
afirmación de sí mismo y del lenguaje que lo autodefine (lo ¡e. As! pues, el lenguaje no es sólo el medio con que damos cuenta
72 ENRIQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POEsíA DEL LENGUAJE" ... 73

de las ideas previamente formadas en la mente; éstas se "con/figu- A veces no se logra expresar lo que quiere decirse; las palabras
ran" sólo en la medida en que son verbalizadas. nos traicionan o con ellas "traicionamos" a los demás; los vocablos
A la sombra de las revolucionarias ideas de Humboldt sobre la se hacen a veces inertes o torpes; nos engañamos pensando que los
equiparación entre lenguaje y pensamiento, la otra tradición lingüís- términos abstractos designan realidades concretas; nos dejamos
tica -sostenida por Nietzsche, Cassirer, Heidegger, Wittgenstein, confundir y atrapar semánticamente; ciertas expresiones operan a
Sapir, Lee-Whorf, Bajtin, Gadamer o Steiner, entre otros- ha caído modo de sombras chinescas. El poeta parece hacer referencia a la
en la cuenta de algo esencial: que no hay pensamiento sin lenguaje, acumulación verbal, que al igual que en la poesía de Perlongher, ex-
sino pensamiento en el lenguaje ("con/figuración''), y que, al fin y al pone la misma insuficiencia e incompletud del lenguaje.
cabo, la experiencia es siempre pensada y sentida de forma lingüísti- Pero, ¿en qué sentido cabe decir que el lenguaje es "inadecuado"
ca (se la "con/figura"). o "insuficiente"? Las realidades mismas descritas o expresadas no
Considera José María Valverde que "toda nuestra actividad men- pueden constituir una medida de tal "inadecuación" o "insuficien-
tal es lenguaje, es decir, ha de estar en palabras o en busca de pala- cia", porque describir o expresar -y, en general, "representar"- "las
bras" (64-65). Esto es, el lenguaje es la "realización" de la vida men- cosas" no es duplicarlas. Tampoco puede constituir una medida de
tal, a la cual estructura según sus categorías léxicas, su sintaxis, su insuficiencia o inadecuación un supuesto lenguaje ideal que sería
fonética, etc. En verdad, entonces, no es que haya primero un mun- isomórfico con las "realidades", ya que ello equivaldría a tomar co-
do de "conceptos fijos, universales, unívocos", y luego se tomen al- mo medida de semejante inadecuación o insuficiencia un imposible
gunos de ellos para comunicarlos enmarcándolos en sus correspon- "lenguaje-réplica" de realidades. Si el poeta admite que en algunos
dientes nombres; por el contrario, se obtienen conceptos a partir del casos el lenguaje -o, si se quiere, tales o cuales expresiones de una
uso del lenguaje.
lengua en tales o cuales situaciones- es insuficiente o inadecuado, es
El lenguaje "con/figura" un nuevo plano conceptual. Cuando sólo en tanto que reconoce que a menudo se siente frustrado al tra-
nos enfocamos en la "poesía del lenguaje", descubrimos que la tar de describir o expresar algo.
complejidad del lenguaje genera una complejidad paralela al nivel
No es justo deplorar la insuficiencia o inadecuación del lenguaje
del pensamiento. Pocos se ocupan de ello, porque se suele dar al
verbal para "expresar la realidad", porque ello presupone que se le
lenguaje por supuesto, como si fuera una facultad natural. De
exige al lenguaje el proporcionar descripciones "adecuadas" o "sufi-
acuerdo con esta propuesta, somos conscientes del entorno, siem-
cientes", siendo la medida de ello la propia realidad descrita. Pero el
pre de modo tentativo, a medida que lo designamos con palabras y
lenguaje no tiene por qué "aproximarse" a "la realidad"; representar
lo "con/ figuramos" de manera sintáctica en enunciados, es decir, a
"las cosas" no es reproducirlas. Además de la independencia del
medida que lo verbalizamos.
lenguaje con respecto al pensamiento, puede hacerse con él muchas
Abundan las razones para pensar -como hacen los poetas "neo-
cosas que no se pueden realizar en su ausencia. Afirma al respecto
barrocos" y los "poetas del lenguaje" en general- que las estructuras
Eduardo Espina en una entrevista en la cual hizo referencia a los
verbales resultan inadecuadas o insuficientes, que son meramente
aspectos formales de su factoría poética: "En otras palabras; no
"un nuevo simulacro estético, social e histórico de nuestra época"
existo en el mundo, sólo en el lenguaje. Soy consciente de que mis
(Milán 96). Existen "cosas", "sentimientos" y "emociones" que no
maneras de existir en la realidad están basadas en una práctica signi-
parecen poder describirse o expresarse del todo, y las hay (o acaso
ficante. En el momento en que esta práctica deje de tener validez,
sean las mismas) que parecen poder "decirse" mejor, o más cabal-
todo lo que está alrededor se va a desmoronar" (en Mallén,
mente, por medios no verbales o al menos de una forma verbal más
Con/figuración sintáctica 105). No es entonces que el lenguaje verbal
económica. Ahí están, para confirmarlo, las obras plásticas, cuyas
res~te "supra-suficiente" o "supra-adecuado"; es sólo que tiene po-
imágenes comunican algo que no puede sustituirse con palabras.
SIbilidades de expresión que compensan el sentimiento de frustra-
EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POESÍA DEL LENGUAJE" ... 75
74

ción antedicho. Lo que ocurre en nuestro entorno puede describirse En última instancia, lo que constituye la realidad de esta poética
o expresarse con medios verbales muy ricos y sutiles, tanto que no es justamente su postura crítica que no se detiene en la participación
nos preocupamos ya si nuestra descripción es más o menos "fiel". en el debate de valores del mundo, sino que va más allá del ámbito
Como destaca e! poeta uruguayo, conceptual y entra en la cuestión de los valores neurálgicos de la
poesía, preguntándose por su función en un mundo donde todo pa-
El lector demasiado distanciado por la razón no se pregunta cómo pasó el rece decretar la inutilidad de la labor lírica. Esa conciencia inscribe al
lenguaje ni cómo lo hizo el poeta. Y ésta es la gran pregunta de la poesía, el proyecto general de los "poetas del lenguaje" en una propuesta dia-
cómo. ¿Cómo vemos? ¿Cómo suceden las cosas en el lenguaje? No tanto el léctica del lenguaje poético, perdida la ingenuidad en cuanto a su
qué, ni el dónde, sino el cómo, tan esencial: cómo empezar a leer el poema, funcionalidad social.
có.'tlO lo hizo el poeta, cómo son posibles las palabras (en Mallén,
Con/figuración sintáctica 89, énfasis en el original).
Los lugares inestables del lenguaje, los deslices del sentido, los
espacios borrosos de la comunicación, la enorme cantidad de des-
Así pues, retomando lo dicho por Milán, la conciencia de que la orden, ambigüedad y ruido en el habla son los elementos que carac-
poesía es un lenguaje que debe rebatir la simplificación de la vida terizan lo que se ha llamado "poesía del lenguaje". Se trata de una
humana de los tiempos presentes, es lo que convierte a la obra del reevaluación del pape! sociocultural y psicológico del lenguaje. Pero
poeta "neobarroco" en una "continua perturbación lingüística". Es no sólo eso: se trata t<lmbién de un énfasis en "el goce verbal", el
la conciencia, todavía, de que la poesía tiene una función que cum- valor puramente sensuai de las palabras (de allí la tensión sintáctica
plir delimitada claramente por su propia tradición; una tradición, se- que recorre los poemas). En la cultura y la estética "neobarrocas",
gún Espina, donde el rigor en el tratamiento del lenguaje contra su según Calabrese (136), h< influido también la matemática de los
propia voluntad constituye el rasgo más significativo. La poesía fractales. Benolt B. Mande!brot, creador de la teoría de los fractales,
"neobarroca" llama la atención por ser una "puesta en escena del descubrió que podían llegar z medirse objetos y relieves no mensu-
juego verbal" llevado a grados radicales. El verso está alterado en rables mediante la geometría euclidiana: los perfiles de los copos de
función de! flujo lingüístico que producen las relaciones por conti- nieve, por ejemplo. La poesía "recae" en las matemáticas y ésta, a su
güidad fonética y semántica de las palabras, una relación donde la vez, otorga orden al caos de lo no mensurable.
paronomasia es la figura dominante. No sería, sin embargo, más que Tal como señala Bernstein (cit. por Allegrezza), la dificultad que
otro de los exponentes del llamado "neobarroco" latinoamericano si hallan muchos lectores al enfrentarse con este tipo de poesía es la
Espina y los otros "poetas del lenguaje" no otorgaran una nota dis- recurrencia sistemática al fragmento, al disparate y al sinsentido; así
tintiva y original a sus textos: un sentido del humor capaz de paro- como su rechazo del modelo narrativo que había sido la base de casi
diar cualquier aspecto cultural que considere necesario desmantelar. todas las formas literarias. El modo convencional de lectura falla.
De igual forma, el humor de otro "neobarroco", Gerardo Deniz, Los nuevos poetas intentan liberar al significado de sus restricciones
se muestra irónico, sarcástico, negro en ocasiones, cruel cuando la mediante una previa eliminación de nuestras preconcepciones \"
situación lo exige, un humor ácido, paródico, sumamente escatoló- ~reocupac~o~es ~?bre el mismo. Bernstein identifica una cierta "p;-
gico, siempre al servicio de la inteligencia. Sus blancos predilectos li-referenclalidad como el rasgo definitorio de la "poesía del len-
los enumeró, a propósito del libro Europa (1986), Aurelio Asiain: guaje:' (ibid.), que es hasta cierto punto equivalente de lo que el críti-
"La presunción vana de los poetas, la estupidez erudita, los delirios co Vlctor Grauer (13) denominó "multi-referencialidad" tal como
del pensamiento doctrinario, la mala fe de las buenas conciencias, el encontramos, por ejemplo, en el cubismo sintético pic;ssiano: no
desamor, la hiel negra de las ciudades, las vejaciones de la burocra- tanto la eliminación de la sintaxis, sino que más bien un enriqueci-
cia, la naturaleza 'Sucia del ser humano'" (cit. por García Ramírez). miento del poder generativo del léxico.
76 ENRIQUE MALLÉN EL "NEOBARROCO" LATINOAMERICANO y LA "POEsíA DEL LENGUAJE" ... 77

George Steiner (19) analiza este tipo de "poesía difícil" en térmi- sionar"). De la palabra poética, situada esencialmente en la anterio-
nos de un contrato implícito entre e! autor y e! lector, quien de al- ridad-interioridad con respecto de la significación ("para decir sola-
gún modo debe enfrentarse al reto que le presenta e! texto. El críti- mente"), habría que admitir en primer término que es ininteligible
co nombra cuatro categorías de "dificultad": "dificultad contingen- ("hace de la indecisión un sentido").
te", ocasionada por e! uso de palabras inusuales, que puede resol- En ella, la significación sería "inminencia", ya que, por su natura-
verse con algo de esfuerzo lexicográfico; "dificultad modal", que leza, esa palabra, al tiempo que "se realiza", ha de quedar siempre
supone una postura con respecto a ciertas condiciones humanas que "en potencialidad", a punto de decir. Y es en este comienzo de la
el lector halla inaccesibles o extrañas; "dificultad táctica", ocasiona- interrogación poética donde se descubre el significado, partiendo de
da por esas áreas escabrosas en las que e! autor intencionadamente "la bruma" al "alumbramiento". La palabra inicial a la que hace re-
sumerge al lector para que éste pueda de esa forma profundizar su ferencia Valen te, aquella que dice el principio o el origen es, por eso
aprehensión de la realidad, dislocando o impulsando las posibilida- mismo, la única que hace posible la creación poética. Sólo mediante
des de la gramática. e! uso poético ("condición de axioma") puede e! pensamiento ad-
Estos tres primeros modos de "dificultad" encuentran algún tipo quirir una existencia "objetual", "cosificarse" y nacer a una nueva
de resolución. Según James Phelan, se da un cierto punto en que e! existencia.
lector experimenta un "clic" de comprensión al configurarse los có-
digos semióticos en una interpretación coherente. Esto no ocurre BIBLIOGRAFíA
en la cuarta categoría de "dificultad" que nombra Steiner: la "dificul-
tad ontológica", que, de hecho, rompe e! contrato entre autor y lec- Allegrezza, William. "Introductiol. to The Salt Companion to Chades Bem-
tor al hacer a éste último "preguntas vacías" sobre la naturaleza del stein". Poems and Poeties: pocmsandpoctics.blogspot.it/2011/12/wilJiam_
lenguaje, el significado y la creación literaria. allegrezza-introduction-to-salt.html
Esta "dificultad ontológica" está en parte relacionada con la no- Andrews, Broce, y Charles Bemstein, eds. T'he L=A=N=G=U=A=G=E Book.
Carbondale: Southem Illinois UP, 1984.
ción de Lotrnan de "texto cerrado" (109), por más que Steiner en-
Andrews, Broce, Charles Bemstein, Ray DiPalma, Steve McCaffery y Ronald
foca la categoría sobre el autor, mientras que Phelan la orienta hacia Silliman. Legend. New York: Languagc/Segue, 1980. .
e! lector. Para este último, el texto "difícil" es aquél cuyos elementos Andrews, Bruce. Paradise & Me/hod' Poeties & Praoás. Evanston, IL: North\\'est-
ambiguos y herméticos están pensados para combinarse en una in- em UP, 1996.
terpretación que en última instancia unifica e! texto y determina au- Ballinger, Philip. "John Ruskin: Gerard Manle)' Hopkins's Silent Don". Gerard
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interpretación. El "texto cerrado", por otra p~rte, es aquél cuya am-
Bcmstein, Charles. Con/ent's Dream. Los Angeles: Sun and Moon, 1986.
bigüedad lleva en última instancia a un vacío centrífugo que resiste y
Calabrese, Ornar. La era neobarroca. Madrid: Cátedra. 1987.
niega cualquier significado central. Lo único a lo que tiene acceso e! Carrera, Arturo. "El dolor como 'esfumadura': Dos entrevistas a Arturo Carre-
lector es a la capacidad metamórfica de! propio lenguaje poético. ra". XX Festival Internacional de Poesía de Rosario. 20-22 de septiembre,
De acuerdo con José Ange! Valente, toda palabra poética remite 2012. www.fipr.com.ar/destacados_entrevista_carrera.html
a la materia original (Gr. arkhé "principio"), a lo informe donde se Cassirer, Ernst. Language and Myfh. New York: Dover Pubüshers 1953.
incorporan perpetuamente las formas. "Palabra inicial o antepalabra, Chillón, Albert. 'El 'giro lingüístico' en periodismo y su inciden'cia en la comu-
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que no significa aún porque no es de su naturaleza el significar sino
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el manifestarse" (cit. por Sosa). Tal es el lugar asignado a lo poético, Dworkin, Craig. "Language Poetry". T'he GreC/llI'ood Enryc/opedia if Amencon Poe-
pues la palabra es la que "desinstrumentaliza" al lenguaje para ha- /ry. Westport, CT: Greenwood, 2005.1-5
cerlo lugar de la "ex-presión" (Lat. ex- "fuera" + press(amac)re "pre-
78 ENRIQUE MAUÉN
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diferentes medios plantean en la exploración de una economía post-capitalista,
en una ruptura con el mercado o en una economía de! derroche.
Palabras dat'e: poesía y tecnología, imprenta, poesía)' mercado, Roberto de las
Carreras, Luis Bravo, Marginalismo, Afinidades electivas.

Abstract
In this article, I analyze, in the Latin American context, the re!ationship be-
tween poetic language and the different technologíes of commurucation de\'e-
loped since the begínrung of the 20,h century. 1 depart from the ver)' fust tech-
nologícal innovations of phonographic recordings and phorograph)', until the
current ways of networked commurucation that appear with the Internet. 1 un-
derstand poetry as a frantier for experimentation of language possibilities, in
which changes in commurucation technology are incorporated into the eÁ-peri-
mental practice. 1 srudy the possibilities that different media open for a post-
capitlllist economy, a break-away with market logics or an econom)' of squan-
dering.
Keywords: poetry and technology, printing, poetry and mark, Roberto de las Ca-
rreras, Luis Bravo, Marginalismo, Afinidades electivas.

La poesía ha sido, a mi modo de ver, un campo de experimenta-


ción con las diferentes tecnologías de la comunicación: ligada histó-
ricamente a tecnologías mnemónicas, donde el metro y la rima juga-
82 I'vL\RCOS WASEM CILINDROS DE CERA, L1NOTIPOS, FOTOCOPIAS y PIXEL, 83

ban un papel en la articulación ritual de la memoria colectiva, parece La poesía electrónica puede [... ] ser leída como una alternati,'a a la
ser el espacio privilegiado para entender la relación histórica de la mercantiliza ció n de la imagen y la palabra mediante el comercio electrónico.
literatura con su medio, reflexión que vuelve a cobrar relevancia en En algún sentido, entra en una "guerra de guerrillas con las im:ígenes
un contexto de creciente digitalización de la cultura. oficiales del mundo" (Bernstein 3), en la medida que usa aspectos
fundamentales de la poesía como arma, pues la buena poesía siempre ha
Es bueno de vez en cuando revisar viejos libros. En la actuali- sido multidimensional, ofreciendo varias versiones al mismo tiempo
dad, por ejemplo, volver a retomar algunas de las tesis de Marshall (Kuhnheim 167, mi trad.).
McLuhan en su The Gutenberg Gala:ry, de 1962, donde se analiza el
impacto de la invención de la imprenta en la cultura del Renaci- Como afirmé al comenzar, el lenguaje poético, en tanto que es-
miento, para extraer conclusiones sobre las transformaciones que la pacio experimental, aporta un lugar privilegiado para comprender
digitalización opera sobre los modos creativos y la difusión del len- estas transformaciones. Propongo adoptar una mirada histórica,
guaje poético. En este libro seminal, escrito en un formato delibera- comparando algunas instancias separadas en el tiempo, para yer
damente experimental de micro-ensayos, legibles corno otra rcryue!a cómo se han dado en el contexto latinoamericano. Se trata de P.ra/",o
cortazariana, McLuhan llama la atención, entre otras cosas, sobre a Venus Cavalieri de Roberto de las Carreras y Arbo/ ¡oc/oZ de Luis
los modo~ en que la aparición de la imprenta contribuyó a la ruptura Bravo, donde compararé las respectivas condiciones de producción,
del paradIgma feudal de poder en beneficio de la aparición de un para hacer referencia, hacia el final, al uso estratégico que de la tec-
"mercado del libro", que permitía un principio de democratización nología hizo el Margina/isfllo brasileño y, en la actualidad, la utopía de
de la cultura y el conocimiento, de la mano del ascenso de la bur- una antología abierta que representa un proyecto como el de las
~esía y la ap~rición del capitalismo: "Los libros impresos, en sí "Elecciones afectivas" p.n internet.
rrusmos los pnmeros artículos uniformes, repetibles y producidos Hacia 1900, la conciencia de nuevas condiciones tecnológicas
en masa del mundo, proveyeron un paradigma ilimitado para una juega un papel importante en la literatura modernista, donde se po-
cultura basada en la mercancía uniforme en los siglos XVl y siguien- dría hablar de -para usar los términos de Umberto Eco- escritores
tes" (McLuhan 163, mi trad.). "apocalípticos" e "integrados", incluso entusiastas, yo agregaría, de
" Si.Walte~ Benjamin se refería a las consecuencias de la reproduc- la tecnología. Entre los apocalípticos, en Uruguay, encontramos a
clan industrIal de la obra de arte, McLuhan llama la atención sobre José Enrique Rodó, preocupado por la posibilidad de que una nueva
el hecho de que la primera industrialización se dio justamente en el sociedad tecnológica socave la identidad espiritual de América Lati-
campo cultural: el libro como primer objeto manufacturado en se- na, simbolizada en Ariel, en contraste con una sociedad materialista
rie, que contribuye a la aparición del mercado capitalista en el otoño y tecnificada, representada por Calibán en el clásico ensayo. Pero
de la Edad Media. De un modo similar, una vez establecido el mer- entre los integrados, tenemos a la dupla anti-rodosiana de Julio He-
cad~ de distribución cultural como forma paradigmática de control rrera y Reissig y Roberto de las Carreras, ambos interesados en in-
SOCIal sobre la cultura, ¿las nuevas tecnologias no servirán para corporar nuevas tecnologías a sus propias creaciones. Esto puede
promover, a su vez, alternat1vas a este funcionamiento? Si el merca- apreciarse, por ejemplo, en el debate sobre la originalidad de la poe-
do capitalista, tal como lo conocemos hoy en día, era la novedad re- sía de Herrera y Reissig, que había comenzado con la acusación de
v~lucionaria del siglo XVl, ¿qué nueva configuración socio-econó- plagio contra Leopoldo Lugones dirigida por el crítico venezolano
rruc~ ~~ la cultur~ ~n I?en~~al, y de la poesía en particular, permite la Rufino Blanco Fombona en su prólogo a la edición francesa de la
apanclOn de la dlgJtalizaClon? En este sentido, Jill Kuhnheim (167) poesía completa de Herrera y Reissig (Garnier, 1914). En una de las
ha afirmado:
intervenciones que siguieron, Horacio Quiroga sostuvo que Herrera
había escuchado la poesía de Lugones antes de escribir su propia
obra, grabada en un cilindro de cera que Quiroga había lle\'ado a
84 MARCOS WASEM
CILlNDROS DE CERA, L1NOT1POS, FOTUCUPIAS y PIXELS 85
Montevideo al volver de uno de sus viajes a Buenos Aires, antes de
ción con el más allá. Además del imaginario tecnológico que rodea-
establecerse definitivamente en Argentina. El episodio aparece na-
ba la invención, no cabe duda de que, en lo que hace al género poé-
rrado en la biografía de Herrera y Reissig que escribió Aldo Mazzu-
tico sirvió como modo de intercambio de aquello que la palabra
cchelli, y forma parte de los episodios de la tertulia que organizaba
Quiroga en su cuarto de pensión, conocida como el "Consistorio
imp~esa no podía transmitir: las tonos y técnicas de la recitación..
del Gay Saber": El Modernismo fue en buena medida una gran toma de concIen-
cia del ingreso a la aldea global, tal como denomi~ó ~:farshall
Una de aquellas repetidas noches, de abril o mayo de 1901, pasó algo McLuhan (31-32) a la realidad creada por la interc~mumcaClon el~c­
mágico: Herrera y Reissig se acomodó en alguna de las sillas o en algún trónica: una externalización expansiva de los sentidos que permIte
rincón del Consistorio, y Quiroga manipuló un cilindro de cera y un ver y oír lo que ocurre a grandes distancias de modo instantán.e.o,
fonógrafo. Entre el humo del tabaco negro y el silencio sacramental de los hecho que conllevaba para el teórico canadiense una recuperaclon
presentes, emergió una voz desconocida, que arrastraba las vocales al modo del carácter tribal de los modos de percepción gracIas a la tecnolo-
cordobés. La voz dijo un soneto, que empieza "Soñando visitaba mis
gía. Paradójicamente para McLuhan, la tecnología arroja nueYame~­
macetas/ Una enlutada de ojos sobrehumanos/ La delgadez aciaga de sus
manos/ Desfloraba las mustias violetas ... " (Mazzucchelli, La mejor de las te al ámbito de lo primitivo y a una economía del derroche. Segun
fieras 155). esta lógica, las tecnologías de la información nacidas e~ el seno del
capitalismo parecen encerrar el potencial de alterar radlc~lmente las
En su momento, este episodio estuvo en el centro del debate condiciones que lo hacen posible. De allí que, en el cambIO de SIglo,
modernista sobre la "originalidad" poética de Julio Herrera y Reis- los diseños utópicos atribuyeran a la tecnificación la promesa de la
sig, que inaugura el prólogo a la edición de Garnier de Los peregrinos liberación del trabajo, como es obvio en un libro com~ Tbe S.olllof
de piedrd. En esa polémica intervinieron, además del propio Horacio Man under Socialism de Oscar Wilde. Entre los modernIstas latinoa-
Quiroga, Rafael Cansinos-Assens y Jorge Luis Borges, entre otros. mericanos, ese imaginario no estaba ausente, como ya señalé, y se
Pero más allá de la polémica sobre quién inventó qué en materia puede extender a otras invenciones: la velocidad del telégrafo, la na-
poética, interesa aquí la entrada en escena de ciertos artefactos tec- ciente telefonía, y -tal vez los inventos que más afectaron el campo
nológicos que atestiguan nuevas modalidades de distribución del literario- las nuevas técnicas de impresión que aparecen en la se-
lenguaje poético: el cilindro de cera estimularía cierto rango imagi- gunda mitad del siglo XIX: la rotativa y el linotip~. Este .último en
nativo sobre las nuevas posibilidades que el registro fonográfico particular, más accesible económicamente que la pnmera, Iba a tener
abría. Se podrían oír las Voces de los muertos, más aún, tal vez to- un impacto importante en la democratización de la prensa, y. por lo
dos los sonidos de la historia estarían guardados de algún modo en tanto en la difusión de los textos modernistas. En el ya mencIOnado
la materia, esperando a ser descubiertos. Era el tema de un relato prólogo a la edición de Los peregrinos de piedra de Herrera y Reissig,
fantástico del científico argentino Eduardo L. Holmberg, que refería Rufino Blanco Fombona atribuye a la "magnífica piratería" el secre-
el hallazgo de que todos los sonidos escuchados se hallaban almace- to de la fama de un escritor. Así lo refiere para el caso de Leopoldo
nados en la cera de los oídos. Era también, para los espiritistas del Lugones, con el fin de explicar el hecho de que su obra sea más co-
900, una comprobación empírica de las posibilidades de comunica- nocida que la de Herrera y Reissig:

1Aunque cabría mencionar el antecedente de la pelea por la prensa con Las revistas de todo el continente insertan sus obras, con esa magnífica
Roberto de las Carreras por la propiedad de una metáfora, como han demos- piratería literaria nuestra que, entre paréntesis, ojalá dure siempre, como
trado Carlos María Domínguez (389-390) y Aldo Mazzuchelli ("Camafeísmo que a ella debe cada escritor americano el tener un público de cincuenta o
del insulto" 38-40). Para una formulación clásica de este debate, ver Ardao el al. sesenta millones y no apenas cuatro gatos de su nativa república! (Blanco
320-332. Fombona xl).
86 MARCOS WASEM
CILINDROS DE CERA, L1NOTIPOS, FOTOCOPIAS y PIXELS 87
Los levantes de prensa siempre han existido, pero justamente la
multiplicación virtualmente ilimitada que las nuevas técnicas de im- técnica y a la libertad que estas imprenta~ .ofrecían, ?~ las Carrer~s
presión masiva garantizaban hacia el novecientos son la clave de la ya venía haciendo ensayos de incorpo,~acl~n tecn~lo.g¡~~ en su~ li-
difusión continental, mal que les pesara a autores que veían sus tex- bros, en particular en Amor libre, cuya caratula artlstlc.a ~~unC1ada
tos reproducidos sin su consentimiento y sin pago de honorarios. en el periódico La Rebelión era toda una novedad de aplicaclon de las
Roberto de las Carreras, por su parte, manifiesta su interés por artes gráficas para 1902. .
innovar el formato del libro en su comentario sobre la edición de Roberto de las Carreras explica a su amigo en La Plata (Argenti-
Pedras Preciosas del cónsul de Brasil en Uruguay, Luiz Guimaraes, na) Edmundo Montaigne su proyecto, en la serie de cartas conser-
publicado en Montevideo en 1904, en la imprenta de Barreiro y vadas en la Biblioteca Nacional de Uruguay. El autor buscaba una
.
imprenta que pudiera .
llevar a cabo tal proyecto en Argentina, por Io
Ramos. Roberto de las Carreras dedica un capítulo de su Parisianas
-una serie de ensayos sobre algunos libros de reciente publicación-, que sugiere el nombre de Peuser a su amigo:
donde se describe la novedad que el libro de Guimaraes representa
para el campo literario local. El libro representa, para Roberto de las Mi ambición es una edición que pueda ser depositada en ofr~nda a los. pies
Carreras, la recreación de París en suelo uruguayo. Más que a Mon- de Venus Cavalie:i. Ofrecerle una edición que no fuera adnurable sena un
grave pecado para con su belleza. Pienso que Peuser bien pudi~ra ser
tevideo, pertenece a una vidriera parisina, donde los libros se podían
agradable a la Cavatieri y que Vd. podría desempeñar el alt? comet:1do de
ver entre las olas de terciopelo rojo, semejando joyas: interrogar a ese señor sobre su arte de crear el cuerpo del.!Jbro. ~l autor
crea el alma). En París las maravillosas envolturas de ciertos ,bb:-os, el
Estremecen con una fruición sibarítica de sensualismo plástico, esos engarce de creaciones de Loti, Daudet, etc. se ofrenda al publico en
engarces de la idea en estuches afiligranados de papel de hilo, de Holanda, escaparates de ve/ours como piedras preciosas y deslumbrantes. Yo. pmfeso
en pape! de aguas, en que se dibujan como penumbras de maravillosos la devoción de los libros, me parecen joyas y creo que su alma artlst:1ca me
estanques, omados de ibis: visiones traslúcidas de fantasías de Kiota [oo .¡. acompaña en esta delicada sensualidad por el ropaje d~ las obras, por el del
Libros en que traza el lápiz sus caprichos de nube, las evanescencias de las libro. [... ] Esa edición sería hecha con arreglo al slgwente ,,?odelo que
ilustraciones diamantinas que llevan el ritmo a la fantasía del fumador de someto a su guSta: interpretaría el título de Sal~o: esto ~s tendn~ el aire de
ensueño, como los arabescos de humo de un narguile (De las Carreras, un misal, sería de gran tamaño (adjunto la medida)[.] El t:1tulo se~a formado
Parisianas 24).
por grandes letras, artístícamente derra,,?~~as sobre. la Caratula. Es:a
debería ser hecha por algún artista de intwclOn sensualista, ~l cual ll~nana
El libro-objeto de Guimaraes reúne una variedad de sensaciones un fondo con espesas nubes de incienso viboreando de :nt:re mc~nsanos de
plásticas: visuales en las ilustraciones que pueblan sus páginas, harem. [ilSe impone agregar a ese incienso, columnas, pOrtlCOS gnegos, algo
que sintetice clara, breve y vagamente el mundo ant:1guo, e! .m~ndo
táctiles en las diferentes texturas proporcionadas por los diferentes
maravilloso que transcurre en mis páginas de apoteosis de la Canlien! (de
tipos de papel utilizados en su confección. También implica la las Carreras, Carta a Edmundo Montaigne).
colaboración de diferentes artistas: el pintor italiano Scarzolo
Travieso, y el músico Alberto Nepomuceno, quien compuso la El libro es una ofrenda para la cantante de ópera italiana Lina
música para los poemas del libro.
Cavalieri, en un gesto que otorga a la búsqueda erótica de Roberto
Un año más tarde, Roberto de las Carreras publicará un libro de las Carreras un estatuto sagrado, de un modo similar a la
con características similares, donde incorpora la fotografía al diseño. sacralidad de la belleza de la amante a la que había dedicado su
Ya había hecho uso en el pasado de la habilidad tipográfica de los anterior libro, Oración pagana. La búsqueda de un impresor en el país
impresores anarquistas, la que resultó, como destaca Lily Litvak vecino se debe a la convicción del autor de que no existían
(269), instrumental por el virtuosismo técnico que los anarquistas condiciones en Uruguay para un libro de tales características, donde
desplegaban en sus propias publicaciones. Gracias a esta habilidad el diseño gráfico, o "el cuerpo" del libro, era tan relevante como el
poema mismo, "el alma". Esto deriva del hecho de que el editor
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CILINDROS DE CERA, LINOTIPOS, l'OTOCOl'IAS y PIXELS 89
más frecuente de Roberto de las Carreras, Dornaleche y Reyes, no
Roberto de las Carreras era consciente de la novedad que un libro-
quería publicar un libro tan costoso, sin garantías de que los gastos
fueran cubiertos: objeto como Psalrno a Venus CmJalieri significaba para la literatura
local. Sin embargo, pese a lo novedoso, subraya en su carta a
En Montevideo es imposible improvisar. La edición es una utopía. El editor Montaigne que el despliegue de virtuosis~o tipográfi~o y la
Reyes me exigió tales garantías que me hizo retroceder: entre ellas que le incorporación de fotografías (una técnica relativamente. reclem~ en
firmase un documento para garantirse contra mis herederos, en caso de que el diseño gráfico de 1905) estaban destinados a reprodUCIr un objeto
yo llegara a morir mientras durase la impresión del Salmo, cosa que no es arcaico, que traería una vuelta a los orígenes represent.ados por la
imposible que me hubiera sucedido, pues hay mucha gente que muere de literatura griega. Los nuevos medios servían como fe?c~es en un
pronto. Yo acepté la proposición del previsor Dornaleche por parecerme
renovado culto pagano, que parodiaba la lectura 1TI1stica de los
humorística, pero este exigió entonces cantidad de trabas de un carácter
menos artístico y por lo tanto imperdonables (ibid.). Salmos bíblicos y del Cantar de los cantares para remitirlos a un~ l.e,ctura
erótica. Pero al mismo tiempo, encierra la utopía de repOSlClon de
Sin embargo, el libro se publicaría finalmente en Montevideo, no las relaciones económicas precapitalistas, para las cuales la
por Dornaleche, sino por Barreiro y Ramos, el mismo editor que antigüedad clásica funge como modelo imaginario. .,
había publicado Pedras preciosas de Guimaraes. Lo que parecía Casi un siglo después, en 1998" Luis Bravo haría una afirmaclOn
imposible a Roberto de las Carreras en 1903 se volvió posible similar al publicar su CD-ROM Arbol lJel0'?J otra experienCIa de In-
gracias a la importación de nuevos materiales de impresión. En una corporación de nuevas tecnologías en la literatura uruguaya. Br~\'o
carta posterior a su amigo en La Plata, dice: pertenecía al grupo UNO, que publicó libros de poesía.:n los ~nos
80 con una concepción gráfica que miraba con atenclOn haCIa el
Realizo en Montevideo el milagro tipográfico ... [¡Damás lo hubiera creído Concretismo brasileño y más tarde el Marginalismo', cuyas prácticas
posible en la ciudad de San Felipe! Es esta una maravilla casi tan están presentes en Arbol veloz. Pero la combinación de las técnicas
desconcertante como la Muerte. Figúrese Vd., esto es trate Vid]. de de vanguardia en este trabajo apunta a la recreación de una forma
concebir con esfuerzos dantescos de imaginación, lo siguiente: Barreiro, el arcaica del arte:
decano de nuestros introductores de libros y de nuestros impresores, ha
hecho venir de París, la fine jleur, de los papeles artísticos y de los tipos de
imprenta de igual ramo ... Yo lo veo y no lo creo ... [¡lSerá un libro impreso La poesía desde sus orígenes -si nos remitimos a los epas griegos como
en oro!... sobre el papel borra de vino de una elegancia arcaica a los himnos cosmogónicos de las civilizaciones más antiguas de Onente r
desvanecedora ... De paso sea dicho no hay elegancia sin arcaísmo (ibid.). Occidente- ha sido designada como Canto; una forma particular de integrar
el sonido y la imagen a través de instrumentos musicales como la lira, lo
que llevó incluso a la designación del género como lírico. .
Efectivamente, Psalmo a Venus Cavalieri fue un experimento de
La definición renacentista de la Lira de Braccio remite a un Instrumento
diseño gráfico, hecho en una cartulina color borra de vino, con de cuerdas de los siglos AV y XVI "usada para improvisaciones polifó-
letras capitales de estilo art-noveau impresas en polvo de oro, y una nicas" (Webster's Encyclopedic Unabridged Dictionary). Tal designación
tipografía especial inspirada en los tipos de Elzevir. El libro estaba resulta especialmente adecuada para ser trasladada al trabajo de im?ricación
forrado en cuero y cerrado con cintas de raso, e incluía una serie de entre texturas verbales y musicales que sirve como base de Arbol I~!QZ
fotografías de la cantante italiana a la que estaba consagrado'. (Bravo "Introducción", CD-ROM).

2 Con ello, Roberto de las Carreras responde en cierta medida a un reclamo

de Herrera y Reissig respecto a uno de sus libros anteriores, Sueño de Oriente: la , Gustavo Wojciechowski, que estaba a cargo del diseño gráfico de los li-
exhibición, en la serie fotográfica, de las poses eróticas a las que hace referencia bros publicados por uno, es él mismo diseñador gráfico y tipógrafo, y una de
el texto. las figuras más innovadoras en el panorama contemporáneo del diseño gráfico
uruguayo.
90 MARCOS WASEM
CiLINDROS DE CERA, LINOTlPOS, FOTOCOPIAS y PIXELS 91
La concepción utópica que Luis Bravo tiene de un nuevo mode-
sar de la novedad tecnológica utilizada, seguía participando de los
lo de libro se asemeja en muchos aspectos al proyecto de Roberto
mecanismos editoriales ligados a la cultura del libro'. Pero la anéc-
de las Carreras: una obra colectiva, en la que participan muchos ar-
dota de la aduana pone de manifiesto la problemática que el a~~e­
tistas (de ahí la firma en e! CD: "Luis Bravo + 20 artistas urugua-
nimiento de las nuevas tecnologías conlleva para la conslderaclOn,
yos") y e! deseo de que "la motivación sinéstesica, e! hambre de
en este caso jurídica, del estatuto del autor respecto ~ su obra. .
imágenes, y la diversidad de ritmos del receptor o escucha de finales
Mientras que en sus análisis tanto Jill Kuhnhelm como. Mana
del siglo -y estamos seguros de! siglo XXI, así, obtiene aquí la posi-
bilidad de conectar con el ancestral arte poético" (Bravo, ¡bid.). Por Rosa Olivera-Williams ponen énfasis en el gran apego que Al'boll'e-
paradójico que pueda parecer, este interés en la refundición de la foZ todavía tiene respecto a la economía del libro, creo que se pue-
práctica ancestral de la poesía en la nueva realidad es común a am- den entender mejor tanto el libro de Luis Bravo como el Psa/:"o ...
bos escritores. María Rosa Olivera-Williams (352) apela a la noción de Roberto de las Carreras como intentos de recrear condICIones
de remediación, acuñada por Jay David Bolter y Richard Grussin, que económicas pre-capitalistas, expresados en los deseos d.e ambo~ au-
alude al hecho de que medios tradicionales como la plástica, la mú- tores por retor:lar a formas arcaicas de la práctica poéuca media~[e
sica o la poesía son adoptados en el uso del nuevo medio digital, la tecnología. En lugar de una economía de mercado, sus economlas
con e! fin de poner de relieve la continuidad histórica entre unos parecen más cercanas a una economía del don o, como la llama Ba-
medios y otros. taille, participa de la "economía general" que manifiesta un derroc~e
Las dificultades de edición también fueron similares en ambos deliberado de recursos con un costo final muy superior al potencIal
proyectos, que dependían de condiciones materiales que no estaban valor de cambio de la obra de arte. En ese sentido, Kuhnheim
disponibles localmente. Luis Bravo tuvo menos suerte que Roberto muestra las similitudes de actitud entre la resistencia que manifesta-
de las Carreras: mientras que el segundo fue f1Ilalmente capaz de ban los modernistas a la incorporación del escritor al mercado y la
imprimir su "milagro de la tipografía" en Montevideo, Arbol veloZ práctica contemporánea de experimentación con el medio digital:
tuvo que ser manufacturado en Canadá, porque no había fabricantes
Del mismo modo que los modernistas responden a los valores, asunciones
de CD en Uruguay en ese entonces. Creado con Macromedia Direc-
y discursos dominantes en el cambio de siglo, y posicionaron el ar:e como
tor (programa en la actualidad desarrollado por Adobe) e! CD-ROM una alternativa a ellos, estos artistas adoptan elementos del concrrllS!JlO y el
consistía en un binario para Windows (. exe) hecho con una de las vanguardismo de mediados de siglo :xx y los combinan con influencias de
primeras versiones de Flash, muy popular entre los diseñadores de la economía de mercado y el mundo digitalizado de fines de siglo ~'( para
video juegos, a cuya estética como nota Jill Kuhnheim el sistema darnos nuevas formas de imaginar el rol del arte en el presente (Kuhnheim
de navegación de Arbol veloz ~e parece. ' 167, mi trad.).
Un hecho anecdótico a destacar es que cuando Luis Bravo im-
portó los CD-ROM de Canadá, fueron retenidos en las instalaciones De acuerdo con Kuhnheim, estas prácticas poéticas pueden ser
de las autoridades aduaneras uruguayas, porque tenía que pagar ho- leídas como alternativa a la mercantilización de la palabra, el sonido
norarios de derechos de autor por una obra que él mismo había y la imagen. Pero como actos de resistencia cultural, estos experi-
creado. Después de una discusión con AGADU (Asociación Gene- mentos poéticos significaron también un intento de superar la bre-
ral de Autores del Uruguay, que debía proporcionar la autorización cha tecnológica, realizando a nivel local una serie de posibilidades
para rescindir e! pago de la tasa por derechos de autor) el CD-ROM
finalmente ingresó a Uruguay, y fue publicado por la editorial Trilce 4 Hay que tener en cuenta que, para 1998, internet no tenía la ubicuidad que

junto con un libro de poesía. La primera edición consistía en ellibr~ tiene hoy en día. Silvina Rusinek había elaborado una página ",eb
(http://www.chasque.net/rusinek/av.html) que alojaba los yideos, pero el p¡u-
yel CD-ROM juntos, de modo que e! modelo de distribución, a pe- gin necesario para su ejecución (ViVo) cayó en desuso con el advenimiento de
Flash.
_ .. _- . -"-~~~-------~-----------"-----

;-"[\!\Ul:-\\""\:-'L\I C1U~I)R(h 1>1": ( 1"1: \, I¡,,(n II'()~, I (JI()( ()1'1 \:- Y 1'1 .... 11,"

t!lle la tecnología abría P;U;l b litcr;ltura" ¡\um¡lle ~\Iaría Roq ()li\"c- SI, COt1H) ()bser\"a I<llhnheim, 1:\:-; pril11cr:\s \"n~i(ll1e~ tll"
r:1-\\'i11iams argumenta qw: "la división geográfica entrL' Primer elcctrúnica en :\mérica Latina, CClIllO eS el Cl~() de .,{"¡HI! de
i\!ulld()/Tnn.'r i\llInd(), () Norte/Sur no parece iU)2:ar un papel im- I.uis Bra\"o, :1l10pt:111 b~ f(lrln;¡<; tlel \"ide(liueg() para C(lml1in:lrl:l~
port:1ntL' en :\m0rica I.atlna y:1 que la mayoria del cootinL'ntc cst:i con otras fOrln:\s :lrtí~lic:ls con una hist()ri:\ I1Ü~ br)2::1, como h pm'-
cllllectado e!ectn'miClI"ncllte y tlenc :1CCCSO :1! restl) de! Inundo" sía, la músic:I o la p!:istica (por medio de la~ cualo entr:1 l'n ille~ll el
(OII\Tta-\\'"il!iams 349), en las obras '''-luí analizadas, la conciencia de concepto de "relllediaci(')n" :11 que alude ()Ii\"er:l \\'il!i:II1I~:, éq:1~
la diferencia rcsl1l'cto al acceso a la tecnol()gía jU,t!/l un rapel impor- participan de \:¡ economía "gelleral" en el :,elltid() de lbcul\e. (llle
tante ell la Coo((:pciún y n:alizaciún t:Hlto de !>.r(dll/O ti ! 't///lS Cal'ú'!iai Charles Bcrnstl'ill delecta en \:¡ lúgica dcl gasto implícita l'l1 el \"ltlc()
c()m() tIc /{,jJO!I"I'i(¡:;. I.a brech:1 tecoológica n() es Sl')!() una clle~ti(')1l juego:
de acceso, sioo mús hiell. en mi opini('l1l, de apropiacil'l11 de las tec-
l1ologías tjue posibilitan I1Ul'YaS formas (k comunicación" 1lace un L'na eClll1omí:1 de la l"q·:\~t'Z ... uglt:rt; \lna cllllduct:l orlcnt:1l1.l a f¡!l::~: d
desl'() de aCllllluL1Cil'11l; l"~O I."~ 11) t]11l' (;"'Inf~e~ lbl:nlk 11,1 ¡lellIJ:mn;'tl" ',1:1"1
siglo esta brecha tenh quc ver con la apropiaciún de técniClS gráfi-
"I:crlno!llía , cn Cf)lltra~le con la ('co!lomi:¡ no H~~lrin.2:i(i.~ 1) """C:l"
cas y de impresión; hoy en día parece tener yue \"lT mús con intraes-
ncr:t!", qul." l!llnc:lmbll 1, pénhda, dC~lwr(licl( 1 () dl"11 (!C~lC" l,]
IfllctUf;\'). aumento de ancho de banda, manut:\ctur:\ de hardware IInpuhfJ dI: acul1Oub("j('1I1 de: ("apital y 1l1l.:1CHlcí:h e~ d ~ímh{)lll cLl~1C1) ,~c 1.\
(en 1~9H, la fabricaciún de eDs, por I:jemplo) o la cn:aci(')l1 y regi~­ ¡:coll()1!li:\ 1"eQrinl..;ltb" Fl ]lolbch (el interC\1Ilb]l) (C~ll\"(1 dI." rl:"2::tll)~: ',1 ,,1,1)'
trn d~ domini()~, (hro tema puesto dc l11allifie~ro con !a pub!ic:1ci{)!1 ril\l:lk~ () ral'lla"\'alcs dd dcrruchl" ("i(~\I(" hmh l!lfl:r1l.l1 1"", ')~tlé lbl
del /lrfJo! !'cI(J~~ fuf.'" el de los marcos jurídicos obsoletos para n:spon- \111/\':í!")"
der a un:1 nur:\':1 realidad mr:diútica, (!ue tl\\'icron como cOllsecu¡:n- d(1111in:l111l'~ ,k \itk¡)jlll".l!.I)' P,\fC\:V:l

el contexto ",()c1.d dl" 111'. ",tll':"::'l" p.\:n-'.


cia la rerr.:llCión ()pr.:ra(la p()r las :1lltorid:1lk::, :¡duancrac;" 1.J accec;n :11
de (lIla rc~trin)..';id,l. FIL) 1.:" a~i porllllc m:l'lll,,!'
1J1l
sn menos problemúticn r.:n r:str.: mo- e'm fn.:cw.:ncl:l l.t clJmluCI:I de ,lllI1l1ULln'111
al incrdbk dr.:sarrul\u dcl ~of(w:It"(": (!L: có- PI,'ctic:, [·n LIl «>ole;.;:tt) (j\lC l()~ e:,tlgm.\ti/:\ (l)m(1 un.l
di~o abierto, o libre (F/LOSS), Pero en la l~poca l'¡¡ <¡ue tle111pl), ~111 inúlilc~, inclll~() C<)lll() U!la dq;l"l1l"l:,C¡('l1\
/lrl)(¡! n1o::;" fue crent!o, i\Jacromedia Director () los coditicadores di- 131, mi
git:1lcs de audio (.mp3) r yideo (.mpeg) tcní:ln un alto prr.:cio" Ellos
nao (y siguen siendo) progranl:lS pri\-ati\"os, donde la blt:l de inte- E:;ta característica particubr de la economía del yideojlH.'!-!.o lo li-
rés mostr:1da por las empres<1s llLlC los comercializan en asegurar b ga a bs condiciones ecollúrnicas del lenguaje por:rico, y hace 1:1.rn-
comp;ltibilidad con nLleyas \-r.:rsionr.:s del ~nftwan: () coo diyusos bién tlUl: las primeras manifestacioncs de la illll'rsecciún de lo poéti-
entornos operativos conduce a la obsolcscenci<1 que impide la apre- co con lo digital apele a Sll~ formalizaci()nes: haciél1l1()le Cl"'() :\
ciaciún de la ohr:l tal como fue etlita(la por primcra Yl:z', CllarJes Bernstein, y !Om:ll1do en cuent:l la perspecti\'a que :lportJ
Ron Sillimal1 en su análisis sohre la "economía polítiCl" del
poético, e:> posible n~r en llUl: forma la tecnolngí:l 11:1
mo(!o e::,trall:gico par:t mantener una pLlctica de resistencia n'~¡l(Ti:O
1\ c~tl) ~l' refiere i\íaría Ro~a ()li\'l'l":l \\"illi;]lll~ l'll"'U artículo, cuando Clll'll-
ta l]lle hacer correr ,"1 CD-R( )j\I, crl"adl) para \\'¡fldO\\"~ IJK (nI) exiqía aún
:ll potencial ingreso de la obra al llll'rcado" Su \ug:\r no e~ el dI.' lHl:l
la XI' dd "i~tenl.l 1:11 una {"omputadora ,\iacj!1to~h. 1.:1 intl.:l-
t:crH1omÍ:t en la (1lle juegan t:l \'alor de cambio y el y:dor de uso. 5inn
opo.::rahilldad I:ntrc ~i~tUl1:1~ ~('Jl() e~ pOSI1Jk teniendo cn tnl"nl1: Ull que est:;' tlctcrminado por una economía del (\()n, ;....:() L'~ c:lsuaL
di\ciin (lllC no p:tfl"ci:l c~taf cn d hori"orHe de l:h prelJCllpa-

Rll~inek, b ellCII,L';ad.l de el C[)·R( );\l. Por otra


de la tccllol()l..;i:t col\trihu\c "m"""ln,,"n IlC~ d.llla ... l"11 el 1l1allifinto "¡\Cld-frcl" Bit ... ·', puh]¡cado en d ~lllO lk la Fkcr,o
Fn c'c ~entldo, COIl\"il'lle ¡enn l'll cuell'ta oricllt:1C1o ntc I "itL"fat\lrl" ()rga1l1:;atinll: htlp://\\"\\--w"diterature.l)rg/pad/atl).lllml
92 MARCOS WASEM CIUNDROS DE CERA, UNOTIPOS, FOTOCOPIAS y PIXELS 93

que la tecnología abría para la literatura. Aunque María Rosa Olive- Si, como observa Kuhnheim, las primeras versiones de poesía
ra-Williams argumenta que "la división geográfica entre Primer electrónica en América Latina, como es el caso de Arbol IIe/OZ de
Mundo/Tercer Mundo, o Norte/Sur no parece jugar un papel im- Luis Bravo, adoptan las formas del videojuego para combinarlas
portante en América Latina ya que la mayoría del continente está con otras formas artísticas con una historia más larga, como la poe-
conectado electrónicamente y tiene acceso al resto del mundo" sía, la música o la plástica (por medio de las cuales entra en juego e!
(Olivera-Williams 349), en las obras aquí analizadas, la conciencia de concepto de "remediación" al que alude Olivera Williams), éstas
la diferencia respecto al acceso a la tecnología jugó un papel impor- participan de la economía "general" en el sentido de Bataille, que
tante en la concepción y realización tanto de Psalmo a Venus Cavalieri Charles Bernstein detecta en la lógíca del gasto implícita en el video-
como de Arbol veloz. La brecha tecnológica no es sólo una cuestión juego:
de acceso, sino más bien, en mi opinión, de apropiación de las tec-
nologías que posibilitan nuevas formas de comunicación. Hace un Una economía de la escasez sugiere una conducta orientada a fines: el
siglo esta brecha tenía que ver con la apropiación de técnicas gráfi- deseo de acumulación; eso es lo que Georges Bataille ha denominado una
cas y de impresión; hoy en día parece tener que ver más con infraes- "economía restringida", en contraste con la economía no restringida o "ge-
neral", que involucra intercambio, pérdida, desperdicio o derroche. El
tructuras, aumento de ancho de banda, manufactura de hardware impulso de acumulación de capital y mercancías es el símbolo clásico de la
(en 1998, la fabricación de CDs, por ejemplo) o la creación y regis- economía restringída. El Potlach (el intercambio festivo de regalos) u otros
tro de dominios. Otro tema puesto de manifiesto con la publicación rituales o carnavales de! derroche ("¡Qué boda infernal!", "¡Qué Bar
del Arbol veloz fue el de los marcos jurídicos obsoletos para respon- Mitzvá!'').
der a una nueva realidad mediática, que tuvieron como consecuen- Mientras que las formas y géneros dominantes de videojuegos parecen
cia la retención operada por las autoridades aduaneras. El acceso al implicar una economía r%tringida, el contexto social de los juegos parece
sugerir rasgos de una economía no restringida. Ello es así porque mientras
software en sí mismo parece ser menos problemático en este mo-
los juegos imitan con frecuencia la conducta de acumulación/adquisición,
mento, sobre todo gracias al increíble desarrollo del software de có- se los practica en un contexto que los estigmatiza como una pérdida de
di~o abierto, o software libre (F /LOSS). Pero en la época en que tiempo, sin propósito, inútiles, incluso como una degeneración (Bcmstein
ArboJ veloZ fue creado, Macromedia Director o los codificadores di- 131, mí trad.).
gitales de audio (.mp3) y video (.mpeg) tenian un alto precio. Ellos
eran (y siguen siendo) programas privativos, donde la falta de inte- Esta característica particular de la economía del videojuego lo li-
rés mostrada por las empresas que los comercializan en asegurar la ga a las condiciones económicas del lenguaje poético, y hace tam-
compatibilidad con nuevas versiones del software o con diversos bién que las primeras manifestaciones de la intersección de lo poéti-
entornos operativos conduce a la obsolescencia que impide la apre- co con lo digítal apele a sus formalizaciones: haciéndole caso a
ciación de la obra tal como fue editada por primera vez 5• Charles Bernstein, y tomando en cuenta la perspectiva que aporta
Ron Silliman en su análisis sobre la "economía política" de! lenguaje
poético, es posible ver en qué forma la tecnología ha servido de
modo estratégico para mantener una práctica de resistencia respecto
5 A esto se refiere María Rosa Olivera Williams en su artículo, cuando cuen-
ta que quiso hacer correr el CD-ROM, creado para Windows 98 (no existía aún al potencial ingreso de la obra al mercado. Su lugar no es el de una
la versión XP del sistema operativo), en una computadora Macintosh. La inter- economía en la que juegan e! valor de cambio y el valor de uso, sino
operabilidad entre sistemas operativos sólo es posible teniendo en mente un que está determinado por una economía de! don. No es casual,
diseño multiplataforma, que no parecía estar en el horizonte de las preocupa-
ciones de Silvina Rusinek, la encargada de programar el CD-ROM. Por otra
parte, el carácter propietario de la tecnología utilizada contribuye potencialmen- nes dadas en e! manifiesto "Acid-free Bits", publicado en el sitio de la Elcctro-
te a su obsolescencia. En ese sentido, conviene tener en cuenta las orientacio- mc Literature Organization: http://www.eliterarure.org/pad/afb.html
94 MARCOSWASEM CILINDROS DE CERA, LINOTIPOS, FOTOCOPIAS y PIXELS 95
entonces, que la experimentación con el lenguaje poetJco en el de un modo determinista la relación entre la formación de esas rc-
medio digital incorpore mucho de los videojuegos. Ello se debe en des y la tecnología que las posibilita. Para Ron Silliman, lo impor-
parte a la ubicuidad en la creación de literatura electrónica de la tante no son tanto los mecanismos interactivos sino más bien los
plataforma Director, que permite crear binarios ejecutables a partir fines a los que la formación de redes de intercambio entre diferentes
de un código fuente desarrollado en Action Script, y es usada escenas o comunidades poéticas se orienta.
extensamente (ese es de hecho su destino comercial primario) para Al mirar el contexto latinoamericano, es posible apreciar que los
la programación de juegos'. Pero, según la lógica aquí expuesta, es fines de la interacción social de la enunciación poética no están des-
en el aspecto económico donde ambos medios presentan más ligados de un uso deliberadamente estratégico de las tecnologías. Un
afinidades. ejemplo fehaciente de esto lo constituye, a mi modo de ver, e!l\Iar-
Ron Silliman reconoce e! valor de la tecnología no sólo como ginalismo brasileño, que aprovechó la aparición de nuevas posibili-
campo de experimentación con e! medio, sino también por las posi- dades técnicas de impresión y reproducción mecánica (e! mimeógra-
bilidades que abre para la difusión de! discurso poético, aunque pre- fa y la fotocopia) con e! fin de lograr mecanismos de distribución
viene contra un "determinismo tecnológico" en e! análisis de la di- fuera de los canales editoriales instituidos. En una panorámica sobre
námica económica que atraviesa la poesía en tanto que práctica so- este movimiento aparecida en los 80 en Montevideo (cuando el fe-
cial. Para este crítico, existen en e! contexto de la poesía contempo- nómeno literario brasileño estaba aún fresco) Álvaro Miranda carac-
ránea dos estructuras básicas de organización social: teriza a los marginalist2s a partir de su uso estratégico de nuevos
medios de impresión y rtoproducción:
Situada en unas relaciones económicas complejas y a veces contradictorias
la organización social de la poesía contemporánea ocurre en dos estructura;
Los une una característica común: la impresión de sus textos al margen de
prim~r~~s: la red y la escen~. La esc.ena es específica de un lugar. Una red, por
las editoriales establecidas y del circuito usual de distribución)" comercia-
defimcton, es transgeografica. Nlnguna de estas modalidades existe en for-
lización del libro, siguiendo, a veces, la forma tradicional del libro (p. ej.: las
m~ pura. Las redes involucran típicamente agrupamientos de escenas,
ediciones Trote), o más frecuentemente, las formas marginales del folleto,
nuentras que muchas escenas (aunque no todas) tienden a las construcción
de redes (Silliman 28-29, mi trad.). el cuaderno, el pliego o, con preferencia decisiva, la hoja impresa ya en
mimeógrafo (en los primeros tiempos) o utilizando el sistema Xerox (más
recientemente); formas que han proliferado hasta el punto de designar toda
Es en la formaci~n. de redes que la tecnología juega un pape! una "generación del mimeógrafo" y en la actualidad, asimiladas las nuevas
f~ndamental, se~n Sillima~. Su análisis se refiere al contexto espe- técnicas, convertirla en "generación de Xerox". La impresión manual,
CIfico de la poesla estadoumdense de los años 80, afirmando que los artesanal, fue acompañada, en los primeros tiempos, por una distribución
desarrollos de interacción comunicativa entre las diferentes escenas personal, donde e! propio autor repartía en las calles, teatros, bares,
poéticas dispersas en e! país son posibles gracias a los cambios tec- escuelas, plazas, etc. su propio trabajo. La marginalidad estaba presente,
entonces, durante todo el proceso: desde la edición de! texto hasta la
nológicos. Sin embargo, como ya señalé, previene contra entender distribución y entrega aJlector (Miranda 17).

, En efecto, pude comprobar en e! congreso dedicado a los estudios ciber- En este ejemplo, es posible apreciar cómo las nuevas tecnologías
culturales en América Latina, realizado en Liverpool en junio de 2011 que mu- posibilitan la marginalidad respecto a los circuitos editoriales, bús-
chos de los proyectos a los que los panelistas se refirieron habían sid~ desarro- queda deliberada de un conjunto de artistas que, en el contexto dic-
llados en esta plataforma, u otros compiladores de Action Script como Flex o e!
tatorial brasileño, procuraban intervenir la cultura hegemónica des-
ed~tor de Flash, que pertenecían antiguamente a Macromedia, hasta que fue ad-
~wnda por Adobe. El amplio uso de esta plataforma genera los problemas de de su exterioridad. Así, e! mimeógrafo y la fotocopia, técnicas nove-
Inter.operatlbilidad mutiplataforma y compatibilidad regresiva a que hice refe- dosas de los años 70 y 80, permitían la difusión rápida y al margen
rencIa antes. de! mercado editorial, al margen de hecho de la institución literaria
96 MARCOS WASEM CILINDROS DE CERA, L1NOTIPOS, FOTOCOPIAS y PIXELS 97

como tal. Esa es la ventaja que Heloísa Buarque de Hollanda, una rompiendo sus diques de contención y apuntando a las formaciones
de las primeras en reivindicar e! valor culrural de la movida margina- de nuevas redes colectivas de resistencia culrural.
lista, señaló respecto a su planteo estratégico: Es posible también apreciar en estos escritores elementos co-
munes de la dimensión utópica del libro que ya se han señalado aquí
Urna c1ic~ao poética empenhada em "brincar" com os padr6es vigentes de para e! caso de Roberto de las Carreras y Luis Bravo: la creación de
qualidade literária, de densidade henneneutica do texto poético, da libros-objeto, de ejemplares únicos a veces, y donde también la figu-
exigencia de um leitor qualificado para a plena frui~ao do poema e seus ra del autor queda borrada en beneficio de una escrirura colectiva,
sub textos. Assím, os marginais, com um só gesto, desafiaram nao apenas a
crítica, mas também a institui~¡¡o literária oferccendo urna poesía
literalmente a cuatro manos en algunas ocasiones, ta! como señala
biodegradável que nao parecia importar-se nem com a permanencia de sua Débora Racy Soares:
produ<;:ao, nem com o reconhecimento da crítica infonnada pelos padr6es
canónicos da historiografia literária. Ao contrário, marcavam sua posi<;ao ao Há vários sentidos inrrínsecos a ídeia do "poemao" que perpassam desde a
nao explicitar qualquer projeto literário ou político e ao apresentar-se produ<;ao conjunta dos livros, através das cole<;6es de poesía, até a escrita a
claramente como nao-programática, mostrando-se avessa 11 es colas e a guatro maos. No entanto, é preciso entender que o "poemao" de Cacaso
enquadramentos formais (Buarque de Hollanda, blog). pretende ser urna fala que pertence a todos e que, portanto, nao é de
ninguém em particular. Nesse sentido, o "poema o", escrito pela chamada
En este sentido, puede decirse que los marginalistas fueron con- gera<;ao "marginal" de setenta, é urna resposta muito específica a um
guadro de época e si!'!aliza a urgencia do que chamamos de "emba~amcnto
secuentes promotores de una culrura pirata. También por esta época
da autoria poética" (Racy Soares 16).
va a cobrar fuerza, en el Brasil de la transición, e! movimiento de
radios libres, conocidas como radios piratas, que hacían de su estra-
El "poemao" colectivo que e! Marginalismo brasileño se proponía
tegia de difusión la clave de su popularidad y abrían los micrófonos
crear participa de las concepciones que históricamente caracteriza-
a voces silenciadas en la esfera pública. Las ventajas singulares de la
ron la integración de nuevos medios a la creación poética. En efec-
piratería como práctica de difusión no instirucionalizada pueden re-
to, como en los ejemplos dt Roberto de las Carreras y Luis Bravo
sultar inesperadas para una mirada de la literarura basada en la cultu-
analizados aquí, esta conciencia de la elaboración colectiva vuelve a
ra de! libro y en los mecanismos que sustentan el prestigio editorial.
aparecer. Sólo que en e! Marginalismo este colectivo pertenece a lo
Sin embargo, como aparece demostrado al comienzo de este traba-
que Silliman llama la "escena" poética. El colectivo aparece plasma-
jo, estas ventajas ya eran apreciadas por un crítico modernista como
do en sus proyectos editoriales autónomos, auto financiados y que
Rufino Blanco Fombona, quien veía en la piratería un mal necesa-
en muchas ocasiones revestían la forma del fanilne fotocopiado, que
rio, clave para la llegada a un público lector más amplio. La difusión
muestra una alianza momentánea de un grupo de creadores especí-
no comercial, por medio de! reparto callejero mano a mano o la in-
fico. Estos proyectos editoriales permiten, a su vez, la construcción
tervención pública, y el hallazgo de nuevos mecanismos de repro-
de redes autónomas.
ducción que, si precarios, no dejaban de ser efectivos, condujo a una
En la acrualidad, luego de la invención de internet y la web 2.0,
sacudida en el campo culrural brasileño de ese periodo. Tal vez hoy
el ejemplo de las antologías colectivas aglomeradas bajo el nombre
cueste apreciarlo, ya que en algún momento los marginalistas brasi-
de Afinidades electivas / Eiecaones afectivas, un juego de palabras con un
leños fueron absorbidos dentro del canon nacional, si bien su pre-
conocido libro de Goethe puede servir como muestra más reciente
sencia nunca ha dejado de resultar un tanto molesta. La aparición de
de este "poeméio" concebido por los marginalistas. El proyecto se
nuevas tecnologías permite saltear los límites institucionalizados que
presenta como una "curaduría autogestionada de poesía contempo-
cristalizan el campo literario, representado en su sistema editorial,
ránea", autogestionada por los propios poetas, se entiende, que a!
ser invitados tienen la potestad de, a su vez, poder invitar a otros
98 MARCOS WASEM
CILINDROS DE CERA, L1NOTIPOS, FOTOCOPIAS y PIXELS 99
poetas (suelen ser cuatro o cinco) que se van incorporando a la co-
BIBLIOGRAFÍA
lección y haciendo que a su vez crezca al invitar a nuevos integran-
tes, lo que genera un crecimiento exponencial de los textos antolo-
Arclao, Arturo, et a!' L(/ liter{Jtl/Td I/n'--~//(I)'{J del 900. Monte\·icleo: Número. 1950.
gados. Esta concepción tiene sus antecedentes en la revista argenti- Bernstein, Charles. A Poeties. Cambridge, tI.fA: I-Iarvard UP, 1992.
na de artes visuales Ramona, cuya curaduría quedaba a cargo de Blanco Fombona, Rufino. "Prefacio". Los pmgn'l/os de piedra. París: Garaier.
aquellos que habían participado en el número anterior. Pero mien- 1914. v-xliii.
tras que en Ramona había un límite espacial, que consistía en el nú- Bravo, Luis. ArlJol /lelol: poemas 1990·1998. Montevideo: Ediciones Trilce, 1998.
mero de páginas de cada ejemplar, los sitios web bajo el nombre CD-ROM.
Afinidades electivas I Elecciones cifectivas no tienen límite, y son poten- Buarquc cle I-Iollanoa, Heloisa. "A Poesia Marginal". Heloira ll"arqlle de Hollal/da.
Web. 2 Jan. 2012. http://www.hdoisabuarqucc:chollanda.com.br!a-poesia_
cialmente infinitos. La inclusión depende, en este caso, del recono- marginal!
cimiento de los pares (los poetas invitan a los poetas) y el límite, si de las Carrcras, Roberto. Cartas a EdlJlllndo lv[ontaigne. 1903-4? Manuscritos. Ins.
lo hay, es nacional: cada blog representa a un país, y hemos podido tituto de Investigaciones y Archivo Litcrario, Bibliotcca Nacional,
apreciar en estos años cómo estos blogs se han ido esparciendo Montevideo.
desde Argentina a los Estados Unidos gradualmente 7• Retomando - . ParisitlllaJ. Montevidco: Taller de Barreiro )' Ramos, 1904.
las ideas de Silliman, podría decirse que cada blog representa la "es- Domínguc7., Carlos María. El bastardo. Vida de Roberto de laJ Cam'raJ J' dI' JII fl/adrr
Clara. Buenos Aircs: Alfaguara, 2006.
cena" de un país, o, en todo caso, sus redes locales. Habría que ver,
Kuhnheim, Jill. TextHal Dismptions: Spa/lisó Afl/eriea/l Poel1)' at The E"d 01 Tbe
en todo caso, si la formación de redes es capaz en una nueva instan- TWetltietb Cenlfl/y. Austin: U ofTcxas P, 2004.
cia de romper las fronteras del estado-nación. Litvak, Lily. Espml(/ 1900: ."vfodemisfl/o, (JI¡arqllisfl/o)' fi" de siglo. Barcelona: An.
Es notorio que la tecnología cumple aquí un rol estratégico, ya thropos, 1990.
que es clave en el establecimiento de una forma de comunicación Maz7.ucchelli, Aldo. "Camafeísmo del insulto en el '900 montevideano. Herrera
entre los creadores que prescinde del intermediario editorial o del l' Reissig )' De las Carrera~ intervienen en la polémica Fcrrando-Papini".
Ma!doror. lVl'ista de la eilldar! dc lvfonte¡,ideo 24 (mayo, 2006): 36.43.
antólogo. Estas prácticas culturales sirven como espacio de experi-
- . La fl/9or de las fieras humanas. Vida de jlllio HemrtJ)' lvissig. Montcvideo: Tau-
mentación, aunque sea a escala textual, de las formas económicas rus, 2010.
del don que parecen haber sido comunes a las experiencias aquí McLuhan, Marshall. Tbe GI/tm/mg GaltL'g.· Tbe Making of'Jjpograpbic Ma", Toron-
analizadas. La pregunta que se puede volver a formular, luego del to: U ofToronto P, 1962.
análisis de estos ejemplos, es si las transformaciones tecnológicas Miranda, Alvaro. "Muestra de poesía brasileña actual: 1 - Independientes !
tendrán el impacto revolucionario que tuvo la imprenta a fines del Marginales I Alternativos". Poética. lVllisfa de CIIltura 2·3 (verano-otoño,
1985): 17-26.
siglo XV, como los análisis de Marshall McLuhan demostraron.
Olivera-WiIÜams, María Rosa. "La nueva vanguardia, tecnologia )' A'riJOlrdoZ
Asomarse al laboratorio que el lenguaje poético ha representado a lo
de Luis Bravo". Arizol1a jOl/mal of HisptJnic CI/ltllral StlldieJ 14, 1 (2011): 349-
largo de la historia en materia de incorporación tecnológica puede 360.
proporcionar algunas respuestas, ya que permite identificar los usos Rac)' Soares, Débora. "Dar, sombra, lucidez: leitura de Beijo "a Boca iluminada
concretos que se dieron a los nuevos medios. pela trajetária poética cle Cacaso e pelo éthos dc sua gcra~ao". 2011. Tcsis.
Universidad de Campinas.
Silliman, Ronald. The NeJl' Sentente. New York: Roof, 1987.

7 De hecho, en Estados Unidos se puede hablar de una importación cultural

latinoamericana, si tomamos en cuenta que su creador, Carlos Soto Román, es


de origen chileno.
REVISTA DE CRíTICA LITERARIA LATINOAMERICANA
Año XXXVIII, N° 76. Lima-Boston, 2"0 semestre de 2012, pp. 101-115

TRANSATLANTIC POETICS: POÉTICAS TRASATLÁNTICAS

Cristián Gómez O.
Case Westel71 Reseroe Universi!)'

Resumen
Trazaremos algunos de los aspectos fundamentales de una poética trasatlántica,
esto es, una mirada sobre la producción poética producida en las últimas tres o
cuatro décadas, desde el triángulo geográfico conformado por Latinoamérica,
España y los Estados Unidos. Nuestra perspectiva consiste en examinar el fe-
nómeno de esta nueV2 tendencia, donde la poesía latinoamericana (aunque el
fenómeno no se limita a este género literario) experimenta contextos inéditos
de recepción y de producción, ampliando su siempre heterogénea identidad
hasta hacerla, tal vez, irreconocible.
Palabras e/at'e: poesía, trasa;lántico, identidad, globalización, influencias, inter-
cambios,]osé Kozer, Andrés Fisher,]ulio Espinosa.

Abstraet
We will point out sorne of the fundamental aspects of Transatlantic Poetics.
Basically, what we want to address here is the poetic writing in Spanish of the
last three or [our decades, coming from the geographic triangle of Latin Ameri-
ca, Spain and USA. Our perspective is based upon the examination oE this ne\\"
tendency, a phenomenon through which Latin American Poetry (although the
phenomenon is not limited to this genre) is read in new and never addressed
before contexts of production and reception, therefore its alwa)'s heteroge-
neous identity might become unrecognizable.
Keywordr. poetry, transatlantic, identity, globalization, influences, exchanges, Jo-
sé Kozer, Andrés Fisher, Julio Espinosa.

Son varios capítulos los que componen esta novela. Sus orígenes
datan de los así llamados tiempos del descubrimiento. Pero sería al
mismo tiempo exagerado perdernos en la oscuridad de la Historia.
Incluso si Julio Ortega insiste en las políticas de identidad y el rol
que éstas juegan en la Nueva Coronica de Buen Gobiel71O de Felipe
Guaman Poma de Ayala, la crítica trasatlántica obtiene y/o identifi-
102 CRlSTIÁN GÓMEZ O. TRANSATLANTIC POETICS: POÉTICAS TRASATLANTICAS 103

ca su objeto de estudio cuando poetas y narradores, hispanistas y El credo modernista, una vez fallecido Daría en 1916, lo tomará
profesores de Literatura latinoamericana y española comienzan a Juan Ramón Jiménez, quien a su vez "volverá" a tierras americanas
entender que ese lenguaje que comparten es, también, un campo en en cuanto concluya trágicamente la Guerra Civil española y deba
común, un área de intercambios todavía por explorar, incluido el comenzar su exilio. Un periplo que incluye Estados Unidos, Cuba y
mismo Ortega en un inequívoco primer lugar. Puerto Rico, su destino final, donde alternará periodos de reclusión
Rubén Daría y Juan Ramón Jiménez se cuentan entre los prime- y retraimiento con un afán de seguir en contacto, pese a todo, con
ros que entendieron e! español de esta manera. La importación de! los poetas más jóvenes de España y de América. Y, a pesar de las
"Modernismo" desde América Latina, a finales del siglo XIX, a Es- desavenencias que en algún momento tuvieron, será Larca en su re-
paña, marca uno de esos momentos estelares donde la lengua en lación con Neruda quien continúe estos diálogos intercontinemales.
común le hace más que nunca honor al adjetivo. El desembarco de Larca y Neruda leyendo al alimón en Buenos Aires, pero también
esta estética, sin embargo, no estuvo exento de contradicciones y Huidobro y Vallejo y Larrea con la revista Favorables-Pans-Poema, pa-
retrocesos. ra no hacer mención (obligatoria, por lo demás) del desembarco
Si, por una parte, algunos autores como Ramón de! ValIe-Inclán, creacionista y sus trazos en la obra de, por ejemplo, Gerardo Diego.
Ramón de Campo amor, Gaspar Núñez de Arce y Juan Valera, entre Pero el exilio español no nos aportó sólo a Juan Ramón, sino
otros, saludaron la llegada de Ruben Daría a Europa y su reinterpre- también a León Felipe y una larga lista de intelectuales que no pue-
tación de la lengua castellana, también es cierto que hubo otros que den dejarse de lado a la hora de hacer esta especie de arqueología,
resistieron con tenacidad e! cambio que implicaba suscribir esa esté- aunque para los propósitos de la tarea de hoy, debamos postergar
tica modernista casada abiertamente con ciertos esquemas franceses, esa empresa.
lo cual era para algunos una renuncia al Vaticano peninsular: algo a Sin embargo, en esta historia de las relaciones trasatlánticas
lo cual simplemente no estaban dispuestos. ocupan un lugar esencial los estudios trasatlánticos, liderados en un~
El lugar subalterno que ocupaba Daría en esta polémica no pa- primera instancia por Julio Ortega y otros investigadores quienes
recía preocuparle al nicaragüense. Como cita María A. Salgado, asentaron las bases de! campo de estudio:

El poeta era consciente del recelo peninsular y sabía que muchas de las Frente a la globalidad definida por los ejes productores de la cultura, los es-
críticas negativas que recibía se debían al encono nacionalista con que mu- tudíos transatlánticos optaron, me parece, por forjar otros ejes de debate: el
chos intelectuales españoles percibían lo que consideraban el rechazo de los triángulo España-América Latina-Estados Unidos pertenece a la praxis, tan-
valores castizos por los jóvenes escritores de Hispanoamérica. En un to al común denominador del español, como también a las nucyas migra-
ensayo publicado en La Nación (en junio de 1897), Rubén Daría admite di- ciones, que en España como en Estados Unidos son un drama social \' un
cho rechazo, pero culpa de esta situación a España: "Hemos pecado, es horizonte del futuro. Otros ejes incluyen a Francia, r a otros paíse;, de
cierto. ¿Pero quién ha tenido la culpa sino la madre España, la cual, una vez acuerdo a la pertinencia de los textos, )' a la articulación conceptual de las
roto el vínculo primitivo, se metió en su Escorial y olvidó cuidar la simiente prácticas. Estos escenarios no son fuentes de mera influencia o intercam-
moral que aquí dejaba? Un puente de ideas habría habido de continente a bio, sino mod~los paralelos )', a veces, inclusivos de información reproce-
continente, pero no se preocupó más unión desde entonces, que la que sada y reaproptada, que parecen actualizar la historia cultural como otra ori-
podían sostener unas cuantas telarañas tendidas desde [la Real Academia de lla (onda o textura) de un presente más durable )' fluido (6).
la Lengua]" (441-442).
Es en es~ primer triángulo que señala Ortega donde quiero
El vacío español, prosigue Daría, fue llenado por otros: "Naves, ahond~r, debIdo fundamentalmente al nuevo tipo de escritura que
hombres e ideas de otros países llegaron a nuestras tierras y noso- se h3 Ido creando a partir de esa simbiosis entre Latinoamérica "
tros nos fuimos olvidando también poco a poco de España" (442). España como proveedores y Estados Unidos como el receptácul~
104 CruSTlAN GÓMEZ O. TRANSATLANTlC POETICS: POÉTICAS TRASATLANTICAS 105

laboral e inmigratorio donde se ha gestado esta ¿nueva? poesía, nica en Queens College. Su caso puede ofrecernos algunas pistas en
aunque no son polos estáticos, como ya hemos visto. Si hay una torno al asentamiento de una voz diferenciada en el panorama de la
cantidad no despreciable de poetas españoles enseñando lenguaje y literatura que se escribe en EEUU, especialmente porque se trata de
literatura en Estados Unidos, también hay poetas españoles que han una transculturación doble, como señala M. A. Zapata en su ensayo
fructíferamente migrado hacia el sur (como Juan Carlos Mestre en sobre la obra de! cubano.
Concepción y, también, el profesor y poeta escocés Niall Binns) y En este texto, Zapata subraya la doble inmigración por las que
asimismo poetas latinoamericanos que se han asentado con mayor o pasa o experimenta, aun cuando de manera vicaria, Kozer. Hijo de
menor fortuna en lo que antaño era la Madre Patria y ahora tal vez inmigrantes judíos (checos y polacos), una vez consolidado e! régi-
una provincia ultramarina de nuestro continente. El mismo Roberto men de Fide! Castro, deciden emigrar una vez más, ahora hacia Es-
Bolaño, sin ir más lejos, sería un ejemplo pata físico y peripatético de tados Unidos, en 1960. Esta extrañeza, en e! caso de Kozer, será
ese re-descubrimiento. fundamentalmente extrañeza de la lengua. En su poema "Gramática
Cuando a Mónica de La Torre y a mí nos tocó hacernos cargo de papá", el hablante subraya esas dificultades lingüísticas, de voca-
de Malditos latinos) malditos sudacas (2009), la antología de poesía ibe- bulario y sintaxis, de pronunciación y conjugaciones que coactaban
roamericana made in USA publicada por El Billar de Lucrecia, nos o problematizaban los circuitos de comunicación para su padre.
encontramos con un corpus de estudio independiente y con reglas
propias. Nos preguntábamos en e! prólogo de ese libro: Había que ver a este emigrante balbucir verbos de yiddish a español,
había que verlo er.tre esquelas y planas y bolcheviques historias
¿Hablamos aquí de literatura latinoamericana, de literatura chicana (o de su naufragar frente a sus hijos,
relación con el mundo chicana, con el cual necesariamente está emparen- su bochorno en la ccHe se parapetaba tras el dialecto de los gallegos,
tado), de otra literarura, de otro universo simbólico, con imaginario e iden- la mercancía de los c. talanes,
tidades propias?, ¿quién caraja son los integrantes de esta (¿nueva?) litera- se desplomaba contundente entre los andrajos de sus dislocadas, conju-
tura?, ¿los mexicanos que muchas veces suelen ser la metonimia perfecta gaciones,
para borrar de un plumazo la diversidad del continente?, ¿los inmigrantes, decía va por voy, ponga por pongo, se zumbaba las preposiciones,
los nacidos aquí en Estados Unidos?, ¿los que escriben en castellano, en y pronunciaba foi, joives decía)' la calle resbalaba,
spanglish, en inglés?, ¿los que escriben en español Y en inglés? ¿Los que suerte funesta déspota la burla se despilfarra por las esquinas,
publican sólo en Latinoamérica, en los Estados Unidos, o aquellos que y era que el emigrante se enredaba con los verbos,
logran de uno a otro extremo en la cuerda floja tendida entre ambos territo- descargaba furibunda acumulación de escollos en la penuria de trabalenguas
rios? ¿Por qué la insistencia, además, de seguir designando el área que com- (en Heredia 43).
prendería esta literarura en términos geopolíticos? (8).
Pero no se trata únicamente de obstáculos para darse entender,
Esta es una realidad en formación que requiere necesariamente de aprender a conciencia el idioma. Como plantea Aida Heredia,
de esquemas novedosos para aproximarse a ella. El corpus de esta
poesía multilingüe, para empezar con los problemas metodológicos, La cuestión del lenguaje que el exilio plantea recibe un hondo tratamiento
es cada vez más amplio. Una piedra de toque dentro de él, sin em- en la pieza "Gramática de papá". Kozer describe la angustia del padre en
términos de una mezcla confusa de yiddsih -la lengua nativa de éste- \' es-
bargo, que no se puede pasar por alto si no queremos invalidar
pañol. Hay un paralelo entre esta proyección de la figura paterna y la ~uto­
cualquiera de nuestras conclusiones, es la obra de! cubano avecin- descripción del yo poético en función de la palabra [... j. El "balbucir "er-
dado en Nueva York José Kozer (1940). Autor de una larga lista de b.os de yiddish a español" es la frase matriz de la cual se desprenden las \'a-
libros de poesía que han concitado, especialmente a partir de la dé- !Iantes gue cuentan la aflicción y des hacimiento del padre. A la mezcla de
cada de los 80, una importante resonancia crítica, Kozer llegó a NY i~o~~s se suma el expresivo vocabulario empleado por el hijo en la des-
en 1960 y durante años fue profesor de Lengua y Literatura Hispá- c!lpclOn del lenguaje del padre ("los andrajos de sus dislocadas conju-
106 CRISTlAN GÓMEZ O. TRANSATLANTIC Pormcs: POliTICAS TIV\SATLANTICAS 107

gacioncs", "descargaba furibunda acumulación de esc~llos") co~ lo c,ual se mediados de los 60. Son los inicios de la Revolución cubana, y un
nos ofrece un cuadro preciso del desgarramiento de este. La sl,tuaclOn. del cubano exiliado, máxime en Estados Unidos, no caería muy bien en
padre no cambia con su llegada a Cuba, país donde se radica; alll sIgue sIen- esa década en que la izquierda cultural latinoamericana mantuyo una
do víctima del menosprecio (49).
incondicional luna de miel con la empresa encabezada por Fide!.
En un artículo que trata de Lezama y la empresa transatlántica,
De igual modo, no es un dato menor la carga simbó.~ca que.llc;a
Julio Ortega esboza esa diferencia con la que el autor de Dador con-
en sí un idioma como el yiddish. Lengua franca de la Dlaspora ¡udla,
tribuye desde la escritura a crear algo que no está en las tradiciones
el yiddish ha sabido soportar los diferentes pogroms .~e los judíos de
de las que se vale y modifica. "De la inteligencia de la misal a los
Europa oriental. En el poema de Kozer, su refracclon ante la mer-
placeres de la mesa,! el rayo vital no cesa/ de engrandecerse con la
cadería catalana y el dialecto gallego es como una Torre de Babel del
vista", escribe Lezama en la primera éstrofa de su bien conocido
desarraigo, según Heredia, quien identifica el verbo "na~~ragar" con
"Himno de la luz nuestra"; eso le basta, sin embargo, a Ortega, para
el hipotético fracaso para proveer el sustento de la famIlia, por una
subrayar cómo ese himno de origen clásico busca moverse en otras
parte, pero también con naufragar en el río mentado al fi,na~ del
aguas, cómo abre nuevas rutas y posibilidades combinatorias, sin
poema, "último padecía para siempre impedido entr~ las la?nmas
sentirse limitado por el linaje de su fuente.
del Niemen, fin de Polonia", donde no se puede abduclI el sUjeto de
Ese proceso de epifanías que es el poema de Lezama, incorpora
su destino ni olvidar de la violencia que lo persigue.
y no anula los polos de la misa y la mesa, dando lugar a la "luz nues-
El mismo Kozer ha dado testimonio fidedigno de esas partidas y
tra" (eso que, poeríamos decir provisoriamente, es el agregado ame-
esas llegadas al comienzo de su etapa neoyorkina. En una entrevista
ricano) a cambio del Olimpo clásico. El entramado festivo (Ortega)
con Mario Pera, el poeta atestigua cómo la doble transculturación es
es terreno para el milagro, que quiere decir ver más. La inteligencia y
por sobre todo una cuestión de lenguaje:
su capacidad de re-ligar, de reunir bajo nuevas banderas aquello que
Salgo en 1960 de mi país, me voy de inmediato a Nueva York, )' ahí, por a simple vista parecía ajeno, gracias al rayo de lo vivo, reivindica y
supuesto, sigo escribiendo. Pero me ocurren dos cosas: la primera, pi~rd? el conjuga como un verbo los placeres de la mesa. Así, Lezama agrega
idioma, el castellano mío se deteriora, no es que fuera en Cuba mu)' álgido, más tarde: "El halo canónigo de la trucha/ hiere la uva del ponien-
pero en aquel Nueva York donde no se hablaba ni una papa de español, te./ Diga la luz que nos escucha/ la compañía del astro sonriente".
pierdo no sólo fluidez, pierdo el sentido del castellano, ahor~ re~~plazado El sol como un crisol, la suma donde las ceremonias se armonizan
por un inglés, en aquel entonces deficiente y maluco. Un mdiVlduo qU,e sin perder sus esencias.
quiere hacer poesía y que no tiene idioma, imagínate lo que eso represento.
El inglés, además de cancanean te, no me acompaña, ya que no puedo, tal Resulta curioso que un desplazado permanente, como Kozer (si
vez apenas se puede hacer poesía en un idioma ajeno al idioma materno no en términos biográficos, sí en términos escriturales), haga del es-
(sin pág.) pacio físico de la casa uno de los epicentros de su mundo textual. Si
la explicación a esta paradoja aparente la encontramos en Zapata,
Sin embargo, no hablamos aquí tampoco de un asunto que se cuando plantea con palabras de Bachelard que "la casa es, más aún
redujera a la escasa adaptabilidad de este sujeto en tránsito, sino que que el paisaje, un estado de alma" (321), tampoco podemos dejar de
también hay otras coerciones o lirnitantes desde un punto de vista subrayar que esa casa lo acompañará en ese desarraigo. La casa, o el
aun más práctico, si cabe. Kozer arguye, junto con la anterior, otras desarraigo, entonces, viene a ser uno de los ejes conductores de un
razones para haber publicado su primer libro (Padres y otras profesio- libro como Carece de causa, que Kozer publicara en 1987 y que a no-
nes, 1972) de manera más o menos tardía, pasados los treinta años. ,sotros nos interesa particularmente aquí, en tanto se reúnen allí
Según él (y concordamos por completo con el autor en este aspec- poemas que despliegan toda esa gama de matices de quien enseña su
to), un cubano fuera de Cuba no lo tenía muy fácil para publicar a hogar como una invención o un lugar de paso o un recuerdo.
108 CRISTIAN GÓMEZ O. TRANSATLANTIC POETICS: POÉTICAS TRASATI..ANTICAS 109

Aun cuando hay en este conjunto, poemas que serían mucho 1987, por lo que podemos datar estos poemas en una época donde
más gráficos a la hora de ilustrar lo que hemos venido diciendo so- e! fin de la Guerra Fría aún era difícil de anticipar, donde el periodo
bre Kozer (textos como los incluidos en "Díptico de la casa", o especial todavía no llegaba y la promiscuidad entre Miami y la isla
aquellos dedicados a su entorno familiar, a saber: "La unión", "Mo- no era la de hoy. No obstante ello, la ofrenda permanente que nos
tete", "Desposorio" y "Testimonio del sastre", entre muchos otros), propone Carece de causa es un paso ineludible en la creación y la ins-
nos parece mejor por ahora establecer un puente entre esas abun- talación de este corpus.
dancias de Lezama en su "Himno para la luz nuestra" y "Las retri- Jorge Rodríguez Padrón plantea que
buciones", poema con que se abre Carece de causa. En este último, los
comensales se reúnen en torno a una mesa donde se mastica, pero No es casualidad -tampoco una fácil rccurrcncia- que muchos de los poe-
es poco lo que se come, el vino se derrama en las paredes y el ritual mas de Carece de causa (como tantos en la obra de José Kozer) repitan el mo-
tivo temático de la ofrenda, de la invitación a la mesa puesta, con los man-
de sacrificar a la vaca parece exceder las posibilidades del carnicero.
jares al alcance, dispuestos para ser colIÚdos. Escena cotidiana que aquí
La cena está en e! patio, pero la noche es e! veredicto de la ciudad trasciende su vulgaridad repetitiva, orientada sólo a la consumación y con-
enmudecida: sólo al amanecer se podrá recuperar algo. En un libro sUlIÚsión de satisfacciones inmediatas, para alcanzar la ilulIÚnación original
como Carece de causa, donde las casas están ahí para ser abandonadas que en ella se contiene; una sabiduría nacida de esa encamación de las cosas
y, en consecuencia, también las ciudades están para dejarlas atrás, un (91).
poema como "Las retribuciones" abre la puerta para que ese animal
a punto de ser devorado, esa vaca de los contornos, no sea otra cosa La ofrenda que en e! caso de Kozer está siempre servida en una
que e! país perdido, esa Cuba que se menciona como un origen y casa que es todo evocación, nos entrega la posibilidad de imaginar
está dividida en tantos pedazos como el animal: "El país está dividi- otros territorios originarios y de ponerlos al mismo tiempo entre
do en seis partes iguales en dieciséis partes (iguales) está dividido./ paréntesis. Si la errancia es su condición, entonces la tenue linea que
Igual está dividida la vaca descuartizada, nos representa" (139). No nos une a ese origen necesita re-estudiarse. La casa, como decía Ba-
es gratuito que hagamos el alcance entre esa mesa puesta en el poe- chelard, más aún que e! paisaje, es un estado de alma.
ma de Kozer y los versos citados de Lezama. En Carece de causa, ese Indagando esta senda, nos encontramos con otros poetas cuyas
animal abre y cierra un libro que es a la vez evocación y ofrenda, ce- filiaciones y afiliaciones no son definitivas ni inherentes, sino qu~ se
remonia del recuerdo que intenta una recreación desde la distancia. encuentran por ahora en permanente definición. Podríamos nom-
Esa distancia es lo que para nosotros inaugura estas nuevas poéticas brar una serie de nombres que comparten este espacio de transición,
que englobamos bajo la etiqueta, siempre insuficiente, de trasatlánti- entre otros los de Niall Binns, Benito del Pliego, Mónica de la To-
cas. La ambigüedad es la imprescindible marca de fábrica que Kozer rre, Pedro Montealegre. En un estudio más acabado esperemos "dar
le impone a esta poética. Ese animal dividido en seis o dieciséis par- c.uenta" de ellos. Por lo pronto, nos centraremos, debido a las poé-
tes aparece precisamente en un poema como "Las coníferas al norte tlcas estrechamente compartidas, en dos poetas que hacen de! trán-
son plantas perpetuas", texto en e! que el mentado país se torna elu- sito y la contemplación de éste, el centro de sus quehaceres, como
sivo en la medida en que esas coníferas (de! norte, de EEUU, si son Julio Espinosa y Andrés Fisher.
leemos entre líneas) no se encuentran en la Cuba originaria de los . De! primero nos enfocaremos en su sintaxis asfalto (2010), título
desplazamientos y el origen familiar, esa Cuba de! recuerdo efímero, sintomático que indica perentoriamente los ajustes que necesita la
en oposición a esas hojas perennes. palabra para im~uirse de las nuevas territorialidades que inaugura y
La posibilidad de! regreso, al final del libro, es eso: una pregunta, l~ ,rodea~: De Ftsher, producto de la homogeneidad de su produc-
una posibilidad que no clausura ni tampoco anticipa ningún diálogo. Clon poe~ca, nos p.arece .que Senes (2010), libro editado en España y
Pero tampoco podemos olvidar que e! libro de Kozer se publica en donde reune la caSI totalidad de sus títulos publicados, da con la de-

--------------- ~--- _.~


1[1)

(!L Fisber. EIl I:~II: sentido, no creel1lO~ 1l1()S frentc ;¡ U1l;l 1H..'gociaci('lll bipartita, ni el hi"'p:I1¡j~lll() !)t!lllc d.l~
lo:, te:-.tos (k uno y otro (ÚSL\ b Ctlellta cabal ¡h' (Ina obr:l C01l1(l la de i\ndrC~ h . . lwr "IC-"U;:"!()", ell
e:-,cllalido.::- ele y la objcti\"Hbd <:scueta de (erc:lní:l ello, tamp()co de la de Benito del Plil'.l!0) 111 el btI1HJ,!mLTiC:,lll~n~(1
quc, como pn-:te:ndcl1los SC11:1!ar con toths las prueba" del C:l:'O, de- puede arrogarse para SI el discurso elc Juli() 1·::'plll(l~:l ~111 n1l'n()~(.l­
vi<:m: <:n un;) suerte de confratcrni(bd poética, un comp:lrtir punt()~ har ~:lS jl{)slhi¡idade:-. signiriC;lti\·a~ (le: cs!(" últim(J. 1,:0, p(lr e~() (lUl·
de yist:1 que no se 11l11lta :1 la página, I ~ste es UIl punto U1 el que (Iui- nr)s tnlneS:l kL'r su P()l'~ía de carreter,lS ln ~U' 1ll0111L'n¡r)~
siera abund:1r, antl~~ de entrar de lleno en el comentarlO textll:11. T:11 de ,su)1Clposici(":l, de cr:lce elltre esos. tle C:a~tll!.l (lUC h . . her
\·e;.-. porque L::-.IO ES el c()mL:11lario textual, porque: L:\ textO no tenni- descnhe con I1llr:l(b Illt1l1malista y la s!nt:l:'\i~ qUL· L~pl11(l"',1 re ClC,1
na, como cn.:cmos, t:n los hordes de la púgilla. para .su trúllsito :lLltollHlyilístico-tl'xtual ("Tr:1llai(l~ en 1:1 C,lne[C~.l
Flsher y Espinosa, pero no sólo Fishcr y Espinosa, han recorrido amp)¡ando el margen/ dI.' la hoja", 42).
un periplo de exilios más o menos \"()Iuntarios (111l' L:n poet11:1 dl' Fishcr, sintOIl1:1tlclllWntc' tltul:ldo '·\·:tíl:KIOI1L·'"
comparten poco () saIYo título, con el exilio políticl> de l.;l- ~obrl" un pocm:1 de .I0ao Cahral de ~ld() i\"l'tn: ri()~;--;!í1 di ... cur~() ') ci
tino;l11léric;l en 1m 00 y lns 7(). La conciencia dl' un mundo globali- di::-curso de los ríos", l'~ donde nw parece (¡llC se alean:-:I Iln:l ll1:l\·nr
/.adu que e:n sus care:ncia~ h;) provocado corriente:s migrat()ri;¡~ que cl'fcanía e11l1"l' cst()~ poeta::. Cito un frag1llclltf) dcl p(ll'm:l: .
pueden ser "isus como U!l:l nece::-.idad, pero tambit!l como una
bendición, ha posibilitado d nacimiento d<.: n1..H':Y:lS cilHbdanías lllLII-
tipks y por I.kf¡nici('lll di\'ns:1~, en las qUl.' la~ lvngu:ls mcnores ("'l'- l.a palabLl y la ~()l"!il"1l1l" l"~tallcad:l": l"\p('i()~ ¡h· ... ,
gún DclCl..l/.l' y C;u:1t1;lri) comienzan a l'rosionar el canon lingüístico, ml~m:(\ al1lc 1.1 IrrUpCl('Jll del caudal dl~("ur~i\·().
pero supongo que t:lmbitn a ilH:()rp()rar!o en sí mismas. Fst;l~ ¡rans-
],:1 ~ill;)"I~ ¡(¡(:I dI" 1I1lIí(J: ~lll"alld:ll dl""1l1l:11l1)!·~,d[).
naCi()l1:llidadcs y cstas trans-tl:rritorialiebdes son las que: han gl'ner:t- \u !é:-,.ico agoj)il":lIlle
do paulatinamcnte un corpus po~tiC() con cualidadt:::- prnpi:ls que
aquí nos proponemos ~ornt:ramente eshonr. l\lgo dt: l'SO y:l hemos in,
hecho con ko/.er. Por su partc. Julio Espinns:1 y Andri:s Fishl:r FI di, CU¡ ... () de un río: la dccon ... ¡rlllCiún <.k :1Fll:1 \
(omp:ulel1 su doble n:1.cionalidad chileno-esp;ltlob ~in 'luC ninguno \·oclblo'" ljt'C componen ~u .'
L'¡¡;¡ ri:l(!:-t (Iue rC:lt:l o reúne:
de los dos resida en su lugar de origen (Espinosa en ¡~spai1.:l, hsher llllerlIl.(
¡k otro lo.:ll~tI:ljL' (Ille reqahkcc el ((/»).
yendo y yiniendo l'ntre l\Iaclrid y B()()[H~, en "\Jorth Carolina): esto,
que en otras circl1nstancia~ no pasaría de ser un lhto mer;l11lelltc
Por su parle, toda la tlIsecci('J11 tlue llact: Espinosa r(l!1(];¡ l·n
anecd{lticu, 1( l hemos tr;lído a colación en unto esu(s) escritllr:l(s)
torno a la carretera IllISlna antes que al \'iaje, () tal \ el" sirnph:m~¡w,:
no están disociadas de su lugar de producción y circulaCión. Com-
SI.' trate de una c1ab()1";\da metonimia tIlle a yeces contrapone· cuitur:,
prendo que e:-.ta última ase\·eración pueda parecer un truismo (toela
poesí:1, casi como si fueu un lugar común, puede afirmar~e (lLH': e:,tá
y natl1rale~.:I y, en otras, pan.'cie:ra rl'unirb~ l'll t:::l' espacio dc h il11:1-
gt:n l¡Ul' solo puede crc:tr el pO<':!1l:l. ¡~l juego c()mi~tl' :Hluí l'l1 ll1()ri-
relacionada directa () indirectzll11ente con ::-.u lug:lr tk origen); sin
emb:lrgo, en el elsn de r0t.:u~ como Fi~her y E~rino~~ cobra e"pe-
~l'rar lo ljlll' de otro modo podría ser Ull manitllleÍ..;]n(l propio de un
ci:11 relcv;lncl:1, en [:lnto sus potticas hacen de esa cxtt":llleza el C(.'[1- l~nsmo trasnochado y malentendido: ¡':spinosa eSlllliY:l ~- ~Ilpn,l l·]
ell~lll'f\(l .al m:lllte!1er un tono llcutn) (llle tUl 1111enta ni dctlH)ni/:~r el
tro de su lexl u:1lidad, explícita o implícitamente. Para Utllizar las P;l-
lahms de Julio Oneg:l, se ¡r:lmria ele un "klbit:lt heten'JCli!o", :1 c;lha-
:l~talt() 111 exornar b ~latllralcza, [)or el contrario, el h:lhblltc p,m:cc
110 entre lenguas y territorios en utU rcarticubclón comtantc domk e:.nte.lh~er t]ue cllalquu.:r rl"dllcciol1i~1Jl() lo condllClría :1 un c:dk¡('l::
Sltl s~llda:
los tspacios de ltgitirnidad son :lhor:l múltipks, Como si estu\"iér;¡-
112 CRISTIAN GÓMEZ O. TRANSATJ.ANTIC POETICS: POÉTICAS TRASATJ.ANTICAS 113

¿Avanza tendidamente colectivo, tanto como de aquella poesía que está a


el autobús contracorriente de aquel estilo experiencial y más visible y, por qué
la carretera
o e! universo?
no decirlo, publicitado. Esa estética a contracorriente, que Vicente
Luis Mora (2007) llama "Poéticas críticas, resistentes, o de la otre-
¿Ve más o dad", ofrece un panorama bastante más alentador que aquel presen-
el que transita tado por lo que podríamos llamar e! establishment lírico de la España
el oscuro texto contemporánea, que asociamos con Montero y otros autores como
del asfalto Felipe Benítez Reyes.
o e! transparente
de! sendero? Sin embargo, esta poesía crítica, en la que se encuentran autores
tan destacados como Enrique Falcón, Antonio Orihuela, Antonio
Absurdas preguntas Méndez Rubio o Jorge Reichmann, adolece en ocasiones de los
para una absurda mismos males que aquella poesía de la experiencia o de la otra sen-
escritura (39). timentalidad, id est, una confianza excesiva en la palabra (aunque por
motivos radicalmente opuestos) que la pone al servicio de un men-
Si bien hay una negatividad evidente en muchos de estos poe- saje Oa experiencia personal en algunos casos, la denuncia social en
mas, con un tono a medio camino entre e! road mome y e! discurso otros) y, en definitiva, degradándola o privándola de todas sus posi-
ecológico, pareciera que e! hablante de esos textos se asienta en un bilidades de sentido'.
escepticismo cuya inscripción está en la escualidez y la brevedad de En la introducción que escribe para Senes, Benito de! Pliego se-
sus versos y poemas. Por sobre todo, se asienta en la creencia (im- ñala que en la escritura de Fisher "podría comprobarse la preocupa-
plícita al leer estos poemas) de que la única forma de acceder a esos ción central por cuestionar la noción conformista de la realidad" (en
viajes entre Zaragoza y Madrid (nos dejamos llevar, por un minuto, Fisher 10); esto es, la poesía como un arma de conocimiento (antes
por una inclinación biográfica), a esa realidad de! paisaje español es que, necesariamente, de futuro, aunque esto último no esté descar-
a través del texto, que para conocer aquello que "pasa por los costa- tado en ningún momento por Fisher), donde el yo que conoce es
dos" (38), hay que reconocer primero la mutua influencia entre e! ahora un su!eto que debe ser re-examinado y estudiado, cómo y
paisaje y la imaginación que tenemos del mismo: "La página/ del quién conoce, en lugar de una autobiografía en verso que nunca se
paisaje/ y la ventanal de un libro/ Dos partes/ de un espejo/ que ha cuestionado e! proceso de tal autobiografía. Pero también señala
hay que cruzar" (32).
del Pliego que la poesía de Senes se ubica en lugares intersticiales,
Esta estética, donde la voz es permanentemente mediada por las entre la identificación y el desapego. Para de! Pliego (otro poeta es-
formas de representación elegidas y/o disponibles por/para ambos pañol que vive y escribe desde EEUU, a quien mucho de lo dicho
poetas, resulta ser una forma de extrañeza dentro de! panorama de por nosotros también podría aplicárse!e),
la lírica española de hoy, al menos de ese panorama dominado por
lo que se ha dado en denominar (erróneamente creemos) "poesía de
la experiencia", o la nueva sentimentalidad y cuyo más genuino re- , Dicho esto, compartimos a cabalidad lo escrito por Vicente Luis Mora
presentante lo encontramos ,en gente como Luis García Montero y cuando plantea que, en cualquier caso, "si tengo que elegir entre los plantea-
mientos de esta poesía de resistencia crítica y los posibilistas cantos al capita-
otros. Sin querer entrar en un análisis exhaustivo de esta poética lismo rampante de la poesía de la normalidad, cuya desideologización (o falsa
acendrada en el circuito editorial español, sí podemos señalar que ideologia) coincide con la del aparato multinacional, financiero y comurucacio-
escrituras como las de Espinosa y Fisher se distancian de esa pre- nal triunfante, me quedo con la primera, desde luego, aunque sólo sea porque
tensión de hablar a través de un yo semi-autobiográfico y mal en- no se ha rendido, y porque sus lecciones de ética civil pueden sostenerse con la
conciencia tranquila" (2007).

-_._- ........
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114 CRlSTIÁN GÓMEZ O. TRANSATLANTIC POETICS: POI'.TICAS TRASATLANTICAS 115

¿Se considera todavía un café con leche o ya es un latte?


(Luján, en De la Torre y Gómez 153-154)
este tipo de posicionamiento [... ] desde distintas perspectivas teóricas, se
ha interpretado como propio de la escritura exílica (Said, Bauman, Bhabh~);
o también como una forma de enfrentarse críticamente a la sociedad desde Una de las claves de la perspectiva trasatlántica es que un texto
presupuestos rigurosamente poéticos (Ménde7. Rubio). Todas estas concep- desbordará su marco local, tensionando esos posibles escenarios de
ciones parecen más que adecuadas para interpretar la trayectoria de Fisher, inserción, pero también de desarraigo, produciendo en consecuencia
especialmente si se toma en consideración el devenir vital que acompaña la otro tipo de significaciones, hoy facilitadas por las nuevas situacio-
elaboración de esta obra2. Su posicionamiento nos enfrenta a la necesidad
de reconocer la fractura que se produce desde el lenguaje, la fractura que nes geopolíticas.
podría frustrar los intentos de controlar la unanimidad acrítica que el len- Todo esto presupone que los espacios de diálogo abiertos sean
guaje es capaz de generar desde ciertas posiciones de poder (en Fisher 13). de suyo heterogéneos, móviles, contradictorios y, en ciertos casos,
utópicos: al menos imagínar ese lugar trasatlántico es ya una forma
Ese tipo de fractura es el que nos interesa, ya que esa grieta, gap de empezar a serlo: hacerlo.
O interludio, también hemos podido rastrearla en otras geografías,
simbólicas y cartográficas. Es el caso, por ejemplo, de la poesía es- BIBLIOGRAFÍA
crita en español en EEUU, tema que daría para otro ensayo comple-
to, pero que aquí queremos citar, aun cuando someramente, para De la Torre, Mónica, )' GÓme7. Olivares, Cristián, eds. Malditos latillos. !l/olditos
SI/dacas. México, DF: El Billar de Lucrecia, 2009.
acentuar esa tricontinentalidad de la que hablaba Ortega. En la ya
Espinosa,Julio. sintaxis asfalto. Tarazona: Ediciones Olifante, 20tO.
mentada antología Malditos latinos, malditos sudacas, el caso de esa es- Fisher, Andrés. Series. Madrid: Amargord ediciones, 20tO.
tética "bisagra" o de posicionamiento indeciso, para usar la termino- Heredia, Aída. La poesía de José Kozer: de la mta a las cq}as chillaS. Madrid: V crbum,
logía de Benito del Pliego, encuentra modos de reapropiación inédi- 1994.
tos cuando Román Luján, poeta mexicano avecindado en California, Kozer, José. "Hacer poesía, desde el principio fue para mi escurrirme de Cro-
propone una geotextualidad de corte diferente, donde se ponen en nos'·, entrevista con Mario Pera. En http://la-com·encion.
blogs?ot.com/20 12/01/ entrevista -al-poeta -jose-kozer-hacer.h tml
tensión los polos de un discurso que en algún minuto se quiso en-
Mora, Vicente Luis. http://vicenteluismora.blogspot.com/2007/10/poticas-
tender maniqueamente y que ha terminado por revelar su hábitat crticas-tesistentes-o-de-la.html
heteróclito (Ortega 2). Ortega, Julio. "Crítica Trasatlántica en el siglo A.'\T', en
En su poema "Racimos", incluido en la citada compilación, Lu- http://blogs.brown.edu/ciudad_literaria/2011/03/23/critica-
ján presenta una larga lista de preguntas (de un hablante en todo transatlantica-en-el-siglo-xxi/
momento neutro) que subrayan la permanente negociación que este http://blogs.brown.edu/ ciudad_literaria/2011 /03/22/lezama-lima-y-Ia-
último y su hipotética comunidad deben establecer con esos lugares teoria-transatlantica/
Rodríguez Padrón, Jorge. "CAUCE DE COMUNION: CARECE DE
intersticiales que este mexicano en California puede compartir ahora CAUSA DEJOSE KOZER". Inti: revÍJta de líteratl/ra hispánica 29 (1989): 89-
con un poeta como Fisher. 99.
Salgado, María A. "Del Modernismo y sus puntas de lanza en el transatlantismo
¿Por qué usan guantes blancos para hojear los pasaportes? hispano: Rubén Darío y Juan Ramón Jiménez". Hispal1ia 92, 3 (2009): 439-
¿Por qué jamás se rozan en los elevadores? 448.
¿Cómo van a coger si apenas se conocen? Zapata, Miguel Ángel. "Avispero de Forest Hills: la poesía de José Kozer,
1983-1993". Re¡Jista de Crítica Literaria Latinoamericana 58 (2003): 317-337.

2 Andrés Fisher nació en EEUU, creció en Chile, pero sn vida adulta ha


transcurrido mayoritariamente en España y, posteriormente, en EEUU, donde
actualmente reside y trabaja.

i
!

-l~~- - ~. ---------------_
REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICAN1\
Año X.XXVIII, N° 76. Lima-Bostan, 2Ju semestre de 2012, pp. 117-142

NEO BARROCO EN TRES COMPASES

Susana CelIa
Universidad de BUfI10s Aires

Resumen
A partir de diferentes puntos de vista o teorizaciones sobre rasgos del llamado
neobarroco en relación con la historia de la poesía latinoamericana)' las poéti-
cas, se considera que esta tendencia se presenta simultáneamente diferente de la
vanguardia y del tradicionalismo, de modo tal que entabla una relación singular
con las formas de ruptura y con el legado literario. El propósito de este ensayo
es efectuar un análisis textual como base para ampliar}' aportar a la interpreta-
ción de la poética neo barroca. El punto de partida es un corpus de poemas de
tres poctas incluidos en esta serie: el cubano Severo Sardu}' (como iniciador de
h poética, además de teórico de la misma); el argentino Néstor Perlongher y su
propuesta de un barroco rioplatense (en una relación marcada con el ámbito y
tradiciones de la región) que denominó "neobarroso", y el uruguayo Eduardo
Esp;na, en la búsqueda permanente de la forma poética según una estructura-
ción precisa de la deriva significante.
Palabrar clave: poesía latinoamericana contemporánea, neobarroco, vanguardia y
tradición, Severo Sarduy, Néstor Perlongher, Eduardo Espina.

Abstraet
Taking ioto account the various points of view or theories regarding the 50-
called neo barroco in relation to the rustory of Latin American Poetry and poetics,
we consider trus tendency to be different from both Modernism and Tradition,
but with a particular relationship with rupture and litera!)' legac)'. This essay
intends to provide a textual analysis in order lO enlarge and contribute to the
interpretations of the neobaroque poetics. The point of departure are the Cu-
ban Severo Sarduy as the beginning of trus poetics; the Argentine Néstor Per-
longher and his linking to lhe environment and regional traditions (lUo de la
Plata and neobarroso) and the Uruguayan Eduardo Espina in rus unending search
for a poetic form based on a precise structure of the significant drift.
Krywords: Contemporary Latin American Poetry, Neobaroque, Modernism and
Tradition, Severo Sarduy, Néstor Perlongher, Eduardo Espina.
118 SUSANA CELLA NEOBARROCO EN TRES COMPASES 119

Mrontes de la letra, en la transversal del discurrir transmutati- proclamación de "lo nuevo" (yen su contexto podría decirse, inelu-
vo de los anclajes insoslayables en letra, cifra y cuerpo dible), propio de las posturas vanguardistas, con su profusión de is-
mos (y aquí destacamos la importancia del sufijo, tal vez como gesto
Los prefijos suelen tener algo de incómodo cuando al querer se- inverso respecto de lo dicho anteriormente respecto de neos)' posts) ,
ñalar, sea una novedad (los neo) o una posterioridad (los pos~, remi- la atención a la historia -no sólo literaria- y la inscripción en ella en
ten de manera directa a lo que sigue ahí, sustanciado, como aquello la propuesta neobarroca se postula como zona diferencial respecto
respecto de lo que se anuncia un viraje. Neorromanticismo, neocla- de una más que utópica idea de corte absoluto, que ni siquiera las
sicismo, postmodernismo, postmodernidad, han circulado y circulan propias vanguardias mantuvieron en la diacronía, cabe señalarl.
para definir poéticas o periodos en la historia literaria que parecen La poética neobarroca, incorporada a veces a contextos ineyita-
no hallar el específico nombre que los defina, o bien, que buscan bIes, pero no decididamente exactos, precisos o generalizabl.es, p~­
-en la permanencia de eso prefijado- hacer manifiesta una relación. dría definirse sólo parcialmente y como posible amarre para 1r haCia
Ésta bien puede ser en los neo-, al mismo tiempo una semejanza los textos desde "la nueva inestabilidad" que posibilita senderos
(por la persistencia del nombre) y una diferencia (declarada en el que, lejos de bifurcarse, o aun de trifulcarse (Vallejo), se plurifurcan,
prefijo), mientras que en los post- quizá sea algo así como el corte y tal vez por eso, tantas vinculaciones que fértilmente su propuesta
con lo que antecedió con cierto rasgo más o menos marcado de re- alienta. En tanto que un neorromanticismo o un coloquialismo tra-
chazo. Ornar Calabrese, en sus tratos con el neo y el post provee una zarían un espacio más que acotado, el neobarroco pone en movi-
posible interpretación, que desde luego no puede soslayarse, en tan- miento no sólo la revisitación de! barroco clásico, sino también las
to hipótesis y sugerencia, en tanto una brecha para andar por los teorías muy varias y polisémicas de lo que encierra el nombre de
caminos que como él mismo dice: "La decadencia de ciertas formas postmodernidad (visto e! barroco en relación conflictiva con tan po-
de la racionalidad no puede tener como consecuencia la liquidación lémica categoría), sin dejar de considerar el fecundo intem7ezzo del
de la racionalidad, sino sólo la búsqueda de formas de racionalidad Modernismo (en su vertiente hispanoamericana rubendariana), la
diferentes y más adecuadas a lo contemporáneo" (13). Neobarroco modernidad, el estructuralismo, las teorías del texto y el llamado
postmoderno -con su carga de prefijos- intenta desentenderse de las postestructuralismo.
cuantiosas definiciones de lo postmoderno (que parecen como un En el caso del neobar::oco, la ecuación semejanza/diferencia se
texto de Tlon, una teoría y su refutación) para establecer un lugar, sostiene mediante la valoración de un no poco polémico término
aquel en el que, semejante al periodo barroco clásico, los saberes de (ensalzado y menospreciado según quién y desde dónde lo enuncia),
la ciencia, del sujeto, de! arte, de las cosmogonías, inscriben esa con- como si se volviera a una poética potente para trazar un sistema de
flictiva y critica situación que llevó a Arnold Hauser a precisiones comparaciones entre tiempos: el siglo XVII y el XX con sus para-
sobre barroco y maniensmo. digmas cognitivos, sus imaginarios, sus referentes y experiencias
Según Hauser, hablando de Manierismo, "la tradición no es más que, para el neobarroco, incluyen los caminos recorridos por la lite-
que una defensa contra la novedad demasiado impetuosa, sentida ratura en las tajantes inflexiones de no menos de tres o cuatro si-
como un principio de vida pero a la vez de destrucción" (11). Carac- glos, a lo que habría que agregar, aunque con reservas, cierta acele-
terización oportuna para hacer referencia al neobarroco, precisa- ración histórica,
mente, en lo relativo a sus relaciones con una tradición que no sólo
tiene que ver con las ya conocidas rupturas frente a una, digamos,
clasicidad poética, sino también, con algo que, en el momento de su I Brevemente, los prefijos no dejan de destacar lo que queda como núcleo
emergencia, estaba incorporado a los sustratos artísticos: las van- (modernidad, barroco, etc.). Los sufijos ponen de relieve aquello que se enca-
guardias históricas. A diferencia de los gestos inaugurales y de la rama como propuesta y se proclama como tendencia y adhesión: futurismo,
surrealismo, expresionismo, creacionismo.

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120 SUSANA CELLi\ NEOBARROCO EN TRES COMPASES 121

El carácter singular del neobarroco no sólo está en que su modo erigido como iniciador de una poética -que bien incluye una cos-
de operar no es similar al de otros neó', sino también en que eso de movisión- que Sarduy teorizará sin dejar de apelar a referencias más
nuevo que puede anunciar no es idéntico al "nuevo" de las van- bien ex,trañas a Lezama como el psicoanálisis lacaniano. Sin embar-
guardias. Porque no se postula, ni podría hacerlo -teniendo en go, si hay un proclamado heredero, podría decirse que se configura
cuenta que el fenómeno vanguardista tuvo su tiempo y sus condi- un padre del que en sigilosas aventuras se huye deseoso de instaurar
ciones de emergencia- como una vanguardia, pero tampoco como una poética otra que no olvida ni puede la huella que persiste. Arte
el gesto retro de un movimiento literario Oa incidencia temporal no de la Contraconquista, según Lezama, el barroco histórico, nuestro
deja de estar presente). Precisamente ese neo la ratifica, de ahí que barroco, es respuesta y testimonio del hecho doloroso de la ocupa-
sea imposible pensar en una reposición a-histórica! esencial de lo ción del territorio según premisas de un colonizador, es el apodera-
que opera como referencia, y en tanto tal, sujeta a transformación, miento de las armas del conquistador para transmutarlas por inser-
operación claramente distinta de las "recuperaciones" arcaizantes y, ción en otro cuerpo.
por otra parte, imposibles, de poéticas anteriores. En todo caso, lo El significante "barroco" soporta referencias varias, la perla irre-
que aparece como espacio común es la necesidad (expresiva y esté- gular, el conglomerado rocoso, el trabajo de orfebrería y un tipo de
tica) de revisar el contexto en el cual pudieron darse ciertas produc- silogismo complejo y, juntamente, una historia de apologías y recha-
ciones artísticas, lo que lleva a confrontar esencialidades y precisos zos, estos últimos en la oposición a mesura y equilibrio clásicos, o
contextos, ahistoricidad vs. Historia. bien en favor de soslayar lo que no sería otra cosa que mera decora-
Severo Sarduy encuentra en la palabra retombé el nombre para se- ción. Pero además, están los paradigmas e imaginarios, es decir, la
ñalar el peculiar movimiento que realiza la poética neobarroca. El postulación de un barroco con precisión de fechas y lugares, o bien
orden y la racionalidad del barroco (al que casi paradójicamente se un barroco como constante artística atravesando el tiempo y el es-
denomina "clásico") inevitablemente se trastocan ante los puntos de pacio, manifestándose en todo aquello que convoque a la desmesu-
viraje en el conocimiento en un lapso de tres siglos, habida cuenta ra, la abundancia, la. proliferación. Las argumentaciones conforman
del espesor y las huellas del pasado. Si las concepciones respecto del un importante y nad~ desatendible corpus. A esos lances entre clasi-
tiempo, del sujeto, de la razón y del mundo han cambiado, lo que cismos y barroco, barroco esencial y barroco histórico, se suma la
aporta una revuelta (y no se me escapa todo lo que este término in- teorización sarduyana, pero más, el aspecto polémico vuelve respec-
volucra3), como la del neo barroco, es la explicitación misma dellu- to ya no, o no solamente, del barroco, sino ante la postulación y
gar desde donde se lee aquella poderosa tradición, sus procederes, emergencia de la poética neo barroca.
premisas, concreciones artísticas y sujeciones. He aquí el intento de hacer hablar a algunos textos que en ella se
Menos estentóreo que Rubén Darío cuando se reconoce como encuadran para ver -y la visión es rasgo primordial si de barroco
líder (no sin precursores, valga su reconocimiento a José Martí, el hablamos- en las superficies textuales, aquello que pudo caber en
padre) del Modernismo hispanoamericano, Severo Sarduy arma, en reflexiones. Como respecto de la elipse de Kepler, la lectura se
lo que refiere la anécdota, una genealogía quasi extrema: Sarduy es a mueve entre el punto iluminado y el oscuro, en tensión, tensión que
Lezama, como Lezama es a Góngora, como Góngora es a Dios. era justamente para Lezama uno de los rasgos definitorios del ba-
Antecesor y a la vez contemporáneo de Sarduy, Lezama Lima queda rroco, tensión que se manifiesta, quizá en grado mayor, entre los
elementos constitutivos del texto poético en las variaciones de ten-
2 Valga como ejemplo, la propuesta de un "neorromanticismo" en intento sión, en los tonos y atonalidades.
(ciertamente utópico) de retorno a un pasado anterior a la experiencia de la Quizá por esta imprecisa asociación de armonía y melodía, surge
vanguardia, expresión de una ideología conservadora. el hablar de tres compases, como unidades de tiempo (entre las lí-
3 Considero las reflexiones de Julia Kristeva, en particular en su libro Sentido
J simentido de la revuelta. neas verticales de cada compás) y con clave y cambio de clave. Al

I
--~~-
122 SUSANA CELLA NEOBARROCO EN TRES COMPASES 123

repasar algo de teoría musical, en particular lo concerniente al bajo Teniendo en cuenta que estamos aquí frente a una cuestión sus-
continuo en la música barroca, se evidencia un eco suscitado por un tentada en intervenciones numerosas -aunque no homogéneas-
comentario de Gustavo Guerrero que, me parece, alude bien al tra- respecto de! neobarroco', el camino que se propone es de algún
zado del árbol familiar que encarece las sabias herencias: "aprender modo inverso a un encuadre del tema a partir del cual ese l1ea obtie-
a oír esa voz Oa de Lezama en el encuentro que tuvieron en La Ha- ne explicaciones e interpretaciones. En algo que podría denominar-
bana) y a entender cabalmente lo que decían no aquellas palabras, se cita con notas al pie, lo que me propongo es abordar algunas de
sino e! fraseo de aquellas palabras, no e! significado sino la música de las producciones textuales de tres autores, que se inscriben en esta
cada sílaba, fue, sin duda, una de las conquistas mayores de! escritor poética, una poética justamente diversa, muy diversa de las "poéti-
Severo Sarduy" (Guerrero, "Severo Sarduy ... " 13)'. cas" (Boileau), para dar cuenta, precisamente, de la renuencia a una
Esto nos deja un espacio para asociar ese proyecto a las fugas razón ordenadora e instrumental y, en cambio, adentrarse en los
barrocas: creado un motivo, lo canta una voz, la otra lo retoma, la desniveles, meandros, laberintos, fractos, de una razón otra. De ahí
primera hace variaciones, etc. El bajo continuo, anclaje, pero sin es- que no haya ni una serie ni menos una antelación y prosecución,
pecificación de! contrapunto, hace que siempre encontremos algo nada de aquello que podría abarcar alguna historia de la literatura,
así como dos nudos interrelacionándose en la música atonal, que con precursores y demás, sino una suerte de sinécdoque ensa)istica
precisamente se deshace de la dominante. Con y contra esto mismo, en la presentación de emergentes de esa poética, que precisamente,
estaría erigiéndose una poética. Supertonal, plurifónica (es decir, en sus variables confirma sus supuestos.
vinculada a una polifonía ya advertida para la literatura), dodecafó-
nica, en sintonía, en fin, con los paradigmas emergentes en las artes Abducciones, callsalidad oblicua. Severo Sarduy
y las ciencias desde los abruptos o menos abruptos cortes/conti-
nuidades acaecidos a partir de las vanguardias históricas, respecto de Padre de la criatura, podría decirse de Sarduy, si se considera que
todo lo cual (en continuidad/ cambio/ contrapunto/viraje) el neoba- fue e! cubano quien encaró en veta ensayística las cuestiones impli-
rroco arma su particular dimensión. Ni vanguardia ni tradicionalis- cadas en una reflexión que a la vez que incluía su propia propuesta,
mo, ni nava, ni retro, ni superación progresiva, e! neobarroco parece alcanzaba mayores extensiones. Del mismo modo, si de poética es-
introducir la disyunción no excluyente (vanguardia/tradición) y tamos hablando, y si en este caso se trata de focalizar algo de la tex-
desacralizar la mera ruptura como virtud, para afondar, o navegar en tualidad sarduyana, dentro de lo que cae en el llamado "género poe-
lo que no son sino tesoros y reliquias de acopios y pérdidas. sía", de ese peculiar conjunto que recibió e! nombre de lírica (cE.
Guerrero, Teorías de la lírica), no sólo surgen aquellos reparos que en
4 Hallo en esto una linea interpretativa respecto de la relación entre Lezama e! ensayo "El ideograma y el deseo. La poesía de Severo Sarduy" hi-
y Sarduy en cuanto a sus confluencias como a sus divergencias y en lo relativo a ciera Andrés Sánchez Robayna (en Sarduy, Obra completa 1551-1552),
la construcción de un linaje. Según Guerrero, "el maestro habanero forma parte sino también el mismo carnina que recorrió en un lapso no menor
de ella [de la obra de Sarduy], no sólo como ese aliento secreto que pasa de una de unos cuarenta años (sonetos publicados en El Cafl1agü~'allo, 1954,
página a otra, de un libro a otro, no sólo como un paradigma integrador de la
cultura cubana o como JI/ente primera de l/na estética neabarroca [subrayado mío]. Para
a U11 testigo perenney delatado, 1993) (Robayna en Sarduy 1552).
Sarduy, Lezama fue también un destino, tal y como él mismo llegó a entenderlo Si bien su partida de Cuba a Europa en 1959 por una beca con-
casi tres décadas después de aquel encuentro en el Auditórium de La Habana cedida por el gobierno revolucionario es señalada como un hito, un
(1959): 'quizá heredar a Lezama sea, sobre todo, asumir su pasión, en los dos
sentidos del término: vocación indestructible, dedicación y padecimiento, ago-
rúa. Heredero es también el que, en el relámpago de la lectura, se apodera de \ Aunque con menos extensividad y más acotado en sus alcances, el tér-
esa soledad"'. Sonora soledad, cabria agregar, soledad efusiva, irradiante, y qui- mino neobarroco también soporta (en el doble sentido de la palabra) una ex-
zá en esto pueda establecerse la divisoria entre filiaciones e imposturas. tensa carga significante comparable, modestamente, con postmodrmidad.
124 SUSANA CELLA NEORARROCO EN TRES COMPASES 125

punto de viraje que lo coloca en un ámbito diferente, vale. destacar, mento preciso en que se está postulando una crítica como discurso
quizá una vez más, que la relación continuidad/ruptura es Ju~tam.en­ con derecho propio, para la cual en todo caso, el texto otro, el rlfen'do
te eso, una relación, cuyos términos se hallan mutuamente implica- era impulsión de una intertextualidad, no del comentario, ní menos
dos y no son excluyentes. y esto, en la propia experiencia sarduya- de la aplicación de talo cual perspectiva que redujera a la crítica, des-
na condice con las mismas características de la poética neo barroca pojándola de su propio carácter de puesta en crisis, revisión de los
(g~sto de recuperación que no puede sino hacerse desde un lugar supuestos, a mero producto derivado. Quizá, aventuro, algo de esto
diferencial), lo que en la obra queda inscrito, la tradición (revisitada, circuló, dados sus diálogos y vínculos, en la escritura (plurigenérica)
reformulada), el tejido que se arma entre la tradición y lo que de ella de Sarduy. Una tensa referencia:lidad (textual y experiencial) que no
se aprehende y se transforma, y el carácter diferencial de una palabra hace sino manifestar la relación entre aquello primordial de la len-
poética no desarraigada. La poética neobarroca asume un lugar d.e gua, en sus pactos con lo imaginario y lo simbólico.
iconoclasia relativo, en tanto se revuelve en el magma de la tradi- La poesía araña los procesos primarios. Simultáneamente, está
ción, y no sin conflicto, sino como exploración crítica del pasado y poniendo en escena, en escrito (corporal) "los combates entre la
presente literario, asumiendo afIrmaciones y rechazos. causalidad y lo incondicionado", al decir de Lezama, que, por otras
En el corpus poético strictu senso de Sarduy, encontramos una he- vías que no eran las del psicoanálisis o de las teorías textualistas (que
terogeneidad (si de visión de escuelas o parámetros más o menos más bien o desconocía o rechazaba), tentaba grabar en el espacio
fIjados se tratara) que puede resultar sorprendente. Las proclamadas poemático como en la extensión ensayística, lo que fuera distintivo,
diferencias se hallan sustentadas en la revisión y valoración de algo peculiar y primordialmente signifIcativo de la poesía, su lengua, su
que, como sustrato, como incidencia aguijoneante del Jugar, lugar estatuto, su presencia, su hacerse y proyectarse.
que bien podría pensarse como el punto en que alguien que realiza Por tanto, en un movimiento de repaso y anclaje que tiene en
trayectos múltiples -lo que lo pone en contacto directo y experien- cuenta herencias y fundaciones, y las aventuras de lo insular (cu-
cial con culturas diversas, tanto las incursiones europeas como las bano, ya que hay otras islas) en el océano de las culturas puede foca-
visitas orientales- mira y escribe desde el emplazamiento que no es lizarse la transhumancia sarduyana como incitación, adscripción y
otro que su propio espacio heim (familiar/extraño simultáneamen- viraje respecto del barroco lezamiano. Visión y entrevisión, tacto y
te6), desde la lengua materna y matricial, la particular circunstancia lectura táctil, ojo y mirada, constituyen dos experiencias que se plu-
americana, cubana, como continuidad que bien podría pensarse en rifurcan no sólo por aquello que acopian y leen, sino también por
visión caleidoscópica que en ese tránsito de geometrías y colores va las variables en cuanto a referencias que también sirven para situar-
a dar con lo mismo, por la potencia de la instauración de una mis- nos en la circunstancia espacio temporal de ambos y en la relación
midad o permanencia de lo poético. que los vincula. Veamos:
y en sintonía, su literatura no iba a ser "ancilar" o derivada de
los parámetros "centrales" (aun de estéticas como la barroca, por-
que justamente, respecto de ella, está la reivindicación de lo que ba-
rroco es, adviene y se transforma según un sustrato y un magma di-
ferencial, suelo y culturas americanas), en tanto lo que queda puesto
en marcha, en juego, en el placer del juego y en lo que tiene de lance
y jugada, es discurso, simultáneamente estético y crítico en el mo-

6 Me refiero a la relación familiar/extraño, HeimlichjUnheimlich según Freud,


en ''Lo siniestro".

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126 SUSANA CEIl.A N EOflARROCO EN TRES COMPASES 127

COMO UNA PIEDRA NEGRA ovoide -y no círculo- blanco, silencio espacial, lugar de acallamien-
(de Flamenco, en Big Bang)7 to para dar forma al espacio sin llenar, posibilita la disposición en
dos trazos curvados, a partir de una suerte de vértice, comparante
sin comparado (¿qué tipo de metáfora podría sugerir?). La equiva-
lencia se deshace, al no remitirnos a un comparado, claro que inme-
diatamente, dos simultáneas imágenes parecen inducir analogía, por
COMO UNA PIEDRA NEGRA
un lado ("sobre la calla sombra") y e! emplazamiento del contraste:
sobre la calla sombra piedra negra sobre piedra blanca. (¿son los efectos de fondo y for-
SOBRE UNA PIEDRA BLANCA
añil de los jardines ma, de negro y blanco sugeridos por las pinturas de Franz Kline?~.
COMO FIBRA DE VIDRIO
en los sonoros patios La escena trazada va a desplegarse en los desplazamientos. Si
TAPANDO UNA VENTANA
elegimos la secuencia de la parte izquierda, e! encabalgamiento re-
las letras se repiten
llERREruA BARROCA fuerza h continuidad: "sobre la cal la sombra/ añil de los jardi-
formando una cenefa
SOBRE LA CAL LA SOMBRA nes ... " emplazando un espacio, donde las palabras son materia e-
Oas palabras son muros) quiparable a las piedras, "las palabras son muros", piedra y letra (a la
COLORES DILATADOS
la espiral de la frase vez) desencadenando un sistema analógico e isomorfo, que va a dar
allljarse, una cúpula a "la exactitud del agua". Del otro lado (suplementario) las reitera-
ARABescos HERALD'O",'iI.
la página, una sala
ciones Oetra, cal, muros) podrían pensarse como una contra exhibi-
ción de lo qUé, cifrado, quizá, se dice en el otro trazo (sin oh-idar
(el palacio es un libro)
desde luego, que ambos no tienen rasgo de primacía y posterioridad,
a la vez piedra y letra
ESCRlBIENDO lAS
de jerarquía, sino que son, conjuntamente, en el supremo intento de
pensamiento y soporte mostrar en simultaneidad -sabiendo de las regulaciones de la letra,
arnÜtzón y sentido de la sucesión sintagmática- los que acuden a dibujar la figura, a ex-
SOBRE LOS MUROS BLANCOS
la escritura va'armando plicar esa comparación advenida e instalada como, una vez más,
edificios de signo.
SI LOS DlBtljOS CAMBIAN
vértice, de la figura, indisolublemente compuesta de un lado y otro
REVERSO DE LA LUZ que confluyen en e! vértice inferior). Si juntáramos los extremos, la
las letras se repiten
PARA MEDIR EL DiA piedra negra se asocia con la exactitud del agua: minerales presen-
el palacio es un libro
la exactitud del agua
8 Franz Klinc (1910-1962) fue un pintor norteamericano incluido en la ten-

dencia denominada "expresionismo abstracto". Al igual que otros contemporá-


neos, como Jackson Pollock, promovían la llamada "action painting", lo que
permitió pensar en una "action writing", no por el declarado espontaneísmo,
sino más bien por el valor acordado a lo material como sustancia significante.
La mención a Kline no sólo se relaciona con la explicitada valoración de Sarduy
La espacialidad de! texto, manifiesta, subrayada, nos presenta un respecto de estos pintores, sino por el uso del blanco y negro (por sobre la
contrapunto, que se hace gráfico en la enfrentada presencia entre las primacía del colorido). Lo que se quiere destacar aquí es que no sólo aparece el
contraste entre el color suma de los colores (blanco) sino también simultánea-
redondas de la izquierda y las versalitas de la derecha. El centro, mente el no-color (negro), que constituyen esas imágenes en las que se interro-
ga la relación fondo (blanco) y forma (negro) al punto de invertirlas. Importa
7 En Sarduy, Obras l, Poesía 52. Este poema, de FlaJ/1enco, está incluido en Big entonces "armazón y sentido! la escritura que va armando! edificios de sig-
Bong, junto con Mood Indigo, Big Bong y Otros poemas. nos ... S.S". "Como una piedra negra ... ")
128 SUSANA CEIlA NEOBARROCO EN TRES COMPASES 129

cias, estados de la materia (sólido y líquido) arrimándose y fundién- la exactitud del agua / como una piedra negra (es) sobre la cal la
dose. En el desencadenamiento de ambos "lados" están, como en sombra. Cada foco o lado recto de las parábolas jugando en esa si-
todos aquellos poemas en los cuales la puesta en escena es de direc- metría permite entonces estos enlaces con la posibilidad del foco de
ciones múltiples, no sólo presentes, sino que además parece recla- reflejar. Y si aquí el reflejo es doble, como un foco reflejándose en
mar, recorridos que no son los del habitual sintagma, sin que esto otro, podría pensarse en la sugestión de imágenes infmitas como la
resuene como obligación paradigmática'. de los espejos paralelos. Pero además, la forma (geométrica) no sólo
El con traste blanco / negro en la "herrería barroca", puede leerse permite vincular focos, sino también, realizar varios recorridos de
como eco de la imagen gongorina: "Una entre los blancos dedos hi- lectura. Los poemas de espacialidad manifiesta inducen a otras lec-
riendo negras pizarras" ("En los pinares del]úcar''), o "Negras piza- turas que no se niegan, sino que se suman a la habitual (en nuestra
rras entre blancos dedos" (Soledad Primera). La sinécdoque del cuer- cultura) de izquierda a derecha y de arriba abajo'". El recorrido sin-
po ("dedos'') en el trazo que hiende, hiere la pizarra como U? acto tagmático puede bifurcarse en dos estrofas paralelas que a la ,-ez
de escritura. La antítesis devela la puesta en juego de un sIstema pueden leerse en forma de un solo poema o como dos poemas, tri-
comparativo (relación de semejanza/diferencia en base cromática y furcarse por ejemplo en el poema a continuación del que estamos
táctil) que vincula ambos elementos, señalando al mismo tiempo la tratando ("Este río ... ), marcar disimetrías en el paralelismo (como
materialidad de cada uno, su especificidad (carne, pizarra), y por aquí en TIENTOS), extremar el dibujo mediante el poema (en el estilo
otra parte, además de una suerte de inversión, siguiendo la metáfora de Vh:ente Huidobro u Oliverio Girondo) para mostrar una suene
escrituraria: pizarra negra en lugar del blanco de la página. Sin em- de figura (geométrica, insisto). En ella los versos parecen a la vez
bargo, esa ecuación encuentra una deriva en la piedra blanca. Y trazar una especie de paralelogramo cuya superficie interior no
además el blanco (del papel sin grafos) se halla en cambio en el cen- constituye un blanco, amontonarse, como en exasperación Centre
tro del poema, en un trazado que recuerda una doble forma parabó- molinos árabes''). En el caso de COMO UNA PIEDRA NEGRA, es posi-
lica. Tal vez podría pensarse en dos parábolas (en sentido matemáti- ble también una lectura en virtualmente infinito rodar. Podemos
co) dispuestas en simetría especular (espejo que duplica, refleja, in- leer según la pauta habitual, que aquí remarco sin cambiar la grafía:
vierte) superior e inferior, por lo cual la disposición espacial en la
página supondría los blancos correspondientes como directrices de como una piedra negra (en versalita) (a la derecha)
la/ s figura/ s en tanto sus focos quedarían marcados por el primero sobre la calla sombra
y último versos, puestos en relación contrastiva (marcada en la gra- sobre una piedra blanca (en versalita) (a la derecha)
ahí en los jardines
fía): COMO UNA PIEDRA NEGRA/ la exactitud del agua (SOBRE UNA
como fibra de vidrio (en versalita) (a la derecha)
PIEDRA BLANCA/ sobre la cal la sombra), lo que puede pensarse
en los sonoros patios
como un conjunto de elisiones múltiples: como una piedra blanca es tapando una ventana (en versalita) (a la derecha)

9 En este sentido, una propuesta como la de RomanJakobson en Ensqyos de


,o Al decir "manifiesta", me refiero a que todo poema (aun si está apoyado
poética y en un caso junto con Lévi-Strauss, surge en tanto inherencia del análisis en la musicalidad) tiene una espacialidad peculiar, una particular disposición en
lingüístico-poético, método en el que subyace la idea de que el lenguaje poético la página, que bien puede ser regular, alineada en un margen, y aun estar confi-
es resultante de la dominancia de una de las funciones del lenguaje Oa "función gurada como prosa (poema en prosa). En los caligramas )' poemas donde lo
poética", precisamente, que desplaza "el eje sintagmático al eje paradigmático", visual queda como elemento marcado y se suscitan otras direcciones de lectura
lo que, si de funciones hablamos, permitiría el análisis de los textos poéticos significaciones por tipografía, etc., se está trabajando con este rasgo dcllenguaj~
dentro de las pautas lingüísticas). El plus que no quedaría abarcado en ella da poético: la importancia de su configuración en la página. Tal vez se trata de un
cuenta, siquiera provisoriamente, de ese plus que toma imposible la total inclu- rasgo que lo diferencia de la prosa (salvo, desde luego, en aquellos casos en que
sión del texto poético en la lingüística. la prosa se sirve de este rasgo poético en una intersección genérica).
130 SUSANA CELLA
NEOBARROCO EN TRES cm,lPASES 131
las letras se repiten
La curvatura a su vez propone otro recorrido, así que el poema
herrería barroca (en versalita) (a la derecha)
formando una cenefa p.uede.leer~e en un cOllfilluum comenzando por el foco superior, ha-
sobre la calla sombra ... (en versalita) (a la derecha) cIa el Infenor y luego hacia arriba, lo que invierte e! modo habitual
de arriba hacia ~bajo. Los versos siguen concatenándose, llegan al
Se destaca entonces la regularidad marcada en el uso del heptasí- otro extremo e mvocan la reiteración virtualmente incesante. Asi-
labo que se mantiene a lo largo de todo el poema y así como la con- mismo, partir d~1 extremo inferior hacia el superior, siguiendo una u
catenación de ambas series enlazados los versos de una y otra. Si- otra serie, se aViene con las propuestas de transgredir la lectura en
multáneamente, el poema exhibe sus diferencias respecto de una lo.s concretistas brasileros. El efecto de multiplicación de los reco-
forma tradicional, pero soterrada y firmemente las mantiene. Por rridos ~n este poema semeja una explosión continua, un big bang
otra parte, también hace uso de repeticiones anafóricas: "sobre la cal susceptible de ampliarse en el trazado de segmentos que liguen ver-
la sombra" que destaca en ese blanco y negro antes señalado, una ;,os de una y otr~ serie, surcando el blanco central. Así, por ejemplo:
suerte de inversión, no sólo en el aspecto cromático, sino también lar letras se repiten! TAPANDO UNA VENTANA" (verso número cua-
de los elementos: "Oas palabras son muros)", el paréntesis sirve para tro de cada serie), "a la vez piedra y letra! SOBRE CAMPO DE CAL"
marcar una suerte de conclusión o hipótesis, no sólo por el tipo de (versos 11 y 11), o bien deslizando esa correspondencia: "SOBRE LOS
enunciado asertivo (y con el verbo "ser" propio de una definición), MUROS BLANCOS! edificios de signos" (14 y 15 respectivamente). En
sino también porque se reitera con efecto de refuerzo en "(e! pala- este p.oema encontramos como sujeto a la escritura (elisión de la
cio es un libro)", por otra parte luego reiterado sin los paréntesis, carnahdad entonces, para quedar comprehendida en ese sustantivo
casi en el foco inferior de la figura (geométrica). Conclusiones e hi- abarcad~r, portador de sus componentes Oengua, deseo, palabra,
pótesis a las que se agregan en esta lectura sintagmática habitual en tr~zo, histOria), como sujeto (sujetado a ellos) y metaforizado en
que "las letras se repiten", otra definitoria y altamente condensadora mmeral y p~rtes de una casa (del lenguaje). Ni más ni menos que lo
de! conjunto: "la escritura va armando! SOBRE LOS MUROS BLAN- que propusIera Sarduy: "obliterar el significante de un sentido dado
cos! edificios de signos". Pero desde luego, también es posible leer pero no reemplazándolo por otro, sino por una cadena de signifi-
cada serie, cada curva de la doble parábola, de igual modo, de iz- c~ntes que p~ogresa metonímicamente y que termina circunscri-
quierda a derecha, atendiendo no sólo a la consecutividad, sino bIendo el SignIficante ausente, trazando una una órbita alrededor de
también a la grafía que unifica a cada parte Oa escrita en versalitas éL.':. El centro blanco remite a una ausencia, a un vacío que el horror
consta de diecisiete versos, la escrita en redonda, de dieciocho) dis- vacUl ba~roco ~ontornea, para aliviar, como dijera un compatriota
tanciada según un eje vertical. Por su parte, el horizontal nos remiti- suyo, ~liseo DIego, "la sed de lo perdido", a lo gue cabe agregar, de
ría al trazado de las dos ,parábolas (el eje que posibilita la dimensión lo perdIdo que nunca estuvo ahí.
especular de ambas); sin embargo, si el primero puede delimitarse
uniendo el primer verso con e! último, no sucede lo mismo con el Neobarroco rioplatense o neobarroso
segundo, y no sólo por la disimetría en la colocación de los versos
en cada serie, sino también por el número de versos de cada una. Qué vie~e a decir este poeta en su poesía: la disolución de la sustancia y de
Deliberadamente dispar una, no encuentra su correspondiente exac- la maten a de sus propios versos: una verdadera distopía enrarecida d~ su
contar poético (Nicolás Rosa).
to en la otra, lo que indicaría un leve ángulo de refracción que señala
la falla, justamente, de la regularidad completa. No es el círculo, sino
¿P~r.qué ne~barroJo? Estas torsiones de jade en el jadeo sonarían rebuscadas
una figura que más se aproxima a una elipse, con sus dos focos.
y fuules (brIllo hueco que tan sólo lo empaña la intrascendencia superficial)
en los ~alones. de . letras rioplatenses, desconfiados por principio de toda
troPlcalidad e Inclinados a dopar con la ilusión de profunrlidad la melan-
132 SUSANA CELLA NEOBARROCO EN TRES COMPASES 133
colía de las grandes distancias de! desarraigo. Borges ya había descalificado Las visibles aliteraciones no se mantienen constantes, sino que
e! barroco con una ironía célebre: "Es barroca la fase final de todo arte,
cuando ella exhibe y extenúa sus recursos [...]; cuando ella agota, o pretende
en e! discurrir, en el deambular de la cadena significante, van trans-
agotar, sus posibilidades y limita con su propia caricatura" (Néstor Per- formándose al establecerse enlaces variados entre los componentes,
longher, "Caribe transplatino''). hablando en primer lugar del registro fónico, además de los cambios
semánticos -sustantivos, verbos, etc.-. Así, por ejemplo, podría
Los significantes desencadenados (donde se involucran citas in- marcarse una decreciente regularidad que va desde lo que anuncia
crustadas, anáforas, coloquialismos y cultismos, portuñol, reitera- un comienzo (del texto y del andar), se sigue a la visión parcial de
ciones, asociaciones y contrastes fónicos) en que surgen ritmos más algo que constituye el lugar, es decir, de pré-ambulos I deambulas I
o menos vertiginosos son una constante en la poesía de Néstor Per- bulones I bulos, para pasar a "golosos" es decir, las aliteraciones
longher. Hule es muestra cabal de una exasperación que quizá apa- van variando, incluso en inversiones: "empala llame". Las vocales
rezca más atemperada en Aguas aéreas. Eligió filiarse al barroco I al se ~bren y cierran y las consonantes exhiben en sus repeticiones con
neobarroco, pero marcando un carácter diferencial asociado al lugar vatlantes el espectro de sus lugares en la boca, articulándose así letra
(su lugar) de emergencia, un ámbito diverso del esplendor luminoso y cuerpo en la sucesión vertiginosa de líquidas fricativas oclusiyas
de! Caribe y sobre todo una tradición literaria poco proclive a esa sonoras, sordas, labiales, dentales. Ponen en es~ena los m~vimiento~
estética. mis~os de la boca conectados con la palabra y con lo que la boca,
en .·0 que el texto deja entrever, va actuando en la escena sexual,
PREAMBULOSBARROSOS mos;:rado, en entrevisiones, en recortes, en metonimias, r se expan-
de por asociación sensorial e! gusto al olfato, los olores del bulo,
Infinitos preámbulos líricos en la canílla que no cierra, pre-ámbulos, deam-
bules, bulones en la chata florida de los bulos, golosos cotorreos en el cierre que, en las antípodas de lo agradable (orines, creolina, agror), van
del mimbre que gotea, gracia!, en esa jarcia a rascas el cimbreo, en el trazando un ámbito, ese tugurio en e! cual sin solución de continui-
bleque, de ese ruedo, de alpaca zarpullida a narigazos, la nieve o la creolina, dad los objetos ahí enganchados (y desenganchados) van exhibien-
el demorado desconcharse del cierre, en el eléctrico botón, empala lo que d~ por zonas, las desnudeces contrastando con las texturas Qaqué,
lame a lo que enjaba, encía milagrera la almorrana, espía en e! recanto de! bnn). Lo que el poema despliega en su "alud del aludir", como diría
esfínter, desafinando mandolinas al toletole de la hinchada, hincando en
Perlongher, pone en escena los escarceos, los recónditos lugares de!
leves várices de una furtiva dentellada el timo: si se huía, por los corredores
que van al calambre, al vomitorio, se rasgaba e! satén de las esperas flatulen- cuerp~ en el recóndito lugar de la mostración, desublimado, en una
tas, de las borlas de nalga abochornándose en la bombacha de laqué. Bom- espeCle de detención en el detalle de ropas, órganos, sudores. Los
beé, aspiré e! orujo en la estampida tibia, estampilla en estampas de Gobel, vocablos escatológicos se trenzan con otros registros Garcia, pececi-
lino sudado en la vertiente ácrata del soba, sobar bajo los ábacos la cuenta llo, bruma, brillo, peplos) en un magma donde la mezcla así alcanza
cristalina de la transpiración, agror marino en el azor marrano delicuesce, en cierta dimensión hiperbólica, un clímax, se diría, como lo que se al-
shampoos que se pudren en la mata, de tedio, poco usados: si el olor, olor
fiero, olor de macho en la soirée de bolas, algo peludas, inflamadas por la
c~nza en .el deambular, de ese modo, en ese espacio, en esa itineran-
inminencia del ardor, del merdar, del dolor de merdar y ser merdado en la cla de qUIenes justamente por allí deambulan.
lisura de ese acuario, llano, chato, adonde descendían en un intento fatuo . ~ste poema en prosa es el primero de un texto que retoma \"
de salvar los pececillos languidecentes, fosforescencia que se abruma, en la qUlza exaspera algunos rasgos de Alambres. El tercero, breve, es e~
bruma del brillo, en la solapa del sopapo, ocaso, en la cresta de brines, que, versos (largos y vagamente libres) que inducen algo así como una
desabotonados, corrían como peplos en bandera, rasguñando el olfato de definición:
fragancias de lágrima (en H,'¡e, de Perlongher, Poemas completos 127).
134 SUSANA CEILA N EOBARROCO EN TRES COMPASES 135

FORMAS BARROCAS mericano, y "su impuro amor por las ciudades" Qulián del Casal), y
de los, valga la paradoja, pobres lujos, oxímoron que bien puede
Las volutas de los anteparos mineralizan el desarraigo
aludir a la retórica barroca y simultáneamente a esta propuesta l1eoba-
de los volúmenes volupruosos, en claroscuros de cim-
breos. Pasa una sombra por la cascada artificial rro.rca en una condensación, donde no sólo el "neo" puede ser reYÍ-
(en Hule, de Perlongher, Poe",as co",plelos 129). sado en tanto no hay consolidado ni enunciado movimiento, escuela
o algo similar que se llamara "barroso" -si bien no dejo de tener en
"Volutas", "volúmenes", "voluptuosos" so~ formas aliterativa~ cuenta la importancia de las derivas fónicas-, sino también todo
que subrayan la derivación a partir de la semeJanza ~onora, que, SI aquello que en la tradición rioplatense y no sólo argentina, puede
en algunos casos produce un viraje en cuanto al sigruficado 00 cual a.sociarse al barro, a los ríos del estuario, con sus expresiones litera-
de paso cuestiona las relaciones fijas con los significantes!, en este nas desde la colonia -lo que nos ha sido legado- en adelante, y a lo
caso, más bien intensifica un mismo campo cuyo suelo senan rasgos que surge en esta combinatoria: rosca -con su plurisignificación que
barrocos: línea curva, voluta, volumen (en una arquitectónica de la no sólo mienta concordancia entre dos objetos que se ponen en
lengua, voluminosa, abundante), y voluptuosidad en la manifesta- r:ontacto firme-, en su acepción más general, seguridad de sujetar
ción de la sensualidad y sexualidad, del goce, el regodeo, la seduc- dos piezas según un término confluyente -la rosca y el tornillo-. Es-
ción, lo lúbrico. Pero al tiempo este poema muestra la contracara to podría verse en lo denotativo, pero también en la parte otra, o no
del barroco, lo pétreo, mineral, deriva aquí en un verbo que se torna tan otra, si se postula un régímen de no anterioridad o prevalencia",
casi incoativo, indicando un proceso interno, gradualmente hacerse de las connotaciones que según tiempos y/o lugares pueden darse.
mineral el desarraigo, que bien puede aludir a un arte desarraigado Esto es, "rosca" (como pelea o confrontación) que me atrevo a em-
de su origen (europeo), trasladado a América, como a una voluptuo- pardar con "oroficio -oro y oficio consumados"12 en Perlongher,
sidad deviniendo fósil. Por tanto, deriva en antítesis con el cimbreo Inmerso en una lengua (poética) basada en homofonías sonoras,
el movimiento que parecería ser la finalidad, el fin del arraigo, por- ambigüedades, alusiones y e1usiones dispares de la supuesta claridad
que arraigan esos volúmenes voluptuosos en otro ámbito móvil: y desambiguación de la lengua de la comunicación, como una zona
cimbrear (vibración, oscilación) que remite a un discurso que, lejos de emergencia de lo latente. Vale aclarar que aquello que surge en el
de lineal, es ondulante, y, en el primer caso, a un tránsito -de un lu- magma de lo poético no tiene un correlato sin disonancias en los
gar a otro- que se deshace de una causalidad prestablecida, de rela-
ción de anterioridad y posterioridad, que recuerda la refombé sar-
11 Barthes, SZ sobre la connotación)' sobre la denotación.
duyana. Se trata de un retorno del barroco situándose ahora en un
. 12 N'I~O l'as Rosa, en su "Tratado cuarto: sobre la reliquia" se refiere al "Reli-
cronotopo diferente, y por tanto, movilizando, haciendo móviles, cano vaclO, como corresponde a un texto horadado, sobre e! registro infinitista
las formas fijadas para regradarlas, recuperando el claroscuro que en de la másc~ra moderna, está lleno de palabras, palabras fulgurantes e irrisorias,
los ámbitos perlongherianos tienen mucho que ver con luces de ba- que parodlzan e! oro y el moro de la cornucopia -y la palabra es de Per-
rrios, de bares populares, de cine pobre, de baños inhóspitos, en fin, l~ngher- del sentido. Si el falo batiente se borda en el entramado de! vello pu-
de rincones a medias iluminados, con recovecos en penumbras. La bIano de la. madre absoluta, encuentra un margen, el margen anular del orojao
piedra irregular (etimología barroca) aparece en Perlongher como -oro y 0?C10 consum.ados-" (Rosa 47). "Que las palabras convocadas hagan de
la letra aurea, letra prIncIpesca del barroco, una letra que traviste el excremento
pedrería de joyas baratas, el espectro de los colores se ve en el colo-
en ~ro flato, que de letrillas populares -un popular /Jaroe, aquí regido por el este-
rinche de los vestidos, el brocatto se transforma en lamé, en defini- reotipo del tango el paso-doble se haga una letrilla, sólo puede suceder si -<omo
tiva, es con lo dorado y no con el oro que se cuecen las imágenes. P~rlong~er- se descubre que la significación no es la pepita de oro del senti-
La artificiosidad deliberada del barroco se enuncia apenas en una rrue~to. SInO que está reglada por la abyección de! cuerpo en una transmutación
cascada artificial, para mentar los lujos del modernismo hispanoa- alqUlrruca ?onde ca,?"esí vale por flema, '!forra por mareluelas, Jelter/ud por nmme/
pasado, esmlma por pmgo, madre romana por matrona de crepéy arro:( (Rosa 50-51).
136 SUSANA CElLA NEOBARROCO EN TRES COMPASES 137

textos ensayísticos de Perlongher respecto de cuestiones relaciona- sur, primero y ahora, de oeste a este, siguiendo en la zona rioplaten-
das con el sexo, la prostitución, la homosexualidad, etc. Me refiero se, pero en la otra orilla para tantear una peculiar experiencia neoba-
por tanto, y situándonos en ese terreno difícil de la intersección, a rroca, encontramos la poesía de Eduardo Espina. La marca yisual
aquello que tiene que ver con el estatuto propio del lenguaje poético no deja de ser distintiva aquí, pero de un modo diverso, que, podría
y lo que puede sostenerse en otras modalidades, presentarse como bien, por citar aRoman Jakobson, verse como "expectativa frustra-
necesarias (del orden de la necesidad) divergencias entre una prácti-
ca escrituraria y otra, "combate bicolor", podría decirse, para expre-
te: norte de América;· convertido en América como sinécdoque que sigue sien-
sar la complejidad de una cuestión sociocultural y política, respecto
do usada para definir costumbres, idioma y concepciones de los que asumen un
de la cual Perlongher no fue nunca ajeno". nombre muy anclado en referencia: "americanos", esto es, nativos del territorio
que en los mapas figura como Estados Unidos de Norte América) hasta "el
Yo persigue una forma: Eduardo Espina lugar más austral del mundo" próximo al polo Sur, como demostración palma-
ria de que la geografía no es un saber meramente físico, sino expresión de defi-
La cadena metonímica de significantes que constituye el discurso del "yo" niciones tramadas por el imaginario y las ideologías, empezando desde luego
se extiende de manera horizontal en el tiempo y en el espacio. Pero un fac- por el mismo nombre de América. Fue José Martí quien quiso trazar una opo-
tor importante de esta cadena significativa es el hecho de estar atada a va- sición entre una América (que no era sino Estados Unidos de Norteamérica)
rios puntos mediante metáforas. La dimensión vertical y lineal metafórica septentrional y adscrita a ciertas concepciones (que en témúnos generales pue-
de la cadena significativa va determinada por aquellos significantes que han den remitir al pragmatismo) opuestas a las del resto del continente, esa América
sido censurados de la cadena y sustituidos por otros que sirven como me- que, oponiendo un materialismo moral a un espiritualismo también moral, dife-
táforas o puntos de "anclaje" de ellos. Todos los significantes que con- renciara en su Afie/José Enrique Rodó. El resultado de las sucesÍ\-as o contras-
forman el lenguaje no son sino meros "puntos de enlace" de un significante civas, o simultáneas definiciones, no fue sino precario. Latinoamérica, una pro-
último, el cual fija e! significado de las cadenas significativas de! discurso del puesta consolidada, sigue siendo prevalente, si bien caben a esta nominación las
"yo". Es la aceptación de este significante que confiere en el yo una iden- más que evidentes observaciones respecto de que lo "latino" 0a "latinidad"
tidad propia, una plenitud de ser, cuya falta resulta en un ineludible querer- contra lo "anglosajón", como espiritualidad versus materialismo, no dialéctico
ser (Mallén 297-298). ni histórico, sino socio del pragmatismo anglosajón) no sería sino en el mejor
de los casos, cierta aspiración de élites, y, en la programación actual, un entredi-
En esta travesía nostroamericana1\ en tiempos tan cercanos co- cho o confusión, al agrupar bajo el nombre de "latinos" a un conjunto yario-
mo diversos, señalando rutas en una suerte de recorrido de norte a pinto y heterogéneo, que en todo caso tiene como común denominador, pene-
necer a algunas de las "dolorosas repúblicas" (Martí) de América Central, el Ca-
ribe y América del Sur, en las cuales sus culturas, mixturas dh-ersas de compo-
" Me refiero a las intervenciones y a la militancia política de Perlongher. nentes autóctonos (aborígenes), africanos, españoles, portugueses, más roda lo
Quizá en este punto vale estimular el estudio de una relación entre ideología y que, antes de una directriz norteña, quedó incorporado por ingleses, franceses,
poética que se deshaga de los clisés, a fin de reflexionar sobre las complejas re- alemanes, holandeses, ete., que reclaman desde luego otra definición, cuya difi-
laciones entre ambas. Complejidad que puede bien partir de "Cadáveres" o "El cultad se halla precisamente en tal heterogeneidad, la cual no es cualidad exclu-
cadáver de la Nación", lo cual implica adentrarse, desde luego, en terreno "difí- siva en América (baste revisar historias de otras culturas, incluso en Europa y
cil", el peronismo, la Revolución. en los Estados Unidos para tener un panorama de estos insoslayables proc;-
14 Quizá valga una aclaración para este adjetivo un tanto "insumiso". Se sa- s~s). Quizá lo que visibiliza en grandes contrastes este asunto es que el proceso
be y se ha discutido largamente acerca del nombre más apropiado, más "repre- VIene dándose en un in mscendo y con incidencia notable en el conjunto de mi-
sentativo", más definitorio, del enorme territorio, pluriligüe, pluricultural, ame- graci?ne~ que n? sólo afectan al subcontinente. La cuestión cultural, de pene-
ricano. Sur del Río Grande, Hispano o Iberoamérica, Indoamérica, han sido n:ncI.a, SIgnada tncluso por una lengua, ha dado lugar a la configuración e ima-
ensayos, desde perspectivas diversas y aun contradictorias respecto de lo que se gtnatlos sobre las llamadas "minorías". Al usar el término "nostroamericano"
intentaban figurar como tierra de asentamiento, promisión o aun ganancia, para variante de otro actualmente en circulación "nuestramericano", refiero al hete~
definir una parte, la más vasta en realidad, de un continente extendido desde las rogéneo espacio de parte de un continente que ostenta, como otros, su rica di-
cercanlas del Polo Norte (norte que ha mentado un ideologema polisignifican- versidad, así como sus aspiraciones de unidad.

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138 SUSANA CELLA
NEOBARROCO EN TRES COMPASES
139
da", en el efecto de regularidad (regla, como medido con regla) de lea y es al mismo tiemp d' .
o IspareJa pelea y consecuencia sería lo que
los extensos poemas como propuesta de una métrica cuantitativa no
se cuenta y ~e des/cuenta, en versos donde ni el fluven~e ni las cer-
por número de sílabas o pies, sino justamente, por la imagen trazada teras. arquenas son determinadoras de un estilo que' pod' d .
en la página, cuyo blanco queda entonces en contrapunto constante se altment d II . ' na eClfse,
b a e e as, cuando en slllcronía las repele y desde luego
con la zona ocupada por la sucesión de los versos. Una superficie co
en arlro andar, va trastocándolas. Así citar este p~ema y hacerlo'
entonces, un subrayado de la bidimensión (llanura contra horizon- como os que ant d' e ' • ,
.. , d . ece leron, en lOrma completa, posibilita no sólo la
te): alojar el intenso tramado de palabras resultante de la compleja VIS Ion e conJunt ld h .
. d . o, e es acerse de SImulaciones alentadas por la
relación de sonidos, significados, referencias y sintaxis. Una tensión,
1ll1ra a. parCIal (aun cuando no dejan de estar, en este ensayo recor-
podría decirse, menos que una delicuescencia, tensión barroca, en la
tadas c.ltas, Plero desde luego asumiendo el riesgo de los re;ortes) lo
defInición lezamiana, "que une los fragmentos". que mIenta a problemáti d l f '
La pregunta implícita, en la alusión becqueriana (¿Qué es poe- ., d
i1 USlOn ca e ragmento, la fragmentariedad y la
e un todo. .
sía?), no solamente da cuenta de aquello que es impulso (deseo) de
búsqueda (¿de encuentro?) en los caminos de un lenguaje donde to- Poesía eres (también) tú
dos sus componentes están potenciados, sino también, de 10 que (Hipo rima con periplo)

aparece como lo interrogado: una otredad que es pregunta por la La página, nebrija para pájaros,
referencia (ese otro que puede asumir configuraciones distintas, el (menos sucede en la indecisión
otro semejante, la naturaleza, la historia, los discursos). El estatuto o amanece el azur a lo sublime)
de la otredad surge en el título del siguiente poema, según la cita no la página, si por Otro Sur asoma
muy oculta, pero sí trastocada por ese "también", que justamente da con .s~rtilegios a sentirse elegida,
la pagina, su ojo estando en paz,
la amplitud de la remisión. Y por otro lado, el rápido cambio de re-
desparejo acertijo de hicoccrvos
gistro, es decir, también como paréntesis quizá aclaratorio, aunque
(y un rayo a.l resplandor oyendo).
en este segundo caso, podría pensarse, suplementario, y en una ver- Nada ha)' nI temas para entender.
tiente a la que Espina acude en algrinos de sus contrastes (se- Ante el tacto, la lentitud detenida
rio / cómico). Sin embargo, se diría, hay más: el movimiento de res- daría su borde al alba de una vez
piración cortada, sincopada, el hipo, queda por la rima, asociado al un plan de lis por los alrededore;
andar: viaje, periplo, 10 que de paso marca otra modificación: aque- dará más de una razón al silencio.
Claro será el comienzo de conejo
llo que rima con el término coloquial es un sinónimo culto de viaje a cercar la suerte con pata propia.
o trayecto, un alrededor, de la página, de los andares que va a seguir Blanco conejo a quien encuentra
el poema, que supone entonces un núcleo, por lo menos deseable, ¿o es azul su sombra en persona?
merodeado con "más de una razón para el silencio". Desde luego, Sombra de éstas contra el tiempo
ese núcleo se nota marcado en 10 elidido, como en ese gran blanco, y la más veloz al hacerlo lo hará '
media, página en blanco en cada poema. Mojado de miradas da ei destino'
por entendido al entendimiento
Un contar poético, retomando la cita de Nicolás Rosa, puede
deja go~s de esgrimas y alegría.'
implicar algo así como registros de traslados, trasmutaciones, ope- Ah, Y la Irreverencia del escriba
radas en las palabras que no dejan de estar conflictivamente alia- mientras las esdrújulas pasan de
das/peleadas con las "cosas". Pensar la palabra poética en ese desa- moda, en~endan al mensajero
fío, en un match que simultáneamente es unmatch, o sea encuentro o que por oJear tendrá radar en él.
desafío que a la vez no emparda, como dispareja pelea que no es pe- Por. ver s~ luz permanente, qué
deCir, que resero poner encima.

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NEOBARROCO EN TRES COMPASES 141
140 SUSANA CELLA

Encima del oro el orden adorna, mente, un deslizamiento entre lo concreto y esenciales términos
sirve a la raza salvada del deseo. como destino, tiempo.
Sea el olvido la bestia diferente, Todo el poema no parece sino el recuento de lo que inscrito Ya
el esporádico túnel que lleva a! quedando según los movimientos de los significantes, el modo en
cazador, a la zona al fin cazada. que se enlazan, por aliteraciones y derivaciones, los términos, confi-
Como otra canción a la trampa,
gurando la síntesis precaria si se quiere, de un imaginario dilatado,
como más a! semblante de azor
saliendo de causas casi sinceras. extenso en lo que ha ocurrido, la inminencia de lo que está por ocu-
Como, en el cine de Tarkovsky. rrir o se desea que ocurra, lo que se ve, en juego con el ojo y sus en-
Cine con cielo, lección solitaria. foques, la mirada y sus constataciones. En igual sentido, se conjugan
Por mirar a su rosa hace un rato aspectos narrativos, descriptivos y reflexivos, tocándose, como aquí
los ojos sabían de abril la mitad. en el poema "toca", le toca a alguien, lo toca y aparece como un ha-
Una toma con el mal iluminado,
do, y llama, como a una puerta se llama. Los contrastes que depara
visiones entre cumbres y bruma
que obra burlando al taparrabos la visión (blanco contra azul, luz contra sombra), aspiran a un saber,
cuando no lamentan descubrirlo, quizá a medias alcanzado, por lo mismo insta a seguir Qa caza de las
ni a! brío descubren. La Historia palabras habida cuenta también de su historia, como de la Historia
a! tiritar entre estaruras arurdía a en mayúsculas). Una suerte de espera inminente que no es pasiva,
la lantana lo que a! fin la forruna: justamente por esa ansiedad de quien no cesa de hollar el terreno,
tal mitad muerta atrapaba al azar
y su río real al mundo demuestra,
con su carga (de palabras, experiencia, saberes y toda su contrapar-
una siruación sin estar sintiéndola. tida cifrada en los interrogantes), da cuenta en el modo cifrado, un
Cuánta hora de tórax, autoría de cifrado neobarroco, medido, de la misma tarea que se ha emprendi-
días en pasado hacia los sapos a do y que no puede sino seguir su propia impulsión, para, al dar vuel-
poco de pensarlo, cuánta réplica ta como un guante, lo consabido, encontrar en lo extrañado por in-
que por arrobo libra otro drama. versión, algún punto de anclaje.
Pero hay que seguir haciéndolo,
hacer a! ser contrario a! sentido.
Ya la tala lastima las posiciones, BIBLIOGRAFÍA
las horas en fila serán estos días,
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suerte cifrada en la creencia (pata del conejo), que provee, nueva- Góngora y Argote, Luis de. Obras contplelas. Rosario: Ediciones Digitales NuC\-a
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142 SUSANACEUA

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Sard~y, Severo. Ens'!)os. Barroco; El barroco J el neobarroco. En Obra complela. ?di- Se trata de una relectura de la poesía argentina, de trazar la evolución de la
ción crítica de Gustavo Guerrero y Fran~ois Wahl. Madrid/Pans: Arcruvos, poesía neobarroca y la neo-objetivista de los 80 y 90, enfocándonos finalmente
en algunos ejemplos de la poesía reciente, especialmente los de Fabián Casas.
1999.
_. Obras 1, Poesía. Prólogo de Gustavo Guerrero. México, DI': FCE, 2007. El tema aquí no es el de sostener las etiquetas fáciles que separan a las recientes
tendencias poéticas argentinas, sino de llamar la atención al hilo conduclOr que
las enla7.a, en este caso, una persistente atención a la red de tejidos, ruidos \"
perspectivas impares que abarcan los flujos del mundo contemporáneo y \-~r
cómo la experiencia del poema regisrra este mundo a partir de la percepción
humana.
Palabra! clalle: poesía argentina, neo-objetivismo, neo-barroco, sensorio, Fabián
Casas, lo contemporáneo, tiempo presente.

Abstraet
1 propose a re-reading of Argentine poetry, tracing the evolution of both the
neo-b.arroque ~nd the neo-objectivist poetry of the 1980s and 90s, and paying
espeCIal attentlon to recent cases, particularly the poetry of Fabián Casas. 1 do
not necessarily endorse the use of easy labels to differentiate recent Argentine
poetic tendencies; rather, 1 underline the links that connect them. In this case_
the links will be dear through the analysis of the net of singular sounds and
perspectives that indude the flux of the contemporary world and allo,," to see
how the experience of the poem registers this world based upon human
perception.
KeylIJords-. Argentine poet:ry, neo-objetivism, neo-barroque, sensorium, Fabián
Casas, the contemporary, present time.

Georg Simmel explora la curiosa relación moderna que sostene-


mos con los objetos. Para este pensador resulta más interesante la
dimensión de resistencia que los objetos oponen a nuestro deseo
que el deleite que ellos incitan. El objeto nos elude, explica, ponien-
144 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORANEA ARGENTINA 145

do de relieve la distancia que habitualmente nos separa de las "co- caban en la superficie del texto--'. Otros oponen el objetivismo a la
sas". Nos quedamos, por lo tanto, en estado de leve inquietud, espe- impronta neorromántica, herencia de los años 40, que apareció nue-
rando el momento de capturar el objeto y subyugarlo bajo nuestro vamente en los 70 y que fue especialmente difundida en los prime-
control. Pero aún más, mientras los objetos se niegan a ser poseí- ros números de la revista ÚltiTllo Reino (su número inaugural es de
dos, desafían nuestros esfuerzos por interpretarlos. En estas condi- 1979) y donde el intimismo del hablante poético se hacía oír a trayés
ciones, el posible discurso hermenéutico llega a un callejón sin sali- de los murmullos y susurros y por medio del cuidadoso ritmo que
da. Sin embargo, persistimos; la resistencia nos atrae y propulsa la envolvía al poema.
idea de un futuro encuentro. De ahí, el sueño de una prometida re- Desde otro punto de vista, se puede decir que e! neo-
dención que reconozca, por un lado, la autonomía de los objetos y, objetivismo de los 90 continúa en la vena de algunos escritores que
por el otro, el momento en que nuestra identidad se vea transforma- comenzaban en los 80: en este caso, es imposible no pensar en las
da por las cosas nombradas. La poesía, con frecuencia, se ocupa de propuestas del Diano de Poesía, cuyos integrantes -Daniel Samoi-
este encuentro deseado. Desde las vanguardias históricas de los a- lovich, Jorge Aulicino, Martín Prieto, D.G. Helder, entre otros- ya
ños 20, para cuyos autores el "shock de lo nuevo" figuraba de ma- defendían en poesía la recuperación de una voz fluida, sin excesos ~.
nera central, hasta las vanguardias del siglo XX tardío -entre ellas, en contra del desborde neobarroco; o la revista La danza del rajón
los poetas del neobarroco y el neo-objetivismo, para quienes la cosi- donde se celebraba -en homenaje a la generación del 60- la impor-
ficación del mundo es un punto de partida-, la observación de tancia del lenguaje coloquial'. El neo-objetivismo comparte con sus
Simmel sigue todavía vigente. predecesores las distintas maneras de registrar el gran entorno;
En este ensayo, quiero enfocar el estudio de las "cosas" ofre- señala los modos de percibir la ciudad, de rescatar el poder de la mi-
cidas por la poesía argentina reciente y, en especial, la poesía deno- rada, de aceptar de manera natural en que una escena terrorífica (de
minada neo-objetivista perteneciente a la generación de! 90. No se incendios, asesinatos, innumerables violaciones) acompaña una vi-
trata de una poesía que haya quitado e! énfasis al yo, como dirán ñeta simple dedicada a la tranquilidad del hogar'. Los poetas tratan
algunas voces críticas; sino que, más bien, el intercambio con los de llevar a cabo en poesía una cosificación de las palabras, aceptan-
objetos representa el punto de encuentro para explorar las super- do el sentido habitual del verbo y su capacidad de representación.
ficies, para calcular las distancias y las cercanías que nos unen, para La palabra en sí es un objeto. Respecto de esta tendencia, Daniel Sa-
pensar la fluidez del tiempo y, a consecuencia de ello, para llegar a
un yo escondido. Martín Rodríguez, poeta argentino identificado
, Para una comparación entre neo barroco y objetivismo de los 90, "er Ge-
con la rama más joven de los objetivistas, sintetiza su deseo por el novese. También Dobry, donde se comenta el objetivismo como una reacción
objeto con estos versos sencillos: "lo que parece una ruina/ tiene un contra la estética neo barroca.
alma que ahora/ toco yo solo" (13). 2 Para una mirada sintética de estos conflictos, ver Fondebrider, comp.,

Vamos a ir por partes. Si es cierto que el neo-objetivismo insiste fundamental para explorar las tensiones entre los diversos grupos poéticos en la
en registrar las "cosas", recordando la propuesta arriba señalada por Argentina, con un enfoque sostenido en los poetas de los 90. Ver en particular
el ensayo inaugural de Fondebrider, "Tres décadas de poesía argentina", 7-43.
Simmel, es igualmente cierto que se encuentra en diálogo con otras
3 En este aspecto, estoy de acuerdo con Arturo Carrera, quien, en el prólo-
tendencias poéticas de las últimas décadas. Pero algunos dirán que el go de su importante antología MOf/struos (2001), escribió que el neobarroco too
nuevo objetivismo desafía el neobarroco en el cual Néstor Perlon- davía está vivo en la nueva sensibilidad de los autores de la generación del 90:
gher, Emeterio Cerro y Arturo Carrera tantas veces incitaban a la "Ayer nomás decía el neo barroco ha muerto. Y ho)' tengo que aceptar que el
experiencia de tactilidad en el poema -el ritmo siempre palpable, el ncobarroco renace" (15). Y coincido con Ana Porrúa, quien ve desde los años
tejido de las prendas de vestir, el crujido de las telas que se desta- 80 dos tribus en competencia -neobarrocos versus objetivistas-, pero que tam-
bién reconoce la debilidad de las fronteras ideológicas que las separaban ("Una
polémica a media "0:( 7).
146 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPOR/\NEA ARGENTI:-:A 147

moilovich lo explicó bien cuando sostenía que el objetivismo "no se aludida; más que nada e! tono del final permite escuchar una apre-
~efiere a la presunción de traducir los objetos a palabras [... ] sino al ciable dosis de frustración e ironía.
Intento de crear palabras-artefactos que tengan la evidencia y la dis- Cito otra vez a Freidemberg, quien dice del objetivismo:
ponibilidad de los objetos" (18). Frente a la "estética de! cambalache
y el. revol~jo [y] horror a la fijación del sentido" observada por dejó abiertos caminos por explorar: l/al suponer que las cosas ,,;sibles del
Dame! Freldemberg con respecto al neobarroco (cit. en Carrera, "El mundo merecen respeto, aunque sea como desafío, )' que no ha)" por qué
estado de las cosas" 17) y sin la lucha intensa por vaciar el signifi- dejarlas de lado sin más ni dar por sentado que intentar registrar en las
palabras esas cosas es una empresa petulante o ridícula. 2/ al negarse a
cado de la palabra y defender la polivalencia de! signo, todo parece
aceptar como un dogma que la única manera de escribir poéticamente es
fácil en e! neo-objetivismo. "Si la poesía contemporánea que des- violentar el lenguaje, hacer decir a las palabras algo que habitualmente no
ciende de Mallarmé busca la esencia de la forma para salvar a la saben decir l... ] Todo se reduce, como resultado, a cierta narratiya pulcra o
palabra de su devaluado uso cotidiano, los poetas argentinos de los a una más o menos elegante técnica de la descripción (23).
noventa, en e! extremo opuesto, prefieren escribir una poesía en sí
misma devaluada. Su material será una palabra abiertamente desgas- No siempre sin un deseo de ampliar los límites de! lenguaje
tada: no e! oro, sino el níquel de cantos carcomidos", explica Edgar- (como en e! e:iemplo arriba citado de Martín Gambarotta), ni
~o Dobry al respecto (121). La escenificación de este proceso poé- siempre elegante. como sabemos después de haber leído algunos
tico de~ende en muchos casos de la ilimitada fascinación por la vida poemas de los 90 donde se habla de los mocos y e! chicle (en e! caso
de barno, por la VIda común, por la presencia de lo "proleta" o de Santiago Vega alias Washington Cucurto) o los ruidos de! ino-
marginal. Más aún, Alejandro Rubio, poeta joven identificado con la doro (registrados por Pabián Casas), pero sí, indudablemente, una
~enera~ión de los.90, comenta: "La lírica está muerta [... ] ¿Quién entrega a lo cotidiano aunque tenga a veces un ritmo de cófllir.
tiene tiempo, habIendo televisión por cable y FM, de escuchar e! Mi tema aquí no es e! de sostener las etiquetas fáciles que sepa-
laú~ de un joven herido de amor? [... ] Se podría decir que estamos ran a las recientes tendencias poéticas argentinas, sino de llamar la
en tiempos de barbarie" (cit. en Carrera, Monstruos 160). atención al hilo conductor que las enlaza, en este caso, una persis-
Será poesía de la vida chata, donde fluye la brisa de! aburrimien- tente atención al sensorio o percepción humana como mediadora de
to, don~.e se rehúsa e! combate por la vid~ y se respira una fatigada la experiencia del poema, tanto de los objetos y las emociones que el
aceptaclOn de los hechos tal como son. Esta realidad no obstante mismo poema intenta expresar4 • Tactilidad, sonido, mirada: son
sale de la naturaleza muerta, un cuadro aparentemente estático un~ puntos de coordinación que nos acompañan desde el neobarroco
proli~eración de sentidos, una violencia contra las formas. Vea:Uos, hasta el neo-objetivismo de hoy. Estamos entonces delante de una
por ejemplo, e! poema inicia! de Seudo, libro de Martín Gambarotta red de tejidos, ruidos y perspectivas impares que abarcan los flujos
y considerado uno de los textos claves del neo-objetivismo de los de! mundo globalizado a principios del nuevo milenio y aquí la
9?: "Un racir.n0 de bananas/ jóvenes en la canasta/ casi rectas:/ la poesía deviene el espacio para la exploración de los cinco sentidos,
cascara amarilla/ verde y sin lunares'; Cuando se acabe la fruta la para poner a prueba la libertad de! autor al afirmarse con respecto a
merluza/ los ajíes,. el té amargo, nos vamos de acá'; A cualq~ier las "cosas" que están a su alcance, para trabajar con la cosificación
lado. A las plantaCIones'; A un lugar donde no existen tenedores" de las palabras y sus efectos de representación. Más que nada,
(9). La tranquilidad del hablante frente a la escena de frutas no dista recuerda la importancia de cerrar las distancias que separan a!
mucho de! ~ono de los neorrománticos de la generación anterior hablante del mundo, de reflexionar sobre el flujo constante que
(por no deCIr los poemas tempranos de Joaquín Giannuzzi de los
años 50); pero la diferencia -y aquí quizás está la novedad de
Gambarotta- surge a partir de los dobles sentidos y la sexualidad 4 Ver sobre todo los comentarios de Jorge Aulicino, "A la espera de estu-
dios serios" en Fondebrider, comp., 57-64.
148 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORANEA ARGENTINA 149

desordena nuestro deseo. Lo que vemos entre todos -sea de los que ·atraviesan el texto por no hablar de su sintaxis lezamiana y la
neobarrocos, los neorrománticos o los objetivistas- es una común constante elisión de los significados a favor del materialismo de los
insistencia en recuperar el contacto con el entorno y el deseo de fonemas llevaron a Néstor Perlongher a referirse a lo "neobarroso"
hacerlo constar. En este sentido, el horizonte fenomenológico no tal como dejó su impronta en ambos lados del Río de la Plata. Pero
está lejos de la conciencia de los poetas recientes, recordándonos el neobarroco identificado con Perlongher no ha sido solamente
esa célebre observación ofrecida por Merleau-Ponty: "por mi cuer- una respuesta al horror lJacui respecto de la página en blanco. Al flujo
po, comprendo al otro" (203). incesante de sentidos de! así llamado neobarroso, acompaña una
Desde Perlongher hasta los poetas de hoy, los cuerpos ocupan tactilidad y sensualismo ("Érase un animal sangrante y dulce! de
un lugar central en la poesía argentina; desde los sentidos se trata de rostros numerosos! de cuyas heridas manaba la música y el sudor!
acaparar el entorno, de alcanzar una tranquila iluminación sobre el sangraba en sus deslices", 28) siempre puestos en evidencia como
yo y el mundo. Digamos entonces que la poesía reciente llega a su manera de defender al sujeto contra la sombra de su desaparición.
objeto por medio del contacto y la intensificación del oído, por Con razón, e! poema principal que ha sido identificado con el neo-
medio de la mirada y las percepciones. Y aunque hay variantes con barroco argentino es "Cadáveres" de Néstor Perlongher -una de-
respecto a los usos de la cultura letrada al lado de la cultura pop, de nuncia de las políticas de desaparición que ejercía la dictadura, pero
igual manera las impresiones se condensan a partir de los cinco también una lujosa defensa de la sobrevivencia del cuerpo-. ("En la
sentidos. Para llegar a esta propuesta y darle más densidad, primero trilla de un tre:l que nunca se detiene! En la estela de un barco que
quiero explorar estos debates que parecen armar un campo de bata- naufraga! En U11a olilla, que se desvanece! En los muelles los apea-
lla entre los poetas de tendencia neobarroca y los neo-objetivístas. deros los trampolines los malecones! Hay Cadáveres", 111). Los
En segundo lugar, haré una lectura de la poesía de Fabián Casas, objetos y los lugares persisten, el ritmo persiste; y si hay cadh·eres,
reconocido fundador de la poesía objetivista y una de las figuras como dice el poetá, dejarán su huella en el tejido del lenguaje, en el
centrales de la llamada "generación del 90". oído, en el frote del cuerpo contra otro cuerpo y contra la página
impresa. Ocupan entonces un espacio palpable. No es éste el lugar
1 para estudiar este célebre poema, pero sí vale tenerlo como referen-
cia para la poesía que sigue. Tal como el neobarroco, el objetivismo
En uno de los primeros números del Diario de poesía, Daniel nunca abandonará su apego a los objetos aunque por su colocación
García Helder ofrece un valioso recorrido sobre el neo barroco en la en el poema nos impondrá otro uso del lenguaje destinado para otro
Argentina y concluye que frente a esta tendencia, existe otra opción: efecto y otra reflexión. Basta decir entonces que, como los neoba-
"todavía nos preocupa imaginar una poesía sin heroísmos del len- rrocos, los poetas de la generación del 90 también tienden a celebrar
guaje, pero arriesgada en su tarea de lograr algún tipo de belleza me- la materia, enfocando el denso tejido de experiencias somáticas que
diante la precisión, lo breve [... ]10 fácil o de difícil claridad" (25). el texto poético exige a su objeto. Poesía de miradas y sentidos para
Desde esta misma revista, Jorge Aulicino buscará "otro modo de poner a prueba la conciencia sensorial de quien observa. El suyo no
concebir en poesía que no sea el neobarroso", una poesía que afronte es sólo un intento de representar el cuerpo desbordante del yo ni de
la realidad de manera directa sin las piruetas verbales del neobarroco insistir en la línea erótica que tanta cuerda le dio Perlongher, sino de
("Lo que ocurre 'de veras'" 20). En este contexto, se repudia del i definir un entorno poblado de objetos precarios, que son a veces de
I
neobarroco su densa materia textual, la ornamentación de las super- veloz consumo. A diferencia de los objetos neobarrocos, los yesti-
ficies y los juegos entre el velo y la máscara, su insistencia en la tea- dos, los zapatos, los juguetes, los cómics que aparecen en los poemas
tralidad y el recurso de la doble voz. Ciertamente, la intensidad ver- del 90 carecen de suntuoso detalle; se enfatiza en cambio su proce-
bal del neo barroco y su modo oblicuo de decir, las múltiples citas dencia "berrera" que da forma a una vida plebeya. En ningún mo-
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I
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150 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORANEA J\RGENTINA 151

mento domina el exceso que ocupaba a los neobarrocos -no hay neo-objetivismo toma vuelo nuevamente con los poetas de la gene-
evidencia de los "Infinitos preámbulos líricos en la canilla que no ración del 90, entre ellos Fabián Casas, Martín Gambarotta, i\Iartín
cierra, preámbulos, deambulas, bulones en la chata florida de los Prieto, Washington Cucurto, y por medio de las pequeñas re"isras
bulos, golosos cotorreos en el cierre del mimbre que gotea" (127) que, además del Diario de poesía, sostienen su promoción: Vox, Tsé-
que puso en circulación Perlongher en las primeras páginas de Hule; Tsé, Plebella y las editoriales de Belle;~a y Felicidad, Siesta, Ediciones
más bien domina entre los neo-objetivistas un escenario de jeans y en Danza, Ediciones deldiego, Gag y Magog. Estos poeras no
trapos de '!flon, materiales reciclados y baratos, ni vistosos ni extra- insisten directamente en la herencia norteamericana"; antes que na-
vagantes. De manera que si el neobarroco insistía en la plasticidad da, se declaran ahijados de los poetas nacionales de los años 60,
de las palabras y un sensualismo desbordado, el neo-objetivismo principalmente entre ellos Joaquín Giannuzzi, Leórudas Lambor-
aprovecha las materias de la fea cotidianidad sin participar del ghini y Ricardo Zelarayán.
espectáculo vistoso. Se concentra, por lo tanto, en el hierro, los cla- Tanto lo cotidiano como el relato familiar se redefinen con el
vos, el cemento, la taza de café, los peluches de los niños, el recuer- resultado de desmitificar la poesía, y de acercarse a las premisas sen-
do de la infancia defraudada. Y si para los neobarrocos importa un soriales de la historia. Frente a la catástrofe), la ruina que definen
significante desligado del significado, para los neo-objetivistas las gran parte de la literatura hoy, en la poesía se presenta -sin el riesgo
referencias externas al sujeto organizan su modo de pensar. Sin em- de caer en el idealismo ru de postular horizontes posibles- otra ma-
bargo y pese a las diferencias que separan las dos corrientes poé- nera de volver Ltlteligibles a las personas y los objetos. En este caso,
ticas, ambas comparten una marcada tendencia a asentar sus mate- se exploran aquellas 7.Onas frágiles y fronterizas que ponen en cues-
rias en el puro presente. Se organizan de acuerdo con las pulsiones tión nuestro entendimiento de la "diferencia" o incluso aquellos
del movimiento, la tactilidad de las cosas palpables y los efectos de tenues vínculos entre los humanos )' los animales. Y si se podía
los sonidos. Otra manera de leer esta experiencia es a través de la decir que el neobarroco argentino resistía a la dictadura milirar a
gran fiesta en la cual se celebran las materias que el poeta es capaz partir de su trabajo con los códigos opacos incrustados en la super-
de atrapar en su red. Efectivamente, el yo se afirma mediante los I ficie del poema, también se puede leer en el neo-objetivismo, con su
registros sensoriales que acaparan la simple realidad del entorno y, énfasis en la cosificación del mundo, su énfasis vehemente en la
en el mejor sentido platónico, sostienen una relación viva entre el materia y la ficcionalización del yo impuesta por los medios masi-
mundo percibido y los ojos de quien observa. A propósito, en un vos, una juguetona protesta contra los productos del mercado neoli-
poema sobre Caravaggio, Aulicino (protagonista del objetivismo de
los 80) escribió recientemente: "El barroco no es de ideas, es de
I bera!. "Captar el instante", quizás la bandera de todo poeta en cual-
quier momento histórico, aquí representa un deseo de poner un alto
yeso" (2011). Se sostiene en todo caso la materia real y palpable. al fluir del tiempo y, sin olvidar la historia (el antes y después), de
De marcada influencia norteamericana -sobre todo Pound ("the dislocar la serie temporal e inventar nuevas combinatorias, siempre
direct treatment of the thing") y Stevens ("Not Ideas About the que se ubica al yo al centro de estas operaciones. Percibir lo
Thing but the Thing Itself') que entran primero en la Argentina en perecedero, entonces, y captarlo en el poema, aunque ahora se trara
los años 40 y 50 (debido a las traducciones de Alberto Weiss y Ro-
daifa Wilcock en el primer caso, y Alfredo Girri en el segundo)S, el
I de capturar el realismo sucio de la ciudad.
Esta poesía es urbana e irreverente. Se define por su expresión

I de rabia y perturbación; más aún por la risa sardónica)' su burla de


la vida socia!' Por lo tanto, los poemas vinculados con el obje-
5 Para la historia de las traducciones de Pound al castellano, ver la edición

de Jorge Aulicino (Argentarium). Para la influencia de Wallace Stevens en Amé-


rica Latina, ver la edición de Roberto Echavarren (Stevens, Los poemas de nuestro
clima) donde describe especialmente la relación entre Stevens y Rodríguez Feo. I 6 Sobre la relación entre los poetas norteamericanos y los objeti\"Ístas, yer

Porrúa ("Poéticas de la mirada objetiva").

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152 FRANCINE l\fASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORANEA ARGENTINA 153

tivismo frecuentemente se mofan de la chatura de la globalización; . qué los ojos de mi muñeca! y ya no ve. Desde el noveno piso!lan-
nos hacen ver los efectos de los medios masivos y del libre merca- cé con ímpetu al patio interno! de mi vecina un ojito, el izquierdo"
do, exponen el conflicto (¿y armonía?) de las razas e insisten, al mis- (s. p.). El poema continúa con los desmembramientos de! cuerpo,
mo tiempo, en su fascinación por lo popular. Se trata de una poesía sólo para validar e! refrán que dice: "Ojos que no ven, corazón que
que pone el ojo en los grupos marginales, se explora la "transa" de no siente". Estamos en un espacio de humor negro, de deliberada
la droga y la vida de barrio. Martín Prieto y D.G. Helder se refieren banalidad, donde cabe la burla de los reclamos sentimentales sobre
a la tradición "rantifusa" (114) para calificar aquella tendencia anti- la vida cotidiana. Aunque queramos leer estos versos como una ale-
lírica y coloquial que ha marcado la poesía argentina desde la época goría de la historia nacional, pensando la violencia privada en térmi-
boedista de los años 20 y que aparece nuevamente en los 90. nos de la violencia estatal, los poetas una y otra vez nos remiten a
Efectivamente se trata de una escritura dedicada a los sonidos de las pequeñas escenas de la vida cotidiana e insisten en el drama par-
la calle y las voces populares -y aquí la deuda directa de Leónidas ticular sin recurrir a temas universalistas. Dice Fisher en el mismo
Lamborghini y Zelarayán es unánimemente reconocida-; también poema: "Mi lágrima no sabe! parir otros, mi problema es! operar
enfoca los residuos de los hábitos de consumo. La velocidad de los en el hueco! de la mirada. No'; caer en él". En otros casos, se
medios masivos -el cine, la cibernética, los ritmos del nuevo rack, celebra el intento de matar al padre (por ejemplo, en los versos de
los programas de radio y televisión-son protagonistas de estos ver- Lola Arias en "Las gemelas rusas": "Matar al padre.! La gemela be-
SOS7. Nos hacen palpar, oír, ver las cosas como comprobantes de sa a su hermana en la boca.! Cae la impúdica nieve sobre el beso
nuestra presencia en el mundo. En su conjunto, están proporcio- imposible:! ese país, ese padre" (33). Los rastros del feminismo
nando otra versión de la historia y la política de su país. Será en par- ochentista persisten, es cierto, pero estas poetas jamás se dignan
te la respuesta de los poetas que ahora protestan los falsos valores, mencionarlo. A veces los poetas nos ubican en e! borde que separa
la falta de sentido común o incluso -entre los más jóvenes- la al ser humano de lo no humano. En la poesía de Anahi Mallol, por
anuencia de sus parientes con el gobierno militar. ejemplo, la tan discutida frontera entre lo animal y lo humano se
También en la misma línea, se hace hincapié en la violencia disuelve, favoreciendo el cuerpo sensorial que ambos comparten.
verbal. En muchos casos se trata de una violencia gratuita donde la En Zoo, Mallol escribe: "Aplastado derrama! las entrañas secas y
voz poética, en lugar de ser violentada, se ejerce sobre el otro. Un suntuosas! sobre el calor de! asfalto! impúdico e! sapo! a la hora
muchacho enciende un perro con nafta (el caso de Martín de la muerte! se pierde y abandona! su ocasión de fascinar! de
Rodríguez en Agua negra donde escribe: "Arrastré el cuerpo del pe- repugnar! en la humedad! vidriosa de la pie!" (13).
rro, lo puse! sobre un auto! lo rocié con el bidón! de nafta! y en- El trabajo con las palabras produce una voz agria, a veces inquie-
cendí un fósforo en el cuerpo pelado'; no quiero sobrevivir a nin- tante. A veces se oye la voz de un bebé abandonado e inocente;
guna muerte más", 13); le sacan los ojos a la muñeca, tirándolos de otras veces, los experimentos con el lenguaje terminan en el balbu-
la ventana de un noveno piso: ver los versos de Verónica Viola ceo, enfocando sólo e! detalle menor que interrumpe la comuni-
Fisher de su poema "Arveja negra": "Tengo un problema:! Arran- cación. En Bengala (2009), Beatriz Vignoli abre su libro enfatizando
la materialidad de la letra y la coincidencia de palabra y sonido:
7 Ver los comentarios de Delfina Muschietti, quien convocó a muchos de "Lenta late, esponjosa, la distancia entre pájaros! afe!pándose,
los poetas de los 90 en su ciclo de lecruras "La voz del erizo", cuando afirma marcha la bandada en la lluvia,! Negro sobre gris claro, letras en
que éstos, a pesar de las diferencias de lenguaje poético que los separan de la una página! como ésta ante tus ojos" (9). Nos obliga a escuchar las
generación anterior, comparten con ésta "la fuerte relación entre cultura alta )' aliteraciones que sostienen el compás del poema, a /Jer las repeticio-
cultura de masas. No hay división entre una y otra en el trabajo del poema;
nes en la página como piezas de construcción del texto. Karina
pierden su diferencia, su partición [... ] puede aparecer 'naruralmente' una cita
de ]o)'ce junto a la figura de Betty Boop" (citado en Carrera, Monstruos 16). Macció, en La Pérdida o la perdida (2008), confía el significado de su
154 FRANCINE MASIEIJ~O UNA LECTUIV\ DE LA POESÍA CONTEMPORANEA J\RGENTINA 155

volumen a la pequeña marca diacrítica que separa una palabra de sentó las bases de la física contemporánea a principios del siglo
otra. De alli, señala en forma concreta la materialidad de su propia pasado" (cit. en jiménez, "Viva voz").
angustia. Desde el título mismo, se inicia una investigación de la Esta negativa con respecto a la representación poética de los ob-
palabra formada por las relaciones de contingencia en el verso. jetos como si estuvieran desvinculados del yo fue declarada desde
Lección de Saussure actualizada, la poesía de Macció nos enseña a hace tiempo por Henri Meschonnic, cuando escribió que la feno-
leer en voz alta, buscando el sentido a través de la fricción entre las menología en poesía necesariamente terminaba por esencializar la
palabras: "Río/ morboso/ (me )/ evaporada/ tocando el techo/ palabra sin contexto histórico (Critique dll 'J'tbme 37), lo cual era sin-
ocurre/ la corrección/ el reacomodo de los acentos en el choque/ tomático de la decadencia de nuestro mundo actual (PolitiqUf dll
revoque/ cielo raso la primera/ personal muerta/ en la habitación/ rytIJme 446). Y más todavía, decía Meschonnic, la lectura de las su-
lnombrelpronombre!hombre" (38). Como cartógrafa de la palabra, perficies develaba una notable falta de trascendencia y una pérdida
Macció busca las coordenadas de sentido en e! mapa de la página: de profundidad. Quizás en estas condiciones, semejante postura fe-
"X & Y/un nombre imposible/ cuáles son las coordenadas (co- nomenológica termine por coincidir con la época en que estamos
ordenadas, vos y yo),! ¿sería eso? Dos letras que se coordenan, que se viviendo; el desastre se vuelve banal mientras presenciamos el auge
colaboran, ¿colaboracionistas somos? (¿de qué?)" (71). Y también del realiD' sIJO}}} y la devaluación de la cultura letrada. Muchos que es-
estamos delante de una poética que pretende presentar las cosas y criben sobre la generación del 90 tienden a reincidir en esta negati-
las palabras sin una profusa densidad de significados. Al respecto, va, declarando e! retorno de! objetiyismo como un largo y frÍ\'olo
escribe Laura Wittner (1967): "No es que leamos mallos signos/ Es juego con las superficies de la ciudad postmoderna.
que las cosas no son signos'; Andan solas, tan sueltas/ Que pueden En estas páginas, quisiera contestar estas polémicas que, a mi
deshacerse" (cit. en Carrera, Alonstruos 203). modo de ver, ?ierden de vista la notable inquietud por el yo que ha
Se ha dicho que el neo-objetivismo será una poesía sin que dominado a los mejores poetas del neo-objetiyismo argentino'. Más
constara e! yo, sin ninguna intensidad lírica ni la presencia de un aún, creo que a partir de los poetas de la generación del 90 aparecen
sujeto fundante; incluso la crítica ha declarado que el "yo" poético nuevas posibilidades de hacer resaltar los efectos de las palabras y la
no existe, cediendo fuerzas a las cosas y el ejercicio de percibirlas. búsqueda de la belleza. Como en el caso de los poetas identificados
Tamara Kamenszain en La boca del testimonio explica con respecto a con e! neobarroco, se vislumbra una gran ansiedad por la superficie
la poesía de los 90 que "los objetos que antes entraban mansamente de las cosas y la materia que las define, y como tal, una intensa
al verso a través de un operativo metafórico, violentan ahora la es- búsqueda por definir los bordes entre el objeto y la sensación
cena exigiendo, en una lengua que busca despojarse de recursos re- corporal que ése suscita en el lector.
tóricos, más uso que contemplación. Es un esfuerzo por profanar Se podría decir que el deseo por el "cuerpo a cuerpo" define esta
Jos límites de la literatura" (12). y Diana Bellessi, para quien el li- poesía, no necesariamente por la ruta erótica, sino por la sed que
rismo merece su más determinada atención y aprecio, rechaza la crí- uno declara por la materialidad de lo ajeno, subrayando la expe-
tica que se ha lanzado contra la poesía de! yo: "Si al yo lírico se lo ha riencia viva y la necesidad de un encuentro prometido. Por lo tanto,
acusado de artificioso, de mentiroso y hasta de confesional, debería- si se expresa en la poesía reciente una pérdida de confianza con res-
mos recordar que el lenguaje mismo lo es. Toda representación es pecto a las estéticas tradicionales y los programas uruversalistas,
una ilusión. Y todo lo mirado. El objeto también, recortado por las
posibilidades de nuestra percepción [...]. Podemos acosar a ese yo 8 Para otra versión de la importancia de! ")'0" mediado por los objetos, "er
lírico, pero abdicar de él es abdicar al mismo tiempo de! objeto que e! ensayo de Martín Prieto y D.G. He!der. En este ensayo, obselyan: "El ser no
contempla [...] porque el objeto y el sujeto se modifican mutuamen- está más allá de las cosas, parecen repetir los poetas de! noventa; sólo se hace
te, como quedó enunciado en e! principio de incertidumbre que tangible en ellas" (107). Ver también Anahí Mallol quien defiende e! aspecto
lírico de la generación del 90 (El poemay.fU doble).
156 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORÁNEA ARGENTINA 157

también encontramos cierta fe en la epifanía posible. Los efectos de Ofrece nuevas imágenes para explicar la condición humana, para
este proyecto se hacen sentir incluso entre aquellos poetas que no se sostener la emoción. En este caso, no es que la generación del 90 se
sienten parte de la generación del 90. Paula jiménez (1969), por niegue al lirismo de antes; más bien, sus poetas descubren nueyas
ejemplo, en su libro La mala vida, se refiere al mundo de barrio materias para filtrar las crisis del yo.
pobre, a la compra y venta de la droga. Pero en la villa, encuentra la Elijo aquí una historia mínima que la poesía contemporánea
belleza armónica de su contacto posible con el otro. ("Una noche ofrece, trazando su ética del lenguaje, su materialismo y su fulgor. El
queríamos comprar! merca y entré a un conventillo! ... Me acom- experimento se logra en los puntos de reconocimiento, lo que llamo
pañaba un eco que era mezcla! de risas, voces, cacerolas, una vida! e! "momento relámpago" de todo buen poema, un ad qllem
de esas donde nadie! está solo. Podía imaginarme un patiecito! con sostenido por los ritmos y las pulsaciones del texto, por su mucha
piso de baldosas, el interior roído! de un living comedor, la tele! ironía y chiste, incluso los de gusto desagradable, por el énfasis en el
prendida, una familia", 9-10). Con respecto a los objetos que tanto cuerpo y su capacidad de sentirlo todo en el momento presente, lo
atraen la atención de la generación del 90, jiménez en otra ocasión cual nos lleva a un estado de comprensión que es más que la suma
escribe: "En poesía la imagen puede ser cualquiera, puede ser una de las palabras y apunta -mirabile dictll para nuestra edad de herejías-
escoba y esa escoba transformarse en mi excusa perfecta, en mi a una gracia de entendimiento que a veces parece sagrada. Desde la
inspiración incondicional" ("La infancia ... "). Este mundo de imáge- escena sallejera, entonces, veloz y a veces cómica, hasta el momento
nes está en función de una propuesta muy específica -descubrir el de describir lentamente la belleza de una cena compartida, los
lirismo de cierto encuentro, descubrir detrás de las cosas su escon- pequeños acontecimientos confiesan grandes verdades. Será una
dido ritmo-o Por lo tanto, siempre están los objetos en función de lucha con la materia y el cuerpo de la poesía, con la tradición y nues-
su decidida materialidad. 0, como dice Alejandro Crotto, un poeta tros sueños de futuro; será una manera de concebir nueyamente
de los últimos años e identificado con la generación del 2000, "la nuestra presencia en términos del otro (no sólo en el espacio de la
vida! es material, y la materia! es difícil, sagrada" (10). ciudad sino en el reconocimiento del yo marginado, estando al
Si bien es cierto que la poesía argentina a partir de los poetas de borde de los centros del poder) y en términos del quiebre de los
los 90 da evidencia de la biblioteca abandonada y en cambio ofrece tiempos de nuestra cultura actual. Remite a las distintas maneras de
una enumeración caótica de los objetos de la cultura de masas -los manejar la catástrofe de nuestros tiempos.
juguetes, las muñecas Barbie, la música de Elvis Presley, el cine- Aquí tomo en consideración a Fabián Casas (1965). Con una
posiblemente a manera de considerar en el poema los efectos del obra ya celebrada en poesía y con varios libros de ficción (su poesía
libre mercado, también explora los límites del intimismo y las reunida, Horla Ciry y otros, fue recibida con laudes y alabanzas en el
maneras de hablar del amor. En muchos casos, entonces, nos lleva año 2010 y la edición se agotó en seguida), su poesía señala un
al punto que sutura la iluminación con el kitsch, la banalidad con la trabajo con e! cuerpo y la materia, que pone de manifiesto la belleza
epifanía. De modo tal que el "evento" en literatura podrá bien ser de una poesía basada en "los objetos" y presenta una mirada sobre
prosaico o incluso antipoético, pero al mismo tiempo y en sus mejo- los rituales del habla que aclaran una humilde belleza. Más allá de las
res momentos, abre paso hacia lo que Walter Benjamín buscaba al miradas generacionales o las agrupaciones en torno a las estéticas
hablar del narrador: la base arcaica de contacto entre los participan- distintas 0J aquí habrá que reconocer a Fabián Casas como uno de
tes de la comunidad humana. El arte de contar, por lo tanto, como los fundadores de! objetivismo de los 90), lo que observamos es una
la bisagra entre lo cotidiano y lo noble. En sus mejores momentos, concentrada resolución por afIrmar la vida sensorial de los objetos
presenciamos una poesía en la cual la experiencia del consumo que envuelven y sostienen al yo.
-descrita ,a través de los juguetes nombrados, los deportes y las se-
ries televisivas- termina por reaflfmar e! contacto entre nosotros.

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UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORANE¡\ ARGENT¡~A 159
158 FRANCINE MASIELLO

II imagen de "Horla Cit)''' ya está inscrita en algunos de sus poemas


anteriores (en "El Horla", un poema del libro Oda, 2003, Casas
Cuando le preguntan a Fabián Casas en qué consiste la tarea de! escribe: "Hay toque de queda, pero no queda nada" (99); y en
poeta, responde escuetamente: "Hacer que el lenguaje brille" (Ber- "Welcome ro The Horla Cir)''', también del 2003, evoca a González
mami et. al.). Su poética deriva de los usos coloquiales de! lenguaje, Tuñón para señalar el horror urbano: "Más allá cercas electrifi-
del guiño irónico que ofrece el poema sobre las contra-dicciones de cadas'; Y más lejos aún, donde la oscuridad gotea/ los ladrones de
la vida real, de un concepto de la vida diaria que abarca tanto su Tuñón/ se convierten en 'viejitas' / con permiso para matar" 117).
banalidad como en algunos casos su sorprendente belleza. Pero Estos antecedentes literarios contribuyen a montar e! espectáculo de
también nos ofrece un momento de descanso, una pausa para la terror que circunda la ciudad moderna lO • Casas así insiste en los
reflexión, un breve instante para explorar los límites del yo en efectos de la violencia urbana y su impacto en el cuerpo; al mismo
contacto con su entorno. Inclinándose hacia los ya citados Giannu- tiempo y recordando a Maupassant, estipula la necesidad de la
zzi y Zelarayán, también elige como fundamento de sus textos a los metáfora sensual y la elaboración de lo intuitivo. El sensualismo que
maestros de Europa y Estados Unidos. Casas nos obliga a pensar en define e! neobarroco -su contacto con la materia: los sonidos, los
la deuda que le confiere Pound -por su énfasis en las "cosas"- y el olores, la vista- entra aquí a través de las vidas sencillas que ocupan
impacto de Montale y Pavese -por el relato humilde que éstos el escenario del poema; sin embargo, y a pesar del énfasis objeti,-ista
alientan y sostienen en el poema-o Para construir su poética, Casas asi!;'11ado a sus versos, pone en duda la capacidad humana de
también tantea los efectos de la globalización, e! impacto de los percibir el mundo de manera objetiva. Más aún y debido al paso
meclios masivos, la deformación manifiesta en la cultura de la serie y tentativo, se destaca en sus poemas un leve giro romántico y, en sus
sus infinitas copias. Pero en los momentos de intenso lirismo, su mejores momentos, un lirismo excepcional.
poesía es una vuelta a los orígenes y una mirada a! presente vacío. Se Empecemos entonces por partes. El ambiente poético de Fabián
nota desde sus primeros libros (El salmón, 1996, señala desde e! Casas está estructurado sobre la base de referencias al whish los
título e! viaje que recorrerá el pez para llegar a su fuente, un viaje a diarios leídos (o no leídos) y los edificios que nos encierran ':n la
la infancia y a la fe redentora en la familia) hasta sus libros recientes metrópolis; desde el barrio, éstos determinan nuestro horizonte de
en los cuales destaca el terror urbano que nos absorbe a todos. expectativas y subrayan la cotidianidad local frente a los efectos de
Estamos, en este caso, delante del Splem de Boedo (2003) o los la globalización. Estas referencias ofrecen distintas maneras de
horrores de Horla City (2010) -ambos incluidos en su obra reunida armar la realidad: los efectos del alcohol distorsionan nuestra expe-
de 20109_. Aquí, Casas evoca deliberadamente a las figuras canó- riencia de lo real; los diarios ofrecen una realidad mediatizada y dis-
nicas de! siglo XIX francés, citando el urbanismo de Baudelaire y tante, por no hablar de la prosa banal que constituye su cliscurs~; los
los escenarios horrorosos que pueblan la metrópoli de Maupassant eclificios delimitan nuestra mirada del espacio urbano y, aún más
(e.g., Le horla de 1887), no sin subrayar el barrio de Boedo, recu- importante, los escenarios de construcción -desde los palacios en
perando así e! hilo de poesía socia! de los 20 e insistiendo en la obras con su "ruido ensordecedor" hasta la "madera, hierro ~'l con-
vigencia de la cultura popular. Habría que decir que e! tema de la creto" que son los cimientos de lo nuevo- funcionan como el telón
monstruosidad urbana no es nuevo para este poeta. Más bien, la de fondo para hablar de la escritura del poema. En este sentido,

9 Todas las citas pertenecen a este volumen. En el prefacio a Spleen de Boedo, 10 Ver también las novelas de Casas, entre ellas Los lemmings ubicada en el

Casas expresa su deuda de gratitud: ''Le debo a Ricardo Zelarayán haber cono- barrio Boedo, donde pone al descubierto la violencia de la ciudad. Para un in-
cido su nombre: El Horla. Mi scrum con esta fuerza destructora me hizo -entre teresante análisis de la ficción de Casas en el contexto del populismo, '-er San-
otras cosas ... dejar de escribir" (131). dra Contreras.
[(,11 ['R \:\(,1"1,. ;'1.[\,,11.1 J.(l \ j\, \ 1.1.:(.']"\:1\ \ Ill·.1. \ 1'(lI·:;I.\ ( (1"·1 F:o.ll'(l]( \'\1 ., \1:( ,1 '\··1,,\

habría tlue decir que su r()l'~ía, aunque enfocad:l ell b \·ida de I()~ Primen) fue un teITt'Il(~ [u[dir).

harrios htltllildl'~, can.:ce de ~nfasis populista. \Ieior dicho, b p()L'sía I)C~plll·~ \tl1il"nlIl [I)~ ()bICI(!'"

Je Casas se deilelle ell el momento de tran~acci{Hl delicada (]ll<: detl- y ell doe, dÍ;].., armar()!l la pil'Clla,
lodo, I:t~ p,¡tnll..,.
!le lo cotidian(), sin inter~s en lc\·antar handcr:l (:11 torno a b~ c<\usas
de l()~ sectores populares. J .as c():,as y las pl't"son:ls evocadas en :,u~
poel11:ls caminan por Ot1":1 rllta (¡lIe termina por cclcbclr el acto dl'
escribir poesía. enlre lTledi') dc [()s (()chl"~
En otra ocas¡ón (20U3) hiCl': rderenCla a la importancia del deta- roja de Coca C()b
lil' mínirno en 1<1 poesía de Juan L Oní:;. y Hugo Padel(:!ti; I()s <.jlle tientO luz. propia durantl" la lloche.
(Duralltl' la n()che la II..,cllridad
helechos, la flora sih-estn.:, el pl't¡w::rlO rayo de luz (lue ele s()brL' un
plato de frutas se ofn:cc COIllO la ba~e mininnliqa de su P( ll'sía. :\\TCC'"
Sil':en como punto de partida par;\ entablar un punto de contacto
entn: el yo y el Illulldo, im·itando a repensar la premisa ética (111<:
subyace a todo poema, En la poesía de Casas. (:n camhio, el ddalle
mínimo se desprende de los pormenores de la cimJ:¡d, de la cancha Sl'Lí el pequerlo r<.:lato quc ;¡quí ()rganiza el pasado ~. pree,l."I1Il', un
de fútbol o cid relc\'isor, de la máquina de n~nd(:r Coca-Cola, del antes y un después. Pero n la luz lIl' la IH.:bdl'l";\ mi:! tpll' :tl fin:tl t:!l-
audífollo (¡lie emite un chillido intenso y :lsusta a los oyentes, Estos gendra 1I:1a mcdi!aciún sohre la beBer.a posible ~. Jllll"~tr:1:' esp:.."un-
encuentros son los puntos de :1tT:lnqu(: de b Tlll'moria. p(Ttencccn :1 Z;¡S p:\ra e: futuro. 1":\ ilul1lÍnacj¡')n poéticl Jl() dqx'ndt'f:í ('11 l'~tl" c:t::n
kr lim.\: di' IJIfJlf(¡irfJ tan EnIlosamel1tc seiialados por Pierre :\ora para d<.: las fllel1,l'S d<.:cilllo[1ól11cas Iradici()llall's; má~ hien, 1'1"11\ ¡ene de
indicar la importancia de las ruinas en r.::l imaginario cultura] de un di~pl'nsador au!olll:ítico qUl' sirve para puhlicit:tr un producto y
Iluestro~ días. Son los n:siduos de la 'i'ida urhana <.jue toman un lugar despertar <.:1 apetit() del público c()Tlsumidor. lbi() 10:- efecto' de 1.1
al bdo de los objetos descarta bIes y la ba~ura de la metrópolis, Por electricidad, "1:1 oscuridad rcsplandec<.:"; promete un efccl() l'~rL-tlc()
un lado, ensucian la ciudad y, por el olrn, dan forma a los clemCl1lOS mientras seihb lo~ circuitos p()sible~ (h: dese() \ f:mra:-ia, .\1.1e, :111:i de
hásicos gue son la yoz de la pOl'sía, Estos objelos sostienen la 1/1:;. el l..IIl:\ crítica dirl'cta de la sociedad de consumo, l'qamo;;; atesügu:mdo
mir/o)' /a Illateria que son la base dl' b poesía dl' Casas; trascienden el la posibilid:uIIlHltncntánl'a de la dicha y csper:lI1ra.
ambiente ll1och:rno y aquí chn paso a bs premisas ele un ltnguaie I ~ll otros C:l~()S, la referencia :1 la lui' l'lé(trie;¡ es puro L't"('ctn ~en­
POttico en formaciún. I':s decir, luy., ruido y materia nos Be\'an a soria!: "Como U1la rl':-istcl1cia cll'Ctrica/ CllH)~ tibIlll'nto:, ~e an;¡C:l:1
col1tcmpbr los ~/Úlo.r dd urbanismo, promm'iendo también una lentamente/ la tarde roja \'ir:1 al negro" (14.~). l,a hli' arritio:tl ~~i1:t!.l­
rctlexión sobre las combinatorias estéticas posihles; im'itan a trazar da l'11 este pOCll1a d<.: Casas :-l' ofrl'cc como lcl('lIl de fondo pal;) re-
los orígenes del sonido y la forma, a puntllaliz:lr b~ matuias básic:l~ pensar. lJui:l.:í~ lúdicamenlc, las crisis de la pCI"cL'pci('m que, de:-dc l'l
gue descubran un:l po(:sía modnn<l en la ciudad ,l;lohalii'a(b. Es un siglo XV]]], ha persq~uid() :1 los fil(')50(m, C('JI1lO atr:!par b l':-"pl'.
trabJjo con un antes y de~pllé~ coordinado por el yo poético; una ril'l1cia estéticl y describir sus cfcctos, cúmo dl'\cnl'r J:¡ perCCpC{·l1l
manera de desordenar el tluir ele IJ historia p;¡ra producir un e'i'ento del mund() l'xterio1" C!l términos palp:Jhk~. Cas:l~ va :\ llen¡;¡~, c:tp
nUlTO cOTlcentrado cn el mOITIl'nto actual. lando l'1 m01Ilento m:igic() de la iluminaciún, tr:l~f()r11land(J dt·tlll111
L;¡ c~trategia s<.: pOlle Ln eyid<':I1cia desde su:, primeros pO<':Il1:ls. \·amCl1lt', y no sin cien:l parad()ja, l:J tr:ldici(·)Il dl' !()S illlmin,!(l()~, .\.
I':n Fllra (199:)), Ca~a~ e:,cribe:
162 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA pOEsíA CONTEMPORANEA ARGENTIN:\ 163

quí no podemos hablar ni de Kant ni de Condillac, sino de las ma- armar un prolongado cuestionamiento sobre el lenguaje y el arte de
neras nuevas de tocar la materia y sentirla por medio del cuerpo". escribir. La ciudad es el equivalente de la poesía en potencia:
Siguiendo con la imagen de la luz, Casas insiste en el cuadrán-
gula iluminado -mecánico o natural- para distinguir a las personas Los que llegan en avión
cuando está muy avanzada la noche. Se trata de una escenificación se sorprenden
del presente ("la madre y la niña ... se quedan en el rectángulo de por lo que ha crecido
año tras año la ciudad:
luz", 184; "Las pertenencias de Juan! caben en e! perímetro de luz.
el cordón industrial,
Salvo eso, todo el edificio está a oscuras", 171; "abro la heladera:! el cordón policial,
un poco de luz desde las cosas! que se mantienen frías", 43). Qui- el cordón umbilical,
zás recordando aquel "paralelograma de luz" que aparecía repetidas la alquimia del verso
veces en Los siete locos, e! claroscuro de los poemas de Casas será otra ("Desde el aire", Horla Ci(y 170).
manera de hacer poesía a partir de lo cotidiano, de descubrir los
efectos de la belleza y, con la plasticidad visual enfocada por la luz, La ciudad le ofrece varios motivos al poeta: por un lado, la
de señalar e! paisaje sencillo que rodea al sujeto popular, deteniendo poesía está anidada en el trasfondo de! conurbano; por e! otro, los
así el tiempo. trabajos de construcción que constituirán e! nuevo centro permiten
En un poema de Horla Ci!y, describe el corte de la luz como explorar e! nacimiento de distintos sonidos y lenguajes. Construir y
momento de interrupción estética y la posible recuperación del habitar, pidiendo prestadas las metáforas de Heidegger respecto de
lenguaje: "me senté con! mi familia para ver un recital de Elvis la poesía moderna, serán las coordenadas de estos textos. "Sólo si
Presley. Era! de noche [... ]. Lento se movía en blanco y negro.! Mi somos capaces de habitar, podemos construir", nos dijo Heidegger
vieja tarareaba las canciones. Hasta que se! cortó la luz. Cuando en su conocido ensayo (160); también parece guiar los poemas de
volvió! la luz, el concierto había terminado. [... ] Al otro día los Fabián Casas.
chicos de! barrio! hablaban de la Media Hora de Elvis Presley. [... ] Más allá de una colección de objetos arbitrarios provenientes de
El lenguaje tiene que haber surgido así", 155). La conversación la cultura urbana, la poesía de Casas se mueve hacia la deseada
barrial, la familia mirando televisión, la evocación de! gran Elvis construcción de un habitus, y a partir de ella, una manera de
Presley, la acumulación de distintos tiempos pasados que ahora instalarse en el presente, apropiándose del instante del poema. Casas
convergen en el presente; todos están en función de una sola pro- supera así la condición de los "muertos vivos" aludidos en uno de
puesta, ofrecida en e! verso final, que nos invita a reflexionar sobre sus textos, yendo en busca de un momento de belleza y las maneras
el origen del lenguaje y de elevar lo cotidiano al plano [¡Josófico. de construirla. Por lo tanto, en Horfa Ci!y domina; los poemas
Si la luz se materializa como analogia de la reflexión filosófica, dedicados a los albañiles y los edificios en vías de construcción.
de igual manera, los objetos fabricados en serie sirven para
despertar los sentidos de quien los mire. Le tocará al poeta captar Desde las primeras horas de la mañana
este instante a través de la disposición de la ciudad y los medios el ruido es ensordecedor,
tiemblan los muebles, se sacude el polvo.
masivos que lo persiguen. Más importante aún, la cultura pop y
Seis pisos en la mente de un arquitecto:
urbana le sirve a Casas para registrar las pulsiones de! entorno y Madera, hierro, concreto.
[... ]
Martillo en mano áspera
" Al hablar de Condillac en la poesía contemporánea argentina, resulta im- y un idioma extraño que gana terreno
posible no pensar en la obra de Arturo Carrera, Tratado de fas sensaciones, un libro Sobre el humo y el polvo
de poemas que subraya a Condillac para explorar la esfera de los sentidos. Del esqueleto de hormigón.

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164 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEI\!PORJ\NEA ARGENTINA 165

[... ] palabra: chirrido, afonia, graznido, además de un audífono quebrado


Duro de reparar, años de uso. que recuerda e! fracaso del oído absoluto.
El hombre de overol
Mueve sus herramientas
Casas cruza la cultura popular con la tradición letrada, cruza los
Hundido en el foso del taller mecánico. referentes de la sociedad de consumo con el momento sublime del
No hay caso, dice, el poema no arranca, decir poético. Cita a Dante, cita a Pound, evoca algunos versos de
El matrimonio no arranca, Vallejo, avanza con una aguda percepción de la biblioteca dismi-
El día no arranca nuida, pero al mismo tiempo reconoce los nuevos objetos de con-
("Están construyendo un edificio", 165-167).
sumo como mediadores de nuestra cultura actual. Del detalle míni-
mo, a veces vulgar y grosero, Casas nos lleva a pensar en nuestra
Aquí presenciamos una escena de construcción que produce su herencia poética.
propio lenguaje: "madera, hierro concreto" son los elementos bási-
Como en la gran tradición lírica, la memoria está condicionada
cos que engendran los sonidos de! poema, aunque en este caso se
por los detalles de un amor que ya no existe. En "Dora i\Iarkus",
trata de un ruido ensordecedor. Esta bulla urbana lo persigue en
cuyo título se inspira en un poema de Montale, Casas escribe:
otros poemas: "Ruido de serruchos/ y martillos trabajando en la
alta noche. El volumen de la teJe a todo lo que da" ("Mientras Tus guantes de lana, mis lentes,
pensamos en la posteridad literaria", 169); "El gigante torpe que el ratoncito que usabas de amuleto,
vive hacia el fondo de la calle/ dejó caer la cuchara/ y el ruido sonó la bata blanca, el ruido del motor
como un cañonazo/ e hizo saltar a las palomas" ("El edificio", 171). de l'uestro matrimonio, mis botas verdes,
A Casas le interesa e! ruido artificial, el sonido mediado por las el preservativo negro, tu diccionario
francés-español, el olor
máquinas; subraya la discordia acústica perteneciente al medio urba-
de los días del sexo;
no a la vez que propone la afonía como aquella materia básica que cosas que pegan
precede la composición del poema. en el paladar del inodoro
En un poema que inicia un relato sobre un banquete para conde- y después se van
corados, Casas pinta un evento de indudable comicidad. Se destaca (Spleen de Boedo 132).
un audífono que cae al piso del salón, desatando una serie de ruidos
espantosos que resultan en e! caos: "Su audífono acopla y un chilli- El amor (y el recuerdo) son elementos destinados a desaparecer
do ensordecedor/ hace que toda la concurrencia se tape los oídos/ al igual que las cosas que "pegan en el paladar del inodoro y después
o se tire al suelo como si estuviera/ bajo fuego enemigo./ Yo tomé se van", lavando la memoria con e! tiempo. ¿Una glosa de los yersos
la precaución de llevar tapones. Desde el silencio de una pecera de Jorge Manrique? ¿Una alusión a las escamas que indicaron la
tropical/ los miro atropellarse, volcar la comida/ empujar a los belleza verbal en el poema de Montale ("tus palabras se irisaban
mozos.! El chirrido es poderoso y frío como un cuchillo,! el soni- como las escamas del salmonete moribundo")? Quizás. Aquí e!
do y la furia de los condecorados" ("Los condecorados", Horla City ruido, los colores, el tejido de los objetos y el olor agrietan la con-
172). Faulkner aparte, la escena recuerda la ópera bufa, apoyada por ciencia de quien las observa para que pensemos en elubi Junt. Tocan
un movimiento cinético que pertenece -no sin cierta paradoja- al los cinco sentidos y al mismo tiempo despiertan la nostalgia por lo
ritmo del cine mudo. De la disonancia de! sonido mecánico, llega- perdido. Se trata de aferrarse a lo efímero, de atrapar la velocidad
mos a los elementos básicos que conforman la poesía. Es más del tiempo, de detenerse en e! reino de los afectos. También de
porque Casas nos presenta en este poema las materias previas a la acercarse a la experiencia poética, a la lucha entre palabra e imagen.
De manera parecida, el detalle mínimo, casi invisible, deja su marca

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166 FRANCINE l\1ASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPOMNEA l\RGENTINA 167

en la poética de Casas; se habla de! "ruido de fondo de la muerte" tencia, explica Portero Por un lado, son imágenes ornamentales; por
(Spleen 137); de "las palabras [que] son migas" (Spleen 140); de "El e! otro, dependen de! observador para que les dé vida y sentido,
vapor en el aire" (Spleen 141) como aquella experiencia que sentimos atribuyéndoles maldad o inocencia, heroísmo o actitud de derrota.
sin poder alcanzar. En e! centro, está la promesa de armar la frase: "Estas viñetas se construyen como comentarios visuales que hablan
"Y así como entre los edificios abandonados/ a veces surge una de la condición humana", nos dice". Siempre recordándonos su
soga con ropa;/ crecen las voces" (Spleen 134). La soga como e! función como kitscb, los juguetes incluidos en las telas de Porter
vínculo con e! otro; la ropa como los residuos verbales que tantean con la distancia entre intimismo y banalidad.
prometen conectarnos el uno con el otro. De los escombros, sale la De manera parecida, Casas evoca los juguetes de la cultura de
voz, e! instante sublime de! poema. masas para edificar un relato. Pero en este caso, nos ofrece un co-
A veces este instante sublime sale en condiciones banales, por mentario sobre la vida pedestre o la pobreza espiritual que nos guía.
ejemplo, e! beso que la pareja se da entre la cortina plástico del baño En "Cangrejos" que forma parte de Hoda City, Casas escribe:
("Abrí la puerta y te estabas bañando,/[ ... ] Me llamaste, acercaste al
cara/ y nos besamos a través de! plástico/ transparente, fue un María)' Luisa se fueron a vivir juntas.
instante" ("Un plástico transparente", El Salmón 51). La cercanía y la Alquilaron un depto bonsái en una calle fluvial.
distancia se cancelan en el momento del beso que indudablemente Sobre los estantes de la biblioteca improvisada
Pusieron los juguetes: La Princesa Leyla,
recuerda un clip del cine contemporáneo; del ruido de agua, de! vi-
Luke Skywalker, Snoopy, Astroboy.
drio empañado del baño -imágenes concretas, específicas que ape- Tienen un pisapapeles transparente
lan al oído y la vista-, Casas nos lleva a otra acepción de! agua -la donde vive una familia de aldeanos
que sirve para marcar e! tiempo- y las maneras de conquistarlo. Por que saluda desde la puerta de su casita roja.
lo tanto, se alude a la inmortalidad prometida por el amor ("de a Si lo das vuelta,
poco,! le fuimos ganando terreno al río;! días interminables en los cuando lo parás de nuevo
la nieve cae sobre ellos.
que el caos/ tomaba tu forma para envolverme mejor", 51). De la
materialidad en extremo, se abre paso al lirismo. La nieve cae desde hace mucho
En términos generales, los residuos de la cultura de masas son la sobre la tumba de Michael Furey,
base de su ars poeticae. Las canciones de Roberto Carlos, la muñeca sobre la noche ártica
de la Princesa Leia y los juguetes de Lucas Skywalker ocupan un sobre el puto trineo del pequeño Orson
lugar de prestigio en las páginas de sus libros. Son el punto de sobre los vivos y los muertos.
partida para pensar en la poesía. Respiramos falsedad, parecen
Somos los muertos vivos,
decirnos los figurines, pero aprendemos, a través de estos muñecos somos los muertos vivos,
de plástico, a reanudar nuestros contactos humanos y establecer las alineados de a uno
bases afectivas que nos guíen. En este sentido, los juguetes de Casas vivimos en una zona mental
recuerdan la obra visual de Liliana Porter, artista argentina residente de un distrito alejado (159-160).
en Nueva York, que ha organizado muchas de sus telas (sobre todo
en los años 90) con técnicas de grabado y foto-collage. Su materia Estamos en la ciudad de la repetlclOn masiva donde e! refrán
de trabajo son las imágenes de la cultura de masas: e! pato Donald -"somos los muertos vivos"- suena como la marcha zombi pisando
en conversación con Mickey; una foto del Che Guevara al lado de sobre las alusiones a "Los muertos" de Joyce y a la película "Citizen
una imagen de un santo popular; los figurines de cerámica encon-
12 Citado en http://lilianaporter.com/about.php?scctionld=lO&section=
tradas en los mercados de pulgas. Estos objetos son de doble exis-
about&about=artist%20statement.
168 FRANCINE MASIELLO UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORÁNEA ARGENTINA 169

Kane". Su poema será una nostálgica alusión a los textos que ins- límite al relato ni a la abundancia de las fuentes citadas, Casas se
piran al poeta, pero -nota bene- en este caso, la biblioteca está vacía. compromete con la idea de un encuentro pennanenfe, una manera de
Los estantes que antes se reservaban para los libros ahora se llenan sostener e! movimiento en e! poema y de conservarlo en e! texto.
con los juguetes de la cultura de masas: no sólo el Luke Skywalker, De la multiplicidad, una imagen de convergencia, postulando la
sino los pequeños figurines encerrados en e! globo de nieve. Casas unicidad de nuestra condición humana.
pone atención en este pisapapeles de vidrio, recordatorio de las Para cerrar, quisiera referirme a un ensayo de Giorgio Agamben
relaciones amenas que antes idealizaban a la familia y el hogar. sobre la experiencia de lo contemporáneo, respecto a la cual se
Ahora, parecería, la memoria de la familia feliz se desplaza -y se observa un gesto simultáneo de fragmentar y soldar.
reduce- al espacio del globo de nieve. ¿Qué nos dice Casas con esta El poeta, en cuanto contemporáneo, representa [una] fractura, es
imagen tan solitaria y extraña? ¿Será la propuesta de una ilusión para lo que impide al tiempo formarse y, a la vez, es la sangre que debe
siempre perdida? ¿O será que nuestro único referente para designar suturar la ruptura. El paralelismo entre el tiempo y las vértebras de
lo afectivo está ahora alejado de nuestro contacto directo y sin la criatura y el tiempo y las vértebras de! siglo constituye uno de los
esperanzas de futuro? Como Joyce, como Welles, Casas parece temas esenciales de la poesía.
decirnos que la realidad se sostiene mediante una doble y contradic- Es por ello que e! presente que percibe la contemporaneidad
toria ficción en la cual nos vemos atrapados como figurines en e! tiene las vértebras rotas. En efecto, nuestro tiempo, el presente, no
globo de nieve donde toda relación afectiva queda fuera de nuestro es solamente e! más lejano: no puede de ninguna manera alcanzar-
alcance. Somos, de hecho, los "muertos vivos" que, igual a los nos. Su espalda está despedazada y nosotros nos mantenemos
cangrejos que dan título al poema, caminamos de un costado para exactamente en el punto de la fractura. A pesar de todo, por esto
otro, perdiendo de nuestra vista un avance hacia e! posible futuro. somos contemporáneos a él (Agamben).
El poema concluye con alusión a los inmigrantes nuevos que han Lo contemporáneo es quizás una extraña combinatoria de luz y
llegado a la Argentina ("La última migración a la Argentina trajo oscuridad, de lo arcaico y moderno, de los lugares conocidos y de
resultados desastrosos.! Y en los países periféricos,- la gente afec- aquellos lugares pertenecientes a una época pasada. Por lo tanto,
tada/ se vuelve invisible" 161) y nosotros, como ellos, pasamos a la explica Agamben, se destacan los espacios de movimiento y circu-
categoría de los muertos vivos, guardando la fantasía de la felicidad lación en los discursos de la actualidad: los teléfonos, los televisores,
depositada en un juguete de plástico, como si éste pudiera guardar los cables, los carros, por no hablar de las muchas citas literarias que
nuestra imagen y proteger contra la sombra. desestabilizan la idea de un solo lugar de producción. En la obra de
Las referencias a la cultura de masas pertenecen a la generación Casas, se insiste en este movimiento constante y también en las
de! 90 Y muy en particular a Fabián Casas. Producen la sonrisa materias que señalan una obra de construcción (el cemento, la ma-
irónica o un siniestro reconocimiento de la pobreza de nuestra dera, el hierro que posteriormente serán los edificios del conurba-
cultura actual; más importante aún, el amontonamiento de nombres no). Por cierto son las metáforas de la construcción de la poesía,
de diversas escalas culturales también señala una preocupación por pero también señalan la densa y variada materia que busca a su
fe temps perdu y la confusión de nuestros tiempos. Pero esta acumu- soldador. En el penúltimo poema de Hoda Ciry, Casas le dedica un
lación de imágenes se explica de otra manera, menos solemne, poema a José Luis Mangieri (1924-2008), el fundador de tres edito-
menos ideologizada. Al respecto, Susan Stewart se refiere a la liber- riales de poesía de magistral presencia en e! horizonte cultural ar-
tad de movimiento que ofrece el poema: "La poesía que trata el gentino, un poeta que reunió a los poetas de su país sin exigirles una
momento del encuentro se refiere a un encuentro vivido, un estética fija: desde Tuñón, Giannuzzi y Gelman hasta los poetas
momento de intercambio, y así incluye la posibilidad abierta de neobarrocos, sin dejar de cubrir a los poetas experimentales de la
transformación por medio del lenguaje" (165-166). Sin imponer un más variada inclinación, desde la generación del 80 hasta llegar a la
170 FRANCINE MASIEU.O UNA LECTURA DE LA POESÍA CONTEMPORÁNEA ARGENTINA 171

nueva promoción, incluyendo a Fabián Casas. El poema representa Dobry, Edgardo. "Poesía argentina actual: del neobarroco al objetivismo (y más
un homenaje a Mangieri por su labor durante una vida entera con- allá)". En Fondebrider 117-134.
Fishcr, Verónica Viola. Amga negra. Bahía Blanca/Buenos Aires: Vox, 2005.
vocando a los poetas. Muy apropiadamente, entonces, se llama "El
Fondebrider, Jorge, comp. Tre.r décadas de poesía argel/ti11a. 1976-2006. Buenos
Soldador". De él, Casas escribe: "Quiso ser un soldado pero fue un Aires: Libros del Rojas, 2006.
soldador,! Bajaba la máscara de acero/ y trabajaba durante la - . "Tres décadas de poesía argentina. 1976-2006". En Fondebrider 7 -43.
noche/ uniendo los destinos de personas/ que se rechazaban como Freidemberg, Daniel. "Todos bailan: El modo en las cosas". Diario dr poesía 21
órganos implantados" (Horla City 188). En sí, un aprecio elogioso y (diciembre de 1991): 23.
tierno extendido hacia Mangieri, pero también un comentario sobre Gambarotta, Martin. Seudo. Bahía Blanca: Vox, 2000.
Garda Hclder, Daniel. "El neobarroco en la Argentina". Diado de poesía 4
el compromiso del poeta con su oficio, esa labor de soldador que
(otoño de 1987): 24-25.
reúne los destiempos de nuestra época y también a la comunidad Genovese, Alicia. "La escritura poética en los años ochenta y en los nO\'cnta: de
humana. Enfocando esta materia que alterna entre la luz y la la sobrecarga a la liquidez". En Fondebridcr 91-99.
oscuridad, entre los fragmentos de realidad y su reconstrucción Heidegger, Martin. "Construir, habitar, pensar" [1951] 2004: http://,,,,-n,·.
final, los poemas de Casas parten desde la inmediatez del instante laeditorialvirtual.com.ar/pages/heidegger/heidegger_construirhabitarpensa
hasta alcanzar el momento mágico de la comprensión, siempre r.htm
Jim~nez, Paula. "La infancia del procedimiento" (20 n0\1cmbre 2006) hrtp:
afirmando un sujeto lírico en busca del otro a través de la "alquimia
/ /lainfanciadelprocedimiento.blogspot.com/2006/11 /paulajimcncz.html
del verso".
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Vignoli, Beatriz. Bengala. Buenos Aires: Bajo la luna, 2009. Resumen
Este artículo consta de dos partes: en la primera, a partír de otros estudios que
han establecido vínculos con algunas tradiciones místicas, propongo el estudio
de 'lna posible tendencia visionaria en la poesía latinoamericana. En la segunda,
analizo la etapa final de la poesía del argentino Néstor Perlongher, producida
mientras participaba del rito del Santo Daime en Brasil. Para ello, comparo las
características líquidas y coloridas de su escritura con las imágenes pertenecien-
tes a distintos contextos, como los de la psicodelia, los huicholes, la mistica
medieval y el sufismo.
Palabras claw. Néstor Perlongber, ayahuasca, psicodelia, mistica medieyal, su-
fismo, poesía visionaria.

1 Este artículo forma parte del proyecto "La mística en los límites de la poe-
sía contemporánea" (proyecto Fondecyt Iniciación a la Inyestigación #
11080248), Y fue presentado parcialmente en la conferencia "La insolación ime-
rior. El lenguaje visionario en la poesía latinoamericana contemporánea" (De-
partment ofRomance Languages & Literatures, SUNY at Buffalo, 25 de marzo
de 2010), en la ponencia "Perlongher y la rnistica visionaria" (Fifth Jntcrnatio-
nal Conference on Transatlantic Studics, Brown University, 9 de abril de 2010)
yen la ponencia "Néstor Perlongher: éxtasis liquido" (Encuentro lnternacional
Poesía y diversidades en América y España, Universidad de Chile, 2 de sep-
tiembre de 2010). Dentro del marco de este proyecto, he trabajado junto con la
alumna Alejandra León, de la Escuela de Literatura Creativa de la Universidad
Diego Portales, quien también ha estudiado a Néstor Perlongher en su tesis
Palabras chomat/fes: éxtasis y mación poética en Nésfor Perlongber publicada poste-
riormente en la revista Forma. Agradezco a Roberto Echavarren, Reynaldo Ji-
I ménez y Marcela Labraña por sus consejos en esta investigación, y a Jimena
I Castro y Pablo Vergara por su colaboración en la búsqueda bibliográfica.

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174 FELIPE CUSSEN NI~STOR PERLONGHER y LA POEsíA VISIONARIA EN L\TINOAMÉRICA 175

Abstraet tual" (93). Es este carácter de acontecimiento vital el que impone un


This artiele has two parts: in the first one, considering other srudies that have desafío que el místico no puede rechazar: esas escenas deben ser
established bonds with sorne m)'stical traditions, 1 propose the srudy of a po-
comunicadas, aunque para ello se cuente apenas con medios huma-
ssible visional)' tendency in Latin American poetry. In the sccond one, 1
anal)'ze the final stage of the poetry of Argentinean Néstor Perlongher, produ- nos aparentemente iGsuficientes, como las palabras o los pigmentos.
ced while participating in Santo Daime's riruals in Brazil. For that purpose, 1 La pregunta, estrictamente poética, sería: ¿cómo es posible reprodu-
compare the liquid and colorful characteristics of rus writing with images from cir ese mismo exceso, ese vértigo? Hildegard von Bingen, beguina
diferents contexts, such as ps)'chedelia, the huicholes, medieval m)'sticism and del siglo XII, se refiere a esta problemática en su carta al monje
sufismo Guibert:
Kryu/ords: Néstor Perlongher, Ayahuasca, Psychedelia, Medieval Mysticism, Su-
fism, Visional)' Poell)'.
lo que escribo es lo que veo y oigo en la visión, l' no pongo otras palabras
más que las que oigo. Lo digo con las palabras latinas sin pulir como las
1 oigo en la visión, pues en la visión no me enseñan a escribir como escriben
los filósofos. y las palabras que veo y oigo en esta visión, no son como las
Quiero escribir sobre la que considero una tendencia relevante palabras que suenan de la boca del hombre, sino como llama centelleante ,.
en la poesía latinoamericana contemporánea, que propongo calificar como nube movida en aire puro (CirIot, ed. 152). .
como visionaria. Estoy pensando específicamente en una serie de
obras cuyo objetivo primordial sería la excitación de la imaginación Tal como lo plantea, si se desea ser fiel a la experiencia "i,-ida, el
del lector, con el fin de obligarlo a proyectar en su propia mente vi- sujeto debe olvidarse de las convenciones para permitir que fluya
siones marcadas por la excesiva floración y superposición de formas este lenguaje inusitado, nuevo.
que parecieran pertenecer a otro mundo. Mi interés principal no son Si bien en nuestros tiempos este tipo de concepciones religiosas
tanto las creencias o experiencias que eventualmente las hubieran pueden parecernos muy lejanas, varios críticos han observado una
motivado, sino más bien las estrategias de escritura necesarias para pervivencia de este tipo de lenguaje en el arte y la literatura. Para
transmitirlas'. El análisis de esas estrategias recurrentes nos permiti- Victoria Cirlot, "[L]a experiencia visionaria de una cultura tradicio-
rá establecer un puente con las experiencias visionarias de otras nal puede ser comparada a la experiencia estética de algunos artistas
épocas y culturas, para así poder definir de manera más precisa los modernos cuya facultad visionaria es indudable al hacer florecer en
alcances contemporáneos de esta poética. la tela universos ignotos" (Hildegard von Bingen ... 232), Y destaca que
Como puntode partida quisiera situar el concepto de lo visiona- "ha sido el surrealismo el movimiento artístico que con mayor con-
rio desde la perspectiva de las tradiciones místicas. Si bien existen vicción se ha ocupado de las imágenes y de la imaginación como la
numerosos testimonios de experiencias que hablan de abandonos, fuente del misterio" (183). El poeta sirio Adonis también propone
silencios y noches oscuras, también hay muchos que refieren imá- esta vinculación en su ensayo S ujiStl10 y surrealismo, y pone un énfasis
genes y sensaciones exuberantes, cargadas de colores, sonidos y on- que trasciende el ámbito religioso:
dulaciones. Según explica Henry Corbin, el gran estudioso del su-
fismo en Occidente, este tipo de visiones no son meras ilusiones o La importancia que tiene el sufismo hoy en día no radica para mí en su con-
tenido doctrinal, sino en el método que emplea, es decir, en el camino que
alucinaciones pasajeras, sino que se trata de vivencias experimenta-
sigue para llegar a dicho contenido [... l. Su importancia hay que buscarla
das interiormente, que corresponden a "acontecimientos reales, cu- [...l en el universo que abre y, especialmente, en el modo de expresar dicho
ya realidad, se entiende, no es física sino suprasensible, psicoespiri- universo por medio del lenguaje. Todo lo cual puede afirmarse asimismo
sobre el surrealismo (35).
2 En "Un ensayo sobre mística y poesía contemporánea" justifico y desarro-

llo esta perspectiva de lecrura.


176 FELIPE CUSSEN NÉSTOR PERLONGHER y LA POESÍA VISIONARIA EN LATINOAMÉRICA 177

Cabría preguntarse, entonces, si es posible encontrar un impulso ficas de locura o enfermedad que habrán marcado su fe, lo impor-
similar dentro de la poesía latinoamericana de los últimos cincuenta tante es la pérdida del control y la mesura en sus escrituras: sus
o cien años. Para hacerlo, no hay que limitarse a las influencias di- creencias no se quedan guardadas en un lugar seguro, sino que se
rectas del movimiento surrealista, pues existe una serie más amplia abren a la intemperie. Pero en otros autores, esa base cristiana se
de autores de distintos ámbitos cuyas obras manifiestan esa misma desordena con otras adiciones. Un ejemplo acusado de este proce-
voluntad de apertura a través del lenguaje. Es importante reconocer, dimiento se observa en la poesía reciente de Roger Santi\"áñez,
sin embargo, que hoy en día nos enfrentamos a un panorama de quien recoge algunos ecos del lenguaje de la unión mística, pero los
creencias muy distinto al de las culturas de épocas anteriores. Si bien combina con el ritmo pegajoso del spanglish y citas cultas para crear
algunos de nuestros escritores explicitan su interés por algunas tra- escenas eróticas: "Succionas címbalo in resurrection/ Sino amara
diciones místicas, la mayoría de las veces sólo tienen un conoci- mar slowly ara-/ Ñaba sed hidratada melancolía sub/ [.. .JI Prima-
miento intuitivo o muy mediado. Estas enseñanzas y experiencias se vera pestañas suyas robadas/ / Adonis del invierno has muerto/
incorporan, además, dentro de un aprendizaje literario y filosófico Suéltense lágrimas Adonáis ya no estás más/ / Sea la armónica de la
híbrido, en el que pueden mezclarse las doctrinas del cristianismo, visión más pura" (171).
con un retorno más o menos ingenuo hacia las creencias de los Es muy frecuente esta tendencia a la mezcolanza, en la que los
pueblos originarios, con las huellas del hippismo, la sicodelia y hasta símbolos de diversas religiones se conjugan indiscriminadamente.
la ciencia ficción. Debemos tener presente, entonces, esa mixtura de A sí se observa en el sorprendente libro Las femterías del rielo, del casi
inspiraciones para establecer las primeras coordenadas de esta ten- desconocido Arturo Alcayaga Vicuña':
dencia visionaria.
Evidentemente, algunos autores sí se sitúan dentro de una reli- Así abrías e el sésamo adentro de las fauces de la cábala, en cuyo fondo se
gión específica, en especial el marco católico que ha empapado his- veía a los profetas bañarse en la tranquilidad de los finos cauces, donde por
tóricamente la cultura latinoamericana. En la poesía de Jacobo Fij- millonadas, el hueso uescalzo ha pateado con su taco profesional un re-
sultado de flores y osamentas, calcinando las orquídeas antes que el elio·
man, por ejemplo, encontramos símbolos típicamente cristianos tropo antes, que el asfodelo antes, que el fieltro de los pensamientos y \;0-
(Cristo, estrellas, palomas y corderos) como parte de una armonía letas, antes (71).
de sonidos y aromas: "Mañanas olorosas de la visión eterna/ en las
mañanas de todas las criaturas profundizadas en misterio/ Mañanas Muchos poetas actuales pueden incluirse en esta categoría más
olorosas de todas las criaturas en la visión eterna" (135)3. Héctor ecléctica. Por ejemplo, en Totémesis, del joven poeta Sergio Alfsen,
Viel TemperIey, en cambio, recurre a la imagen triunfante del Chris- convergen elementos del esoterismo y del psicoanálisis para rescatar
tus Pantokrator, quien toma posesión del cuerpo abierto durante la la figura del poeta como un iluminado y la fe en las potencias mági-
operación quirúrgica relatada en "Hospital Británico": "Delante de cas del lenguaje:
la postal estoy como una pala que cava en el sol, en el Rostro y en
los ojos de Christus Pantokrator" (376); "El sol entra con mi alma Onomatopéyico al tarot y sobre el iris yunque o yugo hablo no en hocico
en mi cabeza (o mi cuerpo -con la Resurrección- entra en mi al- en exequias fieles reveladas luz de claustro ansío jugo vaginal de ,;eja \;rgen
ma)" (382). Ambos, sin embargo, se sitúan lejos de ese tipo de poe- instante no salvado he vomitado lugares no placeres l... ] jadeo puertas
sía, tan piadosa como conservadora en su forma, que suele poblar hegemónicas sin historia desenlace concreto de la jungla cenestesia re
reconoces bíblica en el deseo de las urnas (11).
las antologías de lírica religiosa. Más allá de las experiencias biográ-

3 Analizo con mayor detalle a este poeta en mi ponencia "Sinestesia y dina- 4 En mi ensayo "Exceso y heterodoxia en Entredios de Arturo Alcayaga" me
mismo en la poesía mistica de Jacobo Fijman". refiero también a otro libro del mismo autor.

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178 FELIPE CUSSEN NI~STOR PERLONGHER y LA POESÍA VISIONARIA EN L~TlNOA~!ÉRIC\ 179

De manera similar, Manuel Padilla, en Ahavá-poetizante busca un religiosas y antirreligiosas) es posible observar ese mismo impulso
regreso al Paraíso mediante "un lenguaje mayormente conceptual, efusivo, donde el lenguaje pareciera convertirse en un fluido de
abstracto y arquetípico-valórico, y con un interior algún toque-in- imágenes que entran hacia el cuerpo: "El mundo se me entra por los
fluencia de la mirada mística de la Cábala", como explica en la sola- ojos/ Se me entra por las manos se me entra por los pies/ Me entra
pa de su libro. Este lenguaje combina además una serie de manie- por la boca y se me sale/ En insectos celestes o nubes de palabras
rismos gráficos y referencias musicales: "circunstancia_apetecible:/ por los poros/ [... ] Mis ojos en la gruta de la hipnosis/ l\Iastican el
"música-finalidad;/ masiva"'; agente_(pro-)Iatente; sesión/ -Alaban- universo que me atraviesa como un túnel" (42).
za./"discomix-justificada Gazz_fusión)_e1ectrónicamente;/ fashion/ Hay otra ruta que me parece interesante explorar, que se nutre
consciente_/ genial" ... / (pausa; dinámica_pensativahippie/ -cróni- de los ritos de culturas originarias en torno a sustancias enteógenas,
ca~./ trance-protocolar:! "danza-acompañada;/ energética" (38). Es y donde el poeta pasa a ejercer otro tipo de roles. Roberto Pin, por
~vIdente que aquí no existe ninguna adscripción religiosa, pero lo ejemplo, desde una perspectiva romántica y dionisíaca, pretende
Interesante es que con este gesto parece proponer que los cante ni- convertir al poeta en un chamán. Para ello despliega una imaginería
d?s de u~a u otra ortodoxia son insuficientes por sí mismos, y que selvática y cósmica, poblada por figuras tan diversas como Paracelso
solo. medIante su su?erposición pueden recuperar su energía y po- y Rimbaud, y la experiencia poética se convierte en una iniciación y
tenCIal evocador. ASI, estos símbolos son utilizados como adornos o una ascensión: "a vítrea liba<;:ao das páginas de poesia/ ilumina as
ta~smanes ~e una escenografía recargada y sugerente, cuyo movi- escadas do éxtase" (123). Otros, en cambio, asumen la perspectiva
!luento es dictado por el ritmo de las palabras en continua sucesión. del hombre moderno que va hacia el encuentro de estas experien-
Frente al exceso de este tipo de marcas culturales, podemos en- cias, y sus relatos tienden más al registro testimonial, invitándonos a
contrar otras modulaciones en las que las referencias no son tan ex- seguirlos en su trayecto. Así ocurre en el poema "\Xiirikuta" de Víc-
plícitas, pero cuyas palabras también remiten a los efectos de luces tor Sosa, que registra un viaje al desierto en busca del peyote, para
coloridas, sonidos estridentes y energías mágicas. Así, al final de Ov- desembocar en imágenes y sonidos explosivos: "Cada croar es un
nipersia de Ná Kar ElIiff-ce, se narra lo que podríamos denominar quasar/ (quasi star o casi estrella) que estalla y vuelve a estallar" (24).
como un viaje místico: "Es un acceso al alma el ascenso en tromba Es obvio que este tipo de experiencias no son privativas de los
hacia el tornado del cielo/ y del mojado de gemas obtienen la esme- poetas latinoamericanos, pues hay una gran cantidad de escritores
ralda-nieve de sus cabezas del brío/ y un enroscarse a las ranuras de otras latitudes que también emprendieron la misma búsqueda.
ornit~fá~cas del viento sangrado/ conductos de la espía y avenida Quizás el caso más conocido es el de Antonin Artaud quien, a partir
energIa... (138). En un poema de Reynaldo ]irnénez, por otra parte, de su encuentro con los tarahumara, refiere sensaciones similares:
corren velozmente "vítreos fluidos promesantes conjuros fulmina- "Se siente uno como dentro de una ola gaseosa que desprende por
res oh anteverte/ sin supe habría instante para involver sónicanti- todas partes un incesante chisporroteo" (34). Otro autor francés
güo reguero" (Plexo 111), y esta fluorescencia recuerda más una am- que siguió esta ruta es Serge Pey, quien compartió con los huicholes
b~entación sicodélica o tecno que una escena de recogimiento reli- los ritos en torno al peyote. Sus poemas tienen una alta carga sonora
gIoso. Vale la pena notar que el título de este poema es "Incondu- y utilizan variados recursos visuales, con la pretensión de convertir-
cente", lo que podría leerse como una propuesta distinta de comu- se en himnos 5• También son famosas LAs cartas de la f!)'ahuasca entre
nicación mística: no un proceso desde este mundo hacia el otro con William Burroughs y Allen Ginsberg; éste último no se queda corto
pruebas y etapas predeterminadas (como solía establecerse e~ las a la hora de transmitir esa sensación de inmensidad cósmica: "el pu-
tradi~iones reli~osas), sino una vuelta en círculo, donde ya todo está
reunJ?o desde ~Iempre. Incluso más atrás, en un libro como Altazor
de VIcente Hwdobro (que ha admitido una diversidad de lecturas 5 Enrique Flores explora con mucho detalle el libro Nieriko en su articulo
dedicado a Serge Pe)'.
180 FELIPE CUSSEN NÉSTOR PERLONGHER y LA POEsiA VISIONARlA EN LATINOAMÉRlCA 181

to Cosmos entero estalló a mi alrededor" (86), "Me sentía como una caciones posteriores de Perlongher encontraremos más poemas li-
serpiente vomitando el universo" (87). gados a la experiencia del Santo Daime, pero barajados .con otros
Estos ejemplos que he citado Gunto con muchos más que se po- que retoman temáticas ya desarrolladas en otros de sus libros y al-
drían agregar) nos permiten determinar la amplitud y diversidad de gunos más provocados por la inminencia de la muerte. Dentro de
esta poesía visionaria en Latinoamérica. Más allá de la experiencia este grupo sí hay algunos poemas que buscan replicar de manera
que haya o no vivido el autor, o de las creencias y referencias a las más explícita los códigos de una celebración ritual. Uno de ellos. es
que aluda, e! tipo de efecto que intenta provocar en el lector es simi- el "Auto sacramental do Santo Daime" (publicado en la recopila-
lar. Sus estrategias son excesivas: disolución de! sujeto, simultanei- ción Papeles instlmisos), y otro es el extenso poema "Alabanza y exal-
dad y confusión de planos, sinestesia, paradojas, enumeraciones tación del Padre Mario", incluido en Chomo de las illlminaaones, en el
caóticas, aliteraciones y paranomasias, reiteraciones obsesivas y glo- que se adopta el formato de una letanía, y se pide, por ejemplo: "Oh
solalia. Es, a fin de cuentas, un lenguaje en ebullición, en llamas co- Padre/ Píntenos/ el alma de todos los colores háganos multiformes
mo diría Hildegard, que bombardea sensorialmente al lector y le como una paleta de Quinquela no deje que nos esclarezcamos o
produce lo que podríamos denominar como un "mareo místico". aclaremos dénos la más barroca confusión" (Poemas completos 346).
Es precisamente esa "disposición poética y barroca" (Prosa plebe-
2 ya 162), la que permite una de las posibles vías de análisis de esta
experiencia en relación con e! resto de su obra lírica y e! canon neo-
Una vez abierto este mapa, me interesa establecer vínculos con barroco que intentaba conformar. Otros críticos, en cambio, han
experiencias pertenecientes a contextos culturales aún más diversos. enfatizado la dimensión psicológica y sexual; Ben Bollig, en particu-
Me enfocaré en un autor que combina muchas de las características lar, desarrolla una atractiva interpretación a partir del masoquismo
ya mencionadas, pero que ofrece una propuesta particularmente in- místico (197-207). Roberto Echavarren, por su parte, sitúa a Per-
tensa: el poeta argentino Néstor Perlongher. Su trayectoria estuvo longher dentro de un contexto más amplio del rol de las drogas en
marcada por las luchas en frentes políticos y de reivindicación se- contextos culturales indígenas o urbanos, y de las relaciones entre
xual, y las reflexiones en torno a una poética neo barroca o neoba- escritura y drogas, mencionando a Huxley, Ginsberg y Burroughs
rrosa. En sus últimos años de vida (a fines de los 80 y comienzos de ("El azar y la droga"), y en esa misma línea se encuentra el artículo
los 90 en Brasil) participó en el Culto Ecléctico de Fluente Luz Uni- "Chamanismo y neobarroso: poética de la ayahuasca", de Enrique
versal, en el que se mezclan elementos de origen católico, espiritista, Flores. Es ésta la perspectiva que quisiera ampliar y prolongar su-
indígena, africano, esotérico, y que se basa en el canto de himnos y mando otros puntos de comparación que nos permitan comprender
el consumo del Santo Daime (la ayahuasca). El impacto de esta ex- mejor este fenómeno en su dimensión visionaria.
periencia se refleja directamente en su libro Aguas aéreas, publicado Como el propio Perlongher describe en "La religión de la
en 1991, que se cierra con una nota explicativa: "Estos poemas se ayahuasca" (Prosa p/ebrya 155-68), el proceso de ingesta implica dis-
inspiran en la experiencia del Santo Daime. Agradezco al Centro tintas etapas perceptivas, desde una vibración de la luz que pareciera
Ecléctico de Fluyente Luz Universal, 'Flor de las aguas', de San Pa- estar a punto de estallar, luego una fase de visiones abstractas, y fi-
blo, por el privilegio de haberme permitido acceder a la bebida sa- nalmente la transformación de esos puntos y líneas en las figuras de
grada" (Poemas completos 301). En la lectura de los más de treinta los santos y las divinidades de! panteón del Santo Daime. De esas
poemas de Aguas aéreas (casi todos en prosa) no encontramos un re- etapas, creo que Perlongher consigue transmitir con especial fuerza
gistro detallado y ordenado de estas experiencias, aunque sí se pue- la primera y segunda, las no figurativas, especialmente en aquellos
den encontrar alusiones al víaje en canoa por la selva y a la materia- poemas de Aguas aéreas que, más que describir, nos enfrentan a es-
lidad de la bebida: "la divinidad líquida" (263). Dentro de las publi- cenas fugaces donde se confunden los elementos de distintos planos
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182 FELIPE CUSSEN N (;STOR PERLONGHER y LA POESÍA VISIONARIA EN LATINOAMÉRlCA 183

vitales. Es así que se produce, como muy bien explica Echavarren, gunos de sus cuadros, reunidos por Luis Eduardo Luna en A)'a/mas-
una "licuefacción del yo". Ya señalaba también Perlongher que la ca visions, llama la atención no sólo la descripción de un ambiente
poesía es una forma de éxtasis porque implica un estado de trance, y geográfico y de las tareas o vicisitudes del curandero, o la sobrepo-
cita a Georges Lapassade, para quien "la poesía moderna es extática blación de figuras (serpientes, hombres, ángeles, dioses e incluso
porque no remite a una comprensión. No se puede encontrar un ovnis), sino especialmente el carácter saturado de los colores: las
código de interpretación y hay que navegar por los flujos que la ondas fulgurantes y resonantes que atraviesan estas escenas yibran
misma obra poética va indicando" (Papeles insumisos 346). En efecto, de la misma manera que los poemas de Perlongher.
aquí encontraremos secuencias cargadas de asociaciones libres pero Es interesante comparar las imágenes de Amaringo con las de
muy sugestivas, que no piden una explicación ni menos un desci- ottas culturas que centran sus rituales en torno a sustancias enteó-
framiento, sino que invitan a deslizarse: "Sirenas de celofán! en los genas. Los huicholes, por ejemplo, representan visualmente su ex-
agujeros de la red,! medio cuerpo de náyade! en el tecnicolor de periencia con el peyote mediante luces vibrantes y coloridas, con
espumas! cuyas salpicaduras esparcían! un arco de partículas de líneas de colores alternados que sugieren el movimiento de las on-
polvos! y burbujas" (Poemas completos 268). También es muy impor- das al que se refería Perlongher y que también veíamos en Amarin-
tante la textura sonora, y encontramos algunos pasajes con alitera- go. Por ejemplo, en un cuadro de estambre o nierika reproducido en
ciones que intentan salir de la página: "Zambullen la ondulación el libro Plantas de los dioses, se observa claramente cómo los peyote-
chispas de espuma suave" (282); "Volado de repliegues de almidón ros y el chamán alcanzan la unidad mistica con Tatewari, el dios del
en olas u orlas oleosas de incienso aire en volutas" (290). La sintaxis fuego y primer chamán (Schultes 150).
es elástica y apurada, pues apenas florece una imagen ya es reempla- Y es igualmente atractivo vincular las representaciones visuales y
zada por la siguiente. El efecto de abstracción y extrañamiento es verbales de Amaringo y Perlongher con las que Henri Michaux pro-
conseguido mediante la descontextualización de elementos cotidia- dujo a partir de sus investigaciones con la mes calina (extraída del
nos. Como se observa, además, la gran mayoría de los términos in- peyote). En Misérable mirae/e, uno de sus varios libros de esta etapa,
cluidos en estos versos no portan un particular simbolismo religio- dibuja a lápiz distintos tipos de luces vibrantes (71) y exclama: "Pu-
so, e incluso pertenecen a ámbitos ajenos al del ritual. Pero sí for- llulation! Pullulation partout! Pullulation dont on ne peut sortir"
man parte del imaginario propio de Perlongher en su poesía previa, (72). Se trata, a fin de cuentas, de ese carácter energético que Rey-
por lo que esa superposición nos deja ver cómo la corriente de sen- naldo ]iménez observa en Perlongher, esa acción "incantatoria,
saciones padecidas durante la visión va arrastrando el contenido de chamánica, donde la palabra está más para invocar fuerzas y remitir
su conciencia. energías que para nombrar específicamente" (Documental Per-
Lo que sí tienen en común varios de los vocablos escogidos es longher).
su cualidad cromática y lumínica: podríamos decir que la luz es, a fin Durante los años 60 y 70 muchos científicos y artistas intentaron
de cuentas, el personaje central en estos textos. Y no es una luz pa- replicar estos disparos sensoriales mediante otras vías. lean Houston
siva, sino ondulante: desde el "titilar" (257), "elástica luminosidad" y Robert E. L. Masters refieren cómo, después de estudiar las "ex-
(261), "ola, orla y aureola de la lu!{.' (265), "temblorosa iridiscencia" periencias de tipo religioso" provocadas por el LSD, tuyieron gue
(269), "el temblor de la vela de la luz" (289) en Aguas aéreas hasta las buscar nuevas formas cuando esta droga fue prohibida por el go-
"lriadaciones escaldantes", "circular de fluorescencia que fosfore- bierno estadounidense. Para ello produjeron un "aparato para la
ce", "el armonio vibrátil del color" (337) del poema "El ayahuas- provocación de estados alterados" (ASCID) y un "ambiente audio-
quero" de Chorreo de las iluminaciones. Este poema está basado en un visual" (AVE). En este último se proyectaban velozmente diapositi-
cuadro de Pablo Amaringo, quien por muchos años pintó las visio- vas mientras el sujeto escuchaba música electrónica por auriculares,
nes que observó mientras actuaba como "vegetalista". Al mirar al- y se registraron experiencias calificadas como "extáticas y visiona-

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184 FELIPE CUSSEN NÉSTOR PERLONGHER y LA POESÍA VISIONARIA EN LATINOAMÉRICA 185

rias" (225-227). También e! poeta y artista Brion Gysin creó su experiencia visionaria conlleva martirio y deslumbramiento. La cita
"Dreamachine", una máquina que emitía rápidos pulsos de luz y en "Luz oscura", de Chorreo de las iluminaciones (Poemas completos 312),
que debía verse con los ojos cerrados. Nació de una experiencia na- y abre Aguas aéreas con un epígrafe suyo cuya primera linea dice: "Es
tural: al viajar en bus por una larga avenida de árboles, Gysin cerró como ver un agua muy clara que corre sobre cristal y reverbera en
los ojos frente al sol, y, debido a la frecuencia regularmente intermi- ello el sol" (253). Creo, sin embargo, que dentro de! cristianismo
tente de la luz, sintió cómo "[a]n overwhelming flood of intense!y podemos encontrar otros ejemplos que resuenan con mayor fuerza
bright patterns in supernatural colors exploded behind my eyes" tras la lectura de estos poemas y las imágenes. Pienso en la misma
(113). Luego de esta potente visión interior la concepción de su pin- Hlldegard van Bingen, cuyas visiones remiten constantemente a
tura fue modificada, y años después especularía incluso que la con- fuegos rutilantes, como en en este "fuego lucidísimo, inabarcable,
versión de San Pablo se habría debido a una situación idéntica. Por inextinguible, todo viviente y toda vida, en cuyo interior había una
esa década también se hicieron famosos los Light Shows, que fun- llama de color aéreo que ardía con suave soplo" (Cirlot, ed. 196) o
dían en vivo la música de grupos como como jefferson Airplane y en la visión del hombre de color de zafiro (198). Como puede ob-
Pink Floyd con proyecciones visuales. Uno de los más reconocidos servarse en las miniaturas que acompañan estas visiones, e! carácter
fue "The joshua Light Show", cuyos "liquid loop s" se creaban com- ondulante de esta luz también es representado mediante lineas ama-
binando e! uso de estroboscopios y la manipulación de agua, gliceri- rillas y rojas intercaladas, al igual que en la imagen de los huicholes
na y otras sustancias coloridas sobre superficies transparentes. A recien mencionada.
juicio de Marquaille y Sandrolini, estas explosiones en movimiento y aún más patente resulta este fuego derramado que le proyoca
simulaban, pero también intensificaban, e! estado alucinatorio pro- una iluminación: "vino del cielo abierto una luz ígnea que se derra-
ducido por el LSD (346), y reflejan la tendencia general del arte psi- mó como una llama en todo mi cerebro, en todo mi corazón y en
codélico a unir formas orgánicas, nuevas tecnologías, y las imágenes todo mi pecho [.. .]. y de pronto comprendí el sentido de los libros,
propias de un difuso fondo de tradiciones místicas (340). de los salterios, de los evangelios" (180).
Vale la pena preguntarse, entonces, si las palabras, las simples Estas imágenes y testimonios resultan sorprendentemente cerca-
palabras, son capaces de provocar efectos comparables a los de un nos a las provocados por la ayahuasca y e! peyote, y aún más a esta
ritual con drogas o un espectáculo psicodélico. En el caso de Per- descripción de la chamana maza teca María Sabina: "Si suena la mú-
longher, los colores, sonidos, texturas y movimientos van confor- sica, yo bailo en pareja con los Seres Principales y también veo que
mando una experiencia sinestéstica similar a las recién descritas, y el Lenguaje cae, viene de arriba, como si fuesen pequeños objetos
también se buscan efectos sorprendentes que aturdan al lector: luminosos que con fuerza caen del cielo. El Lenguaje cae sobre la
"cohetes de coronas/ [... ] lanzando joyas fúlgidas" (Poemas completos mesa sagrada, cae sobre mi cuerpo. Entonces atrapo con mis manos
276). Pero quizás lo más potente sea e! carácter envolvente de este palabra por palabra" (Estrada 91).
conjunto de textos (particularmente la lectura de Aguas aéreas como Volviendo al ámbito medieval, encontramos a otra mística, :Ma-
una totalidad). La reiteración de ciertos sonidos y ciertas palabra~, tilde de Magdeburgo, que alude a los canales líquidos de comunica-
así como la forma despedazada de un discurso en el que todo se ción, y que recoge sus experiencias en un volumen titulado La luZ
mezcla y que no se solidifica un mensaje, una dirección única, van fll!Ye11te de la divinidad. Allí, Dios establece un contacto mediante un
provocando ese efecto de mareo que señalaba algunas páginas atrás. lenguaje igualmente líquido: "Las palabras significan mi maravillosa
Si queremos profundizar más en la capacidad de esta poesía para divinidad./ Fluyen incesantes/ en tu alma desde mi divina boca"
remitir una experiencia visionaria, es necesario igualmente recuperar (cit. en Cirlot, "La dulce caída de Matilde de Magdeburgo" 150-
los testimonios de las religiones tradicionales. Néstor Perlongher 151). Pero esta manifestación va más lejos y consigue la anulación
acudió a Santa Teresa de jesús, una figura de la mística católica cuya total de la voluntad:
186 FELIPE CUSSEN NI~STOR PERLONGHER y LA POEsiA VISIONARIA EN LATlNO/\~IERICA 187

naldo ]iménez recuerda una declaración de Perlongher: "No quiero


El magno fluido de! amor divino, que nunca está parado, que emana siem- ser un poeta sólido, sino fluido" (Papele.r insl/miso.r 501). Quizás sea
pre, sin pausa y sin trabajo alguno de manos, siempre infatigable y jovial, de ésta la clave para comprender de manera más profunda la poética de
manera que nuestro pequeño vasito se colma a rebosar; si nosotros no lo
su última etapa. Tal como señala Echavarren, estas secuencias de
obturamos con nuestra propia voluntad, nuestro pequeño vaso rebosa
siempre de ese don de Dios (cit. en Keller 119). visiones y sonidos requieren "un agua por donde fluyan, como un
perpell/u!!J !!Jobile, una pantalla líquida que no cesa de brindar lo que
Por último, vale la pena volver la ITÚrada a los estudios sobre el no se sabía que estaba allí" (en su prólogo a Poemas completos 11). El
sufismo de Henry Corbin. Me interesa particularmente una figura propio Perlongher recurre a similares metáforas para explicar las
analizada en su libro El hombre de luZ en el sufismo iranio, Najmoddin cualidades de su lenguaje saturado, que '''abandona' (o relega) su
Kobd., quien desarrolla una compleja descripción de las diversas función de comunicación, para desplegarse como pura superficie,
etapas de una e;periencia visionaria que culrrúna en la visión del co- espesa e irisada, que 'brilla en sí'" (Pro.ra p1eb0'a 95), en la que se
lor esmeralda. Esta es una de las primeras: "Q]ibera el florilegio líquido (siempre fluyente) de los versos de la
sujeción al imperio romántico de un yo lírico" (94). Las formas des-
Ocurre que contemplas con tus ojos aquello de lo que no tenías todavia parramadas de su escritura son precisamente las que atestiguan que
más que un conocimiento teórico por la mente [... l. Cuando visualizas una no quiso oponer resistencia al torrente de visiones.
lluvia que desciende, sabe que es un rocío que cae de los lugares de la Mi- Tanto en la poesía sufí como en las místicas medievales, el ori-
sericordia divina, para vivificar las tierras de los corazones adormecidos en
la muerte. Cuando visualizas un resplandor en el que estás al principio hun-
gen de la visión y la inspiración de la escritura se adjudicaban a la
dido y del que luego te liberas, sabe que es el aniquilamiento de lo superfluo inspiración divina. Aquí, en cambio, se celebra la escritura misma
que se origina en el elemento fuego. Por fin, cuando visualizas ante ti un como un ritual propio. De ese modo, a pesar de partir desde el culto
espacio grande y amplio, una inmensidad, abriéndose a las lejanías, mientras y el saber propios del Santo Daime, la experiencia que nos transITÚte
que por encima de ti hay un aire !impido y puro y en e! horizonte percibes no es solamente la ingesta de una bebida sagrada sino, a fin de cuen-
colores, verde, rojo, amarillo, azul, sabe que esto anuncia el paso por las al- tas, la del propio lenguaje que, en sus palabras, "se presenta a sí
turas de ese aire hasta el campo de esos colores (92).
ITÚsmo con todos sus fulgores y oscuridades, sus pozos y cumbres"
(Papeles insumiso.r 346). En la medida que este lenguaje fluye, se va
Así, entre luces que suben y bajan, se llega a un punto en que el
despojando de su capacidad denotativa, se va desprendiendo de las
rostro ha sido c~bierto por la luz:
reglas y devociones que inicialmente lo impulsaron, para llegar a una
En ese momento hay ante ti, frente a tu rostro, otro rostro igualmente de
transmisión conscientemente efectista y renovada de la visión. Esa
luz; también él irradia luces, mientras que detrás de su velo diáfano se hace visión se proyectará sobre nuestras propias mentes como un bom-
visible un sol que parece animado con un movimiento de vaivén. En reali- bardeo que también barre con los obstáculos de la razón. A la vez,
dad, ese rostro es tu propio rostro, y ese sol es el sol del Espíritu [... l que esta aventura es quizás más solitaria, pues sus poemas no nos ofre-
va y viene en tu cuerpo. Después la pureza inunda el conjunto de tu perso- cen como premio la aparición de las figuras del panteón del Santo
na (100).
Daime: no hay nadie esperando al viajero.
Sabemos que en sus días finales Perlongher se retiró por desave-
Ya no es el derrame hacia afuera, sino hacia el interior del propio
nencias del culto del Santo Daimc, y puntualizó que los poemas es-
cuerpo.
critos durante esa experiencia no tenían una finalidad religiosa, sino
Las experiencias de los místicos dan cuenta de su disposición a
meramente estética: "Es un goce con las palabras. Un goce inclusi,-e
ser inundados por esta divinidad líquida. Pero ¿cuál puede ser el tes-
de las partículas, que son" (Papeles insumisos 386). Al disolverse las
timonio, hoy, de un poeta que se enfrenta a esas experiencias? Rey-
creencias y los ritos de la ayahuasca, entonces, sólo le queda su es-
188 FELIPE CUSSEN NÉSTOR PERLONGHER y LA POEsíA VISIONARlA EN LATINOAMÉRICA 189

critura. Su última entrevista se tituló justamente "Recibir los him- Flores, Enrique. "Pey/peyotl: Nierika y los cantos chamánicos huicholes". Re-
nos, pero celebrar el vacío". Y ésta resulta, a mi parecer, una de las Insta Laboratorio 1 (primavera 2009): http://'W'WW.revistalaboratorio.d/
posibilidades más altas de la poesía visionaria en nuestros tiempos: 2009/12/peypeyotl-nierika-y-los-cantos-chamanicos-huichol es-21
- . "Chamarusmo y neobarroso: poética de la ayahuasca". Re/lista Laboratorio 5
cuando ya no queda nada que celebrar, es preciso recoger todas las
(primavera 2011): http://www.revistalaboratorio.cl/2011 /121 chamanismo-
palabras para celebrar el vacío. y-neobarroso-poetica-dc-la-ayahuascal
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190 FELIPE CUSSEN

REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA


Schultes, Richard Evans, y Albert Hofmann. Plan tal de 101 dioJe!; ongenel del 1110 de
Año XXXVIII, N° 76. Lima-Boston, 2"0 semestre de 2012, pp. 191-205
1
,01 aL"
IIcznogenol. Alberto Blanco , Gastón Guzmán)' Salvador Acosta, trads.
México DF: Fondo de Cultura Económica, 2000.
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Viel Temperley, Héctor. Obra completa. Buenos Aires: EdiCIOnes del Dock, 2004.
LA ESCRITURA NEOBARROCA.
TRADICIONES y EFECTOS EN LA LETRA ARGENTINA
(ARTURO CARRERA y T AMARA KAMENSZAIN)

Nancy Femández
CONICET I Universidad Nacional del ¡Har del Plala

Resumen
En el presente trabajo intentamos situar el término neobarmro en el contexto de
las tradiciones europea, latinoamericana y argentina, entendiendo la idea de tra-
dición como categoría teórica que permite pensar (a diferencia de la de ranon)
en la experimentación artística. En este sentido, procuramos ad"ertir de qué
modo poetas como Carrera)' Kamenszain adoptan técnicas)' procedimientos
que dan cuenta de una noción de forma yel problema del sentido.
Palabral clave: escritura, neobarroco, tradición, experimentación, Arturo Carrera,
Tamara Kamenszain.

Abstract
The present work attempts to situate the Neobaroqlle terrn in the contela of me
European, Latin American and Argentine traditions, understanding me mea-
ning of tradition as a theoretical categar)' that allows us ro lhink (as opposed to
the category of canon) on artistic experimcntation. In mis way, \Ve intend lO rc-
Cognize how poets such as Carrera and Kamenszain adopted procedures and
techniques that expound the notion of farm and me problem of sense.
Keyword.r: writing, neobarroque, tradition, experimentation, Arturo Carrera, Ta-
mara Kamenszain.

Situar el término escritura al comienzo de un trabajo implica pen-


sar en e! contexto de emergencia que no se agota en e! mero rescate
del barroco clásico de Quevedo y GÓngora. En este sentido, estos
nombres propios inscriben una entrada clave en e! sistema de filia-
ción donde los máximos exponentes de! signo neobarroco en la cul-
tura argentina sellan un pacto de apropiación y desvío en una cun-a
que va de las mencionadas citas españolas a la filiación latinoameri-
cana permeable a la experimentación europea post-simbolista (de

'---'-.-_-~~---
LA ESCRITURA NEOIlARROCA ... EN LA LETRA ARGENTINA 193
NANCY FERNANDEZ
192
to con Germán García y Luis Gusmán, el grupo artístico intelectual
Mallarmé, pasando por la vanguardia histórica en especi.al de Du~
acuñado en los escritos, algunos sin firma, de la revista Literal Re-
champ, hacia la poesía contemporánea de Bo~neff~y, Michaux). SI
vista de culto si las hay, asumió una conciencia deliberadamente eli-
bien este argumento tiene un nivel de generalidad, esta se hace ne-
tista al rechazar de plano no sólo aquellas rémoras lacrimógenas que
cesaria a fin de conceptualizar los modos mediante los cuales las
provenían del naturalismo boedista, sino toda concepción discursin
poéticas establecen sus vínculos y diferencias, constituyendo un
que seguían las prescripciones del realismo clásico (al menos como
proceso de admisiones, cruces Y exclusi~ne~ para sosten.er aquello
lo conocemos desde su oficialización luckacsiana en 1934). La pos-
que en defInitiva no es sino e! mapa identltano que garan.tiza ~u ~:n­
tido y su eficacia. Términos como letra y trazo, marca e IDscnpclOn, tura de vanguardia aquí toma la dirección sectaria y antipopulista
signo y significante, serán nociones centrales a la hora de abordar cuyas consignas son reafirmadas por Osvaldo Lamborghini, aún
aquellas operaciones de escritura que exceden la clausura de un tex- después de la disolución del eje "tribal", como gustaron en recono-
to (en tanto producto y resultado de! verdadero work in progress en
cerse con nombres y prácticas que tuvieran que ver con la condición
que consiste e! neobarroco). Dichos términos serán el fundamento de comunidad, de sujeto grupal o colectivo, pero partido y en disen-
de una concepción artística, poética, literaria y cultural que hace de so de una sensibilidad general, o de un sentido común y tranquiliza-
la letra el sustrato de! fragmento y la ruina, los cuales, a su vez, en dor del consenso y la pluralidad. De hecho, de modo diferencial a
tanto procedimientos, o mejor, operadores, dan forma a tres de los los libros, la revista contemporánea a Literal que lideraban Beatriz
problemas que oficiarán de vértices: espacio, tiempo y subjetividad. Sarlo, Ricardo Piglia, Tato Schmucler, Nicolás Rosa, funcionaba
Volviendo al principio, si hablamos de escritura, es para dar ampliando los criterios de análisis y difusión al privilegiar una políti-
cuenta de una práctica en proceso donde la lengua evita el cierre e~ ca de inclusión y diversificación, que diera cuenta de lecturas socio-
los géneros literarios. Porque si bien es plausible hablar de "moV1- lógicas. Osvaldo Lamborghini fue reseñado. Esa posición extrema,
miento poético" o directamente de poesía, es a través de Escrito con sostenida ~n la ilegibilidad que borra los valores de la burguesía (y la
un nictógrqfo, de 1972, que Arturo Carrera repone un lazo con la bi- clase media), subvierte la moral y la estética para declararse en pri-
blioteca latinoamericana a través, sobre todo, de José Lezama Lima mera persona, fuera de sistema. De ahí en más será atendible un re-
y Severo Sarduy, dando un movimiento de inicio para lo que en Ar- lato, anómalo dentro de la obra de Lamborghini, como "El niño
proletar~o", corrosiva parodia a los relatos de Elías Castelnuoyo; pe-
gentina o más aún, e! Río de la Plata, se conocerá como.neobarroco.
Sarduy, quien prologó muchos de sus libros, no restnnge su pro- ro tambIén funcionará, más allá de posturas hiperbólicas, como una
ducción a la poesía (más allá de sus Poemas bi'(flntinos) ni a las con- constante cuando en una entrevista que le concede a Mónica Tam-
venciones narrativas que colocarían a Cobra en e! sitio taxonómico borenea y Alan Pauls a principios de los 80 ("Entrevista"), coloca en
de novela. Si este es el rótulo que dicho texto recibe, lo cierto es que e: lugar de e?emigo a Raúl González Tuñón, precisamente por con-
su escritura desborda cualquier indicio que atente contra su inheren- SIderarlo artlfice de una poética triste, quejosa, pietista, obstinada en
te condición de exceso, del plus que desfonda el travestirniento de la comunicación.
los géneros (masculino-femenino; pero también literarios). Cabe re- Carrera reelabora un sentido de vacío que repone las galaxias as-
cordar aquí que e! marco de referencias culturales de Sarduy pro- trales con Sarduy, matizado con cierta concepción de silencio, allí
mueve la re!ectura del legado postestructuralista telqueliano (Kris- donde la muerte ocupará un lugar protagónico; cuando apela a los
teva, Barthes, Sollers, Ricardou, etc.) y la del psicoanálisis (Freud y ancestros y habla de y con su abuela, no debe confundirse con una
Lacan). El trazo genealógico más inmediato, más contemporáneo e~ocación nostálgica ni con la estricta codificación de las conven-
que introduce a Carrera en e! campo artístico argentino, se articula CIones eleo-iacas
o- .,Aq' , b·le~ ,se prod
Ul mas uce·IDvocación y plegaria
entre Sarduy y Osvaldo Lamborghini, cuando este último, habiendo que supone. adema~ la construcclOn de un nuevo lenguaje que adop-
editado en 1969 de manera clandestina Elfiord, forma en 1973, jun- ta sus propIas medIas espacio-temporales. Momento de simetría (1973),
NANCY FERNÁNDEZ LA ESCRITURA NEOBARROCA ... EN LA LETRA ARGENTINA 195
194
es continuado por Oro (1975), que abre con una ,suerte de epígrafe dos textos como Lo portem canto (1982) y Mi padre (1985), erigen el
del Inca Garcilaso de la Vega, y cierra con un epllo?o escnto ~hora resplandor de letra labrada en las huellas crípticas de un sentido,
por Osvaldo Lamborghini. De los itinerarios cósmICOS del pnmero vinculado con la reinvención de un origen americano (en el caso del
pasa a reinventar un sentido americano (en la estela de Leza~a), so- primer texto) y con la experiencia de vida íntimamente ligada con la
bre un tesoro de huellas fosilizadas, ensayando una dev?l~clOn para literatura (en Lo portera como en Mi podre). De tal manera, no ha\'
el mito, de una actualidad transhistórica, lejos de .la medlclOn (y de la razón para suponer que Carrera reniegue de sus libros anteriores. Él
mesura) de la cronología histórica, progresiva y ~neal. Ya en 1983 se olvido es la ingesta y apropiación que marca un genuino curso tem-
produce un giro que reconoce una í~tima necesIdad ~e transf?rm~- poral con el signo del retorno y la suspensión, del aplazamiento in-
'o'n poética inclinándose ahora hacIa una elaborada Idea de slmpli- concluso a la súbita manifestación del síntoma en una escritura po-
a , ·d tente y permeable, en tanto respuesta a los signos ancestrales. Una
cidad que abreva en la cultura oriental de los haikus, los I eogramas
chinos y el budismo zen. . prueba que pone en evidencia este proceso, o sea, el auténtico mo-
Contemporánea de Arturo Carrera, y con marc~da af¡rudad elec- vimiento que constituye la palabra poética en Carrera, es la publica-
tiva en cuanto al territorio que comienza a construir, surge en la es- ción de dos libros posteriores a Arturo Y)'O y su fulgurante captura
cena artística e intelectual Tamara Kamenszain, partícipe ~.ecta de sensitiva de un paisaje rural armado sobre el mosaico de los recuer-
Literal con la entrevista que le realiza a Osvaldo Lamborghinl; como dos y las imágenes; esos dos libros que parece como si volvieran ha-
se leerá posteriormente en sus ensayos, nunca. ?ejará de reconocer cia atrás, apuestan su linea de fuga en el sitio donde el sujeto se
en él uno de los padres literarios, cuya selecclOn cor~esponde a la constituye como pliegue en la estela de su propia obra. A eso habrá
simultánea construcción de su mito personal. Los primeros textos que añadir la obra que realiza en colaboración con otro de los gran-
de Kamenszain, a saber, De este iado dei Mediterráneo (1973) Y Los no des poetas neobarrocos argentinos, cuyo trabajo con el signifIcante
(1977), se inscriben en la corriente ~eobarroca ~ c?mo s~cede c,o~ tiene resonancias lacanianas: Emeterio Cerro.
Carrera, también registra desplazarruentos Y variaCIOnes Jntrapoetl- Siguiendo en el campo de la poesía argentina, ya a mediados de
caso Sin embargo, una cuestión importante a señalar es que las m?- la década del 80 Y a la luz de nuevos debates que fueron propiciados
dif¡caciones que se producen tanto en Carrera como en ~menszrun en gran parte por la incipiente publicación Diario de Poesia, se define
no alteran la marca identitaria que confIgura las respectivas produc- una nueva tendencia que agrupa a poetas que (como los neobarro-
ciones. Esto es, en el devenir que contempla cruces y diálogos entre cos) también escriben ensayos sobre literatura: se trata del objeti-
textos y autores, el pensamiento y el modo de le.er la cultura, que se vismo. Daniel Samoilovich, Daniel García Helder, Daniel Freidem-
imprime en la letra escrita no se alter~n, antes bIen, se adecuan a l~ berg, Ricardo Ibarlucía, Martín Prieto, Jorge Fondebrider y otros.
íntima necesidad que demanda la escntura de cada uno. Por ello, SI proyectaron la revista con formato de periódico, aludiend~ a un~
Arturo y yo (1983) constituye un punto de inflexión en. la obra de ~a­ explicita intención de situarse en un lugar claramente distinto del
rrera elaborando una superficie laminar en el lenguaJe, con una Jn- que ocupan el neobarroco y Literal; si estos son la neovanguardia de
clinación hacia la simplicidad silenciosa y la distancia irónica del su- los 70 (en palabras de Josefina Ludmer, quien fue un miembro acti-
jeto que advierte su posición en el tra~ce de su mirada,.t~~poco es vo del grupo) y practican una micropolítica sectaria, los objeti,-istas
menos cierto que a 10 largo de su poesla no hay desapanclon de ~a~­ son e~ resultado de una autodenominación que procura un espacio
tros, sino reposiciones que transforman objetos y m?¿alidades lru- expenmental y moderno con el lenguaje de una cultura popular. Así
ciales. Por esto, no hay ni ruptura ni taxativa separaaon en los tex- pueden reconocer como referentes a Raúl González Tuñón hacia
tos de Carrera, sino un olvido deliberado que actúa con fuerza pro- los 40 a Joaquín Gianuzzi, y de los 50 en adelante a Leónida~ Lam-
misoria para reponer el marco de referencias. allí ~~mo donde lo~ borghini. Sin embargo, como ocurre con las vanguardias históricas
comienzos no fueron un pecado que la histona deblo absolver. ASI, de las tres primeras décadas del siglo XX, y en nuestra historia con

i
196 NANCY l'ERNÁNDEZ LA ESCRITURA NEOBARROCA ... EN LA LETRA ARGENTIN,\ 197

Florida y Boedo (martinfierristas y naturalistas, respectivamente), neobarroco abdica la empiria autobiográfica poniendo en su lugar la
entre polémicas y discusiones, manifiestos y programas, sus inte- muerte como negación. Si lo negativo hace posible (en torsiva im-
grantes cruzan colaboraciones y más de un guiño de complicidad. posibilidad) el texto, su verdad, la del objeto que se escapa del nom-
De hecho, también habrá un autor que oficiará de referente com- bre, es el grafo de un epitafio. Talla estela que promueven los pri-
partido para neobarrocos y objetivistas: Juan Laurentino ?rtiz, meros textos tanto de Carrera como de Kamenszain, grabando un
"Juanele" para sus amigos. La disputa, invectivas e impugnaclOnes sutil efecto, similar al que Barthes entrevió como instante de la fo-
se tornan más fervientes a comienzos de la democracia, en el marco tografía, donde el yo no es ni sujeto ni objeto, o más bien, un sujeto
del gobierno nacional de Raúl Alfonsin. Y si los gestos de debate que deviene objeto, la manifestación íntegra de una microexperien-
reponen la escena de una territorialidad onomástica, la perspectiva cia de la muerte: el testigo que convierte a su paréntesis, en la super-
estética es también ideológica, definiéndose allí los principios a aca- ficie que lo devuelve como espejo. De ahí en más, la alegoría será el
tar, las propuestas a defender y las fórmulas a rechazar. Los objeti- procedimiento reticular para inscribir al sesgo, la vida, la muerte, e!
vistas se enfrentan a lo que ellos consideran un exceso hueco de re- erotismo y, sobre todo en autores como Carrera o Perlongher, la
tórica y proponen una escritura condensada en el esquema sintácti- escatología. Pero será marca diferencial e! desplazamiento del yo
co que Freidemberg explicó mediante sujeto, verbo y predicado; di- que bajo el signo oblicuo de la pérdida, traduce las categorías de es-
cha estructura entiende a la poesía como representación. Ya en los pacio/tiempo, sujet%bjeto, en el desdoblamiento)' la simultanei-
80, el poeta Néstor Perlongher acuña un término que se convierte dad que son inherentes a lo que Sarduy denominó anamoifosis.
en categoría y funcionará como nominación para una corriente que De este lado del Mediterráneo, de Tamara Kamenszain, reconstru,·e
hace del significante la materialidad que atraviesa y constituye al su- la historia -(auto)biográfica y genealógica- como fábula identitaria
jeto de enunciación, sin anular la dimensión del mundo o del objeto; donde la orfandad (recordar este motivo a lo largo de la poesía de
se trata del neobaTíOso, aludiendo asÍ. al neobarroco transplatino, el Arturo Carrera) como la condición y posibilidad de la escritura, ins-
lazo que recupera la palabra enjoyada por el fulgor del signo, reves- cribe esta acotada comunidad de pares que se denomina neobarro-
tida por la cultura rioplatense. Ambas márgenes del Río de la Plata co. Aquí, la migración repone lo que podríamos llamar marca inde-
darán cuenta de esta poética (corriente, movimiento, nominación al leble, esto es, los nombres de los mayores, en este caso el del abue-
decir de Carrera), de la cual Eduardo Espina es otro de los expo- lo, quien para la autora es un transmisor de saber en la búsqueda de
nentes insoslayables. Junto al citado amculo de Perlongher, aparece una verdad: la poesía de Kamenszain comiem:a con el motivo ope-
su poema "Cadáveres" en sesgada y hermética referencia a los desa- rador de! viaje. Por ello es que este poemario está construido sobre
parecidos en la Argentina y, como el mismo Martín Prieto recuerda la base de la repetición, que reiteramos, no es una simple reiteración
(en Delgado y Premat), otro de los textos claves hacia aquellos años de motivos, sino una operación que transforma los motivos en par-
será el prólogo de Nicolás Rosa a un deslumbrante libro de Héctor tículas temáticas variables. La repetición como operador elabora la
Piccoli, Si no a enhestar el oro oído. En la economía de la escritura neo- matriz significante por la cual destruye la profundidad esencial del
barroca, el sujeto es pliegue de un manuscrito suspendido que re- significado para que emerja el signo desplazado. Si lo que es propio
torna; y en esa novedad paradójica, el yo se reactiva como paréntesis del significante es correr/borrar la esencia comunicativa de la pala-
o como ausencia, donde el tiempo, en forma de deseo que se esca- bra, el vacío es lo que nos recuerda que lo que está allí es una dife-
pa, otorga al texto su verdad inasible. Tratándose del neo barroco, se rencia. Y esto atañe a la constitución misma de la subjetividad. Ese
puede pensar en textos autobiográficos, en parcelas, condensaciones es el suelo barroso, pantanoso que asedia al yo lírico para descentrarlo
y fragmentos. Pero su ley significante es la demora que un centro en los fragmentos de la memoria, en el caleidoscopio de los espacios
vacío y soberano dibuja como huella. Si la poesía expropia a la cro- que giran sin cesar para mirar (a la autora) y ser mirados (por la au-
nología su mandato sucesivo, lineal y jerárquico, el misterio del tora). Y en este itinerario fraguado a la linealidad teleológica, el yo

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COl1srruirul1a imagell para dotarla dl' seJ]wl(), l'.s C~:11111~m,l (ll(ll:"':r.,-


Ljue escrihe, ~icmprl' de:.;p1:tzado aunlJue yueh"a al punto dc p:JrI ida
que no ()h~tamc nunca es t:l mismo (pl'n~emo~ en t:l ererno n:torno
fía ljlle;l Ibrth!..'s h: imp()nía el "l'slO ha sido" (1"7,11, el1 :1l1id:1 rt:!l11
si{¡n a la 1ll111'ftc, (lue al sujeto quc mira Sl' k impon!..' en \ inud de un
de Nictszchc), l'I yo siempre es otro, lnclllso el fecw:rdn elaborado
es lo que anula la repctici(')I) (reconkrno<.. a Freud) en tanto CO[ltra- deCl() de percepci('lI1 singular. Ya e11 ténl11l1os de Didl-lluhl'nr.:u1
(IS-l()), ('1 mirar y ser mirado, que incluye :tUll,l ((!lI)l!:',!:'i::
partid;]. dc la memoria f:l.\lida, (kl okido productin) donde el in-
funci()na como '·Cl):lCCi('¡ll . d(Jhk lr:l~1Siti\ !(bd Cf¡:l-
consciente impuba y descoloca imúgl'nes y etectos, ,\quí y;, a tencr
lugar la cre:lCl(')\1 del r;li~:ljc () me¡or, la "naturaleza in'i.Tnta(b" (1.e- vierte tanto al pUllto de partida COlll() al dl::-.till(¡ de c:-.!a en 1:11
objeto: yo veo ~desde alluí- I() tIlle me mira -de~dl' ahí~,
zama l.il11:1) corno espacio flccional de un origen y lugar ell' pcrtl'-
ncncia, una casa y una p,nrt:t, ()bjctos de un rastrl'O fallido, (lUl' sus- El ~egund(J p()ernari() de l'-al111'n:-./ain c~ 1flJ ¡Ir! (19--1, I'uh:lC1do
durantc el úl1ilTl{) aijo de l:t re\'i~t:1 l-l/nl/I, ¡ .kg:ldo e:-.tc l'~ :1c-
pl'ndl' al tiempD y al espacio l"n UIU masa de \'olCl1nCl1eS donde no
cesari() :\tl\'L'rtir la ll](lll:llidad de UWI :-.int:l,i:-. C(Jl1 ,ld"c~'l:")-
kl\' Ili afuera ni adentro, 1':11 todo caso, l'S b geografü lk un territo-
cic'lI1 al ncoba!Toco, por el yersCJlibrisll](), p()r b aU"l'!lCi:l de ~ié:n;l'
ri(; autohiogrúfico el qUe guarda (atesora) como en b:-lÚ!t:S <..jUl' Cnt-
nran d ()c~ano, el n(;rnh't:l" del abm:lo, i\buricio St:lif, condici(')n y de pUllluaciún, por algtlll()~ e~por;'tdic()s c:dlgr,lIl1:\~ q\lV :lll\.."r.l!l la
posibili¡hd para fU11lhr un m:\pa imaginario donde se reescriben disposici{)Jl de la púgina; por la alll'rnancia l'nllT Yers()~ hrc\ C~ UL:c
(otra \TZ la repetlción) algun{)~ p:\s:ljes bíhlicos, Si el silencio (\a::. altcrna,n espor:ídicalllclllc con alejandrino::.., I'~n ¡Jj, l;r, lil:c
clipsis (k Kamenszain) a~U1l1Cn el modo del silencio t¡lH.' :-.db b in- la eSCritura l¡(¡na () Ill'lItr;\liza del ~i:-.tl'ma la pr~'''l:nCl,:
fancia y el origen (i\gambcn), la mitología C:lmiliar in:.tab la :1ÍlOf:1n- del yo, resallada <.:n el primer libro y ell gran Illl'dida I() jl()dc::11¡ ..
i'.a fr;tguach al fecuenln simulado, el rit!) y 1:1 pkgaria aC()!11paúat!os ;~~ribllir :11 l'jcrcicio de una sint:lxis LJUC ~e aparu tkl l·~trUC[ll:',lli"c1!l,

por tI yil10 dulce como promesa de un futuro presente en la escritu- SI en esta tcorÍa, () mej(¡r dicho, en esta cOnCl'pCI(')[l ]¡n~:uís:1Cl 1.1'
ra, ¡\sí, recordar "el pan" que:' no \'io afirma ti si~tema de crccoci;]s ()~'aci(,)Ill'~ bimembrvs. la biparticH'Hl en sujeto y predicado ',:1(( )'llt- ;;j

coo:,udwlinarias, b herencia fahubda de un linaje (¡ue en~eña que el h~narlsl11o que inviste a e~rl' pcnsalll1l'!lto) rc:-.pondl' a par!e~ de!w::-
afecto también s<.: arn~nde (se lo reafinna en 10s ritl1;dc~ (}ue siempre dIentes de funciones y niyell's, lo LJlle l"":'al11cmi':lÍn rl'alJ7:\ l"n b c'~cri­
implican pacto ya Sl':l en reuniones cen:mnniales -::..ociale:-. o rdigio- tura es una scric de frases nOlllin:1les scmejantc~ a fÍl~llr:lcj(l:lC" CUI'-
5;1S- o en la íntima escena de un:¡ n:1rr:1ción), El :lfecto, como p:lrte
yas (afinl:s al Barroco) y no rectilínea,>, En líneas .l!c:1~r;1Ic:=;. P(Jllcll~()"
(le un sistema de crccnci:1s, consolida el \a70 a tran:s de la memoria. I~ensar (Ill(' cste poemario di:-.eria un:1 :-,upl'fficie llllL'

soporte es b escrituT:l, ,\si, se ¡ral:1 ele familiare<O. de una ttdo "de~hiJyanado", "im('¡liro", tal COI1!O lo dice l'n
yue conYÍem.: en propia y n'al b de origen sellada en pr)c,m:l d~1 libro, De hecho ~c trata de \le\';¡\, :1 la ~upufiCle len-
el pasaje y Ir:lnsfercncias (le las costumhres (el ren:rso lle la l1cutra- guaJe la ,1I1stal1ci:, de una ~lgni!lcaci('J11 materia! ~1J1 el l'~rC"()r () 1.1
¡¡dad, l1ue, cn términos dc I\burice Bbnchot \831, signitlcl, 11/,(-1110: profllndldad de una i(ka l'sencialisl:l :-,u!Jrc lo r<.:a1. Ll c~cnn:1.1 (:c
sin útero, despojo, intemperie, la nada f) el \'acío) , C()[1\,ocar el I~alllen~zain imcribe :lsí el pbno laminar donde la p.1bhr.1, :ltí:l ',;
nomhrc de los mucrtos es ccrrar cl circulo y tracr!os al l'<O.pacio do- nr::sgo de a~ulllir el mi<;lcri{) -()nt()lúgico, llH-'t:tfí~ic()- del 1lli.J:1d() \
méstico, donde la escritura :t~llme la form;t y la tunci(')n del duelo, del ~l1je¡(), pri\'ikgia el don (le- la letr;1 para prc~e¡¡t:lr b l'~l'l'[L\ lll::'-
.'\ullquc Kaml'mz:lin no practica una l',p:lnsiún del ~ignificantl', tI,ante del yo ante b 1Tluerte, ;\ prop(¡:;ilo, DcICl1i'C rcc()nb~),l un.!
hay una clara aflllidad entre clb y Carrera: b im'fJ[aci('m a 1(),; mULT- CI1a dl' Paul Y;dLfY,: "Lo !l1:lS profundo L':-' b pic\" jJ,H) ,,1\();:1 ,! el:.l!'
to~, y no la mcra l'\'()Glciún (1\.1e los fija en un recucrdo cstabilizador unos n'r~os del primer poema ell J./iJ 110:
de la conciencia, En mnba~ pot:ticas la im:1gt:n y la Ylsibiliclad de lo~
:1~í las cn~:I\ e~ta ciudad el mundo todo~
objeto~ (rostros, aju:lrcs, cspaC:o:-., menajes) fUllciona e11 la fotogra-
dejan tk \eT tel(')(1 de fOlldl)
fía, como mOliyo misrTlo o procedimiento textual que apunta a
LA ESCRITURA NEO BARROCA ... EN LA LETRA ARGENTINA 199
NANCY FERNANDEZ
198
c~nstruir una imagen para dotarla de sentido. Es esa misma fotogra-
que escribe, siempre desplazado aunque vuelva al punto de partida
f~~ que a Barthes le imponía el "esto ha sido" (174), en nítida remi-
que no obstante nunca es el mismo (pensemos en el eterno retorno
slon a la muerte, que al sujeto que mira se le impone en virtud de un
de Nietszche), el yo siempre es otro. Incluso el recuerdo elaborado
efecto de percepción singular. Ya en términos de Didi-Huberman
es lo que anula la repetición (recordemos a Freud) en tanto conr:a-
(15- ~ 6), el mirar y ser mirado, proceso que incluye a una fotografía,
partida de la memoria fallida, del olvido productivo donde el In-
funCIona como "coacción ontológica", doble transitividad que con-
consciente impulsa y descoloca imágenes y efectos. Aquí va a tener
vIerte tanto al punto de partida como al destino de esta acción en un
lugar la creación del paisaje o mejor, la "naturaleza inventada" (Le-
objeto: yo veo -desde aquí-lo que me mira -desde ahí-o
zama Lima) como espacio ficcional de un origen y lugar de perte-
El segundo poemario de Kamenszain es Los 110 (1977), publicado
nencia, una casa y una patria, objetos de un rastreo fallido, que sus-
dura~te el último año de la revista Uteral. Llegado este punto, es ne-
pende al tiempo y al espacio en una masa de volú~enes donde. no
c~~ano advertir la modalidad de una sintaxis con manifiesta adscrip-
hay ni afuera ni adentro. En todo caso, es la geografla de un ternto-
clan al neob~rroco, por el versolibrismo, por la ausencia de signos
rio autobiográfico el que guarda (atesora) como en baúles que cru-
de pU~~,aclOn, por algunos esporádicos caligramas que alteran la
zaran el océano, el nombre del abuelo, Mauricio Staif, condición y
disposlclon de la págína; por la alternancia entre versos breves que
posibilidad para fundar un mapa imaginario don~e se .rees~riben
alterna~ esporádicamente con alejandrinos. En Los no pareciera que
(otra vez la repetición) algunos pasajes bíblicos. SI el SilencIo Qas
la escntura borra o neutraliza del sistema pronominal, la presencia
elipsis de Kamenszain) asumen el modo del silencio que sella la in-
fancia y e! origen (Agamben), la mitología familiar instala la añoran- del. y~, res~lta~a en e! primer libro y en gran medida lo podemos
a~nbUlr al ejerCIcio de una sintaxis que se aparta del estructuralismo.
za fraguada al recuerdo simulado, el rito y la plegaria acompaña~os
SI e~ esta t~oría, o mejor dicho, en esta concepción lingüística las
por el vino dulce como promesa de un futuro presente en la escn~­
O~aC1?neS bImembres, la bipartición en sujeto y predicado (acorde al
ra. Así, recordar "el pan" que no vio afirma el sistema de creenCIas
b~narJsmo que inviste a este pensamiento) responde a partes depen-
consuetudinarias, la herencia fabulada de un linaje que enseña que e!
dientes de funciones y niveles, lo que Kamenszain realiza en la escri-
afecto también se aprende (se lo reafirma en los rituales que siempre
tura es una serie de frases nominales semejantes a figuraciones cur-
implican pacto ya sea en reuniones ceremoniales -sociales o religio-
sas- o en la íntima escena de una narración). El afecto, como parte vas (afines al Barroco) y no rectilíneas. En líneas generales podemos
~ensar que este poemario diseña una superficie que restituve el sen-
de un sistema de creencias, consolida el lazo a través de la memoria,
oda "deshilvanado", "insólito", tal como lo dice en el· segundo
,cuyo soporte es la escritura. Así, se trata de leyes familiares de una
alianza que convierte en propia y real la historia de origen sellada en poe.ma d~1 libro. De hecho se trata de llevar a la superficie del len-
e! pasaje y transferencias de las costumbres (el reverso de la neutra- guaJe la .lnstancia de una significación material sin e! espesor o la
lidad, que, en términos de Maurice Blanchot [83], significa, nec-uter, profundIdad de una idea esencialista sobre lo real. La escritura de
K. amenszaJn "In~cn
' be ~sí el plano laminar donde la palabra, aún a
sin útero, despojo, intemperie, la nada o el vacío). Convocar el
nombre de los muertos es cerrar el círculo y traerlos al espacio do- nesgo de asurrur el mIsterio -ontológico, metafísico- del mundo y
de! suJeto,
. . ilegla
prlv . I d
e on de la letra '
para presentar la escena fun-
méstico, donde la escritura asume la forma y la función del duelo.
Aunque Kamenszain no practica una expansión del significante, d.a nte del yo ante la muerte. A propósito, Deleuze recordaba una
Cita de Paul Valery: "Lo más profundo es la piel". Paso ahora a citar
hay una clara afinidad entre ella y Carrera: la invocación a los muer-
tos, y no la mera evocación que los fija en un recuerdo estabilizador unos versos del primer poema en Los 110:
de la conciencia. En ambas poéticas la imagen y la visibilidad de los
así las cosas esta ciudad el mundo todos
objetos (rostros, ajuares, espacios, menajes) funciona en la fotogra- dejan de ser telón de fondo
fía, como motivo mismo o procedimiento textual que apunta a

_______..l..._______-
200 NANCY FERNANDEZ LA ESCRITURA NEOBARROCA ... EN LA LETRA ARGE¡-;l1}:;A 201

cuando se miran en el espejo de las palabras (1). tor es también un mimo, lo es en función de una disonancia con los
códigos lingüísticos convencionales, con las normas poéticas que
Las cosas, e! mundo, la vida 00 real) son la cara simultánea de! instalan su valor o en la idea de belleza platónica o en la noción de
lenguaje. No hay fondo en el suelo donde ruedan acto y efecto en belleza figurativa sostenida como discernimiento perceptual de lo
cuanto tal, clave gráfica de la literalidad (volvemos al punto). Una li- "claro y distinto" (Descartes). En el acto de escribir, KamenSZall
teralidad, es decir, una concepción de escritura que supone acto- instala una pulsión y en su ritmo sin pausa, el inconsciente manifies-
actor/realidad partes de un mismo proceso. "Como e! actor de tea- ta e! síntoma, es decir, cierto desatino que bordea lo incomprensible
tro no/ cuya entrada en escena/ es ella misma una escena" (11). o lo ilegible, la aparición "secundaria" de un alegato sobre lo repri-
mido (Mannoni 49). Volvemos al axioma lacaniano acerca de la
La gramática de la negatividad inexistencia de! metalenguaje y de que es e! lenguaje lo que constitu-
ye al sujeto (y no al revés).
De acuerdo con lo que hemos visto, la poesía de Tamara Ka- Si en la sintaxis de Los no hay mínimamente bipartición en sujeto
menszain, más concretamente en este libro, se realiza negativamen- y predicado, la recursividad consiste en comenzar el discurso con
te, valga la paradoja, porque se produce -se realiza- en tanto afirma- una construcción comparativa, alternando el hipérbaton (con el ad-
ción de lo real, esto es, sin mediaciones abstractas que separan refe- verbio de negación que conforma el título de! libro) con la subordi-
rente y significante. Desde esta perspectiva, se produce una sutil di- nación gramatical ("Como el público de teatro no/ que mira la es-
ferencia con la noción de negatividad que desarrolla Theodor cena/ como si no mirara/ y de a ratos duerme", poema 2), donde la
Adorno en su Teoría estética, lo cual obedece a la pertinencia del con- estructura de cajas chinas se condice como efecto sintáctico, con el
texto histórico y cultural. Si recordamos la conocida aserción (e in- motivo del sueño (propio del barroco del siglo XVII, en especial de
terrogante) adorniana acerca de las posibilidades de comunicación o, Góngora), una concepción de realidad cuyo estatuto depende más
mejor dicho, otra vez, de realización que la poesía tiene después de de! lenguaje (e! decir y la letra, la voz y e! cuerpo) que de certezas
Auschwirz, advertimos que Adorno concibe la poesía si no como que fundaran su "objetividad" en una mirada extratextual (extra\'er-
improbable, sí como posibilidad inútil. Ludwig Wittgenstein tam- bal). También se observan comparaciones coordinadas o yuxtapues-
bién pensaba de modo similar cuando su sentencioso enunciado "de tas en un mismo nivel ("Como el teatro no/ muchas versiones/ en
lo que no es posible hablar mejor callar", instauraba de algún modo una única escena/ así la serie/ deja sus dibujos abiertos/ (nueyos
(como Adorno) e! sesgo alegórico de! lenguaje. KamenSZall no des- trazos les estallan adentro)" (17); la predicación en la segunda pro-
carta la alegoría, ya que la escritura repone al sentido por fragmen- posición (a partir del así que señala, muestra) contrasta con su falta
tos, evitando la lógica racionalista que maneja un lenguaje lineal y en los primeros versos, una suerte de hiato originario lo cual genera,
congruente, o la noción (proveniente en parte de Hegel y Luckacs) a): el "como" inicial repone la ausencia de un referente ya que se
de totalidad; pero si la poética de la negatividad se manifiesta con supone algo previo que deja un hueco, un vado (constituido desde la
una radical experimentación estética y cultural, al mismo tiempo sintaxis poética), b): en consecuencia, la concepción de escritura
afirma lo real en los límites de la letra, de la escritura, esto es, recha- poética presenta, sin el prefijo "re", muestra lo real sin mediaciones,
zando cualquier impronta referencial y trascendente. En Los no se esto es, en y desde la letra. De ahí la afinidad con Carrera, respecto
advierte así e! doble mecanismo de negación Oa escritura que se sus- del modo de entender el neobarroco. De ahí también su diferencia,
trae de! modelo de una lógica, un estilo y una subjetividad clásica) y ya que la voz de Kamenszain encarna desde sus comienzos una es-
afirmación 00 real no está debajo de la letra, sino que ésta es su critura despojada, donde la frase y la palabra vuelcan la tinta para
signo, estatuto y entidad). Kamenszall rompe con la mímesis realis- decir, para, paulatinamente, mostrar/se. Cuando lleguemos a Solos J'
ta tal como postulaba, como se lo proponía Literal Porque si e! ac- solas, podremos leer la experiencia de una íntima subjetividad sin re-

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202 NANCY FERNANDEZ LA ESCRITURA NEOIlARROCA ... EN LA LETRA ARGENT1N¡\ 203

serva, con algo de añoranza y melancolía, de nostalgia y soledad que proyectan. Reiteramos que las múltiples caras de la realidad \.
como devolución de un vacío y un dolor sin lágrimas, antes bien, sus efectos que la vuelven más ambigua por la delgada línea entr~
con la ironía y la distancia que da el viaje de vuelta por la vida. sueño y vigilia, son tópicos del Barroco del siglo XVII que Ka-
Pero el efecto prismático, caleidoscópico que aparece al super- menszain actualiza con los presupuestos culturales que constituyen
poner una o más imágenes, no se limita a nexos, subordinantes o su contexto. Actuación y sueño son e! reverso de una concep¿ión
adverbios, antes bien, los límites lingüísticos que implican, sugieren objetivista (en términos de real indicativo). En su escritura podemos
siempre una contracara de lo real, el sentido cosmogónico de la po- advertir y subrayar aquello que se pone en juego, esto es, la compa-
sibilidad, la probabilidad, el deseo (inscrita en la modalidad subjun- ración, potencial y expresada en términos de una modalidad subjun-
tiva). Desde esta perspectiva podríamos diferenciar la lógica de la tiva, inscribe al deseo (de identidad, del cuerpo, de la lengua, de lo
posibilidad y la probabilidad, cuestión que afecta al orden simbólico real) como pulsión visceral de su escritura.
y su articulación con el sentido; mientras que la primera mantiene
una relación indeterminada o mejor, potencial, contingente, azarosa Barroco y minimalismo
con el orden de lo empírico y lo fáctico, la segunda admite la aplica ..
ción de una prueba, de un testimonio, la posible verificación o cons- Por contexto y por historia, sin duda este texto se inscribe en el
tancia de una porción de realidad. Como vemos la posibilidad es movimiento del neobarroco. Pero Kamenszain no despliega ni el
condición de la probabilidad y no al revés, salvo que lo posible oxímoron del lujo borroso que Néstor Perlongher localizara en tér-
cambie de estatuto óntico y se revele hecho como realidad. Si la minos de trOllsp/olÍlIO (es decir la traducción y apropiación cultural en
prueba en indicativo está sujeta al modo potencial, entonces lo po- territorio rioplatense) ni las constelaciones cosmogónicas que Carre-
sible es una apertura de lo binario (posible-imposible), su división o ra practicaba en la estela de Severo Sarduy. En todo caso podemos
partición hacia el infinito cósmico. advertir la presencia leve de la ollomoifosis (destacada en Sarduy, des-
Hablábamos antes de la imagen y su producto, la visibilidad tacada en Carrera donde los astros y e! sujeto son espejos defonnan-
(inescindible de lo invisible), materializados en los motivos del dibu- tes en y del infinito), donde la imagen se transforma al ritmo de los
jo, el diseño, e! blanco de página, el semblante y e! rostro que mues- versos sin puntuación, y allí donde el sujeto y objeto son espejos re-
tra y esconde capas de lo mismo y lo distinto; e! ojo del sujeto de cíprocos. Así, los poemas operan refracciones, figuraciones sesgadas
enunciación que escruta, espía, observa y registra. Ahora bien, la por reflejos equívocos, inciertos, inacabados, pero envueltos en e!
alusión directa, e! acto de nombrar y referir, sintoniza con las insis- espiral.(en e! pliegue) de! continuo. Actores, máscaras, guiñol, públi-
tentes marcas sintácticas de la comparación. Y llegado este punto c~, .tanma, retazos, forman un todo donde franjas de matices, en la
consideramos que el momento en que la misma entra en e! campo pagIna 45, restituye la primera persona: "Adivino". Cito versos de
explícito, antes de oficiar como referente "claro y distinto" da cuen- esta, ~isma página "Retazos/ que se están fabricando con apuro/ de
ta más bien de! intento por abolir la abstracción metafórica, aunque, un uruco papel protagonista/ los actores mundo repartido/ simétri-
como la misma Kamenszain reconoce en una reciente entrevista que co reparto concebido/ en las entrañas del gran caleidoscopio".
le realizara Luis Chitarroni, es un intento en definitiva, condenado al La letra de Kamenszain inscribe singularmente o confronta sin
fracaso por el estatuto inherente al orden simbólico. De todos mo- c~:rar el círculo, lo real entreverado con la idea de ;Jerdod y la restitu-
dos, prefiriendo explicitar la comparación de planos, evita la genera- clan fragmentaria del sentido desde la versión. Pero esa trama, de ar-
lización llegando a concretar, más bien, cierta incipiente idea de tificios, truco y contrapuntos (entre lo que es y lo que parece) toma
despojo (de intemperie) inherente a la literalidad (que fecundaba el la forma neogauchesca criollista, en la huella misma de Literal. Va-
intelecto de! grupo). En la página 19 e! poema habla de los términos mos al poema de la página 61: "La faja pa'l barrigón! y los zancos
de la comparación que busca espejos distorsivos de las imágenes del enano/ con los actores paisanos/ del carromato a la noche". La

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204 NANCY FERNANDEZ LA ESCRITURA NEOBARROCA ... EN LA LETRA ARGENTa,,\ 205

fiesta circense se funde con la peña rural. Ahora vamos a la 63: Papeles en progreso. Usos)' relectura de la tradición et/ la literatura argentina. Edgardo
"Esquiva/la vereda porteña y se pasea/ de a caballo por las murgas H. Berg, comp. Mar del Plata: Universidad Nacional de Mar del Plata, 2010.
37-59.
cocoliches/ acercándose hasta el ojo en la marea/ de disfraces, un
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auténtico en tanto acto que afirma la palabra que, sin embargo, es Mannoni, Octave. La otra escena. CIa/Jes de lo imaginario. Buenos Aires: Amorrurru
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LA EXCEPCIÓN Y LA REGLA.
CÉSAR MERMET FRENTE AL RELATO DE LA POESÍA ARGENTINA

Daniel Freidemberg
Buenos Aires, Ar;gmlillo

Resumen
Este ensayo se refiere a la poesía de César Mermet (1923-1978), cuya obra, es-
crita a lo largo de cuarenta años, permaneció inédita en vida del autor. Se foca-
lizan aquí las razones internas de esta poética y su problemática relación con el
campo literario, teniendo en cuenta las condiciones de legibilidad de la obra.
Asimismo se mencionan otros casos anómalos en el contexto del relato dcno-
minado "historia de la poesía argentina", así Aldo Oliva (1927-2000) y Juan
Carlos Bustriazo Ortiz (1929-2010).
Palabras dalle: poesía argentina del siglo XX, campo literario, historia de la poe-
sía argentina, "poesía del pensamiento", barroco, concliciones de legibilidad,
ilegibilidad.

Abstract
This essay focuses on César Mermet's poetry (1923-1978), ""hose work, after
forry years of continuous writing, remained unpublished during his lifetime.
Due to internal reasons, this poetry has had a troublesome rclationship \\;th me
litera!}' ficld, talcing into account me conditions of its Iegibility. In me same
way, we refer to two other anomalous cases in the context of thc so called "his-
to!)' of Argentine poetry". They are Aldo Oliva (1927-2000) and Juan Carlos
Bustria7.0 Orriz (1929-2010) .
Krywords: 20th centu!)' Argentine poetry, litera!)' field, histo!)' of Argemine po-
etry, "poetry of thinking", Baroque, conditions of legibility, illegibility.

"Primero publicar, después escribir". Como un mantra, una con-


traseña o un comodín, la frase viene siendo repetida en el campo
literario argentino desde hace unos treinta años. Objeto de culto pa-
ra escritores, profesores de letras y críticos, evocado a través de
anécdotas y rememoraciones, invocado, citado, glosado, interpreta-
do, aquel campeón de la gestualidad transgresora que fue Os\-aldo

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208 DANIEL FREIDEMBERG C!~SAR MERMET FRENTE AL RELATO DE LA POEsíA ARGENTINA 209

Lamborghini plantó esa irónica sentencia, "primero publicar, des- Mermet, y de ahí lo excepcional y emblemático de su caso: nacido
pués escribir", y, fuera o no una boutade o e! artilugio de un provo- en 1923 en Malabrigo, una pequeña localidad del noreste argentino,
cador -e! principal biógrafo de O.L., Ricardo Straface, lo niega-, la Mermet vivió en Paraná, Rosario, Mendoza y Buenos Aires, trabajó
frase quedó y, sin importar ya por qué o para qué habría sido dicha como locutor, libretista y redactor, y fue un ávido lector de poesía
en su momento, sigue convocándosela con motivos muy diversos, (Garcilaso, Rimbaud, Dylan Thomas, Quevedo, Rilke, Saint-John
pero sobre todo para, en una línea muy osvaldiana, arremeter contra Perse, Antonio Machado, Ezra Pound, Góngora), pero lo que im-
"la literatura" y "lo literario", no sólo en el sentido institucional de porta es que a su muerte, en 1978, este hombre elegante, versado en
esos términos, sino, especialmente, cuando aluden a cierto tipo de artes y ciencias, verborrágico, dispuesto a indignarse ante las injusti-
trabajo paciente, desinteresado, reacio a subordinarse a objetivo al- cias y dotado de "una natural aristocracia de alma" -así cuentan los
guno que no sea el trabajo mismo. testimonios-, dejó más de 1,100 páginas de poemas, escritos a lo
Más o menos sustentada en las reales contradicciones entre la largo de casi cuarenta años, inéditos. "En una de sus cartas Ernily
producción textual y una sociedad mercantil, más o menos cons- Dickinson escribió que publicar no es parte del destino de un poeta
truida por conveniencia, seguramente existe, o existió hasta hace no -apuntó Jorge Luis Borges-. Nunca sabremos si César Mermet co-
mucho, una imagen del trabajo del escritor que hace de la escritura noció ese hoy escandaloso dictamen, pero su vida lo confirma".
un fin en sí, esa flaubertiana decisión de poner ante todo, y por en- Borges lo escribió para la contratapa del primero de los dos li-
cima de todo, el logro del texto: no es con e! público lector e! com· bros de Mermet que han sido publicados, uno en 1980 y el otro en
promiso, ni con la industria editorial, ni con la sociedad ni con la 2006. "He conversado algunas veces con él: no me dijo que era poe-
cultura, sino con el texto. Ridiculizar tan respetada creencia era casi ta -agregaba Borges-. Sé que era un curioso lector; su memoria es-
inevitable para alguien como O.L., cuya producción literaria no fue taba poblada de versos. Quizá pensara que publicar es resignarse a
e! único ni e! principal de los modos de intervención pública con los un texto definitivo". Como sea, los dos únicos libros de Mermet
que impuso su figura, aunque también podría verse ahí un sincera- que existen son compilaciones que realizó su amigo Félix della Pao-
miento, el desenmascaramiento de una impostura largamente acep- lera: La lluvia y otros poemas y Antología, este último a cargo de un
tada. Algo así como decir "no nos engañemos, para cualquier escri- equipo que, además de della Paolera, incluyó al narrador Pedro Mai-
tor, aunque jure que lo primero para él es su obra, nada hay que tal, el editor Marcos de Solda ti y los poetas Alejandro Crotto )' En-
tenga más importancia que ser editado, leído y comentado, ganar riqueta Racedo, como primer resultado público de la tarea de pasar
premios, ser objeto de entrevistas, y escribir es al fin y al cabo la e.n limpio, ordenar y seleccionar el material que Mermet dejó al mo-
condición para obtenerlo". Que no sea del todo así (porque si lo tI!, o segundo, si se tiene en cuenta el puñado de poemas, fragmen-
fuera no se explicaría cómo pudieron ser escritas obras como las de tos de prosas y testimonios con que Mairal y Crotto conformaron e!
Juan José Saer, Héctor Murena, Néstor Sánchez, Sara Gallardo, blog César Mermet (www.cesarmermet.blogspot.com).
Leónidas Lamborghini, Hugo Padeletti, Ricardo Ze!arayán, Juan L. ¿Valió la pena ese trabajo? ¿Bastan la extrema y obsesiva dedica-
Ortiz o David Viñas, por nombrar sólo argentinos), no impide que ción que durante años Mermet otorgó a la escritura, y la importancia
la sospecha persista, avalada por la experiencia y los hechos: aun en que ésta tuvo en su vida, para sostener, con Borges, que "fue ple-
los casos de más dedicación a la escritura, la aspiración a la presen- namente un poeta"? En una de las pocas reseñas bibliográficas que
cia pública siempre está de algún modo presente y siempre algún ~a Antología tuvo, Alejandro Rubio postuló que "tal vez no sea muy
peso tiene, aunque más no sea como parte de una tensión. Justo haberse tomado e! trabajo que él [Mermet] no quiso tomarse y
Nadie se atrevería a sostener, ni siquiera como exageración o en e.xponer al público unos poemas que, en la poesía argentina, sólo
broma, un lema que, al revés de! de Osvaldo Lamborghini, propu- t1e~en sentido como documentos psicológicos" (Rubio 4). Al mar-
siera "escribir, no publicar". Eso es, sin embargo, lo que hizo César gen de la intención explícitamente descalificatoria de Rubio, para

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210 DANIEL FREIIJEMBERG O!SI\R MERMET FRENTE AL REI.ATO DE LA POESÍA ¡\RGE"TI>/,\ 211

quien esta poesía "se entronca vigorosamente en la tradición román- lectura que implican unos y otros es diferente, o tiende a serlo. Por
tica, es decir, en la recepción argentina del romanticismo, que pro- lo demás, no es el de Mermet el único caso, en la Argentina, de una
dujo una miríada de voces débiles y huecas, desde Echeverria hasta escritura "en soledad", aunque los demás no hayan llegado tan lejos,
Víctor Redondo" (id.) -y pasando por alto la duda sobre qué cono- con lo que esto supone de anomalía o irregularidad respecto de
cimiento del romanticismo puede haber tras afIrmaciones tan mo- aquello en lo que habitualmente piensan escritores, lectores, diyul-
noliticas-, la conjetura merece atención, porque empalma con una gadores y críticos cuando dicen "poesía argentina". Ahí están obras
seria sospecha: ¿qué puede esperarse de lo que se escribe cuando la como las de Aldo Oliva y Juan Carlos Bustriazo Ortiz, para nom-
escritura se concibe como práctica privada, sin tener una llegada a brar los más notorios entre los relativamente recientes "descubri-
algún público, así sea reducido, como horizonte? mientos" de "maestros ignorados" -descubrir cada tanto "maestros
No puede esperarse -es evidente, apenas empieza uno a leer a ignorados" es una puntual tradición de la vida literaria argentina-, y
Mermet- lo que se espera de la "Poesía argentina de los noventa", no tanto porque Oliva y Bustriazo escribieron fuera de los círculos
en la que Rubio se encuadra, pero como respuesta eso no basta. de intercambio en que se cuecen el gusto literario y los criterios que
Buscar respuesta en los poemas mismos, en cambio, implica hacerse deciden qué, cómo y a quién leer, ni porque fueron "descubiertos"
cargo de textos que, no importa ya qué haya querido el autor, exis- tardíamente, ni porque publicaron poco (César en D)'n"acbilllll, primer
ten, están ahí: algo van conformando ante los ojos del lector, y, te- libro de Oliva, apareció cuando su autor tenía 59 años, y de los
niendo en cuenta lo que de singular hay en eso que conforman los aproximadamente 70 libros de Bustriazo Ortiz más de 60 pemlane-
poemas de Mermet, cierta cuestión queda planteada, que, a la vez cen inéditos): lo interesante es que no hay casi rastros en sus obras
que podría permitir un mejor acceso a esa producción poética, la que permitan incluirlos en el fatigado relato historicista que una y
excede. Una pregunta surgiría, si de verdad se trata de ver qué ofre- otra vez es convocado cuando se habla de "poesía argentina".
ce una obra llevada a cabo durante décadas de trabajo intensivo en Impersonal, "lujosa" en su vocabulario, altiya en su tono, evi-
soledad, y si "soledad" significa, como en este caso, una evidente dentemente pensada para lectores que, además de poseer un vasto
indiferencia hacia las preocupaciones e inquietudes que durante esos bagaje cultural, estén dispuestos a un laborioso ejercicio intelectual,
años animaron a quienes integraban la franja poética del "campo la poesía de Aldo Oliva (1927-2000) contraría casi todo lo que se
literario", con sus polémicas, sus rivalidades, sus entusiasmos, sus reclamaba a los poetas en la Argentina -o aquello que los poetas ar-
pugnas por determinar qué merece ser valorado como "poético", ya gentinos buscaban- en los años en que fue escrita, con su rechazo a
sea para cumplir con "la época" o con las normas que en ese mo- apoyarse en cualquier tipo de relación emotiva o de familiaridad o
mento alguien estime eternas y/o universales: ¿no podría ser que, d.e reconocimiento, su ambición f¡[osófIca, su preferencia por la alu-
por eso mismo, por haber sido escritos en esas condiciones, esos Sión antes que por la mención, su desapego hacia el dato concreto \.
textos reclamaran olvidar lo que se les pide a otros, quizá a todos o la anécdota y su explícita asunción de una gravedad que, además d~
a casi todos, para ver qué proponen, a qué apuesta responden, có- anacrónica, sonaba más bien antipática al gusto literario de la hora
mo debería ser la lectura que quiera acceder a su peculiar universo? ("Ya girado sobre el paño de otoño/ el loco corazón, en el conjuro/
Que no sea fácil probablemente esa tarea, o no se encuentre fá- v.ano de Aldebarán, gema cegada/ por la deflagración del equinoc-
cilmente el modo de realizarla, no debería impedir advertir que al fin CIO,! elevo el sortilegio del derrumbe/ donde la calle Santa Fe de
y al cabo es la que solicita cualquier texto, y más si es un texto poé- entonces/ se abría como el Lago del Averno/ y sus riberas eran
tico, pero tampoco suelen ser parecidos los desafíos que suponen sOspechosas./ Despojada de mí, mi propia huella,! por las yiejas
los poemas producidos en el interior del campo literario que lo que veredas arrasadas,/ borda el razonamiento mutilado/ del clamor
ocurre con una escritura "en soledad", no porque haya que valorar a errabundo del deseo:/ prosodia de dolor, acento de ira,! yestigios
unos más que a otros, sino porque el desafío a las costumbres de

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L. _________ -
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212 DANIEL FREIDEMBERG CÉSAR MERMET FRENTE AL RELATO DE Lo\ POESÍA ARGENTIl".-\ 213

ultrajados de la letra/ de amor radial que se quebró en la boca", queda afuera: la capacidad de enfrentarse con los textos por lo que
Oliva, "Epigráfica del Ehret (1976)", en Poesía completa 107). . los textos pueden ofrecer y no por las etiquetas que los avalan. Po-
Por su lado, abigarrada y resuelta materia verbal lanzada al Im- sibilidad que, si es cierto que, de ejercerse bien, obligaría a muchos
perio del ritmo y de las sonoridades, la parte más sustanci~sa y ori- periodistas culturales, divulgadores e historiadores de la literatura a
ginal de Bustriazo Ortiz (1929-2010), en la que alcanza ruveles de un trabajo que no les interesa o para el que no están capacitados,
productividad que no muchos lograron en la lengua. ca~tella~a del yace implícita como razón de fondo en la existencia misma de cual-
siglo XX, no parece tener otro horizonte de referencIa litera~a que quier producción que se quiera literaria (¿o de cualquier producción
su propia tentativa, por más que ocasionalmente puedan vIslum- textual?), aun coexistiendo malo bien con otras razones.
brarse en sus versos Vallejo, el Siglo de Oro españolo la tradición El conflicto entre los modos que e! trabajo de escritura encuen-
de los anónimos cantores populares argentinos ("Adiós, adiós. Has- tra para concretarse y las expectativas del campo literario es, además
ta mañana, lengua,! lueguito o no, luegura si me llega,! levántar me, de una constante en la relación entre la poesía y la cultura, una con-
nacerme de la huesa,! la sabanura, almohada, estotra gredal de la dición a tener en cuenta al abordar un poema, cuando lo que se
que subo taza, vaso o luenga/ jarra de Juan. Hasta mañana, lengual/ quiere es entrar a lo impredecible de su propuesta, no utilizarlo con
(EIlosya están cantando:/ "cuchillocóoooooo!...'j", Bustriazo Ortiz 33): los algún fin. Si se supone, siguiendo a Jean-Luc Godard, que es en la
modos en que Bustriazo trastoca las palabras, las funde o inventa, excepción y no en la regla donde se abre paso la potencia de! arte
su eficacia para hacer que el sentido fluya, tácito, en el encadena- ("está la cultural que forma parte de la regla/ está la excepción/
miento de palabras y frases y en los matices de la entonación -como que forma parte de! arte/ [...] es propio de la regla/ querer/ la
fluye en las composiciones musicales-, el suculento deleite de la muerte de la excepción", Godard 14), la historia del reconocimiento
pronunciación al que apuesta, los aparentemente "extravagantes" de las poéticas que subyacen en los poemas es también la historia de
dispositivos gráficos a los que recurre, hablan de una obra que eligió cómo esas poéticas supieron trascender -y transformarlos, a Yeces-
ir desenvolviéndose por un carril propio, ajena a las cuestiones que los gustos y los criterios de lectura naturalizados en el "mundo de
durante esos años inquietaban a la crítica y a los colegas. las letras", con sus genealogías y taxonomías, sus periodizaciones y
Que tanto en Oliva como en Bustriazo Ortiz o Mermet suelan los encuadramientos en generaciones, tan compulsivos y castradores
encontrarse vocablos o giros que remiten manifiestamente a la "tra- para quienes se inician en la escritura, tan aptos para los liderazgos y
diCión de la poesía culta", y que a ninguno de los tres le quepa mal para e! consumo del periodismo cultural o la industria del libro.
el adjetivo "barroco", puede no ser coincidencia, pero no hace a la Se puede aceptar o no la idea adorniana según la cual un texto
cuestión, porque, más allá de los rasgos en común, de lo que aquí se poético tiende a ser un cuerpo que se resiste al mundo en el que se
trata es de la inadecuación de estas escrituras al relato modernismo - da su lectura, y que alguna dificultad tiene para encajar, por lo tanto,
posmodernismo - vangtlardia - generación del cuarenta - neo vanguardia de los mayor o menor, en las posibilidades de lectura existentes. De que se
cincuenta - coloquial¡smo de los sesenta - neorromanticismo de los setenta - neo- la acepte o no se la acepte, entonces, no importa si conscientemente
barroco - of¿jetivismo - poesía de los noventa, fuera del cual el consenso no o no, depende cómo va a ser leído ese texto, o hasta dónde. Detec-
admite que haya poesía argentina. Y los esfuerzos que se han hecho tar por qué no pueden ser leídos algunos poemas en determinado
para insertar las obras de Oliva y Bustriazo en ese marco o en algún momento o determinada situación bien puede ser el mejor camino
otro (el de las "poesías regionales", por ejemplo: Bustriazo como para encontrar cómo leerlos. ¿Qué sería entonces, volviendo a César
"poeta de La Pampa" o "de la Patagonia", Oliva como "poeta del Mermet, lo que podría estar obstaculizando la lectura de esa poesía,
Litoral''), revelan qué es lo que sacrifica la costumbre de subordinar suponiendo que eso ocurra -y no faltan motivos para suponerlo-, o
los textos a los lugares que pueden ocupar en la historia de la litera- lo que la haría parecer obviable o carente de interés? Probablemen-
tura o a la disputa de "escuelas" o a algún otro alineamiento. Algo te, en el caso de Mermet, no estén en lo que pueda tener de noye-
214 DANIEL FREIDEMBERG CÉSAR MERl\!ET FRENTE AL RELATO DE LA POESÍA l\RGENTINA 215

doso, desconocido o rupturista los principales inconvenientes, sino ras, es cierto, y Lezama Lima, pero ni la irrestricta fruición en la de-
en lo que parece no tener de todo eso. riva de imágenes ni los traviesos juegos de significantes ni el extre-
Nadie, seguramente, pondría en duda qué dominio del arte de mo despojamiento intelectual ni el hermetismo tienen lugar en
escribir poesía posee un autor en cuyos poemas -es lo que ocurre Mermet para contrapesar lo que parece "academicismo" o "artifi-
con Mermet- la cuidadosa elaboración de oraciones y frases, el ma- ciosidad". Habría que empezar a buscar qué tienen que ver esos ras-
nejo de los ritmos y las sonoridades, la extrañeza de la mirada, lo gos con un proyecto, y tal vez entonces advertir que lo que da la
inusual de las imágenes y el tipo de trabajo mental que se propone impresión de remitir a la retórica ornamental de Lugones y sus Odas
evidencian bastante más que "oficio" y destreza. No se está hablan- seculares quizá cumpla en Mermet otra función. Quizá, si se intenta
do, por lo tanto, de cuestiones técnicas o profesionales cuando se ver esas elecciones tal como concretamente funcionan en el texto,
supone que algún tipo de ilegibilidad afectaría a esta poesía, no surja en algún momento la sensación de que esos y no otros son los
exactamente porque "no se entienda lo que dice" sino porque no modos expresivos que corresponden para que la escritura sea, como
cumpliría con lo que alguien que se acerca a un texto poético espera Mermet parece haber querido que fuera, no un vínculo real o iluso-
encontrar en ese texto, en un determinado momento de la cultura. rio entre el sujeto que escribe o lee y el mundo, sino una realidad
Hiperliteraria sin disimulo, indigerible para cualquier reclamo de ra- con densidad propia que dialoga o interactúa con ambos.
pidez, de contundencia o de síntesis, la extremosidad de esa escritu- Esto implica aceptar, por otra parte, una poesía que no sólo no
ra calma, distanciada y reflexiva, en la que predominan lo proliferan- parece preocuparse mucho por poner en cuestión el sentido esta-
te y el detenimiento extenso y moroso en consideraciones y detalles, blecido de las palabras -y que mucho menos intenta subvertirlo o
solicita cuando menos algún tipo de preparación o disposición bas- alterarlo--, sino que tampoco se basa en el peso o la fuerza que pue-
tante diferentes de los que en la ·Argentina suelen darse, ante los den tener frases o palabras. No es que Mermet no tenga versos lo-
cuales probablemente resulte anacrónica, aquejada de un cttlteranismo grados: "Ésta es la hora ominosa de la hembra,! tumbada sufre,
poco o nada compatible con el Zeitgeist. No es "culterano" un rótulo poderosa goza, balbucea y transpira", se dice al principio de "Hela-
que le resulte injusto a lo que escribe Mermet, y, por el contrario, dero en la siesta", de 1968 (Antologia 77) y tal vez permitan esos Yer-
permite acercarse bastante bien a su propuesta y a lo que su pro- sos advertir cuál es el procedimiento por el cual no importa tanto el
puesta tiene de más productivo literariamente, pero para eso haría peso específico de cada palabra como el modo en que las palabras
falta primero considerar aceptable una poesía que no se percibe que son puestas a jugar en relación con otras y en el contexto del discu-
intente ruptura alguna con lo que para varias generaciones ha que- rrir poético: calificar de "ominosa", por ejemplo, a una hora que se
dado archivado en el casillero de "10 convencionalmente poético", supone que es de laxitud, de reposo e incluso de gozo, produce una
con las connotaciones de "retoricismo", mediocridad y conformis- suerte de interferencia o contrasentido, hasta sugerir que podría ha-
mo formalista que eso conlleva. ber otra cosa en eso que se está diciendo --que lo ominoso no es
"Postrero", "magno", "ventura", "funesto", "avi.esa", "núbil", realmente ominoso, o que podría haber algo de ominoso en lo que
"dispendio", ¿qué hacer ante un vocabulario tan flagrantemente "li- nada tiene de ominoso-, a la vez que el contraste y la proximidad
terario"? Versos en los que es casi absoluta la ausencia de términos entre "sufre" y "goza", y el ritmo mental y sonoro creado por la su-
del habla cotidiana y absoluta la prescindencia del voseo rioplatense cesión ininterrumpida de los verbos "goza", "balbucea" y "transpi-
(no "me faltás" sino "me faltas", no "sos" sino "eres'), y en los que ra" generan un movimiento en el que el sentido de cada palabra y la
abundan en cambio los sustantivos abstractos y la "afectada" cos- relación entre ellas se vuelven cada vez más complejos e indetermi-
tumbre de que el adjetivo preceda al sustantivo: "caldeado laberin- nados e instalan así una nueva realidad.
to", "quemante sonido", "constelado olvido": ¿cómo tomarlos? Ya Un arcaísmo como "soldada" sustituyendo a "salario" no parece
están Alberto Girri y Hugo Padeletti en el haber colectivo de lectu- , haber sido elegido por ignorancia de otras opciones o prejuicio, si se
I

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216 DANIEL FREIDEMBERG CÚSAR MElU\!ET FRENTE AL RElJ\ TO DE LA POESÍA ARGENTINA 217

atiende a qué función cumple en la propuesta de Mermet: el efecto Aunque, más que hablar del mundo, lo que hace la poesía de
de artificiosidad, más bien, estaría apuntando a remarcar la condi- Mermet es pensarlo. Esa es la cuestión: si no se está dispuesto a leer
ción literaria del objeto que tiene ante sí el lector, como si, además antes que cualquier otra cosa operaciones delpensar al leer a I\'Iermet, tal
de decir lo que dice, de algún modo el lenguaje estuviera también vez no valga mucho la pena leerlo. Es cierto que, como señala San-
diciendo "soy lenguaje y esto es literatura". Así también, el empleo tiago Sylvester, "no hay buena poesía sin pensamiento: .aún la ~ás
que Mermet hace de un lenguaje religioso, épico o mitológico para sentimental, la que apela a lo onírico o se regodea en ellOconsClen-
tratar algunas cuestiones no es, como supone Rubio, el recurso espi- te, está sostenida por una trama de conceptos" (67). Pero "se puede
ritualista y pretencioso de "esos poetas que por sistema elevan cada agregar que hay una poesía que, específicamente, tiende a la refle-
elemento del mundo a no se sabe qué alto y vagaroso cielo, para só- xión se concibe a sí misma como un medio para pensar, expone ca-
lo así cantarlo" (Rubio 4), sino un acto de "literaturización" desti- tegorlas, averigua y, aunque no lo rechace, no está demasiado pen-
nado a "des familiarizar" aquello de lo que el poema habla: "El Dios diente del aspecto emotivo de! hecho poético o, al menos, no trata
feroz de estas orillas no tolera testigos", se dice en "Heladero en la sentimentalmente los asuntos sentimentales" (id.). La de Mermet no
siesta", cuyo tema es el paso de un vendedor de helados por una ca- llena todas las condiciones que anota Sylvester en su ensayo "Poesía
lle de barrio. ¿Cuáles serían esas orillas? ¿Tiene el barrio pueblerino de pensamiento" ni éste lo incluye entre los autores que nombra
un Dios propio? "Imaginemos que estamos en una O/illd', estaria propo- -Macedonio, Borges, Girri, Roberto ]uarroz, Joaquín Giannuzzi,
niendo Mermet, o "que este escenario se podria ver como una orilla de algo entre otros- para sostener que "ésta es la línea poética más típica-
que no se dice qué es, y hagamos de cuenta que existe un Dios que está mirando mente argentina, al menos en los últimos cien años". Quién sabe si
todo esto, así podemos verlo de otro modo". Pensar todo desde ahí, desde efectivamente lo es, o si alguien está realmente en condiciones de
ese lugar ficticio. Podemos atender a la realidad, pero no estamos en determinar cuál es "la línea más típicamente argentina", o si impor-
la realidad, estamos en la literatura, es decir jugando 00 que, desde ta. Sí importa que la poesía de Mermet, como propone "Poesía de
ya, no quita seriedad ni importancia al juego): se trata de remarcar, pensamiento", se concibe a sí misma como un medio para pensar,
en el propio acto de escribir, que la literatura es literatura y no el que averigua y que se centra "en el intento de conocer". "y cuando
mundo al que alude o evoca. digo 'intento de conocer', quisiera que el acento cayera en la primera
Producida la extrañeza, excluida una relación de familiaridad con palabra", aclara Sylvester (70). No cabe esperar, de Mennet al me-
las palabras, es entonces imposible ignorar que se está ante un he- nos, más conocimiento del mundo o de las cosas que de! intento
cho estético, una construcción verbal que se tiene que ver como ob- mismo, y es e! intento lo que se expone para que sea conocido.
jeto artístico y con plena conciencia de su carácter de construcción Como sea, la poesía es ante todo en Mennet, no menos que en
(artificio): no es ante el "mundo real" ni ante "la vida" ni ante un Girri, Juarroz, Giannuzzi, Oliva o Stutman, un trabajo del pensar, y
interlocutor que está quien lee a Mermet, sino ante palabras, el pro- que, al ser concebido en primer lugar como trabajo, es impersonaL
ducto de un trabajo con las palabras, que no por eso deja de hablar En tanto concibe a la poesía como trabajo de la mente, no como
de! mundo, pero lo hace a partir de asumir que es lenguaje y, como expresión ni "mensaje", Mermet busca la impersonalidad. Contra-
tal, se interpone ante el lector y el mundo tanto como los vincula o riando cualquier apurada etiqueta de "romántico", no sólo no hay
más. No hay inocencia viable ni ingenuidad (no en la lectura, al me- un "yo" que reclame "expresarse" o "manifestarse" o que quiera
nos, aunque acceder a cierto tipo de inocencia en la relación con el imponerse al mundo, ya que el "yo" es otro de los campos sobre los
mundo es una suerte de utopía deseable para Mennet): se está, al cuales e! pensamiento lleva a cabo su trabajo extrañado, o, a lo su-
leer, ante una ajenidad irreductible, y no queda más que asumirla pa- mo una pura ficción que simula dar consejos en "Aforismos del mi-
ra hacerse cargo tanto de la propia ajenidad como de la relación en- cro" (1975), sino lo que podría haber de confesional o emoti\·o es
tre el sujeto que habla, escribe o lee, y el ajeno mundo. siempre relegado en pos del efecto de enrarecimiento y distanáa

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218 DANIEL FREIDEMBERG CJ~SAR MERMET FRENTE AL RELATO DE L~ POESÍA ARGENTJ:-I:\ 219

que le resulta necesario a ese ejercicio del pensamiento, gustoso de sido, lo consumado e instituido, lo convalidado y promulgado y vi-
perderse en sus propios pasos, que es la escritura de Mermet. sible y audible de un siglo. Expresa lo que deviene, lo que pugna el
Un ejercicio del pensamiento lanzado a desplegar frases y pala- ser por decir en la persona y en las formas y estilo de una cultura,
bras que vayan acercándose, sin tocarlos, al mundo y a las cosas, a antes de que cultura y persona puedan objetivarla" (Alltología 137).
sabiendas de que siempre escapan a las palabras, para permitirse No se trata, por lo tanto, de dar cuenta del mundo "que se Ye", ni
precisamente eso, pensar en torno del mundo y de las cosas, pero coincide con la sujeción reverencial a lo que designa el ideologema
con ritmo y armonía, y en ese pensar ir postulando o entreviendo a "la época" hacia la que se ha ido moviendo la producción de poesía
veces otros modos de re/ación con el mundo y las cosas, que al fIn y al cabo en la Argentina en los últimos veinte años. Lejos de imponerse la
son modos de estar en el mundo. ¿Cuáles serían esos modos? "Un poe- prioritaria misión de lograr que el lenguaje, la temática y los climas
ma que me hace sentir algo de la densidad inocente y religiosa con espirituales expresen inequívocamente el universo puntual y "obje-
que quisiera haber vivido", anotó Mermet en una dedicatoria ma- tivo" en que se supone que viven el poeta y el lector, la poesía de
nuscrita agregada al original mecanografIado de su poema "El pan" Mermet no se dirige al mundo para erigirse en su va cera fiel, sino
y citada en "Apéndice y notas", al fInal de Antología (137). "Densi- para interrogarlo en busca de lo que las manifestaciones más visibles
dad inocente" no es un oxímoron, pero algo tiene de la inquieta ten- del mundo no dejan ver o callan, y que es necesario, por eso mismo,
sión y la productividad del oxímoron: lo denso, sin dejar de ser den- poner a la vista y darle lugar en las palabras.
so, pierde gravedad, se desconfractura, y la condición de "inocente" se Suerte de irriso.~io infIerno dantesco, la sociedad, y en especial la
acerca a la idea de "sabiduría". Al ser además "religiosa" la densidad sociedad argentina, es recorrida e interrogada en "Ciudad capital"
inocente -"religiosidad" que no alude a una práctica precisa o sis- (1967) o "Shopping center" para hacer que se manifieste lo que ahí
tematizada: tiene que ver con devoción y entrega-, algo de cómo se incuba, lo que afecta las posibilidades de vivir y las compromete,
sería ese modo de vida al que Mermet dice aspirar se va dibujando. como magma de fuerzas en que la condición humana es puesta a
No es un modo de vida muy acorde con el de los tiempos y la prueba. Si se cotejan estos poemas con "Honrosa servidumbre",
sociedad que le tocaron, del que Mermet suele dar cuenta con iro- "Nadador fugaz, pájaro negro" o "La selva clara" (1961, 1976 Y
nia, cierta amabilidad triste y un implacable ojo crítico, en poemas 1969), la tentativa se defIne más: contra la crispación, el frenesí, la
como "El dios de mi país" (1962), "Titanic" (1971) o "Shopping competencia, las acciones con finalidad precisa e inexorable, la
Center" (1963): "En esta hora detenida en la plenitud cruel de la mezquindad, la codicia, Mermet opone un vivir desprendido, sin
mercancía/ yo no vivo, yo compro una pausa y un limbo a salvo de cálculo, meditativo, movido por razones y fIdelidades que no necesi-
la vida,! yo entro gustoso a la mágica operación de la oferta,! a su tan justifIcación, atento amorosamente a lo existente, necesitado de
liturgia abstraída, a su fijeza inexorable,/ y a la proclividad de la de- algún tipo de comunión o encuentro con lo existente, consciente de
manda caigo! como a un vicio anodino, no de la carne sino del al- su propia precariedad y desdeñoso de cualquier relación de poder,
ma,! pecado de voluntad y de templanza" (Antología 41-42). Es un dominación o propiedad.
poema sobre el consumo, pero no solamente, sino también sobre el Gozosa de su "gratuidad", abierta, alivianada de urgencias y de
sujeto que se ve a sí mismo consumiendo y sometido al consumo; necesidad de justifIcarse, en muchos de los poemas esa posibilidad
no es un poema que se larga a perorar contra los que consumen, puede percibirse y, de algún modo, vivirse. Mermet, que se movió
sino que plantea una situación y la objetiva, lo obliga a uno a colo- laboralmente en el mundo de la publicidad, la televisión y la radio,
carse en ella, involucrado como parte de ella. tan poco dado al desprendimiento o la contemplación, parece haber
A ese costado, en buena medida político, de su trabajo, parece encontrado en la práctica de la escritura bastante más que un con-
Mermet referirse en un tramo de su ensayo "Pensamientos estéti- trapeso: habría ahí, en el mundo que van estableciendo los poemas,
cos", citado en "Apéndice y notas": "La lengua no sólo expresa lo la ocasión de otras relaciones con las cosas y el mundo. Se lo perci-
220 DANIEL FREIDEr-.mERG CÉSAR MERMET FRENTE AL RELATO DE LA POEsíA ARGENTIN¡\ 221

be mejor en los poemas que se detienen a examinar largamente ob- Quizá por eso, porque fue tan importante llevar adelante la bús-
jetos "corrientes", como "La sandía" (1970) o, más manifiestamen- queda espiritual o intelectual que daba a su vida algún sentido, la al-
te, "El pan" (1959), que a lo largo de 175 versos da cuenta de una ternativa de publicar no tuvo tanta significación para Mermet, en
tentativa de acceso espiritual a una simplísima porción de materia comparación con lo que para él implicaba la práctica de la escritura,
("Supe de pronto que en ese pan estaba la respuesta,! que el pan era incluyendo, y no en un lugar secundario, lo que esa práctica tiene de
respuesta.! Pero en el mismo instante supe! que era necesario pre- trabajo y elaboración. No sólo Mermet corregía mucho cada poema,
guntar al pan con todo el cuerpo,! con el peso caído del alma,! que sino, según Félix della Paolera, las dos veces en que estuvo por ce-
debía preguntar al pan haciéndome respuesta,! echándome con to- der a la sugerencia de publicar no lo hizo porque, puesto a reyisar
do el ser! al acto que pregunta; y que a la vez responde", Antología 105 textos, "los reescribía, los ampliaba y se le ocurrían poemas nue-
15), pero es básicamente la misma actitud con que poemas más bre- vos, con lo cual la tarea se ramificaba hasta el infinito" (cit. en Edi-
ves se detienen en torno de un grupo de palomas picoteando gra- tores de Mermet, sin pág.). Respecto de la tarea de ordenamiento y
nos, o un perro, o un ciclista, o un árbol, o tres caballos flacos, transcripción de los originales, della Paolera consignó que "algunos
transmutados en magro e irredento jirón vivo del universo entero. poemas tenían hasta once versiones, casi todos estaban a máquina,
y en cuanto al otro grupo de poemas, en 105 que un ojo obsesi- algunos prolijos y pasados en limpio y otros muy corregidos, reple-
vo e implacable entra a tomar nota de las condiciones del tiempo en tos de tachaduras y añadidos, que hubo que descifrar" (id.). "Vistos
que se está viviendo, como "Titanic", donde e! histórico naufragio de cerca (esos originales] tienen algo que impresiona, algo orgáni-
se vuelve desolada alegoría de la sociedad y e! mundo para anunciar co", relata:.on a su vez Crotto y Mairal, "como si las tachaduras, las
sarcásticamente que "105 últimos serán los últimos", podría decirse flechas, los añadidos y llamadas fueran venas, manchas, huellas, de
que la áspera evidencia de las fuerzas que obturan o aplastan la vida una lucha casi física por mejorar cada verso, cada estrofa" (5).
anhelada tiende, por contraste, a resaltarla, y así el demasiado decla- Un modo de vida que solamente puede concretarse en la escritu-
rativo y unívoco "Ciudad capital", al estar situado, en Antología, en- ra poética, y una escritura poética que es ante todo un ejercicio in-
tre "Es la cigarra azul" y "Heladero en la siesta", opera como un condicionado del pensamiento (pensar a medida que se escribe, es-
trasfondo en el que los "ociosos" o "superfluos" descubrimientos y cribir para ir pensando), puesto a trabajar a partir de una extrema
las invenciones de! juego de! pensamiento cobran más valor, sin atención a las cosas de! mundo. No hay contradicción entre e! jue-
contar con que no faltan en la obra de Mermet textos, como los go, la imaginación o la invención, por un lado, y, por e! otro, la
agudísimos "Aforismos de! micro" (1975), donde en el seno mismo atracción de lo que sorprende con su existencia, siempre al fin y al
de la promiscua y ruidosa cotidianeidad urbana la visión poética cabo un misterio. Seres, objetos y situaciones a los que se convoca
busca y encuentra la posibilidad de otras relaciones, aunque sea re- en su ajenidad, recorrida muchas veces con un detallismo y una
curriendo a la ironía y la parodia. La sensación que quizá quede a fruición que, a fuerza de insistencia, vuelve infinito y extraño lo co-
quien leyó Antología es la de una experiencia binocular: cada ojo vio nocido hasta llevar a desconocerlo o enlazarlo a realidades que en el
un mundo diferente, opuestos entre sí, que por eso mismo funcio- marco de las relaciones habituales no es posible imaginar, porque es
nan como las dos caras de una misma actitud, o los dos extremos, e! e! pensamiento concretado como escritura poética e! que descubre o
de la aceptación y e! de! rechazo, aunque algo en común subyace funda los vínculos. Cuando se dice "atleta ardiente abandonado de
tanto en la base de la aceptación como en la del rechazo: la curiosi- espaldas" de una sandía que flota en el río, es o debería ser evidente
dad. Pensamiento que, movido por una curiosidad insaciable hacia que encontrar elementos en común entre una sandía y un atleta na-
todo, hacia sí mismo inclusive, va descubriendo e inaugurando más da tiene de "natural" o espontáneo: es como si Mermet dijera "juego
zonas donde poner el pensamiento a jugar y poder vivir ese juego. A a ver la sandía como un atleta", o ''probemos a pensarla como un affe'd'. Pe-
ese juego o aventura parece haber querido Mermet dedicar su vida. ro no por desinterés hacia el vulgar objeto "sandía": no podrían dar-

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222 DANIEL FREIDEMBERG CJ~SAR MERMET FRENTE AL RElATO DE LA POESÍ/\ ARGENTINA 223

se juegos como éste u otros movimientos que la escritura activa a despliegue verbal que a esta poética le resulta ocioso y prescindible
partir de! desafío de "lo existente" si no estuvieran de por medio un deba recaer en "la emoción", tan central según Rubio para la "ro-
placer de sentirse extrañado ante "eso que está ahf' o un solícito mántica" poética de Mermet, en sorprendente coincidencia con
amor a la materia concreta y su misterio, perpetua fuente de deseo Borges: "No se trata, por cierto, de descripciones; se trata de expe-
vinculado a una necesidad de salir de entre los muros de! "yo". riencias de la emoción". Vaya a saber qué leyó Borges, pero no es
Al respecto, della Paolera habla de una "exaltación de lo senso- raro que los programas poéticos que se sostienen en e! descarte de
rio, de la textura material de los objetos, esa fenomenología de la cualquier emotividad adjudiquen precisamente a las emociones todo
materia que devela su íntima consistencia y que, lejos de significar lo que les molesta o no consiguen asimilar en un texto, aun en tex-
una actitud prosaica, mitiga e! abuso de una 'espiritualidad' que suele tos en los que la impersonalidad y la extrañeza tienen un rol tan de-
ser proclive a la sensiblería. Mermet disfrutaba de la vocación mate- cisivo como en los de César Mermet.
rialista presente en algunos sonetos de Shakespeare, en los haiku, en Curiosamente, otro "noventista", menos programático tal vez,
las églogas de Pedro Soto de Rojas, en los versos de Miguel Her- descubrió en Mermet un precursor impensado de las soluciones que
nández, Pablo Neruda, Francis Ponge, e igualmente en tantas pági- ese grupo adoptó para sujetar a "la realidad" la escritura poética:
nas de las novelas de Proust o Alejo Carpentier. Por eso escribió: "los textos de Mermet leídos desde hoy parecen escritos por algún
' .. .la sandía es dispendiosa de semillas, juega, derrama, magnificen- poeta de los 'noventa"', escribió Rodolfo Edwards (30). "En su
cia pueril y silabeo excedido y salivada siembra' ... " (della Paolera 8). poética se ven claros rasgos de objetivismo, alusión a objetos y si-
y precisamente es en respuesta a la frase "vocación materialista" tuaciones globalizzdos en medio de una cultura de masas, pero tam-
que la reseña de Alejandro Rubio se lanzaba a afirmar, tras rechazar- bién visiones alucinadas de espacios abiertos, camperos, todo adere-
la, que "Mermet en realidad era animista: sentía en todas las cosas e! zado con un humor seco, muy moderno para la época" (id.) Lo de!
aliento de un alma, demasiado parecida a la suya propia" (Rubio 4). humor es cierto: "coc pulcritud de soledad salió, se fue! de paseo a
Poner al pensamiento a trabajar sobre las cosas, rondarlas, volver la muerte, sin guantes ;tÍ cartera.! Con suavidad al sesgo omitió se-
una y otra vez a ellas, describirlas, compararlas, comentarlas, imagi- guir siendo,! hizo silencio andante,! discreta, fina, con felinas fe!-
narles posibilidades, jugar con esas posibilidades y llevar al pensa- pas, y sin dejar tarjeta", se dice, sin la menor gota de emoción, en
miento y a la palabra a intentar una y otra vez nuevos aproxima- "Doña Camila y los gatos" (1970), en referencia a una vecina que se
mientas y juegos, de modo de que en ese despliegue el pensamiento murió, dejando solos a sus gatos que "En agrio hedor y en la catinga
y las palabras vayan ejerciendo sus capacidades y concretando su urgente,! desnudos de la seda de los moños,! ácidamente orinan la
propia realidad verbal, es reducido a "animismo", ya proyección de bondad vencida,! ya no apagados por tutora leche" (Antología 93).
la subjetividad del poeta en las cosas lo que hay en ese trabajo de Claro que habría que ver por qué sería "muy moderno para la épo-
imaginación, invención y conjetura. ca" el humor de quien, como Mermet escribió en una época en que
Las limitaciones de un pensamiento aferrado al programa "no- ni en César Fernández Moreno ni en Giannuzzi ni en Leónidas
ventista" llevan a Rubio a sostener que "Mermet siente menos inte- Lamborghini ni en Francisco Urondo ni en Juan Ge!man escaseó e!
rés por e! ser en sí de sus objetos poéticos que por la emoción que humor, por lo general seco. Y, aunque en Mermet alcanza momentos
le causan", como si alguna poesía pudiera acceder al "ser en sí de espléndidos, tampoco ese humor está presente en toda su poesía ni
sus objetos poéticos" (suponiendo que exista un "ser en sr') y dan- mucho menos, y, cuando está, está como vía directa a la extrañeza y
do por sentado que no puede haber interés aceptable hacia los obje- la conjetura: más y más pensar. .
tos en poesía si no se verifica a través de la nominación directa del "Navega el muerto en blanco, con puntillas primorosas afemina-
objeto y la disposición desnuda de los objetos en la escena del texto. das! en e! blando acolchado de su flamante féretro! por alta muer-
Lo que así y todo no tendría por qué conducir a que la culpa de! te, inmóvil, solo, vida afuera,! vestido de monaguillo en día festi-
224 DANIEL FRElDEMBERG C1~SAR MERMET FRENTE AL REI.J\TO DE LA POEsíA ARGENTINA 225

vo,/ O con hierática coquetería de provecta dama/ enferma para vi- juego de pensar y que, en ese pensar, queden cuestionadas las rela-
sitas, recibe sus graves veladores/ con algo como ausente dolor de ciones entre la subjetividad yel mundo.
sus finales muelas" (Antología 57). Todo lo que Mermet consigue ha- A diferencia de lo que propusieron y/o hicieron el noventismo,
cer con la mirada socarrona que arroja, a lo largo de 115 versos, so- el objetivismo, el exteriorismo, la mayor parte de las vanguardias y
bre la imagen de un cadáver en su féretro, en "El muerto y el tiem- neovanguardias y hasta, en cierto modo, el neo barroco, la de l\fer-
po" (1966), lleva en algún momento a suponer que el muerto es lo met no es una poesía que quiera presentar nada, y, por el contrario,
único real y los irreales son los seres vivos que están alrededor. El se plantea como una poesía "sobre los seres y las cosas". Poemas
humor, en éste y otros casos, es una vía para pensar las cosas de sobre el heladero, sobre el perro, el shopping, el ciclista, el muerto, la
otro modo. Que en éste y en otros casos implica también un radical muchacha que viaja en el primer ómnibus de la mañana: lo que a la
acto de desacralización, y desacralizar es uno de los modos que tiene escritura le interesa presenta son las reflexiones o los ecos que las
Mermet de hacer algo que hace con frecuencia y de maneras muy cosas y los seres suscitan, porque tanto como las cosas)' los seres
propias: operar una transmutación por la palabra. Así como la san- sostienen al pensamiento es el pensamiento el que en este caso sos-
día pasa a ser un atleta, el perro un "terrestre colibrí, cuadrúpedo tiene a los seres y las cosas, o más. Pensamiento, no emocioneJ ni nada
versátil" y la muchacha en el ómnibus "flor transitoria nacida mo- que tenga que ver con lo sublime. Alguna cercanía podría encon-
mentánea/ para invocar, pasando, la lentitud cabal/ de un apogeo trarse quizá con el Oliverio Girondo que, en Persuasión de los días, '-e
breve" (Antología 11), cuando aquello que es enfocado por la palabra en un árbol un tótem y ante él dice "me sacaría el sombrero", o ha-
de Mermet se transmuta no deja de ser lo que es: queda iluminado bla de "el perro que me demuestra el milagro, me acerca el miste-
con una nueva luz. rio" (Girondo 365), pero si Girando encuentra motivos de venera-
De ahí que ver "claros rasgos de objetivismo" en la "alusión a ción en un perro, un caballo moribundo o un sapo, para la poesía de
objetos" resulta forzado, tal como es entendido el "objetivismo" Mermet no hay milagrns: ni los tres caballos ni la muchacha en el
por "los noventa": presentación de lo que parece formar parte del ómnibus ni el heladero son milagros, sino nada más que motiyos
mundo "objetivo" (objetos y seres, pero también costumbres, esce- para la escritura, ni menos.
narios, palabras) sin agregar nada ni poner en cuestión qué es eso o Si al final de "El pan" se habla de "sacramento" y "comulgar"
qué podría pasar con eso, registro de lo visible y conocido para que quizá asome, sí, un atisbo de sacralidad, que el propio poema pre-
pueda ser visto y reconocido en el poema, aceptación "realista" de senta como aspiración frustrada, pero más que a eso el modo en
"lo que hay", dispuesto tal vez con alguna gracia o algún tipo de que el poema presenta al pan apunta a que el pan sea visto como no
juego entre los elementos, para que el lector se haga cargo si quiere. había podido antes ser visto, así como en el poema dedicado a la
Para "los noventa", o al menos para el núcleo que con más insisten- mujer que "aprieta las piernas como violenta virgen", negándose a
cia hace de su programa una causa a sostener e imponer, el mundo entregarse al hombre que habla en primera persona, esa primera
"es lo que es" y hay que mirarlo así, "tal como es", en tanto para persona elogia insólitamente el rechazo que sufre y la "ñoñería" de
Mermet vaya a saber qué es el mundo o qué son las cosas. Están la mujer (usa esa palabra "ñoñería"), dice "gracias al rigor con que
ahí, sin duda, el mundo y las cosas, pero qué pasa con eso no se sa- me privas" y al dar un paso más y agradecer "la costumbre de derro-
be y seguramente nunca se sabrá, y por eso, porque no se sabe, es ta a que me unces" se advierte que todo puede ser pensado de una
que vale la pena interrogarlo en la escritura y a partir de ahí, de lo manera en que no había sido pensado antes, no para quedarse en el
que "lo realmente existente" tiene de inabarcable y enigmático, darle descubrimiento, sino para ejercer la capacidad de pensar.
al pensamiento acicateado por esa presencia inevitablemente extraña Sea cual fuere el motivo por el cual Mermet no publicó sus tex-
la jubilosa posibilidad de conjeturar e interrogar, no para llegar a tos, se esté de acuerdo o no con ello, hay en esa falta de ansiedad,
ningún "ser en sr' de las cosas, sino para permitirse el trabajo y el ese aprecio de la escritura como un logro en sí misma, algo que
226 DANIEL FRElDEMBERG

también la lectura de su poesía ofrece: la posibilidad de un mundo o REVISTA DE CRÍTICA LITERARIA LATINOAMERICANA
una vida paralelos al mundo, que forman parte del mundo y al mis- Año X,'LXVIII, N° 76. Lima-Bostun, 2"0 semestre de 2012, pp. 227-250
mo tiempo corren por otro carril. Lo que tal vez tiene para decir es-
ta poesía es que la relación de la escritura con el mundo es el feliz
juego de una tensión: por un lado, una conciencia de que no hay
nada definitivo que decir sobre nada, apenas habría una tentativa de
decir algo y ninguna verdad que predicar como verdad definitiva y, ACTIVISMO POÉTICO EN LA ARGENTINA ACTUAL'
por el otro lado, el gozoso y lúcido abandono a una necesidad irre-
nunciable de seguir diciendo todo lo que el inabordable e inagotable Ben Bollig
acontecimiento del mundo hace a la escritura decir, como si el University ofO>.ford, Gran Brefm/a
mundo estuviera para de alguna manera ser dicho por una escritura
que nunca alcanzará a decirlo, pero, al intentarlo, en tanto realidad Resumen
de la escritura, lo cuestiona y lo vuelve a fundar. Mucho se ha escrito sobre las formas emergentes de producción amsnca }'
cinematográfica en la Argentina de los 2000, en particular modos colectiyos
)' / o innovadores de producción en la "pos-crisis". Se propone aquí una lectura
BIBLIOGRAFÍA de poemas de poctar-activistas -Arturo Carrera, Washington Cucurto y Sergio
Raimondi-, para examinar la coherencia -o no- entre activismo y poéticas.
Borges, Jorge Luis. Contra tapa en Mermet, César, La III/via y otros poemas. Bue- Palabras dalle: Argentina; activismo poético, pos-crisis, estudios de la cultura_
nos Aires: Rodolfo Alonso Ed., 1980.
Bustriazo Ortiz, Juan Carlos. Libro del GbenPín. Santa Rosa: Cámara de Dipu- Abstraet
tados de la Provincia de La Pampa, 2004. Much has been written on Ihe emergence of new forms of artistic and film
Crotto, Alejandro, Marcos de Soldati, Félix della Paolera, Pedro Mairal, )' Enri- production in Argentina in the 2000s, in particular collective and!or innontive
queta Racedo. "Apéndice y notas". En Ant%gía, de César Mermet [11. i'!fra] means of production in the "post-crisis". \Y.Ie propose a reading of poems by
135-140. poet-activists -Arturo Carrera, Washington Cucurto, and Sergio Raimondi- in
Crotto, Alejandro, y Pedro Mairal. "César Mermet: La luz guardada". En revista order to examine the coherence, or orherwise, between activism and poetics.
Lea 29 (Buenos Aires, julio de 2005). KryUlords: Argentina, poetic activism, post-crisis, cultural studies.
della Paolera, Félix. "Nota preliminar". En Ant%gía, de César Mermet [11. in/ra]
7-9.
Editores de Mermet. "¿Quién es César Mermet?". En el blog César Mermet,
http://www.cesarmermet.blogspot.com/. 29 de agosto de 2006. I ¡Vti agradecimiento personal a la Universidad de Leeds (Stud)' Leave
Edwards, Rodolfo. "Más inédito, imposible". En Radar/Libros, suplemento de! Scheme). Asimismo, a la Societ)' of Authors K. Blundell Fund y a la Uni"ersi-
diario Página/!2, Buenos Aires, 21 de octubre de 2007. dad de Leeds y e! Banco Santander por su apoyo a los viajes de investigación en
Girondo, Oliverio. Persuasión de los días. Buenos Aires: Editorial Losada, 1942. Argentina en 2009 y 2011, durante los que conduje parte de la im-estigación.
Godard, Jean-Luc. JLG/JLG, al/tomlrato de diciembre. Buenos Aires: Caja Negra Estoy en deuda con Fiona Mackintosh por su invitación para presentar este
Editora, 1969. material como parte del evento "Reading Argentina" organizado por la
Mermel, César. La 1/lItiay otroJ pOemaJ. B. Aires: Rodolfo Alonso Ed., 1980. Universidad de Edinburgo )' financiado por JISLAC. Una versión anterior fue
- . Antología. Buenos Aires: Ciudad de Lectores, 2006. incluida en la reunión ACLA, abril 2010, en Nueva Orleans, )' las secciones
Oliva, Aldo. Poesía completa. Rosario: Editorial Municipal de Rosario, 2003. sobre Washington Cucutto presentadas por invitación del Profesor Arturo
Rubio, Alejandro, "El trabajo interminable del poeta amateur". En Suplemento CRsas de la Universidad de Santiago de Compostela en noviembre de 2010.
Cnltnra del diario Pe!ftl, Buenos Aires, 10 de diciembre de 2006. Agradezco también el apoyo financiero para estos viajes ofrecido por la
Sylvester, Santiago. "Poesía de pensamiento". En Tres décadas de poesía atgentina: Universidad de Leeds )' en el segundo caso por el programa Erasmus de movi-
1976-2006. Jorge Fondebrider, comp. Buenos Aires: libros del Rojas, Uni- lidad de profesores. Lo mismo a Laura Cantora l' a Manuel Barcia Paz su ayuda
versidad de Buenos Aires, 2006. 65-73. en la preparación de este texto.

,1
228 BENBoI~IG ACrIVISMO POI~TICO EN LA ARGENTINA ACTUAL 229

Mucho se ha escrito sobre e! auge de nuevas formas artísticas y gimiento paralelo de formas colectivas de política y arte; nombra
cinematográficas en la Argentina de los 2000, en particular modos Svampa a importantes "colectivos de arte político" (Svampa 149)
colectivos el o innovadores de producción en la "pos-crisis" (ver como el Grupo de arte callejero (o GAC, grupo con estrechos
Giunta, Poscrisis), que en muchos casos plantean los efectos negati- vínculos a grupos de recuperación de memoria, como HIJOS), Cine
vos de la crisis económica (falta de recursos, cierre de modos tradi- Insurgente, y Red Acción, una agencia de noticias alternatiyas, y
cionales de circulación y difusión, implosión de organismos oficiales nota que "estas formas de activismo cultural constituyen una de las
de financiamiento) como punto de partida o hasta recurso para su dimensiones menos conocidas de los movimientos sociales realmen-
trabajo creativo. Otros críticos hacen hincapié en el llamado te existentes en la Argentina" (Laddaga 150). En el estudio de
"boom" de la poesía en los años 2000, y e! surgimiento de escritores Reinaldo Laddaga, e! crítico hace hincapié en proyectos artísticos
jóvenes, importantes antologías, y nuevas editoriales independientes cuyo fin es, en vez de crear lo que se puede y se suele llamar "una
como Mansalva, Paradiso, Vox, Argonauta, y Bajo la luna. Este artí- obra", inspirar o facilitar la participación de grupos de personas, re-
culo intenta examinar un fenómeno en particular: e! vínculo entre conocidos como artistas o no, crear redes interpersonales o nueyos
activismo y poesía. Numerosos poetas y grupos emplean la poesía modos de socialización, u ocupar o re-significar espacios, sean pri-
como parte integral de su activismo -basta citar e! ejemplo de la edi- vados o públicos.
torial cartonera, EloÍsa Cartonera, o los talleres de poesía en la cár- Dentro de este contexto artístico general, cabe mencionar una
ce! de mujeres de Ezeiza, el proyecto "yo no fui"-, pero los efectos serie de paradi 5mas que han existido en la poesía argentina durante
estéticos de esta toma de posición no han sido estudiados con sufi- estos primeros años del nuevo siglo. En un artículo editado en
ciente profundidad. Proponemos una lectura de poemas de poetas- Crítica cultura!, Ana Porrúa ("Poéticas de la mirada objetiva") ofrece
activistas -Arturo Carrera, Washington Cucurto, Sergio Raimondi- un esbozo de la polémica entre la llamada poesía neobarroca (o, a
para examinar la coherencia -o no- entre activismo y poéticas. veces, "neobarrosa") y la poesía objetivista. El neobarroco es una
tendencia internaciortal que se centra en la materialidad de las pala-
Activismo poético y la "poscrisis" artística en la Argentina bras, y asociada con la revista literaria XUL, y el trabajo poético y
crítico de Néstor Perlongher. En muchos casos sus escritores fue-
El término "poscrisis" se difundió dentro de los circuitos inte- ron obligados a exiliarse después del golpe de estado de 1976, pero
lectuales argentinos para explicar la emergencia de nuevos modelos, escriben en abierta rebelión contra la llamada poesía social y los
en particular colectivos, de producción artística, en los años que si- estilos comunicativos de los 60-70. Lo que llegó a rotularse la poesía
guieron la crisis política y económica de 2001-2002', y tiene su más objetivista, se enfoca en los objetos y las percepciones, es inspirado
detallado análisis en el libro de Andrea Giunta, Poscrisis. Según este en particular por la poesía de Ezra Pound, y su máximo centro de
estudio, después de los primeros años de inestabilidad económica y acción y asociación fueron las páginas de Dimio de Poesia. Sus repre-
caos político pos-2001, "la ciudad se colectivizaba y también las sentantes incluyen a Danie! García Helder y Martín Prieto, cuya
formas de producción artística" (26). En diálogo con estudios de las poesía prescindió de la metáfora, cualquier descripción vista como
vanguardias históricas, como el de Peter Bürger, y de la más inno- excesiva, y la sensual proliferación de sustantivos y adjetivos, como
vadoras formas actuales de producción artística, como el de Nicolas ocurre en la poesía de Perlongher'. Sintetizando mucho, r ba-
Bourriaud, Giunta afIrma que "[u]no de los efectos más fuertes del sándose en un perfil escrito por la poeta y editora Ramina Freschi
impacto de la crisis en la organización de las artes visuales fue la e- ("Recomposición de! campo poético argentino y poesía actual"), se
mergencia de colectivos" (54). Como observa Svampa, hubo un sur- puede hablar de la simultaneidad de tres tendencias en la poesía

2 Sobre los oríg~nes de la crisis argentina, ver Seoane (El saqueo). 3 Ver, por ejemplo, García Helder, "El neobarroco en la Argentina".

1
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230 BENBoLLlG ACTIVISMO POÉTICO EN l.A ARGENTINA ACTUAL 231

argentina actual, agregando a las dos antes mencionadas una nueva mujeres en la Unidad Penitenciaria no. 31, Ezeiza, Buenos Aires.
promoción de poetas que irrumpen a finales de los 90 y principios "Yo no fui" es una asociación civil dirigida por la poeta María j\Je-
de los 2000, y cuya poesía con frecuencia busca conexiones con la drano, y, como escribe Ross ("Contra el silencio" 6) demuestra que,
performance, el diseño, y la producción colectiva, y a veces surgió a pesar de su estatus legal, las mujeres no han sido silenciadas. Otro
en centros urbanos fuera de la capital (Rosario, Bahía Blanca, Neu- ejemplo de la poesía carcelaria -a pesar de que su obra va más allá
quén, en particular). Como demuestra Prieto ("Neobarrocos, obje- de un simple retrato de la vida delincuente- sería la poesía de
tivistas, epifánicos y realistas"), es notable la mutua imbricación de Camilo Blajaquis, seudónimo de César González, joven que estuvo
autores de distintas clasificaciones, en particular por sus referencias preso desde los 16 hasta los 20 años, editó su primer libro de
compartidas (Osvaldo Lamborghini, Juan José Saer, y Juan L. Ortiz, poemas, La venganza del cordero atado, en 2010, dirige una revista de
en especial) y por la búsqueda de modelos de escritura dentro de poesía y da talleres de poesía en el barrio Villa Carlos Gardel'.
América Latina. Nos parece oportuno, por estos motivos, hablar de la emer-
Cabe subrayar, por estos motivos, la situación de cierto modo gencia de nuevas formas de "activismo poético" en la Argentina
paradójica de la poesía argentina en los 2000. A pesar del desastre actual. El término no es original, a pesar de que sus acepciones
institucional del 2001-2002, existe un sólido, aunque reducido, pú- hasta ahora encontradas durante la preparación de este texto suelen
blico para la poesía en la Argentina. Diario de Poesía, por ejemplo, remitir a otros campos y otros contextos literarios'. El término
llega a vender unos 5,000 ejemplares bimensuales; y editoriales inde- "activismo poético" se emplea aquí para describir un fenómeno y su
pendientes como Bajo la luna, Vox, y Mansalva ya disfrutan cierta contexto. En los conocidos estudios de Barbara Harlow se habla de
trayectoria, con frecuentes ediciones de libros de poesía con tiradas "revolutionary wri~ing" (escritura revolucionaria) para describir la
de 500 o 1,000 ejemplares y catálogos de profundidad y extensión. relación casi simbiótica entre actividad literaria, en particular la
La crisis impuso dos necesidades, a las cuales la poesía parece haber poesía, y actividad re<Tolucionaria dentro del contexto de las luchas
respondido bien: la de encontrar nuevos modos de circulación, difu- armadas de liberación nacional y en particular su papel en la cons-
sión, etc.; y la escasez de fuentes oficiales de financiamiento. Co-mo trucción de comunidades imaginarias (fusistance LiteratU/"e 51); su
en el caso del mercado de arte, la devaluación del peso a una tercera ejemplo más pertinente en este contexto es la obra y vida de Roque
parte de su valor pre-2001 ha tenido el efecto de favorecer la Dalton, y su poesía "no hecha sólo con palabras" (39). Son cono-
exportación de libros de poesía argentina; un editor comentó que cidas las críticas de ciertos modelos de escritura que se impusieron
antes de 2001, las editoriales de poesía no se interesaban por la dentro del contexto revolucionario -se puede pensar en el "exte-
exportación de sus libros, pero en los últimos años, las ventas a
Estados Unidos, España, y Alemania han llegado a ocupar una , Para más detalles sobre la vida y obra de Blajaquis/González, ver Friera
importante posición en las hojas de balance. Asimismo, la poesía, en ("Es más peligroso un pibe que piensa'').
contraste con otras formas de producción literaria (en particular la 5 El término aparece en el título, pero falto de una definición, en un texto

novela) es relativamente barata, y su circulación se presta con de Budde ("New tactics'') sobre el poemario de Reg ]ohanson, Esrralchn [sic];
se emplea en el estudio de López-Adorno ("La lectura ideológica-estética') de
facilidad a las nuevas tecnologías, en particular la página web, el
la obra de Vicente Huidobro para definir el "creacionismo" de éste. En otro
blog, y las redes sociales. Por otro lado, la poesía, por necesitar sólo contexto lingüístico, Collins ("Andrei Codrescu's Mioritic Space'') lo utiliza
los materiales más básicos como materia prima, es decir, una super- para superar la supuesta dicotomía entre poesía }' política, un "resistance
ficie donde (papel, pared), y un aparato con que, escribir, tiende a movement of the imagination" (93) en la obra del poeta rumano Andrei
emerger en situaciones de privación material; llama la atención la Codrescu. Fuera del contexto literario, "poetic activism" (así, en inglés) se
importancia de los talleres de poesía en las cárceles, por ejemplo, el emplea dentro del ámbito del asesoramiento terapéutico ("counselling'), para
hablar de maneras de generar realidades positivas por medio del lenguaje (,·er,
conocido proyecto "yo no fui", que realiza talleres de poesía para
por ejemplo, GergenAn Int1i/afion lo Social Constrnction).
232 BENBOI..LIG ACTIVISMO POÉTICO EN LA ARGENTINl\ ACrUAL 233

riorismo" de Ernesto Cardenal como estilo casi oficial de la revolu- o político erigen la poesía (su escritura, su edición, su lectura) como
ción en Nicaragua, como describen Rowe (History and ¡he lnner Ufe) tabla central de su discurso, actividad, e identidad, mientras los
y González y Treece (The Gathering ofVoices)-. En el actual contexto poetas sitúan su obra explícitamente dentro de un contexto acti-
argentino, y a pesar de ciertos esfuerzos historiográficos para lograr vista. En términos muy generales, se puede notar que los poemas de
una reevaluación y hasta una reivindicación de la lucha armada, en Sergio Raimondi tratan los mismos temas que toca e! museo de
particular en las páginas de revistas como Lucha armada en la historia oral que dirige (El museo de! puerto, Ingeniero \XThite,
Argentina (http://www.luchaarmada.com.ar/default.asp?id= 195), o Bahía Blanca), como la industrialización, el colonialismo, y las vidas
la importante presencia e influencia de poetas explícitamente com- cotidianas de la población de! puerto.
prometidos con formas de polltica revolucionaria (Gelman, en En el caso de la obra de Washington Cucurto, miembro funda-
particular), es menos sostenible hablar de la existencia general de dor de la editorial Eloísa Cartonera, de Buenos Aires, su poesía
formas de "escritura revolucionaria". forma una importante parte de la producción de la editorial y como
En este sentido, es válido hablar de una forma de "activismo figura es el más importante representante del proyecto, en particular
cultural" como lo define Crimp (AIDS. Cultural Ana!ysis. Cultural en el extranjero, como fue con su participación como representante
Activism 12) dentro del contexto de respuestas artísticas a la crisis del oficial de la Arger:tina en la feria del libro de Frankfort, mientras la
SIDA en los años 80: un arte colectivo, comprometido, y que no estética del usufruc~o que motiva un proyecto editorial basado en e!
sólo interroga la producción cultural, sino también la posición y las reciclaje del cartón descartado, encuentra eco en una estética de!
formas de difusión de esa producción, y que critica el empleo del robo y del plagio en la poesía de Cucurto. Como último ejemplo, e!
arte como mera herramienta para la recaudación de fondos, acto renombrado poeta Arturo Carrera, director del proyecto cultural
que subraya y contribuye a la comodificación y mercanti!ización de Estación Pringles, que organiza residencias artísticas, concursos de
las relaciones interhumanas. Pero al mismo tiempo, el término de declamación poética, y otras actividades en abandonadas estaciones
Sommer, "cultural agency" (agenciamiento cultural), empleado para de ferrocarril en las pampas argentinas, hace referencia en su poesía
significar "a range of social contributions through creative prac- a las utopías realizables y juventudes compartidas que motivan su
tices", y la noción que usa la autora para describir el espacio creado escritura. Por estos motivos, enfocarse en lo que llamamos "acti-
por y en que opera la "cultural agency", "wiggle room" (es decir, vismo poético" implica un análisis de las poéticas de estos autores,
espacio de movimiento, o espacio de meneo) nos parecen dema- para examinar si la relación entre activismo y poesía va más allá de
siado amplios para permitir la especificidad que pueda facilitar un lo circunstancial o superficial. Nos interesa indagar la relación entre
análisis contextualizado de obras recientes. Dado que Sornmer habla estética y ética en poemas de estos autores; elegimos para nuestro
de la "cultural agency" como parte de la "second nature" de la vida análisis, por este motivo, poemas que tienen la posición de ars paetica
democrática ("Introduction" 19), nos parece útil examinar un fenó- en su obra reciente.
meno más específico dentro del actual panorama cultural argentino.
Por estos motivos, e! término "activismo poético"·, es aquí emplea- Raimondi
do para describir una situación en que proyectos de activismo social
Nombrado por Prieto ("Neobarrocos, objetivistas, epifánicos y
6 Dos recientes estudios analizan la importancia de la literatura como objeto
realistas") como uno de los "máximos proyectos realistas del pre-
mosólico en el contexto latinoamericano, en particular dentro de los campos de sen te", el libro Poesía civil de Sergio Raimondi, editado con el apoyo
los "Latin American Cultural Studies" (ver Moreiras, The ExhaJ/Jtion ojDifference) de la fundación Antorchas en 2001, pone fecha al comienzo de la
y los estudios postcoloniales (ver Hallward AbJolu/elY POJ/cokmia~; en este caso, llamada poesía "actual" en la Argentina, ya que demuestra tanto una
Hallward subraya la capacidad que tiene la literatura de obligarnos a pensar, sin nitidez realista heredada del objetivismo como un esmero en cues-
deferir nuestras elecciones políticas y/o estéticas a la teoría.

¡.
I
234 BENBm.LIG ACTIVISMO po(,TICO EN LA ARGENTINA ACTUAL 235

tiones formales y un largo diálogo con la tradición literaria interna- español; su sintaxis con dos oraciones largas que cubren cada una
cional. Una de las ambiciones de Poesía civil es analizar en versos no nueve versos de un poema con una extensión entera de dieciocho
sólo la posición de la poesía, las modernas prácticas industriales, la versos; la mayor presencia de la estructura sintáctica de S-V, menos
relación entre culturas periféricas y el poder centralizador o exclu- común en el castellano coloquial que el V-S, Ycon un resonante eco
yente del capital, sino además la capacidad de los mismos poemas de la sintaxis del inglés de Shelley, y hasta la estructura S-P-V, aun
de llevar a cabo el análisis propuesto. Responden claramente a la menos común y arcaica; cierto exce.~o o repetición de adjeti\'os
afirmación de Theodor Adorno en Teoria estética de que las obras ("infinita y divina") a veces con una exageración que podría parecer
modernas deben mostrarse a la altura del capitalismo, no simple- burlona o socarrona, ("preferido, invariable, intangible/ y perfecta-
mente tratarlo como tema (Aestbetic Tbeory 52), en particular gracias mente ideal"), pero que reproduce la tendencia que existe en el
a su habilidad de analizar complejos procesos industriales y relacio- inglés literario hacia la doble o a veces triple adjectivación, tendencia
nes económicas utilizando una métrica que resulta reminiscente del que tiene sus raíces en la coexistencia de términos germánicos y
verso modernista. El primer poema de la colección define los pro- romances en Sil léxico; la repetición del fonema /p/, vínculo entre
pósitos estéticos y politicos del libro entero. palabras que parecen clave en el argumento del poema, como
"página" y "poesía"; y algunas rimas, en particular del oxítono /a/
Ante un ejemplar de Defense ofpoetry con el sello "Pacific Railway Libra!")', B. como sílaba final del verso. El poema, entonces, se distancia del
Bca., no 815 (to be returned within 14 days)" discurso cotidiano, es decir, opera la ostranenie o extranjerización
característica del lenguaje poético o literario, como estudian los for-
Escrito está en tus páginas
que poesía)' principio de propiedad
malistas rusos, pero movilizando elementos formales del texro de
dos fuerzas son que se repelen, Shcllcy. Esta distancia apoya lo que se puede leer como la proposi-
pero escrito está también ción básica del poema: que la poesía idealizada e ideal como es
que la poesía es infinita y divina, descrita por el romántico Shelley, y considerada como legisladora
no hay tiempo preciso ni lugar, del mundo, está distanciada de la vida diaria de los lectores por una
}' e! dominio que te concierne
brecha abismal; los planteamientos de Shelley son pura ideología. La
verdadero es, eterno, único,
imperio sobre el uni,'erso todo.
cuestión que plantea, sobre la relación entre la escritura y la lectura
Oh, legislador de! mundo, de obras en verso y los problemas de cada día que afectan a los
no fuiste ignorado en absoluto, lectores, resulta muy relevante para la poesía argentina de principios
es sólo que fuiste considerado del siglo XXI. La poesía, como legislador no reconocido del mundo,
ral como exigías: se te dio el reino en términos de Shelley, puede llegar a convertirse sencillamente en
preferido, el invariable, intangible
algo no reconocido, es decir obsoleto. La poesía ocupa una posición
y perfectamen te ideal;
el otro quedó para tus lectores, bastante precaria en el mercado del libro y en la política cultural
dueños)' destinados a regir nacional y los poetas luchan por publicar sus obras y lograr mante-
territorios más concretos del planeta nerse con su trabajo. La escritura de Raimondi parece intentar in-
(Raimondi, Poesía civilll). vestigar esta situación y trata de demostrar que no resulta tan poco
prometedora como se podría asumir, En concreto, ilustra los lazos
Una serie de aspectos de su composición demuestran el cuidado visibles entre la poesía y el activismo cultural, por ejemplo, los
prosódico de Raimondi, cuidado que en la época contemporánea medios por los cuales los poetas de los .2000 parecen conseguir
tiene algo de arcaico, Se nota la preponderancia en el poema de en- erradicar la división entre la poesía comprometida con la estética y
:decasílabos, verso preferido por modernistas y poetas del barroco la poesía comprometida con lo social que, como se ha podido apre-

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236 BENBOLLIG ACTIVISMO POÉTICO EN LA ARGENTINA ACTUAL 237

ciar, existía en la Argentina de! periodo posterior a las vanguardias. nion or institution, is Poetry". En la obra de Shelley un cambio
La paradoja del poema de Raimondi sería, entonces, ¿por qué poético 'acompaña o más bien precede los cambios sociales. No se
criticar la visión utópica de un poeta romántico sobre e! poder de la puede hablar de un error en la lectura de Raimondi, ya que como
poesía como otro delirio torremarfilista por medio de, precisamente, señala Pas (5), un cuestionamiento de los planteamientos de! roman-
otro poema, y en particular un poema tan poético? ticismo forma uno de los ejes de la primera parte de Poesía dril. Es
Vale la pena examinar con más profundidad el texto citado de más, como escribió Raimondi, e! poema que abre e! poemario "tie-
Shelley, su famosa Dejence o/ Poetry, escrita a principios de los 1820 ne algo de fundacional, sobre todo si se acepta que el romanticismo,
como respuesta a un texto satírico de Thomas Love Peacock The y en particular 'ese' romanticismo, contemporáneo de la sociedad
Four Ages o/ Poetry (1820). Nos interesa una traducción que r:aliza industrial, constituye uno de los puntos de partida de la poesía
Raimondi de una palabra de Shelley; "property", traducción literal moderna de este lado del mundo, una suerte de posibilidad para una
de "propiedad". No aparece en el tracto de Shelley, pero sí en su programática poética que pueda considerar la cuestión geopolítica"
lugar la palabra "seIP'; "Poetry, and the principIe of Se!f, of which (Comunicación personal).
money is the visible incarnation, are the God and the Mammon of Cabe analizar, entonces, un artículo escrito por Raimondi sobre
the world". "Se!f', de difícil traducción al castellano ("uno mismo", la obra de J. B. Alberdi, en e! cual cita con frecuencia la argumen-
"de sí mismo", "yo", son opciones dadas por los diccionarios bilin- tación de Shellev' el encuentro entre Shelley y Alberdi, para Rai-
gües) tiene la connotación positiva de identidad o integridad ("se!f- mondi "abre la p~sibilidad de interrogar el dominio universal de los
reliant" es un modo de decir autosuficiente) y la negativa de egoís- conceptos literarios con la división universal de la producción como
mo ("selfishness"). Pero la traducción de Raimondi hace explícito perspectiva determinante" ("Poesía y división internacional de tra-
algo implícito en el ensayo de! poeta romántico, que es la relación bajo" 1); es decir, los valores universales predicados por Shelley sólo
entre poesía y formas comunitarias o hasta socialistas de organi- son universales dentro de un contexto dado, específicamente una
zación política. El nivel de perfección alcanzado por la poesía y los sociedad con los niveles de desarrollo y tecnología para permitir el
poetas de una época demuestra la perfección de la sociedad, por ocio, los viajes, y la libre circulación de ideas y productos culturales,
ejemplo, y como indica Shelley, "The true Poetry of Rome lived in por ejemplo. Y mientras Shelley quiere separar la poesía de la esfera
its institutions" ('la verdadera poesía de Roma vivía en sus insti- de la producción, para Alberdi, explica Raimondi, "la literatura es,
tuciones''). El error principal de su era contemporánea, para Shelley, exactamente, una manufactura más" ("Poesía y división ... " 3). Rai-
era que la ciencia y la tecnología hubieran avanzado tanto, sin el mondi expone la sorprendente división del mundo que propone
freno o e! control de formas apropiadas de poesía o expresión; es Alberdi entre países productores y países importadores de literatura,
decir, el hombre se había esclavizado con sus propias invenciones división internacional del trabajo que hace eco de la división con-
técnicas. En la segunda oración citada o parafraseada de Shelley por temporánea entre países de industria primaria o extractiva y países
Raimondi, "A Poet participa tes in the eternal, the infuúte and the con sectores más avanzados, en particular en la producción indus-
one", vemos e! desacuerdo entre el argentino y el inglés; si para Rai- trial como era precisamente la Inglaterra de! romanticismo (y casi
mondi la eternidad y la infinidad del reino de la poesía implica una con~emporáne~ con la rev~lución industrial). Arguye Raimondi,
ruptura con el mundo actual, para Shelley, "if no new poets should más allá de las proscripciones por parte de Alberdi de la impor-
arise to create afresh the associations which have been thus disor- tación o la imposición de formas literarias inapropiadas en un país
ganized, language will be dead to all the nobler purposes of human pre-civilizado, como eran según Alberdi las provincias del Río de la
intercourse". La poesía es heraldo de una nueva, y mejor, época so- Plata de su momento, que "habría que detectar una posibilidad de
ciopolítica: "The most unfailing herald, companion and follower of pensar en las circunstancias (económicas, sociales, políticas, culru-
the awakening of a great people to work a beneficial change in opi-
238 BEN BOUJG ACTIVISMO I'OI~TICO EN I.A ARGENTINA ACTUAl. 239

rales, etc.) como valores definitivos para considerar lo que sea la o, como en este caso, propone un trabajo paralelo de poesía y
poesía" ("Poesía y división ... " 9). activismo. _
Se puede releer, entonces, el poema de Raimondi: a pesar de que
"propiedad" no es la única traducción posible de "selP' hay que Cucurto
tener en cuenta la génesis de ideas de lo individual, de la identidad,
en conceptos de ciudadanía fuertemente arraigados en la tenencia y Si uno de los signos más evidentes del colapso económico y
protección de la propiedad, y en el caso latinoamericano, en la político de 2001 fue la emergencia de los cartoneros, visibles hasta
tenencia de tierras, en muchos casos tenencia que más beneficio da en los barrios más afluentes de Buenos Aires, no nos resulta
a colonizadores o extranjeros; la rebelión contra Mammon Oéase: sorprendente que los efectos culturales de la crisis encontraran una
dinero, o, mejor dicho, capital) predicada por Shelley se basa en notable repercusión poética en la obra de un escritor fuertemente
cambios, desarrollos, tecnologías y formas de comunicación que no ligado al cartonerismo'. Santiago Vega comenzó a publicar poemas
existen en otros sitios; además, tiene sus bases materiales en la mis- en la década de 1990, bajo el tutclaje de los editores de la revista
ma colonización o subyugación de otros países, en particular países poética, importante pero de corta vida, 18 If/hiskies, entre los que se
exportadores de materias primas. Escribir poesía, para Raimondi, incluían Fabián Casas y Juan Desiderio, y fue, junto con el
por estos motivos, debe abarcar el análisis de las condiciones y los influyente poeta Daniel Durand y algunos otros, miembro de la edi-
efectos, tanto históricos como actuales, de la colonización: y aquí se torial independiente Ediciones DelDiego, un importante centro
encuentra el nexo entre las poéticas de Raimondi y el activismo para jóvenes poetas emergentes en Argentina; arriesgada empresa
tanto de su poesía como del Museo del Puerto. Desde la década de que fracasó con la crisis económica de 2001.
los 90 Raimondi y otros se han involucrado en Ingeniero White Vega, quien comenzó a utilizar el seudónimo Washington Cu-
para recoger las historias y los artefactos de gente que vive alrededor curto en sus obras publicadas y en las entrevistas, junto con otros
del puerto, incluyendo por ejemplo todo el mobiliario de una bar- escritores y diseñadores encontró la forma de combinar el cartone-
bería donado por el poeta Jorge Boccanera, que nació y se crió en rismo con la literatura, pagando a los cartoneros tres veces el precio
Bahía Blanca. El museo aspira a mostrar las formas en que las de mercado por sus cartones y empleando a los jóvenes colectores
prácticas de vida cotidianas coexisten en una tensa y complicada en el diseño, producción y distribución de libros únicos hechos a
relación con las políticas nacionales e internacionales; dedica mucho mano, con cubiertas de cartón, estenciladas en una forma de
esfuerzo a la recuperación y el archivo de la historia oral y de for- serigrafia; las páginas interiores son fotocopias. Este formato se
mas culturales no necesariamente favorecidas por los museos con- adapta bien a la poesía, los cuentos y las novelas cortas, tres de las
vencionales, incluyendo formas úpicas de cocina. Otro de los poetas modalidades principales en la obra de Cucurto hasta la fecha, y los
de Bahía Blanca, Aldo Montecinos, ha publicado además de libros libros se venden con éxito en las librerías dentro y fuera de Buenos
de poesía, colecciones de historia oral y de recetas locales. Los Aires. La editorial tiene ahora su sede en el barrio de La Boca (una
textos más importantes que ilustran los expositores del museo encarnación anterior estaba situada en el distrito de Almagro);
tienen algo inconfundiblemente Raimondiano, además de cierto ediciones recientes incluyen obras de Ricardo Piglia, César Aira, así
humor iconoclasta. El museo es un centro importante para eventos como del propio Cucurto. Según María Ofelia Ros, es un proyecto
culturales; atrae a numerosos visitantes y turistas, en especial duran-
te las sesiones de té vespertinas. Es decir, por más lograda en
7 Con la devaluación del peso, el precio del canón reciclado subió de forma
términos prosódicos que sea la poesía de Raimondi, es una poesía
que en términos de Jacques Ranciére "asume su insuficiencia" (149), desorbitada, convirtiendo la recolección clandestina de canón en un negocio
lucrativo; como observa Giunta, "el reciclaje dejó de ser una opción para
constituir una necesidad imperativa" (Poscrisis 55).

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ACTIVISMO POÉTICO EN LA ARGENTINA ACTUAL 241
240 BENBOUJG

que intenta "reinventar el lugar que ocupa la literatura en la red improvisadas y formalizadas" y que contribuyen a imaginar modelos
s?cial" (206) y, como comenta una de los participantes de! proyecto, alternativos de organización social (396, trad. mía). Como prueba de
citada por Ros, hacer que los libros circulen para "difundir autores la resonancia internacional que estas iniciativas están teniendo, cabe
que no se conocen, que no se leen" o como observa Ros "en destacar la conferencia sobre las editoriales cartoneras que tuvo
circuitos donde los libros no circulan comúnmente" (207); además, lugar en la Universidad de Wisconsin, Madison, en octubre de 2009.
por su composición y la forma en que se vende y circula, un libro Pero mientras todos estos detalles resultan pertinentes, nuestro
cartonero "subraya un defecto, un problema en e! que fracasa e! argumento es que centrarse en el aspecto sociológico de la obra de
sistema económico y la organización social que lo reproduce: la Cucurto oscurece aspectos de su escritura mejor identificados por
basura y su amenaza de contaminación" (217). una lectura de su poema. Como afirma Fernández, "Cucurto [... ] es
En su reciente libro El tractor, Cucurto describía e! proyecto un autor que trabaja con materiales ajenos a la estética clásica, con
como sigue: restos del lenguaje y desperdicios de la lógica racional" (sin pág.),
mientras "EloÍsa Cartonera es un emprendimiento de carácter social
U na cartonería en Buenos Aires (allí trabajan cartoneros) e intelectual". Se ha elegido este poema en
particular por su explícita indagación del fenómeno cartonero con
¡Cómo les explico, señores lo que es una cartonería en Buenos Aires! que la poesía de Cucurto se encuentra casi siempre conectado.
No hay palabras para semejante despropósito de amor. Como comentó Cucurto en una entrevista con Martín Prieto, existe
El poeta al final del día tampoco encuentra las palabras adecuadas.
cierto estereotipo alrededor de su obra, en particular su llamado
En la calle Brandsen de! barrio de La Boca, en esta tarde otoñal
late una cartonería, un tallercito donde unos jóvenes osados "realismo atolondrado":
fabrican los libros más lindos que vi. No soy un
bibliófilo, pero esto lo puede constatar un bibliotecario yanqui Yo lo llamo "realismo atdondrado": una literatura basada en el ridículo, en
con familia en México. O un mexicano estadounidenseado. el absurdo, en el despepite de vivacidades estrafalarias, de dominicanas
¿Por qué todos los bibliotecarios yanquis son latinos? sensuales, en un descenso estruendoso de aribepeguas, en un com'enollo
volando, en el gesto karaciajianesco de arrebatos bonaparrianos, en el
En la cartonería en Buenos Aires, están los hombres más simpáticos, tickigarche con cariño. Una poesía sin más ambición que la de \;\-IT
esos a los que nunca tendremos e! disgusto de conocer y e! placer de leer. ("Reportaje a Washington Cucurto").
Que sea siempre así, en esta cattonería donde un grupo de
trabajadores sueñan, pintan tapas y recortan el cartón de las calles. El poema citado arriba, con su tono más reservado, su registro
Pero es difícil explicatles con lujo de detalles qué es una cartonería. menos escandaloso, y por la ausencia de contenido sexual o contro-
Nadie lo sabe, ni siquiera nosotros (Cucurto, El tractor 15).
vertido, blasfemias, insultos o de lunfardo, demuestra cierta distan-
cia respecto a la primera poesía de Cucurto, en particular los poe-
El proyecto editorial cartonero es ahora una realidad en muchas mas de Zelarqyán (1998), libro que fue censurado por representantes
ciudades de América Latina. Se puede encontrar iniciativas similares del Ministerio de Cultura en 2002, por su supuesto contenido
en Brazil, Chile, Paraguay, Perú y México, y algunos cartoneros
"pornográfico" y "xenófobo" (prieto, "Reportaje"), Y cierto con-
llegaron incluso a alcanzar cierta fama (Friera, "Washington Cucur-
traste con su primera poesía, descrita por Fernández así: "Lo real
to y el mundo según 'el curandero de amor'" 2007). Como afirma
para Cucurto pasa ante todo por la farsa. Un mundo donde el baile
Craig Epplin, lo que motiva el proyecto parece ser el deseo de crear es rito social, al menos para aquellos entran a la pista como tatuados
encuentros que exceden lo digital ("New Media, Cardboard and
por la vibración tropical" ("Cucurto y Zelarayán").
Community" 393). EloÍsa es un proyecto comunitario (394), que V;¡.rios aspectos formales del poema son característicos de la
tiene e! potencial de crear "formas de producción que son a la vez
poesía de la palabra hablada: la presencia de versos muy largos
242 BENBOlJJG i\CTIVISWJ I'OI~TICO EN LA ARGENTINA ¡\CTüAL 243

marcados por medidas anapésticas y palabras esdrújulas ("jóvenes" razones, en el activismo poético como diagrama Venn en gue los
"bibliófilo", "México", "simpáticos") y agudas ("amor" "cartón'" círculos de poesía y activismo coinciden, pero de forma parcial.
" conocer", "placer", "leer", "cartón", "qué"), en muchos' casos pa-,
labras clave en e! argumento de! poema. Es notable también el Carrera
empleo de la aliteración para subrayar versos y frases: "Brand sen del
barrio de La Boca"; "libros más lindos"; "conocer y el placer de El poeta Arturo Carrera es una de las figuras gue más influ:ncia
leer"; "Nadie lo sabe, ni siquiera nosotros". Estas características del han tenido sobre las nuevas promociones de poetas argentinos,
r~tmo y el sonido del poema presentan un poema con, a la vez, el como escritor, director de talleres y compilador de libros, en parti-
~tmo.?e! habl: de Buenos Aires, con los típicos subibajas de la cular su importante antología de poesía joven MOl1stl7los (2001).
lnflexlOn po~tena, pero con una marcada composición como poema, Desde su juventud en la pequeña ciudad de Coronel Pnngles, Pro-
no me~o. reglstro oral, en e! cual la prosodia es inseparable de las vincia de Buenos Aires -ciudad natal de César Aira, y donde
propOSICIOnes sobre la cartonería. Es interesante por este motivo residieron, aunque brevemente, los poetas Osvaldo Lamborghini y
señalar e! contraste o desfase entre el estatus de! poema como poe- Néstor PerIongher en los 70 y 80- a Carrera siempre le . ha
ma, con un narrador que por ende debería ser identificado como interesado la escenificación de la poesía: de jo\'en tenía un conoCldo
poeta, y la divisi~n explícita entre el narrador y "e! poeta"; es decir, teatrito de títeres; escribió con Osvaldo Lamborghini una obra de
e! narrador admite su falta de destreza o habilidad para describir el teatro en verso, El palacio de los aplausos (2002); Y el libro Esnito C0l11/11
proyecto cartonero, en contraste con e! llamado poeta. Sin embargo, níclógrafo (1972) tuvo su primera lectura pública como peif0l7llal1Ce
aun p,ara e! poeta, la cartonería tiene algo excesivo, un elemento gue hecho por Alejandra P!zarnik.
va mas a~a de su posible descripción literaria. El poema se demues- Su reciente proyecto, Estación Pringles, es un cen?,o cultural
tra cons.Clente de flujos internacionales de! poder, por ejemplo la con sus instalaciones en antiguas estaciones de ferrocarril de cuatro
ln~uencI~ d~ ~a ac:de.mia estadounidense, representada por el bi- pueblos casi abandonadC's en la zona de Pringles, a .600. km d.e
bliotecano, ulumo arbitro del buen gusto (si los libros son "lindos" Buenos Aires. El proyecto de Carrera es de una extraordinaria ambi-
o no) y, más importante, del valor de libros en el mercado interna- ción: la recuperación de cuatro estaciones para hospedar ~\-ent.os
cio~al. La descripción del taller, en la segunda estrofa, mezcla las culturales como un certamen de declamación poética, reSidenCIas
r~alid~~es del trabajo ("pintan tapas y recortan cartón'') con la de artista~, y encuentros literarios con escritores nacionales e in.t~[­
sl~a~lOn algo pr:caria del trabajo ("de las calles") y cierto aspecto nacionales, con un público de la zona o de las ciudades d~ l,a ~eglon;
utopl.CO, en parucular con los sueños, no especificados, de los otorga un premio anual por autobiografías de aut~res medltos, el
~abaJadore;" expre,sado en una oración cuya inestabilidad gramatical premio Indio Rico (nombrado por una de las .esta:lOnes:; Las esta-
( u~ gru~o deb,~na tener un verbo en singular, pero por influencia ciones tienen todas cierta importancia autoblOgrafica, ~as cu~tro
de trabaJador:s, todos los yerbos que siguen van en plural) hace estaciones" de un típico año de su familia durante la ll1fanCla .y
eco de la ora~da~ del poema. Se plasma la incertidumbre de que juventud de Arturo; pero es notable hasta qué punto todas las acu-
padece cualqUIer lntento por definir el proyecto en e! cambio entre vidades hacen eco de, o siguen, direcciones o rumbos trazad.os en la
"que" en la frase "lo que es una cartonerla en Buenos Aires" en la obra poética de Carrera. Como dice Carrera en una entre\'lsta con
primera línea, ~ "qué", como pregunta, en la penúltima. En síntesis, Claudio Martyniuk (32) Estación Pringles "fue planteada como una
se puede declI que un poema gue excede el vernáculo intenta utopía corpuscular, una' utopía realizable en la pampa húmeda" (32);
~esc~ibir. ~n fenómeno que lo excede, y que en turno excede la es "una acción poética que no descontara la vid~" (33). "~uestr~
lmag¡naclOn de sus propios participantes. Se puede pensar, por estas utopía realizable es crear un centro descentrado: ni Buenos ~es, ni
Bahía Blanca sino Quiñihual, prueba de soledad en el paisaje (33).

¡
244
ACTIYISMO POI~TICO EN LA ARGENTINA ,\CTUAL 245

Otro fin de! proyecto es "estimular la producción de los jóvenes es- pero también la imposible presencia.
critores de la provincia de Buenos Aires [... ] y generar (con la esta-
ción y sus viviendas) un lugar físico para recibir visitantes nacionales Cada uno exige su parte de materia que chispea para sí
y extranjeros mediante un programa de residencias" (33). En la en el reparto sereno de la negación.
colección Las cualro estaciones, habla Carrera de "Naturaleza, Krabbe,
Quizás la poesía sea eso: el registro de otros pasos,
Quiñihual, Lartigua,! corazón de una infancia/ que a todos perte- aquí, en Estación Vacía.
nece" (Carrera, Las cuatro estaciones 38). Su empleo de una posición O el de una vacilación como la mía,
narrativa que se podría describir como una forma de seudo-auto- ahora.
biografía, subraya la extraña posibilidad de una infancia compartida,
por medio de la poesía y proyectos culturales. Según observa Epplin ¿Escribo? ¿Busco un poema, un libro,
en un artículo sobre la obra de Carrera, Estación Pringles es un el zoológico que tuvo focas,
el cocodrilo que nunca había visto,
producto o resultado directo de la obra escrita del poeta (Epplin, la primera ciudad que visité en la infancia
"Poetry, Potlatch and Site" 187), en una poesía que se basa en la y que ahora me visita?
construcción de un sitio ("si te") (188), una poética "situada en el
cruce entre e! deseo de uno y el conocimiento de otro" (198, trad. ¿O apenas el reflejo de mi incertidumbre,
mía), un performance que constituye una forma de pedagogía o la estrategia de mi dolor?
enseñanza, no en el sentido tradicional, sino como una puesta en (Carrera, Las el/atro estadones 76-77)
contacto de varios sujetos (198). Epplin toma nota de cierta
El término "mateo" hace referencia a los "coches mateo", nom-
"modestia" y "espíritu pragmático" en proyectos estéticos como
.
bre en Pnngles para hablar d el ca b a11o d e un co chero , "esos coches
Estación Pringles, contra la "cultura del experto" que caracteriza el
con patas" que funcionan con "tracclOn . . a sangr e" (75) . Como es ca-
neoliberalismo, y hacia un "theater of sociality" [teatro de la
sociabilidad] (200). Así escribe Carrera en e! poema, "QuiñihuaI": racterÍstlco de la poesla e arrera, opera u na forma de auto-
. . d C ..
biografismo, pero de una fra/:;mentaclOn . . abIta'so u, otra. observaclon
"Es como un rastro que el rastreador dibujara,! el vestigio de un
hecha por Carrera es que el lib ro C lunClOna
:'
ca mo un libro. sobre el
cuento que no supimos comprender/ y ahora es nuestra biografía"
. por sus propIOs
presente escnto . b'IS- b'Isme . t os (Entrevista personal
.
(Las cualro estaciones 47). Estación Pringles, es, según su sitio web
2009). En la misma entrevista, Carrera observó, con re~e.r~ncla a la
(www.estacionpringles.org.ar). un centro de "utopías realizables", y
. . MessIaen,
música de OliVler . que eI ritmo . es la repetlclon
. no' de
e! proyecto hace eco de la poesía de Carrera, por ejemplo en e!
" E b
intervalos pares SinO Impares. sta o servacIon. . . nos pertnlte analizar
.
poema "La fuente de los mateas":
. en el poema h aCla
cierta tendenCIa . la repetlclO . .. n (casI" como" políp-
Cuatro vidas, cuatro bebederos, toton) de palabras dentro d e d· ·
lSt1ntas f rases,. como cuatro " en la
."
cuatro fuegos pequeños en e! atardecer, primera estrofa, "cada" en la segunda, o las Unidades !yacl/ e
la fuente sin agua. "/ía/" en la quinta o "vis" en la sexta; e! resultado es un ntl~o frac-
Cuatro vueltas en mateo en la calle mojada, turado, que da la impresión de cortes o rupturas en e! flUJO de la
en la huella mojada.
narración. d ... d
y cada uno reclama cada vez de! otro la demasiada
La sección abre con lo que es, aparentemente, la escnpclOn e
inmediatez . .
cuatro personas indIgentes sentad as alIda o dela calle
, alrededor del
pero también el límite, una pequeña hoguera improvisada, buscando alivio de! frío ):?e a
humedad de la noche. Pero más allá de la descripción de un vIaje en
. . I o 1a VISlOn
coche por la plaza prmC1pa .. . d e cuatro borrachos , el

!.
I
i
I
246 BENBoLLlG ACTIVISMO POIiTICO EN LA ARGENTINA ACTUAL 247

poema propone una relación entre un sujeto y un objeto que ¡'¡cción. Para ]ameson, el libro utópico de More combina dos
implica, a la vez, imbricación mutua y separación, o en términos del géneros contemporáneos, las crónicas de viajeros, y la sátira (33). La
poema, "la demasiada/ inmediatez" y "el límite". La tercera posi- utopía fundadora es tanto imaginación como crítica de las condicio-
bilidad, "la imposible presencia" podría referirse a la idea, y la impo- nes actuales, es decir de cierto modo limitado por las condiciones
sibilidad, de una presencia absoluta o total de! otro en un momento que es su intención criticar. Pero por más que una utopía sea impo-
dado. El ritmo fracturado y la repetición "impar" permiten una serie sible, debe responder a una situación o problema cuya resolución
de cortes entre proposiciones casi-ftlosóficas y la descripción de la sea posible (12). La utopía es construida con herramientas (o "ladri-
escena recordada; la "parte de la materia" que "cada uno exige" llos de construcción" [13]) del momento contemporáneo, pero ofre-
podria ser el calor del fuego, pero con la referencia a la negación, se ce una disrupción del orden actual. Le obliga al lector a pensar en
puede leer la oración como observación sobre la negación que por lo menos la posibilidad de una alternativa, o, si no, en la ruptura
permite la división entre uno y el otro (es decir, yo soy yo porque no misma con la situación actual. En un momento en que parece que
me eres tú). La poesía, entonces, abre un espacio de duda o vacila- estamos todavía bastante lejos de una concepción de cómo podría
ción, sobre quién es uno, sobre quién escribe, y sobre qué es, preci- ser una transformación radical del mundo, la utopía es e! primer
samente, escribir. Es decir, en vez de! modelo romántico de la poe- paso para pensar una alternativa (232). 0, como escriben Parker ef
sía como producto de la inspiración expresado por el genio, o como al, con referencia a Ernst Bloch, "vemos la utopía como la expre-
escribe Bécquer, "¿Qué es poesía?/ ¿Y tú me lo preguntas?/ Poesía sión del principio de la esperanza" (The Dictional]' qf A/fel71~ti/les x):
eres tú", aquí Carrera ofrece un modelo mucho menos seguro: renunciar a la utopía es renu!lciar a la posibilidad de cualqUler cam-
"Quizás la poesía sea eso", modelo que incluye la duda, el subjun- bio radical (209). A diferencift de la utopía histórica o literaria, que
tivo en vez del indicativo, y la relación implícita con e! otro en el es a la vez ideal e inexistente, la utopía de Estación Pringles es reali-
pronombre demostrativo "eso". La "incertidumbre" permite una zable, y ahora existe. Plantea una relación dialéctica entre sueño y su
serie de recuerdos o recolecciones que no se pueden identificar con realización, entre imaginación y poiesis. Tanto el poema de C:u:re ra
la vida del poeta o la voz narrativa, sino como parte de un tejido de como e! proyecto de Estación Pringles crean espacios compartidos
memorias, imágenes, e impresiones, en algunos casos memorias que para la mutua imbricación de sujetos, un espacio utópico que no
parecen falsas o secundarias, como "el cocodrilo que nunca había existe, que existe, y que critica lo existente.
visto". La poesía, para Carrera, es duda y conexión, el "registro de
otros pasos" como una manera de ampliar el (frágil e ilusorio) sujeto Conclusión
lírico, y la "Estación Vacía" la escenificación de éstos.
¿Qué relación guarda este poema con el proyecto de Estación ¿Cómo nos permiten estos poemas profundizarnos en nuestro
Pringles, entonces? Más allá de mera coincidencia -es decir, éste, entendimiento de! término "activismo poético"? Como hemos
como todos los poemas del poemario, describe eventos, hechos, y visto, todos los poemas tienen una relación directa con proyectos de
recuerdos asociados con los pueblos del proyecto- la creación por activismo cultural o social; y estos son proyectos que hacen eco, que
el poema de un espacio para una juventud compartida, y de un responden a, o que comparten importantes rasgos con, la poesía de
"teatrito" (el término es de Epplin) para la escenificación de sus activistas principales. Nos puede servir un término empleado
memorias compartidas, tiene mucho en común con, precisamente, dentro del contexto de la llamada resistencia poética, por los
la forma de "utopía realizable" propuesta por Estación Pringles. A investigadores Grabner y Wood, la "autonomía p~r~sa". Según
esta juntura, cabe defInir la palabra utopía. Según Fredric ]ameson, ellos, la autonomía porosa difiere de la autonomía artlstlca como. la
la utopía tiene sus raíces en el libro fundador de Thomas More, de propone Theodor Adorno, ya que no ocupa u~ tercer ~sp~ClO,
1516, y sobrevive hoy en día, en particular en textos de ciencia independiente de los dos grandes bloques ideolÓgiCOS (capitalismo
248 BENBol~IG ACTJVISMo POI~TICO EN LA ARGENTINA ,\CTUAL 249

occidental y comunismo soviético), sino un espacio resistente Cucurto, Washington. El traclor. Buenos Aires: Eloísa Cartonera, 2009.
dentro del sistema hegemónico neoliberal, una forma de autonomía Epplin, Craig. "Poetry, .potlatch and Site: Arturo Carrera's Estación Pringles".
sin pureza, no distanciada o fuera de la ideología, abierta, en que Joumal ofLalin American Cullural Sludies 19, 2 (2010): 187-202.
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artistas interaccionan con configuraciones sociales y políticas. En
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los casos investigados en este trabajo, se puede hablar de un Fernández, Nanc)'. "Cucurto y Zelarayán". el ill/eprelador 29 (dic. 2006)
activismo poético, y no de una resistencia poética, como sería más http://www.elinterpretador.net/29Nanc).FernandezCucurtoYZelararan.ht
apropiado en el contexto de la poesía Mapuche, y del Sahara mi (3 dic. 2010).
Occidental, dado el contexto institucional -en este caso del Kirch- Freschi, Ramina. "Recomposición del campo poético argentino )' poesía
nerismo-- bastante más favorable en los últimos años a proyectos actual". La jornada semanal 16 de ocrubre de 2005. htrp:/ /www.jornada.
unam.mx/2005/1O/16/sem-romina.htrnl (19 nov. 2010).
comunitarios, de organización de base, o de memoria histórica. El
Friera, Silvina. "Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba".
activismo poético es, entonces, una manera de vincular poesía y Página 12, 18 de octubre de 2010. http://www.pagina12.com.ar/
activismo como autonomías mutuamente porosas. Como observa diario/ suplementos/ espectaculos/ 4-19641-2010-1 0-18.htrnl (19 nov. 2010).
Giunta, "la obra no es política por sus temas, si no por e! soporte Friera, Silvina. "Washington Cucurto y el mundo según 'el curandero de
social que la sostiene" (68). Y como escribe Eduardo Milán,: "En amor"'. El orliba 2007. http://www.e1ortiba.org/cucurto.htrnl (13 ago.
.América Latina la poesía siempre se parece a una actividad de 2008) .
García Helder, Daniel. "Elneobarnco en la argentina". Diario de Pouía 4 (1987)
emergencia. En el doble sentido: en el de aparecer y en el de!
http://ustedleepoesia2.blogspot.com/2009 /08/ el-neobarroco-en-Ja-
llamado de atención sobre situaciones límite" (9). En este caso, e! argentina.html (19 nov. 2010).
límite es e! límite entre actividad creativa, y activismo político. Hay Gergen, Kenneth. An Invitalion lo Sociai COlIstroclion. London: Sage, 1999.
un vínculo, digamos, simbiótico, entre activismo y poesía, uno no Giunta, Andrea. Posmsis. Arle a'l.entino desptlés de 2001. B. Aires: Siglo XXI, 2009.
puede existir sin e! soporte de! otro, mientras su mutua autonomía Gonzálcz, Mike )' David Treece. Tbe Calherillg of Voices: The T/J~nlietb-Cet1/I/I)'
porosa demuestra conciencia de que ni el activismo, y ni la poesía, Poetry ofLatin America. New York: Verw, 1992.
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es en sí mismo o autónomo o suficiente.
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. raimondi.html (16 de nov. 2010).
tao En este sentido, he seleccionado la obra de Susana Celia)" Eduardo EspIna.
Ranciere, Jacgues. DisseflSlls. Otl Polincs atld Aeslhenrs. Steven Coreoran, trad. Las culturas de las dos orillas del gran río producen semióticameme ~epresenra­
London: Continuum, 2010.
ciones y deconstrucciones diferentes, donde el Plata es vestigio y bnllo gozoso
Ros, María Ofelia. "The Uncanny Laughs Once Again: Subjectivitr and Struc-
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tures of Ideological Domination in Late Twentieth-Century Argentinean Palabras c/alte: neobarroco, poesía, Río d~ la Plata, Susana Celia, Eduardo Espi·
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this regard, 1 have selected the work of Susana Celia and Ed~ardo Espllla. The
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X.'U,2008. potente para el estudio de la poesía neobarroca. En ella. el Plata en
tanto tejido de la cultura, y más específicamente de la literatura, se
convierte en anclaje creador. Desde Juan Díaz de Salís a la funda-
ción de los estados modernos, tanto argentino como uruguayo, has-
ta la impronta de este nuevo milenio, su existencia ha si.do un signo
de las historias que tejen culturas nacidas en sus dos onllas. Alguna
vez un escritor uruguayo expresó, en un coloquio de Córdoba,. que
se sentía en tierras de la Reforma del 18 más cerca de MontevIdeo

i.
252 MIRlAN PINO EL NEOBARROCO EN EL Río DE LA PLATA 253

que en Buenos Aires. Entre risas, humo y tragos imaginé que para Dentro de las tendencias actuales, el neobarroco en Cella emer-
llegar a tal conclusión debió haber cruzado al menos una vez el an- ge a modo de enjambre en el cual el Río de la Plata constituye una
cho cinturón de agua. Y aunque Juan jasé Saer haya escrito un río compleja constelación poética, a través de procedimientos que no lo :1
'1
sin orillas y admitido que desconocía, en los 90 del siglo pasado, eluden, mientras que en Espina la sobreabundancia del paisaje lo
cómo era el lado oriental (Saer 91), éste como buen vecino hace convierte en una parte de esa gran selva de signos. En consecuencia,
sentir su existencia. considero estas fintas neobarrocas como forma de estar en el len-
Río y fundación, pero también río y exterminio; río testigo y co- guaje, en clave de una retombée constante, es decir, diferentes r dis-
bijo de los cadáveres que lo hicieron aun más oscuro con la sangre continuos frente a la tradición. Ce!la y Espina se instalan en las dos
diluida en sus aguas; río del detritus donde la historia de su descu- orillas para resquebrajar e! pasado literario y construir nuevas for-
brimiento se escribe en el fluir de un neobarroco argentino y orien- mas de la glotonería barroca.
tal que muestra su hermosura cuando convierte la historia en poesía; El decurso de este trabajo dialoga implícitamente con e! canon,
río del brillo y de! pespunte. Río del turismo, camino de Buenos Ai- siempre taxonómico como excluyente, para luego pasar al río "des-
res a Colonia y viceversa. Tanto la extensión argentina como la pe- bordado" con respecto a aquel y por último, al análisis de ciertos
queñez oriental suelen recostarse en su presencia. Las dos culturas tópicos neobarrocos desde la voz particular de ambos poetas.
parpadean cuando miran enamoradas la posibilidad de cruce.
Desde e! punto de vista de la teoría de! neobarroco es posible Saber poético alejado del canon
pensar que éste nació al amparo de la abundancia de la naturaleza
caribeña. Los aportes de Severo Sarduy, de jasé Lezama Lima en Tanto Celia como Espina son cat-edráticos, críticos literario,s y
diálogo con Alejo Carpentier, de jasé Kozer, Héctor Libertella y traductores. Estos múltiples oficios con la palabra los dotan de cIer-
Horacio Echevarría, entre otros, constituyen un nodo importante to saber sobre las políticas de la escritura, Sin embargo, desde mi
que abre camino, pero que no explica de! todo su existencia en los perspectiva, Celia ilumina y se descalza frente a una poética consa-
lares del Sur de América Latina. Nacido al calor del diálogo consus- grada neobarroca que tiene en Néstor Perlongher, los hermanos
tancial con la naturaleza-selva, se desparrama por la inmensidad del Lamborghini, Arturo Carrera, Reynaldo jiménez y Roberto Echava-
continente en conjunción con ciertos vacíos de nuestra Historia' allí 'rren, trazas definidas cuando pensamos en un canon neobarroco
se ubica su horror. El neobarroco implica la destitución de la ;e!a- rioplatense. Anteriormente escribí en torno a la condición de ínsula
ción directa entre referente y lengua que nombra, la opulencia que de Espina ya que vive en EEUU'. También entre los ríos que
surge entre significado y arco abierto con e! significante, búsqueda desembocan en el Plata se encuentra el Paraná y sus aguas nos rega-
de lo lleno, horror al significado único. lan dos poetas importantes de Rosario: Héctor Píccoli, cuya úl~a
De acuerdo con lo planteado anteriormente, enfocaré este estu- publicación es Transgrama (2011), y Claudia Caisso, autora de E/lTm-
dio a partir de la selección de poemas de Rfo de /0 Plata (2001) de la pano de la epifanía (2009/. Así, me parece preciso mencionarlos por-
poeta argentina Susana CelIa y de El cutis patrio (2008) de Eduardo que el mapa se amplía y supera los límites de los regionalismos al
Espina, escritor uruguayo residente en Estados Unidos. En esta di- interior de Argentina.
rección, es posible referenciar esta poética en el concierto general de
los aportes teóricos de los autores tutelares arriba citados, y del "Ca-
ribe Transplatino" (1991) de Néstor Perlongher. No menos impor- 1 He dedicado un extenso estudio en torno a El cutis patrio a paror del doble

tante será percibirla como una operación escrituraría común en Ce- agenciamiento de su autor y en relación con la dialogía baitinian~. El aroc:ulo s.e
lIa y Espina quienes enriquecen, desde los 80 del siglo pasado en titula "El cutis patrio de Eduardo Espina: poética neobarroca y fabula de Idenn-
adelante, los cauces de la poesía. dad nacional" (2009).
2 Ambos autores también son docentes y traductores.

·1
254 i\1IRIANPINO El. NEOBARROCO EN El. Río DE LA PLATA

Nicolás Rosa en Artefactos (1992) expresa: "Existiría -según pa- Río de la Plala, de Susana CeDa
rece- un barroco moderno: no podemos usar otro nombre frente a
la proliferación de formas barrocas gue se instauran, en distintos ni- Río de la Plata fue publicado por CelIa en el año 2001 junto con e!
veles, en la literatura actual. Ya una larga tradición de la crítica ha poemario Tirante; ambos textos, anteriores a En/repe/TI (2008), espi-
hablado de ello" (Rosa 11). Estas formas aludidas por Rosa son va- gan el otro rostro del río gue ya no es ague! de Mamn del Barco
riopintas y se alojan también en la narrativa con múltiples ejemplos, Centenera, ni porta las transparencias de la Historia. Considero esta
pero se encontrarían en la literatura de la Banda Oriental en obras triada poética como una constelación importante en su aporte a la
como la de Cristina Peri Rossi, Indidos pániros (1970) y Marosa Di literatura argentina de este siglo. Si existe un constante imaginar en
Giorgio y sus poemas recogidos en Papeles sa/¡'qjes (1991); en las cró- torno al Plata desde la poesía de Cella, es el devenir detritus, ensa-
nicas de Loco afán, Crónicas del sida/io (1986) hasta ZaJ?jón de la agllada yado con antelación por los hermanos Lamborghini. Esta estancia
(2003) de Pedro Lemebel o la obra de Diamela Eltit desde I--I{/tIpénca en el río platense propició el ya citado "neo barroso", acuñado por
(1981) a I/tI/mesto ala carne (2009) en Chile); o bien, en la novela de Perlongher, a propósito de la poesía de Osvaldo Lamborghini. He
Gabriela Bejerman, Presente peifecto (2004), y Una !wa ya pronto serás de acotar gue en la poesía de estos autores no se busca reponer una
(2006) 'de Néstor Ponce. En esta dirección Susana CelIa, en su ar- decodificación final, sino acompañar el texto en su fluir, sin cancelar
tículo "Figuras y nombres" (1996) y a propósito de la obra de Nés- los haces de sentido gue genera.
tor Perlongher, problema tiza el prefijo "neo" ya gue se trata de una Río de la Plata y Tirante fueron publicados en editoriales pequeñas
poética en de,-enir constante de nuevas formas gue matizan aun como La bohemia y Paradiso. Alejada de las miradas administrati-
más el arco barroco. vas, la poesía en CelIa posee e! valor íntimo de la lengua; podríamos
Ya sea gue confiramos importancia a las incursiones de CelIa a sostener gue es su zona creativa, anúpoda de la otra, la oficial, la de
partir de su saber barroco, tal como lo advertimos en artículos sobre la crítica. En este sentido, cabe la alusión del escrito de Néstor Per-
Perlongher, o su obra mayor sobre José Lezama Lima, El saber poéti- longher sobre la creación poética como éxtasis; éste en tanto dimen-
co. La poesía de José uza/tla Lima (2003), o bien partamos de la ensa- sión hermética se aleja del discurso doctrinario de la crítica académi-
yística en Espina donde la risa festiva implica una forma barroca en ca y pulsa otro lenguaje al cual se accede por diferentes vías (per-
Hist~ria Uni!lersal del Urogl/qJ (2008) y La (ondidó" Millí Vanílli (2001), longher, Prosa plebry(149).
e.n dJfere~tes artículos sobre el guehacer poético, o en su obra poé- Río de la Plata está constituido por cinco apartados, guías de lec-
tica antenor como Míni",o de /tIllfldo lisible (2003), La caza mrpdal tura por donde el agua poética transcurre: "El rellenado", "Club de
(1993), Valores personales (1982), etc., se trata de una operación sos- pescadores", "El abismo", "El baño", "El río sin orillas". Considero
tenida y deliberada, una opción frente al verosímil mimético. En es- estas partes como cánticos de ritmo variable. La imagen de relleno
ta dirección, sostengo gue el neobarroco plantea una búsgueda de indica el poder del lenguaje para moldear las significaciones del
un lenguaje gue, como sostenía Lezama Lima en su texto "El señor "río", a través de una operación de drenaje de sentido gue ha sido
barroco" (1944), es una contraconguista, un derecho al caos frente vaciado por la tradición y cincelado en el texto por la forma neoba-
al lagos occidental. rroca o neobarrosa. No es menor entonces la imagen de la tapa, ya
gue se trata de la reproducción de un mapa de 1529, de Hiülsium,
cuyo útulo es precisamente "Río de la Plata".
Advierto en numerosos poemas de Río de la Plata la importancia
de la forma de mirar y referenciar al gran río como metonimia de
una región que si bien es literaria refracta sus haces en el extra texto.
J En Chile se postula la existencia del lIeoboT7TJcho, neologismo que aúna
Ese basural constituido por restos de diversos objetos como latas
ncobarroco y río J"lapocho.
ELNEOBARROCO EN ELRlO DE LA PLATA 257
256 MIRlAN PINO

hasta fragmentos de cuerpos en clave alegórica\ no desvanecen la El mirar del "uno" disipa toda posibilidad unificante del "yo líri-
modernidad, sino que son partes de esta unidad conflictiva mayor co" ya que es una singularidad indefinida. Los ríos que confluyen en
en América Latina. En esta dirección, el valor del oro en tanto signi- el Plata se "atragantan" y generan un atasco sémico que se produce
ficante absoluto de la familia barroca deriva acá en detritus. Infiero si el lector no sigue el sentido radial que potencia la cadena signifi-
que CelIa devalúa la cadena aurífera y potencia la valoración se- cante. El mirar en El rio de la Plata se instala como un fluir conti-
miótica del basural acuoso a través de la conjunción en arco de se- nuado en una visión reificada que se desarrolla en numerosos poe-
ries significantes que se conjugan como partes de una unidad rota y mas. La indefinición de "uno" equivalente a "cualquiera" o a "pa-
perdida. seante" indica el encuentro entre la dimensión de la sombra natural
Frente a la abundancia del verde caribeño, éxtasis natural, se le- con la ~rtificiosidad del blanco que emana del "faro"; y cuando el
vanta la región rioplatense que como nos informa Juan José Saer en ojo y la voz no pueden capturar y traducir en verso la imagen, CelIa
El no sin orillas (1994) carecía de oro y de otros recursos naturales, lo dibuja la línea del horizonte para luego insistir en el rodeo claroscu-
que explicaba el carácter nómade de sus pobladores. Pero el río se ro. Como si las sombras emanadas de los árboles ("asustadas'') se
alimentó y aEmenta de otros cauces)' de historias donde la funda- lesionaran ante el artificio lumínico.
ción y refundación de Buenos Aires colocan el origen de la otrora En el segundo poema de este canto, "El río sin fondo", traza li-
Argentina en un claroscuro de conquistas donde la nada pulsa un neas paralelas a través del significante "gavia" que pliega su signifi-
río hecho de vestigios. cación: es la vela de una embarcación al tiempo que zanja de desa-
En.e1 primer apartado, "El rellenado", es revelador el trabajo del güe o lugar donde plantamos un árb'Jl. En esta dirección, la profun-
claroscuro que emerge como contrapunto del ojo que observa el río didad y anchura se conjugan con las líneas repartidas en dos orillas y
y los haces de sentido que chocan y surgen desde él: con el juego temporal entre pasado y presente: el que ayista y es "el
más terrible" hasta la presencia de la "alcantarilla" (CelIa 11) donde
uno camina cuando el detritus de la historia se vuelca. El significante "gavia" traza el ar-
el horizonte se corre co hacia el pasado (en tanto parte de una embarcación) y repone el
y si por las aguas va presente a través de las alcantarillas, desembocadura de las aguas.
cambia de lugar r es Néstor Perlongher expresa que el barroco transplatino se monta
más uno o imposible
(incesantemente) en la tradición culrural, pero no desambigua ni re-
nunca curvo [...]
los lugares de la sombra pone sentido, sino que vaga errátil por diferentes culturas como un
más la sombra de arboladura fragmento sin anclas. El tropo "luna" de tradición modernista y lue-
y la luz blanca o sirena, go borgeana es retraducido por CelIa, y en esta operación no sólo
faro en donde, constituye la otra mitad del claroscuro, sino que es algo más, un pllls
neta pereza de lucir, que se desplaza junto con "la infinita basura" (CelIa 29) por la riada
sombras asustadas [... ] (Cella 9).
platense en el poema "Los tres opacos ojos", del apartado "El
abismo". En esta dirección lejos estamos de bañarnos en las aguas
de un mismo río, ni menos aun de advertir que porta sentidos cris-
4 Desde las múltiples perspectivas existentes acerca de la categoría
talinos; y esta dimensión instala en el texto la posibilidad del aludido
"alegoría", r dada la importancia que adquiere también en Tiran/~ yEntm'ml, he
partido de Walter Benjamín, que en su texto El drama ba1TlJfO ale1!Ján (1993) lo indeterminante "uno" por "yo", e incluso se registra en poemas
define como fragmento, signo donde se inscribe la historia a modo de vestigio. como "El mismo río", del apartado "El río sin orillas", y "Hacia",
Las trazas alegóricas pueden registrarse en autores como Shakespeare. Ha1!Jlel y del apartado "El rellenado", la presencia del "nosotroS" o "cual-
la escena del encuentro con la calavera del bufón, de la otrora corte paterna, quiera". Las diferente~ deixis indefinidas, ubicadas en las zonas me-
y orick, es un ejemplo de cómo funciona el resto en tanto signo.

I
I
258 IvlIRIAN PINO
EL NEOBARROCO EN EL Río DE LA PLATA 259
nos pensadas de los textos, traen a cuenta e! punto de vista que es desechos hasta los peces carroñeros como por ejemplo los bagres
caro para e! barroco histórico y para las formas barrocas actuales. en el poema "Los tres opacos ojos", del apartado "El abismo".

Los ojos y la mirada en Río de la Plata Hilván del Plata: la des/lectura

No son escasos los poemas en los que se advierte la importancia Héctor Libertella ha señalado en L.as sagrada.. emÜura.. (1987) que
de la relación entre la mirada y el río. De esa conjunción surge un el barroco demanda un lector atento a los pliegues de! lenguaje )'a
punto de inflexión: la construcción poética del Plata. Los niños ob- que está situado por fuera de la saturación del sentido que impone
servan y construyen la imagen del río, e! pintor (posiblemente An- el mercado y -agrego- el canon. Esta dimensión compromete la
tonio Berni) mira para crear, el faro en la torre está hecho para mi- presencia activa del lector, con el cual las formas barrocas dialogan
rar y ser mirados por él, las hendijas surgen por efecto de! ángulo de en una convulsa relación de des/acostumbramiento. Percibidas en
la mirada del desecho orgánico e inorgánico, grasa o excedencia de su conjunto como poética auto referencial (si nos situamos en su
lo que está de más, pero sin lo demás El Plata no sería lo que es pa- alejamiento con respecto al verosímil mimético) y de compleja de-
ra e! ojo neobarroso. Severo Sarduy se refiere a la importancia del codificación, las fintas barrocas imantan una lectura que Se\-ero Sar-
ojo y el punto de vista, que por efecto de la anamorfosis y e! Irompe- duy denomina radial al tiempo que "deceptiva" (Sarduy, "El barroco
I'oeí!, construye el objeto. Ambos autores rompen la ilusión referen- y el neobarroco" 172-173). En este sentido, sostengo que Celia y
cial, corrompen lo verosímil al colocar la perspectiva en el centro de Espina potencian otra lectura de! neobarroco y los procedimientos a
los procedimientos a los que acuden desde ambas orillas. Cella y los que acuden están relacionados no sólo con la importancia que
Espina' desarman la representación realista cuando e! ojo poético para esta poesía amerita una lectura en volumen, sino también con
pasa a identificarse con e! referente; expresa Sarduy: "hacerse ,rasar una postura frente a la tradición poética rioplatense. Si bien e! neo-
por él" (Sarduy, Ensqyos generales sobre El BafTOco 75). Concorrutante barroco se monta indiscriminadamente sobre diversas tradiciones
con esto, Deleuze asegura que: "Será sujeto lo que alcanza e! punto que van desde la literatura virreinal, pasando por e! dato histórico y
de vista, o más bien lo que se instala en el punto de vista [oo.]" (De- la tradición del sencillismo hasta la poétic? de Ge!man, Saer y Bor-
leuze 31). En este territorio el ojo mira y puede estar en e! río o fue- ges como sucede con los poetas seleccionados, no menos cierto es
ra, lo que implica un juego de cercanía y lejanía con la materia poéti- que no se trata de citas intertextuales, sino sobre todo de cómo ope-
ca. Cercanía y distanciamiento, la mirada no deshace el tacto porque ra la tradición de forma aglutinante de modo tal que se perciba el
las aguas son densas, grasosas, aglutinantes y para captarlas nunca la espejeo y no e! simple injerto. El lector se convierte así en un bus-
distancia es demasiada. Néstor Perlongher señaló que e! neobarroco cador de! enigma escriturario, de la traza que se coloca y se borra
implica un desujetamiento al hacer referencia a la dispersión del simultáneamente. En repetidas ocasiones, e! procedimiento con que
"yo" lírico (perlongher 94) ubicable y diluido en diferentes zonas dialoga vincula por metonimia lo sucedido con la historia más re-
de! texto. En numerosos casos este procedimiento se construye a ciente, tal es el caso de "Aguada de! Riachuelo", del apartado "El
través de complejos procesos de enmascaramiento y no sólo por club de pescadores":
elipsis que es e! recurso más palpable. Se trata de la relación consus-
tancial entre la voz estereofónica (la oímos en todas las zonas de! en una acuarela inglesa de 1827
texto) y la mirada, como locus poético donde el yo se autoaniquila; el Río Chuela llegaba lento
este borramiento es un cuestionamiento de! ego moderno, además a la costa
de una política de escritura. Es posible inferir que en la poesía de de las lavanderas balanceaba poco
[oO.]
Cella e! "yo" se licúa con las aguas marrones y desde allí enumera el crucerito avanza
260 MIRlAN PINO EL NEO BARROCO EN EL Río DE LA PLATA 261

en el caldo espeso objeto que se nombra. Este juego construye cadenas significantes
de podredumbre ~ue adensan la forma de nombrar según desde dónde se sitúe el su-
en ebullición
Jeto, es decir, en qué punto de vista se origine la perspectiva.
[... ]
en núl novecientos noventa)' nucye
Habrán sido climinados los basurales a cielo abieno en las orillas La otra orilla del Plata: la poesía de Eduardo Espina
[... ] (Celia 23).
En el año 2009 se publicó en la revista Tópico del Semil1ario N°21
La cesura de los versos en dos hemistiquios propicia la lectura de la Benemérita Universidad de Puebla un homenaje a Mijal1 Bajón
radial y acompaña el salto temporal de la era de Rivadavia y Dorre- en el mundo hispánico. Alli expuse los primeros planteas en torno a
go, hasta llegar a la cultura de! neocolonialismo a través de la fecha la poética de Espina en relación con procesos de carnavalización y
1999. Si bien en la codificación de! cauce de! Riachuelo como riada las articulaciones con el neobarroco. Ese largo ejercicio de escritura
que desemboca en e! Plata se insinúa la deixis temporal, esta funcio- sobre la poesía impone algunas consideraciones de orden teórico
na como un señuelo importante ya que fue a fines del siglo pasado que es preciso retomar. Una de ellas es cómo la presencia y el dina-
cuando desde el discurso político se prometió la recuperación del mismo de las categorías de análisis se trasplantan al imaginario teó-
río en cuestión. Desde e! dato histórico Cella conjuga pasado, pre- rico de América Latina. En esta dirección considero que una es de
sente y futuro mientras que el juego adverbial "nuncajamás" remue- particular importancia para el tema desplegado en este trabajo; me
ve e! detritus políticos. Quizá el aspecto particularmente importante refiero a la de rizoma, su problematización y reemplazo por la de
es el ojo que contempla la acuarela de 1827; por anamorfosis advier- "selva" desde los planteas de Raúl Bueno Chávez. Este corrimiento
te el movimiento de! barco que anuda espacio y tiempo. Asimismo, me parece interesante en virtud de la abundancia natural en El ClftiS
la basura en tanto resto mece el barco y permanece. Otro tanto po- patno6, como clave de acceso a la deconstrucción del relato de la na-
demos ad;ertir en "Dies Irae" del apartado "El abismo", poema en ción uruguaya y, en consecuencia, a la presencia de una lengua pa-
el cual se advierte la "puntilla" barroca inserta en e! decurso de un tria. Expresa Bueno Chávez:
ritmo acuático que pliega y despliega "la justicia". Las imágenes "fi-
las de soldados azules" y "tiernas cabecitas sofocadas" (Celia 33) re- Llamar rizomas (o simplemente calificar de r.zomáticas) a realidades que
ponen la violencia que se desplaza transtemporalmente. proliferan en relaciones desestabilizadoras del logos y el orden canesianos
típicos de la tradición occidental entraña un efecto altamente indeseable,
En el apartado "El río sin orillas", homenaje a Saer, más preci-
que habría escapado a la voluntad de Deleuze r Guartari. El problema está
samente en el poema "El mismo río", el juego de mirar y ser mira- en que el rizoma significa la proliferación de la unidad bajo la apariencia de
dos se establece entre la "torre mira" y "y nos ve mirarla"; e! colec- la diversidad. Es, en el fondo, un medio asexuado de propagación de ciertas
tivo "nos" que contempla desde la costa establece uno de los pun- plantas, hasta cubrir, por lo cual copias genéticamente exactas de la planta
tos de vista, ya que la torre construye la otra visión de! paisaje fluvial original proliferan en torno a ella, y así con cada una de las nue\'as plantas
en una compleja percepción de ida y vuelta que recrea la duplicación hasta cubrir densamente un terreno [... l.
Pero ahí mismo nace el primer problema de este modelo de mundo-
neobarroca de! tro",pe-l'oeiL Si, como anticipamos más arriba, la
libro: las plantas de la tercera y las siguientes generaciones no tienen cone-
perspectiva en términos de punto de vista se produce desde el mo- xiones directas con la planta original. Sus relaciones son siempre mediadas r
mento en que e! sujeto se establece en él, es posible inferir que se "descendentes", por más abundantes que éstas sean, y ejecutan un modelo
trata de una mirada múltiple del río con la consecuente variación del

6 El cutis patrio posee dos ediciones: una mexicana, por editorial Aldus, r la

l En 1993 la Secretaria de Medio Ambiente, María Julia Alzogaray, prometía segunda por la editorial argentina Malsalva, del año 2009. Todas las citas que
el drenaje del Riachuelo. realizaré en torno a esta obra siguen a la edición argentina.
262 MIRlAN PINO EL NEOIMRROCO EN EL Río DE LA PLATA 263

vertical de ramificaciones jerárquicas, por más horizontal que sea el terreno Se trata entonces de una doble agencia que enriquece la relación en-
donde se expanden r prosperan los ri7.0mas [... j. Su método es im'asivo y tre el neobarroco y las políticas de la lengua.
excluyente, )" apunta a una colonización por saturación r exterminio de La crítica especializada Oosé Kozer, Rogelio Guedea, Enrique
competidores. no por com·ivencia con ellos (Bueno Chávez 62-63).
~allén,. etc.). ha signado la escritura del autor como ajena a roda cla-
slficaclOn. Sm embargo, es posible .advertir un ejercicio de! espíritu
Esta larga cita del texto Promesa y desrontento de /a modernidad (201 O)
neo barroco que se tensa en diversas cuerdas y reyela un fuerte
del crítico peruano es ilustrativa para entender las diferentes media-
compromiso con una lengua de un Uruguay/otro, una cultura rio-
ciones teóricas, en este caso, las referidas al Barroco. En esta direc-
platense/ otra, un Sur/ otro. Sostengo que el título implica un trata-
ción, y en lo tocante al diseño ri;wma es interesante poder asirlo en
mIento del.rostro como parte del cuerpo patrio más visible y oficial,
relación con la poesía de Espina, en la cual, como en Celia, el len-
pero cabe Interrogarnos qué se esconde tras la exterioridad, cómo
guaje huye de una lengua homogénea y propone la construcción de
capta la poes~a ~sas zonas tan potentes como oscuras de las pala-
un referente textual, en este caso, la naturaleza uruguaya donde el
bras. Esp:na mVlta a re~esar a esos lugares, hechos de un tiempo
río de la Plata también es un desparramamiento natural y lingüístico.
extempor~neo al de OCCIdente, un lugar donde se desliza la riqueza
La huida de la lengua de Nebrija, la potencia de una lengua literaria
del lenguaJe, la selva del lenguaje poético habitada por el yo.
que estrecha la relación sujeto-objeto como una unidad dinámica, la
, Lo. ~atural redescubierto por la lengua abarca desde una fitogra-
disolución del yo y, por tanto, del lagos cartesiano, emergen desde
fl~ poetlca hasta formas de aves que pueblan el universo sureño que
la potencia con que construye la patria y la lengua para nombrarla.
dice I,a lengua patria. En consecuencia, la cosmogonía construye una
En su ensayo "Un zig zag feliz. ¿Para qué escribir poesía?", Es-
atmosfera donde se escucha la lengua rioplatense. Dicha dimensión
pina ha aludido ~ la relación lectorado-neo barroco e incursiona por
en numeroso~ poemas de Eep hablan del Sur como espacio-tiempo
meandros similares al citado Libertella, cuando expresa que:
en el cual se eJercita una patria/ otra.
Es importante señalar que no existe en e! texto un "yo" lírico
Al desafiar el sentido y la idea de \·erdad. la poesía se recluye en su destino
autosuficiente; virtual porque rechaza el reconocimiento. ¡\ través del mis- como instancia expresa, sino que podríamos conjeturar que aguel se
mo el conocimiento alcanza a liberarse de lo que no puede conocer [... j. coifunde con la naturaleza. El proceso de aglutinación lingüística con
Cubre e! trayecto de un descubrimiento que apela a las angustias, contradic- que la naturaleza se dice se codifica a través de una cronotopía que
ciones r arbitrariedades de un lenguaje específico que se sale del comercio desc.entra los puntos cardinales cuestionando el espacio-tiempo de
del significado para evitarle desde dentro l... j. (Espina, "Un zigzag ... " 3). C?~C1dente. La operación es llevada a cabo por una precisa combina-
ClOn entre formas verbales y adverbios que implican la negación de
El cutis patn'o profundiza en la prótesis-maquillaje que recubre e!
aquella~,. y lo qu~ es aún más sugerente, la abolición de la temporali-
rostro y la lengua del territorio uruguayo. Éste, por efecto de! neo-
dad untltneal; aSI emerge este procedimiento en el poema "Lengua
barroco, emerge como un cronotop07 que deviene extraño. Y tóme-
materna": "entre el hoy y el ya pasaron varias semanas" ("Lengua
se "extraño" en sus dos acepciones: la rareza que implica la poética
materna" 7). A propósito del tratamiento del tiempo como "absolu-
donde e! referente literario es deliberadamente opacado y el lugar de
to cuestionado", Espina en su estudio sobre la poética de Octavio
extranjeridad de Espina, donde lo rioplatense implica su lugar de
paz "El tiempo en los bolsillos de Gulliver" (2008) e..xpresa que:
nacimiento y residencia parcial, pero también se hace desde EEUU.
"Para pactar con su duración, la palabra inventa la quimera del
transc~rrir. ~obre~ivir a la indisoluble presencia del tiempo es su
co~.etldo p~lm?rdial, al menos e! que más la perturba y la saca de
7 Sin duda la articulación entre tiempo y espacio como lo plantea Bajtín en qWC10, del SIgnIficado" (Espina 81).
tanto es posible leer los signos de! primero en e! segundo. es una categoría
heurísticamente rent.~ble para entender la poesía latinoamericana.
264 MIRlAN PINO ELNEOBARROCO EN ELRio DE LA PLATA 265
8
Este aspecto encuentra una importante articulación con cierta zaje cultural (desde "canéfora" a "gualicho", Espina 9); en conse-
concepción del lenguaje que se trabaja "por dentro". El poema "El cuencia, el texto desliza el pliegue neo barroco en una fuerte opera-
nihilo" expresa: ción intercultural: Y en el cierre, a través del poema a Wittgenstein,
emergen los cambios de perspectivas o modos de mirar, hablar r
Trayendo edades diferentes, el reloj escuchar; éstos indican que el intertexto es un interIecto ya que los
regaña la blanca arenga por la cama, juegos del lenguaje destituyen no sólo modos de escribir, sino tam-
junto al frijol, juntos, el general)' la bién los modos de leer. En este sentido, advierto en ECP una fuerte
gema: nadie intrigado para tratarlos. polémica oculta con respecto a la creación poética y por extensión
Celajes, comisuras, unos con horas:
un modo de concebir la institución literaria.
no decir nada, dejar la lengua vacía [... ]
(Espina 28).
Ocurrencias de la poesía
En consecuencia, este procedimiento de drenaje poético pro-
blematiza el principio de representación mimética que nace de la re- Mientras la poética ocurre, la mirada y la voz realzan la importan-
lación sujeto-objeto y los modos de percepción de esta relación. Así, cia del ojo neobarroco donde se ubica e! diseminado "va" lírico. La
el relato patrio desde la perspectiva poética del autor implica un es- patria y el Sur son dichos por la lengua que desintewa su carácter
pacio vacío o saturado de sentidos consensuados que sobre codifi- monocentrado. En consecuencia, e! "des/patriamiento" se constru-
can los mensajes que circulan en la cultura. La respuesta frente a es- ye a través de modulaciones de la mirada o perspectiva multiocular
ta unidireccionalidad de la política de la lengua es la presencia de un de la naturaleza; en "La carga incomprendida (Un núcleo recién oclamo-
rostro y un cutis 'maquillados con nuevos sentidos necesarios que do)" expresa:
devienen, en varios poemas, en contrasentidos. Uno de los proce-
Es el país donde desaparezca
dimientos que puede advertirse en el texto se realiza por vía de la
acaso con cielo nunca escaso
alteración de los fonemas que apunta al vaciamiento de los sentidos cielos y ceibos para tener voz,
tradicionales, o bien alterna la lectura a través de la cadena fónica, pero el país: más pensamiento,
como se advierte en el poema antes citado, en el cual "El nihilo" y más cuando siempre se diga [...]
equivale en la cadena sonma al enunciado latino (Ex nihilo), el río (Espina 55).
egipcio (el Nilo) y el juego de la lengua oral (ni hilo). Esta intensa
operación del plegado y desplegado pulveriza los limites entre lo El yo que transcurre en lo natural apunta no sólo a su aparente
culto y lo popular, entre la escritura y la oralidad. desaparición'como instancia de discurso, sino que también, por ex-
Una verdadera sopa de signos transculturados se potencia a tra- tensión, se cuestiona su identidad "oficial" al colocar al lenguaje
vés del juego de la cadena significante donde el ritmo produce la de- como dimensión fundante de! mismo.
riva del sentido; este aspecto puede observarse en el poema "Perso- El ya citado Severo Sarduy desarrolla las cualidades de! ojo neo-
najes populares. (¿Qué dedo es el gordo del pie?)" donde: "a gula en barroco, que en la versión de ECP se pliega en el texto cuando la
Liguria, a gol! de tsuru uruguayo diciendo yo [.. .]" (Espina 81-82) distorsión de la mirada desmonta los puntos cardinales, provocando
se escucha en la lectura radial "sur uruguayo" y "urugua(yo)". un pivote confuso y múltiple de sures por efecto de la cadena signifi-
Es importante atender a la apertura y cierre del texto; el poema
que lo inicia, "Lengua Materna", ilumina las posibilidades de una
s Utilizo este término de modo intercambiable con transculruración, es de-
lengua en la cual la capacidad de nombrar es el resultado del mesti- cir, en un sentido que regula la economía de la tensión discursiva que las pala-
bras, portadoras de cultura, atraen.

I
266 MIRlAN PINO EL NEOBARROCO EN EL Río DE LA PLATA 267

cante. El "yo" se desvanece en el planterío, lo interroga con el un de como entidad que juega un rol determinante en la dimensión interna
dar con la patria/ otra, hecha de diversos vientos ya sea el pampero o del texto lO •
el simún que sopla en Africa; la mención de estos rompe con la ubi-
cación de los puntos cardinales y en consecuencia el mapa sureño se Del detritus a la cultura del brillo
descentra, abarca desde Africa al Río de la Plata; un doble moyi-
miento de mirada y habla arrastra los elementos naturales para des- Uno de los aspectos más ricos del neo barroco es, como se ex-
de allí construir otra cartografía. Asegura Sarduy: presó anteriormente, la perspectiva)' el privilegio de un lenguaje
poético que borda incesantemente e! tapiz del sentido. Los poemas
Queda por elucidar, en este funcionamiemo del discurso, un sitio: el de! su- "Naturaleza, lección del contemplante (Por IIna vez el Río de la Plata
jeto. Éste, si en efecto se trata de él -toda la topología lacaniana no hace tiene razón)" y 'Juan Díaz de Salís ante la prueba del fin (El desmbri-
más que probarlo-, es porque no está donde se le espera -en el sitio donde miento no tiene ercapatoria)" nos conducen al desorden del significado.
un Yo gobierna visiblememe el discurso que se enuncia- sino alü donde no
En el primero, la pregunta retórica "¿cuándo las palabras dejan dE
se le sabe buscar -bajo el significante elidido que e! Yo cree haber expul-
sado, del cual e! Yo se cree expulsado [... ]- (Sardu)", Enstryos 193). ser?" (Espina 16), hace foco, como "un la ser" (Sarduy, EI1.fa)'OS 76)
en el carácter oral de la lengua sureña, registrable en la abundancia
A propósito de esta dimensión confiesa Espina: "Ante una del verbo "decir". El texto, dividido en cinco estrofas, acecha las
prueba estética, artistica o escrita, el espectador anhela sentir algo implicancias del sentido a través de la perspectiva con que la mirada
que lo incluya en los acontecimientos. La distancia entre el objeto y asume la naturaleza. La selva sígnica asedia al río cuya nominación
el sujeto debe borrarse para que este último sienta la primacía de la es una paradoja histórica, implica en el texto de Espina una repara-
respuesta sobre I~ pregunta [... ]" (Espina 2). ción: desde la flora a la joya, es la mirada (del contemplante) la que
En esta dirección, destaco el procedimiento de la fusión de! Yo otorga las cualidades del objeto-paisaje. Ver y escuchar transitan por
con la naturaleza, lo que quiebra la lógica racionalista y busca el sen- un mismo camino que no es el de la quietud, sir.o "un ansia de sen-
tido en las zonas más solapadas del discurso; en el poema "A partir tidos a la sien" (Espina 17). Se trata de una visión-otra del río de la
de un huevo frito (Todo gernp/o tiene varias partes)" expresa: Plata; no ya detritus, sino la superabundancia del Sur captada por
una mirada "invisible" a la otra, la complaciente. Er. esta dirección,
Como falta, su tauro tiene frío considero este texto como clave donde se cifra la poética de Espina
fija un ojo de lumbre r alguno: y su mirada en torno al neo barroco, Si en el epígrafe que antecede a
en el retrato la luna los ordena El mtir patrio la cita de Hugo von Hofmannsthal "las almas hUl'en
adivina el alma además en est;, de! guarismo a la visión" nos conduce a la importancia que pose~ e!
esto que ya es decir, cielo, sitio.
ojo (que mira) para las formas barrocas, en este poema la huida es
Vaya rayo por huir de tanto \'0
(Espina 93). ' hacia el Sur y cómo éste se construye en el lenguaje oral. La mirada
de Espina es la de un des/terrado por autodeterminación de una
En consecuencia, señalo la importancia que adquiere la presencia patria literaria oficial; exiliado en errancia constante de nuesrra len-
del lector en sus dos dimensiones: no sólo en lo tocante a la activi- gua; no en vano expresa:
dad como protagonista de una lectura "impropia"?, sino también
una mayor profundización de las reflexiones de Rosa sugiero el capítulo
"Lecturas impropias" en La lengua del au.rmle (1997).
10 Al menos son cuatro los poemas donde es posible registrar la apelación y

? He adoptado esta categoría de Nicolás Rosa. La lectura barroca es una la presencia del lector: "Las trenzas entretenidas", "Diana de los aconteceres",
actividad en volumen, salida del cauce de la taxonomía y de la tautología. Para "Lectores de este poema" y "Homenaje a la mano de los demás".
EL NEOIlARROCO EN EL Río DE LA PLATA 269
268 MIRlAN PINO

Juntos: abeja r atajo de enjambres.


Conclusión
Juntos, la metáfora r el tafetán, anfibio
de los abisinios di"idiendo el rubí. Las formas barrocas en el nuevo milenio nos permiten regresar a
[... ] la tradicional categoría de poética si por ésta entendemos, junto con
Sueña en ellos la callampa llanera, Barthes, e! retorno hacia e! lenguaje. A través de modulaciones dife-
Holgura para la era de los sureños l·
rentes en una y otra orilla, la palabra en Celia y Espina es glotona, l.,
I
(Espina 17). :1'·
hambrienta de luz, sombra y brillo. Hambre de ver más allá de lo ¡
que se da a ver comúnmente; de ahí que hundan sus fmtas en e! Pla- !~
Pony, colibrí, yarará, lobos, enjambre, metáfora y cutis-tafetán
son sonidos de la iridiscencia neobarroca )" modulan en su ritmo la
ta; una vez instaladas en él diseñan el pespunte. En este sentido, los li
textos seleccionados ejercitan el bordado o el grabado insistente pa-
respuesta frente a la tranquilidad de una lectura en dirección única,
r~ ex~aer del detritus y la abundancia, otra imagen del río y de la
donde el ojo le regala la imagen: "la estepa que atina trina en lo so-
hlstona cultural que éste porta.
cial" (Espina 16). En la otra orilla del Plata, éste se ve y se escucha
El lector en estas textualidades es un sujeto en plena gimnasia
en cadenas significantes que buscan sacarle brillo.
performativa: se exalta, duda, se desplaza y no se decepciona. La
La poética de Espina le saca brillo a la historia del descubrimien-
poética neobarrosa insiste en el juego, en la prioridad del significan-
to de! río por parte de Juan Díaz de Salís en e! poema "Juan Díaz de
te, en lo que éste ofrece por fuera del mercado donde se comercian
Salís ante la prueba del fin (El descubrimiento no tiene escapatoria)". La
los sentidos. De la enumeración abrumadora a los saltos por clife-
"era de! oro" (Espina 128) es una imagen potente para entender la
rentes tiempos, estas obras nos regalan la posibilidad de la mirada
historia de la .imaginación colonial y el trabajo bifronte de! neoba-
en estado de contra conquista. Es decir, volvernos para imaginar el
rroco. La búsqueda del oro en el paraíso equívoco, al que ilusionado
río, desde esta orilla o desde la Banda Orieatal, instalado placente-
llegó Salís en 1516, la espesa confusión entre la anchura de un río al
ramente en la versión que permite el lenguaje desatado en plena li-
que denominó "Mar dulce", y la lógica europea que potenciaba e!
bertad. Mirada, voz yaguas marrones, gesto que potencia la noye-
sueño de las Indias, son aprovechadas por e! barroco de Espina. La
dad porque las formas barrocas despiertan constantemente el
selva solitaria de la nada es traducida en el poema a través de la por-
asombro. Esa es la posibilidad de lo que se esconde a simple vista
tación de apellido: Salís en tanto "el yo del soltero interior" (Espina
por efecto del pliegue y despliegue de! lenguaje. Tanto Cella como
128). De! barbecho a la barbarie, el texto potencia e! encuentro con
Espina lo enervan para no distraerse en la quietud del mensaje en
e! aborigen. Instalarse en la historia como versión desde la poética
dirección única. Saben que la naturaleza y la historia inhóspita del
neobarroca es asediada y corromper e! verosímil y las brumas de la
Sur tomó al Plata en su plena paradoja donde el oro y la nada (ena-
historia a través de la destrucción de! ideario colonia!, al jugar con
morados) copularon en sus aguas.
los pespuntes en la superficie. Situado en la perspectiva de la natura-
leza, Espina vincula a Solís con e! deporte nacional de Uruguay, pe-
BIBLIOGRAFÍA
ro lo desmonta a través de la cadena sonora: "ante un gol de Oslo o
solo salia al sol" (Espina 129). Cigala, ágata, sapos, buitres, nácares y
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(Nacisle Pinlada), Enrique Verástegui (Angelus NO/Ita) and Nestor Perlongher
(Poemas complelos).
KIfYH'ords: texruality, neovanguard, interdisciplinary, Carmen Berenguer, Enrique
Verástegui, Néstor Perlongher.

, Este artículo forma parte del proyecto Fondec)'t 1100446, "NeO\'anguar-


dias de la poesía hispanoamericana (1960-1980): heterogeneidades, mutaciones,
migraciones", del Dr. Oscar Galindo V.
272 BIYIANA HER."IANDEZ POESÍA y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORlO 273

Para comenzar Carmen Berenguer

Si las poéticas de la neoJ'tlngllardiJ se articularon dentro de un Si la obra de Carmen Berenguer (1946) reivindica, por un lado,
proceso amplio y complejo de desborde y desestabilización del sis- los tormentos y placeres de la sensorialidad, oponiendo, por otra, a
tema literario, conforme la emergencia de zonas de heterogeneidad la pureza bella la imperfección, y a la trascendencia la materialidad
y frontera de la escritura poética con otros sistemas culturales, artís- terrestre, es porque su escritura forma parte de ese corpus romplqo,
ticos y de pensamiento, es debido a la recuperación de los restos y heterogéneo y en curso de la neovanguardia chileno-hispanoamericana,
poltlciones de las claves expresivas de las \·anguardias históricas, esto que reactiva la dialéctica arte-vida para explorar las relaciones de la
es, ruptura y vitalismo, como gestos de radicalización del proyecto escritura con la realidad (poesía y politica, escritura y representa-
arte-vida que buscaría expandir la comprensión de la obra r del sis- ción ... ), en un proceso que ha puesto en crisis las posibilidades de
tema literario más allá de su campo enunciativo en tanto que disposi- representación de lo real por la complejidad semiótica que implica la
tivo de saber. Es 10 que advertimos como exploración en la obra de imbricación de géneros y discursos, su permeabilidad, desplaza-
Carmen Berenguer, Enrique Verástegui y Néstor Perlongher, por el miento o mutación. Esto es, por el uso de la interdisciplina como
intento de operar mutaciones, témicas de paso, zonas de frontera entre exploración discursiva mediante diversos mecanismos de tI,utación
diversos tipos de lenguajes, géneros y discursos. Tipos que en su genéricay disciplinaria, una estrategia que hace dialogar el texto poético
forma gráfica constituyen una sufrlTa inseparable de lo visual y de lo con los contextos históricos y extraverbales en que se produce, bajo
verbal, una imagenfexfo el/camada (1iitchell) por relaciones interartís- diversas modalidades de intertextualidad y experimentación verbal.
ticas y genéricas que determinan la pluralidad semiótica del discurso
poético y, en consecuencia, la condición interdisciplinaria de la Cuando las causas lloran, el olvido pena. Los espacios, la casa
textualidad. y la ciudad poética
Nos referimos con esto a un hibridismo textual y epistemológico
en un escenario de integración desjerarquizado para diversos tipos Desde los códigos de la poesía, el ensayo, la crónica y el testi-
de sistemas comunicativos y artísticos, disciplinarios y genéricos. monio, Naciste Pintada (1999) constituye dentro del campo literario
Sistemas o campos que sitúan las "mediaciones" entre unos y otros chileno uno de los casos más notables de hibridismo textual y epis-
para configurar un "producto" indetenIÚnado genéricamente, si aca- temológico por la utilización de, entre otros recursos, la trarlsle:dllali-
so, "mutan te", que no está asegurado por las reglas propias del cam- dad en sus variadas formas, y el uso de referentes históricos y bio-
po cultural r discursivo al que pertenece ese nuevo pro?ucto (Ga- gráficos que re significan la dinámica entre los frentes escritura y
lindo, "Neovanguardias en la poesía de! cono sur. . .'J. Esta es, sin realidad o poesía y vida. La palabra-rizoma de este texto se articula
duda, una de las consecuencias más radicales, pero también discuti- en la experiencia de vida, el habla coloquial y la cultura populares de
bles, de los proyectos que advertimos como parte del repertorio tex- un hablante poético femenino múltiple, que erosiona la textualidad
tual de las neovanguardias en Latinoamérica, y que a continuación en sus casas de lenguaje (Poética, Cotidiana e Inmóvi~ al incorporar
revisaremos, grosso modo, en las escrituras de Berenguer, Verástegui y elementos alternos a los lugares socializados del discurso, sea poéti-
Perlongher. co o cultural, enunciándose desde allí en tanto que "habla henchida
de otras voces o textura de la intimidad del presente" (Ortega, con-
tratapa). Cartas carcelarias, testimonios de prostitutas, titulares de
un periódico popular chileno (La cllarta), entre otros elementos, de-
terminan la oscilación de la escritura entre registros discursivos, que
2 Algunos antecedentes para la denominación de I1tOl't1ngnordio se encuentran
van desde e! género poético al cronístico y del testimonial al perio-
en Sanguineti, Calinescu y Foster.
POESÍI\ y NEO\'ANGU1\RDlA, NOT1\S PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 275
274
torre de alta tensión I... J N.N. tuYO la familia chilena. N.N se borró en el
dístico, siendo, no obstante, la impronta de un discurso testimonial r~gistro cidi. N.N. se quemó en la le)'. N.N fue el prisionero de mi memo-
predominante)' transversal. Tres casas discursivas, entonces, para la na. N.N. fue.el Simulacro de tu nombre verdadero. N.N. te hizo irreal. Una
representación de la beterolopía, espacios "otros" de la cultura, aun- im'cstidura de cal ha engastado tu nombre (i/Jíd.).
que "efectivamente localizables" (Foucault). Explica la autora:
La Casa cotidiana corresponde al recorrido poético urbano de la
Coloqué la casa de la poesía en el centro, sobre todo, porque esta imagen es h~blante por las calles y plazas de Santiago. En éste, plaza Italia ac-
el "centro irradiador" lezamaniano; puede tomarse como el techo de la tua como un punto estratégico de obseryación en tamo que símbolo
estructura r como el centro fundamental de fijación de los recuerdos, que mítico de las manifestaciones públicas, pero, al mismo tiempo, sím-
se une a un presente, que es el aquí r ahora del discurso, desde donde el au- bolo de una conciencia que se reconoce en la o/redad, al señalar "el
tor implícito es la '"02 de un espacio-frontera r cotidiano; la casa de tu
límite de nuestras fijaciones en la distancia entre los de arriba \' los
presente que se fija en Pza. Italia: r a un pasado histórico cuya cicatriz mar-
de abajo. La diferencia en nuestras heridas' [... ] entre lo liviano' y lo
ca el final que es el principio.
pesado l... ] entre los hijos de nadie y los hijos de alguien [... ] la
I···J
He reconstruido mi viaje entre la ciudad donde fui concebida, Valparaíso, ¡- frontera entre ellos y nosotros" (25). Este espacio, como topos sen-
mi ciudad de Santiago. Entre ellas recorri mi infancia, en tomo a sus plazas. SIbles de la experiencia del yo vital, marcará las rémoras de la margi-
Mi "iaje literario tiene un especial callejeo primario en el cité frente a la pla- na!idad, e! presente degradado que sufren los nl/el!OS locos del pO/1JeI1ir,
za Artesanos, construcción imitativa francesa, cerca de la estación Mapocho
sUjetos a los que la hablante concede la palabra en un intento por
donde se estrechaba el camino con Valparaiso, hoy com'ertido en el merca-
do de la literatura. Lugar que le dio el famoso olor a pescado frito envuelto
develar no sólo su vínculo afectivo con el entorno material que ellos
en papel de diario. Luego está L~ Vega recibiendo el perfume de las verdu- representan, sino también -y sobre todo- la marginación social de
ras y frutos de todo el país, al frente su mercado de mariscos, ¡-a lo dije, las que son víctimas producto de esa condición de ciudad inventada,
flores r los muertos antiguos, extrañas relaciones del eros. Allí está situada hechiza, de la capital chilena.
la casa de la IOrrura chilena, ¿recuerdan? En Borgoña 1470 (10-26). "En esta ciudad ha surgido una nueva riqueza! Ha surgido una
rotada con plata! Ha surgido una chulería con plata! El simulacro
En una suerte de crónica poética urbana, los espacios por los de lo posmoderno le ha servido a su nueva facha" (29), exclama un
que transita Naciste pintada van conformando la "morada chilena he- orador loco, metaforizando la situación de un Chile "caballo muer-
chiza". Una casa de! abandono, el olvido y la desprotección, que to", no obstante, moderno, por el sincretismo cultural que ha logra-
tiene deseo de ser casa, pero que no logra articularse sino como do a raíz de la inyasión!invitación extranjera, y las nuevas sensacio-
fragmento de una necesidad (Castelli). De allí que e! texto pueda nes, experiencias, que han arraigado como consecuencia de los usos
leerse como un poemario cronístico, de la mirada diaria o en e! que y costumbres de su impostada tecnología:
se cuenta lo que se vive, en relación con una diversidad de relatos
impresionistas, que interpelan nuestra memoria histórica, en la si- tiene mercados, tiene 1JIt1lts, tiene edificios de vidrio l.. ·] tiene
mulación de su contenido como simples melijoras caseras. Leemos, todo nuevo, tiene comunicaciones, tiene celulares, tiene policía,
por ejemplo, en e! paralexlo de Deleuze, "A nosotros nos parece que tiene policía nueva, tiene autos nuevos, tiene camas nue,-as,
nunca habría existido el más mínimo Goulag, si las víctimas hubie- tiene ventanas nuevas [... ] tiene bancos nuevos, tiene rejas
nuevas, tiene seguridad nueva, tiene miedo nuevo, tiene comida
sen tenido el discurso que tienen hoy los que lloran sobre ellas"
nueva, tiene hambre nueva [...]
(37), e! trabajo de la memoria en clave histórica y personal: Olores a trapos viejos,
olores a enfermedades gringas,
Dos enes ocuparon mi ciudad sitiada. N.N fue escrito en el patio México olor a transpiración germana,
del Cementerio general. N. N fueron las bolsas de plástico en el fondo del olor a fantasía añeja,
mar Pacífico. N.N fue la mujer ensacada del norte. N.N. diseminado en la

I
276 BIVI/\N/\ HERNANDEZ POESÍA y NEOVANGUARDlA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 277

olor a nafta, papá", "Lola fue violada frente al pololo", entre otros, donde desta-
olor a pilcha s europeas, can el patetismo kitsch o el melodrama de la prensa amarilla.
olor a mercado usado, Brenda y su(s) testimonio(s) metaforiza en la escritura de toda
olor a cuáqueros,
e~~a casa el di?ho popular "naciste pintada", cuando apela a la sirua-
olor a westero (19).
c~on de la mUJer que nace marcada por un sino adverso de tipo 50-

Un alegato político en contra de la modernidad mediante la con- clal, pero gue expande sus resonancias a todo individuo apresado
trarréplica que manifiestan las voces excluidas de su proyecto. Vo- p.or el determ~nismo (Espinosa). Porgue a Brenda na /o biza el destina,
SI110 el % colomal que la mira en el balTo ...
ces que nos dejan ver la trastienda de la ciudad pseudomodema en
los síntomas de su carácter falsario e hipócrita, los principios de la Aquí, la voz poética asume la pluralidad del nosotros -hablante,
des-memoria, la exclusión y el olvido voluntario con que han opera- poeta, prostituta, y su círculo de amigos poetas -desde el primer
cuerpo de relatos: "500 AÑOS EN EL BARRIO CHINO DE
do las instituciones del estado nacional.
VALPARAÍSO (1492-1992)", donde opera la intertextualidad cultu-
En la Casa de la poesía, el recorrido de la hablante se traslada a
ral de Riffaterre, según los hipogramas' que podemos identificar ya en
Valparaíso, lugar en que deambula por sus cerros, el puerto lupanar
el 'p~mer texto, donde la hablante describe la "pinrurita" de )uan
y en el que entra en contacto con el mundo del prosoDulo, mediante
Davtla sobre la imagen "travesti" de Bolívar, o parafrasea el poema
el relato de Brenda ("Sobre su ausencia en los motivos nacionales" y
"Las tías", de Néstor Perlongher, que es parte de ese nosotros co-
"Sobre sus motivos íntimos"). Brenda, un nuevo símbolo de esta
lectivo que se abre a la captación de lo sensible urbano', mediante sus
ciudad-memoria. Símbolo del prosoDulo nacional:
"pasajes del recuerdo" en esa noche de recorrido por el puerto: "EL
Estamos en el barrio chino, en un bar espeso de humo)' de sudor. y en un RITUAL DE LA PLUMA: ANTIFAZ DE CEDRO ALLÍ EN
fragmento de la novela criolla chilena, fuimos invitados a conocer la casa de VALPARAÍSO. En la mesa se encontraban los poetas r sus "erte-
Brenda, una mujer popular que se ganaba el pan con lo único que tenia: su deros: la de los por qué escribo, en compañía de nuestros vecinos
cuerpo. Respondiendo al desafio de la suerte de ese inolvidable pasaje del argentinos y la poesía ... " (52).
lugar sin límites de la novela chilena, donde ronda el misterio de una histo- La Casa inmóvil, finalmente, reproduce mediante cartas o recados
ria profanada por el atavismo cultural de la época terrateniente en los tugu-
de la prisión (1980-1990), los testimonios de mujeres presas políti-
rios del sur. Ya describí su casa en la que hay una fiesta constante, 1111 baile
i'!ftl1ilo/ltna múnca smh'mm/al/ltna ropa dt srglmtÚl/lll1os (olore! p"rrJf/ftna copia de
nada/ sil1 aparimaas/zma forma de hablar llano nll dob/u in/maol1es/lan dt verdad J Entendemos, según Riffaterre, la figura del hipograma como un tipo de
qll' pa"c! I1lmh'ra/ fOil dt mal plSfo qllt atrapa/ (011 fal1fo olor qlu mamde/ fOil lio/m- intertextualidad cultural, "algo concreto que se puede hallar en la cultura ,- con
lo qlle aSlIsla (59). la que se pretende dar una interpretación al poema" (39). .
4 Reproduzco parte del texto aludido: "TÍAS pegadas a las puertas escu-
En esta casa los testimonios de sus hablantes se acompañan de chando/ los gemidos nocturnos de sus amantes! en los ribetes/ r en las orillas
una serie de titulares del periódico .La Cuarla, en el intento de Be- de sus pantalones/ en los puños de la camisa/ en el cinturón d~ cuero/ en el
renguer por recoger verdaderas "novelas" que horrorizan y despier- reverso de la corbata/f ... ]! ahí! en lo que dejó su pesar/ en la tifa del marine-
tan la morbosidad. En palabras de Ortega, relatos del horror moral ro/ en los dibujos del calceón/ en las iniciales de tu nombre/ debajo de esos
pañuelos bordados/ por las manos venosas y arrugadas de las TÍAS/ quedaban
y la pasión vital, de subjetividad liberadora y reafmnaciones materia-
aquellas serpientes escapando de los muslos/ pedazos de cabellos/ olores a bí-
les; y cómo no al leer titulares del tipo: "Depra abusaba de su sobri- ceps/ olor a pellejo, sudor a pendejo pobre, sudada de estadio, olor a mar-
na", "Fue por pega y resultó violada", "Galancete casado mató a ex chas/[ ...]/ brizna de macho tierno retenido en nuestras narices/f .. _]! entre las
amante", "Guatón erótico bailó pilucho", "La hija del año asesinó al rendijas de las cortinas, de macramé de las antiguas casonas, guardado en los
calzones secos de las TIAS y en las blondas del tiempo provinciano" (55-56)_
BIYIANA HERNANDEZ POESÍJ\ y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 279
278

cas, torturadas durante el gobierno militar en Chile. Tratándose de la interdisciplina como exploración, por la mezcla de expresiones
un espacio-morada !NueriO, en circunstancias que una casa viva no es heterogéneas que han expresado el gesto estético y político de su
realmente inmóvil, arguye Berenguer; porque si lo fuera, entonces, ruptura con la tradición, y las convenciones de la institucionalidad
carecería de vida. En la primera página del texto, rinde homenaje a en torno a los valores de la obra y lo poético.
las mujeres que estuvieron en la prisión chilena, y que gracias a sus El movimiento Hora Zero resituó en el contexto peruano y lati-
testimonios pudieron dar curso a una reconstrucción de las casas de noamericano algunas de las claves expresivas de las vanguardias his-
tortura, "en el tiempo de la represión más cruenta, mujeres conde- tóricas, como la voluntad de ruptura, la vinculación entre poesía r
nadas a muerte como Cecilia Radrigán y Miriam Ortega, Belinda política, la rearticulación del proyecto arte-vida y la actitud icono-
Zubicueta, Delfina Briones, Amelia de la Maza, Patricia Ro}', Marie- clastaS. Claves que la obra de Verástegui suscribe, sobremanera, en
la Roy, Patricia Garzo, Susana Capriles, Elizabeth Leo Espinoza" el gesto de la ruptura y el experimentalismo verbal, de acuerdo con
(7). Un homenaje que inscribe la alusión a referentes biográficos no el proyecto "integral" de la estética horazeriana, que Ramírez Ruiz
sólo como recurso de una escritura oscilante o de "paso", que car- desarrollaría en un breve ensayo aparecido en las páginas finales de
tografía espacios micropolíticos y de la heterotopía, sino que, al su primer poemario, Un par de vueltas por la realidad (1971) -firmado,
operar como dedicatoria, establece, además, un vínculo especial con sin embargo, en 1970, con el nombre de "Poesía Integral/Primeros
el texto central de la obra, expresando el modo como se interrela- apuntes sobre la estética del Movimiento Hora Zera-.
'1
cionan distintos discursos al interior del texto literario, y de éste con Teniendo en cuenta esta noción, la obra "total" de Verástegui
otros discursos o aspectos discursificados del exlratexto (Carrasco). (que él ha denominado Ética), resulta un macrotexto de alta comple-
La casa inmó¡il termina convirtiéndose, así, en un puesto de ob- jidad semiótica y cultural (Galindo, "Palabras e imágenes ... "), por el
servación d·e y desde la marginalidad (Calderón), una figura meto- histTÍonúmo de un hablante que esgrime sus tretas para articular las fi-
nímica de la ciudad y heterotópica de los espacios de la nación chi- guras del poeta, el filósofo, el científico, el matemático, el místico,
lena postgolpe militar (calles, plazas, puerto lupanar, prostIbulo, cár- etc. Una forma de expresión del intelectual, si acaso, "orgánico" o
cel). Una casa que de....iene pública y colectiva al emplazarse como pensador holista, que en el autor destaca por el despliegue de su ba-
representación del testimonio de vida de un sujeto poético feme- gaje intelectual a partir de su propia cultura letrada.
nino múltiple: poeta, prostituta y presa política. De este modo, las
cartas carcelarias que definen la Casa inmófJil, al tiempo que la del pre-
sente postmodemo, se erigen como una sombra sobre la mala mEmoria
chilena, al representar un proceso de desplazamiento que ....a desde el
progreso hada la barbarie -porque no existiría documento de cultura
s Hora Zero se autoproclamó como un moyimiento vanguardista, parricida
que no sea, a su vez, documento de barbarie, parafraseando a Ben-
y revolucionario, según consta en su primer manifiesto, "Palabras urgentes",
jamin- en un círculo donde la modernidad y su proyecto de ilustra- firmado por sus miembros fundadores, Jorge Pimentel y Juan Ramírez Ruiz, en
ción y progreso decanta, como hemos visto, en la vida mínima de 1970. Al respecto, véase, Hora Zero: los broches mayores del JOl1ido (2009), muestra y
los sujetos que excluye. recopilación de documentos, hecha por Tulio Mora, aunque desde una perspec-
un autoglorificadora y sesgada que, por ejemplo, excluye el mani6esto ''Pala-
bras urgentes (2)" (1980), en el que Ramírez Ruiz denuncia la deformación del
Enrique Verástegui
proyecto original de Hora Zero en su segunda etapa (de 1977 a 1980) por su
filiación a la academia y el establishment culrural. Antecedentes sobre la discusión
Ligada al proyecto socio-estetIco de! Movimiento Hora Zero crítica, alcances y limitaciones de la propuesta estética e ideológica del mm;-
-aunque no en e! recorrido que traza la totalidad de su obra- la es- miento, se encuentran en Chueca, de Lima, González Vigil, Huamán, l\1azzotU,
critura de Enrique Verástegui (1950) sintetiza e! trabajo poético de O\~edo, Sánchez Hemani y Wood.
POESÍA y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 281
280 BI\'IANA HER<'lANDEZ

Ange/us Novus, obra abierta y totalizante hacia la realidad y la personajes y diversos ambientes. Un diario, en suma, que conjuga
prosa y poesía, como se deja leer en los siguientes párrafos:
vida
11. Matinée & satori de un vuelo en París
Si en el sujeto verasteguiano lo ideológico tiene carácter de tema
6:25 de l.a mañana. Todo viaje implica más que un desplazamiento geográfi~ 1:
existencial (Frisancho), es porque sus exploraciones suscriben la ca un aSI,sor ~n nosotros mismos al transcurso de lo que somos: esto que se
confianza en las posibilidades de la palabra y de la poesía como ins- atlsba mas triste que el otoño en un tren [... ] nos atrae más que lo que uno .;
trumento de crítica y, en el mejor de los casos, de transformación de ha percibido en sí mismo- aquella violenta elegancia que te vuelve menos
la realidad. Hablamos de una confianza material en la capacidad descontrolado que un viejo vecino compartiendo la misma banca, r quizá el
mismo comentario ante un hecho cualquiera [... ] París estaba envuelta a esa
transfo~madora y liberadora de la palabra, de donde la obra (el pro-
h~ra temprana en que la madrugada le guiña un ojo a la mañana, en una
yecto Etica como la realización acabada y completa de su escritura) ruebla espesa, una gasa de humedad brumosa por entre la que hermosa~
se pretendería irreductible y total, en el esfuerzo de inscribir cada mente fogoneaban las luces de postes y casas adorables [... ] Todo era terri-
una de sus partes en un plan general como designio, pero más aún, ble.mente bello y alucinante y el paso por lo que después supe se llama
como interpretación estética e ideológica de la cultura humana. Este P~mt de Alexander ha sido uno de los más impresionantes momentos de
sería el "designio" de Angeftls NouJls (1989/1990) como proyecto mi encuentro con Europa [... ] Todo me era tranquilamente luminoso.
utópico radical. Para González Vigil, es la expresión mejor lograda V.
La ciudad luz tiene un reverso, secreto
de Verástegui en la apuesta por una obra abierta y totalizan te hacia y ?os.tigant:: un río subcutáneo, una entraña inmensa r profunda como ga-
la realidad y la vida, en el empleo del lenguaje como revelación, ilu- lenas meludlbles. El reverso de un tiempo exacto, medido, cronometrado, l'
minación, profecía, angelus perpetuamente nOVIIS. El libro, en efecto, a intervalos tallado .
refrenda su búsqueda utópica, anunciando la realización integral En roca viva -en el corazón mismo de París
tanto de la pareja erótica (cantar de los cantares), como de la socie- [... ]
A cada parada un oleaje inevitable sube y baja del Metro
dad comunitaria (revolución social) y del signo verbal (la palabra)
Entrecruzándose, mezclándose,
como habla tribal o comunicación ecuménica y humarllzadora Fundiéndose en una sola abundancia humana
(siempre poesía). Se trata, por tanto, de un mensaje salvifico, em- [... ]
briagado de esperanza: "Un raller de Eros, de Utopía y de anti-Babel Mis manos se cogen al estribo y ahora soy como un delfín
Un concierto que hace estallar el flujo vital que conquista la luz, la Moviéndose en el oleaje,
felicidad y la plenitud en lo erótico, lo social y lo verbal" (González Jugueteo entre los muslos de las pasajeras,
Me bamboleo, salto
Vigil, "Prólogo" 8). y escribo este poema (68-73).
Eros, utopía y anti-babel constituyen las claves temáticas y de
sentido que dan cuenta de la textualidad compleja de Angelus NoVJIs.
La sección denominada "teoría de la síntesis" constituye una sín-
Un texto mlltante entre tipos genéricos y discursivos cuando el poe-
tesis de las do~ anteriores. La primera -NATURALEZA DE UNA
ma adopta la forma del eI1sqyo o de una reflexión mística, en que el COMPOSICION DE VERANO- como exploración de la existen-
hablante especula en tomo a la propia existencia, la lectura y la con-
cia alienada en la modernidad periférica del sujeto urbano. Y, la segunda
templación. Un texto donde también hay estlldios para poetizar el -ARGUMENTO DE ANGEL CON G4.SAG4. DE CUERO- una
lenguaje científico de las ciencias naturales, pero siempre a contra- exploración en la búsqueda del deseo y el reconocimiento del cuer-
pelo de la autorreflexión o de la mirada introspectiva; notas o cua- po como fuente u origen. Aquí los discursos son meditaciones, precisio-
dernos de apuntes o de viajes que recogen las experiencias del autor nes, exámenesy síntesis (e,nunciados de los títulos), entre los que desra-
textual en su paso por París; descripciones intuitivas de la ciudad, sus ca "BANDE DESINEE", un fluir de la conciencia en torno a im-
BIVIANA HERNANDEZ
POEsíA y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 283
282
Un Qos senos que mordí con) esta
presiones y vivencias personales que se narran de acuerdo con un
hilo argumental que va de El sueño, pasando por Ú1 máquina del pen- devora
sar, hasta acabar en Despel1ar, relatos de la especulación sen~ible en
torno a la experiencia del yo vital. La sección fUlal, TRlPTICO: Esta noche devora (en lo fugaz del orgasmo) un gato
HOlvfENAJE A HIERONIMUS BOSCH, contiene uno de los tex- " " (el falo que es)
tos más complejos y extensos de todo el libro, "Galax/Deleuze", un (muy dentro del cuerpo)
Noche (el Paraíso revelado en)"
texto vÍsual r yerbal, como la if1lagen/ texto encamada de Mitchell, que 3G: Así las frases reversibles son espejos de sí mismas:
"descompone" oraciones e inventa enunciados lingüísticos para ser -p ~ -q.v.p ~ -q: ---> :-p v q. ~ .-p v q
representados gráficamente en pentagramas, ecuaciones, ángulos, 37: Proposición 4: una frase sin verbo es la opacidad de lo inmóyil.
tablas de multiplicar, dibujos eróticos, transcripciones fonéticas, en- 38: Coro/ario: el predicado no varía la estructura.
tre otros registros'. Mientras que la última sección, 5. Estructu- 40: [... ) En cada combinación: un poema distinto. En cada poema: el espe-
jo de lo fugaz. El mundo no es sino un sistema de relaciones: un (simple,
ra/ qtlork, constituye una suerte de epílogo sobre las elucubraciones maldito) sistema. El mundo es una relación primordialmente yerbal--como
anteriores, donde el hablante explica el sentido de los sintagmas y una máquina sintética- (211-212).
diagramaciones empleadas, asumiendo el rol del poeta gramático,
artífice de un juego lingüístico o "de estrUcturas" (Guillén) de diver- Nos enfrentamos con éste a ejercicios donde destaca la materia-
so tipo: lidad de la escritura conforme una percepción ab;el1a y polinifermria/
del lenguaje. El poema se articula como una "combinatoria de sig-
35. C~ando escribí: JItI gato del'Ora esta 1/ocbe/ esta nocbe del'ora Jln gafo declaré nos", cuyos soportes añadidos, formas explicativas de su estructura,
también (cf. IIl, 10) que no fue una ausencia espontánea la preposición a.
Ahora he querido graficarla, he querido conferirle un valor [... ) Escribo a y deslindan en una reflexión metapoética en torno a las posibilidades
digo que su valor es ser complemento del sujeto noche (en el análisis 1), o de la heterogeneidad discursiva como recurso expresivo de esta len-
digo que su "alor es ser complemento del sujeto gafO (en el análisis 2). Dos gua de paso, ambigua, hermética y, en ocasiones, incluso, incomuni-
ejemplos me eludirán las explicaciones más retóricas cable por la "hipertrofia" del yo.
noche
1\ lo largo del poemario, el recurso de la combinatoria va desa-
Un gato devora (el cuerpo de) esta rrollando formas complejas, como ecuaciones morfosintácticas irre-
(un suave cabello en) esta
gulares, en su adscripción al formato de un texto informativo-
Qos ojos fugaces de) esta explicativo para aprender ciertas normas del código de la lengua, tal
gato
como sucede en este caso:

W :A'VIII. Código 1: morfología


, Véase, por ejemplo, el texto 7 de Leonardo -publicado en 1988, por las X Código 2: consonantes Motor de reterrorialización
ediciones del Instituto Nacional de Cultura del Perú y, más tarde, incluido en y Código Q.G/n: silabas
Al/gelJls NoWls, tomo 1 (1989)- "Estudios filosófico-matemáticos para la aplica- 2
ción de computadoras manuales a la escritura poética". y de MOl/fe de goce Código 3: sintaxis
(1991), las "Aplicaciones de Kandinsky" en tomo a las posibilidades de la figura Z XIX. Ortografía
retórica de la écfrasis, y la intertextualidad cultural de los hipogramas (Riffaterre) + Motor de desterrorialización
como textos culturales, en este caso, amsticos, en relación con la pintura. Prosodia
Véase también PARA UNA FlLWACJÓN EN BLANCO & NEGRO (16 XX. 1. arúculo
mm.). 'Tbe Nigbl's Fal/S: elogio de Jack 501ftb, en tomo al guion cinematográfico 2. sustantivo
como soporte de la escritura. 3. adjetivo Variables
BIYIANA HERNANDEZ POESÍA y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 285
284

4. pronombre nen e! texto requieren de claves léxicas para su lectura: a la manera


5. yerba de un programa que traduce el poema a códigos verbales. En otras
X,XI. 6. adn:rbio palabras, la estructura visual se "metaformiza" en la estrucrura ver-
7. preposición bal, concretándose en esta operación el isomo7jismo espacio-temporal
Invariables
8. conjunción del poema. .
9. disyunción
Estos son algunos de los elementos con que la poética de Verás-
(106).
tegui encarnaría al vidente, profeta, iluminado, así como su trabajo
Aunque, sin duda, más radical por su nivel de complejidad, es la -al que se opondría la época- un ejercicio de salvación, pues queda
representación de una combinatoria plurisignificativa de símbolos, claro, siguiendo a Frisancho, que en ella la palabra sana y la escrirura
mediante las distintas variables geométricas de un cuadrado, y su purifica. La práctica citacional ludden, de su escrirura apuesta por un
realismo de vanguardia, utópico y estético (cabe ahondar si integral o no
correlato numérico-verbal:
.
1..-1.
1 :> 3 por los principios de la estética hora7.eriana), que recicla los valores
f"Abrlc&s floro.
Tú tunas contcenaplar
del progreso, la historia, la figura del yo individual, vidente, creador,
y, en esta medida, portador de un sentido de la realidad (de lo hu-
mano, de lo absoluto) que transmitir o comunicar.
6 7
"
el cielo de tu lI;;uerpo
donde florece e.ta an.en:te

Néstor Perlongher
I~I
9
9
no ser otonO aún
A partir de su discurso críticd, los 80 argentinos representan e!
Y suenas
periodo de consagración de la veta neo barroca latinoamericana, vía

D la readeacuación geográfica, cultural y estética que activara Néstor


Perlongher (1949-1992) en su obra poético-cronística, a la base de

-=-
10 11
ser ldDanecer belle%A
CUBDdu quieres lo que él mismo denominó un banwo de trinchem, para definir su neo-
barroso como aque! estilo sin-estilo que se hunde en el lodo del es-
tuario rioplatense. Un neo barroco gqy, explosivo y bunmico, en opinión
(112). de Helder, que destacaría por su lengua erótica y llena de escatolo-
gía, la perversión y la abyección de Kristeva en su obsesión por el
Hablaríamos con este ejemplo de un procedimiento de negación
cadáver, los desechos y fluidos del cuerpo. Para nosotrOS, un neoba-
del sistema analógico metafórico del lenguaje, utilizado para crear
rroco camp o peifo-político9, tanto por la subjetividad fragmentada y
una imagen por medio de una estética de la acumulación y satura-
polifónica de sus hablantes "maricones" (forres), que cuestionan e!
ción lingüística, que podría definirse por su sumatoria. Resultando
evidente la exploración en los mecanismos de la poesía concreta por la
valorización del espacio gráfico como agente estructural, y, en este un conjunto legible a través de un orden serial. Disponible en el sitio web:
sentido, con una de sus vetas de desarrollo, la tendencia matemática http://boek861.com/padin/bcdic/pd_diccframe.hrrn
, Véase la recopilación de articulas, notas y comentarios sobre el neobarro-
de! poema semiótico" toda vez que las formas o símbolos que compo- co en Argentina, de Jorge Fondebrider, en Tres décadar de poesía argentina 1976-
2006 (2006).
9 Hemos desarrollado este concepto en una lectura previa sobre la escritura
7 Según el Diccionario de Poesía E:prrill/enla/ LtlÍnoall/ericana, en el poema se-
neobarrosa de Perlongher a partir del camp, en "El neo barroso ca"p de
miótico las palabras son reemplazadas por signos de códigos no-verbales que
Perlongher para una estética perfo-política" (2012).
funcionan como clave lexical al incorporarse los elementos extralingüísticas en
PUESÍA y NEOVANGUi\Rl)IA, NOTAS PARA ... UN NUE\"O REPERTORIO 287
286 BI\'Ii\N¡\ HERNANDEZ
conveniencia, comprendiendo un campo de definición coherente
régimen del biopoder o las biopolíticas mediante la escena hipe/Teal del en. Iugar d · d e fuerzas definitorias en conflicto, contra-'
e un espacIo
deseo homoerótico, como por la lengua ",amcha (López)IO, erótico- d~:tonas. y sobrepue~tas, y que en ese espacio asume la resignifica-
escatológica, que emplean. Lengua desenfadada, erotiif1nfe, blasfema, fre- CIO~ de I~ loca lemeblana, callejera y prostibularia, como constructo
nética, fl/riosa, lúbrica, boqllisuelta, sin freno ni pudor... sO~la! aplicado a un individuo que sugiere, por su anatomía, la mas-
Con Perlongher, hablaremos, así, de una subjetividad deseanfe y culimd~d, pero en el que su lenguaje y gestualidad señalan un com-
de una textualidad nómade por las resonancias que en ellas tienen las portanuento femenino. Un uso de lo exageradatJ!el1fe femenino em-
figuraciones políticas del devenir como flujo de intensidades (Brai- blema del travestismo, como el instrumento que mejor pondri~n en
dotti). Una "poética incesante" que, desde la óptica de Nicolás Ro- escena las super-hembras o las bipe/7J/lfferes" de la textualidad neo barro-
sa, define el neobarroso como "organización anárquica del declive y sa, como se aprecia en esa suerte de "manifiesto drag" del célebre
una lengua de la oblicuidad [... ] una ortofonía abyecta" (43); en una
P?eI~a. "Por que, seremos tan hermosas", en la provocación para-
lectura que nos remite a la abyección como receptáculo de las figu- d.l~;uca que representa el camp como figura de artificio y exagera-
ras de la perversión, pues en esta escritura no será la ausencia de Clon -. Veamos:
limpieza o de salud lo que vuelve abyecto al sujeto, sino aquello que
perturba una identidad, un sistema, un orden. Aquello que no respe- por qué sererl/os fan peroersas, tal1 mezquil1as
ta los límites, los lugares, las reglas del buen decir o del correcto (tan derramadas) tal1 abierlas)
proceder. Por eso el cadávcr es el colmo de la abyección, es la muer- y almremos la puerla de calle al
te infestando la vida, nos decía la autora de Los poderes de la perversiól1, mOl1struo que mora en las esquil1as, o
que tan bien nos recuerdan los textos obsedés de Pcrlongher, como sea el aelo COI/lO ul1a explosiól1 de vaselil1a
"El cadáver" (1980) y "El cadáver de la nación" (1989), sobre Eva
Perón, y el célebre poema "Cadáveres" (1987) que intentara "inter-
", Las mujereidader de Perlongher no son um mujer (rlrÍrtll seur/l, definición
ferir" la poesía social argentina al hacer inteligible el periodo de la del genero); no hacen suyo un yo de mujer, no re?roducen las máscaras del gé-
dictadura militar y los años de la guerra sucia (1976-1983). nero en la cultura, a pesar de tener en el\ceso los detalles femeninos. Tal como
señala Siganevich, ~? d.esean ser mujeres: "Buscan la representación. Están allí
Un engolamiento dulzón en la garganta embriagada, homoero- e? un p~nto o equilibno de resistencia. Equilibrio entre la barra que borra las
dIferenCIas sexuales y que se transportan a la cultura. Resistencia en una acción
tismo, travestismo, camp
política que no busca revisar los lugares de una sexualidad genérica para otorgar
nuevos lugares sino para abrir el espacio discernible" (132).
De más está decir que en Perlonghcr lo "gay" no corresponde a ~ t~rmrno
12 El , . camp h a·SIdo definido por diferentes críticos, en su mayoría
una homosexualidad "blanca y apolínea" que se adosa al poder por no~ea,,:,:ncanos, co.mo u~a forma representativa teatral sobrecargada de ges-
tuallzaCI?n, u~ cuestlonarruento genérico, una sensibilidad particular "gar" pro-
p,Ia del sI~lo XX, un ?roceso. postmoderno de desnaturalización de las catego-
lO Refiriéndose a la escritura de Pedro Lemebel y su concepción de la loca nas de genero o, mas ampliamente, como una manera de hacerlas \"isibles:
sudamericana, Berta López define así la categoría: "[ ... )la lengua mamcha, que "Camp es aquel estilo llevado a sus últimas consecuencias, conducido apasio-
no es sino la creación de un lenguaje propio, dueño de una intensidad que trae nadamente al el\ceso. Camp es la extensión final, en materia de sensibilidad, de
a la superficie una marginalidad de naturaleza sexual y donde el sujeto de la la ?,e~áfora de la vida como teatro [...J. Camp es el amor de lo no natural, del
enunciación, situado en el margen de la sociedad, se ve imposibilitado de escri- arnficlO y la exageración [...J. Camp es el fervor del manierismo r de lo sexual
bir como los maestros de su lengua, por lo que debe explorar otros medios lin- exagerad? ~amp ese! ~precio de la vulgaridad. Camp es la introducción de un
güísticos, expresar otra sensibilidad y otra línea de acción que permite nombrar, nuevo cnteno: e! aruficlO como ideal. Camp es el culto por las formas límite de
sentir y vivir el amor entre personas del mismo sexo. Esta lengua homoerótica, lo barroco, por lo concebido en el delirio, por lo que inevitablemente engendra
homosexual 'desterritorializa' el amor heterosel\ual e implica no sólo un pro- su propia parodia" (Celorio 24).
grama \-ita! sino también un proyecto político" (125).
BIVIt\NA HERNANDEZ POESÍA y NEOVANGUARDlA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORlO 289
288

[... ] retórica "¿por qué? y, así, poner en entredicho esa suerte de "enca-
por qué seremos tan pi'{¡JÍretas, charlatanas nallamiento" de! sujeto ante los modelos de la sexualidad política y
tan solteronas, tan dementes moralmente correcta o establecida.
por qtlé estaremos en esta densa fronda Al feminizar la escri~ra, el hablante asume todo o buena parte
agitando la intimidad de las malezas de lo que ella encierra, recordando que e! discurso femenino a me-
como una blandllra escandalosa Ct!Y0s vellos se agiten muellemente ~udo ha sido calificado de balbuceo, de acto indescifrable o enigmá-

al ritmo de IIna música h-opical, brasilera tico, de galimatías sin sentido (Rosa); en lo que no habría necesaria-
mente un juicio de valor, cuanto la exaltación de ese tono refractario
por qllé
seremos tan disparatadasy brillantes que polemiza con los regímenes de dominación, represión r censu-
abordaremos con tocado de plllma ellah"OCinío ra. "Por qué seremos tan pizpiretas, charlatanas/ tan solteronas, tan
dementes" ... es como si la escritura de la perversión necesitara la ley
desparramando gráciles sentencias
en su sitio para poder oponerla y cuestionarla (Fangmann), mas n;
qlle no rerasarán la salva, no
pero qlle al menos pe17!litirán glliiiarfe el ojo alfusilero tratándose de una reflexión de lo "hamo" como marginado, cuanto
de una "posesión" de esa marginalidad para poder entenderla, leerla,
por qllé seremos tan despatarradas, tan obesas
complejizarla, burlarla.
sorbiendo en lenlas aspiraciones el '{linIO de las noches
El neobarroso camp de Perlongher atraviesa los espacios micro-
peligrosas
políticos de una cotidianeidad siempre en riesgo o nunca resguarda-
tall eJltregadas, 1011 nlasoquÍJtas, tan
da. Espacios heterotópicos, donde los juegos de miradas y escarceos
-hedonísticamenle hablando-
preliminares llegan a convertirse en actos de sexo fugaz, promiscuo,
por qllé seremos tan gozosas, tan guslosas
"a última vista" y, sin duda, violento y abyecto. Espacios "otros",
[...] que en los poemas escenifican un proceso que parte de la prepara-
por qué seremos tan sirenas, tan reinas
ción del "personaje" en su producción (fOscenas de vestuario y ma-
abroqueladas por los infinitos marasmos del romanticismo
quillaje, la retórica del tatllqje), pasando por la excitación y la ansie-
tan Iángllidas, tan magras (58-59).
dad de! "levante callejero", hasta los actos sexuales más radicalmen-
Opera aquí la voz feminizada del sujeto andrrJgino como una figu- te perversos y obscenos (felaciones, penetraciones anales, en la retó-
ra ambigua y mutante por la mezcla de atributos de género (Ec~~va­ rica de! tqjo). En Parque Leiflma (1990), por ejemplo, actúa un proce-
rren), o, simplemente, la figura del/la travesti conforme la ferruruza- so de homoerotización del discurso poético, en un "flirteo" cons-
ción de la escritura, en e! sentido que suscribe Richard, como una tante de aparentes aventuras, mas no un mero "acueste promiscuo"
"erótica del signo" que desborda e! marco de retención/ conte~~ón de la e intrascendente, sino la "dignificación" de todo aquello considera-
significación masculina con sus excedentes rebeldes: cuerpo, libIdo, go- do perverso o abyecto por el ojo panóptico de! aparato de estado.
ce, heterogeneidad, multiplicidad, a fm de impugnar la lógica de! Aq/{eflo es la producción desean te, la textura de lo sensual y de lo
discurso de poder dominante. Una voz que se sitúa en un lugar de
crítica frontal, que asume e! estereotipo gay "amariconado", desde mente ritual y conectora entre la lengua y el cuerpo, entre la inscripción y la
su cuerpo /alt(ado o tqjeadol1 , para atacar por medio de la pregunta carne [... ] el tatuaje satura de artificio mimético}' efímero -a la manera del ma-
quillaje- las superficies del cuerpo, en una densidad compulsiva, hipertélica,
amanerada y de fasto, con propensión a lo definitivo. El tajo, sin embargo,
-violencia reprimida del instinto, ritual efímero con su aire de pro\-isionalidad-
t) Sobre la estética del tatuaje y el tajo: "si la inclinación al [atu~j.e robus~ece
consigue expresar los desechos al recuperar en el gesto el 'jaleo' y sus apetitos )'
la pulsión ornamental, la pantomima y el rravestismo [...]la acoon de taJear
pasiones" (Cangi 72-73).
nos expone ante la pulsión destructiva r el mundo de sus des'!chos, profunda-
POESÍA y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 291
BIVIANA HERNANDEZ
290

corporal; la estética de! tajo en la pulsión destructiva, ritual y conec- res trágicos, consecuencia ine!udible del nomadismo urbano de las
tora entre la lengua y e! cuerpo, entre la inscripción y los "grandes lo.cas. L~. crónica va tra~ando el cruce entre el deseo que prolifera l' la
VIOlenCIa ,de los cuerpos sometidos, castigados; tratándose de ~na
apetitos", los humores y las pasiones de la carne. Esa violencia re-
producclon. de cuerpos visibles, tangibles y espléndidos, aunque
primida de! instinto como ritual efímero, que vemos proliferar en e!
muertos (plerce):
poema "Al deshollinador":
Lo primero que se ven son cuerpos: cuerpos charolados por el rc\'oleo de
¿He de seducir al deshollinador una .mlrada que los unta; cuerpos como películas de tul donde se inscribe la
sólo para asegurarme del fracaso del tráoúte. COrrida temblorosa de un guiño f... ] Cuerpos que del acecho del deseo pa-
pues la chimenea se seguirá atascando, él atrapado en los ijares san, después, al ngor mortis. En enjambre de sábanas deshechas las ruinas
y yo sorbiendo de la bota truculentas de la fiesta, de lo festivo en devenir funesto: cogotes donde las
con el siglo que desata los cordones del ano con los dientes? huellas de los dedos se han demasiado fuertemente impreso, torsos
La lengua busca la caverna arenosa, hay barcos de ce ibas haladas descoyuntados a bastona7.0s, lamparones azules en la cuenca del ojo, labios
en el retozo de las papilas en las lengüetas rosas partidos a que una toalla hace de glotis, agujeros de balas, barrosas marcas
abierL~s como mariposas allengüeteo de la mosca (205-206). de botas en l.a~ nalgas f... ] "Homosexual asesinado en Quilmes". De vez en
cuando, nO?C1aS de la muerte violenta de las locas ganan, con macabro
La voz Ilentríloma de! texto permite oír una lengua marginal, este- regodeo, pnngan de lama o bleque los titulares sensacionalistas, compitien-
reotipada r vulgar, pero también una lengua poética que deforma el do en fervor, en columna cercana, con las cifras de las bajas del Sida. Am-
lenguaje (he ahí e! significante barroso de la propuesta), comprimién- bas muertes se tiñen, al fin, de una tonalidad común. Lo que las impregna
parece ser cIerto eco de sacrificio, de rirual expiratorio. La matanza de un
dolo y dilatándolo, porque las palabras al salir de! ventnlocuo se
puto se beneficiaría, secreto regocijo, de una ironía refraner:!: "el que roba a
convierten en una masa de lenguaje, advierte Montecino, incom-
un ladrón ..." (perlongher 35-36).
prensible en su avalancha verbal y donde muchas veces, "se dibuja
una realidad informe que vale más por e! acento, por la inflexión, El poeta-cr?nista habla con la mezcla, los cruces, los pliegues y
que por e! significado" (164). Voz ventrílocua, sí, en el sentido que los desdoblamIentos de las hablas, para mostrar la perversión (el
suscribe la autora para la construcción de la subjetividad de!/la ha- cuerpo abyecto y los desechos de la carne) como necesidad de la
blante(s), pero también la sexualización de! lenguaje como recurso, transgresión, pero sin el reclamo a priori de conquistar un espacio en
en la perspectiva que apunta Richard, en tanto que feminización de el cuerpo social, aun cuando ello no abdique el gesto politico de la
la escritura, cuando se trata de un proceso ligado a una violencia que prop~esta. El camp de Perlongher no es a-politico y carente de com-
atraviesa tanto e! terreno de lo corporal, como de lo politico, lo his- prom1so, como sentenciara Monsiváis, refIriéndose a esta "sensibili-
tórico y lo social a la vez. Validándose en ello la tesis de Rojas en dad" en el campo cultural mexicano. En él destaca la critica mordaz
torno al "contenido" de la escritllra neobaTTOca, a saber, e! cuerpo y los contra ~l. aparato de estado y sus formas de panóptico y la hetero-
procedimientos de violencia a los que puede ser sometido, así como normatIVldad foucaultiana, la heterosexualidad reaccionaria con\'u-
la premisa de Cangi sobre la estética del tatuaje Yde! tajo, una c?mo galizada y monogámica, a la que resistiera como militante de! FLH
maquillaje (en su forma), otra como abyección (en su conterudo). argentino en los 70", desde el impulso vitalista de una práctica ho-
Así, en los cuerpos amputados, cercenados, desgarrados, proliferan- moerótica, ante todo, transgresora y subversiva contra los regímenes
tes, cuyas partes esparcidas o disgregadas se "narran" por medio de de poder autoritarios. Una lucha en cuanto que micro-telrorismo del
palabras cortadas, siglas o significantes que, en medio del juego de
sus cortes, sugieren sentidos múltiples en torno al cuerpo o la cor-
" La sigla corresponde al Frente de Liberación Homosexual, heredero del
poralidad de! homoerotismo, tal como se aprecia en "matan a una
Grupo Nuestro Mundo (1969), fundado en 1971 en Buenos Arres, como una
marica" (1988), en la que e! cuerpo aparece multiplicado en cadáve- asociación izquierdista en defensa de los derechos homosexuales.
POEsíA y NEOVANGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUEVO REPERTORIO 293
BIVIANA HERNANDEZ
292
~iscurso poético en su heterogeneidad textual, genérica, disciplina-
doble cuerpo perverso: el de la escritura y el de la acción social, que
ria, comunicativa y artística. Hemos tratado, por ello, con discursos
estéticamente buscaría la correspondencia entre los actos "finales"
del cuerpo y los movimientos "extremos" de la escritura. Porque en heterogéneos, en los que descuella el gesto vanguardista tanto de la
experimentación con la palabra como de acercamiento de! arte a la
Perlongher hablar y escribir son una acción del cuerpo y un arte de
vida, conforme una agenda radical de la interdisciplina como
la voz, un montaje de cuerpos insm'tos, tatuados o tajeados. Un mon-
exploración e indagación P9ética. ¿Una tendencia, una práctica, un
taje donde el cuerpo es máquina de atraer y repeler, acción del cuer-
pr?ceso? Qas posibilidades de enfoque crítico son amplias y quedan
po y arte de la YOZ, como se deja leer en e! poema en prosa "i,,[ME S.",
abiertas), que en las escrituras de Berenguer, Verástegui y Per-
de Alambres: longher, torna ambigua e inestable toda visión acerca de /o poético y
su potencial lectura de la obra con este valor.
[... ]
y yo, ¿te penetraba? . Hemos visto que los varios códigos comprometidos en la lectura
Pude acaso pararme como un macho ebrio de goznes, de teqwlas de Nadste pintada configuran un texto de carácter ambiguo, oscilante
mustio, entre poesía, crónica y testimonio. Una suerte de collage intergéne-
informe almibararme, penetrar tus blanduras de madre que se ofrece, rico y polifónico, que supone un espacio de codificación abierto al
como un altar, al hijo _ menor amanerado? adoptar tus alambres de buscar (encontrar) sus posibilidades escriturales en los objetos del
abanico, tus joras que al descuido dejabas tintinear sobre la mesa,
mundo real, en las circunstancias históricas y sociales del país, así
entre los "asas de ginebra, indecorosamente pringados de ese rouge
como en e! topos sensible de la experiencia de vida, individual y co-
arcaico de tus labias?
lectiva, de un sujeto poético femenino múltiple.
[oo.]
cual lobezno lascivo, pude alzarme, En el caso de Verástegui, tratamo~' con una escritura de cuño vi-
traS tus enaguas, )' lamer tuS senos, como tú me lamias los pezones talista por la construcción profética o "aurática" de una voz (y de las
y dejabas babean te en las tetillas - que parecían titilar- voces de! poeta, el semiótico, el místico), que problematiza e! espa-
el ronroneo cio socio-estético en que operó en tanto que gesto por dilatar o ex-
de tu saliya rumorosa? El brete! de tus dientes?
pandir las posibilidades y funciones de la escritura. Un gesto que se
pude madre? (91-92).
traduciría en la propuesta de nuevos soportes para la construcción
Porque deseoso es el qlle hlrye de Sil madre, nos dice ~er1.ongher, to~ de una literatura intergenérica y disciplinaria, en el horizonte de una
mando prestado un verso de Lezama Lima, al asumir s;n. culpas. nJ poética (si acaso integral) constructiva, rupturista y experimental.
pudor esta transgresión de la ley moral en la escena edíplca del ID- En tanto que en Perlongher hemos destacado la constrUcción de
cesto. Otra figura o versión de lo abyecto y e! poder de la perver- una subjetividad deseante, perfo-política, para un neobarroc(s)o de
sión de! sujeto desean te, que expone la biperrealdad no sólo del acto la proliferación textual, la mostración homoerótica del deseo (per-
sexual, sino también de aquello forcluido o rechazado ~n cuantO verso y abyecto), y de la violencia contra los cuerpos travestidos, ta-
e
que deseo de lo prohibido; e! pecado cristi~no como al~er1dad an: - tuados y tajeados, de unos hablantes maricones que desafian el régi-
nazadora, pero siempre nombrable o totahzable en el 'Verbo criS- men de normalidad de las prácticas homoeróticas y la figura están-
dar del gqy, a fin de subvertir e! dispositivo de las identidades y los gé-
tiano" (Kristeva).
neros, y, en tal sentido, las políticas del autoritarismo, la represión y
la censura.
A modo de cierre

Con estos eJ'emplos , hemos podido ver que si algo define ".e! pro-
d l
yecto estético de las neovanguardias es e! eclecticismo sernJOtlCO e
POESÍA y NEOVI\NGUARDIA, NOTAS PARA ... UN NUE\'O REPERTORIO 295
BI\'I;\1';\ HER1'A1'DEZ
294

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Jill S. Kuhnheim y Jacob Rapp
Ul1iversiD' if Kal1sas

Resumen
Este ensayo examina la obra escrita y puesta en YOZ en Diadema, de la poeta
uruguaya Marosa di Giorgio. Al tomar en cuenta la voz literal de la autora, se
revela cómo el concepto de la performance es una pane íntegra de su obra; es
una técnica de representación evidente en varios niveles textuales, que se redu-
plica en sus recitales que son la culminación y resolución de la búsqueda de "oz
que inspira sus poemas. En Diadema se sobrepasan los confines del texto en
varias maneras, y la puesta en voz añade otrG elemento al exceso neo barroco ya
presente en su obra, llamando la atención de su audiencia a la calidad construi-
da, ramo de las escenas que pinta como del lenguaje que emplea para hacerlo.
Palabras e/al'e: Marosa di Giorgio, Diadema, performance, neobarroco, poesía,
voz.

Abstraet
This essay examines Uruguayan poet Marosa di Giorgio's Diadema as both a
writtcn work and a performance. Taking into account the literal recorded "oice
of the autor demonstrates how the concept of performance is an integral pan
of her work; it is a representational technique that is e,~dent at mulriple Ie\'cls
in her tcxts, which is repeated in her recitals that are the culminarion and reso-
lurion of the search for voice that subtends her poetr'j'. In Diadema she crosses
textual lioúts in different ways and her performance adds another elemcnt to
the neobarroque excess already present in her work, calling her audiences' at-
tenrion ro the constructed quality of the scenes she crea tes and the Ianguagc
she uses to do so.
Krywords: Marosa di Giorgio, Diadema, performance, neobarrogue, poete)', ,·oice.

Después de insertar el CD y arreglar el monitor de volumen, una


voz sale de los altavoces que sorprende al o la que escucha: es una
voz madura que habla como si fuera niña sobre los malentendidos
que tiene con su mamá, sobre las relaciones sexuales de nm-ios jó-

I
!
298 JIL!. S. KVI I~HEIM y JACOB RAPP UNA PUEST,\ EN VOZ NEOIlARROCA: DiADEMA DE DI GIORGIO 299
"enes, sobre la boda que nunca ruvo. Casi sin alterarse, los poemas También figura en las listas de escritoras importantes de la segunda
se desarrollan precipitadamente desde la primera palabra hasta la mitad del siglo XX, aunque los críticos no pueden identificar ningu-
última, a menudo con apremio, a 'Tces con pausas, y los cambios de na estética evidente que )a ligue con ningún movimiento feminista
tono y volumen incrementan la tensión al escucharla, aunque está del hemisferio. Entonces, ¿cuál es su papel en las antologías r las
hablando de mariposas, hongos, y ánge!es. Los momentos más dra- conversaciones poéticas de! Río de la Plata? Para muchos, su resis-
máticos de su recital rompen completamente e! ritmo de la presen- tencia a la categorización es singular en una generación de poetas
tación y en aque! momento de desorientación pasan cosas raras: la dominada por la poesía comunicativa y comprometida de Mario
hija del diablo se casa r los mundos espiriruales y poéticos se fusio- Benedetti y otros de la generación del 45. Sin embargo, la celebra-
nan a tra"és de la expresión conmovedora de la voz que casi canta ción de su particularidad se une al afán de registrarla en el archivo
las palabras, realizando un rito de sacrilegio que mezcla varias pers- oficial literario; es un deseo paradójico que puede reducir la capaci-
pectivas para su byugarlas todas en la representación sonora que la dad de su obra de seguir desafiando las tradiciones de lectura y es-
hablante sola puede dirigir. De ese modo, Marosa di Giorgio no res- critura. Al escribir sobre di Giorgio, Kathryn Kopple demuestra de-
tringe su producción a la página escrita, sino manifiesta una expe- finitivamente cómo la recepción de su poesía ha sido ambivalente
riencia plena de la poesía que sigue aún después de su muerte. El en toda la región rioplatense y propone que las alabanzas que su
resultado nos recuerda cómo una voz grabada puede resucitar a los obra ha recibido subrayan e imponen su identidad como "la loca"
muertos, dándoles una presencia fantasmal que nos ofrece un lazo a de las letras uruguayas (47). Su rareza parece situarla en su propio
sucesos .del pasado a la "ez que marca nuestra distancia de! momen- terreno poético.
to de represenmción. Diadema es una grabación de un recital que Más allá de la región, sus poemas han aparecido en la colección
presentaba muchas veces r que consiste de 26 poemas publicados Medllsario (1996), una muestra o "un 'aire del tiempo' en e! juego de
en varias obras antes, pero que aquí aparecen en CD como suple- las diferencias" de la poesía latinoamericana desde la mitad al fin del
mento al libro La Jlor de lis (2004). El programa (que dura 42 minu- siglo XX, como lo especifica Roberto Eóavarren (11). En su "Pró-
tos) incluye textos de sus poemarios Los papeles salvo/es 1 y JI }' un logo" Echavarren enfatiza el movimiento y el perpetuo juego de di-
poema de la colección Misales (2005), así que Diadema ofrece al ferencias en el "arte de abundancia" que se encuentra en su selec-
oyente la oportunidad de escuchar la puesta en voz de una amalga- ción de esta poesía que manifiesta rasgos grotescos y monstruosos
ma de su obra r de entrar en e! mundo perturbador de su poesía'. que se asocian con e! neobarroco. Los poetas de la colección "pasan
En términos de la recepción crítica, la obra de di Giorgio se ha de un nivel de referencia a otro sin limitarse a una estrategia especí-
trabajado de manera dispareja desde la aparición de su primer poe- fiéa, o a cierto vocabulario, o a una distancia irónica fija" (14-15).0,
maria en 1954. L'l mayoría de los críticos la clasifica como surrealis- como explica Néstor Perlongher, son poetas desterritorializados que
ta o neobarroca (y sie'mpre iconoclasta); sin embargo, su poesía no saturan e! lenguaje comunicativo, escogiendo comunicar de manera
ha dejado de ser enigmática para muchos. Aparece en varios tomos excesiva y transfiriendo e! sentido hacia "lo confusional" en vez de
de la poesía uruguaya, a pesar de que su poesía campestre y a menu- "lo confesional" (perlongher 22-23). Severo Sarduy comenta la im-
do fantástica carece de cualquier referencia explícita a elementos na- portancia de los siguientes rasgos del barroco: la proliferación, acu-
cionales o nacionalistas, tanto de! terreno político como de! cultural. mulación, carnavalización, el erotismo, y la condensación o permu-
tación de! sentido que se ve por el intercambio entre los elementos
"fonéticos o plásticos" en una cadena de significación (120, traduc-
, IJJS papeles sall',,)u incluye su poesía recnida desde su primer libro, Pouía de ción nuestra). Como veremos, la obra escrita y puesta en voz de di
1953, hasta los últimos poemas publicados antes de su fallecimiento en 2004 en Giorgio exhibe muchos de estos elementos. Además, Hugo Achu-
la edición actualinda de 2008. Se publicó la primera edición (a cargo de Angel gar ha observado cómo en su prímera obra, Poesía, la uruguaya: "dia-
Rama) en \971 y hay ediciones subsecuentes de 1989, 2000 Y2008.
UNA PUESTA EN VOZ NEOBARROCA: DIADEMA DE DI GIORGIO 301
300 JIU. S. KUIINIIEIM YjACOIl Rr\PP

ron una base fundamental de la obra completa de di Giorgio'. Así el


loga -consciente o inconscientemente- con el Pri",er sImio de Sor
proyecto poético que mantuvo a lo largo de su vida dependía tanto
Juana. Ambos son experiencias nocturnas enmarcadas por el delirio
d~l texto como de la voz hablada y se reflejan uno al otro. Di Gior-
del sueño y ambos terminan con la derrota de la noche" (107).
glO creaba su obra como un juego de espejos que incorporaba su
Achugar propone encuadrar la obra de di Giorgio en una estética
presencia más allá de la página, donde se convirtió en todo un per-
(a",p o kitsch, debido a su empleo del pastiche, el enmascaramiento,
sonaje, una mujer que desafiaba las expectativas de los intelectuales
)' su amor a lo artificial. También destaca "una suerte de ",ise en
y propuso una poética proliferante, que llevaba la artificialidad de la
abírJJe" en muchos de sus textos, concluyendo que i\Iarosa vivió en
palabra al primer plano en la página y en el escenario. En una entre-
una performance continua (109-110). El concepto de la performan-
vista ella le admitió a Luis Bravo que, a pesar de que la poesía sea
ce es una parte íntegra de su obra; es una técnica de representación para muchos una actividad muda, ella era "recitadora", explicando
evidente en varios niveles textuales, que se reduplica en sus recitales que: "[e]s un ritual. No quiero ni puedo sustraerme. Es como cons-
que les ofrecieron a sus audiencias otra oportunidad para experi- truir frente al público, construir con la fe rosas clavelinas \" repartir-
mentar su percepción particular del mundo. las". Di Giorgio crea su voz y otras voc~s qu: se manifie~tan en la
Como no tuvimos la posibilidad de asistir a sus puestas en voz ni tensión entre su expresión por sus papeles salvajes (en el sentido de
conocerla personalmente (como muchos de sus comentaristas, por
róles) y los confines del papel.
ejemplo, Echavarren, Achugar, o Bravo) tenemos que experimentar El acto de escuchar la poesía de di Giorgio altera y subvierte las
sus performances a distancia, a través de la experiencia de escuchar exégesis que se forman a base de su lectura porque su voz realiza
su voz-en combinación con los textos, y por las observaciones que interpretaciones concretas de ambigliedades textuales. Roberto
otros han hecho sobre las performances en sí. Marina Mariasch, Echavarren propone que la poesía de di Giorgio des familiariza lo
comentando una puesta en voz de su obra, dice que ella: "se erige normal a través de duplicidades textuales y una poética que enfatiza
sobre el derroche, el exceso, la exuberancia [... ] i\1arosa hizo de la lo artificial de lo coloquial ("Marosa di Giorgio ... " 1104). De he-
performance poética una marca propia [... ] asistir a sus espectáculos cho, los textos escritos de sus poemas contienen juegos de palabras
era un trance lujoso" (sin pág.). Continúa: que desvian cualquier lectura franca o sencilla que comunica sin
complejidades un mensaje (lo que Echavarren describe como el hilo
Pero más impresionante era verla en \;vo, deslumbrante, su presencia i-
"coloquial" de la poesía uruguaya), sin embargo, la lectura en YOZ
nundando la sala, llenándola de colores con la tonalidad de sus versos.
Recuerdo a Marosa en la sala Batata Barca del Centro Cultural Ricardo Ro- alta de los mismos textos amplía aún más algunos aspectos ambi-
jas [...] de negro, sobre un fondo negro, descalza, con las uñas pintadas de guos del lenguaje poético mientras resuelve y disminuye otros. El
rojo r una rosa en la mano. No me acuerdo si llevaba anteojos oscuros, lenguaje cede paso a la voz humana, y en la boca de Marosa di
pero sobre las tablas, junto a ella, había un caballo. Si eso fue o no cierto es Giorgio la voz tiene la capacidad de matizar el sentido en las orejas
lo de menos. rvlarosa era una ilusionista con su \'07. en las palabras (s. p.).
de una audiencia culta y sensible.
Los varios niveles del fenómeno desfamiliarizador que caracteri-
Su recital mismo es la culminación y resolución de la búsqueda za la poesía de di Giorgio están presentes desde sus los primeros
de voz que inspira sus poemas. Sobre su propia performance ella poemas de Diade",a. El programa comienza con "Los hongos nacen
dijo que: "recitar es también una creación. La poesía es escrita para
ser recibida y esto puede suceder a través de un recitado. Me inter- 2 Garbatsky y Olivera-Williams concurren en el juicio de que la obra de di
preto a mí misma con mucho gusto" (citada en Machado). Por la Giorgio es continua. Olivera-Williams dice que "sus doce poemarios hasta el
popularidad de sus recitales, di Giorgio tuvO una presencia fuerte en 2000 [... ] constituyen un único libro, una obra indivisible y orgánica que se
las publicaciones periodísticas de Montevideo y Buenos Aires. Poco reitera incansablemente y con nuevos bríos, en un despliegue erótico de múlti-
comentados en los articulos profesionales, aquellos recitales forma- ples capítulos" (135).
UNA PUESTA EN VOZ NEOBARROCA: DI/1DEMA DE DI GIORGIO 303
302 JIU. S. KUlINIIEIM y Jr\COlI RAPP
adquie~e frenesí cuando dice "Mi madre da permiso". Vuelve al
en silencio", un poema que ha circulado mucho (como veremos
~ompá~ original en la última frase con ciertas pausas significati\-as:
luego en ejemplos musicalizados) aunque apareció temprano en su
Mama [pausa] no se da éuenta [pausa] de que venda a su raza" (98);
obra, por primera vez en Historial de las riolefas (1965). La presencia
la fr~.se se cuelga en el aire como una sentencia y ningún reclamo de
de varios personajes -la hablante poética, su mamá, y el comprador
su h~Ja puede alterar el negocio. La puesta en voz del poema enfati-
de hongos- lo hace un breve relato o escena dramática'. Narra el
za como estas observaciones superan la experiencia del mundo na-
descubrimiento de algunos hongos en la huerta de la hablante; ella
tural y de la posterior reflexión espiritual para expresar la rabia fren-
nota su color y carne en vías de concluir "yo no me atrevo a devo-
te a la falta de conciencia de un mundo que se vende a sí mismo.
rarlos; esa car~e levísima es pariente nues~a" (Los papeles sabio/es 1,
Los textos de LoJ papeles salvo/es resisten clasificación. Son breves
98). Algunas homofonías y repeticiones sintácticas aumentan la fun-
escritos que suelen contar historias efímeras con momentos de ca-
ción poética del lenguaje, de acuerdo con lo que Echavarren carac-
tarsis, pero mantienen una voz lírica que, en vez de comunicar di-
teriza como úpico de la poesía de di Giorgio ("Marosa di Giorgio"
rectamente, explora, organiza, y sostiene su propia experiencia. Ri-
1105-6). "Hongos" )' "algunos" empiezan frases consecutivas y si-
~a~do Pa.lIares ha dicho que en la obra de di Giorgio "No hay narra-
milares ("Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio")
tlvldad SinO un intenso lirismo ya que todo está al servicio de la ex-
y su equivalencia sonora también une los ténninos y empieza el
presión de la subjetividad del yo" (44). No se organizan las palabras
proceso de humanización que se culmina con la última línea que ex- en la página empleando el espacio en blanco como en la poesía lírica
plica que es la mamá la que da permiso para la venta de los hongos, más convencional, sino en unidades numeradas que parecen prosa.
la carne pariente y natural. En la grabación de Diadema las homofo- Además de enfatizar los elementos sonoros, la interpretación oral
nías y paralelismos del primer párrafo saltan al oído, no sólo por las crea más "espacio" en blanco y aumenta el lirismo. La versificación
rimas consonantes y asonantes ("breve" I"leve", "blancos" I "rosa- y la métrica pueden quedar dormidas bajo la prosa hasta que son
dos"), sino también por la prosodia de la lectora. Su voz enfatiza la respiradas; en aquel momento, el poema dd texto prosaico pierde
acentuación aguda y se pausa levemente entre cada una de esas dua- su familiaridad y llega a otro plano donde las palabras todavía están
lidades, y por consecuencia, altera la interpretación de las mismas. "en construcción", y ya no gozan de la plenitud comunicativa pre-
ivIíentras el poema escrito en la página desenvuelve la reflexión co- supuesta en la lectura de su manifestación textual. La dramatización
mo si estuviera descubriendo los detalles sensuales de los hongos del discurso lo estructura -como haría los fines de versos, la pun-
por primera vez, la madurez )' urgencia de la ,'oz hablada revela tuación en una versión poética escrita- de hecho, la puesta en voz
desde el inicio que ésta es más que una descripción. La hablante crea una disposición más lírica. La recitadora no lee ningún poema
cambia de perspectiya mientras está buscando una revelación pro- en verso en Diadema, sin embargo, la métrica se nota a través de los
funda en el poema (al relacionar los hongos con el ciclo humano de signos de puntuación en el texto. El primer verso, por ejemplo, de
vida y muerte), y el apremio de la recitadora capta además la pérdida "De súbito, estalló la guerra" (#19 en Diadema) contiene dos frases
de inocencia provocada por la venta de los hongos y el dolor que se (en prosa): la primera decasílaba, la segunda tridecasílaba. Aunque
siente frente a la falta de conciencia de su mamá. Durante su lectura, esa construcción métrica casi nunca aparece en los versos tradicio-
la voz de di Giorgio sube con intensidad y muy pocas veceS baja pa- nales castellanos, al escuchar su recitación, las pequeñas unidades de
ra dar alivio a sus oyentes. Mantiene un compás medio lento duran- dos y tres sílabas toman control del movimiento de la voz'. Las
te el primer párrafo, pero adelanta mucho durante el segundo y casi primeras palabras salen de la lengua como una batucada, y cuando

3 Aunque no se identifica el hablante como una mujer en el texto escrito, , Di Giorgio mencionó en una entrevista que siempre dice sus "ersos en
empleamos lo femenino en nuestro análisis, ya que hacemos referencia a la voz alta "para constatar si poseen el ritmo debido" (Scott 273).
performance, cuya voz es femenina.

I
304 JII~ S. KUHNHEIM y JACOB RApl' UNA PUESTA EN VOZ NEOJlARROCA: DIADEMA DE Dl GIORGIO 305

llega al verso, "Y vienen los guerreros a caballo o en cometa", su las visiones, las imágenes" ·("Entrevista" en Último reino)? Experi-
voz casi canta al imitar la corneta que baja y sube para animar a las mentamos un proceso de comunicación, de representación, y de
tropas y comunicarles: "órdenes que van lejos". La yuxtaposición de traducción de una "yo" textual a una corporal. Hay múltiples identi-
esta voz mimética de los militares con la reflexión más íntima que dades en juego porque la performance de un poema abre una "dia-
habla de! abuelo y de la mamá enfatiza la falta de comprensión de la léctica de interpretación y reinvención, desde que según Dudith]
voz poética: "No sabemos qué hacer", dice rápidamente antes de Burler, la identidad se construye por un proceso de reiteración y ci-
dilatar por unos segundos en imágenes que nos recuerdan la tación de elementos discursivos" (Middleton 29, traducción nues-
inocencia: trenzas falsas y vestidos. La frase concluye con otro ru- tra). La voz de la autora aumenta nuestro deseo de interpretar estas
dimento tamboril que di Giorgio pronuncia con ira y prisa: "de las palabras como "suyas", la expresión que se asocia con su presencia
guerras". Esa frase de cuatro sílabas con acento llano aparece repe- y su perspectiva. Sin embargo, los cambios regulares en registro,
tidamente en el recital de "Sobre la guerra" y produce la mezcla de como el de adulta a niña, de inocencia a experiencia, e! uso de más-
sonidos bélicos y familiares que forman la base de la confusión y la caras y la presencia de varios personajes en un mundo personifIcado
angustia del poema. La voz que lee los versos desafía la conclusión -mujeres que ponen huevos, que son víctimas a la vez que están
expresada en los últimos versos de que "Sólo queda un aire de vio- atónitas por un erotismo a menudo violento, pero mágico e irreal-
lines de la guerra", después de pasar las tropas y afirma su propia nos recuerdan que ésta es una creación, una mire en srme o una repre-
presencia en lugar de callarse bajo la violencia de las memorias de su sentación de varias voces dentro de una puesta en voz poética.
abuelo y padre. La voz interpretativa, entonces, a la vez niega y En su estudio de la prosa y su recepción emocional, Jenefer Ro-
afIrma la inocencia de la voz poética por medio de hablar, luchar binson ha observado cómo a menudo construimos un sentido de
contra el silencio inspirado por la experiencia oscura y clara de la quién es e! autor o la autora al leer una obra literaria. Tanto lo que
guerra. En un ritual auto-consciente di Giorgio canta a la guerra, pe- incluye en su narrativa como su performance de autoría pueden di-
ro sin celebrarla. rigir nuestra atención de maneras particulares, enfocando nuestras
Elogiando a di Giorgio en la ocasión de su muerte, Hernán Bra- respuestas emocionales (aquí Robinson dialoga con la teoría feno-
vo Varela dice que su prosa poética "sustituye la memoria subjetiva menológica de la lectura y la controversia que circunda el/la autor(a)
del pasado con el fluir de un presente absoluto" (6) y aquel movi- implícito en los textos, 186). Las puestas en escena de la autoría en
miento está enmarcado por los procesos de interpretación y lectura ciertos tipos de poesía pueden dirigir nuestra atención a la realidad
vinculados con los poemas en prosa. La grabación de su perfor- del poeta por la convención de! yo poético, y esta creación de la
mance también rompe el espacio temporal para transportarnos a los subjetividad se puede aumentar en una lectura o presentación por el
momentos de la escritura/creación del poema y del evento donde se poeta mismo: si nos cuenta anécdotas, e! trasfondo de los poemas, o
lo grabó, mientras estamos todavía en otro momento, el de escu- sus experiencias biográfIcas. Pero los poemas de di Giorgio que se
charla ahora. Experimentamos una performance real, pero irreal o sobrecargan con lo sensorial mientras se entretejen detalles del
mágica a la vez, por la distancia temporal y la desmaterialización de mundo real con los de un reino ilusorio, no nos remiten a la realidad
la hablante -no vemos sus gestos, la cara, el cuerpo-. Así los textos ni intentan ser realistas. En vez de esto se hacen puestas en escena
se matizan en el escenario poético como la autora misma se multi- (o voz) del arte. Así, nos atraen emocionalmente y respondemos con
plica. Cuando un poeta lee su obra en público, se ha observado que fascinación, placer, ansiedad, u horror, pero se mantiene la distancia.
uno de los papeles que llega a primer plano es e! de la profesión de Di Giorgio se crea como personaje/sujeto/autora y, en el transcur-
autor (pe ter Middleton dice que él o ella "performs authorship" 34). so, la puesta en voz se hace una estratagema formal que contribuye
¿Qué pasa, entonces, cuando la autora misma ha insistido en que al manejo de los temas incómodos o amenazantes del poema (Ro-
"no soy una escritora, sino alguien generador y víctima, a la vez, de binson 210-212). Al escuchar los poemas puestos en voz por la au-
306 )ILL S. KUHNIIEI~1 Y)ACOB RAPP UN¡\ PUESTA EN VOZ NEOBARROCA: DIADEMA DE DI GIORGIO 307

tora, ella no se construye a sí misma como una persona, sino que tación". La simbiosis de aqu~lIa canción y sus representaciones vo-
dramatiza los detalles de su arte. Y así di Giorgio nos conduce al cálicas y corporales atrae la atención y la admiración de los poetas, r
borde de la razón a través de poemas que combinan mundos que ellos la abrazan. Ella entra en el grupo por su representación multi-
todavía no existen con escenas del mundo que ya reconocemos. dimensional de los poemas más que por la palabra en sí.
Históricamente, la voz oral no ha sido una herramienta común "Para cazar insectos" es el séptimo poema presentado en Dia-
para los poetas que se suelen asociar con la poesía uruguaya del si- dema y, tal como "Los hongos nacen ... ", cuenta otra traición. Ha~­
glo XX, especialmente después del furor del modernismo de Rodó, algo faral en el escenario que pinta la voz: una abuela que caza in-
Agustini, y Herrera y Reissig. La comunidad de poetas franco- sectos frágiles, hermosos y femeninos que se hacen presos vivos pa-
hablantes que cambiaron formas y materias poéticas, entre ellos ra los clientes que los esperan, avergonzados. Di Giorgio crea una
Lautréamont, tampoco alteraron, lógicamente, el sonido del caste- atmósfera siniestra por el contenido y por uso del sonido: la alitera-
llano uruguayo. Di Giorgio no ignoraba la particularidad de su posi- ción y asonancia de la "e" ("mi abuela era especia!'') y de la "r", que
ción como poeta-recitadora y describió la tensión que experimentó nos coloca entre los rosales donde escuchamos el "run run de los
en un fragmento-poema que apareció en la colección inédita, "La insectos". También se resaltan las palabras esdrújulas -únicas, in-
guerra de los huertos", que salió en Los papeles sa/¡'qes 1. "Mi primer móviles, minúsculo- que crean ondas métricas en la lectura otra Yez,
encuentro con los poetas fue memorable", empieza e! poema, "sin reforzada con pausada puntuación (que <;igue la versión escrita, Pa-
embargo, es sólo una página más -ésta- en el anuario de los robles" peles sa/vqes 1,261-262). Se crea cierta intimidad por la relación entre
(153). El cinismo del comentario metapoético se formula a partir de la hablante y su abuela, pero más entre la hablante y las víctimas:
la doble sinécdoque expresada por "robles". El roble, árbol fuerte y "Algunos pedían luciérnagas, que era lo m¡Ís caro. Aquellas luces"
clásico, es a la vez la materia prima de los papeleros y un recurso (262), dice ella hablando de los insectos cor. un aire familiar. Las
imprescindible para la confección de! vino y e! aguardiente. El en- analogías implícitas entre las mariposas, las luciérnagas y las mujeres
cuentro con los poetas, entonces, se transformará en pape! la escri- se hacen explícitas al final cuando la hablante recuerda (empezando
tura, y además, se asocia con la embriaguez. Después de reflexionar con una pausa para respirar no presente en la puntuación escrita):
sobre los acontecimientos de aquella noche en primera persona, la "cuando servimos a aquella gran mariposa negra, que parecía de ter-
voz poética vuelve a narrarlos desde la perspectiva de "ella" y expli- ciopelo, [otro aliento en la voz grabada) que parecía una mujer"
ca que, tras caminar por su patio y recitar unos poemas suyos, en- (262). Las pausas en la puesta en voz no son suspiros, sino momen-
contró un círculo de poetas en e! campo de hierbas. Se aproxima a tos que nos cuelgan un instante antes de cumplir con lo destinado.
ellos, pero al llegar al círculo poético La hablante recuerda cómo se hizo cómplice de su abuela en esta
traición a su sexo, cumpliendo con el linaje de su madre (que vende
nadie la mira; empiezan una danza cn la que clla no toma partc. Se sienta un a su raza en el primer poema), pero a la vez se alía al mundo natural
poco lejana y comienza a decir lo que venía diciendo, lo que yema cantan- al contarnos su duplicidad.
do. 1m-cnta también una pequeña representación, una pantomima, a la vez,
La lectura más dramática de Diadema que continúa el enfoque en
risueña r trágica, llora y ríe por un minuto. Entonces, ellos se acercaron,
dulcemente la besaron, la abrazaron (154). una herencia femenina es, sin duda, "La hija del diablo se casa", un
poema que combina las voces de varias mujeres en la descripción de
La poeta queda afuera de! grupo y mira su danza, y los poetas no una primera experiencia sexual y que presenta otro momento dra-
la miran. En lugar de situar la poesía en un círculo de escritores que mático. El texto pertenece originalmente al poemario La ja/fllo
debatieron poemas escritos o los recitaron, la poesía en esa interac- (1989), pero también formó parte del programa que di Giorgio pre-
ción es particularmente visual y corporal. La novicia, entonces, res- sentó en 1988 en Buenos Aires. Graciela Maturo describe aquella
ponde a su exclusión con su poesía cantada y la "pequeña represen- representación de la siguiente manera:
,
1"
/

308 JIU. S. KUHNHEIM y JACOB RArr U~A PUESTA EN VOZ NEOBARROCA: DIADEMA DE DI GIORGIO 309

Se apagan las luces del salón de la calle Corrientes, r en la penumbra lecho- drama y emoción, la voz calma y la pregunta pedestre de su madre
sa de un reflector aparece una mujer alta, vestida con una túnica blanca. nos dan un anticlímax. Al igual que su familia que rechaza la invita-
Ueva en sus manos unas flores rojas; camina, se detiene, deja pasar unos ción que ella acepta, su madre parece estar inmune a los cambios
instantes hasta que su voz cálida llena el espacio. Ha empezado a desgranar
tremendos que ha experimentado su hija. Los otrOS parecen resis-
sus poemas. Los jóvenes arracimados en las tarimas de madera, los menos
jóvenes que colman las butacas, se hallan más próximos al rito que al es- tentes a la violencia con que se representa la imposición o aprendi-
pectáculo (50). zaje de las normas femeninas en muchos de estos poemas.
Di Giorgio rechaza una noción homogénea de la "experiencia
Como personaje en el escenario, di Giorgio emplea imágenes femenina" en su poesía en prosa, tanto como desafía otras catego-
románticas tradicionales para subrayar la particularidad de su puesta rías heredadas. Si se reiteran las normas del género (destinada para
oral: la flor, metáfora clásica de la belleza femenina; e! paladar blan- reforzarlas, según Judith Bucler), lo hace aquí de manera burlesca,
co y negro crea una atmósfera severa y seria; y e! movimiento de la excesiva y exagerada. Hace gala de la femineidad, para revelarla co-
poeta en el escenario enfatiza su presencia, la cual sostiene las pala- mo una máscara o una representación entre otras. Aunque no se
bras. "¡La hija del diablo se casa!" ella exclama, antes de volver al presenta de manera estrafalaria ni excesiva por sus gestos ni su ac-
registro ~ápido e íntimo que suele dominar su recitado. Al escuchar tuación, sus palabras en sí presentan una imagen inmoderada, bár-
los primeros versos vemos a la hija del diablo que ronda la casa invi- bara, y aun carnavalesca de varios seres humanos y particularmente
tando y amenazando, mientras la familia cierra las puertas y venta- de la mujer. Como nos recuerda Bajtín, esta técnica invierte e! poder
nas. La próxima vez que eleva la voz para decir las mismas palabras, establecido para dejar aparecer la otra cara de o las voces silenciadas
la hablante desafía las puertas cerradas y sigue a la novia. En la gra- por e! poder. En sus recitales públicos di Giorgio emplea su voz e?
bación di Giorgio enfatiza e! cambio por frenar su compás, y el un escenario ritual para aumentar la preml1 ra en sus poemas escn-
tono se convierte en introspectivo, inseguro, más triste que rebelde tos. Así usa el texto como base de la plena manifestación de una YOZ
en su huida. La voz de di Giorgio emplea bastante teatralidad aqui y que se apropia de la experiencia para formar una identid~d en el
representa ciertas voces lascivas y bruscas que dicen: "Invitan con la momento poético/teatral. El poder del recital y la presenCla de su
Carne" o, acerca de los niños nonatos que sirvan (cubiertos con recitadora dependen del esencialismo flexible de la t~atralid,ad,. el
azúcar): "Son riquísimos". Además la intérprete baja su voz y crea cual sostiene su puesta oral como alternativa a las poétlcas mas dis-
un sonido ominoso a través de la yuxtaposición de un ritmo sonso- tanciadas, menos emocionantes.
nete que enfatiza los acentos en la segunda, cuarta y sexta sílaba de En "Cuando fui de visita al altar", di Giorgio declama su poética
la frase heptasilábica, con la elongación de los sonidos vocales y e! recitadora -su ars poética oral- para describir el impacto que tiene la
sonido del "r" fricativo en "Carne". La rápida alteración de voz des- poesía oral en la comunidad y para establecer su posicio~arniento
taca la incertidumbre que siente frente a lo erótico y sus lazos al gro- relativo a dicha colectividad. En su lectura de! segundo parrafo del
tesco (por e! plato nefasto). La sección que sigue aumenta esa incer- texto escrito, el compás de la recitadora baja en forma paralela con
tidumbre y la hablante se hace parte de! grupo que presencia no e! e! mensaje de las palabras, enfatizando la calidad sagrada y ritual del
rito matrimonial, sino la violencia de la primera experiencia sexual recital. El texto lee:
de la novia. La hablante no responde directamente a la experiencia:
se cierran los ojos y se empapa en una tormenta, huyendo otra vez Desde que llegué las habitantes se pusieron a rezar, )' así empezó la n~yela,
la novena empezó así. Los picaflores. colibrícs, atravesaban las oraa~nes;
por e! camino torcido de! jardín por el cual llegó "aterrada" a la ce-
entraban a ellas)' salían; su fugaz presencia produjo, primero, desasosle~,
remonia. Al volver a casa encuentra a su mamá trabajando en "e! para dar después otras destreza e intensidad a la sagrada murmuraaon
mismo encaje. Sin levantar los ojos, comentó: ¿Pero qué haces? (Pape/es salvqjes 1[186).
¿Andas por el jardín con estos aguaceros?". En un momento de alto
¡
310 JIU. S. KUHNHElM y JACOB RApp UNA PUESTA EN voz NEOBARROCA: DIADEMA DE DI GIORGIO 311

Cuando llega a la última frase)' pasa desde e! desasosiego hacia la expectativa, o sea, un espacio de creación donde la experiencia de!
la "sagrada murmuración", su voz se detiene y cambia para reflejar momento actual es la extensión de todos los momentos del pasado
el cambio de la experiencia poética que aporta el acto de escuchar y del futuro.
las oraciones )' las palabras poéticas. Los pájaros silvestres pueden Además de representar su posición como poeta a través de la
simbolizar e! lenguaje poético e interrumpen la continuidad del ri- puesta oral, di Giorgio también habla directamente con el público
tual hasta provocar una experiencia más profunda de lo sagrado y lo para compartir su cosmovisión. El mundo fantástico-incompren-
dicho de maneta oral. La poeta inspira ese proceso a través de su sible-real de su poesía no es un ejercicio de solipsismo, sino una in-
representación en la posición de autoridad )' celebración: e! altar vitación a la reconsideración de la experiencia espiritual vi..ida, par-
donde la novia-poeta ocupa el horizonte de percepción de todo el ticularmente para las mujeres. Sobre e! aspecto retórico de estable-
público. cer una comunidad con la poesía puesta en escena, Middleton ha
Aque! altar también fue e! escenario ocupado por e! cuerpo )' la escrito que:
voz de Marosa di Giorgio aquella noche de 1988 en la calle Corrien-
tes, donde e! acto de escuchar la poesía inspiraba a Gracie!a Maturo The poetic utterances carry an assertoric force that depends on the pre-
y a los afros miembros del público a experimentar el mundo al nivel sence of the performative author, and rhe result is a local, momentary a-
ttcmpt to draw listeners closer into such communities, howe,'er fragile and
lingüístico, sin alejarse de la experiencia. Irene Garbatsky describe
temporary, to provide partial foundations for ethiea! and aesthetie as ser-
su reacción a la puesta en escena así: "La abundancia de rituales)' de tions, and at the same time, is a reminder of their parcial absence, beeause
escenas de iniciación que proliferen sus poemas se actualiza, por its degree of emphasis is eommonl)' in invcrse relacion 10 the degree of
duplicación, en la escena" (5). Luis Bravo demuestra que parecida consensus (46).
conexión espiritual)' sagrada entre poeta, público y e! mundo se
puede alcanzar solamente a través de la puesta oral porque en ello se Una lectura callada de los poemas de di Giorgio no destaca ese
encuentran los residuos de rituales que dependen de un marco in- aspecto comunitario y comunicativo; en el ambiente textual parecen
terpretativo que valoriza la corporalidad y la experiencia colectiva. ser más espirituales e introvertidos que experimentales y eróticos.
Esta interpretación hace eco de la reacción de Alejandra Herren en Mientras tanto, ella se relaciona con su público a fin de profundizar
La Nadón, quien comentó que la cantidad enorme de aficionados no temas de la experiencia poética en términos de los papeles de géne-
podía caber en e! espacio de la sala Batata Barea del Centro Cultural ro/sexuales, y de ese modo es sugestivo poner su obra en diálogo
Ricardo Rojas durante un recital del año 1999 y que añadió: "Por con otra poeta contemporánea que ha producido grabaciones poéti-
supuesto, no todos tuvieron finalmente la suerte de ser parrícipes cas pero que no se asocia con e! neo barroco: Amanda Berenguer.
de! rito poético". La poeta uruguaya más reconocida de la llamada "generación del
El poner en e! escenario poemas como "La hija de! diablo se ca- 45", Amanda Berenguer, alteró el terreno de la representación de la
sa" y "Cuando fui de visita al altar" extiende la poesía a otra esfera, poesía en 1973 con el disco Dicdones, que, según Reneé Scott, exten-
y en e! caso de Marosa di Giorgio, su realización oral no es inciden- dió la técnica de manifestar la poesía en medios más allá de la escri-
tal, sino que existe como una clave para llevar a cabo su intento de tura que ya estaba en vías de desarrollo en Uruguay (53). Su experi-
encontrar una voz femenina con base en la experiencia a menudo mento con la grabación tuvo un gran impacto en la poeta, guien es-
infame. Aquella voz no es sencillamente fantástica, juvenil, ni su- cribió su reacción en la portada de! disco, sosteniendo que: "Apenas
rreal; es la expresión de una mujer que luchaba contra los sistemas puedo explicar esto que he hecho. Lo llamaremos 'dicciones'"
sociales que intentaban callarla. Para hacerlo se apropia de las voces (Fressia 3). El acto de cambiar la poesía escrita con la voz alteraba
de su mamá, de una niña, de otras mujeres, y aun otras de su propio los significados según su deseo comunicativo, Luis Bravo cita otra
público, así construyendo una identidad situada entre la memoria y reflexión de Berenguer para defender el valor de la voz humana

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como elemento formal de la poesía: "Entraba por una punta del las, un intento de establecer un puente entre el ser humano \. el
poema y salía por la otra en un estado parecido a una entrega total" mundo de ideas. Las repetidas preguntas retóricas y referencias al
("La puesta oral"). Además del aspecto literario-estético, aquella acto de escribir contribuyen a ese tono analítico. Su lectura enfatiza
grabación (que salió al mercado en forma de casete) también figuró sonidos parecidos y fluye como una canción suave, la cual remata la
en una colección de grabaciones vanguardistas que fomentaron el calidad poética tradicional de su recital. En suma, esa tradición nutre
nacionalismo progresivo en los últimos momentos de la democracia la lectura y la apoya; Berenguer es la maestra de versos cuya incerti-
antes de la dictadura (Aharonián 199, nota 27). La voz de Beren- dumbre es más intelectual que teatral. Escribe: "debí escribir mag-
guer, entonces, llegó a tener una fuerza muy activa más allá de la nolia o sandía/ lo mismo da/ [... ] ¿habría podido hacerlo?/ ¿perdi
página poética, lo que quizás di Giorgio esperaba hacer con la re- el sentido? / ¿qué nervios unen la magnolia a la sandía? / ¿qué cabos
presentación de poesía que describe en "La guerra de los huertos". atan los encuentros?".
Sin embargo, ambas poetas tuvieron que esperar varios años para Los "nervios" que conectan las metáforas en la poesía de Beren-
realizar sus proyectos. Fressia explica que aún durante la década de guer son cerebrales, muy distintos de la alteración que di Giorgio
los 90 "la poesía 'dicha', que también incluye al propio cuerpo del busca representar a través de la poeoía. De ese modo, la presenta-
autor, no gozaban todavía del prestigio que hoy conocen"'. A pesar ción oral afirma la conclusión que Amir Hamed saca de su lectura
de que esa conclusión describe justamente la producción de poesía de los textos de las dos poetas: "A diferencia de Berenguer, que sale
grabada después del año 2000, Fressia menosprecia las contribucio- de su segura casa a la cacería, di Giorgl'J debe llevar la morada a
nes de esas dos poetas en el desarrollo del movimiento puesto que cuestas, y con ellos su sexualidad. No hay, en el viaje de la escritura,
las voces contemporáneas que discute son totalmente masculinas, un hogar al cual volver (como en el caso de su colega Amanda)"
así que las poetas todavía están afuera del centro poético uruguayo. (85). Las representaciones en escena de di Giorgio dan el paso hacia
Los discos de Berenguer y di Giorgio funcionan en el mercado el mundo real, lo cual rompe el espejo de Alicia, y después de insta-
de manera parecida, pero los puestos orales destacan aspectos muy larse en el país de las maravillas ella invita su público de lectores a
distintos de la voz hablada. Paul Zumthor explica que la percepción pasar al otro lado con ella. Así, ella provoca el abandonamiento de
y recepción de grabaciones de la poesía suelen ser más solitarias que los sistemas de significación que dentro de los textos de sus poemas
públicas, pero que también alcanzan un público casi infinito (190). frustran la auto-expresión y siguen siendo controlados por los
En ese sentido, Berenguer y di Giorgio manifiestan proyectos poéti- hombres y la figura dominadora de la madre.
cos que tienen la capacidad de apelar a públicos menos tradiciona- Graciela Camino escuchó ese mensaje claramente y después de
les. Sin embargo, Berenguer no evoca la misma reacción que di la muerte de di Giorgio escribió Lumínile (2005), una obra teatral ba-
Giorgio porque los recitales de aquella abarcan un programa poético sada en los relatos eróticos de Roja mística (2003). En una entre\-ista
cuyo significado no depende tanto de la experiencia. Mientras la con Página/12, Camino destaca la corporalidad de la escritura de di
poesía de di Giorgio se realiza plenamente a través del habla, la gra- Giorgio y de sus presentaciones también. Ella conecta aquel motivo
bación de Berenguer emplea música y efectos de sonido para acom- con la experiencia femenina y dice que ella "Cuenta otra historia de
pañar la voz, la cual contribuye a la interpretación del texto. Aún en las mujeres, de otra manera", añadiendo que "me encanta cómo lle-
1995, con la grabación de La estrang/{Iadora, Berenguer lee el poema ga y se disemina ese mundo de mujer" (citada en Soto). En relació~
casi sin emoción, muy ajena a la angustia audible de di Giorgio. Para con esta obra, otra artista, Liliana Méndez, tradujo la obra de dl
Berenguer la vocalización de las palabras es otra manera de ordenar- Giorgio a las artes plásticas y se encuentran ejemplos de una serie de
6
dibujos que se proyectaron en la producción de LufJ1ínile en su blog •

5 Cuando Aruí grabó Diadema por la primera ve7- en 1994, Cal y Canto pu-

blicó La estrangllladora de Berenguer. 6 http://Lilianamendez.blogspot.com/2009 /01 /luminileA.html


314 JILL S. KUHNHElM y JACOS RAPP UN'A PUESTA EN VOZ NEOBARROCA: DIADEMA DE DI GIORGIO 315

Hay otras creadoras que abren diálogos con la obra de di Gior- calidad construida tanto de las escenas que pinta como del lenguaje
gio también. La cantante y compositora argentina Cecilia Gauna tie- que emplea para hacerlo. Demuestra un compromiso con el poder
ne una canción, "Los hongos", que apareció en su colección basada creativo de la palabra que es lo que convence a Benítez Pezzolano
en las letras de varias poetas latinoamericanas, Non stop (2006), y de que di Giorgio es una realista "incivil" (51). En vez de abandonar
musicaliza e! poema de di Giorgio. La música en sí tiene una calidad la realidad por un país de maravillas, sin embargo, di Giorgio toma
de desnudez con sólo su voz y poca instrumentación, y en su repre- su posición en el escenario para formar su propia realidad a tra"és
sentación de la canción en la red, Gauna se viste de blanco y toma e! de la relación entre la voz y la poesía, la cual se manifiesta con metá-
papel de la hablante femenina que dramatiza la acción de! poema de foras a veces ansiosas y otras veces artificiales, con memorias pasto-
manera emocionaL Otra argentina, Juana Malina, conocida como riles y violentas, y un imaginario erótico y enigmático. Las calidades
actriz y cantante, tiene una canción que hace referencia al mismo performativas de su obra excéntrica oscilan entre los reinos litera-
poema, "Los hongos de Marosa", que salió en su CD, UIl día (2008). rios y los domésticos mientras su presencia construida y sus puestas
A diferencia de Gauna, Malina emplea música electrónica y una en voz emplean la teatralidad para refutar categorías múltiples. En
combinación de vocalizaciones que apenas hacen referencia a las sus textos y sus performances Marosa di Girogio representa la re-
palabras del poema; en vez de representarlo, responde al texto con presentación misma, y así manifiesta el artificio y la resistencia ca-
su música' y sus propios "riffs" o sonidos aparentemente improvisa- racterísticos del barroco y sus descendier,tes "neos".
dos al estilo "scat". Las dos cantantes atestiguan el impacto de este
poema particular en la región y entre una audiencia femenina. Tam- BIBLIOGRAFÍA
bién se ha trasladado parte de su obra al inglés y una versión de His-
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316 JILL S. KUfINHEIM y JACOB RAPP

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poeta o generación de poetas suele estigmatizarlos: éste es paisajista,
éste es hermético, éste otro es costumbrista, aquél es exteriorista. O

.,1
318 ROGELlO GUEDEA LA POEsíA DE)' C. BECERRA, M. A. MONTES DE OCA)' F. CERY¡\NTES 319

peor aún: éste es bueno por ser hermético y aquél malo por ser con- ha corrido con diferente suerte. Antes de analizar sus aspectos más
versacional. Así, dependiendo de la época o de los "gustos" del cau- peculiares, sobre todo un elemento en el que se ha detenido poco la
dillo cultural en turno, serán las directrices que seguirá lo que crítica acrual, su denonada vocación de "realidad", es preciso men-
conocemos como callOIl. El caso por antonomasia, en este sentido, cionar que José Carlos Becerra recibió el padrinazgo temprano de
lo tenemos todavía en Octavio Paz, quien durante décadas "impu- dos pilares de la tradición poética latinoamericana: el propio Octa-
so" lo que debía ser poesía en México y lo que no, y tal vez no sólo vio Paz y el cubano José Lezama Lima, además de haber tenido una
en México, sino en gran parte de Latinoamérica. Octavio Paz lo cercanía irrebatible con otros dos poetas hoy de innegable impor-
haría, como lo haría antes la generación Contemporáneos r antes El tancia: José Emilio Pacheco y Gabriel Zaid, quienes prepararon la
Ateneo de la Juventud, éste último condensado en la figura de Al- edición pósruma de su poesía, compilada bajo el título emblemático
fonso Reyes. Curiosamente, los personajes y personas de estas pro- de El otoño recolTe las islas. De entrada, sin negar la importancia de su
mociones literarias (paz, grupo Contemporáneos, Reyes) estaban vincu- poesía, aunque en las nuevas generaciones ya no tenga la influencia
lados con el poder, algunos fungían como miembros del servicio real que se le atribuye, la presencia tutoral de estas figuras fue de
diplomático y otros trabajaban como servidores públicos en aquel gran ayuda para la recepción de su obra y su inserción dentro del
tiempo en que José Vasconce!os llevaba las riendas de la recién fun- canon poético mexicano. Algo similar sucedió con Marco Antonio
dada Secretaría de Instrucción Pública. De modo que los poetas que Montes de Oca, que también tuvo una relación de estrecha amistad
no se alinearan a este "gusto" no saldrían en la foto de! canon y per- con Octavio Paz, y además estuvo cerca de la propuesta editorial de
dían la posibilidad de "trascender", esto es, no verían publicada y la revista Vuelta, así como de otras publicaciones de gran presencia
difundida su obra a través de las instiruciones que habían sido en el ámbito nacional de la época, como ia publicación de la anto-
declaradas (tácitamente) encargadas de tal tifiria/izarión, como lo fue logía Poesía en movimiento, suscrita bajo los nombres de Octavio Paz,
un tiempo el propio Fondo de Culrura Económica. El resultado: Alí Chumacero, José Emilio Pacheco y Homero Aridjis, en donde a
mucha obra importante todavía por rescatar debido a este sicariato la poesía de Montes de Oca se le equipara a la del mismo Octavio
que benefició a unos (no siempre los mejores) y denostó a otros Paz. Tal parece que e! caso de Francisco Cervantes, aun cuando fue
(muchas veces mejores que sus adversarios). Tal vez por eso, y se- incluido también en Poesía en movimiento, es más marginal y por ello
gún "el aire de los tiempos", un buen día nos encontramos que un ha sido menos patente la valoración justa de su poesía. Si hubiera
poeta ocupa todas las portadas de los suplementos culrurales, es ro- recibido abiertamente el cobijo de figuras como las mencionadas,
deado por un grupo de nuevos poetas y usados sus versos como seguramente la recepción de su obra en las nuevas generaciones de
epígrafes en libros y revistas, para al otro día regresar a la total indi- poetas sería distinta, pues ahora se recuperarían todos los elementos
ferencia y ostracismo. Aunque la buena poesía "nos" trascienda, y de matiz popular que la permean, sobre todo aquellos provenientes
esté siempre más allá de estas prosaicas tribulaciones, mucho está de la culrura galaico-portuguesa. Aun con todo esto, los tres poetas
siempre en juego en donde todo (o casi todo) prospera (si prospera) tienen un lugar irrebatible dentro de la lírica nacional y su obra se
a través de compadrazgos y canonjías culrurales, como en el caso de encuentra publicada en editoriales de prestigio; la poesía completa
Latinoamérica y, en particular, de México. de José Carlos Becerra en Era y la de Montes de Oca y Cervantes en
Valgan estas reflexiones como exordio de mis próximas inquisi- el Fondo de Cultura Económica. Ahora bien, su poesía se inscribe
ciones, porque e! caso de los poetas Francisco Cervantes, Marco dentro de lo que se ha conocido como "poesía del lenguaje", ese
Antonio Montes de Oca y José Carlos Becerra no escapa de las uso extremo de la imagen y la metáfora que va a la busca de una
anteriores premisas. Son tres poetas que pertenecen a una misma suerte de conocimiento de sí mismo, y en donde e! poema es un
I generación, pero cuya poesía, a pesar de tener muchos puntos de espejo que, al retratar e! rostro de! que se mira, retrata también el del
I
I convergencia, en gran medida por los motivos antes mencionados, mundo que habita y que lo habita. En la poesía de! lenguaje los

,1
320 ROGELlO GUEDEA
LA POESÍA DE)' C. BECERRA, M. A. MONTES DE OCA y F. CER\"Al\TES 321

significados y significantes son signos (muchas veces símbolos) que Francisco Cervantes
responden a las reglas del juego que se impone a sí mismo e! propio U11 hOll/1m qye a lo ijos SIIS rrmerdos
poeta, de ahí que es común que se le catalogue de hermética, crípti- Francisco Cen'ames
ca u oscura, puesto que lejos de establecer un diálogo con e! lector,
pareciera que se impone repeler/o. En síntesis: e! poeta conoce el El poeta Francisco Cervantes (1938-2005) ha sido considerado
mundo conociéndose. Lo contrario sucede con la poesía conocida por la crítica como un poeta difícil. Desde su primer libro (Los l!aro-
como de línea clara, figurativa, exteriorista, conversacional o comu- nes señalados, 1972), la poesía de Cervantes significó un pistoletazo
nicativa, la cual tiene e! "mensaje" expuesto en la superficie porque contra el establishment literario de su época. Un poeta que llegaba po-
su intención primera es comunicar, dialogar con su oyente, real o blando sus poemas de guerreros medievales, reinas, castilles, donce-
ficticio. Entre más bien tratado esté e! "asunto", mejor diálogo se llas, y que aparte mostraba una pasión irrestricta "por la imaginería",
establecerá entre autor y lector, convirtiendo al poema en un salvo- de la que habla V. M. Mendiola. No podía menos que transmitir
conducto de interlocución. De estos dos grandes ámbitos de! hacer de:confia~za, y más si a eso se añadía una personalidad reacia y hu-
poético derivan un número significativo de variantes y matices pro- rana. Lo cIerto es que Francisco Cervantes se desbancó desde el pri-
sódicos y estilísticos, pero todos podrían adscribirse a una de estas mer momento escribiendo una poesía que no pocos consideran de
categorías, tal como es posible hacerlo cuando se trata de diferenciar excé.ntrica y "rara", pero por eso mismo auténtica. El propio Áh-aro
(sobre todo por lo que no son) los géneros literarios. Sin embargo, Mutls lo .sabía cuando escribió: "Toda auténtica poesía es el precario
aunque hay poetas que son encasillados en una de estas dos vertien- testlmoruo de un inapelable fracaso. La poesía de Francisco Cervan-
tes, es un error pensar que las búsquedas expresivas de un poeta, así tes no se .escapa a este oscuro designic. Nacida y escrita al margen
sea teniendo en cuenta todo el conjunto de su obra o sólo trazando de la comente natural y tradicional de la lírica mexicana, esta poesía
una isoglosa en los capítulos de uno solo de sus libros, se reducirán está destinada a convocar a su rededor muy pocos lectores" (Ca/lIado
siempre a una misma formulación o ejecución. Los ejemplos abun- para nadie 75). Pareciera que este "inapelabie fracaso" ha amordaza-
dan. El caso más clásico, por ejemplo, es e! del César Vallejo de Los do la obra de un poeta que todavía hoy no se sabe si huyó de la
heraldos negros, el de Trike y luego e! de España, aparta de mí este caliz. realidad porque le parecía demasiado dura o si, insatisfech~ con su
Lo subrayable es que aquí se puede identificar al mismo poeta en pobreza Oa de esa misma realidad), optó por inventar la suya propia.
tres estancias diferentes. O para decirlo con una metáfora: son tres Ambas son formas, finalmente, de la desdicha y la nostalgia, temas
poetas distintos sin dejar de ser el mismo. Esto sucede con e! propio que prevalecen en la poesía de Francisco Cervantes, aun cuando a-
Marco Antonio Montes de Oca, cuya producción poética (que supe- ~arezcan encubiertos con el oropel de épocas lejanas y en ocasiones
ra las mil páginas) exploró prácticamente todas las formas poéticas, Impermeables a la primera persona. No es del todo errático el co-
incluido el haikú y el caligrama. Sin embargo, las formas apenas ero- mentario de Gabriel Zaid en el sentido de que los de Cervantes eran
sionaron el fondo, y, como Vallejo, sin dejar de ser el mismo po-eta, "poemas que atraían por extraños, pero con algo tieso que apagaba
Montes de Oca fue muchos poetas a la vez. Por eso es impor-tante la lectura" (Leer poesía 218). Sin embargo, esto "tieso" se inscribe en
señalar el punto de encuentro que en la poesía de estos tres poetas la poesía primera de Cervantes, en donde había, sí, una especie de
se dio entre la "poesía de! lenguaje", en la que fueron inscri-tos empacho de referencias que aludían al mundo de los caballeros
desde un principio, y la poesía que buscaba tocar la dimensión medievales y sus armaduras, pero que, alternativamente, ofrecía ese
humana a través de una exploración de las emociones y los sentidos. otro mundo (real, concreto) que lastimaba al poeta. En su poema
A ninguna de las dos fueron ajenos José Carlos Becerra, Francisco ".Técnica", por ej.emplo, de su primer libro, ya trasluce a un poeta
Cervantes y Marco Antonio Montes de Oca, y es ello lo que se sltuado en su realidad y con pleno dominio de sus dotes estilísticas y
destacará en las reflexiones siguientes. del "mensaje" que buscaba proyectar en su obra. Escribe: .

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