Sei sulla pagina 1di 6

LA FE NO ES ALGO ETEREO

En este trabajo sobre la cuestión de la fe es algo muy amplio para su comprensión, si


bien nos damos cuenta no hay filósofos en concretos que se cuestiones sobre la esencia de la
fe, tal motivo es muy complejo desarrollar la fe en sí. Antes que nada, para empezar con el
desarrollo de este trabajo es necesario comprender el significado concreto de la palabra
Etéreo.

“Este término en su etimología está compuesto del latín «aetherĭus» y a su vez del griego
«αιθεριος» (aithērios). La definición de etéreo hace alusión como perteneciente y concerniente
al éter como un compuesto químico perteneciente a un grupo funcional volátil y vaporoso. (en
poética) Alusivo y relativo al cielo. Se refiere a una sustancia de tipo vaporoso, gaseoso,
volátil, aéreo, ligero y flotante que cumple las cualidades de los elementos solubles y
orgánicos”1.

Adentrándonos en el contexto es necesario comprender que, “La fe crece a medida


que nosotros crecemos en Dios. Sin embargo, la fe no es algo etéreo y volátil, no es de uso
privado y personal, sino que se debe manifestar en nuestra manera de vivir”2. Esto hace
referencia en el sentido del cristianismo, a diferencia de como conciben algunos filósofos la
fe, pero a raíz de todo esto podemos comprender como es que la fe no es algo etéreo.

“La fe no es algo etéreo, sino se adentra en el mundo material. A su vez, mediante los
signos del mundo material entramos en contacto con el ser supremo. Dicho de otra manera:
los signos son una expresión de la corporalidad de nuestra fe”3. Con otras palabras, en el
cristianismo los sacramentos son una especie de contacto con el mismo Dios. Demuestran que
la fe no es puramente espiritual, sino que entraña y genera comunidad, e incluye la tierra y la
creación, cuyos elementos de ese modo también se tornan transparentes.

La fe no es algo etéreo, una idea, una filosofía o una ideología. La fe procede de un


encuentro personal con Jesucristo, el Hijo de Dios hecho carne. La religiosidad popular es la
fe del pueblo sencillo, que se hace vida y cultura, en la cual asemeja la fe, (Inés Vélez).

1
“Definiciona”, obtenido de: www.definiciona.com/etereo/, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
2
MEJÍA ARAÚJO, VALERIO, “El pilón se parece a nuestra gente”, Obtenido de: www.elpilon.com.co/la-fe-
obra-amor/, Consultado el 23 de Septiembre de 2019.
3
MANGLANO, J. PEDRO, “La revolución cristiana”, Desclee de Brouwer, España, 2014, Pág. 54.

1
La fe es más que simple creencia. Como ella, puede comenzar por una especie de
apuesta por la verdad. Pero esta verdad, más que escogida por el fiel, lo coge, lo escoge a él.
La fe es igualmente adhesión, fidelidad, compromiso. Para el fiel, existe una relación muy
profunda entre él y el objeto de su fe. Se siente apegado a él por todo un pasado, y sobre todo
por un futuro que exige la conformidad entre lo que cree y lo que vive4.

La fe no es algo de su propiedad, la comparte con una comunidad de fieles, aunque


para cada uno esa fe tenga una historia, un colorido, un acento personal. Hay personas que
viven su fe fuera de una religión practicada. Y sin duda hay en una religión adeptos y hasta
practicantes de los que resulta difícil afirmar que «tengan fe». La fe, por su parte, supera y
cuestiona todas las ideologías. No es un sistema de explicación total y totalitaria del mundo.
No es tampoco una ideología sustitutoria. Es menos conocimiento que reconocimiento de una
llamada a una vida perfecta, una llamada a ser más y a amar mejor.

La fe

La fe es una creencia religiosa que se basa en la certeza de Dios. Como las sagradas
escrituras o alguna clase de señal afirman la realidad de algo de lo que no se tiene pruebas, se
cree, se tiene fe. En muchos aspectos, el concepto de fe es equiparable al de creencia, del que
lo alejan sin embargo unos matices de gran relevancia para el mundo de la religión. Creer en
algo supone admitir que algo va a suceder o que algo es de una determinada manera, a pesar
de que no se posean pruebas racionales o lógicas que lo confirmen. Una persona puede creer
que le va a tocar la lotería. No tiene ninguna certeza científica, se basa sólo en una intuición
subjetiva; pero cree que sucederá así. Alguien que tiene fe en algo también cree que algo va
a suceder o que algo es de una determinada manera a pesar de que no posea ninguna clase de
certeza científica o racional; sin embargo, la garantía de que ese algo es así se encuentra en la
revelación divina.

Santo Tomás de Aquino afirmaba al respecto que la fe consiste en confiar en algo a


pesar de que no se vea. De esta manera, la ciencia y el entendimiento se diferencian de la fe
en el hecho de que están basadas en premisas y en datos obtenidos de la observación, de la
visión, mientras que la fe vive en la oscuridad de la incertidumbre, de la ausencia de premisas

4
Cfr. MANGLANO, J. PEDRO, “La revolución cristiana”, Desclee de Brouwer, España, 2014, Pág. 55.

2
o pruebas. Por otro lado, la fe se caracteriza por su inmediatez. La ciencia y la razón parten
de la mediatez de los análisis y los estudios de los datos objetivos. Para llegar a cualquier
clase de verdad, primero hay que llevar a cabo un exhaustivo ejercicio de investigación,
verificación o falsación. Jamás se accede de forma inmediata a la verdad. La fe, como señala
Jacobi, supone un salto desde la incertidumbre hasta la seguridad de las grandes verdades. La
fe derriba los muros del escepticismo y alcanza de un solo gesto a Dios.

Ahora bien, la fe no es un hecho aislado en la vida.

“Como mantuvieron pensadores de la talla de Gottfried Wilhelm Leibniz, Immanuel Kant o


Kierkegaard, la fe es un hecho existencial, es una realidad que compromete y transforma la
totalidad de la existencia. Una vez se descubre que se cree en Dios y en sus dogmas, toda la
persona y su comportamiento se ven sometidos a una nueva vida que sólo tiene un sentido:
obedecer a Dios, vivir en su doctrina. Tener fe es vivir de una determinada forma”5.

Esta forma de vivir parte de una ruptura radical con el mundo, entendido éste como
un universo cognoscible, sometido a la ciencia y al pensamiento. El creyente decide renunciar
a la inteligibilidad del universo y a las verdades que se derivan de la ciencia. Si no a todas, si
al menos a las que comprometen la solidez de su propia fe. Esto es así porque tener fe supone
apostar por lo que desde un punto de vista científico es imposible.

La fe es, por tanto, una decisión vital. Se decide basar la vida en un sentimiento. Se
quiere creer y se cree; porque en el mero hecho de rogar por la fe, en el mero hecho de querer
creer ya hay una afirmación de la fe, ya se vive dentro de la posibilidad de que Dios exista.

La mayoría de las teorías en torno a la fe se desarrollaron durante la Escolástica y gran parte


de la modernidad, alcanzando a mediados del siglo XVIII su máximo esplendor gracias a lo
que se convino en llamar filosofía de la fe. Esta filosofía de la fe, que encontró en los
pensadores alemanes G. G. Hamann, G. G. Herder y F. E. Jacobi a sus más brillantes
valedores, se basaba en la certeza de que la fe se encontraba por encima de la razón en lo que
a teoría del conocimiento se refería. La fe era inmediata y acababa con todas las dudas que
asediaban a la razón porque su esencia se basaba en la certeza de lo imposible6.

5
ASCARRUNZ, ANDRÉS, “Articulo la razón y la fe”, Obtenido de: www.catamarcaciudad.Magnaplus.Org/a
rticu lo/-/articulo/RT118/la-razon-y-la-fe, Consultado el 23 de Septiembre de 2019.
6
Cfr. Ibidem.

3
A partir del siglo XIX, el interés por el tema de la fe decayó ostensiblemente dentro
del mundo de la filosofía. Se reconocía que se trataba de un asunto de la religión, y no del
pensamiento. Así, la mayoría de los pensadores que dedicaron algún espacio al tema lo
hicieron desde dentro de su propio sentir religioso, y no desde la razón.

Desde su origen en las culturas clásicas, el concepto de fe ha variado sustancialmente


a lo largo de los tiempos. En el mundo cristiano de la Edad Media se centró esencialmente en
el mensaje bíblico, pero a partir de la Edad Moderna se produjo una simbiosis entre el
razonamiento filosófico y el sentimiento religioso7.

La fe cristiana

«la fe cristiana es un dinamismo que se ve continuamente llevado a superarse en sus


convicciones, sus realizaciones y sus expresiones»8. Porque si es certeza vital, la fe no deja
por eso de verse cuestionada por el mundo, por los creyentes y por la fe misma.

La fe cristiana es «misterio». Es simultáneamente afirmación de un Dios Padre, Hijo


encarnado y Espíritu, y rechazo de todas las representaciones de ese Dios. Es fe en la primacía
del amor: amor de Dios a todos los hombres, de los hombres a Dios y entre sí, según la palabra
de Jesús: «Amarás a Dios con todas tus fuerzas y a tu prójimo como a ti mismo».

La fe en el mundo clásico

Como otras muchas manifestaciones del pensamiento, el concepto de fe también tiene


su origen en el mundo clásico. Los griegos y los romanos lo utilizaron para referirse muy
concretamente a la confianza que se deposita en otra persona. Tener fe no era otra cosa que
fiarse de los demás, por lo que era un término que estaba muy ligado al concepto de amistad
y de fidelidad. Los Estados griegos y el Imperio romano consideraban que la fe era un
elemento fundamental para la solidez de sus gobiernos. Muchos pensadores antiguos, como
Jenofonte, afirmaban que no había nada más miserable que no confiar en los demás, que no
tener fe, que estar solo.

7
ASCARRUNZ, ANDRÉS, “Articulo la razón y la fe”, Obtenido de: www.catamarcaciudad.magnap lus.org/
articulo/-/articulo/RT118/la-razon-y-la-fe, Consultado el 23 de Septiembre de 2019.
8
PELLITERO, R. “Religión confidencial”, Obtenido de: www.religion.elconfidencialdigital.com › articulo › re
ligion_confidencial, Consultado el 23 de septiembre de 2019.

4
La fe bíblica

Junto a la fe como confianza en el otro se encuentra la fe bíblica, la religiosa, que se


basa en la creencia en que se puede confiar el sentido de la existencia a la verdad revelada
que contienen las Escrituras. Se confía tanto en el contenido de los libros sagrados como en
que su mensaje procede directamente de Dios.

Le fe como «espera».

San Pablo hizo célebre entre los teólogos posteriores la concepción de la fe como
«espera», entendida ésta como la espera de aquellas cosas que el hombre desea, que
convencen al ser humano aunque no pueda verlas, de las que no tiene ningún tipo de
experiencia ni certeza racional.

Según santo Tomás de Aquino, a través de la fe como «espera» lo eterno, lo divino,


entra en la mente del ser humano. Lo sagrado se hace presente en lo cotidiano mediante el
deseo y la confianza en un Dios que no deja al hombre abandonado a las miserias de la
existencia.

Esta evidencia en la espera escapa a las leyes del entendimiento. No existe ninguna
razón lógica que garantice su cumplimiento, y sin embargo el creyente confía. No existe
ninguna evidencia que confirme la existencia de una vida más allá de la mundana, de la
terrenal; no se conoce ninguna clase de prueba que muestre que realmente existe el cielo
cristiano, y sin embargo millones de personas confían en la existencia de la vida ultraterrena9.

La fe en sentido filosófico.

En último término, a partir de la Edad Moderna se comenzó a utilizar el concepto de


fe en un sentido filosófico. En esta concepción la fe pasó a tener un contenido exclusivamente
cognoscitivo, que se refería a la posibilidad de conocer algo. Tener fe, creer, era decidir qué
se puede tomar algo como verdadero, que es necesario tener una realidad o una idea como
verdadera a pesar de que no exista un conocimiento directo ella10.

9
Cfr. PELLITERO, R. “Religión confidencial”, Obtenido de: www.religion.elconfidencialdigital.com › articulo
› religion confidencial, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
10
Cfr. Ibidem

5
Dentro de esta forma de entender la fe tuvo una especial importancia la postura del
pensador alemán Immanuel Kant, que la empleó para explicar la necesidad de dios en el
pensamiento. Para el filósofo ilustrado, sólo se pueden conocer aquellas cosas de las que se
tiene una cierta experiencia, que se pueden percibir de alguna manera a través de los sentidos.
De Dios, por definición, no se puede obtener tener ninguna experiencia directa, puesto que
está en un plano no sensible, del que no se tienen datos empíricos. Sin embargo, de no existir
Dios, ni la existencia ni la libertad humanas que constituyen el fundamento, la esencia de lo
que el hombre es.

En conclusión cuando enfrentamos un problema en concreto es imposible de definir


o medir, una medida de este tipo nos permite camuflar cualquier acto bajo su etiqueta y, sobre
todo, hace que sea imposible evaluar su impacto. De cierta manera es incomprensible en la
cuestión de la fe, porque es algo muy sumiso, por decirlo de otra manera, que es algo muy
interiorizado en el ser humano. Teniendo en cuenta que en la educación cristiana, el ser
humano relaciona toda en la fe, en una fe que asimila a un ser en concreto que es Dios11.

Por ejemplo los ejércitos, al enfrentar el muy concreto problema de una guerra solían
confiar en la muy etérea solución de la fe. cualquier cosa, desde rezar ayunar, hasta flagelarse
o perseguir herejes, podía considerarse fe y, si todo salía mal, era fácil hacer un diagnóstico
sobre los motivos de la derrota: había faltado fe. Así podían pasar siglos: acumulando
fracasos, pero persiguiendo, llenos de esperanza, la fe que solucionaría todo12.

Ante todo esto es menester concretizar que la fe no es etérea, de cierta manera, porque
la fe se centra en la persona humana, por lo tanto cuando esta persona llega a su fin último la
fe se acaba. Es por ello se hace referencia en cuestión etérea de la fe, haciendo referencia que
la fe no es algo eterno. Obviamente la fe es adoptada por el ser humano, por todo el bagaje de
conocimiento que se le presente mediante su crecimiento.

11
Cfr. MARQUEZ SOAREZ, DANIEL, “La hora lo que necesitas saber”, Obtenido de:
www.lahora.com.ec/quito /noticia/1102200681/educacion-eterea, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
12
Cfr. MARQUEZ SOAREZ, DANIEL, “La hora lo que necesitas saber”, Obtenido de:
https://lahora.com.ec/qui to/noticia/1102200681/educacion-eterea, Consultado el 23 de septiembre de 2019.

Potrebbero piacerti anche