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“Este término en su etimología está compuesto del latín «aetherĭus» y a su vez del griego
«αιθεριος» (aithērios). La definición de etéreo hace alusión como perteneciente y concerniente
al éter como un compuesto químico perteneciente a un grupo funcional volátil y vaporoso. (en
poética) Alusivo y relativo al cielo. Se refiere a una sustancia de tipo vaporoso, gaseoso,
volátil, aéreo, ligero y flotante que cumple las cualidades de los elementos solubles y
orgánicos”1.
“La fe no es algo etéreo, sino se adentra en el mundo material. A su vez, mediante los
signos del mundo material entramos en contacto con el ser supremo. Dicho de otra manera:
los signos son una expresión de la corporalidad de nuestra fe”3. Con otras palabras, en el
cristianismo los sacramentos son una especie de contacto con el mismo Dios. Demuestran que
la fe no es puramente espiritual, sino que entraña y genera comunidad, e incluye la tierra y la
creación, cuyos elementos de ese modo también se tornan transparentes.
1
“Definiciona”, obtenido de: www.definiciona.com/etereo/, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
2
MEJÍA ARAÚJO, VALERIO, “El pilón se parece a nuestra gente”, Obtenido de: www.elpilon.com.co/la-fe-
obra-amor/, Consultado el 23 de Septiembre de 2019.
3
MANGLANO, J. PEDRO, “La revolución cristiana”, Desclee de Brouwer, España, 2014, Pág. 54.
1
La fe es más que simple creencia. Como ella, puede comenzar por una especie de
apuesta por la verdad. Pero esta verdad, más que escogida por el fiel, lo coge, lo escoge a él.
La fe es igualmente adhesión, fidelidad, compromiso. Para el fiel, existe una relación muy
profunda entre él y el objeto de su fe. Se siente apegado a él por todo un pasado, y sobre todo
por un futuro que exige la conformidad entre lo que cree y lo que vive4.
La fe
La fe es una creencia religiosa que se basa en la certeza de Dios. Como las sagradas
escrituras o alguna clase de señal afirman la realidad de algo de lo que no se tiene pruebas, se
cree, se tiene fe. En muchos aspectos, el concepto de fe es equiparable al de creencia, del que
lo alejan sin embargo unos matices de gran relevancia para el mundo de la religión. Creer en
algo supone admitir que algo va a suceder o que algo es de una determinada manera, a pesar
de que no se posean pruebas racionales o lógicas que lo confirmen. Una persona puede creer
que le va a tocar la lotería. No tiene ninguna certeza científica, se basa sólo en una intuición
subjetiva; pero cree que sucederá así. Alguien que tiene fe en algo también cree que algo va
a suceder o que algo es de una determinada manera a pesar de que no posea ninguna clase de
certeza científica o racional; sin embargo, la garantía de que ese algo es así se encuentra en la
revelación divina.
4
Cfr. MANGLANO, J. PEDRO, “La revolución cristiana”, Desclee de Brouwer, España, 2014, Pág. 55.
2
o pruebas. Por otro lado, la fe se caracteriza por su inmediatez. La ciencia y la razón parten
de la mediatez de los análisis y los estudios de los datos objetivos. Para llegar a cualquier
clase de verdad, primero hay que llevar a cabo un exhaustivo ejercicio de investigación,
verificación o falsación. Jamás se accede de forma inmediata a la verdad. La fe, como señala
Jacobi, supone un salto desde la incertidumbre hasta la seguridad de las grandes verdades. La
fe derriba los muros del escepticismo y alcanza de un solo gesto a Dios.
Esta forma de vivir parte de una ruptura radical con el mundo, entendido éste como
un universo cognoscible, sometido a la ciencia y al pensamiento. El creyente decide renunciar
a la inteligibilidad del universo y a las verdades que se derivan de la ciencia. Si no a todas, si
al menos a las que comprometen la solidez de su propia fe. Esto es así porque tener fe supone
apostar por lo que desde un punto de vista científico es imposible.
La fe es, por tanto, una decisión vital. Se decide basar la vida en un sentimiento. Se
quiere creer y se cree; porque en el mero hecho de rogar por la fe, en el mero hecho de querer
creer ya hay una afirmación de la fe, ya se vive dentro de la posibilidad de que Dios exista.
5
ASCARRUNZ, ANDRÉS, “Articulo la razón y la fe”, Obtenido de: www.catamarcaciudad.Magnaplus.Org/a
rticu lo/-/articulo/RT118/la-razon-y-la-fe, Consultado el 23 de Septiembre de 2019.
6
Cfr. Ibidem.
3
A partir del siglo XIX, el interés por el tema de la fe decayó ostensiblemente dentro
del mundo de la filosofía. Se reconocía que se trataba de un asunto de la religión, y no del
pensamiento. Así, la mayoría de los pensadores que dedicaron algún espacio al tema lo
hicieron desde dentro de su propio sentir religioso, y no desde la razón.
La fe cristiana
La fe en el mundo clásico
7
ASCARRUNZ, ANDRÉS, “Articulo la razón y la fe”, Obtenido de: www.catamarcaciudad.magnap lus.org/
articulo/-/articulo/RT118/la-razon-y-la-fe, Consultado el 23 de Septiembre de 2019.
8
PELLITERO, R. “Religión confidencial”, Obtenido de: www.religion.elconfidencialdigital.com › articulo › re
ligion_confidencial, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
4
La fe bíblica
Le fe como «espera».
San Pablo hizo célebre entre los teólogos posteriores la concepción de la fe como
«espera», entendida ésta como la espera de aquellas cosas que el hombre desea, que
convencen al ser humano aunque no pueda verlas, de las que no tiene ningún tipo de
experiencia ni certeza racional.
Esta evidencia en la espera escapa a las leyes del entendimiento. No existe ninguna
razón lógica que garantice su cumplimiento, y sin embargo el creyente confía. No existe
ninguna evidencia que confirme la existencia de una vida más allá de la mundana, de la
terrenal; no se conoce ninguna clase de prueba que muestre que realmente existe el cielo
cristiano, y sin embargo millones de personas confían en la existencia de la vida ultraterrena9.
La fe en sentido filosófico.
9
Cfr. PELLITERO, R. “Religión confidencial”, Obtenido de: www.religion.elconfidencialdigital.com › articulo
› religion confidencial, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
10
Cfr. Ibidem
5
Dentro de esta forma de entender la fe tuvo una especial importancia la postura del
pensador alemán Immanuel Kant, que la empleó para explicar la necesidad de dios en el
pensamiento. Para el filósofo ilustrado, sólo se pueden conocer aquellas cosas de las que se
tiene una cierta experiencia, que se pueden percibir de alguna manera a través de los sentidos.
De Dios, por definición, no se puede obtener tener ninguna experiencia directa, puesto que
está en un plano no sensible, del que no se tienen datos empíricos. Sin embargo, de no existir
Dios, ni la existencia ni la libertad humanas que constituyen el fundamento, la esencia de lo
que el hombre es.
Por ejemplo los ejércitos, al enfrentar el muy concreto problema de una guerra solían
confiar en la muy etérea solución de la fe. cualquier cosa, desde rezar ayunar, hasta flagelarse
o perseguir herejes, podía considerarse fe y, si todo salía mal, era fácil hacer un diagnóstico
sobre los motivos de la derrota: había faltado fe. Así podían pasar siglos: acumulando
fracasos, pero persiguiendo, llenos de esperanza, la fe que solucionaría todo12.
Ante todo esto es menester concretizar que la fe no es etérea, de cierta manera, porque
la fe se centra en la persona humana, por lo tanto cuando esta persona llega a su fin último la
fe se acaba. Es por ello se hace referencia en cuestión etérea de la fe, haciendo referencia que
la fe no es algo eterno. Obviamente la fe es adoptada por el ser humano, por todo el bagaje de
conocimiento que se le presente mediante su crecimiento.
11
Cfr. MARQUEZ SOAREZ, DANIEL, “La hora lo que necesitas saber”, Obtenido de:
www.lahora.com.ec/quito /noticia/1102200681/educacion-eterea, Consultado el 23 de septiembre de 2019.
12
Cfr. MARQUEZ SOAREZ, DANIEL, “La hora lo que necesitas saber”, Obtenido de:
https://lahora.com.ec/qui to/noticia/1102200681/educacion-eterea, Consultado el 23 de septiembre de 2019.