Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
A finales del siglo XIX, en el Perú el Modernismo hace presencia con una gran
renovación estética rastrea le hasta principios del siglo XX, como se apreció en
la obra de poetas como Gonzales Prada, José Santos Chocano, José María
Eguren, Federico More, Alberto Ulloa, entre otros. Uno de los rasgos más
característicos de esta etapa era la exaltación del color, las figuras y la sonoridad
en cada verso. Esta tendencia fue preponderante hasta el año 1915, donde
podemos rastrear los primeros asomos de la corriente vanguardista. Para 1920
se iban haciendo presentes poetas como César Vallejo (1892-1938), Alberto
Hidalgo (1897-1997) , Magda Portal (1900-1989), Juan Parra del Riego (1894-
1925), Carlos Oquendo de Amat (1905-1936), Martín Adán (1900-1985); todos
ellos con intención de encontrar mayor libertad creativa, y de volcar el sentido
hacia una dirección fuera de la zona de confort. Por ello, el Vanguardismo trae
consigo algunas otras corrientes como el cubismo, ultraísmo, futurismo,
estridentismo, indigenismo, etc., marcando una ruptura con las formas clásicas
dentro de la literatura, en una clara intención de despojarse de los lastres
modernistas y adoptar una nueva propuesta.
Como punto de partida, por ejemplo, podemos tomar la figura de Juan Parra del
Riego, poeta que escapaba del proyecto político de los arielistas, el cual buscaba
afianzar a la élite y al legado español, mientras que Juan Parra del Riego
buscaba dotar a su trabajo de un significado más cercano al sentir popular. En
los poemas incluidos en Himnos del Cielo y de los Ferrocarriles (1925), que
incluyen hasta cantos al fútbol, su intención era la de transmitir la modernidad no
solo a las élites sino que las clases populares también puedan imitar algún tipo
de ocio o deporte que esté más a su alcance, sin caer en lo puramente prodigioso
o, más bien, ilustrado.
Tras una lectura a Himnos del Cielo y de los Ferrocarriles, podemos encontrar
algunas similitudes con José Santos Chocano, en tanto ambos se asumen como
“cantores” de una realidad que se constituye a partir de la descripción de una
nación, una América, cuya realidad precisa justamente de estos “Himnos” para
ser expuesta pero ya no de manera superlativa como lo hiciese Chocano, sino
que busca reflejar a América que permanece melancólica en el recuerdo y hasta
con cierto hartazgo de raza.
En “Al Motor Maravilloso”, primer poema de ese libro, hace un canto dirigiéndose
a lo que bien podría ser una mujer o la idealización de la tierra, de una nación.
En ambos sentidos, sin embargos, queda claro que la representación de este ser
cantado se da en un objeto mecánico, una máquina. Con ello, Juan Parra del
Riego evidencia en sus poemas su interés por el avance de la humanidad a partir
del desarrollo tecnológico; en su concepción, la humanidad es impulsada por un
motor (acaso superior), pero este motor es dominado por el hombre:
Como bien puede apreciarse en esos versos, Juan Parra del Riego compara el
rendimiento del cuerpo humano a una locomotora o a un motor, ya que
constantemente estamos en movimiento, ya sea nuestra sangre o nuestros
nervios Es así que también podemos evidenciar rasgos futuristas dentro de sus
poemas, ya que es una poesía que le canta al movimiento, a la misma energía.
Lo veloz de las máquinas es rápidamente comparado con la velocidad de trabajo
que maneja nuestro sistema nervioso, pero la representación del motor como
ente primordial es lo que toma el control en el primer poema, y el resto de ellos:
Motor humano:
Las flautas ardientes de los automóviles //junto a los obreros //y a los
estudiantes //llaman a las viejas y aladas victorias //de senos agudos en
los primitivos cielos de la historia…. Pasan los obreros y los estudiantes
//a la plaza amigos //El grito Viril pasan las alegres mujeres hermosas//
aplauso Saludos sombreros y rosas.
Algo similar ocurre con Alberto Hidalgo, quien también muestra rasgos futuristas
dentro de su poesía, conexiones con la velocidad y, en especial, el dinamismo.
En el poema Sabiduría, la forma en cómo éste es representado, con los versos
en caída simulando ser líneas que pueden ser interpretados como caminos, o en
este caso a el movimiento que hace el humo al momento de ascender, las figuras
que forman son justamente las que Alberto busca representar para no ofrecernos
un producto estático, en la medida en que es un poema que debe leerse de
abajo hacia arriba siguiendo el camino. En el poema Choque de trenes, al igual
que Juan Parra del Riego, utiliza elementos propios de la época para poder
simular las sensaciones de movimiento o de la velocidad del sonido.
El ruido de la ruda colisión //a lo lejos el viento repetía prom prom prom.
Es importante resaltar que este poema viene con indicaciones de cómo debe ser
leída la última parte:
También por momentos entiende al mundo como una máquina gigante, y juega
mucho con las imágenes que ofrece:
Como un dolor sigue la sombra //la silueta del hombre //que desemboca
en la ancha puerta de la fábrica allí el Humano ha seguido de las máquinas el
gemido de las poleas bajó la presión del pensamiento humano.
Hace mención a que las máquinas esclavizan el pensar del hombre, los reduce
a la resignación. Aquí se presenta la denuncia que hace al capitalismo, donde
los hombres han construido una gran máquina (las fábricas) que han terminado
por encerrarlos y dominarlos, Magda rechaza este presente y acude en
búsqueda de un mejor futuro. El carácter individualista es constante dentro de
su poemario, busca reivindicar la felicidad ante todo.
Inicia uno de sus poemas “Canto Proletario” afirmando que la vida es de los
felices. Magda hablará de la tierra, se reconocerá como una mujer sin
procedencia y con eso también reclamará por la procedencia de los obreros y de
los migrantes. Es en canto proletario donde muestra las grandes diferencias
sociales presentes en dicho tiempo y como la modernidad sólo ha remarcado
eso.
. Cesar Vallejo, en Trilce hace una reflexión similar a nivel personal y colectivo.
Esta reflexión se muestra conflictiva y angustiada: