Sei sulla pagina 1di 52

1

SILENCIO
Pieza teatral de Abel Enríquez.
Drama en un acto.
2

A mi abuela, Tita…
por aquellos conmovedores y sonrientes días a tu lado
y estos en los que te seguiré amando con locura.
3

PERSONAJES:

GUILLERMO (30 años. Alguna vez fue escritor y ahora un vago sin oficio, aunque con
mucho dinero.)
“MEMO” (20 años. Estudiante de Teatro.)

JAZMIN (24 años. Chica guapa. Aspirante a actriz.)


MUJER EXTRAÑA (Debe ser interpretada por la misma actriz que haga de JAZMÍN.)
GABRIELA (Debe ser interpretada por la misma actriz que haga de JAZMÍN y MUJER
EXTRAÑA.)

Total: 3 actores.

LUGAR: Departamento color azul siniestro de GUILLERMO. Espacio simple. Un mueble al medio,
sillas y cuadros que muestran diversos casos dolorosos, de enfermedades o simplemente la
soledad que a veces nos ataca. También se necesitará una mesa donde debe haber, siempre, una
botella de alcohol, de preferencia ron, un cenicero y un juego de ajedrez. Finalmente un pequeño
estante donde debe haber distintos libros y cajones donde se puedan guardar algunas cosas, entre
ellas una pistola.

*Si se desea contar con este texto, contactarme. Números de contacto: 976468075 / 6367183 o al
e-mail: abel_500@hotmail.com . Estaré gustoso de atenderlos.
4

ACTO ÚNICO

ESCENA UNO:

GUILLERMO se encuentra sentado en el mueble. Lleva una gorra de cumpleaños puesta en la


cabeza. También lleva su clásica camisa sport y sus pantalones comunes y corrientes. Está
callado, mirando al frente. Esperando. No se mueve, no hace absolutamente nada. Simplemente
espera.
“MEMO” y JAZMIN ingresan. “MEMO” tiene apariencia juvenil, aunque no parece haber llevado una
vida fácil. Viste unos pantalones jeans, una camisa sport y una casaca de cuero vieja. JAZMIN es
muy guapa, de apariencia inocente y juvenil. Lleva puesto una falda y blusa un tanto viejas.
JAZMÍN trae una torta en sus manos, la cual coloca en la mesa de centro. “MEMO” mira un tanto
incómodo. Las luces se van poniendo cada vez más tenues. JAZMIN enciende las velas. Ambos
ingresantes comienzan a cantar.

“MEMO” y JAZMIN: Feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños a ti. Feliz cumpleaños, Guillermito.
Feliz cumpleaños a ti… Tara tara tatán, ¡Cumpleaños feliz! ¡Te deseamos a ti! ¡Cumpleaños felices
te deseamos a ti!

JAZMIN: Pide un deseo.

“MEMO”: Y luego sopla la vela.

JAZMIN: Sí, luego sóplala.

(GUILLERMO continúa inmutado, aunque ahora algunas lágrimas aparecen en sus ojos. De la
nada sopla las velas. “MEMO” y JAZMIN” aplauden.)

JAZMÍN: ¡Bravo!

“MEMO”: ¿Cuál fue tu deseo?

JAZMIN: Shhhh. ¡”Memo”! No debe decirlo. Si no se sala.

“MEMO”: ¡Esas son huevadas! Dímelo a mí, Guillermo, ¿cuál fue tu deseo? (JAZMÍN decide irse.
Va hacia la cocina.), ¿a dónde vas?

JAZMÍN: Voy por un cuchillo para cortar la puta torta…

“MEMO”: No, todavía nadie quiere comer. Primero él dirá su deseo.

JAZMÍN: No dirá nada (A GUILLERMO) ¡No te atrevas a decir nada! (“A MEMO”) De verdad que te
comportas como un niño.

“MEMO”: Tú siempre me quieres dejar en ridículo, ¿no? ¿Soy un payaso?

JAZMÍN: Lo que tú pides es ridículo… ¿Cómo crees que te va a decir su deseo? Eso es privado.
5

“MEMO”: Nada es privado en este mundo, ¿por qué no te callas la boca? ¿Quién les ha dicho a las
mujeres que pueden hablar si solo sirven para tirar?

JAZMÍN: ¿Qué has dicho, peón?

“MEMO”: Lo que escuchaste. Las mujeres sólo sirven para tirar y unas cuantas privilegiadas para
cocinar. Tú no eres una privilegiada, claro está.

JAZMÍN: Yo cocino muy bien.

“MEMO”: ¿Sí? ¿Y por qué no preparaste la torta? Sí, Guillermo, tuvimos que comprar la torta…
¡COM-PRAR-LA! Sólo porque esta buena para nada no sabía hacerlo.

JAZMÍN: No sé de repostería.

“MEMO”: Seguramente sólo sirves para tirar, pues.

JAZMÍN: Hijo de puta.

(Pequeño silencio. “MEMO” observa a JAZMÍN. La mira fijamente. Traga saliva.)

“MEMO”: Si hay algo que mi mamá sabía hacer, era cocinar… así que tú no le digas puta.

JAZMÍN: ¡Hijo de puta!

(“MEMO” empuja a JAZMÍN, quien grita. Está a punto de darle una paliza cuando la voz de
GUILLERMO detiene sus movimientos. Empieza a cantar “Feliz cumpleaños”.)

GUILLERMO: Feliz cumpleaños a mí. Feliz cumpleaños a mí. Feliz cumpleaños, Guillermo. Feliz
cumpleaños a mí…

Apagón.

ESCENA DOS:

Suena música dentro del departamento. GUILLERMO se encuentra echado en el sofá. Se está
masturbando con furia, como si hace mucho no tuviera sexo y mucho menos hiciera el amor. En
ese instante ingresa un peinado “MEMO” y queda observando a GUILLERMO, quien continúa
masturbándose, sin percatarse de su invitado. Largo rato pasa y el muchacho continúa
observando.

GUILLERMO: ¡Ah! ¡Mierda! ¡Ah! (GUILLERMO termina de masturbarse. Voltea y ve a “MEMO”).


Mierda, mierda, mierda…

“MEMO”: Disculpe, yo no quería… (Se ve la mano de GUILLERMO, tiene semen y sangre.).


Mierda, ¡está sangrando! ¡Usted está sangrando…! Debo llamar a emergencias.

GUILLERMO: ¡Cállate! No llames a nadie. Papel higiénico. Papel higiénico…


6

“MEMO”: No sé, ¿dónde está?

GUILLERMO: ¡En la mesa! ¡Ahí! ¡En la mesa! (“MEMO” corre por el papel higiénico y se lo da a
GUILLERMO.), ¡Au! Carajo (GUILLERMO se empieza a limpiar con suavidad.), ¿Tú quién eres?
¿Cómo entraste?

“MEMO”: La puerta estaba abierta…

GUILLERMO: Yo la dejé abierta con la esperanza de que entre una mujer…

“MEMO”: Entré yo.

GUILLERMO: ¿Y por qué entraste? (Apaga la radio desde la que provenía la música), ¿Ves
puertas abiertas en las calles y entras?

“MEMO”: Yo venía por el anuncio del periódico.

GUILLERMO: ¡Ah! ¡El anuncio! Sí, claro.

“MEMO”: Decía que tenía que cuidar a alguien.

GUILLERMO: ¿Tienes experiencia?

“MEMO”: No, no mucha o quizás sí. Es que yo tengo que mantener a mi mamá y a mi hermano
menor. Yo los he cuidado a ellos desde que era chiquito. Sí eso cuenta como experiencia, tal vez
sí la tenga.

GUILLERMO: Quizás si cuente.

“MEMO”: ¿Y a quién tendría que cuidar?

GUILLERMO: A mí.

“MEMO”: ¿Cómo dice?

GUILLERMO: Necesito que me cuides a mí.

“MEMO”: ¿Pero usted…? ¿Está enfermo? ¿Sufre de algo? ¿Es por lo de la sangre?

GUILLERMO: No, de eso me cuido yo.

“MEMO”: ¿Entonces?

GUILLERMO: Han venido varios, ¿sabes? (GUILLERMO saca un cigarrillo del bolsillo de su
camisa, lo enciende y empieza a fumar mientras continúa hablando.). Uno más imbécil que otro.
No conversan, quieren quitarme mi trago y solo les interesa el dinero…

“MEMO”: Yo no…
7

GUILLERMO: No me interesa lo que tú no. Quieres dinero, para eso has venido, para obtener
dinero. Mantienes a tu madre y a tu hermano menor, ¿verdad?

“MEMO”: Yo, bueno… lo hacía…

GUILLERMO: ¿Lo hacías? ¿A qué te refieres con eso?

“MEMO”: Yo… bueno, yo a mi hermano menor le tengo aprecio, pero…

GUILLERMO: No me gustan los imbéciles, lo acabo de decir hace un rato, ¿no?

“MEMO”: Sí…

GUILLERMO: Entonces cuéntame…

“MEMO”: Quizás yo ya no quiero estar en casa por tanto tiempo…

GUILLERMO: ¿Por qué?

“MEMO”: Tal vez… bueno, quizás no quiero ver a mi mamá y estoy un poco harto de ella…
(Pequeño silencio. Ambos se miran fijamente. GUILLERMO suelta una carcajada).

GUILLERMO: Yo nunca he mantenido a nadie. Quizás esta sea la primera vez que lo haga.

“MEMO”: ¿A quién?

GUILLERMO: A ti, peón…

“MEMO”: ¿Cómo?

GUILLERMO: ¿Te gusta jugar ajedrez?

“MEMO”: He jugado solo unas cuantas veces.

GUILLERMO: Tú sabes que el rey es la pieza más importante del tablero, ¿verdad? Si el rey
desaparece el juego termina. Los peones están ahí para ayudar a que el rey nunca caiga, que
nunca muera. Yo no necesito que cuides de mis enfermedades físicas, peón…

“MEMO”: ¿Entonces?

GUILLERMO: Yo sufro de depresión.

“MEMO”: ¿Qué?

GUILLERMO: Sufro de depresión. Me quiero matar.

“MEMO”: Ah… ¿Y yo qué voy a hacer?


8

GUILLERMO: Si te contrato yo seré el rey y tú serás el peón que me ayudará a seguir viviendo y
así ganar la partida, ¡jaque mate para la vida!

“MEMO”: ¿Está seguro que piensa gastar su plata en esto?

GUILLERMO: Sí y deja de tratarme de usted. No soy tan viejo, o al menos no cronológicamente.

“MEMO”: Discúlpame. No lo volveré a hacer…

GUILLERMO: Cuéntame un poco de ti, ¿estudias?

“MEMO”: Estudio arte dramático en las mañanas.

GUILLERMO: ¡Arte dramático! Vaya. Si es en las mañanas no hay problema. Me despierto a las
dos de la tarde, incluso a veces a las tres. Eso sí, a partir de las cuatro tendrías que estar aquí.

“MEMO”: No hay problema.

GUILLERMO: La idea sería que te mudes a esta casa y me ayudes en todo lo que necesite.

“MEMO”: ¿Está hablando en serio? ¿Mudarme?

GUILLERMO: Eres un poco estúpido, ¿no? No logras captar las cosas rápidamente. Sí, mudarte,
aquí a mi casa…

“MEMO”: No es que sea un estúpido, ¡solo que la idea me parece genial!

GUILLERMO: ¿Sí?

“MEMO”: Sí, mira, yo puedo hacer de todo, ¡cocinar, planchar, lavar, ordenar! Todo, ¡en serio!

GUILLERMO: No te emociones, no te he contratado.

“MEMO”: Ah, disculpa…

GUILLERMO: Muy bien, peón… Quiero que agarres esa botella (Señala una botella de ron.
“MEMO” la toma entre sus manos.). Muy bien. Ábrela (“MEMO” abre la botella.). Toma.

“MEMO”: ¿Qué?

GUILLERMO: Carajo, no me irrites. Es simple. Toma.

“MEMO”: ¿Pero por qué?

GUILLERMO: ¿Siempre vas a hacer preguntas? Toma un poco de ron. Es una orden.

“MEMO”: Pero…

GUILLERMO: ¿Pero qué?


9

“MEMO”: Es un poco temprano para tomar, ¿no crees?

GUILLERMO: Creí que querías el trabajo. Te vi bastante emocionado…

“MEMO”: Quiero el trabajo (GUILLERMO lo mira fijamente. “MEMO” hace lo mismo). Salud (Toma
un sorbo de la botella.).

GUILLERMO: ¡Excelente!

“MEMO”: Mierda…

GUILLERMO: ¿Qué me dices de las mujeres?

“MEMO”: ¿Las mujeres?

GUILLERMO: Sí, las mujeres. Toma más (“MEMO” empieza a tomar más de la botella.).

“MEMO”: Bueno, no he tenido ninguna enamorada hasta ahora.

GUILLERMO: ¿No? Pero si eres joven y no eres necesariamente feo, tampoco eres guapo, pero
no eres feo o al menos no más feo que otros que he conocido.

“MEMO”: Gracias.

GUILLERMO: ¿Has tenido sexo?

“MEMO”: Sí, pero…

GUILLERMO: ¿Pero qué? Tenme confianza. Somos hombres. Además vas a vivir conmigo, ¿no?

“MEMO”: Solo…

GUILLERMO: ¿Solo?

“MEMO”: Es que, no sé…

GUILLERMO: Recuerda que yo no acepto imbéciles… y que si te quedas acá, ya no tendrás que
volver a ver a tu mami…

“MEMO”: He tenido sexo solo… solo con putas…

GUILLERMO: Pero qué sorpresa, peón. Yo nunca me tiré una puta.

“MEMO”: Yo sí, es más… tengo unas anécdotas buenísimas.

GUILLERMO: A ver, cuéntame algunas, pero antes toma (“MEMO” empieza a beber más y durante
sus textos continuará bebiendo).
10

“MEMO”: Empecé a tirar con putas cuando tenía diecisiete años. Me hacía sentir poderoso pagar
por tirarme a una mujer. La primera vez que fui me sorprendí. No era una chica muy guapa que
digamos, pero tenía todo lo necesario para hacerme pasar un buen rato. Primero me pidió el
dinero. Se lo di. Ella lo contó y luego me sorprendió que lo primero que me dijera sea “Sácate la
ropa y échate en la cama”. Yo creía que antes me daría unos besos, pero no. “Sácate la ropa y
échate en la cama”.

GUILLERMO: No suena nada mal.

“MEMO”: Luego ella vino hacia mí y me dijo “Como has pagado cuarenta soles te la puedo chupar
sin preservativo”. Yo le dije que “No. Ni hablar”. Me puso el preservativo y ya estaba haciéndome
un sexo oral esa puta. Era delicioso y yo sentía el poder en ese instante.

GUILLERMO: Me lo puedo imaginar. En serio…

“MEMO”: Ella se puso encima de mí. Empezó a moverse, pero no, esa vez no pude venirme, ¡era
mi primera vez! No pude venirme. Estaba nervioso, ¿sabes cómo me sentí? Como un hombre de
mierda, ¡No pude botar nada! Había pagado cuarenta soles y no pude venirme. Me pasó lo mismo
con las dos putas siguientes, pero hubo una, ¡Hubo una que hizo el milagro!

GUILLERMO: Esas mujeres que hacen milagros ya no existen.

“MEMO”: Ella existía, Lia se llamaba. Era una colombiana preciosa. Entré y me pidió que yo le
sacara la ropa. Lo hice. Se la saqué muy rápido y luego ella me empezó a sacar la ropa a mí.
Caricias, besos, todo eso que te hace sentir querido. Luego el preservativo, el oral. Ella encima de
mí y me vine. No duré ni cinco minutos creo. Cuando terminé, ella me dijo en el oído “¿Vas a
volver, verdad?” y yo le dije que sí y ella: “Más te vale, si no te jalo de la oreja” y me tocó la oreja.
Me sentí tan bien…

GUILLERMO: Que delicioso se oye todo eso, ¿por qué nunca me tiré una puta?

“MEMO”: Es un poco triste tirarte a una puta. No por ellas, sino por uno mismo. Es decir… No la
quieres. No te interesa tanto lo que ella sienta y eso te hace sentir mal a ti, pero al carajo… ¡Yo he
pagado por ti, perra! Así que tú harás lo que yo diga. Tu cuerpo es mío por una hora, ¡por una hora
de mierda! Que buenas épocas, carajo. De verdad.

GUILLERMO: Cuanto me gustaría poder contar esas anécdotas (GUILLERMO le quita la botella a
“MEMO” y empieza a beber él también.). Solo las he contado a la hora de escribir. En la ficción. No
sabes lo estúpido que es vivir una mentira. Una mentira que solo tú crees. Voy a la radio
(GUILLERMO se levanta con dificultad, va hacia una radio. Busca un disco y lo coloca.). Coloco el
disco, busco la canción propicia (Suena música clásica) y me pongo a imaginar, ¿sabes qué
imagino ahora?

“MEMO”: No.

GUILLERMO: Me imagino que yo conocí a la colombiana.

“MEMO”: ¿A Lia?
11

GUILLERMO: Sí y que ella y yo nos enamoramos. A mí no me importa su pasado. No me importa


que haya probado a otras personas. Le digo que no tiene por qué llorar, que no tiene por qué
sentirse mal. La abrazo y… le digo “Te quiero, colombiana bonita”. Ella me lleva a conocer a su
familia. Ese día hay una gran fiesta. Es el cumpleaños de alguien, creo que de su tía. Ella tiene
algo de vergüenza. No sabe cómo presentarme. Nunca ha presentado a nadie y lo hará conmigo.
Yo había tomado unas copas de más y le digo “Te amo. No puedo creerlo. De verdad te amo,
Gaby.”

“MEMO”: Se llama Lía…

GUILLERMO: ¿Qué Lía?

“MEMO”: La colombiana…

GUILLERMO: Y ella, casi esquiva, me dice lo mismo. No quería que nadie nos vea. Sin embargo
no podemos aguantar y nos besamos y luego los dos nos tomamos fotos y las colocamos en
facebook y todos nos comentan “Que hermosos se les ve”, “son la pareja perfecta”. Qué vida para
más distinta a la mía…

“MEMO”: Sería perfecto. Sería…

GUILLERMO: Sería lo ideal, pero en la vida te tienes que conformar con lo que está “bien”.

(Aparece JAZMÍN, como un fantasma que mira desconcertada a ambos hombres)

GUILLERMO: ¿Cómo me dijiste que te llamabas?

“MEMO”: Creo que no te lo dije. Me llamo “Memo”.

GUILLERMO: ¿”Memo”? Yo soy Guillermo. En realidad esperaba que aparezca una mujer, pero
has llegado tú…

“MEMO”: Un gusto, Guillermo…

GUILLERMO: Comienzas hoy mismo. Anda a tu casa y trae tus cosas…

“MEMO”: Está bien… (“MEMO” va hacia GUILLERMO y le da la mano.). Gracias.

GUILLERMO: No me agradezcas. Cuídame. (Ambos se toman de la mano y se miran fijamente a


los ojos.)

“MEMO”: ¿Sabías que nuestros nombres significan lo mismo? (GUILLERMO mira completamente
extrañado. JAZMÍN se torna muy, muy triste.)

Apagón.
12

ESCENA TRES:

GUILLERMO se encuentra sentado en una silla mientras escribe en una laptop, lleno de furia.
Tiene una botella de vino vacía a su lado. La ha bebido claro está. Mira de un lado a otro.

GUILLERMO: Toda historia debería comenzar con un vacío. Yo escribía historias huyendo del
dolor, huyendo de ese vacío. Sí, lo hacía, “Memo”. Lo hacía. No sé cómo la soledad me encontró
un día y me colocó aquí, en este lugar. Solía divertirme. Tener las mujeres que quiera. El alcohol
que quiera. Los amigos que quiera. Incluso solía inventar historias de hombres apasionados que
llegaban a tener un “y vivieron felices por siempre”, ¿te imaginas? Solía tener todo lo que un
hombre en su infancia añora, pero en un tiempo se me dio por comer mucho, bastante. Tragaba y
tragaba. Empecé a engordar, ¿me entiendes? Y las personas se fueron alejando de mí. Sí, por
estar gordo, por cambiar. Ahora ya no estoy tan gordo, pero igual nadie se acerca a mí. Una vez
que algo cambia, la gente se va y no vuelve por más que hayas regresado a tu estado normal.
Aunque nunca regresas a tu estado normal… Y uno se empieza a volver adicto a esa soledad, a
esa tristeza. Se vuelve una rutina de la que no quieres salir. Encuentras un extraño disfrutar en el
llanto. Mi peón, escúchame… ¿qué pasa? ¿Ya no quieres que te llame así? ¡Eres mi peón y tu
obligación es cuidarme, “Memo”! ¡Esa es tu maldita obligación…! Discúlpame, ¿somos amigos o
no? Tú estás aquí. ¡Memo! ¡Memo! No me ignores, por favor. Tú no. Ya no quiero que me ignoren.
Una vez… sí, una vez una mujer me ignoró. Bueno, varias me han ignorado, pero con ella fue
distinto… Sentí que no merecía que ella haga eso. Que había hecho hasta lo imposible para que al
menos me acaricie el cabello, pero no… No pasó y yo siempre me quedé solo con ese olor. Sí, con
su olor. Con el exquisito olor de su perfume. Su perfume natural. Sólo yo, sólo yo sabré que he
vivido con ese perfume… Su olor y el dolor que provocaba (Silencio por un momento.) ¿Qué?
¿Estoy engordando? No, eso es imposible. No estoy comiendo nada, Memo. ¿Memo? ¡¿Memo?!
¡¿Estás aquí?!

Apagón rápido.

“MEMO” (Voz en off): Sí.

ESCENA CUATRO:

“MEMO” y JAZMÍN están ensayando una escena.

JAZMÍN: Para mí no ha sido nada fácil…

“MEMO”: ¿Y tú crees que para mí sí? He estado encerrado en casa. No he podido hacer nada
desde que te fuiste… por favor, reina, vuelve…

JAZMÍN: No pienso volver contigo. Tengo un novio que me quiere y que me trata bien. No podría
hacerle eso…

“MEMO”: Ese tipo es un imbécil, reina, querida… tú sabes que no has podido olvidarme, ¡ni yo a ti!
Ambos nos amamos. Nos necesitamos, ¡no seas estúpida!

JAZMÍN: ¿Ya ves? El mismo patán de siempre, ¡nunca vas a cambiar!


13

“MEMO”: ¡Estoy cambiando por ti! No te das cuenta, no quieres darte cuenta…

JAZMÍN: No voy a volver contigo, ahora si me disculpas…

“MEMO”: No te vayas, por favor. No me dejes, ¿yo qué voy a hacer sin ti?

JAZMÍN: Ese no es mi problema…

“MEMO”: ¿Y nuestros planes juntos?

JAZMÍN: ¿Qué planes? ¡Ya no existe ningún plan!

“MEMO”: El hijo varón que querías tener conmigo, ¡el sueño de irnos a viajar por todo el mundo
juntos!

JAZMÍN: Se quedaron en sueños, al menos para ti…

“MEMO”: No me digas eso. No seas cruel.

JAZMÍN: Podría ser más cruel, ¿sabes?

“MEMO”: ¿Por qué ser cruel con el chico que te amó tanto?

JAZMÍN: ¿Ya me puedo ir?

“MEMO”: Yo no te estoy deteniendo. Te podrías ir.

JAZMÍN: ¿Quieres que sea cruel, verdad?

“MEMO”: No…

JAZMÍN: Estoy esperando un hijo, ¿contento? Mi enamorado y yo vamos a ser padres.

“MEMO”: Eso es mentira.

JAZMÍN: No, no es mentira. Hace una semana me hice la prueba y arrojó positivo. No lo teníamos
planeado, pero sucedió…

“MEMO”: ¿Por qué me haces esto?

JAZMÍN: Yo no te he hecho nada…

“MEMO”: ¿Cómo me dices esto en la casa donde tú y yo pasamos tantos momentos? ¿Cómo me
dices que vas a tener el hijo de otro en este lugar?

JAZMÍN: ¡Me tienes harta! El mismo huevón de siempre…

“MEMO”: ¿El mismo huevón?


14

(“MEMO” saca un arma que tenía oculta y apunta a JAZMÍN.)

“MEMO”: ¿Te parezco un huevón?

JAZMÍN: Guarda esa mierda, ¿de dónde la has sacado?

“MEMO”: Eso no importa, ahora quiero que te… ¡no! No me gusta…

JAZMÍN: ¿Qué pasó?

“MEMO”: No sé, siento que mi personaje no tiene vida… no me creo.

JAZMÍN: Ay, tranquilo… ya verás que con entrenamiento te saldrá mejor. A mí me gustó…

“MEMO”: Es que el hombre está un poco loco, ¿no crees? ¿Cómo la quiere volver a conquistar
apuntándole con un arma?

JAZMÍN: Tú solo sigue lo que dice el guion, ¿quieres pasar ese casting o no?

“MEMO”: Sí, sí quiero… es importante para mí.

JAZMÍN: Entonces hazme caso, niño…

“MEMO”: Gracias por apoyarme.

JAZMÍN: Siempre.

“MEMO”: Guillermo debe seguir durmiendo.

JAZMÍN: Ese hombre si no bebe está durmiendo o jugando ajedrez, ¡siempre es lo mismo!

“MEMO”: Sí, pero la paso bien aquí, ¿tú, no?

JAZMÍN: Sí, me siento como protegida.

“MEMO”: Sí, creo que esa es la palabra…

JAZMÍN: Alejada de absolutamente todo (JAZMÍN saca un cigarrillo y lo enciende.)

“MEMO”: Fumas mucho…

JAZMÍN: Me relaja.

“MEMO”: A ti te encanta estar relajada, ¿no? Siempre quieres estar así.

JAZMÍN: Es horrible vivir con bultos en la espalda. Por eso me fui de mi casa… mi familia era un
gran bulto. Ellos no entendían mi forma de vivir…

“MEMO”: ¿Y cuál era tu forma de vivir?


15

JAZMÍN: No he sido una santa… no podía ser libre allá. Por eso vine aquí, a estudiar actuación,
me apasionaba eso y cuando te vi a ti… vi a un muchacho apasionado, talentoso. Distinto a los
otros que siendo estudiantes ya querían ponerse la pose de “soy actor”. Estupideces.

“MEMO”: ¿Te conquisté por ser talentoso? No creo serlo…

JAZMÍN: Cuando hablas así me desconquistas.

“MEMO”: Es que… es que yo…

JAZMÍN: Simplemente no vuelvas a decirlo.

“MEMO”: Está bien. No lo volveré a decir, al menos no delante de ti.

JAZMÍN: ¿Te imaginas que de aquí a unos años los dos sigamos juntos y…? Ay, qué estúpida…

“MEMO”: No, dime…

JAZMÍN: Nada. Solo que a veces fantaseo y, bueno… imagino que seguimos juntos y que hasta
tenemos un hijo…

“MEMO”: ¿Un hijo?

JAZMÍN: Sí y que crece aquí, ¿te imaginas?

“MEMO”: Pobre niño…

JAZMÍN: Sería bonito. Sería libre, ¡haría lo que quiera! Y me encantaría que sea actor o escritor…

“MEMO”: ¿Escritor como Guillermo?

JAZMÍN: No sabía que escribía, ¿qué tal lo hace?

“MEMO”: Es un maestro ese hombre, ¡solo tiene que creérsela!

JAZMÍN: Igual que tú.

“MEMO”: Igual que yo… (JAZMÍN queda mirando a la nada por un largo instante. “MEMO la
observa detenidamente), ¿te pasa algo?

JAZMÍN: No. Me quedé en blanco nada más, ¿no te pasa? Que te quedas en blanco. Como si por
un segundo no recordarás dónde estás, ni quién eres. Se siente formidable.

“MEMO”: Me encantas…

JAZMÍN: A fin de mes me tengo que ir.

“MEMO”: ¿Cómo que te vas?


16

JAZMÍN: Si quieres me puedes acompañar.

“MEMO”: ¿A dónde te vas?

JAZMÍN: Tranquilo, tengo que viajar para ver a mis papás. No saben nada de mí y la otra vez me
llamaron. No soy tan hija de puta… los quiero y quiero ir a verlos un rato.

“MEMO”: Me parece excelente, pero sabes que a fin de mes es mi casting…

JAZMÍN: ¿Prefieres ir a tu casting?

“MEMO”: Soy un tipo talentoso, tengo que ir…

JAZMÍN: No quisiera viajar sola, pero me gusta escucharte así…

“MEMO”: Me puedes esperar si quieres y nos vamos juntos, a donde quieras…

JAZMÍN: Ni hablar, tengo que ir a verlos lo antes posible…

“MEMO”: Ni hablar…

JAZMÍN: ¿Continuamos? (Mostrándole el guion).

“MEMO”: Sí…

(GUILLERMO aparece. Se queda parado mirando.)

JAZMÍN: Guarda esa mierda, ¿de dónde la has sacado?

“MEMO”: No puedo dejar que te vayas…

JAZMÍN: Así no es el guion…

“MEMO”: No puedo dejarte.

JAZMÍN: ¿De qué hablas?

“MEMO”: No quiero que te vayas, ¡no quiero! (“MEMO” apunta con el arma a JAZMÍN, pero de
manera muy delicada.).

JAZMÍN: ¡Estoy hablando en serio! ¿De qué mierda me hablas?

“MEMO”: Quiero que estés conmigo, ¡quiero que estés conmigo siempre!

JAZMÍN: Estás cambiando el guion…

“MEMO”: No soporto mi soledad. No soporto mi cuerpo. No soporto tener que cargar bultos,
¡enséñame a no cargarlos!
17

JAZMÍN: Todavía cargo bultos…

“MEMO”: ¡No me digas eso! ¡Tú eres especial! ¡Eres distinta!

JAZMÍN: Soy una mierda…

“MEMO”: No, eres una mujer talentosa, ¡nunca vuelvas a decir que eres una mierda! Me
desconquistas cuando dices eso.

JAZMÍN: No lo volveré a decir…

“MEMO”: ¿Por qué me dejaste?

JAZMÍN: Nunca te dejé.

“MEMO”: ¡Sí lo hiciste! Dime la razón.

JAZMÍN: No hay ninguna razón.

“MEMO”: Dime el por qué…

JAZMÍN: ¿De qué hablas?

“MEMO”: Te necesito para seguir viviendo. Tú me haces creer que soy lo que no soy.

JAZMÍN: ¡No me desconquistes!

“MEMO”: ¡Dime por qué me dejaste!

JAZMÍN: ¡Porque no te soporto! ¿Estás contento? No te soporto, estoy esperando un hijo de otro.
El sueño de tener un hijo, juntos, murió, y nunca quisiste viajar conmigo, ¡las oportunidades se
esfuman!

(GUILLERMO empieza a gritar y rompe en llanto. A “MEMO” se le cae la pistola de la mano y


parece inerte, JAZMÍN solo observa. GUILLERMO se encuentra en el piso. Tiene una crisis, no
puede soportarlo. No puede.)

Apagón.

ESCENA CINCO:

“MEMO” se encuentra en el departamento. Está solo y arregla los libros de GUILLERMO. Se queda
leyendo uno por un momento. Lee en voz alta y empieza a interpretar una novela que ha
encontrado.

“MEMO”: “Disfruto que supliques, que pidas clemencia. Que te arrodilles a pedir perdón y que
quedes ahí por un largo instante, mientras jalo de tus cabellos y tú, extraños ruidos dejas en esta
habitación… (Ingresa GUILLERMO). Eres una puta. Clavas tus uñas por la espalda, para luego
18

dejar terribles marcas cerca al corazón. Eres una cualquiera y yo un estúpido que quiere que seas
sólo mía… Y detesto sentir otras salivas en tus…”

GUILLERMO: “… labios que parecen arrugados de tanto uso. Tu saliva y la mía una sola deben
ser. Aunque sé que eso es imposible. Miénteme seguido y seguramente me convenceré que esas
extrañas no son más que pura imaginación de mi lengua solitaria…”

“MEMO”: Continúa.

GUILLERMO: Es parte de una mala novela que escribí.

“MEMO”: ¿Mala? Está de puta madre.

GUILLERMO: A tu edad pensaba lo mismo.

“MEMO”: No soy un niño.

GUILLERMO: Claro que lo eres, peón.

“MEMO”: No me llames “peón”. No me gusta. No soy un esclavo…

GUILLERMO: ¿Qué has dicho?

“MEMO”: No me digas “peón”, por favor.

GUILLERMO: Está bien, pero no vuelvas a leer los libros que yo escribí. En la carátula dice el
nombre, siempre que veas el mío lo dejas ahí. Agarra cualquier otro.

“MEMO”: ¿Pero por qué?

GUILLERMO: Porque no.

“MEMO”: ¡Oye, tu novela de verdad está muy buena! ¡En serio!

GUILLERMO: ¡No quiero! ¿Eso no es suficiente?

“MEMO”: ¡Pero no entiendo! La novela…

GUILLERMO: ¡No me da la gana! ¡No quiero que vuelvas a leer mis libros! ¡Son míos! ¡Ya ninguna
librería los vende y eso significa algo!

“MEMO”: ¿Me puedes contar?

GUILLERMO: ¿Qué?

“MEMO”: ¿Por qué quisiste que ya nadie los venda?

GUILLERMO: Porque no quiero que lean mis libros, así de simple…


19

“MEMO”: ¿Qué es lo que ocultas?

GUILLERMO: ¿Disculpa?

“MEMO”: Ya te pregunté.

GUILLERMO: ¿Acaso no sabes que eres mi empleado?

“MEMO”: Yo solo…

GUILLERMO: Yo soy el rey aquí, ¡tú eres un simple peón! Tú estás aquí porque yo he decidido que
estés, pero te puedo botar en este momento si sigues metiéndote en mi vida.

“MEMO”: Con esa actitud no podré ayudarte.

GUILLERMO: Tal vez no quiero que me ayudes.

“MEMO”: ¿Entonces para qué quieres que esté aquí?

GUILLERMO: ¡Te puedes largar si quieres! (Se hace un silencio. “MEMO” mira a GUILLERMO,
este no lo hace.)

“MEMO”: Si eso es lo que quieres, ¡me largo, pues!

(“MEMO” sale hacia los cuartos para buscar sus cosas. GUILLERMO queda solo, se acerca al
libro, lo toma entre sus manos.)

GUILLERMO: “…Mi chica de la letra G se ha ido para no volver, ¡y yo intento sonreír! ¡Intento
brincar de alegría! Discúlpame, pero no logro quitarme esos pensamientos de la cabeza… mi chica
G dónde te has metido… No quiero seguir viviendo sin tu presencia. Sin tus caricias. Sin tu olor…
Sí, lo sabes, tengo el sentido del olfato tan desarrollado que podía oler hasta tu saliva, tus lágrimas
y tus uñas tan bien cuidadas. Te amo, Chica G” (Empieza a romper el libro hoja por hoja. Con gran
furia y dolor). La amo. La amo…

(Aparece “MEMO” nuevamente. GUILLERMO nota su presencia.)

GUILLERMO: No te puedes ir. Lo sé. Yo tampoco.

“MEMO”: ¿Por qué?

GUILLERMO: Yo ya perdí las esperanzas de poder contestar esa pregunta. Te sugiero que
también lo hagas.

“MEMO”: Tu libro es muy bueno.

GUILLERMO: Escribí tres y ya están olvidados.

“MEMO”: Acabo de revivir uno.


20

GUILLERMO: Gracias.

“MEMO”: ¿Estabas enamorado?

GUILLERMO: Sí, pero no la pasé bien.

“MEMO”: Lo siento.

GUILLERMO: No. Antes de haberme enamorado no vivía. Era como un gusano que no podía
arrastrarse… y sin embargo luego de enamorarme empecé a moverme, a arrastrarme, a vivir… Me
movía y me movía, cada vez más intensamente.

“MEMO”: ¿El sufrimiento ayudó a que te muevas?

GUILLERMO: Escapar del sufrimiento. Escapar. (Ambos se miran fijamente. Hay un pequeño
silencio). Me dijiste que eres actor, ¿verdad?

“MEMO”: Estoy estudiando. Quiero serlo.

GUILLERMO: Muéstrame alguna de tus habilidades. Actúa para mí, peón.

“MEMO”: No tengo nada aprendido.

GUILLERMO: Entonces improvisemos. Llevé algunas clases de teatro cuando estaba en el colegio.

“MEMO”: En el colegio…

GUILLERMO: Sí, ¿qué tiene de malo? En el colegio. Vamos, va ser divertido.

“MEMO”: Está bien, ¿quién eres tú?

GUILLERMO: Seré Guillermo.

“MEMO”: ¿Qué? ¿Vas a ser tú?

GUILLERMO: Sí, que mejor que trabajar conmigo mismo.

“MEMO”: En ese caso yo seré “Memo”.

GUILLERMO: Excelente.

“MEMO”: ¿Cuál será la circunstancia?

GUILLERMO: Una alabanza al dolor. Quiero hacerle una alabanza a todo esto que siento. No
puedo explicarlo con palabras. Tal vez con una alabanza pueda hacerlo.

“MEMO”: ¿Y en qué consistirá esa alabanza?


21

GUILLERMO: Haré un movimiento que para mí signifique dolor. Luego tú harás otro e iremos
mezclando los movimientos hasta encontrar un punto en común. Un dolor en común.

“MEMO”: ¿Y si nunca lo encontramos?

GUILLERMO: La alabanza perdurará…

“MEMO”: Y el dolor…

GUILLERMO: Para siempre. (“MEMO” queda callado por un momento.)

“MEMO”: Está bien. Hagámoslo.

GUILLERMO: Eso es, ¡yo comienzo! Atento…

(GUILLERMO comienza con un movimiento. “MEMO” continúa y así sucesivamente. En un


momento JAZMÍN ingresa y camina lentamente hacia ambos tocándoles la cabeza. Ambos se
detienen.)

Apagón.

ESCENA SEIS:

JAZMÍN tiene puesta una bata de color blanco. Se encuentra bailando mientras tararea una suave
canción. Sus movimientos nos hacen recordar el temor a la muerte. En la esquina del escenario se
encuentran GUILLERMO y “MEMO” sentados en unas sillas con una mesa frente a ellos. Ambos
observan como si fueran miembros de un jurado. Sólo observan hasta que ésta se detiene.

“MEMO”: (Se para y aplaude. Lleno de euforia.) ¡Bravo! ¡Bravísimo!

GUILLERMO: ¿Bravísimo?

“MEMO”: Sí, se ve preciosa, ¿no crees? Toda una Diosa. ¿Qué te pareció a ti?

GUILLERMO: Estuvo bien. Sí.

“MEMO”: Más que bien.

GUILLERMO: Tal vez más que bien.

“MEMO”: ¿De qué hablas? No le hagas caso. ¡Estuviste fenomenal!

GUILLERMO: ¿Fenomenal?

“MEMO”: Hermosa.

GUILLERMO: ¿Cuántos puntos le vas a dar a la dama?

“MEMO”: (Saca una paleta con el número 10.) ¡Diez!


22

GUILLERMO: Espera un momento. ¿Qué te pasa? Diez es el puntaje máximo que se debe dar.

“MEMO”: Por eso mismo. La mujer es preciosa y su baile ha sido digno de su belleza.

JAZMÍN: Gracias…

GUILLERMO: No. Un momento… no estoy de acuerdo con eso. Sí, ha sido un buen baile, no
puedo negarlo, pero qué pasaría si llegan bailes mejores. Tú le acabas de poner diez a la señorita,
si llegan mejores vas a tener que ponerles diez a ellos también. Eso quiere decir que a pesar de
que las otras personas hayan hecho un mayor esfuerzo, de igual modo terminarán con el mismo
puntaje que ella. ¿Te parece justo?

“MEMO”: ¿Y desde cuándo somos justos?

GUILLERMO: Bueno, al menos aparentemos.

“MEMO”: Quiero darle diez puntos a ella y punto.

GUILLERMO: Estás cegado, ¿no te das cuenta?

“MEMO”: ¿Cegado?

GUILLERMO: El amor a ti te transforma, “Memo”. Me he dado cuenta de eso. A ti el amor te vuelve


imbécil.

“MEMO”: Ya. Es normal que le quiera dar diez puntos… Oye, Guillermo, estamos…

GUILLERMO: ¡Cállate! (GUILLERMO se levanta y va hacia JAZMÍN). ¿No te das cuenta lo que ella
es? Mientras tú estás aquí, ¡Ella de seguro está moviéndose en la cama de algún tipo más alto y
guapo que tú y yo!

JAZMÍN: ¡Hey! Este juego ya no me está gustando.

“MEMO”: ¡No vuelvas a hablar así!

GUILLERMO: ¿Les molesta que diga la verdad? ¿Son la pareja perfecta ustedes? A ver, Jazmín.
Dime la verdad. ¿No tienes ganas de conocer a otra persona?

JAZMÍN: Ya cállate…

GUILLERMO: ¡Un hombre mejor que él! Que tenga dinero, un carro, que no sea un depresivo
imbécil, que sea más alto, más guapo, con un cuerpo tal vez más atlético.

JAZMÍN: ¿Por qué siempre quieres arruinar todo?

GUILLERMO: ¡No me digas que el físico no te importa y las estupideces que dice la mayoría de
personas para hacerle creer a los demás que son distintos y que se fijan en lo que hay en el
corazón…! Si eso fuera así, ¡yo estaría casado, con un hijo y un hermoso gatito blanco!
23

JAZMÍN: ¿Por qué actúas así?

GUILLERMO: ¿Así cómo?

JAZMÍN: Así de violento…

GUILLERMO: Yo soy así…

JAZMÍN: No… (Se hace un silencio. GUILLERMO y JAZMÍN se miran. GUILLERMO se siente un
tanto incómodo.)

“MEMO”: ¿Es verdad, Jazmín?

JAZMÍN: ¿Ah?

“MEMO”: Nosotros.

JAZMÍN: ¿Nosotros qué?

“MEMO”: Nuestra relación, ¿no tiene futuro?

JAZMÍN: ¿Por qué te haces preguntas? Somos jóvenes.

“MEMO”: ¿Y por qué no me podría hacer preguntas? Sí, soy joven y justamente por eso. Quisiera
tener respuestas cuando sea un viejo de mierda…

JAZMÍN: No me gusta cómo me estás hablando.

GUILLERMO: Esas mujeres que siempre piden que les hables bonito, ¡son las peores!

JAZMÍN: ¡Me cansé de todo esto!

“MEMO”: Baila de nuevo, por favor, ¡Baila! Muévete, pero al hacerlo mírame a mí (JAZMÍN no
responde.).

GUILLERMO: Lo mejor será que se vaya, peón…

“MEMO”: No me digas “peón” y cállate, mierda (GUILLERMO queda sorprendido ante el grito de
“MEMO”). Baila, ¿Quieres que me arrodille a pedírtelo?

JAZMÍN: No…

“MEMO”: Muévete, muévete conmigo y mírame, ¡mírame!

JAZMÍN: Está bien. Lo haré por ti.

(JAZMÍN empieza a bailar, pero a quien mira es a GUILLERMO. “MEMO” parece sentir un extremo
placer. GUILLERMO mira totalmente serio.)
24

Apagón.

ESCENA SIETE:

GUILLERMO se encuentra sentado en el mueble. Se toca la espalda y se saca pedazos de piel.


Las veía ve luego se las mete a la boca.

GUILLERMO: Siempre me ha gustado comer de mi propia piel. Desde chico recuerdo. Mi mamá
me decía “Oye, mocoso, no te comas los dedos del pie”. Me sacaba la carnecita del pie. Así como
morderte los dedos de la mano, pero yo del pie. La mano no me atrae mucho. Es más sucia.
Agarramos muchas cosas. En cambio los pies están cubiertos por unas medias y unos zapatos que
hacen que estos estén a salvo de cualquier amenaza (GUILLERMO se saca los zapatos, luego las
medias y empieza a morderse las uñas del pie). Sabroso. Saben a… Es inexplicable.

(“MEMO” ingresa junto a JAZMÍN, quien ha llegado a ese espacio por primera vez.)

“MEMO”: Guillermo quería presentarte a… (“MEMO” y JAZMÍN quedan sorprendidos al verlo.).


¿Guillermo?

GUILLERMO: Dime. Dime (GUILLERMO continúa mordiéndose las uñas y la carnecita de sus
pies.).

“MEMO”: He venido con una chica.

GUILLERMO: Que bueno, ya sabes que tus amigos son bienvenidos. Ya te lo dije.

“MEMO”: Sí, pero…

GUILLERMO: Por cierto, la otra vez que me obligaste a salir, el dichoso sol me quemó la espalda.
Te dije que no era buena idea, aunque estoy sacando provecho de eso. Me saco la piel y me la
como… Aunque nada como la piel de los pies.

“MEMO”: Sí. Lo siento. Todo es mi culpa.

GUILLERMO: No te preocupes. La paso bien.

“MEMO”: Quería presentarte a Jazmín.

GUILLERMO: ¡Ella es la famosa Jazmín! Un gusto.

JAZMÍN: Un gusto.

“MEMO”: ¿Puedes dejar de hacer eso, por favor?

GUILLERMO: ¿Qué cosa?

“MEMO”: Morderte los dedos del pie. Es un poco asqueroso.


25

GUILLERMO: Ah. Tienes razón. Lo siento (GUILLERMO deja de hacerlo y luego va hacia JAZMÍN.
Esta vez la mira realmente. La mira, la mira demasiado…). Un gusto nuevamente. Te daría un
beso en la mejilla, pero, por lo que acabo de escuchar, seguramente te parecerá “asqueroso”.

“MEMO”: Jazmín es compañera mía en las clases de teatro.

GUILLERMO: ¿Sí? ¿Es bueno el muchacho?

JAZMÍN: Bastante bueno… yo diría que es el mejor del salón.

“MEMO”: No es para tanto…

JAZMÍN: Solo falta que él se la crea y terminaremos viéndolo en los grandes teatros…

GUILLERMO: Que bueno…

“MEMO”: Guillermo, yo te quería preguntar…

GUILLERMO: Luego me preguntas, (A JAZMÍN) ¿cuántos años tienes?

JAZMÍN: Veinticuatro.

GUILLERMO: Es mayor que tú, “Memo”. A mí también me gustaban las mayores…

“MEMO”: Sí…

GUILLERMO: ¿Y ya son enamorados?

“MEMO”: No. Todavía.

JAZMÍN: ¿Todavía?

“MEMO”: Es decir, prácticamente sí lo somos.

JAZMÍN: ¿Prácticamente?

“MEMO”: Sí. Somos enamorados.

GUILLERMO: Que bueno. Ahora podrás ocupar tu cerebro en otras cosas que no sea la estupidez
de “me querrá o no me querrá esta chica.”.

“MEMO”: Sí. Gracias.

JAZMÍN: Me gusta la casa. Para ser un par de hombres tienen buen gusto.

GUILLERMO: ¿Qué quieres decir con “para ser un par de hombres”? ¿Estás tratando de minimizar
mi sexo?

“MEMO”: No. No creo que ella haya intentado hacer eso.


26

JAZMÍN: Claro que sí.

“MEMO”: Jazmín…

JAZMÍN: Es la verdad. Los hombres, ¡todos!, son unos estúpidos.

“MEMO”: Jazmín, no estás ayudando…

GUILLERMO: Feminista a la vista. ¿Se está poniendo de moda eso, no?

JAZMÍN: Las mujeres…

GUILLERMO: ¿Las mujeres qué? ¿No se dan cuenta que somos iguales? Hombre-Mujer, ¿Cuál es
la diferencia? Yo tengo pene. Tú tienes vagina. “Memo” también tiene pene, ¿no?

“MEMO”: Sí.

GUILLERMO: Muy bien. Él te penetrará. Los dos disfrutarán del sexo…

“MEMO”: Ya. Es suficiente. Creo que ya entendimos. Todos somos iguales.

GUILLERMO: Sí. Lo único que nos diferencia es el alma y esta no se puede ver. Ah, y bueno, el
cerebro, siempre y cuando sepamos cultivarlo.

JAZMÍN: ¿Crees ser mejor que yo?

GUILLERMO: Estoy seguro de eso.

JAZMÍN: ¿Una partida de ajedrez?

GUILLERMO: “Memo” dile a tu mujer que no se meta en problemas…

JAZMÍN: ¿Dónde me has visto el moño? ¿Crees que soy un obsequio? ¿Un regalo? No soy “su
mujer”.

GUILLERMO: Partida de ajedrez entonces. “Memo” ve por el tablero y las fichas, y tú sé buena
chica y anda a la cocina por una botella de vino.

JAZMÍN: Iré, pero sólo porque tengo sed. ¿Dónde queda?

GUILLERMO: Allá. En la esquina a la derecha.

(“MEMO” camina hacia el tablero y lo trae a la mesa de centro. Empieza a armarlo. JAZMÍN va a la
cocina.)

GUILLERMO: Hace mucho que no hablaba con una mujer. Me había olvidado que la sociedad las
está convirtiendo en fieras últimamente. No me extrañaría que pronto ellas sean las que tengan el
control de todo, ¡Si es que ya no lo tienen!
27

“MEMO”: Guillermo, yo te quería…

GUILLERMO: No le disgustó ir a la cocina por la botella de vino. Esa al menos es una buena
señal…

“MEMO”: Por favor, Guillermo, podrías tratarla un poco mejor…

GUILLERMO: Dime rey…

“MEMO”: ¿Qué?

GUILLERMO: Si quieres que la trate bien dime rey…

“MEMO”: No… no lo haré. Por favor, yo estoy enamorado…

GUILLERMO: Yo creo que esa mujer te va a hacer daño. Tíratela y olvídate de ella.

“MEMO”: No, de verdad la estoy empezando a querer. No quiero tirármela.

GUILLERMO: La soledad te hace creer que estás enamorado de la primera persona que te da un
poco de cariño.

“MEMO”: Por favor. Ayúdame con ella. De verdad me interesa.

GUILLERMO: ¡¿Dónde está la botella?!

“MEMO”: Por favor.

GUILLERMO: ¡La botella de vino está a la vista de cualquiera!

“MEMO”: Ya no grites, por favor. Te va a escuchar.

GUILLERMO: De eso se trata justamente. ¡Quiero beber mi vino!

“MEMO”: ¡Ya! ¡No sigas!

GUILLERMO: ¡Es que tengo sed y no me dan de beber!

“MEMO”: ¡Ya para!

GUILLERMO: ¡Cuánto se demora esta chica!

“MEMO”: ¡Por favor!

GUILLERMO: ¡Se nota que es una incompetente…!

“MEMO: ¡Rey! (“MEMO” y GUILLERMO se miran fijamente.)


28

GUILLERMO: Muy bien, peón. Me quedo callado un rato, pero solo un rato…

“MEMO”: Gracias.

(Aparece JAZMÍN con la botella de vino y tres copas.)

JAZMÍN: La cocina es un asco. Tuve que lavar las copas…

GUILLERMO: Que eficiente…

JAZMÍN: Que no se te haga costumbre.

GUILLERMO: ¿Y por qué se me haría costumbre?

JAZMÍN: (A “MEMO”) ¿No le has dicho?

“MEMO”: Te quería contar que… Jazmín no es de Lima y ha venido hace poco acá para estudiar
actuación…

GUILLERMO: Ajá, ¿y entonces?

“MEMO”: Sus padres no la apoyan. No le mandan ni un sol. Creen que estudiar actuación es una
locura y quizás estén en lo cierto, pero qué interesa… la cuestión es que ella no… ella no tiene
ahorita la plata como para vivir sola y yo pensé que bueno, ella es mi enamorada y…

GUILLERMO: ¿Quieres que viva aquí?

“MEMO”: Sí… si quieres me pagas menos…

GUILLERMO: No.

“MEMO”: ¿No?

GUILLERMO: No. No admito que mujeres se queden a vivir en mi casa…

“MEMO”: Pero por favor…

GUILLERMO: He dicho que no.

JAZMÍN: ¿Y qué tal si te gano la partida?

GUILLERMO: ¿Una mujer ganarme la partida?

JAZMÍN: Claro…

GUILLERMO: Eso es imposible.

JAZMÍN: Si es imposible, entonces date el lujo de dejarme en ridículo…


29

(GUILLERMO mira fijamente a JAZMÍN.)

GUILLERMO: Está bien… (A “MEMO”) Sirve las copas.

(“MEMO” abre la botella de vino y empieza a servir en las copas. Le da la primera a GUILLERMO,
quien bebe.)

GUILLERMO: Empieza el juego.

JAZMÍN: Empieza.

“MEMO”: Sí.

(“MEMO” y GUILLERMO quedan quietos. JAZMÍN los mira a ambos y luego ríe.)

JAZMÍN: A jugar.

(“MEMO” y GUILLERMO vuelven a moverse. El tablero ya estaba totalmente puesto. JAZMÍN es la


primera en jugar.)

Apagón.

ESCENA OCHO:

GUILLERMO y MUJER EXTRAÑA se encuentran haciendo el amor en el sofá. Ambos muy


divertidos. MUJER EXTRAÑA tararea la misma canción que JAZMÍN. “MEMO” observaba a lo
lejos, sentado en el rincón, totalmente destrozado, bebiendo más y más ron.

MUJER EXTRAÑA: Tienes que venirte afuera, tonto…

GUILLERMO: No, me voy a venir adentro (Juguetón).

MUJER EXTRAÑA: Ay no, ¡te he dicho que no!

GUILLERMO: Sí, va ser delicioso, ya verás…

MUJER EXTRAÑA: ¡No! ¡Para!

“MEMO”: ¡Suéltala, hijo de perra!

(GUILLERMO y MUJER EXTRAÑA dejan de tener sexo. Se detienen. Ambos miran a “MEMO”,
quien se encontraba totalmente enfermo.)

“MEMO”: ¡Suéltala! ¡No quiero que la toques! Dile que te da asco, ¡díselo por favor!

GUILLERMO: ¿Hasta cuándo vas a seguir con eso?

“MEMO”: ¿Cuánto tiempo estuviste tú en la misma situación, mi rey?


30

GUILLERMO: Yo estaba equivocado y ahora tú estás cayendo en lo mismo. Por favor, permíteme
ayudarte.

“MEMO”: ¿Tú me vas a ayudar a mí? ¡Depresivo hijo de puta! ¿Por qué no te vas a tomar tus
pastillas de sertralina? ¿No es la hora acaso?

MUJER EXTRAÑA: Creo que yo debería irme.

“MEMO”: No. Tú no te vas a ningún lado.

MUJER EXTRAÑA: ¡Estás loco! ¡Yo me largo!

(MUJER EXTRAÑA se levanta e intenta irse, pero “MEMO” la toma de los brazos).

“MEMO”: No te vayas, por favor.

MUJER EXTRAÑA: ¡Suéltame! (“MEMO” la arroja hacia el mueble).

“MEMO”: Guillermo dile que no se vaya, ¡a ti te hace caso! Por favor dile que no.

GUILLERMO: No te vayas.

MUJER EXTRAÑA: ¡Pero por el amor de Dios…!

“MEMO”: ¿No me permites bailar un rato contigo?

MUJER EXTRAÑA: ¡No! ¡Ni siquiera te conozco! ¿Te puedes ir? Es muy vergonzoso esto.
(Dirigiéndose ahora a GUILLERMO.). Dijiste que no estaba en la casa…

GUILLERMO: Creí que estaba en sus clases de actuación.

“MEMO”: ¿Qué mierda les pasa a ustedes dos? ¿Quieren volverme loco? ¡Pues déjenme decirles
que lo están logrando!

GUILLERMO: Todo esto es mi culpa…

MUJER EXTRAÑA: ¿De qué hablas?

GUILLERMO: He sido un tipo egoísta en todo este tiempo…

MUJER EXTRAÑA: ¿Por qué dices eso? Yo no he conocido a una persona egoísta, yo…

GUILLERMO: Tú no sabes como era antes. Sólo pensaba en mí. No me importaba lo que puedan
sentir “Memo” o Jazmín.

MUJER EXTRAÑA: ¿Quién es Jazmín?

GUILLERMO: Eso no importa ahora. Yo creía que ambos eran tipos simples y que estaban
aprendiendo de mí, pero no… Era todo lo contrario.
31

MUJER EXTRAÑA: Tranquilízate…

GUILLERMO: Yo aprendí de ellos y ellos… Y ellos, lamentablemente, sí aprendieron, pero de toda


mi mierda.

MUJER EXTRAÑA: Ya, mira, vámonos a otro lado…

GUILLERMO: No, mejor vete tú…

“MEMO”: ¡No! ¡Que no se vaya!

GUILLERMO: Entiende, ¡Por favor!

“MEMO”: ¡No! ¡Te he dicho que no! ¡Tú no te vas a ninguna parte!

(“MEMO” va hacia uno de los cajones de la mesa y coge un arma. Una pistola. Apunta a ambos.)

GUILLERMO: “Memo”, suelta eso.

“MEMO”: ¡Ella no se va a ir!

GUILLERMO: No. No se va a ir. Ahora suelta eso.

MUJER EXTRAÑA: ¡Mierda! ¿Dónde me has traído? ¿Dónde mierda me has traído?

GUILLERMO: ¡Ya cállate la boca!

“MEMO”: ¡No le grites!

(GUILLERMO y “MEMO” se miran fijamente. GUILLERMO intenta acercarse.)

“MEMO”: No quiero que te acerques. Estoy bien así. No te acerques.

GUILLERMO: Sólo quiero que sueltes esa arma para así poder conversar los dos.

“MEMO”: ¿Para qué quieres conversar con un peón?

GUILLERMO: ¡Es horrible ser un rey! ¡No quiero ser un rey!

“MEMO”: Eres el rey…

GUILLERMO: Ser el rey es una buena mierda… siempre siendo protegido, ¡no quiero ser un rey!
¡Quiero ser un peón! ¡Un luchador! Yo sé que puedo ayudarte. Yo he pasado por lo mismo. Hice
que vengas a mi casa justamente por eso.

“MEMO”: Tú no sabes nada. No entiendes nada. Ahora quiero que Jazmín venga hacia mí.

GUILLERMO: ¿Qué?
32

“MEMO”: Que venga.

GUILLERMO: Jazmín ya no está, “Memo”.

“MEMO”: ¡No sigas con eso! ¿Quieres que te mate? ¿Eso quieres?

(GUILLERMO se arrodilla en ese instante.)

GUILLERMO: De rodillas, ¡de rodillas te pido que entres en razón! ¡Todo esto es mi culpa! Por eso
no me cansaré de querer ayudarte.

“MEMO”: Que bien se siente verte de rodillas. Me vuelvo a sentir poderoso, ¿sabes? (Ahora hacia
MUJER EXTRAÑA) ¡Ven! ¡Ven! ¡Ven! (MUJER EXTRAÑA mira aterrada. No se mueve.). ¡Qué
vengas! ¿O quieres recibir un balazo en la cabeza?

(MUJER EXTRAÑA camina hacia “MEMO” hasta estar frente a él. GUILLERMO continúa
arrodillado y con los ojos cerrados. “MEMO” ve a ambos. Luego vuelve su mirada a MUJER
EXTRAÑA. La imagen se congela.)

Apagón.

ESCENA NUEVE:

GUILLERMO se encuentra fumando un cigarrillo y bebiendo ron mientras juega ajedrez solo.

GUILLERMO: ¿Qué sucede cuando juegas solo? ¿Qué sucede cuando no tienes nadie a quien
mirar a los ojos o cuando no puedes sospechar de algún extraño movimiento? Mueves una ficha,
luego mueves otra… tus peones van yendo hacia el lugar indicado, las torres caen rápidamente,
¡maldita sea! El caballo parece estar ciego y se mueve torpemente, el alfil petrificado, no quiere
que nadie se acerque, teme… sea lo que sea, ¡finalmente jaque mate a ti mismo! Es así cuando
juegas solo, pierdes de todas formas… (“MEMO” ingresa a la casa. Se encuentra un tanto
angustiado.). Llegas tarde, ¿qué pasó?

“MEMO”: No. A mí nada, pero yo no sé qué mierda le pasa a la gente.

GUILLERMO: ¿Has estado bebiendo? ¿Sin mí?

“MEMO”: No. No he estado bebiendo. No todo se trata de alcohol…

GUILLERMO: ¿Ah, no?

(“MEMO” suspira. Silencio…)

GUILLERMO: ¿Qué te pasa?

“MEMO”: ¿Cómo se escucha mi voz?


33

GUILLERMO: Normal. Como siempre.

“MEMO”: ¿Estás seguro?

GUILLERMO: Sí.

“MEMO”: Lo que pasa es que hoy siento que mi voz no es real. No creo en nada de lo que digo.
Como si no pudiera decir las palabras correctas, ¿ahora lo estoy haciendo bien? ¿Se me escucha
bien?

GUILLERMO: Claro que sí.

“MEMO”: Gracias.

GUILLERMO: Deberías tomarte un trago.

“MEMO”: Me pregunto muchas cosas hoy día.

GUILLERMO: ¿Cosas? ¿Cómo qué?

“MEMO”: Estupideces…

GUILLERMO”: Nada nuevo entonces…

“MEMO”: ¿Por qué debemos tener sexo?

GUILLERMO: ¿Para reproducirnos?

“MEMO”: Sí, pero me refiero a cuando no queremos reproducirnos, ¿por qué lo hacemos? ¿Por
qué queremos penetrarlas?

GUILLERMO: Por placer y poder.

“MEMO”: Sí, pero por qué no buscamos placer o poder de otra manera. Una caricia. Un beso.
Dormir juntos. Abrazados. No lo sé, cualquier cosa menos eso…

GUILLERMO: ¿Te estás enamorando, verdad?

“MEMO”: ¿De qué hablas?

GUILLERMO: Es eso, te estás enamorando, ¡qué lindo!

“MEMO”: Ya, para… Sí, he conocido a una chica…

GUILLERMO: Sabía que era eso, ¿cómo se llama la muchacha?

“MEMO”: Jazmín.

GUILLERMO: Pues está bien, eres joven, ¡enamórate todo lo que quieras!
34

“MEMO”: ¿Y si no le atraigo? ¿Si no le intereso?

GUILLERMO: Con razón mi abuelo me decía que lo mejor era enamorarte cuando tenías muchas
cosas qué hacer. Así no torturas tu mente con preguntas. Enamorarte siendo un vago es sinónimo
de que todo saldrá mal.

“MEMO”: Yo no soy un vago…

GUILLERMO: Claro que no, eres un peón…

“MEMO”: Yo solo quiero que todo salga muy bien. Quiero que ella me quiera.

GUILLERMO: Ese es el problema.

“MEMO”: ¿A qué te refieres?

GUILLERMO: No debes querer que ella te quiera. Debes hacer que ella te quiera.

“MEMO”: ¿Y cómo logro eso?

GUILLERMO: Estrategia. Yo, con el tiempo, he aprendido como siempre ganar una partida de
ajedrez. Con el tiempo creé mi estrategia. Ahora soy infalible…

“MEMO”: Pero si todo el tiempo juegas solo, ¿cómo puedes saber que eres infalible?

GUILLERMO: Bueno, yo… yo lo sé. Es simple… yo lo sé.

“MEMO”: Hoy no quiero beber. Creo que me iré a dormir.

GUILLERMO: ¿Dormir tan temprano? No, para qué…

“MEMO”: No me siento bien…

GUILLERMO: Te pago para que te quedes conmigo…

“MEMO”: ¿Qué es lo que quieres?

GUILLERMO: Quiero conversar un rato más.

“MEMO”: ¿De qué?

GUILLERMO: Quería contarte un sueño que tuve.

“MEMO”: ¿Un sueño?

GUILLERMO: Sí. Una pesadilla en realidad.

“MEMO”: Está bien. Cuéntamela.


35

GUILLERMO: Era extraño. Un alfil de color negro me esperaba en el pasadizo de la casa en la que
vivía cuando era chico. Yo era el rey y caminaba lentamente hacia él. Sabía que me iba a hacer
daño, sabía que estaba esperando cualquier movimiento para hacer el jaque, pero de igual modo
iba. Caminaba. Hacia él. Y él me sonreía y empezaba a cobrar vida. No llegaba a reconocer su
rostro, pero vi que tenía las uñas largas, muy largas. Cuando digo largas, es largas, ¿Me
entiendes? Eran del tamaño de unos tentáculos tal vez. Cuando llegué a estar muy cerca de él
decidí alejarme, pero ya era tarde. Ya estaba ahí, a su lado, y él me tomó con sus uñas gigantes,
largas y me empezó a frotar el cuerpo con ellas. Su sonrisa era pasivamente tierna y yo
sangraba… Sangraba y a él no le importaba porque creía que era lo mejor para mí. Para mí…

“MEMO”: ¿Y llegaste a reconocer quién era ese alfil?

GUILLERMO: Sí. Era yo…

(“MEMO” va hacia GUILLERMO. Agarra la botella de ron y bebe.)

“MEMO”: Espero que la conozcas. Ya verás que es hermosa.

GUILLERMO: Seguramente. No dudo de tu buen gusto.

“MEMO”: Sí y es tan espontánea y tan…

GUILLERMO: (Interrumpiéndolo) De verdad. Se me había olvidado. Quería enseñarte algo


(GUILLERMO va hacia el estante y abre uno de los cajones.). Mira (Saca una pistola.).

“MEMO”: ¿Para qué tienes una pistola?

GUILLERMO: La compré para matarme…

“MEMO”: No hables así. Tú no te vas a matar…

GUILLERMO: Tranquilo, hasta ahora no he podido usarla. Está cargada.

“MEMO”: Nunca he disparado de una pistola. Debe ser… debe ser muy emocionante, ¿no?

GUILLERMO: No lo sé. Ya te dije que no he disparado. Pero el día que lo haga, el día que pueda
disparar de esta arma podré decir que soy un hombre de verdad.

“MEMO”: Tú eres un hombre de verdad.

GUILLERMO: ¡Claro que no!

“MEMO”: Sí. Tu único defecto es que, a veces, eres un poco egoísta.

GUILLERMO: ¿Qué has dicho?

“MEMO”: Que a veces eres un poco egoísta. Sólo un poco.


36

GUILLERMO: ¿Por qué dices eso?

“MEMO”: Por ejemplo ahora. Yo vengo para hablarte de mis problemas, de mis rollos existenciales
y tú me sales con los tuyos y empiezas a hablar de ti nuevamente.

GUILLERMO: ¿Crees que no me importa lo que sientas?

“MEMO”: Lo que creo es que…

GUILLERMO: ¿Crees que no me importa lo que puedas pensar?

“MEMO”: Creo que me menosprecias.

GUILLERMO: ¿Cómo puedes pensar eso?

“MEMO”: Es lo que siento.

GUILLERMO: Pues estás equivocado (GUILLERMO apunta con el arma a “MEMO”.). Levántate.

“MEMO”: Ya deja de jugar con esa cosa.

GUILLERMO: ¡Levántate! (“MEMO” queda sorprendido.). ¿Por qué siempre te tengo que decir las
cosas más de dos veces? ¿Eres imbécil?

“MEMO”: No soy ningún imbécil (“MEMO” se levanta del mueble.). ¿Por qué siempre me tratas
mal?

GUILLERMO: ¡Cállate, peón! (GUILLERMO le tira una cachetada.). ¿Crees que de verdad no me
importa lo que puedas estar sintiendo?

“MEMO”: Sí. Lo creo. (GUILLERMO amenaza con la pistola que choca ya con el rostro de “MEMO”.
Hay un pequeño y perturbador silencio.)

GUILLERMO: Pues no es verdad (GUILLERMO baja el arma.). Me importa más de lo que crees.
Quisiera acariciar con mis palabras, pero a veces es imposible.

“MEMO”: No te preocupes. Yo… te entiendo. Te quiero (GUILLERMO observa a “MEMO” y luego


va a guardar la pistola en uno de los cajones.). Discúlpame por lo de egoísta. Me encanta
escucharte en realidad.

GUILLERMO: ¿Sí?

“MEMO”: Sí.

GUILLERMO: A veces siento que estamos resecos, ¿sabes?

“MEMO”: ¿Resecos? ¿A qué te refieres?


37

GUILLERMO: Hace un tiempo amanecí extraño… O no sé, como si fuera un extraño. Últimamente,
en realidad, había estado amaneciendo como si fuera un extranjero perdido. Un día en la mañana,
sin embargo, estuve aún más extraño que de costumbre. Como si fuera un total desconocido no
sólo para el mundo, sino también para mí. Me observe al espejo y me toqué el rostro. Lo acaricié.
Me toqué los labios y dije “Resecos”. Dije esa palabra: “Resecos”. Y esa palabra en estos
momentos me recuerda mucho a mí, a nosotros… “Resecos”. “Resecos”.

“MEMO”: Muy pronto alguien vendrá a darnos un poco de agua.

GUILLERMO: De saliva… (Ambos sonríen.). Tal vez tenías razón. No deberíamos beber hoy día.

“MEMO”: Sí, me iré a dormir un rato.

GUILLERMO: Anda. Yo puedo cuidarme solo (“MEMO” sale y va hacia su cuarto.). Resecos
(GUILLERMO se toca los labios. Saca la lengua y los remoja.). Resecos… (GUILLERMO va hacia
su estante rápidamente. Toma un cuaderno y un lapicero. Vuelve al mueble. Se sienta y empieza a
escribir.). Entonces Gabriela llegó (Ingresa GABRIELA.). Estaba preciosa, como siempre. Se sentó
al lado del hombre (GABRIELA se sienta al lado de GUILLERMO.) y me dijo, completamente
apiadada de mí…

GABRIELA: Tú eres un hombre de verdad.

GUILLERMO: (Mientras escribe en la laptop) ¿Entonces por qué me dejaste? ¿Qué es lo que te
molesta de mí?

GABRIELA: Eres un poco egoísta.

GUILLERMO: ¿En serio? No me digas eso, por favor…

GABRIELA: ¿Por qué siempre me tratas mal?

GUILLERMO: No, no digas eso. Yo no sería capaz.

GABRIELA: ¿Sabes que todo esto es una mentira, verdad?

GUILLERMO: Sí. Soy el hombre que vive en ficciones (Ríe tristemente.). Te quiero demasiado, ¿tú
me quieres?

GABRIELA: Te quiero. Discúlpame por lo de egoísta. Me encanta escucharte en realidad.

GUILLERMO: Recuéstate en mi hombro, por favor…

GABRIELA: ¿Así? (Se acomoda en el hombro de GUILLERMO.). ¿Así está bien?

GUILLERMO: Sí. Muy bien.

(GUILLERMO mira a la nada. GABRIELA cierra los ojos.).

Apagón.
38

ESCENA DIEZ:

GUILLERMO se encuentra sentado en la silla, borracho y casi desmayado. “MEMO” ingresa junto a
JAZMÍN. Ambos parecen muy divertidos. Han llegado de una fiesta en la que han bailado y bebido.
Se percatan de GUILLERMO y ríen por un instante. “MEMO” acomoda a GUILLERMO. Luego la
pareja se echa en el sofá, al parecer muy felices.

“MEMO”: ¿Qué?

JAZMÍN: ¿Qué cosa?

“MEMO”: No. Nada (Ambos ríen.). Te ves muy bonita.

JAZMÍN: Gracias.

“MEMO”: Tus labios…

JAZMÍN: ¿Mis labios?

“MEMO”: Fueron creados para combatir la soledad. Estoy seguro de eso.

JAZMÍN: Me encanta como hablas, ¿de dónde sacas todas esas frases?

“MEMO”: La leo en los libros de Guillermo (JAZMÍN mira a GUILLERMO. Se queda por largo rato
mirándolo). Él cree que lo que dice en sus historias son cursilerías baratas y, en realidad, yo, a
veces, también lo creo.

JAZMÍN: ¿Pero por qué? Todos somos unos cursis baratos cuando nos enamoramos.

“MEMO”: Sí, pero no es bueno andar gritándolo tampoco.

JAZMÍN: ¿Por qué?

“MEMO”: Bueno… estaríamos propensos a que se burlen de nosotros o a que vean que somos
débiles o dependientes de alguien.

JAZMÍN: ¿Dependes de mí?

“MEMO”: Estoy enamorado de ti.

JAZMÍN: ¿Pero qué pasaría si yo me voy?

“MEMO”: No lo sé. Tal vez me convierta en Guillermo (Ambos ríen.).

JAZMÍN: Me cae bien. A pesar de que sea un imbécil.

“MEMO”: Está un poco amargado.

JAZMÍN: Creo que hacemos un bonito trío.


39

“MEMO”: Yo también.

JAZMÍN: Deberíamos buscarle una novia.

“MEMO”: ¿A Guillermo?

JAZMÍN: Sí. Está muy solo. Míralo. Borracho…

“MEMO”: Es su mayor pasión.

JAZMÍN: ¿Beber?

“MEMO”: Sí. La nuestra es la actuación. Aunque yo a veces me tomo mis tragos con él.

JAZMÍN: Me gustan los hombres que se alcoholizan, ¿sabes por qué?

“MEMO”: No. Dímelo.

JAZMÍN: Siento que sufren, que algo les falta, que necesitan ayuda y a mí siempre me encantó la
idea de ser la salvadora de alguien. De llegar a su vida y arreglársela por completo.

“MEMO”: ¿Santa Jazmín?

JAZMÍN: Gracias. Me gusta el apodo.

(JAZMÍN y “MEMO” se miran a la cara cómplices y empiezan a darse besos. Son besos delicados.
Algunos en la mejilla, otros en la nariz, la frente, la barbilla. Sienten su aliento, se besan. Se
vuelven a mirar ahora llenos de pasión. GUILLERMO se empieza a mover un poco.).

JAZMÍN: No hemos hecho el amor. Siento que tienes miedo.

“MEMO”: Lo que pasa es que…

JAZMÍN: ¿Nunca lo has hecho?

“MEMO”: He tenido sexo, pero nunca he hecho el amor.

JAZMÍN: ¿Esa es una frase de Arjona?

“MEMO”: No, es en serio…

JAZMÍN: Tienes miedo, ¿no?

“MEMO”: No. Bueno, sí, es eso… me muero de miedo…

JAZMÍN: ¿A qué le temes?

“MEMO”: A equivocarme. A sentir que no me importas y simplemente hacerlo y ya.


40

JAZMÍN: Me encantan los hombres complicados.

(JAZMÍN toma la mano de “MEMO” y la lleva debajo de su falda. Esta vez se besan de manera
desenfrenada por un largo instante hasta que GUILLERMO habla.)

GUILLERMO: ¿Piensan tener sexo en mi casa?

JAZMÍN: ¡Mierda…!

“MEMO”: Guillermo…

GUILLERMO: ¿Piensan tener sexo en mi casa?

“MEMO”: No creí que te jodiera.

GUILLERMO: ¿Piensan tener sexo delante de mí?

“MEMO”: Pensamos hacer el amor.

GUILLERMO: ¡Hacer el amor! Vaya, ¡qué hermoso!

“MEMO”: Discúlpame, no creí que te molestara…

GUILLERMO: ¿Y dónde quedo yo?

“MEMO”: ¿Qué has dicho?

GUILLERMO: ¿Dónde mierda quedo yo? Aquí, borracho, ¡como si fuera cualquier cosa!

“MEMO”: Creo que necesitas dormir.

GUILLERMO: No necesito dormir, ¿cómo un peón le puede decir a su rey lo que necesita?

“MEMO”: Ya no me digas “peón”…

JAZMÍN: “Memo”, mejor no le digas nada…

GUILLERMO: ¡Yo no me he tirado ninguna puta! ¡Ni una sola! Y sin embargo estoy borracho y con
dos personas que piensan hacer el amor en mi propia casa. ¿Por qué? Quiero que me den una
explicación. ¿Por qué no soy yo el que hace el amor? Este huevón (Va hacia “MEMO” y lo toma de
la camisa.) ha alquilado mujeres por dinero y él es más feliz que yo.

“MEMO”: ¡Cállate!

JAZMÍN: Tranquilo, “Memo”…

GUILLERMO: ¡Resulta que a él le dan el premio de hacer el amor! ¡Qué magnífico! ¡Qué hermosa
es la vida!
41

JAZMÍN: ¡¿Acaso tú nunca has hecho el amor?!

GUILLERMO: ¡Claro que sí! ¡Claro que sí! Y ella era preciosa. Mejor que tú (GUILLERMO camina y
empieza a recordar a la mujer.). Se llamaba Gabriela. Vivía aquí conmigo (Se hace un silencio. Se
miran entre los tres).

JAZMÍN: ¿Y qué pasó con ella?

GUILLERMO: Se tuvo que ir por unos días, pero ya volverá. Ella es hermosa, ¿sabes? Preciosa.
Todos los días me dice que soy el hombre de su vida. Que no pudo haber encontrado a otro loco
de mierda mejor que yo. Su familia me adora. Yo siempre llego a su casa en la mañana llevando el
desayuno. Su madre me dice “hijo” con tanta ternura. Con su hermano me llevo muy bien. Al
principio era un poco celoso, pero luego… luego nos tomamos un par de cervezas y situación
arreglada. Gabriela… Gabriela es doctora. Ayuda a los niños y ancianos. Es un ángel. ¿Y saben
algo más? Cuando hacemos el amor ella me dice “me encantas”, “me encantas”. Lo repite y lo
repite y cuando termina cierra los ojos y “Ah” y yo no termino. Yo solo quiero que ella termine. Yo
no importo. Yo ya luego veré.

JAZMÍN: Se escucha bien.

“MEMO”: Muy bien.

GUILLERMO: Todo es mentira. Es una ficción (GUILLERMO se sienta en el suelo.).

JAZMÍN: ¿Qué?

GUILLERMO: ¡Todo es una ficción!

JAZMÍN: ¡¿Entonces?!

GUILLERMO: ¡Gabriela ya no existe! Ya se fue… me dejó. Me traicionó. Me dio un adiós doloroso


y solo me dejó imágenes, recuerdos que me torturan la cabeza. Ella y yo vivíamos felices… íbamos
a la playa con los amigos todo el tiempo. Nos reíamos, tomábamos cervezas juntos. Armábamos
rompecabezas de distintas piezas de ajedrez, ¡los dos! ¡Juntos! Y siempre jugábamos una partida.
Yo dejaba que ella me gane. Me encantaba ver su sonrisa de adolescente emocionada y
escucharla gritar “I’m a winner”. Yo cerraba los ojos antes de que lo dijera, sabía que siempre que
ganaba decía eso y me encantaba escucharlo con los ojos cerrados.

(GUILLERMO cierra los ojos, JAZMÍN se acerca a él. “MEMO” observa todo como una especie de
infiltrado.)

JAZMÍN: I’m a winner.

GUILLERMO: Todo estaba bien, tan bien… el rey y la reina estaban juntos y ambos soñaban
siempre con convertirse en peones. No querían que nadie los cuide. Querían ser libres, pero
ninguno de los dos se había dado cuenta que ambos estaban condenados a ese reinado. El rey
empezaba a hartarse de él mismo y de ella, siempre la tenía al lado y ella empezaba a decir cosas
42

que a él no le gustaban. Cada día su sonrisa adolescente iba desapareciendo y la paciencia del rey
también… tenía que llegar el día…

JAZMÍN: No, mejor no…

GUILLERMO: Sí, tenía que llegar… el rey decidió golpear a la reina, ¡matarla! Al instante se
arrepintió de aquello, pero ya era tarde. Ella se fue, se fue para siempre y él nunca pudo sepultarla.
Nunca… Ella siempre lo ignoró. Siempre. Nunca quiso acariciarle el alma ni el cabello. Ni el
cabello…

(GUILLERMO rompe en llanto. JAZMÍN se acerca a él y le acaricia el cabello. “MEMO” mira como
si se estuviera dando cuenta de algo…)

GUILLERMO: Quiero olvidarme de todo. Necesito que me laven la cabeza.

“MEMO”: ¿Qué?

GUILLERMO: ¡Quiero que me laven la cabeza! ¿Es tan complicado? ¡Un poco de shampoo y agua!

“MEMO”: Que se vaya a la mierda, ¡estoy harto! No soy un peón, ¡nunca me ha gustado ser un
peón!

JAZMÍN: “Memo” trae shampoo y agua (“MEMO” se sorprende al escucharla. Mira completamente
serio.), ¡”Memo” shampoo y agua!

(“MEMO” sale al instante. JAZMÍN mira fijamente a GUILLERMO, quien intenta tranquilizarse.)

JAZMÍN: Acércate. Ven a mi lado (GUILLERMO va hacia ella.). Eres una linda persona, ¿sabes?
(JAZMÍN acaricia a GUILLERMO, quien se incomoda un poco).

GUILLERMO: No. No hagas eso…

JAZMÍN: Ven (JAZMÍN besa tiernamente y este voltea el rostro al instante.). “Memo” no se va a
enterar.

GUILLERMO: No… De verdad no lo hagas.

JAZMÍN: Yo no te traicionaría…

(GUILLERMO y JAZMÍN se miran fijamente. Aparece “MEMO” con un balde de agua y un sobre de
shampoo. JAZMÍN y “MEMO” empiezan a lavarle la cabeza a GUILLERMO. Este se va
tranquilizando.)

Apagón.

ESCENA ONCE:

“MEMO” se encuentra mirando al frente. Parece como si se estuviera preparando para ir a un


lugar.
43

“MEMO”: Hola. Mi nombre es “Memo”. Tengo 20 años. Mi número de contacto es… No tengo
celular. ¿Podemos comenzar de nuevo? (Se queda callado un momento.). ¿Cómo lo hago,
Guillermo? Hoy es la primera vez que iré a un casting. ¿Cómo debo pararme? ¿Cómo debo
sonreír? ¿Sonreír? No estoy acostumbrado a hacerlo, ¿acaso los peones sonríen? Por eso quiero
ser un rey, como tú… No sabes lo bien que me siento estando aquí. Es como si estuviera en un
tercer lugar, en un refugio. Mientras ellos siguen allá afuera. Mi mamá está afuera, ¡ya no tengo
que verla nunca más! Eso es lo que más alivio me da. Ya no tengo que escucharla. Ya no tengo
que oír sus gritos y quejidos desde el amanecer. Vieja de mierda, vieja puta… Ella me quitó las
ganas de sonreír desde que era un niño, ¿mi papá? Nunca lo conocí. Quién será… Quizás eso
enloqueció más a la vieja. Hablaba de Dios todo el día, de Jesús, de Santos. Como si ellos te
fueran a ayudar o fueran a cambiar algo en tu vida. ¿Yo creyente? No. Esa vieja se encargó de
borrar toda la fe que pudo haber en mí, ¿por qué, ah? ¿Por qué algunos padres tienen que ser
así? Tus padres no te hicieron daño, ¿verdad, Guillermo? Tú eres un hombre sensacional. Se nota
que nadie te ha hecho nada. En cambio mi vieja, ella siempre me hacía hacer cosas desde niño.
Anda compra tal cosa, ve y lava la ropa, arregla por allá, limpia aquí, haz esto, haz lo otro, ¡no soy
tu esposo, vieja de mierda! No quiero hacer eso. Tu esposo te dejó hace años, ¿no te das cuenta?
El viejo ese nunca te quiso porque eres una puta, ¡y yo tampoco te quiero! No quiero hacerlo, ¡no
quiero! Por favor no… ¿Cómo uno puede sonreír teniendo tanta basura a su lado? Me alegra que
esté enferma ahora. Se lo merece. Se lo merece porque por su maldita culpa no puedo hacer el
amor… ¡y me duele no poder hacerlo! Me siento un poco hombre, Guillermo… Pero yo a ti sí te
importo, ¿no? Me he dado cuenta de eso. Por eso yo te quiero. Te quiero mucho… ¿sabes qué
siento en este momento? Que estoy yendo a un viaje sin retorno. Que ir a esa audición es de
verdad muy importante. Y siento que ya estoy caminando y veo una luz extraña que me transmite
paz, mucha paz. Qué pena tener que ir solo, ¿no quieres acompañarme, Guille…? ¿Guillermo?
¿Dónde estás? ¡¿Dónde estás?! ¿No me vas a desear suerte?

(“MEMO” realmente se está yendo. Está yendo a otro mundo. A otro lugar. A una audición que, de
seguro, si pasará.)

Apagón rápido.

GUILLERMO (Voz en Off): Suerte. Mucha suerte.

ESCENA DOCE:

JAZMÍN se encuentra echada en el mueble. Su ropa está llena de sangre. Suena música.
GUILLERMO ingresa vestido de terno negro. Trae una rosa en una de sus manos. Mira a JAZMÍN
fijamente por largo rato y luego arroja la rosa. Camina y se queda mirando a la nada… Aparece
“MEMO”, se encuentra también vestido de negro, pero a diferencia de GUILLERMO, él está
bastante desarreglado y tiene una botella de ron en su mano (en la otra también tiene una rosa).
Se acerca a JAZMÍN y mira con un amor absoluto… deja caer la rosa.

GUILLERMO: ¿Una partida de ajedrez?

“MEMO”: Claro… sería la primera vez que jugamos juntos.

GUILLERMO: Voy a probar mi estrategia.


44

“MEMO”: ¿Será infalible?

GUILLERMO: Ya lo veremos…

(Ambos se sientan. La tabla de ajedrez ya está ordenada en una mesa. Los dos se miran
fijamente. Cualquiera puede comenzar con el juego.)

“MEMO”: Pobres los peones, ¿no? Son los primeros en morir…

GUILLERMO: Es que están luchando, no están ocultos. Viven y se mueven…

“MEMO”: ¿Qué se sentirá estar muerto?

GUILLERMO: No lo sé, pero la sola idea de cerrar los ojos para siempre me aterra.

“MEMO”: ¿Y entonces cómo quieres matarte?

GUILLERMO: ¿Por qué crees que no lo he hecho?

“MEMO”: Nunca te matarás porque realmente no quieres hacerlo, porque sí tienes esperanza.

GUILLERMO: Seguramente. Nunca le agradecí a Jazmín por el detalle el día de mi cumpleaños.

“MEMO”: No hablemos de ella. Ya se fue.

GUILLERMO: No le agradecí porque estaba deprimido.

“MEMO”: Hasta los reyes se deprimen…

GUILLERMO: Los cumpleaños me ponen mal. Me hacen sentir que todo es tan falso. Personas
que te llaman ese día, pero que nunca más en todo el año lo hacen. Personas que te saludan sin
siquiera conocerte. Abrazos, besos. Todo es falso.

“MEMO”: Todo es falso siempre. Me doy cuenta.

GUILLERMO: Creo que ese día se hace más evidente.

“MEMO”: Tal vez.

GUILLERMO: Debí agradecerle. Debí haberle dicho un maldito “gracias”. ¿Qué me costaba
hacerlo?

“MEMO”: No creo que le haya importado. Lo hizo porque te tenía aprecio.

GUILLERMO: Sí… Creo que no te lo he preguntado, ¿estás bien?

“MEMO”: No, pero no hay nada de qué preocuparse.

GUILLERMO: A ustedes nunca les importó que yo sea un depresivo y amargado.


45

“MEMO”: Me encanta cómo eres, Guillermo. Me encanta que seas así. Yo quiero ser así.

GUILLERMO: Nunca intentes imitarme.

“MEMO”: ¿Por qué no? Soy más popular y les atraigo más a las chicas.

GUILLERMO: Eso es mentira. Ellas sienten repulsión por ti.

“MEMO”: No.

(“MEMO” observa a JAZMÍN y acaricia su rostro.)

“MEMO”: A veces la extraño.

GUILLERMO: ¿Hicieron el amor?

“MEMO”: No. Nunca.

GUILLERMO: Todo por mi culpa.

“MEMO”: No. Fue por mí. Nunca pude.

GUILLERMO: Tú sí puedes.

“MEMO”: ¿Me dejas vivir una ficción a mí?

GUILLERMO: Claro que sí. Todos tienen derecho a vivirla.

(“MEMO” se levanta. JAZMÍN se sienta en el mueble. “MEMO” se acerca y se sienta a su lado.


GUILLERMO continúa jugando ahora solo.)

“MEMO”: Los peones se convirtieron en rey y reina. No sé cómo lo hicieron, pero fue así.

JAZMÍN: Yo no quiero ser una reina…

“MEMO”: Si somos reyes seremos ganadores.

JAZMÍN: No me interesa…

“MEMO”: Es mi ficción, ¡te tiene que interesar!

JAZMÍN: A fin de mes me tengo que ir.

“MEMO”: ¿Cómo que te vas?

JAZMÍN: Si quieres me puedes acompañar.

“MEMO”: ¿A dónde te vas?


46

JAZMÍN: Tranquilo, tengo que viajar para ver a mis papás. No saben nada de mí y la otra vez me
llamaron. No soy tan hija de puta… los quiero y quiero ir a verlos un rato.

“MEMO”: Te acompaño a dónde sea.

JAZMÍN: ¿En serio?

“MEMO”: Sí, a dónde sea… escapémonos y tengamos un hijo. Vayamos de viaje. Juntos…

JAZMÍN: Las oportunidades se esfuman.

“MEMO”: No, no me digas eso, reina…

JAZMÍN: Lo siento mucho… Me voy…

(“MEMO” rompe en llanto y abraza el cuerpo sin vida de JAZMÍN. GUILLERMO termina de jugar.)

GUILLERMO: Jaque mate.

Apagón.

ESCENA TRECE:

“MEMO” se encuentra intentando memorizar y profundizar un texto para sus clases de teatro, sin
embargo se le hace imposible. Piensa mucho en JAZMÍN. No se la puede sacar de la cabeza.

“MEMO”: ¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión. Una sombra. Una ficción
(“MEMO” se queda pensando en esas últimas palabras y las repite.). Una ficción. Una ficción. Una
ficción. Sí. Una ficción. No puedo concentrarme. ¡Jazmín no puedo concentrarme! (Agarra una
botella de alcohol y empieza a beber.). No puedo hacerlo. Pienso demasiado.

(GUILLERMO ingresa, se encuentra algo peinado y más alegre. Va hacia “MEMO” y le toca el
hombro.)

GUILLERMO: Hey, ¿estudiando tu guion?

“MEMO”: Intentando.

GUILLERMO: Acabo de conseguir un trabajo…

“MEMO”: No entiendo para qué, si tú no lo necesitas…

GUILLERMO: Creo que necesito estar allá afuera. Ya estuve mucho tiempo por acá… y bueno, me
han aceptado…

“MEMO”: Me alegra.
47

GUILLERMO: Sí. Voy a ser profesor en el colegio que te conté, donde andaba negociando. Creo
que me voy a tener que afeitar.

“MEMO”: De vuelta a la vida.

GUILLERMO: Sí. Oye, quería presentarte a alguien…

“MEMO”: ¿A alguien?

GUILLERMO: Sí. Es una chica que he conocido…

“MEMO”: ¿Has conocido una chica?

GUILLERMO: Sí. Es auxiliar en el colegio donde voy a trabajar.

“MEMO”: ¿Son enamorados?

GUILLERMO: No le he preguntado sí quiere ser mi enamorada, pero nos estamos besando.


Hemos salido a caminar juntos de la mano… Se podría decir que sí.

“MEMO”: Me alegra por ti.

GUILLERMO: Ella está afuera. No quería que entre sin antes preguntarte si quieres conocerla.

“MEMO”: Bueno… sí, claro… Preséntamela.

GUILLERMO: Excelente. (GUILLERMO sale corriendo al instante.)

“MEMO”: ¿Cómo se llama?

(“MEMO” voltea para ver a GUILLERMO, sin embargo este ya se había ido.)

“MEMO”: Que silencio…

(GUILLERMO ingresa junto a MUJER EXTRAÑA.)

GUILLERMO: “Memo”, ven (“MEMO” voltea y observa a MUJER EXTRAÑA.). Te quería presentar
a…

“MEMO”: Un gusto… (“MEMO” va hacia MUJER EXTRAÑA y le da la mano.)

MUJER EXTRAÑA: El gusto es mío. Me llamo…

“MEMO”: Disculpa, no quiero ser grosero, pero no me importa… quiero seguir ensayando…

GUILLERMO: ¿Qué te pasa?

“MEMO”: ¡No me pasa nada! Solo quiero seguir ensayando…


48

GUILLERMO: “Memo”, por favor…

“MEMO”: ¿Por favor qué? Así te comportaste tú cuando traje a Jazmín…

GUILLERMO: Lo siento, yo nunca quise…

“MEMO”: ¿Por qué ya no me llamas “peón”? Te gustaba mucho decirme así…

GUILLERMO: Oye, tú y yo somos amigos…

“MEMO”: No, tú ahora eres amigo de ella…

GUILLERMO: ¿De qué hablas?

“MEMO”: ¿Cómo que “de qué hablo”?

GUILLERMO: No te entiendo (GUILLERMO toma del hombro a “MEMO”, pero este lo separa con
brusquedad.)

“MEMO”: ¿Qué te pasa?

GUILLERMO: ¿Qué te pasa a ti?

“MEMO”: ¿Cómo mierda me puedes hacer esto?

GUILLERMO: Yo no te estoy haciendo nada.

“MEMO”: Me quieres volver loco, ¿verdad?

GUILLERMO: No te estoy entendiendo… te juro que no…

“MEMO”: Tú me cagaste la vida. No es justo, ¿sabes? No es para nada justo. Yo llegué aquí, velé
por ti siempre… te podías haber ahogado con tu propio vómito de borracho, ¿sabes? ¡Y yo te
ayudé!

GUILLERMO: Discúlpalo, en serio… (Se dirige a MUJER EXTRAÑA.). Desde hace un tiempo está
un poco mal.

“MEMO”: ¿Cómo que yo estoy mal? ¿De qué hablas? ¡Oye yo te he ayudado!

GUILLERMO: Yo sé todo lo que has hecho por mí.

“MEMO”: ¿Entonces cómo me puedes hacer esto? ¿No te das cuenta todo lo que he sacrificado
por ti?

GUILLERMO: Ella ya se fue, él que no se da cuenta de nada eres tú…

“MEMO”: ¿De qué mierda hablas?


49

GUILLERMO: ¡Jazmín ya se fue! ¡Está en otro lugar! No mires el pasado. Olvida. Jazmín no se fue
ayer ni hace una semana. Se ha ido hace mucho. Olvida. Ya has tenido el tiempo suficiente.

“MEMO”: ¿Oye por qué mierda me vienes a dar esa clase de consejos? ¿No te acuerdas lo que
eras? ¡Ay es que no…! Ahora tengo un trabajo, una mujer y por eso le doy consejos a este pobre
imbécil, ¡Pues vete al carajo, hijo de perra!

GUILLERMO: No te quiero dar ningún consejo. Quiero ayudarte.

“MEMO”: ¡No necesito la ayuda de un pobre perdedor como tú!

GUILLERMO: Yo sé lo que es pasar por esto. Yo me siento responsable, no sólo porque yo te traje
a este lugar, sino porque te quiero (Intenta tocar a “MEMO”, pero este se aleja.). Porque te quiero
mucho, ¡tu nombre “Memo” significa Guillermo en realidad! ¡Nos llamamos igual!

“MEMO”: ¡Y a mí qué mierda me importa! ¡Tú has destrozado mi vida! Seguramente te la querías
tirar, ¿no? ¡Te querías tirar a Jazmín!

GUILLERMO: No, ¡claro que no! ¡Era ella…!

“MEMO”: Cállate, ¡me quieres quitar a la única mujer que quiso hacer el amor conmigo! ¿Cómo te
atreves? ¿Cómo mierda te atreves?

(“MEMO” va hacia GUILLERMO y lo empieza a golpear. Un primer puñete en la boca. Un segundo


puñete en la nariz. En los ojos y continúa y continúa. MUJER EXTRAÑA observa llena de horror.)

“MEMO”: Eres un hijo de puta. Nunca debí intentar ayudarte. Me has robado todo.

GUILLERMO: Por favor…

“MEMO”: ¡Cállate la puta boca! Y tú Jazmín… ¡Tú! ¿Sabías todo lo que me hacía hacer mi mamá
cuando era niño? ¿Ah? ¿Lo sabías? ¡Yo no era su esposo! Por eso no puedo hacerte el amor. Por
eso no puedo hacerlo. Por eso sólo puedo tirar con putas, porque siento que me arrebataron el
amor y justo cuando creía que poco a poco volvía a renacer, resulta que te vas con este y me
quieren volver loco. Yo sé que puedo hacer mejor las cosas. Lo sé.

(“MEMO” intenta acercarse a MUJER EXTRAÑA, pero esta corre hacia GUILLERMO lo abraza y le
da un beso. “MEMO”, totalmente desgarrado, queda observándolos.)

“MEMO”: Yo no tengo la culpa. Yo no la tengo…

MUJER EXTRAÑA: Deberías irte a dormir (“MEMO” intenta acercarse a la mujer.). No te acerques,
por favor. Te lo pido por favor.

“MEMO”: Sólo por ti.

MUJER EXTRAÑA: Gracias.


50

(“MEMO” sale. MUJER EXTRAÑA acaricia los cabellos de GUILLERMO.)

Apagón.

ESCENA CATORCE:

MUJER EXTRAÑA camina hacia “MEMO” hasta estar frente a él. GUILLERMO se encuentra
arrodillado y con los ojos cerrados. “MEMO” ve a ambos. Tiene la pistola en la mano. Está
dispuesto a matar. MUJER EXTRAÑA y GUILLERMO no se mueven. “MEMO” camina por todo el
departamento, como viéndolo por última vez.

“MEMO”: Silencio. En este lugar todo es silencio. Quiero escuchar el sonido de las risas. Los
gemidos de las putas con las que tenía sexo. Escuchar un “¿Quieres hacer el amor?”. El del trago
cayendo en la jarra. De los aplausos. Quiero actuar un gran personaje y escuchar esos aplausos.
Tal vez llegue una fanática y me dé un beso en la boca. Escuchar ese beso. Salir y hablar con el
público, que me digan qué les gustó y que no. Espero que sean más las cosas que les hayan
gustado. Quiero ser un peón que lucha y no un rey que se oculta. Quiero que la reina vuelva a la
vida y me diga “sigue batallando, peón”. Pero ya no se puede… ya no puedo cobrar mi revancha.
Ahora solo quiero llegar a casa y ver que está todo ordenado. Que todo está bien y que si hay un
silencio sea lleno de paz y tranquilidad. Me encantan los ruidos hermosos. Esos ruidos que te
ayudan a seguir viviendo (Se queda callado. Continúa observando.). En estos momentos me
pregunto simplemente: ¿Cuál será el último sonido?

(“MEMO” regresa a su lugar, lleva la pistola hacia su cabeza. Se dispara. Cae al piso muerto.)

Apagón.

ESCENA QUINCE:

GUILLERMO se encuentra sentado, totalmente estático, mirando a la nada. No puede moverse.


Aparece “MEMO” y corre hacia él.

“MEMO”: ¡Desencantado! (Tocándole el hombro. GUILLERMO empieza a moverse. “MEMO” se


sienta a su lado.). ¿Y Jazmín dónde está?

GUILLERMO: Me encantó y luego dijo que haría algo de comer.

“MEMO”: ¿Va cocinar? No puedo creerlo.

GUILLERMO: Últimamente es más buena con nosotros (Ambos ríen.).

“MEMO”: Ella es muy buena. El que la ha estado tratando algo mal últimamente soy yo.

GUILLERMO: No deberías hacerlo. Quiérela (“MEMO” se sorprende al escucharlo.).

“MEMO”: ¿De verdad eres Guillermo? ¿De dónde salieron esas palabras?

GUILLERMO: No es buena la soledad, “Memo”. O al menos no por mucho tiempo. Está bien que
tengas una pareja. El silencio sólo te traerá más silencio.
51

“MEMO”: Me gustaría ser tú y poder vivir en el silencio siempre.

GUILLERMO: No. No pienses en eso…

“MEMO”: ¿Cómo así nos volvimos tan amigos?

GUILLERMO: ¿Amigos?

“MEMO”: Somos amigos, ¿no?

GUILLERMO: Claro. En realidad tú y Jazmín son mis únicos amigos.

“MEMO”: Somos como un trío de niños.

GUILLERMO: Es bonito. A veces hacemos algunas ridiculeces, pero son divertidas. Me alegra que
hayan llegado. Me alegra haber colocado ese anuncio en el periódico.

“MEMO”: Ya no te masturbas tan seguido.

GUILLERMO: Estoy más ocupado. La paso con ustedes.

(Aparece JAZMÍN.)

JAZMÍN: ¡Muchachos! Ya está el almuerzo.

GUILLERMO: ¡Hasta que por fin!

JAZMÍN: Que amigable.

GUILLERMO: Demoraste, ah.

JAZMÍN: Agradece.

GUILLERMO: Nunca.

(“MEMO” se levanta y mira a JAZMÍN. Con amor, con amor y arrepentimiento.)

“MEMO”: Quería decirte algo…

JAZMÍN: Dime.

“MEMO”: Discúlpame sí te he estado tratando mal últimamente.

JAZMÍN: No te preocupes.

GUILLERMO: Estás denigrando nuestro sexo.

JAZMÍN: Cállate. ¿O acaso quieres que te recuerde que mañana es tu cumpleaños?


52

GUILLERMO: No vuelvas a decir la palabra “cumpleaños”. Suena terrible.

“MEMO”: Gracias por el almuerzo.

JAZMÍN: De nada.

(“MEMO” deja de mirarla y se vuelve a sentar. Ha sentido algo fría a JAZMÍN.)

GUILLERMO: ¿Ya serviste?

JAZMÍN: Sí.

GUILLERMO: Muy bien.

JAZMÍN: Los espero.

(GUILLERMO y JAZMÍN se miran fijamente. “MEMO” los observa. GUILLERMO decide voltearle la
mirada. JAZMÍN se va.)

GUILLERMO: Que honor que el peón me haya cuidado tanto tiempo.

“MEMO”: El honor es mío.

GUILLERMO: Te quiero.

(GUILLERMO y “MEMO” se miran fijamente y se toman de la mano. JAZMÍN vuelve a aparecer y


mira a lo lejos. Sumamente seria. La imagen se congela.)

FIN DE “SILENCIO”.

Potrebbero piacerti anche