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INSTITUTO TÉCNICO SUPERIOR “LUIS NAPOLEÓN DILLON”

NOMBRE: Tatiana Cuaical

CURSO: Segundo de Bachillerato I

FECHA; Quito, 18 de septiembre de 2015

EXPANSIÓN JAPONESA EN ASIA ORIENTAL 1931-1941

CAUSAS DE LA EXPANSIÓN

IMPACTO DEL NACIONALISMO Y EL MILITARISMO JAPONÉS EN LA POLÍTICA EXTERIOR

Como primer punto es necesario entender la definición de Militarismo, Entendiendo a este el militarismo
como el poder que ejercen los militares, o del pensamiento militar, en la política de un Estado, se puede
encontrar un sinnúmero de casos en la historia, tal como es el nazismo.

Según Gutierrez en su trabajo Imperialismo Japonés. Del discurso nacional a la expansión territorial: el
define al imperialismo Japonés a: “la etapa que va de 1895 a 1946, durante la cual Japón articuló un
nacionalismo muy particular como una especie de simbiosis entre tradición y modernidad, y cuyo objetivo
fue enfrentarse a la amenaza que suponía la intromisión exterior en los asuntos japoneses”. Japón alcanzó
su verdadera unificación política y su formación como Estado moderno hacia 1868, cuando los clanes
feudales de Choshu y Satsuma ganaron la llamada Guerra Boshín y pusieron fin al régimen del Shogunato
Tokugawa para devolverle el poder al Emperador, en lo que se conoce como Restauración Meijí. Este
acontecimiento se originó en la serie de perturbaciones políticas, económicas y sociales que se dieron en
Japón a raíz de la forzada apertura del país al comercio internacional con la llegada del comodoro
norteamericano Matthew Perry en 1853. La Restauración Meijí llegó a ser un cambio de régimen, sino
que acabó transformando en su totalidad la sociedad japonesa; para 1890 Japón ya era una monarquía
constitucional inspirada en el sistema monárquico alemán y en el parlamentarismo británico, para la
misma época tenía una densa red ferroviaria en plena expansión, así como también una acelerada
industrialización y modernización de las fuerzas armadas. Para 1895 Japón vencía a China y en 1905 a
Rusia en par de guerras que supusieron la entrada del país al club de las grandes potencias. En 1914 Japón
entró a la Primera Guerra Mundial del lado de Gran Bretaña, su aliada desde 1902, y obtuvo las posesiones
alemanas en el Pacífico y China. Parecía que Japón no tenía obstáculos en su carrera hacia el estatus de
gran potencia mundial, pero la desconfianza británica y estadounidense, la crisis económica del 29, la
poca consolidación del sistema político liberal y la permanencia de las viejas ideas de la era feudal llevaron
al país por la senda del militarismo ultranacionalista. A final de la Primera Guerra Mundial hasta el año
1932 se mantuvo en Japón un periodo de confusión política debido a los cambios que se estaban
produciendo en la estructura de la sociedad su sociedad como tal y por la falta de credibilidad que se
mantenía debido a su sistema pseudodemocrático que fue aplicado por la Restauración Meiji, además si
añadimos que Japón estaba pasando por un mal momento económico y se entiende que la extrema
derecha nacionalista estaba teniendo mayor acogido y por ende ganó terreno.

El militarismo japonés se nutrió del bushido y del culto shintoísta al Emperador, para dar una respuesta
a la crisis política, económica, social y moral del Japón de los años 20 y 30, y buscando mediante la
expansión imperial y la férrea unión nacional bajo la égida militar la solución a los diversos problemas de
la sociedad japonesa. Fue, en cierto modo una última respuesta del tradicionalismo japonés ante la crisis
causada en el país por la modernidad.

No fue la revolución china, sino el militarismo japonés el elemento determinante de la revuelta de Asia.
La razón de las agresiones japonesas contra China de 1932 y 1937 no fue sólo la ambición territorial.
Muchos de los oficiales del Ejército japonés estacionado en Kuantung -que fueron quienes, a espaldas de
Tokyo, provocaron los incidentes que llevaron a la ocupación de Manchuria y a la guerra- pertenecían a
los sectores más ultranacionalistas del Ejército: creían fanáticamente en el destino de Japón como líder
militar e ideológico de la rebelión antioccidental de Asia. El mismo gobierno títere que Japón impuso en
Nankín en 1940 bajo la presidencia de Wang Jingwei- respondió en parte a esa visión. Wan Jingwei (1883-
1944) fue uno de los héroes de la revolución de 1911, amigo y colaborador próximo de Sun Yat-sen y líder
de la izquierda del Guomindang, y había ocupado altos cargos en el régimen de Chiang Kai-shek. Su
régimen tuvo el apoyo de muchos chinos de ideología panasiática y antioccidental.
El militarismo ultranacionalista japonés era ya una realidad, como vimos, antes incluso de la I Guerra
Mundial. Esta reforzó sensiblemente las posiciones internacionales de Japón. Como resultado, Japón
aumentó sus derechos en Manchuria del sur, se hizo con algunas de las concesiones alemanas en China y
en 1920, se adueñó, como mandatos de la Sociedad de Naciones, de las islas Carolinas, Marshall y
Marianas, antes alemanas. La industrialización japonesa recibió, además, un nuevo y considerable
impulso. La sustitución de importaciones, impulsada por el colapso del tráfico mundial, favoreció la
producción nacional. La disminución de la actividad comercial europea le permitió capturar gran parte de
los mercados asiáticos. La expansión comercial japonesa fue espectacular; su marina mercante, por
ejemplo, duplicó su tonelaje.
Pero la guerra mundial alteró también de forma notable la estructura de la sociedad japonesa. Por lo
menos, generó un nivel de diversificación de la misma muy superior a la hasta entonces conocida. Provocó
un aumento notable de la población -estimado en un 6 por 100- y un gran crecimiento de la población
industrial y urbana. Cuando al normalizarse la situación económica en 1919 terminó la prosperidad de los
años de guerra- que había ido acompañada de un fuerte proceso inflacionista-, el malestar social, las
huelgas industriales, la agitación rural (todo ello canalizado por el Partido Socialista, creado en 1901, pero
también por organizaciones anarcosindicalistas y comunistas creadas en la posguerra), adquirieron
considerable amplitud y dieron lugar en los años 1919-1923 a graves y violentos disturbios. El terrible
terremoto que Tokyo sufrió el 1 de septiembre de 1923, que produjo unos 200.000 muertos, vino a
polarizar de forma dramática la situación social. La tensión y el horror se canalizaron en actitudes
xenofóbicas brutales contra inmigrantes coreanos y chinos; el gobierno desencadenó una dura represión
contra todas las organizaciones de izquierda ante la situación de subversión que, en su opinión, se había
creado.
La estructura de la política pareció también modificarse radicalmente. Los años de la posguerra vieron la
irrupción de las masas en la vida política. Significativamente, en septiembre de 1918 llegó al poder Hara
Takashi, un hombre de negocios, líder desde 1914 del Seiyukai, el partido liberal, primer plebeyo en llegar
a la jefatura del gobierno en toda la historia del Japón. La política japonesa de los años veinte y principios
de los treinta giró en torno a los partidos Seiyukai y Kenseikai (el partido conservador dirigido hasta 1926
por Kato Takaaki), que luego se reorganizó como el Minseito, y se asimiló razonablemente a los sistemas
parlamentarios de los países occidentales. Hara, por ejemplo, amplió considerablemente el electorado. El
gobierno que Kato presidió entre 1924 y 1926 introdujo el sufragio universal masculino (marzo de 1925),
intentó reducir la influencia del Ejército, impulsó una política de conciliación hacia China y disminuyó el
poder de la Cámara Alta: fue en buena medida un gobierno democrático. El gobierno de Hamaguchi Yuko
de 1929 a 1930 logró superar la grave crisis provocada por el asesinato por militares japoneses del
gobernador de la Manchuria china, Chang Tsolin, introdujo importantes recortes en los gastos militares y
firmó el Tratado de Londres (22 de abril de 1930) que limitaba la fuerza naval de Japón. Liberalismo,
civilismo y parlamentarismo, que tuvieron su teorizador en el catedrático de Derecho Constitucional de la
Universidad de Tokyo, Minobe Tatsukichi, habían hecho, por tanto, progresos notables en Japón. El último
gran representante de los genró, el príncipe Saionji, que vivió hasta 1940 y murió con 91 años, asesoró
siempre al Emperador (desde 1926, Hiro-Hito) a favor de soluciones liberales y parlamentarias.
Pero otras fuerzas colectivas habían tomado parecida o superior vigencia social. Los partidos políticos
habían ganado poder, pero sus conexiones con los intereses de las grandes corporaciones o zaibatsu (del
Seiyukai con Mitsui, y del Kensekai y del Minseito con Mitsubishi) desprestigió la política a los ojos de
muchos sectores de la opinión. La Ley de Preservación de la Paz, aprobada en 1925, dirigida claramente
contra la izquierda socialista y comunista, limitó el alcance democrático que tuvo la extensión del sufragio.
Hara fue asesinado en 1921 por un fanático ultraderechista; Hamaguchi sufrió un gravísimo atentado en
noviembre de 1930 del que murió un año después.
Los mismos éxitos militares que Japón había logrado durante la guerra mundial reforzaron el espíritu
nacionalista de los militares. El Ejército, seducido por la idea de la misión asiática de Japón, aparecía
radicalmente divorciado del poder civil y veía con creciente hostilidad la política internacional de
distensión seguida por los distintos gobiernos de los años veinte (que culminó en la etapa 1924-27 en la
que el barón Shidehara ocupó la cartera de Exteriores). Muchos oficiales jóvenes se dejaron ganar por las
ideas del agitador y fanático ultranacionalista Kita Ikki (1883-1937), expuestas en su libro La
reconstrucción de Japón, en el que abogaba por la construcción de un imperio japonés revolucionario,
militar y nacionalsocialista mediante la fuerza, en el que el poder de los partidos políticos y de los grandes
consorcios financieros e industriales sería "restaurado" al Emperador, como encarnación sagrada del
Japón. Ya en 1927 se supo que unos doscientos oficiales ultranacionalistas habían formado una sociedad
secreta y que planeaban un golpe militar.
El "incidente de Mukden" - la explosión en septiembre de 1931, en aquella localidad, de un ferrocarril con
tropas japonesas, que desencadenó la ocupación de Manchuria- reveló la profunda extensión que la
reacción militarista e imperialista había alcanzado en el Ejército. La ocupación de Manchuria fue una
decisión unilateral del Ejército de Kuantung. Las órdenes del gobierno, presidido por Wakatsuki Reijiro,
del Kenseikai, que supo tarde y mal lo que se tramaba y que quiso detener la intervención militar, fueron
ignoradas. Su sucesor, Inukai Tsuyoshi, que, no obstante aceptar el "fait accompli" militar, aspiraba a
controlar al Ejército e incluso a detener las operaciones de guerra, fue asesinado por jóvenes
ultranacionalistas el 15 de mayo de 1932. Su muerte marcó el fin del gobierno de partidos. En adelante,
el Emperador nombró gobiernos presididos por personas de su confianza, hombres como el conde Saito,
el almirante Okada, el diplomático Hirota, el general Hayashi, el príncipe Konoye, que no procedían de los
partidos políticos, y que parecían tener suficientes autoridad y prestigio ante el Ejército y la Marina como
para canalizar desde arriba las ambiciones del militarismo.
De esa forma, Japón se vio arrastrado hacia una política exterior cada vez más condicionada por las
exigencias de la guerra y de la expansión territorial en el continente, lo que además favoreció
positivamente la rápida y notable recuperación económica que el país experimentó desde 1932, tras tres
años de profunda recesión, consecuencia de la crisis mundial de 1929. Al tiempo, el país quedó gobernado
por gobiernos débiles y no parlamentarios, en una situación pública progresivamente deteriorada por la
violencia militar y por las luchas faccionales por el poder que surgieron en el interior del propio Ejército.
El episodio más grave tuvo lugar el 20 de febrero de 1936. Al día siguiente de las elecciones generales en
las que el partido constitucional Minseito resultó ganador, unos 1.500 jóvenes oficiales de la guarnición
de Tokyo, identificados con el Kodo-ha (o Escuela de la Vía Imperial), una de las facciones
ultranacionalistas del Ejército liderada por los generales Haraki y Mazaki, intentaron un golpe de Estado,
asesinando a los ex-jefes del gobierno Sato y Takahashi y a otras conocidas figuras de la vida pública.

Cuestiones nacionales en Japón: Cuestiones políticas y económicas y su impacto en las relaciones


exteriores

En agosto de 1945 un Japón exhausto y agotado por la guerra aceptó los términos de la rendición
impuestos por los aliados y, por edicto imperial, depuso las armas. Por primera y única vez, Japón fue
ocupado por las tropas aliadas bajo el control de los Estados Unidos, hasta abril de 1952. 1

Como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, Japón perdió el 42% de la riqueza nacional y el 44%
de la capacidad industrial –energía, instalaciones, maquinaria, etcétera. El personal militar desmovilizado
y los civiles que regresaron, por una parte, agravaron la ruina y el hambre y, por otra parte, se unieron de
inmediato a la fuerza de trabajo, cubriendo sobradamente las necesidades de mano de obra para la
reconstrucción económica durante la primera etapa del período de posguerra.

Durante algunos años después de la derrota, la economía japonesa estuvo casi totalmente paralizada
con una severa escasez de alimentos, una elevada inflación y los efectos de un mercado negro
generalizado. El país había perdido todos sus territorios de ultramar, mientras su población sobrepasaba
la cifra de los 80 millones, además de alrededor de 6 millones de repatriados que llegaban del extranjero.
La demanda interna descendió con la interrupción de las compras militares, y el comercio exterior se
hallaba restringido por las fuerzas de ocupación aliadas.
El pueblo japonés emprendió la tarea de reconstruir su economía devastada por la guerra, y la
ocupación norteamericana se encargó solo de desmilitarizar y democratizar la sociedad nipona. No
asumió ni el costo de la reparación de los daños, ni la elaboración de una política estratégica para la
reconstrucción económica.2+

En un período histórico relativamente breve (1945-1960), Japón logró no solo reconstruir su


economía, sino convertirse en una de las naciones industrializadas más importantes del mundo actual. En
ello desempeñaron un papel fundamental la regulación económica estatal y la política industrial
concebida para la reconstrucción.

La burocracia japonesa emitió el documento “Problemas básicos para la reconstrucción de la economía


japonesa de posguerra”, en fecha tan temprana como 1946. Aquí se planteaba que Japón debía seguir un
modelo intermedio entre la planificación socialista y las instituciones capitalistas; había pasado el período
de laissez faire.

Con la nueva constitución de Japón (1947), el emperador fue despojado de su poder soberano y
reemplazado por un gabinete parlamentario. El contexto de funcionamiento del capitalismo japonés se
diseñó por la reforma política de las naciones aliadas tras la Segunda Guerra Mundial. Esta reforma
abarcaba ámbitos, como la tierra, la educación, la protección de los sindicatos, la desmilitarización y la
disolución de los zaitbatsus (agrupación entre empresas). El nuevo programa originó dos conceptos que
iban a desempeñar un importante papel en el posterior desarrollo del capitalismo japonés: igualdad y
competencia.

La mencionada reforma aplicada a Japón en este período contempló las cuestiones siguientes:

1. Una reforma agraria que fomentó una mayor igualdad: eliminó a los terratenientes que no
utilizaban sus tierras y creó la clase de agricultores poseedora de la tierra que cultivaba. Se
consideraba que Estados Unidos era el país más democrático del mundo, pues había entregado
tierras a quienes no tenían, quitó la riqueza a los más ricos y se la distribuyó al pueblo. La
ocupación norteamericana creó premisas favorables, muy especialmente con la reforma
agraria, como mecanismo de transferencia del excedente económico hacia la reconstrucción
industrial.
2. El establecimiento de un nuevo Código Civil por la igualdad entre el hombre y la mujer.
3. Una reforma educativa que tuvo también un impacto importante. El nuevo sistema, basado en
modelos norteamericanos, estableció nueve años de educación obligatoria gratuita y tres años
más opcionales de enseñanza media. Quienes reunían aptitudes adecuadas y pagaban las
modestas tarifas educativas, podían llegar a graduarse en la universidad.
4. El establecimiento de reformas democráticas, entre ellas, libertad de reunión, asociación y
expresión, incluido el Partido Comunista; abolición del sintoísmo como religión oficial; y
libertad de culto.
5. La disolución de los zaibatsus, que fomentó la competencia, pues disminuyó el tamaño
empresarial de la industria japonesa y surgieron las pequeñas y medianas empresas, las cuales
debían luchar ferozmente entre ellas para conseguir mayor número de ventas. El objetivo de
los Estados Unidos de eliminar los zaibatsus, fue desintegrar la potencia militar para evitar que
Japón tomara fuerza y luchara contra ellos.

En 1949 el Ministerio de Comercio Internacional (MCI) y el Consejo de Comercio se extinguieron, y surgió


el Ministerio de Industria y Comercio Internacional (MITI). Se estableció el Departamento de Empresa del
MITI, con el objetivo de desarrollar de modo estratégico las empresas del país y crear un entorno favorable
a la competencia; o sea, el Estado dirigió su acción reguladora como máximo responsable de la
competencia y el desarrollo de las empresas.

Después de la guerra había poca oferta de capital, y los tipos de interés eran consecuentemente altos. Sin
embargo, el gobierno hizo posible que las empresas con más futuro obtuvieran fondos a unos tipos de
interés extremadamente bajos. Como regla, estas empresas orientaban su producción hacia el mercado
externo.
Los bancos canalizaban el capital acumulado para prestarlo a industrias estratégicamente
importantes, apoyadas por las garantías de créditos del Banco de Japón. Asimismo, el gobierno ofrecía
importantes concesiones tributarias a los ingresos por exportación, a la vez que establecía la adquisición
de tecnología como prioridad nacional. La moneda extranjera fue escasa durante muchos años después
de la guerra, pero las autoridades aprovecharon estas circunstancias para que los exportadores
obtuvieran asignaciones especiales.3

El Departamento de Empresa MITI preparó la nueva política para la racionalización industrial basada en
la competencia inducida:

1. Control cambiario total a las importaciones de tecnología –poder de selección de las industrias
para el desarrollo.
2. Financiamiento preferencial.
3. Exenciones fiscales.
4. Protección contra la concurrencia extranjera.
5. Autoridad para ordenar la creación de conglomerados industriales basados en bancos (nuevos
zaibatsus).
6. Aparato institucional para la política de racionalización e incentivos. 4

En los primeros años después de la guerra, debido a la escasez de materiales, las fábricas producían muy
poco y para vender lo producido, el entorno, externo e interno, era muy competitivo tanto en precio como
en calidad”. Las empresas que no conseguían recortar costos se encontraban sin clientes. Esta presión
causó una verdadera revolución en la planificación de las empresas. El MITI creó el Departamento de
Empresas, con el objetivo de flexibilizar los caminos de la empresa japonesa hacia la competitividad
nacional e internacional.

Un aspecto externo importante que benefició directamente al crecimiento económico de Japón, fue la
guerra de Corea que se inició en 1950 ya que mientras los Estados Unidos combatían, lógicamente
demandaban diferentes recursos para el sostenimiento de sus tropas y las de los aliados en el conflicto.

Japón vendió al ejército americano alimentos, equipos, productos textiles, entretenimiento, entre otros.
En un principio estos recursos provenían del continente americano, pero al tener un precio elevado,
Estados Unidos comenzó a demandar recursos de la zona asiática, especialmente del Japón; esta acción
fue denominada como el "Consumo Especial". Esta clase de consumo fue muy importante en la
recuperación de la economía nipona, ya que generó más de 3.500 millones de dólares en ingresos para
las compañías japonesas.

Es lógico pensar que Japón tuvo que invertir en nuevas industrias en orden de satisfacer las diferentes
necesidades que componían el "Consumo Especial". Este hecho hizo que las empresas japonesas
efectuasen una acumulación y obtuvieran ganancias, las mismas ganancias que luego serían reinvertidas
en la propia reconstrucción del tejido empresarial japonés, diezmado por la Segunda Guerra Mundial. En
paralelo, al desarrollarse la industria en sentido horizontal y vertical, se crearon nuevas plazas de
trabajo, aumentaron los ingresos, se optimizó el mercado interno y externo y en términos generales se
generó bienestar a la población.
Eso sí, no todo el mundo piensa que Japón está rezagándose. Algunos observadores señalan que la
mayoría de los nipones mantuvieron sus empleos durante las "décadas perdidas", y que, bajo las
mediciones de nivel de vida, comercio exterior y fortaleza de la moneda, las décadas de Japón no fueron
"perdidas" en absoluto. Esto también debe verse a través del lente de los valores culturales y las
expectativas: los japoneses valoran la estabilidad del empleo más que la capacidad de subir la escalera
corporativa.
Shinzo Abe, el muy querido -y reelecto- primer ministro, está imprimiendo yenes con desesperación. El
mercado de valores de Japón se está inflando como un globo gigante en el desfile de Macy del Día de
Acción de Gracias. La reelección de Abe podría proporcionar la estabilidad política para reformas
económicas muy necesarias, pero por ahora está reflejando el experimento estadounidense de poner
dinero gratis en los bolsillos de los banqueros. Esta política debería funcionar bien para sus mercados de
renta variable, hasta que ya no dé más. En la actualidad, el Japón es parte en 11 acuerdos de asociación
económica que contienen elementos de los acuerdos de libre comercio y las actividades de desarrollo
institucional, que abarcan, entre otros aspectos, las inversiones, la competencia, los derechos de
propiedad intelectual y el desarrollo de los recursos humanos. Además, el Japón participa actualmente
en varias negociaciones sobre acuerdos de asociación económica. El Japón considera que esos acuerdos
serán los instrumentos que contribuirán a una mayor liberalización del comercio a nivel multilateral.

Inestabilidad política en China.

China comenzó siendo un desastre en el siglo XX y lo terminó siendo la segunda potencia más
importante, después de los Estados Unidos. Esto es un todo un viaje en solamente un siglo, y para
entender como sucedió debemos mirar atrás. China presumía la civilización más avanzada durante el
siglo XVII. En tecnología, filosofía, gobierno, y comercio, el mundo tenía mucho que aprender de China, y
los Chinos lo sabían. Sin embargo para el siglo XVIII, Europa ya había alcanzado a China. Entre los siglos
XVI y XVIII hubo desarrollos en esta área, particularmente en ciencia, tecnología, y la vida económica,
que hicieron que incluso estados Europeos solos, como Gran Bretaña, fueran más capaces de proyectar
poder alrededor del mundo que el vasto Imperio Chino. Esto se pudo haber debido a la introspección
creciente China: creían que no había nada más que aprender fuera de sus fronteras. Así, aunque China
inventó el hierro y la pólvora siglos antes que nadie en Europa, los Chinos no consideraron las diferentes
maneras en las cuales podían utilizar estas invenciones. Más aún, aunque la marina China y su flota
comercial estaban extremadamente adelantadas, China nunca fue a conquistar océanos más amplios,
aparentemente contento de permanecer siendo el centro de la civilización mundial.
China comenzó a quedarse detrás de los estados Europeos a mediados del siglo XIX. Entre el surgimiento
la industria y la competencia de siglos entre estados, los Europeos se probaron capaces de proyectar
poder alrededor del globo. Los Británicos y los Franceses por ejemplo, comenzaron a explotar China
completamente al principio de las Guerras de Opio. Los Británicos pelearon la primera guerra solos de
1839 a 1842. La segunda, vio a los Británicos y a los Franceses aliarse en contra de China, y duró de 1856
a 1860. Después de perder estas guerras, China esencialmente perdió el control de sus fronteras, y los
mercaderes Franceses y Británicos controlaron los términos del comercio Chino con el mundo exterior.
Más potencias pronto se unieron a Gran Bretaña y Francia, y para el final del siglo XIX, China había sido
esencialmente desmembrada en múltiples esferas de influencia. Como noté en la conferencia pasada,
de los estados Asiáticos tan solo Japón fue capaz de resistir el ataque de las potencias agresivas e
industriales Europeas. Desafortunadamente para Asia, Japón pronto se comportó igual de mal que el
resto y también buscó su propia esfera de influencia en China. Desde la perspectiva de un Japón con
creciente poder, las dos guerras mundiales eran el intento de Japón para echar a las potencias
occidentales de su esfera percibida. Ultimadamente Japón perdió esa competencia, y no fue sino hasta
después de 1945 que China determinó su destino propio de nuevo y se afirmó a sí misma como una
potencia mundial.
En Febrero 12 de 1912, el último Emperador Chino abdicó y Yüan Shih-k’ai, un poderoso
primer ministro, fue elegido como presidente. Un parlamento Chino fue establecido y al día
siguiente el partido nacionalista de China, el Kuamintang, fue formado. Sun Yat-sen, un
poderoso miembro del Kuomintang que hasta hoy es considerado el padre de la China
moderna, colaboró con Yüan hasta 1913, cuando este último atentó un golpe de estado, y Sun
tuvo que volar a Japón. En respuesta, Sun reorganizó el Kuomitang bajo el modelo de la
sociedad secreta y más tarde un partido revolucionario. Yüan permaneció en el poder hasta
1916, cuando presiones políticas lo derrocaron. Yüan nunca fue capaz de resolver el problema
más grande de China: en la ausencia de un autoridad central fuerte, los caudillos se habían
apropiado de mucho de China. Entre 1912 y 1928 por ejemplo, había más de 1’300 de ellos
controlando varias partes del país.
Durante la siguiente década los caciques regionales se dividieron China. Había un gobierno en
Pekín, pero ya que estaba compuesto de caudillos, cualquiera que se encontrara fuera de la
elite gobernante no tenía que escucharlo. Sun regresó a China en 1917, pero fue de nuevo
expulsado por un caudillo. Regresó otra vez en 1923 y fue capaz de hacerse el líder de facto de
China, gracias al poder cada vez mayor del Kuomintang, aunque murió de cáncer en 1925,
dejando China en un estado de cambio.
Es en este contexto que debemos considerar el surgimiento del Comunismo en China. En 1918,
un grupo de estudio Marxista apareció en la Universidad de Pekín en respuesta a la Revolución
Rusa. Muchos miembros del Movimiento del 4 de Mayo se unieron a este grupo, y un nombre
importante entre ellos—aunque no era importante en el momento—fue Mao Zedong. Para
Julio de 1921, un grupo de intelectuales en Pekín fundó el Partido Comunista Chino en
Shanghai. Este partido activamente luchó con la inercia China, y se volvió un arma importante
en contra de occidente, ya que oficialmente estaba en contra del capitalismo, una importación
occidental.
Durante los 1920’s, China lentamente readquirió el control sobre su territorio. Los poderes
occidentales y Japón devolvieron sus mandatos, aunque retuvieron sus derechos comerciales.
Aún así parecía que China estaba emergiendo de nuevo como un estado independiente. El
nuevo estatus de China valía sin embargo, tanto como la voluntad de los Estados Unidos y su
habilidad para garantizarlo. Y después de 1919, los Estados Unidos gastaban más energía
retirándose del mundo que involucrándose en él. En este contexto, el Marxismo se volvió una
fuerza poderosa en China. Hasta Sun Yat-sen se comenzó a acercar al Marxismo, creyendo que
su visión colectivista era apropiada para la historia y economía Chinas. Sun era afecto a decir
que la nación siempre tenía que ser más importante que el individuo.
Un Comité Central controlaba el Congreso Popular y el Politburo controlaba el Comité Central.
El hombre que controlaba el partido era, claro esta, el Jefe Mao. Un ejemplo de que tan
importante era su posición es que Mao fue el Jefe de la República Popular de China solamente
hasta 1959, pero controló el Partido hasta su muerte en 1976. Su influencia en la política será
aparente en esta sesión. Mao creó un sistema de arriba hacia abajo, de dirección, en el cual la
disensión y los derechos individuales no eran respetados. Entre 1948 y 1951, él y los
Comunistas instituyeron una purga viciosa de todos los elementos Nacionalistas, mandando
millares de sus enemigos a campos de trabajo, donde normalmente morían. En términos
económicos y sociales, el gobierno insistió en una colectivización rápida de la tierra e
industrialización. En 1955, siguiendo modelos Soviéticos, los Chinos instituyeron el primer Plan
Quinquenal, que establecía las prioridades para toda la economía China.
Zhou Enlai fue una importante figura no sólo por su papel diplomático, sino también por sus
actividades dentro del partido. Zhou nunca fue tan doctrinario como Mao, ya que trabajaba
duro para rehabilitar algunos de los líderes del partido que habían cruzado a Mao al pedir una
reforma económica. Uno de los rehabilitados era Deng Xioaping, en efecto el arquitecto de la
China de hoy. Deng era un Comunista desde hacia mucho tiempo. Había estudiado en Francia
durante los 1920’s, donde se unió al movimiento Comunista. Había participado en la Larga
Marcha, y servido en muchas oficinas claves del partido durante los 1940s y 50s. Sin embargo
era un pragmático en la política y su respuesta al Gran Salto Adelante lo llevó a un conflicto
con Mao. Deng era una de esas personas que quería más incentivos para la producción. Deng
fue atacado durante la Revolución Cultural y pedió todos sus puestos altos en el partido. En
1973, Zhou lo rehabilitó, y Deng se levantó para unirse al Politburo. Sin embargo cuando Zhou
murió en Enero de 1976, los elementos Maoistas purgaron a Deng de nuevo. Estuvo fuera
hasta Septiembre de 1976, cuando Mao murió. En este punto, el establecimiento se volvió en
contra de los Maoistas que quedaban y el camino estaba despejado para Deng. Para 1980
Denga había asumido la antigua posición de Jefe de Mao. Los seguidores de Deng se volvierón
Ministo y Secretario General del Partido Comunista Chino.
Deng instituyó una serie de reformas fundamentales en la economía. Descentralizó el manejo
de la economía e hizo el planeo central más flexible. Esencialmente los administradores
regionales y las cabezas de las fábricas ahora tenían más libertad para instituir políticas y
buscar ganancias. Los granjeros de China tuvieron más control sobre su propia producción y les
fue permitido mantener sus ganancias. La producción de comida rápidamente explotó.

Sociedad Internacional para Información Educativa, Inc. El Japón de hoy. Japón Echo. Tokio 1989, p. 14.

2 Ibídem.

3 Cuadernos de Japón No. 1, Japón Echo Inc., Tokio, 1992, Vol. V, p. 44.

4 Joaquín Fernández y Ernesto Molina: La organización empresarial japonesa como escuela en el campo
de la teoría económica y el papel del Estado japonés en el desarrollo del capitalismo, CEAO, La Habana,
1996.

5 Evolución histórica de la economía japonesa, II Parte

https://books.google.com.ec/books?id=M2GEhQWN_KoC&pg=PA215&lpg=PA215&dq=CUESTIONES+NA
CIONALES+EN+JAPON&source=bl&ots=uYAGyhuMvQ&sig=1h20JF-
XdE8F6FD1e8k0oUjKiLo&hl=es&sa=X&ved=0CCkQ6AEwA2oVChMIgq7So5iAyAIVgSYeCh1lYAbr#v=onepa
ge&q=CUESTIONES%20NACIONALES%20EN%20JAPON&f=false

http://hcconferenciasesp.blogspot.com/2008/05/sesin-27-china-en-el-siglo-xx.html

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