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El "día del Señor" en Apocalipsis

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Gr. Kuriak' h'méra. Se han hecho varios intentos para explicar esta frase, que sólo
aparece aquí en las Escrituras. Algunos intérpretes la hacen equivaler con "el día de
Jehová", de los profetas del AT (Joel 2: 11, 31; Sof. 1: 14; Mal. 4: 5; cf. Hech. 2: 20).
Puede concederse que estas palabras podrían tener tal interpretación si se toman
aisladamente. Los que así las explican, destacan que el Apocalipsis centra la atención en
el gran día final del Señor y en los acontecimientos que conducen a él (ver com. Apoc.
1: 1). Estar "en el Espíritu en el día del Señor" quizá pudiera entenderse como que
significa ser arrebatado en visión a través del tiempo para presenciar acontecimientos
relacionados con el día del Señor.

Sin embargo, hay razones para rechazar esta interpretación. En primer lugar, cuando la
frase "día del Señor" claramente designa el gran día de Dios, el texto griego siempre
dice h'méra tou kuríou o h'méra kúriou (1 Cor. 5: 5; 2 Cor. 1: 14; 1 Tes. 5: 2; 2
Ped. 3: 10). En segundo lugar, el contexto (Apoc. 1: 9-10) sugiere que el "día del Señor"
se refiere al tiempo cuando Juan contempló la visión y no al tema de la visión. De modo
que Juan da su ubicación: "la isla llamada Patmos" (vers. 9); la razón por la cual está
allí: "por causa de las palabras de Dios" (vers. 9), y su estado durante la visión: "en el
Espíritu". Todas estas frases tienen que ver con las circunstancias en las cuales le fue
dada la visión, y es lógico concluir que la cuarta también coincide al dar el tiempo
específico de la revelación. La mayoría de los expositores apoyan esta conclusión.

Aunque la expresión kuriak' heméra es única en la Escritura, tiene una larga historia en
el griego postbíblico. Como forma abreviada, kuriak' es un término común en los
escritos de los padres de la iglesia para designar al primer día de la semana, y en el
griego moderno kuriaké es el nombre del domingo. Su equivalente latino dominica dies
designa el mismo día, y ha pasado a varios idiomas modernos como domingo, y en
francés como dimanche. Por eso muchos eruditos sostienen que kuriak' h'méra en este
pasaje también se refiere al domingo, y que Juan no sólo recibió su visión en este día,
sino que también lo reconoció como "el día del Señor" quizá porque en ese día Cristo
resucitó de los muertos.

Hay razones negativas y positivas para rechazar esta interpretación. En primer lugar está
el reconocido principio del método histórico; es decir, que una alusión debe ser
interpretada solamente por medio de evidencias anteriores a ella o contemporáneas con
ella, y no por datos históricos de un período posterior. Este principio tiene mucha
importancia en el problema del significado de la expresión "día del Señor" tal como
aparece en este pasaje. Aunque este término es frecuente en los padres de la iglesia para
indicar el domingo, la primera evidencia decisiva de tal uso no aparece sino hasta fines
del siglo II en el libro apócrifo Evangelio según Pedro (9, 12), donde el día de la
resurrección de Cristo se denomina "día del Señor". Como este documento fue escrito
por lo menos tres cuartos de siglo después de que Juan escribió el Apocalipsis, no puede
presentarse como una prueba de que la frase "día del Señor" en el tiempo de Juan se
refería al domingo. Podrían citarse numerosos ejemplos para mostrar la rapidez con que
las palabras pueden cambiar de significado. Por lo tanto, el significado de "día del
Señor" se determina mejor en este caso recurriendo a las Escrituras antes que a la
literatura posterior.

En cuanto al aspecto positivo de esta cuestión, está el hecho de que aunque la Escritura
en ninguna parte indica que el domingo tiene alguna relación religiosa con el Señor,
repetidas veces reconoce que el séptimo día, el sábado, es el día especial del Señor. Se
nos dice que Dios bendijo y santificó el séptimo día (Gén. 2: 3); lo constituyó como
recordativo de su obra de creación (Exo. 20: 11); lo llamó específicamente "mi día
santo" (Isa. 58: 13); y Jesús se proclamó como "Señor aún del día de reposo [sábado]"
(Mar. 2: 28), en el sentido de que como Señor de los hombres era también Señor de lo
que fue hecho para el hombre: el sábado. De manera que cuando se interpreta la frase
"día del Señor" de acuerdo con pruebas anteriores y contemporáneas del tiempo de
Juan, se concluye que hay sólo un día al cual puede referirse, y ése es el sábado, el
séptimo día. Ver 2JT 411; HAp 464.

Los descubrimientos arqueológicos han proyectado más luz sobre la expresión kuriak'
h'méra. Papiros e inscripciones del período imperial de la historia romana, hallados en
Egipto y Asia Menor, emplean la palabra kuriakós (el masculino de kuriak') para
referirse a la tesorería y el servicio imperial. Esto es comprensible, pues el emperador
romano a menudo era llamado en griego el kúrios, "señor", y por consiguiente su
tesorería y servicio eran la "tesorería del señor" y "el servicio del señor". Por lo tanto
kuriakós era una palabra familiar en el idioma oficial romano para las cosas
relacionadas con el emperador. Una de esas inscripciones procede de una época tan
antigua como lo es el año 68 d. C. De manera que es claro que este uso de kuriakós era
corriente en el tiempo de Juan (ver Adolf Deissmann, Light From the Ancient East, pp.
357-361).
En esta misma inscripción aparece una referencia a un día al que se le dio el nombre de
la emperatriz Julia, o Livia como es mejor conocida.

En otras inscripciones de Egipto y de Asia Menor aparece con frecuencia el término


sebast', el equivalente griego de Augustus, como nombre de un día. Sin duda éstas son
referencias a días especiales en honor del emperador (ver Deissmann, loc. cit.). Algunos
han sugerido que la expresión kuriak' h'méra, como la usa Juan, también se refiere a un
día imperial; pero esto parece dudoso por dos razones. Primero: aunque había días
imperiales y el término kuriakós se usaba para otras cosas relativas al emperador, aún no
se ha encontrado ningún caso en que kuriak' se hubiera aplicado a un día imperial. Esto,
por supuesto, no es una prueba final, porque es un argumento basado en el silencio. Pero
el segundo argumento que puede esgrimirse contra la identificación de kuriak' h'méra de
Juan con un día imperial, parece ser concluyente: se sabe que tanto los judíos del siglo I
(ver Josefo, Guerra vii. 101), como los cristianos, por lo menos en el siglo II (ver
Martirio de Policarpo 8), se negaron a llamar al César kúrios, "señor". Por lo tanto, llega
a ser extremadamente difícil pensar que Juan se hubiera referido a un día imperial como
el "día del Señor", especialmente en sin tiempo cuando él y sus hermanos cristianos
eran terriblemente perseguidos por negarse a adorar al emperador (ver pp. 738-740). Es
más probable que Juan escogiera la expresión kuriak' h'méra para referirse al sábado,
como un medio sutil de proclamar el hecho de que así como el emperador tenía días
especiales dedicados en su honor, así también el Señor de Juan, por amor de quien ahora
sufría, también tenía su día especial. Para un estudio del origen de la observancia del día
domingo y de la designación del domingo como "día del Señor", ver com. Dan. 7: 25 y
HAp 464-465.
Algunos estudiosos han sugerido que kuriak' h'méra debe entenderse como "domingo de
pascua". Esta frase se usó posteriormente para designar a la fiesta anual que recordaba
la resurrección de Jesús. Sin embargo, esta explicación no necesariamente se aplica al
siglo I. Por lo tanto, no sirve para aclarar este pasaje.

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