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Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD

Epistemología

Trabajo colaborativo

DANIELA RENGIFO SANCHEZ

Grupo: 100101_112

Tutor

Antonio Gómez

2019
LA CORRUPCIÓN EN COLOMBIA

Colombia ocupa el puesto 96 de 180 países con mayor índice de Percepción de

Corrupción (IPC). En una escala de 0 a 100, donde cero es muy corrupto y cien

muy transparente, desde hace cuatro años el país se mantiene en una calificación

de 37/100, según Transparencia Internacional

La corrupción es un asunto que constantemente se está discutiendo en

prácticamente todas las esferas del país. Medios de comunicación, políticos,

entidades de control, ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil, denuncian

casi que diariamente un acto de corrupción, pero, ¿qué es realmente la corrupción?

¿Cuáles son sus implicaciones para los colombianos? ¿Por qué hay corrupción en

Colombia? ¿Cómo mitigarla?

Aunque es un concepto al que constantemente estamos expuestos y que aparece

en medios de comunicación, redes sociales y conversaciones informales con

bastante frecuencia, es importante aclarar que, la corrupción se define como como


el abuso de un poder otorgado (puede ser público o privado) para el beneficio

privado. Adicionalmente, este abuso de poder implica deshonestidad,

clandestinidad y la ganancia de unos pocos en detrimento de muchos. En Colombia,

como en muchos otros países y sociedades, la corrupción se ha expresado de

distintas maneras en diferentes instancias de la sociedad. En efecto, tras

investigaciones realizadas, resulta claro que la corrupción impacta a distintas

esferas de nuestra sociedad.

Uno de los hallazgos realizados por los tomos publicados identificó que, según el

análisis de prensa, son la corrupción en la contratación, en la justicia, peculado,

corrupción electoral, en el sector privado y clientelismo, las modalidades de

corrupción que más afectan a los ciudadanos en Colombia, pero, según las

sanciones, son el soborno, la apropiación de bienes públicos, la extorsión y el

nepotismo. No obstante, la investigadora recalca que la corrupción electoral tiene

los efectos más profundos porque desvía la voluntad popular y afecta la democracia

En consecuencia, mitigar la corrupción es un asunto que compete tanto a la

administración pública como a los ciudadanos. Ciertamente, el Estado tiene la

responsabilidad principal, en la medida en que debe modificar normas e

instituciones, teniendo en cuenta que en países donde la corrupción es sistémica

es poco probable que pequeños mecanismos institucionales puedan conducir a una


mejor gobernanza. Por ejemplo, aunque Colombia ha adoptado medidas como

aumentar la transparencia y el acceso a la información pública, reducir los trámites,

organizar los mecanismos de investigación y sanción, tipificar delitos y recuperar

dineros apropiados de manera indebida, mapas de riesgos, planes anticorrupción,

nuevos sistemas para la aprobación y monitoreo de proyectos financiados con

regalías, no hay evidencia de que nada de esto haya ayudado efectivamente.

Me atrevo a decir que, en Colombia, e incluso a nivel mundial, todas las personas

adultas sin importar su nivel educativo, su profesión, su lugar de vivienda (zonas

urbanas o rurales) tienen una opinión en común: el país está cansado de la

corrupción y que este es el responsable de todos los males del país y del mundo.

Por todo lo anterior, para acabar con la corrupción y empezar a solucionar aquellos

problemas que de verdad son prioritarios para la sociedad se hace necesario:

1. Que las personas sean políticamente activas, dejen de ser indiferentes y se

vuelvan más críticas (no criticones). Que sean personas que proponen ideas

y soluciones, y que estén dispuestas al respeto de las diferencias y al debate.

2. Sería bueno que las personas se volvieran más patrióticas, que sientan su

país no solo cuando algún deportista o la selección gana algún torneo; es

tener sentido de pertenencia hacía su barrio, ciudad, región y sobre todo,

país; sentir dolor de patria cada vez que un compatriota sufre o muere

injustamente, por negligencia, falta de gestión por omisión, en fin; y tener la

necesidad de hacer algo para que eso no vuelva a pasar.


3. Y como último, lo más importante para que deje de existir la corrupción es

que las personas dejen de pensar que los políticos son indispensables para

el diseño e implementación de las políticas públicas. Las personas se pueden

organizar por barrios, conjuntos, veredas, localidades, para diseñar e

implementar por su cuenta soluciones a los problemas que sufre su

población.

Modificar la Ley de Contratos del Estado / Sector Público

Es un tema clave y extraordinariamente importante. A mi juicio la raíz de un

elevadísimo porcentaje de casos donde la corrupción está presente y además sin

aflorar. La reforma debe ir dirigida a:

Incentivos a las denuncias judiciales serias, sin juicios mediáticos paralelos

Se debe incentivar y respaldar todavía mucho más la denuncia fundamentada de

un indicio de corrupción. No sólo protección y anonimato. Se deben facilitar

garantías, procedimientos claros y publicitados para que los ciudadanos puedan

hacer uso de ello. Son interesantes las propuestas de una Ley de protección

jurídica a todos aquellos ciudadanos denunciantes de posibles casos de

corrupción. Paralelamente se deberían limitar los juicios mediáticos paralelos

gratuitos y demagógicos, o penalizar denuncias con escaso o nulo fundamento. Al

final, la corrupción está acabando en un circo mediático que daña la imagen del país

y de la sociedad en general.
Más jueces y más recursos judiciales contra la corrupción

Más medios judiciales especializados para mejorar las respuestas. Dotación de

recursos mínima en la media de la Unión Europea. Indexación con los índices de

corrupción para la dotación de nuevos recursos. Disminución radical del tiempo en

los procesos y aplicación de sentencias tras la dotación de medios. Diligencia y

efectividad judicial.

6. Inspección fiscal-laboral y guerra total a la economía sumergida

Más medios de inspección fiscal y un plan específico para acabar con los altos

niveles de economía sumergida de la economía española. El objetivo sería eliminar

la complicidad social de la corrupción a través del fraude generalizado de una

gran masa de autónomos y profesionales cuyo control escapa de las

Administraciones.

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