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TEMA 36
ÍNDICE
I. LAS POLÍTICAS PÚBLICAS.............................................................................2
2. ELABORACIÓN Y EJECUCIÓN. MODELOS DE DECISIÓN........................6
3. EVALUACIÓN DE POLÍTICAS PÚBLICAS..................................................12
4. EVALUACIÓN DE LA POLÍTICA DE SEGURIDAD VIAL.............................16
BIBLIOGRAFIA..................................................................................................31
Con el crecimiento del Estado y de las tareas que este poco a poco va
asumiendo como suyas, a partir de la superación del Estado liberal (en el que
sus funciones básicas eran las de policía y defensa), el aparato estatal
comienza a asumir funciones de mayor envergadura, y se va haciendo cada
vez más intervencionista con lo cual va afectando el quehacer diario de los
ciudadanos, incidiendo en la economía, en la educación, en el trabajo, en la
producción, en la seguridad social, entre otras materias. Surgen una cantidad
mayor de demandas y necesidades sociales a las que el Estado necesita hacer
frente, con lo cual comienza a captar grandes cantidades de dineros( en su
mayoría originado de los impuesto) por parte de los ciudadanos, y los reintegra
en forma de programas y servicios que van en beneficio de aquellos. Es así
como a través de estos programas y servicios sociales surgen las políticas
públicas.
Las políticas públicas son “todo lo que las autoridades públicas deciden hacer o
no hacer”, “el conjunto de acciones que desarrollan una autoridad pública”. Si
hemos dicho que la definición de política es el conjunto de acciones tomadas
de una forma estratégica para la consecución de unos determinados objetivos,
y a esta definición le añadimos que estas acciones las realiza una autoridad
pública, estaremos ante una política pública.
Todas las políticas públicas generan efectos y toda política pública encubre una
teoría de cambio social, ya que existe una relación de causa a efecto en las
disposiciones que rigen y fundamentan las acciones públicas. Pero además,
conlleva costes y obligaciones, e inconvenientes y beneficios para los sujetos
que se ven afectados, quienes como demuestra la experiencia, consideran más
importante los costes y los beneficios que le atañen de manera personalizada,
que aquellos que afectan a la colectividad. Normalmente, los efectos se
presentan en términos generales y abstractos; temporalmente se producen
después de que una intervención pública tenga lugar, aunque la relación entre
los productos de la actividad pública y los efectos de éstos, no es
necesariamente directa, lineal o mecánica, ya que el efecto pude ir dirigido
sobre el tejido social o sobre una estructura.
RESUMEN EJECUTIVO
El problema
La inseguridad vial ha alcanzado tales magnitudes a escala global que ha
pasado a ser considerada una de las grandes crisis globales que afectan a
las sociedades contemporáneas, merecedora de una preocupación creciente
de la opinión pública y de la atención de los gobiernos y las instituciones
multilaterales, en primer lugar del Sistema de Naciones Unidas. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) la considera una pandemia, un
verdadero problema de salud pública: se trata, cada año, de 1,2 millones de
víctimas mortales y 50 millones de heridos o discapacitados como
consecuencia de los accidentes de tráfico, con un coste superior a los
65.000 millones de dólares anuales, una cantidad superior al total de la
ayuda al desarrollo1. En la reciente 1ª Conferencia Mundial sobre Seguridad
Vial, celebrada en Moscú2, de hecho, se ha advertido de que para 2015 será
la primera causa de muerte para los niños con edades comprendidas entre
5 y 14 años; de que para 2020 los accidentes de tráfico serán la tercera
causa de mortalidad, y de que en los próximos años pueden perder la vida 5
millones de personas si no se pone remedio a esta crisis.
Las razones y causas de estas muertes y heridas son bien conocidas –
velocidad excesiva e inadecuada, consumo de alcohol o drogas, inexistencia
o mal uso de los dispositivos personales de seguridad, vehículos en
deficiente estado de conservación y seguridad, infraestructuras mal
prensa por el Ministerio del Interior –del que depende la DGT- el 2 de enero de
2010. Fuente: www.dgt.es.
5 Ver el Anexo I. Matriz de preguntas.
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Por ello, pretende ser útil para
• contribuir a la identificación de las posibles mejoras a introducir, de
naturaleza institucional e instrumental, para asegurar la continuidad del
éxito en la consecución de los objetivos del Plan;
• contribuir a mejorar la legitimidad, la transparencia y la rendición de
cuentas como elementos claves de la gobernanza en las políticas de
seguridad vial;
• evidenciar la necesidad de la participación de los diferentes actores
implicados en la seguridad vial;
• ayudar a ofrecer una visión más constructiva de la política de seguridad
vial ante la sociedad, para que no se vea únicamente la perspectiva
sancionadora; y,
• contribuir al aprendizaje mutuo al trabajar con los gestores del Plan,
tanto el Observatorio Nacional de Seguridad Vial (ONSV) como la DGT.
Enfoque
La evaluación pretende poner en relación las medidas implementadas en el
PESV con el objetivo del mismo, que es reducir en un 40% el número de
víctimas mortales en las carreteras, y con el resultado que se percibe por
parte de la ciudadanía de esas acciones. Para tratar de determinar la
importancia relativa de cada línea estratégica en la consecución del
objetivo, se ha utilizado la explotación de los resultados del modelo DRAG6.
Así, el equipo evaluador ha trabajado con hipótesis que trata de comprobar,
y con unos supuestos de evaluación buscando relaciones causales. De este
modo, se adopta un enfoque evaluativo según la teoría del programa
(Theory Based Evaluation), donde se estudia en detalle la lógica que hay
detrás de las acciones del Plan y las hipótesis causales que encierra, para
posteriormente tratar de ver cómo y en qué medida se vinculan con los
resultados obtenidos.
La hipótesis de partida de la evaluación es que el PESV señala como eje
prioritario de actuación el conseguir un cambio en las pautas de
socialización de los conductores y la población en general, confiando en que
otros ejes no menos importantes como la mejora de las infraestructuras o el
aumento de la seguridad del automóvil, concebidos como sectoriales
aunque enfocados teóricamente al mismo nivel, vayan complementando esa
actuación prioritaria y, asimismo, abriendo el debate a la ciudad y su
concepto como espacio donde debe concentrarse la gestión del riesgo.
Así, a través del plan se ha actuado sobre todo en materias que podían ser
abordadas directamente por la DGT; que combinaban la posibilidad y
exigencia de resultados inmediatos con una naturaleza estructural
(coerción-educación); que fueran eficientes en recursos, y cuyos resultados
6 Demand of Road Use, Accidents and their Gravity.
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inmediatos fueran aval de la propia política. De ahí surgen las “Medidas
especiales de seguridad vial 2004-2005”, que contienen la esencia y el
germen de la actuación hasta 2008: el carné por puntos, el aumento del
número de agentes de Tráfico, el aumento del número de radares, las
actividades reeducadoras para infractores, etcétera. Y, al mismo tiempo,
como se verá después, estas medidas especiales serían el adelanto de un
plan estratégico que incorporara todas las recomendaciones del Programa
de Acción Europeo de Seguridad Vial 2003-2010 (en adelante, PAESV), -
incluida la de elaborar un plan estratégico-.
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que algunas de estas medidas hayan sido aprobadas por ley (como no podía
ser menos, dada su afección a derechos) y, sin embargo, el Plan que
formalmente al menos las integra no haya sido objeto ni siquiera de un
Acuerdo de Consejo de Ministros, requisito este por lo demás imprescindible
siquiera como medida de elemental coordinación entre distintos
departamentos ministeriales.
En todo caso, la ejecución del PESV se ha configurado como una fuente de
legitimación por los resultados, desde la cual es posible abordar un diseño
más ambicioso y verdaderamente estratégico que incluya una propuesta de
administración de seguridad vial instrumento de un efectivo liderazgo
político.
El sistema de seguimiento del PESV es mejorable, como evidencian las
deficiencias en la cumplimentación de las fichas habilitadas al efecto por
parte de algunos organismos “propietarios”14 de medidas contempladas en
el Anexo, así como el cuestionamiento de la validez de algunos indicadores
de actividad y resultado. Las posibles mejoras en el sistema de seguimiento
están vinculadas a su grado de ejecutividad, y este factor está condicionado
a su vez por la mejora de los niveles de coordinación de los distintos
departamentos y administraciones que participan en el Plan. La continuidad
del PESV y su éxito dependen de garantizar la institucionalidad de sus
mecanismos, incluidos especialmente los de seguimiento.
Necesidad de una actuación coordinada
Como se ha ido viendo, la actuación coordinada de las AAPP competentes
por razón de la materia es una exigencia incuestionable si se quiere dar
continuidad y consistencia a las políticas de seguridad vial. El Consejo
Superior de Tráfico y Seguridad Vial no parece haberse convertido en el
ámbito adecuado de reflexión, elaboración y seguimiento de las políticas de
seguridad vial en España; y las Conferencias Sectoriales existentes
(Transportes, Educación, Sanidad, Industria) tampoco parecen suficientes
para abarcar en su complejidad la totalidad de materias y competencias
afectadas. En términos descentralizados se están dando de facto
modalidades distintas de coordinación entre la administración periférica de
la DGT y los órganos competentes de las CCAA y de las Corporaciones
Locales (CCLL) (Diputaciones, sobre todo). Es de esperar que la creación de
los consejos autonómicos introducidos por la reforma de la Ley sobre
Tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial15, consoliden este
tejido territorial y esta nueva cultura de colaboración interadministrativa.
14 Denominación otorgada en el PESV a los organismos y organizaciones que tienen
encomendada la gestión de la medida.
15 Ley 18/2009, de 23 de noviembre, por la que se modifica el texto articulado de la
Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial, aprobado por
el Real Decreto Legislativo 339/1990, de 2 de marzo, en materia sancionadora.
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En el ámbito de la seguridad vial local, no da la impresión de que los
instrumentos bilaterales de colaboración puestos en marcha hasta ahora por
la DGT puedan generalizarse a la totalidad de los municipios de España o, al
menos, a los más afectados por el problema, que en todo caso sobrepasan
los 2.000 municipios. El papel de promoción, estímulo y asesoramiento de
la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) que ha llevado a
la formalización de un convenio con el Ministerio del Interior no puede
suplir, por su naturaleza de asociación de naturaleza privada, la
institucionalización de relaciones entre poderes públicos que la ejecución de
las políticas de seguridad vial están demandando.
La más imperiosa de las demandas de formación y calificación tiene que ver
con la construcción de una auténtica función pública adecuada para la
colectiva.
Igualmente podría abordarse la regulación, para los trabajadores
autónomos, de las condiciones mínimas de prestación del servicio,
relacionadas con la seguridad vial laboral.
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RECOMENDACIÓN VIGESIMOSEGUNDA
Sería conveniente dotar servicios de atención, orientación y apoyo a las
víctimas y sus familias en relación con las gestiones posteriores al
accidente, sin perjuicio de los que reciban los titulares, beneficiarios de
seguros de accidentes.
RECOMENDACIÓN VIGESIMOPRIMERA
Debería estimularse la colaboración entre CCAA para la prestación de
servicios de pronto auxilio con vistas a reducir el tiempo de prestación de
este servicio.
RECOMENDACIÓN VIGESIMOTERCERA
Un tratamiento de la generación de conocimiento y su gestión adecuado a
las dimensiones del problema y a la relevancia política adquirida requeriría,
en coherencia con lo apuntado en materia de educación vial, potenciar la
seguridad vial ordenando y agrupando los esfuerzos actualmente dispersos.
Por otra parte sería necesario garantizar la recogida y tramitación de
información sobre accidentes ocurridos en las CCAA con competencias en
materia de tráfico, crear una base de datos en la red de hospitales públicos
sobre víctimas de accidentes y sus secuelas.
Finalmente deberían incrementarse los estudios y perfiles de siniestralidad
para la realización de planes específicos que puedan permitir la mejora en la
accidentalidad en los colectivos más vulnerables.
RECOMENDACIÓN VIGESIMOCUARTA
Este régimen de bilateralidad, útil en el lanzamiento de una determinada
actividad, debiera ser sustituido por un régimen de cooperación en el que la
DGT pudiera aportar recursos condicionados, entre otros, a la definición de
objetivos y medidas concordantes con las establecidas en el Plan Urbano
Tipo.
BIBLIOGRAFIA