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Análisis estructural Edipo Rey:

La obra de Sófocles es muy compleja porque rompe la linealidad de otras tragedias. Incluye un
conflicto inicial que es el que se le presenta al espectador; sin embargo, este se va transformando
en el avance de la obra teniendo pequeños momentos en los que se repiten puntos de la estructura
dramática. Existen unidades claras de realización: inicio/planteamiento, nudo y clímax/desenlace,
pero los puntos específicos de cada unidad no se presentan en el orden establecido en esta
actividad.

Presentación: antecedentes

En primer lugar, se debe hacer una salvedad: las tragedias griegas se basaban en mitos anteriores a
su origen, por lo que cada autor buscó reescribirlos para actualizarlos de acuerdo al momento en
que la Grecia Antigua se encontrara. Por ejemplo, el mito de Edipo parte de la Odisea completada
hacia el VII a.C. mientras que la tragedia de Sófocles es de aproximadamente el siglo V a.C. Se recurre
a esto porque la obra está plagada de escenas previas a la acción dramática, por lo que cada
inclusión puede ser redundante. Se tomará las escenas más importantes de acuerdo a la
caracterización.

Se debe aclarar, también, que la obra no comienza desde un inicio total, sino que ya ha habido un
montón de circunstancias previas que son anteriores (elípticos) a lo que se desarrolla: la derrota de
la Esfinge, la conversión de Edipo en rey, su posible descendencia, entre otros. Se tomará lo
nombrado en la obra.

- Baja: ambientación donde no ocurre nada.

La primera escena entre Edipo y el Sacerdote tiene esta función de ambientación: hay una peste y
se presentan rasgos característicos de Edipo. Algunos apartados que se pueden rescatar son:

Un primer apartado de corte atmosférico (pues no va a ser relevante en la acción) es la peste que
amenaza a la ciudad:

Sacerdote: […] La ciudad, como tú mismo puedes ver, está ya demasiado agitada y no es capaz
todavía de levantar la cabeza de las profundidades por la sangrienta sacudida. Se debilita en las
plantas fructíferas de la tierra, en los rebaños de bueyes que pacen y en los partos infecundos de
las mujeres […] (p. 312).

Una segunda parte que solo ambienta la obra es aquella en que el Sacerdote le recuerda a Edipo la
resolución del acertijo de la Esfinge y liberar así el pueblo de Cadmo:

Sacerdote: […] Tú que, al llegar, liberaste la ciudad Cadmea del tributo que ofrecíamos a la cruel
cantora y, además, sin haber visto nada más ni haber sido informado por nosotros, sino con la ayuda
de un dios, se dice y se cree que enderezaste nuestra vida (p. 313).

- No tan baja: conflicto en ciernes del que habrá una problemática.

La aparición de Creonte es significativa, pues anticipa las causas de la peste. No se revela nada al
espectador, pero se comienza a entender el carácter atmosférico de la escena precedente:
Creonte: Diré las palabras que escuché de parte del dios. El soberano Febo nos ordenó, claramente,
arrojar de la región una mancilla que existe en esta tierra y no mantenerla para que llegue a ser
irremediable […] (p. 315).

En ese mismo diálogo se revela la muerte de Layo, el anterior rey, a mano de alguien que vive en
Cadmo, por ende, las desgracias del pueblo:

Creonte: Él murió [Layo] y ahora nos prescribe claramente que tomemos venganza de los culpables
con violencia.

Edipo: ¿En qué país pueden estar? ¿Dónde podrá encontrarse la huella de una antigua culpa, difícil
de investigar?

Creonte: Afirmó que en esta tierra […] (p. 315).

(p. 315)

- Regular: conflicto más o menos grave- volverse peor o resolverse luego.

El primer conflicto regular en los antecedentes, aunque ya anunciado en la conversación entre Edipo
y Creonte, lo acentúa Edipo al hablarle a los habitantes sobre la búsqueda del asesino de Layo y la
necesidad de expulsarlo.

Edipo: aquel de vosotros que sepa por obra de quién murió Layo, el hijo de Lábdaco, le ordeno que
me lo revele todo y, si siente temor, que aleje la acusación que pesar contra sí mismo, ya que
ninguna otra pena sufrirá y saldrá sano y salvo del país […] (p. 320).

- Escena alta: nudo- toda la problemática de golpe sin aparente solución.

Esta escena alta tiene que ver con el procedimiento de búsqueda de la verdad, en la llegada de
Tiresias. Cuando llega a cuestionar todo lo que se tenía planeado para hallar al asesino de Layo. Al
parecer, no tenía solución porque no se conocía la historia verdadera, solo las predicciones del
oráculo. En ese momento, la acción comienza a tomar un giro, pero también, a entrar directamente
en el conflicto principal que es el que motiva a los personajes a actuar.

Asimilación: No alta- siempre la conoce el espectador- la primera escena baja. Situarse y tomar
interés en el asunto.

La asimilación entra inmediatamente luego de la presentación de las circunstancias en las que se


encuentra Cadmo: atravesada por una peste que requiere de una intervención, pues todo se está
muriendo. El espectador allí comienza a preguntarse el por qué está el pueblo sumido en desgracia,
las preguntas alrededor del destino de los habitantes y cómo se puede solucionar.

Arranque: espacio donde el asunto se torna más o menos claro.

El arranque en Edipo es problemático porque a pesar de que en un primer momento se puede


asociar con la resolución frente a la peste (castigo divino por el asesinato del rey anterior), hasta ese
punto no hay ninguna claridad respecto al conflicto central. El arranque, por tanto, también puede
verse con la llega de Tiresias y ese monólogo previo a la revelación que hace sobre Edipo:

Tiresias: […] en la idea de que tú eres el azote impuro de esta tierra. (p. 324).
El espectador comienza a dudar del rey mismo que es quien va a sostener toda la escena.

Revelación: complejidad del asunto es evidente. Una frase o algo captan la atención del espectador.

Si se toma la secuencia en un sentido lineal, la primera revelación estaría dada cuando Creonte da
a conocer el origen de la peste: la persona que asesinó a Layó se encuentra todavía en el pueblo y
esto es lo que motiva a Edipo a llamar a Tiresias; sin embargo, la revelación que ayuda a desenvolver
el conflicto es, precisamente, la predicción de Tiresias, lo que afianza el nudo.

Esta revelación contiene una de las frases más contundentes de la obra:

Tiresias: Afirmo que tú eres el asesino del hombre acerca del cual están investigando […] Afirmo que
tú has estado conviviendo muy vergonzosamente, sin advertirlo, con los que te son más queridos y
que no te das cuenta en qué punto de desgracia estás (p. 325).

En este punto, aunque no existe claridad total respecto al conflicto, se comienza a enredar el
conflicto al acusar directamente a Edipo de asesinar a Layo.

Luego de ello, Tiresias, en medio de la cólera por las acusaciones de Edipo le dice: aunque tú tienes
vista, no ves en qué grado de desgracia te encuentras ni dónde habitas ni con quienes transcurre tu
vida […] y la maldición que por dos lados te golpea, de tu madre y de tu padre, con paso terrible te
arrojará, algún día, de esta tierra, y tú, que ahora ves claramente, entonces estarás en la oscuridad
(p. 327).

Reflexión: con telón abajo- luces o intermedio.

Como existen varias intervenciones del coro, tratando de entender la situación, se tomará una de
las más sobresalientes que es luego de la llegada de Tiresias:

Estrofa 2: De terrible manera, ciertamente, de terrible manera me perturba el sabio adivino, ya lo


crea, ya lo niegue. ¿Qué diré? Lo ignoro. (p.329).

No obstante, el coro se convierte en la voz del pueblo e interviene constantemente en toda la


tragedia para reflexionar, para cuestionar, para lamentarse… Estos “telones” lo que hacen es frenar
la acción con el fin de introducir una voz narrativa directa que eduque al espectador.

Reafirmación: Clara la revelación.

Se toma la revelación desde el comienzo del nudo con Tiresias. En el diálogo entre Edipo y Yocasta
se da una reafirmación a la revelación que hizo Tiresias, y todo en la voz de Edipo:

Edipo: […] que estaba fijado que yo tendría que unirme a mi madre y que traería al mundo una
descendencia insoportable de ver para los hombres y que yo sería asesino del padre que me había
engendrado (p.341).

Nudo: Entrecruzamiento de acciones y reacciones de todos los personajes, emiten nuevas y más
complejas.

Con Sófocles pasa algo particular y es que el nudo coincide con la revelación de Tiresias, pues desde
allí es que se comienza a volver la acción más compleja. Cuando Tiresias le revela a Edipo su destino,
Edipo entra en desesperación:
En un primer momento, acusa a su hermano Creonte de haber confabulado con el adivino para
robarle el trono, por lo que quiere desterrarlo de ser posible comprobar eso. En un segundo
momento, los diálogos con Yocasta para tratar de encontrar la verdad: comienza Edipo a
cuestionarse sobre si realmente él mató a Layo. Además, en el pueblo ya existe una sospecha
infundada contra el rey Edipo. El nudo ocupa un lugar transversal en gran parte de la tragedia.

Peripecia: invierte toda la acción hacia un solo punto- en contra o en favor del protagonista.

La peripecia está protagonizada por la llegada del mensajero quien viene a traer noticias de la
muerte de Pólibo (el supuesto padre de Edipo) a partir de allí la acción se invierte en contra de él,
pues el mismo mensajero le revela a Edipo que este hombre no era su padre:

Mensajero: Porque Pólibo nada tenía que ver con tu linaje (p. 349).

A partir de ello, cuenta la historia de cómo encontró a Edipo abandonado en la selva. Comienza la
travesía de Edipo en busca de la verdad, lo que en últimas se convierte en su perdición. El pastor o
servidor cuenta la historia de la entrega de Edipo por parte de Yocasta para evitar el cumplimiento
del oráculo. La peripecia está representada en este punto porque todo lo que venía planeando el
personaje se invierte en su contra y se confirma el destino.

Reflexión: con telón abajo- luces o intermedio.

Aquí interviene de nuevo el coro para representar los lamentos del pueblo respecto de la situación
de Edipo. Este coro es bastante peculiar, pues corta un punto cumbre de la historia para ingresar los
lamentos:

Coro/ Antístrofa 2: […] ¡Ah, hijo de Layo, ojalá, ojalá nunca te hubiera visto! Yo gimo derramando
lúgubres lamentos de mi boca; pero, a decir verdad, yo tomé aliento gracias a ti y pude adormecer
mis ojos (p. 358).

Escena o escenas que producen incertidumbre.

Clímax: algo que sucede en su mayor intensidad.

La historia alcanza su punto más álgido con el suicidio de Yocasta y la autoflagelación de Edipo,
hechos narrados por voz del mensajero. Aquí comienzan las consecuencias del destino y del oráculo:

Mensajero: […] en la que contemplamos a la mujer colgada [Yocasta], suspendida del cuello por
retorcidos lazos. Cuando él [Edipo] la ve, el infeliz, lanzando un espantoso alarido, afloja el nudo
corredizo que la sostenía. Una vez que estuvo tendida, la infortunada, en tierra, en terrible de ver
lo que siguió: arrancó los dorados broches de su vestido con los que se adornaba y, alzándolos, se
golpeó con ellos las cuencas de los ojos […] (p. 359).

Declive: Inicia el descenso de la acción.

La acción va adquiriendo un tono de miseria con las consecuencias de Edipo, luego del
derramamiento de sangre, comienza la expiación de sus culpas a partir del destierro y los lamentos
del desgraciado

Soluciones posibles: finales verosímiles, diferentes, congruentes.


Las soluciones posibles las da tanto el Corifeo como Edipo:

Corifeo: No veo el modo de decir que hayas tomado una buena decisión. Sería preferible que ya no
existieras a vivir ciego (p. 362).

Mientras, Edipo: […] Ocultadme sin tardanza, ¡por los dioses!, en algún lugar fuera del país o
matadme o arrojadme al mar, donde nunca más me podáis ver […] (p. 364), quien al final decide el
camino para su debido castigo.

Solución autoral: única, irrepetible.

La solución del autor está en manos de Creonte, quien va a ocupar el puesto del rey, y por la petición
de Edipo: debe ser desterrado del lugar donde está, condenado a vagar con su ceguera.

Consecuencias: relajamiento o catarsis.

La catarsis viene dada por el despertar de la compasión en el espectador porque se presentan las
consecuencias, no solo para Edipo (el destierro), sino también para su estirpe. Sus hijas (Antígona e
Ismene), quedarán en manos de Creonte y sus hijos, al ser varones, se enfrentarán a conseguir
recursos.

Hay una escena dolorosa en la que Edipo abraza a sus hijas y se despide de ellas. Allí queda
acentuada la catarsis de la obra.

Retorno a la realidad: la experiencia concluida origina el último telón o luces.

El Corifeo tiene la voz final en la cual se da la última reflexión:

Corifeo: ¡Oh, habitantes de mi patria, Tebas, mirad: he aquí a Edipo, el que solucionó los famosos
enigmas y fue hombre poderosísimo; aquel al que los ciudadanos miraban con envidia por su
destino! ¡En qué cúmulo de terribles desgracias ha venido a parar! De modo que ningún mortal
puede considerar a nadie feliz con la mira puesta en el último día, hasta que llegue al término de su
vida sin haber sufrido nada doloroso (p. 368).

El cierre se da con esa idea del castigo.

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