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(HunHan)
by LittleQueen20
CAPÍTULO 1
SEHUN
Kris no sabía de quién estaba corriendo cuando salió de Wolmido. En su mente,
probablemente estaba escapando de la policía y su encarcelamiento inminente
por el tiroteo de mi hija.
Había estado despierto durante tres días seguidos, pero sentía como si pudiera
haber levantado un camión y llegado al otro lado de Incheon y vuelto, y todavía
podría no haberme sentido completamente ejercitado.
¿Qué pensaría de mí Lu Han cuando se encontrara cara a cara con la sangre que
estaba literalmente todavía en mis manos? Cuando la realidad de lo que había
hecho, de lo que hice, y de lo que haría de nuevo estuviera justo en frente de él.
¿Qué sucede cuando el "SeHun mata a gente" ya no sea solo una idea abstracta?
Hannie sabía que iba a encontrar y matar a Kris, me animó al mostrarme las
fotos de las secuelas del brutal ataque de Kris con él.
¿Cuándo girara ese pomo y Lu Han me viera, viera la sangrienta prueba de quién
realmente era yo mirándolo a la cara y todo se hiciera real, todavía sentiría como
si pudiera aceptar esa parte de mí? ¿Todavía me querría en su vida?
¿En la de Sam?
Lu Han me amaba, por exactamente quién era yo, sabiendo plenamente que el
diablo vivía dentro de mí. Sabía de la brutalidad que era parte del profundo
maquillaje sembrado sobre quién era realmente yo.
Era fácil vivir con una teoría, algo que casi no era real porque no era algo con
lo que tenía que tratar. Era completamente diferente de estar cara a cara con la
verdad de todo.
Mierda.
Mi familia.
Una y otra vez, Hannie me dijo que me amaba, pero necesitaba que lo
viera.
Había utilizado un débil rumor de mierda como mi excusa para dejar a Hannie
porque no era más que un hombre débil, muy débil quien se convenció a sí
mismo de todo corazón que había una posibilidad de que fuera cierto, que
después de nuestra más perfecta noche juntos, él podría haber ido y follado a
Kris, el chico de al lado, el niño rico psicópata.
Lo que estaba haciendo en realidad era alejar a Hannie antes de que se acercara
demasiado. Antes de que pudiera realmente entender lo que me hacía pegarme
y tomar la decisión de dejarme, lo dejé.
Durante cuatro años, viví mi vida con los ojos cerrados y sin Hannie, porque
por primera vez alguien tenía la capacidad de realmente hacerme daño en lugar
de al revés. Así que usé el rumor de mierda que el amigo de Kris me contó de
Lu Han como mi manera de salir de Wolmido tan rápido como mi moto me
llevara antes de que Hannie tuviera la oportunidad de hacerme pedazos.
El problema era que Hannie estaba tan jodidamente profundo debajo de mi piel
que cada día que no estaba conmigo era una tortura en esencia.
Pero al final del día, siempre pensé que había hecho lo correcto por él, al irme,
sin importar el motivo, porque sabía que estaba mejor sin mí.
Estaba seguro de que había hecho lo correcto por una vez en mi vida.
Después de cuatro años, la necesidad de verlo, hablar con él, tocarlo, no se había
desvanecido. Se hizo más fuerte.
Tan fuerte que mi necesidad de él era más fuerte que mi necesidad de cualquier
otra cosa.
Lo amaba.
Siempre lo había hecho. Nunca pensé que sería capaz de ese tipo de amor, pero
desde el momento en que se había quitado la sudadera con capucha de su cabeza
en ese depósito de chatarra y una hermosa y pálida cabeza rubia miró hacia mí
desde el lado equivocado del cañón de la pistola, supe que mi vida nunca sería
la misma.
Fue a causa de él.
He repartido mi parte justa de tortura, pero ninguna podría haber sido más
dolorosa o cruel que el tiempo que había pasado sin Hannie. Había empacado
las alforjas de mi moto, días antes de que hubiera oído hablar de la muerte de
mi padre, y salí esa misma noche.
-Lo siento, oí tu moto -dijo Hannie, mirándome con esos grandes ojos en los
que podría perderme todo el día de todos los días. Su camiseta blanca estaba
pegada a su torso, shorts ajustados con los que siempre dormía, los que dejaban
poco a mi imaginación.
Esto fue todo. Ahí fue cuando estuve totalmente convencido de que se volvería
y cerraría de golpe la jodida puerta en mi cara. Si no me quería más, al menos
podía vivir el resto de mi vida miserable sabiendo que no tendría que tener
miedo de Kris.
Sonrió.
Esa sonrisa llegó de una oreja a la otra y fue la más volcadora de estómago, la
más fantástica que jamás había presenciado.
Parecía poseído.
Estaba hambriento.
Levanté a Hannie en mis brazos y aplasté mis labios a los de él. Había esperado
jodidamente demasiado por ese beso. Suave pero exigente. Enojado y
apasionado. Un pedacito de cielo y un poco de infierno. Puse todo lo que
siempre quise decirle en ese beso. Cada Te amo, todos los Lo siento, y cada te
agradezco por amarme de vuelta fue dicho sin palabras. Le di una patada a la
puerta cerrada y la llevé a su habitación. Haciendo una pausa en el pasillo, hice
un gesto hacia la puerta cerrada frente a la de Hannie.
-¿Sam? -murmuré.
Sé que soy un jodido enfermo, pero sus cicatrices me encendían más ahora de
lo que hicieron durante nuestra primera vez juntos. Eran un poco menos visibles
bajo la manga de tatuajes, pero estaban
años.
Siempre había pertenecido a Hannie, desde aquella primera noche. Pero en ese
momento, en su pequeña habitación en la casa de su abuela, años después de
que nos conocimos por primera vez, por fin iba a ser todo mío, e iba a
asegurarme de que cada parte de su cuerpo supiera a quién pertenecía.
MÍO.
Para el resto de mi vida, todos los días que respirara, me aseguraría jodidamente
de ello.
-¿Qué? -preguntó cuando se dio cuenta de que estaba mirando. Mi esposo estaba
de rodillas frente a mí, la sangre de una vida que tomé manchaba su rostro. Tuve
una imagen apareciendo a través de mi cerebro de los labios color rosa de
Hannie envueltos alrededor de mi pene, y casi solté mi carga en ese momento.
Finalmente, no había nada entre nosotros. Piel con piel. Duro y suave. Mi pene
palpitaba contra su vientre, el suyo estaba igual de empalmado y golpeteaba con
necesidad sobre mi piel a medida que nos arañábamos el uno al otro,
necesitando estar más cerca todavía.
Necesitaba saborearlo.
Decidí en ese mismo momento que si alguna vez era condenado a muerte por
cualquiera de los muchos asesinatos que había cometido, la
última comida que pediría sería la semilla de Hannie.
Extendí la mano y la puse sobre sus labios para ayudar a calmarlo, pero en lugar
de luchar contra mí chupó dos de mis dedos dentro de su boca, rodando su
lengua alrededor de ellos mientras yo gemía en su entrada, las vibraciones
causándole que tirara la cabeza atrás y cerrara los ojos.
Bombeé en ella con dos dedos de la otra mano, gimiendo por la estrechez de su
entrada y estuve perdido en el pensamiento de él ordeñando mi pene como
estaba ordeñando mis dedos hasta que su pequeña
La entrada de Hannie sabía a sexo envuelto en luz del sol, y cubierto de azúcar
en polvo.
Hace cuatro años, cuando tomé la virginidad de Hannie, fue egoísta por mi
parte. Estaba mal. Solo tenía diecisiete años y estaba tan vulnerable.
Lo haría todo de nuevo, todos los días por el resto de mi puta vida.
En ese entonces, pensé que tendríamos todo el tiempo del mundo. Pensé que
tendríamos la oportunidad de explorarnos el uno al otro, experimentar qué se
sentía bien, y en general follar la mierda del otro hasta que estuviéramos
demasiado cansados para movernos, o hasta que jodidamente muriéramos.
que estuviera entre sus piernas, una de mis manos sobre sus rodillas, abriéndolo
delante de mí, mi pene listo para empujar y mi otra mano lista para darle el
placer suficiente para hacerlo explotar.
Agarré mi eje para guiarlo a casa cuando Hannie dijo algo que me hizo pensar.
-¿Sí?
-¿Cuándo fue la última vez que hiciste esto? -La pregunta me dio ganas de
vomitar. Sabía lo que Kris le hizo, y pagó el último jodido precio. Pero no había
pensado realmente en lo que él había hecho en mi ausencia.
Imaginar a alguien tocándolo era suficiente para hacer que mi pene se convierta
en un centro cóncavo, pero no podía culparlo. Fue mi culpa. Lo había dejado
solo. Por supuesto que habría salido, apoyado en otra persona por consuelo.
No sabía exactamente qué decir, pero cuando abrí mi boca lo único que salió
fue:
más tocándome todavía es suficiente para poner mi piel a quemar. -Los ojos de
Hannie se hicieron acuosos y mi corazón se constriñó en mi pecho.
Este chico.
-Solo tú. Siempre has sido tú -dijo Hannie, ahuecando mi rostro entre sus
manos.
-¿No? -pregunté.
No esperé por más de una confirmación después de eso, sin querer darle tiempo
para cambiar de opinión. Alineé mi pene con su entrada, frotando la cabeza a
través de su húmedad un par de veces antes de mirar a los ojos vidriosos del
hombre que amaba y hundir mi pene dentro de él con un largo empuje
demorado.
Cálido.
Húmedo.
Suave.
Apretado.
Hogar.
Por los sonidos que Hannie estaba haciendo, sabía que él estaba allí conmigo.
Me senté en la cama y agarré la nuca de Hannie, arrastrándola arriba conmigo.
Cuando empujé en su entrada, lo miré a los ojos fuertemente cerrados, lamí su
garganta, y tomé puñados de su culo. Su pene rozaba entre nuestros.
Acariciándolo de arriba hacia abajo lo llevé al orgasmo, por segunda vez,
agarrando su barbilla para evitar que su cabeza cayera hacia atrás. Necesitaba
mirar a los ojos del hombre que amaba cuando se viniera por mí, su humedad
goteando en mis bolas mientras su entrada se apretaba alrededor de mi eje.
Jodidamente hermoso.
Este hombre, con cicatrices por dentro y por fuera, me había elegido a mí para
estar. Mierda, aun no mereciendo algo como yo.
Todavía me quería.
Me AMABA.
No podía esperar más para venirme. Apreté con fuerza a Hannie hacia abajo en
el colchón, golpeando su entrada con mi pene y viendo el suyo comenzar a
empalmarse nuevamente. Sus labios rosados se separaron, con la cabeza echada
hacia atrás en éxtasis. Estaba totalmente
Santa. Mierda.
Caí de nuevo en las almohadas y maniobré a Hannie para que yaciera en la parte
superior de mi pecho. Cuando pude enfocar de nuevo, poco a poco pasé la mano
por su hermoso cabello rubio. Fue lo primero que me llamó la atención de él.
Seguí el intrincado tatuaje en su hombro con los dedos, lentamente haciendo mi
camino alrededor de las cicatrices que decoraban su espalda y brazo derecho.
Esas cicatrices le impidieron conectar con la gente durante tanto tiempo, pero
cuando llegó a mí, había derribado todas las barreras que había construido para
dejarme entrar.
En su vida.
En su corazón.
En su cuerpo.
CAPÍTULO 2
-No, pero no estoy en nada -dijo. Por extraño que parezca, esta vez la idea,
nunca se me ocurrió usar protección. Este era mi chico. No tenía planes de
alguna vez envolverme de nuevo. Teníamos que estar lo más cerca posible, piel
con piel, y pase lo que pase. Sam fue de lejos el mejor regalo del mundo. Una
niña increíble que un hijo de puta como yo no se merecía. No me importaría
otra igual a ella, sobre todo porque esta vez me gustaría ser capaz de ver a
Hannie con un gran vientre de bebé.
Me estaba poniendo duro otra vez.
-Me imagino que me gustaría tenerte descalzo y embarazado tan pronto como
sea posible de todos modos. No lo entenderías. Es una cosa mia-bromeé.
-¿Ah, sí? ¿Así que ese es tu nuevo objetivo? ¿Embarazarme, otra vez? -
preguntó.
-No, si eso sucede, sucede. Eso sería genial, pero mi nueva meta es en realidad
otra cosa. -Mi estómago tenía putas mariposas en el mientras me preparaba para
decir lo que había querido decir hace jodidamente tanto tiempo.
Tal vez.
Probablemente no.
-Bien -dijo simplemente. Una lágrima rodó por su mejilla. Sus perfectos labios
rosados formaron una enorme sonrisa destinada solo a mí.
-Bien -le dije, empujando su pelo detrás de la oreja y luego cubriendo su boca
con la mía en un beso profundo abarcando todo.
Y luego siempre.
CAPÍTULO 3
UN AÑO DESPUÉS
Gracias dios de mierda que el estúpido niño aceptó su oferta, entregando sus
llaves en cuanto le entregué en el dinero en efectivo.
El único ayudante del agente siguiéndolo de cerca detrás con el único otro coche
patrulla en Wolmido.
DongHae levantó la vista a sus manos y dejó caer las llaves tan pronto como se
dio cuenta de que todavía las estaba sosteniendo. Rebotaron en el hormigón y
cayeron abajo en la bahía de aceite.
Levanté la cabeza de debajo del capó del Shelby y me limpié las manos con el
trapo y lo puse encima de mi hombro. Observé la escena delante de mí mientras
encendía un cigarrillo y me pregunté cuál de mis delitos de arresto podría haber
justificado tal teatralidad.
-¿A qué debo el placer? -pregunté sarcásticamente. Apoyado en una de las altas
cajas de herramientas que se alineaban en la parte exterior del compartimiento
de trabajo, cruzando las piernas en
los tobillos. Tomé una larga calada del cigarrillo y soplé el humo por la nariz.
El agente Wu era tan torcido como por donde habían venido. Después de que
me enteré de que había ayudado a Kris cuando había violado y casi matado a
Lu Han, el hijo de puta era afortunado de que todavía podía respirar.
-MinSeok, baja esa cosa -le dije, haciendo un gesto con mi cigarrillo a la pistola
que había dirigido a mí pecho-. Me conoces. No pretendas que no lo haces -
apagué el cigarrillo en el talón de la bota-. Me conoces desde el noveno grado
cuando toqueteé a tu novia en la parte posterior de la sala durante Literatura
mientras que dabas esa presentación de Jane Austen. -MinSeok dejó caer su
rostro-. Pero no te preocupes. Solo la hice venirse una vez.
-No es exactamente lo que hay que decir a alguien con una pistola a la cabeza -
escupió MinSeok, su cara se puso roja de irritación-. Y era Shakespeare,
imbécil.
-Así que recuerdas. Fue hace tanto tiempo, hombre. ¿Recuerdas el nombre de
esa puta que usaste hasta la fecha? -Lo estimulaba. Ya sabía la respuesta.
-Yenni, su nombre fue y es Yenni. Y si dices una palabra más sobre mi puta
esposa voy a apretar el gatillo desde aquí -advirtió-. Ahora pon tus putas manos
en alto. -Redirigió su arma de mi pecho
a mi cabeza.
-¿Todo bien por ahí? -llamó el agente Wu, todavía escondiéndose detrás de la
puerta del coche.
-Lo tengo jefe -volvió a llamar MinSeok sin quitarme los ojos de encima.
-SeHun Oh, tenemos una orden para su arresto. Vinimos a llevarte -dijo
MinSeok, con orgullo.
de la basura caliente.
-Cariño, llama a un abogado -le dije a Hannie cuando llegó corriendo, los idiotas
representantes de la ley me empujaron pasándola.
-¡SeHun! ¡No! -gritó Lu Han. Me metí en el asiento trasero pegajoso del coche
patrulla.
Joder no.
No. No. No.
su quicio de vez en cuando. La forma en que sus cejas se arrugan cuando está
tratando de gritarme para lanzar mis camisas de pesca malolientes con la ropa
regular es jodidamente adorable, y ha dado lugar a que lo inclinara sobre la
lavadora en más de una ocasión.
Me quedo con mi chico triste. Soy un tipo jodido, y por razones que nunca
entenderé, el sabor de sus lágrimas me hizo impulsarme duro. Además, cuando
Hannie estaba triste, no lo estaba a menudo, siempre podía romper unas cuantas
bromas inapropiadas y hacerlo reír y ponerlo de nuevo feliz.
Voy a tomar todo lo que mi esposo estaba dispuesto a darme mierda, porque la
última cosa que quería era que Hannie rastreara de nuevo en esa maldita cabeza
de ella otra vez y se perdiera entre toda la mierda que mantuvo enterrada allí.
En ese mismo momento se estaba desvaneciendo ante mis ojos, pero necesitaba
que estuviera presente, para ser fuerte.
Para Sam.
Dos tontos muy tontos de mierda salían de la misma manera que habían llegado.
Uno a la vez, los neumáticos giraron dramáticamente en la tierra, lanzándolo a
la calle, sus sirenas invadiendo todos los rincones del vecindario usualmente
tranquilo. La pared de los manglares que bordean el camino brillaba azul y roja
a nuestro paso.
Lu Han se quedó en el camino y vio como nosotros conducimos fuera, con el
rostro inexpresivo volviéndose más y más pequeño en el espejo retrovisor hasta
que desapareció por completo de la vista.
-¿Por qué, SeHun, no pareces sorprendido por estar siendo acusado del
asesinato de mi sobrino?
Me encogí de hombros.
-Touché, Sr. Oh. Demasiada mierda para uno solo -dijo, haciendo rodar la
ventana abajo con un chasquido. Encendió un conjunto que había recuperado
de la consola central-. Todo lo que digo, hijo, es que estoy esperando freír bien
tu culo real, con la esperanza de un poco más de piel con el rubio que hace de
tu nuevo novio. -Sostuvo el humo en sus pulmones, sin siquiera molestarse en
apagarlo sobre la ventana abierta mientras terminaba su pequeño discurso
villano.
Las líneas entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, eran siempre borrosas
cuando se trataba de las idas y venidas de los residentes de Wolmido.
Nunca se sabía quién iba a salvarte.
¡Lo descubrieron!
CAPÍTULO 4
En el fondo de mi mente siempre supe que no importa qué tan cuidadoso fuera,
algún día existía la posibilidad de que la mierda que había hecho se pondría al
día conmigo en una manera muy grande.
Supe que había llegado el día cuando me encontré siendo guiado por un pasillo
de concreto mal iluminado, usando un mono azul rey, cargando una manta
incluso más rasgada y una almohada, hacia una celda mucho más pequeña que
el nuevo baño de visitas que acababa de terminar de remodelar para Hannie.
Los presos gritaban uno sobre otro, sus voces rebotando en las paredes de
bloques de cemento de mi celda, ninguna persona discernible de las ecos
mezclados de las masas. Mis ojos se humedecieron por el hedor ineludible y el
abrumador hedor de los aseos y el olor corporal.
Aunque mi padre había muerto hacía más de un año casi podía oír su "Te lo
dije" desde la tumba.
Ella como que tuvo razón todo el tiempo. Me había dado cuenta de mi verdadero
potencial hace mucho. Simplemente no había nada estupendo en ello.
Horrible tal vez. No estupendo.
No estoy contento de que esté muerta, pero me alegro de que nunca me viera
enjaulado como el monstruo que era.
Salté de nuevo a la puerta de la celda y tomé agarre de las barras. Nam se quedó
sin aliento por la sorpresa y cayó sobre su culo huesudo.
-Se enerva fácil, ¿no, oficial? -Gruñí, de cuclillas para que estuviéramos cara a
cara. Sus pequeños ojos se volvieron negros, el miedo había causado que sus
pupilas se dilataran.
un pequeño mierda petulante desde el otro lado de las rejas -dije con frialdad-.
¿Por qué no vienes aquí conmigo, y me dices esa mierda sarcástica de nuevo?
Con una burla final a diente saliente, se alejó, arrastrando su porra de noche a
través de los barrotes de mi celda, y luego a través de todas las otras celdas en
el pasillo, mientras se abría camino hacia la única puerta al final del bloque de
celdas. Los presos gritaron obscenidades mientras
pasó, sin ningún tipo de reacción por parte del guardia. Hizo una señal a otro
guardia que estaba sentado en el otro lado de una mampara de cristal.
-Hijo de puta -murmuré, tomando una larga y dura mirada de mis nuevos
alojamientos. Sabía que al hacer lo que había hecho durante el tiempo que lo
había hecho, estaba posiblemente pavimentando un camino para dirigirme
directo a una celda justo como en la que me encontraba.
En honor a la verdad, es un camino por el que nunca realmente pensé que
viajaría alguna vez.
Si tuviera que apostar dinero en cómo mi vida terminaría, ya sea con mi muerte
temprana, mucho antes de que la vejez se afianzara, o una vida detrás de las
rejas, habría puesto mi dinero en la muerte cada puta vez.
Podría morir mañana, y no significaría una mierda para mí. La muerte era una
de las únicas certezas en esta vida. Siempre ha sido un consuelo para mí, saber
que desde el momento en que todos venimos por primera vez a este mundo
pateando y gritando, todos no estábamos dirigiendo hacia el mismo fin.
Aunque una vez muerto, algunas personas irían en una dirección, mientras que
otros, como yo, irán en otra.
Algunos de nosotros todavía estábamos pateando y gritando.
Mi familia.
Durante el año pasado, mi vida pareció un sueño. Un sueño que alguien como
yo no era digno de ni siquiera tener. Todos los días de mi vida fue un regalo que
sabía que no merecía, pero egoístamente acepté de todos modos.
Ser arrojado a una celda fue un duro recordatorio de que la vida podría ser tanto
una pesadilla horrible como un sueño fantástico. Pero ambos tenían algo en
común.
CAPÍTULO 5
-¿Qué pasa con ustedes y esa mierda? -pregunté, frotándome las sienes. La
cárcel se había colado en mi cabeza y comenzó a darme una migraña.
No me hizo caso.
Los presos, vestidos con el mismo atuendo de prisión color azul rey que yo
estaba usando, sentados al lado o al otro lado de los visitantes y personas que
eran muy obviamente abogados. En una mesa en la esquina había una mujer
sentada llorando, sosteniendo la mano de un preso con un tatuaje de tela de
araña en la parte posterior de su cuello, mientras que un niño pequeño
emocionado con rizos oscuros corría alrededor de la mesa gritando como si
estuviera en Disney en lugar de una prisión.
Una pareja en otra mesa discutía, la mujer señalando al hombre acusadoramente
con una uña larga y curvada, el preso al que estaba visitando parecía
desinteresado por lo que ella le estaba castigando.
Sabía dónde estaría Hannie antes de que lo viera. Me moví entre las mesas y me
dirigí a un rincón tranquilo en el fondo de la habitación, el más sombreado por
los árboles fuera de la ventana
alta. Estaba sentado en uno de los taburetes redondos unidos a la mesa, con la
espalda contra la pared, abrazándose las rodillas contra el pecho, mordiéndose
la uña del pulgar, mirando hacia el espacio.
Siempre era un poco torpe cuando se sentía incómodo, en una adorable manera
donde no sabía qué hacer con sus manos.
Solo mirarlo usando esa cosa traía buenos recuerdos de cuando nos conocimos,
y rompió mi maldito corazón al mismo tiempo.
El pelo rubio de Hannie cubría sus ojos y a diferencia de los adorables rizos
todavía revoltosos de Sam, su cabello era naturalmente liso. Todavía no llevaba
ningún tipo de maquillaje, sus ojos marrón claro increíblemente grandes eran
más que suficientes para vestir a su piel pálida ya perfecta y labios llenos de
color rosa natural.
Un año había pasado tan rápido, solo un pequeño punto en el radar de la cantidad
de tiempo que realmente quería pasar con Hannie y Sam. Solo estábamos
empezando el para siempre que les había prometido.
No podía perderlo.
Jamás.
Hannie merecía algo mejor que yo, pero me sentía atraído a su inocencia, y él
se sentía atraído
por mi oscuridad. Juntos, hacíamos un montón de sin sentido, y así era como a
mí me gustaba.
Cada día que pasaba con Hannie era otro día que rompía mi puto corazón y lo
reparaba todo de nuevo. Estar con él hacía que los vellos
Hasta él.
Lo único con un tirón más fuerte que la necesidad monstruosa para tomar la
vida de otra persona era la atracción hacia Lu Han.
Él no me mostró que yo era capaz de amar. Fue el que me hizo capaz de amar.
De amarlo.
De amar a Sam.
La necesidad de Lu Han era más fuerte que mi necesidad de cualquier otra cosa.
Lo amaba.
Todavía lo amo.
Jodidamente
siempre lo amaré.
-¿Si estoy bien? -Allí estaba yo, preocupado por él y Sam, y cómo iba a
protegerlos desde el interior de una celda de la cárcel, y mi chico, que tenía la
libertad de estar en el mundo, me estaba preguntando, a su marido desquiciado
de seis pies una pulgada con una inclinación para bailar con el diablo, si estaba
bien.
-Cariño. -Me arrodillé frente a él, tomé sus manos en las mías, descansando
ambas en su regazo-. Me estoy riendo porque es una pregunta jodidamente
ridícula y porque jamás necesitas preocuparte por mí. -Empujé un mechón
perdido fuera de su frente y lo metí detrás de su oreja. La barbilla de Hannie
cayó a su pecho, respiró hondo-. Estoy muy bien, cariño -le aseguré. Lo atraje
hacia mí y apreté mis labios a los de él. Me hubiera gustado que de alguna
manera ese beso detuviera cualquier pensamiento que estuviera haciéndolo
retraerse y sacudirlo del lugar al que iba cuando no todo estaba bien en su
mundo.
Era una mentira a toda máquina, no estaba bien, de ninguna manera, pero no
necesitaba que Hannie se preocupara por mí. Cuanto más le preocupara, más se
alejaría de mí y más difícil sería hacer las cosas bien de nuevo. Lo que quería
decirle es que sin él, sin Sam, aunque solo sea por unas pocas horas, estaba lo
más lejano a bien.
sobre todo cuando estaba usando esa sudadera con capucha. El equivalente de
Hannie de una manta de seguridad. El mensaje que me enviaba era alto y claro.
Probablemente no, Hannie siempre salía de todo por su cuenta, con un poco de
tiempo, y siempre salía más fuerte de ello. Pero esta vez, esta vez iba a ser más
que su vigilante. Esta vez, siempre y cuando saliera de la cárcel, iba a ser su
héroe.
Un guardia flaco estaba junto a la pared del fondo y mirando hacia nosotros.
Por mucho que me doliera, me alejé de Hannie y me senté al lado de él, con las
manos dobladas juntas encima de la mesa, rodillas tocándose debajo. Era lo más
cerca que podía llegar a estar físicamente, e iba a saborear cada minuto de
contacto de guía paternal que pudiera.
-Tu abogado debe estar aquí mañana por la mañana -dijo Lu Han, recordándome
por qué estábamos en esa habitación en primer lugar-. ¿Te han dicho lo que
tienen contra ti? ¿Cuál es la evidencia?
Le dije a Lu Han lo que sabía. Que no era mucho. El fiscal me había puesto en
una de esas habitaciones sin ventanas destinadas a intimidar, y había hecho todo
lo posible para hacerme confesar, hasta que se dio cuenta de que la única
respuesta que tenía a cualquiera de las preguntas que había hecho, incluyendo
si quería un poco de café, era "No voy a hablar sin mi puto abogado."
Por
último, había echado los brazos en alto con frustración, cogido su chaqueta del
respaldo de la silla, golpeándolo en el proceso, y salió de la habitación, cerrando
la puerta detrás de él y les dijo que me procesaran. Lo siguiente que supe, estaba
en una camioneta y me dirigía hacia el norte hasta la cárcel en Seúl.
Lo que aprendí durante el interrogatorio fue que la evidencia que tenían contra
mí era suficiente para acusarme de asesinato en primer grado.
-¿Por qué llevas eso de nuevo? -le pregunté, señalando a la sudadera con
capucha.
-Oye -dije, volviendo su barbilla hacia mí, obligándolo a mirarme a los ojos-.
Está bien que necesites ser consolado en este momento. Es normal sentirse
mierda acerca de toda esta situación, ya que es una situación de mierda. -Froté
la yema del pulgar por su mejilla-. Pero no está bien pagar tu cuota e irte, Lu
Han. No me puedes dejar. Nunca.
-La única cosa que me gusta de esa sudadera con capucha es la forma en que
me recuerda a cómo nos conocimos. ¿Te acuerdas de aquella noche, Hannie?
-Sí -susurró.
-No, no lo hacías. -Sus ojos se volvieron vidriosos. Estaba llegando a él, así que
seguí adelante.
-Sí, lo hacía. Te amé esa misma noche, y te he amado cada noche desde aquella,
cariño. -Limpié la lágrima que cayó desde el borde de su ojo, se inclinó hacia
mi toque.
No era mucho, pero recordarle cómo obtuvimos nuestro comienzo era lo único
que podía hacer para ayudarlo a permanecer presente mientras estaba encerrado.
Estaba haciendo una lista de toda la mierda que iba a hacer una vez que estuviera
libre, porque mi prioridad número uno iba a ser asegurarme de que mi esposo
supiera que estaba allí para llevar sus cargas por él y asegurarme de que la vida
que le di era una que nunca sintiera que no podía manejar.
CAPÍTULO 6
Sabía que lograría hacerlo reaccionar cuando mencionara la noche en que nos
conocimos porque mi propia reacción siempre era fuerte cuando pensaba acerca
de esa noche.
Pero seguía haciéndome sonreír cada vez que recordaba el primer momento en
que mis ojos aterrizaron en la pequeña bola de actitud quien eventualmente se
convertiría en mi esposo.
Mi mundo.
Mi pene estaba siendo mamado por alguna chica con la que asistí a la escuela
secundaria cuyo nombre apenas recordaba entonces y ahora.
O una cama.
Me reí porque crecí en Wolmido y no había un chico allí que conociera que no
hubiera disparado su carga en su garganta antes del décimo grado.
Pisoteó hacía la valla, y la seguí para dejarla salir, deslizando la puerta cerrando
tras ella. Se fue murmurando para sí misma, pero estaba preocupado con el
estornudo para dar una mierda sobre lo que estaba quejándose.
No hubo respuesta.
Agarré la sudadera tirando hacía atrás la cara del intruso. Estaba contento de
que iba a poder dictar mi propia marca de justicia perversa en este tipo.
Ya estaba planeando su eliminación cuando de repente me distraje por algo
suave en mi mano. Era un mechón de cabello, brillante cabello rubio.
¿Qué mierda?
Mi chico.
Suena tan jodidamente cliché, pero fue cuando nuestros ojos se encontraron por
primera vez cuando mi vida cambió irrevocablemente.
No diría que creo en ninguna clase de destino, pero si algo como eso existiera,
estaba trabajando esa noche.
Nunca había mirado atrás.
Se convertiría en mi esposo.
Ese chico delgado con la sudadera de gran tamaño había sufrido bastante en su
vida y poco sabíamos cualquiera de los dos entonces que sufriría mucho más.
Maldito KRIS.
La sola mención de su nombre fue suficiente para enviarme dentro de una rabia
justo ahí en el área de visita.
No fue hasta que Lu Han finalmente me dijo lo que Kris le hizo, cuando me
mostró las fotografías, la evidencia de un crimen que hace mi estómago revolver
cada jodida vez que lo pienso, cuando me enteré que las verdaderas
profundidades de mi enfermedad y depravación no tenían limites cuando se
trataba de proteger a Lu Han y a Sam.
Venganza fue la droga que me inyecté la noche que localicé a ese bastardo. La
venganza fue lo alto que monté cuando lo eliminé de esta jodida tierra.
El amor es lo que hace que todo tenga sentido. Cuando llego a mis amores
cualquier regla que tenía sobre cómo y por qué hago las cosas que hago fueron
tiradas por la ventana.
Nuestro amor no tenía reglas.
Lo que le hice a Kris me hizo darme cuenta que había una razón por la que fui
puesto en este planeta exactamente como era, como soy.
CAPÍTULO 7
La reunión con mi abogado fue tan bien como se podía esperar para alguien
siendo acusado de asesinato en primer grado.
Un maldito caimán.
Todos estos años haciendo dios sabe qué, para dios sabe quién y estaba cayendo
parcialmente porque un maldito lagarto tenía que ir y ser atrapado antes de que
tuviera la oportunidad de digerir apropiadamente su refrigerio nocturno de las
partes de Kris Wu.
El tipo que lo había atrapado estaba sorprendido de encontrar una mano sin
algunos dedos en el vientre de la bestia que estaba destripando.
La cámara nunca captó la salida de Kris, pero lo que si captó fue la matrícula
de mi moto.
Después de que la policia identificó a Kris por sus registros dentales y
averiguaron que había disparado a mi hija solo unos días antes de su "presunta"
(palabras suyas, no mías) muerte,
Tenían a medio Wolmido alineados como testigos listos para testificar que Kris
y yo tuvimos nuestra participación en altercados públicos en el pasado.
El caso fue concluido limpio y atado en un maldito lazo, me tenían por las
pelotas.
La cuestión era, si ellos tenían toda esta evidencia durante un año, ¿por qué les
tomó tanto arrestarme? ¿Por qué estuvieron en esto tanto tiempo antes de hacer
su movimiento?
Este no era el Departamento del agente de Wolmido tropezando su camino por
una investigación. Era la maldita Policia de Seúl. No había ninguna razón para
retrasar mi arresto que tuviera algún tipo de sentido para mí y este no era el
único pensamiento manteniéndome despierto toda la noche.
No podía dormir en la cárcel. No había dormido una sola noche sin Hannie por
más de un año y estaba empezando a preguntarme si alguna vez iba a ser capaz
de dormir de nuevo.
-Tuve pesadillas, papi -dijo Sam, frotando sus ojos, su conejo de peluche en el
recodo de su brazo. Puse la manta sobre nosotros y descansó su cabeza en mi
pecho.
-Son solo sueños, Sammie. Papi nunca dejaría que nada ni nadie te hiciera daño
-dije, quitando los rizos de sus ojos.
mí.
Es la única vez en mi vida que puedo mirar atrás y estar agradecido por mi
estupidez.
Lu Han dice que Sam nació con un par de pulmones que podrían asustar al
diablo.
Que apropiado.
que tenía tres años, por segunda vez en mi vida, fue amor a primera vista.
Había pensado que Sam era la hija de Kris al principio, el producto de una
relación entre él y Hannie, pero aún la amaba, quería que fuera mía.
Cada hora en punto los guardias hacían sus rondas, alumbrando sus linternas en
las caras de los reclusos dormidos, asegurándose que cada uno estaba contado.
El rechinar de las botas de los guardias en el suelo de cemento por enésima vez
durante la noche no era una sorpresa.
-¿Y quién exactamente piensas que soy? -pregunté, calculando cómo eliminarlo
si hacía un movimiento.
-Un amigo
-Hombre equivocado -dije, girándome para mirar al tipo que invadía mi espacio
personal. Las pequeñas luces amarillas fuera de mi celda y la luz de la media
luna por la ventana alta en el otro extremo del bloque de celdas eran toda la luz
que necesité para notar que el tipo de mi celda era enorme.
Sus ojos eran negros y en la luz de la media luna lucía como un hombre poseído.
Yo podría haber sido el diablo, pero con mi cabello rubio y ojos marrones sé
que no encajaba en ese papel. Este tipo lucía como si el suelo se hubiera abierto
y él solo hubiera atravesado las puertas del infierno y en mi celda.
-¿Qué quieres? -pregunté.
-No te conozco. ¿Por qué debería ayudarte? -Balanceé mis piernas por el lado
de la cama y me senté.
-Presuntamente -le recordé. No iba a admitir nada a este tipo. Por todo lo que
sabía, podría estar trabajando para el fiscal del distrito y usando un micrófono.
-Aún si quisiera ayudarte, no puedo hacer ni mierda desde aquí y no voy a salir
pronto -le dije.
CAPÍTULO 8
La primera persona que vi fue a Tae Hee, quien tocó el cláxon de su coche y me
saludó con la mano.
Entré y esperé hasta que estuvimos en la carretera principal antes de decir algo.
-¿Por qué estoy fuera? -pregunté-. ¿Dónde está Lu Han? -Debería haber sido
feliz, pero mis frustraciones sacaron lo mejor de mí-. Tae Hee ¿qué carajo está
pasando?
-El fiscal retiró los cargos, y Lu Han está en casa con Sam -dijo casualmente,
encogiéndose de hombros, y luego ajustando las salidas de aire acondicionado.
-¿Por qué harían eso? ¿Cómo pueden pasar de no fijar la fianza a liberarme en
menos de setenta y dos horas? -Era libre, pero estaba al borde. Algo no estaba
bien.
-Digamos que sus testigos no eran tan fiables, como inicialmente se pensó. En
un caso que es circunstancial, en el mejor de los casos, son los testigos los que
lo hacen o lo rompen. -Miró al frente
-¿Qué hiciste? -le pregunté. No había manera de que no tuviera una mano en mi
liberación.
No había ninguna duda en mi mente de que hizo algo para causar que esos
testigos se volvieran "poco fiables".
-Fue la cosa más extraña, la verdad -dijo Tae Hee-. Todos los testigos que iban
a declarar que tú y Kris eran enemigos mortales, de pronto recordaron cuán
grandes amigos eran ustedes, cuánto tiempo pasaban juntos, cuánto se querían
y respetaban entre sí. Y luego estaba el pequeño asunto de su boda. -La sonrisa
de Tae Hee era ahora una sonrisa de dientes completa.
-¿Nuestra boda?
-Sí, su boda. Es extraño que se hubiera deslizado de sus mentes que asistieron
a la recepción de tu boda y que Kris era tu padrino de bodas.
-¿Mi padrino de bodas?
-Sí, ya ves que Kris fue el padrino de tu boda, que tuvo lugar en Bar Chul
semanas después de su supuesta muerte, no había manera de que pudiera estar
muerto, ¿no? También estaba el hecho de que firmó tu licencia de matrimonio
como un testigo, la cual fue presentada al tribunal y hecha un asunto de interés
público...
-¿Dijiste qué?
-Sí, les dije que había oído de él hace poco, y que me dijo acerca de un accidente
que había tenido con su mano mientras cazaba cocodrilos. Todavía estaba
angustiado por herir accidentalmente a Sam cuando estuvo jugando con su
escopeta vieja, por lo que no tenía ningún plan para volver a la ciudad por el
momento.
-¿Por qué esperaron tanto tiempo para acusarme si tenían todas estas cosas en
su lugar hace un año?
-El padre de Kris. No estaba comprando la historia que Kris solo despegó, sobre
todo porque Kris había dejado de usar sus tarjetas de crédito la noche en que
desapareció, así que cuando descubrieron la mano y el video de vigilancia,
utilizó toda su influencia con la fiscalía para empujar todo hacia adelante a pesar
de que el caso era sombrío en el mejor de los casos. Le tomó un tiempo, pero
ese hijo de puta persistente no aceptaría un no por respuesta.
-¿Cómo, cómo conseguiste que los testigos cambiaran sus historias? -No era lo
suficientemente cercano con nadie como para hacer que mintiera por mí porque
yo les agradara.
-Ya ves, SeHun, los secretos de Wolmido son profundos. Al igual que las raíces
de un árbol viejo, crecen y crecen. Durante años, se extienden bajo la superficie
hasta que las raíces son demasiado grandes, y la superficie comienza a
agrietarse.
-Así que, básicamente, ¿los chantajeaste usando mierda que tenías contra ellos?
-El chantaje es una palabra bastante fea. -Tae Hee dio unas palmaditas en mi
rodilla-. Solo saqué algunas raíces.
CAPÍTULO 9
LU HAN
La última cosa en este mundo que alguna vez quise fue que mi hija sufriera
como yo lo había hecho. Pasé cada día desde el momento que la traje a este
mundo asegurándome de que su infancia no se pareciera en nada al vívido
infierno mío.
Eso es por lo que en la noche esperaba hasta que la ayudaba a cambiarse a sus
pijamas, después le leía una historia para dormir, después la metía en la cama y
besaba su frente, después lentamente cerraba su puerta y bajaba al pasillo, y
después salía al patio, para sollozar incontrolablemente en mis manos.
Sam tenía cicatrices. Muchas cicatrices. Algunas más profundas que las mías.
Cicatrices del roce de la bala, cicatrices de las múltiples cirugías para remover
lo que podían. Cicatrices que parecían manchas blancas y rojas de pintura a
través de su caja torácica, desde su axila hasta el lado izquierdo de su cintura.
Le había fallado, le había fallado a mi niña, y ahora iba a tener que vivir
exactamente con el destino que nunca había querido para ella.
Todo esto, además de que SeHun había sido arrestado por el asesinato de Kris,
y yo estaba otra vez buscando consuelo en mi vieja sudadera con capucha.
culpa.
-Bebé, otra vez no -dijo SeHun, viniendo detrás de mí, su mano en mi hombro.
Sabía mi reacción cada vez que veía sus cicatrices y cuando escondía mi
reacción de ellas. Había notado el cambio en mí. Lo vi en la manera en que era
más cuidadoso a mí alrededor, prácticamente caminando sobre cáscaras de
huevo, eligiendo sus palabras más cuidadosamente. Lo odiaba. Pero no sabía
cómo volver a lo que era, y con todo que estaba dentro de mí, no sabía si quería
hacerlo.
-No puedo evitarlo. -Sequé mis lágrimas bajo mis ojos y sorbí-. Le fallé, SeHun.
Se va a mirar al espejo cada día y recordar ese horrible momento por el resto de
su vida. Recordará lo asustada que estaba. Recordará cómo su mamá no pudo
evitar que le pasara eso a ella.
-Hannie, es muy joven, y ve al psiquiatra. Él dice que estará bien. Apenas
recuerda algo en absoluto, y piensa que incluso con un desastre como yo de
padre va a estar bien -me aseguró, tratando de hacerme reír, como siempre.
-Entonces tendremos que lidiar con eso, Hannie. Nos aseguraremos de que sepa
cuán amada es y si se asusta alguna vez, le recordaremos otra vez cuán amada
es, y si empeora, la amaremos jodidamente más fuerte. Lo único malo que
podría sucederle a Sam de nuevo es que podría asfixiarse bajo todo nuestro
amor. -SeHun rodeó mi silla y se acuclilló en frente de mí-. Es todo lo que
podemos hacer -dijo suavemente, sus manos en mis rodillas. Inclinó mi
barbilla hacia arriba así estaríamos frente a frente-. ¿Sobre qué es esto
realmente, Hannie?
Suspiré.
-Merece algo mejor que yo como su madre.
-Esa es una evasión de mierda, y lo sabes. Todos los padres están jodidos.
Nosotros solo estamos jodidos de diferente manera. Ahora, suéltalo, hombre -
demandó-. Dime qué está pasando en esa hermosa cabeza rubia tuya.
-¿Ves qué?
-Todavía veo mis cicatrices. Cada día. Incluso bajo todos los tatuajes, aún veo
más allá de los colores y directo a las marcas. Cada jodido día de mi vida,
recuerdo lo que sucedió, lo que esa perra hizo, e incluso si es solo por un minuto,
recuerdo cómo se sintió. -Mis ojos comenzaron a inundarse, nublando mi
visión-. Recuerdo el dolor. Lo siento todo de nuevo. No quiero sentirlo más. -
SeHun suavemente corrió las yemas de sus dedos a través de la cicatriz más
larga, que comenzaba en mi hombro, y lentamente la trazó hacia abajo a mi
codo, y de vuelta. Su recorrido a modo de consolarme.
-No puedo imaginar cuánto dolió, Hannie.
-Aquí. Duele aquí. -SeHun me alzó como si no pesara nada y se sentó en la silla,
arrastrándome en su regazo como un niño, acunándome en sus brazos y
sosteniéndome fuerte a su pecho.
-No quiero que tu corazón sufra. Dime qué puedo hacer para hacerlo mejorar -
dijo, su voz tensa.
sanando, bebé. Haremos lo que sea para que no sufra. Pero no puedes estar
preocupado de lo que va a sentir o no. Tenemos que tomar esto día a día, o vas
a enloquecer.
-¿Qué puedo hacer para hacerlo mejor? -Besó la parte superior de mi cabeza.
-No hay nada que puedas hacer. No puedes borrar mis recuerdos. No puedes
hacerme pensar en algo más cuando veo las marcas. Fue mucho mejor por un
tiempo. Mucho más fácil de lo que solía ser. Entonces le hicieron daño a Sam,
y ahora es como si estoy de vuelta a donde comencé.
-Estamos, bebé. Estamos -dijo-. No tienes que pasar por esto solo. Somos una
familia, y lo arreglaremos como una familia.
-Pero no puedes arreglarlo.
-¿Cómo? -susurré.
-¿Confías en mí?
Me ayudó a sentir otra vez cuando pensé que iba a vivir mi vida sin saber alguna
vez lo que era ser cercano a alguien. No había razón para no confiar en él.
-He estado pensando acerca de algo. Algo que podría ayudar.
-Tae Hee -dijo SeHun estoicamente. ¿Por qué llamaba a Tae Hee? Usualmente,
era el mediador entre TaeHee y SeHun. Ellos raramente hablaban,
y no los culpaba.
Tae Hee engendró a Kris y trató de protegerlo cuando sabía lo que había hecho,
pero eso ya me parecía pasado.
Cada vez que siento la rabia o el resentimiento hacia ella como el que una vez
sentí, recuerdo cómo se sintió prender su casa en fuego, y rápidamente vuelvo
al sentimiento de que todo está bien entre nosotros.
La nueva Tae Hee apenas se parecía a la vieja, y su amor por Sam, la nieta que
nunca había tenido, había sido una gran parte de arreglar las cosas, a mis ojos.
Tae Hee había pasado el último año demostrándole a nuestra familia que era
bastante digna de formar parte de ella.
-Sí. Sí. Todo está bien. Sam está genial. Sí -dijo, más bien groseramente-.
¿Puedes venir y quedarte con Sam un poco? Está dormida, pero necesito sacar
el barco a dar una vuelta para asegurarme de que esté navegando por la mañana,
y necesito que Hannie venga y sea mis segundos ojos y oídos. -Hubo una corta
pausa, y entonces SeHun finalizó la llamada sin decir adiós.
-Sabes, para alguien que puede ser tan encantador, realmente puedes ser un
idiota total a veces -dije.
-¿Me acabas de llamar encantador? -SeHun rió. Por supuesto, eso sería lo que
llamaría su atención, no ser llamado idiota. Incluso en la tenue luz del porche
trasero, la sonrisa de SeHun era brillante. Ser capaz de verlo sonreír a diario o
reír de vez en cuando valía la pena cada segundo de tiempo que habíamos
pasado separados. Ignoré su pregunta.
-Si necesitas ayuda con el barco, ¿por qué no solo lo hicimos antes? -pregunté.
SeHun trabajó un poco en el barco. Sam corrió a través de los rociadores del
patio trasero, y yo me senté en mi silla favorita, leyendo un libro, echando un
vistazo a menudo sobre las páginas para asegurarme de que mi familia aún
estaba allí, y que todo era real. Y lo era. Se hacía tarde, y ya estaba oscureciendo.
Sería difícil examinar el barco en absoluto bajo estas condiciones.
-Shhhh, bebé. Ya verás. Dijiste que no podría hacerlo mejor para ti. Creo que
hay una manera en que puedo -dijo SeHun, presionando un dedo en mi boca
parcialmente abierta. Lo fulminé con la mirada y mordí la punta de su dedo.
Alejó su mano, y su mandíbula cayó abierta.
-Oh, Hannie -dijo, su voz llena de advertencia, ¿o era promesa?-. Vas a pagar
por esto. -Chupó brevemente la punta del dedo que yo había mordido.
Tae Hee llegó unos minutos después de la llamada de SeHun.
-Deberían ir a dónde necesitan estar. Estoy bien aquí -dijo, sacando dos agujas
de tejer y algún hilo rosa. Cualquier trabajo unido a las agujas lucía bastante
desigual.
-¿Tejer? -le pregunté, haciendo un gesto hacia sus manos, y comenzó a tejer
distraídamente.
Tae Hee, una vez aguda como una tachuela, la abogada más poderosa cuyas
garras eran tan agudas como su lengua estaba sentada en mi sofá, en mi sala de
estar, tejiendo. Estaba desconcertantemente fuera
Tae Hee había dejado su trabajo como fiscal del distrito poco después de que
Sam había sido lastimada. En sus palabras, su 'correcto-y-equivocado' radar
necesitaba un descanso, y no podía hacer eso y aún ser la sagaz abogada sin
consciencia que le pagaban para ser.
Sostuvo el pequeño trozo de algo relacionado con las agujas, y podía ver la
desilusión en su cara a través de los dos grandes agujeros en el medio del parche.
-Es un trabajo en progreso -dijo, comenzando su tejido otra vez-. Sobre, debajo
y alrededor -murmuró mientras fruncía sus cejas y miraba hacia abajo a su
trabajo.
SeHun no dijo adiós a Tae Hee. No dijo nada en realidad. Abrió las puertas
corredizas de vidrio y me llevó a través de ellas, seguidamente cerrándolas
detrás de mí. Tomó mi mano y me guió bajando el patio trasero hacia el muelle,
y cuando estuvimos allí, me sentó en un banco de plástico que hacía las veces
de caja de almacenamiento para todas las cosas rosas de pesca de Sam. Recogí
un pequeño gorro rosa con las palabras "la pequeña niña de la pesca de papá"
bordadas a través del frente que había caído detrás del banco. Corrí mis dedos
sobre la levantada escritura y suspiré para mí mismo.
En mi vida, nunca había experimentado el tipo de amor que existe entre padre
e hija. La cosa más cerca que alguna vez había tenido a un padre era el papá de
SeHun, ChanYeol, y aunque siempre tendría un lugar especial en mi corazón
por todo lo que él hizo por mí y Sam, raramente estaba sobrio para mostrar
Ver a SeHun con Sam era siempre una nueva experiencia para mí. Llevaban su
amor el uno por el otro a todas partes. No había duda que cuando cualquiera
mirara hacia ambos vería que estaban enamorados el uno del otro.
Sabía que SeHun me amaba, y ese amor era ilimitado. Pero sabía que el amor
que sentía por Sam estaba totalmente en otro nivel.
SeHun recogió algún tipo de red que estaba esparcida fuera en el césped sobre
el rompeolas. La envolvió alrededor de su brazo un par de veces y la dejó en un
balde.
-Voy a enseñarle a Sammie como arrojar la red fija mañana. Ya que le gusta
tanto pescar, ya es tiempo de que aprenda como atrapar su propio anzuelo -dijo,
su acento sureño había crecido más denso desde que vino a casa a Wolmido. A
veces olvido que con toda la confusión interior de SeHun, y todas las cosas que
era capaz de hacer, que en alguna parte era solo un chico sureño a quién le
gustaba pescar y juguetear con camionetas.
-Esa cosa de red es más grande de lo que ella es. ¿Cuánto pesa? - pregunté,
notando que los músculos muy tonificados del bíceps de SeHun se tensaban
cuando levantó la cubeta.
-Oh, es bastante pesada, pero esa no es de ella -dijo-. Esta lo es. -SeHun se estiró
detrás del banco en el que estaba sentado y tomó una cubeta más pequeña. La
abrió y la inclinó hacia mi así podría ver la red notablemente más pequeña
dentro.
-dijo SeHun, añadiendo el balde más pequeño al barco. Levantó la cubierta del
panel para la electricidad hacia el ascensor y golpeó el interruptor para bajar el
bote al agua.
Chirrió y crujió, el sonido de metal sobre metal hizo que los pelos en mi brazo
se levantaran en punta mientras los pesados cables que sostenían el bote
lentamente se desenroscaban de la rueda giratoria en la cima del ascensor.
SeHun me ignoró y señaló a la parte trasera del barco una vez que este estuvo
completamente flotando en la superficie del agua.
-¿Crees que le gustará?
-Por supuesto, sabes que ama el bote. Pusiste un montón de trabajo duro en el
y... -Me detuve de decir cualquier otra cosa por qué me di cuenta de que no era
del bote de lo que él estaba hablando. Era de lo que estaba escrito en la parte
trasera del bote. En letras negritas y cursivas a un lado del motor simplemente
se leía "Sam". Mi garganta se sentía como si algo estuviera atascado en ella-.
No SeHun, a ella no le gustará. Lo amará y enloquecerá y no será capaz de dejar
de hablar sobre ello por días.
-Eso es lo que estaba buscando. Sabes que estaba entre nosotros eso y comprarle
un pony. No voy a limpiar mierda de caballo.
SeHun sonrió y bajó hacia el bote, estirando su mano para ayudarme a abordar.
Lo encendió, y tomé el asiento junto al suyo. Prendió el faro y nos echó atrás
fuera del muelle. Pasamos el rato
por el canal.
Las aguas abiertas del mar brilló naranja con el resplandor de la luna llena.
SeHun presionó el acelerador, y se sintió como si estuviéramos patinando en la
superficie de las aguas tranquilas, el caliente aire salado saltando sobre el
parabrisas frontal, enredándose en mi cabello.
Con toda la fealdad que yo había experimentado aquí, era fácil de pasar por alto
cuán hermoso el lugar era realmente.
Estuvimos solo en el agua abierta por unos pocos minutos antes de que SeHun
redujera la velocidad del bote en medio de mar. Jaló hacia el lado de un
marcador, matando el motor cuando estuvimos ocultos entre los manglares y
una pequeña cala. Lanzó el ancla.
-¿Por qué estamos aquí fuera, SeHun? -pregunté, estaba tan silencioso que mi
tono regular de voz sonó como un grito.
-Te dije por qué, bebé. Encontré una manera de ayudarte. - Encendió otro
cigarrillo, apoyó sus codos en sus rodillas y se inclinó hacia mí-. Y aquí es
donde pienso que debería hacerlo -dijo tan bajo que fue casi un susurro.
-¿Por qué sigues preguntándome eso? -Sí, por supuesto que confiaba en él.
Confiaría en él con mi vida y en Sam, pero era la segunda vez que me hacía la
misma pregunta, y eso estaba poniéndome nervioso.
SeHun apagó su cigarrillo en una vieja lata de soda y se puso de pie, estirando
sus manos hacia mí.
jaló hacia él y presionó sus labios calientes en los míos. Estaba tan atrapado en
el beso que no había notado el pequeño cuchillo en su mano. Se apartó de
nuestro beso y sostuvo el cuchillo entre nosotros.
-¿Para qué es eso? -Tragué. Mi corazón latiendo suficientemente fuerte para que
un pez escuchara.
-Quiero cortarte.
Había una razón por la que amaba a SeHun, por la cual había sido atraído a él
desde el principio.
Jodidamente me tenía.
-Hazlo. -Aspiré. Odiaba la idea de ser cortado, pero amaba lo que estaba
ofreciéndome. Las cicatrices me tenían atrapado en mi propia mente. Estaba
ofreciéndome libertad-. Hazlo.
SeHun no
Con una mano en la parte de atrás de mi cabeza, enredó sus dedos en mi cabello
y jaló hasta que mi cabeza se inclinó hacia atrás y abrí mi boca. Olía a sudor y
al agua salada. Sabía a menta y cigarrillos. No podía acercarme lo suficiente.
Me empujó atrás hasta que la parte de atrás de mis rodillas golpeó la pequeña
banca de asiento en la parte trasera del bote, se alejó de mí y desabotonó mis
shorts, alcé mis caderas para que así pudiera deslizarlos por mis muslos. Los
lanzó a la silla del capitán y enganchó sus dedos en la pretina de mi boxer y los
deslizó bajándolos. Pasó su lengua desde mi ombligo hacia abajo hasta mi pene
suavemente succionando mi sensible punta mientras arrojaba mi boxer por la
borda.
-¡Oye! -Traté de discutir con él sobre desechar mi ropa interior, pero solo rodó
su lengua sobre mi glande, subiendo mis piernas a sus hombros mientras se
arrodillaba delante de mí. Rápidamente olvidé lo que estaba por decir.
Lamió mi miembro como si de un dulce se tratara. Era tan íntimo, suave, además
de sexy y apasionado. Estaba diciéndome que me quería con su lengua, y mi
pene estaba respondiendo de vuelta pulsando alrededor de su lengua mientras
lamía y succionaba.
trataba de corcovear mis caderas. Me sostuvo en mi lugar con sus fuertes manos,
jalándome hacia él y devorándome con su lengua como si yo fuera su última
comida.
Abrí mis ojos mientras mi orgasmo golpeaba. Viendo hacia el cielo nocturno,
apreté mis piernas alrededor de la cabeza de SeHun mientras era bombardeado
por ola tras ola de puro jodido placer, cortesía del sexy SeHun jodido Oh.
Mi ESPOSO.
SeHun no esperó a que me viniera. Se levantó, quitó su cinturón, jaló abajo sus
pantalones y en un rápido movimiento me giró sobre mi estómago, sujeté el
borde del bote para prepararme. Sentí sus rodillas contra mi trasero y luego
estaba buscando entrada, frotándose a sí mismo en mi humedad antes de
empujar su camino adentro.
-Ven aquí, bebé -dijo SeHun, levantándome por mí brazo, poniéndome sobre su
regazo. Sacó un estuche de primeros auxilios y comenzó a limpiar la sangre de
mi brazo con un hisopo de alcohol-. ¿Te lastimé?
Ahora, cuando viera mi brazo, vería mis cicatrices y recordaría que una de ellas
sostenía un gran recuerdo.
-Nope.
-Bien entonces. -Ahuequé su rostro en mis manos y traje su boca hacia la mía.
Presioné mis labios contra los suyos, tratando de expresarle mi gratitud con ese
beso-. Gracias.
LU HAN
Toc-toc-toc-toc-toc-toc-toc.
SeHun era fácilmente seis pies de altura pero este chico tenía al menos unos
pies más que él. Su cabello oscuro estaba cortado cerca de su cabeza, sus ojos
eran negro brillante. Donde SeHun tenía tatuajes arriba y abajo de su brazo, este
tipo estaba cubierto en ambos brazos y manos e incluso un lado de su cuello. El
cabello claro y ojos brillantes de Jake lo hacían lucir como el chico de al lado,
casi angelical de algún modo.
Este tipo parecía el mismo jodido diablo.
Hice un movimiento para cerrar la puerta pero su bota en la entrada impidió que
lo hiciera, ni siquiera se encogió de dolor cuando rebotó en su pie.
Alcancé tras la puerta y tomé la pistola del cajón superior del escritorio del
vestíbulo, ocultándola detrás de mi espalda.
-No está aquí -dije. Hice otro movimiento para cerrar la puerta pero esta vez usó
la palma de su mano para evitar que se cerrara.
una mirada malvada radiante desde su iris que incluso hizo su sonrisa
aterradora.
-Lo veo ahora -respondió el hombre, sonando más molesto que asustado.
-¿Quién coño es este tipo? -le pregunté a SeHun. Él tomó el arma de mi mano
y la regresó al cajón.
El hombre interrumpió.
No me importaba ninguna.
Y no había lugar en la tierra en donde jodido prefería estar, que en la cama con
ese chico.
Seúl solo era un viaje al norte de dos horas así que no me tomó mucho antes de
estar enterrando a uno de los problemas de King en el bosque.
Se sintió tan bien darle la bienvenida de nuevo al diablo, aunque solo sea por
un corto tiempo. Me sentí tan malditamente bien que de hecho me encontré a
mí mismo tarareando mientras terminaba de cubrir el último hoyo, aplanando
la tierra con el lado plano de una pala antes de cubrirlo con maleza y ramas.
Encendí un cigarrillo.
Satisfacción pura corría por mis venas.
Mi celular sonó.
-Sí.
-Hermano, ¿sigues por aquí? - soltó King por el teléfono-. Tengo una situación
en la cual me vendría bien tu ayuda.
La vida es buena.
Fin