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“TEORÍA DEL DESENVOLVIMIENTO ECONÓMICO”

(Joseph A. Schumpeter, Fondo de Cultura Económica, México, 1997)

Capítulo II: El fenómeno fundamental del desenvolvimiento económico

“El proceso social que racionaliza nuestra vida y pensamiento, nos ha alejado del tratamiento metafísico del
desenvolvimiento social, mostrándonos la posibilidad de un tratamiento empírico. (…) Toda búsqueda de
un “sentido” de la historia va ligada estrechamente con la concepción metafísica previa (…). Pero, la idea
evolucionista se encuentra hoy desacreditada en nuestro campo, especialmente en lo que respecta a los
historiadores y etnólogos, y esto por otra razón. Se añade la acusación de diletantismo al cargo de misticismo
acientífico y anticientífico que hoy rodea las ideas “evolucionistas”. Muchos hemos perdido la paciencia con
todas las generalizaciones superficiales en que juega un papel la palabra “evolución””. (p. 68)

“La evolución económica era hasta ahora solamente objeto de estudio de la historia económica, que a su vez
no es sino una parte de la historia universal, separada sólo de la restante con fines de exposición. Pero no
puede explicarse la transformación económica solamente por las condiciones económicas anteriores, a causa de
la dependencia fundamental en la que se encuentran los aspectos económicos de las cosas respecto de todo
lo demás. Pues la situación económica de un pueblo no es solamente un resultado de las condiciones
económicas precedentes, sino de la situación anterior tomada en su totalidad”. (p. 69)

“Así como podemos afirmar que la descripción de los efectos de la Contrarreforma sobre la pintura italiana y
española siempre será historia del arte, podemos afirmar también que la descripción del proceso económico
sigue siendo historia económica, a pesar de que la verdadera causación sea extraeconómica en su mayor
parte. El sector económico está abierto también a una variedad infinita de puntos de vista y modos de ser
abordados, que pueden ser clasificados según la amplitud de su campo, o según el grado de generalización
que impliquen”. (p. 70)

“Nuestro problema es como sigue. La teoría del primer capítulo describe la vida económica desde el punto
de vista de una “corriente circular”, pasando por canales que son en esencia los mismos uno y otro año –
similar a la circulación de la sangre en un organismo animal-. Ahora bien, la corriente circular y sus canales
se alteran en el tiempo, y abandonamos, por tanto, la analogía con la circulación de la sangre. Pues aunque la
última cambia también en el curso del crecimiento y decadencia del organismo, lo hace continuamente, esto
es por pasos que solo pueden suponerse más pequeños que cualquier cantidad medible, y siempre dentro
del mismo marco. La vida económica experimenta también tales cambios, pero experimenta asimismo otros
que no aparecen continuamente y que alteran el marco, el propio curso tradicional. No pueden ser
comprendidos por el análisis de la corriente circular a pesar de ser puramente económicos, y a pesar de
encontrarse su explicación entre las tareas de la teoría pura”. (p. 72)

“Ahora bien, el objeto de nuestra investigación es precisamente esos cambios o transformaciones y los
fenómenos que aparezcan como consecuencia de ellos. Pero no preguntamos, ¿qué cambios de esta
naturaleza han hecho del sistema económico moderno lo que es en la actualidad? Ni tampoco, ¿cuáles son
las condiciones de tales cambios? Solamente preguntamos, y en el mismo sentido en que lo hace siempre la
teoría: ¿cómo tienen lugar tales modificaciones y qué fenómenos y qué fenómenos económicos originan?
La misma cosa puede plantearse en forma diferente. La teoría del primer capítulo describe la vida económica
desde el punto de vista de la tendencia del sistema económico hacia una posición de equilibrio, tendencia
que nos ofrece medios para determinar los precios y cantidades de bienes, y que puede ser descrita como
una adaptación a los datos existentes en el momento. En contraste con las condiciones de la corriente
circular, esto no significa en sí que ocurra lo mismo un año tras otro; pues solamente supone que concebimos
los varios procesos del sistema económico como fenómenos parciales de la tendencia hacia una posición de
equilibrio, pero no hacia la misma necesariamente. La posición de un estado ideal de equilibrio en el sistema
económico, nunca alcanzado, a pesar de la lucha constante por obtenerla (naturalmente en forma
inconsciente), se altera a causa de la alteración de los datos. Y la teoría carece de armas frete a esta última.
Está construida en forma que pueda hacer frente a las consecuencias de tales cambios; dispone de
instrumentos especiales para ese objeto (por ejemplo, del instrumento denominado cuasi-renta). Si las
modificaciones ocurren en los datos no sociales (condiciones naturales) o en datos sociales no económicos
(aquí entran los efectos de la guerra, y los cambios en la política comercial, social o económica) o en los
gustos de los consumidores, no parece requerirse una transformación total de los instrumentos de
investigación económica. Estos instrumentos fallan solamente –y podemos agregar este argumento al
precedente- cuando la propia vida económica altera por sí misma sus propios datos por convulsiones. Los
cambios continuos que pueden transformar con el tiempo, por pasos infinitamente pequeños, una tienda sin
importancia en un gran almacén, caen bajo el análisis “estático”. Pero este no puede predecir las
consecuencias de alteraciones discontinuas en la manera tradicional de realizar las cosas; tampoco puede
explicar el porqué de tales revoluciones productivas, ni de los fenómenos que las acompañan. Solo puede
investigar la nueva posición de equilibrio posteriormente a la realización de las alteraciones. Y nuestro
problema es precisamente la ocurrencia de los cambios “revolucionarios”, el problema del desenvolvimiento
económico en un sentido muy estrecho”. (p. 73)

“Entendemos por “desenvolvimiento” solamente los cambios de la vida económica que no hayan sido
impuestos a ella desde el exterior, sino que tengan un origen interno. Tampoco se llamará aquí proceso de
desenvolvimiento al mero crecimiento de la economía, reflejado por de la población y la riqueza”. (p. 74)

“Todo proceso de desenvolvimiento crea las condiciones necesarias para el siguiente. El desenvolvimiento,
en nuestro sentido, es un fenómeno característico, totalmente extraño a lo que pueda ser observado en la
corriente circular, o en la tendencia al equilibrio. Es un cambio espontáneo y discontinuo en los cauces de la
corriente, alteraciones del equilibrio, que desplazan siempre el estado de equilibrio existente con
anterioridad. Nuestra teoría del desenvolvimiento no es sino el estudio de este fenómeno y los procesos que
le acompañan”. (p. 75)

“Estas alteraciones espontáneas discontinuas en los cauces de la corriente circular, y estas perturbaciones
del centro de equilibrio, aparecen en la esfera de la vida industrial y comercial y no en la esfera de las
necesidades de los consumidores de productos acabados. Allí donde aparecen cambios espontáneos y
discontinuos en los gustos de los consumidores, el hombre de negocios debe hacer frente a un cambio
repentino de los datos, y posiblemente se trata, por tanto, de una cuestión de motivo u oportunidad de
adaptaciones de su conducta que no sean de carácter gradual, pero no de un cambio en la propia conducta.
Este caso no presenta, en consecuencia, otros problemas que el de un cambio en los datos naturales, ni
requiere un método distinto de tratamiento, por lo cual desdeñaremos cualquier espontaneidad de las
necesidades de los consumidores que pueda manifestarse, asumiendo los gustos como “dados”. Esto se
facilita por el hecho de que es generalmente pequeña la espontaneidad de las necesidades de los
consumidores. Debemos partir, naturalmente, de la satisfacción de las necesidades, dado que son la finalidad
de toda producción, y la situación económica dada en cualquier momento debe ser entendida desde este
aspecto. Sin embargo, por lo general, las innovaciones en el sistema económico no tienen lugar de tal manera
que las nuevas necesidades surjan primero espontáneamente en los consumidores, adaptándose más tarde al
aparato productivo a su presión. No negamos la presencia de este nexo. Pero, por lo general, es el productor
quien inicia el cambio económico, educando incluso a los consumidores si fuera necesario; les enseña a
necesitar cosas nuevas, o cosas que difieran en algún respecto de las ya existentes. En consecuencia, si bien es
permisible y aún necesario que consideremos las necesidades de los consumidores como independientes,
más aún, como la fuerza fundamental en la teoría de la corriente circular, debemos adoptar una actitud
totalmente distinta en cuanto alcancemos el cambio”. (p. 76)

“El desenvolvimiento, en nuestro caso, se define por la puesta en práctica de nuevas combinaciones. Este
concepto cubre los cinco casos siguientes: 1) La introducción de un nuevo bien –esto es, uno con el que no se
hayan familiarizado los consumidores- o de una nueva calidad de un bien. 2) La introducción de un nuevo
método de producción, esto es, de uno no probado por la experiencia en la rama de la manufactura de la que
se trate, que no precisa fundarse en un descubrimiento nuevo desde el punto de vista científico, y puede
consistir simplemente en una forma nueva de manejar comercialmente una mercancía. 3) La apertura de un
nuevo mercado, esto es, un mercado en el cual no haya entrado la rama especial de la manufactura del país
de que se trate, a pesar de que existiera anteriormente dicho mercado. 4) La conquista de una nueva fuente
de aprovisionamiento de materias primas o de bienes semi-manufacturados, haya o no existido
anteriormente de cualquier industria, como la de una posición de monopolio (por ejemplo, por la formación
de un trust) o bien la anulación de una posición de monopolio existente con anterioridad”. (p. 77)

“La puesta en práctica de nuevas combinaciones supone, por tanto, simplemente el empleo distinto de la
existencia de medios productivos del sistema económico, lo que podría ser una segunda definición de
desenvolvimiento en el sentido que entendíamos dicho concepto”. (p. 78)

“El poseedor de riqueza debe recurrir al crédito, así sea el combinado más poderoso, si desea llevar a la
práctica una nueva combinación que no puede ser financiada por sus rendimientos anteriores, como ocurre
con los negocios establecidos. Proveer este crédito es claramente la función de la categoría de individuos de
denominados capitalistas. Es obvio que este el método característico del tiempo de sociedad capitalista –
suficientemente importante para servir de differentia speficifa- para obligar al sistema económico a correr por
nuevos caminos, para poner sus medios al servicio de nuevos fines. Pues resulta claro a priori, así como
establecido históricamente, que el crédito es necesario para las nuevas combinaciones y que arrancado de
estas se abre camino a la corriente circular”. (p. 80)

“De otro lado, el “financiamiento” es tan fundamental en la teoría como en la práctica, para llevar a cabo
combinaciones nuevas. Pero tampoco existe al llevarse a cabo nuevas combinaciones, porque los medios
productivos requeridos o de estas, se retiran de la corriente circular, bien existan ya allí en la forma
requerida o deban producirse por el empleo de otros medios de producción allí existentes. En lugar de este
problema, se nos plantea otro distinto: el problema de retirar medios productivos (ya empleados en otro
lugar) de la corriente circular, para asignarlos a la obtención de nuevas combinaciones. Esto se consigue por
el crédito, mediante el cual el que desee llevar a cabo la nueva combinación, puede ofrecer más que
productores anteriores, quedándose con los medios de producción necesarios.
Por último un paso más en esta dirección: ¿de dónde procede la suma necesaria para la compra de los
medios necesarios de producción para la ejecución de las nuevas combinaciones, si no los tiene el individuo
interesado? La respuesta convencional es bien sencilla: del crecimiento anual de los ahorros sociales de
aquella parte de los recursos que quedan libes anualmente.
Tampoco podremos partir de los ahorros totales, pues su magnitud solo es explicable por el resultado del
desenvolvimiento previo. La mayor parte de ellos o proceden de la abstinencia (thirft) en su sentido estricto,
esto es, de la abstención del consumo de parte de los ingresos regulares de cada sujeto económico, son que
consiste en fondos que son a su vez el resultado de innovaciones hechas con éxito, y en las cuales
reconoceremos más tarde la ganancia del empresario. En la corriente circular n existe esa rica fuente de
ahorro, ni el menor incentivo al mismo. Los únicos grandes ingresos conocidos serían los ingresos del
monopolio y las rentas de grandes terratenientes, mientras que los únicos incentivos serían las reservas para
hacer frente a desgracias o la vejez y quizás otros de tipo irracional. El incentivo más importante, la
posibilidad de participar en las ganancias del desenvolvimiento, estaría ausente. De aquí no hubiera, en tal
sistema económico, grandes depósitos de poder adquisitivo libre, a los cuales podría dirigirse quien quisiera
formar nuevas combinaciones, bastando sus propios ahorros solamente en casos excepcionales. Todo el
dinero circularía fijándose en canales definitivamente establecidos.
Este método de obtener dinero es la creación de poder de compra por los bancos.
Se trata siempre no de transformar el poder de compra que exista ya en posesión de alguno, sino de la
creación, de la nada, de nuevo en poder de compra.
Estos medios crediticios de pago, o sea, medios de pago creados con el propósito y por el acto de conceder
crédito, sirven el tráfico exactamente igual que el dinero efectivo, directamente en parte, y en parte por poder
convertirse inmediatamente en dinero efectivo para pagos pequeños o hechos a clases no bancarias, como
jornaleros, etc. Los que realizan nuevas combinaciones pueden ganar acceso con su ayuda a las existencias
disponibles de medios de producción o permitir a aquellos de los cuales compran los servicios productivos,
acceso inmediato al mercado de bienes de consumo”. (p. 81-82)
“Si bien los tres elementos forman un todo, puede describirse el tercero como el fundamental del
desenvolvimiento económico. Llamemos “empresa” a la realización de nuevas combinaciones, y
“empresarios” a los individuos encargados de dirigir dicha realización”. (p. 84)

“Con todo, considero que la definición señalada más arriba no hace sino formular con mayor precisión lo
que realmente quiere indicar la doctrina tradicional. En primer lugar nuestra definición coincide con la
usual, por distinguir al “empresario” de los “capitalistas”, sin tener en cuenta si se considera a los últimos
como propietarios de dinero, de derechos sobre dinero, o de bienes materiales. Esta distinción, se acepta hoy
generalmente, y ha sido ya aceptada desde hace bastante tiempo. Resuelve también la cuestión sobre si el
accionista como tal es empresario, y elimina el concepto del empresario como persona que soporta riesgos”.
(p. 85)

“El riesgo recae siempre indudablemente sobre el propietario de los medios de producción o del capital
dinero que se pagó por ellos, y en consecuencia, nunca sobre el empresario como tal. Un accionista puede ser
empresario. Puede incluso disponer del poder de actuar como empresario, debido a la cuantía de acciones en
su poder. Pero los accionistas no son nunca empresarios per se, sino meramente capitalistas, que participan
en las ganancias por exponerse a pérdidas determinadas. Los hechos muestran que esto solo autoriza a
considerarlos como capitalistas, pues el accionista medio no dispone de poder para hacer sentir su influencia
en la dirección de la compañía y la participación en las ganancias es frecuente en los casos en que todo el
mundo reconoce la presencia de un simple contrato de préstamo. Comparemos por ejemplo la foenus
nauticum greco-romano”. (p. 85)

“Y por eso los economistas antiguos, hasta el más joven de los Mill, no lograron separar al capitalista del
empresario, pues el industrial de hace cien años, era indudablemente ambas cosas”. (p. 86-87)

“Cualquiera que sea el tipo, solamente se es empresario cuando se llevan efectivamente a la práctica nuevas
combinaciones, y se pierde el carácter en cuanto se ha puesto en marcha el negocio, cuando se empieza a
explotar igual que los demás explotan el suyo. Esta es neutralmente la regla, y es en consecuencia tan rara
que una persona conserve durante toda su vida el carácter de empresario como lo es para un hombre de
negocios no ser empresario, ni aún siquiera un momento y en forma modesta, durante todo el curso de su
vida. Pues ser empresario no es una profesión ni, por lo general, una condición perdurable, y los
empresarios no constituyen una clase social en sentido técnico, como por ejemplo, lo hacen los terratenientes,
capitalistas, y obreros. La herencia del resultado pecuniario o de las cualidades personales pueden mantener
la posición de empresario por más de una generación, haciendo más fácil para los descendientes de las
empresas subsiguientes, pero la función misma del empresario no se hereda, como aparece claramente de la
historia de las familias de los grandes dirigentes industriales”. (p. 88)

“Si bien todo individuo puede actuar rápida y racionalmente en la corriente circular acostumbrada, por estar
seguro del terreno que pisa y está defendido por la conducta, ajustada a dicha corriente, de todos los demás
individuos, que a su vez esperan de él la actividad acostumbrada, no puede ocurrir lo mismo al hallarse
enfrentado a una nueva tarea. Mientras su habilidad y experiencia son suficientes en los canales
acostumbrados para el individuo medio, precisa de una guía cuando se halla ante la innovación. Mientras
siga en la corriente circular que le es familiar, nada con la corriente, si desea cambiar el canal nadará en
contra de la corriente. Lo que fue antes una ayuda se convierte en un obstáculo. Lo que fueron datos
familiares se transforman en incógnitas. A muchos les es difícil avanzar allí donde se detienen los límites de
la rutina, y los que pueden hacerlo lo hacen solamente en forma muy variable. El supuesto de que la
conducta es rápida y racional es una ficción en todos los casos”. (p. 89)

“Podremos asegurar que el campesino vende su vaca con la misma argucia y egoísmo que emplea el agente
de cambio y bolsa para vender su cartera de valores. Pero esto es válido solamente donde innumerables
precedentes hayan formado la conducta a través de décadas y en lo fundamental, a través de ciertos y miles
de años, eliminando la conducta inadaptada”. (p. 90)
“Los empresarios pertenecen, por tanto, a un tipo especial, y su conducta es el motivo de un número muy
significativo de fenómenos. De aquí que pueda caracterizarse nuestra posición por tres partes
correspondientes de oposiciones. Primero la oposición entre dos procesos reales: la corriente circular, o la
tendencia al equilibrio, de un lado, y una alteración de los canales de la rutina económica, o de los datos
económicos que resultan del propio sistema, de otro. En segundo lugar, la oposición entre dos aparatos
teóricos: la estática y la dinámica. En tercer lugar la oposición entre dos tipos de conducta que podemos
representar, siguiendo a la realidad por dos tipos de individuos: los simples gerentes y los empresarios”. (p.
91-93)

“Todo paso fuera de los límites de la rutina tiene dificultades y contiene un elemento que constituye el
fenómeno del liderazgo”. (p. 94)

“Llevar a cabo un nuevo plan y actuar conforme a la costumbre son cosas tan diferentes como hacer un
camino y recorrerlo. No solo es objetivamente más difícil realizar algo nuevo que lo habitual y lo que ha sido
probado por la experiencia, sino que el individuo siente repugnancia por ello, y la sentiría aún si no
existieran las dificultades objetivas. Igual ocurre en todos los campos. La historia de la ciencia es una gran
confirmación de las dificultades que impone la adopción de un nuevo punto de vista científico, o de un
nuevo método. El pensamiento vuelve una y otra vez a sus caminos trillados, a pesar de que se hayan
revelado como ineptos, y aún cuando la innovación más adecuada no presente dificultades particulares. La
propia naturaleza de los hábitos fijos del pensar, y su función ahorradora de energía, se funda en el hecho de
que han llegado a ser subconscientes, dan sus resultados automáticamente y a prueba de crítica, y aún de
contradicción, por parte de los hechos individuales. Pero precisamente a causa de esto por lo que se
transforma en pesadas cadenas una vez que ha pasado su utilidad. Y así ocurre también en el mundo
económico. Las fuerzas del hábito se rebelan y se enfrentan al proyecto en embrión de quien pretenda
acometer algo nuevo. Es necesario por tanto, un nuevo esfuerzo de la voluntad de clase distinta, para
conseguir a pesar del trabajo y las preocupaciones de la vida diaria, tiempo y alcance para la concepción y
aplicación de nuevas combinaciones, llegando a verlas como posibilidades y no como un soñar despierto.
Esta libertad mental presupone un gran excedente de fuerza sobre las demandas diarias, y es raro y peculiar
por naturaleza”. (p. 95-96)

“Es precisamente este “hacer”, este “poner en práctica”, sin el cual están muertas las posibilidades, en lo que
consiste la función del líder”. (p. 97)

“Debemos por tanto distinguir el liderazgo económico de la “invención”. Las invenciones carecen de
importancia económica en tanto que no están puestas en práctica. Y la aplicación de cualquier mejora es una
tarea completamente diferente de su invención, y que requiere aptitudes distintas. Si bien los empresarios
pueden ser inventores, como pueden ser capitalistas, lo son por coincidencia y no por naturaleza y
viceversa”. (p. 98)

“El significado de la acción económica es en todos los casos la satisfacción de las necesidades, en el sentido de
que no habría acción económica si no hubiera necesidades. En el caso de la corriente circular, podemos
pensar también en la satisfacción de necesidades como el motivo normal. Pero esto último no es cierto para
nuestro tipo. Sin duda, en cierto sentido puede decirse que es el más racional y el más egoísta de todos, pues,
como hemos visto, la racionalidad consciente entra mucho más en la puesta en práctica de planes nuevos,
que su vez deben ser preparados antes de ponerse en práctica, que en la mera rutina de un negocio
establecido. Y un empresario típico está más centrado en sí mismo que otros porque confía menos que ellos
en la tradición y en la conexión, y porque su tarea característica –lo mismo desde el punto de vista teórico
que desde el histórico- consiste precisamente en la ruptura con la tradición y en crear una nueva. Si bien esto
se aplica primariamente a su actuación económica, puede hacerse extensivo a sus consecuencias morales,
culturales y sociales. No es ninguna coincidencia que el periodo de auge del tipo de empresario diera origen
también al utilitarismo. Si definimos el motivo hedonístico de la acción como el deseo de satisfacer las
necesidades propias, podemos incluir en las “necesidades” cualquier impulso, lo mismo que podemos
definir el egoísmo en tal forma que incluya también todos los valores altruistas con el argumento de que
también significan algo para la propia satisfacción. Pero esto reduciría nuestra definición a una tautología”.
(p. 100-101)

Capítulo VI: El ciclo económico

“Existe en primer lugar la crítica según la cual mi teoría no es más que una “psicología de la crisis”. Esta
objeción se ha hecho en forma tan cortes por una autoridad competentísima, muy estimada por mí, que me
veo obligado a formular en forma más aguda su verdadero contenido, con objeto de que el lector comprenda
lo que efectivamente significa. “psicología de la crisis”, significa, sin duda, algo completamente definido, y es
distinto de “psicología del valor”, pongamos por ejemplo; significa insistir sobre esas aberraciones trágico-
cómicas del espantado mundo de los negocios que encontramos, especialmente en el pasado, en todas las
crisis”. (p. 214)

“Tal teoría es estéril; tal explicación no explica nada. Pero esa no es mi posición. No solamente trato siempre
de manifestaciones externas de la conducta, de forma que no podrá encontrarse psicología si no en el sentido
en que podría encontrarse en cualquier argumentación, aun la más objetiva, sobre hechos económicos, sino
que explico el fenómeno de las fluctuaciones económicas-sucedan o no sucedan ahora-solamente por una
cadena objetiva de causación que ocurre automáticamente su camino; es decir por el efecto de la aparición de
nuevas empresas sobre las condiciones de las existentes anteriormente, cadena de causación que se sigue de
los hechos explicados en el capítulo segundo”. (p. 214)

“Nuestro problema es esté: ¿procede el desenvolvimiento, que hemos descrito, en forma continua e
ininterrumpida? ¿es similar al crecimiento orgánico gradual de un árbol? La experiencia responde a estas
preguntas en forma negativa. Es un hecho que el sistema económico no se mueve sin tropiezos y en forma
continua. Ocurren retrocesos movimientos contrarios e incidentes de todas clases que obstruyen el camino
del desenvolvimiento; existen rupturas en el sistema económico de valor, que lo interrumpen”. (p. 217)

“Los movimientos de retroceso y otros de que hemos hablado aquí son frecuentes; tan frecuentes que
parecen manifestar algo así como una periodicidad fatal. Y por ello es imposible hacer abstracciones, desde
un punto de vista práctico-ya que no lógico -, de esta clase de fenómenos
Además, si después de haberse resuelto una interrupción, se reanudara el primitivo desenvolvimiento en el
punto alcanzado antes de interrumpirse, tampoco sería muy grave, en principio la significación de la
interrupción. Podríamos afirmar haber tenido en cuenta todos los hechos fundamentales del
desenvolvimiento aun si no pudiéramos explicar estos incidentes perturbadores, o si hubiéramos hecho
abstracción de ellos .Y, sin embargo, no es este el caso. Los movimientos en sentido contrario no obstaculizan
solo el desenvolvimiento, si no que le ponen término. Se aniquilan gran cantidad de valores; se cambian las
condiciones fundamentales y los supuestos previos de los planes de los dirigentes del sistema económico. El
sistema económico precisa reagruparse antes de marchar de nuevo. El sistema de valor necesita de una
reorganización. Y el desenvolvimiento que comienza ahora es nuevo, y no simple continuación del anterior.
Sin duda, la experiencia nos muestra que también ha de moverse más o menos en la misma dirección que el
anterior, pero se ha interrumpido la continuidad del “plan”. El nuevo desenvolvimiento arranca de
condiciones diferentes y es en parte obra de hombres nuevos; muchas esperanzas y valores antiguos se
entierran para siempre, surgiendo otros nuevos. (…) Los empresarios no pueden saltar la fase de retroceso,
llevando intacto sus planes a la fase siguiente del desenvolvimiento, y tampoco puede hacerlo la explicación
científica sin perder contacto absoluto con los hechos”. (p. 217-218)

“En los comienzos existen las siguientes posibilidades. En primer lugar las crisis pueden ser o no ser un
fenómeno uniforme. Las rupturas peculiares del desenvolvimiento que conocemos por la experiencia y
llamamos crisis, aparecen siempre a la mente ingenua como formas de uno y de un solo fenómeno. Sin
embargo, es evidente que esa uniformidad de la crisis no va muy lejos. Por el contrario, existe
fundamentalmente solo en una similitud de los efectos sobre el sistema económico y sobre los individuos, y
en el hecho de que ciertos acontecimientos tienen el ámbito de presentarse en la mayor parte de las crisis.
Pero tales efectos y acontecimientos aparecerán con las perturbaciones más variadas, lo mismo externas que
internas, de la vida económica, y no son suficientes para demostrar que la crisis son siempre el mismo
fenómeno. De hecho, pueden diferenciarse varias causas y clases de crisis. Y nada nos justifica en asumir de
antemano que las crisis tienen en común algo más que el elemento del cual arrancamos, a saber, que son
todos acontecimientos que obligan a interrumpir el desenvolvimiento económico anterior.
En segundo lugar, la crisis puede ser o no ser susceptibles de una explicación puramente económica, bien
sean fenómenos homogéneos o heterogéneos. Indudablemente es innegable que las crisis pertenecen
esencialmente a la esfera económica. Pero no es cierto en forma alguna que correspondan a la naturaleza del
sistema económico, o a una clase de sistema ,en el sentido de que habrían de resultar necesariamente del
funcionamiento de los factores económicos abandonados a su libre juego. Poe le contrario sería
perfectamente posible que existieran las verdaderas causas de las crisis fuera de la espera puramente
económica; esto es: que fueran consecuencias de perturbaciones que actuaran sobre la misma desde el
exterior. La frecuencia y la pretendida regularidad de las crisis no serían por si solas un argumento
concluyente, pues podría concebirse sin dificultad que ocurrieran tales perturbaciones con frecuencia en la
vida práctica. Una crisis seria en tal caso simplemente el proceso por el cual la vida económica se adapta a
las nuevas condiciones”. (p. 218-219)

“Por el momento es conveniente concebir la crisis en este sentido amplio. Los procesos económicos pueden
dividirse entonces en tres clases diferentes: los del proceso de la corriente circular, los del desenvolvimiento
y los que impiden el curso regular de este último”. (p. 219)

“La ausencia de un atributo general en las perturbaciones esta probado por la historia de la crisis. Aquellas
se han producid en cualquier lugar concebible del cuerpo económico, y más aún en modos diferentes, y en
lugares distintos. Aparecen a veces del lado de la oferta y otras del de la demanda: en el primer caso a veces
en la producción técnica, y a veces en el mercado o en las relaciones de crédito; en el segundo caso a veces
por cambios en la dirección de la demanda (por ejemplo, cambios en la moda) y a veces por alteraciones en
el poder de compra a disposición de los consumidores. En la mayoría de los casos los diversos grupos
industriales no sufren en la misma forma, si no que primero uno padece más, y después otro”. (p. 219)

“Es muy obvio el elemento del pánico. Fue un factor importantísimo de las crisis anteriores. Pero también
hay pánicos sin crisis, así como también hay crisis sin que el pánico haya hecho anteriormente su aparición.
En todo caso no existe una relación entre la intensidad del pánico y la de la crisis. Y, finalmente, será más
justo afirmar que los pánicos son más bien las consecuencias del estadillo de la crisis que su causa directa”.
(p. 220)

“Podría admitirse sin discusión que el comienzo de una guerra puede causar perturbaciones de tal índole
que hagan preciso hablar de una crisis. (…) Y esa crisis no es capaz de ser explicada en forma puramente
económica, pues su causa—la guerra—es un elemento extraño al sistema económico. La crisis surgió se
explica al mismo tiempo, por la actuación de este cuerpo extraño a la esfera económica. Y tales factores
extraños explican con gran frecuencia la crisis 8 Un ejemplo importantes es una mala cosecha, que puede
producir crisis y, como sabemos, ha llegado incluso a constituir la base de una teoría general de ellas.
Pero aún las circunstancias que no actúan desde el exterior sobre el sistema económico en forma tan
manifiesta como las guerras, o las condiciones meteorológicas ,pueden ser apreciadas desde el punto de vista
de la teoría pura, como efectos de causas exteriores de perturbación y, por tanto, en principio, como
accidentales. (…) Hay crisis que no son simplemente fenómenos económicos, en nuestro sentido. Y como no
lo son no podremos afirmar nada general desde el punto de vista económico sobre sus causas. Según nuestro
punto de vista deben ser consideradas como accidentes desgraciados”. (p. 220-221)

“En todos los casos históricos hay tantos “accidentes” que pueden ser hechos responsables de las crisis sin
que ellos supongan ninguna conclusión disparatada, que la necesidad de encontrar causas más generales y
fundamentales, es menos obvia de los que parecen suponer muchos. Puede señalarse de pasada que
(cualquiera que sea el sentido en que decidamos la cuestión) es más importante el marco individual de la
mayoría de las grandes crisis de la historia para la explicación de los hechos reales observados en cada caso,
que cualquier cosa comprendida en una teoría general-suponiendo que esta sea posible de elaborar-que no
puede resultar más que una contribución al diagnóstico o al fundamento de la política que remedie la
situación”. (p. 223)

“El descubrimiento decisivo que resolvió la cuestión y desplazo al mismo tiempo nuestro problema a una
base un tanto diferente, consistió en establecer el hecho de que existe, al menos, una clase de crisis que forma
elementos o al menos incidentes normales, si no es que necesario de un movimiento ondulatorio de
prosperidades y depresiones que han prevalecido en la vida económica desde que se inició la era
capitalista0 .este fenómeno surge, pues, de la masa de hechos multiformes y heterogéneos que pueden ser
culpados de retrocesos y catástrofes de todas clases. Esas grandes peripecias de la vida económica es lo que
debemos explicar sobre todo. Tan pronto como captemos ese problema, estamos-para los propósitos de los
análisis teórico-no solo justificados si no obligados a imponer la ausencia de las demás perturbaciones
(internas y externas) a que está expuesta la vida industrial, son objeto de aislar la única cuestión interesante
desde el punto de vista de la teoría. Pero al hacerlo no debemos, sin embargo, olvidar que lo que
descartamos no es por eso de menos importancia y que nuestra teoría-si se mantiene dentro de los limites
estrechos de nuestra cuestión-no podrá medirse con todos los intentos analíticos de mayores alcances, que
traten de proporcionar un aparato para la total comprensión del curso real de las cosas”. (p. 223-224)

“La cuestión puede formularse ahora como sigue: ¿Por qué no procede el desenvolvimiento económico, en
nuestro sentido, con la misma regularidad con que crecen los árboles, sino asaltos? ¿por qué presenta esas
alzas y bajas características? La respuesta no puede ser suficientemente corta y precisa: exclusivamente por no
distribuirse igualmente en el tiempo las nuevas combinaciones como podría suponerse por los principios generales de la
probabilidad-en forma tal que pudieran escogerse intervalos de tiempo dentro de los cuales se llevara la
practica una nueva combinación. Si no que, en caso de aparecer, lo hacen en forma discontinua, en grupos o
bandadas. Esta respuesta debe a) interpretarse, explicándose más tarde b) la presentación en grupos, después
de la cual se analizaran c) la consecuencias de este hecho y el curso del nexo causal implicada”. (p. 224)

“Si las nuevas empresas aparecieran en forma independiente una de otra, no habría auge ni depresión como
fenómenos especiales distinguibles, extraños y de recurrencia regular .pues su aparición seria, en general,
continua; se hallarían distribuidas en forma pareja en el tiempo, y los cambios que fueron afectados por ellos
en la corriente circular serian cada uno relativamente pequeños, siendo, por tanto, los disturbios de carácter
puramente local y fácilmente solucionables para el sistema económico en su conjunto. No se producirían
perturbaciones en la corriente circular y, por lo tanto, ninguna perturbación de crecimiento”. (p. 224)

“Y si pueden suceder errores de cálculo que quizá pongan en peligro una empresa individual, y en casos
excepcionales hasta una industria en su conjunto, por lo general, no es eso suficiente para poner en peligro a
la totalidad del sistema económico ¿Cómo pueden realizarse tales equivocaciones generales que afecten a la
totalidad del sistema y como causa independiente, y no solo como consecuencia de la depresión que debe explicarse?
Es indudable que la depresión trastorna infinidad de planes una vez comenzada, planes que anteriormente
podían ser tan razonables como se quiera, cometiendo errores peligrosos que hubieran sido rectificados
fácilmente de otro modo. Los errores iniciales requieren una explicación especial, sin la cual no se explica
nada. Nuestro análisis no proporciona esa explicación. Si el aspecto característico de un periodo de
expansión no es solamente actividad económica aumentada como tal, sino la puesta en práctica de nuevas
combinaciones no probadas hasta ese momento, debe ser inmediatamente claro-como se ha mencionado ya
en el capítulo II-que el error debe jugar aquí un papel importante , cualitativamente distinto de su papel en
la corriente circular. Y, sin embargo, no podrá encontrarse aquí ninguna “teoría del error”. Por el contrario,
trataremos de segregar dicho elemento con objeto de evitar tal impresión”. (p. 227)

“La realidad nos muestra también que todo auge normal comienza en una o dos ramas de la industria
(construcciones ferroviarias, industrias eléctricas y químicas, etc.)Derivando su carácter de la industria en la
cual comienzo. Los pioneros eliminan los obstáculos no solamente en la rama de la producción en la cual
aparecen por primera vez, sino también en otras ramas, debido a la naturaleza de los propios obstáculos. En
otras ramas pueden copiar muchas cosas; el ejemplo como tal actúa también sobre ellas; y muchos éxitos
sirven directamente también a otras ramas, como, por ejemplo, la apertura de un mercado extranjero, aparte
de circunstancias de orden secundario que pronto aparecen, como elevación de precios, etc. De ahí que los
primero lideres influyan fuera de su esfera inmediata de acción, aumentando el grupo de empresario cada
vez más, y llevando el sistema económico aun proceso de reorganización técnica y comercial que constituye
la significación de los periodos de expansión, en forma más rápida y completa de lo que hubiera sido de otra
forma”. (p. 229)

“Mientras que las perturbaciones provocadas por la aparición continua de empresarios podrían ser
absorbidas continuamente, la aparición en grupos exige un proceso especial y característico de absorción, de
incorporación de nuevas cosas, y de adaptación a ellas del sistema económico, un proceso de liquidación o,
como yo acostumbraba a decir antes, un proceso de aproximación a una nueva situación estática
(sttatisierung). Ese proceso es la esencia de las depresiones periódicas que pueden, por tanto, ser definidas
desde nuestro punto de vista como la lucha del sistema económico por alcanzar una nueva posición de
equilibrio, o su adaptación a los datos alterados por la perturbación producida por la expansión”. (p. 231)

“Existen dos razones (a las cuales se añaden otras en la práctica) que pueden describirse como consecuencia
de los elementos que denominamos fundamentales, o como accidentales, o como influencias que actúan
desde el exterior, y en ese sentido como secundarias, no esenciales y accesorias. En primer lugar, si con el
estímulo consiguiente al éxito en la industria donde ocurre el auge, surgen tantas nuevas empresas que
produzcan (al estar funcionando a plena capacidad) una cantidad tal de productos que a consecuencia de la
baja de precios y alza de costos (cosa que ocurre, desde luego, aun cuando la industria de que se trate este
sometida a la llamada ley de los rendimientos crecientes),elimine la ganancia del empresario, entonces se
agota el impulso para nuevos avances en esa dirección. En la práctica, aun en una sociedad libre
competencia, solo es aproximada la eliminación de la ganancia, y el proceso no excluye la supervivencia de
alguna ganancia ni la realización inmediata de perdidas.se determina análogamente el límite al cual puede
llegar la aparición de empresarios en otras industrias y los fenómenos creados por las olas secundarias del
desenvolvimiento. Cuando se alcance, se haya ya agotado el impulso de este auge la segunda razón explica
la causa de que no continúe indefinidamente este, a saber, que la acción del grupo de empresarios ha
alterado en el ínterin los datos del sistema, trastornado su equilibrio, y comenzado ese movimiento,
aparentemente regular, del sistema económico que consideramos como una lucha hacia otra posición de
equilibrio. Y eso imposibilita el cálculo preciso, pero especialmente el necesario para la planificación de
nuevas empresas. En la práctica solo puede observarse de forma inmediata el último elemento, que es la
incertidumbre característica que resulta de las nuevas creaciones del auge; el primero de los límites
nombrados se muestra solamente en puntos individuales. Pero ambos quedan oscurecidos por fenómenos
subsiguientes, que muchos individuos con una visión clara del futuro prevén”. (p. 235)

“La inseguridad de los datos y los valores que trae el nuevo reajuste, las pérdidas que ocurren
aparentemente en forma irregular e incalculable, crean la atmosfera característica de los periodos de
depresión”. (p. 238)

“La conducta de los hombres de negocios en los periodos de depresión está dirigida claramente por el
elemento de pérdida real o potencial. Pero las perdidas tienen lugar o son inminentes-no necesariamente en
la totalidad del sistema económico, sino en las partes más expuestas-en tanto que no se hallen todos los
hombres de negocios y, por lo tanto, el sistema en su conjunto, en un equilibrio estable, que es en la práctica
lo mismo de decir: hasta que produzcan de nuevo a precios que cubran aproximadamente los costos. En
consecuencia, la depresión durara, desde un punto de vista teórico, hasta que tal equilibrio se consiga
aproximadamente. Y tampoco se interrumpirá el proceso por una nueva expansión hasta que se haya
realizado su tarea en el sentido antedicho. Pues hasta ese momento existe por fuerza una gran incertidumbre
respecto a los nuevos datos, lo que hace imposible el cálculo de las nuevas combinaciones, y difícil la
obtención de los factores de la producción requeridos ambas conclusiones se hayan de acuerdo con los
hechos si se tiene en vista las siguientes realidades. Un conocimiento del movimiento cíclico y de su
mecanismo, que es peculiar al mundo moderno de los negocios, permite a los negociantes calcular, tan
pronto como se haya terminado el peor periodo, las posibilidades de que se presente una nueva expansión, y
especialmente sus fenómenos secundarios”. (p. 242-243)
“El comienzo de una crisis inicia un curso anormal de acontecimientos, o lo que es anormal en el curso de los
acontecimientos. Como hemos señalado, no plantea una nueva cuestión teórica nuestro análisis nos muestra
que los pánicos, quiebras, rupturas del sistema crediticio, etc.; no necesitan aparecer, pero pueden aparecer
fácilmente en el punto en el cual se transforman la prosperidad en depresión. El peligro persiste por algún
tiempo, pero es tanto más pequeño cuanto mejor haya realizado su valor el proceso de la depresión”. (p. 250-
251)

“En una sociedad con propiedad privada y libre competencia, este proceso es el complemento necesario del
emerger continuo de nuevas formas sociales y económicas, y de ingresos reales en continuo crecimiento para
todas las capas sociales. (…) Y es más característico del sistema capitalista, lo mismo que de su cultura y
resultados, la elevación y caída de familias y empresas, que cualquiera de las cosas que puedan ser
observadas en una sociedad estacionaria, tomada en el sentido de que se produzcan sus procesos con ritmo
constante”. (p. 254)

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