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Tenemos que preguntarnos qué sucede cuando presentamos una demanda

contencioso-administrativa pidiendo la condena de la Admón. y de un particular, y


finalmente al fin del proceso queda demostrado que en ese caso la causa exclusiva del
daño es la conducta del tercero y no el funcionamiento de la Admón. En este caso el TS,
a partir de una sentencia de 2 de noviembre de 2007 seguida de otras posteriores,
afirma que el orden c-a puede en tal caso condenar a pagar la indemnización
únicamente al particular y absolver a la Admón.

Por otra parte, hay supuestos donde la Admón. pretende escudarse en que concurre el
hecho de un tercero para intentar modular su responsabilidad cuando ello realmente
carece de sentido, imaginemos que estamos ante una guardería municipal; otro ej. que
podemos eludir es el patio de secundaria de un instituto público.

Culpa de la víctima.
La culpa de la víctima en unas ocasiones rompe completamente el nexo de causalidad y
en otros casos la culpa de la víctima modula la responsabilidad patrimonial de la Admón.
En este último caso, en el que concurren dos causas (culpa de la víctima y
responsabilidad patrimonial de la Admón.), lo que sucede es que la Admón. no deberá
indemnizar en la totalidad del daño sino que deberá indemnizar un porcentaje del daño
que será mayor o menor en función de si en el caso concreto a pesado más el
funcionamiento del servicio o por el contrario la culpa de la víctima. Un ej.: si en una
guardería municipal un niño sufre una caída en este caso no podremos hablar de culpa
de la víctima.

Relación de causalidad.
Son los penalistas los que mejor han estudiado e ideado la relación de causalidad, en el
ámbito penal hace 50 años se mantuvo una teoría hoy desfasada denominada teoría de
la equivalencia, no obstante, hoy se mantiene la teoría de la imputación objetiva. En
virtud de la cual (…)

Por ej. Imaginemos que un ayuntamiento organiza una fiesta popular durante 1
semana al año con verbenas que duran hasta horas de madrugada, para una persona
sin problemas de salud solo ocasiona molestias, en cambio, a una persona con
problemas de salud grave sí puede producirse a consecuencia de no descansar lo
suficiente durante esa semana un empeoramiento de su enfermedad.

Antijuricidad del daño.


Para que el daño sea indemnizable debe ser antijurídico, esto es,
El art. 34.1 de la ley 40/2015 establece, sin embargo, que cuando se trate de daños
inevitables o imprevisibles de acuerdo con estado de la técnica y de la ciencia, esos
daños no serán indemnizables, lo que significa que existirá el deber de soportarlos aun
cuando realmente en estos casos nos encontremos ante un funcionamiento o anormal
de la Admón.

En los supuestos de funcionamiento normal de la Admón. habrá muchos casos en los


que concurra el deber de soportar el daño y habrá otros en los que no existirá ese deber,
y por tanto el daño será indemnizable. Hay determinados casos en los que resulta claro
que el interesado debe soportar el daño por el funcionamiento normal, nos referimos a
aquellos en los que el interesado ha asumido el riesgo, por ej. La Ley 41/2002 de
autonomía del paciente regula el consentimiento informado donde el paciente antes de
ser sometido a un tratamiento médico quirúrgico o una prueba diagnóstica se le tiene
que informar de las consecuencias nocivas que para su salud podrían derivar de esa
intervención o de ese tratamiento, si el paciente efectivamente firma el paciente tendrá
el deber de soportarlo porque los médicos han actuado conforme a la lex artis, si por el
contrario la carga médica ha sido incorrecta, esto es, contraria a la lex artis, el interesado
no tendrá el deber de soportar el daño por mucho que haya prestado su consentimiento
informado.

Cuando el funcionamiento ha sido normal se entiende que no existirá el deber de


soportar el daño cuando éste ha sido un daño que infringe el principio de igualdad ante
las cargas públicas. De tomos modos, la causistica es muy variada, un caso que se
produce frecuentemente ante los tribunales es el siguiente, imaginemos

Responsabilidad por acto jurídico:


Responsabilidad por actos lícitos.
Responsabilidad por actos ilícitos.

Ley de sanidad animal 8/2003.


Se produce una epizootia, entonces la Admón. está facultada cunado las circunstancias
lo exijan a ordenar a los ganaderos el sacrificio de animales aparentemente sanos con
el fin de evitar la propagación, no obstante, en estos casos la propia ley obliga a que esa
Admón. indemnice a los ganaderos, el acto es lícito, pues tiene amparo, pero debe
indem nizarse.

El texto refundido de suelo permite a la Admón. modificar los planes urbanísticos, en


ocasiones esa modificación comporta la reducción de la edificabilidad de una parcela o
por ejemplo en otros casos esa modificación comporta que una parcela que antes era
urbanizable – susceptible de transformación – sin embargo pase a no urbanizable por la
modificación. En principio la Ley del Suelo nos dice que estas modificaciones aunque
comporten reducción o desaparición de la edificabilidad como regla general no serán
indemnizables, sin embargo, bajo determiandas circunstancias estas modificaciones sí
que pueden dar derecho a indemnización. Por ej. Comenzamos a urbanizar el terreno y
la Admón. antes de tiempo modifica el plan y desaparece el aprovechamiento de la
parcela o se reduce ese aprovechamiento en estos casos el art. 39 del TRLS exige
indemnizar.

Responsabilidad de actos ilegales o ilícitos.


Si un acto es ilegal o ilícito los daños derivados de aquel deberían ser indemnizados, sin
embargo, el TS no opina de tal manera manteniendo una tesis denominada tesis del
margen de apreciación. La cual consiste en lo siguiente, para el TS aunque un acto sea
anulado no siempre existirá derecho a indemnización, sino que para el TS ese derecho
a indemnización sólo existirá si el acto además de ser ilegal es irrazonable o arbitrativo,
por tanto, no cualquier ilegalidad dará lugar a indemnización. El TS pretende basarse en
un precepto de la Ley 40/2015 (ART. 32) que dice que la mera anulación de un acto
administrativo no genera por sí sola derecho a indemnización, pero desde el punto de
vista de la profesora la Ley 40 quiere decir que no siempre de un acto ilegal derivarán
perjuicios, pero debemos diferenciar entre los perjuicios derivados del acto ilegal y de
los perjuicios de la anulación de ese acto ilegal. Desde el punto de vista, los daños
derivados del acto ilegal como tal siempre son indemnizables.

Los daños que derivan de la anulación del acto. En efecto hay muchos actos
administrativos que son favorables a su destinatario y cuya eliminación por tanto genera
unos daños y perjuicios a dicho destinatario, pues bien, de entre esos daños y perjuicios
habrá algunos que son indemnizables y otros que no lo sean.

El perjudicaco tiene derecho a la totalidad de los perjuicios, imaginemos que un señor


compra una casa que tiene licencia y al cabo del tiempo llega a este sujeto una orden de
demolición porque esa licencia estaba impugnada y se ha anulado, siendo este señor un
tercero de buena fe con derecho a que el paguen todos los daños y perjuicios derivados
de la anulación de la licencia y por tanto, de la pérdida de su vivienda, no existe el deber.

Por qué es incorrecta la tesis del margen de apreciación.


EL hecho de que el daño sea o no indemnizable no depende de que el acto sea
irracional o arbitario, la doctrina del supremo es criticable por varias razones,
fundamentalmente por lo siguiente: si un tribunal ha anulado un acto y ese tribunal
aplicaba conceptos jurídicos indeterminados o ese acto comportó un mal uso de la
discrecionalidad adm.

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