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En la oración que sigue observamos una forma más frecuente, menos sintética. La
presencia de la conjunción subordinante ‘que’ marca cuál es la subordinada, así como el
hecho de que el verbo ‘venga’ está en subjuntivo:
Es necesario que venga Lucio y se anime la reunión.
v. pred. suj. P.=v. Sujeto P.=v. Sujeto
Predicado Proposición sujetiva
Es necesario ir.
v. pred. suj. Prop.
Predicado sujet.
También aquí, ‘es necesario’, por las mismas razones que en la oración anterior, es
el predicado, y el ‘ir’ es la proposición sujetiva. En este caso, la proposición sujetiva es
igual a un predicado, ya que ese ‘ir’ está presuponiendo algún sujeto que no está explícito.
Esto precisamente nos hace ver que la definición de la noción de ‘sujeto’ por medio
de la concordancia no es absoluta. Todo sujeto, en realidad, es un sujeto semántico. Toda
nuestra enseñanza tiende a no deslindar, salvo cuando nos veamos muy forzados, lo
sintáctico de lo semántico. Creo yo que es ambas cosas, tanto sintáctico como semántico.
Tanto es así, que podemos expresar lo mismo diciendo ‘llegó Lucio y se animó la
reunión’, con el uso de las formas verbales personales, donde ‘Lucio’ sería sin duda el
sujeto concordado. Ocurre que, cuando hacemos explícito el sujeto de un infinitivo, se trata
naturalmente de un sujeto semántico, pero sintácticamente, al intentar el análisis sintáctico
de esa estructura ‘venir Lucio’, ‘Lucio’ no puede ser más que el sujeto. Hay una definición
formal de sujeto, la de Valderrama entre otras, que define el sujeto por la concordancia y,
sin embargo, no es un criterio universal.
Cuando Yourcenar dice aquello de la gramática con su mezcla de regla lógica y uso
arbitrario -si bien ‘arbitrario’ no quiere decir aquí ‘caprichoso’, aunque la categoría de
‘caprichoso’ tiene su lugar en ciertas situaciones en que es difícil relevar lo sintáctico-, se
refiere a este tipo de situaciones, al arbitrio de la comunidad hablante que, por ejemplo,
hace explícito el sujeto de un infinitivo.
Recuerden incluso el verso de Horacio: “La multitud y el aplauso me siguió hasta el
Capitolio”. Dice ‘me siguió’ en singular. Hay explicaciones de este hecho, pero Horacio
dice así y es perfectamente gramatical. Es como si tomara cada núcleo del sujeto y le
aplicara el verbo individualmente, ‘la multitud me siguió’ y ‘el aplauso me siguió’, o bien,
como si tomara a la multitud y el aplauso como algo genérico, como una unidad singular.
Ya ven, no siempre hay concordancia strictu sensu. En castellano quizá no es lo más
frecuente, pero en griego y en latín lo es más.
Piensen por ejemplo que un día puedo entrar aquí al aula y decir con cara de
circunstancia: “Señores, es necesario estudiar”. Allí, el infinitivo tiene un sujeto, ya que la
oración evidentemente dice ‘es necesario que ustedes estudien’. Por recato, no menciono al
sujeto de esa acción, elijo otra forma de expresarlo, pero ese ‘estudiar’ tiene un sujeto.
Desde el punto de vista de la gramática generativa, de hecho, se considera que un
verbo selecciona argumentos externos e internos. El argumento externo sería el sujeto, los
internos el predicativo, objeto directo, complementos, aquellos que motive su propia
semántica. En el caso del verbo ‘venir’, como argumentos internos podría seleccionar un
predicativo sujetivo, ‘vengo contento’, o un complemento de lugar, ‘vengo a casa’. Pero,
además, selecciona como argumento externo un sujeto, y en el caso de nuestra oración
‘Lucio’, un nombre propio que no puede funcionar con este verbo como predicativo, debe
ser necesariamente ese argumento externo. Observen que éste es un criterio sintáctico.
Como conclusión, un infinitivo puede estar haciendo las veces de verbo de un
predicado, aunque en castellano sea más frecuente el uso de un verbo conjugado.
Ahora sí, vayamos a la oración número 17.
Han visto ya antes el apóstrofo que tenemos en . En este caso, la vocal elidida
es una alfa. es una preposición. Está acompañada de un caso presente en la palabra
. Es el caso genitivo. Desde la perspectiva de las funciones sintácticas, en la
forma llamada genitivo se combinan, coexisten, se mezclan funciones sintácticas diversas.
Ese fenómeno se denomina ‘sincretismo’. En lingüística este término significa que se ha
dado en un caso la confluencia de otros casos que en un momento dado del devenir
histórico de la lengua estaban diferenciados. Esto es para que no se desconcierten porque
ahora lo presento con una función sintáctica y luego aparece en otra diferente. En griego
confluye en genitivo una función de circunstancial, que va a ser ésta, con otra que veremos
luego. Aquí que está con preposición, entonces, estamos ante un circunstancial.
Aparece a continuación . Si ustedes recuedan el enunciado de un adjetivo como
, notarán que una de las terminaciones posibles de los adjetivos viene dada
por una eta (). Se trata de una terminación de femenino. Precisamente, es un
sustantivo femenino. En un estadio determinado de la lengua, esta palabra se asoció al
verbo , a la tercera persona singular de . La palabra significa ‘conveniencia’,
a veces ‘necesidad’. Asociado con el verbo , significaba entonces ‘es necesidad’, ‘es
conveniencia’. En español es muy cercano a la idea ‘menester’: ‘menester que vengas’.
¿Por qué lo digo sin el ‘es’? Porque nunca van a encontrar a la palabra con el ,
pero cuando vean , sepan que eso significa ‘es menester’, ‘es conveniente’. se
contaminó tanto del sentido verbal que ya no fue necesaria la presencia del verbo, sino que
bastaba con el predicativo. La fusión llegó al extremo de que comenzó a sentirse
como un verbo y desarrolló algunas formas propias de una conjugación verbal.
Junto con va siempre un infinitivo: ‘es necesario hacer…’. De hecho,
consecuentemente, es un infinitivo.
Vieron ya un verbo en primera persona singular de presente de indicativo, con la
terminación y, a continuación, uno en segunda persona de presente de indicativo, con
terminación .1 La terminación de infinitivo correspondiente a este tipo de verbos es la
que vemos en la oración: . Por una convención absolutamente externa a la lengua, el
diccionario no enuncia los verbos según su infinitivo, sino por la primera persona de
presente, por lo que deberemos buscar . Significa ‘aprender’. Si bien no es el
momento de profundizar en esto, la raíz fundamental de todo lo que signifique de algún
modo ‘aprendizaje’ es , que aquí aparece modificada por la presencia de una nü () y
del sufijo -. Así, por ejemplo, es ‘conocimiento’ y ,‘discípulo’.
Ya podemos armar la sintaxis de la oración:
Pred. =
pred.v.
Proposición sujetivo Sujetiva = Predicado
Observen que a le puse ‘predicativo sujetivo’, pero hay que tener en cuenta
que es un predicativo que tiene siempre implícita la cópula, además de que siempre predica
de una proposición sujetiva.
En el caso de tenemos una determinación locativa. En la
enseñanza del griego hay una convención que apunta a la exactitud que consiste en analizar
los complementos de lugar separándolos en varios tipos. Un espacio concebido como un
1
Véase 3) Sintaxis básica – 1) Uso de los casos. Caso acusativo.
plano tiene cuatro posibilidades situacionales: uno puede estar en el aula, ir hacia el aula,
venir del aula o ir a través del aula. Se utilizan casos y preposiciones distintos para dar cada
uno de estos matices, lo que hace más necesaria la precisión en el análisis. más
genitivo indica la procedencia, ‘desde’, ‘a partir de’. Esa procedencia tiene un nombre
técnico. Genéricamente, estamos ante un , que significa ‘lugar’ (locus en latín). Pero
además, tenemos que agregarle la determinación de que se trata, del ‘lugar de dónde’.
Vamos a llamarlo entonces con el adverbio que, en griego, significa ‘dónde’: .
Entonces, el complemento que responde a la pregunta ‘de dónde’, se llama ‘complemento
de dónde’, es decir , tal como puse en el análisis sintáctico. Para los que
conocen latín, se trata exactamente de lo mismo que un locus unde.
En la oración 52 teníamos otra preposición con otro caso y un matiz locativo
distinto, un punto fijo en el espacio: ‘en ti’. más dativo remite a un punto fijo y es un
. es el adverbio que se utiliza para preguntar ‘en dónde’.
significa, por lo tanto, ‘lugar en dónde’. Efectivamente, en latín es un locus
ubi.
Generalmente el se da con la preposición más dativo, no hay
mucha variedad. El es más variado, puede darse con diversas
preposiciones, aunque siempre se construye con genitivo.
Volviendo al análisis sintáctico de la oración, observen que al infinitivo está
caracterizado como ‘verbo’, ya que considero que, como en el caso del español, el
infinitivo tiene un sujeto, aunque no esté explícito. La traducción de la oración resulta: “Es
menester aprender de Homero”. Tanto en griego como en castellano, con esa traducción, se
deduce inmediatamente que hay un sujeto indeterminado, pero sujeto al fin: ‘Es menester
que todos aprendamos de Homero’. Por razones de generalidad no hay un sujeto explícito,
ya que poner ‘todos los hombres’ allí sería igualmente genérico . Nuestra opinión, entonces,
es que la proposición sujetiva que tenemos en esta oración coincide con un predicado cuyo
sujeto no está presente, pero cuyo verbo, a pesar de ser un infinitivo, es a todas luces el
verbo del predicado. Esto es algo para pensar, para que lo tengan presente.
Ésta fue la introducción. Ahora vamos a 10, una sujetiva con más novedades
todavía.
Una recorrida primera de la oración, fenomenológica, sin entrar en la lógica interna
que está dada por la sintaxis, nos dice que hay un genitivo plural . Para que puedan
tener presente el paradigma completo los remito a la Guía: en la página 30 tienen el cuadro
2
Véase 3) Sintaxis básica – 1) Uso de los casos. Caso dativo.
morfológico. Por supuesto, sabemos ya que en el diccionario figura la palabra en
nominativo singular.
En segundo lugar tenemos un posiblemente respondiendo a un anterior que
vamos a recuadrar. Si miran el cuadro de la Guía, verán que es un acusativo
plural de una palabra , pero de esos adjetivos, tan frecuentes en castellano,
que se sustantivan sin artículo: ‘mortales’. Ocurre en nuestro himno: en ‘Oíd, mortales’,
‘mortales’ es el núcleo de una interpelación y por lo tanto debe ser un sustantivo.
es un acusativo singular, figura en el diccionario como , con el
significado de ‘ornato’. Luego tenemos , el adverbio de negación que, como está seguido
de una palabra que se inicia en consonante, no necesita agregar un sonido eufónico como
ocurre a veces, cuando aparecen o. , por la desinencia, sabemos que se
trata de un verbo en tercera persona singular de presente de indicativo de voz activa. Si
antes habían visto en primera persona singular, se buscará en el
diccionario como .
Finalmente, la última palabra de la oración, , es un infinitivo. En el
diccionario estará , que significa ‘llevar’.
En cuanto a la sintaxis, debemos empezar por el verbo conjugado, que por un lado
selecciona un sujeto y, por otro, los complementos propios que indica su semántica.
Estamos ante una tercera persona singular, no podemos hablar de sujeto desinencial.
Significa ‘conviene’, pero aquí no hay ningún nominativo para que sea el sujeto. Sí hay un
infinitivo, y tenemos que reflexionar un poquito respecto de qué pasa con la sintaxis del
verbo ‘convenir’ en castellano, que es similar a lo que ocurre con en griego.
Uno puede decir ‘¿Convienes conmigo?’ y la respuesta podría ser ‘convengo
contigo’. Allí hay sujeto antropológico, pero basta que diga ‘eso conviene’ y ya el sujeto de
convenir es cósico, genérico. Puedo decir, además, ‘conviene que estudiemos la lección’ y
ya el sujeto no es un ‘eso’, sino una proposición que hace las veces de sujeto. A veces hay
quienes piensan que se trata de un objeto, pero no, se está predicando la conveniencia de
algo, que por lo tanto es el sujeto. Del mismo modo, el verbo lleva en nuestra
oración una estructura que depende de él en calidad de sujeto, es decir una proposición
sujetiva. Tenemos entonces, en el nivel mayor de análisis:
Predicado=
Proposición Sujetiva verbo
A su vez, tenemos que pensar el análisis interno de la proposición sujetiva. El verbo
es , ‘llevar’, un verbo transitivo, que selecciona argumentos internos y externos.
Podría estar elidido el sujeto como en el caso de la oración anterior, sí, pero aquí está
expreso, estamos ante una sujetiva completa.
Voy a hacer una transformación, voy a poner la subordinada como si se tratara de
una oración independiente, para que podamos avanzar en su análisis interno:
La última palabra es el verbo, esta vez conjugado, en tercera persona plural del
presente de indicativo. Tiene una ny eufónica porque está seguido de signo de puntuación.
Al genitivo plural lo mencionamos antes. está en nominativo plural, y
y aparecen sin cambio, son un acusativo singular y el adverbio de negación,
respectivamente.
Teniendo en cuenta la tercera persona plural del verbo, el nominativo plural
debe ser el sujeto. Con el adverbio de negación, tendríamos ‘Los mortales no
llevan…’. El verbo selecciona un complemento muy evidente, un acusativo, el
objeto directo, que aquí es . Entonces, hasta aquí: ‘Los mortales no llevan
ornato…’. Ahora vamos al genitivo plural, que está sin preposición. La función sintáctica
de este genitivo es ‘complemento de especificación’, el equivalente a un modificador
indirecto en castellano.
En latín todo genitivo es un genitivo puro, indoeuropeo, y la función primera del
genitivo fue la de especificar el núcleo al cual se haya aplicado. En Materiales…, en
oportunidad del tratamiento de los casos, en la página 13, se dice (leemos la parte
pertinente):
El genitivo, sin preposición, casi siempre indica la parte que se extrae de un todo.
Por ejemplo, en ‘La casa de Juan’ tenemos ‘de Juan’ especificando. Se trata de un concepto
que se aplica a otro para especificar, determinar, en qué extensión tiene que ser tomado ese
otro. Entre todos los ornatos posibles, aquí tenemos los ‘ornatos de dioses’, se limita la
extensión. Cuando se adosa un sustantivo en caso genitivo a otro sustantivo nace una nueva
entidad, porque ‘la casa de Juan’ se separa de las casas que no son de Juan. Con esta
aclaración, tenemos que dejar el complemento de especificación en el interior del objeto
directo, ya que especifica a , ‘ornato de dioses’.
c. de esp. núcleo
objeto directo v.
Una traducción podría ser “Los mortales llevan ornato de dioses”. Ahora bien, si
volvemos a la oración originaria, lo que tendríamos, en castellano, es algo así como ‘No
conviene que los mortales lleven ornato de dioses’. En castellano pongo el subordinante
‘que’ y el verbo en subjuntivo, pero en griego, si bien esto es posible, existe una forma más
general, que es poner el verbo en infinitivo.
Como vimos, en nuestra lengua se puede hacer, pero lo que no nos permite el
castellano es que, en el caso que ese infinitivo lleve sujeto, ese sujeto vaya en acusativo. En
las subordinadas de este tipo, el sujeto va en acusativo y el verbo va en infinitivo. Se trata
de un fenómeno extendidísimo en griego y en latín y con muy poca sobrevivencia en
nuestra lengua. Más adelante, en oportunidad de un tipo de estructura semejante, vamos a
tratar de esbozar alguna explicación de esto, pero empíricamente es así.
c. de esp. núcleo
o.d. o.d. v.
Predicado Sujeto Predicado Predicado = Predicado
Prod. suj. Proposición sujetiva verbo Prop. Suj.
Extrajimos la subordinada, dimos un paso lógicamente previo: ‘Los mortales llevan
ornato de dioses’. Vimos aquí un sujeto, un verbo y un objeto directo con un complemento
de especificación:
c. de esp. núcleo
objeto directo v.
El verbo, transitivo, está en tercera persona plural (tiene una ny eufónica), por lo
que selecciona un objeto directo. Para hallar el verbo en el diccionario nos remontamos a la
primera persona:. Esto es posible porque los verbos forman un paradigma: como se
comporta igual que muchísimos otros verbos en omega (-), decimos que es
‘regular’. Sin embargo, los otros verbos también tienen su lógica, lo único que denotan los
términos ‘regularidad’ o ‘irregularidad’ es la frecuencia con que aparece cierto tipo de
formas. Hay que explicar los hechos, no catalogarlos como ‘regulares’ o ‘irregulares’,
porque eso es insuficiente.
El verbo significa ‘llevar’ y su tercera persona plural trae la concordancia propia del
verbo con el sujeto, el nominativo plural -esto de la concordancia se puede afirmar
en líneas generales, no absolutizarlo, tal como hablábamos la vez anterior-.
Otra novedad fue la aparición del complemento de especificación: un genitivo que
especifica, limita la amplitud del concepto núcleo: entre todos los ornatos posibles, aquí se
hace referencia al ornato de dioses. No es la única función del genitivo; en latín sí, pero en
griego no.
Evidentemente, además, se trata de una oración simple enunciativa real. Estoy
dando una información -enunciativa-, y la imposto en el modo de la realidad -real, es decir
lo que el hablante considera real, lo que está relacionado con las condiciones de la realidad-
. La primera definición de los otros modos es una definición negativa: lo que no es
indicativo. Así quedan aunados el imperativo, el subjuntivo, el optativo -un modo verbal
que no existe en nuestra lengua-, etc.
Lo que más interesa en este momento, de todas formas, no es lo de ‘enunciativa
real’, sino lo de ‘simple’. Es una oración simple, y la cuestión surge cuando quiero que esta
oración simple forme parte de una subordinada, es decir que esta oración sea tomada como
una idea, una totalidad, de la cual se diga ‘no conviene’. Otra alternativa sería: ‘digo esto’,
adonde la proposición tiene la función de objeto directo.
En castellano, entonces, en la ocurrencia ‘no conviene...’ habría un ‘que’ y un
subjuntivo, pero en griego hay otro tipo de estructura: la de sujeto en acusativo y verbo en
infinitivo. En griego la estructura de la oración que analizamos como simple se modifica en
esta dirección para hacerla depender del verbo . Entonces, tendríamos ‘que los
mortales lleven ornato de dioses, no conviene’.
El procedimiento que instaura el griego es éste. Aceptemos entonces que el hecho
sintáctico, que no perduró en castellano salvo en esos esbozos que traté de mostrarles la
clase anterior, consiste en poner el sujeto de la subordinada en acusativo -conservando el
mismo número- y su verbo en infinitivo. Por supuesto, la rección del verbo no está
comprometida, sigue siendo un verbo que pide un objeto directo. El análisis de la oración
completa nos queda entonces:
c. de esp. núcleo
o.d. o.d. v.
Predicado Sujeto Predicado Predicado = Predicado
Prod. suj. Proposición sujetiva verbo Prop. Suj.
Como es imposible de reproducir en castellano, debo decir ‘No conviene que los
mortales lleven ornato de dioses’. Sería absurdo decir ‘No conviene llevar los mortales…’.
Uno se esfuerza para reproducir el fenómeno griego en la estructura, que no siempre
coincide, signo a signo, con nuestra lengua.
Han conocido, entonces, una proposición sujetiva (‘sujetiva’ porque se refiere al
sujeto) con sujeto en acusativo y verbo en infinitivo. Recuerden que ésta fue la culminación
de la explicación del fenómeno, pero antes habíamos analizado la oración
.
Para determinar cuál acusativo funciona efectivamente como sujeto tenemos que
apelar a la última ratio, la significación, en este caso del verbo: no es que el ornato lleva,
‘llevar’ es un verbo antropológico: sólo mortales en esta oración puede ser el sujeto. De
hecho, el complemento de especificación incluso podría estar acompañando al otro
sustantivo, pero también aquí la significación me dice que debo adjudicarlo a ‘ornato’, no a
‘mortales’.
Volviendo a la última oración que mencioné, les recuerdo que trajo otras novedades.
Tenemos un infinitivo y un complemento de otra naturaleza. En cuanto a la
construcción de infinitivo, no hay un sujeto en acusativo, pero es absolutamente lícito
suponerlo. Bien podríamos intercalar una palabra que ustedes conocen, y ponerla en
acusativo plural:
Sería absolutamente lícita una construcción que dijera ‘menester es que los hombres
aprendan de Homero’. Tenemos un sujeto en acusativo de un verbo en infinitivo. No trae
este sujeto la oración, es cierto, pero no es óbice para suponerlo con toda licitud desde el
punto de vista semántico: se trata de una sujetiva con un sujeto genérico o claramente
deducible de las circunstancias de la enunciación, y que la intención del hablante deja
librado a la interpretación del receptor. Es tanta la importancia que tiene para nosotros que
ustedes comprendan esto, que si ponen ‘infinitivo sujetivo’, ‘sujeto’ a secas, etc., no
importa, lo que sí importa es que entiendan que allí hay implícitamente un sujeto en
acusativo de un verbo en infinitivo.
Por supuesto, también hablamos de . Se trata de un predicado que es igual a un
predicativo, ya que nunca vamos a encontrarlo junto al verbo . Además, hay allí un
genitivo asociado con una preposición:. Sintácticamente las funciones de
un genitivo con preposición y de un genitivo sin ella son distintas; se trata de otra zona de
sentido. Este genitivo asociado con una preposición es una determinación locativa, ‘de’, ‘a
partir de’, un circunstancial de lugar, tiene que ver con la escenografía de la acción. En
griego, por razones históricas, se asociaron estos dos usos diferentes en el caso genitivo,
con preposición y sin preposición, por ese fenómeno que hemos denominado ‘sincretismo’.
más genitivo es un .
Permitan ahora que insista un poco más en el fenómeno del verbo en infinitivo con
sujeto en acusativo. Vayamos nuevamente a algo conocido por nosotros, la oración número
8:
v. pr. suj.
Suj.Predicado
La cláusula que teníamos como oración simple enunciativa real ahora es una
subordinada, pero observen que tiene el agregado de un verbo que no aparecía allí, un
verbo en infinitivo: es el infinitivo del verbo . Es un infinitivo atípico,
hablando formalmente, ya que no termina en -como ocurre habitualmente con los
infinitivos de los verbos en omega.
Recuerden entonces que la forma es el infinitivo de .
Hagamos el análisis sintáctico:
v. pr. suj.
Suj. Predicado
prop. v. objetiva
Sujeto Predicado
v. pred. suj.
Suj. Predicado
El sujeto está en nominativo y, correspondiendo con ello, tenemos , la
segunda persona singular del verbo . Además, en nominativo singular, ponemos el
predicativo sujetivo . Teniendo en cuenta la ocurrencia en la oración originaria de
, pensamos en el predicativo sujetivo en masculino, , aunque bien podría
ser , femenino, ya que el pronombre personal no da información respecto del
género. Pero, como no conocen ustedes todavía los neutros y un neutro no podría de todos
modos predicar de un ‘tú’ antropológico (que siempre es masculino o femenino), tenemos
que interpretar el de la oración primera como el acusativo masculino singular de
y, por lo tanto, poner ese masculino en nominativo.
Lo más importante para nosotros es la categorización de esta oración como simple
enunciativa y real. Aquí dice “Tú eres feliz”.
Vuelvo ahora a la oración 22. Comprenderán ustedes que se trata de llevar esta
oración simple que hemos enunciado a la forma de una oración subordinada. Toda nuestra
oración simple pasará a ser una unidad de un tipo propio del verbo transitivo .
Supongamos que se quiera decir ‘Escuchamos que tú eres feliz’. En castellano, se ha
operado una transformación, como indica la presencia del ‘que’, una conjunción
subordinante, y la oración ‘tú eres feliz’ pasa a ser una proposición objetiva.
Por supuesto que el ‘tú’ sigue siendo el sujeto de esa proposición, el ‘es’ sigue
siendo el verbo del predicado y ‘feliz’ el predicativo sujetivo. Pero la cláusula, de alguna
manera, ha perdido su independencia, ha sido tomada como una totalidad, ‘escuchamos
esto’. Está bajo la rección de un verbo transitivo, no pudiendo ser su sujeto, ya que en la
desinencia de ese verbo está el ‘nosotros’ desinencial.
Eso exactamente dice la oración que estamos analizando:
pred. suj. v.
Suj. Predicado
Prop. v. objetiva
Predicado (= O.C.E.R)3
3
Oración compuesta enunciativa real
de la oración y el verbo ‘ser’, entonces ese predicativo tiene que ser sujetivo. En griego, el
sujeto de esa subordinada va en acusativo, el verbo va en infinitivo y el predicativo
sujetivo, cuando lo haya, tiene que ir en el mismo caso que el sujeto, es decir en acusativo.
Entonces, una manera entre otras que utiliza la lengua griega para marcar la
dependencia de una cláusula a otra es ésta. Podríamos tener, por ejemplo: ‘Escuchamos: tú
eres feliz’, y allí habría una yuxtaposición. Pero con el ‘que’ castellano lo que queremos es
aglutinar las cláusulas, hacer eso que se conoce como ‘subordinación’. Sencillamente el
griego llega a este fenómeno con la cláusula de acusativo más infinitivo.
Podría existir una manera muy llana de traducir esta oración: ‘te escuchamos ser
feliz’. Pero ese tipo de aproximación está desvirtuando el fenómeno, porque lo que
corresponde es enrolar el fenómeno general de la proposición subordinada; y el fenómeno
general de este tipo de proposiciones supone un nuevo sujeto y un nuevo predicado. De otro
modo, tendríamos un simple sujeto, un simple objeto directo.
Nos tenemos que manejar entre lo semántico y lo estructural. Yo hago hincapié en
lo semántico para que ustedes vean que estamos en lo mismo, ante una estructura que
depende de un verbo transitivo. El tema es que, cuando nos enfrentamos a la oración,
tenemos que manejarnos estructuralmente. Entonces, cuando hay un verbo , ya no
podemos pensar más que en la estructura de una proposición, en este caso objetiva, con
sujeto en acusativo y verbo en infinitivo. Por otra parte, además de lo estructural, hay que
atenerse a los usos atestiguados. Aunque sea estructural o lógicamente posible, si no está
atestiguado el uso explícito, forzar la lengua para que diga lo que nos conviene no es
adecuado. Digo ‘nos conviene’ en el sentido didáctico, a veces se fuerza la lengua con
vistas a una facilitación didáctica que no es legítima.
Esto se da muy especialmente en una manera de explicar en forma general un
fenómeno muy particular llamado ‘construcción personal’. Es una manera de construir las
proposiciones sujetivas que, al forzar la traducción, lleva a cosas del tipo ‘Homero fue
dicho ser ciego’, cuando lo que corresponde es ‘Se dice que Homero fue ciego’.
Precisamente en relación con ese tema y a otros temas gramaticales, en un momento dado
hemos sacado un libro con artículos de varios colegas de la cátedra. Entre ellos hay un
trabajo sobre la construcción personal. Al tratar ese problema se estudia allí la
construcción con sujeto en acusativo y verbo en infinitivo. Este pasaje figura como
apéndice, en tanto puede ayudar a conceptualizar el fenómeno. Puede que sea un poco
complejo en este nivel, pero puede aclarar algunos puntos.
Es muy probable que la construcción sujeto en acusativo y verbo en infinitivo haya
tenido su punto de arranque a partir de un fenómeno que curiosamente subsistió en
castellano. Es curioso, porque la etapa originaria subsistió, pero no su evolución. Este paso
originario tiene que ver con los verba voluntatis, los verbos de voluntad.
Pensemos en una construcción del castellano como ‘te ordeno salir’. Evidentemente
el verbo principal es ‘ordeno’ con sujeto desinencial, que selecciona tanto el infinitivo
como el objeto indirecto, siendo a su vez éste correferencial con el sujeto de la forma no
flexionada. Precisamente esta es la estructura que en latín se formalizaba con dos
acusativos, de persona y de cosa, como era habitual en los verbos causativos, dentro de los
cuales estaba enrolado iubeo ,’ordenar’ –otro era, por ejemplo, doceo ‘hacer que alguien
aprenda algo’, cf. griego -. Ahora bien, estos dos acusativos fueron paulatinamente
aglutinados, de manera que se fue cortando la dependencia de cada uno de ellos con el
verbo principal y ‘ordenar’ se concentró en ‘ordenar algo’. Ese algo incluye el ‘te’, que
comenzó a fusionarse con ‘salir’ y a sentirse como el sujeto de ese infinitivo. Es muy
probable que éste haya sido el nacimiento de las posteriores proposiciones, que este proceso
que se dio en este tipo de verbos se haya extendido luego a todos los verbos de la lengua.
En el caso de ‘decir’, por ejemplo, es absurdo: ‘te digo salir’ no tiene sentido; es ‘digo que
tú salgas’. Pero el procedimiento se extendió a otros verbos de la lengua, como los putandi
aut dicendi –‘de pensar o de decir’-, que originariamente caían fuera del fenómeno. Éste
sería el origen de la objetiva de sujeto en acusativo y verbo en infinitivo, tanto en griego
como en latín.
El fenómeno originario con los verbos de voluntad -y algún otro- subsiste en nuestra
lengua, pero la generalización de la conjunción subordinante ‘que’ para introducir una
objetiva es tan fuerte que este uso no se da sino en raras ocasiones. La sujetiva surgió
luego, es un problema mayor, pero se dio secundariamente con respecto al desarrollo de la
objetiva. Por ahora, basta con esto.
Para finalizar, hagamos la oración número 19, que trae el tema de sintaxis de las
proposiciones con verbo en infinitivo:
es una conjunción y tienen que prestar atención al hecho de que hay otra
palabra casi igual pero con acento circunflejo. No hay que confundirse. El valor de la
conjunción es conclusivo, puede variar desde un ‘entonces’ a un ‘por lo tanto’.
El verbo está en primera persona y, además, tenemos el infinitivo .
El verbo principal es el conjugado, cuyo sujeto es desinencial. está entonces
relacionado no con una tercera persona, sino con una primera persona. Vamos a valernos de
un artificio quizá un poco exagerado para marcar la sintaxis, tratando a la desinencia como
el verdadero núcleo del sujeto:
n.
atributo v.
n.
adv. de atributo v. v. = Pred. Sujeto
afirmac. Proposición objetiva
Pred. Sujeto P. Predicado
atributo núcleo
o. i. objeto directo v.
Sujeto Predicado
P. =
p. suj. Proposición sujetiva