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12 El Movimiento Simbolista

Agradezco profundamente a la Universidad de


Nueva York su generosidad al liberarme de mis
obligaciones docentes durante un año, sin lo cual
nunca hubiera sido posible escribir este libro. La
ayuda recibida del fondo para investigaciones de I
la Escuela de Graduados aceleró notablemente la INTRODUCCION:
preparación del manuscrito. Muchas gracias tam- SIGNIFICADO DE LA PALABRA
bién a Stephanie Hawthorne y a Mary Ann Am-
dur, del Departamento de Lenguas Románicas,
por su ayuda en la comprobación y toma de datos, Aunque de significación imprecisa, el término «sim-
y a mis numerosos alumnos de Literatura com- bolismo» se ha convertido en una cómoda etiqueta que
parada, cuyos estudios sobre las literaturas extran- utilizan los historiadores de la literatura para designar
jeras me hicieron considerar bajo una nueva luz la época posromántica. Al mismo tiempo, es el blanco
la común herencia del simbolismo. Estoy agrade- predilecto de los ataques de aquellos críticos literarios
cida a las sugerencias editoriales de mi hermana que consideran e! simbohsmo como una clasificación
Nona, así como a las infinitas molestias que se artificial de escritores heterogéneos, separados entre sí
tomó y a las precisiones que hizo Nina Blaustein, por nacionalidad, época y género üterario.
de Random House, al preparar el manuscrito pa- Para los franceses, «simbohsmo» sigue designando
ra su publicación. Mi más hondo agradecimiento técnicamente el período comprendido entre 1885 y
a mi marido e hijos por su comprensión y pacien- 1895, durante el cual llegó a ser un movimiento litera-
cia ante el tiempo que les arrebataba —ya que rio de ampliafihación,un cenáculo que publicaba ma-
no cariño— la realización de este trabajo. nifiestos y patrocinaba periódicos hterarios tales como
Finalmente, doy las gracias a mi amigo el pro- La Revue Wagnérienne, La Vogue, Revue Indép
fesor Haskell Block, que fue quien me incitó a dante y La Décadence, al tiempo que atraía a París
escribir este libro, producto de un curso sobre a poetas y personalidades hterarias de todo e! mundo
simbolismo en la Sección de Literatura Compa- occidental. Como escuela literaria específica, «Sim-
rada de la Universidad de Nueva York. Salió de bolismo», en este caso, debería escribirse con una S
un aula y vuelve a un aula para ayudar en lo po- mayúscula.
sible a los demás en el estudio de las formas li- Por otra parte, los críticos del mundo anglosajón,
terarias que superan las fronteras nacionales. partiendo de Arthur Symons, contemporáneo de Ver-
laine y Rimbaud, tienden a considerar el «simbohsmo»
francés (esta vez es mejor escribirlo con una «s» mi-
A. B. núscula) como algo característico de los «cuatro gran-
des» de iá poesía francesa de la segunda mitad del
siglo XIX: Baudelaire, Rimbaud, Verlaine y Maílafiiié.
14 El Movimiento Simbolista Significado de la palabra 15
Utilizando la palabra «simbolismo» en el mismo am- I Los críticos literarios e historiadores del simbohsmo
plio sentido que Symons, T. S. Eliot añadió a la lista han sido casi tan numerosos y de nacionalidades tan
poetas tan apartados de la camarilla como Laforgue y diversas como los mismos seguidores del movimiento.
Corbiére. C. M. Bowra, en su introducción a The Heri- En algunas ocasiones sus estudios no han sido sino re-
tage of Symbolism, considera a Baudelaire, Verlaine flejo de la propia knagen espiritual del crítico; otras
y Mallarmé como^ la _«inguar^diá3ellmóvimiénfo^^ s veces han consistido en informes documentales de los
bolista, basándose en sus grandes innovaciones dentro acontecimientos que señalaron las actividades concer-
de las técnicas literarias. De ese modo, Bowra hace tadas de los escritores simboUstas. Otros críticos han
entrar en la tradición simbolista a todos aquellos poe- explorado las más apartadas zonas en el espacio y el
tas que (d^ntentaron-manifestar una_ experiencia^^ tiempo de la que ha sido una de las más estrechas
natural en el lenguaje denlas_^cosasjvisibles, y^enlos . aUanzas intelectuales de la historia europea, distmgui-
que casi cada palabra es un símbolo,|ya que está utili- ' da por un cosmopolitismo completamente desprovisto
zada no según su uso corriente, sino por la asociación de intenciones conscientes o políticas. Otros, en fin,
que evoca con una realidad más allá de los sentidos b>. I trataron de encontrar las fuentes del simbohsmo en
Llama a estos poetas «postsimbohstas», igual que hace ' las tradiciones literarias de la común herencia eu-
Kenneth Cornell en su libro The Post-Symbolist Fe- ropea Poca cosa cabe añadir a ninguno de esos tra-
riad. No obstante, el prefijo «post» implica una sepa- bajos
ración de la tradición simbohsta mayor que la que real- Desde el principio, este movimiento híbrido ha plan-
mente existe. Este flexible uso de la palabra abarca a teado un difícil problema a la investigación: la clasi-
escritores posteriores a la generación simbolista que ficación de los escritos, profusos y aparentemente dis-
aceptaron la escuela simbolista, y que, adhiriéndose pares en cuanto forma e intención, unidos por una
total o parcialmente a sus principios poéticos o a su I designación que desde el prmcipio tuvo múltiples fa-
orientación mística, mantuvieron la presencia del sim- cetas. Los prmieros estudios, tales como el de André
bolismo como convención literaria hasta muy avanza- Barre, Le Symbolisme: essai historique, clasificaban a
do el siglo XX. El hecho es que los herederos del sim- los simbolistas en categorías fijas y genealógicas, sobre
bolismo son hoy día mucho más importantes en los la base de las generaciones, sin preocuparse por estable-
anales de la historia hteraria que los que fundaron la
escuela simbohsta. Obras tan diversas como las de tre el «cenáculo», original y la evolución del movimiento du-
rante el final del siglo xix y comienzos del xx.
Valéry, Rilke, Hofmannsthal, Yeats, Jiménez, Wallace ^ Un reciente libro de Angelo P. Bertocci indaga los antece-
Stevens, A. A. Blok y hasta un cierto punto las de dentes del simbolismo, en su más amplio sentido, remontán-
T. S. Ehot, se han repartido la herencia ^. \e hasta Plotino. En esa perspectiva, Baudelaire resulta ser
la cumbre del simbolismo en vez de su umbral. De ahí el
' C. M. Bowra, The Heriiage of Symbolism (Londres, 1943), título From Symbolism lo Baudelaire (Carbondale, 1964).
pág. 5. * Para los más recientes estudios, cf. A. Balakian, Studies
^ Al enjuiciar la estética simbolista, puede ayudar a aclarar on Prench Symbolism 1945-55, The Romanic Review, XLVI,
el éxito literario de sus características básicas la distinción en- 3 (octubre 1955), págs. 223-30.
16 El Movimiento Simbolista Significado de la palabra 17
cer distinción alguna entre poetas mayores y menores. Los estudios de Paul Valéry, Cuy Michaud y Albert
De hecho, algunos autores que el tiempo ha relegado Thibaudet —por citar sólo a unos pocos— sobre el
a una categoría secundaria, ocuparon durante su vida simbolismo se basan en el rechazo del mundo y la
un lugar de preferencia a juicio de sus contemporá- rebeldía contra las maneras aceptadas de escribir. Otro
neos, con lo que la estimación crítica queda defor- tipo de estudios sobre el simbolismo se centra en los
mada. traumas psicológicos del culto simbohsta. Una obra
En oposición a esta clasificación cronológica, otra de este tipo es Le Symbolisme, de Svend Johansen
tendencia se ha esforzado en demostrar que la re- que da una información detahada de las técnicas de
lación existente entre muchos de esos poetas con- la sinestesia. Otro grupo de críticos estudia el simbo-
sistía en una reacción negativa ante las tradicio- lismo desde el punto de vista de las diferencias más
nes literarias existentes, producto de las convencio- que desde el de las afinidades entre los llamados sim-
nes románticas. En su estudio The Symbolist Mo- bohstas. Cuando Léon Guichard valora a Laforgue '
vement, Kenneth Cornell ° describe esta actitud: «La y Jacques Gengoux enjuicia a Mallarmé lo hacen
resolución de^no aceptar un modelo era más fuerte ante todo para demostrar hasta qué punto no eran
que el deseo de jcrea£ una^fórmula.» Esta actitud, simbolistas estos simbolistas. De acuerdo con estos es-
que indica un clima común más que una estética co- tudios podríamos considerar el simbolismo como un
mún, demuestra lo artificial de la jerarquía original, i vestido exterior para ocultar el realismo, el clasicismo
basada, más o menos, en la propia valoración de los o cualquier otra fase del ideal parnasiano. Obras de
teorizantes que se incluyen entre los simbolistas. El este tipo hacen pensar que la palabra «simbolismo» es
libro más famoso sobre el simbohsmo considerado tal vez uíia expresión vacía de significado, creada sim-
como una alianza espiritual es Axel's Castle, de Ed- plemente para suscitar equívocos. Para que una eti-
mund Wilson. Wilson identifica la imagen simbolista queta literaria sea negociable en el intercambio crítico
con el héroe recluso del drama poético Axel, de Vilhers debe tener o bien significado temporal o bien conteni-
de risle-Adam, el cual, a pesar de ser tan poco leído do cualitativo. Desde el momento en que obras fecha-
y representado, ha dejado hueUa indeleble como símbo- das entre 1857 (el año en que aparecieron Les Fleurs
lo del habitante de nuestras actuales torres de marfil du Mal, de Baudelaire) y 1930 pueden ser definidas
de la existencia interior. Wilson define el modo de es- como «simbohstas», el elemento tiempo no tiene vah-
cribir simbolista en relación con este retirarse a los lez. El problema que se nos plantea, pues, estriba en
mundos privados del pensamiento y a los estilos críp- saber si las técnicas del simbohsmo constituyen un
ticos de comunicación, y así puede incluir dentro de la criterio válido para discernir valores hterarios. A juz-
órbita del simbohsmo a escritores tan distintos como gar por los más recientes estudios críticos como los
T. S. Eliot, Proust, Gertrude Stein y los dadaístas.
' Svend Johansen: Le Symbolisme (Copenhague, 1945).

^ Kenneth Cornell, The Symbolist Movement Qiew Haven, Víri'^J'Léon Guichard, Jules Laforgue et ses poésies (París, 1950).
'Jacques Gengoux. Le Symbolis?ne de Mallarmé (París,
ií^;•>^:V^<3^• --••'*:-2'>-<i~rtí^--. •••
1951).
1950). ••••-Í»^

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18 El Movimiento Simbolista Significado de la palabra 19
citados anteriormente, habría que descontar también tras muchos que lo usaron han caído en el olvido,
este elemento cuahtativo. ¡Entonces es cuando comen- quiere decir que se trataba de algo más que de un ma-
zamos a pensar si no habría que rechazar el término trimonio de conveniencia. Muchas de las aparentes dis-
«simbolismo» como marchamo literario! paridades no son, en la mayoría de los casos, más que
No obstante, antes de desterrar ese término, debe- una serie de defectos parciales o de desviaciones de un
mos recordar que la faha de unanimidad acerca de ideal elegido y de unafilosofíadel escribir. Es posible
su signiñcado no se hmita al destmo de la palabra que la clarificación de algunas de las ambigüedades
«simbohsmo», smo que más bien mdica una tenden- de la ars poética del simbolismo contribuya a facilita
cia general crítica que conduce a la destrucción de el conocimiento de la amplia base unitaria inherente
todas las etiquetas. Algo parecido, por ejemplo, a lo a todos los escritores que han compartido el ideal sim-
que sucede con lo que se llamaba «clásico» que ahora bolista en el transcurso de varias generaciones.
sólo es «barroco». Como reacción a las rígidas clasi- Para llegar a una definición adecuada del simbolis-
ficaciones anteriores, existe hoy día una tendencia a mo, dejando a un lado las diversas impresiones y ge-
buscar lo que hay de no clásico en un clásico, de no neralizaciones asociadas a la palabra, debemos con-
romántico en un romántico y —que es lo que nos im- frontar este término con otras etiquetas literarias del
porta a nosotros— lo que hay de no simbolista en un mismo período. ¿Fué el simboUsmo una reacción con-
simbolista. Pero en este deseo^generáTBe liberar la tra el romanticismo, o una continuación de la estética
individualidad de los autores de su confinamiento a de dicho romanticismo? ¿Fue un movimiento paralelo
un grupo, es conveniente recordar que, por arbitrarias al naturalismo, o su antítesis? ¿Cuáles son sus puntos
que puedan parecer, las clasificaciones son necesarias de contacto con oíros conceptos similares, como deca-
como protección contra las vaguedades de la crítica dente, impresionista, hermético e «imaginista»? ¿Has-
impresionista y las digresiones biográficas. Si, como ta qué punto tiene un origen común con el surrealis-
algunos creen, el autor sufre una especie de pérdida mo? ¿Cómo y dónde mantuvo mejor su originalidad
de identidad particular cuando se le incluye en catego- frente a otros movimientos literarios? ¿Cuál fue la
rías provistas de su correspondiente etiqueta, es igual- contribución del smibolismo al modernismo? Todái
mente peligroso dejarle en el vacío y atribuir única- estas pregunta^s~soií' iñ§)sIiyaH de
mente a sus cualidades o faltas personales aquellos ras- estudiar un movimiento como el simbolismo, cuya ex-
gos que en realidad no son más que la estihzación de tensión y variaciones formales han llegado a ser tan
una herencia común. amplias casi como las del romanticismo.
Los valores negativos no bastarían para afiliar a un No es posible dar una definición sin antes esclare-
autor a una galaxia de poetas; el hecho de que el sim- cer las ambigüedades, puesto que una palabra que ha
bohsmo demostró ser lo bastante poderoso como para llegado a significar tantas cosas para tanta gente no
salvar las barreras nacionales, lingüísticas y geográfi- puede haber escapado a una serie de falsas interpre-
cas, indica que existió un manantial único y un de- taciones y errores. Voy a examinar y a enfrentarme
rivado primario. Si el nombre ha pervivido mien- con tres de ellas: la mixtificación verbal, la analogía
Significado de la palabra 21
20 El Movimiento Simbolista
entre poesía y música y la antítesis, familiar a los pri- simbohsmo no fue francés, sino que se produjo en Pa-
meros críticos y poetas de! movimiento simbolista, im- rís. El simbohsmo sería un movimiento «parisino» (pa-
íplícita en la expresión «simbolista y decadente». ra distinguirlo de «francés»); parisino por su carácter
El punto de partida de este estudio será el simbo- cosmopolita, que preparó ese especial clima internacio-
lismo tal como nació en Francia en la segunda mitad nal tan propicio para las subsiguientes tendencias de
del siglo XIX, y que alcanzó su más elevado grado de vanguardia: cubismo, futurismo, dadaísmo y surrea-"
actividad polémica en la década comprendida entre lismo. Con el simbohsmo, el arte dejó realmente de
1885 y 1895. La mayor importancia de la escuela sim- ser nacional y adoptó las premisas colectivas de la
bolista en relación con el estudio del simbolismo en cultura occidental. Su preocupación mayor fue el pro-
su más amplio contexto se debe al hecho de haber blema no nacional, no temporal, no geográfico, no sec-
creado un clima particular en el que los poetas y crí- tario, de la condición humana: la confrontación de la
'íicos de Inglaterra ^, Alemania, Italia, España y los mortalidad humana con la fuerza de supervivencia que
^Estados Unidos que primero compartieron las expe- se deriva de la conservación de la sensibilidad humana
riencias y recuerdos del cénade coincidieron con los en las formas artísticas.
escritores franceses y luego volvieron a sus países de El romanticismo fue internacional en un sentido to-
origen con su versión particular de las actitudes y con- talmente distinto: fue una epidemia que se extendió
venciones desarrolladas en París. Realmente, la mayor por todos los países europeos y atacó sus núcleos lite-
parte de lo que después se conoció con el nombre.de rarios, a medida que sus autores contraían el rmd du
simbolismo no estuvo basado en el simbolismo fran- siéde dentro de un lirismo adaptado a su carácter na-
«cés, sino en una traducción o versión del simbolismo cional particular y al color local. Es imposible confun-
ifrancés que de hecho fue una mutación del origina!. dir a un Novalis con un Coleridge o un Musset. Pero
Sólo será posible apreciar su grado de originalidad y en el París de los años 1890 los poetas perdieron su
desviación estableciendo una comparación con la tex- identidad nacional, por lo menos temporalmente, en la
tura total del original y sus intenciones. actitud esotérica del arte; rechazaron la sociedad y, en
Mallarmé, en quien después se ha descubierto mu- lugar de convertirse en portavoces oficiales de sus
cho más que simbolismo, fue, sin embargo, el indiscu- países, comenzaron a moverse en el interior de estre-
tido poeta prototipo del simbohsmo. De hecho, mu- chos círculos, comunicándose solamente con los de su
chos insistirán en que es el único poeta que sobrevivió misma camada. Después de la derrota política de 1870,
al cénade. Otros expresaron sus teorías de un modo no fue la república francesa la que dio impulso a esa
más técnico, pero Mallarmé desempeñó el papel de extraña comunión mediante la cual Francia ganaba
sacerdote secular y mixtificador verbal, vivido repre- prestigio artístico a medida que perdía poder poUtico;
sentante de las dos ramas de la escala simbolista. El fue más bien el idioma francés —gracias a su capaci-
dad de ser al mismo tiempo claro y elíptico, sencillo
y complicado, puro e intrincado— el que se convirtió
" Cf. Ruth Z. Temple, The Critic's Alchemy (Nueva York, en el lenguaje universal del intercambio poético. La
1853).
22 El Movimiento Simbolista Sigrdjicado de la palabra 23
visióo artística, liberada de ideales nacionales, se cen- quien tendió un puente entre el tratamiento romántico
tró en la relación entre el mundo subjetivo, puramente del su'edenborguismo y sus últimas aphcaciones al
personal del artista, y su proyección objetiva. culto simbolista. Los que llegaban a París con una
Todos fueron a París: Arthur Symons, Yeats y orientaciónfilosóficacomún pudieron, afinalesdel
GeorgeMoore, desde Inglaterra; Stefan George, Hof- siglo XIX, sacar al simbolismo fuera de los límites de
mannsthal, Rilke y Hauptmann, desde el mundo ger- la hteratura francesa y llevarlo a su apoteosis como
m.ánico; Azorín y los hermanos Machado, desde movimiento literario internacional.
España; D'Annunzio, desde Italia; Maeterlinck y «a
Verhaeren, desde Bélgica; Moréas, desde Grecia; Vié-
lé-Griffin y Stuart Merrill, desde los Estados Unidos.
París hizo las veces de neutralizador de formaciones
culturales diversas y al mismo tiempo fue el terreno
fértil en que germinó unafilosofíadel arte, mutuamen-
te aceptable, aunque sujeta a variaciones individuales.
Este estudio no busca nuevos cauces ni pretende
descubrir nuevas zonas en los dominios simbolistas. Es
un esfuerzo por juzgar y definir términos que pertene-
cen al estudio de la literatura comparada. Al remon-
tarme a los orígenes del simbolismo, pretendo destacar
aquellos rasgos que, por encima y más allá de la teoría
y técnica literarias, nos permiten distinguir una imagen
compleja, familiar y persistente. Y, a medida que nos
distanciemos de los orígenes, podremos dedicarnos a la
labor de cerner la enorme masa de escritos para sepa-
rar el trigo de la paja.
Los simbolistas y su camarilla internacional acepta-
ron unánimemente como origen común lafilosofíade
Swedenborg, el cual había conseguido ya infiltrarse en
el terreno artístico a través de iluministas hterarios
como Gerard de Nerval, Novalis, Blake y Emerson. Su
forma de transmisión fue múltiple y simultánea, por
cuanto el swedenborguismo estuvo asociado con la tra-
dición romántica.
Pero la primera parte de la historia del simbolismo
es, sobre todo, francesa, por cuanto fue Baudelaire
ni
BAUDELAIRE
Visto el culto al concepto de correspondencias de
la época romántica, resulta extraño y sorprendente
que el soneto de Baudelaire sobre las Correspondan-
ees haya sido considerado por los poetas posteriores
como un hito y como el manantial del simbohsmo.
Todos los libros sobre Baudelaire citan el «hecho»
de ia influencia de Swedenborg en este soneto. Tam-
bién se ha señalado que «la naturaleza es un templo»
es una verdad percibida por tan dispares personas
como Plutarco, Montaigne, Gassendi, Diderot, Robes-
pierre, Edgar Alian Poe, Chateaubriand y Ruskin.
El intento abortivo de Baudelaire de escribir una
novela produjo La Fanfarlo, en que aparece un hé-
roe, Samuel, que recuerda enormemente al Louis Lam-
berí de Balzac. Baudelahre pone como libro de cabe-
cera de su héroe un volumen de Swedenborg. Por
tanto, siempre que Baudelaire menciona correspon-
dencias —y lo hace muchas veces en sus escritos crí-
ticos— lo hace en relación con su concepto del ro-
manticismo. Nunca sugiere Baudelaire que esté inven-
tando algo diferente al concepto de los románticos, o
que proponga un nuevo modo de escribir basado en
el concepto. Realmente, uno de los aspectos más emo-
cionantes del nacimiento de los movimientos literarios
es que sus creadores rara vez se dan cuenta de que
están llevando a cabo algo extraordinario. Baudelai-
46 El Movimiento Simbolista Baudelaire 47
re no tenía conciencia de hacer otra cosa sino hablar humano con lo divino, igualadas, dice, solamente en
sobre un precepto filosófico. En ninguna parte de sus la Biblia. Prosigue generalizando y dice que el poe-
numerosos comentarios autobiográñcos hay la más ta, en el sentido lato de la palabra, es un traductor, un
leve indicación de que creyera que Correspondances descifrador de los jeroglíficos divinos. Acepta tam-
fuera no ya un gran poema, sino ni siquiera un poe- bién la correspondencia literal entre los mundos divi-
ma importante. Sin duda alguna, en su época. La Cha- no y natural. Esto hace que su concepto del símbolo
rogne era mucho más famoso. Y Víctor Hugo nunca esté muy cerca del concepto de alegoría y del tradi-
especificó cuál era el jrisson nouveau que percibía cional paralelismo entre lo abstracto y lo concretó. De
en la poesía de Baudelaire. hecho, Baudelahe define el arte romántico de acuer-
La mejor indicación que tenemos de que Baudelai- do con la famosa dualidad y su representación en la
re no se consideraba creador de una nueva forma es- imaginería poética. Cuando en Le Poeme du haschisch
tética es el hecho, bien patente, de que sus alusiones habla de «rintelligence de l'allégorie», quiere decir el
al «simbohsmo» lo son referidas a autores a quienes entendimiento de lo que, en el artículo sobre Hugo,
hoy consideramos muy distantes del modo de escri- señala como la matemática exactitud de la correspon-
bir simbolista y de la «mística» simbohsta. Lo mismo dencia. Está claro que para Baudelaire no había di-
dice de Hugo y Gautier: que descifraban la analogía ferencia entre alegoría y símbolo. La misma medida
universal. En su artículo sobre Theophile Gautisr en swedenborguiana aplica Baudelaire a Poe en su prefa-
L'Art romantique, observa: cio a Nouvelles histoires extraordinaires cuando dice:
«Si pensamos que a su maravillosa facuhad, Gau- «Es admirable este instmto inmortal de la belleza que
tier añade un inmenso conocimiento haterior de la co- nos hace considerar la tierra y sus espectáculos como
rrespondencia y sunbolismo universales, ese repertorio una visión, una correspondencia del cielo.»
de todo tipo de metáforas, entonces comprendemos No hay duda que Baudelahe es el manantial del
que pueda definir, de modo creciente, incansable y movimiento simbohsta, pero su influencia estriba en
certero, la misteriosa actitud que los objetos de ia crea- mucho más que en el uso de la terminología de Swe-
ción mantienen ante los ojos del hombre.'Hay en la denborg en un soneto aislado y su reiteración en des-
palabra, en el «verbo», algo «sagrado» que nos im- cribir a los poetas románticos franceses.
pide considerarlo como un producto del azar. Usar Antes de buscar «influencias», debemos recono-
un lenguaje sabiamente significa practicar una espe- cer que una de las características más sobresalientes
cie de encantamiento evocador» ^. de Baudelaire es la diversidad, y su rasgo menos so-
Al describir el genio de Hugo, le considera discí- bresaliente, la virtual reversibilidad y la multiplicidad
pulo de Swedenborg, dando como prueba su magnífi- de caracteres. Cualquier estudiante de crítica literaria
co repertorio de analogías y metáforas que unen lo puede leer sus versos y su prosa y encontrar en ellos
suficiente materia, y compilar suficientes notas, para
^ Las citas de Baudelaire que aparecen en este capítulo es- decir que se trata de un poeta swedenborguiano; y
tán tomadas de sus Oeuvres completes (París, 1954). después puede volver a empezar a buscar y encontrar
48 El Movimiento Simbolista Baudelaire 49
suficientes pruebas como para llegar a una conclusión utilizando la terminología del filósofo. En su poema
diametralmente opuesta. Esta complejidad es, natu- dedicatorio de Les Fleurs du Mal se dhige al lector
ralmente, lo que convierte a Baudelaire en una perso- — " como «hipocrite lecteur» en el sentido en que Sweden-
nalidad interesante, alguien sobre el cual el crítico borg utiliza esta palabra, es decir, del hombre que ha
puede escribir indefinidamente porque sus facetas son hablado como los ángeles pero que ulteriormente tie-
numerosas y paradójicas. Históricamente es un in- ne conocimiento solo de la naturaleza. Sin embargo,
adaptado, llegó demasiado tarde y demasiado pronto. Baudelaire llama también al lector «mon semblable,
Lo que de él se acepta ha sido demasiado rumiado; mon frére», declarando, por tanto, impUcitamente que
sin embargo, psicológicamente, lo aceptado es dema- tal vez la trascendencia que señalará en algunos de sus
siado popular para que surta efecto cualquier invita- poemas puede ser un pretexto. Y traicionando al santo
ción a reaccionar contra ello. patrón de los literatos de su época, la experiencia es-
Baudelaire, que no es un escritor desinteresado, que piritual que comunicará en su inventada antología está
está por el contrario apasionadamente interesado en realmente circunscrita dentro de los hmites de la na-
ser aceptado como poeta, en llegar a ser reconocido turaleza terrenal. Es interesante observar que, bastan-
y famoso, rinde homenaje a los Hugo, Gautier y Sam- tes años después, T. S. Ehot toma literalmente la ex-
te-Beuve que podían fácilmente patrocinar su carrera. presión de Baudelaire en The Waste Land y la utiliza
Todos sus escritos sobre el swedenborguismo y su justo después de hacer patente su duda sobre el con-
aplicación a los escritores estelares de la época re-, cepto de resurrección. ¡Tácito nudo de confirmación
presentan la faceta «oficial» de Baudelaire. Cierta- de Eliot a Baudelaire!
mente no es en estos escritos donde podemos haUar Sucintamente, Baudelahre hace sufrhr al lector el
los síntomas de su ruptura con la tradición. Nada pue- suphcio de Tántalo desde el prmcipio de Les Fleurs
den añadir si no es su consentimiento y conformidad du Mal; por cada poema de mspiración trascendente,
a los caminos que Swedenborg trazó para la visión p hay uno que trata de «l'expansion des choses infinies»,
poética, y el concepto que Baudelaire tiene de las co- es decir, el infinito en términos de las cosas materia-
rrespondencias está definitivamente dentro de la tra- les, o el abismo interior más que la elevación supra-
dición romántica y había sido ya bellamente comenta- terrestre. Además, al fmal de Les Fleurs du Mal, al
do para los franceses en los escritos del propio maes- fin de Le Voyage (el último de los seis poemas agru-
tro por Mme. de Staél. Si debemos considerar el es- pados bajo el epígrafe La Mort), Baudelaire parece
tilo simbolista y el movimiento simbolista como algo replicar a Swedenborg, al protestar contra la duahdad
distinto a la continuación y repetición del romanti- de lo infinito, sugiriendo: «Enfer ou ciel, qu'importe!»
cismo, desde luego no encontraremos en la influencia Y las últimas líneas:
swedenborguiana su originalidad.
De hecho, Baudelaire, casi a pesar suyo, se desvía Ptonger au fond du gouffre, Enfer ou Ciel, qu'importe?
de su adhesión al misticismo swedenborguiano. En Au fond de l'Inconnu pour trouver du nouveau!
dos puntos importantes contradice a Swedenborg, aun
50 El Movimiento Simbolista Baudelaire 51
no implican la idealización de los vivants piliers, sino que los propósitos de su ser trascenderán el desdén de;
más bien el riesgo de la perdición. sus compatriotas:
Unas veces cree, y otras no; imas veces se remonta
con el ideal, y otras se hunde en el «spleen»; y si bien Vers le ciel, oü son oeil voit un tróne splendide,.
el sentido de lo trascendental le hace elevar imágenes Le Poete serein leve ses bras pieux, y
terrenales a las cumbres de la espiritualidad inmaterial, Et Ies vastes éclairs de son esprit luríde
cuando desciende nuevamente a su visión interior des- LUÍ dérobent l'aspect des peuiples furieux.
cribe paisajes muy materiales con su vista interna. Así,
pues, constantemente somete al lector al suplicio de Le dice a Dios:
Tántalo, lo mismo que se somete a sí mismo.
Es fácil observar los poemas que provienen de es- «Je sais que vous gardez une place au Poete
tas dos perspectivas contrarias. Cuando espiritualiza Dans les rangs bienheureux des saintes Légions,
el mundo material, escribe poemas como Elévation, Et que vous l'invitez á l'éternelle féte
en que, refiriéndose a su inteligencia, dice: Des Trónes, des Vertus, des Dominations.»
Envole-toi bien loin de ees miasmes morbides: Esta es poesía romántica típica; representa la línea
Va te purifier dans l'air supérieur, oficial, las ramificaciones de la filosofía swedenbor-
Et bois, comme une pare et divine liqueur, guiana pura. La dualidad está expresada uniendo las
Le feu clair qui remplit les espaces ¡impides. cualidades abstractas a objetos concretos alrededor del
poeta; sin embargo, no es el tipo de dualidad que con-
y más tarde: ducirá al simbolismo.
¡Pero hay otra dualidad en Baudelaire que consiste
Heureux celui qui peut d'une aile vigoureuse eiTla proyección de la visión interior sobre el mundo
S'élancer vers les champs lumineux et sereins! de fuera, situando la correspondencia entre la visión
interior y la realidad exterior, o en la interacción entre
Celui doní les pensers, comme des alouettes, lo subjetivo y lo objetivo. Si examinamos Correspon-
Vers les cieux le matin prenneitt un libre essor, da/toes de cerca, vemos que es una contradicción en los
—Qui plañe sur la vie et comprend sans effort términos, y que contiene un principio de desacuerdo
Le langage des fleurs et des choses muettes! con Swedenborg, aun cuando Baudelaire utiliza las pa-
labras del filósofo. En realidad, el soneto contiene dos
poemas: su primera parte es una disciplina a través de
En Bénédiction describe la desorientación del poeta una exposición directa de la dualidad de Swedenborg
en la tierra. Encuentra el sabor de la ambrosía y el entre lo natural y lo divino; pero cuando llegamos a los
néctar en todo lo que ve y bebe; conversa con el viento seis versos finales, en que cabría esperar encontrar las
y el cielo y tolera las burlas del público, porque sabe consecuencias de aquella exposición, Baudelaire se de-
52 El Movimiento Simbolista Baudelaire 53
dica a desaprobar a Swedenborg mediante una serie de ta, y le infundió esa errónea interpretación del sentido
imágenes —es decir, indirectamente— situadas en un baudelairiano de las «correspondencias».
piano de la realidad totalmente distinto del de Sweden- La versión alemana de Stefan George adolece de la
borg. La sinestesia que se produce en la mezcla de las misma incompleta traducción de los conceptos expan-
percepciones sensoriales no da como resultado un sión y esprit que se convirtieron en Hauch (alien-
vínculo entre el cielo y la tierra ni nos transporta al to) y Seelen (alma), que no comportan ni el infinito
estado divino, sino que encuentra sus conexiones entre significado de las cosas ni las dotes inherentes a la
las experiencias sensoriales aquí en la tierra: entre los mente para captarlas:
perfumes y la carne de los niños, vinculados por un Mit einem Hauch von unbegrenzten Dingen
adjetivo que tiene una característica olfativa y al mis- Wie Ambar Moschus und geweiiiter Qualm
mo tiempo táctil; entre los sonidos y los colores (no en Die die Verzückung unserer Seelen singen ^.
el cielo sino aquí en la tierra) uniendo el oboe con las
praderas, nuevamente con el sabio uso de un adjetivo Es muy raro, realmente, que Baudelaire utilice la ex-
aplicable a más de una categoría de imágenes sensua- presión «esprit» en su sentido espiritual.'Baudelaire
les. En el último verso, Baudelaire revela que el secreto fue un poeta intelectual y sensual; de hecho, ésta es la
para alcanzar la sinestesia no reside en la visión inte- distinción básica entre él y sus contemporáneos ro-
rior y su contacto con lo divino, sino más bien en la mánticos. La mente establece la clave del poema, y los
conexión de la mente (Vesprit) con los sentidos (les sen- sentidos lo Uenan con sus armonías. El vocabulario
ses) mediante estímulos naturales como el incienso o el afectivo es mínimo. En 1856, en una carta dirigida a
ámbar. La sinestesia es estrictamente terrenal, descrip- Alphonse Toussenel, Baudelaire establecía claramente
tiva del tipo de asociación en cadena que los estímulos la prioridad que daba al tipo de imaginación que es
sensuales pueden producir en la mente humana, y de la una evidencia más intelectual que emocional de la crea-
que después Proust extraerá su concepto de la memo- ción poética: «Desde hace tiempo vengo diciendo que
ria involuntaria. En este caso, la expansión de los estí- el poeta es sumamente inteligente, que es la misma in-
mulos sensuales no Uega a despertar series enteras de teligencia, y que la imaginación es la más científica de
recuerdos; lo que hace es producir metáforas sobre un las facultades, porque sólo ella entiende las analogías
doble trayecto de percepciones sensoriales. xA.quí no- universales, o lo que la religión mística llama 'corres-
hay espiritualidad, aunque en la mayoría de las traduc- pondencias'.»
ciones del famoso soneto de Baudelaire se utihza la Pero el tipo de inteligencia que describe se refiere a
palabra «espíritu» para traducir el concepto de «es-^ . otro tipo de analogías, y no a las correspondencias de
prit», convirtiendo entonces ese poema más bien sen- Swedenborg o al trascendentahsmo resultante de un
sual en un poema metafísicoAAsí llegó al mundo anglo- \ poema como Elévation. Cuando se produce una exte-
sajón, lo que contribuyó a'dar a la poesía «simbolista» | riorización unilateral del estado de ánimo interior, más
el matiz metafísico que luego se identificó con aquellos
poetas ingleses que adoptaron el movimiento simbolis- ^ Stefan George, Die Blumen des Bósen (Berlín, 1930).
54 El Movimiento Simbolista Baudelaire 55
que una elevación, estamos en los orígenes del simbo- Le violón frémit comme un coeur qu'on afflige,
lismo. Por ejemplo, en el poema L'Ennemi vincula su Un coeur tendré, qui \hait le néant vaste eí noir!
juventud a una tempestad con momentos de sol bri- Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir
llante, que deja sólo algunos frutos maduros en su Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige.
jardín de verano; al llegar al «otoño de las ideas» se
pregunta si aún puede cultivar el suelo inundado de su Un coeur tendré, qui luút le néant vaste et noir,
mente envejecida y se atreve a esperar que todavía Du passé lumineux recueille tout vestige!
pueda procurar místico alimento a flores futuras. Esta Le soleil s'est noyé dans son sang qui se fige...
personificación de la mente a través de las manifesta- Ton souvenir en moi luit comme un ostensoir!
ciones de la naturaleza es realmente el lenguaje del fu-
turo simbolismo. Está en un nivel casi obvio y aún ¿Cuáles son los elementos simbolistas de este poe-
muy cerca de la alegoría para ser considerado como ma? Antes de intentar responder a esta pregunta, va-
simbolismo real, pero establece la dirección estética mos a ver de qué ingredientes románticos carece. En
que tomará el movimiento simbolista. primer lugar, no hay una exposición directa de las emo-
En Harmonie du soir, que en Les Fleurs du Mal ciones del poeta: lo que percibimos de sus sentimien-
viene inmediatamente después de uno de los poemas tos nos üega a través del camino indirecto de las imá-
románticos espiritualizados, L'Aube espírituelle, roza genes. En segundo lugar, no hay trascendentahsmo: el
el simbolismo de manera mucho más sutil; en cuanto recuerdo evocado a través del perfume está dentro de
a técnica y perspectiva es, de hecho, uno de los mode-' los confines físicos del propio perfume; no hay parale-
los más genuinos de poesía simbolista, aunque crono- lismo entre el estado físico y una visión ideal o celes-
lógicamente esté en la vanguardia desde el punto de tial, sólo el sol ahogándose en su propia sangre como
vista del movimiento simbolista. Aunque se trata de un una proyección del hundimiento del corazón del poeta
poema muy conocido, citado en todo tipo de contextos, en su propio abismo.
es conveniente citarlo aquí enteramente para que se Este es el proceso del discurso indirecto: ni la expre-
vean con más claridad sus cualidades siuibolistas: sión directa de la emoción mediante adjetivos califica-
tivos y descriptivos, ni la representación de la emoción
Voici venir les temps oii vibrant sur sa tige a través de personificaciones alegóricas específicas, sino
Chaqué fleur s'evapore ainsi qu'un encensoir; la comunicación entre el poeta y el lector a través de
Les sons et les parfums tournent dans l'air du soir; una imagen o series de imágenes que tienen un valor
Valse mélancolique et langoureux vertige! tanto subjetivo como objetivo. Así como su existencia
objetiva es unilateral, su significado subjetivo es multi-
Chaqué fleur s'evapore ainsi qu'un encensoir; dimensional, y, por tanto, sugiere más que designa: el
Le violón frémit comme un coeur qu'on afflige; incensario, el altar, la custodia, el viohn, la sangre. La
Valse mélancolique et langoureux vertige! poesía se comunica por medio de la imagen: así como
Le ciel est triste et beau comme un grand reposoir. el río deja sus detritus en un lago y sale de él con otro
56 El Movimiento Simbolista Baudelaire 57
aspecto, del mismo modo el concepto propulsor pasa de Mallarmé. Junto con la simulación de la estructura
por el estanque de la metáfora y sale de ella transfigu- I musical, en este poema hay también un juego de soni-
rado. Ha de ser descifrado si, por alguna razón, se dos musicales. Este es un aspecto del shnbohsmo que
debe reducir a significado prosaico. La dualidad ex- la escuela shnbohsta francesa llevará a sus últimas con-
presada, está, pues, entre el recuerdo que se produce secuencias a medida que vaya perdiendo de vista el
en el poeta y los olores y sonidos del universo que se propósito estético de sus asociaciones con la música y
levantan como el incienso en un templo. El violín tem- se deje arrastrar por el encanto de sus infinitas combi-
bloroso hace las veces de guión entre el actor (el naciones. Veremos más tarde cómo uno de los riesgos
poeta) y el carácter material de la pasiva madera sen- del sknbolismo es esta preocupación por la forma mu-
sibilizada por la huella humana. El violín se convierte sical, en lugar de por el concepto de la comunicación
en la manifestación exterior del corazón, presagiando musical.
las muchas imágenes de violines que usarán los poetas, En Harmonie du soir, Baudelaire ejemplifica el poe-
de Verlaine a los de la escuela simbohsta, así como t ma sknbolista; en algunos de sus escritos en prosa ex-
otras imágenes de instrumentos musicales utilizadas del ! plica el proceso mediante el cual el poeta puede crear
mismo modo simbohsta. El estado interior del hombre, ! una imagen simbolista. En Le Poéme du haschisch des-
su tristeza, está modelado con cualidades de la natu- cribe el tipo humano que con la ayuda de estimulantes
raleza. es capaz de alcanzar las cumbres más altas del estado
No solamente se produce esta dualidad entre el hu- poético. Está claro que cuando Baudelaire, en un esta-
mor del poeta y las apariencias de la naturaleza, sino , do de completa lucidez, describe el poder de visión que
que incluso el ingrediente físico, la sangre del poeta, I es capaz de alcanzar el hombre bajo los efectos del
se proyecta sobre el sol físico de fuera. Pero no se trata : haschisch, no habla de ningún hombre en concreto. Por
en este caso del patético engaño de los románticos. En I el contrario, es muy exphcito en su descripción del
lugar de su sentimentalización de la naturaleza fí- poeta futuro: medio nervioso, medio bilioso, con una
sica, tenemos aquí un temprano ejemplo de lo que mente cultivada entrenada en la percepción de la for-
T. S. Eliot denominará «el correlativo objetivo». La ma y el color y un corazón tierno abrumado por la in-
naturaleza no abarca al poeta; skve como instrumento felicidad, inchnado a la metafísica y la filosofía, dotado
para la expresión poética. Y su extensión es tan varia- de un sentido moral y, por encima de todo, de una
ble y versátil como una escala musical, lo que permite gran agudeza de los sentidos. Una persona así, colo-
al poeta abandonar la secuencia racional del pensa- cada bajo los efectos del haschisch, recibirá la infusión
miento por una estructura mucho menos racional, la final de su imaginación, la que le hará creer en su pro-
de la música: tema y variación, exposición y desarrollo. pia divinidad:
El proceso no siempre será tan claro como en la «Si eres una de estas almas, tu amor innato por la
Harmonie du soir, de Baudelaire, pero la extrema cla- forma y el color encontrará ante todo inmenso pasto
ridad estructural de este poema demuestra el proceso en los primeros estadios de tu intoxicación. Los colores
mejor que si directamente nos refiriéramos a un poema adquirirán una desusada energía y entrarán en tu cere-
60 El Movimiento Simbolista Baudelaire 61
El hecho de que Baudelaire describa los efectos de poeta lo haya formado conscientemente. En este sen-
la intoxicación carece de importancia ante la más ex- tido, la estética de Baudelaire tiene una doble deriva-
tensa descripción de la receptividad del poeta, sin la -5^ ción: la descripción del acto poético le convierte en un
cual cualquier alucinación no tendría significado esté- precursor de los surrealistas, mientras que las visiones
tico. El elemento más curioso de la descripción es que, poéticas, resultantes de la organización y estilización
al tiempo que hay una referencia específica tanto a del caos de la realidad por parte del poeta, actúan como
Swedenborg como a su discípulo francés, Fourier, y manantial de la imaginería simbohsta. Este proceso de
a su sistema de la alegoría, el impacto de la mente transformación de la realidad da al poeta el sentido de
poética sobre la realidad exterior, tal como Baudelaire su propia divinidad, en lugar de una aspiración «hacia»
la considera, y las transformaciones que mediante él la divinidad; la definición de voyant no es entonces
puede alcanzar, no tienen nada que ver con las corres- la de Swedenborg o de Balzac, sino la de un director
pondencias swedenborguianas. o transformador de sueños, «architecte de mes féeries»,
Tanto la imaginería del simbohsmo como la del su- como se llama a sí mismo Baudelaire en el poema
rrealismo tienen ahí su fundamento. Les Illuminations, Réve parisién^. Por una parte, Baudelaire expresa e
de Rimbaud, están ahí en germen, con toda la fuerza concepto de voyant que Rimbaud usurpará y trans-
potencial de su fantasmagoría, rígida, concreta y ra- mitirá en su famosa carta*; por otra parte, influye tam-
cionalmente fragmentaria. Pero más interesantes para bién en los poetas neurasténicos de la escuela simbo-
este estudio encontramos que son las ninfas, los pala- lista, a los que sugerirá cómo, a través del culto del yo,
cios, la coreografía simbolista, los frágiles paisajes inte- puede elevarse la condición de «poeta» a la de sabio
riores, la rehabilitación de los mitos clásicos, los bru- y místico, dando al concepto de «cenáculo» algo más
mosos horizontes, la nostalgia más allá del tiempo y el que su sentido figurado.
espacio, todo lo que después será la sustancia misma Cabe también ver, en el pasaje antedicho, que Baude-
de la poesía simbolista. Baudelaire anticipa el carácter laire anticipa los dos usos con que el concepto de «mú-
sensual de la imaginería del agua que tan importante sica» será aplicado.en poesía: el uso masivo, sensual,
será para la poesía simbohsta, y enumera la inmensa para apaciguar la angustia poética y provocar el rela-
gama de sus variaciones: fuentes, cascadas, aguas re- jamiento onírico, y el uso intelectual de la música, con-
mansadas, aguas estancadas, las azules inmensidades siderada como una forma no objetiva de! pensamiento,
del mar, encantados cristales, sólo comparables a esos que activa la mente más para sugerir que para dictar
espejos cuya importancia viene inmediatamente des- conceptos y visiones. Baudelaire mismo se siente más
pués de la del agua. inclinado hacia las «fuentes» de estímulo intelectual
Baudelaire resume el proceso poético de la siguiente capaces de derivarse de la forma musical. Desde este
manera: el estímulo afecta a los sentidos, los sentidos
afectan a la mente; el resultado son las palabras pro- ^ Mallarmé repite que la poesía debe ser architecturel et
ducidas por un estado de vigilia superracional de la premedité.
mente. El poema emerge como un todo, sin que el ' Carta del 15 de mayo de 1871 a Paul Demeny.
62 El Movimiento Simbolista Baudelaire 63
punto de vista, Mallarmé estará más cerca de él que hueco que debe ser colmado por la imaginación de
Verlaine y los instrumentalistas de la escuela simbólica. quien la escucha. Aunque las melodías estén destina-
Esta implicación se refuerza en el ensayo de Baude- das a personificar ideas, dejan, sin embargo, la últhna
laire sobre Ricardo Wagner. Baudelaire fue una de interpretación a cada hombre que percibe el fenóme-
las pocas personas que asistió al estreno del Tannhau- no. Naturalmente, esto es semejante a los efectos de
ser y que no silbó ni protestó. Extático ante su descu- los narcóticos, los cuales, según el aspecto sensorial y
brimiento de Wagner, Baudelaire pasó muchos días neurótico del intoxicado, son tan variables y persona-
después vagando de café en café, esforzándose por en- lizados como los de la música./Para Baudelaire, Wag-
contrar una orquesta que pudiera interpretar una vez ner era el verdadero artista, el artista completo, que
más lo que persistía en su memoria auditiva. La fuer- en su combinación de drama, poesía, música y deco-
za de la música wagneriana ejercía sobre el auditorio rados ejemplificaba el logro de la perfecta mterrela-
la misma intoxicación que una orgía de hasciiisch. ción de las percepciones sensoriales que debían ser el
Y como en el haschisch, la intoxicación producía un es- ideal del poeta/ Poco antes de su muerte, Baudelaire
tado de sinestesia, por cuanto el sonido sugería el escribió a Wagner manifestándole su admiración. Uno
color. de los aspectos más tristes de los últimos trágicos me-
A Baudelaire le maravillaba el uso que Wagner hacía ses en su frustrada vida de poeta fue el silencio que
de la leyenda. Se daba cuenta de que, a pesar de que encontró, ignorando que la carta había tardado dema-
los románticos franceses habían desarrollado su senti- siado tiempo en hegar a su destino y hubo de ser
do histórico bajo la guía de Chateaubriand y de Ma- contestada demasiado tarde para que Baudelaire llega-
dame de Staél, sus resultados tendían a hacer un uso ra nunca a saber que sus elogios habían sido apre-
racional, e incluso prosaico, del color local y del de- ciados.
talle histórico. Pero el uso que Wagner hacía del pa- / Al establecer la contribución de Baudelaire al mo-
sado mediante el culto a la leyenda conducía a una vimiento simbohsta, tocamos uno de los más difíciles
visión iluminada de una época determinada, no racio- problemas de la crítica literaria: la distinción entre
nalmente exacta, pero sí creadora de una secuencia de «originador» y «precursor». Como estas dos palabras
sucesos enteramente distinta de la narración histórica. se usan con múltiples connotaciones y sin precisión,
Wagner mezclaba el paganismo, la leyenda gótica y la su uso no tiene ningún significado a menos que defi-
cristiandad, creando un plano real que era místico sin namos el sentido particular que atribuknos a esos tér-
ser religioso, en cierto sentido paralelo a la atmós- minos en una obra determinada o bajo determinadas
fera hipnótica creada, mediante palabras, por Edgar circunstancias. Un «originador» o chef d'école es un
Alian Poe. reformador «consciente» y muchas veces «militante»
Si en el mundo misterioso e irracional de Poe desde el punto de vista de las declaraciones y los he-
Baudelaire había percibido el culto del verbalismo, en chos. Existe en él una tremenda conciencia de su rup-
Wagner descubría el uso místico de la música: «un tura con la tradición, inevitablemente asociada al des-
simbohsmo que no es alegoría», por cuanto deja un precio y rechazo de las formas literarias anteriores.
64 El Movimiento Simbolista Baudelaire 65
Junto con ello se produce una sensación de caudillaje, per con eUos. Los origmadores no siempre son tan ori-
y la creación de un entourage de discípulos. ginales como creen ser; y la mente verdaderamente
Ninguna de esas características conviene a la ima- original no tiene simpre la habilidad de sistematizar
gen de Baudelaire que ha llegado hasta nosotros. Víc- sus conceptos en una teoría y de promocionar esta teo-
tor Hugo fue el originador del teatro romántico en ría. Baudelaire no es un simbolista, pero suministra
Francia: lo proclamó, luchó por él, se rodeó de cam- carburante al simbolismo; su contribución al shnbohs-
peones de su causa, se mantuvo erguido y firme entre mo puede enumerarse concretamente en cuanto su
sus seguidores y tuvo conciencia de hevar a cabo una contribución: 1) al concepto de «poeta»; 2) al concep-
misión literaria. En cambio, un hombre solitario y fle- to de la forma poética; y 3) a la cristahzación del ar-
mático como Baudelaire carecía de todos los rasgos quetipo simbolista/
inherentes al caudillaje. Las diferencias entre él y sus fCon su conducta personal, así como con su idea de
contemporáneos en materia hteraria se debían, pensa- la función del poeta, Baudelaire alteró el concepto so-
ba Baudelaire, a su propia culpa, a sus bienintencio- bre ésteí Desde los tiempos de Homero, se consideraba
nadas desviaciones nada creadoras. Hugo abrazaba al poeta como un bardo que interpreta y exalta la emo-
con gesto magnífico toda la gama histórica y emotiva ción humana y es particularmente eficaz cuando glori-
del hombre, los espacios abiertos y los cielos y mares. fica la herencia nacional o idealiza un suceso históri-
Leconte de Lisie se había apoderado del resto y fami- co. ¡Baudelaire convierte la actividad poética en una
liarizaba a sus lectores con lo exótico. A Baudelaire actividad intelectual más que emocional, y bajo este
le quedaban las penumbras de la mente junto con los aspecto el poeta asume el carácter de sabio o vidente
feos túneles y estrechos caminos del urbanismo. Mal en lugar del de bardo. Con su red superior de sentidos
en francés no sólo significa «mal», sino que también y percepciones, el poeta se siente mclinado a descifrar,
significa «angustia». Les Fleurs du Mal fueron en cier- más que a transmitir o comunicar, el enigma de la
to sentido las excusas de Baudelaire por ofrecer lo vida.JSi la comunicación es la universahzación de lo
que le habían dejado los demás que se habían queda- particular, tanto de la vida personal del poeta como de
do con la parte del león. la vida histórica de la nación, descifrar es el poder de
La originalidad es una característica que rara vez dar realidad personal a los problemas universales y sus
resulta evidente por sí misma; sólo cabe definirla re- misterios. Sin duda, la personalización de una verdad
trospectivamente. Una cumbre no puede declararse a universal suele producir en el lector más confusión que
sí misma; es una cumbre sólo en relación con cuanto esclarecimiento, pero también eleva la poesía a un ni-
tiene alrededor dentro de su horizonte. El desarraigado vel más cosmopohta, puesto que los problemas uni-
y frustrado ¡Baudelaire estuvo constantemente buscan- versales que el poeta intenta descifrar son aquellos
do asociaciones: deseó unirse a la tradición romántica, que permanecen cuando los colores locales se han des-
aunque se daba cuenta de que se enfrentaba con otros vanecido.
temas. Tenía en alta estkna a sus predecesores, y por yfen muchos de sus escritos críticos Baudelaire desta-
su parte no existió nunca una clara decisión de rom- ca las vhtudes cosmopolitas de los demás; parece que
66 El Movimiento Simbolista Baudelaire 67
no se da cuenta de que el más cosmopolita de todos desviación empieza con Baudelahe y más tarde se con-
los poetas es él, factor acaso el mayor de cuantos han vierte en una señal distintiva de la escuela sunbohsta.r
influido en la popularidad mundial que ha alcanzado /Sin quererlo, Baudelahe contribuyó también a «los
un siglo después de su muerte. Nada es «exótico» para conceptos simbolistas de la forma». Es una verdad
Baudelaire, porque la palabra «exótico» está en con- sabida que las revoluciones, tantos políticas como ideo-
tradicción con cosmopohtismo. Desde el punto de vis- lógicas, se producen allí donde las condiciones favo-
ta de los intereses universales nada es «exótico»: la recen la eclosión de la rebeldía ./El romanticismo in-
condición humana es la única dimensión poética para glés y el germánico fueron en sí mismos desviaciones
Baudelahre. Este es el punto de vista que entregará a suficientemente radicales del clasicismo para no reque-
los simbolistas, los cuales en los años del «fin de si- rir posteriores rupturas con la tradición en el momen-
glo» se convertirán en el grupo más desnacionalizado to de producirse. Pero en Francia, sobre todo por lo
de escritores que nunca haya trabajado reunido, no que respecta a la forma poética, la ruptura no fue tan
sólo porque convergieron en Parfs, sino por su interés pronunciada como era de esperar. Cuando los parna-
en los senthnientos universales y en los paisajes sin sianos se rebelaron finalmente contra la prosodia fran-
localización/ cesa fallaron su objetivo fundamental. Protestaron con-
tra las efusiones personales del romanticismo; atacaron
Al hablar de Wagner, Baudelaire traza una distin- los temas de la poesía más que los medios de presen-
ción entre historia y leyenda; su definición inconscien- tarlos; objetaron lo directo de la comunicación entre
te está muy lejos del concepto que Hugo tiene de la el «yo» del poeta y el lector, y creyeron que podían
leyenda. Para Hugo, la leyenda es simplemente historia evitar esta simplicidad de proyección de lo subjetivo
poetizada; para Baudelaire, la leyenda, tal como la acudiendo a la impersonahdad de la descripción pasiva
percibía en Wagner, es la ción de nuevas secuen- y a la verbahzación abstracta. Sus esfuerzos no consi-
cias de acontechnientos que están alrededor del hecho guieron ehminar la shnplicidad del relato directo, sino
histórico o se convierte en un modelo aplicable a va- que únicamente lograron cambiar la materia sujeto de
rias historias diferentes. El poeta no es simplemente aquel relato.
un historiador más vivido, sino un antihistoriador que Baudelaire vio el problema con más astucia, no en
maneja no lo terreno, smo lo eterno: el más cosmo- todos sus poemas, pero sí, como hemos visto, en al-
pohta de todos los temas. El poeta no reconstruye la gunos que transmiten su significado mediante imáge-
historia, como hacía Hugo, sino que la transforma. nes que asumen el papel de una exposición indirecta:
/La relación entre el poeta y sus compatriotas será pro- este desarrollo será el sine qua non del modo de es-
porcional a la capacidad de éstos para interesarse en cribk simbolista. I Otro aspecto de la exposición indi-
la existencia y las preocupaciones intemporalesi'zSe ha recta descubierta por Baudelaire, pero generosamente
observado que hoy la poesía francesa es, de todas las atribuida a la poesía de Hugo y Gautier, fue la fuerza
poesías, la que menos conexión tiene con la tradición evocadora de las palabras, la habilidad para conferh:
étnica y el carácter del suelo en que se nutre. Esta a las mismas palabras el poder de las imágenes. Este
68 El Movimiento Simbolista Baudelaire 69
es un terreno que lo surrealistas utilizarían más conse- ríales: también trata del poder de la música para pro-
cuente y adecuadamente que los escritores simbolistas, vocar, a través del estímulo de un solo sentido, un pla-
aunque hay ejemplos en obras simbohstas en que las no multisensorial de imágenes.»^Esto implica que si la
palabras hacen las veces de verdaderos objetos a tra- música puede sugerir más de un nivel de imágenes, las
vés de las múltiples sensaciones que evocan, igual que palabras en poesía pueden asumir la misma función
en los objetos están implícitas diversas imágenes según cómo notas musicales estructuradas, creando más allá
los ojos y el recuerdo de quien los percibe/ de la descripción de una sensación la sensación misma,
/Sobre todo en su prosa crítica y en las descripciones e mcluso esa complejidad de sensaciones que llamamos
de los efectos de las drogas sobre la sensibilidad hu- «estado de ánimo». Gracias a esta flexibilidad de co-
mana es donde Baudelaire se acerca más a la técnica municación, la poesía se convertiría en una forma ar-
de comunicación verbal indirecta en poesía/Nos lleva tística más próxima a la música que nunca lo había
a una nueva definición de poesía: «el poema se con- sido.
vierte en un enigma». Los múltiples significados con- y<La. tercera categoría de influencia que Baudelaire
tenidos en las palabras y en los objetos son ingredien- ejerció sobre el simbolismo estriba en la formación del
íes del misterio y tono del poema. Nunca se consigue «arquetipo del decadente», que desde el punto de vis-
3a sensación triunfal de la comprensión, sino que el ta de la identificación personal es el que está más es-
mensaje permanece tan ambiguo como sucinto, igual trechamente asociado con el movimiento simbolista.
•que en las visiones que se presentan durante el sueño Por lo que respecta a la palabra en sí, Baudelaire no
'O en medio de la intoxicación por drogas, tal como la la utihzó demasiado. En una carta a Jules Janin dice:
describe Baudelaire. Aunque él no establece la dife- «Es una palabra que se ha vuelto muy conveniente
rencia entre estado poético y estado narcótico, es fácil para los pedagogos ignorantes; nosotros hacemos un
deducirla: en el último la voluntad de la persona está uso muy vago de ella, detrás del cual ocultamos nues-
anulada, mientras que en el estado poético la ambi- tra pereza o nuestra falta de auténtica curiosidad.>y
güedad forma parte del proceso de construcción del Baudelaire hubiera sido el último en promover inten-
poema-enigma. Ya veremos en las obras de Mallarmé cionadamente el tipo de «decadente». Realmente él_
las grandes dünensiones y ramificaciones que la comu- se tenía más por un dandy que por un «decadente».
nicación poética puede alcanzar gracias a una manera E\ tan bien descrito por Flaubert en L'éduca-
aún más complicada de exposición indirecta. tion sentimentale, fue, a mediados del siglo pasadoja
Finalmente, la propia sinestesia está implícita en el imagen del hombre perezoso y egocéntrico, próxhno a
concepto baudelairiano de exposición indirecta, la cual la madurez y sin ninguna realización auténtica en su
llega a significar algo más que la mezcla de percepcio- palmares; oportunista en asuntos sentmientales; bien"
nes sensoriales/ En su ensayo sobre Wagner, Baudelai- vestido, aunque algo excéntrico; aburrido, muy abu-
re se enfrenta con el concepto de la integración de las rrido, después de haber experimentado todas las ideas
formas artísticas y, por tanto, de la posibilidad de una y experiencias y de haberlas reducido todas al mismo""
mezcla sinestésica más ampha en los estímulos senso- vacío sin sentido.

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70 El Movimiento Simbolista Baudelaire 71
En la superficie, Baudelaire coincidía perfectamen- palabra que virtualmente modifica su significado. Di-
te con el dandy, pero había algo más en Baudelaire: cho de otro modo, «todas» las desviaciones de lo nor-
el tosco borrador de lo que las generaciones subsi- mal, tantofísicascomo esphituales, iban a convertirse
guientes llamarían un «decadente», desde el punto de en el terreno poético por excelencia, igual que tales
vista estético yfilosóficomás que moral. desviaciones habían sido en general el lazo de unión
Para Baudelaire, este término es impreciso y se cen- de los temas que Baudelahre escogió para sus obras.
tra en los prejuicios morales. Para los que vienen des- Además, si rechazamos la inmortahdad personal, la
pués, la identificación de Baudelahre con la imagen del muerte se convierte en el prhner objetivo de las medi-
«decadente» se produce porque reconocen en él algo taciones metafísicas. El gouffre es la frontera entre lo
que está muy cerca de su propia caracterización, Aun- visible y lo invisible, el consciente y el mconsciente, la
que Baudelaire tenía un compiejo ñárcisista, como to- no vida y la vida.JEl problema poético más knportante
dos los dandies de su generación, su preocupación después de Baudelaire fue saber hasta dónde cabe pe-
por el gouffre sitúa su interés por su destino personal netrar en esa frontera aceptada y luego volver atrás
en un nivel metafísico. Después de él se producirá una para escribir sobre ello. Para el «decadente», cansado
bifurcación de este concepto de gouffre. Por un lado, ya de todas las demás experiencias, el gouffre es el
los surrealistas lo cultivarán como el campo donde se único manantial de novedad, aunque los pehgros del
produce el extraordmario e infinito «aquí y ahora» viaje son múltiples y evidentes./Este coqueteo con la
dentro de la experiencia humana; por otro, se converti- muerte, sugerido por Baudelaire, y su representación
rá en la base del interés simbohsta por lo macabro, el' en la imagmería hteraria, será explotado por los sim-
objeto de sus imágenes sobre la mortalidad. Lo diabó- bolistas a medida que vayan adquiriendo cada vez más
hco y lo divino participan igualmente del abismo de lo el carácter de «decadentes» y exploren los dominios
desconocido; el que se siente atraído por él tiene un plutónicos de lo morboso y lo letal.I Swmburne, uno
carácter metafísico, tanto si su preocupación es por de los primeros traductores de Baudelaire, fue también
el mal o lo grotesco, como si es por «lo bueno y lo promotor de lo «decadente» con su hermoso poema
puro» swedenborguiano. Esta asociación de lo angé- Proserpine, brillante estreUa de las tinieblas.
hco con lo diabólico es algo que Baudelahe observaba Uno de los emblemas más constantes de la morta-
en Edgar Alian Poe; es lo que Harry Levm en su libro lidad en el cuadro de referencias simbohstas será la
sobre los norteamericanos contemporáneos de los skn- figura de Hamlet: Hamlet, contemplando la calavera
bolistas ha llamado acertadamente «el poder de las en el cementerio. Su aspiración a la pureza y su atrac-
tinieblas» y «su continua interacción con un no me- ción hacia el abismo serán una hnagen-símbolo domi-
nos penetrante sentido de la claridad». nante, compartida por toda la poesía europea ^
/-Después de Baudelahe esta obsesión por el abismo Como parte de su legado al shnbohsmo, Baudelaire
se converth-á en una de las principales características
de la actitud mental de los Uamados «decadentes», ' Cf. Helen Bailey, Hamlet in France from Voltaire to La-
dentro de un uso más bien privado y arbitrario de la forgue (Ginebra, 1964).
72 El Movimiento Simbolista
comunicó a la posteridad sus dos grandes preferencias
literarias: Poe y Wagner —uno por su decadencia,
otro por su descubrimiento de nuevas combinaciones
para la comunicación artística—. Ambos serían explo-
rados más profundamente por la escuela simbolista, la
cual, bajo la guía de Mallarmé, adoptaría a Poe como IV
uno de sus patronos y llamaría a uno de sus más im-
portantes periódicos La Revue Wagnérienne. VERLAINE, NO RIMBAUD
Varrios a ver cómo el yo simbolista, el cosmopoli- ¡ ••
tismo simbolista, y toda la serie de ambigüedades ex- '

/ Por razones que resultaron trágicas, los nombres de


positivas fructifican a partir de la semilla que Baude- Verlaine y Rimbaud han quedado unidos en los anales
laire arrojó con tanta indiferencia y falta de intención. de la historia literaria, sobre todo en relación con el
desarrollo de la teoría poética formada sobre el con-
cepto de simbolismo. El crítico Albert Thibaudet, que
tanto ha hecho para aclarar la complejidad de la es-
cuela simbohsta de los años 1880, ha contribuido, por
lo que respecta a Rimbaud, a perpetuar una impresión
erróiiea. En su famoso artículo Révolution des Cinq
y en su estudio Le Triptyqme de la poésie moderne:
Verlaine, Rimbaud, Mallarmé, junta a estos tres poetas
como fundadores de la revolución poética que culminó
en el movimiento simbohsta.^ Thibaudet nos dice que
en 1884-86 el simbolismo se dio cuenta de «una revolu-
ción que había tenido lugar qumce años antes con Rim-
baud, Verlaine, Maüarmé, Lautféamont y Corbié-
re» ^. Esto implica una relación intelectual, una ahan-
za dé propósitos, una conciencia estética uniforme de
los cinco autores mencionados.! Si debemos distmguir
él simbolismo de otras tendencias y olas que salieron
del mismo ambiente literario, debemos proceder, como
el científico, a aislar un elemento de entre los otros
que son heterogéneos.
^ Albert Thibaudet, Révolution des Cinq, en Revue de
Paris (15 agosto 1934), pág. 772.

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