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La infancia de los dictadores ¿esconde las raíces

del mal?
La escritora y periodista francesa Veronique Chalmet indaga en los primeros años de vida de diez absolutistas para determinar
si su vivencias in uyeron en sus comportamientos

Por EFE - septiembre 29, 2019

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Pangea: el lado más atrevido de Los

Mesoneros
ENTRETENIMIENTO septiembre 30, 2019

Foto Archivo
La roncha del venezolano
COLUMNISTA septiembre 30, 2019

Mussolini fue diagnosticado de pequeño como retrasado mental, Hitler y Stalin Venezuela, víctima de la izquierda
europea
recibieron salvajes palizas de sus padres, Idi Amin se crió con una madre bruja, un
COLUMNISTA septiembre 30, 2019
acomplejado Franco creció odiando a su padre. Un libro intenta responder a la
pregunta ¿la infancia de los dictadores esconde las raíces del mal?
El antianálisis como metodología
COLUMNISTA septiembre 30, 2019
La escritora y periodista francesa Veronique Chalmet busca en los primeros años de
vida de diez déspotas, en el libro La infancia de los dictadores, que se publicará en
El ambientalismo venezolano le pide
español en octubre y en el que se muestran algunos patrones comunes en su infancia comprensión a la izquierda ética
y juventud. COLUMNISTA septiembre 30, 2019

Pol Pot (Camboya), Idi Amin Dada (Uganda), Stalin (Unión Soviética), Gadafi Mitos, falacias y estrategia
(Libia), Hitler (Alemania), Franco (España), Mao (China), Mussolini (Italia), Sadam COLUMNISTA septiembre 30, 2019

Husein (Irak) y Bokassa (República Centroafricana), diez dictadores cuya niñez

analiza la autora. - Publicidad -

Todos llegaron a edad adulta llenos de frustraciones y fisuras psicológicas, incapaces

de entablar relaciones humanas normales, explica el responsable editorial, Jean-
Pierre Vrignaud. Pero no todos los niños con una infancia difícil se convierten en
despiadados dictadores. Un día, estos fracasados sociales se toparon con una
situación histórica excepcional.

Y así se escribió la Historia…

Adolf Hitler

Fruto de una genealogía escabrosa, Hitler, al que su madre apodaba “Adi”, tuvo un
padre con autoridad indiscutible y brutal. Se orinaba ante el miedo de ser golpeado,
lo que provocaba las palizas de su progenitor.

A los 11 años sus rasgos comenzaron a mostrar una máscara de locura fría. Mediocre
escolar, su madre lo inscribió a los 16 en una escuela de dibujo, porque creía que
era un artista. Hitler confió en su propio talento, pero su fracaso acrecentó su odio
por el mundo.

Josef Stalin

Tan frágil y enfermizo que lo apodaron de niño “Sosso” (el delicado). Stalin se crió
con violentas palizas de su padre borracho. Intelectualmente precoz, el joven
superdotado al que los profesores elogiaban, provocaba un verdadero terror entre
sus compañeros. Gracias a su experiencia familiar, no tenía miedo de ser golpeado y
aprovechaba esa ventaja para imponer su voluntad a los demás.

Benito Mussolini

Benito no habló durante los tres primeros años de vida y el médico de la familia
determinó que era retrasado mental. Pero al tener un hermano y ver como la
atención de su madre se dividía, rompió a hablar sin parar. Su padre era partidario
de los castigos violentos y combinó la crueldad y el adiestramiento, una inquietante
amalgama para ese niño, que a los 8 años era considerado en el colegio un elemento
perturbador y propenso a las brutalidades.

Francisco Franco

Franco fue un bebé tan enclenque que le llamaban Paquito. Creció detestando a un
padre arrogante, que terminó abandonando a su esposa e hijos. Evitaba expresarse a
menos que no fuera absolutamente necesario porque, además de ser pequeño, se
avergonzaba de su voz demasiado aguda.

Un niño especialmente introvertido, con un tremendo complejo que le impedía

imponer sus opiniones. Una frustración que resolvería drásticamente algunos años
después.

Sadam Hussein

Nacido a pesar de que su madre intentó abortar varias veces, Sadam Hussein se
convirtió en el esclavo de su padrastro, que abusó sexualmente de él.

Encargado a los 5 años de robar y matar animales para venderlos, aprendió a

degollar, asfixiar y torturar hasta la muerte. A los 9 años, era un muchacho solitario,
retorcido y cínico. No toleraba la debilidad: sensibilidad, emoción, ternura.

Idi Amin Dada

Criado en una atmósfera de magia negra y matanza, el ugandés vio desde bebé cómo
su madre utilizaba fetos para sus pócimas. Pronto comenzó a convencerse de que era
un ser excepcional bendecido por los dioses. El colonialismo le permitió liberar sin
ninguna restricción los más bajos instintos que incubaba desde su infancia.

Pol Pot

El que sería el jefe de los Jemeres rojos se educó en la adhesión absoluta a la

autoridad, la severidad y la prohibición de expresar emociones. No reconocido por su
padre y marcado por un constante fracaso escolar, vivió experiencias sexuales
traumáticas durante su adolescencia en el harén del rey de Camboya.

Muamar el Gadafi

Único y mimado heredero varón de dos pastores de la región de Sirte, Muamar

recibió con indiferencia todas las atenciones de niño, dejando entrever cómo se
convertiría en el dictador libio que transformó todos sus caprichos en ley. Se rodeó
de una guardia personal compuesta exclusivamente de sus amantes ocupadas en
cuidarlo.

Mao Tse-tung

Mao mantuvo una relación complicada con su padre, que le atormentaba sin
descanso y por quien sentía desprecio y rabia. Durante una sesión de tortura
exclamó: “Qué pena que mi padre esté muerto porque habría para él también”.

Jean-Bédel Bokassa

Bokassa perdió a su padre y madre cuando era niño. Fue víctima de acoso escolar.
Pero el huérfano de la sabana se tomó la revancha y no se privó de ningún abuso. Al
autoproclamado emperador centroafricano le gustaba distraerse arrojando vivos a
sus rivales a los leones y a los cocodrilos de su zoológico personal.

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