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Hasta hace unos años decir que el Derecho Aduanero era autónomo

provocaba sonrisas entre los asistentes a cualquier foro jurídico, existía


prácticamente unanimidad entre los juristas que este no era más que una
rama del Derecho Tributario, que su institución típica el aforo no era más
que un acto de determinación de obligaciones tributarias y que el
contrabando sólo se sancionaba cuando existían tributos dejados de pagar.
En resumen, las aduanas existían sólo para cobrar tributos y en
consecuencia su legislación tenía como fin, precisamente ello.

En la actualidad, con el crecimiento exponencial del comercio exterior y


junto con este el de las operaciones aduaneras, se cayó en la paradoja que
simultáneamente se fueron desmantelando las barreras arancelarias y con
ellas las normas aduaneras que las protegían, esto en concordancia con el
principio de desmantelamiento arancelario propugnado por la Organización
Mundial de Comercio (OMC), en ese contexto decir que el fin de la aduana
era el cobro de tributos comenzó a perder sentido. En este artículo
explicaremos porqué hoy nadie puede dudar que el Derecho Aduanero es
una rama jurídica autónoma.

La autonomía de una rama del Derecho

Para formular la hipótesis que el Derecho Aduanero es una disciplina


autónoma debemos partir de una premisa fundamental: en la ciencia jurídica
decir que una disciplina es autónoma no equivale a afirmar que constituye
un mundo aparte dentro del universo del derecho[1], por cuanto el Derecho
en su conjunto es un sistema estructural, en el cual toda rama del derecho
es interdependiente de las otras, como dice Damelio, “en lenguaje común a
los varios brazos del derecho se les suelen llamar ramas, (pero) como
ramas de un mismo árbol, incluso teniendo su propia individualidad, viven
una vida común animada por la misma linfa, así ninguna rama del derecho
puede vivir en la autonomía absoluta, porque no puede bastarse
asimismo”[2].

En ese sentido, no puede exigirse al Derecho Aduanero una autonomía


absoluta, dado que teniendo todas las ramas del derecho relación, no
existiría una autonomía ni del derecho aduanero ni del propio derecho
tributario, es por ello que algunos juristas como el argentino Barreira
considera que sería mejor hablar de ramas específicas y no autónomas[3].

A fin de no caer en posiciones maniqueas y señalar que ninguna rama del


Derecho es autónoma porque no puede analizarse de manera aislada,
corresponde efectuar el llamado test de Rocco a fin de determinar si el
Derecho Aduanero es autónomo. En base a ello, siguiendo al uruguayo
Alfredo Roccose exigen tres condiciones para que una disciplina jurídica
tenga autonomía: autonomía dogmática, autonomía pedagógica y
autonomía metodológica.

Autonomía Dogmática

Una disciplina para tener autonomía dogmática requiere de doctrinas


homogéneas presididas por conceptos generales comunes distintos a otras
ramas del derecho, en ese sentido en materia aduanera existen una serie
de instituciones típicas tales como: la Teoría de los Regímenes, el Valor en
Aduanas, la Clasificación Arancelaria, el Aforo, la Vigencia de bultos, el
Legajamiento, el Control Aduanero, el Abandono Legal y la Prenda
Aduanera.

Además las normas aduaneras cuentan con principios propios que giran en
torno al Control y la Facilitación del Comercio. Temas que son desarrollados
por organismos internacionales como la Organización Mundial de Aduanas
(OMA) y la propia OMC, a través de sus convenios y normas, así como por
la doctrina, parte de ella reunida desde el año 2005 en la Asociación
Internacional de Derecho Aduanero con sede en Barcelona (España), de la
que forman parte insignes juristas como: el mexicanoRodhe Ponce; los
argentinos Basaldúa, Barreira, Cotter, Vidal Albarracìn y Zolezzi; los
colombianosPardo, Francia y Camargo; los españoles De la Ossa, Pelecha
Zozaya e Ibañez; el francés Jean Claude Martinez; la norteamericana Jean
Restani; el nicaraguenseThompson Arguello; el uruguayoGonzales Biancci;
el chileno Perez Cotapós, entre otros.

Antes de la creación de dicho foro, algunos textos especializados sentaron


las bases de esta autonomía, destacando las obras del argentino Fernandez
Lalanne, el mexicano Carvajal, el españolHerrera Idañez y el chileno
Anabalón. Y esta doctrina no es sólo desarrollada en el ámbito
latinoamericano sino en otras regiones, así en Francia destaca la Escuela
Collin de Saucy- Cerclè de Reflexiòn Aduanera, en Italia la Associazione per
lo Studio del Diritto Dogonale y en Alemania el Foro de Comercio Exterior,
Impuestos y Aduana. En el Perú es de reciente creación la Academia
Peruana de Derecho Aduanero y Comercio Internacional (APDACI), que
agrupa a los abogados aduaneros del país.

Esta autonomía también puede apreciarse en las definiciones que se


manejan en esta disciplina, así para Aduanas no es Importación, lo mismo
que se entiende para otras ramas del Derecho, es decir el ingreso de
mercancías al territorio de un Estado, sino sólo el de aquellas que se
someten a los denominados Regímenes de Importación o en estricto a la
denominada Importación para consumo, lo mismo el Valor en Aduanas que
difiere de lo que es el valor de una mercancía o precio para cualquier otra
rama del Derecho.

En el caso peruano los libros sobre Aduanas han desarrollado en la última


década, a la obra deTocunaga, que comentó el Decreto Legislativo 503 de
1988, se han agregado en los últimos años los textos de Munive, Cornejo
Alpaca, Vasquez Nieva, Sandoval y el autor (“Comentarios a la Ley general
de Aduanas” y “Manual de Derecho Aduanero”, tres ediciones). A ello se
suma una importante jurisprudencia emanada de la Sala de Aduanas del
Tribunal Fiscal, la creación de juzgados y salas especializadas en materia
aduanera e inclusive de Fiscalías especializadas en delitos aduaneros.

Autonomía Pedagógica

Está referida a que el Derecho Aduanero pueda ser objeto de estudios


separados, independientes de otras disciplinas, como en efecto sucede, así
es materia de cursos propios no sólo en las Escuelas Nacionales de
Aduanas[4], sino en Universidades, en Institutos de Comercio Internacional
(el Instituto Iberoamericano de Fronteras y Aduanas en México) y en
gremios empresariales.

A nivel internacional la Organización Mundial de Aduanas tiene un


Programa de becas para cursos de la materia que ya se encuentra en la
edición 62° y se realiza en su sede en Bruselas, además el Instituto de
Estudios Fiscales con sede en Madrid-España organiza anualmente el
Curso Iberoamericano sobre Técnicas Aduaneras Internacionales con más
de cuarenta ediciones, también destacan a nivel internacional los eventos
organizados por el Instituto Argentino de Estudios Aduaneros (IAEA) y las
Jornadas de Derecho Aduanero que organiza en Colombia la Defensoría del
Contribuyente y Usuario Aduanero.

En el Perú, los cursos de legislación aduanera forman parte de los estudios


curriculares de las facultades de Derecho y Administración de Negocios
Internacionales, además de los cursos de postgrado de las principales
universidades con mención en Tributación, Comercio Internacional o
Administración Pública.

Autonomía Metodológica
En este aspecto se exige que una rama del derecho para ser autónoma
tenga sus propios métodos, en materia aduanera existen métodos
independientes que no aplica ninguna otra rama jurídica, como son los que
se siguen para la clasificación arancelaria de las mercancías (reconocidos a
nivel internacional en el denominado Sistema Armonizado) o para la
valoración que siguen los métodos establecidos en el articulo VII del
GATT[5], a ello se suman los métodos de interpretación que sigue el
derecho aduanero, que debe efectuarse a la luz de los principios de buena
fe y facilitación, sin menoscabo del control.

El cumplimiento de estos requisitos por parte del Derecho Aduanero,


permiten afirmar que estamos ante una rama del Derecho distinta al
Derecho Tributario.

Derecho Aduanero autónomo

Si bien el Derecho Aduanero cumplía estos requisitos de autonomía


prácticamente desde su desarrollo con el GATT de 1947, esta posición en la
segunda mitad del siglo pasado tuvo grandes cuestionamientos, así, el
maestro Anabalón hablaba de Derecho Tributario Aduanero, para ello se
basaba en las afirmaciones de García Moullín para quien el Derecho
Aduanero no tiene autonomía estructural ni dogmática (identidad en cuanto
a fuentes del derecho, principios constitucionales, vigencia de la ley,
interpretación tributaria, obligación tributario aduanera, sujetos pasivos,
base imponible, extinción) “solo podríamos reconocerle al aspecto aduanero
del Derecho Tributario, un evidente particularismo, el que nos autoriza a
abordar su investigación y estudio separadamente de su tronco principal en
base a su autonomía didáctica”.

Sin embargo, la posición de Anabalón como acertadamente señala el


argentino Barreira respondía a una visión tradicional de la aduana,
entendida “como una oficina estatal cuya finalidad principal consistía en
cobrar tributos a las mercaderías que eran importadas o exportadas. Esta
óptica, tendía a ver a la Aduana como un Estado acreedor y al importador o
al exportador como un deudor, lo que se traducía incluso en la legislación
represiva aduanera. Este punto de vista sostenía que el derecho aduanero
era una disciplina integrante del derecho tributario”[6]. Sin embargo, como
señala Barreira“dicha posición fue cambiando y con el tiempo, se fue
afianzando una distinta concepción de las funciones del servicio aduanero.
Esta concepción se sustenta en que el cometido principal de la aduana
radica en el control de la importación y la exportación de las mercaderías
como un modo de ejecutar la política establecida por el Estado en lo
referente al comercio exterior. Esta concepción ve al arancel como una
herramienta más, entre otras, utilizada para alentar o desalentar a
determinada actividad económica, sobre todo productiva, pasando la
actividad recaudatoria a un segundo plano”[7].

Así, tomando al maestro Basaldúa “los derechos aduaneros constituyen en


la actualidad primordialmente instrumentos de la política económica y no
meros recursos tributarios”[8].

Al respecto, como mayor prueba de la escisión entre estas ramas del


Derecho, resulta interesante lo afirmado por Muñoz García “sólo en la
medida que podemos aislar una relación tipo podemos hablar de un
disciplina autónoma, así sin relación laboral no hay Derecho Laboral, sin
relación administrativa no hay Derecho Administrativo y sin relación
aduanera, no hay Derecho Aduanero”[9]. Esto lo podemos comprobar
identificando en la legislación aduanera relaciones jurídicas independientes
del nacimiento de una relación tributaria y a ellas las regula el Derecho
Aduanero y no el Derecho tributario, como es el caso de la relación
emergida de la numeración de una Declaración de Tránsito, donde no ha
nacido obligación tributaria alguna o el control a una mercancía de origen
animal exonerada de Aranceles e Impuesto General a las Ventas (IGV) pero
que se somete a control aduanero.

Por otro lado, el desarrollo del Derecho Aduanero como disciplina autónoma
ha ido en aumento por cuanto la consagración de la facilitación del comercio
y el desmantelamiento de las medidas arancelarias han traído consigo una
legislación aduanera con una temática cada vez mas diferenciada de la
tributaria y con ello se ha configurado el famoso “residuo” de Maximiliano
Lettre que afirma: cuando una ciencia deja un grupo de fenómenos o un
fenómeno por analizar surge otra ciencia que toma ese residuo no analizado
y lo hace suyo como campo para su estudio[10].

Esta imposibilidad del Derecho Tributario de abarcar al Derecho Aduanero


fue reconocida por el propio jurista Villegas en su famoso Curso de
Finanzas, Derecho Financiero y Tributario donde da una advertencia antes
de abordar el capitulo de impuestos aduaneros de una manera que él
considera “una visión muy superficial, ello se debe a que la materia
aduanera ha adquirido notable amplitud y requiere gran especialización de
quienes la tratan. Se trata de una autonomía de tipo didáctico que se
extiende al campo profesional, jurisdiccional y legislativo. Esta autonomía se
refleja en su frondosa legislación de fondo, en su procedimiento propio,
infracciones y sanciones propias así como autoridades de aplicación”[11].
Finalmente, la independización del Derecho Aduanero del Derecho
Tributario es puesta de manifiesto cuando el contrabando, el delito
aduanero por autonomasia, puede configurarse prescindiendo de cualquier
incidencia tributaria, como sería el caso de camiones que pagando sus
tributos son inmovilizados por antigüedad y luego son retirados del almacén
aduanero violentando el control[12]. De donde puede apreciarse que lo que
define a las Aduanas es su actividad de control[13] y no de recaudación de
tributos dado que si bien la administración debe aplicar todas las
restricciones existentes al comercio exterior, estas pueden ser arancelarias
o no arancelarias[14].

A modo de conclusión, podemos decir que el Derecho Aduanero al contar


con autonomía dogmática, pedagógica y metodológica puede entenderse
como una rama autónoma del derecho, vinculada a las otras ramas pero
con sus propias instituciones, normas y principios.

La definición del derecho aduanero como parte del derecho tributario no es


admitida por la doctrina porque la actividad esencial de las aduanas es el
control y ese control no necesariamente es tributario.

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