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LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS

Carla Bazán:
Los cuatro jinetes del apocalipsis forman parte de una narración bíblica, que
representa la visión de un profeta sobre el final de los tiempos en la tierra. Inspirado
en dicha metáfora, John Gottman, psicoterapeuta norteamericano con más de
cuarenta años dedicados a la investigación y al trabajo con parejas, ha descrito
cuatro estilos de comunicación disfuncionales que permitirían avizorar también el
final de los tiempos en una relación sentimental.
Es bien sabido que una relación de pareja atraviesa por distintas etapas hasta
consolidarse como un amor maduro y una vez superada la primera fase de
enamoramiento, que supone la vivencia de un amor romántico, con una visión
idealista del compañero, se pasa a una fase de cotidianidad, donde salen a relucir
aspectos de cada uno que antes no eran percibidos por la pareja o a los cuales se
les comienza a atribuir una nueva significación. De allí que se susciten los primeros
problemas de insatisfacción, con sentimientos de desilusión y hasta impresiones de
haber sido “estafado con el demo” por la pareja. En esta etapa tendrían cabida y
harían su aparición sucesiva, los cuatro jinetes del apocalipsis planteados por
Gottman: la crítica, la actitud defensiva, el desprecio y la actitud evasiva o
amurallamiento.
¿Pero cuál es el misterio de las relaciones? - A lo largo de la historia, el deseo
de emparejarse ha acompañado al ser humano como parte de su búsqueda de la
felicidad, en un intento por subvenir sus necesidades de índole afectiva, sexual y
social. Es en razón de ello que el intercambiar afecto, apoyo y comprensión, así
como obtener placer a través del contacto físico y gozar del sentido de pertenencia
o vínculo con el otro, han constituido aspectos enriquecedores y esenciales en la
etapa adulta de las personas. Sin embargo, la vida en pareja, por lo general, resulta
de la unión de dos individuos provenientes de esferas distintas, por lo que, en su
recorrido juntos, descubrirán características del otro con las cuales discreparán y el
conflicto no les será ajeno.
De allí, que los cuatro jinetes apocalípticos, a juicio de Gottman, sean
predictores de separación o divorcio, por cuanto la insistente manifestación de uno
abre camino para la aparición de otro y donde cada cual se presenta a continuación
más tóxico que el anterior.
En cuanto al primer jinete, la Crítica, éste evidencia que nuestra naturaleza
humana nos hace buscar en otros la culpa por aquello que nos desilusiona, en un
intento por preservar nuestra autoestima y evitar exponer nuestra vulnerabilidad.
Karen Aguilar:
Sin embargo, al hablar de crítica, no estamos hablando de una crítica
constructiva, (la cual es recomendable e interesante para una buena evolución de
la pareja), ni de quejas puntuales (que aunque puedan ser poco gratas, no tienen
por qué ser disfuncionales), sino que cuando hablamos de la crítica como primer
jinete del apocalipsis, nos referimos a aquellas críticas persistentes que lanzamos
hacia el cónyuge, a su esencia, más no a su comportamiento, lo que podría ser una
crítica constructiva. Sino que al mencionar esta crítica se trata de juicios globales
que minusvaloran a la otra persona y que pueden llegar a menoscabar la autoestima
y seguridad que posee en sí misma.
En otros términos, esta crítica que las parejas usan es básicamente un
ataque a la persona que puede manifestarse con insultos, con gritos o con poner
apelativos tales como: eres un sonso, un torpe, entre otros; lo cual hace, como
mencionaba ulteriormente, que merme la autoestima de la persona y finalmente
afecte su seguridad y desempeño, además, cabe recalcar que esta crítica es
sistemática hacia la pareja, la cual empieza con el tú siempre, tú nunca o tú eres de
esta manera; por ejemplo: es que tú siempre haces lo que se te da la gana, tú nunca
tomas en cuenta lo que yo digo, es que tú eres un neurótico, tú eres un impaciente,
tú eres un inmaduro, etc; todo lo que va con el tú, al mencionarlo de esta forma, la
persona se va a sentir criticada, en otras palabras, al expresarnos de este modo,
hacemos parecer como si el defecto estuviese dentro de la persona (cónyuge),
cuando realmente lo que se debería criticar son las conductas y en vez de decir: tú
siempre, tú nunca, tú eres, el modo más apropiado sería decir: a mí no me hace
sentir bien que tú llegues muy de noche a casa o me gustaría que me hablases con
un tono más suave, o quisiera que cumplieras tus promesas, al usar de esta manera
correcta las frases, estamos utilizando un tono más amable y de esta forma, no
hacemos sentir al cónyuge criticado(a), sino a sus conductas como realmente
debería de ser.
Por otra parte, también está la queja, la cual está presente en una relación
de pareja, es decir, siempre se tendrá alguna queja de aquella persona con la que
vivimos, esto es inevitable, por tanto, se torna en algo común dentro de las
relaciones.
Ahora bien, cuando hablamos de queja, esta describe a una acción específica
en la que el cónyuge ha fallado, es decir, la queja se centra en un comportamiento
específico, mientras que la crítica va más allá, es más global e incluye palabras
negativas respecto al carácter o la personalidad de la pareja.
Por ejemplo, aquí se muestra la diferencia entre queja y crítica:
- Queja: El carro se ha quedado sin gasolina, ¿por qué no lo llenaste como
te dije?
- Crítica: ¿Por qué nunca te acuerdas de nada? Te he dicho mil veces que
llenes el tanque.
- Queja: Estoy muy enfadada porque anoche no trapeaste la cocina; dijimos
que lo haríamos por turnos.
- Crítica: ¿Por qué eres tan distraído? No soporto tener que trapear siempre
la cocina cuando te toca a ti. ¡Nada te importa!
- Queja: tenías que consultarme antes de invitar a tus amigos a tomar aquí
en la casa por tu cumpleaños, quería estar sola contigo esta noche.
- Crítica: ¿por qué siempre pones a tus amigos por delante de mí?. Yo
siempre soy la última de la lista. Esta noche quería que celebremos solos
tu cumpleaños.
Carla Bazán:
Vistos estos ejemplos desde fuera, con una mirada más analítica,
entendemos que el problema nace cuando en lugar de expresar una molestia frente
a un hecho concreto, las personas dirigen comentarios ofensivos hacia su pareja,
con lo cual es dejado de lado “eso” que generó el reclamo y se ataca de manera
directa a la persona. Las arremetidas constantes pueden fácilmente exacerbar los
ánimos de la pareja al punto de provocar una inundación emocional, con alta
excitación fisiológica, que pudiera disminuir su capacidad de escucha y empatía con
su compañero(a), así como la habilidad de ambos para resolver el conflicto.
El lenguaje crea situaciones, construye realidades, y en ese sentido es
importante tener claro que una crítica mal dirigida va a estimular, casi
indefectiblemente, un comportamiento de autodefensa, empujando a la persona
criticada a resistir con una excusa o con otra crítica, incluso a actuar con mayor
irracionalidad al ser sobrepasada por sus emociones. Y si bien, el tema no pasa por
cuidar todo el tiempo la sintaxis, sí es necesario, en aras de preservar el bienestar
conyugal, cuidar la intención que le impregnamos a nuestro discurso.
Al respecto, Gottman señala que “detrás de cada queja hay un deseo o
anhelo oculto”, resultando imperativo para el terapeuta poder ayudar a sus clientes
a percibir aquellas necesidades que subyacen, pero que no se manifiestan
abiertamente en la consulta, además ha de estar atento a la forma en que interactúa
la pareja para entrever la presencia de algún jinete apocalíptico y prescribir el
antídoto requerido.
En el caso de la crítica, la receta suele ser el ‘inicio suave’ en una discusión.
Dado que el problema no es discutir, sino la manera en que se discute, un inicio
suave puede predecir, en gran medida, el mismo final de la disputa. El reto para las
parejas aquí es transformar las acusaciones en expresiones legítimas de sus
necesidades, redefiniendo con ayuda del terapeuta un estilo de comunicación
donde predominen enunciados en primera persona, tales como: “yo siento”, “yo
pienso”, “yo espero”, tras lo cual cabría agregar una necesidad real y positiva,
brindando a la pareja la oportunidad de enmendar aquello que motivó la queja. El
otro punto, de igual relevancia, consiste en que un miembro de la pareja, o los dos,
sepan abandonar el ring si la situación comienza a desbordarse, postergando la
discusión para otro momento. De estar dispuestos a aplicar estos correctivos,
evitarán heridas difíciles de sanar y la perpetuación de dicha conducta tan dañina.
Karen Aguilar:
Por consiguiente, hay que tener en cuenta que el primer jinete es muy común
en las relaciones de pareja, por tanto, no se debe pensar que se está a punto del
divorcio, sin embargo, se debe hacer hincapié que el problema viene cuando las
críticas se hacen constantemente dando apertura a los otros jinetes, los cuales son
más peligrosos y ahí sí estaría en riesgo dicha relación.

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