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Secretaría General

Restringido. Para uso exclusivo ALADI/SEC/Estudio 184


de las Representaciones 11 de julio de 2007

     

ANÁLISIS DE LAS CARACTERÍSTICAS E IMPLICANCIAS DEL SISTEMA DE


AUTOCERTIFICACIÓN DE ORIGEN EN EL MARCO DE LA ALADI


(*) Este trabajo fue realizado por el Consultor Hugo Bailerlein, a solicitud de la Secretaría
General de la ALADI, en el marco del item II.5 del Programa de Actividades de la Asociación
Latinoamericana de integración (ALADI) para el año 2007. Los conceptos vertidos en este
Estudio son de la exclusiva responsabilidad del autor y no reflejan necesariamente los criterios
de la Secretaría General.
I N D I C E

Págs.
Introducción 3
I. Análisis de los diferentes tipos de Certificación de Origen consignados 5
en el marco del Tratado de Montevideo 1980
II. Mecanismo de Certificación de Origen utilizado en el Tratado de Libre 8
Comercio de América del Norte (NAFTA), suscrito por México, Canadá y
Estados Unidos
III. Mecanismo de Certificación de Origen utilizado en el marco del Tratado 9
de Libre Comercio suscrito entre Chile y Estados Unidos
IV. Los Mecanismos de Certificación de Origen en el marco del Tratado de 10
Libre Comercio Estados Unidos - CAFTA (El Salvador, Honduras,
Guatemala, Nicaragua y República Dominicana
V. Mecanismos de Certificación de Origen en los Acuerdos firmados por la 11
Comunidad Europea con terceros países
VI. Análisis de las responsabilidades que les cabe a los diversos actores en 12
los diferentes tipos de Certificación de Origen preferencial
VII. Análisis de la Relación entre los Criterios para la Calificación de Origen 16
que se Establecen en los Acuerdos Preferenciales y las Diferentes
Modalidades de Certificación de Origen
VIII. Análisis de la relación entre los procedimientos aduaneros relacionados 18
con el Origen que se establecen en los Acuerdos preferenciales y las
diferentes modalidades de Certificación de Origen
IX. Análisis de los costos de implementar un sistema de Autocertificación 21
de Origen
X. Análisis de las implicancias de las diferentes modalidades de 24
Autocertificación de Origen en los procedimientos de verificación y
control de origen, así como las sanciones establecidas en los distintos
Acuerdos Comerciales suscritos en el ámbito de ALADI
XI. Impacto jurídico que implicaría en las legislaciones nacionales de los 28
países miembros de la ALADI la aplicación de un Sistema de
Autocertificación de Origen
XII. Análisis del impacto sobre la facilitación del comercio derivado de la 29
potencial aplicación de un Sistema de Autocertificación de Origen en el
espacio de Libre Comercio a conformarse en ALADI en el marco de la
Resolución N° 59 del Consejo de Ministros
XIII. Análisis de las potenciales implicancias del establecimiento de alguna 31
de las modalidades de Autocertificación de Origen en el marco del
proyecto piloto de Certificados de Origen Digitales desarrollado en el
ámbito de ALADI
Anexo N° 1 Costos de Implementación de un Sistema de Certificación 37
de Origen
Anexo N° 2: Posibles Esquemas de Certificación Electrónica bajo ALADI 39

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Introducción

A partir de la década de los 90, se puede constatar un claro incremento en los


Acuerdos Comerciales y de Integración Económica suscritos entre los países de la
región entre sí y entre estos con terceros países. Lo anterior conlleva indudablemente
a la proliferación de distintos regímenes de origen, con distintos niveles de exigencia y
de flexibilización.

Teniendo presente lo anterior, hoy con mayor fuerza que nunca, las reglas de
origen tienen una importancia cada vez mayor, dado que la emisión y la verificación de
origen tienen directa relación con el carácter originario de un determinado bien, que
busca acogerse a las preferencias arancelarias de un Acuerdo Comercial suscrito.

Por tanto, el objetivo final de la regla de origen es permitir que el importador


en el país de destino, pueda acceder a las rebajas arancelarias pactadas en el
Acuerdo Comercial suscrito, sin otra exigencia que la presentación de un certificando
de origen, de manera de discriminar en forma clara y precisa entre el producto que es
nacional y/ o, tiene insumos importados que se transforman suficientemente , y el que
se trae de fuera de la región y no sufre mayores transformaciones, por lo que no
cumple los requisitos de origen. Dicho de otra forma, el sentido de la regla de origen
en evitar la triangulación de comercio, de manera que sólo se beneficien de la
desgravación arancelaria los productos negociados entre las Partes.

En este sentido, perfectamente podría señalarse que las normas de origen, en


estos momentos, son tan o más importantes que los cronogramas de desgravación
arancelaria pactados en los diferentes Acuerdos Comerciales suscritos, puesto que
las desgravaciones en algún momento llegan a arancel cero en el tiempo, mientras
que las normas de origen siguen siendo aplicables de manera indefinida, ya que
dependerá de los insumos utilizados en la fabricación del bien, si se cumple o no con
los requisitos de origen.

En el marco de los Procedimientos Aduaneros negociados en cada uno de los


Acuerdos Comerciales suscritos, se puede constatar que los países han delegado la
tarea de emitir los certificados de origen, dado que en algunos Acuerdos suscriben los
certificados los propios Gobiernos, en otros, los Gobiernos han delegado esta tarea
en entidades gremiales privadas que actúan por delegación y la tercera categoría
corresponde a la “Autocertificación” de origen, en donde las Autoridades
Gubernamentales han delegado esta tarea en el productor, el exportador, e inclusive
en algunos Acuerdos esta misión la recibe el importador.

El presente documento pretende entregar una visión lo más clara posible,


sobre las ventajas y retos que impone el sistema de “Autocertificación” de origen, de
manera que sirva de base para la discusión sobre la conveniencia de adoptar una
norma regional que pudiera utilizarse en el marco del Espacio de Libre Comercio
(ELC).

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I. Análisis de los diferentes tipos de Certificación de Origen consignados en
el marco del Tratado de Montevideo 1980.

A continuación, se realiza un relevamiento de los distintos tipos de certificación


de origen vigentes en el marco de los Acuerdos firmados en el marco del Tratado de
Montevideo 1980:

a) Acuerdo de Complementación Económica N° 6 Argentina - México.

En el decimoquinto Protocolo Adicional del Acuerdo N° 6, se acordó el régimen


de origen y los procedimientos aduaneros para el control y verificación de origen de
mercancías, que entró en vigencia el 1° de enero del año 2007, el cual mantuvo el
mecanismo de certificación por entidades habilitadas y el formato del certificado de
origen de la Resolución N° 252 de ALADI.

En este sentido, se reformuló el concepto de mercancías “producidas” o


totalmente obtenidas, se establecieron requisitos de origen distintos a los de la
Resolución N° 252, entre otros cambios introducidos.

b) Acuerdo de Complementación Económica N° 18, suscrito por Argentina, Brasil,


Paraguay y Uruguay (MERCOSUR).

En el Cuadragésimo Cuarto Protocolo Adicional del Acuerdo N° 18, en su


artículo 11, se señala que la emisión de los certificados de origen estará a cargo de
reparticiones oficiales, a ser nominadas por los Estados Partes, las cuales podrán
delegar la emisión de los certificados de origen en otros organismos públicos o
Entidades de clase de nivel superior, que actúen con jurisdicción nacional, estadual o
provincial. Asimismo, se indica que una repartición oficial en cada Estado Parte será
responsable por el control de la emisión de los certificados de origen.

Se destaca especialmente que la repartición oficial en la delegación de la


competencia para la emisión de los certificados de origen, tomará en consideración la
representatividad, la capacidad técnica y la idoneidad de las entidades de clase de
nivel superior para la prestación de tal servicio.

c) Acuerdo de Complementación Económica N° 33, suscrito por Colombia,


México y Venezuela. 1

En el Capítulo VII (Procedimientos Aduaneros), artículo 7-02 del Acuerdo N°


33, se indica que cada Parte establecerá que para la exportación a los países
signatarios de un bien negociado, será el propio exportador quien deberá llenar y
firmar un certificado de origen. Asimismo, se señala que el certificado de origen
emitido por el exportador requerirá de la validación por parte de la autoridad
competente de la Parte exportadora.

Cuando el exportador no sea el productor del bien, este podrá llenar y firmar el
certificado de origen con fundamento en una declaración de origen que haya sido
llenada y firmada por el productor del bien y proporcionada voluntariamente al
exportador.

1
Venezuela ya no forma parte del ACE Nº 33, dado que presentó formalmente solicitud de denuncia a
dicho Acuerdo, la que se materializó a partir del 19 de noviembre del 2006.

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d) Acuerdo de Complementación Económica N° 41 Chile – México

Se dispone en el Artículo E-01, numeral 3, que un certificado de origen pueda


ser emitido por el exportador o productor de un bien. Cuando el exportador no sea el
productor del bien, cada parte tomará los resguardos para que el exportador pueda
emitir el certificado de origen sobre la base de: a) una declaración de origen emitida
por el productor; o b) que el exportador tenga conocimiento que la mercancía
calificaba como originaria al momento de la exportación.

Se puede apreciar, que el Acuerdo suscrito entre Chile y México tiene


características muy similares al Acuerdo N° 33, firmado por México y Colombia.

e) Acuerdo de Complementación Económica N° 58 MERCOSUR - Perú.

El artículo 9 del Régimen de Origen del Acuerdo N° 58, señala que la emisión
de los certificados de origen estará bajo la responsabilidad de las Autoridades
Competentes en cada Parte Signataria y serán expedidos por dichas autoridades en
forma directa o por entidades en quienes se haya delegado dicha responsabilidad.

Lo anterior significa que los certificados de origen pueden ser emitidos por las
autoridades competentes de cada país, o bien, por las entidades privadas que en este
caso, actúan por delegación del Gobierno. Dichas entidades privadas deben tener
representatividad nacional y deben tener un manejo técnico en la materia.

f) Acuerdo de Complementación Económica N° 59 MERCOSUR con Colombia,


Ecuador y Venezuela.

En el artículo N 9 del Anexo IV (Régimen de Origen) del Acuerdo N° 59, se


señala que la expedición y el control de la emisión de los certificados de origen, estará
bajo la responsabilidad de las autoridades competentes en cada Parte Signataria.
Asimismo, se indica que los certificados de origen serán expedidos por dichas
autoridades en forma directa o por entidades en quienes se haya delegado dicha
responsabilidad.

Lo anterior implica que los certificados de origen pueden ser emitidos por las
autoridades competentes de cada país, o bien, por las entidades privadas que actúan
por delegación de los Gobierno, siempre que tengan representatividad nacional y
tengan un manejo técnico en este tema.

Por este motivo, se indica en este artículo que las Partes Signatarias
mantienen vigentes las actuales reparticiones oficiales y los organismos públicos o
privados habilitados para emitir certificados de origen, con el registro y las firmas de
los funcionarios acreditados para este trabajo en el marco de ALADI.

g) Acuerdo de Complementación Económica N° 60 Uruguay - México.

En el artículo 5-02 del Capítulo IV (Régimen de Origen) del Acuerdo N° 60, se


señala que cada Parte dispondrá que sus exportadores llenen y firmen el certificado
de origen. Dicho certificado de origen requerirá de la validación por parte de la
autoridad competente de la Parte exportadora.

En este contexto, la autoridad competente de la Parte exportadora, tiene dentro


de sus atribuciones, las siguientes tareas:

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- Determinar los mecanismos administrativos para la validación del
certificado de origen llenado y firmado por el exportador;
- Proporcionar, a solicitud de la Parte importadora, información relativa al
origen de los bienes importados con trato arancelario preferencial; y
- Comunicar a la otra Parte, la relación de las personas autorizadas para
validar los certificados de origen con sus correspondientes sellos, firmas y
facsímile.

No obstante lo anterior, se indica que para la emisión del certificado de origen,


se deberá presentar una declaración de origen con los antecedentes necesarios que
demuestren, en forma documental, que el bien exportado cumple con el requisito de
origen estipulado.

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II. Mecanismo de Certificación de Origen utilizado en el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (NAFTA), suscrito por México, Canadá y
Estados Unidos.

Dicho Tratado fue suscrito en Washington en noviembre de 1993. No cabe


ninguna duda, que desde la suscripción de este Tratado, comenzó a imponerse el
sistema de “Autocertificación” de origen, por parte de los tres socios del NAFTA.
Fueron estas tres economías muy dependientes entre sí en lo económico-comercial,
las que tomaron la decisión de poner el práctica la Autocertificación de origen.

Es así, que en el artículo 501 del Capítulo V del NAFTA, en lo referente a los
Procedimientos Aduaneros, se indica que cada una de las Partes exigirá al exportador
en su territorio, que llene y firme el certificado de origen respecto de la exportación de
un bien para el cual un importador solicitara trato arancelario preferencial.

Asimismo, se señala que las Partes dispondrán que, en caso que el exportador
no sea el productor del bien, el exportador, en su territorio, pueda llenar y firmar el
certificado de origen con fundamento en:

a) Su conocimiento respecto de si el bien califica como originario;

b) La confianza razonable en la declaración escrita del productor de que el


bien califica como originario: o

c) Un certificado que ampare el bien, llenado y firmado por el productor y


proporcionado voluntariamente al exportador.

No obstante lo señalado anteriormente, se deja clara constancia, en el numeral


4. del Artículo 501, que ninguna de la disposiciones antes indicadas, se interpretarán
como obligación del productor de proporcionar un certificado de origen al exportador.

En este sentido, queda claro que una vez que el certificado de origen ha sido
llenado y firmado por el exportador o por el productor en territorio de la otra Parte,
este podrá amparar:

a) Una sola importación de un bien en su territorio; o

b) Varias importaciones de bienes idénticos a su territorio, a realizarse en un


plazo específico que no excederá los doce meses, establecido por el
exportador o productor en el certificado.

Como se puede apreciar, este Tratado vino a cambiar todo lo que se conocía
hasta entonces en materia de emisión de certificados de origen, ya que la
“Autocertificación” trajo consigo una nueva filosofía de ver la normativa de origen, que
antes del año 1993 predominaba casi exclusivamente la emisión de certificados de
origen por Parte de las Entidades privadas que actúan por delegación de los
Gobiernos.

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III. Mecanismo de Certificación de Origen utilizado en el marco del Tratado
de Libre Comercio suscrito entre Chile y Estados Unidos.

Todos los Tratados de Libre Comercio que han sido negociados por parte de
Estados Unidos, desde el NAFTA en adelante, han mantenido como método para la
emisión de los certificados de origen, la “Autocertificación”.

La negociación del Tratado con Chile no fue la excepción, inclusive Estados


Unidos impuso una nueva modalidad en esta materia, ya que en el Artículo 4.13 de
este Convenio, se señala que las Partes dispondrán que un certificado de origen
pueda ser emitido por el importador, exportador o productor de la mercancía. Inclusive
se indica, que cuando el exportador o el importador no sea el productor de la
mercancía, cada Parte dispondrá que el importador o productor de la mercancía,
pueda emitir el certificado de origen, sobre la siguiente base:

a) Un certificado de origen emitido por el productor; o


b) Conocimiento por parte del importador o exportador que la mercancía
califica como originario.

Sin lugar a dudas, que después de tres años de vigencia del Tratado Chile-
Estados Unidos, se puede concluir que un certificado de origen dado por el importador
tiene muy poca validez, ya que el importador no conoce los procesos productivos
utilizados para la fabricación del bien, por lo que es casi imposible que pueda emitir
un certificado de origen dándole el carácter de originario a los productos elaborados en
Estados Unidos.

Igual situación se presenta en la relación del importador con el exportador, ya


que ha costado mucho convencer al exportador de Estados Unidos para que le dé los
antecedentes necesarios al importador chileno para demostrar el carácter originario
ante el Servicio Nacional de Aduanas. Una vez analizado este hecho, se ha llegado a
la conclusión, de que uno de los motivos por los cuales el exportador de Estados
Unidos no le proporciona la información al importador en Chile, es por temor de
entregarle los datos del productor, ya que estaría corriendo el riesgo de perder un
cliente, ya que podría darse el caso de que el importador contacte directamente al
productor del bien para comprar el producto, saltándose al exportador.

En la práctica, en estos momentos no todas las exportaciones que realiza


Estados Unidos a Chile, se están acogiendo a los beneficios del Tratado, debido a que
los importadores no pueden llenar ni firmar el certificado de origen, dado que no
cuentan con la información del productor ni del exportador sobre el proceso productivo
del bien, ni del origen de los insumos importados.

No obstante lo anterior, queda claro que el importador está obligado a llenar y


firmar un certificado de origen cuando el productor o exportador no han estado
dispuestos a enviarle el certificado de origen respectivo, ya sea por desconocer la
importancia que tiene el certificado para el importador, por no tener claro si se cumple
el requisito de origen pactado (en caso de ser el exportador) o por no tener claro el
proceso de fabricación del producto (en caso de ser el exportador). Cuando el
importador emite el certificado de origen, no se contemplan procedimientos que se
deban seguir para este caso en el marco del Tratado, lo que dificulta la acción del
importador y de la Autoridad Aduanera de la Parte importadora, ya que dicha autoridad
deberá comprobar el origen exclusivamente con la información que le proporcione el
importador, que en la mayoría de los casos es insuficiente.

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IV. Los mecanismos de Certificación de Origen en el marco del Tratado de
Libre Comercio Estados Unidos - CAFTA (El Salvador, Honduras,
Guatemala, Nicaragua y República Dominicana).

Este Tratado fue suscrito en forma posterior al Tratado de Libre Comercio


firmado por Estados Unidos con Chile, razón por la cual en materia de certificación de
origen son muy similares, especialmente en materia de emisión de certificados de
origen.

En el Capítulo Cuatro (Reglas y Procedimientos de Origen), Artículo 4.16, se


establece que cada Parte dispondrá que un importador podrá solicitar el trato
preferencial con fundamento en alguna de las siguientes causas:

a) Una certificación escrita o electrónica emitida por el importador, exportador


o productor; o

b) Su conocimiento respecto de si la mercancía es originaria, incluyendo la


confianza razonable en la información con la que cuenta el importador de
que la mercancía es originaria.

Asimismo, se establece en este Artículo, que cada Parte dispondrá que una
certificación del productor o exportador de la mercancía podrá llenarse con
fundamento en:

a) El conocimiento del productor o exportador de que la mercancía es


originaria; o

b) En el caso de un exportador, la confianza razonable en la certificación


escrita o electrónica del productor de que la mercancía es originaria.

Como puede apreciarse, nuevamente Estados Unidos impuso sus principios de


negociación, al incorporar nuevamente a los importadores en la emisión de los
certificados de origen.

10
V. Mecanismos de Certificación de Origen en los Acuerdos firmados por la
Comunidad Europea con terceros países.

Tanto Chile como México tienen suscritos Acuerdos de Asociación con la Unión
Europea, los cuales son similares en materia de procedimientos aduaneros.

En el Anexo III de estos Acuerdos, se encuentra la Definición del Concepto de


Productos Originarios y Procedimientos de Cooperación Administrativa, en donde
están contenidos los procedimientos aduaneros en materia de Régimen de Origen.

En el Artículo 16 (Procedimiento de Expedición de Certificados de Circulación


de Mercancías EUR.1), se señala en forma clara que las Autoridades Aduaneras o las
Autoridades Gubernamentales Competentes, expedirán un certificado de circulación
de mercancías EUR.1 a petición escrita del exportador o, bajo su responsabilidad. Lo
anterior quiere decir, que la Unión Europea no acepta la “Autocertificación” y exige que
los certificados de origen los emitan las Autoridades Gubernamentales.

El Acuerdo suscrito con la Unión Europea, indica que los productos que
cumplan con los requisitos de origen, podrán acogerse a los beneficios del Convenio,
previa presentación de las pruebas de origen siguientes:

a) Un certificado de circulación de mercancías EUR.1; o

b) Una declaración denominada “declaración en factura”.

Lo anterior significa que hay dos maneras de acreditar el origen en la Unión


Europea. Una es la tradicional, con la emisión de un certificado de origen (Certificado
de Circulación de Mercancías), o bien, con una “declaración en factura”, que consiste
en que el exportador le puede solicitar a su Gobierno, la emisión de un Código de
Exportador Autorizado, con lo cual el exportador puede exportar acogido a los
beneficios del Acuerdo, declarando el origen en la factura de exportación, en una nota
de entrega o cualquier otro documento comercial que describa los productos con
detalle suficiente para que puedan ser identificados.

Es importante destacar, que los Códigos de Exportador Autorizado los da


exclusivamente el Gobierno, previo a una evaluación detallada de las condiciones de
la empresa exportadora (tipo de producto exportado, montos exportados, etc.). Lo
anterior, lleva consigo un compromiso de la empresa exportadora con el Gobierno, ya
que puede ser verificado en cualquier momento, lo que implica ir a sus instalaciones,
verificar los procesos productivos, revisar las contabilidades, los inventarios, etc.

En estos momentos, tanto Perú como los países Centroamericanos se


encuentran negociando con la Unión Europea sendos acuerdo de asociación bajo la
modalidad de certificación de origen señalada en los párrafos anteriores, por lo cual no
se puede decir que el sistema de certificación basado en la Entidad Gubernamental
que emite los certificados de origen, se pueda descartar de plano, ya que hay varios
países que lo están implementando.

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VI. Análisis de las responsabilidad que les cabe a los diversos actores en los
diferentes tipos de Certificación de Origen preferencial.

La responsabilidades asumidas por los diferentes actores en la tarea de emitir


certificados de origen, tiene directa relación con el tipo de Acuerdo Comercial suscrito,
dado que las Entidades Certificadoras que actúan por delegación de los Gobiernos
intervienen de una manera distinta a los Gobiernos cuando son estos los encargados
de suscribir los certificados de origen. Asimismo, cuando se establece un sistema de
“Autocertificación” de origen, las obligaciones de los exportadores, productores y los
importadores tienen directa relación con la acción que realizan las Autoridades
Aduaneras de los países de importación.

A continuación, se presenta un resumen de las responsabilidades que les cabe


a cada uno de ellos, según el tipo de mecanismo establecido en cada Acuerdo
Comercial suscrito:

a) Entidad Certificadora de Origen que actúa por delegación del Gobierno:

Esta modalidad se utiliza en algunos Acuerdos de Complementación


Económica suscritos en el marco de ALADI, en donde la entidad certificadora de
origen debe velar por la veracidad y autenticidad de la información entregada por los
exportadores o productores en el llenado de los certificados de origen para su
posterior suscripción, por delegación de sus Gobiernos.

La Entidad certificadora está facultada para solicitar mayor información a los


productores o a los exportadores (cuando estos no sean los productores), lo que
implica que la entidad puede requerir toda la información que estime pertinente, que
demuestre el carácter de originario de los productos que se quieren acoger a
beneficios arancelarios en el marco de algún Acuerdo Comercial.

Lo anterior produce tranquilidad a los Gobiernos de los países signatarios del


Acuerdo, ya que la revisión ex ante del certificado de origen, además de la información
entregada por el exportador, dan la confianza necesaria para acreditar el carácter
originario del producto que se está exportando.

El papel del exportador en este sistema resulta vital, ya que debe demostrar a
la entidad certificadora que el producto que se quiere exportar, cumple con las
condiciones para ser considerado originario de las Partes Signatarias. Por tanto, el
exportador en todo momento debe estar dispuesto a presentar toda la información
necesaria exigida por la entidad certificadora.

Por su parte, el importador juega un papel secundario en este sistema, ya que


debe acreditar y presentar ante la Autoridad Aduanera de la parte importadora, el
certificado de origen enviado por el exportador. No obstante lo anterior, en caso de
haber algún cuestionamiento efectuado por la Autoridad Aduanera por una mala
emisión del certificado de origen, el único responsable será el importador, ya que se
presume que trató de defraudar al fisco de su país con el no pago de los derechos
aduaneros.

En este sistema, las autoridades del país de exportación son las que se hacen
responsables de velar por el cumplimiento de una buena labor de las entidades
certificadoras de origen. Asimismo, dichas entidades son, por lo general, las que
deben responder a las verificaciones de origen que solicitan las Autoridades de la
Parte importadora.

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Las autoridades del país de importación son, por lo general, las Autoridades
Aduaneras, las que deben preocuparse de que los productos que ingresan haciendo
uso de los beneficios arancelarios a través de los certificados de origen, cumplan con
los requisitos de origen establecidos en el Acuerdo respectivo. Para verificar lo
anterior, se deben regir por lo estipulado en los procesos de verificación y control
señalados en los Acuerdos respectivos.

Vale la pena destacar, que en el Acuerdo de Libre Comercio suscrito en


noviembre del 2006 entre Chile y Colombia, que en estos momentos se encuentra en
trámite parlamentario en ambos países, en materia de reglas de origen, se asume
como modelo el Tratado de Libre Comercio suscrito por Chile y Colombia con Estados
Unidos. Sin embargo, pese a tener toda la normativa basada en el modelo de
Autocertificación de origen, ambos países determinaron que la emisión de los
certificados de origen la realizarían los Gobiernos o las entidades que actúan por
delegación.

Una mención aparte se tendría que realizar al Régimen General de Origen de


la ALADI, que se encuentra contenido en la Resolución 252 del Comité de
Representantes de la Asociación, en donde en dieciséis artículos de define toda la
normativa de origen de ALADI, con los criterios de origen y la certificación y
comprobación del origen. Si bien, dicho régimen es utilizado en una buena cantidad de
Acuerdos Comerciales en donde hay autoridades habilitadas para expedir certificados
de origen, su articulado es bastante limitado, especialmente en la comprobación del
origen, en donde nada se dice respecto a los procedimientos aduaneros,
especialmente la verificación del carácter originario de los productos que se exportan.

En este caso, las Autoridades Aduaneras de la Parte importadora, no tienen


mecanismos expeditos para enviar cuestionarios a los exportadores ni tampoco hay
procedimientos para realizar visitas de verificación a las instalaciones del productor, a
fin de constatar los procesos productivos y revisar las contabilidades y realizar
auditorías.

b) Entidad Gubernamental que emite los certificados de origen:

Este sistema se ha ido difundiendo rápidamente, ya que México y Chile tienen


Acuerdos suscritos con la Unión Europea, en donde se determina que la emisión de
los certificados de origen la realiza la Autoridad Gubernamental o la Autoridad
Aduanera de las Partes Signatarias, por lo tanto la tarea recae exclusivamente en la
Entidad Gubernamental o Aduanera. Se destaca que en estos momentos la Unión
Europea esta negociando un Acuerdo de Asociación con los países centroamericanos,
en donde el régimen de origen estará basado en una entidad gubernamental que
emite los certificados de origen. Lo mismo está ocurriendo con Perú, que también se
apronta a negociar con dicho bloque comercial.

Sin embargo, en el caso del Acuerdo de Asociación suscrito entre Chile y la


Unión Europea, el Gobierno chileno determinó que la tarea de comprobar el carácter
de originario de los productos que se exporten en el marco de este Acuerdo, lo
realicen entidades privadas que se presentaron a una licitación pública para efectuar
dicha labor.

Debido a lo anterior, hay una entidad gubernamental que emite los certificados
de origen y que determina las directrices en esta materia, y existe una entidad privada
que comprueba la información presentada por los exportadores. En este sistema, la
entidad privada que comprueba el carácter de originario de los productos que se
exportan, debe regirse exclusivamente por los lineamientos emanados de la Autoridad
Gubernamental correspondiente. Dicha Autoridad Gubernamental puede solicitar

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mayor información técnica, si es que considera que los antecedentes requeridos por
la entidad que comprueba el origen han sido insuficientes.

El papel de los exportadores e importadores frente a este sistema, es idéntico


al que se cumple cuando hay una entidad certificadora que actúa por delegación del
Gobierno. Sin embargo, se puede apreciar que desde el punto de vista de los
exportadores y de la entidad gubernamental, hay una preocupación mayor por la
información que se proporciona bajo este sistema, ya que los países de la Unión
Europea son muy rigurosos en el momento de verificar el origen de los productos
exportados.

c) Autocertificación de Origen:

A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte


(NAFTA) suscrito por Estados Unidos, Canadá y México, se da comienzo a este nuevo
sistema de certificación de origen, en donde el exportador o productor son los que se
emiten directamente los certificados de origen. Inclusive, a partir del Tratado de Libre
Comercio suscrito entre Chile y Estados Unidos, se determinó que los importadores
también pueden emitir certificados de origen, lo que está asumido en estos momentos
en los Tratados suscritos por Perú y Colombia con Estados Unidos y en el CAFTA
(Estados Unidos con Centroamérica, Panamá y República Dominicana).

En este sistema, el exportador o productor que emite un certificado de origen,


debe proporcionar, en caso de requerirlo la Autoridad Aduanera, una copia del
certificado de origen de la parte importadora. Dicho certificado puede amparar la
exportación de una o más mercancías o varías exportaciones de mercancías
idénticas, dentro del período especificado previamente en el certificado de origen.

Es importante destacar, que en el Tratado de Libre Comercio suscrito entre


Chile y Estados Unidos, no existe un formato preestablecido para la certificación de
origen, sino que se establecieron los Campos del certificado que deben llenarse
obligatoriamente, por lo que queda a criterio del productor, exportador o importador, el
formato que utiliza para confeccionar el certificado que ampara la operación.

Lo anterior ha venido generando una visión distinta en el ámbito de ALADI, ya


que hoy hay tres Acuerdos de Complementación Económica suscritos exclusivamente
por países miembros de ALADI en este marco, en donde se utiliza el sistema de
Autocertificación (ACE N° 31 México-Bolivia; ACE N° 33 México-Colombia y el ACE N°
41 Chile-México). No obstante lo anterior, de la experiencia recogida en este tema, se
puede señalar que el temor en el marco de este sistema, es que en general, los
exportadores no están preparados para asumir esta función, ya que están
acostumbrados a recibir asesoría de las entidades certificadoras, como asimismo, al
entregarle la posibilidad de emitir los certificados de origen, se corre el riesgo de que
se sientan con atribuciones para manejar el sistema y puede ocurrir que el exportador
decida falsear o adulterar la información contenida en el certificado de origen, lo cual
sólo podrá ser descubierto por la Autoridad Aduanera del país importador, lo que
resulta a veces muy complejo de verificar frente al gran volumen de trabajo que deben
evacuar las Autoridades Aduaneras diariamente.

También puede ocurrir que el directorio de una empresa le señala a su


Gerente de Exportaciones que debe exportar en el año un monto determinado, como
cumplimiento de su meta de trabajo. Para cumplir dicha meta, con seguridad se va a
encontrar en la disyuntiva de firmar o no un certificado de origen, sabiendo que si lo
firma gozará de los beneficios del Tratado y si no lo hace, corre el riesgo de perder el
negocio.

14
Bajo el concepto de Estados Unidos, existen tres interpretaciones que pueden
justificar la aceptación de la Autocertificación de origen en los Tratados que han
suscrito, las cuales son las siguientes:

1) Los negociadores de Estados Unidos no pueden entender, que el


importador no conozca a los exportadores o productores de dicho país, que
los haya visitado previamente y conocido sus procesos de fabricación. Bajo
este concepto planteado por Estados Unidos, queda claro que en la región
que comprende la ALADI, no se utiliza esta modalidad, dado que existe
otra filosofía para hacer negocios, en donde la visita a los clientes no está
necesariamente incorporada en la forma de hacer contactos por parte de
los países miembros.

2) Por otra parte, lo que representan las exportaciones de cada uno de los
países de la región a Estados Unidos es tan insignificante, salvo México y
Brasil, respecto a lo que importa dicho país desde el mundo, que se tiende
a pensar que aunque ingresaran todos los productos con arancel cero a
dicho país, el problema impositivo es marginal, razón por la cual se tiende
a pensar que el tema de la certificación de origen no ha sido el más
relevante para Estados Unidos en la negociación con algunos de los países
de ALADI.

3) Al delegar la tarea de emitir certificados de origen en los productores y


exportadores, también se puede interpretar que se busca desligar la
responsabilidad de las Entidades Certificadoras de Origen, ya sean
públicas o privadas que actúan por delegación del Gobierno en esta tarea,
traspasando toda la responsabilidad a la Autoridad Aduanera del país de
importación, la cual deberá velar por el cumplimiento de esta materia.

Una mención especial habría que realizar en la inclusión de los importadores


en la tarea de emitir certificados de origen, ya que parece una propuesta bastante
compleja para el importador, dado que no está situado en el país del productor ni del
exportador, lo cual implica que dependa exclusivamente de la buena voluntad del
productor del país de origen, el cual si quiere, le enviará la documentación que
demuestre el carácter originario de los productos que se están exportando.

Más compleja aún es la situación del importador cuando debe entenderse sólo
con el exportador, ya que muchas veces este no conoce el proceso de fabricación del
producto y no está dispuesto a realizar gestiones para obtener un pronunciamiento del
carácter de originario por parte del productor, ya que no visualiza beneficios en obtener
dicha información. También puede ocurrir que el exportador tenga temor de entregar
información del productor al importador, ya que este podría obtener información
privilegiada en cuanto a precios y calidad, y en definitiva podría perder a su cliente.

El importador en este sistema asume toda la responsabilidad ante la Autoridad


Aduanera de la Parte importadora, inclusive si el importador emitiese un certificado de
origen basado en la información proporcionada por el exportador o productor, no lo
libera de su responsabilidad.

15
VII. Análisis de la relación entre los criterios para la Calificación de Origen
que se establecen en los Acuerdos preferenciales y las diferentes
modalidades de Certificación de Origen.

En general, todos los Acuerdos Comerciales vigentes, se basan en criterios de


origen que son relativamente parecidos, los cuales son los siguientes:

a) Productos que son originarios por el solo hecho de ser obtenidos en el


territorio de las Partes Signatarias.

b) Productos que son originarios por el hecho de ser producidos enteramente


en el territorio de una o de ambas Partes, a partir exclusivamente de
materiales originarios.

c) Productos que son originarios, cuando utilicen insumos no originarios en su


fabricación, pero que deben cumplir con algunos de los siguientes criterios:

1) Cambios arancelarios (cambio de capítulo, partida o subpartida),


dependiendo del tipo de Acuerdo Comercial que se trate;

2) Valor de Contenido Regional (VCR), que cambia su porcentaje y su


fórmula según el Acuerdo que se trate.

3) En algunos casos, puede darse una combinación de estos dos últimos,


o bien, la fijación de requisitos específicos de origen para un sector
productivo o grupo de productos para los cuales se quiera asegurar el
proceso de fabricación en alguna de las Partes Signatarias (por
ejemplo: que la cerveza sea elaborada exclusivamente con cebada de
los países signatarios del Acuerdo).

En este contexto, se puede indicar que todos los Tratados de Libre Comercio
suscritos, llamados de nueva generación, en donde se incorporan los servicios, las
inversiones, las compras de Gobierno, los obstáculos técnicos al comercio y un
régimen de origen con procedimientos de verificación y control que son claros y
transparentes que contienen en un Anexo, los requisitos específicos de origen por los
que se rige, los que abarcan el universo arancelario (desde el capítulo 01 al 97 del
Sistema Armonizado). Dichos Anexos, se basan en cambios arancelarios, valores de
contenido regional y algunas normas asociadas a procesos productivos.

Por su parte, los Acuerdos Comerciales suscritos en el ámbito de ALADI, que


están basados en la Resolución 252 del Comité de Representantes de dicha
Asociación, que contiene el Régimen General de Origen, los Acuerdos suscritos por el
MERCOSUR entre sí y con otros países en el marco de ALADI, tienen en general los
criterios de origen descritos anteriormente, destacándose como uno de los criterios
importantes para cumplir el requisito de origen, el cambio de partida arancelaria a nivel
de cuatro dígitos del Arancel de Importación, que establecen estos Acuerdos.
Asimismo, pese a tener requisitos de origen específicos, estos sólo abarcan a
algunos productos que se declararon sensibles por las Partes.

16
Asimismo, los Acuerdos Comerciales suscritos en el ámbito de ALADI, con
excepción de los que utilizan el sistema de Autocertificación de origen, tienen términos
asociados a los criterios de origen que no se encuentran claramente definidos, como
es el caso de “los procesos de transformación”, que quedan supeditados al
cumplimiento del cambio de partida arancelaria a nivel de cuatro dígitos, por lo que
queda a consideración de la Entidad Certificadora de Origen de la parte exportadora,
el determinar si se cumple o no con el proceso de transformación requerida en el
Convenio. Por tanto, resulta fundamental profundizar esta materia, ya que se tendría
que definir mejor lo que se entiende por “simple ensamblaje”, así como, dar mayor
precisión a los “procesos de transformación”, quizás teniendo requisitos específicos de
origen a nivel de partida para todo el universo arancelario, con lo cual se le daría plena
garantía y certidumbre a los usuarios del sistema.

Es importante destacar, que la complejidad de las verificaciones de origen,


están directamente relacionadas con los criterios de origen que deban cumplir, ya que
verificar una norma de cambio de clasificación arancelaria o de un requisito específico
de origen, es mucho más fácil de verificar que el cumplimiento del Valor de Contenido
Regional. Queda claro que el criterio de origen basado en Valor de Contenido Regional
siempre será más difícil de verificar, primero por las distorsiones que se introducen
respecto a la valoración aduanera de cada uno de los materiales y bienes finales, y
segundo, por la habitual dificultad para la obtención de información sobre el valor de
los materiales cuando estos han sido adquiridos a terceros, ya que éstos no tienen
obligación alguna bajo el acuerdo de entregar información.

Un aspecto importante de aclarar, es que dentro de un criterio de cambio de


clasificación, el grado de dificultad del cumplimiento de la norma no necesariamente
tiene relación con la dificultad para verificarla. Esto quiere decir, que pueden existir
normas difíciles de cumplir, pero fáciles de verificar.

Por ejemplo, una norma difícil de cumplir como un cambio de capítulo, es una
norma fácil de verificar, ya que implica que a partir de la clasificación del bien final,
todos los insumos no originarios deben haber estado clasificados en capítulos distintos
y esto para un verificador es muy fácil de determinar. Otro ejemplo, es el caso de una
norma específica que requiera que alguno de los insumos deba ser de la región, esto
significa que la verificación se debe concentrar en establecer si el insumo es de la
región. Nuevamente tenemos una norma difícil de cumplir, pero fácil de verificar.

Por otra parte, es un hecho que las modalidades de certificación implican


cargas de trabajo en la verificación al momento de la importación o de la exportación.
En este sentido, la carga para las Aduanas del país de importación es mucho mayor
en los casos de la autocertificación (Ver Anexo N° 1).

Al juntarse la mayor carga de trabajo para las Aduanas de importación,


generada por un sistema de Autocertificación más normas de origen complejas, como
pueden ser los valores de contenido regional, se transforma en una mezcla muy
inconveniente, por la dificultad de operación y altos costos que se generan.

Es por esta razón que, habitualmente cuando se tienen sistemas de


Autocertificación, se trata de evitar aplicar normas complejas de verificar como por
ejemplo, los valores de contenido regional. Es en este momento, donde se puede
establecer la relación indirecta entre los criterios de calificación y la modalidad de
certificación de origen. A menor control al momento de certificar origen, se tienden a
aplicar criterios más fáciles de verificar.

17
VIII. Análisis de la relación entre los procedimientos aduaneros relacionados
con el Origen que se establecen en los Acuerdos preferenciales y las
diferentes modalidades de Certificación de Origen.

Se puede observar que en los Acuerdos Comerciales suscritos en el marco de


la ALADI, los procedimientos aduaneros son bastantes escuetos, especialmente en la
Resolución 252 del Comité de Representantes de ALADI, en donde en unos pocos
artículos se trata de resolver temas que son muy importantes para los productores y
exportadores, los cuales al no estar claramente indicados, se transforman en un
verdadero problema para las entidades certificadoras y para las Autoridades
Aduaneras del país de importación.

En los Acuerdos suscritos por el MERCOSUR con Chile, Bolivia y Perú y por
MERCOSUR, Colombia, Ecuador y Venezuela en el marco del ACE N° 59, se puede
apreciar, un mejor tratamiento a esta materia, en el sentido que su articulado es más
completo, la obligación de los exportadores está mejor descrita, la documentación que
hay que aportar está más clara y precisa, lo cual se traduce en una orientación para
los productores y exportadores y para las Autoridades Aduaneras de los países de
importación, lo que hace más transparente el sistema.

No obstante lo anterior, los dos sistemas antes señalados, si se comparan con


los Procedimientos Aduaneros negociados en los Tratados de Libre Comercio,
inclusive en los Tratados negociados entre los países de la ALADI que tienen una
clara orientación pro NAFTA, se encuentran con disciplinas muy precisas, con
obligaciones para los exportadores e importadores, que son detalladas paso a paso en
forma clara en materia de verificación de origen, que la señalada en el marco de
ALADI.

Lo indicado en el párrafo anterior, queda de manifiesto en el Acuerdo de


Complementación Económica N° 33 suscrito por Colombia y México, en el Acuerdo de
Complementación Económica N° 41 suscrito entre Chile y México, en el Acuerdo de
Complementación Económica N° 32 suscrito entre México y Bolivia y en el Acuerdo
Colombia - CARICOM suscrito en el marco del Artículo 25 del tratado de Montevideo
1980.En cada uno de los procedimientos aduaneros establecidos en estos Acuerdos,
queda de manifiesto que se han negociado procedimientos aduaneros al estilo
NAFTA, en donde se puede apreciar que se establecen mecanismos distintos para la
emisión de certificados de origen, ya que un formulario de origen puede amparar
importaciones de bienes idénticos a realizarse en un plazo específico establecido por
el exportador en el certificado, el que no podrá ser superior a 12 meses. También se
establecen excepciones para operaciones que no requieren la emisión de certificados
de origen, fijándose valores en dólares como “techos máximos” acordados entre las
Partes.

Una mención especial habría que realizar al Acuerdo de Complementación


Económica N° 60 suscrito entre Uruguay y México, en donde los procedimientos
aduaneros son similares a los Acuerdos descritos en el párrafo anterior. Sin embargo,
la certificación de origen la realizan las entidades certificadoras delegadas por la
autoridad competente de la Partes signatarias. Para tales fines, la autoridad
competente de la Parte exportadora deberá:

a) Determinar los mecanismos administrativos para la validación del


certificado de origen llenado y firmado por el exportador;

18
b) Proporcionar, a solicitud de la Parte importadora, información relativa al
origen de los bienes importados contrato arancelario preferencial; y

c) Comunicar a la otra Parte la relación de las personas autorizadas para


validar los certificados de origen con sus correspondientes sellos, firmas y
facsímile.

En este mismo contexto, se establece en estos tratados que el productor o


exportador debe mantener registros contables por un período de tiempo relativamente
largo (período varía entre cuatro o cinco años), en donde debe registrar la adquisición,
los costos, el valor y el pago del bien que se exporte, así como, de todos los
materiales, incluso los indirectos, utilizados en la producción del bien que se exporte
de su territorio. En esta situación, el importador igualmente debe conservar el
certificado de origen y toda la demás documentación relativa a la importación
requerida por la Parte importadora.

Otro dato a destacar, se refiere a los procedimientos para verificar el origen, en


donde se crea en estos Acuerdos, un mecanismo expedito, claro y transparente para
que la Autoridad de la parte importadora pueda realizar verificaciones de origen,
mediante cuestionarios o visitas a la empresa exportadora cuestionada , a fin de
revisar sus procesos productivos, sus contabilidades, etc.

Debido a lo anterior, a los usuarios del sistema (exportadores, productores,


Agentes de Aduana, etc.), les resulta mucho más fácil y transparente el utilizar
procedimientos aduaneros como los negociados en estos Acuerdos, ya que están
mejor estructurados y desarrollados para beneficio de las Partes Signatarias del
Convenio, en el sentido que se conocen de antemano los tiempos que durarán estas
verificaciones y las atribuciones que tiene la Aduana del país importador, el manejo
que puede tener el productor que va a ser verificado, el papel que le cabe a la
Autoridad Gubernamental del país de exportación, etc.

Por tal motivo, se puede constatar que los procedimientos aduaneros


establecidos en los Acuerdos Comerciales basados en normas de origen tipo NAFTA,
es decir, en donde hay Autocertificación de origen, la instancia Gubernamental de la
Parte importadora tiene una gran relevancia bajo este esquema, ya que es el único
filtro real para detectar documentación mal presentada o adulterada, que permitiría
fijarle sanciones a los importadores. Por su parte, la autoridad gubernamental de la
parte exportadora no tiene un papel muy destacado en este ámbito, puesto que los
exportadores se certifican ellos mismos, razón por la cual resulta difícil realizar una
tarea de verificación por parte de la autoridad gubernamental de país exportador que
sea realmente eficiente.

En el caso de la Autocertificación, la parte más importante de la


responsabilidad, la tiene el propio exportador o productor (o en algunos casos el
importador) al asumir la confección y firma de su certificación de origen, siendo los
únicos que asumen las consecuencias por lo que están declarando en el certificado.
No obstante lo anterior, pierde fuerza esta aseveración, cuando se constata que en los
Tratados Comerciales en donde rige la Autocertificación, se señala que el único
responsable en materia de certificación de origen será el importador, aún cuando el
exportador o productor hayan proporcionado la información incorrecta para poder
acogerse a los beneficios de un determinado Tratado.

19
Cabe destacar, que en un sistema de Autocertificación, se supone un
conocimiento y responsabilidad importante por parte de los exportadores, dado que en
este caso no existe ninguna responsabilidad o carga para las autoridades en el
momento de la exportación. Este supuesto conocimiento de las normas y
responsabilidades en la certificación, no es una realidad generalizada, más bien, son
sólo grandes empresas quienes tienen personal dedicado a entender y realizar estos
procedimientos.

En lo que respecta al control de esta certificación, el peso dentro de este


sistema, lo tiene la Autoridad Aduanera del país importador, ya que será ésta última
instancia quien deba verificar si la certificación de los exportadores, productores o
importadores, se ha hecho en forma correcta.

Para los fines antes expuestos, se requiere de un Servicio de Aduanas con


gran poder y recursos para mantener controles permanentes e investigaciones que
como se sabe, pueden llegar hasta la visita del país de exportación.

20
IX. Análisis de los costos de implementar un sistema de Autocertificación de
Origen.

Para los efectos de hacer un análisis sobre los costos de implementar un


sistema de Autocertificación de origen, éstos se pueden dividir básicamente en los
costos de implementación del sistema y en los costos de operación del mismo.

En relación a los costos de implementación del sistema, desde el punto de


vista de la Parte exportadora, con el fin de poner en marcha con toda la información en
posesión de los agentes correspondientes, se debería hacer una campaña de difusión
muy intensiva a nivel nacional, con los gremios productivos y empresas exportadoras
sobre las normas y disciplinas del acuerdo. Este costo sería muy fuerte en un
momento inicial y luego bajaría a fin de mantener o reforzar los conocimientos
adquiridos por los usuarios del sistema.

Por tanto, los costos involucrados en la implementación de un sistema de


Autocertificación de origen en el ámbito de ALADI, debería estar asociado en primer
lugar, a la capacitación que deben tener los exportadores o productores en materia de
certificación de origen, ya que en general, se puede constatar que bajo el esquema de
la Entidad Certificadora de Origen, los exportadores descansan en dicha entidad para
los reparos que pudiesen realizarle al certificado de origen antes de la aprobación, es
decir, son un filtro para que la información que se indica en materia de certificación,
salga en forma correcta y no sea objetada en el país de destino.

En un esquema de Autocertificación, los exportadores son los que deben llenar


y emitirse directamente los certificados de origen, para lo cual deben tener un alto
conocimiento de los criterios de origen negociados en los distintos Acuerdos
Comerciales. Lo anterior, no se da en gran parte de los operadores de comercio
exterior (exportadores, importadores y agentes de aduana), razón por la cual debería
pensarse en invertir fuertemente en seminarios y talleres de normas de origen y
procedimientos aduaneros, dirigidos a este nicho de empresarios. No obstante lo
anterior, en el proceso de capacitación, la claridad en los conocimientos debe estar
condicionada a sanciones en los casos de certificaciones erróneas presentadas por los
exportadores, dado que la experiencia indica que es muy difícil traspasar los
conocimientos normativos de los acuerdos comerciales a las empresas y que estos
sean plenamente comprendidos, produciéndose habitualmente errores en la
certificación.

No se puede dejar de lado también, la posibilidad de crear una instancia de


consultas permanentes para los exportadores y productores, que esté radicado en los
gremios cúpula, o bien, en las entidades gubernamentales encargadas de estas
materias en los países miembros. Esta solución no es muy atractiva ni para los
Gobiernos ni para las cúpulas empresariales, ya que deberían darle tiempo al
tratamiento de estos temas, que en general no le aportan beneficios de ninguna
naturaleza, más bien los distrae de sus quehaceres habituales.

21
Detrás de los costos que hay que tener en cuenta en este tipo de sistema, no
se puede dejar de lado la labor propia de los Gobiernos de la parte exportadora en la
certificación de origen, ya que se debe velar en todo momento por la Imagen-País, que
no es otra cosa que constatar que efectivamente los exportadores envíen a los países
de destino productos que cumplan con los requisitos de origen pactados en los
Acuerdos Comerciales, de lo contrario, la parte importadora dudará de la seriedad de
los exportadores, con lo cual se podrían profundizar las verificaciones de origen
realizadas a los exportadores, lo que se traduciría a la larga, en un obstáculo al
comercio en el país de exportación debido a las dudas que se originan ante la
Autoridad Aduanera del país de importación.

Sin perjuicio de lo anterior, el costo real que deberían asumir los países al
asumir la Autocertificación de origen, sería asignarle recursos importantes a las
Autoridades Aduaneras del país de importación, de manera de crear una Unidad de
Verificación de Origen en dichos Servicios, que cuente con personal calificado y
suficiente para poder enviar cuestionarios a los exportadores y realizar visitas de
verificación a las instalaciones de los exportadores. Lo antes señalado no es menor,
puesto que en general, las Autoridades Aduaneras no tienen los recursos necesarios
para realizar esta labor, que cada vez se vuelve más relevante, ante los diferentes
tipos de Acuerdos Comerciales suscritos en el ámbito de ALADI.

Por tanto, implementar un sistema de Autocertificación de origen en el marco


de ALADI, no podría efectuarse sin tener presente que se debe robustecer fuertemente
la labor de los Servicios de Aduana de los países miembros, lo cual implicaría
inyectarle recursos económicos y técnicos a dichos servicios, puesto que con la
Autocertificación se perdería gran parte de la labor que hoy realizan las Entidades
Certificadoras de Origen, las que revisan antes del embarque la calidad de originaria
de una mercancía que se acoge a los beneficios de un determinado Acuerdo
Comercial.

Es evidente que desde el punto de vista del proceso de certificación, los


gobiernos no requieren mantener oficinas de certificación que son fundamentales bajo
un esquema de certificación de origen por entidad Certificadora, lo que no
necesariamente significa un costo, con el monto recaudado por la emisión de los
certificados, por lo tanto, el ahorro que se produce a nivel de Gobierno, se reduce al
costo de las entidades controladoras de las oficias de certificación de origen.

Por último, en lo que se refiere a la implementación desde la Parte importadora


de este sistema, claramente se debe invertir fuertemente en los controles que debe
realizar la Aduana de la Parte importadora. Queda claro que el control que antes se
dividía entre la entidad certificadora, el país de importación y la Autoridad Aduanera
de la Parte importadora, en un esquema de Autocertificación, se deriva en un 100%
en la Aduana de importación dada la inexistencia de controles oficiales al momento de
emitir los certificados de origen (Ver Anexo N° 1).

En relación a los costos de operación de un sistema de Autocertificación, desde


el punto de vista de la Parte exportadora, se reduce ostensiblemente, ya que se limita
al mantenimiento de la capacitación de los usuarios del sistema. En este sentido, uno
de los temas relevantes por definir en un sistema de origen basado en la
Autocertificación, es el rol que tendría la Parte exportadora en el momento de fijar
sanciones a las certificaciones erróneas, ya que una opción es dejar que cualquier
sanción surja y se aplique en el país de importación, o bien, se estipulan sanciones en
el mismo texto de la normativa de origen, a fin de darle herramientas a la Autoridad de
la Parte exportadora para que tenga un papel más relevante en la materia.

22
Por otro lado, la Autoridad Aduanera de la Parte importadora debería mantener
un equipo muy fuerte para la verificación de origen al momento de la importación. Este
equipo debería operar tanto a niveles de investigación documental, así como también
cuando sea necesario efectuar visitas de verificación con expertos a las empresas
situadas en los países de exportación.

Respecto a los costos de implementación para las Autoridades Aduaneras de la


Parte importadora, se podría decir que se debe asumir en su totalidad por parte de los
Gobiernos, ya que no existe la posibilidad de autofinanciar el proceso, como es en el
caso de las Entidades Certificadoras. Sin embargo, es preciso señalar que los
controles, a pesar de ser más caros a nivel de la autoridad de aduanas, son más
selectivos ya que no se controla el 100% de lo importado, como es el caso de las
entidades certificadoras, si no que a lo más un 5% del total.

23
X. Análisis de las implicancias de las diferentes modalidades de
Autocertificación de Origen en los procedimientos de verificación y
Control de Origen, así como las sanciones establecidas en los distintos
Acuerdos Comerciales suscritos en el ámbito de ALADI.

Las diferentes modalidades de Autocertificación se expresan respecto a quien


emite el certificado de origen, los que pueden ser el productor, exportador y en algunos
acuerdos el importador.

En general, la negociación del sistema de Autocertificación de origen ha tenido


un tratamiento similar en todos los Tratados Comerciales suscritos con posterioridad al
Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA).

Dentro de los Procedimientos Aduaneros se consagra especialmente un


espacio para los Procedimientos para Verificar el Origen de los productos negociados
con sus respectivas sanciones.

Cabe destacar, que en los Acuerdos Comerciales que han adoptado las
normas de origen tipo NAFTA, es decir, basado en la Autocertificación de origen, se
puede apreciar un tratamiento mucho más acabado en materia de verificación y control
de origen, que lo que se ha negociado en el Régimen General de Origen de ALADI,
que está contenido en la Resolución 252 del Comité de Representantes de dicha
Asociación. Lo anterior no es menor, si se considera que en estos momentos se le
está encomendando a la ALADI, la conformación de un Espacio de Libre Comercio
(ELC), en donde el régimen de origen debería ocupar un lugar preponderante,
recogiendo la experiencia de los mismos países miembros, a fin de tener una
normativa de origen moderna y expedita, independiente del sistema de certificación
que se quiera implementar en el futuro.

Respecto a los procesos de verificación y control de origen negociados en la


modalidad de Autocertificación existentes en la actualidad, se establece en forma clara
que la autoridad aduanera de la parte importadora podrá verificar si un producto
califica como originario, mediante los siguientes pasos:

a) Cuestionarios escritos dirigidos al exportador o al productor en el territorio


del país exportador;

b) Visitas a las instalaciones de un exportador o de un productor con el


propósito de examinar los registros contables e inspeccionar las
instalaciones que se utilicen en la producción del bien; o

c) Otros procedimientos que acuerden las Partes.

Previo a la visita de verificación, se establecen una serie de procedimientos


para que la Autoridad Aduanera de la parte importadora pueda coordinar a través de
los conductos regulares la realización de la visita a las instalaciones del exportador o
productor, en donde se determina la forma de notificar por escrito la intención de
efectuar la visita de verificación y obtener el consentimiento por escrito del exportador
o del productor cuyas instalaciones vayan a ser visitadas. En caso que hayan pasado
treinta días de la notificación de la visita de verificación y la parte exportadora no
hubiese otorgado el consentimiento respectivo, la Autoridad Aduanera importadora
podrá negar el trato arancelario preferencial al bien que habría sido objeto de la visita,
con lo cual se imprime un sello de seriedad y transparencia en el sistema.

24
En todo caso, se puede posponer la visita de verificación solicitada por un
período no mayor de sesenta días a partir de la fecha en que se recibió la notificación,
o por un plazo mayor que acuerden las Partes. En la realización de dicha visita, al
exportador o productor se le permitirá designar dos testigos que estén presentes
durante la visita. En la visita se podrá utilizar para verificar el valor de contenido
regional, los Principios de Contabilidad Generalmente Aceptados que se apliquen en el
territorio de la Parte exportadora.

Posteriormente, la Autoridad Aduanera de la Parte importadora que realice la


verificación, deberá emitir una resolución escrita al exportador o al productor, en la que
se debe determinar si el bien califica como originario, la cual incluirá las conclusiones
de hecho y el fundamento jurídico de la determinación. Cuando se concluya que el
exportador o productor hayan presentado de manera falsa o infundada la información
respecto del carácter de originario del producto exportado, se podrá suspender el trato
arancelario preferencial a los bienes idénticos que esa persona exporte o produzca,
hasta que la misma pruebe que cumple con lo establecido en los requisitos de origen
pactados en el Convenio.

Es importante destacar, que prácticamente todos los Acuerdos Comerciales


suscritos en donde se utiliza el sistema de Autocertificación, se emplean los mismos
procedimientos de verificación de origen, lo que implica en este sistema, que las
Autoridades Aduaneras de la Parte importadora tienen una función fundamental en el
inicio de la verificación de origen, ya que pueden enviar cuestionarios a los
productores o exportadores con las dudas respecto al cumplimiento de los requisitos
de origen del producto exportado y también pueden realizar visitas de verificación a las
instalaciones de los productores o exportadores, a fin de revisar las contabilidades,
realizar inventarios y verificar procesos de fabricación de los productos.

La única excepción a esta regla, está contenida en el Tratado de Libre


Comercio Chile- Estados Unidos, en donde no se contempla que la Autoridad
Aduanera de la Parte importadora pueda realizar visitas de verificación a las
empresas exportadoras o productoras, con el objeto de constatar el cumplimiento de la
regla de origen del producto exportado. Lo anterior se constituye en una debilidad en
el sistema, ya que la Autoridad Aduanera de la Parte importadora sólo debe
arreglárselas con los importadores, a los cuales les pedirá la mayor cantidad de
antecedentes respecto a los procesos de fabricación de un producto, que muchas
veces no podrán ser entregados por los importadores, dado que no están situados en
el país de exportación. Por su parte, los productores y exportadores no siempre están
dispuestos a entregar información respecto a sus procesos de fabricación de un
producto, ya sea por dudar de la confidencialidad del importador e inclusive por no
entender respecto a la importancia que tiene para el importador el poder contar con
información confiable y oportuna sobre esta materia. El problema es más grave
cuando el importador se entiende exclusivamente con el exportador, ya que este
comúnmente tampoco sabe respecto del proceso de fabricación del producto que se
está verificando, y además, no desea por ningún motivo darle información privilegiada
al importador respecto al productor del bien por temor a perder a su cliente.

25
Respecto a las sanciones por incumplimiento de los requisitos de origen bajo el
sistema de Autocertificación de origen, en general todos los Acuerdos Comerciales
consagran en esta materia que la Parte importadora establecerá o mantendrá
sanciones penales , civiles o administrativas por infracciones a leyes y reglamentos
relacionados con las disposiciones de las normas de origen y clasificaciones
arancelarias mal asignadas, con el objeto de usufructuar de beneficios arancelarios en
forma fraudulenta. Asimismo, se determina que se podrá suspender el trato arancelario
preferencial a las mercancías idénticas cubiertas por afirmaciones, certificaciones o
declaraciones hechas por el importador, exportador o productor en forma falsa o
infundada.

El párrafo anterior referido a las sanciones, en la práctica podría ser suficiente


o insuficiente, dependiendo de los énfasis que quiera poner la Autoridad
Gubernamental del país de exportación, ya que puede ocurrir que el Gobierno de
dicho país no desee sancionar a sus exportadores, ya que mientras más envíos se
realicen, más empleos se crean y se logran las metas fijadas en los índices
macroeconómicos del país, y la lógica que se plantea es que al final del día el
exportador puede perder un cliente pero el sancionado definitivamente será el
importador, ya que quiso defraudar al fisco de su país, independiente que realmente
sea culpable o no. Por otro lado, puede ocurrir que un país quiera priorizar su Imagen-
País, por lo que se preocupa y prioriza las verificaciones de origen que realiza a sus
exportadores y aplica sanciones claras y efectivas sobre ellos, de manera de crear
confianza respecto a los productos que normalmente exporta acogido a los beneficios
de los Acuerdos que tiene suscrito.

En la discusión de esta materia en el ámbito de ALADI, esta materia debe


ocupar un lugar preponderante, ya que si bien la certificación de origen se basa en el
principio de la buena fe, no puede un eventual régimen de origen de la Asociación
basado en la autocertificación de origen, no contener disciplinas claras en esta
materia, en donde se determine con claridad el proceso de verificación de origen por
las que se guiarían las Autoridades Aduaneras de los países miembros, especialmente
las Aduanas de los países de importación y que papel jugarían las Entidades
Gubernamentales de la Parte exportadora, que es donde normalmente se cometen los
ilícitos en esta materia por parte de los productores o exportadores, como asimismo,
se deberían determinar las sanciones que se establecerían por incumplimiento de
dichas disposiciones, las cuales deberían estar de alguna forma tipificadas en el
mismo régimen de origen.

Por tanto, en estos momentos, en los casos en que la certificación es hecha


por el productor o exportador, los procedimientos de verificación tienen mayores
posibilidades de ser exitosos dado que todas las herramientas con las que se cuenta
en estos procedimientos, se pueden aplicar con un potencial éxito (consultas,
cuestionarios, visitas). La aplicación de sanciones, en el caso de la certificación por
parte del productor o exportador se circunscribe principalmente a la denegación de la
preferencia, dado que cualquier conflicto judicial entre las Partes, se vuelve bastante
complejo por tratarse de una disputa entre un Estado de una Parte contra un privado
de la otra Parte, estando de por medio las diferencias en los sistemas legales entre
ambas Partes.

Las sanciones que se puedan imponer a los infractores, generalmente no


pasan del cobro de las preferencias arancelarias y en casos reiterados, se puede
llegar a suspender las exportaciones de cierto exportador. Las sanciones adicionales
que se establezcan dependerán de las legislaciones internas de cada país.

26
En el caso de la certificación por parte del importador, los procedimientos de
verificación tienen menores posibilidades de ser exitosos, por el hecho que la
información con la que cuenta el importador va a ser limitada, por la sencilla razón
que al exportador de la otra Parte, no le convendrá entregarle antecedentes
relacionados con la descripción del proceso productivo y en especial con sus costos,
ya que normalmente es un factor fundamental de su negocio. Adicionalmente, las
herramientas de verificación se limitan a las consultas y cuestionarios, ya que las
visitas pierden sentido en este caso, por no poder desarrollarse en el lugar de la
producción. Por último, el éxito de las herramientas que se pueden aplicar es limitado
por la falta de información inicialmente expuesta.

La posibilidad de aplicar sanciones, contrariamente al caso de la certificación


por parte del productor o exportador, es más fácil dado que las posibles infracciones
se dan en un solo país, por lo tanto, éstas pueden comenzar con la denegación de la
preferencia y terminar con juicios locales por declaraciones fraudulentas.

Respecto a la necesidad de reforzar las sanciones en casos de


Autocertificación, si bien, se estima conveniente que éstas se puedan dejar
estipuladas en el acuerdo, siempre los conflictos internacionales tienen una
complejidad adicional para su desarrollo por la imposibilidad de controlar directamente
las gestiones que se puedan realizar en el otro país. Por lo tanto, una alternativa más
eficiente sería reforzar las sanciones a aplicar en el país de importación hacia el
exportador, de manera de desincentivar la posibilidad de fraude.

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XI. Impacto jurídico que implicaría en las legislaciones nacionales de los
países miembros de la ALADI la aplicación de un sistema de
Autocertificación de Origen.

En estos momentos, existen varios Acuerdos Comerciales suscritos en el


marco de ALADI, que utilizan el sistema de Autocertificación de origen, como es el
caso de los siguientes Convenios:

a) Acuerdo de Complementación Económica N° 41 suscrito entre Chile y


México.
b) Acuerdo de Complementación Económica N° 33 suscrito entre Colombia y
México.
c) Acuerdo de Complementación Económica N° 31 suscrito entre México y
Bolivia.

En dichos Acuerdos, se puede constatar que dichos países se han alejado del
Régimen General de Origen de ALADI para negociar un Régimen de Origen bilateral,
por lo que los países han debido asumir en su ordenamiento interno, las aprobaciones
legislativas pertinentes para cada uno de estos Acuerdos. Esta realidad se puede
constatar con claridad en el documento ALADI/SEC/di 2078 que categoriza los
diferentes regímenes de origen de los Acuerdos vigentes en el marco de ALADI.

Lo mismo ocurre con los países miembros de ALADI que han suscrito Acuerdos
con países fuera de la región, como es el caso del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (NAFTA) , en donde México con Canadá y Estados Unidos, también
asumieron un sistema de Autocertificación de origen. Posteriormente, Chile suscribió
un Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y posteriormente, Colombia y Perú
se sumaron a esta misma iniciativa con Estados Unidos. Estos Convenios, también
tuvieron una tramitación parlamentaria especial.

Por tal motivo, si se llegase a implementar un Régimen General de Origen en


el marco de ALADI basado en la Autocertificación, las implicancias jurídicas de este
hecho no serían complejas, dado que bastaría con que los países miembros de la
Asociación suscribieran un Protocolo Adicional al Acuerdo respectivo que ya tienen
entre ellos, para oficializar el nuevo régimen de origen, por lo que no se visualizan
grandes modificaciones desde el punto de vista jurídico.

Sin embargo, este cambio sí debiera implicar grandes modificaciones desde


el punto de vista de la estructura interna de los países, ya que se debería fortalecer
fuertemente la verificación de origen, dotando a los Servicios de Aduana de nuevos
recursos para crear un Departamento que se encargue de realizar comprobaciones de
origen, para lo cual se requiere un personal capacitado, no sólo en el conocimiento de
los regímenes de origen pactados, sino que también se necesitarían especialistas en
procesos productivos, en contabilidad y manejo de inventarios, dado que la verificación
de origen bajo este sistema lo controlara exclusivamente la Autoridad Aduanera del
país de importación, ya que en el país de exportación, los exportadores o productores
podrán emitir sus certificados de origen con pocos filtros previos, como es el caso del
sistema de certificación de origen bajo la modalidad de entidad certificadora de origen
que actúa por delegación del Gobierno, en donde se realiza una verificación
documental, y si se requiere, también una visita a las instalaciones del exportador o
productor, en forma previa a la emisión del certificado de origen.

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XII. Análisis del impacto sobre la facilitación del Comercio derivado de la
potencial aplicación de un sistema de Autocertificación de Origen en el
espacio de Libre Comercio a conformarse en ALADI en el marco de la
Resolución 59 del Consejo de Ministros.

Desde el punto de vista de los productores y exportadores, se puede


vislumbrar un beneficio claro, ya que se abaratan los costos por concepto de la
emisión de los certificados de origen, ya que no hay ninguna instancia de cobro que
se haya implementado bajo este sistema, como ocurre con la certificación basada en
Entidad Certificadora, en donde frente a cada certificado de origen hay un cobro
implícito en el servicio, lo cual podría beneficiar a la pequeña y mediana empresa
exportadora.

No obstante lo anterior, desde el punto de la facilitación del comercio no queda


claro que se produzcan ventajas reales, ya que la implementación de este nuevo
sistema, sin lugar a dudas obligaría a los países miembros a tomar resguardos para
tener buenos sistemas de verificación de origen para controlar el carácter de originario
de los productos que ingresen a un determinado país, ya que bajo este nuevo sistema,
los productos que se exporten serán certificados por los propios productores o
exportadores, lo que implica que los países de importación deberán tomar las
providencias para investigar los productos que ingresen acogidos a los beneficios de
un determinado Convenio.

Por tal motivo, en materia de certificación de origen será muy difícil que se
produzca una facilitación de comercio real, ya que gran parte de los Acuerdos
Comerciales negociados entre los países de ALADI, se encuentran exentos del pago
de los derechos arancelarios, razón por la cual resulta clave cumplir con los requisitos
de origen para beneficiarse de dichas rebajas.

Un tema que se constituiría en una preocupación real para los países de


ALADI en un esquema de autocertificación, sin lugar a dudas sería el precario manejo
de los requisitos de origen que tienen gran parte de los productores y exportadores
de los países miembros, lo cual debería ser resuelto a través de talleres de
capacitación realizados por las Autoridades Gubernamentales, en materia de
clasificación arancelaria, ya que los productos que gozan de las ventajas
arancelarias, tienen según su clasificación una determinada regla de origen que
puede basarse en cambios arancelarios ( capítulo, partida o subpartida) o en Valores
de Contenido regional (VCR), para lo cual se debe manejar el código arancelario del
producto exportado y de los insumos incorporados en la fabricación del bien; en
valoración aduanera y los INCOTERMS, entre otras materias.

Asimismo, no se puede descartar que algunos usuarios del sistema pretendan


falsear información para tener acceso preferencial a otros mercados en forma
inapropiada, para lo cual se deben propiciar mecanismos de verificación y control que
sean expeditos, con medidas que signifiquen no solamente sanciones para los
importadores que defraudan al fisco de su país, sino que también a los exportadores
que adulteran los certificados de origen y otros documentos que tienen que ver con el
proceso de exportación, para poder acogerse a las ventajas de un determinado
Acuerdo.

29
Teniendo presente lo anterior, es que se estima poco probable que al adoptar
un modelo de certificación de origen que asuma un sistema de Autocertificación, se
pueda facilitar el comercio, ya que la ecuación entre facilitación y seguridad es
compleja y requiere de resguardos que con seguridad serían permanentes por parte
de los países miembros. Se estima que el esquema de autocertificación, debe ser
evaluado con detenimiento, ya que mal aplicado podría traer graves consecuencias
para la recaudación fiscal del los países miembros, y para las empresas productoras
de dichos países, al existir la posibilidad de triangular productos de terceros países
como nacionales para aprovechar ilegítimamente las ventajas de un determinado
Tratado.

30
XIII. Análisis de las potenciales implicancias del establecimiento de alguna de
las modalidades de Autocertificación de Origen en el marco del proyecto
piloto de Certificados de Origen digitales desarrollado en el ámbito de
ALADI.

La certificación de origen digital es un medio de certificación que tiene algunas


particularidades importantes como la independencia de la utilización de papeles, la
altísima dificultad de violación del sistema, la velocidad de operación (que sería casi
instantáneo desde que se emite el certificado hasta que llega a la aduana de destino).
Por último, otra de las fortalezas del sistema, es se puede adaptar a las distintas
modalidades de certificación de origen.

La complejidad tecnológica que pueda tener un sistema de certificación


electrónica, también varía en directa relación con los costos y las herramientas
jurídicas con las que se cuente. Es de esta forma, que se pueden tener desde
sistemas especialmente diseñados con altos grados de sofisticación para la
encriptación de la información, hasta simples envíos de correos electrónicos con
sistemas de encriptación incluidos en paquetes de uso general. Lo que debiera ser un
entendimiento generalizado, es que el medio de transmisión de datos debe ser a
través de Internet y no de canales particulares que dificultan completamente su
implementación.

Respecto al marco jurídico necesario para la implementación de un sistema de


certificación electrónico, éste no debería restringirse a la necesidad de contar con un
sistema de firma electrónica calificada para operar. Dado que estamos hablando de un
acuerdo plurilateral entre una comunidad de países, bastaría que este acuerdo se
validara a través de un sistema de encriptación de datos, para que sea reconocido y
aceptado en el país contraparte.

La flexibilidad que permite el modelar un sistema de certificación electrónica de


origen, permite desde el envío directo desde el escritorio del exportador a la aduana
de importación, hasta el paso por ciertas entidades de control, tanto en el país de
exportación como en el país de importación. En ambos casos se requiere un acuerdo
entre los países participantes respecto al sistema de encriptación a utilizar y ciertos
procesos mínimos de comprobación de los datos recibidos desde el emisor del
certificado, los cuales nuevamente pueden ser básicos.

La certificación bajo un sistema electrónico, es un proceso extremadamente


simple, ya que una vez acordados los estándares y sistemas a utilizar, una vez
instalado, el usuario puede tener los certificados pre formateados en el computador y
llenar las particularidades del embarque y sólo con una instrucción encriptarse
inmediatamente los datos y ser enviados en forma instantánea a la aduana de
destino. Cabe recordar, que en caso de querer dejar algún antecedente en alguno de
los países Parte, significa una intervención en los flujos de información a nivel
informático, pero de ninguna manera entorpece el proceso a nivel de usuario ni de
aduana receptora.

31
Quizás la instancia donde se notan mejor las ventajas de un sistema de
certificación electrónica es en la verificación, ya que este sistema incluso en su versión
más simple permite la verificación en pantalla del certificado recibido, desde el propio
emisor. Luego, la solicitud de los antecedentes de respaldo se puede hacer del mismo
modo, directamente entre la aduana de importación y el exportador (en forma
instantánea) y por último, en lo que se refiere a la solicitud de información adicional,
también el envío de cuestionarios y respuesta de esta información se puede hacer por
este mismo medio. Con estas etapas facilitadas, el proceso de verificación se hace
más expedito.

En relación a los costos de implementar un sistema de este tipo, para los


Gobiernos Parte, se reducen considerablemente dado que se limitan a la instalación
en cada una de las Aduanas importadoras de un sistema de recepción de la
información, que como se señaló, se puede limitar aun correo electrónico, es decir,
una inversión inicial baja y luego los costos de operación pueden ser menores que el
sistema de recepción de antecedentes en forma material. En el país de exportación,
claramente los costos se traspasan a los exportadores no existiendo costos para la
Parte exportadora. Pueden generarse costos mínimos en el caso que se decida
intervenir el sistema y almacenar en forma centralizada todos los flujos de información
relacionados con la certificación y verificación.

En concreto, es extremadamente fácil operar el sistema de certificación


electrónica de la ALADI bajo la modalidad de la Autocertificación, dada la flexibilidad
que permite el sistema de certificación electrónica. Sólo se podrían encontrar
problemas en ciertos países donde existan aduanas sin servicio informático, lo que se
puede solucionar con cooperación extranjera u operando con un respaldo en papel de
la operación, el que nunca podrá dejar de existir.

Finalmente, respecto a la posibilidad que no exista exportador con las


facilidades para emitir esta certificación, se plantea la duda si por la escala mínima de
producción y recursos financieros requeridos para involucrarse en un proceso de
exportación, exista algún exportador sin apoyo informático. En caso que sucediera
esta situación, también se puede operar, cooperativamente, a través de alguien que le
facilite el servicio (Cámaras, Asociaciones Gremiales, etc.) y en último caso se puede
realizar una certificación en papel.

El modelo de operación propuesto por ALADI considera intermediar la


validación de la información consignada en un Certificado de Origen, de modo que el
documento electrónico emitido (certificado de origen) incorpore la revisión de los
antecedentes presentados por el exportador y sea un documento “confiable”.
Posteriormente, dicho documento debe ser remitido por el exportador vía electrónica
al agente que intermedia la importación en el país de destino.

De acuerdo a la propuesta actual de la ALADI, y considerando que mediante la


Autocertificación los exportadores no requieren la intermediación de un tercero, el
sistema propuesto por ALADI no ofrecería utilidad, salvo en lo referido a la generación
de un documento electrónico que representa el certificado de origen y que incluye la
firma electrónica del exportador, el que podría ser enviado al importador mediante
correo electrónico. Lo anterior, debido a que en la actualidad, o bajo un sistema de
Autocertificación, es inevitable utilizar en formato papel la firma y timbre del
exportador, asunto que estaría resuelto electrónicamente en el marco del proyecto de
ALADI.

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En el caso de la Autocertificación, podría no ser necesario un acuerdo previo
que permita el uso de la firma electrónica entre los países involucrados, por cuanto es
el importador quien debe verificar de manera fehaciente el origen de la firma del
exportador y luego efectuar las operaciones de importación correspondientes, lo cual
implicaría riesgos para el importador y una gran incertidumbre para la Autoridad
Aduanera del país de importación, lo que con seguridad haría impracticable un sistema
de certificación basado en estos términos.

Lo anterior, debería evaluarse profundamente, ya que en un sistema de


Autocertificación de origen, sería prácticamente imposible tener firmas autorizadas
de los países miembros para emitir certificados de origen, puesto que cada exportador
debería estar habilitado para suscribir su certificado, lo cual resultaría riesgoso y hasta
cierto punto inmanejable.

Por tanto, la firma electrónica se constituiría en un problema serio bajo la


modalidad de la Autocertificación de origen, ya que los certificados digitales deben ser
suscritos por la persona que responde por la veracidad y autenticidad de la
información que se presenta. Esta situación requiere de un análisis técnico, ya que no
cabe duda que la certificación de origen digital, sí propende a la facilitación del
comercio y a la eliminación de la burocracia en los países de la región.

Debido a lo anterior, no parecería apropiado seguir avanzando en la


certificación digital en el marco de ALADI, hasta no tener claro que sistema de
certificación de origen se implementará en la Asociación dentro del Espacio de Libre
Comercio (ELC), a fin de no comprometer recursos financieros, humanos y técnicos en
un proyecto que pudiera sufrir cambios drásticos, de adoptarse un sistema de
Autocertificación por parte de los países miembros de ALADI.

Bajo el actual sistema basado en las Entidades certificadoras de Origen, se


cuenta en general con el registro acotado de nombres y firmas de entidades y
funcionarios que se encuentran habilitados internacionalmente para emitir certificados
de origen por parte de los países miembros. Un cambio en esta materia, claramente
afectaría al sistema que se encuentra en estudio en este momento por parte de la
Asociación.

Está de más señalar la importancia que tiene para los usuarios del sistema
(exportaciones, productores e importadores), el poder contar con un sistema de
certificación de origen digital, lo que contribuiría innegablemente a eliminar la
burocracia y a simplificar la tramitación de estos documentos lo que podría lograrse
sin problemas bajo el actual modelo de certificación de Origen. Asimismo, se lograría
mayor transparencia, ya que la Autoridad Aduanera de la Parte importadora podría
realizar un proceso de verificación y control de origen, en forma directa a través de la
entidad que hubiese emitido el certificado de origen, con lo cual se mejorarían
considerablemente los tiempos de la verificación.

Por último, se adjunta en el Anexo N° 2, un cuadro que contiene los posibles


esquemas de Certificación Electrónica para el trabajo que quiere desarrollar ALADI.

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ANEXOS

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36
A N E X O N° 1

37
38
A N E X O N° 2
Posibles Esquemas de Certificación Electrónica
Bajo ALADI

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