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Actividades y estrategias
1 Escucha el fragmento y responde a las siguientes preguntas.
“YdiciendoestodiodeespuelasasucaballoRocinantesinatenderalasvocesquesues
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gantesaquellosqueibaaacometerPeroélibatanpuestoenqueerangigantesquenioí
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ran...”
Cuatro siglos después de aquellas andanzas, las leyes de la caballería no han muerto. En 2005
quedan personas que luchan en defensa de las causas que creen justas. Son los Quijotes de
hoy –un escritor, un fraile, una deportista y un científico–, asombro de gigantes y vencedores de
batallas que sufren la enfermedad caballeresca. Un valeroso sucesor por cada uno de los siglos
transcurridos desde que se publicó el libro. […]
Isidoro Macías sólo tiene una misión en la vida (la terrenal, “tan loca”). Desde el año 2000,
endereza los entuertos y “desface” los agravios a los que cada día se ven expuestos los
inmigrantes que arriban a las playas de Algeciras. Con 60 años y casi 40 dedicado a la ayuda
desinteresada a los demás, actualmente realiza su trabajo desde una casa de acogida donde
proporciona cuidados a mujeres inmigrantes embarazadas o con hijos que llegan en pateras, a
las que ofrece alojamiento y alimentación. Considerado el héroe de la solidaridad y del trabajo
desinteresado, confiesa que su sueño para este año es poder acabar de construir una nueva
residencia y sacar a la gente de la calle. “Lo que más feliz me hace es dar a los que piden y
que me animen para continuar con mi tarea”.
El Mundo, 02.01.05
Es verdad que la empresa quijotesca -salir de la realidad propia para vivir la fantasía- ha
dado tipos humanos excepcionales, gracias a cuyas temeridades el mundo ha progresado en
el dominio del conocimiento y que sin ellos la vida sería mucho más gris de lo que es. El
progreso científico, social, económico, cultural, se debe a soñadores así: sin ellos no se
habría descubierto aún América, ni la imprenta, ni los derechos humanos y seguiríamos
zapateando en la tierra para que cayera la lluvia sobre las cosechas. Pero también es cierto
que el llamado de lo irreal, al aguijonear en hombres y mujeres el apetito de lo que no tienen
ni tendrán, ha aumentado, considerablemente, su infelicidad. Se trata de un problema
insoluble, pues no hay una manera realista de que aquello que intenta el Quijote sea posible
y lleguemos a vivir, simultáneamente, en la vida objetiva de la historia y en la subjetiva de la
ficción.
Vargas Llosa, M., La tentación de lo imposible, Discurso de entrega del Premio Cervantes, 1994.