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Los adolescentes también tenemos derechos


Somos los niños y niñas del mundo...
Somos los niños y niñas cuyas voces no se oyen: es hora de que nos tomen
en cuenta.
Nosotros no somos la fuente de los problemas, somos los recursos que se
necesitan para resolverlos.
No representamos un gasto, representamos una inversión.
No solamente somos gente joven, somos personas y ciudadanos de este
mundo.
Hasta que otros acepten la responsabilidad que tienen con nosotros,
seguiremos luchando por nuestros derechos.
Tenemos la voluntad, el conocimiento, la sensibilidad y la dedicación.
Somos los niños y niñas del mundo y, a pesar de nuestras diferencias
compartimos la misma realidad.
Estamos unidos en nuestra lucha para conseguir que el mundo sea un mejor
lugar para todos.
Ustedes nos llaman el futuro, pero también somos el presente.

(Apartes de la Declaración de niños y adolescentes de diferentes


países reunidos en Nueva York en 2002 en la Cumbre Mundial por la
Infancia)

Reflexionemos y compartamos
 ¿Conocen los derechos de los jóvenes?
 ¿ Qué opinan que los jóvenes trabajen?
 ¿Qué podemos hacer para que sea una realidad el respeto universal de los
derechos de los jóvenes?

Consultemos y debatamos
Los adolescentes están protegidos por la Convención de Derechos del
Niño hasta los dieciocho años de edad, dado que aún están en proceso de
crecimiento y desarrollo. Aunque por su apariencia tienden a ser vistos como
adultos, todavía necesitan protección y apoyo de parte tanto de su familia,
como de la sociedad y el Estado. Todos tienen iguales derechos y no pueden
ser discriminados ni por el color de su piel, ni por su sexo, ni por su
procedencia, ni por su condición social o económica.

Tienen derecho a una familia que los quiera, los acoja, vele por ellos.
Ellos tienen derecho a expresar sus ideas y juicios libremente y a que sus
opiniones sean escuchadas y tenidas en cuenta, tanto en la casa, como en el
colegio o en la comunidad; así como a reunirse y asociarse libremente y a
buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de todo tipo, siempre y
cuando respeten los derechos y la reputación de los demás y no atenten
contra la moral o la salud pública.
Es deber de los adultos oírlos y dialogar con ellos; procurando entenderlos
antes que juzgarlos; así como protegerlos, cuando sea necesario, de
información que pueda ser nociva para ellos. Ellos están aprendiendo sobre
democracia y participación, no en lo que les dicen, sino en lo que ven y viven
diariamente.

Tienen derecho a un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico,


mental, espiritual, moral y social. Es responsabilidad de los adultos
proporcionar, en la medida de las posibilidades y medios económicos, las
condiciones más apropiadas para su vida diaria. Los adolescentes necesitan
espacios apropiados para su desarrollo, así como lugares y tiempos para
compartir con personas de su misma edad.

Su vida como la de todos los seres humanos es sagrada, pero con


frecuencia corre peligro por los altos niveles de violencia contra ellos, dado
que algunos grupos de la sociedad antes que tolerancia tienen temor y
rechazo hacia los adolescentes, los ven como un peligro, se han olvidado que
fueron jóvenes y justifican de alguna manera la violencia ejercida contra
ellos. Igualmente hay violencia y maltrato en algunas familias.

Tienen derecho a la seguridad social y al más alto nivel de salud y


nutrición. Es responsabilidad de los padres educarlos en el cuidado de su
cuerpo, darles ejemplo de buena alimentación y cuidado de la salud, prevenir
posibles accidentes en casa o en la calle, suministrarles una nutrición
adecuada a su proceso de crecimiento, mantener actualizada su afiliación a
la seguridad social y llevarlos por lo menos una vez al año a sus controles de
salud (medicina, oftalmología, odontología, etcétera).

Todos tienen derecho a la educación hasta completar mínimo el ciclo


básico (grado noveno). La familia, la sociedad y el Estado deben facilitar el
acceso a la educación, eliminando cualquier barrera que lo impida, incluidas
las barreras físicas o culturales para los adolescentes con limitaciones,
problemas de aprendizaje o cualquier otra situación que plantee retos
educativos diferentes.

Tienen derecho a disfrutar del esparcimiento, el juego, la recreación,


el deporte. Las actividades recreativas contribuyen a una formación
integral, permiten divertirse sanamente, formar grupos de amigos, construir
lazos afectivos, asimilar normas e integrarse a la vida de sus comunidades.
La familia y la sociedad deben hacer lo posible para que tengan espacios y
tiempos suficientes para estas actividades.

Los adolescentes tienen derecho a tener acceso a la cultura, tanto a la


cultura regional y nacional, como a la cultura universal en sus diferentes
expresiones (conocimiento, literatura, arte, música, etcétera). La familia debe
propiciar ese acceso, el cual promoverá su desarrollo integral, les permitirá
vincularse a la vida cultural de su familia y su país y les facilitará participar
en la construcción de nuevos movimientos culturales. Y no solo tienen
derecho a conocer la cultura sino también a participar en su creación por
medio de su creatividad.

Tienen derecho a ser protegidos contra todas las formas de violencia,


perjuicio, abuso físico, emocional o sexual, descuido o trato negligente,
malos tratos o explotación. Los adultos son responsables de rodearlos de
amor y cuidado, no promover, enseñar o dar ejemplo de conductas violentas,
dialogar con ellos sobre las violencias, frenar las actitudes violentas y
promover la no violencia. Malos tratos, golpes, gritos, insultos generan más
violencia, hacen que por temor se repriman conductas, pero no las
transforman realmente.

Deben tener la oportunidad de desarrollar una sexualidad sana, basada en el


respeto mutuo. Ellos necesitan tener una información clara y confiable sobre
sexualidad, conocer los métodos de planificación familiar y las formas de
prevenir las infecciones de transmisión sexual; deben saber qué es el abuso
sexual y cuáles son sus derechos sexuales y reproductivos.

Cualquier caso de abuso sexual debe ser reportado ante las


autoridades e inmediatamente el adolescente debe ser protegido.
Existen personas inescrupulosas que trafican con seres humanos o los
utilizan para actividades de pornografía.

Los menores de quince años no tienen por qué trabajar. Antes de esa
edad cualquier trabajo distinto a los deberes escolares y las actividades
menores de la casa, es una explotación y viola sus derechos. Después de los
quince años, en caso de que por alguna razón el adolescente tenga que
laborar, esta actividad no debe ser en horas nocturnas, ni en
responsabilidades peligrosos; las jornadas deben ser cortas y el trabajo debe
ser formativo, no un trabajo monótono, pues es deseable que contribuya al
desarrollo de sus capacidades.

Los adolescentes deben estar protegidos contra el consumo de tabaco,


bebidas alcohólicas, el uso de estupefacientes y su participación en la
producción y tráfico de los mismos. Debemos procurar que el inicio de drogas
permitidas (alcohol, cigarrillo) sea lo más tarde posible y con un
conocimiento sobre sus riesgos. En esta edad ocurre con gran frecuencia que
se prueban las drogas no permitidas, los adolescentes deben desarrollar la
capacidad de saber cuando contestar No. Tienen derecho a que les demos
eemplo de no usarlo.

Los adolescentes con alguna limitación o discapacidad tienen los mismos


derechos de todos los demás, incluidos los derechos a educación, salud,
esparcimiento, juego, recreación, acceso a la cultura, así como el derecho a
servicios de rehabilitación y a ser integrados tanto a la sociedad, como a
la vida escolar.
Tienen derecho a conocer todos sus derechos. Es responsabilidad de los
padres y de todos los adultos informarles sobre ellos y darles ejemplo
permanente de respeto de los mismos, pues así estaremos formando mejores
ciudadanos y con ello contribuyendo a la construcción de un mundo mejor.

Tienen derecho a saber que junto con estos derechos también tienen
deberes, de prepararse adecuadamente, de ser solidarios con su familia,
con su comunidad, con su país.

Ellos aprenden a ser respetuosos de los derechos de los demás en la medida


en que los de ellos sean respetados. Con nuestro ejemplo cotidiano damos
lecciones de ciudadanía y convivencia; si son escuchados aprenderán a
escuchar, si son respetados aprenderán a respetar, si son amados y
aceptados aprenderán a amar y aceptar.

Comprometámonos y evaluemos
 Mantengamos contacto permanente con nuestros hijos/hijas. Escuchemos y
respetemos sus opiniones, aunque no las compartamos, tengámoslos en
cuenta a la hora de tomar decisiones
 Dialoguemos con ellos sobre los derechos y deberes
 Enseñemos con nuestro ejemplo a nuestros hijos a respetar los derechos de
los demás y a defender los suyos
 Evitemos cualquier discriminación en casa, de las mujeres, de los empleados,
de los vecinos, de unos hijos sobre otros
 Respetemos su tiempo de descanso Si los mayores de quince años trabajan,
debe ser por pocas horas, en oficios que no sean peligrosos y sin abandonar
la educación
 Si conocemos algún caso en que no se respeten los derechos de algún
adolescente, actuemos y denunciemos

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