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ELPERDÓN
YLAGLORIA
Losanostreintafueron de:maprofundaradicalización
polltica;
lasnuevasideologlas
totalitarias
deslumbraban a unaEuropayadecadente.
España,desde muypocodespués de
la proclamacióndela II República,
presenciaba
temerosaelclimadetensión y violencia
que
seibaacrecentando dlaa día.Unaatmósferaqueacabó desgarrandoelpaís,inmersoen
unaguerra civilquefueinevitable.
Comunismo y socialismo
intentaban
continuar
enEspañaconelexperimentosoviético,
totalitario Unnuevo
y destructivo. experimento
paracrear,
porfin,unmundo nuevo.Este
ideologismo necesitaba,
parasuciruglasocialpuramente
racionalista,
extirpar
previamente
al granenemigo:elcatolicismo
.
ÁngelDavidMartín
repasa
, deunmodoriguroso,
claroy divulgativo,
losestremecedores
sucontexto
datosdelaspersecuciones, y sucausa.
Ellibrovieneacompañado deunimpactantedocumental,
producido
porelCírculo
Isabella
Católica, y dirigido
porDiego Urban,
quemuestraconriqueza
visualunaparteimportantede
estapersecución queprovocóelmayor
religiosa númerodemártires
dela Iglesia
Católicaen
la historiadelsigloxx.
100058
ISBN 978-84-96836-18-1
9 788 4 96 836181
a ciudadela
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/
LA CRUZ, EL PERDÓN
Y LA GLORIA
La persecución religiosa en España
durante la II República y la Guerra Civil
a ciudadelalibros
CT)o.dRid, 2007
Primera edición: Octubre de 2007
ISBN: 978-84-96836-18-1
Depósito legal: M-42.850-2007
Fotocomposición: Paco Arellano
Impresión: Cofás
Encuadernación: Tomás de Diego
Introducción 9
I. RAÍCES HISTÓRICAS DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA 17
El conflicto de la Iglesia Católica con el mundo
moderno 17
Los instrumentos de la descristianización en la
España contemporánea 19
Los protagonistas: burgueses y obreros 21
Otras asociaciones 23
La enseñanza 25
Agresiones y movilizaciones laicistas 27
II. LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA
II REPÚBLICA (1931-1936) 31
Primera etapa: el Bienio republicano-socialista 34
Segunda etapa: el Bienio Radical cedista 41
Tercera etapa: el Frente Popular 51
III. REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA 57
Alzamiento y revolución 57
Manifestaciones de la persecución religiosa 60
Andalucía y Extremadura 63
Franja central 68
Cataluña y Levante 74
Aragón 76
Franja norte 80
Referencias religiosas en la Guerra Civil 87
BIBLIOGRAFÍA HISTÓRICA SELECCIONADA 93
Introducción
R
efiriéndose a la situación de la Iglesia Católica en la zona de
España controlada por el Frente Popular alguien escribía a
los pocos meses de comenzar la Guerra Civil:
en sus cárceles sin otra causa conocida que su carácter de sacerdote o re
ligioso. h) Se ha llegado a la prohibición absoluta de retención privada de
imágenes y objetos de culto. La policía que practica registros domicilia
rios, buceando en el interior de las habitaciones, de vida íntima personal
o familiar, destruye con escarnio y violencia imágenes, estampas, libros
religiosos y cuanto con el culto se relaciona o lo recuerda. 1
1 El texto íntegro del memorial fue publicado por un hermano de su autor bajo
seudónimo: A. de Lizarra [Andrés lrujo Olio], Los vascos y la República Española.
Contribución a la historia de la guerra civil, Editorial Vasca Ekin, Buenos Aires,
1944, pp. 201 y SS.
2 Citado por Antonio Montero Moreno, Historia de la persecución religiosa en
España, 1936-1939, BAC, Madrid, 1998, p. 741.
3 Divini Redemptoris (19 de marzo de 1937), n. 20, citado por Doctrina Ponti/t�
cia, III, BAC, Madrid, 1959, p. 851.
INTRODUCCI()N 11
que remontarse a los primeros siglos del cristianismo. Pero hay algo
más. En el mismo discurso a quinientos españoles, Pío XI mandaba
su bendición «a cuantos se habían propuesto la difícil tarea de de
fender y restaurar los derechos de Dios y de la religión» y, al acabar
la guerra, el papa Pío XII concebía el primordial significado de la
victoria nacional en los siguientes términos: «El sano pueblo espa
ñol, con las dos notas características de su nobilísimo espíritu, que
son la generosidad y la franqueza, se alzó decidido en defensa de los
ideales de fe y civilización cristiana, profundamente arraigados en el
suelo fecundo de España; y ayudado de Dios, "que no abandona a los
que esperan en Él" (Iud 13,17), supo resistir el empuje de los que,
engañados con lo que creían un ideal humanitario de exaltación del
humilde, en realidad no luchaban sino en provecho del ateísmo»4.
Probablemente aquí radica la gran incomodidad que provoca,
setenta años después, hablar de la persecución religiosa en España,
no tanto entre quienes se proclaman continuadores de la ideología
de los verdugos sino entre aquellos que deberían haber recogido la
herencia de unos héroes y mártires que están inseparablemente uni
dos a una guerra civil que adquirió caracteres de Cruzada. Una sim
biosis que se produce no sólo por la coincidencia cronológica sino
por una íntima comunión de ideales en la defensa de la fe y de la
civilización occidental cristiana, magníficamente expresada en figu
ras como la del Beato Anselmo Palanca, Obispo de Teruel, firmante
de la Carta colectiva en la que el Episcopado Español daba cuenta
al mundo de lo que estaba ocurriendo en España y mártir en febrero
de 1939.
Subyace en esta negativa a aceptar el componente religioso de
una guerra que ha influido de manera tan directa en la situación ac
tual del catolicismo español, no sólo la pervivencia de corrientes
historiográficas que pretenden soslayarlas o negarlas por simples
prejuicios ideológicos, sino también un profundo sentimiento de
incomodidad que embarga a algunos sectores de la Iglesia actual a
la hora de admitir -en un momento en que el pluralismo (o lo que
se nos presenta como tal) está consagrado como uno de los pilares
5 Cfr., María Luisa Rodríguez Aisa, «Las raíces cristianas en la guerra de Espa
ña», en La guerra y la paz. Cincuenta aiios después, Madrid, 1990, pp. 481-493.
INTRODUCCIÓN 13
6
Manuel Tuñón de Lara (<lir.), Historia de España, IX. La crisis del Estado.·
Dictadura, República, Guerra (1923-1939), Labor, Barcelona, 1981, p. 384.
7
Francisco Cobo Romero, La guerra civil y la represión franquista en la provzn
cza de Jaén, 1936-1950, Diputación Provincial,Jaén, 1993, p. 261.
14 LA CRUZ, EL PERD<)N Y LA GLORIA
8
Cfr. Pío Moa, Los mitos de la guerra civil, La Esfera de los Libros, Madrid,
2003, pp. 230-237.
INTRODUCCIÓN 15
Parece ser que el asesinato tanto del padre Luque como el de los seño
res obispos de Almería y Guadix se acordó en la logia masónica titula
da Evolución, de Almería, sin que el dato haya podido, hasta la fecha,
ser debidamente contrastado. Desde luego es cierto, que los rojos de
dicha logia, corrieron la especie de que el padre Luque era el peor de
todos los curas, porque era espía en favor de las derechas, y de esta
manera le quitaron el ambiente favorable que entre los milicianos y
gente del pueblo tenía. 9
9
Antonio Molina Alonso, canónigo lectoral y canciller secretario del Obispado
de Almería, Respuesta al Cuestionario remitido (1 de febrero de 1941), Archivo
Histórico Nacional, Causa General, Leg. 1164 (1).
16 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
I
Raíces históricas de la persecución religiosa
D
esde que la Revolución francesa dinamitara el estado de las
cosas vigente durante el Antiguo Régimen, la Iglesia Cató
lica hay sido objeto de numerosos ataques en toda Europa,
fruto de las fricciones surgidas a raíz del lugar que lo laico le otor
gaba. En el caso de España el conflicto entre la Iglesia y Estado mo
derno se iba a concretar en una persecución por parte de este último
que no iba a sufrir ningún otro estamento, seguramente por tratarse
de la única potestad radicalmente independiente que podía sobrevi
vir al absolutista Estado contemporáneo. A lo largo del siglo XIX la
Iglesia sufrió privación de sus bienes, censura a su enseñanza doc
trinal, supresiones, exclaustraciones, destierros, asesinato de un
buen número de religiosos como los que tuvieron lugar en Madrid
en julio de 1834 ... Resulta interesante la siguiente precisión en rela
ción con el injusto tratamiento historiográfico de estos sucesos:
1
Cfr. Gonzalo Redondo, Historia Universal. XII. La consolidación de las liber
tades, EUNSA, Pamplona, 1989, pp. 25 y ss.
18 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
2
José Luis Camellas, «Los liberales españoles contra la Iglesia», Razón Españo-
la, n. 80 (1996), p. 335.
3
Yu,je/e del ServicioSecretoMilitar soviético,Guadalajara, 1945, p. 51; citado por
Luis García Arias, «La política internacional en torno a la Guerra de España», en
La Guerrade LiberaciónNacional,Universidad de Zaragoza, Zaragoza, 1961, pp. 536-
537. En su libro póstumo, Walter Krivitsky, jefe del servicio Secreto Militar Soviético
en la Europa occidental de los años 30, comienza diciendo: «La historia de la interven-
ción soviética sigue constituyendo el misterio más trascendental de la Guerra Civil es-
pañola. El mundo sabe que hubo Intervención y eso es todo lo que se sabe ...».
RAÍCES HIST()RICAS DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA 19
Vicente Palacio Atard habla de una doble cuna del laicismo en Espa
ña: «La raíz intelectual, fruto del subjetivismo liberal y del positivismo
científico, considera a la Iglesia enemiga del progreso; y la raíz popu
lar, con una enorme fuerza pasional, descarga sus emociones en un
20 LA CKUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
6
Cit. por José Andrés-Gallego, «Sobre las formas de pensar y de ser», en Hú
toria General de España y América, XVI-2, Revolución y Restauración (1868-1931),
Madrid, 1982, p. 296.
7 Pedro Laín Entralgo, La Generación del noventa y ocho, Espasa Calpe, Ma
drid, 1975, p. 62.
22 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
8 Cit. por Juan María Laboa, Iglesia e intolerancias: la guerra civil, Atenas,
Madrid, 1987, p. 72.
9
Pedro Laín Entralgo, op. cit., p. 62.
10
Todas las fuentes coinciden en señalar el escaso peso de los comunistas con
anterioridad a 1931 e incluso a 1936. Además, durante mucho tiempo su lugar
ideológico estaba ocupado por el ala más extrema del Partido Socialista cuyo diri
gente, Largo Caballero, era apodado «el Lenin español».
11 Declaraciones de Pablo Iglesias (1902) citado por Manuel Revuelta Gonzá
lez, «La recuperación eclesiástica y el rechazo anticlerical en el cambio de siglo»,
Miscelanea Comillas, n. 49 (1991), p. 192.
RAÍCES HISTÓRICAS DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA 23
Otras asociaciones
12
Portada del órgano central del partido: El Socialista, 24 de enero de 1902,
citado por Fernando Díaz Plaja, La España política del siglo XX en fotografías y do
cumentos, I, Plaza &Janes, Barcelona, 1971, p. 27.
t3 Cfr. María Dolores Gómez Molleda, La masonería en la crisis e5pañola del
siglo XX, Taurus, Madrid, 1986; abundantes datos sobre la secta en Juan Ordóñez
Márquez, La apostasía de las masas y la persecución religiosa en la provincia de Huel
va, 1931-1936, CSIC, Madrid, 1968, pp. 255-485.
24 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
La enseñanza
16
Figuran entre sus títulos: Dios, padre pedrusco; Cristo no fue cristiano; Jesu
cristo, mala persona; Los apóstoles y sus concubinas; Las santas garras de la Iglesia...
17
Su primer número apareció el 12 de noviembre de 1932 con el subtítulo de
«órgano mensual de la Atea, filial de la Internacional de Librepensadores proletarios
y revolucionarios».
18 «Ahorcar a los frailes con las tripas de los curas», es una de las respuestas,
y no de las más exaltadas.
26 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
19
Andrés Manjón, Las escuelas laicas, Barcelona, 1910, p. 21.
RAÍCES HISTÓRICAS DE LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA 27
2
° Cfr. Manuel Revuelta González, El anticlericalismo español en sus documen
tos, Ariel, Barcelona, 1998, pp. 13-14.
21 Citado por José Luis Camellas, Del 98 a la Semana Trágica, 1898-1909, (Cri
sis de conciencia y renovación política), Biblioteca Nueva, Madrid, 2002, p. 264.
28 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
23 Citado por Joan Connelly Ullman, La Semana Trágica. Estudio sobre las
causas socio-económicas del anticlericalismo en España (1898-1912), Ariel, Barcelo
na, 1972, p. 313.
24
Una crónica detallada de los sucesos en J oan Connelly Ullman, op. cit.,
pp. 167-282.
30 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
L
a persecución religiosa coincide en el tiempo con la vigencia
de un régimen político y de un período de la historia de Es
paña que se conoce como la II República. Ahora bien, para
entender todo lo que diremos a partir de ahora, conviene precisar
que entre 1931 y 1939 se sucedieron lo que podríamos llamar «cinco
repúblicas» diferentes.
1
Carta del 6 de enero de 1937, citada por Ricardo de la Cierva, Historia actua
lizada de la Segunda República y la Guerra de España, 1931-1939, Fénix, Madrid,
2003, pp. 647 -651.
34 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
2
Fueron los únicos periódicos que pudieron dar su particular versión de los
sucesos pues, como era habitual, los diarios derechistas habían sido silenciados
mediante la censura.
LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA 11 REPÚBLICA 37
3
Cfr. Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Badajoz, Sección documental,
año 1932, n. 1-3 o cualquier otro Boletín Diocesano. Los textos aludidos de los
Papas pueden verse en Doctrina Pontificia. II y III, BAC, Madrid, 1958-1959. El
análisis de los prelados españoles sobre la Constitución de 1931 en Carta Pastura!
del Episcopado sobre la situación religiosa presente y sobre los deberes que impone a
los católicos (25 de julio de 1931) y Declaración Colectiva del Episcopado (20 de
diciembre de 1931) citado por, Jesús Iribarren (ed.), Documentos colectivos del
episcopado español, 1870-1974, BAC, Madrid, 1974.
38 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
4
Doctrina Pontificia, II, op. cit., pp. 622-641.
LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA II REPÚBLICA 41
8
Diego Sevilla Andrés, Historia política de la zana roja, Rialp, Madrid, 1963,
pp. 90-91. Remite al Diario de Sesiones de las Cortes, 6 de octubre de 1931.
LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA II REPÚBLICA 43
9
La idea se justifica con abundante soporte documental en Pío Moa, 1934: Co
mienza la Guerra Civil. El PSOE y la Esquerra emprenden la contienda, Áltera, Barce
lona, 2004. Para todo lo relacionado con la Revolución de Octubre y sus manifesta
ciones de violencia cfr. Asturias roja. Sacerdotes y religiosos perseguidos y asesinados
(octubre 1934), A. C. N. de P. de Oviedo, Oviedo, 1935;Joaquín Arrarás (dir.), Histo
ria de la Cruzada, 11, op. cit., pp. 176-240;Joaquín Arrarás, Historia de la Segunda Re
pública, 11; Antonio Montero Moreno, op. cit., pp. 41-52; Ángel Garralda, La persecu
ción religiosa del clero en Asturias, I, Martirios, Avilés, 1977; Enrique Barco Teruel,
El golpe socialista (octubre-1934), Dyrsa, Madrid, 1984, pp. 248-250.
44 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
10 El obispo, don Juan Bautista Pérez, no se encontraba allí pues pasaba unos
días en Pola de Gordón. Fallecería poco después, el 8 de noviembre de 1934, no
sin dejar escrita una Carta Pastoral en la que exhortaba al perdón y a la paz.
LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA II REPÚBLICA 47
11 Cfr. Los mártires de Turón. (Notas biográficas y reseña del martirio de los
religiosos bárbaramente asesinados por los revolucionarios en Turón [Asturias], Ed.
La Institución Popular, Madrid, 1934; Ramón Rucabado, Los mártires de Asturias.
La escuela mártir de Turón, Ed. Catalunya Social, Barcelona, 1935; Pedro Chico
González, Testigos de la Escuela Cristiana. Mártires de la Revolución de Asturias,
Hermanos de las Escuelas Cristianas, Provincia Religiosa de Valladolid, Salamanca,
1989.
12 Cfr. Joaquín Arrarás (dir.), Historia de la Cruzada, 11, op. cit., 139-156. Al
igual que en el caso de Asturias, únicamente aludimos a las bajas ocasionadas entre
el clero secular y regular, pero a ellos habría que añadir varias decenas de miembros
de las fuerzas de orden público y paisanos asesinados por los revolucionarios. Entre
los casos más notables cabe citar la muerte del diputado a Cortes don Marcelino
LA PERSECUCIÓN RELIGIOSA DURANTE LA II REPÚBLICA 49
En Barruelo, por ejemplo, «se pagan los jornales más altos de Europa
por la jornada más breve», según escribe un economista. Hay jornales
diarios de veinte, veinticinco, treinta y hasta cincuenta pesetas. Diaria
mente funciona el cinematógrafo y un cabaret con tanguistas. Hay ho
gar obrero en que entran mensualmente dos mil pesetas de jornales,
devengados por el padre y los hijos mayores.
Las minas de Barruelo, Orbó y Guardo pertenecen a la Compañía
de Ferrocarriles del Norte de España, que, inspirándose en el aposto
lado social ejercido tan abnegadamente durante toda su vida por el
presidente que fue de aquélla, el marqués de Comillas, trata de contra
rrestar, con generosas creaciones de carácter social y benéfico, la acción
disolvente que se ejerce entre los mineros. Así en Barruelo ha alzado y
sostiene magnífico Hospital y Escuelas modernas, al frente de las cuales
ha puesto a Hermanos Maristas. Del Hospital están encargadas las Hi
jas de la Caridad. 13
1' Joaquín Arrarás (dir.), Historia de la Cruzada, II, op. cit., p. 169.
LA PERSECUCIC)N RELIGIOSA DURANTE LA lI Rtl-'ÚtlLICA 51
15
Cfr.JoaquínArrarás,Historia de la SegundaRepública,IV, op. át., pp. 17-28.
Si el Frente Popular español responde desde sus orígenes a la iniciativa soviética
parece una cuestión secundaria en relación con su significado esencial como plata-
forma del Partido Comunista que, entre otras cosas, pudo sentar a sus miembros
en las Cortes.
1
" Cit. en Historia de la Segunda República, IV, op. cit., p. 27.
LA PERSECUC!()N RELIGIOSA DURANTE LA Il REPÚBLICA 53
Actas de las Cortes ignoró las protestas por el fraude que existió en
numerosas provincias al ser sustituidas las actas, cerrando definiti
vamente los caminos parlamentarios. El propio presidente de la Re
pública, acusado de un trámite que había beneficiado a los ahora
denunciantes, fue destituido y ocupó su lugar Manuel Azaña quien,
de esta manera, quedaba neutralizado políticamente.
Por otra parte, desde febrero de 1936 volvemos a asistir a un
desbordamiento del orden público. Es imposible hacer aquí un in
ventario 17 pero, en numerosos puntos de España, las huelgas se ha
cían cada vez más numerosas, los incendios de iglesias eran episodio
corriente, los asaltos a la propiedad agrícola e industrial se produ
cían sin reacción desde el Estado y los enfrentamientos en la calle se
saldaban, además del inacabable rosario de víctimas, con el encar
celamiento y proscripción, especialmente de los falangistas. 18 Por lo
que se refiere a la persecución religiosa, los días siguientes al triunfo
alcanzado por el Frente Popular registraron una recuperación de la
violencia a niveles semejantes a la de los años anteriores:
En Madrid es incendiada en marzo la parroquia del Salvador; en
mayo es colocada una bomba en la parroquia de San Miguel, que
ocasiona serios daños. El día 4 del mismo mes, agentes comunistas
difundieron por las barriadas de Cuatro Caminos, Tetuán y Cha
martín, la infame especie de que damas catequistas y monjas repar
tían caramelos envenenados a los hijos de los obreros. Como conse
cuencia, las turbas intentaron asaltar un convento de franciscanas e
incendiaron el colegio de niños de San Vicente de Paúl, las iglesias
de San Sebastián y de Raimundo Lulio. El fuego de la iglesia de las
Comendadoras es sofocado por los bomberos, pero en la barriada
de Tetuán arde una iglesia y en la de Almenara, otro templo, la casa
parroquial y las escuelas anejas. Más de cuarenta personas, entre
17 Entre otras razones porque una rigurosa censura estatal impuesta a la prensa
impidió que muchos de los hechos más execrables fueran divulgados.
18 El 14 de marzo, sin deliberación de las Cortes ni sometimiento a figura jurí
dica alguna, el Gobierno ordenó el ingreso en prisión de José Antonio Primo de
Rivera y de todos los miembros de la Junta Política y los dirigentes del Sindicato
Español Universitario. Más de dos mil falangistas fueron detenidos en pocos días,
pero en la clandestinidad seguiría creciendo la Falange y la popularidad de su Jefe
Nacional.
54 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
así es que luego no diga que no le hemos avisado. Nada más. Espera
mos que así lo haga. No admitimos reclamación alguna. Salud. Repú
blica y Revolución». Hay un sello con la misma inscripción y dos fir
mas. Pero el caso de Burujón es de una crueldad inaudita; después de
expulsar al señor cura con graves amenazas, al que le ha sucedido no
le dejan practicar ningún ministerio. Por negarse Pablo Rodríguez a
que su hijo fuese enterrado civilmente, se le coacciona y obliga a llevar
el cadáver de su hijo, niño de corta edad. Otro tanto se hizo con For
tunato Díaz, que tuvo que conducir el cadáver de su hijo hasta el ce
menterio.19
19 Citado por Joaquín Arrarás (dir.), Historia de la Cruzada, II, op. cit., p. 472.
Apenas un mes después, él mismo caería víctima de la violencia frentepopulista que
había denunciado en las Cortes. Estando en Madridejos (Toledo) fue asesinado en
las inmediaciones del cementerio de Los Yébenes el 17 de agosto de 1936.
20 Escasa trascendencia tienen las discusiones acerca de la autenticidad de los
documentos referentes a los planes para la instauración de la dictadura del proleta
riado, dos de los cuales fueron publicados por el diario Claridad (30 de mayo de
1936) denunciando su falsedad. Las pruebas sobre preparativos y propósitos revo
lucionarios se encuentran con abundancia en discursos, publicaciones, actividades
subversivas y organización paramilitar basada en las milicias que ya se habían for
mado durante la primavera de 1936.
56 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
Y
a hemos visto cómo se produjo la ocupación del poder por
el Frente Popular a partir de febrero de 1936, y cómo su
actuación desborda lo que era posible esperar de un Go
bierno democrático, pero la transformación definitiva se iba a con
sumar en los primeros momentos posteriores a la sublevación, ini
ciada por el Ejército de África el 17 de julio de 1936 y secundada en
la Península los días siguientes. Con el Alzamiento NacionaP se ini
cia la que hemos considerado cuarta etapa dentro de la evolución
histórica de la II República, momento plenamente revolucionario y
que marca el apogeo de la persecución religiosa que, no por ello, se
limita a estos meses.
ALZAMIENTO Y REVOLUCIÓN
Durante los primeros días hubo en toda España una terrible confu
sión. Ni el Gobierno ni los protagonistas del Alzamiento podían
2
Cfr. Octavio Ruiz Manjón (dir.), Historia General de füpaña y América, XVII,
La Segunda República y la guerra, Rialp, Madrid, 1986, pp. 427-428.
REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA 59
3
Citado por Fray Justo Pérez De Urbe!, «La Guerra como Cruzada Religiosa»,
en La Guerra de Liberación, op. cit., p. 59.
4
Cfr. Constantino Bayle, «Estadísticas sangrientas. Las víctimas del clero se
cular», Razón y Fe, n. 121 (1940), pp. 150-165.
REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA 61
8
Ángel David Martín Rubio, Los mitos de la represión en la Guerra Civil, Grafi
te Ediciones, Madrid, 2005, p. 63.
9
Estimación que aparece en Ricardo de la Cierva, op. cit., pp. 247 y ss.
REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA 63
Andalucía y Extremadura
VÍCTIMAS ECLESIÁSTICAS
PROVINCIA PORCENTAJE
Huelva 0,16
Cáceres 0,65
Cádiz 0,66
Sevilla 2,30
Granada 6,72
Córdoba 12,79
Badajoz 15,25
Almería 17,54
Jaén 20,33
Málaga 23,60
TOTAL 100,00
10
Para más detalle sobre todo lo que se dice a continuación, cfr. Ángel David
Martín Rubio, «La persecución religiosa en España (1931-1939): Una aportación
sobre las cifras», Hispania Sacra, n. 53 (2001), pp. 63-89.
64 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
Franja central
VÍCTIMAS ECLESIÁSTICAS
PROVINCIA PORCENTAJE
Palencia 0,11
Burgos 0,22
León 0,33
Ávila 1,10
Albacete 2,37
Guadalajara 5,23
Cuenca 5,45
Ciudad Real 11,46
Toledo 18,14
Madrid 55,59
TOTAL 100,00
12
Francisco Alía Miranda, La guerra civil en retaguardia: conflicto y revolución
en la provincia de Ciudad Real, 1936-1939, Diputación Provincial, Ciudad Real,
1994, p. 238.
72 LA CRUZ, EL PERDÓN Y LA GLORIA
Cataluña y Levante
VíC11MAS ECLESIÁSTICAS
PROVINCIA PORCENTAJE
Baleares 2,0
Murcia 2,0
Alicante 3,0
Gerona 8,0
Tarragona 10,0
Castellón 11,0
Lérida 14,0
Barcelona 32,0
Valencia 18,0
TOTAL 100,00
contramos ante uno de los vértices del triángulo que define los
valores más altos alcanzados por la represión republicana: Madrid,
Barcelona y Valencia. Elementos característicos serían la persecu
ción religiosa (que alcanzó proporciones muy elevadas en las dió
cesis levantinas) y las matanzas de militares y oficiales de Marina
en Mahón y Cartagena. En líneas generales nos encontramos ante
una violencia de tipo revolucionario, concentrada en los meses de
agosto a noviembre de 1936 y en la que los paseos coinciden en el
tiempo con grandes sacas y matanzas en las cárceles. Por citar un
caso, el obispo de Segorbe, don Miguel Serra Sucarrats fue dete
nido en una casa particular el 27 de julio y el 9 de agosto, asesina
do en el cementerio de Vall de Uxó en unión del vicario general,
don Marcelino Blasco Palomar, dos franciscanos y tres carmelitas
descalzos. La provincia de Valencia, con un número de víctimas
superior a 500, fue una de las que resultaron más castigados por
la persecución religiosa, y también son varios los días en los que
se concentra la muerte de sacerdotes y religiosos:
Aragón
VÍCTIMAS ECLESIÁSTICAS
PROVINCIA PORCENTAJE
Zaragoza 5,00
Teruel 27,00
Huesca 68,00
TOTAL 100,00
Franja norte
VÍCTIMAS ECLESIÁSTICAS
PROVINCIA PORCENTAJE
La Coruña 0,30
Álava 0,59
Guipúzcoa 1,78
Vizcaya 16,32
Asturias 34,42
Cantabria 46,59
TOTAL 100,00
Varias fueron las provincias del norte que se vieron afectadas por la
persecución: Asturias (entre cuyas víctimas se incluyen las produci
das con ocasión de la Revolución de Octubre), Cantabria (donde
todo adquirió un carácter auténticamente sistemático y premedita
do, como prueba el asalto al Barco-prisión Al/ansa Pérez el 27 de
REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÚN RELIGIOSA 81
Aragón
Grupo Centro Levante Norte Sur
Cataluña
Clero secular 60,67 50,06 65,11 57,87 76,44
Clero regular 36,91 44,38 27,46 41,84 22,73
Religiosas 2,23 5,57 7,43 0,3 0,82
14
ABC, Sevilla, 9 de julio de 1937.
R.EVOLUCJ(JN Y PERSECUCI,)N RELIGIOS:\ 83
Sacerdotes muertos
Zona (diócesis con más Clero incardinado Porcentaje
de 20 víctimas)
Andalucía 534 2.836 18,83
y Extrcmadura
Aragón 282 1.384 20,38
Cataluña 1.536 5.144 29,86
Franja central 899 3 .211 28,00
Levante 575 2.305 24,95
Norte 252 3.760 6,70
15
Antonio Montero Moreno, op. cit., p. 627.
86 LA CRUZ, EL PERDC)N Y LA GLORIA
16
Cfr. como ejemplos: La dominación roja, op. cit., pp. l 91-l 98;Juan Francisco
Rivera Recio, La persecución religiosa en la Diócesis de Toledo (1936-1939), Toledo,
1995, pp. 81-118; Juan Bassegoda Nonell, La arquitectura profanada. La destrucción
sistemática del patrimonio arquitectónico religioso catalán (1936-1939), Mare Nos
trum, Barcelona, 1989.
REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÓN RELICIOSA 87
17
El caso de España (23 de noviembre de 1936), cit. en La Guerra de Libera
ción, op. cit., pp. 78-80.
REVOLUCIÓN Y PERSECUCIÓN RELIGIOSA 89
Rara vez había sostenido España una guerra que no tuviese carácter
teológico; pero puede decirse que ni cuando se enfrentó con los mu
sulmanes en Simancas y en las Navas, ni cuando puso en fuga a los
paganos en Otumba, ni cuando se luchó contra los protestantes en
Mühlberg, ni cuando aniquiló en Lepanto la flota otomana, procedió
movida por intenciones tan profundamente religiosas y encendida el
alma con tan puros fervores como cuando salió a enfrentarse en So
mosierra y en Belchite, en los campos de Extremadura y en las orillas
del Ebro contra los martirizadores de cristianos, los asesinos de sa
cerdotes y los quemadores de iglesias, negadores de toda religión,
abortos abominables del infierno. «Conocemos el peligro de la reli
gión», había dicho uno de ellos. Y fue la religión, efectivamente,
quien acabó por vencerlos. 18
N
o detallamos aquí los documentos utilizados ni la historio
grafía, es decir, las obras contemporáneas o poco posterio
res al suceso que se estudia. Tampoco las numerosas bio
grafías y «martirologios» por diócesis o congregaciones religiosas.
No todas las obras reseñadas son igualmente recomendables desde
el punto de vista científico.