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2/7/2017 El ciclo de la experiencia y los mecanismos de autointerrupción del contacto | gestaltcoaching

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Alex Ferrándiz Saborit. Explorando la
autotransformación personal a través
de la Terapia Gestalt, la Programación
Neurolingüística, el Coaching y el
asunto de lo corporal.

El ciclo de la experiencia y los mecanismos de autointerrupción del contacto


Publicado el 18 enero, 2012

La terapia gestalt no es una aplicación práctica de la psicología de la gestalt sino que su relación
en más bien metafórica. La terapia gestalt fue la manera de hacer terapia de Fritz Perls, su
creador junto con su mujer Laura Perls. De todas maneras F. Perls tomó prestadas algunas de
las Leyes gestálticas de la organización de la experiencia como la:

Ley del Cierre: Tendencia a agrupar con base a figuras cerradas o completas en lugar de
hacerlo con figuras abiertas o incompletas. Tendencia a rellenar los espacio vacios.

Figura-Fondo: Figura hace referencia al objeto que estamos percibiendo y Fondo se refiere al contexto o los
espacios alrededor del objeto. A veces una figura se convierte en fondo y viceversa. Podemos alternarlos porque
estamos ausentes de intencionalidad. La palabra de origen alemán Gestalt se refiere precisamente a esa forma o
configuración de la figura-fondo.

Trasladado a lo orgánico, a la vivencia de nuestro aquí y ahora, el fondo es algo en si mismo sin demasiada
entidad, sin embargo, muy fértil por las innumerables figuras que nos pone de relieve. En contraposición al fondo
fértil está el fondo rígido o estéril que sólo nos ofrece compulsivamente la misma figura reproducidas de mil
maneras diferentes.

Fritz y Laura Perls trasladaron estas leyes relativas a cómo organizamos nuestra percepción, al mundo interior de
las personas y se dio cuenta que en relación a la ley del cierre las personas tenemos una tendencia natural a
completar, no solo lo que percibimos sino también nuestras experiencias. Cualquier experiencia que quede sin
completar se convierte en una gestalt incompleta (término muy usado en terapia gestalt, también, un asunto
inconcluso) quedando pendiente en nuestro organismos pugnando por completarse. Los asuntos inconclusos
pasan a un fondo y en ocasiones emergen a nuestra consciencia haciéndose figura, por la tendencia de éstos a
completarse. En este momento o los atendemos y cerramos la gestalt o bien pasarán por rechazo a sumergirse en
el fondo hasta la nueva oportunidad de emerger. La gestalt incompleta atenta contra el funcionamiento natural
del organismo que es completar la propia experiencia, por lo que puede considerarse el primer paso al desajuste,
de proceso de alienación neurótica.

En psicoanálisis los asuntos inconclusos es algo así como la compulsión a la repetición. El mantenimiento de
asuntos inconclusos sobrecarga nuestro sistema y es esa compulsión, la llamada de aviso de la necesidad a
completarse.

Los mecanismos neuróticos de evitación o interrupción del contacto

Los mecanismos de evitación del contacto, según Serge Ginger, “funcionan en realidad como mecanismos
de defensa”, “reflejos provisionales de seguridad pero que a menudo resultan excesivos, inoportunos y
anacrónicos”. Las resistencias son “mecanismos de evitación del contacto”, “mecanismos que bloquean la toma
de consciencia de las propias conductas”. Son mecanismos muy corrientes y a menudo inconscientes. Los
principales mecanismos de evitación del contacto son: introyección, proyección, retroflexión y

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confluencia, algunos autores posteriores a Perls añaden la proflexión, la deflexión y el egotismo. En


Gestalt estos mecanismos no tienen una connotación negativa, sino más bien son considerados una fuente de
energía, “es la resistencia de los materiales la que permite a un puente realizar su función”.

El ciclo de la experiencia y lo mecanismos de autointerrupción del contacto

En una persona “sana” la satisfacción de nuestras necesidades se puede ilustrar a través de un ciclo o recorrido.
Por “persona sana” me refiero a una persona en la que su energía organísmica fluye de forma natural y espontánea
y hablaremos de persona perturbada aquella en la que su flujo organísmico hacía la satisfacción de sus
necesidades esta autointerrumpido.

El ciclo de la experiencia o de la satisfacción de las necesidades es el ciclo que se da cuando “una necesidad
organísmica emerge y pugna por su satisfacción”. Podemos explicar el ciclo de la experiencia desde los
principios de la psicología gestalt de los que se nutrió Perls, la Ley del Cierre y la Figura/Fondo por el que las
necesidades emergen a nuestro darse cuenta, se hacen figura, y el organismo de forma natural tiende a
completarlas, a satisfacerlas; de no ser así, la necesidad no satisfecha vuelve al fondo convirtiéndose en una gestalt
incompleta que volverá a emerger hasta quela atendamos. Paco Peñarrubia propone el ciclo de la experiencia
como un análisis de la fluidez o bloqueo de la autorregulación organísmica.

Fases del ciclo: sensación, consciencia, energetización, acción, contacto, realización y retirada.

A continuación una descripción del funcionamiento sano del ciclo y las autointerrupciones al contacto de cada
fase:

Partimos del REPOSO, de un estado de plenitud, nos vivimos desde el ser, como dice Paco Peñarrubia, el vacío
fértil. Esta 1ª fase puede estar interrumpida por la DESENSIBILIZACIÓN, un vivir “anestesiado”; no hay
contacto con la sensación, es un estar congelado. Hay rigidez muscular e intelectual que impide la excitación
corporal. Aquí ni me entero de qué necesito, estoy desensibilizado de mí mismo, atareado en una verborrea de
asuntos inacabados, en un juego de autotortura que nos lleva a una vivencia de frustración, un vacío doloroso en
el que me torturo a mi mismo en mi propia impotencia.

Tras el reposo aparece la SENSACIÓN, emerge una necesidad, de momento difusa, sólo captamos señales
sensoriales y nuestro organismo manifiesta un déficit. Este déficit genera una tensión hacia la satisfacción de la
necesidad. Hay una excitación sensorial y motriz (respiración) aunque no una verdadera energetización. En este
momento aparece la dificultad de contactar con la necesidad porque nos evoca asuntos anteriores inconclusos y en
lugar de una sana tensión hacía la satisfacción hay la angustia por lo inconcluso. La interrupción que aparece en
esta fase para evitar la angustia en la PROYECCIÓN, la des-apropiación, la des-responsabilización dela
sensación. Con la proyección la persona coloca afuera lo que no puede sostener. En la proyección la persona esta
utilizando su fantasía sin enterarse.

Tras la sensación, tomo CONSCIENCIA de lo que me pasa, puedo nombrar la necesidad, “tengo sed”, “necesito
ternura”, me doy cuenta. En esta fase el mecanismo que evita el contacto con lo que necesito es la
INTROYECCIÓN, me doy cuenta de lo que necesito pero no hay una movilización energética, por ejemplo “estoy
enfadado!!” sin embargo me digo, “debo ser amable”, oponiéndose este introyecto a lo organísmico. La necesidad
me sigue conectando con lo inconcluso y tengo angustia (que sustituye a la tensión a la satisfacción) En este
momento la respiración y sensibilidad están empobrecidas y se reactivan creencias antiguas, infantilismos que en
algún momento fueron útiles sin embargo ahora ya no. Los introyectos relacionados con la propia autoexigencia a
menudo tienen una formulación lingüística como “debo de…”, y “tengo que…”. En el origen de un introyecto hay
una prohibición que actúa como un “no tengo permiso” y que de adulto acaba en un “no soy capaz de……”, una
vivencia interna de incapacidad.

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Una vez que tomo consciencia de lo que necesito bien porque puedo nombrarlo o representarme una imagen hay
una movilización de la energía, una ENERGETIZACIÓN y pasar a la ACCIÓN. Con la excitación corporal se
pasa a la acción, sigo mis impulsos, elijo el modo en que satisfaré mi necesidad (mi necesidad de ternura, con un
abrazo?, mi necesidad de poner límites, con un “No!”?, …). El mecanismo que puede interferir en la energetización
a la acción es la RETROFLEXIÓN que actúa como un “apagar motores” para evitar el contacto con la
satisfacción de nuestras necesidades. En la energetización aparece la excitación, el autocontrol y el miedo que nos
lleva a reproducir antiguos patrones de funcionamiento que desembocan en una acción incoherente que genera
frustración, una vez más. En el camino a la frustración interiorizamos nuestro propio mandato, un nuevo
introyecto en relación con la necesidad insatisfecha, “¡siempre lo mismo!”, “¡otra vez, no soy capaz de
conseguirlo!” el pez que se muerde la cola. La retroflexión es el mecanismo que “emplean las personas que se
hacen a si mismas aquello que quisieran hacerle a otras personas u objetos”. La retroflexión sana es aquella que
nos evita consecuencias nefastas “retroflexionar mi deseo de robar en un supermercado”.

Con la energía corporal que me lleva a la acción hago CONTACTO, satisfago mi necesidad, hay un intercambio
con el entorno. Beso, como, grito, comprendo, veo, lloro, … contacto con la persona y experimento el placer. Tras
el contacto, satisfacción, REALIZACION, es la celebración del contacto con mi necesidad y su satisfacción. El
mecanismo que puede aparecer en esta fase es la DEFLEXIÓN motivada en prevenir más que en satisfacer,
reflexionar es un enfriar el contacto. La deflexión “se caracteriza por una conducta de evitación”. Por ejemplo me
hacen una pregunta personal y deflexiono con un discurso lleno de generalidades, así me siento en calma frente a
la pregunta que puedo considerar como un ataque a mi intimidad. El deflector es una persona que habitualmente
“se va por la tangente”.

Tras la realización llega de nuevo, el REPOSO. Una vez satisfecha mi necesidad me retiro, estoy bien conmigo
mismo, me siento pleno hasta que aparezca otra sensación que inicia de nuevo el proceso. La CONFLUENCIA
puede interrumpir el ir hacia el reposo y quedarme “pegado” al contacto. En la confluencia la persona pierde el
límite entre si misma y su entorno y se experimenta dificultad para retirarse una vez se ha contactado y satisfecho
la necesidad.

La PROFLEXIÓN es algo así como dar para recibir. La adulación se experimenta como necesaria para vivir. Es
un “te hago caso para que me hagas caso”, “te abrazo para que me abraces”. A menudo el orgullo impide al
proflector pedir directamente lo que necesita del otro ya que esto nos pone en contacto con nuestras necesidades,
que es precisamente lo que a menudo queremos evitar.

Referencias

Peñarrubia, Francisco (1998). Terapia gestalt. La vía del vacío fértil. Alianza Editorial.

Petit, Marie (1984). La terapia gestalt. Editorial Kairós.

Perls, Fritz (1976). El enfoque guestáltico y testimonios de terapia. Editorial Cuatro Vientos.

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