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Declaración del Colegio de

Graduados en Antropología sobre


discurso de Macri en el VIII°
Congreso de la Lengua.

Desde el Museo de Antropología UNC adherimos a la declaración del Colegio de


Graduados en Antropología, y sumamos nuestra profunda preocupación ante la banalidad
y nula valorización de nuestras sociedades plurilingüísticas y pluriculturales, expresada por
Mauricio Macri, en su discurso inaugural del VIII Congreso Internacional de la Lengua
Española, en la Ciudad de Córdoba.
En una breve intervención, el presidente Macri dijo: “Imaginemos si acá los argentinos
hablásemos argentino y los peruanos, peruano, y los bolivianos, boliviano, y necesitásemos
traductores para hablar con los uruguayos”.
Con esa frase de pronunciación algo enredada, y frente a los reyes de España, Macri intentó
poner de relieve la importancia hegemónica de la lengua española, pasando por alto la
riqueza y diversidad linguística de nuestras lenguas -sean de tradición oral, escrita o
lenguas de señas- y por ende la infinita variedad poblacional que hacen a la identidad y
soberanía de cada país y nación de América Latina.

Declaración del Colegio de Graduados en Antropología


Sobre discurso del presidente Macri en el VIII° Congreso de la Lengua
El Colegio de Graduados en Antropología expresa su preocupación ante las
manifestaciones vertidas en el día de la fecha por el Sr. Presidente de la Nación, Ing.
Mauricio Macri, con motivo de dar por inaugurado el VIII° Congreso de la Lengua en la
ciudad de Córdoba.
Desde el CGA afirmamos que nuestras sociedades latinoamericanas son plurilingüísticas y
pluriculturales, esta diversidad ha sido plenamente reconocida en las Reformas
Constitucionales y en legislaciones que tuvieron lugar en la región a fines del siglo pasado.
El Congreso de la Lengua española que se celebra en la ciudad de Córdoba constituye un
interesante ámbito de debate acerca de los usos del castellano en el mundo hispanohablante,
pero ello no debiera suponer el desconocimiento de la diversidad lingüística presente en el
continente y en nuestro país. En Argentina se hablan al menos 15 lenguas indígenas
diferentes: ava-guaraní, aymara, chané, chorote, chulupí, guaraní, mapudungun, mbyá
guaraní, mocoví, pilagá, qom (toba), quechua, tapiete, vilela y wichí con distinto grado de
vitalidad y geográficamente distribuidas de manera desigual.
La perspectiva de considerar la lengua española como un objeto único y homogeneizador
ha demostrado a lo largo de más de 500 años en Latinoamérica ser causa de la
invisibilización, el despojo y el desconocimiento de pueblos y sujetos indígenas en tanto
partícipes plenos de los países latinoamericanos.
Desde el CGA, enfatizamos la importancia de considerar y valorar la diversidad lingüística
y cultural que es constitutiva de nuestro país, así como el necesario conocimiento y respeto
por parte de la población no indígena de esta diversidad.
Consideramos importante reflexionar sobre estas cuestiones en este 2019 que ha sido
declarado por la Organización de Naciones Unidas –ONU- como Año Internacional de las
Lenguas Indígenas con el fin de mostrar cuáles son los principales riesgos que afrontan los
pueblos originarios en cuanto a la preservación de sus idiomas y costumbres, y reivindicar
y valorar el carácter pluricultural y plurilingüe de nuestra Latinoamérica.
COLEGIO DE GRADUADOS EN ANTROPOLOGÍA 27 de marzo de 2019.

Mempo Giardinelli en el Congreso de la Lengua

“Hoy se reemplazan maestros por gerentes”

En la sesión plenaria “Retos del español en la educación del siglo XXI”, el escritor
chaqueño prefirió al “castellano” por sobre el “español”, pareció contestar los dichos de
Mario Vargas Llosa sobre el rol “integrador” y trazó un oscuro panorama de la educación.

Por Silvina Friera


Imagen: “La imposición de una lengua es un modo de la dominación”, subrayó Giardinelli.

Desde Córdoba

El problema político es cómo se nombra el mundo. El nombre no es un “detalle” pequeño o


invisible. Mempo Giardinelli objetó que en el VIII Congreso Internacional de la Lengua
Española (CILE), que terminará el sábado en Córdoba, se llame español al “castellano
americano que hablamos”, durante su ponencia en la sesión plenaria “Retos del español en
la educación del siglo XXI”, en la que participó también el ministro de Educación de la
Nación, Alejandro Finocchiaro. “Yo no digo español sino castellano. Por más que todos los
programas de computación del mundo cambien el vocablo castellano por español, el idioma
español nunca existió, no existe, y si su uso se generalizó fue por la sumisión al barbarismo
de traducir el vocablo inglés spanish”, planteó el escritor chaqueño y para fundamentar la
inexistencia eligió la propia Constitución Española de 1978 que declara que “el castellano
es la lengua oficial del Estado”. Giardinelli aseguró que el concepto “español” empezó a
instalarse a partir de traducciones, de intereses económicos y de expansión geopolítica. “Su
imposición universal puede pensarse que se inició hace menos de treinta años, cuando los
fastos celebratorios del quinto Centenario del desembarco de Cristóbal Colón en América.
Y tengo para mí que esa instalación no fue ingenua ni casual, ni inocente”, agregó el autor
de Santo Oficio de la Memoria.

“La denominación de nuestra lengua es un tema central de la educación. Los desafíos no los
plantea el español sino el neoliberalismo global que hoy predomina en el mundo, y que en
materia educativa es especialmente peligroso. Ahora en este país y desde hace mucho en
países vecinos observamos el paulatino y peligroso reemplazo de pedagogos y maestros por
gerentes e instructores provenientes de dudosas disciplinas”, criticó el escritor chaqueño y
puntualizó que la educación no es solamente una cuestión pedagógica, sino política.
“Educar y cómo hacerlo es una decisión política, como también lo es no hacerlo. Por lo
tanto, la precisión y modo de uso de la lengua que habla y en la que lee y se expresa cada
sociedad también lo es. La lengua que hablamos es una cuestión política. Este Congreso
también es político, porque es una continuidad de una decisión política tomada por las
autoridades del Estado Español: la de consagrar a la lengua que ahora llaman español como
hegemónica síntesis de todas las lenguas de todos los pueblos que hablan lo que nosotros
llamamos castellano”.
El escritor chaqueño, columnista de PáginaI12, afirmó que esa instauración inconsulta le
parece un error. “Esta imposición no reconoce y niega la vigencia y vitalidad de las lenguas
originarias que se hablan a la par del castellano en lo que hoy son más de 30 naciones
americanas. Como tampoco entiende ni parece aceptar el extraordinario aporte de los
idiomas de la inmigración que, constituyen también la lengua que verdaderamente
hablamos en este continente: el castellano Americano”. El escritor y periodista señaló que
hay una creciente alarma porque “las políticas educativas que nos formaron como naciones
independientes y castellano-hablantes están siendo cambiadas veloz y peligrosamente desde
que el fuerte desarrollo europeo asistió a la España posfranquista, muchos de cuyos
estamentos parecen haberse autoatribuído la misión de recuperar a sus viejas colonias por
medio de un nuevo sistema imperial económico-financiero y cultural, y ahora también
educativo y lingüístico”. Entonces Giardinelli fue al grano de la cuestión del cambio de
paradigmas. “Ahora en la educación argentina la intervención de empresas e instituciones
transnacionales empieza a gobernar el sistema. Impone la disminución salarial, sataniza al
sindicalismo educativo, recorta las becas y ayudas, desmantela la educación técnica,
elimina Institutos de Formación Docente y cancela la educación para adultos y
trabajadores. Es coherente con las políticas de desindustrialización, una de cuyas
consecuencias es el deterioro de la educación pública en el interior del país, en todos los
niveles. Y eso conlleva el abandono tanto pedagógico como edilicio y de formación
docente. Lo que en un país con el 60 por ciento de inflación anual y uno de los cinco
mayores endeudamientos del planeta, es poco menos que incendiario”, arremetió el autor de
La revolución en bicicleta y Luna caliente, entre otras novelas.

Giardinelli detalló que el actual gobierno argentino “ha clausurado prácticamente todos los
programas que en lo que va del siglo habían mejorado notablemente el sistema educativo”,
como el Plan Nacional de Lectura, la eliminación de decenas de programas educativos
complementarios de la educación formal en los niveles inicial, medio y superior, los
programas de educación por el arte, educación sexual, prevención de la violencia escolar,
las orquestas infantiles y juveniles, además del desfinanciamiento de las 62 universidades
nacionales públicas y gratuitas. “Esto es brutal y solamente augura un futuro más que
sombrío”, resumió el escritor que interpeló, “con todo respeto”, al ministro Finocchiaro.
¡Bravo, Mempo!, gritó un hombre y se puso de pie para aplaudirlo. “Los atentados
idiomáticos, como cambiar el habla de un pueblo, e imponerle un nombre que no tiene ni
reconoce, son gravísimos para la libertad, la democracia y la literatura”, alertó el escritor
chaqueño y se refirió al “proceso de embrutecimiento” alentado por “el gran pervertidor de
la lengua y distorsionador de significados, que es el sistema multimediático argentino,
enfermo de frivolidad y pésimo lenguaje”.

“La imposición de una lengua es un modo de la dominación”, subrayó Giardinelli y


comentó que “la lengua en que nos entendemos es el castellano americano, que a su vez
reconoce peculiaridades que no son dialectales sino verdaderos usos nacionales o
regionales, como el castellano andino, el castellano mexicano, el castellano rioplatense que
compartimos con Uruguay, el yopará en Paraguay y las decenas de mixturas y
combinaciones lingüísticas de la inmensa geografía latinoamericana”. Como educador con
décadas de expe- riencia docente, el escritor chaqueño confesó que se siente orgulloso de la
lengua que habla, que no se llama español. “El castellano americano es mi patria cuando
digo, leo, escribe y enseño”.

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