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ARIES Y SUKANIDADES
Mes¿n:

Lector: 34064000816901
8700
Noithre: USUARIO

INTRODUCCION
SOCIOLOGIA DEL ARTE Y PROBLEMÁTICA
DE LO IMAGINARIO

Este libro chocará a todos los especialistas. No se encontrará


en él ni sociología, ni historia, ni historia del arte en el sentido
corriente del término. Y los aficionados a los libros de arte
lo encontrarán abstracto. Sería insolente presentarlo como
abriendo el camino a una nueva disciplina o como realizando
una síntesis —tan frecuentemente afirmada como deseable,
pero tan difícil de realizar— entre varias disciplinas mayores:
la sociología, el arte y la historia. Su designio es más mo-
desto. No pretende constituir una demostración definitiva
de método que abre el camino a trabajos originales. Por otra
parte, está constituido por trabajos ya publicados en artículos
o presentados en Congresos. Pero plantea un cierto número de
problemas que parecen susceptibles de orientar la reflexión
de todos los que comprueban, por una parte, el lugar cada
vez mayor que ocupan las artes en la cultura y, por otra, la
insuficiencia de los métodos de acercamiento empleados hasta
ahora.
Desde hace ciento cincuenta arios la historia del arte se ha
propuesto como objetivo hacer un inventario de las obras del
pasado, registrarlas, conservarlas, restituirlas y constituir al
mismo tiempo, series de tipos basadas en una clasificación
calcada de la botánica o de la biología, enteramente descrip-
tiva y sin tener en cuenta las funciones sociales ni las signi-
ficaciones diferenciales de la obra en relación con sus creadores,
con sus usuarios o con la posteridad. Por su parte, la historia
sólo atribuye valor decisivo al documento escrito. Curiosamente,
acuerda a éste un valor absoluto mientras rechaza el documento
figurado o el monumento; a los que sólo utiliza para "ilustrar"
una verdad establecida en función de las únicas fuentes escri-
tas que el azar le ha entregado. Por su parte, la sociología com-
parte con la historia su desconfianza por el documento no
escrito o no verbal y, haciendo del presente su campo de in-
,•es¿n: RF:IES Y IUMANIIkADES .:,1'11,5 A )

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Lector: 3
Hombre'

LA REALIDAD FIGURATIVA
I2 FIERRE FRANCASTEL
acerca de esto, desde que poseemos el menor conocimiento
vestigación privilegiado, desconfía de una fuente de informa- del tema, nos damos cuenta de que el problema no se refiere
ción que no ofrece elementos fáciles de incorporar entre los exclusivamente a la cuestión de saber cómo los hombres han
datos funcionales, económicos, "sociales" que ella considera ocupado sus ocios a fin de hacerlos más gratos. Es necesario
como únicos valederos en el presente. admitir que, desde hace cuatrocientos años, lo escrito —lo
Es posible elaborar una sociología del arte inspirada en los impreso, libro y estampa— ha llegado a ser si no el único
métodos corrientes de la sociología. Pero hasta ahora no ha testigo, por lo menos el mayor modo de comunicación entre
producido más que obras de las que, lo menos que se puede las sociedades. Sin embargo es pueril pensar que los únicos
decir, es que son decepcionantes. Tratando de definir la razón valores creados por la historia son aquéllos consignados por la
de ser de las obras de arte, se comete el error de admitir escritura. Es indigno del historiador dejar de lado, o simple-
como punto de partida que esta razón debe de ser buscada mente considerar como accesorios, los testimonios relativos
fuera del arte. Entre los sociólogos y los historiadores se con- a la vida de los hombres del pasado en nombre de una elec-
sidera que una sociedad posee intrínsecamente su estructura ción arbitraria entre sus modos de comunicación. El arte no
económica, política y social. Los artistas no hacen más que es solamente el dominio de satisfacciones fáciles e imaginarias,
materializar los valores del medio en que viven; los expresan también informa de las actividades fundamentales. Inmensos
con más o menos felicidad pero no desempeñan papel alguno aspectos de la vida del tiempo presente, así como del pasado,
en la elaboración de los imperativos económicos, institucio- se manifiestan en sectores vinculados al arte. Sin hablar del
nales o sociales. Y como, por su lado, los "historiadores del problema de la arquitectura —que constituye una de las acti-
arte" se jactan de tener acceso a las obras en un plano inme- vidades más universales y también más determinantes del hom-
diato, por intuición de una Belleza que escapa a las misera- bre— las artes figurativas, a las que está consagrada la mayor
bles contingencias de la vida, se comprende la poca atención parte de este libro, cumplen una función permanente y com-
y el escaso progreso realizados en el estudio de las relaciones pulsiva que actúa sobre aquellos mismos que la desconocen
que unen el arte a las otras actividades. Unido a esto va el más. Las artes sirven, a lo menos tanto como las literaturas, de
curioso sentimiento de desprecio que los hombres de acción, instrumento a los maestros de las sociedades para divulgar e
tanto técnicos como eruditos, experimentan con respecto a los imponer creencias. La estética penetra en cada uno de nues-
artistas, gentes indolentes cuya necesidad en el mundo no tros pensamientos y de nuestras acciones. Un lazo estrecho
comprenden y cuyos éxitos financieros los irritan. En la mejor existe entre las especulaciones más libres y en apariencia más
de las hipótesis el artista es un artesano; y se descuenta que gratuitas de los artistas y la disposición representativa del
una sociedad seria puede prescindir de esos hombres que universo que nos rodea. Jamás, en época alguna, la técnica
trabajan para un lujo superfluo. A lo sumo se piensa en nues- sola ha determinado la forma de nuestras acciones; ella provee
tros días que se puede hacer un uso legítimo del arte para siempre los medios, pero no es más que una virtualidad o un
llenar los largos momentos de ocio que proporciona la técnica proceso de aplicación; al igual que el arte, la técnica oscila
soberana y que los promete aun más largos a los felices habi- entre la distinción fundamental de la serie y del prototipo;
tantes de un planeta enteramente organizado y motorizado. Se pero en cuanto el técnico superior crea no sólo un objeto sino
asegurará una mejor situación a las artes en el seno de la una forma, actúa como artista, es decir, como creador, no
sociedad futura en la medida misma en que ésta reserve un sólo de conceptos o de objetos, sino de esquemas de pensa-
mayor lugar para las actividades gratuitas. miento. En una palabra, existe un pensamiento plástico como
Como se ve, el problema de la posibilidad de una sociología existe un pensamiento matemático o un pensamiento político
del arte no se refiere exclusivamente a las relaciones de hecho y es esta forma de pensamiento la que hasta ahora ha sido
existentes entre algunas disciplinas intelectuales más o menos mal estudiada. Que al escribir un libro sobre la epistemología
vecinas. Lleva también a plantearse el problema general de genética y al analizar sucesivamente las diversas formas de
la situación del artista en la sociedad. Desde que reflexionamos
rq PIERRE FRANCASTEL LA REALIDAD FIGURATIVA 15

acción de su época, un hombre como M. Jean Piaget hay reconocimiento de un pensamiento plástico o estético tan funda-
podido ignorar pura y simplemente él problema planteado mental como las otras formas, mejor estudiadas hasta ahora,
por la existencia del arte, constituye un escándalo intelectual de actividades primarias del hombre.
que mide la necesidad de una reflexión sobre estos proble- No se trata de hacer revivir, bajo otra forma, las categorías
mas. Y salta a la vista que es imposible confrontar entre sí del espíritu. Pero es evidente que existe entre las gestiones
disciplinas como la historia, la sociología y la historia del arte del hombre, un cierto número de procesos irreducibles unos
reducida a una especie de herbario, si no se ha llegado de a otros. Así, aunque el pensamiento matemático mantenga
antemano a dilucidar la naturaleza del hecho artístico en sus relaciones con los otros modos de aprehensión y de expresión
relaciones con la sociedad. que se encuentran en todas las épocas y en toda sociedad, se
Es de escaso interés establecer una suerte de término medio revela como homogéneo desde sus orígenes. Lo mismo sucede
entre disciplinas que separadamente permanecerían invaria- con el pensamiento político o con el biológico. El pensamiento
bles. Ni la historia, ni la sociología pueden imaginarse que estético es, sin duda alguna, uno de esos grandes complejos
poseen su forma definitiva. Como todas las actividades inte- de reflexión y de acción en que se manifiesta una conducta
lectuales, están destinadas a evolucionar en función del des- que permite observar y expresar el universo en actos o lengua-
arrollo general de la humanidad. Además, no existe conoci- jes particularizados. La única sorpresa consiste en la indiferencia
miento valedero que pueda desarrollarse en función de los de que los historiadores y los filósofos han dado prueba a su
adquiridos por otras ciencias. El pensamiento plástico no se respecto. Pero, en el fondo, no es difícil encontrar la razón
limita a reutilizar materiales elaborados. Es uno de los modos , de tal actitud. Lo que ha mantenido al pensamiento plástico
mediante el cual el hombre informa al universo. En conse- al margen de otras especulaciones, durante muchas generacio-
cuencia debe ser necesariamente captado en actos particulares nes, es el hecho de no utilizar el lenguaje como vehículo de
—que jamás son autónomos, sino siempre específicos. expresión. El artista crea, y al crear piensa tanto como el
Si las obras que son producto de las actividades propiamente matemático o el filósofo, pero para manifestar en conductas
estéticas de las sociedades no constituyeran más que una suerte el producto de sus intuiciones utiliza una herramienta distinta
de doble de los otros productos de nuestra conducta, sería legí- a la de los demás. El error fundamental que se comete consiste
timo no conservar estos trabajos más que como una fuente en creer que los valores que el artista pone de manifiesto deban
de información complementaria. Entonces, una sociología del ser traducidos al lenguaje para que lleguen a la sociedad. Ya
arte sería fácil de escribir; puesto que sólo se trataría de con- se trate de música o de arte figurativo debe comprenderse
firmar —de ilustrar— conocimientos adquiridos al término que la obra constituye por sí misma el medio que hace posible
de investigaciones de un interés y alcance superiores. Como la comunicación. Parafrasear una sinfonía de Beethoven es
no se trata de esto, las obras de arte aportan ,al historiador, tarea tan vana como la descripción de un Cézanne. Con tal
tanto como al sociólogo, elementos de información que no recurso sólo se pone de manifiesto lo que es común al arte
poseería de otra manera. Las consecuencias que pueden sacarse y a las otras formas contemporáneas del conocimiento: se
para el conocimiento del pasado y del presente, de una apto- ' vuelven a encontrar valores, no se consiguen novedades, y es
ximación estética de la vida, transforman y completan las evidente que hay fundamento para concluir que el arte no
observaciones que se puedan deducir de un conocimiento pura; hace más que ilustrar otras formas de la acción. Pero cuando
mente sociológico —en el sentido actual del término—, o Mozart escribe una frase musical, o cuando Tintoretto bosqueja
histórico o económico, o político, o geofísico del mundo que una composición, no se propone repetir en otro lenguaje lo
nos rodea. Una sociología del arte implica así básicamente que ha sido dicho o podría decirse de otra manera. En un
un método para el desciframiento sistemático no sólo de las libro olvidado, Milton C. Nahm ha citado una frase de Men-
obras de arte que se presentan como tales, sino también de delsohn: "Lo que expresa una música que me gusta nunca
numerosos sectores de actividad. Ella supone, una vez más, el es para mí un pensamiento vago como para ser encerrado en
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LA REALIDAD FIGURATIVA 17
una palabra, sino un pensamiento demasiado preciso... S
me preguntáis qué he pensado en esa ocasión precisa, os res para ver lo que da el comentario de las imágenes por hombres
pondería que en la frase musical justamente tal cual está escri que no las ven.
ta".1 En lo que no concuerdo en absoluto con Milton C. Nah
En realidad, la relación de este sistema de expresión con los
es en la conclusión según la cual la obra sería un símbolo d - otros no es diferente en sí del que relaciona, por ejemplo, las
pensamiento moldeado en un signo equivalente. Una obra d- matemáticas con el pensamiento y con los sistemas de expresión
arte no es jamás el sustituto de otra cosa; es en sí misma
verbales. Aquí también tenemos el caso de un sistema cohe-
la cosa, simultáneamente significante y significada. Volveré a rente de pensamiento que posee su modo de expresión propio,
ocuparme ampliamente de este punto capital; por el momento enteramente suficiente, pero que sin embargo, en la etapa
sólo deseo insistir en el hecho de que la obra de arte no es de la difusión, necesita ser transpuesto en términos de lenguaje
doble de alguna otra forma, cualquiera que sea sino verdade para aportar su legítima contribución al desarrollo teórico del
ramente el producto de uno de esos sistemas a través d pensamiento colectivo. Digamos más precisamente que cada
los cuales la humanidad conquista y comunica su sabiduría al una de las grandes formas de acción desempeña perfecta y
mismo tiempo que realiza sus obras. totalmente su papel sin recurrir a otros medios de expresión
Acabamos de dar la razón por la cual esta verdad ha sido que los que le son propios: álgebra, geometría, pintura, arqui-
demasiado descuidada. El arte, que crea y expresa tanto como tectura, música, etc... En cambio, este papel no consiste en
cualquier otra forma de acción, es por definición, institucion elaborar de una manera directa doctrinas económicas, políticas
y no reflexivo. Los artistas nunca han dejado de decir lo qu o sociales. El verdadero problema al que nos vemos abocados
tenían que decir y nunca han dejado de ser escuchados y com- se encuentra más allá de una simple transferencia de los sen-
prendidos. Su acción ha sido y es aún inmensa. Sólo que, por tidos a un sistema privilegiado —quedando bien entendido que
definición, no aparece a través de esos otros ciclos de activi cada uno de los grandes lenguajes, en principio, es capaz de
dades conscientes que constituyen las grandes síntesis especulati proveer una expresión aproximada de los valores adquiridos
vas que condensan, en términos verbales antes de ser escritos en los otros ciclos de especulación intelectual o activa que
el saber colectivo de la humanidad. Ahora bien, por un poseen su especificidad. No nos corresponde plantearnos la
cuestión de saber si el pensamiento matemático o plástico gana
curiosa paradoja, mientras la masa de teóricos está tan poc i.
—o pierde— al ser transpuesto y necesariamente vulgarizado,
informada de los hechos artísticos, todos se imaginan con un
al ser traducido a términos de lenguaje verbal. Pero es un
maravillosa inocencia tener un acceso directo a obras cuyo al hecho que las sociedades humanas utilizan ampliamente el
cance desconocen, sobre todo porque las ignoran. Conoz lenguaje verbal para sus comunicaciones usuales y, sobre todo,
hombres que admiten no oír la música; en cambio conozc para la elaboración de doctrinas políticas, religiosas, culturales
muy pocos que admiten no ver; y sin embargo conozco mu . y sociológicas que determinan la presión de los grupos dirigen-
'I chos, y entre las gentes más inteligentes en el plano del penr tes sobre la masa —quedando por averiguar si una sociedad
I samiento teórico o los más hábiles en formar un pensamiento que elaborara sistemas sin crear objetos y sin definir simul-
verbal, que están atacados de una verdadera ceguera intelec- táneamente conductas poseería el menor valor o el menor cré-
tual. Cuántas veces he oído alrededor de mí a buenos amigos dito. Si bien es cierto que en las sociedades actuales la ins-
proclamando su intención de, en adelante, tener en cuent trucción y la educación tienen como base la lengua — aun
a las obras de arte, pero "excluyendo" toda atención prestad cuando se constate un evidente retroceso de lo escrito. Se
a su belleza. Basta con leer obras enteras consagradas al cin impone pues un esfuerzo para integrar el arte en el conjunto
de informaciones de que disponen los que hacen no la socie-
1 Milton C. Nahm, dad sino las doctrinas en función de las cuales juzgaremos los
Aesthetic experience and its presuppositions. • -,
Harper, 1946.
valores pasados y presentes de la sociedad, quedando bien
establecido que una sociología del arte que se contente con
ji

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recoger vagas informaciones sin comenzar por analizar temporánea testimonia ya que los artistas se encuentran a la
función de sus proyectos las obras mismas; una sociología d vanguardia del mundo del porvenir. Nos aproximamos al tér-
arte que se contente con pedir a las artes ejemplos para justi- mino de un gran ciclo cultural. Tengamos cuidado de no con-
ficar sus teorías, está desprovista de todo interés y de toda cebir una historia y una sociología del arte en función de
verdad. Una sociología del arte sólo tiene significación s' valores que se agotan. Una aproximación sociológica al arte
gracias al análisis muy preciso de ciertas obras considerad actual no podría ser plenamente valedera sino a partir del
como el producto de una actividad original del espíritu, n estudio del pasado y recíprocamente.
permite enriquecer los datos fundamentales en función de 1 Una doble perspectiva se abre ante nosotros: reconstituir,
cuales se elaboran una historia y una cultura del mundo m. por una parte, los procesos, los significados, los valores técni-
derno. cos y figurativos de las artes antiguas tratando de situarnos
La posibilidad y la oportunidad de una sociología del arte lo mejor posible en el punto de vista de los contemporáneos,
aparecen así como la coronación de los desarrollos actuales e interpretar las artes actuales en función de los valores vivos
de la cultura. Pero en el mismo momento en que aparece del presente. Los ensayos que se encontrarán reunidos en este
como necesaria, podemos preguntarnos si no estamos llegando volumen son ensayos de sociología histórica. Constituyen ten-
al fin de un cido. No cabe la menor duda de que para un tativas de captar realidades estéticas en una perspectiva de
egipcio el problema del arte no se planteaba en términos hist& reconstitución de mentalidades del pasado. Otras investigacio-
ricos. El arte no era el testigo de un pasado con respecto nes, orientadas a captar en vivo, según la perspectiva del pre-
cual se valoraba el presente. Tampoco lo era para el griego ni sente, la inserción de la estética en la vida moderna aparecie-
para el hombre medieval. En esas sociedades, el arte constituía, ron en otras publicaciones y serán motivo de nuevas inves-
sin duda alguna, una de las técnicas según las cuales se reali- tigaciones. Por más diferente que pueda ser del pasado, el
zaba un programa de organización del universo conforme a presente se aclara con su conocimiento, siempre que no se
datos intelectuales. Lo mismo ocurre con la China y con e. pierda de vista la separación que existe entre el conocimiento
conjunto de sociedades no occidentales en las que el arte histórico y el conocimiento inmediato de una función como
expresa y materializa un orden político que refleja un orden el pensamiento plástico. El orden de las génesis sigue siendo
divino, revelado, universal e inmutable. Fue el Renacimiento necesariamente distinto del de las estructuras que no evolu-
el que introdujo la noción de una cultura que se planteaba en cionan.
función de un conocimiento diferencial de la posición d Estas reflexiones nos llevan a observar que todo análisis
hombre en el universo. Fueron necesarios varios siglos par directo de un conjunto de obras de arte debe tomar conciencia
II que la historiografía general de la sociedad se llevara a ca
pero hoy asistimos a la divulgación de la idea que, en nomb
de una doble dificultad de principio. En primer lugar, ¿puede
considerarse, como se hace a menudo —tanto entre los histo-
del progreso, hace del hombre el artesano de su destin riadores de arte como entre los sociólogos—, que toda obra
sustituyendo la antigua creencia, según la cual las sociedad debe ser considerada en el mismo plano que su vecina? His-
humanas cumplen todas más o menos un plan benéfico con toriadores y sociólogos coinciden en este punto. Para los histo-
bido originariamente por la divinidad, por una marcha haci riadores la obra de arte sólo cuenta cuando se reduce a un
adelante, hacia lo eficaz. Todo hace pensar que la ola de signo susceptible de integrarse en los sistemas verbales de
pseudo-cultura que se expande actualmente en el universo significación. Para los sociólogos, el objeto de sus estudios es
a privar de todo valor a los principios deformados que d la captación de hechos independientemente de su valor en sí,
su impulso a la sociedad actual. Por lo demás, la sustituci únicamente en la perspectiva en que la sociedad los considera;
del hombre histórico por un hombre operativo, que fabri ► se niegan a aceptar otra escala de valores que no sea el juicio
para sí mismo el universo en vez de insertarse en él, no mar de la colectividad. ¿No implica, acaso, aceptar un juicio abso-
ni el fin del arte ni de su estudio. El desarrollo del arte co' luto de valor el adoptar así el punto de vista de la masa de
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LA REALIDAD FIGURATIVA
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ncuentran,
los usuarios, necesariamente diferente de la del creador y d las obras poseen un carácter de ambigüedad, se e
ordenador de la obra? Tal actitud sólo se justifica, una vez por definición, en el punto de reunión de varias series de acti-
si se admite que las obras de arte sólo son la transferencia a vidades. Pero cada uno de nuestros actos participa de ese
materia, según modalidades prácticas totalmente independient carácter. La existencia de un tipo de actividad especializada al
de su uso y de su sentido, de ideas o de representacion punto de definirse y manifestarse de una manera pura es
formadas fuera del artista y que se imponen a él; punto ' impensable. De otro modo, las actividades estarían constitui-
vista que implica una concepción completamente superfici das por cuerpos aislados unos de otros sin ninguna posibilidad
de la naturaleza del lenguaje, puesto que exige la identificaci' de comunicación entre sí. No existen categorías reales del
pensamiento de la acción. La situación del arte no es particular.
a priori de lenguajes plásticos y de lenguajes verbales y sup•
la idea de que el artista no es más que un fabricante, incap Otra forma de pensamiento, provista de un medio específico de
—al crear formas— de participar en la elaboración de 1 ,expresión, como las matemáticas, plantea el mismo dilema. Lle-
contenidos. Cada uno de estos presupuestos es absolutament 'gados al último grado de abstracción, los matemáticos abordan
falso y nos lleva a la consideración del problema tan impor el problema de la realidad de su especulación. Y una reflexión
tante de la distinción necesaria entre arte y palabra, repr un poco profunda nos llevaría con la misma lógica a examinar
sentación y figuración, problema que es objeto en este volU el problema del realismo del pensamiento plástico. Problema
men de un estudio teórico preliminar. El primer error qu eminentemente actual. Pero tampoco lo trataremos en este vo-
debe evitarse es reducir la estética a una teoría del signo. lumen porque será objeto de estudio en una obra próxima y
La segunda dificultad que se presenta cuando se quier también porque implicaría análisis más profundos de la situa-
estudiar no ya las condiciones objetivas de producción o d' ción actual de las artes en la sociedad. Sin embargo, importa
génesis de las obras de arte en relación con el artista que la precisar desde ya que la teoría de la Forma, tal como ha sido
concibe y que las realiza, sino las modalidades de inserción d. expuesta desde Wólfflin y Focillon, no podría ser la nuestra.
las obras una vez realizadas en la sociedad contemporánea com• No podríamos considerar la Forma como una cosa en sí. Las
en las otras sociedades, consiste en el hecho de que la obra Formas no viven de su vida autónoma; la cadena de Formas
es, a la vez, un elemento constitutivo de esos conjuntos coorde-, no constituye un universo que se desarrolla aparte; las For-
nados de actividades que son las sociedades humanas tomadas', mas no poseen un contenido determinado e inmutable; las
en conjunto en un momento preciso del desarrollo general Formas no nos remiten solamente a su propia génesis. Dos
de la humanidad y un elemento constitutivo de una de esas, puntos son decisivos. Ninguna Forma se identifica absoluta
cadenas de acción que son las diferentes actividades fabula- y definitivamente con un sentido; las Formas no son sistemas
doras e informadoras de la materia, asimilables a través del constituidos de una vez para siempre. Por otra parte, las For-
tiempo a diferentes funciones del pensamiento. En este punto, mas no constituyen objetos, cosas; deben ser distinguidas de
la oposición entre los sociólogos e historiadores del arte es los soportes materiales que utilizan. Tanto Wólfflin como
absoluta, ya que mientras los primeros se interesan principal- Focillon omitieron tener en cuenta la noción de estructura.
mente por el estudio de los grupos de hecho, sobre todo Pues la Forma no es el objeto, sino precisamente la estructura.•
contemporáneos, los segundos se interesan por el desarrollo Aquí también las matemáticas vienen en nuestra ayuda. Una
casi lineal de su disciplina, fundada en el inventario de una Forma consiste en el descubrimiento de un Esquema de pen-
serie de objetos ubicados de una vez por todas en la catego- samiento imaginario a partir del cual los artistas organizan
ría de obras de arte —a punto tal que existe entre algunos , diferentes materias. Se ha confundido la Forma y las formas.
de ellos una cierta vacilación en reconocer a la arquitectura, Además, las formas son innumerables, pero la aparición de
sospechosa de estar demasiado comprometida con la materia, una Forma es un acontecimiento en la historia. Finalmente, la
como perteneciente a ese dominio. No puede negarse que el manera en que se encadenan las formas es muy diferente según
problema es difícil y complejo. No hay duda alguna. Como se considere la serie y la matriz. La actitud del artista que
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y colectivas. Todo lo que en el pasado no ha interesado más
descubre una nueva conducta no tiene relación con la que que a un pequeño número de hombres debe ser considerado
luego repite e imita, aun desarrollando el sistema. Todo o como despreciable. Recientemente he oído sostener que la
li arquitectura religiosa no representaba nada de la Edad Media,
jeto es forma; pero sólo existe transformación cuando aparec
II una Forma. El artesano que fabrica una forma tiene ante s y que solamente las ferias o los mercados eran representativos.
ojos, o en su memoria, un modelo concreto, un ejemplo; tr Se añadía que en nuestros días la única arquitectura repre-
construidas en forma prefa-
baja para reproducirlo o para modificarlo. En cambio, el que: sentativa era la de las HLM 1
imagina una Forma no tiene ante sus ojos ni en su memoria bricada y que las especulaciones acerca de las formas nuevas
modelo alguno; parte de un programa, de un principio, exp deducidas del manipuleo de los nuevos materiales sólo consti-
rimenta con el propósito de hacer que la materia se i some tuían juegos del espíritu, sin incidencia en el modo de vida
y conforme lo mejor posible no a un tipo cualquiera, abstract de l'as masas, única realidad de la historia. Evidentemente
o concreto, previamente dado, sino al solo designio de inven, cuando estas teorías son exageradas por portavoces desprovistos
tar un nuevo orden en el que impondrá una cierta disposició' de cultura no tienen ninguna trascendencia y no pasan de ser
de las partes tanto a los elementos materiales como a los imagi puros juegos, un poco elementales, de la imaginación. No
narios. En una palabra, no solamente realiza sino que tambié ocurre lo mismo con tomas de posición que son a estas nimie-
inventa. Poco le importa que quienes le rodean encuentren dades lo que la Forma es a las formas. Indudablemente, el
fácilmente un punto de referencia. En la medida en que crea mayor progreso que la historia ha hecho desde hace cuarenta
un sistema coherente, un conjunto, las relaciones de causali-, dios consiste en el desplazamiento de su problemática y en
dad que le hayan sugerido traducir tal intención —Bach decía la toma en consideración de todo lo que concierne al modo
una "invención"— por tal signo aparecerán fatalmente al pú- de vida, material o intelectual, del mayor número posible de
blico; sobre todo a través de la sucesión de obras análogas que individuos. Sin embargo, los creadores de la nueva historia
él mismo o sus imitadores multipliquen posteriormente. La jamás han renunciado a considerar a los individuos y nunca
obra de arte no propone a la sociedad objetos figurativos de sus pretendieron que existiera para una época dada, un comporta-
certezas previas; al contrario, le ofrece matrices en las que se miento tipo sin diferenciación de todos los hombres. Su
revelan nuevas relaciones y nuevos valores. Es absurdo negar objetivo ha sido abrir la historia y no cerrarla o más exacta-
a priori la capacidad de crear estos valores al estudio de las mente diluirla. Han querido y sabido introducir en nuestras
Formas puestas en relación con su medio. Y es legítimo pen- perspectivas la toma en consideración de categorías de hechos
sar que el estudio de las Formas, cuando se realiza metódica- que, hasta ahora, habían sido escatimados a los investigadores.
mente, es capaz de revelarnos numerosos puntos de contacto A los acontecimientos han añadido los mecanismos económicos
entre fenómenos hasta ahora mal relacionados unos a otros, ya del intercambio, han tomado en cuenta no ya solamente las
sea en la historia o en el presente. instituciones oficiales sino las relaciones humanas en todos sus
La relación existente entre la Forma y las formas se vincula niveles; han insistido en las devociones y en las prácticas de
en particular con el problema, de gran actualidad para los la vida diaria, en una palabra, han tratado de darnos una
ehistoriadores, de la naturaleza de los hechos propiamente his- imagen lo más compleja posible de las modalidades de la vida
tóricos. Como reacción contra la historia "acontecimientista", de los tiempos pasados. Se academiza su investigación cuando
,existe una tendencia a no tomar en cuenta más que las situa- se pretende utilizar su ejemplo para reducir y no para ampliar,
ciones que por su larga duración han interesado a un gran y cuando se insinúa que en vez de enriquecer nuestras fuentes
número de hombres. AI mismo tiempo, una consideración de ideas han querido limitarnos a la toma en consideración
pseudo-marxista de los problemas lleva a muchos historiadores de las generalidades.
a no considerar como históricas más que las situaciones que
(Habitaciones de alquiler moderado).
interesan o han interesado a capas muy amplias de participan- ' Habitations á loyer modéré
tes. De tal modo sólo habría historia de las situaciones durables
24 FIERRE FRANCASTEL
• LA REALIDAD FIGURATIVA 25
Al fijar nuestra atención en la relación entre la Forma y
las formas, dicho de otro modo, en el pasaje del esquema o Forma. El arte y las matemáticas son los dos polos de todo
del modelo a la serie, la historia de las artes nos provee de pensamiento lógico, los mayores modos de pensamiento de
un terreno particularmente interesante para la captación de la humanidad. Uno y otro concluyen no en actos sino en es-
este fenómeno que es sin duda el más importante tanto para quemas institucionales de pensamiento y de acción totalmente
la historia general cuanto para la historia particular de ' las irreductibles a ningún otro. La palabra es el testimonio de las
diversas actividades humanas: la inserción en lo colectivo del actividades abstractas del espíritu, el arte lo es de sus activi-
acto individual. Todas las veces que en un cuerpo social una dades informantes de lo real, es decir, no expresivas sino
situación de hecho se prolonga, arrastra consigo la inercia y la figurativas. Una problemática de lo imaginario que no engen-
pasividad, de acuerdo con la ley misma de la vida física según drara de vez en cuando una Forma sería vana; lo que carac-
la cual todo conjunto que no recibe aporte exterior tiende inelu- teriza al pensamiento es un poder de selección. Este poder
diblemente al equilibrio, a la inercia, a la muerte. La vida sólo se encarna en conceptos a través de la palabra, en esquemas
se mantiene por renovados aportes de energía. Todos los actos lógicos a 'través de las matemáticas y en objetos de civiliza-
no se encuentran en un mismo plano. Hablando de la juventud ción a través del arte. Ninguno de estos tipos de pensamiento
del niño, Valéry ha observado que el día que da su primer es reducible a los otros, no son equivalentes. No es posible
paso sin duda prolonga sus gestos, un impulso anterior, pero ninguna transferencia de significado de uno a otro. Caracte-
que, sin embargo, una vez cumplido el primer paso introduce rizan igual pero parcialmente a una sociedad. Toda sociedad
en su vida un elemento irreversible que transforma todo su reúne a la vez a hombres para los que una de estas vías resulta
comportamiento. El mismo acto, cuando es primero, se distin- la más natural y hombres que, por otra parte, pertenecen a di-
gue de todos los que le siguen. No hay historia sino en la ferentes edades mentales. La cultura es un tesoro pacientemente
medida en que los grupos introducen nuevos gestos, nuevas acumulado. Ciertas formas de pensamiento que se remontan
representaciones, nuevas finalidades en la koiné
de las activida- a la Antigüedad aún tienen vigencia. Los diversos modos• de
des humanas. Si el cambio es constante, las mutaciones son expresión no sirven a los hombres para vestir pensamientos
raras, y, sin embargo, sin ellas no habría historia. En la actua-
I • lidad nos encontramos amenazados por una folklorización ge-
originados fuera de su espíritu. En ningún momento de la
historia ha existido una sociedad unánime. Cada forma remite
neral de la cultura; los seguidores de la historia de vanguardia a tinos de pensamiento —verbal, lógico o figurativo— cuyo
amenazan con llevarla a la inmovilización. Partiendo de tér- número no es infinito, y a instantes precisos del pasado. Cuando
minos medios no se pueden calcular los elementos, a menudo
aparece una nueva Forma, ésta no anula la validez de las
muy divergentes, que han servido para establecerlos. Aun si
antiguas. Cada uno de nosotros es múltiple; la audiencia de
admitimos que las formas adoptadas por los principios para
una Forma no puede ser referida a un único momento de la
divulgarse ampliamente en la masa humana constituyen uno
de los objetos de la historia, no debe olvidarse que esos prin- historia. Todos somos aún en cierta manera primitivos, hom-
cipios fueron originalmente sacados a la luz por actos aislados. bres de la Edad Media y del Renacimiento, y algunas carac-
Lo latente, lo virtual no constituye lo real y, siempre, la ins- terísticas señalan a algunos de nosotros como hombres del
tauración es captada como un acto preciso. Toda serie artística porvenir. El sentido y el destino de una Forma sólo se fija a
parte de un modelo que posee los atributos esenciales de la través de generaciones. El presente no tiene realidad alguna, ni
serie; pero ésta aparece como un desarrollo y como una mul- individual ni histórica. En este sentido la historia está verdade-
tiplicidad mientras que el tipo, el esquema, no se concibe sino ramente en la duración, y no por la llamada estabilidad de cier-
globalmente y como una unidad. En ningún otro campo —salvo tos tipos inmóviles. Toda creación establece no una relación
tal vez el de las simple de causalidad con los impulsos exteriores sino una rup-
matemáticas— se puede captar tan bien la
relación no de cantidad sino de calidad que caracteriza a la tura en un equilibrio de elementos que nunca son homogéneos.
Si la permanencia de hábitos no cediera a veces el paso a actos

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26 PIERRE FRANCASTEL
LA REALIDAD FIGURATIVA 27
u obras del espíritu fundados en una problemática de lo ima-
ginario, aún estaríamos en la edad de las cavernas. inserta en una materia para imponerle un orden de ningún
Una sociología del arte no consiste pues necesariamente en, modo sobrenatural sino imaginario.
la confrontación de una serie de obras con ciertas visiones hi Los estudios que forman el presente volumen han sido re-
tóricas o teóricas sobre los valores en vigencia en una socieda, dactados a lo largo de quince años de reflexión y búsquedas
dada. Puede pretender despejar relaciones que se nos escaparí históricas realizadas en el marco de mi enseñanza en la Escuela
si se continuara excluyendo a todo ese sector de actividad práctica de Altos Estudios de la Sorbona. Durante ese tiempo
humanas que, desde los orígenes de la historia, ha engendrado me he esforzado en reunir un material de información destinado
innumerables monumentos e innumerables figuras. No es una, a formar la materia de varias obras, algunas de las cuales ya
justificación de la historia o de la sociología, sino su comple han aparecido y otras que están aún en preparación. Como hace
mento; nos aporta elementos originales de conocimiento tant a:: algunos años me pareció que, reunidos, estos textos harían más
con respecto a la apariencia actual o antigua de las culturas. claro el objeto general de mis estudios y también las razones
cuanto con respecto a un mecanismo importante del espíritu. que me habían sugerido unos métodos, pensé reunirlos. Pero
Dadas la amplitud y la novedad del propósito, el presente previamente redacté algunos nuevos ensayos destinados a des-
libro se limita a proponer algunos temas de reflexión, ya que{ tacar problemas fundamentales. Más que refundir la materia,
algunos ejemplos de análisis históricos conducen a perspectivas me ha parecido interesante reimprimir todos los textos sin
estéticas y sociológicas. Su única ambición sería mostrar la cambios. Mediante las fechas indicadas al final de los capítulos
imposibilidad de desarrollar este tipo de estudios sin un cona el lector podrá seguir la marcha de la reflexión. Por otra parte
cimiento directo de las obras, abordadas en función de s me he cuidado de no reunir más que textos teóricos. Numerosos
textos presentan tentativas de búsquedas históricas emprendidas
carácter propio y no a través de una asimilación completamen
con espíritu sociológico. Para mí, sólo una sociología histórica
superficial a los sistemas significativos que utilizan el soporte
comparativa es capaz de fundar una sociología moderna del
del lenguaje. La fase puramente filológica de la cultura ya ha
arte, puesto que la misma obra de arte es producto de una cierta
pasado. Y no es casualidad que al mismo tiempo se haga sentir problemática de lo imaginario. Registrar, como se ha hecho
la necesidad de un estudio de los significados del arte y de muy a menudo, testimonios como si la naturaleza del hecho
una teoría de las estructuras del pensamiento, especulativo o artístico fuera evidente y reducible a otros tipos de objetos sólo
en acción. Si, como ha sido señalado, el período en que 1 conduce a trabajos sin valor cuyo carácter pseudo-científico a
noción de historicidad ha dominado, es decir, el período en q menudo raya en la caricatura. No puede haber una sociología
se pensaba en una cierta finalidad del progreso social de del arte sin una consideración —en la actualidad completamente
humanidad, parece deber terminar, no debe deducirse que, rudimentaria—. de las formas específicas y de las cualidades
debemos olvidar la historia y sus lecciones y descuidar los ob- propias de un pensamiento plástico hasta ahora ignorado por la
jetos que ha inventariado y descripto. El pensamiento no pr mayoría de los historiadores y de los sociólogos.
gresa más porque haga tabla rasa del pasado ni tampoco si se Se encontrarán primero cuatro estudios que definen las rela-
desarrolla según una serie de direcciones no entremezcladas. ciones teóricas del arte con la sociología, la técnica, la historia
Utilizando series de hechos y de obras que, al precio de una y el lenguaje. El primero de estos estudios es el más antiguo,
paciente búsqueda, han llegado a sernos accesibles y familiar y constituye una de las primeras consideraciones del problema
importa insertarlas en una nueva problemática de lo imaginario. definido en las páginas precedentes; al confrontarlo con los
Naturalmente, ninguna disciplina mejor que la de los artistas otros ensayos se verá cómo la investigación ha progresado más
puede ofrecernos el medio de penetrar más profundamente en por superación que por abandono de las hipótesis de partida.
los resortes de la vida del espíritu, aprehendido no en sí, como El último ha sido escrito para esta colección de artículos y les
una realidad intrínseca, sino en el momento mismo en que se aporta su conclusión actual.
Les sigue un grupo de cuatro estudios que demuestran el
28 FIERRE FRANCASTEL
LA REALIDAD FIGURATIVA 29
interés que presenta la confrontación de las formas del art
organizados que no tendría más que transcribir. Cuidémonos
figurativo con los sistemas lógicos y significativos comunes de sustituir el mito del realismo —tan poderoso desde el Quat-
las artes y a otros modos de pensamiento y de expresión. Cuatr
trocento— por el de un estructuralismo que aceptaría la idea
estudios más destacan el interés particular que despierta de modelos en cierto modo prefabricados y que el artista debería
noción de objeto figurativo; es una introducción a la vez siste descubrir en vez de crear. No existen más órdenes conclusas co-
mática e histórica —todos los ejemplos han sido tomados de mo tampoco realidades anteriores a la comprensión. La intuición
Renacimiento-- al problema de la dialéctica de lo real y de lo estética descansa sobre una problemática de lo imaginario, y de
imaginario. Siguen luego cinco ensayos consagrados a problemas ningún modo sobre el inventario de algún universo sensible o
iconográficos religiosos. Demuestran la relación que existe entre mental susceptible de ser englobado en un sistema cualquiera. El
las sociedades y los artistas que actúan tanto como agentes de arte no reproduce, en un sistema formal separable de sus signifi-
propagandas oficiales cuanto como intérpretes de resistencias cados, entes de razón preexistentes al acto que a través de una
a menudo desconocidas. En esos textos se estudia la relación Forma materializa esquemas de reconocimiento y de interpreta-
entre las formas del arte y la mutabilidad social contemporánea. ción. Pensar o figurar no es transcribir o expresar. Es integrar
Los estudios que siguen prueban que el conocimiento de las en un sistema, a la vez material e imaginario, elementos cuya
formas de arte aporta elementos de información necesarios a yuxtaposición crea nuevos objetos susceptibles de reconocimien-
aquellos que quieren conocer una época y que no se conforman to, de unión y de interpretación. El estudio simultáneo de los
con pensar que cada treinta años el gusto cambia superficial. elementos y de las estructuras de la obra funda así necesariamen-
mente en función de las otras actividades humanas. No se puede te una sociología del arte, puesto que el diálogo del artista con
presentar más la historia de las culturas como una sucesión de la obra implica la participación del espectador y puesto que los
fórmulas únicamente deducidas de los desarrollos internos de elementos del objeto figurativo no existen solamente en la
la forma y encarnando, en último análisis, la intuición indivi- conciencia y la memoria del creador sino en las de todos
dual o colectiva de valores absolutos preexistentes tanto al arte aquéllos, presentes o alejados en el tiempo o en el espacio,
cuanto a la acción. AI mezclar elementos de realidad elegidos que convirtiéndose en usuarios de ese objeto le confieren en
en la percepción inmediata con elementos sacados de las tra- definitiva su única realidad.
diciones imaginarias del individuo o de la sociedad, el artista El libro habrá cumplido su objetivo si ayuda a comprender
utiliza las técnicas para informar una materia. De tal modo que no puede haber sociología del arte sin una consideración
crea objetos para permitir a la sociedad tomar conciencia de sí previa de los problemas de comunicación planteados por un
misma y comunicar a otros sus hipótesis. lenguaje, el lenguaje, o mejor, los lenguajes artísticos —figura-
El epígrafe de este libro no debe prestarse a equívocos. Al tivo, plástico, monumental o decorativo— totalmente irreduci-
rechazar un intuicionismo que reintroduce en último análisis bles a estructuras y a esquemas de pensamiento verbales o ma-
los imperativos categóricos de la espiritualidad, no niego el temáticos. La obra de arte, en particular la imagen, no es el
papel que desempeña la intuición ni en la génesis de la obra reflejo de algo real recortado antes de cualquier intervención
ni en su aprehensión. Tal posición sería tan absurda como si del espíritu humano en objetos conformes a nuestras nomencla-
se negara el papel de la intuición en matemáticas bajo el pre- turas. El hombre no agrega intelecto a estructuras ajenas a su
texto de que se trata ante todo de una ciencia racional y lógica. pensamiento. No se trata de reconstituir objetos dotados de una
He hecho aclaraciones al respecto y haré más en las páginas realidad en sí y permanente, sino de despejar los principios de
que siguen. Si existe un pensamiento plástico que constituye una una conducta propia del hombre en el marco y los límites de
función completa del espíritu, es una verdadera doctrina de la sus poderes y de sus conocimientos, en un cierto momento de
intuición estética la que nos guardará de creer en el carácter su
historia y en un cierto círculo de civilización. La obra de arte
pasivo de la invención artística confundida con la imitación. El no constituye una señal de una realidad que puede ser referida
artista no capta en la naturaleza ni en el espíritu conjuntos Por otras vías y expresada por otras técnicas. No remite a un
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universo de formas inmutablemente recortadas, sino que dese


cadena un proceso de representación dialéctica entre lo perci •
do, lo real y lo imaginario; nunca es analógica sino como u
suerte de constelación de varios elementos que asocian lugar
y tiempos no homogéneos. No nos remite a un absoluto sin
a los devenires humanos.
Como toda cultura, el arte no puede ser considerado co as.
PRIMERA PARTE
un proceso de información, sino que integra en una ambigü
dad de naturaleza elementos variables, contrastados y pere
deros. El vínculo, la estructura que asocia, en un momento dad
en un sistema figurativo o monumental, escultórico, o decor•' DIMENSIONES DE LA EXPRESIÓN FIGURATIVA
tivo, estos diversos elementos es más fuerte que la configur
ción material que lo encarna; sigue siendo inteligible a
cuando las referencias al accidente sean imposibles. En res
men, el arte nos informa mejor de los modos de pensamient
de un. grupo social que de los acontecimientos y del marc
material de la vida de un artista y de su medio. La obra est
en lo imaginario.
En fin, un conocimiento más fino de la naturaleza del a
debe ayudarnos a comprender mejor la relación que existe ent '
la Forma y las formas, dicho de otro modo, entre los prototip
y las series, relación fundamental para la comprehensión gener•
de las leyes que presiden todas las clasificaciones humanas d
signos representativos de valores. En ninguna otra parte aparee
tan netamente como en el arte la distinción entre las matrices
y los ejemplares. Se dará particular interés a los ensayos d
clasificación de las obras de arte por el hecho de que las form•
de serie nunca son verdaderas réplicas del modelo ni de ningu
otra forma secundaria. Mientras el lenguaje verbal es susce
tibie de ser analizado en función, por ejemplo, de una dobl
articulación que lo caracteriza como tal, las obras de art
hacen interferir a distintos niveles variables un número m'
considerable de elementos, teniendo en cuenta el hecho de qu
desarrolladas en el espacio admiten más complejidad que 1
formas que se sitúan en el tiempo. La presente obra no pretend
en modo alguno dilucidar el conjunto de problemas plantead
por el reconocimiento de la especialidad de los lenguajes artí
ticos en sí y tomados en su conjunto; todos los problemas d
clasificación serán objeto de otros estudios. Sólo se ha querid
afirmar aquí la autonomía del arte considerado como uno d
los modos mayores de expresión del hombre.

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