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HEGEMONIAS Y RESISTENCIAS
El siguiente esbozo pretende a través del análisis teórico, analizar los principales mecanismos que
modernos. El pensamiento político actual parece legitimar la idea de que el liberalismo del siglo
XVIII ha sido una de las grandes iniciativas con los que las organizaciones sociales de esta parte
del mundo han podido desarrollarse al institucionalizar el poder y retornar a los jardines edénicos
de la democracia. Trabajos como los del suizo Rosseau en el Contrato Social, no escatiman en
adjetivos como la igualdad, la libertad y el orden; así mismo, advertía Montesquieu en El Príncipe,
en Que es la ilustración, nos invitaba a hacer uso público de la razón como fundamento máximo
de la felicidad y la libertad. Así las cosas, la mitificación de la Revolución Francesa de 1789 (hecho
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El concepto de opinión pública tiene en autores como Jurgen Habermas una de las más lúcidas reflexiones ya que
este pone de manifiesto la diversidad de fenómenos aludidos por dicha expresión, así como su estrecha relación con la
dinámica del poder y de los procesos políticos, de una manera mucho menos obvia y más compleja de lo que suele
pensarse. HABERMAS, J. (1981). Historia y crítica de la opinión pública. La transformación estructural de la vida
pública. Barcelona: G. Gili.
histórico donde el liberalismo y su pensamiento pudieron materializarse) ha servido como sustento
ideológico de la gran mayoría de las facciones o corrientes políticas de los últimos dos siglos, los
discursos del fascismo italiano, por ejemplo, o los del comunismo ruso encuentran en estos
preceptos su lugar común con los que se atrapa la voluntad de las masas.
Sin embargo, la Revolución Francesa de 1789 no es más que un mito con el que el poder de la
época se legitimaba y con los que en la actualidad el poder occidental se legitima. Marx, en un
excelso trabajo al que título El 18 Brumario de Luis Bonaparte, nos da pistas que nos ayudan a
entender, o, dicho de otra manera, a dimensionar el alcance de la Revolución y siendo un poco más
osado a cuestionar su carácter revolucionario. Marx inicia su análisis retomando aquella idea de
Hegel que reza que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen dos
veces, una vez como tragedia y otra vez como farsa; esto para indicar que la ideología política con
la que se tejieron los discursos de la Revolución Francesa no eran más que remedos del
pensamiento de la antigua Atenas o de la República romana del 509 a.c. y que una vez se convenció
a la masa de que era imperativo el derrocamiento de la monarquía ya que la soberanía del estado
recaería en la voluntad popular, les quedó, a la burguesía, fácil postularse como los llamados a
gobernar y a reclamar el poder político como algo que por antonomasia les pertenecía. Sin la figura
monárquica, los burgueses contaron con el beneplácito del falaz poder popular, y diseñaron las
leyes y la estructura del estado a su medida, para así garantizar su poder económico, quien fuera
combustible de su incipiente poder político, con este último, no era necesario buscar mercenarios
para la defensa de sus propiedades, puesto que ahora el monopolio de la fuerza estatal protegía la
propiedad privada, misma, con la que comenzarían sistemáticamente a explotar a los desposeídos.
En síntesis, podemos anotar que la Revolución Francesas ha sido tomada históricamente como un
hito donde la voluntad popular fue expresada en contra de los gobiernos absolutistas o
monárquicos, tanto así, que la mayoría de las estructuras estatales de occidentes poseen una fuerte
influencia de las doctrinas y axiomas que de este hecho se desprendieron. No obstante, al realizar
un análisis desde otra perspectiva, vemos que su alcance es meramente romántico en la medida que
se configuró en una treta de la burguesía para expulsar a la monarquía y apropiarse del poder
político, que si bien, determinaron una democracia esta se encontraba viciada por los intereses
económicos de esta clase social, dejando al pueblo con un discurso elaborado, pero en las mismas
Eric Hobsbawm es uno de los últimos exponentes de la escuela inglesa y en su texto Historia del
Siglo XX nos enseña que después de la Segunda Guerra Mundial el mundo asiste a una gran
transformación cultural y política. Sectores sociales que habían sido descritos en la historia como
meros espectadores de las proezas del poder, ahora reclamaban su lugar en las páginas de la historia
y a través de los mecanismos de hecho buscan desmoronar la hegemonía con la que las elites
colectivo y como había sido utilizado para ordenar y controlar el constructo estatal. En suma, las
mecanismo para legitimarse y responder a la pregunta del por qué ellos deben ostentar el poder.
Con el transcurrir de los años, la historia ha sido instrumentalizada como un elemento de la política
y como un factor con el que el poder adoctrina acerca de su estatus. En otras palabras, con la
historia, el ciudadano desposeído de poder, se forma con la creencia de que es natural de que
quienes tienen el poder deben seguir teniéndolo2. Sin embargo, los movimientos sociales de la
segunda mitad del siglo XX que menciona Hobsbawm, transgreden notoriamente este orden y
socavan la estructura del discurso; es por esta razón, que el poder debe reinventar la forma en la
En vista de lo anterior, el pensador estadounidense Noam Chomsky nos da diez claves para
identificar y entender los mecanismos de dominación con los que hoy el poder, intenta conservar
su status, muy y a pesar de las continuas batallas que se libran en el campo de las ideas y en el
democracia, ya que esta surte de derechos a los ciudadanos que contravienen el diseño real del
estado, que no es otro, que el estado de las elites. Como segundo mecanismo, se nos presenta el
satanizando sus ideales, en lo que Ruger denomina los “Baúles del miedo”. Un Tercer mecanismo,
es el rediseño de la economía, dándole más cabida a las instituciones financieras quien a borbotones
se llevan los mejores dividendos de la producción económica y con esta riqueza alientan la cultura
capitalismo a lo que Chomsky denomina “el sueño americano”. El cuarto mecanismo o principio
Chomsky lo llama Desplazar la carga fiscal, en este, se expresa que el peso tributario de países
como los Estados Unidos, se carga sobre la base del impuesto al consumo y no a las utilidades de
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Para Michel Focault el Poder está en el saber. Las verdades oficiales o las verdades de quienes tienen el poder son
usadas cuidadosamente a través de mecanismos tales como la educación para adoctrinar a los individuos y así callar
cualquier voz que cuestione el orden establecido. Focault, también nos habla del Biopoder como un mecanismo de
dominación donde se ejerce un control total del cuerpo del dominado.
En ese orden, llegamos al quinto principio, llamado Atacar la solidaridad, dicho mecanismo
pretende hacer ver a la opinión pública que las crisis económicas y sociales de los estados radican
en el alto coste del estado del bienestar y en la garantía de servicios como la salud y la educación
y que por tanto es necesario la privatización de los mimos, al tiempo que se omite el hecho de la
Reguladoras, mismo que se asemeja a lo expuesto al principio de nuestro esbozo, quienes poseen
el poder político han encontrado en las instituciones del estado patrocinadores que resguardan su
posición, explicación que también se relaciona con el séptimo contrataque llamado Manipular las
elecciones.
Someter a la Plebe, Fabricar el Consenso y Marginar a la Población los utilizaremos para dar
relaciones de dominación que encuentran su lugar común en los factores reales del poder. No
obstante, a estos factores, Antonio Gramsci se permite agregar a la cultura y en esta tienen cabida
el sistema educativo, los medios de comunicación y la religión. Es gracias al uso quirúrgico de esta
hegemonía que las elites dominan utilizando distintos principios. A través de la hegemonía nos
someten, nos limitan las ideas y nos segregan del poder político.