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“AÑO DE LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD”

UNIVERSIDAD PRIVADA DE
TACNA
FACULTAD DE DERECHO Y CS. POLITICAS
ESCUELA PROFESIONAL DE DERECHO

FILOSOFIA DEL DERECHO


TEMA: LA ESCUELA POSITIVA Y LA FILOSOFIA DEL DERECHO EN
EL SIGLO XX

INTEGRANTES:
 MIRANDA MAMANI, RINA SAMAI
 ILLATARQUI MONASTERIO, HENRY
 QUISPE CACERES, KRISTOPHER
 MARCA Q. , YELITZA
 MADUEÑO ACHO, JORGE
 VILCARANA , RUTH
 ARENAS, GERALDINE

DOCENTE: RINA BECERRA ALVAREZ


CICLO: IX -E
TACNA-PERÚ
2019
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DEDICATORIA

A nuestros padres y a

nuestra docente que nos da su apoyo constante

para culminar con éxito este trabajo.


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AGRADECIMIENTO

Gracias a nuestra universidad, por permitirnos formarnos y

mejorar cada día en el aspecto estudiantil. Gracias a todas las

personas que fueron participes de esta monografía, ya sea de

manera directa e indirecta, gracias a ustedes por haber permitido

concluir este trabajo con éxito.


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INDICE

INTRODUCCIÓN .......................................................................................................... 5
MARCO TEÓRICO ........................................................................................................ 6
CAPITULO I: LA ESCUELA POSITIVA ...................................................................... 6

1.1. LOS PRINCIPIOS DEL POSITIVISMO ................................................................. 6


1.2. EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL POSITIVISMO ................................................... 7
RASGOS CARACTERÍSTICOS COMUNES DEL POSITIVISMO. ................................... 9
EL POSITIVISMO JURÍDICO. ..................................................................................... 10
PENSAMIENTO FILOSÓFICO..................................................................................... 11
2.1. AUGUSTO COMTE............................................................................................... 11
CAPITULO II: EL POSITIVISMO EN INGLATERRA .................................................. 13
2.1. RASGOS COMUNES DEL POSITIVISMO INGLÉS. ............................................... 13
2.2. JEREMÍAS BENTHAM. ........................................................................................ 14
2.3. JOHN STUART MILL. .................................................................................... 19

4. EL EVOLUCIONISMO. ..................................................................................... 23

5. EL EVOLUCIONISMO FILOSÓFICO DE HERBERT SPENCER. ........................ 25

CAPITULO III: LA FILOSOFIA DEL DERECHO EN EL SIGLO XX. ......................... 29

1. La filosofía del Derecho en el siglo XX. ................................................................ 29

3.1 HANS KELSEN...................................................................................................... 31


CONCLUSIONES ........................................................................................................ 38
BIBLIOGRAFÍA .......................................................................................................... 39
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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tiene por objeto hacer una presentación de la evolución de la filosofía entre los siglos
XIX y XX, enfocándose en las corrientes filosóficas de la escuela del positivismo, el positivismo inglés,
y el positivismo jurídico, así como sus máximos representantes.

El término positivismo fue utilizado por primera vez por el filósofo y matemático francés del siglo XIX
Auguste Comte (1798-1857), pero algunos de los conceptos positivistas se remontan al filósofo
británico David Hume (1711-1775), al filósofo francés Saint-Simon (1760-1825), y al filósofo alemán
Immanuel Kant (1724-1804). Además de Auguste Comte en Francia, los representantes más
significativos del positivismo son: John Stuart Mill (1806-1873) y Herbert Spencer (1820-1903) en
Inglaterra; Jakob Moleschott (1822-1893) y Errist Haeckei (1834-1919) en Alemania; Roberto Ardigó
(1828-1920) en Italia.

Por lo tanto, el positivismo se integra en tradiciones culturales diferentes: en Francia se inserta en el


interior del racionalismo que va desde Descartes hasta la ilustración; en Inglaterra, se desarrolla sobre
la tradición empirista y utilitaria, y se relaciona a continuación con la teoría darwinista de la evolución;
aunque sus frutos más notables -debido a la situación social de la nación ya unificada los brinda en el
ámbito de la pedagogía y de la antropología criminal.

Por otro lado, el iuspositivismo, positivismo jurídico o Derecho Positivo es una corriente de
pensamiento jurídico, su juicio consiste en la separación conceptual de la moral y el derecho. El
iuspositivismo define las instituciones jurídicas como instituciones sociales. En el trabajo se pondrá
especial énfasis en la posición adoptada por Hans Kelsen (1973-1981), por ser este autor el más
conspicuo de los positivistas y el que ha desarrollado la problemática de esta postura de una manera
más completa y consecuente.
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MARCO TEÓRICO
CAPITULO I: LA ESCUELA POSITIVA
El positivismo, al igual que el marxismo, es una de las filosofías en las que podemos apreciar
los rasgos de la filosofía moderna de una forma más acentuada. Postulada también al
pensamiento científico como le camino para comprender a la realidad humana, desde la social
hasta la histórica. Sin embargo, si para el marxismo, el hombre, en este caso el científico, se
encuentra inmerso dentro de una sociedad y, por tanto, dentro de una clase social con una
ideología en particular, para el positivismo el científico social debe estar ajeno a toda
consideración personal que lo conduzca a desvirtuar la objetividad con al que tiene que realizar
su investigación.

La escuela positivista o positivismo es un movimiento filosófico que se desarrolló durante los


siglos XIX y XX. Según los positivistas el único conocimiento válido es aquel que proviene de
la observación y la experiencia. Por este motivo, criticaban y excluían cualquier tipo de
especulación y superstición.

El positivismo nació a mediados del Siglo XIX y se considera que el padre del movimiento fue
el filósofo francés Auguste Comte.

Sin embargo, sus ideas fueron aceptadas y complementadas por otros filósofos hasta la primera
mitad del siglo XX.

1.1.LOS PRINCIPIOS DEL POSITIVISMO


Según el pensamiento positivista, el conocimiento sólo puede obtenerse a través de los datos
positivos. Es decir, aquellos que provienen de la observación de los fenómenos naturales y
sociales.

Para orientar dichas observaciones, los positivistas plantearon estos cinco principios:

 La lógica de la investigación debe ser igual para todas las ciencias. No importa si se ocupan de
estudiar la naturaleza o el comportamiento humano.
 El objetivo de la ciencia es observar para poder explicar y predecir los fenómenos naturales y
sociales.
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 La investigación debe ser observable a través de los sentidos humanos y sólo debe valerse de la
lógica para interpretar los hechos observados.
 La ciencia no es lo mismo que el “sentido común” y los científicos deben evitar cualquier
interpretación sobre los datos que han recolectado.
 La ciencia debe producir conocimiento y debe ser lo más objetiva y libre de valores posible. Por
lo tanto, no deben interferir en ella la política, la moral o los valores culturales.

1.2.EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL POSITIVISMO


Es posible encontrar ideas positivistas inclusive entre los filósofos antiguos. Pensadores como
Protágoras o Sextus Empíricus, mostraban ya una inclinación hacia pensamientos que en la
modernidad serían clasificados como positivistas.

Sin embargo, los verdaderos inspiradores del positivismo se ubican en el siglo XVIII. Esto se
debe a las influencias que tuvieron las ideas de la Ilustración Francesa y del Empirismo
Británico en los pensadores de la época.

1.2.1.El positivismo social

Auguste Comte, padre del positivismo, afirmaba que existían tres fases dentro del desarrollo
intelectual de cualquier persona.

Según él, cada persona desarrolla su pensamiento a través de tres etapas, de la misma forma
que éste ha evolucionado a través de la historia de la humanidad.

 La Ley de los tres Estadios.


Según Comte, los conocimientos, antes de constituirse en “ciencia positiva”, han tenido que pasar por
tres fases, a las que él llamó “estadios”. Pero estos estadios o etapas, se dan no solamente en la evolución
de la ciencia, sino también en el desarrollo y progreso de la humanidad a través de la evolución histórica.

La historia del hombre y su cultura ha pasado por las siguientes grandes etapas o “estadios” que son:

 Estadio Teológico.- en el que se atribuyen los fenómenos naturales a agentes


sobrenaturales, por el predominio de la imaginación y la fantasía en la actitud
cognoscitiva del hombre.
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 Estadio Metafísico.- donde los agentes divinos y mitológicos son sustituidos por
entidades metafísicas denominadas: “leyes, esencias, formas o almas, fuerzas y otras”1.
En esta etapa, el hombre intenta explicarse los fenómenos de la naturaleza valiéndose de
su facultad racional.

 Estadio Positivo.- “Se caracteriza por la enunciación de leyes o relaciones invariantes


entre los fenómenos, y se renuncia a conocer lo absoluto (origen y destino no Universo).
Toda explicación se reduce a los hechos y a las relaciones necesarias que se establecen
entre ellos” 2 . La observación de los hechos, ayudada por el razonamiento, permitirá
descubrir las relaciones invariables de sucesión y analogía que existen entre los diversos
fenómenos naturales y sociales.

La “Ley de los tres Estadios”, se da dentro de cada ciencia particular; también se da en la


Historia y en la evolución del género humano; pero también se da internamente, en el hombre
como persona individual. Al respecto Comte escribe: “... ¿quién no recuerda el haber sido teólogo
(imaginativo) en su infancia; metafísico (idealista), en su juventud, y físico (realista y positivo)
en su madurez?...” (Comte)3.

Para Comte, la humanidad alcanzaría su madurez cuando las observaciones científicas fueran aceptadas
como verdades absolutas.

El nombre de la obra más importante de Comte “Curso de filosofía positiva” viene de esa tercera etapa
planteada como ideal. Y es de esta obra de donde proviene el nombre del movimiento filosófico.

1.2.2.El positivismo crítico

Las ideas del positivismo de Comte tuvieron eco en el positivismo alemán que se desarrolló
antes de la Primera Guerra Mundial. Los representantes de esta escuela fueron Ernst Mach y
Richard Avenarius, considerados como los creadores del Positivismo Crítico.

1
Díaz, Esther y otros (1997) ob. cit. p. 162.
2
Villoro T., Miguel (1994) ob. cit. p. 73.
3
Díaz, Esther y otros (1997) ob. cit. p. 163.
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Según Mach, las teorías y los conceptos teóricos no eran “la realidad” sino solamente un
instrumento que permitía entenderla. Para los positivistas críticos, la teoría era sólo una forma
de entender una realidad para poder interpretar otro conjunto de datos observables.

Según ellos, las teorías podían modificarse mientras que la realidad era un terreno estable. Por
lo tanto, el positivismo se negaba a determinar si una teoría era verdadera o falsa. Sin embargo,
las consideraban como recursos útiles para sus procesos de observación.

1.2.3.Positivismo lógico

El positivismo lógico se desarrolló en Viena y Berlín a principios del Siglo XX, bajo una fuerte
influencia de las ideas de Comte y Mach. Entre ellos se destacan Philipp Frank, Hans Hahn y
Richard Von Mises.

Esta corriente de pensamiento fue desarrollada paralelamente en las dos ciudades por grupos
de filósofos y científicos de diferentes áreas que guardaban un interés común por la filosofía.

Según estos grupos, la función de la filosofía consiste en aclarar los conceptos científicos y no
tratar de responder las preguntas sin respuesta. Por ejemplo: la vida después de la muerte.

Para ellos, la metafísica era un mal intento de expresar sentimientos y emociones. Afirmaban que esta
tarea era importante pero sólo le pertenecía al arte y por lo tanto sus afirmaciones no deberían hacerse
pasar por verdades científicas.

RASGOS CARACTERÍSTICOS COMUNES DEL POSITIVISMO.


La corriente positivista en el campo de las ciencias sociales, se proyectó de diversas maneras según los
países donde se hubo desarrollado. Ubicada históricamente como tendencia y doctrina presenta rasgos
fundamentales que son:
 La aplicación del método experimental de las ciencias naturales, al campo de las ciencias
espirituales y humanas.
 Es una reacción contra la Filosofía especulativa y contra toda deducción o conocimiento
que no esté basado en la experiencia, cuya consecuencia es la oposición a cualquier forma
de metafísica.
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 Manifiesta un rechazo de toda realidad no fáctica 4 , limitándose exclusivamente a los


fenómenos y a los hechos, para buscar las relaciones entre ellos, y no “el cómo” ni el “por
qué” de los mismos.
 Postula una seguridad y certeza en la validez de las leyes científicas, por hacer una sobre
valoración de todas ellas.
 Acepta tácitamente “la uniformidad en las estructuras de la realidad”5.
 Presenta “una marcada tendencia a la matematización y al mecanicismo”. 6
El punto de vista positivista, tuvo como consecuencia la depreciación del conocimiento filosófico
cayendo en un total escepticismo acerca de las posibilidades y alcances de la metafísica, con el
consiguiente desprestigio de las doctrinas del Derecho Natural, basadas en principio racionales,
inmutables e universales, lo que trajo como consecuencia la desaparición de la Filosofía Jurídica
como una disciplina filosófica.

EL POSITIVISMO JURÍDICO.

Es una consecuencia del Positivismo filosófico surgido después de la Revolución francesa. Esta
corriente jurídica, se debe sobre todo a la aparición de las grandes codificaciones posteriores a la
Revolución, que tendían a consolidar los valores jurídico-políticos de “seguridad, paz y orden,
necesarios para establecer sobre bases firmes las nuevas políticas liberales”.

El Positivismo jurídico, es una corriente jurídica que considera como Derecho, solamente a aquellas
normas impuestas por los hombres, en un momento del tiempo y en un punto del espacio, en cuyo
establecimiento ha intervenido la autoridad o el poder; en otras palabras, para esta tendencia, el único
Derecho válido y digno de estudio es el Derecho Positivo, “independientemente de cualquiera
consideración en torno de su eventual correspondencia a un orden justo o ideal.

Para el Positivismo jurídico, la validez de las normas legales se debe única y exclusivamente, al hecho
de haber sido emitidas por órganos competentes mediante normas de procedimientos legalmente
reglamentados. Es mérito de esta corriente, el haber destacado el valor de la seguridad jurídica que
puede alcanzarse en la medida que el legislador formula normas de significación inequívoca; y por la

4
13. Ibid. p. 530
5
14. Portela, Mario (1980) “Panorama de ideas jurídicas contemporáneas” Ed.
Depalma,Bs.As-ArgenƟ na. p. 88.
6
15. González Díaz, L. F. (1994) ob. cit. p 260.
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subordinación absoluta de aquél, a la voluntad de la ley, que se podría compendiar en la fórmula “la ley
es la ley”

PENSAMIENTO FILOSÓFICO

Según los positivistas el único conocimiento válido es aquel que proviene de la observación y la
experiencia. Por este motivo, criticaban y excluían cualquier tipo de especulación y superstición. Según
el pensamiento positivista, el conocimiento sólo puede obtenerse a través de los datos positivos. Es
decir, aquellos que provienen de la observación de los fenómenos naturales y sociales.

El positivismo nació a mediados del Siglo XIX y se considera que el padre del movimiento fue el
filósofo francés Auguste Comte.

El positivismo además fue muy importante para el desarrollo de las ciencias sociales. De hecho, Comte
también es considerado como el padre de la Sociología al ser el primero en definir un método científico
para analizar los fenómenos sociales. Los filósofos positivistas también hicieron grandes contribuciones
a la ética y a la filosofía moral. Para ellos, el ideal ético se debía entender como el bienestar para las
mayorías. Por lo tanto, medían la moralidad de las acciones con relación a la observación de este criterio.

2.1. AUGUSTO COMTE

Comte nació en Montpellier, Francia el 19 de enero de 1798. Después de asistir al Lycée Jofree y luego
a la Universidad de Montpellier, fue admitido en el École polytechnique en la ciudad de París. La École
Polytechnique era conocida por su cercanía a los ideales franceses del republicanismo y el progreso.
Luego de su regreso a Montpellier, tendría diferencias irreconciliables con su familia, ya que eran
partidarios de la monarquía y profesaban la religión católica, por lo que se ganaría la vida con pequeños
trabajos.

En agosto de 1817, encontró un apartamento en París donde viviría hasta 1822. Ese mismo año, se
convirtió en el secretario y alumno de Henri de Saint-Simon, que a su vez, pondría a Comte en contacto
con la sociedad intelectual y por ende, terminaría influenciado por el. Comte trabajó con de Saint- Simon
por siete años hasta que se separaron por diferencias irreconciliables entre ambos. Tomando como
trasfondo la Revolución francesa, Comte acusa a estos dos autores de generar utopías metafísicas
irresponsables e incapaces de otorgar un orden social y moral a la humanidad.
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La idea básica de Comte era que todas las ciencias formaban una jerarquía, de manera que cada eslabón
dependía del anterior de acuerdo a la complejidad de los fenómenos estudiados. En la base estaban las
matemáticas, seguida de la mecánica, la física, la química, la biología y por último, encabezando la
pirámide de las ciencias se encontraba la Ciencia de la Sociedad; la Sociología. Comte vio en esta
ciencia las respuestas a los problemas del hombre y la sociedad.

Los problemas sociales y morales han de ser analizados desde una perspectiva científica positiva que se
fundamenta en la observación empírica de los fenómenos y que permita descubrir y explicar el
comportamiento de las cosas en términos de leyes universales susceptibles de ser utilizadas en provecho
de la humanidad.

Comte afirma que sólo la ciencia positiva o positivismo podrá hallar las leyes que gobiernan no sólo la
naturaleza, sino nuestra propia historia social, entendida como la sucesión y el progreso de determinados
momentos históricos llamados estados sociales.

La sociedad, asegura, actúa según las leyes, al igual que el mundo físico de las ciencias naturales. Es
tarea del sociólogo estudiarla y obtener algo de dichas leyes. La sociedad se constituye sobre los
cimientos de la familia: Una ciencia social que atienda las exigencias de los individuos está condenada
al fracaso. También es dentro de la familia donde se pone freno a los caprichos personales para el bien
de la sociedad. El impulso de los seres humanos son los instintos personales y los sociales.
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CAPITULO II: EL POSITIVISMO EN INGLATERRA

2.1. RASGOS COMUNES DEL POSITIVISMO INGLÉS.

La Filosofía inglesa en general, ha postulado siempre una visión empírica. y práctica del mundo
y de la vida. En la primera mitad del siglo XIX, el Positivismo se introdujo en Inglaterra bajo
modalidades propias acordes con el espíritu del pensamiento nacional, influyendo en el campo
de las ciencias naturales, como también de las ciencias sociales. El Positivismo inglés, es
además, una evolución de la propia tradición empírica iniciada por Bacon, Locke y Hume, con
una visión del mundo y de la sociedad, que sólo después de haberse constituido como
Positivismo autóctono, recibiría la influencia del pensamiento de Augusto Comte.

Los rasgos comunes y característicos del Positivismo inglés son:

- Conexión directa con el Empirismo tradicional.


- Preferencia en el interés por problemas psicológicos y éticos, que lo llevarán a
desembocar en el Utilitarismo y más tarde, en el Pragmatismo.

a. El Utilitarismo.

El Positivismo inglés se presentó en dos direcciones: como Utilitarismo y como Evolucionismo.


En general, la doctrina utilitarista es una forma de Positivismo en el que ideas de orden moral y
psicológico, son consideradas como instrumento de una renovación social, que aplicado al
campo de las leyes y basándose en la utilidad como instinto básico del hombre, ya que considera
que solo ella es el fundamento real y válido de las normas jurídicas.
Lo útil, es un aspecto del bien humano, que corresponde a la parte sensible del hombre, y que le
es necesario para poder conservar su vida y su integridad. En cierto modo, se puede considerar
como “un vínculo que enlaza al hombre con la naturaleza exterior, puesto que en ella están los
medios necesarios para la conservación y protección de su vida”
El Utilitarismo como doctrina filosófica, está ligada también con ciertas doctrinas económicas,
porque para esta tendencia, los hechos sociales se consideran en conexión estrecha con las leyes
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económicas que persiguen el dominio de la naturaleza, dentro de un contexto de libertad


individual. Así, las dos grandes fi guras de la economía política del siglo XIX -Roberto Malthus
y David Ricardo-, demostraron, la necesidad de corregir las anomalías del orden económico,
mediante la consecución de un progreso dirigido ya no por fuerzas naturales, sino y sobre todo,
por fuerzas de orden moral, que están por encima de las estrictamente naturales.

b. Antecedentes de la doctrina utilitaria.

En la Grecia clásica, se puede ya encontrar el concepto de “utilidad”, como uno de los motivos
que obligaron a los hombres a sentar las bases de la sociedad.

Así, Aristóteles, puso como fin del Estado, la felicidad y el bienestar de todos los ciudadanos.
Análogamente, Epicuro, que reducía todo el sentido de la vida humana a utilidad y placer
espiritual afirmaba que “la Justicia tiene por base únicamente el mutuo provecho, por eso el
concepto de Derecho ha experimentado muchas variaciones en el curso del tiempo”.

2.2. JEREMÍAS BENTHAM.

Es considerado el fundador del utilitarismo inglés, aplicado tanto al orden moral, como al orden
social. Entre sus obras que nos interesan, están:

Jeremy Bentham nació en Londres, Gran Bretaña, en el seno de una familia de juristas. Fue
reconocido como niño prodigio por su padre al encontrarlo en su escritorio leyendo varios
volúmenes de la Historia de Inglaterra. A los tres años leía tratados, tocaba el violín a los cinco,
estudiaba latín y francés. Hijo de una familia acomodada, estudió primero en Westminster
School y a los doce años ingresó en la Universidad de Oxford, donde estudió Derecho, empezó
a ejercer como abogado a los diecinueve años. Pero enseguida se mostró crítico con la
educación de su época y con la práctica jurídica, dedicándose por completo a tareas
intelectuales.Dotado de una fuerte personalidad, a lo largo de su vida escribió largos
manuscritos donde proponía ambiciosas ideas de reformas sociales.
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Desde 1814 convirtió su casa en centro de intercambio intelectual y foco de un activo


movimiento utilitarista. Entre sus amigos y seguidores más cercanos se encontraba James Mill,
el cual quiso hacer de su hijo, John Stuart Mill, el heredero de Bentham al frente del
movimiento. Ambos fueron editores de importantes obras de Bentham, quien tenía la costumbre
de escribir mucho, pero dejando la mayor parte de los textos inacabados para que los
completaran sus editores.

a. El Principio de Utilidad.

Sus trabajos iniciales atacando el sistema legal y judicial inglés le llevaron a la formulación de
la doctrina utilitarista, plasmada en su obra principal: Introducción a los principios de moral y
legislación (1789). En ella preconizaba que «todo acto humano, norma o institución, deben ser
juzgados según la utilidad que tienen, esto es, según el placer o el sufrimiento que producen en
las personas». A partir de esa simplificación de un criterio tan antiguo como el mundo, proponía
formalizar el análisis de las cuestiones políticas, sociales y económicas, sobre la base de medir
la utilidad de cada acción o decisión. Así se fundamentaría una nueva ética, basada en el goce
de la vida y no en el sacrificio ni el sufrimiento. El objetivo último de lograr «la mayor felicidad
para el mayor número» le acercó a corrientes políticas progresistas y democráticas: la Francia
republicana surgida de la Revolución le honró con el título de «ciudadano honorario» (1792),
si bien Bentham discrepaba profundamente de Jean-Jacques Rousseau y consideraba absurdo
el planteamiento iusnaturalista subyacente a la Declaración de Derechos del Hombre y del
Ciudadano de 1789".Negaba también la «religión natural», que construía el concepto de Dios
por analogía con los soberanos de la tierra, y defendía la «religión revelada». En la teoría del
conocimiento, era nominalista.

Lo bueno es lo útil, y lo que aumenta el placer y disminuye el dolor. “La naturaleza ha colocado
a la humanidad bajo el gobierno de dos amos soberanos: el dolor y el placer. Ellos solos han de
señalar lo que debemos hacer”. La ética se convierte, para Bentham, en una cuestión de cálculo
de consecuencias o consecuencialismo.
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Habla de un cálculo felicítico, intenta dar un criterio para ayudar a los demás en la búsqueda
de lo útil, y hace una clasificación de placeres y dolores. Los placeres son medibles, aunque
hay que considerar siete criterios:

 Intensidad
 Duración
 Certeza
 Proximidad
 Fecundidad (situación agradable que genere más placer)
 Pureza (ausencia de dolor)
 Extensión, hay que entenderla como que hay motivos que impulsan a considerar intereses
ajenos porque eso puede caer en propio beneficio (que te llamen simpático, benevolente,
generoso...). [En la extensión cuando se trata del Estado, sí que se habla de lo útil para la
sociedad, el legislador debe preocuparse de que con sus leyes den “la mayor felicidad al
mayor número de ciudadanos”. Debe buscar intereses generales].

El utilitarismo ejerció su influencia sobre toda una generación de políticos británicos,


representada por Peel. Además Bentham influyó o intentó influir sobre los gobernantes y líderes
de las nuevas repúblicas latinoamericanas. Del mismo modo dejó fortalecido y apropiado el
concepto de Deontología muy utilizado en leyes y códigos del quehacer profesional que mira
hacia el futuro. También puede señalarse la incidencia que tendría, a la larga, sobre las doctrinas
subjetivas del valor que se impusieron en la teoría económica occidental a partir de la
«revolución marginalista» (Walras, Pareto, etc.).2 Su principal obra fue "El parlamento inglés".

b. Doctrina jurídico-política.

Bentham fue, como dijo su discípulo John Stuart Mili, un “maestro de maestros” y por ello su
pensamiento se difundió en gran medida a través de canales intermediarios, con la consiguiente
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parcialidad, simplificación y deformación de sus ideas, en las que descolló particularmente su


profeta James Stuart Mili.7

Heredero de la tradición del positivismo jurídico británico. La distinción entre la ley que existe
y la que debería existir mantiene todavía hoy una notable importancia, dadas las nuevas formas
que han tomado en estos últimos años algunas viejas teorías con importantes conexiones
conceptuales entre ley y moralidad. Sin embargo, Bentham es sólo positivista como método,
no como ideología o teoría que tiende a moralizar el derecho positivo existente.8

Siguiendo la doctrina de Bentham, será buena y justa, toda ley que proporcione la
mayor utilidad (felicidad) posible, al mayor número de ciudadanos; es decir, no por
los principios o máximas en que se apoya, sino por los resultados o consecuencias
que origine, porque para Bentham “el interés general bien entendido debe ser la única
base de todo razonamiento en materia de leyes”, y la ciencia de la legislación
constituye precisamente el conocimiento preciso y adecuado del interés general.

Una interpretación bastante corriente de tal principio lo ha asociado a una psicología


de las sensaciones “la felicidad como placer, opuesto al dolor” y, tomando pie en las
dimensiones cuantitativas indicadas por Bentham “intensidad, duración, certidumbre,
lejanía en el tiempo, etcétera”, lo ha visto como origen de una aritmética moral. Esta
interpretación puede apoyarse sobre todo en las primeras obras de Bentham,
particularmente en la Introducción de 17899.

Postula además, que la “felicidad del pueblo debe ser la aspiración suprema del
legislador”; y para llevar a los hechos tal aspiración, el legislador deberá tener
presente que el interés de la comunidad es “la suma de los intereses de sus miembros”;
así, “la medida de lo justo y de lo injusto, es la mayor felicidad del mayor número”.

7
STUART MILL John, “On Bentham and Coleridge”, 1859, en Collected Works, Londres, 1963s., vol. X.
8
M. COLOMER Josep, “TEORÍA DE LA DEMOCRACIA EN EL UTILITARISMO”, 1987,Pag. 12.
9
An introduction to the principies of moráis and legislation, 1789, ed. de Laurence J. Lafleur, Nueva York, 1948
(en adelante, Introduction)
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8

La fórmula de la “felicidad” es un principio formal directivo de la acción del gobierno,


que se concreta en tres fines explícitos subsidiarios: seguridad, hacer leyes que
faciliten por una parte la subsistencia y por otra la abundancia, así reducir las
desigualdades. El derecho da seguridad (a la persona, a la reputación, a la posesión y
al estatus), lo que facilita la subsistencia e incluso la abundancia, gracias a la
propiedad adquirida y poseída libremente; pues, si la propiedad, institución jurídica,
no económica, no garantiza la libre posesión de los frutos del trabajo, no podía existir
otra igualdad que la de la miseria, de cuyo reparto Bentham no era ciertamente
partidario. Prefería combatir la escasez y las tendencias entrópicas existentes en la
sociedad mediante la igualdad legal, ajustada a la dinámica de una sociedad de clases
abiertas, con gran movilidad y creadora de riqueza. La igualdad legal no es contraria
a la libertad ni la obstaculiza: al contrario, la potencia.

La sociedad política no nace con el contrato social, ni con la prevalencia de los


derechos naturales, que según Bentham no son más que “pura ficción”; toda sociedad
política tiene su origen únicamente en términos de conducta, a los que él llama:
“hábitos de obediencia”

Bentham rechazó la libertad como supremo derecho natural, y en su lugar puso como
meta superior de las leyes, al principio de utilidad, que proporciona la garantía de
seguridad de goce de derechos por parte del ciudadano, garantía que únicamente la
pueden prestar las leyes. Las funciones básicas de toda legislación o Derecho positivo
que busca la felicidad y prosperidad de los ciudadanos de un Estado son:

 Proveer a la subsistencia.

 Aspirar a la abundancia.

 Fomentar la igualdad de oportunidades.

 Mantener la seguridad de los ciudadanos, que es la más importante. La seguridad,


es el objetivo de las leyes que implica la protección de: la persona y su “status”, el
honor, y la propiedad privada.
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La existencia y efectividad del Derecho Positivo, se basa en la coacción, que también es inferida
del principio de utilidad social. El examen del pensamiento político utilitarista debe remitirse
forzosamente, en primer lugar, a su reconocido fundador, Jeremy Bentham.

El Panóptico

También dedicó su atención al tema de la reforma penitenciaria, elaborando por encargo de


Jorge III un modelo de cárcel (el Panopticon) por el que ambos entraron en conflicto. Bentham
ideó una cárcel en la cual se vigilara todo desde un punto, sin ser visto. Bastaría una mirada
que vigile, y cada uno, sintiéndola pesar sobre sí, terminaría por interiorizarla hasta el punto de
vigilarse a sí mismo. Bentham se dio cuenta de que "el panóptico" era una gran invención no
sólo útil para una cárcel, sino también para las fábricas. Si bien el modelo de Bentham fue
criticado (aunque él lo consideraba una genialidad), de alguna forma todas las cárceles, escuelas
y fábricas a partir de aquella época se construyeron con el modelo panóptico de vigilancia. El
modelo del Panopticon fue analizado por Michel Foucault en Vigilar y castigar.

“El principio de utilidad ha llevado a Bentham a una posición radicalmente democrática,


sencillamente porque este principio incluye la opinión escéptica de que cada hombre sólo se
preocupa de sí mismo”10

2.3. JOHN STUART MILL.

Benthan ejerció una gran influencia sobre el joven hijo de su amigo James Mill. Pero a raíz de
la muerte de aquél, J.S. Mill, abierto a toda tendencia progresista, fue desarrollando su propio
pensamiento utilitarista independiente del de Benthan, que expuso en “Utilitarismo”. Entre sus
obras están: “Los Principios de la Economía Politica”, “Sobre la Libertad”, “Utilitarismo”, y
otras.

Sobre la idea central del utilitarismo de Benthan respecto a que las acciones son buenas
(socialmente útiles o valiosas) si contribuyen al logro de la felicidad general y malas si no la
consiguen, Mill añadió un elemento cualitativo; para él "algunos tipos de placer son más

10
M. COLOMER Josep, Ob. Cit. Pag. 1
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deseables y valiosos que otros" ; los placeres de mayor calidad, que los hacen más valiosos que
otros, son los que desean satisfacer las personas “con facultades superiores” y que son propios
de un “modo de existencia que emplea las capacidades humanas más elevadas”. En función de
estas consideraciones, Mill se inclina hacia prácticas políticas elitistas, por las que también se
decanta en sus Consideraciones sobre el gobierno representativo. No obstante, procuró mitigar
las diferencias sociales proponiendo políticas más igualitarias.

Stuart Mill, trató de mejorar la doctrina de Bentham. Admite el principio básico del utilitarismo,
en cuanto a que las acciones son “buenas” cuando tienden a conseguir la felicidad, y son
“malas” cuando se oponen a producirla, entendiendo por felicidad, al placer y a la ausencia del
dolor; y por infelicidad, al dolor y privación del placer. Sin embargo, quiso reivindicar aquel
utilitarismo de marcado egoísmo individualista, para superar las críticas levantadas en contra
de Bentham.

J. Stuart Mill sostiene que la felicidad solo puede ser aquello que es universalmente reconocido
como bien; “la felicidad de cada persona es un bien para esa persona y la felicidad general, por
tanto, un bien para el conjunto de todas las personas”. La felicidad no es sólo el bien, sino que
es el bien por excelencia, y el único fin perseguido por todos. A este fin último perseguido por
los hombres, Mill llama “Principio de utilidad”. Este principio no puede probarse por deducción
de ningún otro principio anterior, al ser el fin último de las acciones del hombre. Lo que puede
probarse en la experiencia, es el hecho de que todo hombre busca como meta final de sus
acciones, a la felicidad, asociándola con la idea del placer.

Mill tuvo una aguda conciencia de las injusticias sociales fruto del sistema económico
capitalista; sin embargo, temía que una transformación en sentido socialista no dejara subsistir
un margen suficiente de libertad individual. Por lo tanto, se limitaba a aconsejar formas menos
radicales de intervención económica, en la confianza de que, en último término, la elección
entre individualismo y socialismo “dependerá principalmente de una consideración única, es
decir, de cuál de los dos sistemas se concilia con la máxima suma posible de libertad y
espontaneidad humanas”.
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1

La libertad es para Mill un bien inestimable no sólo desde el punto de vista práctico, sino
también teórico, pues sólo la variedad de las opiniones y su antagonismo hacen progresar al
conocimiento humano. Incluso en el campo político la bondad de un sistema se mide por el
respeto de que gocen las minorías. Pero la libertad no es posible sin el hábito de la libertad, que
sólo puede adquirirse mediante una educación apropiada.11

a. La Moral Utilitarista.

La concepción ética de Stuart Mill se basa también en el Principio de utilidad; en


consecuencia, el concepto de la vida moral del hombre, estará fundado en que el placer -
entendido como ausencia de sufrimiento-, como el único fin deseable de la conducta moral.

S. Mill, rectifica la doctrina utilitarista de Bentham, introduciendo una diferenciación


cualitativa entre los placeres. Esta diferencia esencial, proviene del hecho de que el ser
humano tiene valores que son superiores y que necesitan de la intervención de sus facultades
superiores o espirituales, a diferencia de aquellos placeres producidos por las facultades
netamente sensibles o materiales.

Al respecto Mill escribía: “...Pocas criaturas humanas consentirían que se las convirtieran
en algunos animales inferiores a cambio de un goce total de todos los placeres bestiales”
“Es mejor ser un hombre
insatisfecho que un loco satisfecho. Y si el loco o el cerdo son de distinta opinión, es porque
sólo conocen su propio lado de la cuestión. El otro extremo de la comparación, conoce
ambos lados”.

Lo anterior nos lleva a apreciar que, en aquellas personas cultivadas y superadas como el
caso de personas idealistas, héroes, mártires o aquellos seres humanos desprendidos y
altruistas, pueden vivir sin felicidad y provecho propio, sacrificando su propio bien por
valores que estiman superiores.

11
NICOLA ABBAGNANO, Visalberghi, A., “HISTORIA DE LA PEDAGOGIA”, 1992, Pag. 372
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2

La Moral Social.

Stuart Mill insistió en que el principio de utilidad influye no solamente en la


felicidad individual, sino también en la utilidad e interés social. La educación y el
progreso social deben incentivar y desarrollar estos sentimientos altruistas, para que
arraiguen en el espíritu y la conducta de las personas; haciendo comparación con las
enseñanzas morales de Jesús, que, según el autor, eran también una moral de utilidad
social, porque reprimían los intereses personales y egoístas, enseñando a las
personas que es innegable el hecho de que existe “una asociación indisoluble entre
su propio bienestar y el bien de todos”.

Por lo tanto, para la moral utilitaria, las virtudes son aquellos sentimientos y
conductas altruistas, que, por fuerza del hábito, han llegado a afirmarse dentro del
espíritu humano hasta convertirnos en personas “benévolas para con los demás”.

b. La Justicia.

La moral está basada en el sentimiento de lo que es la Justicia. Para Mill, la Justicia está
también fundada en el Principio de utilidad, siendo sus normas, la parte más importante de
la ética social, porque “tocan muy de cerca el bienestar del hombre en general”, como
también, “sus reglas ocupan el rango más elevado en la escala de la utilidad social”.

Al igual que Bentham, sostiene que los principios de la Justicia y del Derecho son extraídos
de la experiencia, que es variable y cambiante con la evolución de los tiempos.

c. La Libertad como un bien. Doctrina individualista.

En su ensayo “Sobre la Libertad”, expuso sus teorías individualistas, consideradas como la


base de las relaciones del individuo con la sociedad.

Según Stuart Mill, realizar la individualidad de cada persona, importa desarrollar todas las
capacidades que se tienen, para lograr ser un todo armónico y equilibrado; porque “el
desarrollo de la individualidad en cada persona, hace que esa persona se haga más valiosa
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a sus propios ojos, y, en consecuencia, más valiosa a los ojos de los demás. Gracias a la
libertad, como condición principal del desarrollo de la individualidad, como también, a la
diversidad de circunstancias y situaciones, tenemos la posibilidad de ser diferentes y
originales. Las personas originales cumplen además una función social, porque “son útiles”,
al ayudar a que los demás “abran sus ojos”, y ensanchen sus perspectivas personales,
saliendo así de la mediocridad.

Stuart Mill proclamaba la libertad de conciencia, la libertad de pensamiento, de sentimiento


y de creencias religiosas, además de haber aclamado la libertad de opinión y de prensa: “El
individuo, no debe dar cuenta de sus actos a la sociedad; si éstos no interfieren para nada
los intereses de ninguna otra persona más que la suya; pero de los actos perjudiciales a los
intereses de los demás, el individuo es responsable y puede ser sometido a una sanción, si
la sociedad lo juzga necesario para protegerse”. Sin embargo, su defensa del régimen
democrático y representativo no tiene nada que ver con la defensa de la libertad como
supremo derecho natural, porque para él, la justificación de la democracia está en la garantía
de un gobierno bueno y eficaz, cuya misión es realizar los intereses y la felicidad del pueblo.

Para Stuart Mill, lo único que podrá autorizar a los hombres, -ya sea individual o
colectivamente-, a turbar o coartar la libertad de acción de alguno de sus semejantes, es la
protección de la persona misma o de la sociedad en su conjunto; y la única razón legítima
que puede tener una comunidad para proceder en contra de uno de sus miembros, es la de
impedir que perjudique a los demás, porque por encima de la protección del bien y de los
intereses individuales, la autoridad deberá proteger el bien y el interés de todos.

4. EL EVOLUCIONISMO.

En la segunda mitad del siglo XIX, por influencia de Hegel y posteriormente de Comte, la idea
de evolución comenzó a predominar en las diferentes ciencias de la vida o ciencias biológicas.

Las teorías evolucionistas germinaron partiendo de la hipótesis de que las diversas formas de
vida más complejas y perfectas, derivaron de formas elementales y rudimentarias debido a
transformaciones evolutivas por el transcurso del tiempo.
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4

La tesis evolucionista, se trasladó también al campo de la Filosofía y al de las ciencias sociales,


las que influidas por el espíritu romántico de la filosofía idealista alemana, con la aplicación de
aquella “Ley del proceso cósmico” de Schelling, atribuyeron la idea de evolución biológica, a
una teoría general de la realidad; doctrina que recibió el nombre de Evolucionismo filosófico.

a. Carlos Darwin

Fue uno de los principales sustentadores de la teoría de la evolución en las ciencias


biológicas. Junto a otros, comenzó a vislumbrar en el hombre, como al último eslabón de
una gran cadena de seres que se suceden gradualmente los unos a los otros, buscando
encontrar una explicación científica del origen de la especie humana.

Según Darwin, anterior al hombre histórico y social, debe haber existido el hombre
puramente físico, en un estado bruto y rudimentario igual al que los demás animales, y por
consiguiente, en condiciones muy inferiores a aquéllas en las que encuentra el “salvaje” de
la actualidad.

Este ser pre-humano, como organismo físico, habría sido a su vez, el producto de una lenta
e ininterrumpida evolución a partir de especies inferiores.

Darwin recurre a lo que él llamó la ley de “selección natural”, que es un principio de fuerza
persistente o ley de la naturaleza, que incide en ella y que habría conducido al hombre desde
un estado inferior pre-humano hasta su estado actual. Esta ley de la selección natural, se
confirma mediante otras leyes menores, entre ellas:

 La lucha por la existencia, con la prevalencia de los más fuertes biológicamente,


sobre los más débiles y menos dotados.

 La variedad de las especies.

 La transmisión hereditaria, en virtud de la cual, las especies mejores y las más aptas
se irán consolidando a través de generaciones, además de la poderosa influencia
del ambiente externo.
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5

Los resultados de las indagaciones de Darwin sobre el origen de la especie humana, parecen
confirmar la antigua tradición de la Escuela Jónica griega, que enseñaba que el hombre
habría tenido un origen semejante al de los demás animales, y que con el tiempo se separó
de las otras generaciones de seres, elevándose gradualmente del estado animal al estado
social y humano. Sin embargo, esta conclusión evolucionista, no es del todo satisfactoria,
porque en el animal, sus acciones proceden de un estado netamente fisiológico en relación
con el ambiente; el animal está reatado a la naturaleza que le rodea y no puede prescindir
ni independizarse de ella.

El hombre, en cambio, no reduce su existencia a acciones y reacciones puramente físicas y


fisiológicas, puesto que en él se da una vida más rica y más elevada. Es poseedor de libertad
e independencia frente al mundo que le rodea. Tiene además conciencia de sí mismo, y es
capaz de sobreponerse a sus impulsos, tendencias e inclinaciones, para construir su
existencia siguiendo los mandatos de su propia conciencia y razón. Como expresa Max
Scheler, “el hombre es el ser vivo, que puede adoptar una conducta ascética frente a la vida;
vida que le estremece con violencia. El hombre puede reprimir y someter los propios
impulsos. Comparado con el animal, que dice siempre “sí” a la realidad, incluso cuando le
teme y rehúye; el hombre es el ser que sabe decir “no”, el asceta de la vida, el eterno
protestante contra la mera realidad...”.

No obstante las limitaciones de sus doctrinas, Darwin y sus seguidores consiguieron arrojar
ciertas luces sobre los orígenes primitivos de la sociedad y sus instituciones; pero no
pudieron explicar la condición de los pueblos salvajes, en cuanto a si ella era la degradación
de un estado más culto y humano, o por el contrario, un estado primitivo por el cual tendrían
que haber pasado aún aquellas sociedades humanas que contribuyeron en mayor grado al
desenvolvimiento de las instituciones sociales, civiles y políticas.

5. EL EVOLUCIONISMO FILOSÓFICO DE HERBERT SPENCER.

Al igual que Darwin, aplicó el método de la observación positiva, pero a diferencia de aquél,
Spencer desarrolló la teoría evolucionista desde un punto de vista filosófico, tratando de
construir una síntesis general de toda la realidad bajo el principio supremo de la evolución. Su
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6

pensamiento estaba profundamente influido por la filosofía de los idealistas alemanes, que
situaron ese devenir evolutivo del Universo en el seno de la “Idea absoluta”, como también del
ideal romántico de “progreso constante y evolutivo del género humano” a través de la marcha
de la Historia.

Entre las obras de Spencer tenemos: el tratado “De los Primeros Principios”; “Principios de
Sociología”, “El Progreso, sus Leyes y sus Causas” y “La Justicia”.

a. Su filosofía.

Para Spencer, la Filosofía no es ya un sistema de conocimientos deducidos de principios


racionales y supremos; al contrario, La Filosofía viene a ser la unificación de saber humano
que arranca de observaciones inconexas para llegar a proposiciones generales que
finalmente se incorporaran en un “concepto general”, que se suficiente para comprender
todo el saber humano. Este concepto supremo y unificador es la “ley de la evolución”.

No obstante, su espíritu y método positivo, Spencer parte de un postulado metafísico que,


según su doctrina, la facultad racional del hombre “no está posibilitada para conocer ni
demostrar”, pero que sin embargo, proporciona una certeza absoluta que jamás puede ser
obtenida por medio de la observación y de la experiencia.

Este postulado que es el punto de partida de todo sistema, cosiste en una especie de “Fuerza
persistente”, la que, actuando bajo diversas formas sobre la materia eterna e indestructible,
impulsa el movimiento y es la causa de todos los fenómenos. Si bien podrá ser investigada
en sus manifestaciones, tanto en el mundo como dentro de nosotros mismos, es inaccesible
a la inteligencia. Como dice Spencer: “Es algo más de fe, que de conocimiento; y más de
religión que de ciencia”. A ese algo inaccesible sin el cual la ciencia y la religión serían
imposibles.

La Ley de la Evolución es la ley más general para comprender y explicar las


manifestaciones de “lo incognoscible”. Según Spencer, la Ley de la Evolución, gobierna
todo el universo, se despliega en todos los fenómenos naturales y viene a concluir y
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7

culminar en todas las manifestaciones de la vida espiritual y superior del ser humano como
ser; el lenguaje, la ciencia, la religión, el arte, las leyes, etc.

b. El Organismo Social.

Spencer considera que la sociedad es un verdadero organismo que se desenvuelve de un


modo análogo al organismo individual.

El Organismo Social, es el producto más elevado de la Ley de Evolución, como también lo


son la Moral y el Derecho, “que comienzan a existir en la sociedad como un germen, y se
irán desenvolviendo bajo el estímulo de las necesidades y del comportamiento de los
individuos, hasta reclamar la atención del legislador”. Para Spencer, la esencia del progreso
de una sociedad se reduce a “la evolución de la misma, que va de lo simple a lo complejo a
través de sucesivas diferenciaciones”. Esta Ley de la Evolución Progresiva es el
instrumento principal de su Sociología.

Spencer, acepta el principio tradicional de la filosofía inglesa, con respecto a que “lo útil”,
es la finalidad de la conducta humana y también la base de la moral, pero su utilitarismo es
más que todo, biológico, porque está orientado a trazar el equilibrio de vida entre el
individuo y las circunstancias ambientales que le rodean. Complementado estas
conclusiones, el autor sostiene que “la evolución, al tender siempre hacia la auto
conservación, alcanza su límite cuando la vida del individuo se halla en su punto
culminante, tanto en duración como en envergadura.

Los Estadios de esta evolución de hombre y también del Organismo Social son:

 “La auto-conservación.

 La conservación de la descendencia, y

 La conservación del prójimo”.

Esto objetivos en conjunto vienen a ser el supremo valor de la evolución social, que se da
cuando en las relaciones de los individuos, el altruismo ha superado el egoísmo; por lo que
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podemos deducir que la vida humana es el valor principal que Spencer propone en su
filosofía moral y políticojurídica.

c. La Ley, el Derecho y la Justicia.

Spencer define a la ley como “un producto natural del carácter de un pueblo” Las leyes,
sean morales o jurídicas, son también fruto de aquellas fuerzas que impulsan a la sociedad
de una a otra evolución.12

Según Spencer, entre los sentimientos sociales que elabora la evolución, el de la Justicia es
de importancia capital; así, afirma que “poseemos todos el sentimiento de la Justicia, pero
nuestra idea se encuentra vaga e indecisa”. Para que la idea de Justicia emerja clara en
nuestra mente, será pues necesaria la experiencia acumulada de actos de justicia dentro de
la vida social y exclusivamente humana.

Su fórmula de la Justicia comprende un elemento positivo y otro negativo. Así, la Justicia


se da (positivamente), sólo cuando afirma la libertad del individuo, porque “éste debe gozar
y sufrir los resultados, buenos o malos de sus acciones”; el elemento negativo viene a ser
cualquier restricción impuesta a la libertad de cada persona, restricción que aparece por la
simple presencia de las demás personas o ciudadanos, que tienen los mismos derechos y las
mismas libertades. En consecuencia, las exigencias de la Justicia, son superiores a cualquier
norma del Derecho Positivo.13

12
Valdivia Limpias María Cristina, Filosofia del Derecho, UPSA, Santa Cruz – Bolivia, Pag 302
13
Valdivia Limpias María Cristina, Filosofia del Derecho, UPSA, Santa Cruz – Bolivia, Pag 303
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CAPITULO III: LA FILOSOFIA DEL DERECHO EN EL SIGLO XX.

1. La filosofía del Derecho en el siglo XX.

La Filosofía del Derecho participa de la esencia y direcciones de la Filosofía general, porque


es una parte de ella, cuyo pensamiento también va ligado al pasado y proyectado hacia el futuro.
En el transcurso del siglo XX se desarrollaron muchas tendencias filosófico-jurídicas, como
resultado y, a la vez, intento de superación de toda aquella tradición del pensamiento. Así, el
Neotomismo o Neoescolástica tratará, sobre todo, de resucitar las anteriores doctrinas
iusnaturalistas.14

En particular Sergio Cotta ha desarrollado, como él mismo ha definido, con ecos


heideggerianos y husserlianos, una «onto fenomenología» del Derecho. que tiene su eje en el
reconocimiento de la conexión intrínseca e ineliminable entre el vivir existencial, que
constituye la «estructura ontológica» del ser humano, y la conciencia en la cual actúa la
dimensión de la juridicidad.

La naturaleza del hombre, un equilibrio entre finitud y necesidad de infinitud, síntesis de finito
e infinito, da razón de su fundamental relacionalidad, entendida como natural
coexistencialidad, esto es, como «ineliminable exigencia estructural de la misma conciencia
personal».

Sobre esta concepción antropológica apoya la idea de un Derecho natural, entendido no como
Derecho ideal, sino como un sistema de principios cuya inobservancia haría imposibles las
relaciones coexistenciales.15

El debate contemporáneo ha puesto en crisis los dos aspectos sobre los que se apoyaba el
positivismo jurídico, determinado la apertura de la Filosofía del Derecho, por un lado, al mundo
de los valores ético-políticos y, por otro, al mundo de los hechos. El post-positivismo puede

14
Valdivia Limpias María Cristina, Filosofia del Derecho, UPSA, Santa Cruz – Bolivia, Pag 377
15
Cfr. en particular S. COTTA, Giustificazione e obbligatorietà delle norme, Milano, 1981; Diritto, persona e
mondo umano, Torino, 1989; Il diritto nell’existenza. Linee di ontofenomenologia giuridica, Milano, 1991.
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comenzar, con una cierta aproximación, bajo el primer perfil, con la crítica de Ronald Dworkin
a Herbert Hart, recogida en el volumen, de 1977, Taking Rights Seriously8 y, bajo el segundo,
con la elaboración neoinstiucionalista de Ota Weinberger y Neil MacCormick, que han
encontrado salida en el volumen conjunto de 1986 An Institutional Theory of Law . La premisa
de la teoría neoinstitucionalista de MacCormick (n. 1941) y Weinberger (n. 1919) está
constituida por el reconocimiento de la inadecuación del positivismo, que emplea nociones
«ideales» puestas fuera del mundo del «ser» y pierde de vista el hecho de que el Derecho está
profundamente inmerso en la realidad.16

Para MacCormick y Weinberger el Derecho se sitúa sobre el plano de los hechos, pero no de
los hechos en bruto, como conjunto de «zapatos, naves, lacres o flores», sino sobre el plano de
los «hechos institucionales».

Estos últimos constituyen una categoría especial de hechos, que tienen una dimensión propia y
dignidad ontológica, paralela, por así decir, a la dimensión de los hechos en bruto, en cuanto
traen su origen de la regla constitutiva.

Lo que distingue las reglas jurídicas en el vasto ámbito de los hechos institucionales es el ser
la norma jurídica funcional para fines particularmente relevantes para la sociedad, como la
protección de la vida y de la seguridad de los asociados y la distribución de los bienes,
inevitablemente insuficientes para satisfacer completamente las demandas de todos los
asociados.

Dworkin , por otra parte, en polémica con la tesis hartiana de la separación entre el Derecho y
la Moral, sostiene que los ordenamientos jurídicos no pueden ser reducidos a meras estructuras
normativas y que junto a las normas (rules) existen los principales, que representan «un
standard que debe ser observado no porque provoque o mantenga una situación (económica,
política o social) deseable, sino en cuanto que es una exigencia de justicia, o de corrección o
de cualquier otra dimensión de la moral.17

16
Faralli Carla, La Filosofia Juridica Actual, Universidad de Bolonia, Pag 139
17
Faralli Carla, La Filosofia Juridica Actual, Universidad de Bolonia, Pag 141
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1

Desde el inicio de los años setenta, de otra parte, el filósofo estadounidense John Rawls con su
A Theory of Justice13 había relanzado la ética sustantiva y la política normativa. El objeto de
dicha obra es, en efecto, individuar cuál de entre tantos asertos sociales que se pueden perseguir
son justos, esto es aquellos que algún ciudadano elegiría de poder estar en condiciones de
efectuar una elección absolutamente racional, más allá de sus propios intereses egoístas.

En el mismo período, por otra parte, en Alemania, el movimiento de rehabilitación de la


filosofía práctica (Rehabilitierung der praktischen Philosophie), representada en particular por
R. Bubner, O. Höffe, K.H. Ilting, M. Riedel y J. Ritter, partiendo de la relectura de Aristóteles
y de Kant, intenta de nuevo fundamentar una concepción del Derecho y de la política
normativa.18

3.1 HANS KELSEN


EL CAMINO DE KELSEN EN LA CIENCIA DEL DERECHO

Kelsen apuntó sus estudios jurídicos hacia aspectos prácticos relativos a su futuro profesional,
ya que después de la finalización de los mismos, el consideraba la posibilidad de ser abogado
o juez.

Pero estos estudios lo decepcionaron amargamente. Mas tarde, Alfred Verdross hizo el
interesante ensayo de explicar esa impresión negativa de Kelsen en que no había ningún sistema
que posibilitara la unificación de las por entonces asiladas ramas jurídicas. Uno poseía un
manojo de partes en la mano, pero faltaba una unidad intelectual. Esa unidad-abarcativa y
demarcatoria de la ciencia jurídica- fue creada luego a través de la teoría kelseniana. Mientras
tanto, Kelsen se conformó con desarrollar sus habilidades al parecer para convertirse en
escritor, y así es como escribió un trabajo sobre la Teoría del Estado en Dante Alighieri, la cual
el muy crítico profesor Edmund Bernatzik incluyó en su serie de publicaciones (1905). En los
seminarios de los profesores Bernatzik y Menzel, Kelsen abordó temas importantes que
rápidamente se concretaron en publicaciones. En 1907 Kelsen escribió un comentario a las

18
Faralli Carla, La Filosofia Juridica Actual, Universidad de Bolonia, Pag 144
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normas del régimen electoral del Imperio, un trabajo del cual hasta hoy día pueden extraerse
cuestiones fundamentales. Paralelamente, Kelsen concluyó su año judicial.

Estas actividades le mostraban a Kelsen que la ciencia debería ser su medio de vida. De allí que
yo no pueda negar que él —para el mantenimiento de su familia— debió ocuparse de variados
empleos temporales. Prontamente tuvo una meta frente a sí, y quería hacerla realidad en 1911:
elaborar un trabajo teórico para su habilitación docente el cual, poniendo todos los esfuerzos
de investigación, tuviera como punto central a la proposición jurídica. A lo largo de sus estudios
él se había percatado de lo importante que era establecer un concepto central para el replanteo
de muchos problemas que eran tratados en forma aislada.

LA ESCUELA DE VIENA

Como fruto de los esfuerzos de Kelsen, apareció en 1911 su exitoso trabajo de habilitación
“Problemas Capitales de la Teoría del Estado” en su primera edición. Con ella obtuvo el
carácter de catedrático para Derecho Público y Filosofía del Derecho en la Facultad de Derecho
de la Universidad de Viena. En el verano del mismo año comenzó con sus tareas docentes.
Contrariamente a lo que uno pudiera pensar, este trabajo nuevo y fundamental no se ocupa
totalmente de la ciencia jurídica, ni debate sobre ella en sentido positivo o negativo. El biógrafo
de Kelsen, Métall se refiere más exactamente a que la obra tuvo escaso eco y una fría
aceptación. Fueron los primeros alumnos de Kelsen —nombro solamente a Adolf Merkl y a
Alfred Verdross— quienes encaminaron sus trabajos científicos hacia Kelsen y de esta manera
hicieron más claro el significado de esta nueva teoría. Los esfuerzos de su círculo de alumnos
fueron apreciados por Kelsen en el prólogo a la segunda edición de los “Problemas Capitales”
publicada en 1923. Se evidencia ya el surgimiento de una nueva escuela en la teoría jurídica
que ya no podría ser olvidada.

De la evolución de la Teoría Pura del Derecho entre las dos ediciones de los “Problemas
Capitales” surgen dos puntos de gran significación: la teoría de la norma fundamental y la teoría
de la estructura escalonada del orden jurídico.
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3

VIDA PRIVADA.

Algunos puntos importantes de la vida privada de Kelsen: se casó en 1912 con Margarete
Bondi, hija del próspero matrimonio vienés integrado por Ferdinand y Bertha Bondi. Con ella
como incesante apoyo e incansable ayudante llevó adelante una vida llena de vicisitudes. La
pareja tuvo dos hijas: en 1914 nació Hanna, quien luego contrajo matrimonio con el médico
Rolf Oestereicher. Una segunda hija, María, nació en 1915, quien—luego de finalizar su
carrera— se casó con el economista Ernst Feder y terminó viviendo y trabajando como
bibliotecaria en Berkeley. De este matrimonio nació Anne, quien se casó en Hawai, vive, y es
la madre Geoffrey, bisnieto de Kelsen.

KELSEN COMO JUEZ CONSTITUCIONAL

En 1919 Kelsen comenzó a prestar funciones en la Corte Constitucional provisoria, como


integrante neutral —es decir, no fue propuesto por ningún partido político—. Con el mismo
carácter fue luego nombrado en la Corte Constitucional que se conformó luego de la sanción
de la Constitución Federal.

Kelsen valoró mucho esa posición neutral. Esto permite explicar por qué declinó su reelección
luego de la reorganización política de la Corte en el año 1930. Ésta hubiese sido posible con la
propuesta favorable del partido de los socialdemócratas (quienes más allá de ello también le
aseguraban a Kelsen su independencia). Pero Kelsen no quería deber su puesto a ningún partido
político —una conducta que hoy en día casi nadie logra comprender—. Así finalizó sus
funciones el 15 de febrero de 1930.

La realización de una breve investigación de la tarea de Kelsen en la Corte Constitucional nos


muestra que participaba constantemente en el tribunal, era uno de sus máximos referentes e
intervenía en todos los debates. La mayoría de las veces Kelsen hacía valer su opinión en el
cuerpo colegiado. Únicamente en el caso de la compleja cuestión de las dispensas se apartó de
la Corte.
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4

LA CARRERA DE KELSEN

La carrera de Kelsen fue muy accidentada:

En el año 1911 obtuvo un cargo docente fijo en el entonces “Academia de Exportación” —


actualmente “Universidad de Ciencias Económicas”—, en la cual luego fue profesor. Esto no
llegó a concretarse debido a que en el año 1918 obtuvo el cargo de profesor extraordinario en
la Facultad Jurídica de la Universidad de Viena. En 1919 fue profesor ordinario en esa facultad.

Luego de su separación del cargo como juez de la Corte Constitucional y con numerosas
enemistades, Kelsen decidió dejar Viena en el año 1930 a fin de obtener un cargo en la
Universidad de Colonia.

Pero en el año 1933 fue relevado por la fuerza de su cargo por los nacionalsocialistas. Le quedó
todavía como posibilidad emigrar a Suiza, y desempeñarse allí como profesor invitado en el
“Instituto de altos estudios internacionales” de Ginebra.

Por supuesto que Kelsen aspiraba a tener una buena posición. En el año 1936 pudo obtener un
cargo como profesor en la Universidad Alemana de Praga. Esta función, por supuesto, finalizó
como consecuencia del desarrollo de los acontecimientos políticos a partir del año 1938. Kelsen
nuevamente debió preguntarse hacia dónde debía marchar.

En 1940 decidió emigrar a los EEUU, donde continuaría trabajando incansablemente en su


tarea científica durante más de treinta años hasta su muerte en el año 1973. No le fue sencillo
ubicarse en una buena posición entre los entonces académicos de nivel mundial (y doctores
honoris causa

de la Universidad de Harvard). Pero en 1942 encontró un puesto permanente en la Universidad


de Berkeley, California, donde en el año 1945 fue nombrado profesor de tiempo completo, un
cargo que el hacía ya más de un cuarto de siglo ya había obtenido en Viena. Esto tal vez permita
mostrar lo duro que fue el destino con Kelsen, pero él, por supuesto, lo pudo superar siempre
con su trabajo perseverante e incansable.
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AREAS DE TRABAJO DE KELSEN

Las áreas de trabajo de Kelsen desde el origen de la Escuela de Viena,

Se puede observar que con el correr de los años —a pesar del decaimiento de esa escuela en el
año 1930— su teoría se ha ido extendiendo por todo el mundo, y todos los trabajos teóricos se
hallan obligados a tenerla en cuenta. Esa teoría que Kelsen expone resumidamente en 1934 en
el libro “Teoría

Pura del Derecho” promueve significativamente a la reflexión. Esto no significa de ni ninguna


manera que Kelsen hubiera abandonado la continuación del desarrollo de su obra. En
numerosas publicaciones continuó construyendo su teoría y defendiéndola de los ataques de
los que fue objeto. La intensidad de este desarrollo posterior se evidencia cuando en 1960 se
publica la segunda edición de la Teoría Pura del Derecho —más trabajada y completa—. La
magnitud de este trabajo se ha redoblado y no puede ser ignorado por ninguna nueva discusión
en el ámbito de la teoría jurídica.

Internamente Kelsen continuó trabajando en teoría del derecho. Elaboró la “Teoría General de
las Normas”, la cual no publicó —a pesar de estar prácticamente concluida—, fue editada en
forma póstuma en el año 1979 y demostró ser un éxito editorial. Dentro de poco será traducida
al inglés, francés, italiano, portugués, checo y coreano, tendrá recepción y será ampliada por la
teoría jurídica mundial.

Los desarrollos posteriores de la Teoría Pura continuaron principalmente merced a la tarea del
mismo Kelsen, a pesar de su edad. En el año 1970, con ocasión de la fundación del Instituto
Hans Kelsen en homenaje al cumpleaños 90 del maestro, se conformó en Austria un círculo de
discípulos que se preocupa por difundir y continuar la obra de Hans Kelsen. Como
consecuencia de ello se alcanzaron algunos ecos en la teoría alemana —anteriormente tan
negativa— y se, lograron seguidores en distintas direcciones en el exterior.

Mis comentarios serían equivocados si solamente presentara a Kelsen como un teórico del
derecho. Sus áreas de trabajo fueron también especialmente el derecho constitucional y el
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derecho internacional, el cual aborda teóricamente, pero también en sus muchos detalles, e
inclusive elaborando varios dictámenes.

Pero Kelsen también se extendió en importantes trabajos de construcción de la teoría política.


Al respecto me refiero a sus discrepancias con el socialismo y su trabajo “Sobre la esencia y el
valor de la democracia”, que fue traducido a numerosos idiomas y aún hasta ahora es objeto de
atención internacional.

En el ámbito filosófico, Kelsen se ocupó desde su época en Viena, de la filosofía griega, por
sobre todo en las obras de Platón y Aristóteles. Resulta paradigmático que la obra de Kelsen
—editada póstumamente— sobre la filosofía de Platón lleve el título “La Ilusión de la Justicia”;
fue publicada en 1985. En ese trabajo filosófico subyacen todavía numerosas ideas que
requieren de más elaboración.

Un indicio del trabajo realizado por el maestro surge de la circunstancia que se han hecho
alrededor de 400 publicaciones editadas en 29 idiomas.

FILOSOFÍA DEL DERECHO: HANS KELSEN: “TEORÍA PURA DEL DERECHO”:

Según la teoría kelseniana de la jerarquía de las normas a “peldaños” la validez de cada norma
vendría sustentada por la existencia de otra norma de rango superior y, así, sucesivamente. Este
proceso no puede ser infinito y, para ello, debe existir una norma hipotética (ficticia)
fundamental (la llamada Grundnorm). Cualquier norma jurídica no podría considerarse
aisladamente sino como parte integrante de un marco normativo complejo y unitario (con sus
propias reglas de autoproducción, vigencia y derogación). Respetando el orden jerárquico de
las normas se formaría, así, un ordenamiento jurídico coherente. La validez de las normas, por
tanto, vendría dada por el modo de producción de las mismas y no por su contenido. Este
modelo dogmático de derecho, su juridicismo, significaba que el Derecho se intentaba
comprender y justificar sólo desde el propio Derecho; sería una especie de “autismo jurídico”
donde se evitarían las impurezas que proviniesen del mundo económico, moral, cultural o
político. Parece que nuestro jurista austríaco no quería ver que el Derecho y sus decisiones
desbordan lo estrictamente jurídico. El problema, llevado a sus últimas consecuencias, es que
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la referida Grundnorm kelseniana, en la que descansa todo su ordenamiento positivo, está


“presupuesta en el pensamiento” y Kelsen no pudo nunca definir dicha norma fundamental.
Podría aproximarse a la Constitución o a la Norma fundamental de un ordenamiento jurídico,
pero al no poder encontrarle, a su vez, un fundamento último meramente formal de su validez
aparece como una importante carencia en el intento de Kelsen de crear una teoría del Derecho
completamente formal (“pura”).

En esta Teoría Pura del Derecho Kelsen niega también la distinción categórica entre el Derecho
privado (derecho contractual como productor de derecho por acuerdo mutuo) y el Derecho
público (derecho constitucional, administrativo y penal, creador de derecho por imposición
legislativa), y la califica de distinción ideológica al no querer ver la implicación del Estado en
ambas esferas. En cualquier caso, el Derecho privado sería una reminiscencia del Derecho
pasado que sería gradualmente sustituido por el “superior” Derecho público. No es una
casualidad que la mayoría de los positivistas vengan del campo del derecho constitucional y
administrativo.

En su Teoría Pura del Derecho, Kelsen se opuso, una vez más, al dualismo de Derecho y el
Estado y defendió su intrínseca unidad (monismo) ya enunciado en sus anteriores obras. Kelsen
no concebía más Derecho que el emanado del Estado. El derecho anterior al Estado era
concebido por el jurista austríaco como “Derecho primitivo pre-estatal”. El emanado del Estado
era un “orden normativo (coercitivo) centralizado” con validez espacial delimitada por el
territorio nacional y validez temporal por el tiempo de su vigencia.
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CONCLUSIONES

El positivismo es una corriente filosófica iniciada por Augusto Comte y John Stuart Mill que
afirma que el único conocimiento auténtico es el conocimiento científico, y que tal
conocimiento solamente puede surgir de la afirmación positiva de las teorías a través del
método científico.

El Positivismo, es una doctrina filosófica en donde se acepta como conocimiento válido, el


saber científico obtenido a través de la experimentación, es decir, con la utilización del método
científico, se estudian los hechos y a partir de estos, se deducen las leyes que los hacen
valederos. Por ello, el Positivismo es considerado como analítico, y tiene como características
generales:

El Positivismo consiste en la base que señala la realidad y la tendencia constructiva para el


aspecto teórico de la doctrina, el positivismo es el culto de la humanidad como ser total y simple
o singular, las cuales tiene un objeto o componente principal, que es la filosofía y el gobierno
de una sociedad.

El utilitarismo es una corriente filosófica y ética que surge en el siglo XVIII, es importante
destacar el talante práctico de esta doctrina que surge como un intento de transformar las
relaciones entre los individuos de manera de que la sociedad fuera mejor, atendiendo a las
necesidades de todos los hombres por igual. Una valoración positiva del utilitarismo en cuanto
intento por hacer de la existencia algo más llevadero, que permita a las personas sacrificar sus
placeres e intereses individuales por el bien de los otros y de la sociedad, puede ayudarnos a
descubrir su real aporte a la ética y a la política.

Para el positivismo jurídico, el derecho es el conjunto de normas con las que el soberano ordena
o prohíbe determinados comportamientos a sus súbditos. Ello explicaría por qué todos los
individuos acatan los dictados del derecho positivo: saben que, de no hacerlo, tendrían que
enfrentarse a la pena y a la coacción que impone el estado (monopolio de la violencia), bajo el
amparo del derecho (fuente de su legitimidad).
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BIBLIOGRAFÍA
 Valdivia Limpias, M. (2012). FILOSOFIA DEL DERECHO. Bolivia: FUNDACION
UNIVERSIDAD PRIVADA DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA - UPSA.
 RITZER, G. (1994). TEORIA SOCIOLOGICA CLASICA. MEXICO:
Impresora PubliMex.
 Frosini, Vittorio (1991). Kelsen y las interpretaciones de la soberanía». Revista Española
de Derecho Constitucional. Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales.
 El concepto del Derecho, Hart, Herbert L.A., Editorial Abeledo Perrot, Buenos Aires.
Traduccion de Genaro R. Carrio.

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