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Genealogía mítica
Hesíodo la menciona como una de las oceánidas, hija de
Océano y Tetis, mientras que el Los Trabajos y los Días,
aparece entre las gracias adornando con collares de oro a
Pandora, la primera mujer.
En interpretación romana del papel alegórico de Peithó
como personificación de la persuasión, Plutarco la
hermana con Fortuna y Eunomia, esto es, con la Suerte y el
Buen Orden.
Por su parte, Nono de Panópolis, la señala como hija de
Dionisios y Afrodita, y como una de las tres gracias junto
con Pasitea y Aglaya;nota al tiempo que la señala como
esposa de Hermes.
Peithó y Afrodita
Pausanias atribuye a Teseo la instauración del culto de
Afrodita Pandemos y Peithó en Atenas, llevada a cabo tras
la unificación de ésta. Señala, además, la existencia de un
santuario en Sición ubicado en el ágora y fundado como un
acto de propiciación a Apolo y Artemisa por una plaga que
aquejó a aquel poblado. También en Mégara la estatua de
Peithó se encontraba junto a la de Afrodita Praxis. Esta
cercanía a Afrodita ha llevado a pensar que Peithó es
simplemente un atributo más de la diosa de la belleza.
Pistis: Πίστις
Ápate: Απάτη
Mitología
En la Ilíada, se dice que Atea es la hija mayor de Zeus, sin
mencionarse madre alguna. Instigada por Hera, Ate usó su
influencia en Zeus para que éste jurase que el día que
naciera un mortal descendiente suyo, éste sería un gran
gobernante. Hera inmediatamente retrasó el nacimiento
de Heracles y provocó el de Euristeo prematuramente,
logrando así que éste obtuviese el poder destinado al
primero. Encolerizado, Zeus arrojó a Atea a la tierra para
siempre, prohibiendo que volviese al cielo o al Olimpo.
Atea vagó entonces por el mundo, pisando las cabezas de
los hombres en lugar de la tierra, provocando el caos entre
los mortales.
También en la Ilíada se refiere Fénix a Ate al hablarle a
Aquiles:
Lethé: Λήθη
Más literalmente:
"Yo también sombra fiel, / sobre el margen del Lete, / seguir
quiero al ídolo mío / que tanto adoro"
Historia
El término fue usado por el filósofo presocrático griego
Parménides en su poema Sobre la naturaleza. Según él, se
puede oponer el dominio de la verdad (alétheia) al de la
opinión o (doxa). Después se lee en las Definiciones del
pseudo-Platón que la alétheia es la «disposición que
permite la afirmación y la negación».
Durante la primera mitad del siglo XX, Martin Heidegger
recuperó la alétheia y desarrolló la noción a la forma en que
se conoce en la contemporaneidad como un intento de
entender la "Verdad". Heidegger le dio un análisis
etimológico al término y le dio el sentido a esta como
"hacer evidente".
Por lo tanto, la alétheia es distinta de otras bien conocidas
conceptualizaciones acerca de la verdad, las cuales la
describen como un estado de cosas (teoría de la
correspondencia), mientras que Heidegger se centra en la
elucidación de un significado de verdad que es
presocrático.
En principio, alétheia significa verdad, pero mientras que
la verdad o veritas se obliga a la correspondencia entre
nociones reconciliables, alétheia en cambio des-oculta. Es
decir, aquello oculto se hace evidente a sí mismo, de
manera que a-parece (ad + parere) y por lo tanto se dona
como algo inteligible. Por ejemplo, un martillo contiene en
su desocultamiento su propio uso con el cual el carpintero
articula su trabajo de manera transparente o tácita. En
otras palabras, articula con el martillo sin que él mismo se
note haciéndolo. No obstante, para aquél que desconozca
la forma de operar del martillo, éste no se dona y no se
desoculta como una herramienta de trabajo, sino como una
"cosa" con la cual no puede articularse.
Desarrollo
Heidegger comienza su discurso de la reapropiación de la
alétheia en su obra magna Ser y Tiempo y expande el
concepto en su Introducción a la Metafísica. En El origen de la
obra de arte, describe al arte como un medio para abrirse a
la verdad de un pueblo histórico.