Sei sulla pagina 1di 19

Entrevista

clínica
Nacimiento de la entrevista clínica

El psicólogo estadounidense Lightner Witmer


utilizó por primera vez en 1896 la expresión de
psicología clínica. La definió como: "método de
investigación consistente en examinar con una
perspectiva generalizadora las aptitudes de los
sujetos y sus deficiencias".' Tanto la psicología
clínica como el psicoanálisis son métodos de
investigación clínica que buscan comprender y
explicar las particularidades de la conducta
individual. La psicología clínica basa sus métodos
de investigación en el enfoque de análisis de
conductas, actitudes, emociones, sentimientos
inadecuados o reprimidos y no necesariamente
incluye conceptos del psicoanálisis, un ejemplo es
el conductismo. Es de la práctica psicoanalítica, de los desarrollos teóricos de Freud y sus
discípulos de donde surge el cuerpo metodológico que más tarde se conocerá como la
entrevista clínica psicoanalítica con un método y técnica propia.
La entrevista toma distintos enfoques metodológicos de acuerdo con la teoría psicológica
que la sustente; por ejemplo: entrevista familiar sistémica, clínica conductual, entrevista
de Carl Rogers (centrada en el cliente), transaccional, bioenergética, psicología del yo,
psicología del self, entre otras. Gran parte de los avances psicológicos se desarrollan en
las universidades; en Francia, por citar un caso, el psicoanalista "Daniel Lagache (1949)
—que pertenece a la segunda generación de psicoanalistas franceses— se ocupa de
introducir el estudio del psicoanálisis en la Universidad, lo ubica en el ámbito de la
psicología clínica y su propósito era separar la psicología de los estudios de Filosofía".
Como director del proyecto L'unite de la psicología, Lagache permite el acceso de los
psicólogos a estudiar para constituirse en psicoanalistas a partir de 1949, actualiza la
expresión "psicología clínica", desde esta perspectiva se unifica la rama naturalista de la
psicología (que incluye el conductismo, la teoría del aprendizaje, estadística y
experimentación) con la rama humanística de la psicología, que agrupa la psicología
clínica y el psicoanálisis. Ambas se derivan de la fenomenología de Karl Jasper. La
entrevista en psicología clínica no debe confundirse con la entrevista psicoanalítica; como
ya se mencionó, las características de la entrevista guardan relación con ciertos aspectos
básicos construidos por el psicoanálisis y exportados a otras áreas que efectuaron otros
procedimientos y cambiaron estrategias, de acuerdo con la corriente de psicología
específica.
LA ENTREVISTA CLINICA
En la entrevista clínica se puede utilizar la siguiente metáfora: una persona siempre,
dentro de sí, al pensar y hablar de los eventos o experiencias que le han sucedido a lo
largo de su vida, es como si su interior se convirtiera en una casa con varias ventanas y
puertas; al hablar de cada evento abrirá ventanas y/o cerrará puertas, por lo que en este
caso el entrevistador tiene la tarea de detectar cuáles son las puertas que hay que cerrar y
cuáles, las ventanas que hay que abrir. Una de las especificaciones que hay que mencionar
en este tipo de entrevista es que el entrevistador asume el papel de experto que, a causa
de su preparación especial y de su experiencia, trata de ayudar al entrevistado a resolver
algún problema de su vida o a mitigar un trastorno mental que venga a exponer. En el
trabajo clínico, específicamente, la entrevista se utiliza principalmente para tres fines
generales:
- Diagnóstico: se utiliza para obtener información acerca del problema del cliente
o paciente y así poder valorar la naturaleza de su facultad. En este tipo de
entrevista se debe determinar si el entrevistado es un sujeto sano psíquicamente,
un sujeto neurótico o un sujeto psicótico. Para determinar el diagnóstico, se
utilizan varios criterios, como pueden ser: que el individuo sano capta la realidad
objetivamente o, en su caso, el individuo neurótico deforma la realidad; el
individuo psicótico, por su parte sustituye la realidad. En esta situación se puede
utilizar la entrevista estandarizada, en la que a todos los pacientes se les hacen las
mismas preguntas en un orden y forma cuidadosamente prescrito.
- Intervención: En este apartado se desarrollan las técnicas de abordaje que se
utilizarán con el paciente. Lo más conveniente es que se realice un sondeo que
permita saber cómo se encuentra el paciente, a qué es más sensible; con esto se
definen las técnicas a utilizar, como pueden ser terapia breve, terapia de choque,
psicoanálisis, terapia con marco sistémico, etc.
- Evaluación: Esta parte es para saber el grado de avance o retroceso que ha tenido
el paciente en las diferentes situaciones que está viviendo. También sirve para
saber si el terapeuta está trabajando con la técnica adecuada o no, con la finalidad
de que, si es necesario, se reoriente el proceso terapéutico.
El tratamiento de los desórdenes mentales sirve de fondo para el análisis de la entrevista
clínica, la cual se emplea, esencialmente, para ayudar al en180 La entrevista en las
organizaciones para ayudar al entrevistado a recobrar su equilibrio emocional, a superar
los síntomas de debilidad o aflicción que le impiden conducir una vida “normalmente”
feliz. E. Fromm (1982), considera que una persona sana mentalmente es:
La persona productiva, no enajenada; la persona que se relaciona amorosamente con el
mundo y que emplea su razón para captar la realidad objetivamente; que se siente a sí
mismo como una entidad individual única, y al mismo tiempo identificada con su
prójimo; que no está sometida a una autoridad irracional y acepta de buena voluntad la
autoridad racional de la conciencia y la razón; que está en proceso de nacer mientras vive,
y que considera el regalo de la vida como la oportunidad más preciosa que se le ofrece.
En la entrevista psicoterapéutica se busca hacer una evaluación de cuál es el problema
del paciente, escuchándole y acompañándole. Es un método que consiste en observar y
analizar la conducta, la historia, los sentimientos, los pensamientos, las emociones y la
congruencia entre lo que se dice y la conducta no verbal, para integrar la información, dar
diagnóstico y tratamiento, con el fin de facilitarle al sujeto la resolución de sus conflictos
a través de la interacción paciente-terapeuta. Diríamos que es una relación directa, cara a
cara, entre dos personas o más, ya que la intervención puede ser en forma individual o de
grupo. Se utilizan diferentes técnicas para lograr insight en el paciente, esto es, que se
conecte con él mismo y salgan a la luz los orígenes de tal o cual conflicto; se le estimula
para que lo descubra y solucione, fortaleciendo las partes más fuertes que le ayudarán a
lograr más salud mental.

PRIMER ENTREVISTA
Durante ésta es importante:
a) Lograr un buen rapport o relación entre terapeuta y paciente, desde el primer
contacto.
b) Crear un clima de calidez, evitando cualquier conducta crítica de parte del
terapeuta, esté de acuerdo o no con lo que diga el cliente. El ser cálido consigue
reducir la ansiedad y tensión del paciente, aumenta su confianza para externar lo
que necesita decir.
c) Tener empatía o capacidad de comprender al paciente desde su marco de
referencia, al identificarse con el otro, manteniendo la distancia emocional para
no perder objetividad.
d) Identificar si el paciente cuenta con recursos psicológicos para realizar la terapia,
si logra tener insight, o sea, reconocer síntomas relacionados con sus problemas
psicológicos.
e) Guardar la ética al mantener el secreto profesional. Reconocer si la problemática
planteada por el paciente va a poder abordarla el terapeuta; en caso contrario,
derivarlo a otro especialista que pueda realizar la intervención o tratamiento; tal
situación se le da a conocer al paciente.
f) Realizará el encuadre en el cual el terapeuta informa el costo de las consultas, el
tipo de terapia que maneja, los pasos a seguir, los objetivos a alcanzar, el pago de
honorarios, asista o no; el tiempo de sesión, la asistencia puntual, el número de
citas a la semana o mes y las normas a seguir. Se le hace considerar la situación
completa antes de que tome el compromiso, además de motivarle al cambio. Se
llega a un compromiso conductual, donde está de acuerdo en las fechas y pagos
que se van a realizar para llevar a cabo el tratamiento.
g) De acuerdo con la estrategia terapéutica, en cada sesión se le darán a conocer los
resultados y las conclusiones a las que se está llegando; pueden no mencionarse
las conclusiones debido a que en algunas situaciones se marcan silencios, para
que el paciente reprocese la información. A veces, hasta después de dos o tres
sesiones se hace el análisis y se le dan a conocer las conclusiones.
EN ESTA PRIMERA ENTREVISTA…

Se realiza el examen psicológico del cliente:


Apariencia. Condiciones de higiene y aliño personal: si es estándar, si se sale de la norma;
si alguna extravagancia; pulcritud, descuido, integridad física, señas particulares; si la
edad aparente es semejante a la que dice tener.
Ubicación. En tiempo, espacio y persona. Se le hacen preguntas como:
“¿Cómo se llama?”
“¿En qué lugar estamos?”
“¿Cuál es la fecha de este día?”

Estas preguntas son torales, ya que, si no las contesta adecuadamente, se puede hablar de
un trastorno psicológico.
- Manejo corporal. Si el paciente se encuentra tranquilo, ansioso, tenso,
controlado, hiperactivo, con tics nerviosos, distraído, rígido, decaído; si sus
movimientos son congruentes con su relato.
Lenguaje. Tono y énfasis; si sigue el curso del pensamiento, es decir, si es fluido, pobre,
congruente, coherente, incoherente o incongruente; si tiene bloqueos, tartamudeo si
pronuncia con dificultad o presenta habilidad en el discurso; el lenguaje denota también
la cultura y el nivel socio-económico.
- Pensamiento. Si es de tipo funcional, concreto, abstracto, perseverante, delirante,
impreciso, extravagante, fijo, mágico, invasor.
- Juicio. Apropiado, inapropiado, lógico. Se trata de detectar cómo actúa la persona
ante una situación o evento, es decir, con qué lógica resuelve la situación. Como,
por ejemplo, si un hombre que se va a divorciar ignora que la patria potestad de
los hijos menores de 6 años, por lo general, se le da a la madre, y aun así está
dispuesto a llevarse a sus hijos, pase lo que pase; esto implicaría que está actuando
de una manera inapropiada.
- Atención y concentración. Sostenida, dispersa y fija.
- Memoria. Anterógrada y retrógrada.
- Insight. Deficiente o adecuado.
- Emociones. Enojo, tristeza, irritabilidad, dolor, ambivalencia, miedo, culpa o
decepción. Cambios repentinos del estado de ánimo, desde una situación normal
a una o más condiciones disforias, que con frecuencia consisten en depresión,
irritabilidad, ira y ansiedad.
- Fobias diversas. Miedo al agua, a los lugares cerrados, a los insectos o animales,
a la oscuridad.
- Expresión de afecto. Aplanado, entorpecido, adormecido, insensible, amplio,
forzado.
- Alteraciones conductuales. Bajo control de impulsos, celotipia, aislamiento,
intentos suicidas, autoagresión, respuestas exageradas de sobresalto, dependencia,
manejo de agresión.
- Autovaloración.
- Adicciones. Drogas, alcohol, tabaco, comida, otras.
- Alteraciones somáticas.
- Organización y planeación.

TÉCNICAS DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA

En el proceso terapéutico, el terapeuta obtiene información de las verbalizaciones del


sujeto y de su lenguaje no verbal, y es en muchas ocasiones más importante este último.
Dentro de las estrategias para fomentar la confianza, y al mismo tiempo estimular la
apertura y el análisis, se encuentran:
A) Escucha activa. Igualar la posición del cuerpo, como si fuéramos el espejo del
paciente o hacer una posición cruzada, ya que aumenta la sintonía; también
mantener el contacto visual mientras lo escuchamos.
B) Acompañar al paciente. Mientras habla, llora, grita, manifiesta algún
sentimiento, hacerlo en silencio, sin interrumpirlo y guardar éste aun después de
que termine, propiciando un tiempo de meditación o concentración. El silencio
actúa como catalizador a reacciones fuertes.
C) Uso de la voz. Es conveniente que se imposte la voz, de tal manera que el tono de
voz que se utilice provoque confianza en las personas; se debe evitar, en la medida
de lo posible, el utilizar tonos fuertes o agresivos que invitan a la confrontación,
ya que lo mejor para obtener resultados óptimos es utilizar un tono amable y que
genere confianza en el paciente.
D) Lenguaje sintónico. Observar su discurso y responder de acuerdo a su preferencia
sensorial, ya sea visual, kinestésica o auditiva; es decir, en algunos momentos se
pueden utilizar las mismas expresiones que el paciente está utilizando; por
ejemplo, si el paciente menciona que “eso se escucha agresivo”, “se oye fuerte”,
“ese cuadro está desordenado”, “siento que…”, el terapeuta en algún momento
puede acompañarlo con este tipo de expresiones.
E) Clarificar. La información recibida para confirmar si se ha entendido el mensaje,
y no presuponer: “lo que tratas de decirme...” “¿Estás diciendo que...?” F)
Paráfrasis o eco. Repetir la frase mencionada para que analice su contenido.
F) Reflejo. El terapeuta recoge el contenido emocional del mensaje, y si considera
que el paciente se sentirá más comprendido con ello, describe con éste el
sentimiento o estado emocional.
G) Con preguntas abiertas. “¿A qué puede deberse...?” I) Confrontación. El
terapeuta describe posibles discrepancias.
H) Mensajes mixtos. En sentimientos pensamientos y conductas. “Por una parte me
dices y por otros haces...” Hay que hacerlo describiendo, sin juzgar.
I) La interpretación. En ella el terapeuta manifiesta las relaciones causales entre
varias conductas, versiones, sucesos o ideas del cliente, presentando una posible
explicación; esto ayuda a que el paciente tenga una nueva perspectiva y le ayuda
a comprender adecuadamente lo que le sucede. Hay que iniciar con frases como:
“Es posible que...”. “Pudiera ser que...”. “Me pregunto si...”, para darle al sujeto
oportunidad de contribuir, negar o manifestarse. Después de utilizar esta técnica,
se puede utilizar la clarificación para conocer lo que piensa o siente el paciente.
J) Cierre. Siempre hay que anticipar cuando la sesión está llegando a su fin. Es
conveniente hacer un resumen de la sesión, planificar posibles acciones, tareas y
logros, así como perspectivas a futuro. Dar pauta a aclaraciones y comentarios.
Terminar en forma positiva, evitando situaciones emocionales que puedan
regresar a partes críticas. Se despide al paciente deseándole que tenga un buen día
o semana, según sea su siguiente visita. Se usa también la desigualación corporal
para estimular la despedida; desigualamos el tono de voz, hablando más alto o
como si tuviéramos prisa; si estábamos sentados nos levantamos, nos dirigimos a
la puerta y le abrimos.

Entrevista conductual
Se trata del procedimiento de evaluación conductual más frecuentemente utilizado,
convirtiéndose en una técnica esencial dentro del proceso de evaluación y terapia. En su
inicio, convirtiéndose en una técnica esencial dentro del proceso de evaluación y terapia.
En su inicio la entrevista permite establecerla relación paciente – terapeuta, tomar
decisiones clínicas preliminares, posibilitando que el terapeuta comience a recoger la
información necesaria para determinar las metas y prioridades del tratamiento. La
aportación principal es la identificación de la conducta problemas, teniendo en cuenta
tanto su naturaleza como el ambiente o contexto en que se produce; en ella se enfatizan
los factores ambientales y el entrevistador debe obtener la información relevante y tomar
decisiones que implican importantes consecuencias a largo plazo para el paciente. Se
espera que la calidad y los resultados de la entrevista sean cruciales para afrontar la
motivación y la introspección del problema por parte del paciente, así como constituir un
instrumento para establecer el comienzo de una constructiva relación terapéutica. El estilo
de entrevista conductual es empático, pero también puede ser directivo; podría decirse
|que su evolución durante una sesión es progresiva dado que, por lo general, se comienza
con preguntas abiertas y con una base más o menos estructura y pasa de forma progresiva
al estilo de entrevista estructurada. Para facilitar la recogida sistemática de información,
el evaluador formulara hipótesis preliminares acerca del curso del problema que nos
guiaran a lo largo de la entrevista. De este modo recogeremos la información de una
manera lógica y sistemática evitando saltar de tema en tema al azar. Siguiendo a
Morganstern (1988), podríamos señalar los siguientes elementos esenciales en el proceso
de la entrevista conductual.
- Preparación del cliente para la evaluación. El terapeuta conductual debe informar
al paciente de que la evaluación conductual es un proceso dinámico y continuo,
preparándole para un tipo de proceso distinto al de sus expectativas.
- Especificación del problema. A veces es necesario delimitar el problema, para lo
que suele resultar útil solicitar una especificación a través de conductas concretas,
así como las coordenadas especiales (lugares, situaciones sociales, etc.) y
topográficas (duración, comienzo, etc.)
- Redefinición del problema: es esencial para el evaluador redefinir los trastornos
en términos operativos dentro del marco conductual. Una explicación sencilla
desde la perspectiva que el modelo conductual ofrece, aplicada al propio problema
del sujeto y sus posibilidades de evaluación e intervención, puede ser muy
deseable.
- Ampliación de la evaluación. Es indispensable evaluar el grado en el que la
conducta problema se ha generalizado y afecta al funcionamiento del sujeto en los
distintos contextos (familia, trabajo, relaciones sociales, etc.) en que se
desenvuelve. Un aspecto importante que tener en cuenta es considerar los recursos
del propio sujeto, tanto individualmente (conductas adaptativas, habilidades, etc.)
como física y socialmente (personas que puedan cooperar si es necesario, pareja,
familiares, amigos, etc.)

Los contenidos de la entrevista de evaluación son la historia personal, la historia


psiquiátrica o mental y las categorías para evaluar los problemas del cliente.
- Historia personal. El punto de partida de la entrevista evaluadora es la extracción
de información sobre los antecedentes y el estado del problema. Esta información
permite entender mejor el problema actual del paciente que a menudo tiene
relación con su historia previa de aprendizaje. Por ejemplo, un cliente joven que
presenta grandes dificultades en las relaciones sociales durante el transcurso de la
entrevista revela que había tenido una madre exigente y muy protectora, en este
caso, el historial es muy útil para identificar las condiciones y antecedentes que
tuvo y como influyeron en el desarrollo de su conducta. Durante la recogida de
información pueden abarcarse diferentes áreas más, pero las más importantes
serian según Cormier y Cormier (1994) las siguientes: identificación del cliente,
aspectos generales y atuendo, historial relacionado con el problema (s) presente
(s), historial psiquiátrico y terapéutico, historial académico y profesional, historial
médico o sanitario, historial evolutivo/ social, historial familiar, marital y sexual,
evaluación de los patrones comunicativos del cliente y resultados del estado
mental (resumen diagnostico).
- Historial psiquiátrico mental. Una vez que se ha llevado a cabo el primer contacto
puede sucedes que el terapeuta tenga la sospecha de que el paciente puede
presentar algún tipo de problema mental, siendo conveniente realizar un examen
minucioso. El examen mental debe contener las siguientes categorías, descripción
del aspecto general del paciente, estado de ánimo, sentimiento y emociones,
percepción, expresión de lenguaje y pensamiento, nivel de conciencia, orientación
en el tiempo, memoria y control de impulsos, comprensión y sinceridad. Todo el
registro del estado mental se debe obtener en las primeras sesiones, después puede
pasarse a una entrevista más directa para especificar la topografía de la conducta
problema.
- Categorías para evaluar los problemas del cliente. El siguiente cuadro muestra una
serie de categorías que deberían ser aplicadas a cada paciente.
CATEGORÍAS OBJETIVOS

- Explicación del propósito de la - Dar información sobre la entrevista


evaluación. de evaluación con el objetivo de
generar confianza.
- Identificar el tipo de problema.
- Mediante guías de entrevista de final
abierto, tratar de ayudar al paciente a
- Priorización y selección de los aclarar todos los aspectos y
aspectos y problemas. problemas que le afectan.

- Identificación de la conducta
problema presente. - Establecer el orden de preferencia de
los problemas y seleccionar el área
más importante para el paciente y que
- Identificar antecedentes. le produce mayor sufrimiento.

- Identificar logros secundarios. - Ayudar al paciente a obtener los


componentes de la conducta
problema: afectivo, somático,
- Identificar soluciones previas. conductual, cognitivo, contextual y
relacional.
- Identificar la percepción del paciente
sobre el problema.
- Conocer los antecedentes y los
efectos sobre la conducta problema.
- Identificar la intensidad del
problema. - Proporcionar información sobre las
variables subyacentes que pueden
estar manteniendo la conducta
problema.

- Examinar los intentos de solución del


problema y los resultados que ha
obtenido.

- Ayudar a comprender el problema y


proporcionar al terapeuta
información sobre la posición del
cliente.

- Conocer la intensidad, frecuencia y


duración de la conducta problema.
Entrevista diagnostica
La entrevista como diagnostica intenta aplicar en muchos casos de procedimientos
estructurados. Su función se centra en los síntomas, signos o hechos de la vida que
proporcionen ventajas para mayor información del paciente.
 Schedule for Disorders and Schizofrenia (SADS) (Entrevista Estructurada para
Trastornos Afectivos y Esquizofrénicos). La SADS es una entrevista semi-
estructurada diseñada para evaluar los síntomas de alteraciones definidas por los
criterios Diagnósticos y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III). Esta
entrevista tiene una duración mínima de una hora, puede extenderse hasta tres
horas, consta de dos partes diferenciadas: la primera recoge información sobre la
conducta problema (comienzo, desarrollo tratamientos anteriores, circunstancias
personales del paciente, etc.). La segunda parte hace referencia a la historia pasada
del paciente en relación con trastornos psiquiátricos y tratamientos recibidos, así
como los síntomas y problemas que puede presentar en la actualidad. El síntoma
se analiza en dos etapas temporales; la primera se refiere a la semana en que el
problema se presenta con mayor gravedad y la segunda se refiere a la semana
anterior a la entrevista; esta última medida de gravedad sirve como línea base para
evaluar la evolución a lo largo del tratamiento. La SADS que los entrevistadores
tengan experiencia clínica y estén capacitados para formular juicios sobre la
psicopatología manifiesta.
 Diagnostic interview Schedule (DIS). La DIS es una entrevista diagnostica de
totalmente estructurada elaborada para personal no médico. El entrevistador lee
cada uno tal como está expresado en el formulario impreso, no permitiéndose
explorar la respuesta clínica del paciente. Los diagnósticos obtenidos con este
modelo son generados por computadora. La DIS está diseñada para sujetos
mayores de 18 años y se administra en una única sesión en un tiempo que puede
oscilar entre una y tres horas. Intenta establecer la etiología de los síntomas
averiguando si están provocados por enfermedades orgánicas, lesiones, consumo
de drogas, alcohol o complicaciones en el uso de la medicación. También ofrece
información de la evolución, así como la edad del síntoma y de su episodio más
reciente. Igualmente, se realiza una evaluación del funcionamiento del sujeto en
una serie aéreas referidas al último año, tales como el trabajo, vida social, vida
familiar, etc. Evaluando los síntomas durante toda la vida del paciente.
 Structured Clinical Interview for DSM. IV (SCID) (Entrevista Clínica
Estructurada según el DSM-IV). Introducida en la revisión del DSM-III- R y
diseñada por muchas de las personas que trabajaron en la SADS. Con la SCID se
intentó elaborar un instrumento que mejorará la codificación y disminuyera el
tiempo necesario para su entrenamiento y facilitará el proceso diagnóstico. Como
la SADS, la SCID está diseñada para que la utilicen médicos o investigadores
familiarizados con los criterios diagnósticos del DSM- IV. La SCID consta de una
parte para el diagnóstico del eje 1 y otra para trastornos de la personalidad del eje
II. Al comienzo el entrevistador obtiene un panorama de la enfermedad actual, el
síntoma principal y los antecedentes psicopatológicos relevantes con preguntas
sistematizadas sobre síntomas específicos. La entrevista tiene muchas preguntas
abiertas para que el paciente describa los síntomas con sus propias palabras. Al
final de la entrevista que dura de sesenta a noventa minutos para los diagnósticos
del Eje I. También se completa la escala de evaluación de la actividad global
(GAF). El quinto eje del DSM- IV.

Entrevista terapéutica
Una entrevista clínica o terapéutica, en un profesional que pretenda dedicarse a la
psicoterapia necesita adquirir y desarrollar una serie de habilidades como un entrevistador
clínico, habilidades que determinan en una gran medida al éxito de la terapia.
Los factores más importantes en tener en cuenta una entrevista terapéutica son la
comunicación, la interacción entre un entrevistador y el cliente y las técnicas de
intervención para obtener información y promover un cambio. Lo mismo sucede con los
diferentes modelos u orientaciones teóricas que hay en la base de la entrevista terapéutica.
Sin embargo, lo que queremos resaltar que, en el ámbito de la psicoterapia, prima una
tendencia al eclecticismo y al aprovechamiento de lo mejor que cada modelo pueda
aportar, al fin y al cabo, no se trata de demostrar que una teoría es mejor que otra, si no
de utilizar aquello que realmente pueda favorecer al bienestar del cliente.
El lector podrá observar a lo largo de nuestra exposición, que en ocasiones se utiliza
indistintamente el termino de entrevista clínica o terapéutica y el de psicoterapia, a pesar
de sus significados puedan no ser totalmente intercambiables, si es cierto que para llevar
a cabo una terapia psicología adecuada, es necesario de ser un buen entrevistador clínico
y, por otro lado, en el mismo proceso de entrevista estamos realizando una intervención
que por sí misma pueda ser terapéutica.
DEFINICIÓN Y ASPECTOS CLAVES

La entrevista es en gran medida el instrumento más empleado en la psicología clínica.


Tiene una función muy importante en muchas formas de tratamiento psicológico y se ha
señalado en diversas ocasiones. Es un componente principal de la evaluación clínica que
precede, acompaña y sigue al tratamiento (Bernstein y Nietzel, 1982; Beutler, 1995).
La entrevista ha estado siempre presente en la vida de las personas a lo largo de los
tiempos, pero es importante que destaquemos una serie de características que nos
permitan diferencias; la entrevista psicología de la mera conversación. Estás pueden
concretarse en la siguientes (Fernández Ballesteros, 1980; Silva. 1981).
1. Se trata de una relación directa, cara a cara, entre dos o más personas.
2. Está relación de ha establecido con un propósito y una serie de objetivos
prefijados y conocidos, al menos por el entrevistador.
3. Existe una asignación de roles específicos a los participantes, estableciéndose
una relación interpersonal asimétrica en ella. Además, se supone que existe un
control de la situación por parte del entrevistador.
4. Se establece una vía de comunicación simbólica, preferentemente oral, dónde el
flujo de información de da a través de dos canales; uno verbal y uno no verbal.
Dentro de las revistas psicológicas, nos vamos a centrar en un tipo particular, la llamada
entrevista terapéutica que va a tener unos rasgos definitorios específicos y diferenciales.
La entrevista terapéutica es una técnica empleada en psicoterapia, cuyo objetivo consiste
en observar y analizar la conducta de un cliente, para después integrar la información
obtenida de cara al tratamiento de sus dificultades psicológicas. El propósito principal es
facilitar la resolución de los problemas psicológicos del cliente mediante un tipo especial
de interacción perianal; la que se mantiene entre un experto y una persona que necesita
ayuda (Roji, 1990).
El fin perseguido en este tipo de técnica redunda en beneficio del entrevistado influir
sobre el interlocutor con objeto de ayudarle a resolver sus dificultades de índole
psicológico; sin abusar en ningún momento del propio poder ni obtener más ventajas
personales que las debidos a los honorarios.
La entrevista terapéutica implica una repercusión directa sobre el sujeto entrevistado ya
sea a través de una descripción, selección- o clasificación de un asesoramiento o de un
tratamiento. En ella se pretende producir cambios más o menos duraderos en la conducta
del entrevistado mediante el manejo de la entrevista, además de obtener información útil
para diseñar y llevar a cabo planes de modificación (recopilación de información
relevante para la acción futura) (Pelechano. 1976, Silva. 1981). Se puede entender como
una estrategia de modificación (siguiendo la definición de Cronbach y Gleser. 1965), pues
es un procedimiento que busca la optimización (de resultados) a través de un cambio de
la conducta y/o de las condiciones.
Este instrumento ha sido ampliamente utilizado por su gran flexibilidad, facilidad de
manejo, sus costes relativamente bajos, y la gran cantidad de retroalimentación y de
indicadores, verbales y no verbales, que este tipo particular de relación interpersonal y
confidencial nos proporciona.
No debemos olvidar, sin embargo, que nuestro objetivo de estudio depende de una gran
cantidad de variables de determinaran su forma y desarrollo, así como las decisiones a
tomar respecto a los objetivos, la elección y especificación de métodos y la planificación
y puesta en marcha del tratamiento. Entre estas variables podemos mencionar la situación
o contexto en la que la entrevista es llevada a cabo su propósito, el marco teórico que guía
la actuación del profesional, sus preferencias personales y su entrenamiento; la población
y condiciones institucionales en las que tiene lugar. Así, por ejemplo, cuando nos
encontremos ante una situación terapéutica con personas de un nivel socio cultural bajo,
es importante que adaptemos, ante otras cosas, nuestro lenguaje y estilo para tratar de
facilitar el éxito en la consecución de nuestro objetivo.
Dependiendo de todos estos factores podremos distinguir diferentes tipos de entrevista
terapéutica (Bernstein y Nietzel, 1982)
A) Las entrevistas iniciales, cuyo el objetivo principal va hacer el tipo, situación y
contexto que contribuye las dificultades de nuestro cliente. También tendremos
que determinar si nosotros estamos capacitados o somos los profesionales más
adecuados para abordar esta problemática.
B) La entrevista de identificación, de los problemas, en ella, el individuo ya ha sido
aceptado por nosotros cliente. Nuestra tarea va a consistir en una identificación,
descripción y explicación detallada y comprensiva de los problemas del sujeto.
C) La entrevista de orientación, a partir de ellas lo que se pretende conseguir es
aquel individuo entrevistado tenga una visión clara, desmitificada y esperanzadora
de las estrategias de evaluación y de tratamiento clínico. Se explica en que se van
a consistir y cuál es su finalidad, y con ello se trata de fomentar la creación de
expectativas adecuadas, la disminución de su ansiedad ante la situación de
entrevista y tratamiento, la motivación de los clientes y la consecución de un clima
de interacción cálido y óptimo.
D) Las entrevistas de terminación, aquí lo que se pretende es “atar los cabos” que
hayan podido quedar sueltos. Resumiremos e incidiremos en la explicación de que
ha consistido nuestra labor a lo largo de la entrevista y el tratamiento si lo ha
habido, de los posibles resultados, de los puntos que todavía no han sido
solucionados, de los avances obtenidos respecto a los problemas del sujeto, de los
planes y estrategias de futuro.
E) Las entrevistas de situación, de crisis, se dan cuando nos encontramos ante
situaciones de emergencia en las que con una máxima rapidez posible hemos de
intentar abordar las dificultades del sujeto. En escaso espacio de tiempo hemos de
establecer una buena relación con el cliente, darle apoyo, determinar cuál es la
naturaleza y contexto concreto de su problema y emprender una estrategia de
intervención y ayuda para el mismo. Para ello, el terapeuta intensificará su
serenidad interés y aceptación de cara al cliente y se centrará de una forma más
directa en los problemas inmediatos del cliente (Militar. 1996, Resnick y Cols,
1996).
Las principales tareas que tendríamos que llevar a cabo desde y a partir de la entrevista
terapéutica son (Laynon y Laynon ,1976, Haynes, 1978).
1. Definir el problema/as en términos concretos y si es posible observables.
2. Observación y descripción de los acontecimientos que están manteniendo el
problema actual (antecedentes, concomitantes y consecuentes).
3. Formulación conductual, en la cual se determinará que acontecimientos están
manteniendo los problemas en el estado presente y a través de que procesos
conductuales.
4. Revisión de los recursos y estrategias disponibles de tratamiento, incluyendo tanto
los del medio como los del cliente.
5. Diseño de una estrategia del tratamiento óptima, dada la naturaleza del problema y
los recursos y limitaciones operativas.
6. Planteamiento de la estrategia de intervención más adecuada para este problema e
individuo, y a partir de ahí llevar a cabo el tratamiento, contrastando
posteriormente su efectividad, tanto a su finalización, como en los posteriores
periodos de seguimiento.
Dentro de la entrevista terapéutica, deberíamos plantearnos y ser capaces de responder,
entre otros, a las siguientes preguntas:
1. ¿Quién es el individuo entrevistado? ¿Cuáles son sus características más
sobresalientes?
2. ¿Cuál es la naturaleza del problema? ¿Cuáles son las discrepancias entre los
niveles actuales y los esperados del funcionamiento?
3. ¿En qué situaciones y bajo qué circunstancias se manifiestan las conductas
problemáticas y no problemáticas?
4. ¿Cómo intenta sobreponerse la persona? ¿Qué estrategias usa? ¿De qué recursos
dispone? ¿Cuáles de estos y cuando, son efectivos o inefectivos?
5. ¿Por qué tienen dificultades? ¿Cómo pueden explicarse las manifestaciones de
estos problemas? ¿Por qué están ocurriendo ahora?
6. ¿Se ha conseguido establecer un buen clima de interrelación terapéutica?
7. ¿De qué procedimientos disponemos para abordar este caso particular?
8. ¿Tenemos la suficiente preparación para tratar a este sujeto?
9. ¿Se han realizado un diseño y una planificación optimas del programa de
intervención?
10. ¿El terapeuta está aplicando en forma correcta el tratamiento?
11. ¿Ha tenido los resultados operados la estrategia de intervención? ¿Por qué? ¿Ha
sido efectiva? ¿Por qué?
Principales objetivos de la entrevista terapéutica.
En este aparatado vamos a intentar explicitar los principales puntos que debe desarrollarse
en las entrevistas terapéuticas. Estos son: la conceptualización de los problemas, la
formulación de hipótesis, la selección y definición de metas terapéuticas, la planificación
del tratamiento y, por último, la evaluación de los procesos y resultados terapéuticos y el
seguimiento. A continuación, describiremos las principales cuestiones a tener en cuenta
cada uno de ellos.
La conceptualización de los problemas.
Con este objetivo lo que se pretende es lograr una configuración por parte del terapeuta
de las dificultades del cliente. Mediante una entrevista concisa y global trataremos de
definir en forma adecuada, concreta y operativa los problemas del individuo entrevistado.
(allnutt y links, 1996)
Los sujetos llegan a las entrevistas y por regla general, suelen ofrecer muchas
descripciones muy vagas, imprecisas y pobres de los problemas que se presentan. Una de
las principales labores del entrevistador será conseguir una adecuada especificación de la
naturaleza y contexto de la problemática del cliente.
La conceptualización consiste en saber qué información obtener y como conseguirla
(utilizando para ello instrumentos que permitan recoger y procesar la información
relevante), integrarla de una forma significativa y utilizarla para generar hipótesis sobre
los problemas del cliente.
A partir de todo esto se pretende logara una planificación adecuada del programa de
intervención. Una vez que hayamos realizado esta tarea deberíamos ser capaces de:
1. Identificar la naturaleza, severidad y generalidad del problema del cliente.
Averiguar su carácter observable o encubierto, y definir el problema en forma
operativa.
2. Identificas los antecedentes, concomitantes, consecuentes, efectivos secundarios
y condiciones que tanto intensifican como alivian o reducen la conducta
problemática del sujeto. Observar y analizar la forma en que estos elementos
influyen sobre la conducta que representa las dificultades del cliente.
3. Sugerir posibles áreas de cambio, hipótesis a cerca de las dificultades del cliente
y posibles estrategias de tratamiento.
Como se ha explicado anteriormente el marco teórico que se halle en la base de la
formación del terapeuta va a influir en el modo en que la entrevista tenga lugar; por tanto,
del mismo modo dejara su sello en la forma en que se conceptualicen los problemas.
Nosotros nos situamos dentro de un enfoque cognitivo-conductual, por lo que entendemos
existe una clara influencia mutua entre los pensamientos, sentimientos y conducta de los
sujetos. Todos debemos ser tenidos en cuenta a la hora de una adecuada y completa
evaluación de los problemas, así como cuando se realice la conceptualización de los
mismos, pues cada uno de ellos puede ser tanto fuente de dificultades como la
modificación en el individuo, cambiar una parte del problema general ejercerá efecto
sobre el resto de las variables implicadas en el mismo.
A lo largo del modo de la entrevista que proponemos, y de la forma de trabajar en la
terapia que hay su base para tener éxito se requiere:
“La corrección de los pensamientos inadecuados/disfuncionales, de las conductas
desajustadas de los sentimientos dolorosos, de las imágenes intrusitas, de las relaciones
estresantes, de las sensaciones negativas y de los posibles desequilibrios bioquímicas.
Siempre que la identificación del problema (diagnóstico) examine sistemáticamente cada
una de estas modalidades y en base a esto, que las intervenciones terapéuticas remedien
los déficit y patrones desajustados, los resultados del tratamiento serán positivos y
duraderos. Ignorar a alguna de estas modalidades implica practicar en una terapia
incompleta" (Lázarus; 1976)
Siguiendo a Cormier y Cormier (1994), se pueden plantear las siguientes categorías a
tener en cuenta en la evaluación de las dificultades que tienen los sujetos:
 Propósito de la evaluación. Con ello se pretende dar al cliente una visión clara y
explícita sobre en qué van a consistir las tareas que se llevarán a cabo a lo largo
del proceso de entrevista terapéutica, que finalidad tienen y como y hasta qué
punto le pueden ayudar a mejorar su estado actual. A partir de esto, lo que se
pretende es poder corregir algunas falsas concepciones y expectativas que los
clientes pudieran tener acerca del proceso, así como intentar fomentar un mayor
clima de colaboración y comprensión mutua.
 Alcance del problema. En este apartado el objetivo es llegar es aprehender de
una forma global y mediante un trabajo de colaboración cliente-terapeuta, toda la
magnitud de las dificultades que afectan al cliente. Cómo bien comentamos antes,
al inicio de nuestra andadura en la labor de la entrevista terapéutica, los sujetos
suelen presentarnos una visión pobre, limitada y ambigua del conjunto que
constituye su problemática. Es nuestra labor como buenos entrevistadores
establecer una buena relación con el entrevistado que permita que, mediante el
trabajo mutuo, se llegue la representación de la imagen total de las dificultades
del cliente.
 Jerarquización de problemas. Una vez que se ha obtenido una visión global de
los problemas que sufre el cliente, es importante realizar una jerarquía de los
mismos, para así poder afrontarlos de una forma ordenada y adecuada, de un modo
óptimo a las necesidades más inmediatas y relevantes para el sujeto. Algunas
sugerencias que pueden ayudar en esta tarea son: Empezar por el problema que
llevó al cliente a acudir a nuestra entrevista: por aquél cuya solución urge más al
sujeto; por el problema en el que el sujeto tiene más posibilidades de éxito a la
hora de resolverlo, con ello se intenta facilitar a partir de los recursos y estrategias
de qué el sujeto ya dispone una mayor sensación de control, eficacia y confianza
en el individuo; o por el problema nuclear del cual se deriva la existencia de otras
muchas áreas conflictivas, como ya que con la resolución del mismo se reducirán
en gran medida las dificultades del cliente,
 Identificación de las conductas problemáticas. Es fundamental que consigamos
establecer correctamente qué, cuándo y cómo suceden cada una de las conductas
problema del sujeto. Para ello deberemos hacer un análisis pormenorizado de las
variables que las constituyen.
 Tendremos que tener en cuenta las siguientes variables definitorias del problema:
a) Los sentimientos o afectos que vivencia el cliente
b) Las sensaciones corporales o fenómenos somáticos que experimenta.
c) Los pensamientos, creencias y en definitiva las cogniciones que hay en la
base de sus dificultades.
d) Las conductas manifiestan o respuestas motoras (las acciones) que el sujeto
lleva o no a cabo.
e) El aspecto relacional del problema (¿Con qué o ante qué sujetos se da?), ¿Hay
alguien que sirva de modelo?).
f) El contexto que envuelve al problema (¿En qué lugares, situaciones, sucesos,
concurrentes, condiciones y momentos tiene lugar?). Aquí es importante
también tener en cuenta el entorno cultural y étnico, el estilo de vida, los
valores y las normas que envuelven al sujeto que presenta las conductas
problemáticas.

 Tener en cuenta la frecuencia, duración y gravedad o intensidad del


problema. Esta información no es especialmente útil para poder valorar hasta qué
punto la funcionalidad del sujeto se está viendo afectada por la presencia de su
problema
 Identificar los antecedentes. En este aparatados encuentra todas aquellas
condiciones que proceden al problema y que lo influyen o lo determinan. Este
efecto puede darse tanto de modo que exacerbe la posibilidad de aparición de la
conducta problemática como que disminuya su probabilidad de ocurrencia. Al
igual que en el apartado anterior, pueden darse inmediatamente después de la
aparición de la conducta problema, o de una forma más dilatada en el tiempo, pero
manteniendo aún u efecto sobre ella. También cabe señalar que pueden
manifestarse tanto en forma encubierta como manifiesta u observable
 Identificar los consecuentes. Son condiciones que tienen un efecto directo sobre
el problema. Este puede darse tanto a nivel de qué exacerbe la posibilidad de
aparición de la conducta problemática, como que disminuya su probabilidad de
ocurrencia. Al igual que en el apartado anterior, pueden darse inmediatamente
después de la aparición de la conducta problema o de una forma más dilatada en
el tiempo, pero manteniendo aún su efecto sobre ella. También cabe señalar que
pueden manifestarse tanto en forma encubierta como manifiesta u observable.
Tanto los antecedentes como las consecuencias pueden enmarcarse dentro de alguna de
las siguientes categorías: afectiva, somática, conductual, cognitiva, contextual o
relacional.
 Identificar los logros secundarios. Este aspecto hace referencia a las posibles
recompensas o efectos secundarios que el sujeto está obteniendo con el
mantenimiento de la conducta problema, y hasta que no sean identificados no nos
permitirán una adecuada solución y finalización de las dificultades del sujeto.
 Identificar las estrategias de solución, las destrezas, capacidades, recursos y
medios con los que ya en cuenta el sujeto. Con ello lograremos conocer más
acerca del sujeto con el que estamos trabajando, ya que tendremos una mejor
visión de con qué habilidades cuenta ya para ayudarse a sí mismo, y ante las que
ya tiene un mayor sentimiento de dominio y control, pues forman parte de su
repertorio. Si consideramos en todo su valor está información la aplicamos y la
tenemos en cuenta debidamente; ello redundará en un mayor y más rápido éxito
en los propósitos de la terapia.
 Considerar la preparación que el cliente tiene de su problema. Esto nos
ayudará a mejorar la comprensión de la naturaleza, contexto y alcance del
problema para el cliente y su medio socio-cultural, así como nos facilitará el
establecimiento de una mejor relación terapéutica.
Formulación de hipótesis.
Partiendo de toda la información recabada a partir del punto anterior sobre el qué, cuándo
y cómo de las conductas problema del individuo, nuestro siguiente objetivo será
establecer hipótesis para estas dificultades e individuos determinados. En este sentido, es
importante la realización de dos tipos de tareas (Fernández Ballesteros y Carbones, 1981):

1. Elaboración de hipótesis contrastables respecto a las conductas problema.


2. Deducción de predicción verificables a partir de las hipótesis
PERFIL DEL TERAPEUTA

Para que una persona se desempeñe con alto nivel de eficiencia en el proceso terapéutico
y lleve a cabo entrevistas profesionales es necesario que tenga:
 Conocimientos de Psicología, especialidades en el campo del psicoanálisis,
terapia de grupo, terapia narrativa, etc.
 Seguridad en el manejo de teorías psicológicas, ya que es necesario que al menos
maneje dos o tres teorías a la perfección.
 Marcos teóricos y de referencia amplios que le permitan identificar con mucha
precisión cuando se trata de un paciente con psicosis, neurosis o patologías graves.
 Reconocer si tiene la capacidad para resolver la situación.
 Conocer los procesos de desarrollo de la personalidad, saber qué sucede en la
adolescencia, juventud, edad adulta, en las situaciones de género, etc.
 Tiene que haber evolución en su vida; es decir, que a lo largo de su desarrollo
personal y profesional haya tenido éxitos, logros, retos, ya que, si un terapeuta es
desordenado, alcohólico, adicto al juego o a las drogas, no está siendo coherente
con la disciplina que está ejerciendo.
 Lo ideal es que esté psicoanalizado o haya recibido terapia y dado de alta en ésta.
 Que acuda a supervisión en forma constante.
 Que tenga vocación de servicio.
 Capacidad de análisis, síntesis y abstracción. Capacidad para planear y anticipar.
 Habilidad para comunicar y un lenguaje amplio. Capacidad para identificar la
naturaleza y severidad del problema del paciente.
 Seguridad con la estrategia terapéutica que está llevando a cabo. Saber guardar la
objetividad emocional, sin involucrarse. Transferencia y contratransferencia.
 Tener ética profesional y velar en todo momento por el bienestar del paciente,
guardar la confidencialidad, respetar su intimidad, ser honesto. No existen
enfermedades, sino pacientes; debido a esto es necesario darle a cada uno una
atención especial.
 La experiencia clínica, tanto en niños, adolescentes y adultos, es de vital
importancia.
 Conocer las nuevas alternativas de terapias.

EL COSTO Y TIEMPO DE LA ENTREVISTA


El tiempo y honorarios por el pago de la entrevista deben exponerse abiertamente al
consultante antes de su realización para que ambas partes acepten o consideren, en su
defecto, los ajustes necesarios. En algunos casos el entrevistador no tiene idea de cuál es
el costo de una entrevista inicial, esto lo puede llevar a una descalificación profesional e
incluso a sentir que su trabajo no es importante; lo anterior se observa en la supervisión
clínica. En otras ocasiones el entrevistado abandona el proceso sin llegar a una meta,
reduciéndose a una experiencia catártica, en donde el psicólogo puede sentir que el
consultante sólo llegó a descargar sus ansiedades como único objetivo. Es fundamental
que el psicólogo conozca que una entrevista cuesta, que tiene un principio y un fin
determinados; en la medida que este parámetro quede claro para el entrevistador lo
trasmitirá a su entrevistado. Esta reflexión permite situar el trabajo de la entrevista
psicológica en el campo de la profesionalización.
La delimitación puntual de un costo monetario debe ser incluida en el esquema básico
que opera en el consultante, a fin de valorar el trabajo psicológico y el ejercicio
profesional; el entrevistado debe entender que el proceso de entrevista es un compromiso
formal, que debe asistir a las sesiones para tener continuidad y lograr efectividad; incluso
si falta a una sesión este espacio de tiempo tiene un costo y se cobra. A su vez el
entrevistador debe avisar con anticipación sobre su inasistencia a fin de efectuar el ajuste
en fecha y hora durante la sesión anterior.4 El costo por una entrevista en psicología
clínica no suele tratarse en grupos de formación, reflexión, o trabajo. Es conveniente que
el costo de la entrevista sea analizado por los psicólogos en las instituciones educativas o
centros de formación. Algunas personas o instituciones toman como único criterio el
interés del entrevistado y el costo pasa a segundo plano de acuerdo con lo que puede pagar
(en ocasiones se usa una investigación socioeconómica).
El cobro del trabajo psicológico debe poder solventar las condiciones mínimas para
sostener el espacio en el que se labora; incluye los servicios: luz, gas, agua, teléfono,
Internet, más los gastos de su vida personal, los cuales pueden complementarse con otras
actividades como lo proponen algunos autores. La entrevista tiene una duración que varía
de entre 20 y 50 minutos, dependiendo de la institución o de la inclinación teórica del
entrevistador. El tiempo para las entrevistas posteriores o de tratamiento mantienen una
duración de 45 minutos, pero la entrevista inicial podrá llegar hasta hora y media,
dependiendo del caso y el objetivo. Algunas personas han manifestado quejas en cuanto
al tiempo de duración de la entrevista psicológica, pues los atienden 10 o 15 minutos y lo
consideran muy poco tiempo y poco ético.

Potrebbero piacerti anche