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NITZAVIM 51

Devarim (Deuteronomio) 29:9-30:20


Isa 61:10-63:9
Mar'ot Elohim (Revelaciones) 17:1-18:24

Unidad, trabaja siempre por la unidad, edifica siempre


shalom, aléjate de todo lo que afecta la unidad y la
paz entre los hermanos.

La base textual se encuentra en Devarim 29:10-31:30 , la


explicación dada por los profetas, en Yeshayahu 61:10 –
63:9 y la ofrecida por el Código Real (HaTsofen
HaMaljutí), Mar’ot Elohim 17:1 – 18:24

“Nitzavim” significa en hebreo algo como “estar de pie, formando una


comunidad”, es el término que usó Moshé para indicar a todos los hijos de
Israel que se habían juntado y estaban de pie delante de él escuchando la
renovación del pacto en la planicie de Moab, al este del río Jordán. Es como
decir, “estar presentes”.

Nuestro anuario hebreo es luni-solar contiene hasta 55


semanas, el número exacto varía entre 50 en los años
comunes y 54 ó 55 en los años bisiestos.

En algunos años bisiestos (por ejemplo, 2012, 2015,


2016, 2018 y 2019), la parashá Nitzavim se lee por
separado. En años normales (por ejemplo, 2011, 2013,
2014 y 2017), parashá Nitzavim se combina con la
siguiente parashá, Vayélej, para ayudar a alcanzar el
número de lecturas semanales necesarias del ciclo anual
de lectura de la Toráh.
El día en que debía morir, Moshé reunió a todos los hombres, mujeres y
niños de Israel para comprometerlos en un pacto con Di-s, según el cual
no sólo los Bené Israel presentes eran confirmados como el Pueblo Elegido,
sino también todas sus generaciones futuras.
Se formuló una advertencia a todo aquel que contemplara
rechazar a HaShem en la creencia de que las maldiciones
antes mencionadas no se derramarían sobre él.
Esta actitud provocaría la cólera del Señor y la persona en
cuestión sería borrada de la faz de la Tierra. Si era el
pueblo el que pecaba, toda su tierra sería destruida.
Cuando las generaciones siguientes preguntaran sobre las causas de esa
destrucción, se les respondería que había sobrevenido a raíz del abandono del
Dio y Sus mandamientos.
Después que los judíos hubieran experimentado la
bendición y la maldición del Dio, y retornado a Su
congregación, El Todopoderoso reuniría de la dispersión y
los regresaría a la Tierra Prometida.
En consecuencia, el pueblo debía comprender que la
elección entre la vida y la muerte -entre el bien y el mal-
era suya, y sólo suya.
El cielo y la tierra son testigos eternos de este ofrecimiento. Si los bené Israel
eligen la vida, obtendrán la vida. Si, lo alenu, eligen la muerte, obtendrán la
muerte.
Afirma Moshé:
“Vosotros estáis presentes hoy, todos vosotros, ante Hashém vuestro
Elohím”, está diciendo Moshéh al inicio de parashát Nitsavím (Devarím -
Deuteronomio- 29:9).
La palabra “nitsavím” (nun-tsadik-bet-iod-mem), que
hemos traducido por “presentes”, significa también
“comisionados”; ésto es: “vosotros estáis adquiriendo
responsabilidad por una misión. Todos vosotros que
estáis hoy aquí”.
El texto significa que hay un compromiso de
responsabilidad recíproca de cada integrante de Israel por
cada uno de los demás. A partir de ahora y para siempre,
un iehudí que se ha extraviado del camino de la Toráh, es
responsabilidad de todos y de cada uno hacer volver al
transgresor del error de su camino.
El que así haga, “habrá librado de muerte un alma y
sanado multitud de pecados” (Ya’akov HaTzadik).
En otras palabras, ser judío es ser parte de una familia y por tanto, cada uno
es responsable de su compañero para protegernos todos de violar los
mandamientos del Eterno.
El alcance de esta responsabilidad, que rige hoy de modo
mucho más urgente acaso que entonces, es vasto y
profundo.La Toráh advierte: “todos vosotros”; nadie queda
fuera.
Y el mismo verso continúa especificando: “vuestros jefes, vuestras tribus,
vuestros ancianos y policías, todo hombre de Israel”, y luego, “vuestros
niños, vuestras mujeres, y el guér -prosélito- (…)”.
De esta enumeración detallada deduce el emisario Kefa
que cada uno según lo que ha recibido, tiene que pasarlo
a los demás y cuidar a los demás.Todo el que tiene
capacidad de reclamar -de atraer de retorno hacia la
Verdad- al mundo entero, es juzgado por la conducta de
todo el mundo. Y todo el que tiene capacidad de reclamar
a los pobladores de su ciudad, es juzgado en lo Alto por
las acciones de toda su ciudad;.
Y todo quien tiene capacidad de reclamar a los integrantes de su hogar, es
juzgado por las acciones de ellos. Este renovado Pacto entre Hashém e Israel
tiene por objeto “erigirte hoy como pueblo para El, y El será para tí Elohím” .
¿Pero no fue ya tal cosa establecida en Sinaí? ¿Por qué ahora, 40 años más
tarde? ¿Es que Sinaí ya no cuenta?
Elohim es un titulo que significa “rectitud”, “dureza”,
“supervisión legal”, “estricto” manejo de las cosas,
“principios que no cambian”. Este es un peso enorme que
lleva la persona judía sobre sus hombros…. Somos
responsables de nuestros hermanos, somos responsables
de las acciones de los otros.
Y esto es el significado preciso de “erigirnos un pueblo para El”, porque de
no mediar esta responsabilidad, sucederá que Israel retrocederá y descenderá
espiritualmente: cada uno por su parte realizará transgresiones mínimas al
inicio y más sustantivas luego, y comenzarán a extraviarse almas de Israel
lejos de la Toráh, hasta que el pueblo entero se hallará en la oscuridad (lo
alenu).
Cada vez que hay un cambio de status es necesario
establecer la renovación del pacto. El pacto surge primero
con Avraham como padre de la nación y más tarde se
confirma en Sinaí con los descendientes.
Lógicamente era necesario Sinaí porque las condiciones del pueblo habían
cambiado, de una familia a una multitud. Ahora dejarían el desierto, tierra de
nadie, dejarían de ser nómadas y entrarían en la tierra prometida, de forma
sedentaria.
Ese cambio de status requería una renovación del pacto.
Lo mismo nos dirá luego, el profeta Jeremías (31). Una
renovación del pacto se requiere para Judá y para Israel,
por cuanto estarían en un nuevo estado: la presencia del
Mesías en Eretz Yisrael.
Tras unas pocas generaciones de haberse esfumado casi por completo esa
responsabilidad espiritual suprema, de cada iehudí por el otro, la situación
espiritual de gan parte de Israel es de ignorancia y desapego respecto de la
Toráh y de la misión de Israel en el mundo; tal como nos fuera advertido.
Urge recuperar esa responsabilidad solidaria: enseñar,
difundir, cultivar, educar, aclarar, incidir para bien en todos
quienes nos rodean.
Somos responsables los unos de los otros. Tenemos que cuidarnos los unos
con los otros, protegernos unos a otros, socorrernos unos a otros, incluso,
reprendernos unos a otros para que andemos en línea con la Toráh.
Esta responsabilidad solidaria, constitutiva de la cualidad
espiritual de Israel, no está limitada a la generación
nacida en el desierto. Es herencia de todos.
Así nos aclara Moshéh (29:13-14): “Y no sólo con ustedes yo realizo este
Pacto (…); sino con quien se encuentra aquí con nosotros de pie hoy ante
Hashém nuestro Elohim, y con quien no se encuentra aquí con nosotros hoy”.
Estas palabras no sólo indican la vigencia del Pacto para
todas las generaciones futuras, sino también la
responsabilidad de cada generación por lo que sucede en
ella.
No somos responsables de lo que sucedió en la
generación de Moisés, pero somos responsbles de lo que
sucede en nuestra generación.
Del conjunto de esta Ley, vital para la existencia del pueblo de Israel,
deducimos inmediatamente un principio que se aplica a cada uno de nosotros:
independientemente de cuánto hayamos logrado o nos haya sido dado
avanzar y crecer en el conocimiento y la práctica de la Toráh, somos
responsables de que nuestros hijos, nuestros discípulos, nuestros nietos, nos
alcancen y nos superen; y que así sea labrará también, dinámicamente,
nuestro propio camino personal de redención.
De esta manera prepararemos nuestra generación para la
revelación de la edad mesiánica con el pronto retorno de
nuestro justo Mesías.
Shabat Shalom.

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